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Claves para Hacer Un Buen Dafo

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CLAVES PARA HACER UN BUEN DAFO (O

FODA)

10 de junio de 2019 | 14:30


Por Juan Martín

El análisis DAFO de una empresa permite diseñar la estrategia en la que se basará la compañía para
afrontar su futuro a corto, medio y largo plazo. Se trata de un mapa a través del que se establecen las
debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de la organización. Un análisis interno y externo del
entorno en el que se desarrolla la actividad para mejorar su rentabilidad, funcionamiento y
posicionamiento en el mercado.
El DAFO también se conoce como FODA o DOFA. Las siglas en inglés
son SWOT    (Strengths, Weaknesses, Opportunities  y Threats). Se trata de una herramienta fundamental para
conocer la situación en la que se encuentra la compañía a partir de la que se trazará la estrategia
empresarial futura, y en su día se convirtió en una auténtica revolución.

¿Cómo se hace un DAFO?


El modelo se puede aplicar a cualquier sector, tipo de gestión o área de negocio. El primer paso es
describir la situación actual para después identificar las acciones o cambios que han de llevarse a cabo.
Se trata de un diagnóstico estratégico clave en una organización. La información obtenida muestra el
actual estado de la compañía, o departamento objeto de estudio, en función de sí misma y del entorno
en el que se desarrolla o desea desarrollarse. Es el punto de partida para realizar un análisis histórico y
proyectivo.
El primer paso para realizar un FODA es fijar el objetivo principal y los objetivos que son secundarios,
después hay que desarrollar todo el análisis para trazar la estrategia más adecuada en función de los
fines que se quieran conseguir.
Análisis interno: debilidades y fortalezas
En el estudio interno, el objetivo es encontrar las debilidades y las fortalezas que tiene la organización:
las primeras para corregirlas y las segundas para impulsarlas. Para ello se estudian diferentes variables:
producción, marketing, organización, recursos humanos o personal y finanzas.
En el apartado de producción, se analiza la capacidad que tiene la empresa de producir sus servicios o
productos, los costes, la calidad y la innovación. En marketing, se estudian las líneas y gamas de los
productos, la imagen que se tiene, el posicionamiento, la cuota de mercado, la publicidad, los precios, las
ventas, la distribución, el servicio al cliente y las promociones. En el estudio financiero, se engloba la
rentabilidad, los recursos, el endeudamiento y la liquidez de que dispone la empresa.

Por otra parte, en el análisis de la organización se estudia la estructura de la compañía, la cultura


empresarial, la jerarquía, el proceso de dirección y el de control. Y, por último, en el de recursos humanos
se analiza el proceso de selección del personal, la formación que se realiza, la política de motivación, de
rotación o de remuneración que hay establecida.
Análisis externo: amenazas y oportunidades
El análisis externo es el que se refiere al entorno empresarial de la compañía. Incluye todos aquellos
aspectos que no dependen directamente de la empresa pero que le afectan. Estos puntos son muy
reveladores a la hora de definir estrategias que permitan combatir las amenazas y aprovechar las
oportunidades.
Las áreas que abarca el análisis externo son el mercado, el sector, la competencia y el entorno. En el
mercado se define el público de la empresa, la evolución de la demanda, los deseos que tiene el
consumidor y sus comportamientos a la hora de realizar la acción de compra.

En cuanto al sector, el objeto de estudio se centra en la detección de las tendencias que permitan obtener
nuevas oportunidades de negocio. Para ello. se estudian tanto las empresas como los proveedores,
distribuidores, clientes y fabricantes. El análisis de la competencia permite situar la empresa en el mapa y
averiguar cuál es su posicionamiento en función del de otras compañías, los precios que se ofrecen, el
tipo de productos o la distribución que realiza. En el estudio del entorno se incluyen todos aquellos
aspectos que son ajenos a la organización pero que le influyen directamente, como son variables
económicas, legislativas, sociológicas, tecnológicas o políticas.

Definición de la estrategia
Gracias a la elaboración de la matriz FODA, la compañía obtiene la información que le permitirá trazar
una estrategia para conseguir los objetivos comerciales, organizativos, productivos y financieros
marcados. Obtiene un mapa que le permite obtener su situación objetiva, sabe dónde está para señalar
el camino hacia el que quiere dirigirse.
A partir de ese momento, puede definir una estrategia que le permita aprovechar las oportunidades
detectadas, corregir las debilidades que existen, conocer a su competencia y preparar la organización
para hacer frente a las amenazas que se le presenten.
Los objetivos que se fijen han de jerarquizarse en función de las prioridades marcadas. Tienen que ser
reales, consistentes y han de poder cuantificarse. Las metas a conseguir han de ser lo más tangibles
posible para trazar una estrategia que permita conseguirlas y que incluya la modificación o creación de
determinados procesos.

Las estrategias más comunes entre las empresas son defensiva, ofensiva, de supervivencia o de
reorientación. En función de la situación de la empresa y de los fines que se deseen conseguir, así como
de los recursos de los que se dispone, la organización deberá fijar un tipo u otro de estrategia.
En la defensiva, la compañía está preparada para hacer frente a las amenazas que se le presenten. No
está en posición de ataque, sino de defensa, lo que incluye diferenciarse de la competencia si ha perdido
el liderazgo, reducir la cuota de mercado, maximizar y proteger la rentabilidad de los clientes.
En la ofensiva, la empresa está en condiciones de atacar, de crecer y de mejorar su posición en el
mercado. Es el momento de potenciar las fortalezas y el liderazgo en el sector.
Cuando el resultado del FODA señala una estrategia de supervivencia, la compañía se enfrenta a una
serie de amenazas externas y precisa organizar bien sus fuerzas internas. Los expertos recomiendan
esperar, tener una actitud prudente que permita administrar los recursos hasta que se asienten los
cambios que se puedan producir.
Cuando las empresas optan por una estrategia basada en la reorientación, el objetivo es la búsqueda de
nuevas oportunidades y para ello conviene tener la preparación adecuada. La preparación incluye el
cambio y la creación de nuevas políticas para conseguir unos resultados diferentes a los que se obtienen
en la actualidad.

Claves para realizar un buen diagnóstico estratégico


Los análisis FODA han de estar presentes en la gestión de las organizaciones. Antes de tomar una
decisión, conviene consultar el estudio realizado para ver si realmente se ajusta a los fines marcados y si
responde a los objetivos deseados. Por eso, existen una serie de claves que conviene tener en cuenta a la
hora de realizar este tipo de estudios:
1. Sencillez, personalización y concreción.

2. Visión general de toda la compañía o área objeto de estudio.

3. Dedicación a su preparación para conseguir que sea relevante y aporte toda la información que se
precisa.

4. Ha de ofrecer un estado de la situación del momento en que se ha hecho, es un punto de partida


sobre el que se tomarán después las decisiones.

5. Es posible que una misma idea aparezca en más puntos, ya que a veces lo que se presenta como
una amenaza también puede ser una oportunidad para el negocio.

6. Realizar distintos análisis en el tiempo para comprobar la evolución que se consigue con los
cambios o estrategias implementadas, solo así la empresa sabrá si el camino es el correcto y si
obtiene un retorno adecuado de la estrategia fijada.

7. Centrarse en conceptos concretos y no abstractos.

8. Revisar bien las conclusiones para comprobar que no se contradicen entre sí y que tienen sentido.

Gracias a este tipo de análisis, las empresas obtienen la información que les señala cuál es su actual
realidad y su posicionamiento en el mercado, una información muy valiosa en la toma de decisiones y
en el diseño de la estrategia a seguir. Además, también se aumenta el conocimiento que se tiene sobre el
propio negocio y sobre las nuevas oportunidades que se pueden presentar.
Los diagnósticos de este tipo se pueden implementar con facilidad y sin grandes costes. A partir
del DAFO, la empresa implementa el CAME, que es el que permite y responde a las siglas de Consolidar
las fortalezas, Aprovechar las oportunidades, Minimizar las debilidades y Eliminar o reducir las amenazas.
Los estudios FODA, DOFA o DAFO comenzaron en los años sesenta y setenta en Estados Unidos. En la
era digital, sigue siendo un sistema sencillo de análisis cuya aplicación puede hacerse a cualquier
empresa, independientemente del tamaño o del sector. En aquel momento, el objetivo era saber en qué
fallaba la planificación corporativa, y supuso una auténtica revolución en el el campo que se dedica a
estudiar las estrategias empresariales.
Hoy en día, el diagnóstico estratégico se ha sumado a los procesos de las empresas que pueden
combinar las fortalezas y las oportunidades para conseguir las potencialidades. Lo mismo pasa cuando se
combinan las debilidades con las amenazas, puesto que la compañía toma conciencia de sus limitaciones,
desafíos o riesgos. La información que se consigue es completamente relevante para fijar la estrategia
más adecuada en cada momento.

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