Revista Derecho y Barbarie Derecho y Barbarie 1
Revista Derecho y Barbarie Derecho y Barbarie 1
Editorial Y
cosas. Intentábamos crear un espacio nuestro, de
DERECHO (Y BARBARIE)
Sumario
alumnos, sin ningún interés proselitístico-aunque
no sin interés político-. Roberto Bergalli,
El nombre de la revista surge de una disquisi-
ción foucaultiana. Según éste, hay una frase que
Sistema penal y exclusión social p. 4
La idea de crear una revista surgió a fines del recorre nuestra historia, que la atraviesa cual fan-
año pasado. Todos nosotros habíamos pasado tasma errante, que invade nuestros imaginarios DEBATE: Castigo y pobreza
ya, por diferentes experiencias académicas o de atenazándolos con el miedo que encierra su anti-
alguna índole similar, ya sea dando clases como nomia: Civilización o barbarie. Antinomia con his- Roberto Gargarella,
ayudantes, organizando congresos o emprendi- toria si las hay. Para nosotros, para nuestra historia De la justicia penal a la justicia social p. 12
mientos editoriales. Sin embargo, y tal vez a razón de caudillos y gauchos, resulta particularmente
Gabriel I. Anitua-Mariano Gaitán,
B
de estas experiencias, sentíamos que nuestras in-
quietudes no eran satisfechas en estos ámbitos,
y más que nada, entre los pequeños, y cada vez
más pequeños, muros de nuestra facultad. Muros
no de concreto y granito, sino de capas sedimen-
evocativa.
Hay toda una tradición que ha marcado una
línea de discontinuidad entre la civilización y la
barbarie. La civilización es presentada como ese
estadio, ese momento, en que el grupo humano
¿Penas Republicanas?
Roberto Gargarella,
Justicia penal –injusticia social.
Respuesta a Anitua/Gaitán
p. 18
p. 24
DERECHOYBARBARIE
tadas por la estrechez de miras y la pequeñez de una vez hostil para consigo, se convierte por el mi-
lagro de la razón y la magia del progreso, en una Gabriel I. Anitua-Mariano Gaitán,
espíritu. Sentíamos a esta facultad como nuestra Réplica a Gargarella: ¿La injusticia penal? p. 28
facultad, pero al mismo tiempo como un espacio
diminuto, asfixiante por momentos, donde se dis-
cutía todo-¡hasta incluso la naturaleza jurídica del
instituto del peaje!- por el mero placer de discurrir
en la insignificancia de la intrascendencia.
Obviamente éste era el panorama general.
Como en todo, siempre es posible presentar
honrosas excepciones. Profesores, amigos, com-
pañeros que hacían honores a estos epítetos. In-
cansables luchadores, que en la aridez reinante
daban un respiro de alivio.
De todos modos, nos parecía que el contexto
no dejaba de ser desalentador. Algo debía hacerse,
algo debíamos intentar.
Así, en el tránsito del ¿qué hacer?, nos topa-
D
asociación de paz y armonía. Sin embargo, para
este discurso, en los márgenes de la civilización,
tras sus murallas, amenaza un ser de rasgos infor-
mes y regresivos; un llamado al primitivismo, que
arrastra consigo a las almas débiles; un germen
que se infiltra en sus corazones y domina sus pa-
siones. Es el monstruo de la barbarie, el correlato
necesario del mito de la civilización.
El derecho, por su parte, es mostrado como el
rasgo más característico de la civilización; la ano-
mia como el núcleo de la barbarie. El sostén de
la civilización es el derecho; su forma “civilizada”
de resolver los conflictos, la máxima expresión de
la civilización y de la racionalidad del hombre. Por
tanto, para este discurso: es derecho o barbarie.
Roberto Gargarella,
Réplica de la réplica.
Comentario a Anitua/Gaitán.
BARBARIE (Y DERECHO)
Mauro Benente,
Bailando por un sueño como producto
de la industria cultural
Florencia Santágata,
El montaje fantasmático
(una lectura sobre la ideología en Žižek)
Lucas Guardia,
p. 32
p. 34
p.42
D
mos con una publicación vieja, algo empolvada, Derecho y Barbarie intenta justamente atacar Pinturas de la violencia
en los anaqueles de la hemeroteca. Era una revista esta ruptura, esta discontinuidad entre el derecho en Osvaldo Lamborghini p.52
con formato particular, titulada sugestivamente: y la barbarie. Reemplaza la disyunción “o” por la
CINE
No Hay Derecho. Nos enteramos, al recorrer sus
páginas que ésta había sido una publicación de
alumnos, de estudiantes de derecho. Estudiantes
que se alineaban bajo la bandera común de una
desavenencia, más que de un acuerdo. Era una
revista de tinte crítico, irreverente, que pretendía
barrer con los estrechos y, por demás, aburridos
moldes de las publicaciones tradicionales. Una
provocación a los medios académicos desde una
perspectiva no sólo intelectual, sino también es-
tética.
De esta manera, se nos ocurrió la -no tan bri-
B
conjunción “y”. Se traza una línea de continuidad
entre el espacio de la norma y el espacio de la vio-
lencia. No son ámbitos que se separan, sino ámbi-
tos que se superponen. Derecho y Barbarie intenta
retomar una tradición, un discurso, que no ve en
el derecho un estadio civilizatorio. Un discurso
que no traza una línea de continuidad entre dere-
cho y razón, un discurso que ve al derecho como
una herramienta de poder, un modo de legitimar
la violencia y de encubrirla bajo el ropaje de la nor-
ma, una forma, en definitiva, de dominación.
Benjamin alguna vez dijo que “No hay un do-
somos
Juan Nieto,
Eli Roth y la conquista de los cuerpos
LIBROS
Mauro Benente-Claudio López,
El anarquismo frente al derecho
p. 56
p.60
Y
llante- idea de recrear un espacio que había queda- cumento de la civilización que al mismo tiempo
do vacío, un ámbito ya allanado por estos “locos” no sea un documento de la barbarie”. De la misma
precursores que negaban la esencia misma de manera nosotros podríamos decir, que no hay ley,
lo que estudiaban. no hay norma de la “civilización”, que no sea testi- Lucas Guardia Para contactarte con
Derecho y Barbarie,
Debemos decir que la idea se gestó de a poco monio de la violencia. Juan Nieto podés escribirnos a:
y entre pocos. Con el tiempo se fueron sumando Ariel Larroude [email protected]
compañeros e ideas. Muchos de nosotros tan sólo ¡Para este ámbito “civilizado” que siempre
nos conocíamos de vista o de anteriores empren- pretendió ser la facultad de derecho y para todos Ana Clara Piechestein
dimientos. Casi ninguno tenía experiencia en el aquellos que todavía creen en la civilidad de la ley, Alexis Alvarez Nakagawa La revista no se reserva los derechos sobre
armado de una revista, y tampoco los medios para a ellos, nosotros les decimos: no hay derecho, hay esta publicación.
Derecho y Barbarie! Mauro Benente
tamaño emprendimiento. Así y todo, nos invadían
las ganas, y nos acicateaba el desafío que conlleva- Santiago Ghiglione
ba semejante tarea. Pero, por sobre todas las co- Impreso en agosto de 2008 en los talleres
sas, nos alentaba la idea de crear -o de recrear- un Diseño y Armado
gráficos de Impresos La Imprenta; Salto 173,
espacio libre, sin ataduras, con ninguna estructura Azul De Fazio Avellaneda, Bs. As., Argentina.
DERECHO (Y BARBARIE)
inmigración, por citar los más representativos del partir de la segunda Post-guerra mundial y los fe-
rios. De esta manera, los fundamentos, los límites, hablamos, por un lado, de sistema penal estáti-
malestar que atraviesan nuestras vidas contempo- nómenos agregados a ella, tales como la automa-
los objetos de conocimiento y los métodos para co o abstracto, para designar aquel nivel de los
ráneas, son últimamente objetos de análisis y tra- tización. De aquí en más, se ha producido lo que
llegar a describir a estos, quedan circunscriptos sistemas penales que únicamente se ocupan (por
tamientos jurídico-penales, presentándose ambos quizá es una verdadera hecatombe social con pro-
al análisis del universo normativo dentro del que parte de los juristas) de la producción y estudio
queda encerrado el debate jurídico-penal y así en- del sistema de preceptos-reglas o normas que como expresiones típicas de exclusión social . No
tonces queda determinada la epistemología jurídi- definen los conceptos de delito y pena; mientras obstante, conviene desde ya aclarar que tampo-
ca, al menos en la tradición continental-europea. que, por el otro lado, aludimos al sistema penal co el delito y la inmigración fueron expresiones
Semejante debate tiene lugar sobre los mayores o dinámico o concreto para referir las actividades propias de inclusión pese a que, con matices, en
menores espacios de libertad dentro de los cuales de aquellas instancias o agencias de aplicación del diferentes períodos de la industrialización occi-
tanto la responsabilidad criminal (culpabilidad) del control punitivo (cfr. Bergalli 1996: VIII-XII; 2003: 41- dental y de la incorporación de áreas de ese sector
autor de un delito, como la determinación de las 67). Los objetivos de semejante sistema penal, así del planeta al comercio mundial, sí constituyeron
consecuencias jurídicas de esa acción punible de- diferenciado, aunque siempre se haya intentado situaciones o procesos a través de los cuales sus
ben decidirse jurisdiccionalmente. Tal concepción que ambos niveles actúen en la misma dirección, actores pudieron integrarse a la vida productiva y
arranca de un origen liberal iluminista, el cual, por fueron propuestos, y así se intentaba alcanzarlos, activa de determinadas sociedades (cfr. en particu-
su propio surgimiento e instalación en la Moderni- desde un concepto de bienestar (Welfare) amplio, lar respecto a la emigración italiana, la vasta obra
dad, reivindicó su origen humanista y humaniza- hasta tal punto que se otorgaba al sistema penal coordinada por Bevilacqua; De Clementi; Franzina
dor. Pero el sistema penal del que, en propiedad, unas tareas para facilitar la reintegración social o 2001 y, en relación a la inmigración en Argentina,
nuestras actuales sociedades son herederas es la resocialización de las personas sometidas por Devoto 2003) . En algunos casos los delincuentes
aquel que, a partir del constitucionalismo social un período a la reclusión penal la que, por cierto, condenados y los inmigrantes se convirtieron en
de la Segunda Post-Guerra mundial, ha guiado las siempre ha sido considerada también como una los agentes de crecimiento y desarrollo de países
orientaciones de la intervención punitiva posterior forma de exclusión temporaria de la vida ciudada- que en los tiempos presentes son modelos de
y es uno dentro del cual han de tenerse en cuenta na, a la cual tales personas debían reintegrarse. desarrollo (Australia, Nueva Zelanda)1, aunque es
otros fundamentos, otros límites, otros objetos de mucho más común el ejemplo de los países que
2. En lo que atañe al segundo término del títu- se han afirmado, incluso como casos paradigmá-
lo -exclusión social-, éste requiere una aclaración ticos, sobre el principal componente inmigratorio
*
relacionada con las transformaciones que han es- de sus poblaciones (Estados Unidos de Norteamé-
Publicado originalmente en Iter Criminis, Revista de Derecho tado y siguen provocando en los tejidos sociales
y Ciencias Penales n°12, Octubre 2004-Marzo 2005, México, rica y Argentina). La misma voz exclusión social
pp. 37-57. Publicado en este número con autorización del las consecuencias de una globalización económi- ha sido considerada en las disciplinas sociales de
autor. ca con efectos dañinos sobre lo social, lo cultural y, ámbito castellano hablante como proceso social
Nadia Piechestein
1 obviamente, lo político. En efecto, en todos estos de separación de un individuo o grupo respec-
El empleo del banishment (destierro o deportación) como
política para el uso de la mano de obra cautiva y, a la vez, planos de la vida de los pueblos –tanto en Occiden- to a las posibilidades laborales, económicas,
como colonización, fue un instrumento de política criminal te como Oriente, aunque con variadas gradaciones, políticas y culturales a las que otros sí tienen
en el Reino Unido, a lo largo del s. XVIII (cfr. Ignatief 1978; como es comprensible- aquellas consecuencias se acceso, y suele concebirse como opuesto a in-
Spierenburg 1991) están demostrando como perniciosas y destructi-
alterna con un desempleo estructural (cfr. Young rado una estratificación de las desigualdades que ordenamiento jurídico-penal los hubiera estableci-
de vida de los norteamericanos de clase baja
2003: 21). Es de estos modos como las sociedades crecen hasta el punto de generar este fenóme- do de forma abstracta.
y las comunidades étnicas establecidas;
post-industriales generan exclusión social. no de exclusión social (cfr. Gallino 2000: 51-96) al Estos principios rectores, pisoteados por el
( el desarrollo de la “sociedad de mercado“
cual se pretende replicar con más uso del sistema derecho penal autoritario de los Estados totalita-
3. Pero, el gran fenómeno globalizador está en los Estados Unidos (p.ej., en la presión
penal. rios de entre guerras, fueron restablecidos por el
impulsado y sostenido fundamentalmente por ejercida para privatizar los servicios sociales
Pues bien, de todo esto pienso ocuparme en constitucionalismo social y constituyeron las bases
una ideología que se conoce como neo-liberal, en muchas ciudades norteamericanas) se ha
lo que sigue, o sea de cómo los sistemas pena- de un nuevo sistema penal orientado a una pena-
uno de cuyos mayores epígonos ha sido Friedrich mantenido mediante el rechazo a cualquier
les contemporáneos han dejado de ser un con- fin mediante la cual, además de cumplir con su
A. Hayek (1973) mientras que sus dos mayores di- clase de prestaciones estatales o públicas
trol punitivo-estatal con fines de resocialización naturaleza retributiva, también debía servir para
fusores fueron Milton Friedman y Rose Friedman para aquellos que han perdido su puesto
o reintegración social para sus clientes para pasar alcanzar el objetivo rehabilitador o resocializador.
(1980). Esta ideología ha auspiciado la substitu- de trabajo como resultado del avance de las
a constituirse en formidables agentes profundi- De esta manera, la intervención punitiva estatal
ción de las normas del Estado por las reglas del fuerzas del mercado;
mercado, favorecida por la ineficacia del keyne- zadores de la exclusión social, ésta como rasgo
sianismo a causa de las gemelas influencias de la esencial de los modelos de sociedad implanta-
intensificada globalización y la transformación de dos por las reglas del mercado y la desaparición
la vida cotidiana. Las sociedades occidentales han de aquellos modelos que se regían esencialmente
constatado a partir de esta imposición neo-liberal por las normas del Estado.
lo que se denomina como la desaparición de la ci- 4. El residuo o resultado de semejante trans-
vilización del trabajo (Revelli 1997: 9-20). De este formación es el de una perversa y obscena utiliza-
modo se provocó un avance descomunal de lo ción del sistema penal como el ámbito de mayor
que se conoce como la privatización en el campo violación de los derechos humanos. Por lo tanto,
de la producción y de los servicios, al tiempo que el avance de la sociedad de mercado promueve el
en ese espacio del mercado se ha favorecido la delito, y así ha sido demostrado como acontece
concentración de sus actores, obviamente los más para los Estados Unidos mediante cinco procedi-
poderosos, facilitándose así la monopolización u mientos (Currie 1998 130-142) los cuales parecen
oligopolización. Fue en estos dos ámbitos donde la coincidir para el Reino Unido (Taylor 1998: 234-
intervención pública había impulsado la noción de 235). Estos son:
bienestar en beneficio de una procurada elevación
( La “sociedad de mercado” promueve el
de los niveles de respuesta a las demandas sociales
delito de los poderosos produciendo un
en campos como el ya mencionado del trabajo, la
significativo crecimiento de la desigualdad
educación, la salud, la vivienda, el crédito, la infan-
mediante el proceso de generar concentra-
cia, la juventud, la vejez. Esa capacidad de respuesta
ciones bastante destructivas de manifiesta
se asentaba en una más justa redistribución de los
privación económica;
recursos públicos y de los ingresos que los Estados
8
Este sintético cuadro de la situación europea la criminalidad comenzó a verificarse mucho an-
predominio sobre los recursos energéticos nece- dades excluyentes. En este campo, desde la primera
posibilitó que los sistemas penales pretendieran tes de esos hechos. Ello tuvo lugar a partir de que
sarios para mantener el ritmo de la producción y Ley de Extranjería sancionada en 1985, el gobierno
alcanzar los objetivos resocializadores que fue- los efectos de la globalización se hicieron sentir
sanear así la maltrecha economía norteamericana, ha substituido por dos veces esa regulación (v. LO
ron atribuidos a la ejecución del encierro carce- sobre la existencia y alcance del concepto de dere-
el empleo de lo que se denomina como guerra de 4. enero 2000 y LO de 8. diciembre de 2000) y
lario, algo absolutamente imposible de cumplir cho, en particular en lo que atañe a su producción
preventiva (o acciones anticipatorias, según la tiene actualmente en trámite una tercera. Es verdad
mediante el aislamiento o secuestro institucional. y aplicación. En efecto, desde el momento en que
versión dada por el Presidente del Gobierno espa- que desde aquella hasta la actualidad el fenómeno
Este aspecto es el que muestra con más evidencia el desarrollo de la economía globalizada impuso la
ñol, v. El País 2003) se ha articulado sobre la base de la inmigración ha aumentado considerablemen-
hasta qué punto la ideología resocializadora esta- necesidad de que las reglas jurídicas alteraran su
de considerar toda y cualquier resistencia como te, aunque apenas llega a un bajo 2% de la población
ba ligada a un modelo de sociedad de bienestar, racionalidad, en el sentido que no sólo debían con-
expresión de un terrorismo internacional que se española total. Empero, la permanente criminaliza-
aunque al mismo tiempo también lo estaba a una cretarse a amparar relaciones limitadas al ámbito
asocia con los atentados a las Twin Towers . Este ción que de la inmigración se viene haciendo, des-
orientación correccionalista. de los Estados nacionales y extender su alcance a
punto de vista se ha introducido en las políticas de la perversa regulación de visados de residencia y
aquellas que iban más allá de las fronteras estata-
6. Los fenómenos consecuentes a la globali- domésticas de aquellos países cuyos gobiernos permisos de trabajo, hasta el empleo de los Centros
les, las nociones clásicas de la cultura jurídica, en
zación, como se ha anunciado, comportan des- se han asociado con la estrategia mencionada. De de Internamiento ha facilitado lo que puede llamarse
cuanto a espacio y tiempo, se demostraron insufi-
igualdades mucho más profundas que aquellas aquí en más el tratamiento de las infracciones más como un derecho penal-administrativo especial.
cientes. Esto ocurrió primero en el campo del de-
que siempre han existido en todo tipo de socie- leves, pasando por los delitos comunes y de calle,
recho privado, en lo que se refiere a la regulación 8. Si la agudización en delitos y penas demuestra
dad industrial realizada. Pero, a su vez, dan lugar hasta confundir ellos con los que puedan realizar
de contratos y obligaciones. Mas de inmediato una permanente producción de derecho punitivo
a formas de criminalización todavía más rígidas y quienes integran organizaciones armadas motiva-
también el derecho público reveló su inadecuación en una tentativa errónea de canalizar la resolución
excluyentes a las que siempre han tendido los sis- das políticamente, todos son encarados desde la
para limitar situaciones que siempre habían caído de conflictos, no lo ha sido ni lo es menos en los
temas penales, sean los propios a las sociedades óptica de la alarma social y el terror. En efecto, el
bajo el control estatal. Por otra parte, los cambios niveles de aplicación de las instancias de control pe-
liberales del s. XIX, sean aquellos relativos a los de discurso que subyace a todos los enunciados de
de la tecnología facilitaron movimientos de bienes
las sociedades del bienestar. Aludo aquí a los dos gobierno sobre cualquiera de estos tipos de com-
y servicios muy difíciles de vigilar, como asimismo
tipos de criminalización conocidos: criminalización portamientos son nivelados desde la óptica del 2
Ello así, pues ha sido posible demostrar que, con la
facilitaron recursos que usados de manera impru-
primaria y secundaria. Es decir a aquellos relati- terror. A esta altura de tales circunstancias a nadie nueva regulación penal, fue ya posible alcanzar el total
dente o irresponsable generan daños a personas,
vos a la creación del derecho penal material, con se le escapa que semejante argumentación dis- cumplimiento de una pena de privación de libertad si se
grupos humanos o bienes colectivos. aplicara en su límite máximo de treinta años (cfr. Muñagorri
el cual se amplían los márgenes de actuación de cursiva es tan incongruente con los fundamentos
1997: 113). De tal modo que los reclamos oficiales, levantados
los sistemas penales, como asimismo a los que se 7. Un caso particularmente demostrativo de retributivos, cuanto con los fines preventivos pero por el Gobierno conservador de España (del Partido Popular),
constatan con la intervención de las policías, las ju- la necesidad de modificar la legislación punitiva ha siempre garantistas de todo sistema penal demo- en el sentido que se introduciría una reforma para lograr
risdicciones penales y las instituciones carcelarias. sido el español. Desde que se inició la denominada crático propio de un Estado social y constitucional que las penas aplicadas para ciertos delitos graves (por
Mas esta orientación que ya los sistemas pena- transición democrática los cambios introducidos de derecho. ejemplo, los cumplidos con finalidades terroristas) fueran de
en el Código Penal, iniciados con la reforma de cumplimiento total y efectivo, carecerían de sentido pues
les contemporáneos habían revelado desde por lo Si es verdad que tal estrategia del terror se ha re- ello ya era posible con el Código Penal de la democracia
menos hacía unas décadas, sufrió una agudización 1983, adquirieron un sesgo creciente de inflación velado como inconsistente, asentada sobre falseda- -1995- que propuso al Congreso y logró hacer aprobar
extrema a partir de lo que ya se conocen como punitiva, pese a que en el plano de las garantías des o mentiras, (y lo que está sucediendo en Irak así el Gobierno autoproclamado de izquierda (del Partido
las consecuencias penales de los sucesos del 11 se elevó su nivel en coherencia con la exigencia lo prueba), como la justificación de la guerra sobre la Socialista).
10
eludibles de un sistema penal democrático, habría DeriveApprodi.
que anotar aquí dos aspectos de los tantos otros · De Giorgi, A. 2002. Il governo dell’eccedenza (Postfodismo e controllo della moltitudine). Prefazione di D.
que constituyen elementos de un aparato funda- Melossi. Verona: Ombre Corte.
nal. Aludo a las actividades policiales, jurisdiccionales · Devoto, F. 2003. Historia de la inmigración en la Argentina. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
mental del Estado moderno, pero que revisten
· El País 2003. “La eficacia de este combate lleva a acciones anticipatorias”, edición nacional: 24. octubre: 24-26.
y carcelarias pues, tomando en cuenta lo que está una relevante capacidad de penetración ideológi- · Ferrajoli, L. 1990. Diritto e Ragione. Teoría del garantismo penale (prefazione di Norberto Bobbio). Bari-Roma:
ocurriendo en los niveles de producción de derecho ca. Quiero aludir, por un lado a la configuración editori Laterza; hay versión en castellano (trad. P. Andrés Ibáñez y otros) Derecho y razón. Teoría del garantismo
penal material, la tarea de aplicación del mismo re- constitucional de la administración de justicia y a penal. Madrid: Trotta, 1995.
quiere de un consiguiente endurecimiento de tales sus relaciones con el sistema (sub-sistema) políti- · Friedman, M; Friedman, R. 1980. Free to Choose. New York: Secker and Warburg.
actividades. · Guarracino, S. 2000. Il Novecento e le sue storie. Milano: Bruno Mondadori; hay ed. precedente, Edizioni
co. En lo que respecta a España deseo resaltar la
Scolastiche Bruno Mondadori, 1997.
A tal efecto, las policías del mundo occidental desmesurada capacidad que se ha concedido a la · Gallino, L. 2000. Globalizzazione e disuguaglianze. Roma-Bari: Editori Laterza
son constantemente requeridas por sus gobier- Audiencia Nacional y a la cada vez más degrada- · Giddens, A. 1994. Beyond Left and Right. The Future of Radical Politics. Cambridge (UK). Polity Press.
nos para intervenir en tareas represivas ajenas a sus da ubicación del ministerio Fiscal. Mientras, por · Gorz, A. 1997. Misères du présent. Richesse du possibile. Paris: ed. Galilée.
el otro lado, me interesa señalar lo que hace a la · Hayek, F.-A. 1973. Rules and Order. London: Routledge.
competencias de expresa represión de la crimina-
· Ignatieff, M. 1978. A just measure of pain. The Penitentiary in the Industrial Revolution (1750-1850). London:
lidad. Lo demuestran sus intervenciones, muchas formación y preparación de los miembros de las
McMillan.
de ellas de extrema violencia, para acallar los ex- carreras judicial y fiscal, como al protagonismo · Marx, K.; Engels, F. 1975. Tesis sobre Feuerbach, en: Obras Escogidas, vol. 2, Madrid: Akal, esp. la Primera Tésis.
presiones de los movimientos sociales surgidos en asumido por algunos de sus representantes (Ber- · Muñagorri, I. 1997. Reflexiones sobre la pena de prisión en el nuevo CP de 1995: polifuncionalidad inherente
la última década para reclamar contra los efectos galli 2003: 50-54 y 315-349). represiva de la complejidad penal, en: J. Dobón e I. Rivera Beiras, Secuestros institucionales y derechos humanos,
Barcelona: M. J. Bosch: 105-122.
perversos de la globalización (Seattle, Gottenborg, Por último, desearía exponer un breve análisis · Muñoz Conde, F. 2003 4ª ed.. Edmund Mezger y el Derecho Penal de su Tiempo (Estudios sobre el Derecho
Barcelona, Génova son algunas de las ciudades oc- acerca de los fenómenos que se registran en el Penal en el Nacionalsocialismo). Valencia: tirant lo blanch (Teoría).
cidentales que han presenciado esa violencia). Pero universo carcelario. Este, como último contene- · Rex, J. 1981. Social Conflict. New York: Longman Gropu Limited; hay versión en castellano (trad. C. Sáez), El conflicto
las guerras (del Golfo, de Kosovo, de Afghanistan, de dor que emplean los sistemas penales, constituye social. Un análisis conceptual. Madrid: Siglo Veintiuno editores, 1985.
Irak) han registrado operaciones militares sostenidas la muestra más despiadada de violación de los de- · Revelli, M. 1997. La sinistra sociale. Oltre la civiltà del lavoro. Torino: Bollati Boringhieri (Temi 70).
· Rifkin, J. 1997. El fin del trabajo (Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva
por diversas alianzas occidentales que han permiti- rechos humanos por parte de los sistemas penales era. (trad. de G. Sánchez), prólogo de R. Heilbroner. Barcelona: Paidós; original: The End of Work. The Decline
do substituir una capacidad policial estatal por fuer- y la confirmación que el hacinamiento carcelario of the Global Labour Force and the Down of the Post-Market Era. New York: Jeremy P. Tarcher Inc. (Putnam
zas militares de verdadera ocupación, aunque hayan que aqueja a todos los sistemas penitenciarios Berkley Group), 1994.
sido presentadas en unos casos bajo la cobertura de (aumento geométrico de sus poblaciones) consti- · Spierenburg, P. 1991. The Prison Experience. Disciplinary Institutions in Early Modern Europe. New Braunswick-
intervención humanitaria o, como se sostiene re- tuye la confirmación de que la exclusión social se London: Rutgers University Press.
· Taylor, I. 1998. Free Market and the Costs of Crime: An Audit of England and Wales, en: P. Walton y J. Young, The
cientemente, como de prevención. De esta mane- termina practicando en las cárceles. Ciertamente, New Criminology Revisited, op. cit. supra: 234-258.
ra las guerras se han confundido con los conflictos · Young. J. 2003. La sociedad “excluyente”. Exclusión social, delito y diferencia en la Modernidad tardía. (trad. R.
emergentes en distintas sociedades, tergiversando Bergalli y R. Sagarduy; Presentación: El nuevo paradigma criminológico de la exclusión social). Madrid: Marcial Pons;
la naturaleza y las funciones de las fuerzas de se- original The “Exclusive” Society. Social Exclusion, Crime and Difference in Late Modernity. London-Thousand
guridad que deberían ser las propias para controlar Oaks-New Delhi: Sage Publications, 1999
estas últimas situaciones (Dal Lago 2003).
14
von Hirsch –uno de los principales sustentadores mecanismo para prevenir la discriminación contra
condicional si, entre otras razones, el agresor tu- 1976b, Delgado 1985).
del nuevo sistema-, estos parámetros fueron ima- los desaventajados, el principio resultó contrario
viera “necesidad de un tratamiento correctivo que
ginados para “determinar qué factores deberían a ellos, al impedir a los jueces considerar circuns-
pudiera ser provisto de manera más efectiva me-
El Retribucionismo y la “Adecuación” ser tenidos en cuenta de modo primario al mo- tancias sociales y económicas como factores ate-
diante su reclusión en una institución” (ibid.). Des-
entre el Delito y el Castigo mento de sentenciar- y posiblemente también, nuantes en sus sentencias. Michael Tonry describió
afortunadamente, esta amplia discrecionalidad
qué sentencias (o rango de sentencias) [deberían este punto claramente: “Los sistemas de castigo
judicial terminó generando consecuencias inacep- Varias décadas de welfarismo penal fueron ser] normalmente recomendadas”(von Hirsch que asignan un alto valor a la proporcionalidad ne-
tables para los grupos desaventajados. El castigo seguidas por un sorpresivo resurgimiento de pos- 1998). Mientras tanto, el principio de proporcio- cesariamente ignoran las diferentes condiciones
pasó a depender fuertemente de la suerte o mala turas retribucionistas. El trascendente libro Doing nalidad se agregaba a todo esto para decir que materiales de vida -incluidas la pobreza, las des-
suerte del agresor para encontrar un juez amis- Justice, publicado por Andrew von Hirsch en los los delincuentes debían ser castigados de acuerdo ventajas sociales y otros perjuicios- a partir de los
toso. Es por esto que académicos como Albert Estados Unidos, simbolizó este inesperado rescate
Alschuler comenzaron a manifestar “que el cas- con lo que habían hecho, y no teniendo en cuenta
de miradas de tipo kantiana entre los especialistas sus orígenes. Este principio –merece ser remarca-
tigo de un agresor no debería girar en torno a la del derecho penal5. En algún punto, el surgimien-
suerte en el juez que se le asignaba o, peor, suerte do- era en sus orígenes un principio obviamente 4
Como ha dicho Michael Tonry, los dos principales problemas
to de esta resistencia (académica) hacia las polí- igualitario. Él vino a decir que los jueces se equi-
en torno al modo de actuación del abogado de- legales percibidos en de la época fueron “la discrecionalidad
ticas de rehabilitación y discrecionalidad judicial, vocaban cuando redactaban sentencias dispares, de los jueces y la aparición y perspectiva de injustificadas
fensor ante la intervención de un juez favorable”. fue sólo un reflejo de un vasto movimiento que que sistemáticamente favorecían a los delincuen- discriminaciones por raza y por clase, en el momento de la
Los vicios de la discrecionalidad van más allá de luchaba por el derecho de los presos, la equidad sentencia” (Tonry 1995, 164).
la idiosincracia, el capricho y el comportamiento tes de clase media vis a vis los delincuentes perte-
jurídica, la justicia racial, el igual trato para las dife- necientes a grupos raciales desaventajados. 5
Luego aparecería otro trabajo paralelo y similarmente
estratégico, para terminar con una discriminación rentes clases, el fin de la discriminación, un Estado influyente, de Andrew Ashworth, en Gran Bretaña. Ver, por
injusta basada en la raza, la clase social, el género En los Estados Unidos, y hacia fines de 1970 y
menos represivo, etc. Fueron varios los elemen- ejemplo, Ashworth, 1991.
y otros (Alschuler 1991, 901). 1980, diferentes estados instauraron el principio
tos que ayudaron en este proceso de cambio: el 6
397 U.S. 254, 1970.
En efecto, y a pesar de sus motivaciones hu- de proporcionalidad y sistemas de “parámetros
crítico informe “Struggle for Justice” (1971) pre- 7
manitarias y sus propósitos social-demócratas, las para sentencias”, que venían a definir criterios Además, los “parámetros” fueron incapaces de erradicar
sentado en torno a la dramática situación de los la discrecionalidad judicial. Según algunos, por ejemplo, los
instituciones del welfarismo penal terminaron para guiar las sentencias judiciales. Uno tras otro,
presos; algunas decisiones de la Corte Suprema esfuerzos por limitar la discrecionalidad judicial desplazaron
violando todos sus compromisos más significati- diversos estados de los Estados Unidos reforma-
de los Estados Unidos tales como “Goldberg v. el ejercicio de esa discrecionalidad a los fiscales.
vos, y afectando severamente los intereses de los ron sus normas al respecto. Algunos abolieron
Kelly”6 (reafirmando los “derechos” básicos de los 8
Como sostuvo Barbara Hudson, los críticos de estas posturas
desposeídos. Los amplios niveles de discreciona- la libertad condicional, otros establecieron estos
desaventajados a un proceso justo y en contra de tenían en mente “la posibilidad de una castigo reducido para
lidad judicial terminaron siendo discriminatorios “parámetros para sentencias”; otros prohibieron los pobres y distintos sectores desaventajados, así como la
la discrecionalidad judicial) y, sobre todo, mucha
contra minorías o grupos desaventajados (los la libertad condicional. El Congreso Nacional abo- presunción de castigo para cada crimen, y las dificultades de
gente en la calle marchando en contra de la Gue-
pobres, la comunidad afroamericana) y –como la lió la Comisión de Libertad Condicional en 1984, y imponer penas menores que las del promedio de aplicación”
rra de Vietnam y a favor de los derechos civiles. (Hudson 2005, 67). Para ella, por ejemplo, las teorías de las
otra cara de la misma moneda- beneficiosos para creó una Comisión Estadounidense de Sentencias,
Todos estos elementos nos ayudan a describir un penas tendrían que comenzar a reconsiderar “las ideas de
las clases medias y altas4. Aplicando principios es- a cargo de delinear “parámetros” para las cortes
momento muy especial en la historia legal moder- equidad e inequidad en la propensión hacia el castigo, y de
trictamente utilitarios, los jueces tendieron a ser federales. libertad de elección para cometer o abstenerse del delito”
na, en contra de las decisiones públicas arbitrarias
indulgentes con los miembros de las clases su- (ibid. 68).
¿Penas republicanas?
modelo ideal de sociedad del cual parte
(y al cual pretende llegar), al problema del
castigo en sociedades excluyentes, no ex-
plica adecuadamente la realidad concreta
de este problema.
Por nuestra parte, entendemos más
útil para explicar la realidad del castigo (y
también para intentar construir un deber
19
| Gabriel I. Anitua y Mariano Gaitán ser posible) tener en cuenta otro para-
digma de análisis, cercano a la tradición
Es de celebrar que un intelectual del nivel de to de la población de mayores ingresos y el diez marxista. Desde esta perspectiva, tanto el
Roberto Gargarella se ocupe del problema del cas- por ciento de menores ingresos era de 42 a 1 en Estado como el derecho -y particularmen-
tigo, y del aumento cuantitativo de su utilización 1970, y tras la “redistribución” propugnada por la te el derecho penal-, son analizados como
a nivel mundial en los últimos años. No podemos teoría del vaso lleno, esta brecha pasó de 420 a 1. un producto histórico resultante del modo
sino estar de acuerdo en su descripción crítica de Paralelamente, mientras que para 1975 la pobla- en que se relacionan los individuos en la
esta realidad, y valoramos el aporte que realiza en ción reclusa era de 380.000 personas, hacia 1985 sociedad, que se caracteriza no ya por el
estas páginas sobre las justificaciones que de ella se el número de presos ascendía a 740.000, llegando consenso sino más bien por el conflicto
hacen en la teoría filosófico-política anglosajona. al millón y medio en 1995, y casi dos millones y “Otros tiempos”, por Elbier Minks. (en verdad, los conflictos) existente entre
Sin ánimo, entonces, de criticar esos aportes, medio en 2006. Como denuncia Jock Young1 era viduos desaventajados consintieron libre y volun- los intereses de unos y otros. De ello se sigue que
sí que quisiéramos señalar algunas diferencias en necesario crear “gulags” para mantener sociedades tariamente constituir una sociedad que no sólo no el poder coercitivo del Estado constituye preci-
lo que respecta a la descripción de la realidad del en las que “el ganador se quedara con todo”. Es evi- garantiza sus necesidades materiales y culturales samente uno de los mecanismos (quizás el más
castigo (el plano del “ser”) y, luego, sobre las difi- dente2, entonces, que existe esa relación entre la básicas, sino que además descarga sobre ellos notorio, pero no el único) utilizados por los sec-
cultades de poder concretar algo diferente en el desigualdad económica y el uso abusivo del poder “todo el peso de la ley” sólo para criminalizarlos. tores dominantes para defender sus intereses por
futuro (ese “deber ser” que parece emerger de la de castigar, que no se queda en un “serio riesgo”, Si no puede reputarse que esta situación se deba sobre los de los sectores dominados. Marx, en una
valiosa obra escrita conjuntamente con Engels, lo
18 propuesta –sólo esbozada en estas líneas- de una sino que es una realidad que sufren los más des- a un fenómeno que accidental o transitoriamente
teoría republicana, que a nuestro juicio –y tal vez, favorecidos. altere la estructura social, es lógico suponer que expresa del siguiente modo: “…la vida material de
lamentablemente- “no puede ser” en lo que hace los sectores “incluidos” se favorecen con la “exclu- los individuos, que en modo alguno depende de
Sin embargo, es un error pensar que esta re-
a lo punitivo). sión” de otros, y que por lo tanto manipulan el po- su simple voluntad, su modo de producción y la
lación entre estructura económico social y poder
der coercitivo del Estado, creado supuestamente forma de intercambio, que se condicionan de for-
Expresa Gargarella que “los problemas genera- punitivo sólo se produce en situaciones de extre-
para materializar la voluntad general y garantizar ma mutua, constituyen la base real del Estado y se
les que hallamos para justificar el castigo se pro- ma injusticia social. Este error es consecuencia, a
el bien común, en beneficio de sus propios intere- mantienen como tales en todas las fases en que
fundizan cuando queremos justificar tal práctica nuestro juicio, de las limitaciones del paradigma
ses, es decir, para mantener el status quo. siguen siendo necesarias la división del trabajo y
en situaciones de extrema injusticia social. En estos de análisis en que se basa el planteo de Gargarella,
Es por eso que, como reconoce Gargarella, si la propiedad privada, con total independencia de
casos, podríamos razonablemente asumir, existe que en el afán de prescribir un castigo justificado,
se parte de un esquema consensualista resulta la voluntad de los individuos (…). Los individuos
un serio riesgo de que los medios coercitivos del no logra explicar adecuadamente las formas con-
mucho más difícil justificar moralmente el castigo que dominan bajo estas relaciones, independien-
Estado sean manipulados para proteger un orden cretas del castigo.
en situaciones en las cuales no puede presumir- temente de que su poder deba constituirse como
social injusto”. En principio, no cabe más que estar Gargarella parte de un modelo ahistórico de Estado, tienen que dar necesariamente a su volun-
de acuerdo con esta apreciación, en cuanto reco- sociedad fundado sobre la base del consenso y se válidamente que exista tal consenso. Luego de
asumir este problema, con absoluta coherencia, tad, condicionada por dichas relaciones, una ex-
noce la dificultad que existe para justificar moral- definido por los ideales ilustrados de “libertad, presión general como voluntad del Estado, como
mente el castigo en sociedades como las nuestras, igualdad y fraternidad”. En consecuencia, releva sostiene también, que en determinadas situacio-
nes no es legítimo imponer ciertos castigos. Pero ley, expresión cuyo contenido está dado siempre
que excluyen sistemáticamente de su seno a un la pobreza extrema de ciertos sectores de la so- por las relaciones de esta clase, como con mayor
importante número de individuos. No es posible ciedad, que es un hecho de la realidad concreta, la limitación de este planteo radica, precisamente,
en que no se interroga sobre las causas concretas claridad lo demuestra el derecho penal”3.
coincidir, en cambio, con la idea de que el poder como una “falla” en ese modelo ideal, sin prestar
coercitivo del Estado sólo excepcionalmente, en (históricas) de la pobreza y de la exclusión social, Siguiendo este enfoque, pero prestando ma-
atención a la relación histórica concreta que existe
estas situaciones de extrema desigualdad social, sino que sólo releva este hecho como un dato yor atención a las relaciones que se dan en el pla-
entre este hecho, y la existencia de sistemas de
se utilizaría para mantener un “orden social injus- dado que debe ser incorporado al modelo ideal. no de la “superestructura” social, Boaventura de
castigos constituidos -también históricamente-
to”, por cuanto la misma no parece reflejar la rea- De este modo, queda fuera del análisis la relación Sousa Santos considera que “la función política
para permitir la desigualdad.
lidad concreta del problema del castigo. histórica concreta que existe entre la pobreza ex- general del Estado consiste en dispersar las con-
Esquemáticamente, el razonamiento se podría trema de ciertos sectores de la sociedad y el po-
Es prácticamente indiscutible que el nuevo resumir del siguiente modo: si individuos libres y der coercitivo del Estado, expresado en su poder
orden conservador, también llamado “neoliberal”, racionales consienten someterse al imperio de la penal. Al prescindir de este enfoque, no logra ex- 1
que aumentó en forma inimaginable la brecha ley, ello sólo puede ser para maximizar su libertad YOUNG, Jock, La sociedad excluyente, Madrid, Marcial
plicar satisfactoriamente cómo se constituyen los Pons, 2003.
entre ricos y pobres (entre incluidos y excluidos), y obtener un mayor bienestar; luego, si notamos sistemas de castigo actualmente existentes en so-
ha sido acompañado de un incremento inusitado que cada vez es mayor la pauperización de cier- 2
Para el que no lo vea, recomendamos los libros de
ciedades concretas (no ideales) caracterizadas por CHRISTIE, Nils La industria del control del delito, Buenos
del uso del poder punitivo. Así, en los Estados Uni- tos sectores de la sociedad, y a la vez constatamos la exclusión social, ni cómo actúan realmente di- Aires, Editores del Puerto, 1993 y de WACQUANT, Loic, Las
dos, el país donde más se desarrolló este modelo que las cárceles están pobladas casi exclusivamen- chos sistemas. Es por eso que, según nuestra opi- cárceles de la miseria, Buenos Aires, Manantial, 2000.
económico-político y desde donde se irradian con te por personas provenientes de dichos sectores nión, el planteo de Gargarella, en el afán de buscar 3
MARX, Karl y ENGELS, Friedrich, La ideología alemana,
mayor intensidad los discursos que pretenden sociales, no es razonable suponer que estos indi- una respuesta coherente con los postulados del Buenos Aires, Nuestra América, pp. 347
legitimarlo, la diferencia entre el diez por cien-
20 En primer lugar, mencionaremos a Evgeni fenómeno social independiente de los conceptos del siguien-
jurídicos y los fines declamados. Por tanto, el cas- turaleza huma-
Pashukanis para quien las leyes penales son también na, sino en la te modo:
producto de la falsa conciencia y el fetichismo tigo en abstracto no existiría, solamente han exis- “en una tie-
tido –en la historia- sistemas punitivos concretos naturaleza del
que crea el capitalismo en los seres humanos, a capitalismo, y rra que es
partir de la falsa idea de consenso y luego de la y prácticas determinadas para el tratamiento de toda pose-
los criminales. Y así seguirá siendo en la sociedad su generación
idea de contrato. Sostiene Pashukanis que la idea de egoísmo sión de otro
de sociedad en su conjunto no existe más que en capitalista, donde la pena, y en concreto la prisión, y en la cual
depende del desarrollo del mercado de trabajo: el que causa el
la imaginación de los juristas. En la realidad, en pensamiento no se pue-
la base material, no existen más que clases con número de la población penada y su tratamiento den apro-
en el interior de las cárceles, depende del aumen- delictivo tanto
intereses contradictorios. Todo sistema histórico en ricos como piar nada,
determinado de política penal, lleva la marca de los to o disminución de la mano de obra disponible quedan reducidos a morir de hambre. Entonces,
en el mercado de trabajo y de las necesidades que en pobres. Lo que sí caracteriza a los más desaven-
intereses de la clase que lo ha realizado. Lo que hace tajados es obtener más desgracias de los delitos, no conociendo la sociedad más que por sus des-
el derecho es conferir legalidad a tales relaciones tenga de ella el capital. De esta forma, el merca- ventajas, ¿están obligados a respetar las leyes?
do laboral constituye el determinante básico de la ya que no sólo son castigados sino que además
económicas desiguales, al dotarlas de legitimidad y son más frecuentemente victimizados. No, sin género de duda (…) Si para mantener la
hacerlas más fácilmente aplicables con el apoyo de pena, que puede constatarse en dos cuestiones sociedad es necesario obligarles a respetar el or-
las burocracias estatales. Las formas del derecho particulares. Actúa fijando el valor social de la vida En definitiva, tanto el castigo como el delito
den establecido, ante todo, debe satisfacer todas
en el capitalismo son, entonces, el correlato de de los menos capacitados para trabajar: en perío- surgen de conflictos de intereses canalizados po-
sus necesidades (…) Solamente después de haber
determinados mandatos económicos, la expresión dos de abundancia de mano de obra, la política líticamente a través de dispositivos, prácticas e in-
cumplido todas las obligaciones con sus miembros
legal de valores e intereses parciales. En cuanto criminal revestía formas inflexibles e impiadosas; cluso discursos que siempre, si es que se basan
es cuando tiene derecho a castigar a quienes vio-
en tanto que durante tiempos de crecimiento de en un supuesto ideal consensual, acabarán por
lan sus leyes”. Es evidente el paralelismo que existe
la demanda de mano de obra, tal política se ocu- sucumbir al interés dominante. Todo discurso le-
entre estas ideas y las expresadas por Gargarella.
paba de preservar la vida y fuerza de trabajo de los gitimador, desde lo político, lo filosófico o jurídico,
Ambos autores atribuyen una importancia funda-
4
SOUSA SANTOS, Boaventura de, Estado, derecho y luchas infractores. Y actúa en la aplicación de las penas a de esas formas represivas concretas, servirá a los
sociales, Bogotá, ILSA, 1991.
mental a las posibilidades de inclusión que brinde
través de lo que denominaría “ley de menor elegi- fines de quienes dominen en un concreto mo-
la sociedad a todos sus miembros, y de allí derivan
5
En el capítulo titulado “Derecho y Violación de Derecho” bilidad”: las condiciones de vida carcelarias deben mento en las relaciones conflictuales. En atención
la legitimidad del (cierto tipo de) castigo respecto
de su obra Teoría General del Derecho y Marxismo, ser siempre peores a las peores circunstancias de al riesgo que ello implica a los más desaventajados,
Barcelona, Labor, 1976. de las conductas socialmente reprochables. En la
vida en la sociedad libre. parece oportuno pensar un discurso penal como
base de estos planteos yace, junto al ideal de “li-
6
Sus ideas están en la famosa obra de 1938, Pena y Pero no sólo se reflexiona desde el marxismo sistema de normas que redefinan los conflictos y
bertad”, un profundo anhelo igualitarista, que no
Estructura social, Bogotá, Temis, 1984.
en este campo del castigo, sino también sobre el les den cauces que eviten, frenen o minimicen, el
puede sino compartirse.
7
En parte reproducida en Introducción a la Criminología, delito. Por ejemplo, Willem Bonger, quien en 1905 ejercicio de la violencia (tanto injustificada, como
México, FCE, 1943.
publicó La criminalidad y las condiciones eco- “justificada” de acuerdo a alguna ideología).
8
MARAT, Jean Paul, Plan de legislación criminal, Buenos nómicas7, sostenía que el capitalismo era la causa Antes de finalizar estas reflexiones, deseamos
Aires, Hammurabi, 2000. del delito y que el socialismo sería la única cura. Se- efectuar algunas consideraciones sobre los ideales
22
medida que los conflictos vayan quedando fuera
cierto punto de manera independiente (o, como del alcance del poder punitivo del Estado (some-
se dice, con ‘autonomía relativa’) de los intereses tidos a una solución menos violenta o liberados
económicos concretos o clases sociales. Y esta ne- si no es necesaria una solución) será posible con-
cesidad de legitimación es lo que hace posible que traer el discurso jurídico-penal que lo limita.
otras clases usen el sistema en contra de sí mismo,
al tratar de hacerlo caer en sus propias trampas y En punto a la utilización de un derecho penal
forzarlo para que cumpla sus promesas utópicas. limitador, dentro de la lucha política igualitaria,
Semejantes promesas pueden volverse entonces también hay que estar, no obstante, a algunas
puntos de partida para organizarse de manera de las propuestas del minimalismo o garantismo
que el Estado y el derecho sean no meros instru- penal. Sin olvidarnos que sus máximos cultores y
mentos de dominación, sino también escenarios propagadores, los italianos Alessandro Baratta y
para la lucha de clases”9. Luigi Ferrajoli, también propugnan el ideal de so-
ciedades igualitarias y no violentas, con el recurso
En esta línea, el ya citado Santos, nos propone a otras formas jurídicas mejores que el derecho
hacer un uso “contrahegemónico” de la legalidad, penal. Y también, ciertamente, a los aportes que,
la democracia y los derechos humanos10, que si por vía de Gargarella en nuestro medio, hacen los
bien son instrumentos que cumplen una función republicanos Pettit y Braithwaite.
hegemónica - en tanto posibilitan la reproducción
de las relaciones sociales capitalistas- tienen un La idea que queremos expresar, a modo de elo-
gio a la decisión de los redactores de esta revista, no, pronunciada en una conferencia de 1986, en 9
Gordon, Robert W. “Nuevos desarrollos de la teoría jurídica”
importante potencial emancipador en el sentido en COURTIS, Christian (comp.) Desde otra mirada. Textos
es la necesidad de tender puentes entre diversas la que expresaba: En estos años de transición a la
enunciado por Gordon. de teoría crítica del Derecho, Eudeba, Buenos Aires, 2001,
tradiciones teóricas que pueden coincidir crítica- democracia hemos ganado un enorme espacio de
Es válido preguntarnos si es posible hacer un p. 332.
mente sobre ciertos puntos importantes en torno libertad. Me pregunto qué estamos haciendo con
10
uso contrahegemónico del derecho penal. Si te- a la cuestión del derecho penal y el castigo, sobre esa libertad, y si no la estaremos matando por no Ver Sousa Santos, Boaventura de, Reinventar la
nemos en cuenta lo afirmado más arriba acerca democracia. Reinventar el Estado, Buenos Aires,
los cuales es posible construir consensos que per- discutir los grandes temas que nuestra sociedad
Clacso, 2005 y Renovar la teoría crítica y reinventar la
de que la lógica punitiva es esencialmente exclu- mitan acumular fuerzas, en el terreno del discurso aún no ha resuelto13. . emancipación social , Buenos Aires, Clacso, 2006.
yente, parece razonable que, respecto del casti- jurídico, para las luchas en que estamos inmersos. 11
go, la lucha política sólo pueda apuntar a reducir Sobre todo en Zaffaroni, Eugenio Raúl, Alagia, Alejandro,
Para ello primeramente, como lo señalaba Enri- Slokar, Alejandro, Derecho Penal, Buenos Aires, Ediar, 2000.
sus efectos dañinos. Sobre este punto, es inevita- que Marí, respecto a otros planteos, deben leerse 12
Marí, Enrique Elementos de epistemología comparada,
mutuamente y con buena voluntad12. Sólo de este Buenos Aires, Puntosur, 1990, sobre la dificultad de cruzar
modo podremos generar las discusiones que ne- epistemologías anglosajonas y francesas.
cesitamos con urgencia. Pues también, sobre el 13
Soriano, Osvaldo, “Utopia: una cultura en deuda” en
tema del derecho penal y el castigo, tiene plena Rebeldes, soñadores y fugitivos, Buenos Aires, Seix Barral,
vigencia la advertencia del escritor Osvaldo Soria- 2008, pp. 255.
26
tamente posible en relación con el punto 2), ten- si el minimalismo es un propósito concebible en
go más dudas acerca de que nos podamos poner este contexto, o si termina ayudando, decisiva-
plenamente de acuerdo en relación con el último mente (y contra lo que muchos de sus defensores
de los puntos al que quisiera referirme. Y es que, quisieran) para que sigan girando, aceitadamente,
según me parece, los autores incurren en una difi- las ruedas de la peor opresión penal. Me pregunto
cultad que encuentro propia de muchos de nues- si no hay una contradicción inherente en la idea
tros mejores autores en materia de dogmática y de usar al derecho penal como medio privilegiado
teoría penal. La dificultad en la que pienso surge para “contener, acotar y eventualmente…cance-
del hecho de que estos autores avanzan un dis- lar el poder punitivo”: ¿de qué modo cancelamos
curso penal encendido, de tonalidad marxista, y el poder punitivo cuando, en lugar de resistirlo y
de una radicalidad sin contemplaciones frente al dejarlo de usar, seguimos aplicando y justificando
significado del derecho penal, para luego –abrup- la imposición del mismo? ¿Cómo se consigue di-
ta e inesperadamente- dar un giro dramático a cho fin mientras aplicamos penas de privación de
ese mismo discurso que, en pocas páginas, ter- libertad, en contextos en donde es bien conocida
mina justificando, tal vez sin quererlo, muchos la brutalidad inherente a la privación de la liber-
de los peores rasgos de las prácticas penales ac- tad? Me pregunto si no corresponde, en cambio,
tualmente existentes (ver, por caso, los excelentes salirse y alejarse del derecho penal, para pensar y
trabajos de Raúl Zaffaroni, En busca de las penas hacer posible la libertad y la justicia social que el
perdidas, Ediar, Buenos Aires 2003; El enemigo derecho penal ha venido a violar inequívocamen-
del derecho penal, Ediar, Buenos Aires, 2006). El te, y como ninguna otra herramienta institucional.
breve escrito de Anitua-Gaitán no es la excepción, Me hago estas preguntas y se las transmito a los
en tal sentido. Y así, luego de referirse al derecho ilustres comentaristas Iñaki y Mariano, porque son
penal como un “terrorismo de clase organizado” preguntas que me (y adivino “nos”) inquietan y an-
(citando a Pashukanis), terminan por defender y gustian, y sobre las cuales tenemos la obligación
elogiar el “uso contrahegemónico” del derecho, y de seguir trabajando. .
describen al uso del derecho penal como “el úni-
co instrumento de que se dispone para defender
a los más vulnerables del poder punitivo.” Dicha
afirmación es sorprendente, en abstracto, pero
especialmente difícil de comprender luego de la
reconstrucción histórica sobre el castigo ofrecida
por nuestros autores. Uno podría preguntarse,
dentro del marco analítico que ellos nos presen-
28
cretas que explican ese funcionamiento, y también tal vez sin quererlo, muchos de los peores rasgos
mente, por ejemplo, al analizar el marco constitu- en la historia y el presente, que, como dijimos, es
sus justificaciones. Ello sin caer en un determinis- de las prácticas penales actualmente existentes”.
cional estadounidense), sino plantear que, según esencialmente discriminatorio y excluyente. Ello
mo optimista, como el del bueno de Pashukanis, Esto no nos parece justo, como tampoco cabe re-
nuestro criterio, no es posible afirmar cómo es no implica afirmar que el problema del castigo se
quien comprobó en carne propia la persistencia prochar de lo mismo a Ferrajoli ni al propio Garga-
esta relación en el “ser” partiendo del “deber ser”. deba explicar exclusivamente a partir de las con-
de ese injustificable poder de castigar en el mal lla- rella. Pero en nuestro caso, además, no creemos
Por nuestra parte, nos propusimos introducir otro tradicciones entre los intereses económicos que
mado socialismo real. Y, en verdad, en ningún otro posible justificar ninguna práctica punitiva, y no
enfoque, que consideramos, puede rendir mejo- existen entre los individuos, o para ponerlo en tér-
determinismo que nos lleve a concluir que nada tan sólo las existentes.
res frutos en la tarea de comprender el problema minos marxistas, el conflicto de clases suscitado
puede hacerse desde el derecho para modificar
y también en la más ardua tarea de superarlo. Para por la estructura material. No negamos que exis- Roberto lo formula en forma de preguntas,
las relaciones materiales. Esta salvedad es necesa-
ello, acudimos a algunas citas que pretendían in- ten múltiples conflictos en la sociedad, algunos pero en definitiva nos obliga a ser “consecuentes”
ria para que no parezca que se realiza un “salto”
troducir ciertos conceptos y, fundamentalmente, estructurales y otros coyunturales, que influyen en la crítica al sistema penal y sus justificaciones
entre la descripción materialista y la prescripción
ciertos autores, de quienes consideramos que se en las prácticas sociales concretas y en sus regu- (considerando, con acierto, que las limitaciones
ético-político-jurídica. Pero si ese es el riesgo de
pueden extraer (siempre críticamente) aportes va- laciones, que por lo tanto deben ser tenidos en también terminan justificando algo) y por ello
nuestras citas, peor es el que se corre desde el
liosos para este debate. Pero con ello no preten- cuenta si se pretende comprender (y transformar) proponer y exigir la lisa cancelación del poder pu-
idealismo y la ingenuidad prescriptiva. Ambos ries-
díamos efectuar una traspolación lineal ni aplicar las mismas. En definitiva, no todo se puede redu- nitivo. Este abolicionismo radical puede ser una
gos están presentes en nuestra tradición común:
dogmáticamente categorías teóricas al problema cir toscamente a la economía, pero la economía consecuencia coherente en un modelo ideal. Pero
en el marxismo “funcionalista”, el primero, y en el
del castigo, que, como todos sabemos, es ex- no puede olvidarse, minimizarse o diluirse en con- no es tan fácil cambiar una estructura socialmente
marxismo “analítico”, el otro. Aunque sería injusto
tremadamente complicado. Es innegable que el sideraciones normativistas, psicologistas o cultu- arraigada.
tachar a Roberto de lo último, al igual que a noso-
castigo, en tanto práctica social, es tan comple- ralistas, como pasa, aquí y ahora, con los análisis al
tros de lo primero, sí parece haber una cuestión Es de acuerdo a una opción estratégica, y por-
jo como complejas son las relaciones sociales en uso del castigo. En definitiva, seguramente malo
de énfasis diferentes en nuestras intervenciones que parece lo más útil en un escenario, al que no
cuyo marco tiene lugar. En tal sentido vale recor- es simplificar, pero malo también es complejizar
y desacuerdos a eso debidos, que no son, en ver- vislumbramos fin, de lucha entre la pulsión puni-
dar lo dicho por uno de los autores ya citados en tanto que no expliquemos ni hagamos nada. Y la
dad, de fondo. tiva y su contrario (para actuar en ese “mientras
nuestra primera intervención: “el sistema penal de coyuntura obliga a criticar e intervenir.
En esa senda, nos parece que tiene razón Ro- tanto”, por seguir usando felices expresiones
una sociedad determinada no constituye un fenó- En tal sentido, creemos haber entendido co-
berto en que habría que esperar un poco más para de la tradición compartida con Roberto) que no
meno aislado sujeto solamente a sus regulaciones rrectamente algo que Gargarella reitera en su ré-
ponernos plenamente de acuerdo en relación al queremos “salirnos” del marco normativo que ha
normativas, sino que es parte integral de la tota- plica, y es que él no justifica de forma alguna lo
último punto de su réplica. servido, también históricamente, para contener
lidad del sistema social con el que comparte sus que se hace hoy en materia de castigos. Esto, por
aspiraciones y defectos”1. cierto, es compartido no sólo por los autores abo- Es importante señalar que nosotros de ningu-
Quizás es por este tipo de citas (tal vez “funcio- licionistas, sino también por autores llamados mi- na forma hacemos lo que él atribuye a aquellas
nalistas” pero en un sentido radicalmente contra- nimalistas quienes, sin embargo, sí proponen un breves líneas (lo que también puede deberse a 1
Rusche, Georg, Pena y Estructura social, Bogotá, Temis,
rio al más usual en el penalismo contemporáneo, marco normativo en que alguna forma punitiva nuestra dificultad para explicarnos) y tampoco lo 1984, p.258.
heredado de las ideas sociológicas de Niklas Luh- estaría justificada. Tal vez sea eso lo que intuimos hace la doctrina del derecho penal, que sin nin- 2
Deducido de otro texto de Gargarella, Tough On
mann) que Gargarella nos dice que “a esta altura de las páginas de Gargarella, destinadas, principal- guna duda nos influye (pero a pocos más, no es Punishment. Deliberation, Legal Alienation and the
una justificación dominante, ni mucho menos en- Moral Community.
Librería
de ella3. sistema penal, las condicio-
.
wk
También en esto,
as
Universitaria
tal opción con una supuesta ”,
cuestro burocrático del conflicto, la
on
división entre poder punitivo
s
r es
rB
y derecho penal, siendo este últi-
“O d a a C a r t i e ausencia de discusión pública sobre la
mo –el poder jurídico- el limitador del violencia aplicada por el Estado, etc.). Para
primero. Tal división, aunque difícilmente visuali- todo ello, parece necesario “ensuciarse las ma-
zable en la práctica, tal vez sirva para aclarar a Ro- nos” e intervenir en decisiones concretas, para
Buenos Aires
limitar, reducir y si es posible impedir, aquellas
30 berto qué se rechaza y qué se usa para reducir los
de
daños inevitables. Ése es el “derecho penal” que que se dictan jurisdiccional o administrativamen-
se rescata, y que con más precisión podríamos te contra hombres y mujeres de carne y hueso,
caracterizar como los elementos garantistas del y también políticamente, criticando reformas y
derecho penal. Esos elementos son los que pue- realidades, puesto que hay algunas menos puni-
den y deben usarse para limitar el castigo sobre tivas que otras. Esto es difícil si se opta por una
los más débiles y vulnerables al poder dominan- estrategia de todo o nada: o “tomar en serio las
te. Para ello reconoce Zaffaroni dos tácticas de promesas liberal igualitarias de nuestro derecho,
a
limitación: una estática, que consiste en aceptar para exigir que el mismo se anime a llevar adelan-
í
te, radicalmente, los compromisos universalistas
i
lo consumado y legitimarlo para que no
que él alega para justificar su propia existen-
Centro del libro universitario
r
empeore (que de alguna forma sería
s
lo que reprocha Gargarella, pero cia” o “salirse y alejarse del derecho penal,
para pensar y hacer posible la libertad y España-México- Colombia
e
no es la que Zaffaroni propone),
r
y otra dinámica, que refiere a la la justicia social que el derecho penal
r
programación doctrinaria de la ha venido a violar inequívocamente, y
e
jurisprudencia y el entrenamien- como ninguna otra herramienta insti-
Librería avalada por la AEUE
b
to de los juristas para contener tucional”. Mientras el barro de la his-
v
toria –en parte formado con las aguas
i
y reducir el poder punitivo, en
(Asociación de Editoriales Universitarias Españolas)
i
una tarea incesante e inacabada, del discurso jurídico- siga arrasando con
porque no puede pretenderse que los sectores más desfavorecidos, algo es-
L Un Buen
el poder jurídico elimine esa violencia tamos obligados a hacer, aunque más no
o
represora, que en verdad lo excede. Ni au- sea reducir daños.
toinmolándose podría el derecho penal acabar Sin duda que es necesario pensar y hacer posi-
con esa violencia porque, carece en absoluto de ble la libertad y la justicia social, y necesariamente
cualquier posibilidad de producir un cambio total para ello eliminar la violencia del sistema penal, lo
de la sociedad y de la cultura del tamaño y pro- cual sería insuficiente si no se elimina la violencia
fundidad que eso implicaría (de acuerdo a lo que estructural, y todo tipo de violencia, para lo que
verificamos materialmente). también puede ser útil otro tipo de derecho, que
abra vías de solución no violentas a los conflictos.
Pero con ello nos alejamos de las limitadas res- Tucumán 1792 - C1050AAJ - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
ponsabilidades del derecho penal, e incluso del Argentina - Tel. 4116-5223 - e-mail: [email protected]
3 derecho si abordamos seriamente la cuestión del
Así en Against Criminology, Transactions Publishers, New
poder. .
e
Brunswick, New Jersey, 1988
d
DERECHOYBARBARIE
DEBATE: CASTIGO Y POBREZA
por dos motivos. Ante todo (y en este punto no Advierto que en el trabajo de Anitúa-Gaitán se en-
estoy seguro de que la posición del “zaffaronis- fatiza la presencia de constreñimientos externos
mo” sea muy distinta de la que propongo), porque insuperables, del tipo de los que se encuentran en
32
de alternativas “garantistas/minimizadoras” como abiertos a absolutamente cualquier alternativa.2 -concluiría- es que la reflexión académica, aparen-
diferencias, de tipo sociológicas. En efecto, según
las defendidas por los amigos. El segundo, último y más importante aspecto temente descomprometida y alejada de la reali-
entiendo, tanto el análisis de un gran autor, como
Anitúa-Gaitán critican el “idealismo” que me de los desacuerdos que quisiera mencionar, se re- Zaffaroni, como el de algunos de sus grandes dis- dad, se torna más que deseable, indispensable
adjudican, sobre todo por su carácter limitado. laciona con nuestra evaluación de las soluciones cípulos (y creo que éste es el caso), parece descan- para todos nosotros. .
Dicen que el mismo debe ser acompañado por “minimizadoras.” Creo que allí reside, en efecto, sar sobre una sociología penal muy problemática.
una consideración de las “bases materiales con- el núcleo más interesante de nuestras diferencias,
cretas que explican [el funcionamiento de nuestro sobre las que valdría la pena seguir conversando
sistema social y jurídico], y también sus justifica- en el futuro. Sólo para adelantar algunas de (las
DERECHOYBARBARIE
BAILANDO POR UN SUEÑO COMO PRODUCTO DE LA INDUSTRIA CULTURAL
BARBARIE (Y DERECHO)
El cuerpo como publicidad les y psíquicas de la ideología burguesa –patriar- ble de una lejanía (Benjamin, 1998:24) aquello que
cal… cuando el cuerpo, en tanto manifestación o lo distingue del sistema social (Donzis, 2003:186).
En bailando por un sueño, el cuerpo no sólo es depositario de la función sexual, se convierte en Al baile le falta su autenticidad, “el aquí y ahora
depositario de una particular belleza; también es mercancía, provoca el desprecio general. Se lesio- de la obra de arte, su existencia irrepetible en el
una publicidad. na el tabú.” (Marcusse, 1978:66). Difícilmente pue- lugar en que se encuentra” (Benjamin, 1998:20).
fuerte y el dominio consolidado reducen la fies- Cómo es sabido, durante la llamada segunda da aplicarse este razonamiento en la actualidad, tal Todo ello sucede porque la reproducción técnica
ta a una comedia’. O dicho en otros términos, el revolución industrial, no sólo se disciplinó la pro- vez –y aunque sea aventurado decirlo- porque ya del baile lo desvincula del ámbito de la tradición.
placer es puesto en caja, es manipulado a los fines ducción –a través del taylorismo y el fordismo- sino no exista diferencia entre el cuerpo como instru- El baile está dispuesto, se hace –exclusivamente-,
de la productividad.” (Entel-Lenarduzzi-Gerzovich, también el consumo. “La publicidad se estableció mento de trabajo y como instrumento de placer. para ser reproducido.
2000:110) desde entonces inexorablemente como una téc- No obstante lo anterior, hay más. Además de Es interesante, además, tener en cuenta que
Es importante destacar que poco tiene que
ver “Bailando por un Sueño” con la caracteriza-
ción propuesta para las fiestas. En primer término
nica aplicada a la comercialización del producto
industrial. Su estructura discursiva se orientó a
la persuasión del consumidor, instalando en él la
publicitar, el cuerpo disciplina.
Desde Aristóteles a Kant, el discurso filosó-
fico tradujo las diferencias ontólogicas entre el
a lo largo del programa poca referencia se hace
al “sueño” por el cual se está bailando. En general
el sueño tiene que ver con la “modernización” de
3
creencia en la necesidad de consumo de sus con- algún hospital, la construcción de alguna escuela,
no todo vale ya que las reglas constituyen al juego hombre y la mujer –que sin dudas existen- en
tenidos.” (Donzis, 2003:170) etc. La escasa referencia al sueño evita la reflexión
–y no al revés. Además, en este juego, tampoco desigualdades en el plano político y social (Maffia,
se eliminan las diferencias. En primer lugar hay Con la vestimenta, el cuerpo se erigió como 2007:107-117). Una primera impresión podría lle- sobre problemas generados por un sistema eco-
una participación diferenciada en el juego ya que un instrumento publicitario. Las remeras, los jeans varnos a pensar que estos culos y tetas al descu- nómico determinado que pretenden ser paliados
sólo dos personas bailan y los demás –el público- –que curiosamente ya no se llaman vaqueros-, bierto se erigen como una practica de liberación por un producto concebido por el mismo sistema.
miran y deciden quién debe seguir bailando –y las zapatillas y la indumentaria en general, con las en este caso en materia sexual –aunque reducida Parafraseando a Dorfman y Mattelart, hay que ha-
dejar de hacerlo. Incluso, no sólo no se eliminan marcas estampadas, hacían del cuerpo un instru- a lo genital. No obstante esto no es así. Lo que cer creer que la cigüeña trajo hospitales –y sana-
las diferencias sociales sino que se recalcan: ellas mento de publicidad. En bailando por un sueño, la se propone no es una liberalización, sino libertad torios privados- para algunos pero no para otros
están marcadas en el cuerpo6. En “Bailando marca está en el cuerpo. controlada. En primer lugar, el mostrar ya no es (Dorfman- Mattelart:1972).
por un Sueño” las parejas –cualquiera En el marco de una econo- libre; ahora es obligatorio mostrar. Pero además, Pareciera que la presencia latente y no paten-
sea la coreografía- se muestran con mía de servicios, el cuerpo para mostrar hay que tener el cuerpo trabajado, te del sueño, situación que evita la reflexión so-
muy poca ropa, en ropa –que deja se erige como una publici- disciplinado: no cualquiera puede mostrar. El mos- bre la génesis de la problemática, induce a pensar
de ser- “interior”. Los hombres dad de los servicios a éste trar no es libre, sino que está disciplinado tanto en –creando una suerte de falsa conciencia en tér-
muestran cuerpos trabajados aplicado. Las tetas y cu- el acto mismo de mostrar cómo en aquello que minos marxistas ortodoxos- que las empresas
por el gimnasio, pero es desde los bronceados –que se puede –y aquello que no puede- ser mostrado. multinacionales que sustentan el programa son
las mujeres desde donde se re- proponen como mo- las salvadoras de una problemática de la cual son
marcan las diferencias. Lucen
3
delos a seguir- publici- ajenas.
cuerpos broceados –que sig- tan todos los servicios El baile y el sueño Sin perjuicio de lo anterior, en los escasos mo-
nifican tiempo para vacacio- de belleza: bronceado, mentos en los cuales se hace referencia al sueño,
Obviamente que el baile no es creación del
nes-, arduamente trabajados cremas, masajes, etc. se remarca lo trágico de la situación. Se muestran
programa bajo análisis. Como destacan Adorno y
por gimnasios y tratamientos Esta publicidad, trans- imágenes, por ejemplo, de las pésimas condiciones
Horkheimer, “El amusement, todos los elemen-
especiales –masajes, cremas, forma a estos servicios en la que se encuentra un hogar para niños disca-
tos de la industria cultural, existían mucho antes
ejercicios, etc.- para zonas par- es una necesidad, en una pacitados, un hospital rural, etc. Esta apelación al
que ésta. Ahora son retomados desde lo alto y lle-
ticulares como las tetas y el culo falsa necesidad. Como afir- carácter trágico de la situación no es casual, sino
vados al nivel de los tiempos. La industria cultural
–que significan tiempo libre. ma Marcuse, “estas necesida- que tiende al disciplinamiento de los televidentes.
puede jactarse de haber actuado con energía y de
Las mujeres que compiten en “Bailan- des tienen un contenido y una “Las masas desmoralizadas de la vida bajo presión
haber erigido como principio la transposición –a
do por un Sueño” tienen en sus cuerpos mar- función sociales (sic), determinadas del sistema, que demuestran estar civilizadas sólo
menudo torpe- del arte a la esfera del consumo”
cado el modelo de belleza propio de un sistema por poderes externos sobre los que el individuo en lo que concierne a los comportamientos auto-
(Adorno-Horkheimer, 1969:163).
capitalista pos industrial. La belleza está signada no tiene ningún control: el desarrollo y la satis- máticos y forzados, de los que brota por doquier
facción de estas necesidades es heterónomo. No No obstante lo anterior, es importante tener
por trabajo sobre el cuerpo –cremas, gimnasios, reluctancia y furor, deben ser disciplinadas por la
importan hasta que punto se hayan convertido en en cuenta que el baile ha perdido su carácter au-
camas solares, etc.- que además de significar un vida inexorable y por la actitud ejemplar de las víc-
algo propio del individuo, reproducidas y fortifica- rático, ha perdido aquella manifestación irrepeti-
poderoso (auto)disciplinamiento del cuerpo, re-
presenta una de las particularidades de los sec- das por las condiciones de existencia; no importa
tores dominantes: el mayor tiempo de ocio por que se identifique con ellas y que se encuentre a
sobre tiempo de trabajo. Si bien esto no es propio sí mismo en su satisfacción. Siguen siendo lo que 6
Tal como las penas del derecho germánico. (Foucault, Horkheimer, “en el período liberal, el dominio económico
fueron desde el principio: productos de una so- 2003:67-71) estaba estrechamente unido a la propiedad jurídica de
del capitalismo pos industrial7, en el marco de un los medios de producción… con el rápido avance de la
capitalismo financiero, en el cual los tiempos de ciedad cuyos intereses dominantes requieren la 7
De hecho, uno de los teóricos más importantes concentración y centralización del capital, acaecido en
producción dejaron lugar a los tiempos de espe- represión”. (Marcuse, 1985:35) contemporáneos a la consolidación del capitalismo como el último siglo por virtud del desarrollo de la técnica, se
fuera John Locke, ya insinuaba que de los asuntos públicos
culación, detrás de la belleza se esconde uno de Es importante que Marcuse encuentra una di- consumó en gran medida un divorcio entre los propietarios
sólo podrían ocuparse aquellos que por su posición nominales y la dirección de las gigantescas empresas que
las variables más distintivas de las diferentes clases ferencia entre ofrecer al cuerpo como instrumen- privilegiada (dominante) tuviesen más tiempo “libre”. se van formando y absorben sus fábricas”. (Horkheimer:
sociales: la diferencia entre el tiempo empleado to de trabajo que como instrumento de placer. Empero, esta situación tampoco es propia del sistema 1990:264)
en el trabajo y el tiempo de ocio8. Destaca que “la prohibición de ofrecer su cuerpo capitalista, ya que este tipo de reflexiones puede encontrarse La mentada escisión redundó, entre otras cosas, en un
al mercado como instrumento de placer en vez de en el discurso aristotélico. Como destaca Marcuse, de mayor tiempo de ocio por parte de los sectores dominantes,
Esas tetas y culos bronceados, protagonistas acuerdo con el estagirita “la ‘ciencia primera’ cuyo objeto
de la fiesta, lejos de eliminar las divisiones sociales, instrumento de trabajo, es una de las raíces socia- es el bien supremo y el placer supremo, es obra de algunos
constituyéndose tal tiempo como un elemento diferenciador
de clase.
(re)significan una conciencia de belleza debajo de pocos para quienes las necesidades vitales están aseguradas
8
la cual subyace una división marcada por las posi- superficialmente”. (Marcuse, 1978:47) En otros momentos históricos, la belleza de las mujeres
No obstante lo anterior, podría decirse que en la primera estaba marcada por la tez blanca y cuerpos rellenos. Eran
bilidades de utilización del tiempo –si es que esto las mujeres que no sufrían hambre ni sufrían del Sol: las
mitad del siglo XX se dio un fenómeno que tuvo que ver
es posible- que, a su vez, es consecuencia de la con la escisión entre la titularidad y control de los medios mujeres ricas que no trabajan.
posición social dentro del sistema. “Betty page”, por Bridget Love. de producción (Donzis, 2003:165-167). Como sostiene
DERECHOYBARBARIE
BAILANDO POR UN SUEÑO COMO PRODUCTO DE LA INDUSTRIA CULTURAL
BARBARIE (Y DERECHO)
Desde una perspectiva foucaultiana uno podría
ver en el jurado –o entre el jurado y los participan-
tes- una clara relación entre saber y poder, que de
acuerdo con Foucault es posible encontrar ya en el
relato edípico (Foucault, 2003:37-61). El jurado tie-
timas. La cultura ha contribuido siempre a domar sino precisamente porque no lo era. La noción de En paralelo –desde lo temporal– a la reformu-
ne el poder porque es quien tiene el saber del bai-
los instintos revolucionarios, así como los bárba- cultura ‘popular’, popular, afirmaba, era ideológi- lación del pensamiento marxista esgrimido por la
le, y tiene el saber del baile porque tiene el poder
ros. La cultura industrializada hace algo más. Ense- ca: la industria cultural suministraba una cultura Escuela de Frankfurt, desde Italia también había
para sentenciar a las parejas. Es importante aclarar
ña e inculca la condición necesaria para tolerar la falsa, reificada, no espontánea, en vez de la cosa redefiniciones dentro del marxismo. La noción
que este poder no debe leerse sólo en términos
vida despiadada.” (Adorno- Horkheimer, 1969:183) real.” (Jay, 1986:354). Esta denuncia de anti-demo- gramsciana de hegemonía –entendida como la
39
negativos, sino que presenta también una faceta
Del modo en que se presenta el programa, el cratismo tenía que ver, pues, con la aparente –sólo concepción del mundo como propia aun siendo
productiva (Donzis, 2002:103-104). Como destaca
baile por un sueño se presenta al modo de un baile aparente- posibilidad de elegir los productos de la contraria a los intereses de clase– implica una –o
quien fuera por más de una década Profesor de
por un puntaje, por una calificación. Esto no sólo industria cultural. nos habla de una– contra hegemonía. “Si no existie-
Historia de los Sistemas de Pensamiento en el Co-
deslinda el baile del sueño, con lo que ello impli- llège de France, “si el poder no fuera más que
ca –evitándose la reflexión sobre cómo es posible represivo, si no hiciera nunca otra cosa que decir
que la construcción de un hospital dependa del no, ¿pensáis realmente que se le obedecería? Lo
baile de alguna tetona-, sino que presenta aristas que hace que el poder agarre, que se le acepte, es
más complejas. simplemente que no pasa solamente como una
Por un lado puede decirse que, el pasaje del fuerza que dice no, sino que de hecho va más allá,
bailando por un sueño al bailando por una califi- produce cosas, induce placer, forma saber, produ-
cación quita universalidad al programa te- ce discursos; es preciso considerarlo como
levisivo, atomizándolo en escindidas una red productiva que atraviesa todo
presentaciones de baile. No es el cuerpo social más que como
menester ver todos los progra- una instancia negativa que tie-
mas, ni el programa entero. ne como función reprimir.”
La atomización de los bailes (Foucault, 1992:185-186). En
presenta un universo parti- este sentido, el poder del
cular –constituido por cada jurado prescribe modos de
uno de ellos- que permi- comportamiento, de movi-
38 te al espectador sumarse
al programa en cualquier
momento, sin necesidad
miento, de expresión física
y verbal10.
En clave althusseriana,
de saber qué pasó antes tomando al programa como
hl.
or
conexión lógica que requiera ,p
il” c pios tanto de los aparatos ideológi-
esfuerzo intelectual es cuidadosa- te n rl s
“ Bra gi cos de Estados como de los aparatos
mente evitada.” (Adorno-Horkheimer, represivos del Estado11. Esto es así porque
1969:166) el jurado prescribe pautas de comportamiento,
En este mismo sentido, puede decirse que la modos de dirigirse a la autoridad, etc. –funciones
escisión entre el baile y el sueño y la presentación de los aparatos ideológicos de Estado- y a quienes
de un baile por una calificación potencia el carác- no se comporten de acuerdo a los parámetros es-
ter disctractivo y recreativo del programa9. Como tablecidos los sanciona, los “sentencia” –función
destacan Horkheimer y Adorno “El amusement propia de los aparatos represivos de Estado. “Dovima con elefantes”,por Richard Avedon.
sólo es posible en cuanto se aísla y se separa de
la totalidad del proceso social, en cuanto renuncia 9 que “El poder es justamente ese elemento informal que
absurdamente desde el principio a la pretensión La esperanza No olvidemos lo mencionado al comienzo del trabajo:
la industria cultural responde a una situación según la atraviesa las formas de saber, que está bajo ellas. Por eso se
ineluctable de toda obra, hasta de la más insigni- cual es menester crear distracciones para apaciguar las llama microfísico. Es fuerza, relación de fuerzas, no forma.
Sin lugar a dudas, una de las mayores denuncias
ficante: la de reflejar en su limitación el todo. Di- insatisfacciones del sistema (Donzis, 2003:182-183). “El La concepción de las relaciones de fuerzas de Foucault, que
de Horkheimer y Adorno fue el escaso contenido parte de Nietzsche, es uno de los puntos principales de su
vertirse significa siempre que no hay que pensar, amusement es la prolongación del trabajo bajo el capitalismo
democrático del fenómeno de la “industria cultu- tardío. Es buscado por quien quiere sustraerse al proceso pensamiento. Es una dimensión distinta del saber, aunque en
que hay que olvidar el dolor incluso allí donde es
ral”. Martín Jay relata que, “Como explicara Adorno de trabajo mecanizado para ponerse en condiciones lo concreto la mezcla de poder y saber no sea discernible.”
mostrado.” (Adorno- Horkheimer, 1969:174) (Deleuze, 1996:159)
más tarde, la frase ‘industria cultural’ fue escogida nuevamente de poder afrontarlo.” (Adorno- Horkheimer,
En segundo lugar, el bailando por una califica- por Horkheimer y él mismo en Dialéctica de la 1969:165) 11
Es importante recordar que cuando Althusser elabora su
ción otorga al jurado –y a la relación entre la pareja Ilustración debido a sus connotaciones antipo-
10
Es importante aclarar que el modo en que Foucault teoría, parte de una potente pregunta: ¿cómo se asegura
y el jurado- una gran trascendencia. Esta situa- entiende el poder dista de las visiones negativas del poder la reproducción de las relaciones sociales de producción?
pulistas. A la Escuela de Frankfort le desagradaba
ción resignifica la noción de autoridad –entendida propias del marxismo y de la Escuela de Frankfurt –y de hecho (Althusser, 1988:34). Si uno intenta responder a esta pregunta
la cultura de masas no porque fuera democrática, lo ha criticado a través de la propuesta de desarticulación de acuerdo con lo categóricos del pensador nacido en Argelia,
como relación de mando y obediencia-, pero no de los postulados de localización, subordinación, esencia, el programa televisivo podría ser un apéndice del aparato
sólo ello. Si lo importante es conseguir el punta- modalidad, legalidad del poder-. ideológico formado por los medios de comunicación. Pero
je, es menester adecuarse a las pautas estipuladas Por otro lado, tal vez el párrafo más descriptivo de la relación si dejamos de lado la pregunta, y tomamos el programa
por quien lo otorga y esta situación puede leerse de saber y poder en la obra de Foucault pertenezca a quien como un universo en sí mismo, podríamos llegar a decir que
en diferentes claves. fuera su amigo durante varios años. Así Deleuze explicaba el jurado cumple las funciones mencionadas.
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BAILANDO POR UN SUEÑO COMO PRODUCTO DE LA INDUSTRIA CULTURAL
BARBARIE (Y DERECHO)
ra esa alternidad, no habría razón para que se ejer- el ejercicio –y no la posesión– del poder –que se
ciera la hegemonía. Como no existe ningún actor, concibe como una relación– se hace más patente.
individual y colectivo que sea pasivo en términos Allí sostiene que incluso en los suplicios públicos
culturales, siempre la hegemonía se da en lucha –frecuentes entre los siglos XV y XVII– se genera-
con su contrario, latente o explícito, en un proceso ban focos de resistencia.
permanentemente dinámico en donde nunca está
dicha la última palabra.” (Gravano, 2003:82)
El día en que Nietzsche hubiera cumplido 82
Quien escribe no ha percibido el discurso con-
tra-hegemónico que, de acuerdo con la perspec-
tiva gramciana, debiera erigirse ante la hegemonía
41
años nació en Poitiers –Francia– un niño llama- “del “bailando”; tampoco encuentra los focos de
do Paul con destino de médico –así lo había pen- resistencia, que teniendo en cuenta los postula-
sado su padre–. Quienes trabajan sobre su obra dos foucaultianos, que debieran existir ante el po-
entienden que es posible dividirla en tres partes: der “del bailando”. No obstante, y parafraseando a
arqueología, genealogía y ética (Díaz, 2005:13). mi compañero Alexis, tengo la esperanza de que la
Dentro de la segunda parte de su obra se sitúa, parte del metal que brilla sea la que no me permita
tal vez, su libro más famoso. En éste analiza, en- ver la parte que todavía no está pulida. .
tre muchas otras cosas, el castigo, que es cuando
40
Bibliografía i
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DERECHOYBARBARIE
BAILANDO POR UN SUEÑO COMO PRODUCTO DE LA INDUSTRIA CULTURAL
BARBARIE (Y DERECHO)
El montaje fantasmático
(una lectura sobre la ideología en Žižek)
43
Frank Miller
| Florencia Carla Santágata
“ ¿Escribo de causa o escribo de
efectos? ¿Escribo de efectos y no
que llegó en el momento adecuado -el tiempo lo
esperaba-: aún antes de que aconteciera realmen-
realizará estas dos reinscripciones en un solo mo-
vimiento, tomando como nomenclador el pasaje
te quedaba anudado al reconocimiento del otro
como clave para su constitución: al encontrarse
te, tenía un lugar abierto, reservado para ello en el lacaniano del síntoma al sinthome. Por ello, antes erosionado por la palabra, el aparato psíquico re-
describo las causas? ¿Escribo de espacio-fantasía colectivo. El relato literario “pre- de proseguir, veamos más detenidamente en qué sultaba condenado, más allá de la conciencia, al
causas y no describo los efectos? vio” atestigua esa espera del imaginario social. consiste este puente. automatismo de la repetición ciega ¿qué quiere
Escribo la historia de una carencia, A fines del siglo pasado, comenzaba a percibir- En el primer período de las enseñanzas de el otro de mí?
no la carencia de una historia.” se el ocaso de una cierta época (la que va desde Lacan, se acentuaba el lugar de la palabra como Las interdicciones sociales, como pertenecían a
Andrés Rivera, “La revolución es un 1850 hasta la primera guerra mundial), signada mecanismo de reconocimiento intersubjetivo la instancia de la nominación (eran una matriz pu-
sueño eterno”. por el progreso tecnológico pacífico y una es- del deseo.3 El inconsciente se entendía como un ramente formal sin significado propio) no daban
tructuración de clases sociales rígida y bien com- conjunto de fragmentos imaginarios sin sentido, cuenta al sujeto de una causa o fundamento para
partimentada. Empezaban a experimentarse los que no habían podido integrarse en el desarro-
emergentes de distintos registros de conflicti- llo simbólico de la vida del sujeto. El síntoma era
I. Repetir el naufragio vidad (movimientos obreros, brotes de naciona- la manifestación de esta falla traumática entre la 1
Žižek utiliza este ejemplo en su libro “El sublime objeto
lismo, el terror de la guerra), que opacarían esa experiencia “interna” del deseo y su significación de la ideología”, Siglo XXI Editores Argentina, Buenos Aires,
En el año 1898, un escritor llamado Morgan
44
llamado tautológico de la comunicación, sino ade-
de otra manera, la internalización de la significa-
más la manera de llenar el vacío de lo real sobre el
ción, estructuralmente nunca podía ser plena,
cual se organizaba la significación social.17
donde el resto de irracionalidad traumática que
producía no se comportaba como un obstáculo, Lo paradójico de lo real era que aunque repre-
sino como la garantía fundamental de la sumisión sentaba un lugar vacante, producía efectos en la
al mandato simbólico. realidad simbólica de los sujetos. Había que cons-
truir con posterioridad esta entidad para poder
El sustituto significante que llenaba el lugar va-
dar cuenta de los cortocircuitos que producía en
cante de la representación era definido como ob-
el intercambio comunicativo.
jet petit a, el movimiento autorreferencialmente
elíptico que en cierto sentido coincidía con la en- Por tanto, la última etapa de la terapia era la
carnación de este vacío.16 identificación con el síntoma, cuando el pa-
6 11
Podemos afirmar que con esta observación Lacan explora En la gramática lacaniana, cuando el cuerpo queda
los efectos psicológicos de la arbitrariedad del signo atrapado en la red del significante adquiere sentido, por
retroactivamente como el destinatario de un lla- aunque el paciente atravesaba la fantasía, su sínto- saussuriano. tanto el goce implica “sentir” el cuerpo tanto desde el placer
mado precedentemente impersonal. ma persistía. El tercer y último período teórico de 7 como desde el sufrimiento. El concepto de jouissance
Este llamado, en términos lacanianos, es una interpelación
representa la intersección entre Thánatos y Eros.
Esta carencia de razón del orden simbólico Lacan coincide con el segundo intento de enten- sin identificación/subjetivación; ob. cit. p. 74.
12
der este goce del síntoma, no ya como fantasía, Slavoj Žižek, “El sublime objeto...”, ob. cit., p. 106-110.
era lo que el sujeto reprimía en su inconsciente, 8
Slavoj Žižek, “Mirando al sesgo. Una introducción a
montando otra escena donde poder vérselas con sino como sinthome. Jacques Lacan a través de la cultura popular”, Paidós, 13
Ob. cit. Al respecto ver también Slavoj Žižek, “Mirando al
esa convocatoria tautológica; y por tanto, con su El sinthome era una síntesis entre síntoma y Barcelona, 2004, p. 218. sesgo...”, ob. cit., pp. 209-233.
deseo.9 fantasía: una cierta formación significante pene- 9
Para el psicoanálisis, el deseo no está dado de antemano 14
Este proceso de exclusión Lacan lo denomina forclusión.
trada de goce, que no obstante ser una respuesta sino que es algo que se debe construir; el fantasma es
Este montaje ficcional, denominado fantasía, quien proporciona las coordenadas del deseo del sujeto,
15
Ob. cit., p. 208.
era el efecto de estructura del orden de la significa- “patológica”, era el único sostén del individuo para 16
especificando su objeto y el lugar que asume el sujeto Este concepto no es ya el simple representante material
ción10; por ello no era un estado meramente inter- evitar la locura. El sujeto daba congruencia a su mismo. Sólo a través del fantasma el sujeto se constituye saussuriano del significado, sino que es el sustituto que
no del sujeto, sino que resultaba parte integrante ser en el mundo, vinculando su deseo a una de- como deseante; ob. cit., p. 22. La fantasía es el escenario rellena la carencia de alguna representación ausente desde
del entramado de sus relaciones intersubjetivas. terminada formación significante; es decir, elegía donde el fantasma representa su papel. el origen; no aporta ninguna representación, representa
10 su falta; ob. cit., p. 209.
La internalización de las exclusiones simbólicas El imaginario, si bien oculta la manera en que los individuos
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realmente operan, no supone un mero engaño arbitrario, sino Como señala Claudio E. Martyniuk, si para Lacan el mundo
le permitía a la subjetividad constituirse como tal, una dimensión ineluctable de la existencia social (al respecto es imaginario por reducirse a la representación, lo real no
asociando su deseo a una determinada formación ver el trabajo de Enrique E. Marí, “Racionalidad e imaginario es el mundo; “Positivismo, hermenéutica y teoría de los
significante. Entonces, el síntoma pasó a definir- social en el discurso del orden”, en “Papeles de filosofía sistemas”, Biblos, 1994, p. 73.
se, no sólo como un mensaje cifrado, sino ade- (para arrojar al alba)”, Biblos, Buenos Aires, 1993.
Pinturas de la violencia en
blecidos, desvistiéndose de la ropa, que oculta la libertad del arte espejado, el arte anacrónico.
mirada del erotismo bajo una visón única. El relato El “nalgón” de El Pibe Barulo, no será enton-
El Pibe Barulo escrito en 1983, transpone la insti- ces una determinada identidad sexual, sino un
Osvaldo Lamborghini
tución de la sexualidad que aparece en la superfi- largo devenir que ubica al cuerpo como un juego
cie, para registrar (paródicamente) las figuras que de fuerzas, una superficie de intensidades, simu-
produce la superposición de civilización y la convi- lacros puros sin originales.8 Se produce una defini-
vencia imposible, poniendo el deseo sobre tablas, ción maquínica de los personajes de Lamborghini
cuya dramatización es asesina.6
La muerte de los significados y las racionalida-
des que conlleva, escapan en Lamborghini a las
a través del estatuto objetivo argüido por el ar-
tista, donde las connotaciones del deseo vienen a
ser normados.9
3
“ Si la literatura muere,
morirá asesinada”
| Lucas Guardia instituciones que se producen como generalidad
normativa. Los personajes no son homosexuales,
son revolucionarios. En pie de guerra, Klossowski
Allí, los relatos cargados de un Eros violento
que somete a sus criaturas, se mueren lábilmen-
te los secretos que relegan el deseo a lo íntimo,
supone la repulsa de la ley que parte de los cuer- registrándose un nuevo tono narrativo. Quizás,
Gilles Deleuze, conversaciones pos sodomizados, clamándose la muerte de la es- ya en Manuel Puig, se produce una voz ajena a lo
pecie en el sujeto.7 La negación de ello asume en el normado con La traición de Rita Hayworth, re-
pensamiento deleuziano una nueva forma donde conociendo lo cifrado y oculto, desjerarquizando
cualquier programa pueda presentarse y por lo cualquier autoridad narrativa.10
tanto, convertirse en institución. No obstante, es-
El anacronismo de la literatura Ese espacio se torna un castillo inexpugnable
de la palabra violenta: poder desencarnado que re-
huirá a las formas, presentando el Mal (LacOmar de
Tadeys y el goce ilimitado del Gomsterffi, bebida
Existir, ser, estar vivo, hacerse el muerto de 90° de graduación alcohólica) como el nomos
o fugarse hacia zonas evanescentes, regidor, y hacer de su reescritura, su existencia.
de ausencia presunta, donde hasta la Existencia que el Bien ha impreso en diversos re-
cronología, huye tal vez gistros del lenguaje que nos domina (la Biblia, el
2
Corán, la Torah, el Derecho, etc.).
Osvaldo Lamborghini, “Existir, ser, estar vivo...”.
Las miserias que rodearán la letra lamborghi-
niana, en cambio, buscarán la línea de fuga, la au-
sencia, el retiro de la escritura hacia improbables y
La experiencia urdida por los simulacros lite- desconocidos sentidos, y en esa pugna, producir
rarios, invoca inexorablemente un anacronismo, el quiebre necesario.
obscuro y latente, que conforma las realidades de-
puestas por el sentido. Dicho anacronismo recurre
a una desterritorialización provocada por la lite-
ratura, donde somos partícipes de una grieta en la La desinstitucionalización de
simultaneidad de signo y espacio, constituyendo “El Pibe Barulo” (1983)
una ruptura, una muerte del tiempo, dejando la
reinvención de la materia en el recodo de lo inima-
ginable: “el arte es un espejo que se adelanta”.1
La sociedad burguesa, se complace en
O nos aleja hacia el pasado. De todas formas, torturar al niño proletario,
lo irremediable se demuestra en la alteridad del esa baba, esa larva criada en medio de la
lenguaje literario, una fuga adscripta a la esquizo- idiotez y del terror
frenia en el que se hace presente un excedente
de existencia, lo informe, lo inacabado, la espuma Osvaldo Lamborghini, “El niño proletario”.
que brota del lenguaje2 y huye de la identidad. Esa
1 6
fuga de ser hombre, de reafirmarnos, tiene una JANOUCH, Gustav, Conversaciones con Kafka, trad. de LAMBORGHINI, Osvaldo, Novelas y Cuentos II, Buenos
pletórica manifestación en el hecho literario que, Bárbara Wickers de Sánchez-Rodrigo, Barcelona, Fontanella, Aires, Sudamericana, 2003, p.95.
1969, p.203. Testigo del sentido kafkiano, conoció al escritor
como señala Deleuze, rehúye a las formas domi- Blanchot redujo la posibilidad sádica a un mero 7
KLOSSOWSKI, Pierre, El filosofo malvado, en Sade,
de Praga al compartir sus altas facturas de electricidad y vivir
nantes: “la vergüenza de ser un hombre: ¿hay una ejercicio de “quebrar para siempre, por sus exce- mi prójimo, trad. de Graciela de Sola, Buenos Aires,
sus textos, en la cárcel de Pankrác.
sos, la ley que hubiera podido juzgarlo”.4 A pesar Sudamericana, 1970, p.41.
mejor razón para escribir?”.3 2
RICOEUR, Paul, Teoría de la interpretación. Discurso y
El derrumbe del falocentrismo, su paródica de ello, la inquietante lectura sádica nos lleva a excedente de sentido, trad. de Graciela Monges Nicolau,
8
BRAIDOTTI, Rosi, Sujetos nómades. Corporización y
lugares donde la “transgresión” es impostada y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea,
violencia, asume en el lenguaje lamborghiniano México, Siglo XXI, 1995, p.68.
Buenos Aires, Paidós, 2000, p.124.
un banquete de la creación. Su obra, repudiará los se traduce a un “movimiento particular del insti- 3
DELEUZE, Gilles, Crítica y clínica, trad. de Thomas Kauf, 9
sentidos, las “transgresiones” de la impostura, y tución que hace degenerar la ley y se considera Barcelona, Anagrama, 1996.
DELEUZE, Gilles y GUATTARI, Félix, Kafka. Para una
como superior a ella”.5 literatura menor, trad. de Jorge Aguilar Mora, Madrid,
abrazará el juego del devenir lingüístico hacia el 4
BLANCHOT, Maurice, Sade y Lautreamont, trad. de Enrique Editora Nacional, 2002, p.108.
quiebre del orden del lenguaje, de los cuerpos, Participa de la idea de institución Sade, para Lombera, Buenos Aires, Ediciones del Mediodía, 1967, p.55. 10
PAULS, Alan, Manuel Puig. La traición de Rita Hayworth,
invitando a los ausentes a la “fiestonga del gar- reclamar la violencia de la ley. Institución cuya 5
DELEUZE, Gilles, Sacher-Masoch y Sade, trad. de María Buenos Aires, Hachette, 1986.
char” de El Fiord (1973). forma se torna un modelo de acción, dinámica Teresa Poyrazian, Córdoba, Editorial Universitaria, 1969, p.70.
nombre logró que una película de patadas, espa- ubica en éste universo como sucesos posibles
das legendarias y mucho Hong Kong fuese consu- y probables y –por otro- los relaciona inteligen- algo colectivo, un sustrato, un suelo fértil para el
mida hasta el hartazgo. El responsable de que ese temente con experiencia próximas y cotidianas. asiento de relaciones sociales determinantes y, a
silbido pegajoso nos invada desde los celulares, Entonces, el horror opera como un instrumen- su vez, socialmente determinadas. Esto no signifi-
puede hacer que lo que no se quiere ver se vea to, una forma, un recurso en una historia cuyos ca que precedentes como el de Jelinek o la versión
y más aún, se disfrute; de modo que el hecho de contenidos –aunque espantosos- se asocian a cinematográfica de su novela, ignoren las deter-
que Hostel fuese “presentada” por Quentin Taran- problemas de sociedades post-industriales en las minaciones sociales, sino que la gran diferencia
tino deja de ser inocuo en el momento en que que el propio cuerpo humano trasciende como estriba en que en ellos se abona una idea según
permite la confusión sobre la autoría. La categoría mercancía a la otrora inexorable fuerza de traba- la que existe un velo de normalidad que oculta
“presentador” deja dudas sobre su significado, Eli jo. En esta clave, la realización de Roth muestra relaciones estructuralmente perversas, mientras
Roth –quien en verdad dirigió la película- es prácti- cómo una red se dedica a secuestrar y vender que para Roth el velo es absolutamente irrelevan-
camente desconocido y su nombre fue publicado personas que luego son torturadas y asesinadas te en la medida de que el límite entre lo normal y
en los afiches con un tamaño de letra sensible- en un abandonado establecimiento industrial. lo desviado se fija convencionalmente sin atender
mente menor al del de Tarantino. El resultado no Así, la figura omnipotente de la fábrica en ese al que, para él, es el común denominador de prác-
podía ser otro que el de una enorme cantidad de pequeño pueblo eslovaco aparece sin inocencia ticas semejantes en su perversión: la apropiación
gente asistiendo a una película del creador de Pulp en un relato que se esfuerza por remarcar que del cuerpo del otro. Una vez más el nexo entre la
Fiction, en la que éste, se encontraría completa- los lazos de dependencia entre la comunidad y ficción y la realidad adquiere protagonismo, sólo
mente ausente. la fábrica son los mismos que en tiempos prece- que esta vez es explícitamente tratado dentro del
dentes, sólo que la actividad fabril ha degenerado universo de la película. Sin insinuaciones ni tibias
Lamentablemente, al problema de la autoría
del mismo modo en que ha degenerado el so- sugerencias, Roth compara el consumo de prosti-
hay que agregarle otra promesa incumplida, la
cialismo dando lugar a un capitalismo no menos tución con la compra de personas para ser tortu-
promesa gore. En tanto producto de mercado,
descompuesto. radas y asesinadas, dado que tanto en el consumo
Hostel se presenta como una producción de bajo
de prostitución como en la tortura advertimos
costo en la que los gritos de dolor y los borbo- Pero Roth no transita demasiado por el fe-
que la voluntad de un sujeto se impone sobre
tones de sangre se deben apropiar de la escena, nómeno de la desindustrialización ni profundiza
el cuerpo de otro, sólo que la naturalización de
sin embargo, en la práctica su escaso presupues- sobre las consecuencias de la caída del bloque
la prostitución y la fuerza legitimante del contra-
to no toma protagonismo vedando así cualquier del este. Simplemente recurre a esa realidad para
to y de la ficción de la autonomía de la voluntad,
posibilidad de sintetizar el genio de lo “berreta”, ubicar en ella un relato de la matriz de “Martes
vuelven a las dos prácticas como esencialmente
cuestión que se agrava en la medida de que como 13” con una suerte de “Jason” colectivo que es
diferenciadas.
discurso, el sentido de las hemorragias y las ago- mucho más aterrador, creíble y –sobre todo- ve-
nías es aportado por la película de manera activa rosímil, que el original “loco de la sierra eléctrica”. Obviando el problema de la tortura, el femi-
sin depender de la interpretación de una élite de Consiguiendo así, narrar lo terrorífico –pero real nismo ha tratado seriamente la relación entre las
especialistas en el género. Pero si bien el incum- o realizable- con el lenguaje ortodoxo del horror. prostitución y la esclavitud sin alcanzar consenso
plimiento de la promesa gore tiene entidad su- En Hostel no vemos a un policía que intenta –en alguno. Por un lado se sostiene que la prostitución
8 el del torturado- eliminaría cualquier posibilidad de cas contradicciones de clase. Si el trabajo supone
equiparación destruyendo definitivamente la tesis –entonces– apropiación del cuerpo y como tal, una
del común denominador. Con aparente conciencia forma de esclavitud, la lucha por el trabajo, por el
de esta dificultad, Roth ignora completamente la mejoramiento de las condiciones de trabajo e in-
voluntad del sometido, pues en un juego de roles cluso por un “gobierno de los trabajadores” o un
donde existe un sometedor, es la voluntad de éste “estado obrero”, pierde sentido al punto de que
la que signa el juego y lo define, permitiendo en- la única demanda ético-políticamente coherente,
tonces, no sólo comparar a la prostituta con el tor- sería la que busque la abolición del trabajo como
turado, sino –lo que es mucho más importante- al relación esclavista. Al menos este sería el camino al
consumidor de prostitución con aquel que com- que conduciría una lectura, quizás un poco extre-
pra personas para torturarlas. Desde luego, esta ma, de Hostel y del desarrollo del feminismo –en
identificación del denominador común que es la su versión abolicionista y vinculada al liberalismo.
apropiación del cuerpo, tiene algunos problemas Sin duda las respuestas clásicas son insatis-
serios de difícil solución. Habrá que determinar factorias cuando el capitalismo se radicaliza en la
oportunamente si el cuerpo humano puede ser práctica de lo bárbaro ignorando sus propias re-
apropiado en diferentes grados o niveles y a partir glas de juego. Y como siempre, las primeras pre-
de qué momento o hecho podemos hablar de un guntas acertadas son ofrecidas por las artes, que
cuerpo apropiado o conquistado. Roth consigue sin la pesada herencia de las ciencias y liberadas
mostrar y convencer del nexo entre consumo de de prejuicios, pueden hacer cuestionamientos in-
prostitución y tortura, pero ¿qué ocurre con otras fundados, sin razón y sólo sostenidos por un en-
relaciones que en nuestras conciencias están más cadenamiento de intuiciones. Al menos esta vez,
vinculadas a la noción de trabajo, qué ocurre con la intuición de Roth parece haber fecundado un
el empleo doméstico, con las mujeres que deben cuestionamiento por demás interesante y útil que
exhibir sus cuerpos en las entradas de los garages, debe ser receptado en un marco de mayor alcan-
con los militares sin jerarquía? Zigmunt Bauman ce por las corrientes que se interesen por la liber-
podría ofrecer una tímida respuesta. En su libro tad de las personas. .
“Libertad”, el autor de “Modernidad y holocausto”
recoge una noción relativa de libertad de acuerdo
con la que un sujeto es más libre en la medida de
que más poder tiene sobre otro y viceversa . Aun-
que esta noción de libertad relativa y susceptible
de graduación sea algo deficiente, Bauman aporta
en su trabajo el estándar de la previsibilidad de
4
Si bien D´Auria intentará hacerlo, esto no logra explicar la
superioridad del hombre sobre la mujer.
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