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(I) - Dávila, H. - Psicoanálisis y Neurociencias, Neuro-Psicoanálisis

Este documento trata sobre el origen del término neuropsicoanálisis y su desarrollo como nuevo campo de conocimiento entre el psicoanálisis y las neurociencias. Examina las contribuciones de Sigmund Freud, Alexander Luria y Mark Solms en el encuentro de estas disciplinas. También propone tres dimensiones para analizar el método neuropsicoanalítico: los fundamentos epistemológicos, teóricos y prácticos necesarios para este nuevo campo.

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(I) - Dávila, H. - Psicoanálisis y Neurociencias, Neuro-Psicoanálisis

Este documento trata sobre el origen del término neuropsicoanálisis y su desarrollo como nuevo campo de conocimiento entre el psicoanálisis y las neurociencias. Examina las contribuciones de Sigmund Freud, Alexander Luria y Mark Solms en el encuentro de estas disciplinas. También propone tres dimensiones para analizar el método neuropsicoanalítico: los fundamentos epistemológicos, teóricos y prácticos necesarios para este nuevo campo.

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Recibido: 29/01/2019

Aprobado: 27/02/2019

Psicoanálisis y neurociencias: neuro-psicoanálisis


Resumen
Este trabajo trata de una investigación de tipo documental en la cual se presenta
el origen del término neuropsicoanálisis y un breve un recorrido histórico de las
aportaciones que dan origen a este nuevo campo de conocimiento. Se examinan
las contribuciones de Sigmund Freud y Alexander Luria como los pilares que
sostienen el encuentro de estas dos disciplinas; el psicoanálisis y las
neurociencias. Además para el correcto examen del método neuropsicoanalítico
formulado por Mark Solms se proponen tres dimensiones de análisis; 1) los
fundamentos epistemológicos que hacen posible el encuentro de estas
disciplinas o lo rechazan; 2) los fundamentos teóricos y conceptuales para un
referente común de los mismos procesos psicológicos descritos por ambos
paradigmas; y 3) los fundamentos prácticos y metodológicos necesarios en el
desarrollo de esta nueva área del conocimiento.
Palabras clave: neuropsicoanálisis, neurociencias, psicoanálisis,
neuropsicología y monismo de aspecto dual.

Introducción

M ark Solms psicoanalista y neuropsicólogo fundó en julio del 2000 la


Sociedad Internacional de Neuropsicoanálisis (NPSA) en Londres,
junto a Jaak Panksepp, psicólogo y neurocientífico, reconocido por acuñar el
término de “neurociencia afectiva” para el estudio los mecanismos neuronales
de la emoción, quien fue el primer co-presidente de la sociedad (Golse, 2007).
Solms (2013) en el artículo de su propia autoría “¿Qué es el
neuropsicoanálisis?” afirma que el término fue introducido por primera vez en
1999 como título de la revista “Neuro-psychoanalysis: an interdisciplinary
journal of psychoanalysis and the neurosciences”.
En esa misma época Eric Kandel (1999) destacado neurocientífico y ganador
del Premio Nobel de Medicina por sus contribuciones y la introducción del
concepto de plasticidad neural, publicó el artículo titulado “Biología y el futuro
del psicoanálisis.” Entre varias ideas, Kandel propuso una aproximación entre
el psicoanálisis y la neurociencia con el objetivo de desarrollar nuevos estudios

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y teorías en el campo del psicoanálisis. Según este autor, la neurociencia podría
proporcionar una base empírica y conceptual más concreta al psicoanálisis.
El neuropsicoanálisis, en este sentido, es un intento de conciliación para
el psicoanálisis con los hallazgos del funcionamiento cerebral. “Según Kandel,
la relevancia de la biología para el psicoanálisis es tan definitiva, que si el
psicoanálisis pretende sobrevivir en el futuro, como disciplina científica, tendrá
que ajustarse dentro de sus hallazgos” (Trevisi, 2012, p.235).
La pertinencia de las neurociencias en los campos de investigación en
psicología y del psicoanálisis tiene gran impacto gracias al desarrollo de nuevos
instrumentos de observación del funcionamiento cerebral. Las técnicas de
neuroimagen del siglo XXI, como la tomografía axial computarizada (TAC), la
resonancia magnética funcional (FMRI) o el electroencefalograma (EEG),
permiten medir la estructura cerebral y los cambios metabólicos en diferentes
áreas del cerebro.
De esta manera, se pueden localizar las áreas corticales implicadas en
diferentes procesos mentales, y por ello surge la necesidad de una teoría
comprensiva, que guíe la investigación científica. Estas técnicas podrían
contribuir a los avances en el conocimiento de los procesos inconscientes siendo
utilizadas antes, durante y después de recibir psicoterapia.
La revisión que propongo en este trabajo es de carácter teórico reflexiva, con
el propósito de analizar las diferentes perspectivas que existen respecto al
encuentro de estas disciplinas y las aportaciones de los investigadores que
propiciaron el origen de este campo de conocimiento: Sigmund Freud y
Alexander Luria. Así, será posible contrastar los puntos convergentes de
distintos autores en la construcción de un nuevo campo de estudio.

Freud

Para Freud (1922) el psicoanálisis se define simultáneamente en tres


dimensiones: 1) es un procedimiento para la investigación de procesos anímicos
difícilmente accesibles por otras vías; 2) es un método terapéutico de
perturbaciones neuróticas, basado en tal investigación; y 3) forma una serie de
conocimientos psicológicos así adquiridos, que constituyen el cuerpo teórico de
una disciplina científica. El neuropsicoanálisis en este sentido buscaría probar
o testear las ideas y concepciones psicoanalíticas, desde un escenario
experimental.
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Es conveniente examinar la posición de Freud frente a las neurociencias
para contrastar el encuentro de esta disciplina con el psicoanálisis del siglo XXI.
El “Proyecto de psicología para neurólogos” de 1895 consiste en la ambición
de Freud de averiguar qué forma cobraría la teoría del funcionamiento psíquico
si se introduce en ella un enfoque cuantitativo, a través del análisis de la
economía de energía nerviosa. James Strachey menciona en su introducción que
Freud lo escribió en unas cuantas semanas, lo dejó inconcluso y posteriormente
lo hizo objeto de severas críticas.
Las conjeturas y dificultades, como el avance y evolución de este
proyecto, quedaron registradas en la correspondencia de Freud con Wilhem
Fliess. Se trata de un documento neurológico, que contiene un tejido de los
conocimientos científicos de su formación médica en correspondencia a sus
hipótesis del funcionamiento mental hasta ese momento. Sin embargo es
necesario también resaltar sus diferencias básicas.
Éste texto guarda muy poca relación con la técnica del psicoanálisis (la
asociación libre, la interpretación del material inconsciente, y la transferencia,
etc...), ya que en ése tiempo Freud realizaba sus trabajos sobre las operaciones
de defensa, girando en torno a las experiencias sexuales y la represión.
Destacando la importancia de la inhibición o mecanismos de defensa del aparato
psíquico, es decir, el acento está colocado en el efecto del ambiente sobre el
organismo y en la reacción de este frente a él. Sin embargo, las excitaciones
endógenas o motivación interna, que posteriormente se nombrará pulsión y que
más tarde se reconocerá como “principio de placer”, no son consideradas más
que reacciones secundarias frente a las fuerzas exteriores. Como señala
Strachey: “El ello no había sido descubierto aún” (citado en: Freud, 1895,
p.334).
Freud se apartó del estudio de la defensa y durante muchos años se dedicó
primordialmente al estudio del ello. En este tiempo parece haberse olvidado del
manuscrito, o al menos nunca lo mencionó. Se dice que dentro del “Proyecto de
psicología para neurólogos” hallamos un anticipo del yo estructural que se
presenta en “El yo y el ello” de 1923. Freud declaró que el punto de partida para
la indagación estructural lo da el hecho de la conciencia. Y ese es el punto
central de su propuesta: la investigación de los procesos inconscientes.
Sin embargo, Freud desechó en última instancia el marco de referencia
neurológico, porque comprobó que su aparato neuronal no podía dar cuenta la

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propiedad de ser o no consciente, a los ojos del psicoanálisis. Por tal, se
considera al “Proyecto” como un esbozo inconcluso, y posteriormente
desautorizado por su creador. Strachey menciona que Freud hizo todo lo posible
por destruirlo cuando en su vejez lo pusieron de nuevo en sus manos, y
finalmente fue publicado póstumamente hasta 1950 en Londres.

Luria

La neuropsicología adoptada por Solms para el estudio del proceso


analítico, es de tradición rusa. Esta neuropsicología propuesta por Luria es un
método clínico anatómico, a partir del cual se obtiene una comprensión
sistémica del sistema nervioso. Gran parte de sus trabajos de investigación
fueron con pacientes que tenían lesiones corticales específicas, a partir de la
segunda guerra mundial, y se dedicó al estudio de su relación con la pérdida de
funciones psicológicas específicas.
Luria fue miembro de la Asociación Psicoanalítica de Moscú hasta 1929,
cuando fue clausurada a causa del ascenso de Joseph Stalin al régimen político.
Sin embargo, sostuvo un gran interés científico por la teoría psicoanalítica hasta
su prohibición explícita. Lev Vigotsky y Luria incursionaron en una
aproximación histórico cultural de la teoría reflexológica, el marxismo y el
psicoanálisis, señalando posible una síntesis de ellas en el prólogo a la edición
rusa de la obra de Freud “Más allá del principio del placer” (Delahanty, 2013).
Luria (1989) sostiene que el cerebro es el sustrato material de la actividad
mental. Sus avances y logros en la investigación demuestran que la estructura
cerebral se compone de neuronas altamente especializadas organizadas como
un sistema funcional complejo, y por ello es imposible hablar de una
localización específica para una función psicológica. Por el contrario, propone
una localización dinámica que funciona bajo una estructura sistémica. Se
distinguen tres principales unidades funcionales: 1) la unidad para regular el
tono, vigilia y estados mentales; 2) la unidad para recibir analizar y almacenar
información; y 3) la unidad para programar, regular y verificar la actividad. Su
método es el análisis sindrómico cuya finalidad es localizar los factores
involucrados en las alteraciones de las funciones psicológicas superiores.
A la luz del método neuropsicoanalítico, la investigación puede continuar
y contribuir al desarrollo de un nuevo cuerpo de conocimiento. El desarrollo de
la neurociencia afectiva puede alinearse con temas de interés al psicoanálisis

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permitiendo compartir hallazgos en relación a la pulsión y los procesos
inconscientes, como el sueño y la represión.
Para el correcto examen del método neuropsicoanalítico propongo en este
trabajo tres dimensiones de análisis: 1) los fundamentos epistemológicos que
hacen posible el encuentro de estas disciplinas o lo rechazan; 2) los
fundamentos teóricos y conceptuales como una referencia común de los mismos
procesos psicológicos descritos por las neurociencias y el psicoanálisis; y 3) los
fundamentos prácticos y metodológicos necesarios en el desarrollo de esta
nueva área del conocimiento.

Fundamentos epistemológicos
Para comprender la relación mente – cerebro fuera del dualismo clásico
es conveniente revisar el abordaje de cada uno de los paradigmas. Debemos
distinguir cuáles son su objeto de estudio: el padecer subjetivo y las
manifestaciones inconscientes por parte del psicoanálisis y el estudio de la
conciencia y los proceso cognitivos en las neurociencias. Además, la
neuropsicología se dedica particularmente al estudio de las pérdidas de
funciones psicológicas provocadas por daños neuronales.
La formación de Luria en neuropsicología tiene fundamentos en el
materialismo dialéctico, debido al contexto histórico ruso. Su planteamiento,
opuesto al sistema idealista se fundamenta en el monismo materialista
propuesto por Marx y Engels. Trabajó una psicología materialista y también
dialéctica, cuyo objeto de estudio es la conciencia. Ésta tiene su origen en la
actividad social, interiorizada por la capacidad semiótica de nuestro sistema
nervioso y determinada por la cultura (Guitart, 2010). Luria retoma el desarrollo
filogenético aceptando que el desarrollo social determina el cambio biológico,
dando origen a las funciones psicológicas superiores.
Luria hizo una revisión del monismo de Freud en “El psicoanálisis como
sistema de psicología monista” (1925) aparecido en el texto “Psicología y
marxismo” compilado por Kornilov, que no agota la investigación (Delahanty,
2013). Sin embargo, muchos críticos hacen notar su dificultad de compartir los
supuestos del materialismo dialéctico. La solución al dualismo tradicional
mente – cerebro, según Solms (2013) es un “monismo de aspecto dual” que
compartió Freud desde 1900 hasta 1939.

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Freud valoró el trabajo de Baruch Spinoza, y aborda el problema de la
conciencia y de la mente como un problema ontológico: “La mente en sí misma
(desde Kant) no puede ser percibida directamente. Nosotros sólo podemos
conocer la mente vía nuestra conciencia fenoménica, la cual provee una
representación indirecta e incompleta del aparato mental y su funcionamiento”
(Solms y Turnbull, 2013, p.156). Es decir, sólo se es consciente de los propios
procesos mentales. Pero ahora tenemos diferentes vías de acceso a esta
información gracias a las técnicas de neuroimagen, cada evento mental
específico está correlacionado con una actividad neuronal específica. El
conocimiento estructural de la mente y el cerebro se obtiene a través de las
características atribuidas por la diferencia cualitativa que encontramos en
nuestra actividad consciente.
Para identificar el punto de convergencia entre la teoría psicoanalítica
con el de las neurociencias, no es posible aceptar el dualismo sin interrelación
causal, porque sería rechazar que la mente sea capaz de influir directamente
sobre la materia. El monismo materialista guarda una estrecha relación con el
principio de isomorfismo biunívoco. Éste se refiere a que los procesos físicos
correlacionados con nuestra actividad mental son eventos neurofisiológicos que
ocurren en nuestro cerebro. Los procesos conscientes de la voluntad y de la
atención son igualmente capaces de influir profundamente sobre los procesos
corporales. Una vez aceptado que el sistema nervioso es sede corporal de
nuestros procesos mentales, hay pertinencia para la investigación de los
procesos inconscientes.

Fundamentos teóricos
La ciencia de la mente y la ciencia del cerebro usan lenguajes diferentes
y conceptos diferentes por ser ramas del conocimiento diferentes. Solo se puede
lograr una integración traduciéndolas en un lenguaje común, o por referencia a
un marco conceptual compartido.
Los escritos metapsicológicos de Freud son de gran importancia teórica
para el entendimiento de la pulsión, el deseo y el funcionamiento mental desde
el psicoanálisis. Se afirma que la naturaleza real de la mente es inconsciente,
cuyas vías de acceso son los sueños, lapsus, olvidos, y chistes, por demás de la
técnica de asociación libre en el espacio analítico. La primera tópica de Freud

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pone al descubierto mecanismos psicofisiológicos específicos que dan lugar a
la represión, y finalmente procesos cognitivos como la memoria y la conciencia.
Pero los cambios teóricos en Freud merecen especial atención para
contrastar sus propuestas con el neuropsicoanálisis del siglo XXI. Se pretende
estudiar las funciones del ello, el yo, y superyó bajo las herramientas que ofrece
la neurociencia, en correspondencia con la actividad electroquímica de los
sistemas funcionales de la estructura nerviosa que guardan estrecha relación con
las tres unidades funcionales propuestas por Luria.
Los procesos cognitivos en la teoría psicoanalítica no han sido revisados
minuciosamente a la luz de los nuevos modelos y descubrimientos de la
neurociencia, por lo que deben traducirse a un marco teórico común. Existen
sistemas cognitivos funcionales de neuronas altamente especializadas que
procesan de manera dinámica la información relacionada con los circuitos
emocionales subcorticales que dan origen al afecto, a la personalidad y a la
psicopatología, que es principalmente a lo que se dedica el estudio del
psicoanálisis, más que a los procesos cognitivos que lo circunscriben.
A través de la evaluación neuropsicológica se ha podido acceder de forma
fragmentaria y estática a los procesos mentales, describiendo mecanismos
cognitivos como la atención, memoria, lenguaje y funciones ejecutivas, pero
no agota la descripción de su funcionamiento para la explicación de los procesos
afectivos, de las relaciones objetales, el fenómeno de la transferencia y
mecanismos como la identificación y proyección.
Es pertinente la analogía entre la actividad nerviosa inconsciente y
actividad mental inconsciente, para explicar el origen del inconsciente
freudiano y los procesos psicológicos superiores, a través de las manifestaciones
del lenguaje. El análisis estructural del lenguaje es el punto de articulación entre
los procesos afectivos y cognitivos en ambos paradigmas, sólo si se parte de un
marco conceptual compartido.
La organización semiótica de la conciencia tiene su razón en la evolución
del cerebro humano y su socialización, dando como consecuencia la
estructuración psíquica mediante la interiorización del lenguaje. Éste es el
aporte de la psicología histórico-cultural de tradición rusa y del psicoanálisis
lacaniano.

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Fundamentos prácticos
La integración científica de estas dos disciplinas, las neurociencias y el
psicoanálisis, tiene amplísimas consecuencias en su desarrollo clínico práctico.
Existe una revisión de Christian Salas (2008) sobre el libro de Solms y Oliver
Tumbull “Estudios Clínicos en Neuropsicoanálisis: Introducción a la psicología
profunda”, en el cual se describen los diferentes procesos psicoanalíticos de
orientación freudiana con personas que presentan diversos perfiles de daño
neuropsicológico, producto de lesiones cerebrales focales.
El método propuesto por Solms y Turnbull (2013) se fundamenta en el
concepto de localización dinámica de Luria y las observaciones freudianas
respecto a la ubicación virtual y funcional de los fenómenos psíquicos, no
pudiendo localizarlos en zonas cerebrales específicas (algo que descubrió Freud
al utilizar el método clínico anatómico en sus trabajos sobre afasias y al no
encontrar alteraciones morfológicas post mortem de pacientes neuróticos).
El método neuropsicoanalítico introducido por Solms pretende recoger
las observaciones realizadas durante las sesiones de psicoanálisis con pacientes
que tienen lesiones cerebrales encontradas, a través de la tecnología moderna
de la cartografía cerebral dos o tres veces por semana (Salas, 2008). Su objetivo
es descubrir qué áreas del cerebro corresponden a los fenómenos psíquicos que
Freud describió durante sus trabajos con el psicoanálisis.
La investigación en neuropsicoanálisis pretende analizar minuciosamente
la estructura psicológica interna de los varios cambios de la personalidad,
motivación y emociones complejas que ocurren después de un daño o lesión a
las diferentes estructuras cerebrales. Esto involucra una neurociencia
psicoanalíticamente orientada (utilizando métodos neurocientíficos puros para
testear hipótesis psicoanalíticas).
La otra alternativa para la investigación, consiste en la modificación de
variables neurológicas a través de la estimulación eléctrica cerebral profunda o
neuroquímica a través de la farmacología, sin embargo, se ha mostrado que
estas técnicas son poco precisas debido a la complejidad de redes e
interconexiones (Solms y Turnbull, 2013). Finalmente, lo que une a estos
enfoques es que ambos son intentos de realizar investigación
neuropsicoanalítica.

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Otra forma de hacer neuropsicoanálisis se basa completamente en
suposiciones y conjeturas. El ejemplo clásico de esta tendencia proviene de
psicoanalistas que, luego de leer sobre algún descubrimiento neurocientífico,
comentan sobre cómo dicho hallazgo está relacionado con tal o cual fenómeno
de la teoría psicoanalítica, y afirman que tal hallazgo revela los correlatos, o
fundamentos biológicos de algún aspecto de la teoría psicoanalítica (Solms y
Turnbull, 2013). Solms lo llama “especulación de sillón” y afirma que el
“Proyecto de psicología para neurólogos” de Freud fue un notable y temprano
momento de especulación, motivo por el cual él mismo se resistió a su
publicación describiéndolo como una “aberración”.
En definitiva, la aplicación práctica y metodológica del método
neuropsicoanalítico y su investigación tiene amplias consecuencias sobre el
esquema de pensamiento en el que las personas que han adquirido una lesión
cerebral, son incapaces de utilizar la psicoterapia. Hay cabida a la rehabilitación
ampliando las observaciones clínicas, a través de las herramientas
neuropsicológicas y psicoanalíticas, como sucede utilizando el concepto de
transferencia.

Discusión
De acuerdo con los objetivos de esta revisión, se busca estimular la
reflexión y la investigación científica en los campos emergentes de la psicología
cognitiva, y es por eso que la indagación del nuevo campo de conocimiento
llamado neuropsicoanálisis es permitida. Para aceptar esta convergencia se
necesita de apertura a la interdisciplinariedad.
Los procesos cognitivos y los procesos afectivos son de naturaleza
inseparable. Por ello convoco una revisión exhaustiva a los fundamentos de este
nuevo campo de conocimiento. El monismo materialista debe considerarse si
ambas áreas del conocimiento reconocen las variaciones cualitativas en la
organización cerebro-mente. La alta especialización del sistema neuronal, es
sede corporal de todos los procesos mentales, y su aspecto dual, reside en la
capacidad de retroalimentarse a sí mismo a lo largo del desarrollo.
Esto significa que, sí los procesos conscientes o inconscientes son
capaces de influir sobre la dinámica del sistema nervioso en una interrelación
causal, resulta pertinente preguntar ¿cuál es la relación entre el inconsciente
freudiano y el concepto de los procesos mentales inconscientes? Es bien sabido

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que la elaboración inconsciente de diferentes procesos neuronales poseen gran
importancia para los procesos creativos (Rosenblueth, 1994). Sin embargo, se
debe de estudiar la graduación entre la conciencia y lo inconsciente, si ésta es
admitida.
La dificultad más grande en este encuentro, resulta ser de naturaleza
teórica, porque los conceptos utilizados en el psicoanálisis no se han sometido
al análisis neurológico hasta ahora. Una perspectiva indispensable para esta
revisión es el estructuralismo, ya que puede funcionar como eje articulador de
ambos paradigmas. Si la construcción del lenguaje en el sujeto es el origen de
las estructuras mentales y sus funciones superiores, entonces se puede pensar
como punto de convergencia, tanto para el psicoanálisis lacaniano como en la
neuropsicología histórico-cultural, en la búsqueda de una reformulación teórica.
En cuanto a los alcances prácticos del método neuropsicoanalítico se
destaca la importancia de estudiar lo patológico para la comprensión de los
procesos psíquicos normales. Esto es reconocido por Freud (1890) y aplicado
mediante el análisis sindrómico de Luria. Se requiere poner sobre la mesa una
revisión a los estudios clínicos donde se utiliza éste método para contrastar su
eficiencia, cambiar el esquema de pensamiento en el que las personas que han
adquirido una lesión cerebral son incapaces de utilizar la psicoterapia, y así
orientar la investigación científica.
Adrián Herrera Dávila
México

Referencias
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https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4491935.pdf
El autor
Pasante de la licenciatura en Psicología Educativa por la Universidad Autónoma de Querétaro. México.
Colaborador en el Observatorio de Convivencia Escolar de la Universidad Autónoma de Querétaro (OCE-UAQ).
Correo: [email protected]

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