Introducción a la Biotecnología Agrícola
La biotecnología agrícola se refiere a la aplicación de las técnicas de la ingeniería genética al
mejoramiento de los cultivos, con el objetivo de generar beneficios para el productor agropecuario,
el consumidor, la industria, la salud animal y humana y el medioambiente.
Entre sus aplicaciones se encuentran la obtención de plantas tolerantes a herbicidas, resistentes a
insectos y enfermedades, así como plantas que pueden sobrevivir mejor en suelos salinos, a bajas
temperaturas o en ambientes con lluvias escasas. También se incluye la obtención de alimentos
más nutritivos o más saludables, frutos que resistan mejor al transporte y almacenamiento, así
como plantas productoras de moléculas de uso farmacológico, biopolímeros o destinadas a la
producción de lubricantes o biocombustibles.
Las nuevas variedades vegetales obtenidas por ingeniería genética son los llamados cultivos
transgénicos los cuales son compatibles con el manejo integrado de plagas y con la agricultura
sustentable.
El uso de estas nuevas tecnologías permite aumentar la competitividad de países
agroexportadores como la Argentina incrementando los rendimientos, disminuyendo los costos y
aumentando la seguridad de la cosecha. Además, permite obtener alimentos de mayor calidad en
forma más eficiente y segura para la salud y el medio ambiente.
¿Por qué producir cultivos transgénicos?
Diferentes análisis de expertos prevén para los próximos 30 años un incremento de la demanda
mundial de alimentos de entre el doble y el triple de la actual, especialmente en países
subdesarrollados. Esto conlleva otras consecuencias, como el crecimiento en la demanda de
proteínas para alimentación animal, y mejoras cualitativas en los alimentos para resolver
problemas nutricionales de importantes sectores de la población mundial. Para lograr estos
incrementos y mejoras en la calidad alimentaria deberá plantearse una producción sustentable en
términos de respeto por el medio ambiente y por la biodiversidad. Y, ante la limitación de recursos
físicos, como el suelo, una de las variables disponibles para duplicar la productividad agrícola es el
mejoramiento genético.
El incremento de la eficacia productiva de los organismos puede encararse mediante el
mejoramiento genético convencional (cruzamientos intra e interespecíficos, mutagénesis inducida)
o mediante la transformación genética. En la actualidad el mejoramiento de plantas es un proceso
multidisciplinario y coordinado, donde una gran número de herramientas y elementos de la mejora
tradicional, bioinformática, biología molecular e ingeniería genética son utilizados e integrados.
El mejoramiento genético convencional enfrenta algunas limitaciones, tanto en términos de la
disponibilidad de germoplasma, como de los plazos requeridos para la obtención de nuevas
variedades. Las técnicas de ingeniería genética se usan para mejorar o introducir nuevas
características a los cultivos mediante intervenciones más precisas, rápidas y predictivas, cuando
todas las otras técnicas de mejoramiento agotan sus posibilidades. Por ejemplo, la ingeniería
genética se aplica cuando la característica a ser introducida no está presente en la especie de
interés, o la característica es muy difícil de mejorar por métodos convencionales, o cuando la
introducción o mejora de una característica pueda llevar mucho tiempo por métodos
convencionales.
Algunos de los cambios o mejoras realizadas a los cultivos resultan de la modificación de los genes
ya presentes en la planta, o la supresión de ciertos genes. En otros casos, en cambio, se requiere
de la transferencia de genes desde otras fuentes (por ejemplo desde diferentes especies). La
posibilidad de superar la barrera de cruzamiento sexual mediante la ingeniería genética y
transgénesis permite hacer uso de un pool genético más amplio, ya que es posible aislar genes de
cualquier origen y transferirlos entre especies no emparentadas. Es también posible dirigir la
expresión de estos nuevos genes a ciertas partes específicas de la planta (raíz, hoja) o en algún
momento en particular o circunstancia del ciclo vital del organismo, como la floración.
La biotecnología moderna, una alternativa sustentable
La intensificación agrícola ha acentuado los procesos de erosión y de degradación de los suelos, y
el uso masivo de agroquímicos y fertilizantes ha contribuido a una creciente contaminación de
tierras y de acuíferos. Además, la contribución del mejoramiento genético por métodos
tradicionales de cruzamiento y selección, encuentra limitaciones ante las nuevas demandas.
En consecuencia, se busca introducir tecnologías y métodos de manejo agronómico que
incrementen la productividad sin agregar impactos negativos al medioambiente y que, incluso,
resuelvan los impactos ya reconocidos.
La biotecnología es una alternativa sustentable a las prácticas convencionales. En la actualidad,
millones de hectáreas en todo el mundo se cultivan con métodos
conservacionistas para reducir al mínimo el daño a las tierras. Con el paquete tecnológico “cultivo
transgénico tolerante a herbicida - siembra directa” es posible
evitar la degradación y erosión del suelo, por cuanto se reduce o elimina el desmalezado y
roturación de la tierra (ver Cuaderno Nº 8, 60, 92) y se deja en los lotes el residuo de las cosechas
formando una capa protectora con reciclado de materia orgánica al suelo.
Otro problema existente en la agricultura es la causada por la escarcha y las sequías o
inundaciones que pueden arrasar los cultivos. La biotecnología puede proporcionar cultivos con
una mayor resistencia a las variaciones climáticas naturales y disminuir la dependencia de la
gestión de los recursos hídricos, desarrollando variedades resistentes a estrés hídrico. También, es
posible aumentar la capacidad de las plantas de soportar un descenso de la temperatura y la
escarcha.
Los insectos plaga y las enfermedades de las plantas que atentan contra la producción agrícola
exigen una alternativa a los tratamientos químicos que sean menos perjudiciales para los recursos
naturales. Los cultivos transgénicos pueden disminuir potencialmente la necesidad de plaguicidas y
herbicidas para controlar plagas, malezas y enfermedades y permitir una aplicación más selectiva
de los productos químicos agrícolas. Por ejemplo, los cultivos transgénicos BT comercializados
hace ya varios años (ver cuaderno Nº 18, 26, 43) pueden resistir los ataques de los insectos por sí
mismos.
Expertos de todo el mundo estiman que las innovaciones biotecnológicas triplicarán los rindes de
los granos sin requerir más tierra cultivada.
Cultivos genéticamente modificados y sus beneficios para el consumidor
La biotecnología ofrece los medios para producir alimentos más nutritivos y de mejor gusto, mayor
rendimiento de las cosechas y plantas protegidas naturalmente de enfermedades e insectos.
Si bien con la primera generación de productos biotecnológicos en el mercado, caracterizados por
mejoras agronómicas (mayor rendimiento, resistencia a insectos, etc.), los beneficios han sido
capitalizados principalmente por los productores, el consumidor se beneficia en el sentido de que
estas variedades ofrecen el potencial de reducir el empleo de agroquímicos. Y, por supuesto, si se
reduce el empleo de fitosanitarios, menor será la contaminación ambiental, y la exposición animal y
humana a los químicos.
La siguiente generación de productos transgénicos, está orientada a explotar otros nichos
económicos y promete beneficios más directos para la nutrición y salud animal y humana. Estos
nuevos cultivos en desarrollo, podrán presentar modificaciones que mejoren o complementen su
calidad alimentaria y modificaciones que les permitan producir compuestos con diversos fines
industriales que mejoren la calidad de vida. Ejemplos de modificaciones para mejorar el valor
nutritivo de las plantas son aquellas que optimizan el balance de aminoácidos esenciales que
deben ser provistos por la dieta porque el organismo es incapaz de sintetizarlos, o la composición
de determinados micronutrientes, por ejemplo, la concentración de hierro. También es posible
modificar rutas metabólicas con la finalidad de producir lípidos o carbohidratos de estructuras
especiales, destinados a aplicaciones industriales o alimentarias específicas (por ejemplo, aceites
con distintas composiciones de ácidos grasos o almidones de distinta composición).
Por último, también es posible implantar nuevas rutas metabólicas para la síntesis de factores
nutritivos no proteicos como vitaminas A o E, que no están normalmente presentes en las plantas.
Un ejemplo de beneficio para el consumidor es el arroz dorado, el cual podrá ayudar a combatir la
deficiencia de vitamina A en países subdesarrollados proveyendo betacaroteno, precursor de la
vitamina A, y hierro (ver Cuaderno Nº 23, 91). Otros ejemplos en desarrollo son las papas que
absorben menor cantidad de aceite, y alimentos hipoalergénicos (por ejemplo, maní y soja libres de
componentes alergénicos naturales).
Cultivos genéticamente modificados y posibilidades para la industria
La ingeniería genética hace posible la utilización de las plantas para producir moléculas de uso
industrial (molecular farming, producción de moléculas en la granja) que antes debían extraerse de
otros organismos u obtenerse mediante fermentación microbiana. Dentro de estas aplicaciones se
incluye la producción de sustancias de interés farmacológico o para la elaboración de lubricantes y
plásticos biodegradables.
También se trabaja en las rutas de síntesis de lignina (polímero que al combinarse con la celulosa
da rigidez a la madera) para obtener distintas calidades de madera en los árboles, o la alteración
de la síntesis de determinados pigmentos para uso textil, cosmética, pinturas, etc.
Finalmente el mejoramiento de plantas para su utilización como materia prima renovable para la
producción de biocombustibles (bioetanol, biodiesel, biogás) constituye una necesidad mundial y
en esto la ingeniería genética presenta un enorme potencial (ver Cuadernos Nº 58 y 66).
La seguridad de uso y consumo de lo cultivos transgénicos
Pocas tecnologías en la historia de la humanidad han sido introducidas con marcos regulatorios tan
estrictos como la biotecnología moderna (ver Cuaderno Nº 19). Las variedades transgénicas son
testeadas rigurosamente antes de ser introducidos en el mercado, en lo que respecta a seguridad
ambiental y aptitud de los nuevos cultivos para el consumo humano y animal en lo que se refiere a
composición sustancial, calidad nutricional y presencia de toxinas o alérgenos. El proceso de
análisis ha sido seguido regularmente por la comunidad científica internacional y ha sido motivo de
un intenso debate público. Puede afirmarse que ningún otro tipo de cultivo (de mejoramiento
clásico) ha sido sometido a evaluaciones tan rigurosas como los transgénicos, aún cuando hay
casos en que pudiera presumirse que éstos involucran mayores riesgos para la salud humana.
Millones de personas vienen consumiendo en todo el mundo plantas transgénicas y sus derivados
(aceite, harina, almidón, etc.) desde hace más de una década sin que se haya reportado evidencia
científica alguna que sugiera que los alimentos derivados de cultivos genéticamente modificados
sean más riesgosos para la salud humana que el resto de los alimentos.
Biotecnología agrícola: conclusiones finales
En resumen, los retos de la biotecnología agrícola residen en aumentar la productividad en
simultáneo con la reducción de los costos, generar innovaciones para la industria y mejoras en la
calidad de vida, por ejemplo con alimentos de mayor calidad y más saludables, y conducir a
prácticas de cultivo más “ecológicas”.
Todas estas innovaciones generan una enorme diversidad de nichos productivos, y proporcionan
valor agregado a la producción agrícola. Se está produciendo así la transición desde una
agricultura basada exclusivamente en la producción de productos
primarios (conocidos como commodities) hacia una agricultura de productos elaborados con fines
específicos o valor agregado (specialities).
La biotecnología puede y debe jugar un rol importante en el desarrollo de nuevos productos
agrícolas, pero otros factores, incluyendo tecnologías de fitomejoramiento tradicionales y de las
infraestructuras agrícolo-ganaderas no serán menos importantes.
Las aplicaciones biotecnológicas a la agricultura encierran grandes promesas. Por una parte, se
asume que el mejoramiento de los cultivos mediante técnicas de biología molecular conducirá a
una mayor producción y generación de nuevos nichos económicos. Los descensos de costos de
producción están hoy principalmente asociados a la menor utilización de herbicidas y plaguicidas,
aunque en desarrollos futuros también podrían involucrar una mejor asimilación de los fertilizantes.
Asimismo, la introducción de tecnologías más benignas para el medio ambiente es un
requerimiento urgente de lo cual dependerá la sustentabilidad futura de los sistemas productivos.
La satisfacción de la futura demanda de alimentos, tanto desde el punto de vista cuantitativo como
cualitativo, es un problema muy complejo que demandará la utilización de todos los instrumentos
disponibles para su resolución, incluyendo tecnologías convencionales y de última generación cono
la ingeniería genética, genómica, y la bioinformática, entre otras.
Argentina es un país que depende de sus exportaciones agropecuarias. Diferentes análisis
económicos revelan que, pese a los esfuerzos y apoyos a otras ramas industriales, por su
competitividad natural el sector de agroalimentos y bebidas es, y seguirá siendo, el gran motor de
la economía argentina (ver en www.argenbio.org el link Cultivos aprobados y adopción en
Argentina). En tal sentido la competencia con otros países exportadores es muy alta. Estos países
exportadores son los que ya hoy tienen plantas transgénicas y compiten con ellas por los mercados
mundiales. La tecnología, es una herramienta genuina de competitividad y la biotecnología es una
herramienta clave para poder competir (ver en www.argenbio.org los links: Distribución por cultivo y
característica y Distribución por país).
Los cultivos biotecnológicos /modificados genéticamente alcanzan un nuevo récord de 185,1
millones de hectáreas en 2016
05.05.2017
El Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de. Agrobiotecnología (International
Service for the Acquisition of Agri-biotech Applications o ISAAA) dio a conocer su informe anual
que muestra un aumento mundial de 110 veces en el porcentaje de adopción de cultivos
biotecnológicos en tan solo 21 años de comercialización ya que se registró un aumento de 1,7
millones de hectáreas en 1996 a 185,1 millones de hectáreas en 2016. El informe del ISAAA,
“Estado mundial de los cultivos biotecnológicos/modificados genéticamente que se comercializaron
en 2016”, demuestra los tradicionales beneficios de los cultivos biotecnológicos para los
agricultores en los países industrializados y en desarrollo así como también, los beneficios para los
consumidores de las variedades recientemente aprobadas y comercializadas.
“Los cultivos biotecnológicos se han convertido en un recurso agrícola indispensable para los
agricultores de todo el mundo debido a la gran cantidad de beneficios que ofrecen por su mejor
productividad y rentabilidad así como también, por el menor esfuerzo que requieren”, afirmó el
presidente de la junta directiva del ISAAA, Paul S. Teng. “Gracias a la autorizaciones comerciales y
a la plantación de nuevas variedades de papas y manzanas biotecnológicas, los consumidores
comenzarán a disfrutar los beneficios directos de la biotecnología en frutas y verduras que tienen
menos tendencia echarse a perder o dañarse lo cual permite a su vez, reducir sustancialmente el
desecho de alimentos y los costos que tienen los productos comestibles para el consumidor”.
Al examinar otros beneficios de la biotecnología, los informes de ISAAA muestran que la adopción
de los cultivos biotecnológicos redujo las emisiones de CO 2 y en años recientes, fue equivalente a
eliminar aproximadamente 12 millones de automóviles por año de las carreteras; permitió
conservar la biodiversidad ya que hubo 19,4 millones de hectáreas de tierra menos dedicadas a la
agricultura en 2015 y disminuyó el impacto ambiental mediante reducciones del 19 % en el uso de
insecticidas y herbicidas. 1 Asimismo, en los países en desarrollo, la plantación de cultivos
biotecnológicos ayudó a aliviar el hambre aumentando los ingresos de 18 millones de pequeños
agricultores y de sus familias y logrando que disfrutaran de estabilidad financiera más de 65
millones de personas.
“La biotecnología es una de las herramientas necesarias para ayudar a los agricultores a cultivar
más alimentos en menos tierra”, explicó el coordinador global de ISAAA, Randy Hautea. “Sin
embargo, las promesas de los cultivos biotecnológicos solo pueden convertirse en realidad si los
agricultores pueden comprar y plantar estos cultivos una vez que se hayan hecho las pruebas
científicas necesarias para otorgar las autorizaciones y revisiones regulatorias”.
A medida que se aprueben y se comercialicen para el uso por parte de los agricultores más
variedades de cultivos biotecnológicos, ISAAA cree que el porcentaje de adopción irá en aumento y
beneficiará a los agricultores de los países en desarrollo. Por ejemplo, se están comenzando a ver
avances en los países africanos en donde los procesos regulatorios habían impedido generalmente
el aumento del porcentaje de adopción de los cultivos biotecnológicos. Sudáfrica y Sudán
aumentaron la plantación de maíz, soya y algodón biotecnológicos de 2,29 millones de hectáreas
en 2015 a 2,66 millones de hectáreas en 2016. En el resto del continente, está surgiendo una
nueva ola de aceptación impulsada por los avances en la revisión regulatoria y las autorizaciones
comerciales para una amplia variedad de cultivos biotecnológicos que se están realizando Kenia,
Malawi, Nigeria, Etiopia, Ghana, Nigeria, Suazilandia y Uganda.
“A pesar de tener un largo historial de barreras regulatorias, los agricultores africanos continúan
adoptando los cultivos biotecnológicos por las ventajas que obtienen con respecto a la estabilidad y
por la productividad de las variedades biotecnológicas”, afirmó Hautea. “A medida que más países
avancen en las revisiones regulatorias para cultivos como por ejemplo, bananas, guisantes pintos y
sorgo, las plantaciones de cultivos biotecnológicos continuarán creciendo en África y en el resto el
mundo”.
Además, en 2016, Brasil aumentó notablemente la superficie de cultivos biotecnológicos del maíz,
la soya, el algodón y la canola en 11 % y mantuvo de esta forma el segundo puesto como
productor más grande de cultivos biotecnológicos, después de los Estados Unidos. En Brasil se
cultivan 32,7 de las 91,4 millones de hectáreas de soya biotecnológica que se cultivan en el resto el
mundo.
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alcanzan-un-nuevo-record-de-185-1-millones-de-hectareas-en-2016.html