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Justiniano y La Edad de Oro Del Arte Bizantino

El documento describe la Edad de Oro del arte bizantino bajo el emperador Justiniano entre los siglos VI y VII. Justiniano buscó restaurar la gloria del Imperio Romano y codificó todas las leyes romanas vigentes en el Corpus Iuris Civilis. La arquitectura de esta época, como Santa Sofía en Constantinopla, utilizó grandes cúpulas y mosaicos con fondo dorado. Justiniano modernizó el sistema legal y fiscal del imperio.
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Justiniano y La Edad de Oro Del Arte Bizantino

El documento describe la Edad de Oro del arte bizantino bajo el emperador Justiniano entre los siglos VI y VII. Justiniano buscó restaurar la gloria del Imperio Romano y codificó todas las leyes romanas vigentes en el Corpus Iuris Civilis. La arquitectura de esta época, como Santa Sofía en Constantinopla, utilizó grandes cúpulas y mosaicos con fondo dorado. Justiniano modernizó el sistema legal y fiscal del imperio.
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Justiniano y La Edad de Oro del Arte Bizantino1

Por: Andrea Catalina Valencia Villegas2

Resumen: El presente documento tiene como objetivo dar a conocer la edad de oro del

arte bizantino y cómo se ve reflejado en el mundo del derecho, teniendo como base diversas

fuentes bibliográficas.

Palabras claves: Edad de oro, Arte bizantino, Imperio, Historia, Justiniano.

Para desarrollar el tema propuesto, se deberá ilustrar el marco histórico por el que pasaba

el Imperio Bizantino en su momento, de tal manera que el lector pueda ubicarse en un espacio-

tiempo, y así entender más el tema a tratar.

El Emperador Teodosio había dividido en dos el Imperio Romano en el año 395 d.C., de

manera que Roma era la capital del Imperio Romano de Occidente, y Constantinopla era la

capital del Imperio Romano de Oriente. Desde este momento, la parte oriental del imperio siguió

un desarrollo diferente. La capital de Constantinopla fue una ciudad fundada por el emperador

Constantino sobre una ciudad llamada Bizancio, por ello el Imperio Romano Oriental se llamó

Imperio Bizantino.

En la evolución del Imperio Bizantino, se encuentran 3 etapas:

1. Primera Etapa: 395-850:

Es la etapa de máxima expansión, que en el arte se le llama la Edad de Oro del Arte

Bizantino. En esta época se destaca el poder de Justiniano (527-565, que fue un

emperador que intentó reconstruir el antiguo Imperio. Aunque las leyes de esta época

1
Trabajo presentado a la docente Gladis Esther Méndez, en la asignatura de Optativa III: Historia del Arte
desde el Cine.
2
Estudiante de II año de Derecho de la Universidad Libre Seccional Pereira. 2020.
eran romanas, la cultura y la lengua eran griegas. Se debe tener en cuenta esta etapa,

ya que aquí se centrará todo el tema del presente documento.

2. Segunda Etapa: 850-1050

El Imperio Bizantino se extendió por el este de Europa, pero perdió territorio en Asia

y áfrica debido a la aparición del islam.

3. Tercera Etapa: 1050-1453

En el ámbito religioso, se produce la separación de la iglesia romana, la religión

ortodoxa no reconocía la autoridad del papa. En cuanto a la política, esta etapa

significó decadencia, ya que el imperio perdió territorios por los turcos, esto significa

la caída de Constantinopla en 1453, y con esta caída acaba definitivamente todo el

Imperio Bizantino.

Como se dijo en la primera etapa, el documento se centrará en ella. Se hablará entonces de

la arquitectura, valoración espacial y simbolismo que tuvo la primera edad de oro en el arte

bizantino.

La primera edad de oro va desde el siglo VI al siglo VIIX, incluyéndose las luchas

iconoclastas. En el transcurso de esta etapa, no hay ruptura con la tradición romana, ya que

persisten las técnicas constructivas y los tipos arquitectónicos, se seguía utilizando el plan

basilical, sin embargo, los bizantinos introducen la prótesis y el diaconicon, cámaras cerradas

separadas de la iglesia que eran dedicadas a rituales ceremoniales.

La iglesia de convirtió en el símbolo de la corte, lo que es una aportación propia del arte

bizantino, por eso tenía tendencia a la grandiosidad: enormes cúpulas y bóvedas que eran
soportadas por pilares, quedando oscurecidos entre tanto brillo y luz. La gran expresión de la

arquitectura bizantina es a la vez símbolo del mundo y del cielo que lo cubre: Santa Sofía de

Constantinopla, que es el reflejo de la concepción estética de Bizancio, Justiniano mandó a

construir este gran templo a dos arquitectos, Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, ambos eran

griegos, quienes después de cinco años lograron terminarla en el año 537 d.C.

Ahora bien, es importante hablar de los Mosaicos Bizantinos, estas figuras se presentaban

sobre un fondo dorado, representaban al hombre como alma y no como individuo y se ubicaban

en la cúpula de los templos, ya que eran los lugares privilegiados que se dedicaban a la

representación de dios. La máxima expresión del mosaico bizantino es San Vital de Rávena,

contemporáneo de Santa Sofía de Constantinopla, concluyendo su decoración bajo el obispo

Maximiano. Los mosaicos realizados entre 527 y 547 cubren paredes y bóvedas, ya que

representan un programa que tiene como principal mensaje el triunfo de la iglesia, guiada por

obispos y por el emperador romano.

Por último, pero no menos importante, la Eboraria, que es un trono de marfil, figura

protagonista de la decoración de la Cátedra del Obispo Maximiliano en los años 546-556 d.C.

Esta obra es expresión del poder episcopal, en esta eboraria existen estilos diferentes de varias

manos, influencia de sarcófagos, rostros individualizados, paneles decorativos con entramado

vegetal, frutos y animales.

Toda esta edad de oro y arte bizantino se debe a los grandes actos de Justiniano, quién

tenía como objetivo restaurar la gloria del Imperio Romano. Su política vino marcada por un

intenso programa de mejoras sociales muy transgresoras, guiado por la inteligencia de su esposa

y principal consejera, Teodora de Bizancio. La mayor aportación del reinado de Justiniano al

Imperio Romano y a la historia de la jurisprudencia fue la codificación completa del derecho


romano, ya que la mayoría de las reformas formaron parte del compendio de nuevas leyes que

Justiniano fue promulgando durante su mandato, recogidas bajo el epígrafe de Novellae

Constituitones, lo que en español significa Nuevas Leyes. Es de tener en cuenta que todas las

obras legales de Justiniano formaron el Corpus Iuris Civilis (Derecho Civil Completo).

Una de las principales claves del éxito de Justiniano residía en su capacidad para rodearse

de grandes talentos en cada campo. Desde su mejor, Teodora, hasta sus juristas de cabecera, entre

los que se encontraba Triboniano, pasando por dos de los generales más competentes entre los

que hubo en la Alta Edad Media: Belisario y Narsés. Estos dos militares fueron, precisamente, los

puntuales de la expansión de Bizancio por Occidente. Algo que no habría sido posible sin la

buena situación económico en la que se encontraba el imperio.

Por toda esta innovación, Justiniano modernizó el sistema de recaudación de impuestos,

redujo el poder de los altos cargos provinciales y frenó la corrupción, prohibiendo, entre otras

cosas, la compra de cargos públicos o políticos. Gracias al emperador, se codificaron todas las

constituciones imperiales que aún eran válidas, y se creó el Codex, convirtiéndose en la ley

suprema para todos los tribunales bizantinos, y todo esto se debió a un buen asesoramiento por

parte de los expertos en materia de guerra, economía, leyes y por supuesto, su esposa Teodora,

quien fue el pilar más importante del mandato de Justiniano.

El Imperio Bizantino tuvo la época de mayor esplendor durante el gobierno del emperador

Justiniano, a él y sus políticas se le debe el arte y la edad de oro, en donde se destacan templos,

mosaicos, pinturas, costumbres, y demás factores que hicieron de este mandato, la mejor etapa

del imperio oriental.

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