5.5 Cury Autor Mediato
5.5 Cury Autor Mediato
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EL AUTOR MEDIATO (CURY)
“Autor mediato es quien para ejecutar el hecho típico se sirve de otro, cuya voluntad domina, y es
quien lo realiza materialmente”.
La autoría mediata debe apreciarse como un concepto restrictivo de autor que constituye el modo
principal de intervención en el delito y los casos de participación deben entenderse como
extensiones accesorias. El hecho de que una conducta constituya autoría mediata es prevalente, y
no puede considerarse como un mero recurso para cubrir el concepto de instigación, es decir, para
transferir a la autoría mediata lo que no se ajusta a la inducción.
Dentro de los dos primeros nombrados hay distintas opiniones en la fundamentación, extensión
de límites y admisión dogmática de los casos. Se tratarán a continuación:
Es autor mediato quien coacciona a otro para que ejecute el hecho típico, colocándolo en una
situación en la que la ley excluye la culpabilidad del autor ejecutor a causa de "no exigibilidad de
otra conducta".
Ej. El hombre de atrás amenaza con matar al instrumento si no roba algo para él, o atormenta al
hijo del ejecutor para obligarlo a cometer un delito.
1. Se discute si para que se configure la autoría mediata hay que tomar un criterio
psicológico o uno normativo.
Ocurre lo mismo en las hipótesis de obediencia de ordenes antijuridicas (Art 214 y 335 Código J.
militar) donde es la ley la que afirma punibilidad al autor mediato (superior que da la orden) y
excluye al ejecutor material. En este caso no hay explícitamente coacción, pero esta inserta en el
contexto de la situación.
No es autor mediato el que para inducir se vale de un dominio psicológico sobre el ejecutor, como
el caso de la esclava sexual que a pedido del amante, mata a su marido. En este caso la
responsabilidad de la mujer no se excluye y ella es autora punible de propia mano y el amante el
inductor.
2. Casos de autoría mediata con coacción, en que el hombre de atrás es autor mediato,
pero el coaccionado es también un autor – ejecutor, irresponsable por exclusión de la
culpabilidad (casos del autor tras el autor, Roxin)
El sujeto de atrás no tiene dominio del hecho por coacción, sino solo la voluntad del instrumento,
quien en última instancia tiene dominio de sí mismo, siendo un autor, pero inculpable e impune. El
que coacciona domina directamente solo al coaccionado, pero el coaccionado tiene en sus manos
el curso del hecho. En este caso el dominio de la voluntad sobre el titular del dominio de la acción
fundamenta al dominio de hecho.
La coacción no elimina por completo la libertad del instrumento, el que en casos de heroísmo o
santidad podría negarse a realizar el hecho típico. Así, la facultad de decidir la consumación está
en sus manos de una forma reducida y la ley no le reprocha culpabilidad, pero si es suficiente para
radicar en él el dominio de la conducta, del que el hombre de atrás uso para sus objetivos.
No ocurre así en los casos en que el instrumento se reduce a la condición de un “simple objeto”
que el autor utiliza como proyectil, en estos casos hay autoría mediata de propia mano, ya que el
instrumento nada ejecuta y el hecho solo es obra de él que lo uso como una cosa inanimada.
2.- En los casos de autoría mediata sirviéndose de coacción, el "hombre de atrás" es autor
(mediato) pero, a su vez, el coaccionado es también autor (ejecutor) si bien irresponsable por
exclusión de la culpabilidad. En este caso -y en otros que se exa-minarán más adelante- se habla
del "autor tras el autor", un concepto introducido por Roxin y que ha dado lugar a discusión.
Para entender mejor esta situación, que en principio puede parecer contradictoria, ha de tenerse
presente que la coacción no elimina enteramente la libertad del instrumento el cual, en casos
límites de heroísmo o santidad podría todavía negarse a ejecutar el hecho típico. En consecuencia,
la facultad de decidir sobre la consumación permanece en sus manos, aunque tan reducida que la
ley renuncia a dirigirle un reproche de culpabilidad si no la ejercita, pero siempre suficiente como
para radicar en él el señorío inmediato de la conducta, del que el hombre de atrás se sirve para el
logro de sus objetivos.
3. Ocurre algo distinto cuando el hombre de atrás coacciona al instrumento para que se
quite la vida
4. Cuando se coacciona al ejecutor a que se autolesione, se aplica una solución similar al caso
anterior:
Autoría mediata del hombre de atrás por las lesiones de la víctima-instrumento. Pero surge un
problema cuando la coacción no logra excluir la culpabilidad, ya que si se considera que las
autolesiones son punibles, entonces el que ejerce coacción podría castigarse como inductor y el
ejecutor seria autor de sus propias lesiones, pero de acuerdo a la opinión dominante, se cree que
las autolesiones solo se sancionan si mediante ellas se daña otro bien jurídico distinto a la
integridad corporal (art 295 C. justicia militar). Si es un caso corriente, como en el suicidio, el
inductor quedaría impune, esto provoca una laguna de punibilidad, pero es el criterio correcto. 3.-
La solución que se ha dado precedentemente varia algo cuando el hombre de atrás coacciona al
instrumento para que éste se quite la vida.
“directamente” implica dolo directo, ya que solo de ese modo se puede dominar la voluntad de
otro y apoderarse del curso de los acontecimientos.
7. Hay dificultades cuando el “miedo insuperable” no ha sido porvocado por una coacción
del hombre de atrás, sino por circunstancias ajenas a el, pero que este aprovecha para que
el ejecutor realice el hecho.
Ej. Los montañistas A y B caen y quedan sostenidos por una cuerda. C aprovecha y propone a A
que corte la cuerda y provoque la muerte de B para salvarse o le arroja un cuchillo. Habrá autoría
mediata si C provoca la caída de A y B para originar esta situación. En otro caso, solo habrá
dominio y autoria del hombre de atrás si este ha hecho algo para modificar la situación del
necesitado, por ejemplo lanzándole el cuchillo, pero si solo se limita a incitarlo para que A se salve,
falta el dominio del hecho, que posee A al decidir si acepta o no la proposición, en este caso solo
habrá participación de quien hace la proposición, y así A habrá actuado dolosamente y se podría
afirmar la punibilidad del inductor.
Cury cree que estos casos hay que incluirlos en el art 15 N°2 primera parte, ya que si bien en ellos
el hombre de atrás no ejerce fuerza sobre el instrumento, si se sirve de aquella provocada por
causas preexistentes junto con su capacidad superior de dominio de la circunstancia para
presionar la voluntad del instrumento.
5.- Desde el punto de vista dogmático los casos en que el autor mediato coacciona al ejecutor no
presentan problemas, pues se encuentran regulados expresamente en el artículo 15 N ° 2,
primera parte del C.P, en donde se considera autor al que "fuerza directamente a otro" a
ejecutar el hecho punible. El adverbio "directamente" implica una exigencia de dolo directo, que
respecto de esta situación resulta superflua, pues sólo de ese modo se puede dominar la
voluntad de otro y, de esa manera, enseñorearse del curso de los acontecimientos.
6.- Se presentan dificultades especiales cuando la situación de "miedo insuperable" no ha sido
provocada por la coacción ejercitada por el hombre de atrás sino por circunstancias ajenas a él,
pero que éste aprovecha para lograr del ejecutor que se decida a la realización del hecho. Así,
por ejemplo, cuando los montañistas A y B han caído y permanecen suspendidos de una cuerda
incapaz de soportar el peso de ambos, lo cual aprovecha el tercero C -que se encuentra fuera de
todo peligro- para proponer a A que corte la soga y provoque la muerte de B a fin de salvarse o,
incluso, le arroja un cuchillo con el cual realice su propósito. Concurrirá, sin duda, autoría
mediata, si ha sido C quien previamente provocó la caída de A y B para originar la situación de
necesidad. En otro caso, sólo se podrá afirmar el dominio y, con ello, la autoría del hombre de
atrás, si él ha hecho algo para modificar la situación a favor del necesitado (por ejemplo,
lanzándole el cuchillo). Si, por el contrario, se limita a incitarlo para que se salve, falta el señorío
del hecho, que permanece en manos del necesitado, el cual conserva el poder de decidir si
acepta o no la sugerencia; por consiguiente, sólo podrá apreciarse participación del que hace la
proposición. Como en este último caso el autor(necesitado) habrá obrado dolosamente -aunque
no culpablemente- no habrá inconveniente para afirmar la punibilidad del inductor.
'En mi opinión estos supuestos hay que incluirlos también en el artículo 15 N° 2, primera parte
del C.P., pues si bien en ellos el hombre de atrás no ejerce inmediatamente la fuerza sobre el
instrumento, se sirve de aquella provocada por causas preexistentes, conjuntamente con su
capacidad superior de dominio sobre las circunstancias para presionar sobre la voluntad de éste.
“Es autor mediato quien induce al instrumento a un error, o se sirve de aquel en que éste se
encuentra, para hacerlo ejecutar el hecho dolosamente, pero sin conocimiento de su significado
antijurídico o de su reprochabilidad o, finalmente, del sentido de su configuración concreta”.
En este caso el hombre de atrás no domina inmediatamente la voluntad del ejecutor, el que
decide aparentemente libre realizar el hecho, pero a el se le oculta el verdadero sentido del hecho,
induciéndolo a ejecutar algo que, si entendiera el sentido, se hubiera abstenido de hacer. El sujeto
de atrás tiene el dominio total del comportamiento.
Es un caso complejo que ha dado arduo debate y se analizaran a continuación: Es autor mediato
quien induce al instrumento a un error, o se sirve de aquel en que éste se encuentra, para hacerlo
ejecutar el hecho dolosamente, pero sin conocimiento de su significado antijurídico o de su
reprochabilidad o, finalmente, del sentido de su configuración concreta.
1.- Debe prescindirse, desde luego, de los casos en los cuales, a causa de un error de tipo vencible
o invencible, el ejecutor obra sin dolo. Ellos, como ya se ha dicho, constituyen supuestos de
autoría directa o de propia mano.
Ej. Joven embarazada proveniente de un país en que el aborto es legal, es inducida por un tercero
a practicárselo en chile, argumentando que aquí es licito. En este caso el ejecutor domina la
configuración del hecho y es autor directo, pero el hombre de atrás, al saber que el hecho es
antijuridico, tiene un dominio superior y por tanto es el autor mediato. Ocurre la figura del autor
tras el autor.
Que haya autoria mediata en estos supuestos es la opinión preponderante en os casos en que el
error de prohibición del ejecutor es invencible y su comportamiento inculpable, distinto a las
hipótesis de error vencible donde hay participación del inductor (son mas comunes en la práctica).
Esta solución implica realizar una delimitación entre autor y participe referente al merecimiento
de la pena. Pero tanto en los casos de error vencible como invencible, para el ejecutor esta oculta
la dañosidad del hecho, y por eso esta privado de motivos para no ejecutarlo. Una solución
correcta a esto debe atender a los siguientes factores (y no a la excusabilidad o no excusabilidad):
2.- Cuando el ejecutor obra dolosamente, pero de manera inculpable porque el hombre de atrás lo
induce a error sobre la prohibición o aprovecha aquel en que ya se encontraba, concurre autoría
mediata. Así ocurre, por ejemplo, si la joven extranjera embarazada, procedente de un país en que
el aborto se encuentra legaliza-do -e incluso es estimulado por la autoridad- es inducida por un
tercero a practicárselo en Chile, argumentando que tampoco aquí dicha intervención es ilícita. En
estos casos, en verdad, puesto que obra finalmente, el ejecutor domina la configuración del
hecho, y es él mismo autor directo; pero el hombre de atrás, en cuanto dispone además del
conocimiento sobre el significado antijurídico del acontecimiento, cuenta con un dominio superior
sobre su configuración y, por consiguiente, es autor mediato.
Nos encontramos, una vez más, con la figura del autor tras el autor a que ya nos hemos referido
antes.
La concurrencia de autoría mediata en estos supuestos es hoy opinión preponderante en los casos
en los cuales el error de prohibición del ejecutor es invencible y su comportamiento, por
consiguiente, inculpable; no así en las hipótesis, más frecuentes en la práctica, de un error
vencible en las que se apreciaría participación del inductor.
- Para que en este supuesto haya autoría mediata del sujeto de atrás, el error de
prohibición del ejecutor debe ser materia, este debe desconocer la lesividad social de su
conducta, y no solo la reprobabilidad jurídica del hecho (error de prohibición formal).
En el caso de la embarazada, el hombre de atrás será autor mediato si ella a causa de la educación
que ha recibido cree por engaño, que practicarse un aborto en chile es útil para el control del
crecimiento demográfico, pero solo será participe si la mujer a causa del engaño cree que abortar
no esta prohibido expresamente por ley, pero es consciente de que en chile el aborto es algo
moralmente reprobable y socialmente dañoso.
- Para que sea un error de prohibición invencible se exige que sea material, pero no
funciona esto a la inversa, ya que un error puede ser material y vencible. Esta solución,
sin embargo, traslada injustificadamente al campo de la delimitación entre autor y
partícipe una distinción referente al merecimiento de pena. Lo que importa aquí es que,
tanto en los casos de error vencible como invencible, para el ejecutor permanece oculta
la dañosidad social del hecho y, por eso, se encuentra privado de motivos para inhibirse
de ejecutarlo. Por esto, una solución correcta debe prescindir de la excusabilidad o no
excusabilidad del error del ejecutor y atender, en cambio, a los factores que se precisan
a continuación.
-
Este seria el caso si la mujer llega a la convicción de que en chile el aborto no es lesivo
socialmente, pero no duda ante la circunstancia de que se le ofrezca realizarlo en un lugar
clandestino, contando ella con medios para atender a los gastos de una mejor atención. Es inútil
en este ámbito distinguir entre error excusable e inexcusable. Para que en supuestos de la clase
que estamos examinando exista efectivamente autoría mediata del sujeto de atrás es necesario
que el error de prohibición del ejecutor sea material, esto es, que él desconozca la lesividad social
de su conducta, y no sólo la reprobabilidad jurídica del hecho (error de prohibición formal).
4. Casos en que el autor directo (de propia mano) actúa dolosamente y con conciencia de
ilicitud, pero a causa de un error inducido por el hombre de atrás, o que este aprovecha,
hace concurrir una causal de exculpación que en realidad no existe.
Ej. Se hace creer a un montañista inexperto que la cuerda de la que cuelga se va a romper y solo
puede salvarse si a corta más abajo deshaciéndose de su compañero que lo sigue, y este por un
miedo insuperable realiza el comportamiento. El ejecutor doloso domina el curso del hecho y
conoce su desvalor social (injusto material), sabe que matar esta prohibido por su lesividad social,
pero a consecuencia del error que lo hace incurrir el hombre de atrás, este no puede inhibirse y
quien posee un mayor dominio del hecho es el inductor.
El instrumento también es autor (posiblemente inculpable), ya que este decide ejecutar el hecho,
siendo esto otro supuesto de autor tras el autor, siendo autor mediato el hombre de atrás ya que
con su engaño tiene un dominio mayor en la configuración del hecho.
Su punibilidad se debe incluir en el art 15 N°1 segunda parte, ya que al igual que en los casos de
inducción al error de prohibición, se priva al instrumento de su capacidad para detenerse , por eso
interviene en la ejecución impidiendo evitar el hecho.
¿Qué seria C? habría un error en los motivos y seria insuficiente para que C fuera autor, por tanto,
solo sería participe. ¿qué participación podemos atribuirle a C? aquí no hay inducción (no le formo
a A la voluntad de matar), ni tampoco complicidad (C no coopera en la ejecución del hecho que
pretendía A), según Jakobs tampoco habría coautoría (ausencia de una voluntad de actuar en
común), se desestima también la autoría simultanea o paralela.
En este caso, al igual que en las hipótesis de Naturalmente, para apreciar un error de prohibición
invencible se exige, por lo general, que sea material. Pero la inversa no es efectiva, pues el error
puede ser material y, sin embargo, vencible. En el supuesto de nuestro ejemplo, ese será el caso si
la mujer, no obstante haber llegado a la convicción de que en Chile el aborto carece de lesividad
social, no vacila tampoco ante la circunstancia de que se le ofrezca practicárselo en un lugar
clandestino y mal equipado, no obstante que ella cuenta con medios para atender a los gastos que
demande la atención en un establecimiento hospitalario de superior categoría. Por eso, la
distinción entre error excusable e inexcusable es inútil en este ámbito.
Cuando en los casos de error de prohibición concurre autoría mediata, el comportamiento del
hombre de atrás tiene que encuadrarse en el artículo 15 N° I, segunda parte del C.R. En efecto, en
tanto él mediante su inducción a ese error o su aprovechamiento del preexistente priva al
instrumento de motivos para inhibirse de obrar, interviene en la ejecución del hecho impidiendo o
procurando impedir que éste se evite (es decir, que no ocurra).
3.- De menos interés práctico son los casos en los cuales el autor directo, o de propia mano, obra
dolosamente y con conciencia de la ilicitud de su comportamiento pero, a causa de un error
inducido por el hombre de atrás o que éste aprovecha, da por concurrente una causal de
exculpación que en realidad no existe. Así, por ejemplo, si se hace creer equivocadamente a un
montañista inexperto, cuando se encuentra suspendido en un lugar peligroso, que la cuerda de la
cual pende está próxima a reventar, y que sólo podrá salvarse cortándola más abajo para
deshacerse del peso de su compañero que lo sigue, a causa de lo cual, invadido por un miedo
insuperable, ejecuta el comportamiento homicida. En estos supuestos el ejecutor doloso domina
el curso del acontecimiento y, además, conoce su desvalor social (injusto material), pues no ignora
que en esas circunstancias matar está prohibido a causa de su lesividad social. Sin embargo, a
consecuencias del error en que lo hace incurrir el hombre de atrás, su capacidad de inhibición se
encuentra anulada y, por consiguiente, quien posee un dominio más alto de la situación es el
inductor. Ciertamente, también el instrumento es autor (aunque posiblemente inculpable), puesto
que es él quien decide sobre la ejecución del hecho, por lo cual este es otro supuesto de autor tras
el autor, pero quien mediante el engaño cuenta con el dominio superior sobre la configuración del
acontecimiento es el hombre de atrás que, consiguientemente, es autor mediato. Su punibilidad a
este título se debe incluir también en el artículo 15 N° I, segunda parte, puesto que, igual que en
los casos de inducción al error de prohibición, se ha privado al instrumento de la capacidad de
detenerse y, por eso, interviene en la ejecución impidiendo que el hecho sea evitado.
4.- El caso más polémico de este grupo lo constituye aquel en que el ejecutor obra dolosamente y
de manera plenamente responsable, pero el hombre de atrás le oculta el sentido concreto de su
comportamiento. Un ejemplo sencillo es el de A que, resuelto a dar muerte a B, espera a que éste
salga del espectáculo multitudinario al que acaba de asistir para ultimarlo, pero experimenta
dificultades para identificar a su enemigo, pues es miope y ha olvidado llevar consigo sus lentes. C,
conocedor de los propósitos y del problema de A, se ofrece para auxiliarlo, avisándole cuando B
haga su aparición. Sin embargo, al ver salir a D, a quien odia, C engaña a A, haciéndole creer que se
trata de B. A dispara y da muerte a D. Error in persona, irrelevante para la responsabilidad dolosa
de A, conforme al artículo I inciso tercero del Código Penal. Pero ¿qué es C?
La opinión dominante aprecia en supuestos como el del ejemplo un error en los motivos,
insuficiente para apreciar autoría mediata del hombre de atrás, el cual sólo sería partícipe. Sin
embargo, cabe preguntarse ¿cuál serla la clase de participación que podemos atribuir a C en una
situación como la del ejemplo? Inducción ciertamente no, pues no ha formado en A la voluntad de
matar que en éste ya existía. Afirmar otra cosa sería otorgar aquí al error in persona el objecto
(error en los motivos) una significación que se le quiere negar para la determinación de la autoría
mediata, pues lo que fundamentaría la inducción sería la formación de la voluntad de matar a D en
lugar de B, la cual, por lo demás, nunca existió. Tampoco es posible apreciar complicidad, pues
difícilmente puede sostenerse que C cooperó realmente a la ejecución del hecho pretendido por
A, por mucho que quiera negarse eficacia al error en la persona. En ausencia de una voluntad de
actuar en común, cuyo concepto también tendría que extremarse allende todo límite razonable
para entenderla concurrente, tampoco es posible afirmar coautoría, como propone JAKOBS.
Respecto de una posible autoría simultanea (autoría paralela), también hay que desestimarla pues,
si se independizan las conductas de los dos intervinientes en el hecho, C verdaderamente no ha
ejecutado cosa alguna que pueda apreciarse como realización de una acción matadora en el
sentido del artículo 391 del C.E, de suerte que no se divisa la base objetiva sobre la cual se
pretende erigir la autoría.
Es verdad que en este caso, así como en otros de características semejantes, como las hipótesis
d“e "error sobre presupuestos de la acción relevantes para el he-cho", "error sobre presupuestos
de cualificaciones" y "error sobre el riesgo", el autor actúa por voluntad propia y conoce la ilicitud
de su comportamiento de forma plenamente culpable, pero C ha ejercitado sobre el hecho un
control que supera el de A y lo sitúa como autor mediato, nos encontraríamos frente al único caso
el autor realiza el tipo por decisión propia, conociendo la ilicitud de su comporta-miento y de
forma plenamente culpable. Pero, en verdad, puesto que lo que él quería ejecutar no era el
hecho abstracto descrito por el tipo homicidio -matar a un cualquier otro- sino dar muerte a un
individuo determinado, al escamotearle la posibilidad de hacerlo, haciéndolo configurar el
acontecimiento concreto conforme a sus deseos y no a los del ejecutor, C ha ejercitado sobre el
hecho un control que supera el de A y lo sitúa en posición de autor mediato. Como esto no
significa que la autoría del ejecutor decaiga, y ni siquiera que su responsabilidad se vea reducida
o atenuada, nos encontramos aquí frente al único caso en que Cury cree que, en nuestra
opinión, puede apreciarse autoría mediata del hombre de atrás cuando el autor de propia mano
es, a su vez, plenamente responsable.
La actividad engañosa del sujeto de atrás prova al ejecutor de conocimientos que probablemente
lo conducirían a no ejecutar el hecho, por consiguiente, su accion se encuadra en el art 15 N°1
segunda parte y la punibilidad del instrumento se obtiene del art 15 N°1 primera parte , ya que él
interviene en la ejecución de manera inmediata y directa.
El que ejecuta no tiene control sobre la configuración del acontecimiento y el dominio del hecho
pertenece completamente al hombre de atrás, que lo ocupa como objeto para conseguir sus fines,
además tiene en sus manos el curso de los hechos.
Ej. A invita a B a arrojarse a una piscina sin decirle que esta electrificada, o si le entrega una pistola
cargada asegurándole que no lo esta e instándolo a dispararla apuntándose a si mismo. En estos
casos el instrumento efectua una conducta atípica y el hombre de atrás es autor ejecutor (de
propia mano) del homicidio y su comportamiento se contempla en el art 15 n°1 primera parte del
CP.
b) Si se engaña al suicida sobre el significado que tiene para e matarse, convenciéndolo por
ejemplo de que será premiado por su heroísmo, o que su familia recibirá un beneficio a
cambio. La decisión permanece en manos del suicida y si se mata, es el autor único de su
hecho atipico, siendo el inductor solo un participe que no realiza ningún tipo, y además la ley
chilena no contempla un delito autónomo de instigación al suicidio (art 393 cp), seria impune.
Ej. “caso sirio” un hombre en Alemania hizo creer a una mujer que era habitante de la estrella de
sirio y que le daría una vida futura mejor si la mujer dejaba caer el secador de pelo encendido en la
bañera con ella dentro, lo que en apariencias le causaría la muerte pero realmente ella despertaría
en un cuerpo distinto reiniciando una vida renovada, además la isnto a tomar un seguro de vida .
Su plan fracaso ya que la mujer no murió y descubrió su plan. En el proceso se concluyo que la
mujer obro segura de que no moriría y el tribunal aprecio una tentativa de asesinato afirmando
autoria mediata del hombre. Cury sostiene que el hecho tendría que haber sido impune si la mujer
hubiera supuesto que iba a morir y que entraría a una vida tras la muerte, por que en ese caso
solo habría inducción al hecho atípico.
Al igual que en los casos anteriores, en este la actividad engañosa del sujeto de atrás priva al
ejecutor de conocimientos que probablemente lo inducirían a inhibirse de ejecutar el hecho o,
en todo caso, el que realiza en concreto y, en esa medida, impide que el hecho sea evitado. Por
consiguiente, su comportamiento se encuadra en el artículo 15 N°l, segunda parte. La
punibilidad del instrumento, a su vez, se deduce del artículo 15 N°l, primera parte, puesto que él
interviene en la ejecución de manera inmediata y directa.5 - Una breve consideración separada
requiere el caso en que se engaña a alguien para que se suicide, especialmente porque en estos
supuestos el comportamiento del ejecutor es atípico. Al respecto, es preciso hacer una
distinción. ejecución de manera inmediata y directa.
Un supuesto límite de esta clase es el extraño "caso Sirio" ocurrido en Alemania y conocido por
los tribunales de ese país. El acusado hizo creer a una joven que él era un habitante de la estrella
Sirio, de la cual procedía, y que estaba en condiciones de procurarle una vida futura mejor y
superior. Para conseguirlo, la mujer debía dejar caer el secador de pelo encendido en la bañera,
mientras la ocupaba, lo cual provocaría un accidente que en apariencias le causaría la muerte,
pero sólo para despertar más tarde en un cuerpo distinto en el cual reiniciaría una vida
renovada. Esto último acontecería en un punto determinado, junto al lago de Ginebra, donde
ambos se reunirían. De todas formas, como en su vida nueva requeriría dinero, la instó a tomar
un seguro por 500.000 marcos a nombre del hechor. El plan fracasó, porque, aunque la joven
dejó caer el secador en la tina no murió y, en cambio, después de algunas otras alternativas el
hecho fue descubierto. Como en el proceso se estimó acreditado que la víctima obró segura de
que no moriría sino sólo en apariencias y que, de no ser así, no habría participado en el proyecto
porque reprobaba moralmente el suicidio, el tribunal apreció una tentativa de asesinato
-afirmando, eso si, autoría mediata y no directa del hombre de atrás-. Con arreglo a la opinión
sostenida aquí, el hecho tendría que haber resta-do impune si la joven hubiera supuesto que iba
a morir antes de despertar a orillas del lago de Ginebra, y que "entraría en una vida tras la
muerte" porque en ese evento sólo habría inducción a un hecho atípico.
Situaciones propuestas por Roxin, donde se sostiene que es autor En este grupo de situaciones,
propuesto por ROXIN, se sostiene que es autor mediato aquel que, para realizar el hecho típico, se
sirve de un "aparato organizado de poder".
Su peculiaridad es que a diferencia de lo que ocurre en los supestos tradicionales, aquí sucede lo
contrario ya que el jerarca con mas poder y capacidad de control de la voluntad fungible de sus
ejecutores se haya muy distante del teatro del suceso.En estos casos el hombre de atrás dominaría
el hecho porque tiene a su disposición un número indefinido de ejecutores plenamente
responsables, de manera que si alguno de ellos se opusiera a cumplir la orden, siempre puede ser
sustituido por otro u otros que realizarán lo mandado. Así, en estos supuestos la voluntad del
instrumento no es dominada mediante coacción ni engaño, sino porque el sujeto de atrás cuenta
con que en las filas de la organización siempre ha de encontrar voluntades disponibles para la
concreción de su objetivo y, en ese sentido pue-de decirse que tiene en sus manos la voluntad del
ejecutor.
Esta categoría se origina para afirmar la autoría dROXIN enfatiza que estos supuestos sólo se dan
cuando el "aparato organizado" opera al margen de la ley, pero, al mismo tiempo, exige que no se
lo confunda con un grupo delictual cualquiera, como pudiera serlo una de las tantas bandas de
criminales que actúan en cualquier sociedad. Tal aparato debe contar con una estructura
establecida y jerarquizada que garantice al hombre de atrás la obediencia y "fungibilidad" de los
ejecutores y debe operar en conjunto fuera de la ley. Por ello, será más frecuente que se originen
asociados a la actividad de "estados criminales".
Es fácilmente perceptible que esta categoría de autores mediatos se ha originado sobre todo para
afirmar la autoría de jerarcas nacionalsocialistas en la perpetración de crímenes masivos , en
especial contra individuos pertenecientes a la raza judiajudía.
Por una parte, es posible que haya tenido por objeto desestimar los argumentos defensivos de
antiguos oficiales nazis intermedios, como Eichmann, que pretendían asilarse en la institución dela
obediencia jerárquica u obediencia de órdenes antijurídicas; pero en parte también pareciera
hacer concesiones a consideraciones sobre el merecimiento de pena que aquí resultan
inoportunas y que el propio ROXIN declara ajenas a la distinción entre autor y partícipe.
Estos supuestos de autoría mediata se han acogido en la doctrina y en la práctica, sobre todo para
justificar la punibilidad de los autores integrantes de gobiernos de facto acusados de “crim inalidad
de estado” (chile y argentina).
Cury junto a Gimbernat se opone a esta categoría de autores mediatos ya que esta enraizada en
sentimientos de culpabilidad nacional que índice a juristas alemanes a una apreciación
escrupulosa, “el hombre del escritorio” podría ser coautor o instigador al cual se podría castigar
más severamente que al ejecutor. Esos supuestos de autoría mediata han encontrado una acogida
significativa en la doctrina y en la práctica. En la República Argentina se echó mano de tal
concepción para justificar la punibilidad a título de autores de integrantes de un gobierno de facto
acusados de formas de "criminalidad de Estado", y también se la ha invoca-do ante los tribunales
de nuestro país en casos semejantes. Sin embargo, pienso que debe prescindirse de esta categoría
de autores mediatos. Como bien sostiene GIMBERNAT, que también se opone a ella, tal
concepción está enraizada en sentimientos de culpabilidad nacional que induce a los juristas
alemanes a una apreciación escrupulosa de la situación
. En estos casos me parece que el "hombre del escritorio" es más bien un coautor o, en todo
caso, un instigador al cual, por lo demás, puede castigarse con tanta o más severidad que al
ejecutor. Creo que la cuestión de si el "hombre de atrás" posee el señorío del hecho no depende
tanto de su omnipotencia para conseguir un realizador material del comportamiento típico, sino
de si controla de tal manera al ejecutor bien dispuesto, que éste carece de la posibilidad de
decidir sobre la consumación. Esto último es lo que estimo indefendible, tratándose de un autor
material libre y consciente de la naturaleza y significado de su conducta. Por el contrario, si en el
caso se dan respecto del instrumento los presupuestos de la obediencia debida, de la fuerza
irresistible o del miedo insuperable, entonces ya no nos encontramos frente a un ejecutor
responsable y la situación no corresponde a la discutida.
En estos casos hay autoría mediata. Ej. Mujer envía un niño a robar, o un hombre incita a enfermo
mental a matar a otro.
La inimputabilidad es la capacidad de distinguir lo justo de lo injusto y el sujeto de atrás dominaría
la voluntad del instrumento cuando este es inimputable.
Así, por ejemplo, cuando A envía a un niño a sustraer la cartera de que quiere apropiarse, o
cuando B incita al enfermo mental C para que ataque y de muerte a su enemigo D. En verdad estas
hipótesis no requieren de una fundamentación complicada. Conforme a lo que generalmente se
sostiene, la inimputabilidad consiste en la capacidad de distinguir lo justo de lo injusto o de
dejarse autodeterminar por ese conocimiento. Ahora bien, puesto que hemos aceptado autoría
mediata tanto cuando el ejecutor se encuentra en error de prohibición como cuando es
coaccionado, manera que ya no está en condiciones de someter su voluntad a los mandatos y
prohibiciones del ordenamiento jurídico, resulta coherente sostener que el sujeto atrás también
domina la voluntad del instrumento cuando éste es un inimputable.
Es autor el hombre de atrás cuando forja una situación de justificación y logra que el instrumento
realice el hecho deseado por él. Ej. Es autor mediato de lesiones A que en venganza de B lo
convence de golpear a C, pero luego avisa a C para que se defienda de B, propinándole una golpiza
a B.
El ejecutor obra dolosamente, pero ha de quedar impune, por que es A que mediante su
maquinación domina el hecho. La inducción no es punible en un hecho justificado, por lo que el
hombre de atrás quedaría impune en virtud de la accesoriedad media (o limitada).
Para que haya autoría mediata, el sujeto de atrás mediante su maquinación debe dominar la
voluntad del agresor y del agredido. Pero si solo controla al agresor, habrá instigación a lesiones
tentadas y si solo domina la del agredido, su participación será impune en un hecho justificado. Se
debe apreciar también autoría mediata del hombre de atrás, cuando forja una situación de
justificación y logra, de esta manera, que el instrumento realice el hecho deseado por él. Así, es
autor mediato de las lesiones A que, deseando vengarse de B, lo convence de que ataque por
sorpresa a C, pero luego avisa a este último, quien se defiende legítima y exitosamente,
propinando una paliza a B, Aquí el ejecutor, si bien obra dolosamente, esta justificado y ha de
quedar impune, pero es A quien, merced a su maquinación, ostenta un dominio superior del he Si
en hipótesis como estas se quisiera apreciar participación (inducción), como ella no espunible en
un hecho justificado, el hombre de atrás quedaría exento de pena en virtud de laaccesoriedad
media (o limitada).
En todo caso, para que en supuestos de esta clase pueda apreciarse autoría mediata, es preciso
que el sujeto de atrás, mediante sus maniobras domine la voluntad tanto del agresor como del
agredido. Si, en cambio, sólo controla la del agresor, habrá únicamente instigación a unas
lesiones tentadas, y cuando únicamente domine la del agredido, participación impune en un
hecho justificado. cho y es, por consiguiente, autor.
Son casos discutidos y se refieren a supuestos en que Los casos, sumamente discutidos, del
llamado "instrumento doloso sin intención", se refieren a supuestos en que el ejecutor obra
dolosamente pero no concurre otro u otros elementos subjetivos exigidos por el tipo.
Ej. Granjero ordena a su dependiente que conduzca a su corral las aves del vecino. Aquí aunque el
dependiente realiza de manera dolosa la conducta de hurto, no tiene animo apropiatorio ni de
lucro. Habría autoria mediata del granjero, pero Cury opina que Así, en el ejemplo muy reiterado
en que el granjero A ordena a su dependiente B que conduzca hasta su corral las aves del vecino C.
Aquí, aunque B ejecuta de manera dolosa la conducta típica del hurto (sustraer o apoderarse),
carece del ánimo apropiatorio exigido por esa figura delictiva o, cuando menos, del de lucro. Por
eso, algunos autores sostienen que hay autoría mediata de A. En mi opinión, la voluntad de actuar
en común incluye la de incorporar al comportamiento propio aquellos elementos subjetivos
distintos del dolo que sólo están presentes en el otro interviniente, siempre que se conozca su
concurrencia. Por eso, en los casos como los del supuesto autor doloso sin intención, la ausencia
de intención es realmente falsa y la autoría mediata del hombre de atrás debe ser rechazada. Así,
en una situación como la del ejemplo, hay que afirmar autoría directa o de propia mano de l
dependiente B y sólo inducción del granjero A.