Teorías conductistas de Pavlov y Skinner
El conductismo es una teoría de la personalidad creada por Ivan Pavlov y Frederick
Skinner, basada en la idea de que los estímulos externos influyen en la formación y
reforzamiento de la personalidad.
Pavlov y Skinner utilizaron el método científico para explicar cómo la interacción de un
organismo con su entorno generaba una "recompensa" a su conducta. Este refuerzo
positivo propiciaba la repetición de la respuesta al estímulo.
Este proceso tenía tres elementos indispensables:
Estímulo: la señal del entorno que genera una respuesta (el bebé llora porque lo
han dejado solo).
Respuesta: es la acción provocada por el estímulo (la madre regresa y lo lleva
en sus brazos).
Consecuencia: es la asociación entre el estímulo y la respuesta (el bebé
aprende que si la madre lo deja solo, debe llorar para que regrese).
Posteriormente, el conductismo desarrollaría dos vertientes: el condicionamiento
clásico (defendido por Pavlov) que plantea, entre otras cosas, que la respuesta ante un
estímulo es siempre involuntaria.
Por su parte Skinner sería el creador de la teoría del condicionamiento operante, que
sugiere que la respuesta al estímulo es voluntaria, al menos la mayoría de las veces.
Ver también:
Psicología.
Psicología clínica.
Teoría cognitiva de Bandura
Albert Bandura desarrolló una teoría de la personalidad basada en las creencias o
expectativas que tiene un individuo sobre el mundo que lo rodea. Estas creencias son
llamadas cogniciones, por lo que su teoría fue llamada teoría cognitiva.
Además, Bandura plantea que los procesos cognitivos tienen un papel fundamental en
la personalidad. Por lo tanto, los pensamientos, la memoria, las emociones y los juicios
de valor también influyen en el comportamiento de las personas.
Teoría humanista de Carl Rogers
Carl Rogers propone el desarrollo de la personalidad como producto de las elecciones
del individuo, basadas en su libre albedrío y en su visión subjetiva del mundo. A este
constructo se le conoce como teoría humanista de la personalidad.
A diferencia de la teoría psicoanalítica que se basa en las patologías del individuo, la
teoría humanista se concentra en el estudio de una supuesta necesidad humana por
alcanzar metas con significado.
En este sentido, para los psicólogos humanistas existen cuatro dimensiones de la
personalidad, que se expresan en mayor o menor grado en cada individuo:
Sentido del humor unánime: es una dimensión propia de las personas que son
muy amistosas, transparentes y políticas.
Realidad y problema centrado: es una dimensión que se expresa en personas
enfocadas en los conflictos de su entorno.
Conciencia: es la dimensión que se manifiesta en la personas que viven los
eventos de la vida de forma intensa y trascendental.
Aceptación: es la dimensión expresada en las personas que fluyen
naturalmente con los eventos de la vida.
Teoría ideográfica de Allport
El psicólogo estadounidense Gordon Allport planteó la existencia de una estructuras
psicológicas llamadas rasgos. Dichos rasgos pueden ser centrales o secundarios y su
función es decantar los estímulos de tal forma que puedan ser asimilados de forma
semejante en diferentes situaciones.
Este sistema de respuesta hace que los individuos puedan adaptarse mejor al entorno
y tiene una influencia esencial en los procesos de autopercepción y autoestima de las
personas.
Por otro lado, para Allport todos los individuos están orientados al cumplimento de
objetivos vitales, por tanto, son seres activos con participación plena en su proceso de
desarrollo personal. Todos sus planteamientos estuvieron enmarcados en su teoría
ideográfica de la personalidad.
Teoría de los constructos personales de Kelly
También se conoce como teoría de los constructos personales, y aunque tiene
influencias cognitivas, se le considera más bien un aporte más alineado con los
postulados de la teoría constructivista.
Esta teoría de la personalidad desarrollada por el psicólogo George Kelly, parte del
supuesto de que las personas entendemos el mundo a partir de conceptos dicotómicos,
tales como amor-odio, alegría-tristeza, paz-guerra, etc.
En ese sentido, la personalidad de un individuo puede ser definida a partir de una serie
de calificativos. Sin embargo, lo interesante es el significado que la persona le asigna a
esos calificativos, ya que este viene determinado por sus creencias y experiencias, es
decir, por sus constructos personales.
Modelo PEN de Eysenck
El psicólogo estadounidense Hans Eysenck planteó el modelo PEN, que se sustenta en
la existencia de tres factores esenciales que definen la personalidad de un individuo:
psicotismo, extraversión y neuroticismo.
El modelo PEN de Eysenck surgió después de evaluar a más de 700 soldados que
habían participado en la Segunda Guerra Mundial. De este estudio obtuvo una serie de
datos que le revelaron la existencia de tres factores comunes que se relacionaban con
aspectos biológicos, tal como se describe a continuación.
Psicotismo
Es un factor característico en personas antisociales, con poco sentido de la empatía y
con tendencia a las conductas delictivas o al padecimiento de trastornos mentales.
Para Eysenck, el psicotismo estaba relacionado con neurotransmisores como la
serotonina y la dopamina.
Extraversión
La extraversión está vinculada con la vitalidad, la sociabilidad y el optimismo, por lo que
las personas con rasgos contrarios (pasividad, poca sociabilidad y pesimismo) serían
consideradas introvertidas. Para Eysenck, esta dualidad está asociada a los niveles de
excitación cortical.
Neuroticismo
Este factor está asociado a la ansiedad, a las reacciones emocionales exageradas y a
una propensión a la irritabilidad. Esto está relacionado, según el modelo PEN de
Eysenck, con los niveles de excitación del sistema límbico. Mientras más bajo sea el
umbral de activación de este sistema, mayor propensión al neuroticismo.
Por el contrario, las personas con un mayor umbral de activación del sistema límbico
tienen un mayor control emocional y su respuesta ante las diferentes situaciones es
mucho más ecuánime.