Los judíos colombianos: La historia de un pueblo escondido
Ariane Osterwald
University Honors in Spanish Studies
Department of World Languages and Cultures
Professors Olga Rojer and Ludy Grandas
College of Arts and Sciences
Spring 2013
Resumen
Este ensayo repasa la historia de dos grupos judíos que viven hoy en día en Colombia.
Un grupo, los judíos sefardíes, tiene una larga historia con el país por la conquista de las
Américas. Muchos de estos judíos llegaron al país como conversos, o judíos que se habían
convertido al catolicismo para escapar la Inquisición. El otro grupo, los judíos askenazis,
llegaron a Colombia durante la segunda guerra mundial. Este ensayo compara a los dos grupos e
investiga sus propias historias.
Introducción
El mundo conoce al hispanohablante como un católico, pero en Colombia hay una
minoría importante. Esta minoría lleva una historia en el país que empieza durante la conquista,
igual a la influencia de la mayoría católica. Hablo del pueblo judío. Hoy en día, las dos
comunidades más grandes en Colombia están en Antioquia, afuera de Medellín, y en Bogotá,
pero las dos comunidades se fundaron de maneras diferentes con casi cuatrocientos años en
medio de ellos.
El pueblo antioqueño
Los judíos antioqueños son parte de una historia larga que empieza en España, antes de la
conquista de las Américas. Durante la ocupación musulmana en la península ibérica, los judíos
vivían más o menos con una libertad religiosa. Tenían que pagar impuestos a los reyes
musulmanes, pero no servían en obligaciones militares, y podían seguir sus propias leyes, incluso
utilizar a los tribunales que decidían los castigos (Merriman, 2009). Este estilo de vida se acabó
muy pronto cuando los cristianos del norte empezaron reconquistar a la península.
Los católicos restringían los privilegios y los permisos para los judíos en los territorios
reconquistados. Al principio, los judíos podían practicar su religión y sus costumbres sin ser
castigados, pero no podían construir sinagogas u otros edificios religiosos (Londoño de Franco,
1989). Tampoco podían convertir a prosélitos. Muy pronto los católicos empezaron a limitar las
maneras en que los judíos podían practicar su fe. “Se prohibía santificar el sábado: si los judíos
lo guardaban, recibían cien azotes,” (Londoño de Franco, 1989, p. 92). Había separación de
padres y sus hijos para que no pudieran enseñar el judaísmo a los niños; en lugar de eso, los
niños fueron llevados a los conventos. Allí los monjes les enseñaron la doctrina de la fe católica.
En el caso de un matrimonio mixto, la persona judía tenía que convertirse al catolicismo o
separarse del cónyuge (Londoño de Franco, 1989).
La unión de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, creyó aún más problemas para los
judíos. Cuando era niña, Isabel había prometido a su cura que liberaría a la península de los
herejes, es decir los musulmanes y los judíos. Se estableció la Inquisición en 1480, y de repente
empezó perseguir a los judíos, actuando por espías adentro de la comunidad:
Quienes caían en sus manos sufrían toda clase de torturas, e incluso la muerte en la
hoguera. Entre los ciudadanos conversos de desató un inmenso temor y fuertes recelos:
la gente empezó a sospecha de sus propios familiares y vecinos. Tal intimidación se debía
a que, muchas veces, los informantes se contaban entre la propia familia. Por
consiguiente, y para protegerse a sí mismos, los conversos empezaron a casarse con sus
parientes. De este modo aspiraban a salvar su identidad con la esperanza de que las
futuras generaciones pudieran viajar a otros países donde se les permitiera practicar
abiertamente su fe. (Londoño de Franco, 1989, p. 126)
En 1492 los Reyes Católicos publicaron un edicto de expulsión (Villegas Botero, 2003); los
judíos en la península tenían que convertirse al catolicismo, salir de la región, o morir. Los que
se convirtieron se llamaban los cristianos nuevos, los marranos o los conversos.
La situación de los conversos era una precaria por la simple existencia de la Inquisición.
Ellos externamente abrazaban el catolicismo, pero muchos seguían fieles al judaísmo en hogar
(Villegas Botero, 2003). Por esta realidad, se formó un conflicto de clase entre los “cristianos
viejos” y los “cristianos nuevos.” Este conflicto, “que deja a la larga resultó arma de doble filo,
dejó inicialmente en sus manos el tribunal terrible de la Inquisición contra ‘judíos’ y ‘marranos’
nacionales y extranjeros, facilitó su paso al nuevo mundo,” (Agudelo Ramírez, 1986, p. 162).
De hecho, algunas veces los conversos recibían ayuda para salir. “La Inquisición expidió
certificados acreditando la pureza del linaje a cambio de fuertes sumas de dinero,” (Londoño de
Franco, 1989, p. 130). Tras dos o tres generaciones, la persecución de sus familias no había
disminuido. Por esto, muchos de los conversos viajaron con los conquistadores a los países
desconocidos de América del sur, y “solían conseguirlo por varios medios: falsificando las
pruebas o informaciones, sobornando a los ministros de la Casa o comprando permisos
falsificados de embarque…como marineros o soldados en una armada…” (Agudelo Ramírez,
1986, p. 176). Había muchas maneras de llegar a América del sur, y contra viento y marea, lo
lograron.
Ya que la comunidad conversa en Antioquia ha sido establecida durante casi
cuatrocientos años, ¿cómo llegó a ser una comunidad judía? Pronto después de la fundación del
Nuevo Reino de Granada, la Inquisición cruzó el Atlántico con los españoles y empezó a
imponer el catolicismo al continente. En vez de quedarse en la capital Santa Fe de Bogotá, los
conversos huyeron a la región que hoy en día se llama Antioquia, afuera de la ciudad de
Medellín, para distanciarse de la Iglesia (Villegas Botero, 2003). Desafortunadamente, la Iglesia
llegó a su región, y los conversos tenían que adaptar sus vidas para camuflarse y seguir viviendo
en paz. “En estas condiciones sólo la tradición podía conservar entre viejas y nuevas
generaciones…,” (Agudelo Ramírez, 1986, p. 189). Son estas tradiciones que llamaron la
atención de mucha gente porque las tradiciones que siguen hoy en día no viene del catolicismo,
sino del judaísmo.
Tzitzis, Tallis y Tefilin
Desde la edad de tres años, un niño judío empieza a ponerse cada día un chal como ropa
interior que lleva franjas en cada de los cuatro rincones de la prenda, el tallis katan. Estas franjas
se llaman tzitzis. Los nudos que se forman en los tzitzis representan los 613 mitzvos, o
mandamientos, de Di-s mandó a los judíos (Chabad, Tzitzis). Los hombres judíos se ponen los
tzitzis cada día para acordarles que necesitan seguir los mandamientos o sufrir la ira de Di-s por
ignorarle. Otra prenda que los hombres se ponen se llama el tallis gadol, una prenda que se lleva
durante las oraciones de la mañana, y también lleva tzitzis en cada rincón.
Al viajar por una comunidad judía ortodoxa, siempre se ven los hombres y los niños
andando por la calle llevando los tzitzis, pero no tanto en Antioquia. Muchos de los antioqueños
no saben qué son unos tzitzis, pero las franjas sí son una parte integral de su vida. Para los
antioqueños, los tzitzis y el tallis gadol son algo que se cuelga en la pared de la casa. Hoy en día
la gente no sabe exactamente por qué se cuelga en la pared, pero algunos piensan que trae buena
suerte (Agudelo Ramírez, 1986). Los antioqueños también se visten con un poncho de cotón que
lleva franjas en los cuatro rincones de la prenda y que se parece al tallis gadol. La gente
responde que llevar el poncho y colgarlo en la pared siempre ha sido una tradición “transmitido
de generación en generación” para las familias de la región (Agudelo Ramírez, 1986, p. 175).
Otro objeto religioso que los hombres judíos usan diariamente se llama tefilin. Los tefilin
vienen en un par de dos, hechos de cuero, con volutas de pergamino adentro inscritas de
oraciones. Uno se ubica en la cabeza, donde el cabello se encuentra con la frente, y el otro se
pone por el brazo superior para llamar la atención del hombre a sus oraciones y recordarle que
debe usar todos sus esfuerzos físicos y mentales para servir a Di-s. Algunas familias antioqueñas
mantienen pares de tefilin que han sido regalados de generación a generación sin saber el
significado.
Purificación Ritual
La cultura judía involucra muchas maneras de purificar la vida, y uno de los rituales
diarios pero importantes. Netilas yadaim, o lavarse las manos, es un ritual que recrea el acto de
lavarse las manos que hicieron los sacerdotes judíos en la época del templo. Se hace este ritual
cada mañana al despertarse, después de ir al baño, después de ensuciarse las manos, o antes de
comer (Chabad, Hand-washing). La intención del ritual no es limpiar a las manos físicamente,
sino espiritualmente por quitar cada mal acto que las manos hayan hecho. Varias familias
antioqueñas siguen practicando el ritual de netilas yadaim por tener un aguamanil o lavamanos al
lado del comedor (Villegas Botero, 2003).
Mientras netilas yadaim ocurre con más frecuencia en la vida del judío, el ritual de
purificación más importante es el de mikvah. Un mikvah es la única estructura que permite
venderse la voluta sagrada del Tora para ganar dinero y construirla (Slonim, Mikvah). ¿Por qué
es tan importante? El mikvah es hecho de agua natural que viene de la lluvia, la nieve o el hielo,
y se usa para purificar el alma judía. Cada mes después del periodo menstrual, la mujer judía
espera siete días para asegurarse que no sangre más, y se sumerge en las aguas del mikvah
(Slonim, Mikvah). Desde el instante en que cae la primera gota de sangre menstrual hasta salir
del agua, la mujer judía no debe tocar a su esposo porque está de luto por perder la oportunidad
de convertirse en ser madre. Sin sumergirse en las aguas del mikvah, contacto entre los sexos se
cesa, y no se pueden nacer más generaciones. La mayoría de las casas en Antioquia tienen un
baño de inmersión, un mikvah, en el patio exterior que colecta agua natural para el uso de la
mujer (Agudelo Ramírez, 1986).
Nombres
El nombre es una parte integral de la persona. En los EUA, la mayoría de la población
lleva un primer nombre y/o un apellido que indica su herencia, aunque sea irlandesa o noruega.
Es el mismo para los antioqueños: muchas veces sus nombres y apellidos pertenecen al pasado
judío. Para los primeros nombres, el tema consiste en llamar a la mayoría de los niños con
nombres procedentes del Antiguo Testamento (Agudelo Ramírez, 1986). Una lista larga de los
nombres masculinos se puede encontrar en el apéndice A, y de los femeninos en el apéndice B.
Unos de los nombres más importantes para los hombres son: Abraham, Isaac, y Jacobo, los tres
nombres de los padres judíos. Igual a los padres judíos, los nombres de las cuatro madres judías
son muy frecuentes: Sara, Rebeca, Lía, y Raquel.
La estructura de los apellidos también nos demuestra evidencia de un pasado judío.
Muchos de los apellidos vienen de la época ibérica pre-latina, y por eso contienen una parte
gramatical que se llama el patronímico. Este parte gramatical se añade al nombre del padre para
demostrar que cada niño lleva un apellido relacionado al primer nombre de su padre; se escriben
–ez, -iz, u –oz (Agudelo Ramírez, 1986). Un niño con el nombre de Adán Gonzalez lleva el
primer nombre de Adán, y el apellido Gonzalez indica que es el hijo de un hombre que se llama
Gonzalo. Los patronímicos indican la probabilidad de tener un ancestro judío porque los judíos
utilizan el mismo sistema en hebreo para nombrar a los niños. El patronímico en hebreo es
“ben,” lo que significa “hijo de.” Un niño que se llama Jacobo ben David tiene el primer nombre
de Jacobo, y su padre se llama David. También en el apéndice C hay una lista más completa de
todos los apellidos con procedencia judía.
Los pueblos de la región de Antioquia también sugieren una conexión al judaísmo. Casi
todos los nombres vienen del Antiguo Testamento: Belén, Jericó, o Sinaí, por ejemplo.
El Ladino
Hace un siglo, el español antioqueño se parecía a un español muy antiguo. Compartía la
misma gramática, el mismo uso del vocabulario, y los mismos refranes. “…es
fundamentalmente el uso y el abuso de arcaísmos la característica que más acerca esta forma de
hablar al ladino de los sefarditas porque no sólo aparece dentro del ambiente campesino y
popular sino también entre los escritores más representativos de la comarca,” (Agudelo Ramírez,
1986, p. 188). En otras regiones donde vive comunidades de judíos sefarditas documentadas,
todavía se habla el ladino, español tan antiguo que se parece al idioma de los Reyes Católicos y
su época de la historia.
Evidencia Genética
Durante los últimos 2 décadas, el Grupo de Genética Molecular de la Universidad de
Antioquia (GENMOL) ha sido estudiando las poblaciones colombianas para identificar los genes
responsables en varias enfermedades degenerativas, como Alzheimer prematuro. Los genetistas
descubrieron evidencia importante y definitiva que relaciona los antioqueños directo a otras
comunidades judías.
Hay dos maneras de investigar el ADN tras generaciones. En las mujeres se usa el ADN
mitocondrial porque las mitocondrias, órganos pequeños adentro de cada célula y que fabrica la
energía necesaria para el metabolismo, llevan su propio ADN. Se usa para investigar el linaje
maternal porque el ADN mitocondrial sólo se transmite de madre a bebé.
La segunda manera se usa para los hombres, y es la que nos proporciona evidencia física
sobre el pasado judío antioqueño. El padre transmite una copia del cromosoma Y a cada hijo que
produce, y es una copia exacta. Análisis de los cromosomas Y en la comunidad antioqueña
demuestra que por lo menos 17% contiene este cromosoma (Villegas Botero, 2003); puesto que
sólo se puede transmitir directo de padre a hijo, la presencia del cromosoma Y de los judíos
sefarditas indica que los antioqueños tenían unos antepasados judíos.
Hoy en día
Hay una organización basada in Jerusalén, Israel, Shavei Israel, que se dedica a ayudar a
las comunidades judías del mundo que no tienen acceso a muchos recursos, y que ha sido
subyugado por el no-judío en la sociedad alrededor de la pequeña comunidad. Uno de las
comunidades con la que Shavei Israel trabaja hoy en día es la comunidad de los Bnei Anousim
(Shavei Israel, 2013), o los conversos obligados por fuerza a practicar el catolicismo. Por eso,
los rabinos de Shavei Israel han sido trabajando con la comunidad antioqueña.
Algunos descendientes de los conversos quieren aprender más so bre el judaísmo, y el
pasado robado de sus ancestros. Ezra Rodríguez es uno de los descendientes que se convirtió al
judaísmo. En una entrevista con NPR, Rodríguez explica que poco a poco se dio cuenta de las
diferencias entre la doctrina católica y lo que vio practicado en su comunidad (Forero, 2012): los
ponchos llevados por los hombres, los mikvahs o baños rituales en las casas, familias que no
comen cerdo.
Gracias a la interacción de personas como Ezra Rodríguez con Shavei Israel, muchas
comunidades descendientes de los conversos se han convertido al judaísmo otra vez. Hay
escuelas de hebreo, sinagogas, y panaderías que se dedican a la comunidad nueva de judíos
viviendo allí, alrededor de Antioquia.
Judíos Bogotanos
Al principio de la historia bogotana, no había una gran cantidad de judíos o conversos
viviendo allí. El gobierno católico y la Inquisición eran más fuertes allí, lo que dio miedo a esta
minoridad. Por un tiempo en el siglo XIX, había una polémica entre los antioqueños y los
bogotanos sobre la existencia de un pasado judío en la región antioqueña, según Villegas Botero.
“En 1892, cuarto centenario del descubrimiento de América, se llega al clímax de los ataques
bogotanos contra los antioqueños,” (2003, p. 29). La polémica se acabó, y hoy la comunidad
bogotana acepta que sí, hay una parte judía en la historia de Antioquia y de Colombia. “Nadie
niega hoy la presencia de conversos entre los acompañantes de Colón…Ni se duda del hecho ya
señalado de que los ministros conversos de la última etapa del rey Fernando tuvieron una
intervención destacada en la administración colonial…,” (Agudelo Ramírez, 1986, p. 176).
Había una gran entrada de judíos a Colombia y Bogotá en los años 20 por razones
económicos y políticos. La Gran Depresión de 1929 afectó mal a mucha gente, y la posibilidad
de otra guerra mundial dio miedo a varias comunidades judías europeas, puesto que inmigraron
al país (Hernandez, 2011). El odio antisemítico mostró su lado oscuro en Europa mientras Hitler
y Mussolini ganaban el poder. Por eso, la mayoría de los judíos inmigrando a Bogotá era
europea, o judíos askenazíes pidiendo asilo político, lo que es un contraste a los descendientes de
los judíos sefarditas centrado en la región de Antioquía desde la conquista. La mayoría de los
inmigrantes llegaron de Checoslovaquia, Polonia, Lituania y Alemania (Hernández, 2011).
Al principio del siglo XX, Bogotá “debía haber alcanzado los ciento veinte mil
habitantes,” (Martínez Ruiz, 2011, p. 199). Todavía no tenía muchos sistemas de transporte, y el
crecimiento de otros aspectos urbanos era muy lento, pero seguía. Muchos de los barrios se
urbanizaron poco a poco, planeados por Joseph Eidelman, un inmigrante judío al país (Martínez
Ruiz, 2011) Esto permitió que la ciudad creciera más.
El pueblo judío colombiano sigue creciendo. En 2011 tenía 4.000 personas (Tesone
Milhem, 2011), pero en menos de un año tiene más de 7.000 habitantes viviendo en seis ciudades
(Forero, 2012). Los judíos sefardíes tenían una ventaja cuando vinieron al país: hablaban el
ladino, un dialecto del español. Los askenazíes hablaban yiddish, alemán, o ruso, pero no les
impidió establecerse y prosperar. Pronto iniciaron la industria del crédito (Tesone Milhem,
2011), cambiando la economía de la ciudad y del país. Se construyeron sinagogas, cementerios,
y panaderías para servir a la comunidad. Ya hay tres comunidades grandes adentro de la ciudad:
el Centro Israelita de Bogotá, la Asociación Israelita Montefiore, y la Comunidad Hebrea
Sefaradí de Bogotá (Tresone Milhem, 2011).
Conclusión
Los judíos tienen una historia larga, y muy involucrada con la formación del estado de
Colombia. Los conversos huyeron de la Inquisición y establecieron la comunidad de Antioquia
y sus pueblos cercanos, creando su propia mezcla del judaísmo y el catolicismo. Por las
diferencias entre el catolicismo y el judaísmo, la comunidad de Antioquia se dio cuenta de que es
parte de una historia larga, una herencia de los hijos de Jacobo. Poco a poco los antioqueños
aprendieron sobre la religión judía, y algunos se han convertido para regresar a la herencia
robada de sus antepasados.
En comparación, la comunidad askenazí, centrada en Bogotá, tiene una historia más corta
en el país. Los bogotanos católicos negaban la existencia de cualquier influencia judía en el país
hasta el siglo XIX, cuando los inmigrantes judíos llegaron al país. Ayudaban urbanizar a Bogotá
y cambiaron su economía a una basada en crédito. Hoy en día hay tres comunidades judías
fuertes en Bogotá, dos askenazíes y uno sefaradí. No tienen ningunos problemas con relación a
la mayoría católica. De hecho, siguen creciendo más cada año. Sólo el futuro sabe lo que
pasaría a este pueblo único adentro de Colombia.
Apéndice A: Nombres Masculinos
Abrahám Helí Joel Rafael
Abel Henoc Lázaro Rubén
Absalón Heliodoro Leví Samuel
Adán Hermógenes Lucas Salomón
Adonaí Isaac Marcos Santiago
Andrés Isaías Moisés Saúl
Ananías Israel Melquisedec Simeón
Eliseo Ismale Misael Simón
Eleázar Jacobo Manuel Sofonías
Eliécer Jafet Miguel Tobías
Esteban Jair Mateo Tomás
Ezequiel Jeremías Nañun Tadeo
Felipe Josué Neftalí Timoteo
Gabriel Jonás Natanael Zacarías
Gedeón Joaquín Pablo
Fuente: Agudelo Ramírez, 1986, p. 188
Apéndice B: Nombres Femeninos
Ana Josefa Marta
Abigaíl Judith Magdalena
Betsabé Diva María
Betulia Lía Raquel
Belén Isabel Rebeca
Carmen Noemí Ruth
Dalila Orfa Salomé
Débora Séfora Sara
Ester Mara Susana
Jael Miriam
Fuente: Agudelo Ramírez, 1986, p. 188.
Apéndice C: Patronímicos Hispanos de los Judíos
Abadiente Acevedo
Acosta Calvo Escobar Lacomba Mogadouro
Acuña Calle Escudero Lagarto Montalto
Aguiar Campos España Laguna Montalvo
Aguilar Carbajal Espinosa La Mar Montalván
Aguirre Carrillo Espileneta Lamego Monte
Alarcón Carmona Estela Lara Montero
Alba Caro Falco León Montecinos
Alcalá Castex Falcón Lerma Morales
Alfaro Castillo Faro Lima Morel
Alonso Castro Fernández Lobato Moreno
Alva Catalán Ferrara Lobo Munilla
Alvarado Chacón Flores Lobos Muñiz
Alvarez Chaparro Francés Lomboso Muñoz
Anchorena Chinet Franco López Murcia
Andrae Chinillo Fresco Loria Naón
Angel Clementes Frías Luiz Navarro
Antúñez Cobo Furtacho Luna Nazar
Añez Coloma Galván Maceda Nieto
Arrellano Conde Garay Magro Nones
Arregui Cordero García Malagrida Núñez
Avelaz Córdoba Garriga Maldonado Ocampo
Atias Coronel Garzón Malgarejo Ojeda
Azevedo Cortes Gil Mancilla Oliva
Báez Costa Girón Manuel Olivera
Barón Cota Godínez Mar Olmos
Barreto Cuenca Gómez Martínez Ona
Barrios Cutino González Matienzo Orgóñez
Barro Curiel Gonzalo Medina Orán
Basurto Dávila Granada Mejía Oro
Belazco Delgado Guerrero Meldola Orobio
Belmonte Diamante Guillán Mello Orolio
Bello Días Guevara Méndez Oropese
Bengolea Diego Gutiérrez Mendoza Ortega
Bernal Diez Heredia Menéndez Ortiz
Blanco Dique Hernández Mercado Osorio
Bocarro Dormido Herrera Mesa Pacheco
Bobadilla Drago Huesca Mesquita adilla
Buenaventura Duarte Illán Mexía Pajón
Bueno Durán Insaurralde Míguez Palache
Caballería Durante Jiménez Millán Palma
Cáceres Enríquez Jorge Millar Palo
Calatayud Ergaz Juárez Miranda Pardo
Calderón Errera Justo Mocato Paredes
Paz Ramos Saavedra Sevilla Vallero
Pedraza Randon Salta Sierra Valls
Pedroso Remedios Salto Sobremonte Vargas
Pendones Ribero Salvador Soler Vázquez
Penso Ricardo Samario Solís Vega
Pena Ríos Samuda Tartas Ventura
Peralta Robles Sánchez Tezanos Vera
Pereira Roca San Toledo Verga
Pérez Rocamora Bernardo Tolosa Vicente
Pesaro Rodrigo San Martín Torre Vidal
Pinchón Rodríguez Santa María Torres Villalba
Pima Roíz San Román Trebiño Villahermosa
Pimente Rojas Santangel Triana Villalobos
Pinedo Romano Santillana Triado Villanueva
Pinel Romero Santos Ulloa Villareal
Pinto Roque Santo Spíritu Ullos Ximénez
Pomar Rona Saraiva Uriburu Zacuto
Prado Rosa Saralbo Usque Zamora
Provenzal Rosales Saravia Valedares Zaportas
Pulgar Rosario Sarmiento Valencia Zavala
Querido Rozas Senor Valenzuela
Ramo Ruiz Serrey Valladolid
Fuente: Agudelo Ramírez, 1986, p. 186-187.
Fuentes Chabad. (2013). What is Obras completas.
Agudelo Ramírez, Luis the tzitzit and Medellín,
Eduardo. (1986). tallit? Conseguido Colombia: Colegio
Génesis del pueblo en Académico de
antioqueño. http://www.chabad. Antioquia.
Bogotá, Colombia: org/library/article_c Hernández, José Ángel.
Era Cósmica. do/aid/537949/jewi (2011). La
Chabad. (2013). Guide to sh/What-is-the- emigración judía
putting on tefillin. Tzitzit-and- ¿Colombia, país de
Conseguido en Tallit.htm asilo?, años 20, 30,
http://www.chabad. Forero, Juan. (2012). ‘Lost 40. En Sourdis
org/library/article_c Jews’ of Colombia Nájera, Adelaida y
do/aid/272666/jewi say they´ve found Velasco Rojas,
sh/Guide.htm their roots. Alfonso. Los
Chabad. (2013). Meal Conseguido en judíos en
Hand-Washing. http://www.npr.org/ Colombia: una
Conseguido en 2012/12/20/167714 aproximación
http://www.chabad. 541/lost-jews-of- histórica (p. 245-
org/library/article_c colombia-say- 268). Madrid,
do/aid/607403/jewi theyve-found-their- España: Casa
sh/Meal-Hand- roots Sefarad.
Washing.htm Gutiérrez González, Londoño de Franco, Lucia.
Gregorio. (1960). (1989). El viaje de
mis genes: del valle international judía en Bogotá.
del Eufrates al analysis of roles En Sourdis Nájera,
valle de Aburra. and relationships. Adelaida y Velasco
Colombia. Santa Barbara, CA: Rojas, Alfonso.
Martínez Ruiz, Enrique. ABC-CLIO, LLC. Los judíos en
(2011). Carrera Shavei Israel. (2013). Colombia: una
Besarabia: los Bnei anousim. aproximación
judíos y las nuevas Conseguido en histórica (p. 245-
urbanizaciones de http://www.shavei. 268). Madrid,
Bogotá, 1919-1933. org/category/comm España: Casa
En Sourdis Nájera, unities/bnei_anousi Sefarad.
Adelaida y Velasco m/?lang=en Villegas Botero, Fabio.
Rojas, Alfonso. Slonim, Rivka. (2013). (2003). El alma
Los judíos en The mikvah. recóndita del
Colombia: una Conseguido en pueblo antioqueño.
aproximación http://www.chabad. Medellín,
histórica (p. 245- org/theJewishWom Colombia:
268). Madrid, an/article_cdo/aid/1 Biogénesis Fondo
España: Casa 541/jewish/The- Editorial.
Sefarad. Mikvah.htm
Merriman, Scott A. Tesone Milhem, Vivianne.
(2009). Religion (2011). Expansión
and the state: an de la comunidad