Conocé las diferencias entre hacer yoga y meditar
Practicar yoga y meditar suelen ir juntas, pero no necesariamente están asociadas. Te contamos qué
significa cada una y cómo aprovechar sus beneficios
por FEDERICO ARGENTO
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A veces no aparecen muy claras las diferencias entre la meditación y el yoga. A menudo
escuchamos a la gente decir “estoy meditando” o “estoy haciendo yoga.” Y aunque
creamos que es algo parecido, en realidad debemos entender que estamos hablando de
prácticas totalmente diferentes.
Yoga y meditación
En primer lugar, debemos entender que significan estas dos palabras y de dónde vienen.
Empecemos con la palabra Yoga. El yoga es una palabra sánscrita antigua, que básicamente
significa “unión”. Esta unión se refiere a la conexión entre el alma (el individuo) y del
Espíritu (Dios o el universo). El yoga no sólo es la palabra para describir este estado de
unión, sino que también es el medio para alcanzar este estado de unión.
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Se supone que fue Patanjali, un antiguo sabio, quien formuló lo que se conoce como los
ocho principios del yoga. Sin entrar en demasiados detalles podemos resumirlos así:
1. Yama, los principios éticos y reglas para vivir en sociedad
2. Niyama, las disciplinas individuales y actitudes hacia uno mismo
3. asanas (posiciones)
4. Pranayama (control de la respiración o fuerza de vida)
5. Pratyahara (Sentido de abstinencia)
6 . Dharana (concentración)
7. Dhyana (meditación)
8. Samadhi (éxtasis espiritual).
Estos son los pasos básicos del yoga (unión) para alcanzar el estado de yoga (unión). En el
verdadero sentido de la palabra un yogui es aquel que ha alcanzado de forma permanente
este elevado estado de unión espiritual aunque también puede ser cierto que un yogui no es
más que quien practica yoga.
El yoga es un arte, una ciencia y una filosofía. Afecta a todos los niveles de la vida
humana, tanto físico, como mental y espiritual. La Meditación, en cambio, se basa en
aparentemente, no hacer nada. Todo lo que hay que hacer es observar un objeto de
atención, como la respiración, por ejemplo y mantenemos observándolo sin distracciones.
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La meditación viene de la palabra “Dhyana” (el séptimo paso del yoga) y es esencialmente
un estado de conciencia. Esto es, en principio, un estado espiritual en el cual el yogui ha
llegado con éxito a poner su atención adentro de si mismo, cerrando los sentidos y
desprendiéndose de las distracciones externas. Ha conseguido trascender el estado inquieto
de la mente.
Lo importante que debemos destacar es que la meditación no es un acto. Técnicamente es
un nombre poco apropiado para decir que alguien alzcanza la Unidad. Aunque suene
complicado, es preciso entender que no se puede verdaderamente meditar “meditando”;
sólo se pueden hacer ciertas cosas y practicar para alcanzar el estado de meditación o
dhyana.
Los ingredientes claves para lograr el estado de meditación (dhyana) y, en última instancia,
el yoga (unión) son un cuerpo relajado, la mente en calma, la respiración y el control del
prana o fuerza vital adecuada. Las prácticas de yoga están realmente “diseñadas” para
ayudarnos a aprender a controlar esta fuerza vital.
A través de la práctica constante, la disciplina, la devoción, el desapego y diversos ideales
espirituales se dice que uno puede aprender en última instancia a llegar a esos estados.
Cuando uno es capaz de fijar permanentemente este estado de conciencia que se conoce
como Kaivalyam entonces se ha alcanzado la libertad.
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