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Los Habitos de Higiene

La higiene se refiere al cuidado de la salud, la limpieza y el aspecto personal para evitar enfermedades. Es responsabilidad individual llevar a cabo hábitos de higiene como lavarse las manos y la boca, los cuales se enseñan desde pequeños. Estos hábitos ayudan a mantener un buen estado de salud al limitar el contacto con gérmenes y bacterias.

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Los Habitos de Higiene

La higiene se refiere al cuidado de la salud, la limpieza y el aspecto personal para evitar enfermedades. Es responsabilidad individual llevar a cabo hábitos de higiene como lavarse las manos y la boca, los cuales se enseñan desde pequeños. Estos hábitos ayudan a mantener un buen estado de salud al limitar el contacto con gérmenes y bacterias.

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Podemos entender a la higiene como el proceso que hace que una

persona cuide su salud, su aspecto, su limpieza para evitar contraer


enfermedades o virus, para limpiar la suciedad, para conducirse de
manera sana en la sociedad en la que vive. La higiene es un complejo
sistema de acciones más o menos simples que cada individuo debe
llevar a cabo por su cuenta, es decir que la higiene no es
una responsabilidad del Estado o de los profesionales (como sí lo
puede ser mantener una epidemia controlada) si no que es pura y
exclusiva responsabilidad de la persona. Los hábitos de higiene se
ganan desde chicos y es ahí donde es sumamente importante el rol
que los padres o las autoridades tienen en enseñar a los niños las
formas de actuar ante determinadas situaciones, por ejemplo, lavarse
las manos antes de comer, luego de salir del baño, cepillarse los
dientes luego de cada comida, etc.
Se ha comprobado a lo largo del tiempo que las pequeñas acciones que
caracterizan a la higiene diaria y personal de cada individuo son, en suma,
importantísimas para asegurar a la persona un buen estado de salud,
evitando estar en contacto con virus o bacterias, limitando la exposición a
enfermedades y manteniendo en términos generales un buen estado de
pulcritud del cuerpo.

La higiene personal se refiere al cuidado y aseo consciente de nuestro


cuerpo y es necesaria porque ayuda a prevenir el desarrollo de infecciones,
enfermedades y malos olores. Mantener altos estándares de limpieza
implica atención a nivel personal, pero también tomar decisiones saludables
respecto a nuestra interacción con los demás.

Nuestra Imagen personal

La manera en la que nos vemos a nosotros mismos y cómo nos perciben


los, impacta en nuestra autoestima y motivación. Quienes tienen un auto
concepto distorsionado o atraviesan por una etapa de depresión
comúnmente descuidan su aseo, lo que repercute de manera negativa en
su imagen y esto a su vez en su auto confianza, volviéndose un círculo
vicioso.

Mantener un aspecto limpio y agradable nos hará sentirnos bien con


nosotros mismos y proyectarlo hacia los demás.

La importancia para la salud


Desde
una perspectiva muy simple, nuestra salud depende del aseo adecuado de
nuestro cuerpo. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia o
UNICEF, afirma que más del 50% de las enfermedades y muertes en niños
pequeños son ocasionadas por los gérmenes provenientes de materia fecal,
que se transmiten al comer alimentos con las manos sucias o ingerir agua
contaminada.
Mantener hábitos de limpieza diaria como bañarse o lavarse las manos con
agua y jabón después de ir al baño, o antes de cocinar y comer, puede
ayudar a evitar enfermedades como la diarrea o el cólera. Esta práctica ha
demostrado reducir el índice de otros padecimientos como la neumonía, la
influenza o infecciones de la piel y los ojos, entre otras.

El agua juega un papel fundamental pues es bien sabido que sin ella no hay
higiene. Lamentablemente, la contaminación y las prácticas antihigiénicas
para su uso causan año con año millones de muertes, sobre todo
en comunidades en vías de desarrollo.
¿Qué medidas necesitamos tomar?

Es importante pensar en cada parte de nuestro cuerpo de manera


separada, cuando se trata de higiene. Las acciones básicas que todos
debemos llevar a cabo son:

1. Cepillarse los dientes por lo menos dos veces al día.

2. Tomar un baño diario, especialmente si vivimos en una ciudad donde la


contaminación y la humedad hacen que el cuerpo sea un imán para las
bacterias.

3. Cambiar nuestra ropa interior todos los días y lavarla bien.


4. Lavar las manos tanto como sea posible.

5. El cuidado de nuestro entorno:

Los gérmenes pueden propagarse en nuestro hogar, sobre todo en lugares


donde hay temperaturas muy altas y considerables índices de humedad.

Prácticamente cualquier objeto puede estar expuesto al desarrollo de


bacterias nocivas para la salud, por ello es necesario cuidar la limpieza
de toda la casa, poniendo atención especial en dos lugares que
detallamos

La cocina:

Al ser el espacio donde preparamos nuestros alimentos, debemos


garantizar las condiciones de saneamiento necesarias para evitar
contagiarnos de alguna enfermedad. Hay ciertos elementos potencialmente
riesgosos en esta zona, como el fregadero, donde se llega a acumular
mucha humedad, los utensilios de limpieza como trapos y esponjas, la
superficie donde se prepara la comida y los sitios donde almacenamos los
alimentos, tales como el refrigerador y la alacena.

El baño:

Es el espacio donde cuidamos nuestra higiene personal y atenemos


nuestras necesidades fisiológicas básicas. Aquí el calor y la humedad
favorecen el desarrollo de bacterias, por lo tanto, desinfectar
constantemente y mantener una buena ventilación que permita que la
humedad se evapore y el aire se renueve es imprescindible.

Todos merecemos gozar de condiciones de vida adecuadas y una salud


óptima. Procurar una buena higiene a nivel personal y social es una parte
del derecho fundamental a la dignidad humana, que todas las personas
tienen.

La higiene se puede llevar a cabo en pequeñas acciones como lavarse las


manos varias veces por día y en momentos específicos, bañarse de manera
seguida, utilizar ropa cómoda y fresca, cepillarse los dientes luego de cada
comida y, también, mantener los ambientes frescos, ventilados y limpios.
Todos estos pequeños actos y muchos otros contribuyen a elevar la calidad
de vida de las personas e influyen directamente en el mantenimiento de un
buen estado de salud que limita mucho más la presencia de posibles
enfermedades o problemas de salud.

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