Valor social y moral del trabajo.
Todos los seres humanos tienen distintas necesidades que tienen que ser
satisfechas, una de ellas es el trabajo, los hay de distintas maneras y profesiones.
Cada individuo se acomoda a la profesión u oficio que le conviene en relaciona
sus estilo de vida, nivel económico, nivel de estudios, entre muchos más.
El trabajo no es sólo un medio de obtener recursos económicos, es el modo
normal de servir a la sociedad, contribuyendo al progreso cultural, económico,
técnico, científico, etc.
El valor que se le puede dar al trabajo, es toda tarea desarrollada con el fin de
producir bienes o servicios. La mayoría de las personas lo desarrollan en grupo
siendo este la mejor manera de llevarlo a cabo, ya que el convivio entre estas
hace más placentero y gozador el momento en el que se desarrolla el trabajo.
El valor de trabajar se desarrolla cundo:
* Trabajo, colaboro y acepto la cooperación para lograr los objetivos de mi grupo.
* Cumplir y ayudar a lograr lo que nos proponemos me inspira; no me cansa.
* Mantener en buen estado las cosas, es respetar el trabajo de quienes las
hicieron.
*Disfruto del trabajo, no lo sufro.
* No desperdicio el tiempo, soy cuidadoso y evito distraer a los demás de sus
ocupaciones.
El valor es satisfacer tus necesidades básicas y la importancia es que estamos
ocupando un espacio y ayudando para que otros puedan vivir y que el país, la
familia, salga adelante y progresen.
Según Adam Smith consideraba que el trabajo era la unidad de medida exacta
para cuantificar el valor. Para él, el valor era la cantidad de trabajo que uno podía
recibir a cambio de su mercancía. Los bienes podían aumentar de valor, pero lo
que siempre permanece invariable es el trabajo, o sea el desgaste de energía para
producirlos, siendo entonces el trabajo el patrón definitivo e invariable del valor. Se
trata de la teoría del valor comandado o adquirido.
4.3.1 Relación entre hombre, trabajo y tecnología
La naturaleza dota a los seres humanos de numerosas características que pueden
crear valor económico. Nuestros brazos, piernas y espaldas pueden desempeñar
una labor física. Nuestras manos y dedos pueden moldear y manipular objetos.
Nuestros cerebros pueden razonar, imaginar e innovar. Nuestro espíritu humano
puede entretener, brindar consuelo e inspirar.
A medida que la productividad reorganiza la economía, cambia la manera en que
utilizamos nuestras destrezas y talentos innatos en el lugar de trabajo. El
desarrollo fluye principalmente de la tecnología y el comercio. Cada generación de
invenciones e innovaciones produce herramientas para hacerse cargo de más de
las tareas que una vez realizaron seres humanos. Cada expansión del comercio
abre la posibilidad de realizar tareas de manera más económica en países que
pagan salarios más bajos.
Los estadounidenses se ajustan al tomar empleos que ponen nuestros otros
talentos a trabajar. Con el tiempo, nuestro trabajo se desplaza hacia arriba de una
jerarquía de talentos humanos, concentrándose en nuevas tareas que requieren
destrezas de orden mayor, las que la maquinaria o la subcontratación no pueden
efectuar de manera tan efectiva. Al redefinir la forma en que trabajamos, la
economía crea una nueva y más productiva mezcla de tecnología y talentos
humanos.
Al nivel más primitivo de desarrollo económico, el trabajo involucró la fuerza física
bruta: excavado, alzamiento, transporte y similares. Nuestros ancestros cazaban,
recolectaban y labraban canales para cosechas recolectadas eventualmente a
mano. Ejércitos de trabajadores, que transportaban enormes piedras únicamente
con herramientas sencillas, construyeron las pirámides de Egipto. Algunos
trabajadores se ganaban la vida explotando otros talentos, pero la fuerza física
dominaba la vida económica hasta la Revolución Industrial.
La nueva era trajo máquinas más fuertes y más durables que la fuerza física y se
hicieron cargo de más del trabajo físico. El papel de las personas se convirtió en la
destreza manual, la habilidad de controlar herramientas con destrezas motoras.
Las manos humanas se necesitaban para hacer funcionar la maquinaria. Nosotros
trabajábamos con taladros eléctricos y carretillas elevadoras, más bien que con
piochas y palas. Millones de estadounidenses tomaron empleos en las líneas de
ensamblaje de la nación, con lo que se convirtieron en piezas móviles de la vasta
maquinaria que fabricaba acero, vehículos, alimentos procesados y mucho más.
La nueva tecnología condujo a una automatización lo suficientemente sofisticada
para hacer funcionar las máquinas, con lo que se redujo el número de
trabajadores en las fábricas. Muchas fábricas modernas emplean sólo unos
cuantos técnicos altamente capacitados para darles mantenimiento a las
computadoras que ejecutan casi todas las fases de la producción.
Las personas que una vez operaron maquinaria encontraron trabajo que se
apoyaba más en el uso de sus mentes. De primero, muchos trabajos requerían
inteligencia formulista, al aplicar estándares de rutina en llevar libros de mayor,
realizar conteos y otras asignaciones. El paso siguiente hacia un nivel superior
involucraba empleos que requerían de razonamiento analítico, la capacidad de
resolver problemas. Tomamos empleos como ingenieros, gerentes y
programadores.
En nuestro tiempo, las computadoras están haciéndose cargo de muchas de las
tareas mentales que no hace mucho tiempo sólo los seres humanos podían hacer.
Al principio, las máquinas podían manejar sólo tareas relativamente sencillas de
inteligencia formulista, probando ser más rápidas y precisas en el cálculo que el
cerebro humano. Las computadoras cada vez más poderosas, capaces de
ejecutar enormes programas, desempeñan ahora más de nuestras tareas
analíticas. Los avances en la inteligencia artificial les permiten a las computadoras
volar aviones, contestar llamadas telefónicas y dar seguimiento a patrones de
compra. Una computadora IBM hasta pudo derrotar al campeón mundial de
ajedrez, Garry Kasparov, en 1997.
En el mundo actual, las compañías y los trabajadores enfrentan el reto de
ascender la jerarquía de los talentos humanos. Los trabajadores están utilizando
cada vez más aquellas características que nos hacen verdaderamente humanos.
Algunos empleos requieren de imaginación y creatividad, inclusive la habilidad de
diseñar, innovar y entretener. Otros trabajos se apoyan en destrezas sociales,
tales como la resolución de conflictos, la cooperación y hasta el humor. Es más
probable que el trabajo le dé bastante importancia a la habilidad de inspirar y
motivar, una capacidad social que los científicos llaman inteligencia emocional.
Muchos trabajos que requieren fuerza física, destreza manual e inteligencia
formulista los desempeñan cada vez más trabajadores de otros países. A medida
que la Internet acelera las comunicaciones, las compañías están contratando más
extranjeros con destrezas analíticas. No todos los empleos establecidos desde
hace mucho tiempo se han ido de Estados Unidos, sino más de nosotros estamos
ganando nuestros cheques de pago en el nivel superior de la jerarquía de los
talentos humanos.
En la década pasada, una era de rápido cambio tecnológico y globalización, las
grandes ganancias de los empleos recayeron en ocupaciones que confían en las
destrezas personales y en las destrezas relacionadas con la inteligencia
emocional. Agregamos 512,000 enfermeras registradas y 248,000 personas en
ventas de servicios financieros. Otros empleados en ocupaciones en crecimiento
incluyen abogados, consejeros educativos y vocacionales y trabajadores de la
industria del entretenimiento.
La década pasada también vio ganancias en empleos que involucran la
imaginación y la creatividad: diseñadores, arquitectos, fotógrafos, actores y
directores. La categoría de estilistas y cosmetólogos se elevó a 146,000 empleos.
Muchas ocupaciones que utilizan razonamiento analítico también han continuado
creciendo, pero los operadores de computadoras y otros empleados han
comenzado a ver descender sus cifras.
El desarrollo de la tecnología permite cada vez más simplificar procesos de
trabajo, disponer de más tiempo libre así como también la movilidad que podemos
tener se pronuncia aún más. Es que por medio de los dispositivos móviles por
ejemplo ya no es necesaria la oficina y esas largas aburridas horas frente al pc,
sentado en una silla sobre un escritorio o ubicado en un cubículo capaz de
despertar y desarrollar cualquier indicio claustrofóbico que podamos tener en
nuestra personalidad
Ahora ya es posible llevar a cabo cosas impensables no hace demasiado tiempo
atrás. El realizar trabajos o tareas desde el móvil cómodamente situados en una
playa disfrutando del aire libre es pues una de las mayores ventajas que podemos
vislumbrar.
No se puede hablar del trabajo sin relacionarlo directamente al hombre, ya que
este es el principal sujeto, actor y beneficiario de cualquier actividad. En la
evolución histórica de la gestión empresarial se le ha asignado un determinado
papel dentro de este sistema, y de forma explícita o implícita ha sido siempre el
elemento fundamental en el desarrollo de las diferentes actividades, pues a pesar
del nivel tecnológico alcanzado por la mecanización y la automatización en los
procesos productivos o de servicios, detrás de ellos siempre está el hombre.
4.3.2 Nuevas concepciones del trabajo.
La concepción actual del trabajo
De la mano de la nueva era de la información y el conocimiento, cambió también
la concepción del trabajo.
Hoy es entendido como el aporte para lograr los objetivos de la organización. Las
metodologías actuales de análisis del trabajo más que preocuparse por las tareas,
se centra en descifrar y establecer cuál es el aporte del trabajador al logro de los
objetivos de la organización.
Las empresas competitivas aplican estrategias, que pasan por la modernización,
aplanamiento y simplificación de sus estructuras, introducen mejoras tecnológicas
y reconocen la importancia de disponer de "talento humano" para alcanzar sus
objetivos.
Lograr resultados es hoy un desafío mayor que ejecutar tareas. Para lograr
resultados, el trabajador competente debe movilizar sus conocimientos,
habilidades, destrezas, experiencia y comprensión del proceso que realiza.
Hoy, la capacitación y reconocimiento del saber del trabajador tiene un gran valor
en la empresa y en la sociedad. Una empresa es competente, cuando tiene
trabajadores competentes.
En el nuevo escenario laboral, el incremento de conocimientos, además de
favorecer mejores resultados en la empresa, facilita el aumento las capacidades
con las que cuenta para competir mejor. Por ello, resulta de vital importancia hoy
que las empresas que quieren ser más competitivas valoren y reconozcan las
competencias con las que cuentan.
En resumen, en la actualidad existe una revalorización del trabajo humano, que se
puede caracterizar en:
La importancia concebida al saber y la inteligencia que el trabajador aplica y
moviliza.
Importancia de saber relacionarse con las personas en el lugar de trabajo.
Múltiples interacciones entre personas y equipos que facilitan el quehacer.
Importancia de la capacitación y todo tipo de acciones educativas.
Diseño de mecanismos de reconocimiento y valoración de las capacidades
demostradas en el trabajo.