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Mujer, si Conocieras el Don
Texto: Evangelio de Juan 4:13-14
Título: Mujer, si conocieras el Don
Idea Central: Jesús se presenta a la samaritana como Mesías e Hijo de Dios, él es la
promesa de bendición para todas las naciones de la tierra hecha por Dios a Abraham en
(Gén 12:3b). La idea central del pasaje es la identidad de Jesús como Salvador, su su
misericordia, compasión y amor por los pecadores, un amor que alcanza a todo el mundo.
La mujer samaritana
1 Por tanto, cuando el Señor supo que los fariseos habían oído que Él hacía y bautizaba más
discípulos que Juan 2 (aunque Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos), 3 salió de
Judea y partió otra vez para Galilea. 4 Y tenía que pasar por Samaria. 5 Llegó*, pues, a una
ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo
José; 6 y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al
pozo. Era como la hora sexta. 7 Una mujer de Samaria vino* a sacar agua, y Jesús le
dijo*: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar
alimentos. 9 Entonces la mujer samaritana le dijo*: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides
de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los
samaritanos.) 10 Respondió Jesús y le dijo: Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que
te dice: «Dame de beber», tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva. 11 Ella
le dijo*: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa
agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual
bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba
de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed
jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota
para vida eterna. 15 La mujer le dijo*: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni
venga hasta aquí a sacarla. 16 Él le dijo*: Ve, llama a tu marido y ven acá. 17 Respondió la
mujer y le dijo: No tengo marido. Jesús le dijo*: Bien has dicho: «No tengo
marido», 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso
has dicho la verdad. 19 La mujer le dijo*: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros
padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se
debe adorar. 21 Jesús le dijo*: Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en
Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos
lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 23 Pero la hora viene, y ahora es,
cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. 24 Dios es espíritu, y los que le adoran
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deben adorarle en espíritu y en verdad. 25 La mujer le dijo*: Sé que el Mesías viene (el que
es llamado Cristo); cuando Él venga nos declarará todo. 26 Jesús le dijo*: Yo soy, el que
habla contigo.
27 En esto llegaron sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero
ninguno le preguntó: ¿Qué tratas de averiguar? o: ¿Por qué hablas con ella? 28 Entonces
la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo* a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre
que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo? 30 Y salieron de la ciudad
e iban a Él. 31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 32 Pero Él les
dijo: Yo tengo para comer una comida que vosotros no sabéis. 33 Los discípulos entonces se
decían entre sí: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34 Jesús les dijo*: Mi comida es hacer
la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra. 35 ¿No decís vosotros: «Todavía faltan
cuatro meses, y después viene la siega»? He aquí, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los
campos que ya están blancos para la siega. 36 Ya el segador recibe salario y recoge
fruto para vida eterna, para que el que siembra se regocije juntamente con el que
siega. 37 Porque en este caso el dicho es verdadero: «Uno es el que siembra y otro el que
siega». 38 Yo os envié a segar lo que no habéis trabajado; otros han trabajado y vosotros
habéis entrado en su labor. 39 Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en
Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: Él me dijo todo lo que yo he
hecho. 40 De modo que cuando los samaritanos vinieron a Él, le rogaban que se quedara
con ellos; y se quedó allí dos días. 41 Y muchos más creyeron por su palabra, 42 y decían a
la mujer: Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído, y
sabemos que este es en verdad el Salvador del mundo.
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Introducción:
Juan dedica 42 versículos para narrar el asombroso encuentro de Jesús con una
mujer de samaria que tenía un pasado escandaloso o indecente. Hay muchas
lecciones teológicas significativas en este episodio, para las mujeres y para todo
creyente. El contexto cultural, religioso y social del pasaje nos permite ver a una
mujer posiblemente marginada y sedienta de amor, pero también se observan
características humanas y divinas de Jesús, derramando su misericordia para
salvación, no solo de una mujer, sino de “muchos” más en la ciudad de Samaria.
El nombre de la samaritana nunca se menciona, quizás para que cualquier mujer a
través del tiempo y en cualquier lugar del mundo se pueda sentir identificada con la
samaritana. Ella realiza una tarea doméstica de la época; va a un pozo a sacar agua
para su familia. Lo hace a una hora en la que no debería haber nadie más en el pozo
(Posiblemente a causa de su trasfondo relacional mencionado por Juan).
El lugar donce ella sacaba agua era El pozo de Jacob, ubicado en el campo que
Jacob compró para instalar su tienda en la tierra de Canaán, como se narra en Génesis
33: 18, 19 y 20. Allí Jacob hizo un altar y lo llamó “EL-Elohe-Israel” que significa “El
Dios de Israel”. Así que en el pozo de Jacob, el Dios de Israel tendrá un encuentro
con una mujer que está buscando al Creador en las cosas creadas, ella no lo conoce y
es por eso que Jesús le dice en (v.10) «Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice:
“Dame de beber”, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva».
Los Israelitas consideraban la existencia de este manantial en la propiedad de Jacob
como una prueba de gracia y misericordia de Dios para con su patriarca. Se trataba
de la fidelidad de Dios a una promesa de bendición hecha a Abraham desde Gén 12:3 “Y
en ti serán benditas todas las familias de la tierra” – Esa promesa pasó a Isaac, luego a Jacob
y aquí está Jesús, cumpliendo esa promesa de bendición para muchas personas del
pueblo samario, porque Él mismo es la bendición prometida pos Dios a Abraham.
Para los discípulos, era inusual que Jesús estuviera en Samaria pero entendemos sus
motivos gracias al relato de Juan. La vía alterna pasaba al este del río Jordán, luego
se dirigía al norte por Decápolis antes de cruzar el Jordán nuevamente, en Galilea.
Pero, esta vez, Jesús atravesó Samaria para encontrarse con una mujer sedienta de
Dios. Esta noche, Jesús se encuentra con nosotros y justo en medio de una pandemia,
porque Él sabe que todas nosotras tenemos sed de Dios y por eso necesitamos seguir
viniendo y seguir bebiendo del agua de vida que Él nos ofrece.
Los Samaritanos eran un pueblo de raza mixta, descendiente de los paganos, que se
habían casado con las pocas israelitas que permanecieron allí, después que los asirios
conquistaron el reino del norte (año 722 A.C). Pero, en el primer siglo, los samaritanos tenían una
cultura distinta, construida en torno a una religión sincrética, mezclaba judaísmo y
paganismo. Su lugar de adoración estaba sobre el monte Gerizim. Sanbalat (antiguo gobernador de
Samaria en tiempos de Nehemías) erigió allí un templo para rivalizar con el de Jerusalén. De cualquier
modo, ya los israelitas siglos atrás habían empezado a corromper el judaísmo al establecer
otro sacerdocio. Ese sabor adulterado del judaísmo fue precisamente lo que dio origen al
samaritanismo. Es así como la religión de samaria estaba doblemente alejada de la
verdadera. Pero ellos mantenían los elementos principales de la doctrina judía: por ejemplo;
reconocían el pentateuco como la Escritura, pero rechazaban los Salmos y los profetas.
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Lo sorprendente de que el Dios encarnado pueda sentirse físicamente cansado (v.6) o sediento
(v.7); no solo es que Él era un hombre verdadero sujeto a los padecimientos comunes de la
naturaleza humana, sino que confirma también su sensibilidad y amor por la humanidad de
la samaritana y de sus paisanos. Por eso dice el (v.4) que “le era necesario pasar por samaria”
porque su paso por allí tenía un propósito de salvación.
Juan también nos permite ver que Jesús era un hombre pobre, pues de lo contrario podría
haber viajado a caballo. Es hermoso ver a Jesús elegir el camino que todos evitaban,
conversar con la mujer que ningún judío hablaría (v.9) Sus discípulos estaban en shock por
esto (v.27) Para ellos sería un insulto que Jesús bebiera de un vaso impuro que pertenecía a
una mujer considerada impura. Pero, lo más asombroso es que Jesús escoge el tiempo, el
lugar, y a esta mujer para revelar formal y explícitamente (por primera vez en la vida) su
verdadera identidad como el Mesías (El Salvador). Esto hace de la samaritana una mujer
“extraordinaria”.
ORACIÓN TRANSICIONAL:
El propósito de Jesús era salvar a muchos en Samaria, así que él pasa por encima de Tabúes
de género, divisiones raciales, y el sistema de clases imperante, nada de eso le impidió hablar
con esta mujer para revelarle que Él era mayor que Jacob, Isaac y Abraham, por eso le dice
“Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice- dame de beber- tú le pedirías, y él te daría agua
viva” v.10 El agua viva es precisamente la clave de esta conversación de esta mujer y Jesús. Es
la base de los puntos de nuestro estudio esta noche, porque de la historia de Jesús y la
samaritana aprendemos que hay 1) Un agua que no sacia – Hay un agua maravillosa que
todas necesitamos, 2) El agua de Cristo – Y esta agua es 3) Un agua que todos necesitan.
PUNTOS DEL SERMÓN:
1– UN AGUA QUE NO SACIA
2– EL AGUA DE CRISTO
3– UN AGUA QUE TODOS NECESITAN
1) UN AGUA QUE NO SACIA
(v.13) Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed
Jesús habla de un agua que no sacia la sed eterna, que no satisface el alma. Él habla
del agua física que hay en el pozo para adentrarse en el corazón de esta mujer; lo
hace a través de un lenguaje metafórico. Lo que podía simbolizar el agua de este pozo
para la mujer samaritana se encuentra en la pregunta que Jesús hace cuando ella le
dice que quiere esa agua: Jesús le dice (v.16) “Ve, llama a tu marido y ven acá”. Esto
posiblemente hizo un inesperado cortocircuito en ella, ahora estaba en un problema,
pues la verdad sobre su vida era horrible, tanto que no pudo admitirla delante de Él.
Quizá ella quiere parecer ante Él la típica mujer con un hogar respetable y un marido
honorable, pero ella no era nada de eso, y para no exponer toda su desgracia, dijo
una mínima parte de la verdad “no tengo marido” (una verdad a medias es una mentira) Así que,
la respuesta de Jesús al decirle (v.17-18) “bien haz dicho – no tengo marido- porque cinco maridos
has tenido y el que ahora tienes no es tu marido” es una confrontación de sus mentiras. Ella
no se sentía orgullosa de su pasado ni su presente, pero Jesús, 100% Dios, ya lo sabía
todo; como lo sabe todo acerca de nuestra vida y nuestro corazón.
Él sabe a donde corremos a saciar nuestra sed por causa del pecado, Él sabe mujer
que nos estas viendo y escuchando, a quién o a qué cosas acudes para llenar tu alma
insatisfecha, sedienta. En el caso de la mujer samaritana, es evidente que su sed era
de amor y seguridad, y esto se deduce por la inestabilidad de sus relaciones con los
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hombres; Quizás la primera vez tuvo una gran ilusión, la segunda también, y la
tercera pensó que funcionaría y luego vino una cuarta y luego la quinta, y con quién
estaba ahora, ella ya no se quería casar. Jesús es el 7º hombre en la vida de la
samaritana, el hombre que finalmente satisafaría su alma y le daría paz a su corazón.
Ella conoce la divinidad de Jesús cuando Él le señala su pecado. Cuando él confronta
su presente estado de vida: -El que ahora tienes no es tu marido. - O ella nunca estuvo
casada con él, o él tuvo otra esposa, o, lo que es más probable, su ex marido o maridos
estaban vivos: de modo que, en resumen, ella vivía en adulterio. Pero, Jesús de una
manera dulce le habla de ello; no la llama ramera, sino que deja que su propia
conciencia diga el resto. Lo que ella pretendía como una negación del hecho (que no
tenía a nadie con quien vivir como marido) Jesús lo interpretó positivamente, como una confesión
de la culpa. Ella estaba como muchas mujeres, cansada de buscar satisfacción en los
hombres, de vivir toda una vida de dolor y rechazo antes de conocer a Jesús.
Tenemos dentro de nosotras ese deseo constante, esta necesidad constante de ser
satisfechas. Y nos sentimos atraídas a todo aquello que puede proveer satisfacción o
seguridad duradera…aparentemente. Eso es lo que está pasando con esta mujer
samaritana; probablemente estaba buscando satisfacción en esas relaciones
románticas, pero eso es como venir al pozo de Jacob. Ella bajaba su cántaro hacia
una nueva relación, y por un momento se sentía amada y aceptada y segura, pero
inevitablemente tendría sed otra vez al siguiente día.
Quizás el romance no es el pozo al que tú vas. Quizás es tu apariencia externa o el
reconocimiento de los demás, una profesión, un trabajo soñado, una empresa, tener
la familia perfecta, una casa limpia, unos hijos educados y obedientes, quizás incluso
es tu propio esposo o el servicio en tu iglesia local, las redes sociales, la comodidad y
la lista sigue. Pero nada de eso será suficiente para ser realmente feliz; como dice
Matthew Henry en su comentario:
“Las imperfecciones de todas nuestras comodidades en este mundo, no son duraderas, ni nuestra
satisfacción en ellas permanece. Cualquier agua de comodidad que tomemos, tendremos sed otra
vez. La comida y la bebida de ayer no serán suficientes para hoy. Cualquier agua de comodidad que
tomes, si no es el agua viva, vas a volver a tener sed muy pronto. Y probablemente, tu apetito por
la comodidad solo va a crecer porque no va a ser satisfecho”.
ORACIÓN TRANSICIONAL:
¿Qué puede entonces hacer verdaderamente feliz, satisfecha y plena a una mujer?
Dice el Salmo 145:16 “Abres Tu mano, y sacias el deseo de todo ser viviente.”– Un salmo que los
judíos oran antes de desayunar, almorzar y cenar, para recordarse a sí mismos y
agradecer porque solo Dios puede satisfacer todas nuestras necesidades. Si de Dios
proviene la fuente de bendición de todo ser viviente, ¿Cómo puedes conseguirla en
cada una de las jornadas de tu día a día? Esta pregunta nos lleva al Punto 2.
2) EL AGUA DE CRISTO
(v.14) “pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré
se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna”.
Es interesante que Jesús dice 2 veces “el agua que Yo le daré”: – Yo del griego egó: sólo
se expresa cuando es enfático; y cuando se une a un verbo, en este caso “dar” tienen
aún más énfasis y fuerza.
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Daré= Gr. didomi= verbo = Dar, entregar. Unido a un sustantivo, denota efecto de
quien da, que proviene de su autor. Se convierte en un verbo activo que ejecuta lo
que el sustantivo describe. Dicho de otra manera, o más claro; Lo que Jesús revela
es que Él mismo es la fuente, Él es al agua, Él se entrega a sí mismo, se da a sí mismo,
Dios encarnado se ofrece para todos los que tenemos sed, sigamos bebiendo de Él
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados” Mt 5:6.
Ahora la samaritana tiene curiosidad, así que, le pide a Jesús “dame esa agua” (v.15) Ella
pudo haber empezado a entender que Él hablaba del agua espiritual, en el mismo
sentido metafórico ella respondió “Señor, dame esa agua, para que no tenga sed, ni venga aquí
a sacarla”, al Jesús decirle todo lo que había hecho, la llevó a su conciencia, y ella se
sintió descubierta ante Él, pero Él no la rechazó ni condenó; ¡LE OFRECIÓ EL AGUA DE
VIDA!, ella, siendo una mujer religiosa le pregunta si Él es un profeta; porque sólo
uno podría saber todo acerca de su vida.
Ella también se arriesga a hablar de la rivalidad religiosa entre judíos y samaritanos
“20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se
debe adorar” –Es posible que esperara que este rabino, que parecía saberlo todo,
pudiera aclarar lo que para ella era el debate fundamental de la época: ¿Quiénes tenían
la razón?, ¿los judíos, los samaritanos? ¿Gerizim o Jerusalén?, a pesar de tener prejuicios
religiosos, sabía que debía adorar a Dios y deseaba hacerlo bien; y, por lo tanto, le
ruega su dirección. Porque es sabio cuando aprovechamos cada oportunidad para
adquirir conocimiento de las cosas de Dios. Jesús no ignoró su pregunta, tampoco le
reprochó por cambiar de tema; en los versículos del 21 al 24 leemos la respuesta breve
y contundente que le dio:
“ Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al
Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la
salvación viene de los judíos. 23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le
adoren. 24 Dios es espíritu[e], y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”.
Con esa respuesta, Jesús logró varias cosas: Primero, le hizo saber que el lugar donde
se adora no es lo importante. Los verdaderos adoradores se definen por a quién
adoran. Segundo, dejó en claro que la tradición religiosa en la que había crecido era
total y absolutamente falsa. v.22 “Adoras lo que no sabes, nosotros adoramos lo que conocemos,
porque la salvación viene de los judíos”. Él no disimuló la realidad ni se molestó tratando
de ser delicado. Respondió a la real preocupación sobre adoración que ella tenía.
Tercero, sutilmente la guió para volver al tema principal, de que vendría una nueva
época, cuando ni Gerizim ni Jerusalén tendrían el monopolio del sacerdosio. LA ERA
DEL NUEVO PACTO estaba ya presente. Había un sutil mensaje de expectativa
mesiánica en sus dichos y ella lo entendió. Y respondió con estas asombrosas
palabras v.25 “Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando Él venga, nos declarará todas
las cosas” ¿No es significativo que esta mujer samaritana, nacida y formada en una
cultura de religión corrupta, compartiera la misma esperanza mesiánica con todas
las otras piadosas mujeres de la Escritura?
Consideremos las implicaciones de su declaración. Ella sabía que el Mesías vendría.
Esa fue una expresión definitiva de certeza. Era una fe embrionaria esperando nacer.
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¿Y cómo creía ella que el verdadero Mesías se identificaría a si mismo? “Cuando él
venga nos dirá todas las cosas”. Jesús ya le había mostrado el conocimiento total de sus
secretos, según algunos teólogos, es posible que le dijera más que acerca de sus cinco
maridos, pues más adelante como lo narra el texto, ella testifica a los hombres de su
pueblo que “Él me ha dicho todo cuanto he hecho”. Estaba sugiriendo con mucha fuerza,
que sospechaba que Jesús mismo podría ser el Mesías. El Espíritu Santo estaba
trabajando en su corazón. Dios el Padre fue atrayéndola irresistiblemente a Cristo,
revelándole la verdad que ningún ojo había visto y ningún oído había escuchado.
Ahora Jesús estaba listo para revelar su verdadera identidad de una manera sin
precedentes. Él le dice: v.26 “Yo soy, el que habla contigo” Esta es la más singular, directa
y explícita declaración mesiánica que Jesús jamás haya hecho. No hay ninguna
evidencia bíblica de que haya dicho esto tan francamente a nadie más. No hay ningún
otro registro de que se revelara tan expresamente, sino hasta la noche en que fue
traicionado. En otras ocasiones, Jesús ordenaba que no dijesen que Él era el Cristo,
Mt 16:17-19 Cuando la turba judía demandaba, “si tu eres el Cristo, dínoslo abiertamente.” Jn
10:24-25
Él nunca negó la verdad, pero evitó explícitamente pronunciar las palabras que
esperaban escuchar. Por el contrario, apeló a las obras como evidencia de quién era
“Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de
mi”. No fue si no hasta su juicio ante Caifás en las primeras horas de la mañana justo
antes de su crucifixión que Jesús una vez más reveló su identidad tan abiertamente
como lo hizo con la samaritana. – Jesús revela que solamente de Él puede venir el
gozo o la satisfacción eterna que una persona necesita–
Dios tiene su mano abierta para proveer y llenar nuestra alma de Él. Dios no cierra
su puño; Él abre Su mano. Él te satisface; Él está dispuesto y es capaz de satisfacer.
Él es el agua viva, en Él está la fuente, Él la ofrece. Cuando una persona tiene sed,
corre a buscarla desesperadamente, este caso, nos deja ver que Dios encarnado es
quien está buscando darse a sí mismo, proveer de bienes y riquezas eternas en Gloria
a las almas sedientas cuyos corazones han gastado tiempo, dinero, o su vida entera
en saciar una sed espiritual con las fuentes efímeras, sosas e insuficientes de este
mundo caído.
Sólo encontramos la verdadera felicidad cuando lo adoramos, en espíritu y en
verdad. Ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y
en verdad, porque ciertamente EL PADRE BUSCA QUE LE ADOREN. El verdadero
adorador no solamente busca llenarse de la fuente de vitalidad a sí mismo, sabe que
el DON DE DIOS es dado, no ganado y por lo tanto, buscará dar de agua viva a otros,
como lo manifiesta Jesús en la última porción del v.14 se convertirá en él en una fuente de
agua que brota para vida eterna”. Esto nos lleva al tercer y último punto.
3) UN AGUA QUE TODOS NECESITAN
Después de que los discípulos llegaran, la mujer, dice el v.27 que dejó el pozo,
abandonando su vasija de agua. No fue una distracción la que causó que la dejara;
ella tenía todo el propósito de regresar. Su plan, era traer a los varones de la ciudad
y presentarlos a Cristo. Su respuesta fue típica de una persona que acaba de tener un
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encuentro real y verdadero con Jesús, quien le ha quitado la carga del pecado y la
culpa y desea compartir las buenas nuevas con los demás.
Ella corre a decirles a los hombres del pueblo que Jesús le ha dicho todo lo que ella
había hecho, pero ahora no se siente avergonzada ni quiere esconderse porque quien
ha sido perdonado por Dios, es libre de la culpa, es bienaventurado (feliz) – Como
escrine el rey David “¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, Cuyo
pecado es cubierto! 2 ¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, Y
en cuyo espíritu no hay engaño!” [Sal 32:1-2] Ella es feliz porque ahora conoce el Don de Dios.
La samaritana por primera vez es “verdadera y superlativamente FELIZ” Por eso
corre con entusiasmo y determinación a dar del agua viva que acaba de recibir. El
poder de Jesús es tan suficiente en nosotras, que rebosa para derramarse sobre los
que nos rodean. Así fue que cuando la samaritana anunció que había encontrado al
Mesías v.29 Los hombres de “Sicar” = (borracho, mentiroso) corrieron, pero los de la
ciudad “mentirosa” ya no corren a la fuente de Jacob, sino a Jesús v.30 la fuente de
Verdad y Vida, y le dieron la bienvenida con gran entusiasmo, y no sólo esto, sino
que le rogaban que se quedase con ellos, y en efecto, se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más
por la palabra de Él, y decían a la mujer, ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros
mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el salvador del mundo, el Cristo” v.40- 42.
Tanto fue el impacto del encuentro con EL AGUA VIVA que dentro de los tres años
siguientes a este suceso se fundó la iglesia. Eso significa que la mujer samaritana, los
hombres, y seguramente otras mujeres, fueron capaces de encontrar compañerismo
y enseñanza.
CONCLUSIÓN:
Juan 7: 37 y 38 dice:
¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! 38 De aquel que cree en mí, como dice la
Escritura, brotarán ríos de agua viva.
Quizás en este momento hay alguna mujer que nos está viendo, y tiene una carga
pesada llamada pecado sobre su vida, acabas de escuchar este mensaje, es posible
que no sabías hasta ahora que estabas sedienta, que estabas buscando en los lugares
incorrectos, en las cosas o las personas incorrectas.
Jesús hoy está sentado en el pozo (el lugar, la circunstancia), ha venido a tu encuentro y
te está diciendo ven a mí, bebe, cree que YO SOY, YO Soy el que te puede satisfacer,
Y0 soy el agua de vida, YO soy la fuente correcta, YO soy tu Salvador, el que estabas
esperando y estabas buscando. 1 Juan 4:14 dice “todo aquel que confiesa que Jesús es el hijo de
Dios, Dios permanece en él y él en Dios” Reconoce tu pecado, confiésalo en arrepentimiento
y cree que Jesús te perdona y recibe su perdón, confía en que Él borra y hace todas
las cosas nuevas en tu vida. Confía tu alma al redentor y síguelo.
Y tu hermana en Cristo que has creído, que has puesto tu confianza y tu fe en Jesús,
Cuando la gente ve tu vida, ¿pueden ver que tus deseos son satisfechos por la fuente
de agua viva? ¿O constantemente te ven escarbando tu propia cisterna agrietada?
¿de los más profundo de tu ser están brotando ríos de agua viva hacia los que te
rodean? Recuerda: Hay un agua que no sacia, solo Jesús es el agua que te sacia.