ORÍGENES DE LA COMUNIDAD JUÁNICA
El grupo originario y una cristología más baja
En los estudio alrededor del cuarto evangelio se han desarrollado distintas
teorías. En este caso, Brown afirma una coincidencia en al menos dos estadios:
un período primitivo en el cual la comunidad juánica se componía de judíos cuya
fe en Jesús asimilaba una cristología baja. El segundo estadio se refiere a una
comunidad que desarrolló una cristología alta que agudizó el conflicto con los
judíos que consideraban a ésta como blasfemia. A estos dos momentos el autor
presenta un tercer estadio que supone la acogida de un gran número de gentiles.
Se aclara que la cristología baja hace referencia a afirmaciones sobre Jesús que
no tienen una connotación de divinidad, en cambio la cristología alta señala títulos
mesiánicos identificándolos propiamente con el ser divino.
Una de las figuras que más resaltan en el evangelio de Juan y que tiene
notables diferencias respecto de los sinópticos es la de Juan el bautista. Desde el
primer capítulo Juan el bautista posee un conocimiento de la preexistencia de
Jesús (1, 15,30). Brown va especificando cómo el cuarto evangelio presenta un
contenido en su mayoría teológico, en comparación con los evangelios sinópticos,
que llevan una línea más histórica. En este sentido se va presentado cómo la
comunidad reunida en torno a la formación de este evangelio tenía características
muy particulares. Para el autor de esta obra, apoyado en la opinión de J.L. Martyn
se trata de una comunidad que comenzó entre judíos que se acercaron a Jesús y
que le reconocieron con el mesías sin mucha dificultad. No se trata de un origen
muy diferente al de otras iglesias judías, especialmente de aquellas que se
asociarían más tarde en memoria de los doce. Una dato característico de los
orígenes de la comunidad juánica es su esperanza en la promesa de Jesús de que
verían cosas mayores.
En el caso de la narración de los milagros-signos llama la atención que
subyace el mismo tipo de milagros que en los evangelios sinópticos: curación de
enfermos, del paralítico y del ciego, la multiplicación de los panes, y la
resurrección de un muerto. La diferencia narrativa juánica no procede del milagro,
sino de la explicación del milagro por medio de un diálogo teológico interpretativo.
Lo mismo hay que decir de los diferentes discursos de Jesús presentes en el
evangelio.
Brown señala que existe una continuidad entre los orígenes de la
comunidad y el desarrollo de ésta. Se asimiló el sustrato que procedía de los
orígenes de la comunidad porque se estaba de acuerdo con él, y las nuevas ideas
juánicas fueron entendidas como la verdadera interpretación del sustrato original.
Finalmente, es importante señalar que Juan utiliza el concepto del Paráclito para
justificar la audacia de la proclamación juánica. El Paráclito es quien interpreta lo
que procedía de Jesús.
Luis Antonio Arvayo Araiza
III Teología