UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTIN -
TARAPOTO
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS
ESCUELA PROFESIONAL DE CONTABILIDAD – RIOJA
ETICA EN LA TOMA DE DECISIONES:
EL DEBER MORAL
ESTUDIANTES: MARINA APAGUEÑO, CARLA MELISSA
PINEDO HUAMAN, JERICKA PAOLA
GARCIA CHUMACERO, CLARA MARIVIC
CALDERÓN JARA, SHEYLA AMARILIS
CICLO: VI
DOCENTE: CPC Mg. JORGE LUIS BERMUDES VALLES
ASIGNATURA: ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL
INTRODUCCIÓN
La ética es necesaria en la empresa porque forma parte de todas y cada una
de las decisiones humanas. Las personas que participan en una empresa
buscan resultados distintos y actúan por motivaciones variadas; por tanto, los
directivos tienen que tener en cuenta varias dimensiones de sus acciones, que
incluyen los beneficios materiales, pero también variables psicológicas,
sociales y éticas. Esta manera de introducir la ética en la empresa es interna:
Viene a ser una condición de equilibrio de la empresa, que mira no ya a su
rentabilidad a corto plazo, sino, sobre todo, a su consistencia, es decir, a su
capacidad de generar beneficios también a largo plazo, porque mejora la
capacidad de las personas para tomar mejores decisiones.
¿QUÉ ES LA TOMA DE DECISIONES ÉTICAS?
En la vida cotidiana profesional y personal, con frecuencia enfrentamos
situaciones conflictivas o dilemas que exigen decisiones. La necesidad de esa
toma de decisiones ocurre frente a dilemas que surgen cuando se tienen dos o
más alternativas que presentan condiciones de incertidumbre para actuar bien.
No todos los dilemas en la vida son de naturaleza ética, pero los dilemas éticos
surgen cuando aspectos relacionados con la moral, con asuntos de conciencia,
entran en conflicto con nuestra vida y demandan la toma de decisiones éticas.
Algunas situaciones conflictivas sobre asuntos morales pueden referirse a
asuntos sin mayor dificultad, pero otras, en cambio, representan asuntos de
gran envergadura. Estas últimas son cuestiones de gran importancia como las
relaciones con la vida, con la dignidad del ser humano, con sus derechos, y las
otras tienen que ver con asuntos cotidianos menos trascendentes.
Lo importante en el quehacer profesional y en la vida es no solo saber cómo
hacer algo, sino indagar su razón, por qué, para qué. Necesitamos conocer,
entender los conceptos de moral, ética y bioética. Para fundamentar y
responder ese para qué y por qué de nuestro actuar y quehacer, pero lo más
importante es tener el propósito y hacer un esfuerzo para entender los
conceptos de moral, ética y bioética, los principios y valores que fundamentan
el quehacer para aplicarlos en la realidad.
El proceso y modelo de toma de decisiones éticas que se aplique debe ser
pluralista de tal manera que permita, en el proceso de análisis y reflexión,
tomar en consideración diferentes puntos de vista éticos y morales. Debe
permitir que se reconozcan y respeten las diferencias en los valores y
creencias personales y profesionales de quienes están involucrados en la
situación o en el dilema ético que se vive y sobre el cual se está tomando una
decisión.
ÉTICA EN LA TOMA DE DECISIONES EMPRESARIALES
“Una empresa está formada por personas con diferentes historias, diferentes
culturas, diferentes inclinaciones, diferentes aspiraciones y diferentes trabajos.
Y todas esas personas, de diferentes edades y culturas, con diferentes
empleos, tienen que llevar a cabo el milagro de trabajar juntos, de modo que
los resultados de la empresa sean los adecuados. Hoy y mañana”.
Aparecen aquí los elementos que definen a una empresa: una comunidad de
personas, con una gran variedad de intereses; una tarea común, que exige una
cierta dirección unificada; unos resultados adecuados, y el imperativo de la
continuidad. Si queremos explicar cómo se dirige una empresa, esta
descripción es un buen punto de partida.
Empecemos por esa comunidad de personas–propietarios, directivos,
empleados, también clientes y consumidores, que se proponen conseguir unos
objetivos comunes. Hemos dicho que tienen motivaciones muy distintas.
¿Cuáles son éstas? ¿Qué busca, por ejemplo, un empleado cuando decide
colaborar en una empresa?
1) Resultados ‘extrínsecos’, que la empresa le proporciona, y que pueden
ser económicos (remuneración) o no (ascensos, oportunidades de carrera,
reconocimiento).
2) Puede buscar también resultados ‘intrínsecos’, que no le son
proporcionados por la empresa, sino que se producen en él mismo, y que
pueden ser de naturaleza psicológica (satisfacción por su trabajo), o
aprendizajes operativos (conocimientos, capacidades, etc.).
3) También puede buscar resultados en otras personas (satisfacción en los
clientes, ayuda a otros empleados, colaboración en la buena marcha de la
comunidad), que darán lugar a otros aprendizajes intrínsecos, que podemos
llamar ‘evaluativos’, porque versan sobre cómo tener en cuenta a las personas.
La existencia de tres tipos de resultados implica que las personas pueden
actuar por tres motivaciones distintas:
1. EXTRÍNSECAS, cuando el agente trata de lograr las satisfacciones que
producen los resultados extrínsecos, materiales o no;
2. INTRÍNSECAS, cuando el agente busca resultados intrínsecos, y
3. TRASCENDENTES, si el agente trata de lograr los aprendizajes de las
otras personas con las que interacciona, renunciando para ello, si es
necesario, a una satisfacción personal.
Tres tipos de resultados y de motivaciones implican que todas las decisiones
se deben evaluar desde tres puntos de vista:
1) Eficacia. Para el empleado, la relación laboral es eficaz si le proporciona
los resultados extrínsecos deseados: por ejemplo, una remuneración
que no sea menor que la que podría obtener en otro empleo de
características similares. Desde el punto de vista de la empresa, la
eficacia consistirá en la creación de valor económico en cuantía
suficiente para atender a la remuneración del empleado y contribuir a la
creación de valor para los demás.
2) Atractividad. Para el empleado, un trabajo satisfactorio, una
socialización agradable y la adquisición de conocimientos y capacidades
que le permitan mejorar sus posibilidades profesionales en el futuro. Y
parecido será el criterio con que la dirección de la empresa evaluará
esta dimensión.
3) Consistencia. Si la relación que se da entre el empleado y la empresa
ha de mantenerse en el tiempo y ha de incluir también a otros agentes,
es necesario que se creen las capacidades necesarias para optimizar
esas relaciones.
En cualquier acción estas tres dimensiones pueden actuar en direcciones
opuestas: por ejemplo, los empleados pueden crear valor económico (eficacia),
al tiempo que pierden interés por su trabajo, porque es repetitivo y no les
proporciona nuevos conocimientos (Atractividad), y si, además, se sienten
maltratados, se resistirán cada vez más a aceptar las órdenes de sus jefes
(consistencia).
IMPORTANCIA
En esta toma de decisiones, la ética adquiere gran envergadura, ya que les
permite a los líderes discernir entre las acciones correctas e incorrectas con
criterios éticos, serán capaces de tomar decisiones justas, honestas y
orientadas al mejoramiento de las condiciones de la empresa y de quienes son
parte de ella asimismo, la forma en la que decidan moldeará la imagen con la
que serán observados e imitados por los empleados por lo tanto, este proceso
requiere de sumo cuidado y de un análisis y reflexión profundos.
¿QUÉ ES ÉTICA?
Lo que realmente importante es el conjunto de cambios que tienen lugar en la
persona que decide, cuando opta por tener en cuenta (o cuando prefiere
ignorar) las consecuencias que su acción tiene sobre él mismo y sobre los
demás, porque esos cambios son los que, en definitiva, explican cómo mejora
la capacidad de esa persona para tomar decisiones.
Y es así cómo entra la ética en el proceso de toma de decisiones. Y éste es el
objeto de las virtudes morales.
Esta manera de entender la ética no se opone a la tesis de que “la ética
completa ha de ser una ética de bienes, de normas y de virtudes” (Polo 1996,
112). Los resultados son bienes que el agente busca; pero, si sólo busca
bienes, la motivación extrínseca y la intrínseca psicológica serán muy fuertes, y
caerá fácilmente en el hedonismo. Por su parte, las normas son necesarias
para actuar, pero no pueden ser deterministas: “la norma moral integrada es
‘haz todo el bien que puedas y como se te ocurra’” (Polo 1996, 120). Y las
virtudes, como ya hemos explicado, permiten conocer lo que hay que hacer (las
normas y los bienes) y estar en condiciones de hacerlo.
La ética en una organización no consiste solo o fundamentalmente en la
aplicación de normas, códigos o principios establecidos desde fuera, ni en una
valoración de los costes y beneficios de cada decisión. No responde solo a la
racionalidad económica, porque en la vida real las decisiones van mucho más
allá de la elección de medios para la consecución de fines dados: los fines
mismos son objeto de elección y la racionalidad económica no tiene nada que
decir sobre la elección de fines. De modo que el carácter ético de una decisión
dependerá del desarrollo de la capacidad moral del agente, es decir, de su
capacidad para conocer en cada ocasión qué es lo bueno, y de su capacidad
para hacerlo, venciendo las resistencias (primeramente, las internas del propio
agente) que le dificultan llevarlo a cabo. Esto es lo que queremos decir cuando
afirmamos que la ética consiste en el desarrollo de las virtudes.
Actuar de acuerdo con la ética permite a las personas desarrollar su capacidad
para percibir la realidad: toda la realidad que les afecta, no sólo la pequeña
parte de la realidad que en un momento dado son capaces de observar, y que
les atrae. Porque las consecuencias que las acciones que llevamos a cabo
tienen sobre nosotros mismos y sobre los demás forman parte de esa realidad
más aún, son la parte más profunda de esa realidad.
Aun siendo muy importantes las consecuencias de las acciones sobre otras
personas, lo más importante para la ética es lo que va a ocurrir dentro del
decisor: como decía Sócrates, lo más importante para el que practica la
injusticia no es el daño al otro, sino que él se hace injusto. La acción misma es
ya relevante, incluso antes de que se produzca cualquier resultado externo:
actuar (o no hacerlo) es ya un resultado, porque las consecuencias que tienen
lugar en el propio agente no dependen de los resultados extrínsecos.
La ética no se identifica solo con las acciones que miran a los efectos de las
acciones en los demás: decir la verdad puede ser un acto ético, pero también
puede no serlo, si se hace por cálculo, estrategia, temor o para engañar. No se
trata de conseguir un fin externo, sino que es la condición para perseguir otros
fines. Tampoco es la ética un conjunto de criterios (sociales, legales o morales)
añadidos desde fuera del proceso de decisión, y que hay que tener en cuenta
en la toma de decisiones para que esta sea ‘correcta’. Las ‘éticas de la tercera
persona’ no son adecuadas para gestionar las decisiones humanas,
precisamente porque los criterios que establecen no emanan de la propia
decisión (Abbà 1992, Argandoña 2010).
La ética no se ocupa de las condiciones que debe cumplir una acción ‘en
general’ para ser correcta, porque la calidad de la decisión dependerá de las
alternativas factibles, y ese conjunto no es independiente de las circunstancias.
Para estos últimos, la ética es, frecuentemente, solo un instrumento para
alcanzar objetivos de otro tipo, principalmente económicos. Entre los teóricos
de la economía es frecuente que no se dé a la ética ningún papel relevante,
porque se considera que las decisiones económicas son de naturaleza técnica,
no moral, y responden a unos supuestos de conducta racional, que el
economista toma como datos, sin discutirlos (Freeman 2008). En el plano
práctico, esto significa que todo lo que se puede hacer en este ámbito es
moralmente neutro; el razonamiento moral es irrelevante.
¿ES POSIBLE VIVIR LA ÉTICA PERSONAL EN LAS ORGANIZACIONES?
Sí, y no sólo es posible, sino que es necesario. Una empresa puede obtener
buenos resultados económicos a corto plazo, aunque no sea capaz de
promover un entorno que favorezca las conductas moralmente correctas de sus
miembros, pero sin el desarrollo de las capacidades morales esos resultados
serán efímeros, porque tarde o temprano se destruirá su consistencia y, con
ella, la unidad de la organización. El comportamiento virtuoso de todas las
personas en la organización y, principalmente, de sus directivos es, pues, un
requisito para llevar a cabo acciones eficaces, atractivas y consistentes.
EJEMPLO DE ETICA EN LA TOMA DE DECISIONES
Vamos a ver un “caso” de los típicos que se suelen utilizar como ejemplo. Se
trata de una situación extrema, que lógicamente nos costará encontrar en la
realidad, pero que nos ayuda a entender la aplicación de las herramientas en la
toma de decisiones Éticas: Bien, imagina que estas visitando como turista un
poblado indígena de una zona remota del mundo, cuando de repente llega a la
aldea un grupo de hombres armados, sin que dé tiempo a nadie a escapar.
Reúnen a los 143 habitantes, muchas mujeres, niños y ancianos, para
anunciarles que los van a matar a todos. Tú, horrorizado, tratas de interceder
con el líder del grupo armado y este, como deferencia hacia un extranjero te
dice: “Como veo que estás muy interesado en la vida de estas personas, te
propongo un trato: contigo no va nada de esto, simplemente la casualidad ha
querido que estuvieras aquí, y por lo tanto puedes irte ahora sin mirar atrás y
mataremos a todas las personas del poblado tal y como teníamos pensado, o
te quedas y mataremos solo a 3 personas, pero serán las 3 que tú me indiques.
No intentes ningún truco, ni trates de escapar o de lo contrario todos morirán.
Tienes hasta la medianoche para tomar tu decisión”
¿Qué harías? Darle esos tres nombres salvaría al resto, pero sería como si tú
mismo los hubieras matado, y para ti la vida es sagrada, por otro lado,
marcharse sabiendo que toda esa gente va a morir sería imperdonable, pero la
alternativa es instrumentalizar a 3 de esas personas para salvar al resto, lo cual
es horrible. Por otro lado, en el caso de optar por esta segunda, ¿cómo decidir
qué tres personas deben morir? Sin duda es una situación endiablada en la
que toda salida es traumática.
Mi solución iría por aquí: en primer lugar, desde el punto de vista de los
principios, de las leyes universales, haga lo que haga va a morir gente, bien por
mi omisión (si me voy morirán todos) o por mi decisión (si doy los tres nombres)
El hecho de que en el primer caso no tenga que hacer nada expresamente,
personalmente no me exime, o no siento que me exima, ya que la vulneración
del principio de que la vida es un bien absoluto se puede producir, por una
acción directa, por una imprudencia, por negligencia, y también por una
omisión.
Yo llegaría a la siguiente conclusión: le indicaría al jefe del grupo armado el
nombre de 3 personas del poblado, previa consulta a la propia gente del
poblado.
Utilidad: la muerte de 3 personas es un mal menor frente a la muerte de
143. Haga lo que haga va a morir gente, no hay ninguna salida con la que
pueda evitarlo, en consecuencia, no me queda otra opción que buscar el
mal menor.
Reversibilidad: si yo fuera una de las 143 personas del poblado, no
quisiera por nada del mundo que la decisión fuera dejarnos morir a todos,
preferiría la opción de poder decidir 3 nombres ya que tendría más
posibilidades de sobrevivir yo o alguien de mi familia
Transparencia: creo que no sería capaz de contar que tuve la opción de
salvar a 140 personas pero que mis principios me lo impidieron, mientras
que sí podría contar lo doloroso que fue tener que elegir tres personas
para salvar al resto.
Participación: para mí la clave de este caso estaría aquí, en
preguntarles a los 143 habitantes del poblado, ¿qué quieren que haga?
Mis principios me dictan que la vida es el máximo valor y que por lo tanto
no debo quitarla, directa o indirectamente, ni siquiera para obtener un mal
menor, pero ¿ustedes qué piensan? Si prefiriesen morir todos antes que
dar tres nombres, entonces me iría sin ningún cargo de conciencia. Si por
el contrario prefiriesen dar tres nombres, les pediría que se presentasen 3
personas voluntarias, y de nuevo mi conciencia quedaría tranquila. En
caso de no haberlas, les diría que tendrían que elegir ellos a las
3 personas o que lo haría yo al azar, lo que prefiriesen.
De este modo, la decisión tiene una enorme solidez ética.
EL DEBER MORAL
¿QUÉ ES EL DEBER?
El deber supone una obligación, frente a otra parte, que por el contrario, tiene
un derecho. El deber puede adoptar diferentes formas de obligaciones, de
acuerdo al ámbito con el cual esté relacionado: moral, jurídico, tributario,
financiero, social, por citar sólo algunos de ellos. En la mayoría de los casos, el
incumplimiento del deber recae en una sanción, multa o castigo para la
persona que poseía la obligación, y de acuerdo a la magnitud del deber no
cumplido, será la magnitud de esas consecuencias.
¿QUÉ ES DEBER MORAL?
El deber moral es el principio ético sobre el cual se asientan las acciones de
una persona y que le permite que estas sean las correctas. De esta manera,
una persona actúa de acuerdo con el deber moral si se atiene a los criterios
éticos de verdad y de bien.
El deber moral es aquel que está ligado a los comportamientos o actitudes
humanas respecto de la escala de valores y antivalores. Es una especie de
presión que la razón ejerce por sobre la voluntad. “Por más que yo quiera hacer
esto, DEBO hacer esto otro, porque la obligación moral me lo exige”. La
obligación moral representa la acción basada en valores positivos y correctos
por sobre la acción humana basada en anti valores, esencialmente negativos e
incorrectos.
Los deberes morales pueden definirse como aquello que nos es imperativo
hacer por demanda de nuestra propia conciencia, que en caso de no cumplirlo,
nos sanciona con el remordimiento.
El deber moral está profundamente emparentado con la ética, que estudia las
acciones clasificándolas en buenas o malas. Lo que se debe hacer es lo bueno,
pero lo que no es tan fácil de descubrir en algunos casos es qué es aquello que
llamamos “bueno”.
CONCEPTOS RELACIONADOS
Para especificar las características de un deber moral es necesario especificar
algunos conceptos kantianos relacionados, tales como: el imperativo categórico
y la buena voluntad.
IMPERATIVO CATEGÓRICO: El imperativo categórico es el cimiento más
importante de la moralidad para Kant. Se trata de un fundamento objetivo y
racional que es necesario e incondicional y que, además, todo individuo debe
seguir aun en contra de las inclinaciones naturales o deseos contrarios que se
tengan. Es decir, el imperativo categórico es una regla que siempre es
verdadera, en cualquier ocasión.
BUENA VOLUNTAD: Immanuel Kant habla de buena voluntad para designar a
toda persona que está comprometida a decidir sobre lo que para ella son
consideraciones dignas moralmente. Es por eso que su conducta se guía por
razones innegables nacidas de dichas consideraciones morales.
CARACTERÍSTICAS DEL DEBER MORAL
Tal como lo explicita el imperativo categórico, el que una persona efectúe una
acción por deber se debe a que los estímulos racionales son más importantes
para ella que sus inclinaciones personales opuestas.
En este sentido, Kant concibe a la moral no como un deber impuesto del
exterior, sino por el contrario, como lo que el ser humano racional reconoce, en
plena libertad, que le exige la razón. A su vez, el deber moral se puede dividir
en:
DEBER MORAL PERFECTO: Que es aquel que es cierto siempre, tal como
ocurre con decir siempre la verdad.
DEBER MORAL IMPERFECTO: que es el que permite elasticidad. Es el caso
de ser caritativo; se puede ser en algunas ocasiones y en otras no.
Debido a esto, para Kant los más importantes son los deberes perfectos. Si
existe algún conflicto entre ambos tipos de deberes, se debe seguir el deber
perfecto.
Las características más destacadas del deber moral son las siguientes:
1. AUTÓNOMO: Debido a que surge de la voluntad racional de cada
persona.
2. UNIVERSAL: Kant planteó que la ley moral y racional existe antes del
ser racional. Es por eso que considera que la moral racional es universal
y no puede cambiar de acuerdo con el contexto.
3. NO PUNIBLE: El deber moral no es sancionado legalmente ni
castigado. Una sanción moral o condena moral es solamente la
desaprobación de cierta conducta por la sociedad o grupo.
EJEMPLOS DE DEBER MORAL
En el ámbito personal
SITUACIONES LÍMITES
Cuando se trata de situaciones extremas es cuando quizá queda más claro el
valor del deber moral que tiene una persona y su acción correspondiente.
Ayudar y asistir a un enemigo herido gravemente en un campo de
batalla. A pesar de estar enfrentados en una guerra o contienda, el
deber moral de quien lo ve es asistirlo para salvarlo. Es un ser humano
más allá de las ideas políticas que tenga.
Salvar a un niño que se ha caído y pende de la baranda de un balcón en
un sexto piso. En este caso, el deber moral se convierte además en un
acto de heroísmo.
Introducirse en una casa en llamas para rescatar a un perro. Aquí se
trata del respeto y la preservación de la vida en todas sus
manifestaciones.
Permanecer lo más cerca posible de una persona atrapada debajo de
los escombros de un edificio colapsado por un terremoto o derrumbe.
Rescatar a personas inundadas con los propios medios de que se
disponga, como un bote o una lancha.
SITUACIONES DIARIAS
Incluye todas aquellas situaciones en las cuales no está en peligro ninguna
vida; sin embargo, el deber moral se hace presente desde el momento en el
que, como individuo, se decide determinada conducta, aun cuando otros
puedan hacer lo mismo en lugar de uno.
Ayudar a cruzar la calle a una persona con discapacidad o anciana.
Dar de comer a una persona que tiene hambre y no puede valerse
por sus propios medios para hacerse de comida.
Devolver algo que se ha recibido como préstamo.
Cumplir con lo que se ha prometido o se ha pactado.
Reintegrar el dinero del vuelto de un pago si ha sido mayor a lo que
debía ser.
Entregar un maletín con dinero que posee los datos de la persona
que lo perdió o que se sabe públicamente quién es su dueño. En el
caso de no saberlo, se deberían agotar los medios para saber la
procedencia y su dueño.
No faltar a la verdad o no mentir.
EN EL ÁMBITO GRUPAL
También como sociedad existen deberes morales de esta para con sus
miembros y hacia otras sociedades o Estados.
Está claro que en un individuo es más fácil poder constatar el concepto de
deber moral que en una sociedad. No obstante, se puede tomar como
parámetro lo que la sociedad en su conjunto (o al menos en su mayoría)
considera que se debe hacer desde el punto de vista moral.
Cuidar física, económica y psicológicamente a las personas ancianas.
Dar asilo a refugiados políticos y sociales.
Respetar y asistir a los pueblos originarios de un territorio que ha sido
colonizado o conquistado por otra etnia o grupo social.
Concientizar a todos los habitantes de un territorio, nación o continente
de la necesidad del respeto por la naturaleza y el ecosistema.
CONCLUSIONES
La toma de decisiones éticas es un proceso que ayuda a analizar las
situaciones con dilemas éticos para buscar la forma más adecuada de
actuar bien frente a las responsabilidades como ciudadano, como
profesional y en nuestros diferentes roles de la vida en familia y en la
sociedad.
El diálogo, la comunicación y la actitud respetuosa frente al otro u otros
son elementos esenciales para la discusión, análisis y argumentación
durante el proceso de toma de decisiones éticas.
La toma de decisiones éticas permite revisar nuestros actos frente a los
dilemas éticos que se presenten y ayuda a buscar y mantener la
necesaria coherencia entre nuestra forma de pensar y actuar.
El deber moral es la ley no escrita o dictada, pero que igualmente
estamos obligados a cumplir los deberes y derechos que son leyes
dictadas por el hombre para coexistir o convivir en la sociedad.
Los deberes morales dependen del concepto ético que posea la persona
y te exigen un comportamiento acorde a las leyes jurídicas y morales
que se establecen en una sociedad.