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Fray Bartolomé de Las Casas

El documento describe la vida y obra de Fray Bartolomé de las Casas, un sacerdote español que defendió los derechos de los indígenas en América. Criticó la institución de la encomienda que sometía a los indígenas a trabajos forzados y abusos. También se impresionó por un sermón que denunció el trato cruel a los nativos.

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Fray Bartolomé de Las Casas

El documento describe la vida y obra de Fray Bartolomé de las Casas, un sacerdote español que defendió los derechos de los indígenas en América. Criticó la institución de la encomienda que sometía a los indígenas a trabajos forzados y abusos. También se impresionó por un sermón que denunció el trato cruel a los nativos.

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Fray Bartolomé de las Casas, defensor de los indígenas

de América
Introducción
Con el descubrimiento de América por Cristóbal Colón los
españoles  iniciaron su colonización, transmitiendo su cultura y su
religión a los indígenas. Pero lo que más  entusiasmó a los
españoles fue dominar a los nativos  para emplearlos como
esclavos y hacerse dueño de  sus tierras y de las riquezas que
encontraban a su paso. Su avaricia fue la causa de los excesos que
cometieron con los nativos.

La Encomienda
La Encomienda fue una institución económica- religiosa implantada por los españoles en las
tierras recién  conquistadas de América. Consistía en “encomendar” un determinado grupo de
indígenas a un español que debía cuidar de ellos tanto en lo espiritual como en lo terrenal,
preocupándose de educarlos en la fe cristiana.  Los encomenderos abusaban de sus indígenas
buscando el mayor beneficio. Con el tiempo se establecieron controles tributarios a través de
funcionarios cuando controlaron el territorio americano. El nombramiento de un encomendado se
realizaba en estos términos:
 “A vos fulano, se os encomienda en el cacique mengano 50 o 100 indios para que os sirvais de
ellos en vuestras granjerías y minas y enseñadles las cosas de nuestra santa fe católica.”

Fray Bartolomé de las Casas


Fray Bartolomé de las Casas  (Sevilla, 1474 – Madrid, 1566) pasó a las Indias diez años después
de su descubrimiento, en 1502; en La Española (Santo Domingo) se ordenó sacerdote en 1512
(fue el primero que lo hizo en el Nuevo Mundo) y un año después marchó como capellán en la
expedición que conquistó Cuba. Fue nombrado obispo de Chiapas en el Virreinato de Nueva
España. Su fama histórica se debe que fue el principal apologista de los indígenas. Dejó muy
claro en sus escritos y sermones que la instrucción en la fe es incompatible con el maltrato a los
indígenas.
Fray Bartolomé de las Casas y el sermón de Montesino
Fray Bartolomé de las Casas inició su vocación por defender a los indios al quedar intensamente
impresionado  por un sermón de fray Antón Montesino que pronunció en  diciembre de 1511,
subido al púlpito de la iglesia de los dominicos en La Española (Santo Domingo).  Ese sermón
denunció el trato cruel que los españoles daban a los indígenas.
 El sermón de Montesino se convertiría en una de las primeras y más radicales denuncias de los
abusos de la conquista española  y en un antecedente del pensamiento latinoamericano liberador
de la dignidad de los indios. Ha llegado hasta nosotros gracias a la  pluma de fray Bartolomé de
Las Casas, que recogió el sermón en su libro de la Historia de las Indias.
El sermón fue preparado por los dominicos a conciencia, a partir de sus propias averiguaciones
sobre el “crudelísimo y aspérrimo cautiverio” al que los encomenderos españoles sometían a los
indios en las minas de oro y otras granjerías, y tras escuchar numerosos testimonios sobre la
“tiránica injusticia” y las “execrables crueldades” contra los nativos, tratados como animales “sin
compasión ni blandura”, y “sin piedad ni misericordia”, según la descripción de De Las Casas.
Tras tan concienzudo análisis de la realidad acordaron denunciar desde el púlpito el régimen de
la encomienda por considerarlo contrario “a la ley divina, natural y humana”.
Fray Antón Montesino, uno de los primeros dominicos en llegar a la isla, fue el encargado de
predicar el sermón. El templo estaba a rebosar. Ocupaban los primeros puestos las principales
autoridades coloniales, entre ellas el almirante Diego de Colón, hijo del conquistador. También
estaba presente el clérigo Bartolomé de Las Casas como encomendero. Ante un público tan
cualificado, el predicador no tuvo pelos en la lengua y se expresó de este modo:
“Voz del que clama en el desierto. Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la
crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué
justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a questos indios? ¿Con qué autoridad habéis
hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde
tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan
opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades, que de los excesivos
trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir los matáis, por sacar y adquirir
oro cada día?
¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y conozcan a su Dios y creador, sean baptizados,
oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen ánimas
racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis, esto no
sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad, de sueño tan letárgico, dormidos? Tened por cierto,
que en el estado que estáis, no os podéis más salvar, que los moros o turcos que carecen y no
quieren la fe en Jesucristo”.

Terminada la misa, Diego de Colón y los oficiales reales se dirigieron al convento de los
dominicos para reprender al predicador por el escándalo sembrado en la ciudad, acusarlo de
“deservicio” al Rey y exigirle que se retractase en público el domingo siguiente. Siete días
después, fray Antón Montesino volvió a subir al púlpito y, lejos de desdecirse, se ratificó en las
denuncias y afirmó que los encomenderos no podían salvarse si no dejaban libres a los indios y
que irían todos al infierno si persistían en su actitud explotadora. El sermón provocó todavía
mayor alboroto que el del domingo anterior, y los oficiales reales enviaron al rey cartas de
protesta contra los frailes.
Fray Antón Montesino fue enviado a España para dar cuenta y razón de su sermón al rey. Tras
muchos impedimentos, logró entrevistarse con el anciano monarca, Fernando el Católico, a quien
expuso un largo memorial de los agravios de los conquistadores contra los indios: hacer la guerra
a gente pacífica y mansa, entrar en sus casas y tomar a sus mujeres, hijas, hijos y haciendas,
cortarles por medio, hacer apuestas sobre quién les cortaba la cabeza de un tajo, quemarlos vivos,
imponerles trabajos forzados en las minas, etcétera.
Aquel sermón no cayó en saco roto. Marcó el comienzo del cristianismo liberador, del
reconocimiento de la dignidad de los indios y del respeto a la diversidad cultural y religiosa en
Amerindia. Fue, asimismo, el germen de la teología de la liberación. Tres años después,
Bartolomé de Las Casas renunciaba a su función de encomendero y se convertía en el defensor
de los derechos de los indios.

La lucha de Bartolomé de las Casas a favor de los indios


Fray Bartolomé de las Casas vio en la encomienda una forma de esclavitud, por lo que la
denunció con estas palabras: “La encomienda priva a los indios de libertad y los pone en
servidumbre, lo cual de derecho divino ni humano se puede hacer”.
Las Casas criticó los ineficaces  controles de los funcionarios visitadores para evitar los abusar
contra los indios con estas palabras: “La encomienda es contra toda razón y prudencia humana.
¿Quién ha de acusar a los cristianos de hacer trabajar a los indios hasta la muerte? ¿Quién les ha
de acusar si muere el indio a palos o azotes? ¿Quién osará acusarlos, estando el indio temblando
y sabiendo que si se quejara al visitador, después le ha de asar su amo?
Las Casas continuó con su crítica afirmando que la encomienda va  contra  Dios  y contra  la
filosofía moral (lo que hoy llamamos ética, basada en el comportamiento racional del hombre).
“La encomienda es contra las reglas de la teología y la filosofía moral …por mucho que se
predique, sin pía afección del que oye, no sé de dónde les ha de nacer a estos esa pía afección a
nuestra fe, ni cómo podrán tener por divina la ley en que viven hombres tan inhumanos”.
De las Casas, ante la imposibilidad de conseguir la supresión de las encomiendas, regresó a
España y presentó un plan a
los consejeros del joven rey
Carlos, en diciembre de
1517. Este plan consistía en
establecer asociaciones de
campesinos españoles e
indios- inspirado quizás en
la Utopía de Tomás Moro-.
Para liberar a los indígenas
de la esclavitud, De las
Casas hizo una propuesta
errónea al plantear la
sustitución de los nativos
por negros de África. Se llevó a cabo esa propuesta porque era una práctica habitual de los
portugueses, que comerciaban con negros por toda Europa sin chocar a las conciencias.  Pero
llegó a reconocer su error y se arrepintió.
El mensaje de Fray Bartolomé de las Casas

-La brutalidad manifestada por los españoles contra los indígenas  no debe justificarse, como así
lo entendía De las Casas,  por la mentalidad bárbara de la época, ya que tratándose de  cristianos,
debían, por mandato divino, evitar todo trato violento a los nativos.
-De Las Casas no solo se apoyó en la moral cristiana sino también en la ética, dándole un valor
equiparable . Para Bartolomé  no cabía la menor duda de que tanto por la fe como por la razón
había que dar un trato respetuoso a nuestros semejantes, aunque fueran de otro continente y de
otra cultura. Se adelantó a su tiempo al considerar que los indígenas eran seres humanos como
nosotros y con derechos iguales que los nuestros que hay que respetar. Su mensaje era, por tanto,
antirracista .
Fray Bartolomé de las Casa fue un hombre con profundas convicciones cristianas y éticas que le
condujeron a criticar el trato cruel que los españoles daban a los indios de las tierras colonizadas.
-Tuvo el coraje de exponer estas quejas a la Corte y conseguir que enviaran “visitadores”
( inspectores) y se aplicaran a modo de experiencia varias ideas suyas como la de formar grupos
mixtos de españoles  e indígenas que compartieran el trabajo y la vida social.
-Contribuyó a  dictar las Leyes Nuevas de las India ( 1542) para proteger a los indios.
Por todo ello es considerado como el precursor de la teología de la liberación, muy extendida
hoy en Latinoamérica, y de los Derechos Humanos.
La complicidad de la Iglesia en el trato violento a los indios
No solo los colonos cristianos cometieron atropellos sino que la Iglesia también fue cómplice al
emplear la violencia contra los pobladores de América en nombre de Dios. El mismo Papa
Francisco, en su visita a Paraguay en julio del año pasado, pidió  “humildemente perdón a los
pueblos originarios por las ofensas y crímenes que cometió la Iglesia católica durante la llamada
conquista de América”. Ante 5.000 personas reconoció que se habían cometido “muchos y
graves pecados en el nombre de Dios“.

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