Por Magda Karina Morales Bucio
Introducción.
En el presente ensayo se abordará todo lo relacionado
con la equidad de género, defendiendo las teorías que han surgido a partir de este
tema, mencionando de cada una los pros y los contras.
Para comenzar, es pertinente precisar una definición tanto del vocablo equidad
como de género.
Equidad: “En donde el género (sea hombre o mujer) no tiene mucho que ver, ya que
tanto el hombre y la mujer son capaces de hacer las mismas tareas ya que los dos
tienen el mismo nivel de inteligencia y en una sociedad de equidad no hay nada
plasmado que diga que la mujer está destinada a hacer ciertas tareas o que el
hombre tiene la capacidad de hacer también ciertas tareas, en la sociedad con
equidad no importa sexo, raza o religión para llevar a cabo algún deseo.
Género: se define como “un conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales,
construidas en cada cultura y momento histórico, tomando como base la diferencia
sexual; a partir de ello se elaboran los conceptos de “masculinidad” y “feminidad”
que determinan el comportamiento, las funciones, las oportunidades, la valoración
y las relaciones entre hombres y mujeres”.
Con los conceptos anteriores podemos determinar que la equidad de género es; la
capacidad de ser equitativo, justo y correcto en el trato de mujeres y hombres
según sus necesidades respectivas. De esta manera, la equidad de género se refiere
a la justicia necesaria para ofrecer el acceso y el control de recursos a mujeres y
hombres por parte del gobierno, de las instituciones educativas y de la sociedad en
su conjunto.
Desarrollo.
Hoy en día la desigualdad es una problemática que los gobiernos y organizaciones
tratan de eliminar, cada día surgen nuevos sectores donde la desigualdad de
género, de etnia y de clase social, obstaculiza el crecimiento económico y el
desarrollo social y humano.
Comúnmente se le conoce equidad de género a la defensa de la igualdad del
hombre y la mujer en el control y el uso de los bienes y servicios de la sociedad,
aboliendo la discriminación entre ambos géneros. Además de buscar la alineación
de las oportunidades existentes para poderlas repartir de manera justa entre
ambos sexos. El hombre y la mujer deben contar con las mismas oportunidades
para poder desarrollarse.
La equidad de género se refiere a que
independientemente de las diferencias biológicas del hombre y la mujer, tienen el
derecho de acceder a cualquier beneficio de la sociedad, así mismo de poder tomar
decisiones en conjunto social, también es una aprobación entre el hombre y la
mujer no importando sus diferencias, la equidad busca el balanceo en el que
ninguno de ambos sexos sea beneficiado de manera injusta. Representa el respeto a
nuestros derechos como seres humanos y la tolerancia de nuestras diferencias
como mujeres y hombres, representa la igualdad de oportunidades en todos los
sectores importantes y en cualquier ámbito, sea este social, cultural o político. Es
en este último caso donde es necesario que la mujer haga valer su lugar, sus
capacidades y sus conocimientos, su voto, su voz.
De esta manera podemos señalar que la equidad de género consiste en estandarizar
las oportunidades existentes para repartirlas de manera justa entre ambos sexos.
Los hombres y las mujeres deben contar con las mismas oportunidades de
desarrollo. El Estado, por lo tanto, tiene que garantizar que los recursos sean
asignados de manera simétrica.
A lo largo de la historia, el movimiento feminista ha conseguido grandes logros. En
la mayoría de los países, la mujer puede votar y ocupar cargos públicos. En muchos
estados, ha conseguido nuevos derechos y un mayor acceso a la educación y al
mercado laboral.
Puede establecerse que una de las principales formas de lograr la equidad de
género es el “empoderamiento de la mujer”. Pues como se mencionó previamente,
en la actualidad, la mayoría de las posiciones laborales que implican tomar
decisiones de asignaciones de recursos, como gerentes y mandos medios de
empresas y puestos políticos, están ocupados por hombres, lo que implica a priori
que las decisiones se acercarán a la visión de los hombres y puede que no tengan en
cuenta las necesidades y preferencias de las mujeres. El hecho de que la mayoría de
las posiciones de poder estén ocupadas por hombres, constituye una gran barrera
para la equidad de género, debido a que tiende a perpetuar las inequidades. Es por
esto que las organizaciones sociales, como la Unesco, Unicef, Naciones Unidas, etc.,
tienen muy en cuenta al “empoderamiento de la mujer”, esto es, al acceso de las
mujeres a posiciones de decisión, como una herramienta importante para
disminuir la brecha entre hombres y mujeres.
En la actualidad la capacidad de
actuar de las mujeres es cada vez más evidente e impresionante: en los
movimientos de mujeres de todo el mundo, en las organizaciones de la sociedad
civil, en
el ámbito del Estado y la sociedad política, y en el sistema internacional de
asistencia para el desarrollo.
Los procesos de democratización, a los cuales contribuyeron los movimientos de
mujeres, han alterado los términos bajo los cuales los grupos de mujeres
emprenden la actividad política.
A pesar de haber sufrido algunos cambios iniciales y la pérdida consecuente de
ímpetu, se han adaptado y revisado las estrategias para ayudar a las mujeres a
conseguir poder político bajo las normas del juego democrático.
Conclusión.
La equidad de género se puede considerar como una
base fundamental para la sociedad logrando la igualdad entre hombres y mujeres,
respetando sus derechos y oportunidades que puedan tener favoreciendo una
convivencia sana y libre de prejuicios para el entorno de cada persona.
No es bueno plantear el tema como una lucha ya que podría perderse el objetivo de
este tema tan importante. Más bien se trata de conseguir entendimiento entre los
dos géneros para combatir la inequidad del país y poco a poco erradicar la rivalidad
que puede haber entre hombres y mujeres en el país.
Hoy en día hablar de género resulta de fundamental importancia por su impacto en
el desarrollo de hombres y mujeres, en la construcción de sociedades más justas y
respetuosas de la dignidad humana.
La historia nos ha dado múltiples muestras de discriminación, especialmente sobre
las mujeres, cuyo origen se encuentra en esteriotipos sexuales y culturales. Estos
han repercutido de manera determinante en la falta de oportunidades para el
desarrollo de las mujeres, así como para mantenerlas expuestas y sujetas a la
violencia emocional, económica, sexual y física. Reconocer la igualdad en derechos
implica dos condiciones: la igualdad de oportunidades y la creación de condiciones
para que esas oportunidades puedan aprovecharse por igual.
La igualdad de oportunidades de hombres
y mujeres no siempre se cumple en la realidad cotidiana; el principio de igualdad
entra en contradicción con las creencias sobre lo que debe ser un varón o una
mujer, con prácticas muy concretas de exclusión hacia unos y otras, con formas de
ejercer el poder, con usos y costumbres de cada cultura. Todo ello afecta de manera
directa, y con frecuencia desequilibrada, el ejercicio de derechos y la satisfacción
de necesidades, especialmente de las mujeres.
Por Magda Karina Morales Bucio