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bien, gané nuestro afecto, y nos dejaba beber a cuenta.
Yo solia ir alli con otros ayudantes de direccidn.
Por alguna raz6n fui solo una noche. Normalmente
nos {bamos arriba a una habitacion sucia, pero muy cé-
moda, del segundo piso, pero como estaba solo me senté
en la barra del piso de abajo. Fue en esta ocasion cuando
conoci a Hiruta, Se encontraba ya bastante bebido, e in-
sistié en hablar conmigo. El barman, el padre de O-
Shigechan, intent que el hombre me dejara de molestar,
pero le hice sefiales con la cabeza para indicarle que no
me suponia ningiin estorbo, Continué bebiendo mien-
tras escuchaba el chorro de charloteo.
Detrds del aspecto de este hombre (aparentaba unos
cincuenta), y en su manera de hablar habfa algo muy
amargo, algo que le iba tirando del coraz6n mientras ha-
blaba. No divagaba sin sentido como cualquier borra-
cho. Me pregunté cuantas veces habrfa repetido la mi
ma historia antes de contarmela a mi. Hablaba como si
hubiera memorizado su discurso, y lo recitaba con flui-
dez y de una manera desenfadada, Pero era en ese aire de
desenfado donde se vislumbraba el triste contenido de
su conversacion.
El tema de su estribillo era su hija, Tenia tuberculo-
sis y debfa guardar cama, y repetia una y otra vez lo ma-
ravillosa que era. Era como "un angel", como “una estre-
Ila brillante, descripciones que en circunstancias nor-
males sonarfan cursis. Pero este hombre me emociond
profundamente, y le escryché con el coraz6n abierto.
Siguid diciendo que comparado a su hija él era un
ser humano totalmente despreciable. Comenzé con una
lista de ocasiones en las que se habfa mostrado inferior a
su hija, pero justo en ese momento el padre de O-
Shigechan se hart6, Le puso delante una fuente de cristal
con algo dentro y le dijo: «Bueno, ya esta bien, Ser me-
jor que te vayas a casa; tu hija te esta esperando». El
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hombre de repente se qued6 en silencid y mird a la fuen-
te. No se movi6, Dentro habia la tipica comida que se le
daa alguien que tiene una fiebre muy alta. De repente se
levantd, cogié la fuente, se Ia puso con cuidado debajo
del brazo, y salié por la puerta. A
El padre de O-Shigechan me pidié disculpas; yo se-
fa mirando la puerta por donde habia desaparecido el
hombre, «Es un problenia. Viene togos los dias a émbo-
rracharse y siempre cuenta lo mismo». Sent{ curiosidad
por saber lo que ese hombre le decfa a su hija cuando
volvia a casa por las noches. Al pensar en lo que podria
albergar su corazén, sent{ dolor en el mfo propio. Esa
noche bebi y bebi, pero fui incapaz de sentir ningiin ali-
vio, Estaba seguro de que nunca podria olvidar a ese
hombre, ni la historia que me habia contado. Pero lo ol-
vidé por completo, Mientras escribia el guién de Skyan-
daru surgid inconscientemente su recuerdo de mi cere-
bro, ¢ hizo que mi boligrafo bailase con una fuerza pecu-
liar, El personaje de Hiruta lo escribié ese hombre que
yo conoct en el bar Komagata-ya. No lo escribf yo.
RASHOMON
Veta la puerta cada vez con mis claridad en mi men-
te. Estaba buscando escenarios en la antigua capital de
Kyoto para Rashomon, una pelicula ambientada en el si-
glo once. La direccién Daiei no se sentia muy contenta
con el proyecto, Decian que el contenido era dificil, y
que el titulo no tenia ninguna garra. Se mostraron rea-
cios a dejar que comenzasemos el rodaje. Mientras espe-
raba una respuesta me iba a pasear por Kyoto y la toda-
via més antigua capital de Nara, situada a unos kiléme-
tros de distancia, para estudiar la arquitectura clisica.
275Mientras mis cosas vela mas se me abria la puerta de
Rashomon en mi mente. Al principio pensé que mi
Puerta debia ser del tamafio de la puerta de entrada del
templo Toji de Kyoto. Luego se hizo tan grande como
la puerta de Tengaimon en Nara, y finalmente tan in.
mensa como las puertas de dos pisos de los templos Nin.
naji y Todaiji en Nara. Este alargamiento de la imagen
no me ocurrid tan slo porque tenfa la oportunidad de
ver puertas reales que databan de ese periodo, sino por
lo que estaba aprendiendo a través de documentos y ves-
tigios sobre la propia puerta Rashomon, destruida hacfa
mucho tiempo.
Rashomon realmente es la puerta Rajomon; se le
cambié el nombre en una obra de teatro Noh que escri-
bid Kanze Nobumitsu. "Rajo" eran los recintos exterio-
res del palacio, y por lo tanto "Rajomon" querfa decir la
puerta principal de entrada a los terrenos del palacio. La
puerta de mi pelicula era la entrada principal a los recin-
tos de la antigua capital (Kyoto por aquella época se Ila.
maba "Heian-Kyo"). Si uno entraba a la ciudad por la
puerta Rajomon y continuaba hacia el norte por la calle
Principal de la metrépolis, se legaba a la puerta Shijaku-
mon al final, y a los templos Tojiy Saijial este y el oeste
respectivamente, Considerando este plano de la ciudad,
hubiera sido extrafio que la puerta principal de entrada
no hubiese sido la mis grande. Hay pruebas tangibles de
que asi fue: las tejas azulles del tejado que sobreviven de
1a puerta original demuestran que era grande. Pero aun.
que investigamos mucho, no pudimos descubrir las di-
mensiones reales de la desaparecida estructura.
Como resultado, tuvimos que construir Rajomon
basindonos en lo que habfamos aprendido al estudiar
puertas de templos existentes, aunque sabfamos que el
Original probablemente fuese diferente. Lo que construi-
‘mos era gigantesco. Era tan inmenso que el techo com.
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pleto hubiera combado los pilares en los que se sostenia.
Usamos la estratagema artistica de que estaba en ruinas
como excusa para construir sélo la mitad del techo, y lo.
gramos salir adelante con nuestras medidas. Para ser his-
téricamente precisos se tenfa que ver el palacio imperial
y la puerta Shujakumon mirando hacia el norte desde la
puerta, Pero para Daiei estas dimensiones estaban fuera
de lugar, y aunque hubiéramos encontrado el espacio
que necesitibamos, no contabamos con el presupuesto,
Tuvimos que usar una maqueta de una montaiia al fon.
do de la entrada, Incluso asi, lo que construimos era in-
mensamente grande para un decorado de exteriores,
Cuando llevé el proyecto a Daiei les dije que los
tinicos escenarios que necesitaba eran la puerta y las pa-
redes del patio de los tribunales donde todos los supervi
vientes, participantes y testigos de la violacién y el ase
nato de la historia se reunian, Todo lo demas, les prome-
ti, serfa rodado en exteriores. Daiei estimé el presupues-
to, lo encontré razonable, y accedié feliz al proyecto,
Mis tarde Kawaguchi Matsutaro, que por aquel en-
tonces era un ejecutivo de Daiei, se quejd de que les ha-
biamos tomado el pelo. Para aclararnos, slo se ten
que construir el decorado de la puerta, pero por el mis-
mo precio de ese platé descomunal se podrian haber
construido un centenar de decorados normales. Pero a
decir verdad, yo no tenia intencién de construir un de-
corado tan grande al principio. Como se me hizo espe-
rar tanto profundicé en mis investigaciones, y la imagen
de la puerta aumenté a esas asombrosas proporciones.
Cuando terminé de hacer Skyandarn para los estu-
dios Shochiku, Daiei me pidié que dirigiese una pelicula
mis para ellos. Mientras pensaba en qué rodar de repen-
te me acordé de un guion basado en la historia corta
"Yabu no naka” ("En una arboleda"), de Akutagawa
Ryunosuke. Lo habfa escrito Hashimoto Shinobu,
277quien habia estudiado bajo los auspicios del director Ita-
mi Mansaku. El trabajo estaba muy bien escrito, pero
no era lo suficientemente largo para hacer una pelicula,
Hashimoto vino a verme a casa, y estuvimos hablando
cuatro horas. Parecia tener sustancia, y me gust. Mas
tarde escribid los guiones de Vivir (1952) y Los siete sa-
murai, (1954) conmigo. El guién del que estoy hablando
se llamaba "Hombre-Mujer".
Probablemente mi subconsciente me dijera que no
debia dejar de lado ese guidn; probablemente sin saberlo
yo habia estado todo el rato preguntandome si no po-
dria hacer algo con él. En ese momento su recuerdo sal-
t6 de uno de los pliegues de mi cerebro y me pidid que
le diera una oportunidad. Al mismo tiempo recordé que
"En una arboleda” esté hecho de tres historias cortas, y
me di cuenta de que si le afiadfa una cuarta, el conjunto
serfa la extensién exacta para una pelicula. Luego me
acordé de la historia de Akutagawa de "Rashomon",
Ambas estaban ambientadas en el periodo Heian (794.
1184). Fue entonces cuando la pelicula Rashomon tomo
forma en mi mente.
Desde que Ilegara el cine hablado en la década de los
treinta, yo sentfa que habfamos olvidado y menosprecia-
do lo maravilloso del viejo cine mudo. Yo era conscien-
te de esa pérdida estética, y ello me irritaba constante-
mente, Senti la necesidad de volver a los origenes del ci-
ne mudo para encontrar esta peculiar belleza una vez
mis; tenia que volver al pasado.
Creia en particular que habla que aprender det cine
de vanguardia francés de la década de los veinte. Pero
por esa época en Japon no habia filmoteca. Tuve que
hurgar en peliculas viejas, y tratar de recordar la estruc-
tura de las que habfa visto de nifio, rumiando la estéti-
ca que habia hecho que fueran tan especiales en su mo-
mento.
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Rashomon era mi campo de pruebas, el lugar donde
podia aplicar las ideas y los deseos que iba acrecentando
mientras perseguia la estética del cine mudo. Decidi uti-
lizar la historia de "En una arboleda" de Akutagawa,
porque profundizaba en el corazén humano como un
escalpelo quirdrgico, dejando al desnudo las oscuras
complejidades y los extrafios recovecos. Estos extrafios
impulsos del coraz6n humano podrian expresarse a
través de un elaborado juego de luz y sombra, En la peli-
cula, la gente que se pierde en los bosques del corazén
vagarian en un sequedal ain mayor. Como resultado de
todas estas reflexiones trasladé el rodaje a un gran bos-
que. Escogt los bosques virgenes de las montafias que
rodeaban Nara, y el bosque del templo Komyoji a las
afueras de Kyoto.
Sélo habia ocho personajes, pero la historia era pro-
funda y compleja. Se hizo el guidn de la manera més di-
recta y breve posible, asi que senti que debfa crear una
imagen visual rica y amplia para la pelicula, Por suerte
contaba con un camara con el que hacfa tiempo deseaba
trabajar, Miyagawa Kazuo; Hayasaka compuso la misi-
ca, y Matsuyama era el director artistico. El reparto con-
taba con Mifune Toshiro, Mori Masayuki, Kyo Machi-
ko, Shimura Takashi, Chiaki Minoru, Ueda Kichijiro,
Kato Daisuke y HonmaFumiko. Conocia bien el tem-
peramento de todos ellos, y no podria haber deseado
tuna mejor formacién, Ademés Ia historia debfa desarro-
Ilarse en verano, y contabamos con el vigoroso calor de
mediados de verano de Kyoto y Nara. Con todo este
conjunto, no podiamos pedir nada més. Lo tinico que
restaba era comenzar la pelicula.
Sin embargo, justo un dia antes del rodaje los tres
ayudantes de direccién que Daiei me habia asignado, vi-
nieron a verme al hostal donde me alojaba. Me pregunté
qué problema habria. Resulté ser que habian visto el
279Buon y lo encontraban desconcertante, y querfan que
yo s¢ lo explicase. «Por favor, volved a leerlo con ris
cuidado. Si lo letis diligentemente lo podréis compren-
der, porque fue escrito con esa intention», Pero ne a
marcharon, «Creemos que lo hemos lefdo con atenciSm
¥ aun as{ no lo entendemos en absoluto; por eso quere,
as que ti nos lo expliquess, Como insistian tanto lee
dila siguiente explicacion:
«Los seres humanos somos incapaces de ser sinceros
con nosotros mismos. No somos capaces de hablar de
nosotros sin pavonearnos. Este guién retrata al ser hur
mano, el tipo de ser humano que no puede sobreving
Sin mentitse para creerse que es mejor de lo que real.
mente es. También muestra la pecaminosa necevidad de
‘mentira una vez en la tumba; el personaje que muere no
Puede renunciar a sus mentiras ni siquiera cuando habl,
a los vivos a través de un médium. El egoismo es an pe-
240,at¢ el ser humano arrastra desde su nacimientor
lo mis dificil de liberar de nuestra persona, Esex pelicula
$7 come.un extraio pergamino abierto representado por
el ego. Decis que no entendeis este gurdn en aboeln
to, Pero es porque es imposible poder entender el conn
n humano. Si lo enfocdis bajo la imposibilidad dal
completo conocimiento de la psicologia human, y- vol.
véis aleerlo una vez mis, yo ereo que podréis eaptar la
idea»
Cuando terming, dos de los tres ayudantes de direc.
cién asintieron y dijeron que lo volverfan a leer, Se le
Fantaron para marcharse, pero el tercero, que era el jefe,
Ro estaba convencido. Seguia con expresion de ented,
Gn la cara. (Luego resulté que este primer ayudante de
direecién y yo nunca nos llevamos bien, Ata lanence
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camente sin habla con la total dedicacion de Kyo Ma.
chiko. Una mafiana vino cuando yo ain dormia, y se
senté con el guién en la mano. «Por favor, muéstrame
qué tengo que hacer», me pidié y me quedé sorprendido.
También los otros actores estaban muy bien preparados,
El entusiasmo y la vitalidad se vefa patente en su acta,
ciones, e igualmente manifiesto en sus habitos de comi,
day bebida.
Inventaron un plato llamado Sanzoku-yaki o "Car-
ne asada de bandido c. montafia" que comiamos con fre.
cuencia. Estaba hecho con mechas de ternera en aceite
que luego se dejaba reposar en una salsa de curry con
mantequilla derretida, Sujetaban con tna mano los pali-
los, y con la otra una cebolla. De vez en cuando ponian
un trozo de carne en la cebolla y le pegaban un mordis.
co. Totalmente barbaro.
El rodaje comenz6 en el bosque virgen de Nara. Es-
te bosque estaba infectado de sanguijue.as de montafia,
Saltaban de los arboles y se nos subfan por las piernas
para chuparnos la sangre. Aunque estuviesen hartas de
comida no era facil que nos la arranciramos de la piel, y
la herida abierta parecfa que no iba a dejar nunca de say.
grar. Lo solucionamos paniendo un saco de sal en la en.
trada del hostal. Antes de marchar por la mafiana nos la
echdbamos por el cuello, los brazos y los calcetines. Las
sanguijuelas son como las babosas, detestan la sal,
En aquellos tiempos el bosque virgen de los alrede-
dores de Nara albergaba un masivo namero de crypto.
merias y cipreses japoneses, y exuberantes hiedras trepa.
ban de un arbol a otro como serpientes. Guardaba la at.
mésfera de la salvaje montafia y las cafiadas escondidas,
Todos los dias paseaba por los bosques, en parte part
buscar escenarios, y en parte por placer. Una vez una
sombra negra de repente salt6 delante de mi: era un cier,
vo del parque de Nara que habia regresado a la vida sal
281vaje. Al mirar para arriba vi aun grupo de monos saltan-
do en los grandes drboles,
El hostal donde nos hospedébamos estaba a las fal-
das del monte Wakakusa. Una vez un gran mono que
Parecfa ser el jefe del grupo vino a sentarse en el tejado
del albergue para observarnos atentamente mientras ce.
nibamos. Una noche que la luna llena se vela justo por
detris del monte Wakakusa, por un instante vimos Ik at
lueta de un ciervo enmarcado claramente contra el fon.
do completamente resplandeciente. A menudo nos iba.
mos después de cenar al monte Wakakusa a formar un
circulo para bailar bajo la luz de la luna. Yo atin era jo-
ven, y el reparto era afin mas joven todavia; rebosibs,
mos de energia. Desempefiamos nuestro trabajo con en.
tusiasmo.
Cuando nos trasladamos de las montafias de Nara al
bosque del templo Kyoto, se estaba desarrollando el fee.
tival Gion. El sofocante calor del verano golpeaba con
fuerza, y aunque a veces sucumbiamos al calor, nuestro
ritmo de trabajo nunca aminoré, Rodabamos todae los
tardes sin pararnos para beber ni un simple trago de
agua. Cuando acabibamos de trabajar, nos paribamos de
camino al hostal en una cerveceria centro de Kyoto, en
el distrito Shijo-Kawaramachi. Alli nos bebjamos unas
cuatro jarras de cerveza de barril de las mis grandes. Pe.
ro cenbamos sin alcohol, y cuando acabébamos nos se.
Pardbamos para ocuparnos de nuestros asuntos priv,
dos. Luego, a las diez de las noches nos volvlamos's teu.
nir a echar unos tragos’de whisky. Nos levantabamos
todas las maflanas despejados para realizar nuestro arduo
trabajo,
Cuando el bosque del templo Komyoji nos resulta.
ba muy poblado para proporcionarnos la luz, que necesi
tabamos para el rodaje, taldbamos los Arboles stn un mo.
mento de dilacién ni explicacién alguna, El abad del
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templo nos miraba temeroso. Pero a medida que pasa-
ron los dfas tomé la iniciativa y nos mostré dénde crefa
que debiamos talar los drboles.
Cuando terminamos de rodar en Komyoji fui a da-
tle mis respetos al abad. Me miré con grave seriedad, y
me hablé con profundo sentir: «Para ser sinceros, al
principio nos sentimos muy molestos cuando os dedi-
casteis a talar arboles del templo como si os pertenecie-
sen a vosotros. Pero al final nos gané vuestro entusias-
mo incondicional. Mostrar al piiblico algo bueno es la
meta de vuestra energfa. Hasta que tuve la oportunidad
de observaros, no tenia la menor idea de que hacer una
pelicula es la cristalizacién de tal esfuerzo. Me quedé
profundamente impresionado»,
Cuando termind, el abad me entreg6 un abanico ce-
rrado. Habia escrito en conmemoracion a nuestra peli-
cula tres caracteres chinos que formaban un poema: