Sociedad, Estado e Identidad
en el Paraguay
revistQ
Publicacién de Ciencias Sociales para América Latina
paraguaya de
Centro Paraguayo de Estudios SociolégicosAfio 49 - N° 144
Id Enero-Junio 2012
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Domingo M. Rivarola
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La Revista Paraguaya de Sociologia es una publicacién semestral editada por e! Centro
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latinoamericanos, La Revista no se responsabiliza por los articulos y resefias publicadas con la
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MUSEO ETNOGRAFIC.
‘O
"DR. ANDRES | BARBERO"
FUNDAGION | A PIEDAD
Revista Paraguaya de Sociologia
Publicacién de Ciencias Sociales para América Latina
Editada por el Centro Paraguayo de Estudios Sociolégicos (CPES)
in Memoriam
Presentacion .....
HISTORIA
Carlos Paz
ZA quién insuitan los nativos? Lideres y liderazgos cuestionados en el
marco de las misiones jesulticas del Gran Chaco. Siglo XVIII...
Maria Laura Salinas
La poblacién indigena en Paraguay segin @ encomienda ay Pusblos de indios.
Segunda mitad del Siglo XVIII : Cs
Eva Morales Raya
La inmigracion y colonizacén en Paraguay en el period de entegueres
(1870-1932) vista desde ios mensajes presidenciales ......... sees 88
Erasmo Gonzalez
Las Fiestas Mayas en la Primera Década del Siglo XX (1900-1909)........... 81"
Herib Caballero Campos
~Cémo honrar a los héroes? La metamorfosis del monumento a los
h@roes de ASUNCION «0... cece cesses eessessesesnseessnneesaneesniessnnesnsnessncensrcsnneessaressnnesssees OD.
Tomas Sansén Corbo
Sociedad, Estado e Identidad en el | Paraguay Posblico en la visién de
José Segundo Decoud......ss:
Mary Monte de Lépez Moreira
Mujeres constructoras de la nacién paraguaya cc...
Roberto Céspedes Rufinelli
Pueblos y personalidades indigenas en la nomenclatura de Asuncién (2008).. 155AnaCouchonal
Rehistorizar e! conflicto identitario moderno. Perspectivas en torno a la
articulacion de un sujeto politico en Paraguay .... 173
DEBATES
Liliana Brezzo
“Vivimos en tiempo ds las mas grandes reivindicaciones. Las cartas
privadas entre dos letrados paraguayos durante la primera década
del Siglo XX. Gregorio Benites y Juan E. O'LEALY .......cssssseescssssssesesssnseesssssssaseeseeie 193
Ignacio Telesca
El debate Dominguez: Barret implant sociales de la idea de
“nacién mestiza" . 233
Lorena Soler
La Revista Paraguaya de Socilogte. Campo, intelectuales y debates
(1964-1991) . 243
ENERGIA Y DESARROLLO
Christian Belt / Daniel Puentes
Situacién de la Energia en el Paraguay «0.
Afio 49- N° 141
Enero-Junio2012Revista Paraguaya de Sociologia. Afio 49, N° 141 (Enero - Junio de 2012) pp.233/242
ELDEBATE DOMINGUEZ-BARRETT
IMPLICANCIAS SOCIALES DELAIDEA
Tras la Guerra contra la Triple Alian-
Za el pais quedd/fue reducido a ruinas.
Ruina aumentada por lo safia de los
vencedores que permanecieron en el
pais hasta 1876. No solo a nivel econd-
mico 0 demografico el pais tuvo que
resurgir, sino también a nivel identitario,
del imaginario colectivo, de responder-
se a la pregunta del ‘quiénes somos’.
Natalicio Gonzalez lo ejemplifica
claramente cuando en una breve bio-
grafia de Juan E. O'Leary se referia a
esos tiempos: “Y decian los
aniquiladores: —Hemos civilizado a un
pueblo barbaro; hemos derribado abo-
minable tirania; hemos librado a la tie-
tra de monstruoso autécrata”.®
DE ‘NACIONMESTIZA"
en
MUSEO ETNOGRAFICO
“DR. ANDRES | BARBERO"
FUNDAGION| lA PIEDAD
Ignacio Telesca?
Los vencedores habian traido la
civilizaci6n y el pueblo tenia que ‘rege-
nerarse’. Asi se llamé el primer periddi-
co no oficial del Paraguay, La Regene-
racion, en cuyas paginas se esboz6 ei
proyecto constitucional que luego seria
aprobado en 1870. Dicho proyecto no
pasaba de ser una copia del modelo
argentino.
Los primeros gobiernos intentaron
subsanar la carencia de dinero a través
de ventas de tierras publicas, lo que se
llevé a cabo a partirde las luyes de 1883
y 1885, durante el gobierno de Bernar-
dino Caballero (1880-1886). .
En los afios siguientes hasta fines
1 Una primera versién de este texto fue presentado en el I Foro de Historia del Paraguay,
septiembre 2012.
on
Investigadoradjunto del CONICET (Argentina), itelesca@conicet gov.ar;
[email protected]
Natalicio Gonzélez, Solano Lépez y otros ensayos, Paris, Editorial de Indias, 1926, p. 89.234
del siglo, se vendio el 81.4% del territo-
rio poseido por el Paraguay. Sin embar-
go, de esta cantidad sélo el 0,6% fue a
parar a manos campesinas, el resto a
pocos empresarios, generandose enor-
mes latifundios. Los ejemplos mas cla-
ros son La Industrial Paraguaya, con
2.647.717 hectareas en la Region Orien-
tal, y la empresa Carlos Casado con
3.150.000 hectdreas en la Regién Oc-
cidental. Los principales beneficiados
fueron empresas extranjeras y politi-
cos de turno, y los perjudicados, la
mayoria de la poblacién campesine
(mas del 80% de la poblacién total).4
La entrada de dinero que implicé
esta venta de tierras generé un cambic
socioecondmico y politico sin igua! en
el Paraguay. Coincide esto con el sur-
gir de las nuevas generaciones nacidas
durante o después de la guerra. El
Colegio Nacional, creado en 1877, seré
su lugar de educacién secundaria a lo
que seguira la carrera de derecho en la
Universidad Nacional creada en 1889.
De esta manera, un despertar inte-
lectual se experimenta en la ultima
década del siglo XIX representado porla
creacién del Instituto Paraguayo en
1895 y su Revista del Instituto Para-
guayo un afio mas tarde.
Estas nuevas generaciones pri-
meramente pondran en cuestién la in-
terpretacién histérica que las fuerzas
vencedoras habian impuesto, reflejada
Ignacio Telesca
sin lugara dudas en la obra de Leopoldo
Gomez de Teran y Préspero Pereira
Gamba, Compendio de geografia e his-
toria de! Paraguay, publicada por pri-
mera vez en Asuncién en 1879. Con
este texto se educaran muchas gene-
raciones: para 1901 iba por su decimo-
tercera edicién y seguia publicandose
en 1920.5
Varios items serén puestos en
duda. Cecilio Baez en La /lustracién
Paraguaya del 31 de diciembre de 1888
recuperard al Dr. Francia como “el fun-
dador de la nacionalidad paraguaya’,
En esta misma linea se habia expresa-
do también Juan de la Cruz Ayala en su
texto “Un héroe olvidado” aparecido en
el diario El Heraldo 14 de mayo de
1884,
La obra de la Compafiia de Jestis
también sera traida a la agenda. De lo
que se trataba era de demostrar que ni
los indigenas de las reducciones ha-
bian formado parte de !a poblacian pa-
taguaya, ni siquiera que los jesuitas se
hayan basado en la cultura guarani
para levantar su modelo. Manuel Do-
minguez en una conferencia dada en el
Instituto Paraguayo en 1897 sefiala
que “la instruccién que debié la provin-
cia del Paraguay a los jesuitas fue cero;
la que le debieron los indios estuvo 10
bajo cero”. Tras criticar la soberbia de
los jesuitas insiste en que “el nedfito
que no habia aprendido castellano en
150 afios y si a odiar al espafol, volvié
4 — Confrontar Kleinpenning, Jan, Rural Peraguay, 1870 - 1963: a geography of progress,
plunder and poverty, 2 Vol., Madrid-Frankfurt: Iberoamericana-Vervuert, 2009.
5 A mediados de 1889 entre los textos y utiles distribuidos a las escuelas publicas de la
campafia se distribuyeron 252 “Geografia e Historia del Paraguay de Teran" a la primera
seccidn; 253 a la segunda, 520 a la tercera y 723 a la cuarta, en total, 1748 ejemplares. Cfr.
La Escuela Modema, Afio 1, n° 7, Asuncién, septiembre 1 de 1889, pp. 109-112.El debate Dominguez-Barrett
al estado salvaje, se sepulté en ta
espesura de la selva amada...”.° En
este mismo afio Blas Garay publicaba
en Madrid su célebre prologo a la obra
de Nicolas del Techo, Historia de fa
Provincia del Paraguay de la Compaiila
de Jesus, conocido juego como “El
comunismo de las Misiones de la Com-
pafiia de Jess en el Paraguay’. En ella
sostenia que la organizacién ideada
por los jesuitas fue invencién delibera-
da y exclusiva de la Compafiia no basa-
da en la cultura guarani
Sin embargo, el tema historiografi-
co mas reflido sera el referido a la
Guerra y a la figura de Francisco Sola-
no Lopez. Ya en esos primeros meses
de 1898 surge una disputa sobre la
persona del Mariscal Lépez. E! director
dela Escuela Normal Nacionai de Maes-
tros, Francisco Tapia, se encontré con
que los alumnos estaban comprando
cuadernos que llevaban un retrato de
Francisco Solano Lopez conjuntamen-
te con una biografia del mismo. El
director mand6 arrancar dichas hojas,
lo que generé la reaccién de los alum-
nos y de la prensa, siendo precisamen-
te Blas Garay quien saliese a favor de
los alumnos, “para que a los paragua-
yos se les ensefie a ser paraguayos”
(publicado en La Prensa, dirigida por
Garay, el 25 de marzo de 1898).
Un tema es importante no perder
de vista, Si bien las interpretaciones de
238
Manuel Dominguez, Blas Garay y Juan
E. O'Leary se convertiran luego en las
hegeménicas, no significa esto que
fueran las unicas existentes.
Moisés Bertoni, por ejemplo, en
ese mismo 1898 pronunciaria una con-
ferencia en el Instituto Paraguayo so-
bre el campesinado paraguayo, y tras
disentir con los criticos de las misiones
jesuiticas enfatiza que “el misionero
salvaba a toda una raza buena e inteli-
gente y se valla de ella para formar casi
un estado, una nacién civilizada’.”
EI mismo Blas Garay recibe una
critica no muy auspiciosa en las pagi-
nas de la Revista del Instituto Paragua-
yo de sus obras Compendio Elemental
de la Historia del Paraguay y La Revo-
lucion de la Independencia de! Para-
guay. Aunque se !e reconoce el caréc-
ter de ‘novedoso’ justamente por eso se
lo considera impropio para ser utiliza-
dos en el ensefianza.®
Lo mismo ocurtira con el Paraguay
de los Lopez y en especial con la
Guerra contra la Triple Alianza. Dos
posiciones se veran enfrentadas en la
contienda intelectual y periodistica que
sostuvieron Cecilio Baez y Juan E.
O'Leary desde octubre de 1902 hasta
febrero de 1903?
Esta polémica tuvo un alta recep-
cion entre la poblacion y pronto comen-
6 Manuel Dominguez, *2* Conferencia’, en Revista de/ Instituto Paraguayo, afio|, nro. 10, 1897,
pp. 217-270, cita de las paginas 223-225,
7 Moisés Bertoni, “Cuarta Conferencia del Instituto Paraguayo’, en Revista de/ Instituto
Paraguayo, Afio ll, nro. 11, 1898, pp. 184-203, cita de la pagina 185.
8 — Revista del Instituto Paraguayo, Afto |, n° 7, 1897, p. 53.
9 Para un analisis de la misma ver Liliana Brezzo, “En el mundo de Ariadna y Penélope: hilos,
tejidos y urdimbre del nacimiento de la historia en e! Paraguay’, en Cecilio Baez y Juan E.
O'Leary, Polémica sobre la historia de! Paraguay, Asuncién, Tiempo de Historia, 2011, 2°
ed., pp. 13-65,236
Ignacio Telesca
zaron a aparecer manifestaciones en
favor de uno y de otro y cartas de
adhesiones desde el interior de la Re-
publica. “La sociedad paraguaya toda
se conmovié en sus cimientos. La agi-
tacién cundié hasta los ultimos confi-
nes de la republica. Las discusiones se
prolongaron al hogar, donde el padre
con el hijo y los hermanos entre si se
entregaron a asperas disputas. En los
cafés los concurrentes defendian sus
ideas a botellazos, con tazas y sillas.
Grandiosas manifestaciones populares
recorrieron las calles, aclamando a uno
u otro bando, a uno u otro de los
polemistas”."°
Lo que estaba en juego en esta
polémica no era una mera cuestion
historiografica sino de cémo compren-
der el Paraguay y qué modelo de esta-
do construir. O'Leary insistira en consi-
derar al tiempo de los Lopez como el
momento de apogeo de la nacidn, la
edad oro del Paraguay.
A estas disputas historiograficas
y sobre una nueva conformacién so-
cioeconémica y estatal se le afiadira
también otra sobre la identidad. A la
pregunta sobre el Paraguay se la com-
plementara con la cuestién sobre el ser
paraguayo.
Un paso en este devenir sera el
que se inicie alrededor de la idea de
‘raza superior, muy en boga en los
circulos cientificos del momento, tanto
en Europa como en América. El interlo-
cutor de este pensamiento en Para-
10 Gonzalez, idem, p. 108.
guay sera Manuel Dominguez (1868-
1935) quien sostendra a principios de
siglo XX que el Paraguay es una nacién
mestiza, aunque bianca, ‘blanca sui
generis’. En si, ei disparador fue el
comprender por qué el soldado para-
guayo habia luchado con tanto valor
durante la guerra y por tantos afios. El
29 de enero de 1903 Dominguez, sien-
do vicepresidente de la Republica, dic-
ta una conferencia en el Instituto Para-
guayo titulada justamente “Causas del
heroismo paraguayo”. Esta conferen-
cia tiene que ser vista dentro de la
polémica entre Baez y O'Leary, aunque
el autor no haga referencia explicita ala
misma
En ella su intencién no era otra
sino probar que “el paraguayo era supe-
rior al enemigo”. La justificacién central
sera que el Paraguay fue colonizado
por la mas alta nobleza de Espafia
quien junto con el valiente guarani dio
origen al mestizo “que no era el de otras
partes, Aquel mestizo en la cruza se
fue haciendo blanco, a su manera,
blanco sui generis en quien hay mucho
de espafiol, bastante de indigena y algo
que no se encuentra 0 no se ve ni en el
uno ni el otro”."
Este indigena se remonta a! del
siglo XVI. Una vez que se dio esa
primera mezcla, desaparecen de fa con-
formacién poblacién. Se cuestionaba
el mismo Dominguez si la raza para-
guaya “no estaba o no esta llamada a
alcanzar las cumbres a que sdlo llegan
las razas muy superiores”."?
11 Manuel Dominguez, “Causas del heroisme paraguayo”, en Revista de! instituto Paraguayo,
Afio 4, n° 32, 1903, pp. 643-675, cita de las paginas 646-647
12 Ibidem, p. 651El debate Dominguez-Barrett
Esta concepcién racista pondra
de manifiesto con la aprobacion de la
Ley de Inmigracién el 6 de octubre de
1903; en su articulo 14 establece que
en ninglin caso se expediran certifica-
dos 0 pasajes de inmigrantes a favor de
individuos de las razas amarilla y ne-
gra.
Ya el afio anterior, ei 28 de julio de
1902, el consul del Peri Carlos Rey de
Castro habia dictado una conferencia
en el mismo Instituto sobre “Las clases
rurales del Paraguay”. Se publico ese
mismo afio en la misma Revista def
Instituto y al afio siguiente en forma de
folleto con prélogo precisamente de
Manuel Dominguez.
Rey de Castro, primeramente
diferenci
a entre “los elementos salariales y
los elementos ruraies"® para concen-
trarse en los segundos. Su punto de
partida seria casi similar al que luego
utilizara Dominguez: no podia conjugar
el consul peruano fos “conceptos depri-
mentes” que escuchaba normalmente
con el hecho que el Paraguay haya sido
“uno de los paises mas adelantados de
la América del Sur’."* Ademas, sefiala-
ba Rey de Castro, su experiencia en las
escuelas, talleres y cuarteles le indica-
ba que los prejuicios estaban errados
por lo que decide aventurarse al interior.
237
A partir de dicha experiencia re-
dacta su escrito, que con ribetes cien-
tificos sera una loa al campesinado
paraguayo. Interesante es notar que la
primera caracteristica que nota es la
homogeneidad que reina en el Para-
guay debida al “sello de la raza guara-
ni”, presente y viva en al sociedad." En
otro pasaje afirmara: “...la raza guarani
se ha perpetuado en el Paraguay, trans-
mitiendo a las nuevas generaciones su
alma colectiva...”.'° Lo mismo afirmaba
Moisés Bertoni, pero este punto no
sera tenido en cuenta por Dominguez,
para quien el paraguayo era fruto del
mestizaje de antafio."”
Tras ir analizando diversos aspec-
tos del campesinado paraguayo con-
cluye Rey de Castro su conferencia,
caracterizando al Paraguay “con una
raza homogénea, con una democracia
perfectamente sdlida; con una clase
tural amante de sus suelo y de su
patria... activa, inteligente y honrada...
dispuesta a prestar su concurso a cuan-
to signifique un bien para el pais; vale-
rosa y abnegada.®
No desconoce Rey de Castro que
el campesinado sufre la explotacion, o
mejor dicho, el fraude de los interme-
diarios por lo cual no pueden terminar
de librarse de sus deudas. Sin embargo
nuestro autor alaba la resignacién del
13. Carlos Rey de Castro, Las clases rurales de! Paraguay, Asuncién, Kraus, 1903, con prélogo
de Manuel Dominguez, p. 2
14 Ibidem, p. 2.
15. Ibidem, pp. 6-8.
16 Ibidem, p. 27.
17 Sobre el tema del mestizaje ver Ignacio Teiesca, “Paraguay en el centenario: la creacion de
la nacion mestiza’, en Historia mexicana, v. 60, nro.t (237), 2010, pp. 137-195
18 Rey de Castro, idem, p. 46238
Ignacio Telesca
campesinado y los felicita ya que aun-
que sean “victimas propiciatorias de la
expoliacion, no acaban por abandonar
el trabajo y lanzarse en locas aventu-
ras"? :
Esta imagen bucdlica sera conti-
nuada por Dominguez. Ya mismo en la
introduccién a la obra de Rey de Castro
ilama la atencién sobre “la igualdad
democratica que reinaen el Paraguay”?
Incluso Dominguez, en la conferencia
que él mismo brindara ese afio, en ei
mismo Instituto Paraguayo, dira que en
Paraguay “no hay clases opresoras ni
oprimidas”.”" Insistira que la raiz de
este actuar se halla en la conformacién
misma de la raza. El campesino, y
qued6 mas que demostrado en ia gue-
rra, diré Dominguez, se caracteriza por
el sufrimiento: “sufrir callado, estoicis-
mo puro, esta es su regla de conducta’’,
Este sufrimiento se ha de poner de
manifiesto en los duros trabajos: “sdlo
el paraguayo puede con el pesado tra-
bajo de los yerbales y del obraje. gDén-
de recluta peones la Compafiia Matte
Larangeira? En el Paraguay. Aquello
revienta a cualquiera que no sea para-
guayo”.22
Sin lugar a dudas, estas expresio-
nes no son gratuitas ni ingenuas. Des-
de que grandes empresas, como la
industrial Paraguaya, Barthe Hnos,
Matte Larangeira, entre otras, se hicie-
ran con la totalidad de los yerbales que
antes estaban en manos del estado, se
dio en el Paraguay una explotacion sin
19 Ibidem, p. 45.
20. Ibidem, p. Vi
igual de la mano de obra campesina e
indigena
Estas reflexiones, y omisiones,
de Manuel Dominguez nos conducen a
cuestionarnos sobre la relacion entre la
idea de ‘raza paraguaya’, ‘nacién mes-
tiza’ y la justificacion de un orden social
marcado por un alto indice de explota-
cién obrera-campesina. Que Domin-
guez haya sido vicepresidente de la
Republica cuando escribiera estos tex-
tos no debe ser pasado por alto. La
disputa que Manuel Dominguez y Ra-
fael Barrett sostendran en 1910 nos
presenta esta realidad en toda su cru-
deza.
Rafael Barrett denunciara con una
serie de articulos aparecidos en el pe-
riédico asunceno EI Diario en junio de
1908 (reimpresos en agosto, en
Germinal, semanario dirigido por el
mismo Barrett) que "15.000 paragua-
yos son esclavizados, saqueados, tor-
turados y asesinados en los yerbales
del Paraguay, Argentina y Brasil”?
Tras estas denuncias y otras respecto
al terror politico vigente en ese afio es
enviado al exilio a mediados de 1908 (el
texto “Bajo el terror” salié publicado en
el numero 11 de Germinal, del domingo
11 de octubre de 1908, Ultimo numero
aparecido del semanario).
Tras una breve estadia en Brasil se
radica en Montevideo, pero regresa en
marzo de 1909 de incégnito al Para-
guay, radicandose en una estancia que
21 Manuel Dominguez, "Causas del heroismo’..., p. 662.
22 Ibidem, pp. 657-658
23 Rafael Barrett, E/ dolor paraguayo, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1987, p. 152.El debate Dominguez-Barrett
tenia su cufiado en el sur de la republi-
ca, a pocos kilometros de la frontera
argentina. Alli permanecié casi un afio,
resguardandose del gobierno y de su
enfermedad, la tuberculosis. Sus viven-
cias las puso por escrito en un articulo
periodistico aparecido el 21 de febrero
de 1910 en EI Nacional de Asuncién:
“Lo que he visto”.
“Cada paraguayo, libre dentro de
una hoja de papel constitucional, es
hoy un miserable prisionero de un pal-
mo de tierra’* La imagen pintada por
Barrett en el texto contradice totalmen-
te la delineada por Rey de Castro o
Manuel Dominguez.
De hecho, este ultimo le responde
a Barrett en el mismo periédico con un
articulo titulado “Lo que Barrett no ha
visto”. Dominguez acusa a Barrett de
mirar el campo a través de tos ojos de
su enfermedad: “creyendo pintar al
Paraguay sélo acierta a pintarse a si
mismo”.
La respuesta de Barrett sera aun
mas dura con su texto “No mintais”, del
5 de marzo, en donde ataca las image-
nes idilicas sobre la casa campesina,
su trabajo, su comida, les cuestiona
incluso la capacidad de hablar en nom-
bre del pueblo, a quien no conocen. Por
tal razén, es invita no a ir al campo,
sino simplemente “id a vuestras casas,
oh doctores, y alli encontraréis alguna
sierva que os lava platos y lame vues-
239
tras sobras. Preguntadle cémo se ali-
menta ‘el pueblo soberano' y cémo vive.
Preguntadle por la salud de sus hijos, y
si sus hijos pueden contestar.
preguntadles quién fue su padre”.
Dos dias mas tarde, Dominguez
insiste en un tono personal: en su
articulo “Distinguid” diferencia tres cla-
ses de extranjeros que han llegado al
pais, los sabios, los trabajadores, y los
que no son niuno niotro, “ni ellos saben
que son, a veces se llama criticos”. En
clara alusion a Barrett. “La tercera cla-
se, dice Dominguez, suele deshonrar-
nos, sin querer, por el afan curioso de
brillar en el papel. Finge saber lo que no
sabe" 2”
La disputa finaliz6 tras estos inter-
cambios de articulos, pero Barrett con-
tinuaba insistiendo en la explotaci6n
del campesinado. En un texto en que
comentaba la serie de articulos de
Rodolfo Ritter en que negaba que en el
Paraguay existiera una ‘cuestion so-
cial’, ademas de insistir en ios sufri-
mientos de los pobres en Paraguay
afiade un aspecto que es importante no
perder de vista. “Ni el gobierno civico ni
el radical, diré Barrett, se ocuparon del
asunto. 4Paraguayos esclavizados?
iVaya novedad! E! patriotismo tiene
otros negocios que atender”.*
El patriotismo ya habia sido
acidamente comentado desde las pagi-
nas de Germinal (23 de agosto de
24 Ibidem, p. 54. (Los textos de Barrett han sido recogidos en esta publicacién de la Biblioteca
Ayacucho).
25 Manuel Dominguez, “Lo que Barrett no ha vist
26 Rafael Barrett, E/ dolor... p. 176.
en El Nacional, 22 de febrero 1910, p. 2
27 Manuel Dominguez, “Distinguid”, en E! Nacional, 7 de marzo de 1910, p. 2.
28 Rafael Barrett, El dolor..., p. 152; los textos aparecieron en EI Nacional a partir del 12 de
marzo de 1910.240
4908). En un texto firmado por H. Cam-
pos Cervera se hacia referencia a los
‘patriotas’ que sélo buscaban sus inte-
reses e ironicamente sefialaba que “en
ningun pais de.la tierra existe tanto
patriota como en el Paraguay. Asi se
explica que sea el mas pobre y misera-
ble”.
Cuando Manuel Dominguez o Juan
E. O'Leary se refieran a Barrett, tras su
muerte, le achacaran precisamente su
desconexién con la historia, con la
patria y siempre comparandolo con
Martin de Goycoechea Menéndez: “Y
le faltaba también la facultad evocadora
del pasado —dira Dominguez-, Para el
amante de la energia humana, no exis-
tia nuestra leyenda, donde esa energia
se alz6 al rango de la epopeya”.* Juan
E. O'Leary sera atin mas duro. En el
prélogo a la obra de Goycoechea Me-
néndez, Guaranies, acusara a Barrett
de haber dejado como legado “las exa-
geraciones sombrias de su pesimis-
Ignacio Telesca
mo, los cuadros tristes de lo que él
llamaba ‘el dolor paraguayo”.°°
Barrett morird a fines de 1910 y su
denuncia social no tendra continuado-
res inmediatos. Sin embargo, la dispu-
ta, y la intervencién de Manuel Domin-
guez en ella, nos sirven para compren-
der y constatar que tras esa imagen de
la raza paraguaya no sdlo se justifica
una historia heroica sino también una
situacién social de exclusién.
Si a través del Estados se regla-
mentaba el sistema laboral, desde el
mundo intelectual se proporcionaba un
fundamento ideolégico para seguir con
el ‘suftir callado’. Una vez que las ideas
de O'Leary y Dominguez se convirtie-
ran en hegemonicas tras febrero de
1936, la distribucién de tierras seguiré
tan desigual como a fines del XIX y la
pobreza tan presente como tras la
tragedia de la guerra, y el nacionalismo
autoritario en su apogeo.
29 Manuel Dominguez, Estudios histéricos y literarios, Asuncidn, Editorial EMEDE, 1957, op.
193-194.
30 Martin Goycochea Menéndez, Guaranies: cuentos de los héroes de la selva, Buenos Aires,
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