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La Ecología, Sus Alternativas y La Concepción de Max Sorre

Este documento resume las ideas del geógrafo francés Max Sorre sobre la relación entre ecología y geografía humana. Sorre consideró que la ecología estudia las interacciones de todos los organismos, incluidos los humanos, con su entorno. A lo largo del siglo XX, la ecología fue apropiada por la sociología y la geografía, convirtiéndose en un campo que considera tanto los factores naturales como sociales y sus implicaciones en cuestiones ambientales.
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La Ecología, Sus Alternativas y La Concepción de Max Sorre

Este documento resume las ideas del geógrafo francés Max Sorre sobre la relación entre ecología y geografía humana. Sorre consideró que la ecología estudia las interacciones de todos los organismos, incluidos los humanos, con su entorno. A lo largo del siglo XX, la ecología fue apropiada por la sociología y la geografía, convirtiéndose en un campo que considera tanto los factores naturales como sociales y sus implicaciones en cuestiones ambientales.
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Revista de Geografía Norte Grande, 23: 69-73 (1996)

La ecología, sus alternativas y la concepción


de Max Sorre

MARIANO ZAMORANO
Doctor en Ge ografía. Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Cuyo

Mendoza - (República Argentina)

RESUMEN

Se insiste en este artículo, por su enorme valor clarificador, en las aportaciones del geógrafo franc és Max Sorre, a mediados
de este siglo, sobre las rela cion es entre geografía humana y ecología . Sus conceptos se vinculan a un tema de gran
actualidad -el medio ambi ente-: ya sus concomitancias con lo natural y lo social.

RÉSUMÉ

Dans cet article 011 envisage, tenant compte de valeur pour clarifier le sujeto les apports du g éographe francais Max
Sorre, la moiti é du XX e. si écte. a propos rapports entre g éographie humaine et écologie . Ses con cepts son
étroitement unis un probl éme actu el v-l'environnemenr- et ses conco mitances avec les éléments natu rels et sociaux.

1. INTRODUCCION de su evolución, ha registrado estas vicisitudes.


Considerarlas, así sea sucintamente, es el segun­
Próximos al fin de siglo, en un período de la do objetivo perseguido, al cual nos abocamos a
epistemología geográfica en el cual es imprescin­ continuación.
dible decantar el cuadro confuso de tantas aporta­
ciones de valor desigual , se torna necesario, para
ello, volver a fuentes señeras, que legaron puntos 2. LA ECOLOGIA y LAS IMPLICACIONES
de vista certeros y claramente orientadores. El DE LO NATURAL Y LO SOCIAL
objetivo central de este artículo es resumir las
ideas de Max Sorre, geógrafo francés que vivió En efecto, el concepto de ecología, desde que
hasta 1962 y fue un verdadero maestro que sentó fue prohijado definitivamente por el alemán
premisas indiscutibles y avanzó firmemente en Haeckel a fines del siglo pasado, ha experimenta­
cuestiones que hoy algunos "descubren". do diversas alternativas . Su origen está emparen­
Nos interesan especialmente sus contribucio­ tado con las búsquedas de la geografía botánica
nes a la clarificación de las relaciones entre y, según los mismos términos de su inventor, es
ecología y geografía, insertas en su obra cumbre la ciencia que estudia "las mutuas relaciones de
Los fundamentos de la geografía humana, y en su todos los organismos que viven en un único y
libro póstumo, que lleva el título de El hombre en mismo lugar, su adaptación al medio que los ro­
la tierra (L'homme sur la terre) , al cual el autor dea" (Haeckel, 1884: 551). Desde este punto de
califica reiteradamente de Tratado de geografía partida fitogeográfico podemos ampliar la pers­
humana. pectiva, dado que estas vinculaciones con el con­
Este volver a Max Sorre tiene su motivación torno no abrazan solamente a las plantas. Como
en la importancia que hoy se concede a la ecolo­ decía Vida] de la Blache, "sin duda, los animales
gía, como resultado de la creciente preocupación dotados de locomoción y el hombre con su inteli­
por los problemas del medio ambiente, particular­ gencia están mejor armados que la planta para
mente en el ámbito urbano. La ecología, sin em­ reaccionar contra los medios ambientes" . Yagre­
bargo, desde sus raíces naturales y de acuerdo ga: "Pero si se reflexiona acerca de todo lo que
con su etimología, ha sido solicitada, en distintos implica este término, medio, en todos los hilos
momentos, por la sociología y por la geografía, insospechados con los cuales está tejida la trama
convirtiéndose en una especie de campo neutro que nos enlaza, ¿qué organismo viviente podría
que, no obstante, cobra vigencia muy manifiesta sustraerse a ello?" (Vidal de la Blache, 1948: 7).
en la práctica. Aun con su indeterminación. por Advirtamos desde ahora, en lo recién expresa­
sus resonancias naturales y sociales, está en el do, dos connotaciones signifi cativas para nuestro
centro de muchas cuest iones vitales y, a lo largo primer objetivo: 1) el medio afecta a todo orga­
70 MARIANO ZAMORANO

nismo, en mayor o menor medida; 2) existe un ñalar una separación de campos que hoy acepta­
distinto poder de adaptación, lo que nos autoriza mos, en cuanto la espacialización preconiza el
a tener presente las técnicas del hombre al esti­ dominio, sistémicamente hablando, que recibe a
mar estas conexiones. lo auténticamente geográfico, mientras que -cita­
Esta ecología, así concebida, aparecerá como mos al alemán Scholler- "el objeto de la investi­
convidada de piedra en la controversia que, sobre gación sociológica son los sucesos sociales como
todo en Francia, ocupó los decenios iniciales de tales" (Scholler, cito por Maier, 1968: 22), es de­
esta centuria, agitada por los sociólogos que bus­ cir, como fruto de las relaciones sociales en senti­
caban nuevos derroteros para su disciplina. Las do estricto. Estimamos, asimismo, que el término
discusiones tienen que ver con las restricciones lugares (lieux) que emplea Vidal de la Blache, no
-directa o indirectamente provocadas- que tales posee un alcance restringido, sino que alude a las
sociólogos querían imponer a la geografía huma­ variadas manifestaciones, en la superficie terres­
na, a la que consideraban de ambiciones desmedi­ tre, que incluyen , obviamente, la presencia y la
das . Ese propósito se ligó también al deseo y a la acción de los grupos humanos. La geografía es,
necesidad de evitar que la sociología vigente, ex­ esencialmente, una disciplina humanística en
cesivamente teórica, cayera en el vacío . La escue­ cuanto reconoce al hombre como el protagonista
la de Durkheim propulsó el abandono de una máximo de la organización del espacio.
ciencia formalista, limitada a estudiar abstracta­ Aunque no podemos detenernos en ello, vale
mente las formas o las relaciones, para llegar a la pena señalar que el debate -geografía humana,
formular leyes (Le Lannou, 1949: 25). La obten­ morfología social- traduce también un fondo de
ción de un sustrato que tornara más concreta la diferencias políticas y de posiciones filosóficas
tarea del especialista podía buscarse en lo bioló­ de los defensores de ambas actitudes.
gico (influencia de la raza, de la consaguinidad Este despojo de contenidos, e incluso de méto­
familiar), en 10 demográfico (influencia de las dos, en beneficio de la morfología social , se veri­
modificaciones cuantitativas de los grupos) o en fica igualmente con la aparición, en Estados Uni­
lo geográfico (efectos de las condiciones del me­ dos, de la llamada ecología humana, y guarda
dio físico). notables similitudes con lo ocurrido en Francia,
Así nació la morfología social, subordinada a aunque las motivaciones sean distintas. Macken­
la sociología general, que comprendería el "estu­ zie, uno de los sistematizadores de esta tendencia,
dio de las bases geográficas de la vida en socie­ resume esta cuestión al manifestar que "un sim­
dad, de la población en general, de los movimien­ ple estudio de los grupos locales como reunión de
tos migratorios, de los agrupamientos urbanos y población corresponde a la demografía; un estu­
rurales, de la geografía económica" (Le Lannou, dio de los grupos de población y de su hábitat
1949: 27) . La geografía se transformaba -según físico corresponde a la geografía; un estudio de
este criterio- en una ciencia auxiliar y preparato­ las conexiones que mantienen los grupos de po­
ria, pero con un enfoque muy limitado, en el cual blación como unidad simbiótica corresponde a la
medio geográfico equivalía a medio natural. ecología humana, es decir, que el interés se con­
Quizá convenga aquí hacer un alto muy centra en las conexiones de hombre a hombre"
ilustrativo a propósito de la reacción de los geó­ (Le Lannou, 1949: 27). En suma, no cabe una
grafos de la época. Con la preocupación de deli­ geografía humana como se entiende habitual­
mitar un dominio que les fuera específico (¿y me­ mente .
nos discutido"), definen su disciplina no como De todos modos es decisivo, como elemento
una ciencia de relaciones entre medios naturales de explicación, considerar las condiciones muy
y sociedades -terreno largamente asumido por la particulares de una civilización con una dinámica
morfología social- sino como "ciencia de los lu­ acelerada de crecimiento, como la que se eviden­
gares y no de los hombres", de acuerdo con la. cia en las ciudades norteamericanas. La atención
difundida acotación de Vidal de la Blache ; a lo que merecen llevó a búsquedas reiteradas en pro­
cual podría agregarse, entre otras, la referencia de fundidad, como las que conocemos de la escuela
que " .lo que el sociólogo, al revés del geógrafo, de Chicago, por medio de los difundidos modelos
coloca en el primer plano de sus preocupaciones de Burgess (1923), Hoyt (1938) y Harris y
no es la tierra: es la sociedad" (Febvre, 1955: 34). UlIman (1945). La ecología humana se dedica es­
Estas dos últimas apreciaciones merecen tam­ pecialmente a las ciudades, en donde existía, por
bién un comentario incidental, porque se pretende cierto, un notable cuadro de experiencias para in­
que tanto Vidal de la Blache como Febvre -así vestigadores más formados por la sociología que
como otros autores que adherían- niegan con ello por la geografía tradicional, sobre todo si se
el carácter humanístico de la geografía.' A la luz enfatiza en las directivas imperiosas que rigen
de la marcha posterior de nuestra ciencia creemos para los asentamientos y para la evolución urba­
-por nuestra parte- que ellos se adelantaron a se­ na: "Muchas obedecen a iniciativas bancarias, es­
LA ECOLOGIA, SUS ALTERNATIVAS Y LA CONCEPCJON DE MAX SORRE 71

peculaciones, propagandas ruidosas" (Le Lannou, ocupación de superficies y sus formas, los usos
1949: 28). del suelo, el deslinde de unidades de gestión y las
Este marco de oposiciones y enfrentamientos redes de comunicaciones, sin olvidar la población
entre geografía, morfología social y ecología hu­ adherida al sistema y responsable, además, de sus
mana se ha decantado posteriormente. Hoy la entradas y salidas.
geografía no puede ser discutida en lo que se re­ Todos conocemos los distintos enfoques de la
fiere a su incumbencia con respecto a los hechos geografía, representados por el paradigma 10­
movilizados con clara referencia espacial, en cacional o el conductista, por ejemplo. En los pri­
donde recurre a los más variados elementos de meros tiempos de la geografía científica -la clási­
explicación. Las superposiciones se dan y no da­ ca- tenía preeminencia el paradigma ecológico.
ñan en la búsqueda de la verdad, porque, como A él se atuvo Max Sorre para asentar la disciplina
decía Max Sorre apelando a una cita bíblica: que cultivaba y dar sus cimientos con total clari­
"Hay muchas moradas en la casa de mi Padre". dad . La geografía -particularmente la humana­
El auge actual de la ecología, una herramienta es una ecología del hombre, apoyada en bases
de penetración en boga ante los problemas que varían según el grado de participación, más o
acuciantes del manejo del medio ambiente, con menos activa, del hombre y de las sociedades.
sus diversas formas de contaminación, ha signifi­ Por eso separa los fundamentos biológicos de los
cado retomar las fuentes biológicas primigenias, técnicos e incluye dentro de ellos modalidades
con profundidad analítica, en su sesgo natural, que responden al quehacer geográfico.
aunque permanezca latente el destino final de las
investigaciones: el mejoramiento de la calidad de
vida de los habitantes del planeta; más aún , la clima
subsistencia de las manifestaciones vitales de la Fundamentos
tierra. No nos detendremos en las innumerables biológicos el medio y la alimentación del hombre
facetas que acusan estas preocupaciones en el compl ejos patógenos
plano ecológico. Sólo cabría insistir en la ya anti­
cipada confusión con lo natural, que conduce a de la vida social
muchos autores a hablar de "condiciones ecoló­ de la energía

gicas" y a colocar bajo esta rúbrica las informa­ Fundamentos .

técnicos de la conquista del espacio

ciones sobre clima y suelo especialmente.


de producción y de transformación
de materias primas
3. LA CONCEPCION DE MAX SORRE:
GEOGRAFIA HUMANA y ECOLOGIA

Frente al panorama descrito, controvertido y Para Max Sorre el punto de partida es cons­
confuso, quisiéramos ante todo destacar la cohe­ iderar al hombre como un organismo viviente, so­
rencia de los planteamientos de Max Sorre. metido a determinadas condiciones de existencia,
Nacido en 1880 -dicho sea para situarnos en la y gue reacciona ante las excitaciones del medio
época-, su vida es plena de acontecimientos natural. ¿Cuáles son esas .influencias? Las del cli­
impactantes, pero debemos limitarnos a lo que ma y las del medio viviente tanto en sentido ne­
guarda vinculación con nuestro objetivo. En este gativo (enfermedades) como positivo (en cuanto
sentido, gravita su profunda versaci ón, fruto del provee a su alimentación). El enunciado general
estudio y del contacto con los biólogos , los médi ­ sería en esta imbricación: ¿cómo mantiene el
cos y los sociólogos, lo cual le confirió una auto­ hombre sus constantes fisiológicas en un medio
ridad indiscutible en esos temas y en su trasvasa­ geográfico en perpetua variación? (Sarre, 1951:
miento a la problemática del geógrafo. 6-10) .
En el frontispicio de sus enunciados categóri­ El detalle de las nociones fecundas que pue­
cos al servicio de una buena geografía debería blan este primer volumen sería inacabable. Mu­
colocarse su afirmación constante, reiterada en su chas aportaciones son verdaderos hitos para la
libro póstumo con esta locución: "La geografía geografía. Citemos, por ejemplo, el del concepto
está fundada en una disposición para considerar de clima, penetrado de sentido biológico y, en
las cosas en función de la tierra". Derrotero que consecuencia, profundamente geográfico en sus
ha quedado grabado en los fundamentos de Jo que implicaciones. "El clima es el ambiente atmosfé­
es un sistema espacial o, si se prefiere, un geosis­ rico constituido por la serie de estados de la at­
tema o sistema geográfico. Este alcance defini­ mósfera en su sucesión habitual" . A ello va incor­
torio -la referencia espacial- nos permite incluir porada la noción de microclima, que nadie había
en el espectro temático, en los contenidos indis­ definido tan claramente hasta entonces . (Sorre,
cutibles de la geografía, a los lugares centrales, la 1951 : 13-77).
72 MARIANO ZAMORANO

Otra contribución sugestivamente geográfica hombre. Estas técnicas convocan a la expansión


es la de los complejos patógenos, es decir, la aso­ de la ecúmene, a la circulación y al transporte
ciación de elementos productores de enfermeda­ con su inmensa variedad, y se traducen en efectos
des , con la cual se apela a un cabal enfoque geográficos tan llenos de consecuencias como las
integrador. Para la Argentina, por ejemplo, pode­ migraciones , por ejemplo; 4) Las técnicas de pro­
mos referirnos a una enfermedad (mal de Cha­ ducción y transformación de las materias primas,
gas), en la que intervienen un protozoario (Trypa­ cuya consideración se vincula a una parte de los
nosoma cruci), un vector, la vinchuca (Triatoma capítulos que comúnmente se conocen como geo­
infestans) y un receptor final , animal u hombre, grafía agrícola y geografía industrial.
todo en un complejo pleno de transferencias am­ La reflexión final a propósito de estos fun­
bientales. Otro tanto puede decirse de la enferme­ damentos técnicos es contundente, aunque equi­
dad del sueño: un hematozoario (Trypanosoma librada. Se pronuncia contra estas divisiones
gambiense) y un vector (Glossina sp ., especial­ -legítimas, pero arbitrarias- de geografía polí­
mente Palpalis). (Sarre, 1951: 291-364). tica, económica, de los transportes ... "El homo
Este primer tomo del tratado escrito por Sorre politicus y el hamo economicus -afirma Sorre­
fue completado en 1941. No nos resistimos a son puras abstracciones, vanos fantasmas: el geó­
mencionar las palabras finales : "Lo termino en grafo no se nutre de abstracciones y exorcisa a
medio del duelo público, frente al cual apenas los fantasmas. Lo que encuentra en el fondo de
cuentan las amarguras personales. Ha constituido todas sus investigaciones, detrás del juego de
para mí un refugio y me ha consolado de los imágenes que compone la realidad geográfica, es
hombres y de los destinos" (Sorre, 1951: 11). el hombre indivisible, empeñado por completo en
La perspectiva de la segunda parte de la obra cada una de sus marchas. A causa de esto la geo­
de Max Sorre es más ambiciosa. En el volumen grafía humana es una y no sufre desmembra­
primero el dato central era la poderosa acción del mientas arbitrarios. El resto es cuestión de como­
medio, que expresa sobre todo limitaciones y pre­ didad de lenguaje" (Sorre, 1948 : 8).
siones de todo tipo. Si bien la distinción entre En el último volumen, de conclusiones genera­
agente y paciente es relativa, en esta continuación les , Max acude a una perspectiva sintética
lo relevante es el hombre -diríamos los grupos­ y utiliza para ello el sentido más amplio del tér­
"con toda su potencia inventiva, con todas sus mino hábitat, que abraza todos los elementos re­
iniciativas, partido para conquistar el globo, para lacionados con los establecimientos humanos . Se­
transformarlo en ecúmene. El designio es todavía para el hábitat rural del urbano, así como,
de orden ecológico, pero de una manera más am­ obviamente, considera las conexiones en la evo­
plia" (Sarre, 1948: 5). Lo técnico, al decir de So­ lución de ciudades y campos.
rre, debe ser entendido en su sentido más extenso Es imposible ceñir un tratado tan monumental
y no en su alcance estrecho reducido a aplicacio­ -2 .000 páginas- en estas contadas páginas. Ca­
nes mecánicas. Abarca todo lo que proviene de la bría detenerse -para citar un solo caso entre cien­
industria y del arte humanos, en todos los domi­ tos- en el ahondamiento de las ciudades como
nios de la actividad de la especie. medio humano, tema profunda y delicadamente
Las transformaciones que realiza el hombre ecológico: Cap . XII del tercer tomo (Sorre, 1952:
tienen un límite, como nos lo demuestran hoy los 371-408). Allí se abordan, con gran originalidad,
desequilibrios que el planeta soporta, resultado de los dos frentes ecológicos antes comentados, a
una acción desaprensi va . Por eso Sorre tiene partir de un factor dominante -el de la densidad
siempre presente la fórmula de Bacon: "No se humana- y se aprecian las características y los
triunfa sobre la naturaleza, sino obedeciéndola". efectos sobre los grupos , de las condiciones natu­
De acuerdo con esta mira técnica, el autor dis­ rales (clima, etc .) y de los elementos sociales,
tingue: 1) Las técnicas de la vida social, desde el incluidos los ritmos urbanos.
funcionamiento de los grupos elementales hasta En definitiva , Sorre apuntala su concepción
el de los poderosos y complejos organismos co­ unificando de modo permanente los criterios de
mo las naciones, así como las estructuras econó­ totalidad e interdependencia: no cabría algo más
micas con sus variantes, y los imperios; 2) Las definidamente sistémico, tal como hoy se lo re­
técnicas de la energía, cuyas transformaciones frenda. No olvida nunca, por supuesto, los otros
llevan en germen una revolución en la historia de paradigmas que inspiran a nuestra ciencia. Insiste
la humanidad. Aquí caben desde las energías vi­ en que " ...toda geografía humana es ecología. Por
vientes hasta las que provienen de las fuentes in­ eso es una disciplina autónoma, distinta de lo
animadas . Incluso se inserta una geografía del económico o de la sociología". Y añade, en una
trabajo; 3) Las técnicas de la conquista del es­ especie de invocación a Vidal de la Blache: "Per­
pa cio, la lucha contra la distancia, que representa manecemos, a su ejemplo, en el dominio de la
-dice Sorre- la conquista más deslumbrante del geografía. Nuestra investigación se reduce, en el
LA ECOLOGI A, SUS ALTERNAT1VAS y LA CONCEPCION DE MAX SORRE 73

fond o, a la defini ci ón y a la explicación de un elocuencia atrapante : "La floración de la ecú-


área de extensión. Límites, loc alizaciones, no se men e ha cubierto una fra cci ón ínfima de los tiem­
en contrará nada más en este libro, y todo corres­ pos . La repetición de las ca lamidades naturales
ponde a la geografía" (So rre, 194 8: 7). nos adv ierte que la amenaza de un desencadena­
Un gran pensador, dot ado de un humanismo miento de las energías cós micas plane a siempre
pr ofund o. En 1952 , co n not able cla rividenc ia, so bre ell a. El rein o d el hombre pa sará: se
este geógrafo anticipaba ya el meoll o de la tan reabsor berá en el cosm os. Al men os habrá sid o la
mentada glo bal ización y la nece saria resur gen cia co ncie ncia del uni verso: una ch ispa entre abi s­
de lo local y region al, su contrapartida indi so­ mos de sombra (Sorre, 1961 : 340 ).
luble. "La interdepe nde ncia en el orden económi­
co es más estrecha cad a día. Y la interdepen­
den cia política la acompaña. Sabemos hoy que BIBLIOGRAFIA
los co nflic tos políticos e ideológicos no pueden
ser circ unsc ritos. Hemos superado la era de las FEB VRE , Lo' "La tierra y la evol ución humana. Intr odu c­
ción geog rá fica a la histor ia" . Mé xico, Unión Tipo­
guer ras naci onales. No ha y sin o guerras civiles, gráfica Edi torial Hispano Ame rica na, 1955 .
más implaca bles que las otras . Una tri fulca en los HAECKEL , P.: Histoire de la création des étres orgnnis és.
co nfines maced ónicos o albanes es pued e co mpro­ Parí s, Reinwald , 1948.
meter la paz del mund o..., dos se ntim ientos cru­ LE LANNOU , M.: "La géographie hu maine" . Paris, Flam­
mario n, 194 9.
za n co n fuerza, fom ent ados por el co noci miento MAIE R, J.: PAE SLER, R .: RUP PERT , K., y SCHAFFER,
de la geografía humana: una espec ie de estupor y F.: "Geografía social". Mad rid , Edici ones Rialp.
de es pa nto ante los posibl es riesgos de un con­ 1987 .
fli ct o, la esperanza de una nuev a organización, la SOR RE, M. : "Les fondements de la géograp hie humaine",
3 vols , Paris, Colín, 1943-1952 .
única que parece capaz de prevenirl o. Posibili­
SO RRE, M.: "Les fondements de la géographie hurnaine" ,
dad , en suma , de una civili zación hum ana , cuyas t. 11. "Les fonde ments techn iques" . 1. " Les techn iques
normas ge nera les respetarían la originalidad de de la vie social. Les tec hniq ues el la géographie de
las civ ilizac iones reg ionales, realizaría la unidad I' éne rgie . La co nquéte de l' espace" . Pa ris , Co lin,
en la div ersidad". Y culmina sus re flex io nes co n 1948.
SORRE, M.: " Les fondernent s de la géog raphie humaine".
la alusión a su disciplin a: "El se ntimie nto profun ­ t. 1: "Les fonde ments biologique s . Essai d' une éco­
do y exalta nte de la un idad hum ana, de una uni­ logie de l'homme". Troi sie rne éd itio n, Pari s, Colin,
dad moral inm anente y respetu osa de la rica di­ 195 1.
vers idad de culturas: he aqu í en definitiva el don SORR E. M.: "Les fondements de la géo grap hie humaine" .
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1952,
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Ten ía co nciencia de la pequ eñez y de la excel­ VJDAL DE LA BLA CHE , P.: "Se ns el objet de la géogra­
situd del hombre, una paradoj a dram ática. Las úl­ phie hurnain e" . En : Princip es de géographie hu­
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