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TEORÍA Y MÉTODO DE LA ARQUEOLOGÍA-Fernández Martínez 2000

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TEORIA METODO

1:41 A\ I UEOLOGIA
22 edición
revisada
Víctor M.
y aumentada Fernández Martínez
TEORÍA Y MÉTODO
DE LA ARQUEOLOGÍA

2' edición revisada


y aumentada

y
TEORÍA Y MÉTODO
DE LA ARQUEOLOGÍA

Víctor M. Fernández Martínez

siliTits
stpstity,
U 111 EDITORIAL
PREHISTORIA SINTESIS
A mis padres

Primera edición: septiembre 1989


Primera reimpresión: noviembre 1990
Segunda reimpresión: octubre 1991
Tercera reimpresión: octubre 1992
Cuarta reimpresión: octubre 1993
Quinta reimpresión: noviembre 1994
Sexta reimpresión: abri11998
Segunda edición: mayo 2000

Diseño de cubierta: Juan José Vázquez

Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo


las sanciones penales y el resarcimiento civil pre-
vistos en las leyes, reproducir, registrar o transmitir
esta publicación, íntegra o parcialmente, por cual-
quier sistema de recuperación y por cualquier medio,
sea mecánico, electrónico, magnético, electroópti-
co, por fotocopia o por cualquier otro, sin la autori- p
zación previa por escrito de Editorial Síntesis, S. A.

© Víctor M. Fernández Martínez

© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
Vallehermoso, 34. 28015 Madrid
Teléfono 91 593 20 98
http://www.sintesis.com

ISBN: 84-7738-076-7
Depósito legal: M. 15.519-2000

Impreso en España. Printed in Spain


Índice

1. Introducción
1.1. Arqueología, prehistoria y antropología 10
1.2. Método y teoría 13
1.3. En la segunda edición de este libro 16

2. Historia de la arqueología 21
2.1. Los primeros ensayos: mito y ciencia en la Antigüedad y Edad
Media 23
2.2. Renacimiento e Ilustración el descubrimiento de los "salvajes"
y la tradición anticuarista 25
2.3. Problemas con la geología: el diluvio y la antigüedad del géne-
ro humano. Thomsen y el Sistema de las Tres Edades 28
2.4 Los primeros paradigmas modernos: evolucionismo e histori-
cismo 32

1
Parte I
Los métodos

3. Los datos: dónde están y cómo se recuperan 41


3.1. Los yacimientos arqueológicos: qué son y cómo se forman 42
3.2. La prospección arqueológica: planteamientos, ayudas y técnicas 54
3.3. La excavación arqueológica: algunos principios generales 67

4. El análisis: poniendo orden en los datos 91


4.1. Unidades de análisis arqueológico 92
4.2. Principios de cuantificación 100
4.3. Las aplicaciones informáticas en arqueología 117

7
5. La cronología relativa: unas cosas después de otras 125
5.1. La estratigrafia 126
5.2. La seriación: evolución gradual de la cultura 139

6. La cronología absoluta: necesitamos un calendario 147


6.1. Desde el origen a los "relojes atómicos" 148
6.2. El carbono-14 153
6.3. La termoluminiscencia 169
6.4. El potasio-argón 174
6.5. La serie del uranio (uranio/torio) 177
6.6. Las huellas de fisión 179
6.7. La racemización de aminoácidos 180
6.8. Arqueomagnetismo y paleomagnetismo 183

7. Los métodos científicos: el ojo no basta 189


7.1. La reconstrucción del medio ambiente 190
7.1.1. La geología 190
7.1.2. La arqueozoología 198
7.1.3. La arqueobotánica 206
7 2 El análisis químico 213
7.3. Los estudios isotópicos 219

Parte II
La teoría

8. La arqueología moderna 225


8.1. Epistemología 227
8.2. Funcionalismo 231
8.3. Evolucionismo 235
8,4. La Nueva Arqueología (NA) o arqueología procesual 241

9 La arqueología posmoderna 259


9.1. Epistemología, filosofía y sociología del conocimiento 259
9.2. Marxismo y arqueología marxista 265
9.3. Estructuralismo, poseslructuralismo y arqueología posprocesual 283

10. Arqueología, política y sociedad 301

Bibliografía 309

8
1 .

Introducción

Al comienzo de El jardín de los Finzi-Contini de Giorgio Bassani, el autor


nana su visita a la necrópolis etrusca de Cerveteri, con sus muertos tan anti-
guos y olvidados "que es como si no hubieran vivido nunca, como si siem-
pre hubiesen estado muertos". Contra esta idea, que le ofrecen para preve-
nir su posible tristeza en el cementerio, Giannina, la niña que acompaña al
grupo, responde que "también los etruscos vivieron y que los quiero a ellos
como a todos los demás". La ternura de esta frase conmovió e hizo que cada
uno mirara con otros ojos aquellos restos, en especial las pinturas murales
de los objetos diarios, y entendiera el sentido que las grandes tumbas debie-
ron de tener durante toda la vida de aquellos vivos. Esto le recordó a Bassa-
ni otro mausoleo de su ciudad natal, el de una familia hebrea cuya melancó-
lica historia se decidió entonces a narrar por escrito, y que muchos conocimos
antes en la fina versión para cine de Vittorio De Sica.
Todos los arqueólogos hemos tenido alguna vez la experiencia de Gian-
nina, o la hemos buscado durante las largas horas que dedicamos a clasifi-
car y contar trozos de piedra, cerámica o hueso. Todos hemos perseguido
la vida que hay detrás de tanta muerte, y hemos soñado con viajar en el tiem-
po y ver y tocar y escuchar a las mujeres y los hombres cuyos pobres res-
tos interrogamos sin cesar. Hay en esto algo más que la curiosidad por
lo desconocido, hay un movimienkniacia el Otro, haciá algo que es igual y
a la veZ -distintó de nosotros y que se ha perdido inevitablemente y para
siempre.
-- La arqueología ha estado siempre intentando salvar ese vacío creciente
que nos separa de-firiéStroS eeeeeeeeeee e con un interés muchas veces disfra-
zad& de codicia curiosidad o'regTáinientación científica. De alguna manera

9
sospechamos que el secreto perdido de nuestra vida actual, la clave de nues- Por lo tanto, el concepto de arqueología es más amplio y puede englobar
tra felicidad, pudiera estar tal vez en ese no-lugar que es el tiempo termina- al de prehistoria. No obstante, a causa de la mucho mayor amplitud de los
do. Una y otra vez satisfacemos a medias esta ambición, y vemos que en tiempos prehistóricos sobre los históricos, de que para los primeros no con-
nuestra pelea con el lenguaje apenas avanzamos en la construcción de un tamos con otra fuente de información que la arqueológica, y de que la mayo-
discurso que se mueve hacia adelante mientras su objetivo real se aleja cada ría de los avances teóricos se han producido con el objeto de interpretar los
vez más en el pasado restos más antiguos, la arqueología prehistórica parece tener la primacía
Un resumen muy condensado del discurso escrito de los arqueólogos se sobre todas las demás.
puede ver en las páginas que siguen. En su mayor parte corresponde a la Por otro lado, para los períodos históricos la principal fuente de informa-
instrumentación técnica, los métodos que se han ido proponiendo desde hace ción procede de los textos escritos, y en el desarrollo de la disciplina histó-
ya tiempo como la mejor forma que acercarse objetivamente a ese pasado. rica la arqueología se ha incorporado en fecha relativamente reciente (aun-
Muchos de ellos proceden o están relacionados con el campo de las cien- que ya llevaba tiempo ligada a la hiStoria del arte, más concretamente al arte
cias fisico-naturales, y los arqueólogos tendemos a confiar en ellos con la fe clásico grecorromano, con el que desgraciadamente todavía se confunde en
ciega que la gente pone hoy en la ciencia. Pero la arqueología es una mate- algunos planes de estudio poco actualizados). Todo ello hace que muchos
ria humanística, y la interpretación final la hacemos seres humanos que habla- historiadores la consideren aun "disciplina auxiliar", una especie de "her-
mos y escribimos sobre nuestros iguales. Tal vez no alcancemos nunca la mana menor" que se ocupa de las supervivencias menos interesantes de la
exactitud de los científicos puros, que logran metas tan increíbles y lejanas actividad humana, en contraposición con los datos sobre el mundo social y
como calcular el número de neutrinos que hay en el Sol, pero debido a espiritual que proporcionan los restos textuales.
lo interesante y cercano del tema que tratamos, nos conformamos con menos Dos hechos distintos pueden provocar un cambio radical de opinión al
y sería para nosotros suficiente conseguir el detalle que hay en un buen respecto. Por una parte, hoy se sabe que los restos materiales contienen
mucha más información dela que se había imaginado hasta ahora, no sólo
poema.
referente a la tecnología y economía, sino también a la organización social y
al mundo simbólico y religioso. Eh segundo lugar, y de forma complemen-
1.1. Arqueología, prehistoria y antropología taria, la arqueología ha atravesado recientemente un.proceso de activo deba-
te y renovación teórica, que en esencia consistió en el diserio de métodos
La arqueología y la prehistoria tienen tanto en común que en algunas par- propios de reconstrucción social a partir de lo material y que conllevó un
tes de este libro se referirán casi como sinónimos, y con ejemplos prehistó- aumenro-dé Su -respetabilidad" científica. De todo ello se obtiene que la
ricos se expondrán la mayoría de los principios teóricos de la primera. No arqueología histórica ya no se dedica solamente a la labor de verificar los
obstante, existen algunas diferencias que veremos a continuación. datos textuales (muchos de ellos excesivamente sesgados por el interés de
Por arqueología se entiende, según una definición clásica, la recupera- quienes los escribieron), sino que va a ofrecer una información distinta, más
ción, descripción y estudio sistemáticos de la cultura material del pasado auténtica, por haberse formado inintencionadamente, e inasequible por otros
como forma de acceder a las sociedades que la construyeron. En este aser- medios.
to está incluido un elemento tan esencial de la disciplina como son los restos En muchas universidades, en especial las angloamericanas, es habitual
materiales, que en la prehistoria son la única parte de la cultura que sobre- que la formación arqueológica no establezca distinción entre los períodos
vivió cuando fallecieron los hombres que los fabricaron y usaron, cuando prehistóricos e históricos, y que se considere como "arqueólogo" a quien
desaparecieron o evolucionaron las culturas globales que les dieron su sen- ha recibido instrucción para excavar, analizar e interpretar restos materia-
tido. Lógicamente, los restos que estudia la arqueología pertenecen también les de cualquier época o lugar. Aunque lógicamente exista y sea conveniente
a épocas históricas, las que se desarrollaron tras el surgimiento de la escri- la especialización, al ir adquiriendo la arqueología una teoría y un método
tura, y por ello, además de la arqueología prehistórica, existen la arqueolo- propios, parece más importante la formación específica y amplia sobre'la
gía de las primeras civilizaciones (arqueología clásica, egipcia, mesopotá- forma concretaen qué investiga (metodología) que el conocimiento detalla-
mica, andina, etc.), la arqueología medieval, la arqueología industrial o do de los restos materiales o fuentes históricas de cada período cronOlógi-
moderna, e incluso el estudio de la cultura material contemporánea, que se co. Es decir, y simplificando con un ejemplo, para excavar e interpretar un
puede hacer desde la perspectiva que llamamos etnoarqueológica. yacimiento medieval estaría en principio más capacitado cualquier arqueó-

10 11
logo (aunque se haya formado en la prehistoria) que un hiktoriador medie- explotados (a menos de dos horas andando desde el campamento), la dis-
valista sin formación arqueológica. tribución espacial dentro de los asentamientos (zonas de trabajo, ritual, des-
Además de a la historia, la arqueología ha estado muy ligada desde sus canso, etc.), la tecnología litica (p. ej., el enmangado de las puntas en las fle-
inicios a la antropología. No tanto a la antropología biológica, que estudia el chas, el veneno empleado en las mismas, etc.) e incluso el mundo simbólico
origen y evolución del hombre como ser vivo, como a la social y cultural (trance de los chamanes, conseguido por el baile rítmico, propiciatorio de la
(etnología) que se ocupa de la tecnología, pautas de comportamiento, orga- caza, salud o lluvia, durante el que se elaboraba su rico arte rupestre). Todos
nización social y creencias de los grupos humanos, y que se eapeciali76.des- estos datos han sido luego aplicados a la interpretación de determinados
de su origen en.las-sociedades de pequeña escala (impropiamente llamadas aspectos de las culturas paleolíticas desaparecidas hace miles de años,
"primitivas:1 aunque hoy exista también una apasionante antropología "urba- siguiendo el esquema de la analogía evolutiva que veremos más adelante.
na" o de las "sociedades complejas". Para muchos, la arqueblogía es la con- En los últimos arios la etrioarquedidglataiampliado su campo de acción a
tinuación hacia el pasado de la labor antropológica sobre los grupos actua- la sociedad industrial, en la idea de que el estudio de nuestra propia cultura
les, la "antropología del pasado". material, con una visión arqueológica (formación, tipología e inferencia), pue-
Dentro del paradigma procesual o "moderno", la postura anterior se opu- de ofrecer resultados interesantes y no susceptibles de observación con otros
so a la ya citada visión de la prehistoria como prolongación hacia atrás de la métodos. Por ejemplo, a comienzos de los setenta Willian Rathje estudió una
historia, más propia del paradigma histórico-cultural o difusionista. Mientras muestra de los cubos de basura de la ciudad de Tucson (Arizona), con la ines-
que este último veía a la historia y a la arqueología como ciencias descripti- perada conclusión de que el derroche de alimentos era menos usual en las
vas, que se limitan a narrar la sucesión de acontecimientos particulares que clases altas que en las bajas, debido al más prolongado almacenaje que rea-
ocurrieron en cada región concreta (ciencia ideográfica), la antropología liza el segundo grupo para aprovechar las ofertas. Años más tarde, Michael
neoevolucionista aspiraba a descubrir regularidades del comportamiento Schiffer llevó a cabo un estudio parecido en la misma ciudad, con el fin de
humano, susceptibles de convertirse en "leyes" más o menos generales del comprobar el grado de reutilización de los productos viejos no estropeados,
mismo (ciencia nomotética). Es decir, parecía como si la adopción de los el cual se reveló muy frecuente en oposición a la idea habitual de un intenso
fines de la antropología hiciera a la arqueología más científica que si optara despilfarro en la cultura americana actual. Otros estudios se han ocupado de
por los de la historia. Actualmente, con el debilitamiento del paradigma moder- las lápidas de los cementerios, la organización de los alimentos en los super-
no y la progresiva implantación del posmodemo (antropología interpretati- mercados, la forma y tamaño de las cercas de los terrenos, de las viviendas,
va, arqueología posprocesual), los principios generales se han puesto entre de las diferentes clases y las colocaciones y contenido de los gratriti, etc.
comillas al sospecharse que su propia generalidad sea más un producto inte-
resado de una cierta ideología que una realidad, y temer que contribuya a
oscurecer la dialéctica social y los matices particulares de cada situación his- 1.2. Método y teoría
tórica concreta, seguramente más informativos y significativos que aquéllos.
Pero la arqueología ha renovado su vieja alianza con la ciencia antropo- La organización de este libro intenta seguir los pasos sucesivos que rea-
lógica por otras razones: ésta le proporciona una información indispensable liza la investigación arqueológica, con un capítulo al comienzo dedicado al
para la interpretación de los restos materiales del pasado. Tal unión ha pro- pasado de la discipli,na y el camino que_liguióihasta convertirse en lo que es
0 vocado el surgimiento de una nueva disciplina: la etnoarqueología, que se hoy. Se exponen los principios más importantes que se suelen aplicar en la
ocupa de establecer las relaciones entre el comportamiento humano y sus recuperadia, análisis e interpretación de la cultura material, todos los cua-
residuos materiales, mediante la observación directa de los grupos actuales. les constituyen la teoría arqueológica. Érii el momento en gueitalesprincipios
En el caso más habitual estos grupos son de tecnología simple, con un A! se aplican a la resolución de problemas concretos, pasan a funcionar como
nivel que muchas veces suponemos similar al de los grupos prehistóricos método arqueológico, pero en sí mismos se basan en postulados teóricos de
extinguidos. Así, por ejemplo, la observación de los san (bosquimanos) de diferentes niveles, como veremos a continuacióZSUbbstárite, en el libro se
Suráfrica, cazadores-recolectores que antaño ocuparon buena parte del sur ha respetado la denominación tradicional de teoría y método, refiriéndonos
del continente pero que hoy están limitados al desierto de Kalahari y zonas a la primera únicamente cuando se trata de la teoría social, cuyos principios
limítrofes, ha proporcionado información decisiva sobre su organización de alto nivel constituyen los paradigmas que rigen la interpretación final del
social (composición y parentesco muy flexible de las bandas), los territorios resultado de los métodos anteriores.

12 13
PyY.)11
En general, las ciencias tienden a organizarse internamente en principios han tomado en este caso de la estadística y de la teoría de las escalas de
de mayor o menor nivel. Por encima están los de mayor generalización, cuyo medida, aunque los datos arqueológicos presentan modelos específicos de
contenido empírico es menor y que en las ciencias humanas son de imPósi- comportamiento tanto uni como multivariantes. Por desgracia, el insuficien-
bleídemostración o refutación general. Según opinaron filósofos de la cien- te espacio de este libro no ha permitido exponer los diferentes principios
cia de tendencias opuestas como Kuhn o Lakatos, la elección de estos prin- tecnológicos y de inferencia que gobiernan cada clase general de artefacto
cipios (paradigmas, programas de investigación, metateorías, etc.) es casi (útiles líticos, cerámica, hueso, metal, etc.), y por ello nos hemos limitado a
siempre injustificable "racionalmente" y obedece a motivos psicológicos, describir el comportamiento de sus abstracciones, aunque ilustradas con
históricos, sociales, electivos, etc. A medida que vamos descendieaclo de ejemplos concretos. El capítulo termina mostrando algunas de las aplicacio-
nivel, los ps,j„,ucípio??oP más esPeffificoas empíricas (leyes,experimentales), nes actuales de la informática a los datos arqueológicos.
y es posible su contrastar-Loa lo cual hace que su aceptación pueda ser más En los capítuloquinto y sexto se encuentran aquellos apartados del aná-
unánime. A lo largo de su historia, la arqueología ha ido adquiriendo presta- lisis que se refieren .astablenimiento de la cronología, relativa y absoluta.
dos muchos de sus principios, la mayoría de los de bajo y todos los de alto La primera permite conectar con el tema de la excavación en los principios
nivel, y sólo recientemente ha comenzado a elaborar sus propios principios. de la estratigraffa que, aunque procedentes originalmente de la geología, se
La labor de los próximos años consistirá en ir construyendo diversas leyes han visto perfeccionados en los últimos años por aportaciones propias de la
experimentales que todavía faltan y que sirvan esencialmente o que pro- arqueología ("matriz" de Harris). La seriación,,basada en el cambio gradual
vengan de los datos arqueológicos. En la denominación de Binford, es nece- de la cultura a loTargo del tiempo, representa quizá el único campo de la cro-
saria la construcción de "teprías_cle j alcance media", como un camino para nología cuyos principios han.sido establecidos exclusivamente.potarqueó-
descubrir las leyes generales del comportamiento humano en el pasado logos, comenzando con Petrie a fines del siglo pasado. Por el contrario, los
(según los arqueólogos procesuales), o para compalsignificado,ae prinCipios de la cronología absoluta proceden todos de otros terrenosaen-
situaciones pj jciilareff.del pasado que fueron resultado de la acción indivi- tíficos, especialmente de la finca atómica. Con todo, no parece necesario que
dual y sóéial frente_a las tendencias que expresan dichas leyes (para los pos- un arqueólogo comprenda los principios de alto nivel que se dan allí, tales
proceSualés). como la teoría de la relatividad, por ejemplo. Sí, en cambio, puede ser útil el
En el capítulo tercero de este libro se verán diversos principios experi- entendimiento de algunos principios de grado medio o bajo, como por ejem-
mentales sobre la formación y recuperación de los datos arqueológicos. Los plo los que rigen el comportamiento de los átomos inestables (isótopos), que
procesos de deposición de los yacimientos han sido ya estudiados de forma han pasado a ser los de nivel irla- (ras. riiág generales) en la teoría de casi
relativamente completa, aunque aquí serán resumidos en un único apartado. todos estos sistemas de datación.
En él veremos la parte del proceso que corresponde a la actividad humana En el capítulo séptimo se analizan las ayudas que otras ciencias prestan
(C-transforms de Schiffer), mientras que la parte no cultural o natural (N-trans- en la inferencia arqueológica (la cronología también se puede considerar
forms) se examinará al comienzo del capítulo séptimo, junto con la recons- como inferencia, separada del análisis). Para la reconstrucción del clima y
trucción paleoambiental. La recuperación arqueológica se hace a través de medio ambiente que rodeó en el pasado a los asentamientos hurnanos con-
la prospección y la excavación de yacimientos En ambas existen principios tamos con los principios y estudios de la geología y la geomorfologikarqueo-
de bajo nivel, aunque la experimentación de los últimos años en prospec- zoología y arqueobotánica. Para llegar a resultados válidos sobre el origen,
ción, sobre todo en Norteamérica, va construyendo principios más genera- fabricación e intercambio o comercio de los diferentes artefactos nos basa-
les, que completan a los que hasta hace poco se tomaban de la geografía o remos en el análisis químico de los mismos; para realizar inferencias sobre
la teoría estadística del muestreo. En cuanto a la prospección con medios téc- la dieta alimenticia de los grupos prehistóricos usaremos los principios del
nicos, la teoría de alto nivel proviene de la fisica y la química. La excavación análisis isotópico, etc.
sigue todavía recurriendo a principios propios elaborados hace tiempo, aun- La teoría social de la arqueología, que intenta explicar en último término
que los avances en estratigrafia, vistos en otro capítulo, empiezan a modifi- la diversidad y evolución del comportamiento humano, es examinada en los
car su esquema teórico. capítulos octavo al décimo. Al contrario de lo que ocurría con los apartados
En el capítulo cuarto se examinarán las partes consecutivas del análisis anteriores de la investigación, en los que suelen existir principios aceptados
arqueológico, comenzando con la definición de las diferentes unidades: atri- casi universalmente para cada problema -precisamente porque la mayoría
buto, artefacto, tipo y cultura arqueológicos. Los principios más generales se son de bajo nivel (experimentales)-, entre las diferentes teorías sociales exis-

14 15
te una fuerte competencia. Cada una cuenta con principios de alto niveLno y que no existe diferencia esencial entre ciencia y arte, descripción y ficción,
susceptibles de prueba o refutación definitiva, al contrario de lo que ocurre fórmulas matemáticas y poemas o canciones. Una vez dicho esto, el siguien-
en las ciencias naturales, donde existen paradigmas de aceptación general te y dificil paso lógico sería preguntar si podemos seguir igual, como si nada.
aunque hayan ido cambiando con el tiempo. Por ello, la elección de una u hubiera cambiado, representando los ritos de la ciencia sin creer en ellos,
otra teoría es un asunto personal de cada arquéólogo, si bien algunas pue- como hacen-Ya descreída gié -Van'á las iglesias y las mezquitas por miedo I
den resultar más útiles o explicar aparentemente mejor ciertos aapectos de o contó-- imbiuó-sociálfii Por el contrario será necesario darle la vuelta a todo
la cultura que las otras, y el eclecticismo no parece una opción descartable, y comenzar con paciencia a construir una nueva visióri dél mundo, o si es
aunque sí dificil dado el enconamiento de las disputas teóricas actuales. En posible algún tipo de compromiso entre el viejo y el nuevo paradigma.
estos capítulos, que han sido escritos de nuevo y ampliados considerable- En lo que respecta a este libro, he seguido la recomendación de "no arro-
mente para la segunda edición de este libro, he tratado de exponer de la for- jar al bebé por el desagüe al vaciar la bañera". Es decir, pienso que el dis-
ma más clara posible las dos posiciones teóricas más importantes hoy en liza, curso positivista todavía puede ser aprovechado por la arqueología y, por
las que agrupan las muy variadas posiciones individuales de cada arqueó- otro lado olvidar sus grandes logros y el entusiasmo que despertó en muchos
logo, y que he llamado arqueología moderna y posmoderna. de nosotros no hace tantos arios me parece propio de desagradecidos. La
gran mayoría de los métodos arqueológicos fueron elaborados durante las
épocas historicista y procesual, y de alguna manera se encuentran teñidos
1.3. En la segunda edición de este libro de esa confianza en los datos externos que hoy muchos consideramos abu-
siva. Pero a la arqueología posmoderna todavía no le ha dado tiempo a ela-
Esta nueva edición de un texto escrito por primera vez hace más de diez borar un nuevo cuerpo de sistemas para obtener la información que más le
años no es simplemente una versión corregida del anterior, donde sólo se interesa, y escribir casi desde cero un manual metodológico obligaría a dejar
hayan incorporado los avances metodológicos más importantes de los muchos grandes apartados en blanco. También es cierto que, aunque estén decisi-
que se han ido poniendo en práctica durante ese tiempo de gran progreso vamente influidos por la teoría como ahora hemos visto, muchos de los datos
de la arqueología. Con todo, se han añadido partes enteras sobre temas como obtenidos con métodos científicos "clásicos" (fechas de C-14, análisis isotó-
la etnoarqueología y la tafonomía que apenas se apuntaban en la primera pico, gráficos estadísticos, etc.) son igualmente aprovechables por las dis-
edición, escrito por completo apartados casi completamente desfasados como tintas posiciones de principio, aunque cada una de ellas se fije y aproveche
el de las aplicaciones informáticas, y puesto al día de forma bastante amplia distintas clases o partes de ellos.
temas como la datación, el análisis científico y los estudios isotópicos, etc. Por eso he mantenido el índice y orden general del libro sin grandes cam-
Pero el mismo período ha visto cambios en el terreno de la teoría que bios, y las exposiciones de las partes más básicas de la metodología apenas
creo mucho más importantes y que se pueden resumir en un debilitamiento han variado, salvo para introducir algunos nuevos sistemas y los lógicos avan-
del edificio positivista en las ciencias humanas por influencia del movimien- ces en los antiguos o para corregir algunos errores detectados en la prime-
to cultural posmodemo. Tengo la impresión de que la puerta abierta por todas ra edición. Debo confesar que en estos apartados las reformas han afectado
las corrientes "post" (desconstruccionismo y pragmatismo en fflosofia, pos- también a mi manera de escribir, pues he ido retirando expresiones y tér-
positivismo y constructivismo en ciencia, posestructuralismo en lingüística y minos que hace diez empleé para reforzar y transmitir mi creencia en la
crítica literaria, feminismo y multiculturalismo en estudios culturales, pos- supremacía de la ciencia, y que ahora no puedo leer sin sentir un cierto rubor.
procesualismo en arqueología) ha mostrado nuevos mundos antes insospe- Así, en esta edición se verán pocas veces palabras como progreso, avance,
chados y que, a pesar del temor y resistencia que han provocado en una rigor, mejoria, perfeccionamiento, descubrimiento, supremacía de los hechos,
mayoría de los investigadores, no se puede volver a cerrar porque sería ir factual, científico, etc., lo que se debe tanto a esa idea que expresaba Vatti-
en contra de la misma base de la ciencia, la curiosidad por todo lo nuevo. mo de que la posmodemidad consiste precisamente en el final de la idea ,

En esencia, lo que hemos visto al contemplar desde fuera el edificio de ilustrada del progreso y avance continuos (aunque esto no impide que se
nuestro lenguaje es precisamente la precariedad y dependencia social del vea comciáigo' mejor' que la modernidad), como a la consecuente posición
mismo, cuando antes creíamos que se trataba de una sólida construcción casi general más "humilde" de la ciencia occidental, que es el resultado prácti-
perfectamente equiparable con la realidad natural exterior. También descu- cdtal-vez -más universarrhente apreciado de todo este cambio de mentali-
brimos que nuestra imagen del mundo se construye siempre con metáforas, dad -

16 17
Esa supuesta humildad es sólo uno de los aspectos relacionados con la aprovechando también mi experiencia en el curso de teoría que imparto en
ética que implican los cambios actuales. También he debido cambiar toda la Universidad Complutense, he escrito pensando más bien en un lector que,
una serie de términos sexistas de cuyss_implicácionps excluyentes no era si bien debe estar provisto de una mínirafflfatumanística, se aproxinie
todavía plenamente consciente hace diez años, y así creo haber sustituiati por primera vez a la arqueología, y no tanto en los colegas profesionales,
todal las (muchas) presencias del término j2doilibré; utilizadas para referirse más preparados para juzgar mis seguros fallos, COMO, creo que ocurre en
a la humanidad en su conjunto y no sólo a lo¿. varones, por palabras más com- demasiaclasbaSiones. Esa aproximación a los temas fue la clave, en mi opi-
prensivas en este tema. Por otro lado como modesta contibución a una desea- nión, de la acogida favorable prestada a la primera edición de este libro,
ble separación entre saber y poder, y también por un largo rechazo perso- como espero sinceramente que lo sea también de la segunda.
nal a toda la pompa y falsos ropajes que hoy adornan a la ciencia en muchas
de sus presentaciones públicas, decidí escribir siempre los términos gil_
designan las disciplinas con minúsculas. Al igual que en la primera edición, agradezco aquí a los doctores Gonza-
En consonancia con todo lo anterior, he ampliado considerablemente el lo Ruiz Zapatero, Maribel Martínez Navarrete, Domingo Plácido Suárez- y al
capítulo de historia de la arqueología, un campo que ha crecido en impor- fallecidoPrdeSor Manuel Fernández-Miranda, la lectura atenta del texto y sus
tancia durante estos últimos años, y no sólo en la arqueología, sino en todas sugerencias. Mi agradecimiento más especial va dirigido a Carmen Ortiz Gar-
las disciplinas, como consecuencia precisamente de ese acento en la deter- cía, quien no sólo me ofreció numerosas indicaciones sobre múlliPleitenias,
minación social de las formas mentales y lingüísticas que acabamos de citar. sibb-que también corrigió pacientemente todo el texto.
El punto de vista que he adoptado es por ello más sociológico, "extemalis-
ta", que disciplinar o "intemallsta"; es decir, creo que las circunstancias mate-
dales y sociales han tenido mayor importancia en la evolución de cada dis-
ciplina que el desarrollo lógico interno delateoría y la investigación empírica,
pues en ningún caso éSfas sé llevan a cabo en ese perfecto aislamiento y
(

pureza de fines que la ciencia occidental ha conseguido inculcar en la ima-


gen popular de sí misma durante nuestra época.
Pero el cambio mayor ha sido, lógicamente, en los capítulos de la teoría
social, que he escrito de nuevo y que además pasan a tener una extensión
casi doble que en la edición anterior. Aparte de algunas referencias a las
posiciones teóricas predominantes en arqueología hasta la década de los
sesenta, que son también tratadas en el capítulo de historia recién citado, he
dedicado el grueso de la exposición a los dos grandes paradigmas actuales
en las ciencias humanas (o epistemes para usar el término de Foucault), el
moderno y el posmodemo. En cada uno de ellos me he detenido primero en
considerar los aspectos filosóficos (de epistemología o filosofía del conoci-
miento) que creo que son básicos para entender la revolución que se está
produciendo, y luego también en su plasmación en las ciencias humanas, con
un relativamente amplio, y espero que útil, análisis de lo que implican las
visiones del mundo conocidas como evolucionismo, funcionalismo, marxis-
mo, estructuralismo y posestructuralismo. Finalmente he expuesto algunos
ejemplos de cómo funcionan, en la práctica interpretativa diaria de los datos
concretos, esos principios, primero en antropología (cuya forma de razonar
es muy similar a la nuestra) y luego en arqueología.
Aunque muchos de estos temas son de gran dificultad teórica, he inten-
tado responder a los interrogantes que yo mismo me planteo sobre ellos y,

18 19
2.
Historia de la arqueología

En este capítulo se expone un breve resumen del camino que ha segui-


do la investigación arqueológica desde sus orígenes a la actualidad. Al igual
que ocurre con otras variedades de la actividad científica, al enfocar el des-
arrollo temporal de una disciplina los historiadores pueden elegir su pers-
pectiva dentro de un campo teórico variable cuyos extremos son, por un
lado, la postura hiperpositivista tradicional que ve el avance científico como
resultado exclusivo de la confrontación experimental entre datos e hipótesis,
y por otro, el relativismo posmoderno de última hora que ve los discursos
científicos únicamente como respuesta, históricamente determinada y por
tanto contingente, a las cambiantes circunstancias personales y conflictos
sociales de cada momento. Afortunadamente, como dice Trigger, el espec-
tro de alternativas es amplio y no parece necesario forzar la lógica común
militando en ninguno de los dos extremos: tanto los datos como la sociedad
influyen en el cambio científico, aunque ahora mismo nos resulte más atrac-
tiva la segunda explicación, tal vez por ser más reciente y porque todavía
brille el descubrimiento de su papel.
E momento estelar de ese descubrimiento fue la publicación de La estruc-
tura de las revoluciones científicas por Thomas S. Kuhn en 1962. A partir de
entonces, en la era "poslcuhniana" que muchos creen estar viviendo, se admi-
te que la ciencia no avanza de forma continua y acumulativa, sino por cam-
bios bruscos y rápidos llamados "revoluciones científicas", separados por
períodos más largos de "ciencia normal en los que domina un "paradigma
científico, que otros llaman "metateoría" o "visión del mundo" para recalcar
su generalidad conceptual y su naturaleza casi inconsciente. Las revolucio-
nes se producen por múltiples causas, entre las que está el agotamiento del

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paradigma antiguo, su incapacidad de resolver las anomalías provocadas del pasado con civilizaciones extraterrestres. Por otro lado, la visión anti-
por nuevos datos, pero también los motivos psicológicos, políticos, religio- cuarista persiste de forma tenaz en el público de nuestros días La idea de
sos, prácticos, etc., que Kuhn creyó descubrir al estudiar en detalle la histo- que los restos del pasado son valiosos y que pertenecen a quien los encuen-
ria de la revolución copernicana y el surgimiento de la física newtoniana en tre, no sólo aparece ligada a las viejas ideas rurales de los tesoros escondi-
nuestra Edad Moderna, y que le llevaron a ser acusado de irracionalista. Aun- dos, sino que es la base de la actividad ilegal de los excavadores clandesti-
que él siempre negó esta característica -que sí fue defendida sin embargo nos, a quienes su mayor preparación cultural no impide actuar como una
por alguno de sus continuadores, como Feyerabend- se hizo en cierta for- auténtica plaga en los yacimientos arqueológicos.
ma merecedor de tal calificativo al afirmar que los paradigmas son incon- Junto a los anteriores aparecen los distintos paradigmas que llamamos
mensurables, es decir, no son comparables entre sí por hablar de distintos comúnmente científicos, distinguidos de aquéllos por su búsqueda exclusi-
datos y con distinto lenguaje, y que la ciencia se mueve sin una meta, en un va del conocimiento y afán de objetividad que debería llevar a poner en cues-
proceso "ciego" similar al de la selección natural propuesto por Darwin para tión sus postulados de la forma más sistemática posible, pero que hoy están
la evolución biológica, evitando siempre hablar de términos absolutos tales en camino de renunciar a considerarse en sí mimos superiores a todos los
como "progreso científico" o "búsqueda de la verdad". demás.
Por la puerta que abrió Kuhn, junto con los representantes de otros movi-
mientos más amplios obsesionados por el relativismo del lenguaje -en la
línea que lleva de los filósofos Wittgenstein y Heidegger a los lingüistas poses- 2.1. Los primeros ensayos: mito y ciencia en la Antigüedad
tructuralistas- y los denunciantes de una cierta connivencia de la ciencia occi- y Edad Media
dental con el poder político, la opresión social, la supremacía masculina, la
explotación colonial y demás injusticias, surgió toda una corriente de histo- Si podemos juzgar por las sociedades actuales de pequeña escala; las
ria de la ciencia, sociologista y "externalista" (por fijarse más en las circuns- primeras concepciones de la prehistoria debieron de sermíticas, explican-
tancias exteriores que en la lógica interna de cada disciplina), cuyos logros do el origen de los hombres mediante el recurso a una historia o alegoría,
serán tenidos en cuenta en el presente capítulo. más o menos fantasiosa pero siempre ligada a la religión y radicalmente dife-
A diferencia de las ciencias fisico-naturales, la arqueología y otras disci- rente de la experiencia humana del momento. Todavía hoy podemos estu-
plinas humanistas no presentan, ni siquiera en las épocas "estables", un úni- diar mitos de origen en muchos pueblos de los llamados primitivos, y resul-
co paradigma, sino que la imagen es más bien de varios que compiten entre ta interesante observar que la inmensa mayoría de estas sociedades necesitan
sí por la atención de los investigadores. En cada comunidad científica (escue- imaginar un principio' y que casi ninguna piensa que ha existido desde siem-
la o grupo disciplinar tradición nacional, etc.), con todo, parece existir siem- pre. La diversidad de historias es muy grande, pero aparece como constan-
pre un paradigma que ejerce el papel dominante (p. ej., tal universidad es tela fuente divina de los seres humanos o la separación de éstos a partir de
marxista o funcionalista, la arqueología alemana es historicista o la británica un caos anterior en el cual todos los elementos estaban mezclados. El Dios,
posprocesual, etc.), tal vez porque Kuhn tenía razón cuando afirmaba que sin los dioses, espíritus, héroes, tótems, ,etc., son elementos necesarios como
el paraguas de un paradigma teórico es imposible trabajar en la práctica. impulsores del hecho, y todo el conjunto está perfectamente tramado en una
Pero creo que no debemos rechazar nuestra riqueza paradigmática, ni religión o teogonía que explica el pasado y justifica el presente (cosmovi-
envidiar la uniformidad de que parecen gozar fisicos o biólogos, sino por el sión).
contrario considerar como un valor en sí mismo esta multiplicidad de apro- Aunque existieron mitologías orientales, como la mesopotámica o la egip-
ximaciones, que incluyen también a las concepciones populares y aparen- cia, que influyeron posteriormente en el mundo mediterráneo, son las con-
temáte superadas de la arqueología, pues tras examinar la historia de nues- cepciones del mundo griego las que más nos interesan hoy, ya que es a par-
tra disciplina veremos cómo hoy permanecen vivas ideas que surgieron en tir del helenismo, al que se añade luego la concepción judaica, cuando
algún momento del pasado. empieza la tradición que llamamos occidental y que llega aún a nuestros días.
Así, es posible encontrar una visión mítica de la arqueología en ambien- Una doble línea de pensamiento se aprecia al principio en el mundo greco-
tes campesinos, tanto europeos como de países menos desarrollados, don- rromano: por un lado la visión del origen y evolución humanos como una caí-
de esta tradición se remonta a muchos siglos atrás, pero también se puede da o degradación continua, y por otro el concepto de la ininterrumpida pro-
considerar basada en un mito (el "tecnológico") la creencia en los contactos gresión moral y social del hombre. Ala primera concepción pertenecen ideas
e
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tradicionales como la "Raza de oro" o "Edad de oro" de Hesíodo y Ovidio, tantes como Tirinto o Micenas) como en la china, a pesar de que desde la
comparables al "Paraíso Terrenal" judío, épocas en las que el hombre vivía época de Confucio el pasado era muy valorado como fuente de enseñanza
en la abundancia y sin competencia posible, a las que sucedió la "caída" por moral. -
el pecado o por degradación sucesiva a las edades de plata, bronce y hie- De hecho, algo muy similar siguió ocurriendo durante la Edad Media. Con
rro. Este último metal terrible era para Ovidio el causante de todos los males, el olvido de la tradición escolar clásica y la férrea influencia ideológica del
guerras y crímenes, y, al contrario que en la tradición judía que cuenta con cristianismo, cuya teoría básica sobre el tema no podía salir del contenido
un "salvador", sin remisión posible. bíblico del Génesis, la degeneración posterior y la predestinación divina,
Otra tendencia más "racionalista" o "moderna" es la representada por sólo quedaban las interpretaciones campesinas de tipo mágico como única
autores romanos como Lucrecio o Diodoro de Sicilia, que ven al hombre al opción a la ciencia teológica oficial. Esta interesante contraposición fue recrea-
principio como un animal más que, llevado por la competencia, necesidad, da por el director de cine Ingmar Bergman en su filme El manantial de la don-
vida en sociedad y lenguaje, "se eleva" en un largo proceso sobre el resto cella (1960), ambientado en esa época en el norte de Europa.
de las criaturas al puesto de rey de la creación. Lucrecio llega incluso a reco- Algunos tratadistas de la época, con todo, desde Mardobio hasta Para-
ger una idea anterior, citada en la Biblia y por Homero, sobre la utilización celso al final de la misma, recogieron la idea de que ciertos útiles liticos tenían
sucesiva de la piedra, el bronce y el hierro como materia fundamental de las un origen celestial, eran "piedras del rayo" que a veces se hundían bajo tie-
herramientas, modelo de sucesión cronológica todavía hoy utilizado en la rra al caer éstos, para luego reaparecer al cabo de cierto tiempo, cuando
prehistoria de Europa y otras regiones (las "Tres Edades"). El hecho de que eran recogidas y guardadas como amuletos protectores debido a sus pode-
esta idea también aparezca en la tradición china varios siglos antes sugiere res mágicos. (Todavía en el verano de 1983 pude constatar esta interpreta-
que tal vez todavía en ese momento estuviera contenido en la memoria colec- ción de boca de un campesino soriano, aunque afirmó no creer en ella, que
tiva de los pueblos el recuerdo de lo acontecido en los milenios anteriores. guardaba una pequeña colección de hachas pulimentadas de la que no qui-
Pero todas éstas no eran más que teorías y nuestra ciencia es eminente- so desprenderse más que para permitir un registro apresurado por parte de
mente práctica, pues tenemos que recoger y explicar los restos materiales los arqueólogos.)
del pasado: ¿cuándo empezó esto? Es de pura lógica que al igual que hoy, Otra idea popular entonces común era la existencia de unos antepasados
en un paseo por el campo, nos encontramos con ruinas de poblados y obje- gigantescos, siguiendo la línea teórica de la degeneración o "caída", en este
tos que proceden de épocas pasadas, lo mismo debió de ocurrir entonces, caso física, a partir de los orígenes. En un momento tan tardío como el siglo xvin,
como permiten rastrear algunos datos aislados de la arqueología y las fuen- el académico francés Henrion presentó la curiosa propuesta de que Adán había
tes escritas. Las hachas pulimentadas fabricadas a partir del Neolítico, tal vez medido unos cuarenta metros, Abrahán algo más de nueve, Moisés ya casi
por su rareza y bello aspecto, eran ya recogidas con fines mágicos en la Anti- no pasaba de cuatro y César rondaba el metro sesenta y cinco. Afortunada-
güedad (Suetonio), y de hecho aparecen en yacimientos incluso anteriores, mente, tan peligrosa tendencia fue detenida gracias a la encarnación huma-
como alguno ibérico de nuestro país, y Plutarco cuenta que Sertorio ordenó na de Cristo, y a partir de entonces se creía que nuestra estatura se mantu-
abrir la supuesta tumba del gigante Anteo, en una zona de Mauritania don- vo constante.
de existen túmulos prehistóricos (mayores de los 27 metros que se creía que
medía el gigante). Más interesante es el hecho de que los atenienses del
siglo v a. C. abrieran las tumbas antiguas que existían en Dalos, con el fin de 2.2. Renacimiento e Ilustración: el descubrimiento
purificar el santuario, y dedujeran su pertenencia al pueblo cario por su for- de los "salvajes" y la tradición anticuarista
ma y las armas que contenían, en un curioso antecedente del método etno-
gráfico (comparación de restos antiguos y modernos) que no volveremos a Al igual que sucedió con otras ramas del conocimiento, la revolución de
encontrar hasta el Renacimiento. las mentalidades que supuso el Renacimiento afectó y produjo un sustancial
En la Edad Antigua según acabamos de ver, apenas se intentó conectar avance en la arqueología, especialmente en la que se ocupa del periodo clá-
la teoría y la práctica en el terreno de la arqueología, y aunque se recogie- sico o grecorromano. Animadas por la necesidad de contar con un pasado
ran objetos artísticos y de valor —la primera colección o "museo" conocido glorioso, las emergentes ciudades-estado italianas recuperaron gran canti-
se creó en Mesopotamia en el siglavi a. C.—, se despreciaban las ruinas, dad de restos, especialmente escultóricos, y comenzaron el estudio e imita-
hecho comprobado tanto en la civilización griega (incluso con sitios tan impor- ción de los arquitectónicos de la Antigüedad. Aparecieron entonces las pri-

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meras colecciones amplias de objetos artísticos de épocas anteriores, entre culminaron en la época del "Rey Sol", Luis XIV. Son ahora sobre todo los
las que destaca la del Vaticano, todavía hoy una de las mayores del mundo. jesuitas los que siguen la tradición arqueológica anterior, basándose en la
En el terreno de la interpretación, la vuelta o "renacer" de las ciencias y filo- observación de los abundantes restos prehistóricos franceses, sobre todo
sofias antiguas, casi por completo olvidadas, sobre todo en su aspecto práctico, los túmulos megaliticos de su zona atlántica, y su comparación con los obje-
durante la Edad Media, hace que podamos hoy colocar en ese momento el naci- tos de los indios norteamericanos.
miento de la "mentalidad científica". Esta actitud hacia el mundo real se distin- De entre todos ellos destaca Joseph-Francois Lafitau (1685-1740), misionero
gue sobre todo por su interes„enconectarrdiedría y la práctica, y en poner en en el Canadá, quien escribió en 1724 Costumbres de los salvajes americanos,
cuestióntoda idea cpie no se apoye en los datos reales. Los viajes a Oriénte de comparadas con las costumbres de los primeros tiempos. Según algunos histo-
portugueses y holandeses, y sobre todo el descubrimiento de América por los riadores de la antropología, Lafitau fue uno de los principales precursores de la
castellanos, aportan enorme cantidad de información que no se podía explicar, teoría evolutiva, al afirmar que del mismo modo que Grecia y Roma fueron un
aunque se intentó durante mucho tiempo, guiándose por la Biblia. estadio primitivo de la civilización europea del Siglo de las Luces, así también
La ciencia de la antropología da también por entonces sus primeros pasos, las culturas de los indios hurones e iroqueses representaban una condición toda-
en las descripciones que sobre los indios mejicanos hicieron los cronistas vía más antigua de la humanidad. Aunque Lafitau seguía siendo degeneracio-
españoles de Indias durante el siglo xvi, como Bernal Díaz del Castillo y Fray nista, y explicaba la similitud entre indios y antiguos por ser todos una versión
Bernardino de Sahagún, sólo, en fecha muy reciente apreciadas en su valor degradada del estadio perfecto original de Adán y Eva, de sus afirmaciones se
por los investigadores anglosajones. Los descubridores de las nuevas tie- dedujeron luego consecuencias teóricas muy importantes, como el método etno-
rraS, Y sobre todo los misioneros católicos, trajeron largas colecciones de gráfico (las culturas primitivas contemporáneas arrojan luz sobre las prehistóri-
útiles y objetos primitivos, y como muchos de ellos se parecían o incluso eran cas, y viceversa), y el relativismo cultural (no se pueden juzgar y despreciar las
iguales a los encontrados en Europa, la comparación e incluso identificación culturas primitivas según los cánones europeos, porque sean "distintas" y parez-
de funciones entre unos y otros parecía lógica y como tal se produjo. Uno de can "salvajes", ya que también nosotros pasamos por esa fase).
los primeros que apercibieron este fundamental hecho fue el italiano Pedro Pero los siglos que vieron la Ilustración no fueron sólo la época que ya
Mártir de Anglería (1457-1526), quien, desde su puesto al servicio de la coro- anuncia la arqueología y antropología modernas, sino también el momento
na española como historiador de las Indias, comparó la situación de los nati- en que surge, o más bien se extiende y consolida otra tendencia que hoy
vos con la Edad de Oro de las fuentes clásicas. tiende a verse negativamente por muchos arqueólogos: el coleccionismo o
La tradición académica no tardó en incorporar la nueva interpretación, y tradición de los "anticuarios". No parece casual que esta corriente, que bus-
el "geólogo" Georgius Agricola (1494-1555) ya rechazaba la idea del origen caba sobre todo desvelar los orígenes del propio país, se haya desarrolla-
celestial de los útiles líticos, al igual que el naturalista Ulysses Aldrovandi do sobre todo en la Europa central y nórdica, ligada al patriotismo incipien-
(1522-1605), quien afirmaba que fueron utilizados por los pueblos antiguos te de esas naciones que se afirmaban, respecto al hasta entonces más
antes de descubrir el uso de los metales. En cuanto a su proyección poste- poderoso sur, en el protestantismo y la economía capitalista, pero que care-
rior, la labor más importante correspondió a Michele Mercati (1541-1593), cían de restos de civilizaciones antiguas gloriosas.
naturalista a cargo de los jardines botánicos del Vaticano y médico del papa En Inglaterra destacaron Willian Camden (1551-1623), autor de Britannia,
Clemente VIII al final de su vida. Mercati poseía una formación clásica y cris- John Aubrey (1626-1697), con Monumenta Britannica, y Edward Lhuyd (1660-
tiana, y en ambas tradiciones, como vimos, existía la idea de la sucesión pie- 1708), con Archaeologia Britannica. En estas obras se describen los restos roma-
dra-bronce-hierro, que él aplicó por primera vez a la gran colección arqueo- nos y anteriores británicos, como los megalitos de Stonehenge y el irlandés
lógica del Vaticano, compuesta por objetos locales y otros traídos por los de Newgrange, que Camden, siguiendo una idea que venía de la Edad Media,
exploradores italianos, portugueses y españoles, en su obra Metallotheca definió como de los britones prerromanos reforzando así una larga corriente
Vaticana (1574). Esta triple conjunción, de observaciones y recolección de de "druidismo" popular que ha continuado hasta hoy mismo; a Lhuyd se debe
campo, tradición interpretativa anterior y etnografía contemporánea (estu- el considerar "celta" la base poblacional y lingdística de las islas británicas,
dio de los pueblos primitivos o "salvajes"), continúa siendo todavía hoy, aun- cuyo enorme éxito posterior no impide que hoy se considere sin fundamento.
que muy perfeccionada, la base de la moderna arqueología. En Suecia y Dinamarca el anticuarismo y el estudio del folclore fueron fomen-
Durante los siglos xvit y xvill el centro innovador italiano se trasladó a Fran- tados por las dos realezas a partir de la separación de ambos reinos en 1523,
cia, donde la corte de los Luises favorecía la continuación de esas ideas, que como una forma de reforzar su idiosincrasia particular, mientras que en los

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territorios alemanes desde fines del siglo xvi surgía el interés por los antiguos tóricos anteriores a los romanos, que se podían relacionar con los pueblos
habitantes que Tácito había descrito en su obra Gem2ania, y en Francia a par- primitivos, y cierta curiosidad y afán por atesorar tales restos. Pero, lógica-
tir del siglo ivin comenzaba también la búsqueda de sus restos más específi- mente, todo ello no bastaba para construir una ciencia histórica, ya que no
cos, es decir, también de los antiguos celtas. se disponía aún de ningún método para medir el tiempo de la prehistoria, ni
Estos primeros ejemplos, y otros que veremos enseguida, nos muestran en sentido absoluto (cuánto tiempo había transcurrido desde entonces: cro-
cómo la arqueología ha estado íntimamente unida desde sus inicios a los movi- nología absoluta) ni relativo (qué cosas o culturas eran anteriores o poste-
mientos nacionalistas. Este hecho, que desde la perspectiva de una supuesta riores a otras: cronología relativa)
ciencia pura e incontaminada puede parecer negativo, no lo es tanto si pen- La ciencia oficial seguía todavía los dictados de la Biblia, y este texto daba
samos en el impulso que el nacionalismo supuso para el desarrollo histórico una idea aproximada del tiempo transcurrido desde la creación, que fue cal-
de la disciplina, movido por la identificación sentimental con los restos del pasa- culado por el arzobispo de Armagh, James Ussher (1581-1656), colocando
do que proviene de considerarse descendiente de sus artífices. la formación del mundo en el año 4004 antes del nacimiento de Cristo. Esta
Otro tipo de arqueología fue la llamada de los "anticuarios extranjeros" por fecha, tan asombrosamente precisa por un lado y errónea por otro (hoy se
Daniel, o directamente "colonialista" por Trigger. Desde finales del siglo XVIII puede medir el surgimiento del universo y la Tierra en miles de millones de
y a lo largo de todo el XIX, equipos ingleses, francesesy de otros países euro- años), se aceptaba en los medios académicos y asimismo se creía que todas
peos se dedicaron a despojar los restos más importantes de las áreas colo- las especies habían sido creadas por Dios en la misma forma y variedad que
nizadas, en especial las arqueológicamente más ricas como Egipto y el Pró- tienen actualmente (teoría creacionista). Sin embargo, la ciencia geológica
ximo Oriente, pero también deotros países mediterráneos como Grecia, iba avanzando y estudiaba la enorme variedad de animales fósiles que eran
Italia. y España. Como resultado, obeliscos, estatuas, inscripciones, cerámi- recogidos en los depósitos, y que mostraban el cambio de las diferentes
cas y hasta templos enteros se pueden contemplar hoy muy lejos de su situa- especies, que habían ido desapareciendo al ser reemplazadas por otras dis-
ción original, en los prestigiosos Museo Británico de Londres, Louvre de París tintas Esto contradecía totalmente el modelo bíblico, y creaba no pocos pro-
o Pergamon de Berlín. Estas activades representaban justo el reversó de blemas de conciencia en los naturalistas que no sabían como interpretar la
1 a que acabamos de ver: para enriquecer la nación pro- evidencia que iban descubriendo.
pia se empobrecía la colonizada, añadiendo al expolio de sus materias ph- El francés Georges Cuvier (1769-1832) trató de solucionar la cuestión,
i, mas y mano de obra el robo de su propia historia y recuerdos. proponiendo la existencia pasada de una serie de catástrofes o grandes inun-
Las actividades coloniales tenían, con todo, un sentido científico pues se daciones, que aniquilaron sucesivamente todas las especies, las cuales eran
hacían desde la perspectiva ilustrada europea, y provocaron avances impor- de nuevo creadas por Dios, cada vez más perfectas (teoría catastrofista). El
tantes como el desciframiento de la escritura egipcia por Champollion en Diluvio Universal narrado en la Biblia fue el último de esos cataclismos, aun-
1821, de la cuneiforme mesopotámica por Rawlinson en 1837, la fundación que entonces el Creador intervino de forma diferente. Se proponía la exis-
de los institutos orientales en diversos países o desde el punto de vista meto- tencia de veintisiete o treinta y dos estratos geológicos que correspondían a
dológico, el refinamiento de la técnica de las excavaciones, todavía muy ta- los diluvios, y Georges de Buffon (1707-1788) elevó a ochenta mil años la
sada en Europa (p. ej., en las de Pompeya y Herculano se pagaba a los capa- edad de la Tierra para que cupieran todos ellos. El hombre debía haber sido
taces por metro cúbico excavado), aunque sólo fuera porque allí la "historia" creado, al igual que los animales actuales, después del penúltimo desastre.
—que en Europa estaba en los textos escritos conocidos y por eso los restos Pero, como es bien sabido, "los hechos son testarudos", y seguían con-
materiales se consideraban una mera ilustración de aquéllos— estaba toda tradiciendo estas teorías tan débiles. John Frere (1740-1807) descubrió en la
ella textos y materiales, entenada bajo el suelo. gravera inglesa de Hoxne piedras talladas (por humanos, ya que los anima-
les no lo hacen), que hoy se llaman "bifaces", al lado de restos de grandes
animales desaparecidos, que entonces se decían "ante-diluvianos". Por lo
2.3. Problemas con la geología: el diluvio y la antigüedad tanto, existía un "hombre antediluviano", lo cual no era admitido por la Igle-
del género humano. Thomsen y el Sistema de las Tres Edades sia, y por ello casi nadie reparó en la carta que envió en 1797 a la Sociedad
de Anticuarios de Londres. La cosa quedó de momento parada, pero según
A comienzos del siglo xix, según lo que hemos visto, existía ya una cier- avanzaba el siglo siguiente los descubrimientos similares se sucedían: des-
ta idea de que los restos arqueológicos correspondían a los humanos prehis- tacan los de los ingleses MacEnery y Evans en Kent y Devon, y sobre todo,

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por su influencia posterior, los del francés Jacques Boucher de_Perthes (1788- los animales (biología). El ser humano ya no era algo diferente y original colo-
1868), que halló bifaces y otras piedras talladas con restos antediluvianos en cado por Dios para reinar sobre un universo perfectamente acabado, sino el
posicójrgnal(ed,misfóugardonehbíipsta- ultimo-producto-)-insta ahora del errático camino seguido por ese mismo uni-
dos)caLexcávar los fosos militares de Abbeville. Aparte de Boucher, consi- verso. Desde que se impuso esta visión, las ciencias naturales han sido ine-
derado en Francia como el "padre" de la prehistoria y que a mediados de vitables y necesarias auxiliares de la prehistoria, hasta el extremo de llegar
siglo escribió Antiquités celtigues et antédiluviennes, Rigollot excavó los pri- algunos a considerar, a iát prehistoria corno una ciencia natural más que huma-
meros restos achelenses en Saint-Acheul (Paleolítico Inferior) y Edouard Lar- na, lo cual es más cierto cuanto más nos alejamos en el tiempo, al profundi-
tet (1801-1871) investigó las primeras cuevas del Paleolítico Superior en la zar' en el estudio del hombre paleolítico.
región de Perigord, descubriendo no sólo animales extinguidos, sino inclu- Los avances que hemos visto hasta ahora se refieren al aspecto de cro-
so su representación hecha por los hombres (mamut grabado de La Made- nología absoluta que mencionábamos al comienzo del apartado. Se sabía
leine, primer hallazgo de arte mueble). que el ser humano, en muchos aspectos, era un animal más y provenía por
Mientras tanto, la geología y la biología sufrían también importantes cam- evolución de otros animales desde épocas muy remotas. La misma medición
bios. El escocés Charles Lyell (1797-1875) fundaba la geología moderna con de ese tiempo se perfeccionó con los progresos que realizaba la física, y
su obra de 1830-1833, Principios de Geología, que rompía con la teoría catas- Lord Kelvin en 1862 ya colocó la edad de la Tierra en más de un millón de
trofistáállin-euddqué no se podían admitir en el pasado procesos diferen- años, basándose en los trabajos de Fourier y la teoría termodinámica. No
tes de los conocidos en la actualidad, que no son súbitos sino graduales. (ero- obstante, habrá que esperar a las aplicaciones de la física nuclear a media-
sión depüsiCión fluvial, etc.: teoría actualistá o gradualista). Años más tarde, dos del siglo actual para que la prehistoria cuente por fm con "relojes" rela-
en 1859, Charles Darwin (1809-1882) se decidía por fin a publicar el resul- tivamente fiables. Antes de esa fecha los prehistoriadores hubieron de inte-
tado de sus descubrimientos en El origen de las especies, punto de partida resarse más en la cronología relativa, el orden en que se sucedieron los
de la teoría evolucionista en biología: los animales, y con ellos el ser huma- hechos y fósiles humanos. También en esto fue de gran ayuda la geología, al
no, evolucionan unos a partir de otros, cambiando de forma gradual de acuer- contar con un método de ordenar los niveles geológicos, llamado método
do con el principio de la Selección Natural (las variaciones más favorables, estratigráfico y aplicado por vez primer-4'0r el danés Nicolaus Sten-den el
producidas por el azar de la herencia igual que las desfavorables, se pro- siglo xvu:la Tierra se fue formando por capas, y las más antiguas están ¿liba-
pagan en la descendencia hasta perpetuarse). En el siguiente apartado vere- jo de las más modernas. De la misma forma, los restos arqueológicos suelen
mos la decisiva influencia que esta teoría tuvo en el desarrollo de la antro- estar colocados de abajo arriba en los yacimientos, en niveles o estratos de
pología y la arqueología. mayor a menor antigüedad.
Otro importante descubrimiento vino a poner la guinda sobre esta pri- Sin embargo, el primero que comprobó en la práctica, con los restos
mera combinación de teoría y práctica en la historia de la arqueología prehis- arqueológicos en la mano, un sistema de cronología relativa, no fue en esen-
tórica: se sabía que la humanidad era muy antigua y se conocían los objetos cia un excavador ni un geólogo, sino lo que hoy llamaríamos un "conserva-
que había manufacturado, pero hacía falta encontrar sus propios restos. Esto dor" de Museo. El dtéstgthristilii TIOMSteM (1788-t 1 865) fue el encargado
fue lo que sucedió cuando unos obreros, que trabajaban en una cantera del de ordenar las colecciones de la Comisión Real para la Conservación de las
valle alemán del Neander en 1856, descubrieron los restos del "hombre de Aiirfgfiedades de Copenhague, y al clasificar los objetos por su materia pri-
Neanderthal': Aunque ya se habían encontrado antes otros restos del mis- ma y su posible función, obtuvo una división en piedra, bronce y hierro, que
mo tipo (Engis en 1829, Gibraltar en 1848), aquél se llevaría la fama y daría courcicIá con el sistema de las Tres Edades sospechado desde la Edad Anti-
nombre a todos los demás, a causa de la polémica que suscitó (su aspecto gua. Este hecho no puede sin más atribuirse a la casualidad o la genialidad
simiesco hizo que le supusieran un hombre enfermo y deforme) y a que al dé Thomsen, acostumbrado a clasificar por venir de una familia de comer-
fm fue aceptado como nuestro más antiguo antepasado (fue llamado Homo ciantes y banqueros, sino a su conocimiento de la vieja división a través de
primigenius; hoy sabemos que existieron formas mucho más antiguas como la influencia francesa ilustrada en el pequeño reino danés y a que tuvo en
Horno erectus y Homo habilis). cuenta la contemporaneidad de los objetos que procedían de "conjuntos
A lo largo del siglo xix, según vamos viendo, se colocaron las bases de la cenados" como las tumbas y la similitud entre los de diferente material para
arqueología prehistórica moderna, al insertar el origen y evolución del hom- distinguir los objetos de piedra fabricados durante las épocas de los meta-
bre en el entramado evolutivo de la Tierra misma (geología) y del resto de les. Por otro lado, no fue casual que el impulso inicial de la administración

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para estudiar sus "glorias pasadas" se produjera justo después de los desas- digma metateórico general que, aunque con raíces en el Clasicismo y Rena-
tres que las guerras napoleónicas causaron a Dinamarca en la primera déca- cimiento, se concretó en la Ilustración del siglo )(vitt y que básicamente defien-
da del siglo. de la unidad psíquica del género humano, aun reconociendo la superioridad
En 1819 se abrió el Museo al público, y Thomsen escribió su Guía de las cultural europea, y la necesidad e inevitabilidad del progreso continuo, guia-
Antigüedades Escandinavas en 1836, libro que fue inmediatamente traduci- do por la razón y la ciencia hacia el perfeccionamiento físico, intelectual y
do a otras lenguas europeas y tuvo gran influencia durante todo el siglo xix. moral de los humanos, tarea en la cual de nuevo se coloca a las sociedades
Como señaló mucho después David Clarke, antes de Thomsen el estudioso europeas en cabeza y arrastrando a todas las demás.
de las antigüedades se enfrentaba a datos abundantes pero incoherentes, La base de las ideas evolucionistas estaba ya contenida en el paradigma
mas después de que él propusiera su modelo y éste se comprobara estrati- ilustrado, aunque todavía no se conociera prácticamente ningún dato que las
gráficamente en las excavaciones, los artefactos agrupados revelaron la cla- corroborara. De hecho, fue ese paradigma el que guió la búsqueda de la
ve de la identidad cultural, expusieron el patrón secuencial de desarrollo información que sirvió para confirmarlo, orientando la labor de geólogos,
tipológico y tácitamente dieron a entender el significado cultural del des- biólogos y arqueólogos durante todo el siglo xix, en una prueba más de que
arrollo económico y tecnológico. Por simple que fuera, el sistema de las tres los datos no existen sin una teoría previa que les otorgue un significado.
edades fue la base de la taxonomía cultural, de la tipología y de la aproxi- Otra característica del paradigma fue su identificación con las posiciones poli-
mación económica a la Prehistoria. En resumen, los objetos antiguos que estu- ticas progresistas pues surgió de la mano de la emergente burguesía en su lucha
dia la arqueología dejaron de ser unidades aisladas y empezaron a tener sen- contra los privilegios aristocráticos a lo largo del Siglo de las Luces. Cuando
tido sólo a partir de entonces. aquélla conquistó o pactó el acceso al poder, sin embargo, las ideas evolucio-
El trabajo de Thomsen fue continuado en los países nórdicos por Worsaae nistas -con sus consecuencias prácticas de igualdad y justicia- dejaron de ser-
y Montelius, quienes comprobaron en sus excavaciones y análisis de los mate- le atractivas, como se aprecia en la reacción antiilustrada del Romanticismo (que
riales el sistema propuesto y también la posibilidad de ordenar cronológi- no obstante favoreció una cierta aproximación a la arqueología, por su interés
camente sin datos estratigráficos, en función de la tipología de los objetos en el misterio de ruinas y tumbas, y a través de su relación con el nacionalismo)
(seriación). Las tres edades se subdividieron a su vez en fases y períodos y que triunfó en los países y regiones europeas más importantes. Tal vez ello expli-
el modelo se aplicó en todas las áreas investigadas arqueológicamente aun- que que la arqueología se desarrollase teóricamente más, durante la primera
que se comprobase la existencia de excepciones en zonas como el África mitad del siglo XIX, en zonas periféricas como Dinamarca o Escocia.
sub-sahariana, donde no existió propiamente una Edad del Bronce, o Amé- Sin embargo, poco después de mediados de siglo publicaron sus obras
rica, cuyas culturas n'o conocieron prácticamente los metales hasta la llega- más influyentes dos autores ingleses, Spencer y Darwin, que iban a modifi-
da de los colonizadores españoles. car esa situación, permitiendo que las ya poderosas clases medias europeas
Paralelamente, a lo largo del siglo xix y de la primera mitad del xx se rea- se identificaran de nuevo con la teoría evolutiva. Herbert Spencer asoció los
lizaron los descubrimientos más importantes, como los restos de nuevas espe- principios de la evolución con la iniciativa privada y el individualismo, que
cies humanas (Cro-Magnon en Francia, erectus en Java y China, Australopit- veía como los factores principales del progreso desde las sociedades sim-
hecus en Suráfrica), y se excavaron los yacimientos arqueológicos que ples a las complejas industriales, identificó al paradigma ilustrado con el libe-
sirvieron para definir la mayoría de las culturas prehistóricas hoy conocidas. ralismo económico y así le despojó de sus primeras asociaciones revolucio-
Desde el punto de vista teórico, ese período fue también el de la implanta- narias. Por otro lado, el principio de la Selección Natural de Darwin fue
ción de nuestros dos primeros paradigmas de importancia que veremos a enseguida traspasado a la evolución cultural, tanto por él mismo como por
continuación. sus continuadores, que apoyaron el "darwinismo social" y la idea universal
de la "supervivencia de los más fuertes" de Spencer y Galton, la cual inclu-
so servía para justificar la intensa desigualdad social de la Inglaterra de fines
2.4. Los primeros paradigmas modernos: evolucionismo del xix, que dejaba de ser un proceso político reparable y se "naturalizaba"
e historicismo al aparecer como resultado de leyes biológicas.
El cambio era sutil pero importante: todos estamos sometidos a las leyes
Aunque la palabra misma indica algo que está cambiando continuamen- de la evolución, pero en ese único camino, unos van por delante de otros
te, en la historia del pensamiento europeo se entiende por "moderno" al para- porque han hecho más méritos, y las desigualdades que en la tradición ilus-

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trada apenas eran recalcadas —o a veces lo eran en sentido inverso, como la reina de Saba citada en la Biblia, defendiendo esta idea incluso mucho
en la exaltación del primitivismo por Rousseau— se convierten ahora en deci- después de que excavaciones controladas en el yacimiento demostraran su
sivas. El prestigio del darwinismo sirvió indirectamente para justificar las vie- falsedad.
jas ideas racistas tan caras a la mentalidad popular al menos desde las teo- Ésta fue también la época del entusiasmo evolucionista en antropología,
rías poligenéticas de la Edad Media, que defendían el origen por creación que llevó a un consenso bastante general en el paradigma del evolucionis-
divina de las distintas razas, y que múltiples publicaciones, como las famo- mo unilineal: todos los pueblos debían pasar obligatoriamente por una serie
sas del conde de Gobineau, afirmaban demostrar a lo largo de todo el siglo de estadios culturales, como si fueran los peldaños de una misma escalera.
xix. Desde una perspectiva sociológica, parece claro que no eran idénticos El antropólogo alemán Adolf Bastian, tras recorrer medio mundo en busca
los intereses de la burguesía oprimida durante el Antiguo Régimen, subli- de materiales para el museo de Berlín, afirmó la unidad psíquica fundamen-
mando sus propios deseos de liberación con los de toda la humanidad, que tal del género humano, que llevaba a todos los grupos a reaccionar de for-
durante la Revolución Industrial, cuando su gran poder económico estaba ya mas muy parecidas a los mismos impulsos, cumpliendo así el modelo unili-
plenamente basado en la explotación de la clase obrera europea y en la colo- neal, que también fue apoyado por el suizo Johann Bachofen, que pensaba
nización o apropiación brutal de los recursos de los grupos extraeuropeos, que esa evolución había pasado primero por un matriarcado general antes
ahora consecuentemente llamados "primitivos" de llegar al actual patriarcado, y sobre todo por el norteamericano Lewis
El paradigma evolutivo aplicado a la arqueole quedó establecido en este Henry Morgan (1818-1881), cuya secuencia universal definida por las fases
momento —lo que Trigger llama la "síntesisimperit y donde mejor se e?core- de salvajismo, barbarie y civilización ejerció gran influencia en Marx y Engels
só fue en el volumen, que se reeditée6ns —Tántemente deScle su publicación en y, a través de la obra del segundo, El origen de la familia, la propiedad pri-
1865 hasta comienzos del siglo xx, Prehistong Times, de John Lubbock, Lord vada y el Estado, en toda la tradición marxista posterior.
Avebury (1834-1913), cuyo subtitulo decía que esos tiempos se ilustraban con Pero de forma paralela a la corriente anterior se iban creando las bases
los "restos antiguos y las costumbres de los modernos salvajes". Estaexplíci- de una tradición contraria, particularista en vez de generalizadora, la histo-
ta combinación de arqueología y etnología, que venía de mucho antes y lle- ricista que luego triunfaría a comienzos del siglo xx. Su base social se pue-
gaba después hasta la actualidad, representando a veces el máximo de tiotan- de rastrear en el progresivo empeoramiento de las condiciones de amplias
cial interpretativo, se nos muestra también manchada por ese concepto capas de la población europea a causa de la rápida industrialización y el éxo-
. ., do del campo hacia las ciudades. La inquietud social resultante se intentó
peyorativo de los pueblos de organización no estatal, que aparecen como bla-
ramente inferiores, tanto en lo tecnológico y cultural como en lo moral: grupos apaciguar por el poder político y económico mediante el recurso ideológi-
de seres depravados y destinados a la desaparición, con un cerebro infantil co a las tradiciones románticas del nacionalismo, que reforzaba la cohesión
incapaz de abstracción y esclavos a los peores instintos (Lubbock recogió nacional por encima de diferencias de clase —al estar supuestamente basa-
todos los datos que pudo, muchos de ellos luego comprobados como erró- da en la "superior" identidad biológica— culpabilizando de todos los males
neos, sobre infanticidio, gerontocidio, canibalismo, sacrificios humanos, etc.). a los países vecinos. Entonces comenzó la larga serie de guerras nacionales
Donde más crudamente se manifestó este exagerado etnocentrismo fue europeas, desde la franco-prusiana de 1870 hasta las guerras mundiales del
en la arqueología colonial, en la que nunca se admitía que los antepasados siglo siguiente que todavía hoy colean en los Balcanes.
de los actuales nativos fuesen los autores de los restos importantes que se Ese nacionalismo impulsó de nuevo la búsqueda de los orígenes de los
descubrían. Así, los colonos europeos creían que los grandes túmulos del distintos países, como por ejemplo los que formaban el imperio austro-hún-
complejo cultural de los Bosques Orientales en Norteamérica eran obra de garo y aspiraban a la independencia, que vieron entonces sus primeras exca-
antiguos viajeros europeos o asiáticos, o bien de una "raza de constructo- vaciones arqueológicas. Lógicamente, importaban sobre todo los restos más
res de túmulos" que había sido exterminada por los indios actuales, preci- recientes, de la Protohistoria en adelante, que es cuando se aprecian mejor
samente aquellos a los que ellos mismos estaban casi exterminando en ese las características particulares, y no debe sorprendernos que los investiga-
mismo momento, lo cual aparecía como un castigo justificado por aquella dores de esta época, a caballo de los dos siglos apenas pensaran en el Paleo-
falta Exactamente igual fue la reacción de los colonos europeos en Rodesia lítico, cuyos vestigios seguían atrayendo, con todo, en Francia y Gran Bre-
con respecto a los restos del Gran Zimbabue (que luego dio nuevo y mejor taña, dos países sin problemas de nacionalismo, con intereses más
nombre a la nación tras la independencia), una gran ciudad bantú anterior "universales", al igual que lo era su posición teórica más frecuente, todavía
a la llegada de los portugueses a la zona, que se atribuía a los fenicios o a evolucionista.

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En antropología se produjo al mismo tiempo una reacción contra la rigi- maba el "método tipológico") de un gran número de hallazgos compuestos
dez del modelo evolucionista unilineal y toda una nueva generación de antro- por muchos elementos ("conjuntos cenados" aproximadamente contempo-
pólogos como Ratzel, Graebner, Schmidt y sobre todo Franz Boas (1858- ráneos) del Neolitico, Edad del Bronce y del Hierro, luego divididos en perí-
1942), que luego difundió la teoría en los Estados Unidos creando la poderosa odos que todavía hoy, aunque con distintos nombres, son usados por los
escuela hisjOricoTcultural norteamericana, empezaron a considerar cada cul- prehistoriadores del continente. Otra de sus ideas básicas fue la llegada por
tura humana como una entidad única que debía ser entenaidalelisus_Vd- difusión desde el área nuclear del Próximo Oriente de todos los avances téc-
pos terminas, que siempre son resultado de una secuencia histórica lLpár nicos (agricultura, metalurgia, megalitismo, etc.) que se registraron en Euro-
acular dé acontecimientos (particularismo histórico). En consonancia con un pa durante los períodos anteriores (Ex Oriente Lux), lo cual no sólo seguía la
arto pesimismo del arnbiente-sbeialVáriifits antítesis del evolucionismo que moda difusionista sino que era consecuencia del único método que entonces
creía más en la capacidad inventiva humana, la explicación del cambio cul- existía para fechar los restos europeos, por la presencia de objetos suro-
tural ahora preferida era la difusión (difusionismo): los inventos y avarieéá rientales en los yacimientos, siguiendo una cadena que enlazaba unos sitios
tecmcos_produjeron en muy pocos sitios (incluso los hiper-difusionistas con otros, comenzando por Egipto y pasando por las islas y el continente
creían que en uno solo, siendo el Egipto faraónico su lugar preferidoly. de griegos y los Balcanes hasta Europa central y occidental. Ciudadano de una
ahí se propagaban a todos los demás, bien por contacto (aculturaciónk bien nación emergente pero pequeña y muy influida por otros vecinos podero-
por migración o invasión militar de las gentes que los portaban (migracio- sos, Montelius no tenía inconveniente en admitir la superioridad cultural del
nismo, invasionismo). Levante y el Mediterráneo durante la prehistoria final, y por otro lado la idea
El historicismo venía además muy bien para hacer frente a la cada vez mayor fue acogida con entusiasmo por arqueólogos franceses y sobre todo ingle-
variedad del registro arqueológico, resultado de las muchas y rápidas excava- ses, tal vez porque así su condición de descendientes culturales de los anti-
ciones que se hicieron entonces en toda Europa. Hacia iccediados„desigle„ los guos egipcios y mesopotámicos les justificaba de alguna manera para su acti-
etnólogos alemanes empezaron a usar la palabraCcultura,lpára referirse a socie- va intervención colonial en la zona.
dades campesinas que evolucionaban que las "civilizaciones" Quienes no lo aceptaron tan fácilmentelneronins alemanes, que además
y poco después todos los antropólogos hablaban de "culturas primitivas:para de tener menos intereses coloniales en la zona no estaban dispuestós a admi-
referirse al conjunto de conocimientos, creencias, costumbres, etc.,,ze tir la influencia seinifá en su regia.'Erab sentimiento de superioridad racial
adquirían los seres humanos por ser miembros de una sociedad. Antes del cam- enturbia por dárjrabia la óórifitlación al desarrollo de la arqueología de Gus-
bio de siglo la palabra ya había pasado al campo arqueológico, denominando taf Kossinna (1858-1931), quien estableció el canon del enfoque histórico-cul-
ahora únicamente el conjunto de los componentes "materiales" de la cultura tural con sü desuipLión completa de la prehistoria europea dividida en un rico
completa, aunque sólo aquellos más resistentes que se habían conservado des- mosaico de culturas, correspondientes atribus (sajones, borgoñones, etc.), y
de el pasado para poder ser recuperados en las excavaciones. grupos culturales huella de los grandes pueblos (alemanes, celtas, etc.), aban-
Aunque el objetivo era identificar a los autores históricos de esas culturas donando definitivamente todo concepto evolucionista (las fases del Neolítico,
arqueológicas -y en esto los más anhelados eran los celtas, que entonces se Edad del Bronce, etc.), además de fijarse, por vez primera de una forma amplia,
"descubrieron" casi por todas partes-, a medida que se iba hacia atrás en el en los modos de vida prehistóricos (viviendas, economía, tumbas, rituales, etc.)
tiempo los grupos humanos eran cada vez más anónimos. Aunque esto no y no únicamente en la tipología de los artefactos. Los aspectos racistas de Kos-
impedía que se emplearon a veces términos más familiares (ya en 1902 Aber- sinna eran claros, con todo, en su búsqueda obsesiva del origen de los arios
cromby hablaba de un "pueblo" campaniforme), en general las culturas se lla- indoeuropeos, que curiosamente encontraba en las regiones del extremo nor-
maron por el nombre del yacimiento donde primero fueron descubiertos todos te de Alemania que acaban de incorporarse al imperio alemán tras un largo
o algunos de sus componentes. Así, la cultura de Unetice, que se desarrolló contencioso con Dinamarca, y de los datos que probasen la mayor antigüedad
durante la Edad del Bronce en la República Checa, se llama así por el descu- de las ocupaciones germanas en todo el centro de Europa, justificando así su
brimiento de la necrópolis del mismo nombre, al norte de Praga, en 1879. derecho actual a esas tierras (olvidando la extensa presencia eslava en la región
Varios arqueólogos marcaron esta época, todos ellos de países nórdicos durante la Edad Media que, como se vio después, fue decisiva en un asunto
europeos: Montelius, Kossinna y Gordon Childe. Al sueco Oscar Montelius tan significativo como la fundación del mismo Berlín). Por otro lado, conside-
(1843-1921) se debe la primera síntesis de la prehistoria final europea, orga- raba que los avances producidos en las regiones meridionales eran fruto de
nizada mediante la ordenación cronológica (seriación, que entonces se Ha- la mezcla con arios llegados desde el norte y que ese mismo mestizaje anti-

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guo, que los germanos habían evitado, era la causa de su atraso presente.
Fácilmente se aprecia hoy que este racismo "historicista" de Kossinna no dife-
ría mucho del "evolucionista" de Lubbock que vimos antes, con la diferencia
de que esta versión más restringida resultaba dificilmente digerible para quien
no tuviese la fortuna de ser alemán.
La primera época intelectual del influyente arqueólogo australiano. Insta-
lado en Gran Bretaña, VéTé Gordon Childe (1892-1957), se produjo en la
órbíra..Zlélroáálniliirque siguió en las síntesis que publicó en los años vein-
te sobre la prehistoria europea, aunque Childe mantuvo la marca británica
del difusionismo oriental como explicación última. Ya en esta época contri-
buyó a la concreción del concepto de cultura, que veía más como una enti-
dad empírica, cuyas características y límites habían de ser definidas median-
te la experimentación de las excavaciones, que como el correlato material
de los antiguos pueblos descritos por la historia europea. La mayoría de las
culturas se definían por un número reducido de "fósiles directores", tiEos de
artefacto característicos .de cada una de ellas, a los que aplicó un entonces
novedoso enfoque funcionalista: los objetos de algunos ámbitos (domestico,
ritual, las decoraciones) eran conservadores y cambiabanleutámente mien-
tras que otros de mayor valor utilitario, comalasberrataientas y armas del
ámbito tecnológico, se copiaban o comerciaban nigrápidamente, por lo que
eran los mejores para establecer cronologías y obsentar el cambio.raillatal
Veremos la etapa marxista y evolucionista de Childe al examinar los para-
digmas arqueológicos actuales al final de este volumen. Entonces observare-
mos los cambios que se produjeron poco antes de mediados del siglo xx,
comenzando por el funcionalismo que llegó algo después de su introducción
en la antropología británica durante la tercera década del mismo, y que tras
su implantación en la arqueología norteamericana durante los cuarenta y cin-
cuenta, y empujado por la neopositivista filosofía analítica entonces en boga,
se fusionó con una renovada visión del viejo evolucionismo para dar en los
sesenta y setenta el que hoy es todavía el paradigma dominante en la escena
internacional: la MieIfa Arqueología o arqueología procestial. Luego resumi-
remos los ráSgos fui-á-CES:mentales de otro hilo conductor teórico que surgió tam-
bién en la antropología funcionalista, pero que luego se fusionó con el estudio
del lenguaje como principal producto cultural humano, es decir, la lingüística
estructural y el movimiento general del estructuralismo. Si a lo anterior unimos
una renovación del viejo marxismo en la Teoría Crítica y los estudios de la ideo-
logía y el psicoanálisis, y el relativismo, de_pretensiories paradólic -amente libe-
radoras, del posestructui-alisrno deconstructivista y los actuales "estudios cul-
turales" quizá consigamos hacemos una idea del emergente, confuso y atractivo
paradigma posmodemo en su versión arqueológica.

38
Parte 1

Los métodos
3.
Los datos: dónde están
y cómo se recuperan

En este capítulo describiremos cómo se forman, se encuentran y se


recuperan los datos arqueológicos, es decir, los restos materiales de la
actividad humana del pasado. Dichos datos están bien escondidos, son
variados y tienen múltiples sentidos, en una palabra, son "duros de roer".
La arqueología actúa, siguiendo con esta imagen, como un animal ham-
briento que ha de usar de todas sus habilidades para encontrar su ali-
mento, desenterrarlo primero para después roerlo, reducirlo a partes asi-
milables e incorporarlo finalmente traá descomponerlo con sus jugos
gástricos. Tal vez la metáfora no parezca exagerada si se piensa en los
dificiles retos a los que ha debido hacer frente la arqueología en los últi-
mos tiempos: de ser un alegre pasatiempo de coleccionistas y eruditos
ha pasado a ser la responsable de la conservación y explicación de una
cantidad inconmensurable de datos materiales, antes de su probable y
definitivo desvanecimiento. La investigación arqueológica se enfrenta sin
remedio a la proliferación imparable de los datos y al cuestionamiento
continuo de su posición teórica y técnicas de análisis
Aunque la práctica arqueológica de campo es tan variada que resulta
muy dificil de resumir o abstraer en forma de principios generales, éstos
existen (la mente humana no trabaja sin ellos) y se intentará su exposi-
ción seguidamente. Con todo, para evitar una decepción segura más vale
esperar un corto número de principios, y no sorprenderse ante el carác-
ter más bien obvio de muchos de ellos. Esto es lógico si pretendemos que
los asertos sean lo más generales posible y sirvan para todos o casi todos

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los casos. La opción alternativa, explicar un gran número de ejemplos ción continua de materiales sobre el terreno. Con respecto al otro extre-
concretos, queda fuera del alcance de este texto. No obstante, contar con mo, podemos denominar yacimiento a una pequeña ciudad como Numan-
una cierta lógica mental, previa al trabajo de campo, parece mejor que cia, por ejemplo, pero tal vez los amplios restos antiguos del subsuelo de
esperar que aparezca poco a poco con la experiencia de los años. Decía Roma, al estar separados y destruidos en parte por construcciones moder-
Mortimer Wheeler que nuestro trabajo se parece mucho al del ingenie- nas, sean tratados más correctamente como una serie de yacimientos dis-
ro: cada proyecto o construcción es un problema nuevo, distinto a todos tintos: el foro imperial, los templos del Largo Argentina, etc.
los demás. La capacidad de inventiva, de aplicar principios generales a El ámbito temporal del concepto va desde el origen del hcallare a la
, casos concretos nunca vistos hasta entonces, de forma que se resuelvan arqueología industrial de los últimos siglos e incluso decenios. Como ya
/ satisfactoriamente -es decir, se recupere el máximo de información con vimos, cualquier tipo de resto material dejado por el- eralgre es suscepti-
los medios técnicos y económicos disponibles- son las cualidades que ble de ser estudiado desde el punto de vista de la arqueología. No obs-
\ mejor definen la arqueología de campo. tante, el término yacimiento se emplea habitualmente narra denominar los
sitios y parajes abandonados por el hombre; normalmente derruidos y
casi siemprecubiertos totalmente o en parte por la tierra; es decir, ente-
3.1. Los yacimientos arqueológicos: qué son y cómo se forman nados. Por ejemplo, a una iglesia románica medieval, posiblemente aún
utilizada para el culto, sería mejor llamarla "monumento" o "estructura"
Un yacimiento arqueológico es aquel lugar donde quedan restos mate- en vez de yacimiento, aunque las técnicas arqueológicas puedan ayudar
hales de algún tipo de actividad humana. El término denuncia sus lejanos (p. ej., para establecer las fases constructivas, si las hubo) a historiadores
orígenes en la geología, aunque los franceses, que nos lo prestaron, ya del arte y la arquitectura en su interpretación completa. Sin embargo, si
empleen con más frecuencia el término cite, sitio o lugar (igual que los existen restos de la época bajo tierra, por ejemplo de-construcciones ane-
ingleses), y no el original de gisement. Esos restos pueden ser visibles, jas a la iglesia, hoy derruidas, o de una necrópolis (algo bastante habitual),
porque están situados sobre la tierra, o no visibles porque sedimentos en este caso sí que emplearíamos la palabra para denominarlos.
formados con posterioridad los cubren por completo. Quizá la mayoría A pesar de su gran variedad, es posible clasificar los yacimientos
de los restos de la segunda categoría no sean descubiertos nunca, pero arqueológicos en distintos grupos, aunque esta división depende mucho
eso no afecta a su calidad de yacimientos arqueológicos. Uno de los con- de los criterios empleados, existiendo lógicamente una jerarluización de
juntos de yacimientos más importantes del mundo, la garganta de Oldu- estos últimos. Si se atiende a la época en que se realizó la actividad, ten-
vai en Tanzania, con restos del Paranthropus y de Homo, y de la actividad dremos una clasificación cronológica (Paleolítico Inferior, Neolítico Recien-
de ambos o de uno de los dos géneros fósiles, hubiera sido imposible de te, Edad del Bronce Medio, etc.), que suele ser la primera que se esta-
encontrar sin la erosión fluvial que abrió el desfiladero y "excavó" natu- \ blece, seguida Por la basada en la funcionalidad (sitio de habitación, de
ralmente, por así decir, los niveles enterrados bajo unos cien metros de enterramiento, de caza o descuartizado, de cantera, ritual, etc.). Én caso
tierra. de desear mayor detalle sobre el yacimiento, se puede establecer una
Por otro lado, los "restos" pueden ser de cualquier clase desde una tipología en función de suposición geográfica: de montaña, valle fluvial
lasca de sílex a una ciudad completa. Un concepto amplio de yacimien- o costero, en cueva o al aire libre, en la llanura o sobre un cerro, etc.,Por
to englobaría a ambos tipos extremos, aunque con lógicas matizaciones. fin, seguramente hará falta excavar parte del yacimiento para poder decir
Una lasca o punta de flecha aislada en medio del terreno puede signifi- algo sobre su duración -otroxle.los criterios-, si se trata de un asenta-
car que un cazador del Paleolítico fabricó o perfeccionó allí su herra- miento temporalbrobablemente estacional) pero de ocupaciones repe-
mienta, o la perdió según caminaba hacia su objetivo. También puede ser, tidas, o permanente; de corta duración (p. ej., con una sola fase cronoló-
más probablemente, que el pequeño resto haya acabado ahí tras ser arras- gica) o lo suficientemente larga para poder distinguir diferentes fases o
trado por la erosión, con lo cual su posición no será la original o prima- períodos culturales en su desarrollo; también podríamos hablar de yaci-
ria, sino secundaria. En todo caso, estos restos aislados difícilmente serán mientos estratificados y sin estratificar, alterados e intactos, etc. 1
llamados yacimiento por nosotros, a no ser que, siguiendo la terminolo- En cuanto al tipo de actividad realizada, los sitios de hábitat son los
gíaanglosajona, los incorporemos al análisis con el nombre de "yaci- más importantes y numerosos. En ellos se realizó la mayoría de los actos
mientos de actividad limitada" o simple, "ruido de fondo" de la distribu- cotidianos de la comunidad, el alimento y el descanso la relación social,

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las artesanías, etc. Al comienzo de la Prehistoria todo esto apenas deja- en vez de arrojar los cadáveres fuera del hábitat o abandonarlos, como
ba algunos someros restos, como unas cenizas en donde se hizo fuego, seguramente se hacía antes, empleó una cierta cantidad de energía en
lascas y finas esquirlas de piedra donde se talló, huesos de animales por protegerlos (o protegerse de ellos) mediante la excavación de tumbas.
todas partes, etc. (tanto al aire libre como, sobre todo, dentro de las cuevas), Desde esas simples fosas hasta las pirámides de Egipto, el 'greña dé tipos
aunque a veces se han reconocido huellas de estructuras, como posibles de necrópolis es enorme: bajo las vivienclaló en un lugar especial, indi-
tiendas de pieles o ramajes apoyados en postes, gracias a los huecos deja- viduales o colectivas, sin ningún signo externo o con un túmulo, megali-
dos en la tierra por los soportes, las piedras o huesos de grandes anima- to o pirámide encima o alrededor, sin ajuar o con ofrendas materiales,
les que sujetaban las paredes, etc. (un ejemplo de lo último es la serie de con el cadáver entero o descarnado, inhumado o incinerado, etc. A pesar
paravientos o cabaña ucraniana de Molodova, del Paleolitico Medio). Otras de esta variación, muchos de estos yacimientos tienen una cosa en común:
veces la forma de los refugios se puede distinguir por la misma distribu- están más o menos intensamente violados, destruidos por ladrones de
ción de los restos, concentrados en formas circulares o cuadradas rode- tumbas que intentaron aprovecharse de los objetos que solían acompa-
adas por espacios más vacíos; es evidente que algún tipo de obstáculo ñar a los difuntos.
(piel, arbustos, paraviento) impidió arrojar fuera los desperdicios, aun- Los cementerios tienen una característica muy importante que los dis-
que ya no quede ningún vestigio del mismo. Leroi-Gourhan llamaba a tingue de los demásyacimiéritbá: - Tueron construidos con intención, para
estas estructuras "latentes' 1 , pues no se ven y su existencia y forma han durar, se enterraron a conciencia y por eso el contenido de información
de ser deducidas indirectamente, como en Jas cabañas magdalenienses es en ellos mayor que en los poblados, donde los restos fueron dejados
que él mismo excavó en Pincevent, al sur de París. Los problemas de tal accidentalmente por pérdidas, incendios o abandonos súbitos, y luego
extrapolación se pueden apreciar en que otro arqueólogo, Binfórd, inter- fueron cubiertos por acumulación de materiales erosivos al cabo de los
pretó estos mismos restos de forma muy diferente, como resultado de la años. Es como si los hombres del pasado nos hubieran dejado un regalo
actividad de varios cazadores sentados alrededor de un fuego al'aire bajo tierra para los arqueólogos de hoy Pero claro que ellos no pensaban
libre. en nosotros, sino en algún tipo de construcción religiosa bastante más
Con la llegada del Neolítico los asentamientos se hacen más comple- complicada, que intentaremos reconstruir mediante el análisis arqueoló-
jos, con viviendas de carácter más estable, hechas de postes de madera gico, aunque la mayoría de las veces, cuando no contamos con informa-
(Neolitico Danubiano), adobes o tapial (Neolitico de los Balcanes) e inclu- ción escrita (como ocurre al comienzo de la historia, por ejemplo en Egipto),
so ya de mampostería con piedras apiladas, en el Neolítico del Próximo esta tarea va a ser bastante dificil. Por ejemplo, no nos es posible ni siquie-
Oriente. No obstante, en muchas zonas el aprendizaje de la agricultura ra deducir con total seguridad que existiese una creencia en la supervi-
y/o ganadería no llevó a un cambio de hábitat hasta mucho después, y así vencia tras la muerte, pues la etnografía ha descrito algunos pueblos que
ocurrió en el Neolítico español, cuyas gentes siguieron utilizando todavía entierran a sus muertos sin esa condición, y viceversa. Tampoco es cier-
durante milenios las cuevas. Un avance mayor fue luego la aparición del to que las diferencias entre unas tumbas y otras sean siempre un reflejo
urbanismo, con calles, manzanas, plazas, edificios públicos, etc., en la de la organización social del grupo que construyó el cementerio, aunque de
época histórica o en el umbral de la misma. Con todo, el reconocimiento hecho este tipo de inferencia es muy común en la llamada "arqueología •
de las distintas áreas de actividad y sus relaciones no sólo es posible en de la muerte".
la última categoría citada, sino también en las cuevas paleolíticas, y es uno Los resta-líes tipos de yacimiento, según su funcionalidad, son menos
de los objetivos fundamentales de las excavaciones (análisisiniamespa- importantes, y sólo los describiremos brevemente. En el Paleolítico Infe-
cial) Esto nos puede llevar a definir con mayor precisión si existió algún rior y Medio son comunes los sitios de matanza (o de descuartizado, des-
tipo de actividad fundamental en la cueva, poblado o ciudad de que se pedazado, etc.), donde un grupo cazó (o encontró ya muerto) y se apro-
trate: de extracción o procesamiento, agrícola o ganadera, si se trató de vechó de la carne y la piel de un animal grande. Allí aparecen los huesos
un centro comercial, político, defensivo o ritual, etc. y restos de útileS Micos, y curiosamente son más abundantes las simples
El siguiente tipo de yacimiento, para muchos de importancia igual o lascas de piedra sin retoque, usadas como simples cuchillos, que los ela-
superior al anterior, es el de enterramiento de los difuntos. A partir del borados bifaces o raederas de la época. Los sitios ceremoniales son por
Paleolítico Medio, los datos actuales indican que se comenzó a tener una supuesto muy importantes, pero pertenecen en su mayoría a épocas his-
cierta "preocupación no práctica" con las personas que morían, porque tóricas, y de los anteriores dudamos de su utilidad exacta: los círculos de
1. ^)
44 4
45
piedras (como Stonehenge al sur de Inglaterra), los grandes "santuarios" En todos estos casos se pueden distinguir tres tipos de procesos de
de pintura parietal del Paleolítico Superior en el sur de Francia y norte de formación: físicos, biológicos y culturales_pos primeros se dan siempre
España (como Altamira o Lascaux), los mismos megalitos, ¿eran lugares (véase 7.1.1j-á- , migue no exista actividad humana ni animal, y son la ero-
de culto, tal como lo entendemos hoy? La mayoría no fueron lugares de sión, traslado Tde_posicióndesedituentos_(polneÓligPiodó arenaflu-
habitación y por similitud con restos parecidos de pueblos actuales, supo- vial, --árízáStreden,P.endientés,„etc.). Los biológicoacorrespondena la acti-
nemos para ellos algún tipo de funcionalidad religiosa en sentido amplio vidad de animales: excrementos, huesos, tierra adherida al cuerpo y
(p. ej., en el caso de los círculos de piedras, relacionada con la astrono- extremidades de animales domésticos y salvajesque visitan el sitio en
mía). También podemos colocar en esta casilla los innumerables lugares ausencia del hombre. La actividad humana introduce elementos antropo-
con pintura rupestre, petroglifos, grafitos, etc., esparcidos por todo el mun- génicos como aportes minerales (piedras para construir, sentarse, como
do, aunque de la mayoría (aquellos en donde no existió continuidad etno- materia prima, etc.) y biológicos_(para alimento, cobijo, etc.), losmodifi-
gráfica) es dificil inferir su significado. ca de varias maneras, y altera los procesos de sedimentación natural, pro-
Si exceptuamos aquellos yacimientos que están levantados sobre el duciendo en general su aceleración.
terreno, como los monumentos (conservados o derruidos), las estacio- En las cuevas, los desechos de talla, pequeñas esquirlas de piedra que
nes de arte rupestre, etc., la inmensa mayoría están enterrados, comple- saltan al fabricar los útiles líticos, pueden llegar a constituir en algunos
tamente o en su mayor parte. Por suerte, en muchos casos queda algún niveles todo el sedimento mayor de dos milímetros (es decir, todo lo que
'po de vestigio superficial que permite la identificación, normalmente en está por encima de las arenas) y una gran parte de las arenas gruesas,
rma de restos materiales muebles, enteros o fragmentados, como cera- según ha señalado K. Butzer. En ocasiones la mayoría de las piedras han
roni:cap úlilealíticos. El hecho de que estéribajó tierra tia sido la causa fun- sido traídas por el horntre (manuports), e incluso es posible que las des-
damental de su conservación hasta hoy, pero nos obliga a desenterrar, prendidas del techo lo fueran a causa de los fuegos encendidos en la cueva.
excavar, en suma, realizar una lenta labor hasta obtener la información Si pensamos que muchas de ellas fueron ocupadas, de forma intermiten-
que deseamos. Toda excavación arqueológica consiste en reconstruir el te, durante milenios, es fácil imaginar la cantidad de suelo que se pudo
proceso,<Die llevó aflrtnaciÓniter "registró", es decir, cómo (y piqué) haber formado sólo por la tierra adherida en el exterior húmedo a los
se erigieron lossestasycórno luegme destruyeron y fueron cubiertos pies humanos y desprendida en el interior, aunque los grupos fueran muy
por la tierra. Por ello, entender los mecanismos-deformación-dausi yaci- pequeños. Finalmente, los sedimentos fueron creciendo también por el
fiuenfó-e-s-adelantar un gran trecho en el camino hacia su completa inter- aporte de materia vegetal y animal, esta última muy importante durante
pretaciori. - los períodos de desocupación de la cueva, cuando murciélagos, rapaces,
"¿Caño se forma un yacimiento arqueológico? ¿Cómo es posible que osos, carroñeros (hienas), etc., eran los dueños del hábitat sin ningún tip9
lán) ciudades enteras queden cubiertas por la tierra hasta desaparecer por de limpieza posible.
completo, o que para encontrar los restos de un pequeño grupo de caza- Con posterioridad a la deposición se producen determinados proce-
'6,1 )
dores paleolíticos sea necesario profundizar muchos metros en el suelo sos químicos que originan la,folluación de suelos, en apariencia sólo mine-
de una cueva? Antes se solía responder a esta pregunta con afirmaciones rales, pero cuyo origen es orgánico. Hoy es posible distinguir esto, e inclu-
generales del tipo "por la erosión", "por fenómenos naturales idénticos a so Sep. arar los componentes de hueso grasa, sangre, heces, etc., mediante
los que forman el paisaje", etc. En la actualidad, tras varias décadas de el análisis cromatográfico de aminoácidos yel estudio de elementos tra-
excavaciones cada vez más detalladas, se ha comprobado que el papel za. TainlireñeránliSirefairnicó conréácivo . s o el microscopio permite
humano ha sido por lo menos tan importante como el de los agentes cli- Mrtuiguir los granos que tienen su origen en las cenizas de los hogares
máticos y atmosféricos. Aunque cada yacimiento es un caso único y como o en las arcillas cocidas por su fuego. Los mismos hogares tienen sus
tal ha de estudiarse en la excavación, existen procesos generales que, secretos: aunque siempre se identifican por los restos de cenizas y car-
combinados en proporción variable, pueden explicar una gran parte de bones, estos casos son únicamente aquellos donde se produjo una com-
cada caso concreto. A continuación veremos cuatro prototipos relativa- bustión incompleta, a baja temperatura y con poca oxidación, mientras el
mente comunes: una cueva paleolítica en clima húmedo, un poblado con caso contrario, seguramente el más abundante, produce sólo finas capas
viviendas de barro en clima árido, un poblado con viviendas de piedra en de color rojizo o blanco, más dificiles de detectar aunque correspondan
clima húmedo y un poblado con viviendas de madera en clima húmedo. a una actividad mucho más importante. Un ejemplo de cueva bien estu-

46 47
diada y representativa de muchas otras más en la región franco-cantábri- las viviendas por acumulación de desecho, que se incrementa con el aban-
ca, Cueva Morín (Santander), con niveles desde el Musteriense al final dono y tras la caída de los muros; las calles entre casas, o estas mismas
del Paleolítico (más de 80.000 años), revela que la materia orgánica cons- si se abandonan temporalmente, tienden a atraer basura y se rellenan con
tituye del 5 al 20% de los niveles de ocupación, y los artefactos y restos rapidez si la zona del poblado presenta poca actividad. En épocas de
de huesos, del 2 al 50%. Aquí ha sido posible ver cómo la actividad huma- expansión demográfica, el grado de limpieza y uso aumenta, y los sedi-
na sobre los suelos provocaba la mezcla de los materiales de varios mentos crecen despacio, mientras que si la población disminuye o aban-
momentos cronológicos, sobre todo a la entrada de la cueva donde la acti- dona el poblado, el proceso de deposición se acelera consecuentemen-
vidad fue mayor, y cómo en los períodos de desocupación apenas se te (figura 3.1).
depositaron sedimentos, dando una falsa imagen de uso continuado de
la cueva.
En climas áridos o semiáridos abundan los poblados en forma de mon-
tículo, no porque se haya construido originalmente sobre una elevación
natural, lo cual también es corriente, sino porque los restos mismos for-
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man un pequeño cerro. Este tipo de yacimientos es muy característico del ,

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Próximo Oriente, donde reciben el nombre árabe de tell (tepe en persa
o 121iyük- en turco), pero también se encuentra en los países del Medite-
rráneo occidental, incluida la Península Ibérica, donde un ejemplo clási-
„,, „ _.„. tr--i--irl-1-„,r
co podría ser Cortes de Navarra, poblado cercano a Tudela con niveles
desde el Bronce Final hasta la II Edad del Hierro. En la mayoría de los
casos, la elevación se debe a que las construcciones eran de adobes
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(ladrillos de barro crudo) o tapial (masa del mismo material),. casi siem- . 11/0 /
14Aluvión
, 1 ,411 II 1..1 1-114 1-1I1 -1 1 1 1 1111-li ll ‘b....,... ..

pre sobre una base de mampostería con piedras apiladas, con techo de ..-
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-
Bolladas lamnares
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materia vegetal. Estas viviendas tienen una vida útil muy corta, p.ues_aca- eólico humidificado arriba , a •, ».%
alternadas de
aluvión/arcilla y
ban derrumbándose en el tiempo de una generación a causa del agua de estructura vertical y algún Mb ,, . ilik

... -- . \ . N O ,.• '• Icascote/arena de


lluvia o la humedad absorbida deScle el suelo. Las siguientes reconstruc- arrastre y laminaciones debajo
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- lb _,SIN _ N 'origen
"..\ ° 1•• 4 - ‘'Cillb• . pluvial z.s.,
ciones, si no se deseaba retirar el escombro o desplazar poco a poco el Escombro
- jeSEscombro revuelto,ksz.1. 7.,-1
poblado de sitio, habían de hacerse sobre las ruinas aplanadas de las ante- Escombro revuelto, estratificado estratificado en f•N, ciN -
derrumbe
en matriz arcillosa matriz arcillosa ssks....j0
riores, por lo que se situaban en un nivel superior. Este fenómeno, repeti-
do cada pocos arios, hizo que, por ejemplo, algunos tells del Turquestán, C IllinIMM 1111 01 Piso Illiallip •...:-... • : ,•. 1 • • • . . •----f-r
ocupados durante tres o cuatro siglos, lleguen a tener hasta 34 metros de ... se - o
altura (subían una media de 10 cm por año). die ,„,„.." a ca e .•• •• a to CP o
Isuatosuetto reale ,. Escombro de relleno de adobes
En estos yacimientos el relleno cultural suele ser de grano muy fino, a u ;insaS, ii
menudo arcilloso y con alto contenido orgánico; los únicos fragmentos ✓
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grandes son los cerámicos. La estructura es laminar, con extensas capas ' <$1,1„,„„....
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de poco espesor, y color y contenido muy variables (hogares, cenizas, O O 3 p of 1.- . ;2i; Lallaillinal -"ro. con capas de desecho orgánico mine al ,

cerámica, huesos y estiércol), con alta proporción de fosfatos y bajo pH ..1001- ,44, f ts,./..
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.
(ácido). Aparte están los conglomerados de escombros resultantes del r.„. ■.4..•.- ' (3,0
t■--1'
es Suelo de arcilla apisonada sobre
relleno de escombro anterior
derrumbe de los muros, con adobes, ladrillos o piedras, y los huecos relle- scc) Escombro de relleno de base
nos con sedimentos más finos. El conjunto pudo haber sido erosionado Figura 3.1. Un ejemplo teórico de poblado sobre montículo, con ilustración de varios
por corrientes de agua que dejan sedimentos aún más finos en canales tipos de sedimento: aluvión eólico (A), escombros de derrumbe por gravedad y erosión
y depresiones. Los procesos de formación durante la vida del asenta- pluvial (B), escombros de derrumbe y relleno artificial (C)`ry restos en posición prima-
miento incluyen la lenta pero constante subida del nivel de los suelos de ria, superpuestos por derrumbe y relleno artificial (D) (según Butzer, 1982, figura 6.2).

48 49
En zonas de clima húmedo, o cuando existen piedras en abundancia, excavación cuidadosa, limpiando primero la mitad del agujero para poder
es este material el utilizado para la construcción de los poblados, comen- dibujar la sección central del relleno, será capaz de revelar todos estos
zando en las etapas finales de la Prehistoria, en nuestro país desde el Cal- huecos, pudiéndose dibujar la planta de la edificación correspondiente
colítico con el conocido yacimiento de Los Millares (Almería), y siguien- y obtener información sobre su tamaño, capacidad, etc.
do posteriormente. En estos casos se produce mucha menos acumulación En relación con los restos materiales que se registran en cualquier tipo t)) ,,,.z."'
de sedimentos, aunque el progreso de la vegetación.puede ocultar com- de yacimiento, desde hace tiempo sabemos que puede haber poca corres-
pletamente los restos de una vivienda derruida en poco tiempo. En Ingla- pondencia érifte los artefactos utilizados por el grupo y lo que queda en
terra se ha visto cómo granjas abandonadas hace menos de un siglo son el sitio tras su iSandono Binford distinguió entre que se con-
hoy un montículo cubierto de hierba, donde apenas se aprecian emer- servan y reparan (uso conservativo, pArated) y otros que se desechan tras
,
giendo algunas piedras de los muros. Mientras la construcción perma- su uso-ru-s6bp-or expedre.nb, señalando 6-655-aérias ideas habi-
nezca utilizada, el deterioro es pequeño si se efectúan las reparaciones tuales en nuestra ifitefli--éiáCión de los yacimientos (relación directa entre
oportunas a tiempo. Cuando se abandona, en primer lugar se produce la artefactos utilizados y cantidad de desecho entre la frecuencia de los tipos
caída del techo y luego de los muros; si el comienzo del proceso fue un y las actividades realizadas, etc.) sólo son válidas en las condiciones de
incendio, tendremos la sucesión estratigráfica siguiente, de abajo arriba: manufactura oportunista. El problema consiste en que ya desde el inicio
cenizas y restos de las maderas quemadas en el suelo, las vigas del techo de la cultura humana se advierte arqueológicamente la manufactura con-
y las tejas si las hubo, y finalmente las piedras y cascotes de los muros. Si servativa de artefactos como uno de los aspectos que distinguen nuestro
las piedras escasean, es habitual que hayan sido de nuevo recuperadas comportamiento del de otros primates. Por ekua reutilizadieme-incluso
para nuevas construcciones, y entonces pueden quedar sólo las alinea- el cambio de forma y función de los utensilios -p. ej., el "efecto Frison"
ciones de la cimentación, originalmente enterradas. Con todo, incluso cuando se da nueva forma a útiles líticos ya desgastados o ciiando, se
éstas pueden haber sido extraídas, dejando las trincheras vacías que lue- guardanderámicas rotas para repararlas o utilizarlas aglutinante. de
go se rellenan con aportes eólicos. Incluso en este caso extremo es posi- las es-fr.-Jalaras deadadé:Han de ser tenidos en cuenta a la hora de inter-
ble reconstruir la planta de los edificios a partir del trazado de las trin- pretar oslestos materiales de un yacimiento./
cheras. Debe nos a Michael B. Schiffer el mejor intento de sistematización de
Finalmente están las construcciones de madera, muy típicas de zonas los diferentes tipos de desecho (la "deposición cultural"): primario cuan-
boscosas y húmedas como el norte y centro de Europa, pero escasas o do se deja en el mismo lugar de uso, secundari o cuando se lleva a otra
mal conocidas en nuestro país. A menos que los restos sean inundados parte (normalmente á lugares especiales: basureros) en los procesos de
por algún río o lago y permanezcan siempre en un estado de humedad limpie2a o mantenimiento; los pequeños objetos que escapan a la lim-
constante (como ocurrió con los restos "palafíticos" de Suiza), en condi- pieza se denominan desecho primario residual;y en el caso de un aban-
ciones anaeróbicas, es decir, sin aire y sin posibilidad por ello de actua- dono rápido y súbito muchos objetos tiériden a quedare-nau clisposiciOn
ción de la mayoría de los microorganismos, la madera se descompondrá original llamandosedeseCho de tacto( Para grupos Cazadores-recolec-
por la acción de éstos y desaparecerá. La parte del tronco que estaba toré-1713fnlórd designó las áreas de desecho primario donde éste, usual-
hincada en la tierra se descompondrá y será reemplazada por suelo húmi- mente de pequeño tamaño, se "deja caer" como zonas drop y aquellas
co de las capas superiores. Esto permitirá la localización de los "aguje- donde se "tira" el secundario de mayor volumen como zonas toss.
ros de poste", ya que el humus es más oscuro y retiene más la humedad Sobre las relaciones entre formas de comportamiento y desecho se
que la tierra normal. También ocurre que el color del agujero se va oscu- han propuesto algunas "reglas" que resumimos a continuación. La varia- ,,_,
reciendo según se baja, porque el humus desciende y va siendo reem- ción tipológica de los artefactos tiende a ser mayor cuanto más larga ha
plazado por la tierra (ello puede provocar errores al creer que el hueco sido la ocupación de un asentamiento ("efecto Clarke"); de esto se dedil`
es de un nivel inferior). En otras ocasiones la madera pudo haber ardido ce-CM-1rd de interpretar funcionalmente los yacimientos (sobre todo
y se conservará carbón vegetal en el hueco, fechable por carbono-14, patBnifátertál de Superficie, poco controlable cronológicamente) sólo a
aunque no sea éste el mejor tipo de muestra, como veremos; haber sido partir de la variabilidad de los tipos. A mayor población de un área de
reemplazada por otra nueva, lo que se podrá ver en la sección del hue- actiYidid-Y- Mayor intensidad de ocupación, mayor tenderá a ser la rela-
co; o haber sido rellenado éste con cantos y tierra. En todos los casos una ción de la cantidad de desecho secundario respecto a la del primario, y

50 51
menor correspondencia existirá entre zonas de uso y zonas de desecho cuencia de uso, etc., cuyos valores son obtenidos por estudios etnoar-
(los basureros estarán más apartados). Ambas generalizaciones fueron queológicos y experimentales ("modelo del camino", pathway model).
comprobadas mediante el análisis de los datos de 79 grupos culturales No cabe duda de que muchas de las leyes y procesos sobre los dese-
actuales, viéndose también que incluso los grupos nómadas, cuyas para- chos que acabamos de ver se obtienen por la observación de causas
das duran sólo unos días, llevan a cabo cierta limpieza de sus áreas de naturales necesarias o incluso por simple sentido común. También muchas
habitación cuando se trata de espacios cubiertos (luego muchas acumu- de ellas pueden decepcionar por su gran generalidad o escasa predicti-
laciones preffilióricas tal vez sean en realidad basureros, y no áreas de bilidad, como aquella norma de N. David que postulaba que cuanto más
actividad, como se suele suponer). Cuanto menor sea el tamaño de un se usa un tipo cerámico, mayor será el número de sus fragmentos en un
objeto, mayor es su probabilidad de incorporarse al desecho primario yacimiento arqueológico. La evidencia de estas verdades de Perogrullo,
residual ("principio de McKellar"), lo cual pone de relieve la importancia en alguna ocasión llamadas "leyes de M _ickey_Mouse", tal vez se _pueda
de una excavación cuidadosa (usando cribas finas o flotación) para iden- explicar, con todo,por referirailuanecanisrnabastante elemental de
tificar las áreas de actividad, o el análisis del tamaño de los artefactos para la conducta humana, como lo es el tratamiento de sus basuras o desechos
diferenciar estas áreas de los basureros. materiales.
En el análisis de yacimientos con cierta complejidad se obtiene una ¿Pero es así en realidad? Aunque es algo claro que la suciedad y la
imagen general de los desechos como si siguieran ciertos caminos o flu- basura son molestas para las actividades diarias, en todos los tiempos y
jos ("corrientes de basura", waste streams), que van desde el hig_ar -de su lugares, también es cierto que el concepto y actitud hacia los desechos
utilización hasta -11-desu dep,osiciónfinál (aunque existen tambiéráu- varían mucho en las sociedades actuales y además sabemos por los tex-
reros-terin5a,Tor comodidad o posible reutilización), que es donde tos históricos que esas ideas cambiaron con el paso del tiempo. En este
los encontramos los arqueólogos. Sobre esos flujos se ha elaborado toda sentido, Ian Hodder resalta los peligros de traspasar , nuestro concepto
una teoría, que trata acerca de la relacionentre el concepto de riquezas> actual de limpieza,ligado a lá higiene y la salud ya desdal-lipOprates en
"diversidad" tipológica (tanto maya cuanto más tipos distintos deserte= la-Crécia clásica pero sólo impuesto de forma universal en los dóltilti-
facto existan ca,entre el oónjunto depositado y su desti- Ma-srglbar a sociedades prehistórida.s cuyas ideas pudieron ser muy dife-
no si iese llegadoalfinal del flujo (basurero definitivo), siendo .tanto rentes. Patá ello, Hodder se fija en dos excepciones actuales con un con-
mayor la primera cuanto menor la segunda, y viceversa. Dicho de otra clpto -muy diferente, los Nuba Mesalcin de Sudan central,y los gitanos.
manera, elconjunto es más` distintivo, es decir, tiene menos variedad de Ambos grupos son minoritarios en situación de inferioridad frente a socie-
tipos y por tanto proceagdeitriMáiginúmero de actividades diferentes, dades dominantes (árabes y payos), y curiosamente en ambos se utiliza
cuando más cerca está del inicio del flujo, y lo contrario ocurre cuanto la suciedad como una forma de diferencia, oposición e incluso protección
más cerca está del basurero final del recorrido. frente a ta-kláa-dé limpieza característica de la sociedad mayoritaria, y
Asimismo se realizan cálculos sobre la "captación" de cada basurero, tarien como un sistema de resistencia de las mujeres frente a la domi-
que es la zona del yacimiento cuyos desechos van al mismo depósito, lo ngara ae los varones, todo ello dentro de un mundo simbólico donde tie-
que permite averiguar la forma de distribución de las actividades que nen una gran importancia los conceptos de pureza (interior, el "honor)
existió en el sitio (desde segregadas en áreas especializadas hasta repar- e imaureza (exterior, lo sucio impersonal).
tidas y mezcladas por todo él) a partir de la relación entre la diversidad El último aspecto que veremos sobre la formación de los yacimientos
(cantidad de tipo) y el tamaño (cantidad de objetos) de los conjuntos. será una breve introducción a la tafonomía. Entendida, desde su primera
Sobre este tema también se distingue el efecto de dificultad de "arrastre" introducción por el ruso Efremov en los años cuarenta, como el estudio
(schlepp) debido al peso de la basura, que explica la proximidad espa- de la transición de los restos anim,ales desde la biosfera a la litosfera, es
cial entre ciertas actividades y su basurero correspondiente. Por otro lado, deCif,' desde la sil-nación de organismo vivo hasta la de hueso fósil, la tafo-
si recorremos teóricamente en sentido inverso los flujos, desde el "con- nornia-esta
, últimamente atnpliando su campo definitorio para incluir tam-
texto arqueológico" donde se encuentran depositados los desechos has- bién el estudio de todos los procesosposdeposicionales,-es decir, las alte-
ta el "contexto sistémico" inicial cuando se utilizaban como artefactos, es raciones -a-jajá-durante el tiempo, a veoesmu.ylargo, en el que todos
posible calcular el numeró de éstos en función de sus fragmentos, vida los restos materiales, y no sólo los huesos están enterrados y hasta que
media de uso, velocidad de deposición o conversión en desecho, fre- son descubiertos por paleontólogos y arqueólogos.

52 53
Limitándonos al estudio de los huesos, hay que decir que uno de los Actualmente, el incremento del coste económico de la excavación, qui-
objetivos fundamentales es poder distinguir las acumulaciones óseas pro- zá en mayor medida que otro tipo de consideraciones más teóricas, ha pro-
ducidas por los humanos de las que son resultado de la acción de otros vocado un replanteamiento de la cuestión. Hoy en día es necesario un aná-
animales. En ambas ocurre que los huesos que quedan al final forman un lisis preliminar del yacimiento escogido, la evaluación anticipada de los
conjunto muy diferente del original del animal completo, habiendo desa- resultados más probables (sobre todo si contribuirán a resolver algún pro-
parecido tantas más piezas cuanto más joven era el mismo. En cuanto a blema importante) el cálculo de los costes globales (incluida la publica-
la fractura ósea por consumo, los carnívoros empiezan por los extremos ción) y de las necesidades organizativas (equipo, alojamiento, etc.); en suma,
de los huesos largos absorbiendo la sangre y dejando al final las cañas hay que plantearse muchas cuestiones antes de empezar a excavar, y hay
(diáfisis) casi enteras pero sin los extremos articulares (epífisis), mientras que dejar las menos posibles en manos del azar. La imagen romántica de
que los humanos rompen las cañas con instrumentos, líticos o de otro tipo, la arqueología que descubre restos de sensación, favorecida por la fortu-
para acceder rápidamente al tuétano de su interior, resultando al final en na y guiada por la intuición, parece algo definitivamente superado.
multitud de pequeñas esquirlas óseas producto de la rotura, junto con las Al mismo tiempo, la necesidad de comprender el comportamiento
epífisis casi enteras. El aspecto claramente diferente de las marcas que prehistórico en una escala espacial mayor que la del yacimiento, surgida
dejan sobre el hueso los mordiscos animales (estrías paralelas, cortas y del convencimiento de que los asentamientos eran muchas veces tem-
anchas) y los cortes hechoscon cuchillos depiedra o metal (estrías más porales, y en todo caso estaban unos relacionados con otros, y dirigida
aisladas, más largas y finas) Sigue siendo, cuando existen estas huellas, por las corrientes teórico-metodológicas como el estudio de los Patrones
el mejor métódo para distinguir la actividad animal y humana, pues últi- de Asentamiento, la Arqueología Espacial, el Análisis Territorial, etc., todo
mamente se han expresado serias dudas sobre la validez de otros siste- ello ha colocado en un primer plano de importancia a la prospección, por
mas propuestos, como los basados en el arrastre al campamento o madri- encima incluso del método más antiguo de la excavación. Comparando
guera de partes distintas de los cuerpos (los humanos llevarían partes los dos sistemas, se puede decir que excavar desemboca en saber muchas
más pesadas, como el tronco, y los carnívoros únicamente las extremi- cosas sobre un sitio, mientras que prospectar resulta en saber pocas cosas
dades o el cráneo), o en el comportamiento más oportunista y destructi- sobre muchos sitios, ya que éstos sólo se inspeccionan "por encima" (aná-
vo del cazador humano respecto del animal pues la variabilidad es muy lisis superficial y en todo caso una pequeña excavación). ¿Cuál es mejor?
amplia en ambos tipos, dependiendo del medio ecológico, abundancia Depende del estado de la investigación. Si la zona ha sido ya prospecta-
de presas, tecnología, etc. (véase una ampliación de este tema en 7.1.2). da por completo, es decir, se conocen prácticamente todos los emplaza-
mientos arqueológicos, es lógico que se considere llegado el momento
de excavar en extensión los más importantes. Pero si la zona se conoce
3.2. La prospección arqueológica: planteamientos, ayudas y técnicas parcialmente, será mejor prospectar antes de excavar, entre otras cosas
porque si no ¿cómo sabemos que el yacimiento que excavamos es el
Al hablar de prospección, generalmente nos referimos al conjunto de tra- mejor, el idóneo para resolver nuestro problema?
bajos de campo y de laboratorio que son previos a la excavación arqueológi- Por último pero en absoluto la menos importante de las razones a favor
ca, y que incluyen sobre todo el estudio de una zona geográfica con el fin de de la prospección, está el apoyo que la administración le ha dado en los
descubrir el mayor número posible de yacimientos allí existentes. Hubo un tiem- últimos años, hasta el extremo de formar con mucho la mayor partida dedi-
po en esta profesión en que la tarea fundamental y casi única consistía en desen cada a la arqueología, junto con las intervenciones de urgencia en yaci-
terrar restos y monumentos, en excavar los yacimientos que parecían a priori mientos o zonas amenazadas; la investigación "pura", que curiosamente
más interesantes, y como existía una gran penuria de conocimientos, cualquier se suele identificar con la excavación al viejo estilo, está cada vez menos
cosa que se obtuviera resultaba de valor. Por ello apenas importaba que se subvencionada. Esta nueva conciencia de la necesidad de preservar el
excavase sólo un tipo de yacimientos (p. ej., necrópolis), que se diera una idea patrimonio arqueológico para las generaciones del futuro, lo que exige
muy somera de otros (poblados excavados en una mínima parte), que no supié- que previamente haya de ser conocido y de ahí la necesidad de la pros-
ramos nada sobre la arqueología de grandes zonas geográficas (en España, pección que descubra y catalogue todos los sitios, es una de las conse-
por ejemplo, la Meseta Sur), o que la publicación escrita de los resultados deja- cuencias más afortunadas de la actual organización autonómica española.
se mucho que desear en cuanto a globalidad y precisión. Siguiendo las indicaciones de las leyes de patrimonio de las distintas

54 55
comunidades autónomas, variables pero siempre más protectoras de lo vez sea relevante desde el punto de vista arqueológico: antiguos cami-
que existía previamente, casi todas ellas han emprendido proyectos que nos, otro tipo de uso agrícola o vegetación, edificios hoy derruidos, etc.
pretenden llegar en pocos años a un inventario arqueológico completo La siguiente ayuda proviene de las fotografías aéreas. Éstas pueden
de todo su territorio, encargando el trabajo habitualmente a empresas haber sido hechas con destino a la prospección arqueológica, únicamente
arqueológicas privadas, donde han podido desempeñar su profesión un sobre la zona de interés, o bien se puede utilizar parte de la colección
gran número de licenciados de prehistoria y arqueología de nuestro país general existente para todo el país, realizada con otros fines (topografia,
La tarea de prospección suele tener dos partes: el análisis previo, biblio- agrimensura, recursos hídricos, etc.). Fue un piloto británico en la primera
gráfico y de laboratorio, y el trabajo de campo. El primero consiste en guerra mundial, O. G. S. Crawford, más tarde fundador de la revista Anti-
examinar toda la información previa que existe sobre la zona de interés, quity, el primero que vio las posibilidades de las fotos realizadas desde
y el segundo es la búsqueda propiamente dicha de los yacimientos. Los el aire, las cuales mostraban restos arqueológicos muy difíciles o imposi-
datos previos se encuentran repartidos en varias fuentes que es necesa- bles de apreciar desde la superficie.
rio ensamblar adecuadamente: mapas topográficos, fotos aéreas, topo- En la actualidad se realizan prospecciones arqueológicas enteramen-
nimia de la zona y descripciones escritas (desde las primeras relaciones te desde el aire, y se descubre así un número grande de yacimientos con
hasta los últimos informes arqueológicos publicados). mucho menor esfuerzo que mediante los recorridos terrestres. En Espa-
La comprensión de los planos topográficos de la zona es esencial para ña no se ha utilizado este sistema más que en contadas ocasiones, y siem-
la prospección. En la mayoría de los países el gobierno publica mapas pre como apoyo previo a la prospección tradicional. Esto no sólo es debi-
de escala mayor o menor, en los que se dibujan los accidentes geográfi- do a sus elevados costes, sino también a que el relieve montañoso y clima
cos y las construcciones humanas más importantes (casas, caminos, puen- semiárido de gran parte de la península no hacen muy productivo este
tes, etc.). Una serie de vértices geodésicos, puntos señalados en el mapa tipo de investigación. Por el contrario, en las zonas llanas de la Europa
con su elevación exacta y marcados claramente en el terreno, ayudan a húmeda, el método es tan usual que ha instituido una rama completa de
situar en el plano (mediante la longitud y la latitud) y en elevación (sobre la investigación, llamada "arqueología aérea".
el nivel del mar o sobre algún punto fijo de referencia) cualquier yaci- Las estructuras enterradas de los yacimientos se ven mejor desde el
miento o hallazgo que se produzca en la prospección. Esto se puede hacer aire por varias razones. Si sobresalen algo del terreno, las sombras rasan-
mediante la triangulación topográfica (midiendo los ángulos desde el sitio tes las harán más visibles, por lo que se suele hacer el vuelo al atardecer
hacia tres elementos fijos del paisaje, con una brújula, nivel o teodolito o al amanecer. Aunque estén completamente bajo tierra, si su distancia a
topográfico), o bien con la ayuda de un instrumento de "posicionamien- la superficie no es excesiva, se pueden ver debido al crecimiento dife-
to global por satélite" que conecta con el sistema de satélites GPS y da rencial de los cultivos (más altos donde hay fosos, más bajos donde hay
directamente la longitud y latitud del yacimiento; en caso de no disponer muros), de nuevo con sol rasante; gracias a la variación de humedad entre
de mapas de buena escala se recomienda este sistema, cuyo precio ha unas zonas y otras (mayor en las fosas y trincheras), que hace cambiar el
alcanzado valores accesibles, pero cuyo error (de varias decenas de color (más oscuro cuanto más húmedo) o fundir más o menos la nieve si
metros) lo hace inferior a los buenos mapas Además, cuando no se cuen- ésta ha caído antes de hacer el vuelo. Por último, cuando los tractores aran
ta con medios para una prospección prolongada, los planos sirven tam- la tierra pueden levantar parte de las estructuras, y si éstas son de distin-
bién para decidir cuáles son las zonas más interesantes que deben ser to color al de la tierra (p. ej., color claro de piedras y mortero de los muros),
examinadas en primer lugar. se verá bien su trazado. En ocasiones, éste es tan claro que hasta se pue-
En España existen planos de escala 1:50.0000 (un centímetro equiva- de hacer el plano del yacimiento (p. ej., los muros de una villa romana, el
le a medio kilómetro) para todo el territorio nacional, pero en ocasiones perímetro de un túmulo prehistórico, etc.), sin necesidad de visitarle direc-
se puede contar con planos de escala mayor (1:25.000, 1:5.000 o 1:2.000), tamente.
que lógicamente son más útiles. Cada vez existen más y mejores planos Por otro lado, la observación detallada de las fotos aéreas proporciona
publicados con datos interesantes para la prospección, como la geología información muy útil sobre la topografia y vegetación del terreno, con vistas
de la zona, los tipos de suelo, la utilización agrícola, etc. No obstante, los a la evaluación del potencial económico del área y a la misma planificación
mapas antiguos no se deben despreciar, sino todo lo contrario, pues pue- del recorrido terrestre. Si el vuelo, como es habitual, realizó las fotografias a
den contener información que ha desaparecido con el tiempo y que tal intervalos regulares y solapando cada toma con parte de la anterior, enton-

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ces es posible la visión estereoscópica. Así, con ayuda de un estereoscopio se elige por criterios administrativos (p. ej., término municipal) y no geo-
(lente binocular que se coloca sobre un par de fotos que se solapan entre sí gráfico (p. ej., cuenca de un río), y con las ayudas antes citadas o sin ellas,
es decir, que tienen una parte del paisaje en común) se puede ver la super- se recorre el territorio de forma más o menos organizada, examinando
ficie del suelo en relieve, marcándose claramente los accidentes del terreno. preferentemente los emplazamientos más "probables", como cuevas,
Esto también posibilita una aproximación a la geomorfología del terreno a cimas de cerros, etc. A estas prospecciones, que se han publicado casi
prospectar, para entender las transformaciones ocurridas en fecha reciente siempre con el nombre de "Carta Arqueológica", se las puede llamar
y que pueden haber afectado a la conservación y visibilidad de los yaci- extensivas, por contraste con las que veremos a continuación.
mientos. Una información parecida sobre grandes áreas se puede obtener La prospección intensiva es el método más adecuado para alcanzar
también de las fotografías de satélite, sobre todo del tipo LANDSAT, que han una imagen completa de la historia cultural de una zona concreta. Aun-
sido de gran utilidad para detectar grandes sistemas de asentamientos y que todavía no muy corriente en nuestro país, donde aún faltan por hacer
obras ay l ícolas en Mesopotamia y Yucatán. prospecciones extensivas con el fin de eliminar los grandes "vacíos" de
Otra labor necesaria o muy conveniente antes del trabajo de campo se nuestros mapas de yacimientos, es un sistema habitual en naciones con
refiere al estudio de la toponimia, los nombres propios de los lugares, que mayor tradición arqueológica y mejor conocimiento de su pasado. Con-
en algunos casos se vienen empleando desde muchos siglos atrás y pue- siste en la inspección directa y exhaustiva de la superficie del terreno
den tener alguna relación con la existencia de yacimientos arqueológicos sobre áreas relativamente pequeñas, realizada por observadores sepa-
en sus proximidades. Por ejemplo, la referencia a los moros (Cueva, Puen- rados a intervalos regulares y utilizando cuadriculas artificiales hasta lle-
te, Tumba, Fuente, Cruz, etc., del Moro, la Mora o los Moros) suele estar gar a controlar parte o la totalidad del territorio de interés.
asociada a algún yacimiento, debido a que la mentalidad popular fija todo Un ejemplo típico podría ser el siguiente: se prospecta un área de un
lo antiguo en esa época (igual que en Sicilia se usa el topónimo de "sara- kilómetro cuadrado por un equipo de diez personas; se cree que el tama-
ceno"). Nombres que hacen referencia a construcciones (El Castillo, Cas- ño mínimo de los yacimientos no supera los 10-15 metros, y no parece
tellar, Castillejo, Torre, Torrecilla, Torrejón, etc.) también pueden tener necesario que se registren absolutamente todos los hallazgos de objetos
algún sitio cercano, al igual que los que se denominan tesoros, mone- aislados. En este caso los prospectores pueden recorrer el terreno con
das, etc. (Fuente de la Plata, Malamoneda, Vega del Tesoro, etc.), u otros una separación de 20 metros, pues los yacimientos más pequeños, inclu-
hallazgos arqueológicos (Cerro de la Cerámica, Piedra Escrita, Cerro del so cuando estén situados justo en el medio de los caminos recorridos,
Calderico, etc.). Muchos de estos topónimos no vienen indicados en los serán detectados por alguno de ellos en su alcance visual hacia los lados
planos topográficos y se habrán de consultar los nombres en los catastros (el límite estaría a menos de cinco metros). De esta forma, si en una pasa-
locales o indagar entre los habitantes del lugar. A éstos también se habrá da con esa separación se examina una franja de 200 metros de anchura
de interrogar por la existencia de lugares con restos antiguos, ruinas, cerá- (diez personas separadas 20 metros entre sí) y de un kilómetro de larga,
mica, etc. En general, los recelos tan temidos por los arqueólogos van desa- se harán 0,2 ldlómetros cuadrados (0,2 x 1) y serán necesarias cinco pasa-
pareciendo y los campesinos suelen colaborar de muy buen grado. das como ésa para completar la cuadrícula.
El trabajo de campo en la prospección consiste en buscar, encontrar y El caso anterior es sólo teórico, pero si le unirnos una estimación pru-
registrar los yacimientos de una zona concreta. Los dos primeros puntos son dente de velocidad podríamos calcular el tiempo necesario para pros-
en realidad el mismo, pues según se busque así se encuentra. Un tipo de pectar una determinada cantidad de terreno. Con todo, la variación en las
prospección habitual, típica de la primera mitad de nuestro siglo en España, condiciones de una a otra zona geográfica suele ser tan grande que com-
era el llamado "viaje exploratorio". Normalmente se hacía en un fin de sema- plica las aproximaciones previas si no se conocen ciertos datos, como son
na, y se visitaban los yacimientos que eran ya conocidos por los lugareños, la accesibilidad y visibilidad del terreno, y la perceptibilidad de los yaci-
pero todavía no por los arqueólogos; en cada uno se recogían algunos mate- mientos. En nuestro país, y para las zonas relativamente bien comunica-
riales de superficie, con el fin de clasificar cada sitio en su fase cronológica das y más bien llanas de la meseta y valle del Ebro, un equipo de cuatro
concreta y poder hacer una historia arqueológica de la zona. personas puede realizar en un día de trabajo la prospección intensiva de
A partir de la década de los sesenta comienzan las prospecciones más un área comprendida entre 1,5 y 2 km 2 .
sistemáticas, pero que no pretenden todavía registrar todos los yacimientos La accesibilidad se mide por el esfuerzo y tiempo que un prospector
de una zona, sino sólo encontrar los más importantes. Usualmente la zona necesita para alcanzar un punto concreto del área, y está determinada

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por la topografía, la vegetación y las vías de comunicación que existen.
Un área montañosa, con mucha vegetación y pocos caminos, resulta poco
accesible, y en cambio lo sería mucho una zona llana, con vegetación
escasa y bastantes caminos o carreteras. La visibilidad se refiere a la faci-
lidad que ofrece el medio físico para la localización de yacimientos: será
máxima, por ejemplo, en áreas desérticas estables, y mínima en zonas
con abundante vegetación que oculta los sitios, o donde los sedimentos,
aluviales o de otro tipo, los han cubierto. Esta variable depende también
de las estaciones: así, en zonas agrícolas no conviene prospectar al final de
primavera, cuando los cultivos están crecidos, sino en el otoño, cuando los
campos están limpios de vegetación. En determinadas zonas, como los bos-
ques húmedos de Norteamérica o nuestra Galicia, a veces es necesario
prospectar excavando, manual o mecánicamente, pequeños sondeos
separados por intervalos fijos, ya que en la superficie casi no se aprecia
ningún yacimiento. Por último, la perceptibilidad no atañe a la zona com-
pleta, sino a cada yacimiento en sí mismo: un gran castro construido sobre
un cerro es un ejemplo de sitio muy perceptible, mientras que los yaci-
mientos enterrados completamente, sin ningún indicio superficial, ten-
drán una perceptibilidad igual a cero. Lógicamente, esta variable será
tanto menor cuanto más antiguo sea el yacimiento en cuestión.
Mediante la prospección intensiva podemos estar razonablemente
seguros de descubrir todos los yacimientos conservados y perceptibles
de una zona, y no sólo los grandes que están situados en lugares bien visi-
bles. Así, por un lado podremos elaborar teorías explicativas del pobla- Figura 3.2. Ejemplos teóricos de diferentes tipos de muestreo estadístico en pros-
miento del área, qué tipos de asentamientos contemporáneos existieron, pección: 1) muestreo aleatorio de cuadrados (quadrats); 2) muestreo aleatorio de
cómo cambiaron con el paso del tiempo, etc., y por otro tendremos un secciones (transects); 3) muestreo sistemático de secciones, y 4) muestreo sistemá-
tico no alineado de cuadrados. Las distribuciones teóricas de yacimientos (puntos)
inventario prácticamente completo de todos los restos que se deben pro-
representan modelos aleatorio (1 y 4), regular (2) y concentrado (3). Gráficos obte-
teger para el futuro. Pero el método tiene un inconveniente claro: su len- nidos por simulación de ordenador (según Fernández, 1985, figuras 1 a 4).
titud le hace más aconsejable para las áreas pequeñas que en las gran-
des, donde su aplicación estricta suele necesitar de proyectos de larga
duración. Existe, con todo, una forma de obtener conclusiones generales,
extensibles a zonas mucho mayores, a partir de los datos recogidos en la de el punto de vista matemático, pero no deja de tener inconvenientes, ya
prospección intensiva de áreas pequeñas, mediante la aplicación de la que puede dejar amplias zonas sin cubrir (figura 3.2: 1-2). Para superar-
teoría del muestreo estadístico. Si el área prospectada, normalmente for- los, podemos tener en cuenta los datos previos del terreno (tipos de sue-
mada por varias cuadrículas pequeñas, se escoge adecuadamente, de lo, vegetación, proximidad a fuentes de agua, yacimientos conocidos pre-
forma que sea representativa del área total, entonces es posible la infe- viamente, etc.) para delimitar áreas homogéneas, llamadas en estadística
rencia de la parte (muestra) al todo (población) (figura 3.2). estratos, y seleccionar luego un número de cuadriculas proporcional a la
La forma más adecuada de asegurar la representatividad es dejar superficie de cada una, para asegurar la representación de todas ellas
actuar al azar es decir, no dejarse llevar por ideas preconcebidas y esco- (muestreo estratificado), o incluso mayor número de cuadrículas allí don-
ger aleatoriamente las cuadrículas que se van a prospectar, numerando de son de esperar más o más importantes yacimientos. Por ejemplo, se
primero todas ellas y luego sacando los números de una tabla de núme- puede dividir la zona en tres estratos: bueno, regular y malo para los yaci-
ros aleatorios. Este muestreo, llamado aleatorio simple, es el mejor des- mientos (p. ej., fondo de valle, piedemonte y montaña) y prospectar, diga-

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mos, triple número de cuadrículas en el primero que en el tercero, doble ciones o transectos) con el fin de determinar cuáles son las zonas ecoló-
en el segundo, etc. gicamente homogéneas (estratos), dentro de las cuales luego se aplica-
Aun así, los cuadrados se seguirán eligiendo aleatoriamente dentro de rá; 2) muestreo aleatorio simple de cuadrículas con lados iguales (cua-
cada estrato, lo cual puede provocar, como ya dijimos, que aparezcan muy drados o quadrats), con el número de éstas en proporción a la importancia
concentradas en algunas partes y no haya ninguna en otras, Para evitar arqueológica de cada zona.
esto se recurre al muestreo sistemático, que consiste en elegir las cua- La aplicación de criterios sistemáticos en las prospecciones ha mos-
drículas separadas a intervalos fijos, de forma que todas las partes estén trado claramente su eficacia para descubrir yacimientos. Sin llegar a la
bien representadas. Si no se quiere que el sistema parezca un ajedrez, y prospección intensiva tal como se ha descrito en los párrafos anteriores,
se desea favorecer algo más el azar se pueden espaciar por igual las cua- ciertos trabajos llevados a cabo en nuestro país son muy ilustrativos al res-
driculas en una dirección, pero que en la otra la separación sea aleatoria pecto. Por ejemplo, en La Nava (Palencia), en una área de 875 lan 2 se cono-
(sistemático no alineado) (figura 3.2: 3-4). cían sólo dos castros de la Edad del Hierro y tras la prospección se cono-
El teorema central del límite, clave de la estadística inferencial, nos per- cen más de cien yacimientos, de los cuales 47 son prehistóricos; es decir,
mite afirmar, con un margen de error conocido, cuáles son los datos de se ha multiplicado por 50 el conocimiento arqueológico de la zona. En
la zona completa. En un caso hipotético en que se examinara una peque- una zona de la campiña sevillana se pasó de ocho a 115 yacimientos (casi
ña parte (cuantas más mejor) de las cuadrículas totales, podríamos decir, quince veces más), mientras que en la reciente investigación de la pro-
por ejemplo, que el número total de yacimientos (en todas las cuadricu- vincia de Soria el coeficiente está en torno a cinco. Algunas zonas peque-
las) está comprendido, digamos, entre 90 y 150 con un 68% de probabi- ñas en que se ha aplicado la prospección intensiva han demostrado que
lidad, o que el porcentaje de yacimientos de la Edad del Bronce oscila la riqueza arqueológica es mucho mayor de lo que enseñan los trabajos
entre el 30 y el 50% con un 68% de probabilidad. Aunque pueda parecer tradicionales, de tipo extensivo. Así, en Mora de Rubielos (Teruel) se loca-
poco, esto es mejor que la situación habitual, que en el mejor de los casos lizaron 22 yacimientos en menos de cinco kilómetros cuadrados, y cerca
consiste en tener una idea aproximada del total de yacimientos en una de Alcalá de Henares (Madrid) se encontraron más de cien en unos tre-
región, pero sin ninguna estimación del error que se comete ("saber sin ce ldlómetros cuadrados. El último caso se aproxima a los valores habi-
saber cómo se sabe"). tuales para zonas ricas del Mediterráneo, en torno a los diez yacimientos
El muestreo se ha aplicado con éxito en muchas zonas, como en la esti- por kilómetro cuadrado. Es evidente que tales áreas, de gran habitabili-
mación de yacimientos de la región del suroeste de Estados Unidos, o en dad en el pasado, necesitan investigarse de forma intensiva.
el cálculo del número de sitios que se debían excavar con urgencia al Una vez localizado el yacimiento, es preciso describirlo lo mejor posi-
construir varias autopistas en Gran Bretaña, a partir de los datos de una ble, recopilando la máxima información. Lo primero que llama la atención
pequeña muestra inicial. Se le han criticado a veces algunos aspectos, son los restos de artefactos que aparecen en superficie, que se han de
como el incumplimiento de todos los requisitos estadísticos (que no afec- analizar. Lo aconsejable es hacer primero un recorrido general para reco-
ta en mucho a los resultados), su inferioridad como método a la pros- ger los restos más distintivos (útiles líticos tallados mejor que lascas, bor-
pección de cobertura total (lógicamente, siempre mejor si se cuenta con des o fondos cerámicos, a ser posible decorados, mejor que fragmentos
los medios para ella) o su incapacidad para descubrir yacimientos impor- de panza sin decorar). Éstos servirán para clasificar culturalmente el yaci-
tantes que caigan fuera de la muestra escogida (pero que casi siempre miento. Por ejemplo, se trata de un taller paleolítico por la gran abundan-
se conocen ya, pues no hay que olvidar que la inmensa mayoría de los cia de lascas, y es probable que sea del Paleolítico Medio porque hay
yacimientos grandes se conocen desde hace tiempo y no fueron descu- muchas raederas, o estamos ante una necrópolis de incineración, porque
biertos por arqueólogos). se aprecian restos de las urnas cerámicas y de los huesos calcinados, de
El margen de error que aparece en el ejemplo anterior se podría redu- la Segunda Edad del Hierro, porque una parte de la cerámica está hecha
cir aumentando el tamaño de la muestra, es decir, prospectando más cua- a torno, etc.
drículas no importando que éstas fueran más pequeñas. Algunos mode- A continuación, si el sitio es grande, o se sospecha que puedan exis-
los de simulación realizados con ordenador sugieren que, en general, el tir diferentes áreas funcionales bajo tierra, conviene realizar un mues-
mejor procedimiento consiste en seguir dos etapas: 1) muestreo siste- treo, del tipo sistemático no alineado, recogiendo todos los restos que se
mático a intervalos regulares de cuadriculas alargadas y estrechas (sec- encuentren en pequeñas unidades superficiales, por ejemplo cuadrados

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de 2 x 2 o 5 x 5 metros, en función de la mayor o menor densidad de res- to mejor. El empleo de una ficha normalizada, igual para todos los pun-
tos. El objeto de tomar muestras en distintas zonas de superficie es com- tos y donde se especifique y exista espacio para escribir toda la infor-
parar lo hallado en los cuadrados y ver si existen diferencias significati- mación posible, parece la práctica más conveniente y está extendida entre
vas entre ellos, que puedan indicar distintas áreas funcionales o de diferente los mejores equipos de prospección.
cronología. Ello nos permitiría extraer conclusiones sobre el yacimiento Después de realizado lo anterior, se puede decir que hemos obteni-
sin necesidad de excavar, o indicaciones sobre cómo orientar la futura do todos los datos que un yacimiento ofrece en su superficie. El siguien-
excavación del sitio. No obstante, no siempre se cumple la condición nece- te paso, si queremos mayor información, sería empezar la excavación del
saria de que exista una cierta relación entre lo que se ve en la superficie mismo. No obstante, existen en la actualidad medios para examinar aspec-
y lo que está enterrado. Diversos experimentos muestran que la erosión tos arqueológicos enterrados sin necesidad de excavar: los métodos de
de pendientes tiende a homogeneizar o a desplazar los restos, en espe- prospección geofísica y el análisis de fosfatos. Aparte de la ventaja cita-
cial los de mayor tamaño, de algunas zonas hacia otras. Por otro lado, en da, obtener información a un precio más bajo, está la más importante de
ocasiones los permisos de prospección incluyen la posibilidad de reali- poder decidir previamente cuáles son las zonas de un yacimiento donde
zar pequeñas catas de sondeo, que pueden ser de gran utilidad para eva- es más rentable o urgente excavar. Como veremos en el apartado siguien-
luar la cronología de los yacimientos, su estado de conservación y poten- te, el momento actual de la investigación arqueológica favorece sobre-
cialidad futura, etc. manera cualquier medio que ayude a tomar decisiones antes de recurrir
Con respecto a los artefactos mismos, ha habido cierta discusión sobre a la excavación.
el lugar en que se deben analizar: si han de llevarse al laboratorio, con el La prospección geofisica consiste en medir ciertas propiedades eléc-
objeto de profundizar en el análisis, o por el contrario se han de dejar allí tricas y magnéticas del subsuelo, de forma que las variaciones diferen-
para no "desnudar" completamente el sitio y hacerlo irreconocible para ciales entre unas zonas y otras nos revelen la localización de los restos
otros investigadores. En general, parece más prudente obtener toda enterrados. El análisis químico de fosfatos se basa en los diferentes con-
la información posible sobre el terreno (clasificar y pesar la cerámica, tenidos de fósforo de la tierra, que pueden ser indicativos de distintas acti-
por ejemplo) y llevarse únicamente aquellas piezas más representativas vidades humanas. Por desgracia, existen muchos otros fenómenos natu-
(p. ej., las que se piensen dibujar, fotografiar o analizar). rales, aparte de los culturales, que pueden producir los mismos cambios
Otro tipo de información de interés que se ha de tomar sobre el yaci- físicos y químicos en el suelo, lo cual puede inducir a confusión en no
miento es la ambiental-ecológica. Por tratarse de datos no propiamente pocas ocasiones.
arqueológicos, muchos de ellos son dificiles de obtener por personas sin Existen tres métodos fundamentales de prospección geofísica: la de
formación específica, y por ello la presencia de un geólogo, por ejemplo, resistividad, la magnética y la electromagnética. En todas ellos se reali-
es conveniente en los equipos de prospección. Aparte de la localización zan las mediciones a intervalos regulares después de cuadricular el yaci-
topográfica del yacimiento, su extensión aproximada, croquis topográfi- miento o zona de interés. El primero mide la mayor o menor facilidad con
co, acceso, estado en que se encuentra (intacto, afectado por la erosión la que atraviesa la tierra una corriente eléctrica (conductividad), basán-
o los excavadores clandestinos, etc.), sus posibilidades de investi- dose en el hecho de que ciertos materiales tienen menos resistencia que
gación, etc., es preciso analizar su entorno natural. Interesa la geología otros. Los suelos y las rocas son malos conductores, pero si los primeros
circundante, el relieve de la zona, el clima, los suelos de los alrededores, están húmedos su resistividad disminuye. En el caso de existir pozos o
los recursos hídricos (fuentes, ríos, lagos, etc.) y de materias primas apro- trincheras enterrados, cuyo relleno admite mejor la humedad por ser más
vechables en el pasado (arcillas rocas, minerales, etc.), la vegetación y suelto, por ellos pasará mejor la corriente que en las zonas donde exis-
el uso agrícola actual, el tipo de fauna salvaje y doméstica que existe en tan muros de piedra, por ejemplo.
la actualidad, la distancia a las vías de comunicación más cercanas (ríos, La prospección magnética (figura 3.3) requiere unos aparatos de medi-
caminos, cañadas, etc.), la visibilidad desde el yacimiento sobre otros ción que son más caros que los de la prospección eléctrica, pero el tiem-
lugares cercanos (elevaciones, otros yacimientos, etc.). Aunque parte de po necesario para llevarla a cabo se reduce. Los magnetómetros utiliza-
esta información se puede recuperar posteriormente (la fauna en estu- dos miden las pequeñas variaciones locales del campo magnético terrestre,
dios ecológicos publicados, la visibilidad en los mapas topográficos, etc.), que pueden estar causadas por la presencia de estructuras que han sido
cuanto más nos llevemos del sitio, al que tal vez no resulte fácil volver, tan- calentadas (alfares, hornos, hogares, etc.), debido al magnetismo termo-

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remanente (véase 6.8), o por alteraciones más débiles del campo debi- gracia asociados casi siempre a los que practican la ilegal y destructiva
das a las remociones antiguas del terreno en hoyos o fosos, y el consi- "búsqueda de tesoros", son los aparatos más conocidos que usan esta
guiente movimiento de las partículas de óxidos férricos del suelo (que técnica, la cual puede ser útil con finalidad científica en ciertos casos,
tienen pequeños campos alrededor). como cuando se desea recuperar mayor cantidad de metal (p. ej. con fines
cronológicos) y se realiza la excavación sólo en los lugares donde se
detecta, o cuando se lleva a cabo una intervención de urgencia e intere-
sa recoger el máximo número de piezas metálicas antes del comienzo de
la obra civil, etc.
El análisis geoquímico de fosfatos y otros componentes puede servir
para localizar yacimientos cuando no existen restos superficiales que sir-
van de guía, o para detectar áreas de actividad antes de excavar en un
yacimiento conocido. Se basa en el hecho de que el ciclo del fósforo, pare-
cido al del carbono y que se da entre el suelo, las plantas y los animales,
mantiene en términos constantes el contenido de ese elemento químico
en el subsuelo, pero las actividades humanas pueden alterarlo, incre-
mentando la proporción en lugares donde hay residuos orgánicos (de ali-
mentos, de animales o plantas, excrementos, etc.), en los emplazamien-
tos de viviendas, establos o basureros; o, por el contrario, reduciéndolo
en los campos donde han pastado los rebaños domésticos durante largo
tiempo
Los efectos descritos son prolongados, y por ello es posible detectar
lugares donde ocurrieron en el pasado. En el caso de buscar yacimientos,
se pueden tomar muestras del suelo para análisis cada cinco metros, y
cada metro o menos si lo que se quiere es detectar áreas de actividad den-
tro de aquéllos, siempre siguiendo el mismo método de cuadriculado que
se usa también en la prospección geofisica. La forma de tomar las mues-
tras exige bastante tiempo, y el método en general es tan lento como la
Figura 3.3. Gráfico con los resultados de una prospección magnética con un graclió- resistividad antes descrita. Aunque se pueden utilizar los equipos comer-
metro de flujo (lectura continua). Se aprecian los cimientos de una iglesia (ábside a ciales que miden sobre el terreno la productividad agrícola de los suelos,
la derecha) dentro de un patio con cerramiento alrededor (abajo a la izquierda), y un es más seguro extraer una muestra grande (sobre 100 gramos) en cada
edificio rectangular con doble linea de cimientos (arriba a la derecha). Los edificios punto para medir la cantidad total de fosfatos en el laboratorio. Los pro-
fueron construidos con postes de madera. Obsérvese la gran influencia de los obje- blemas surgen porque a veces no se está seguro de que la tierra de la
tos de hierro enterrados (picos máximos) (según Parkes, 1986, figura 95b). muestra proceda de los niveles arqueológicos de interés (y no de suelos
más recientes en superficie), y en otras ocasiones porque las actividades
modernas, sobre todo animales (por ejemplo, en cuevas utilizadas como
La prospección electromagnética combina los dos tipos anteriores, es apriscos), pueden producir efectos indistinguibles de los arqueológicos.
barata y rápida, pero tiene el inconveniente de que sólo detecta estruc-
turas que estén cerca de la superficie. El equipo medidor cuenta con un
emisor de señal hacia el suelo y un receptor de la señal que los objetos 3.3. La excavación arqueológica: algunos principios generales
enterrados devuelven. Tanto las condiciones magnéticas (con señales de
baja frecuencia) como la resistividad del suelo (con altas frecuencias) afec- Pocas cosas hay más atractivas que la excavación para un arqueólogo,
tan a la señal inducida en el terreno. Los detectores de metales, por des- pero quizá ninguna es tan dificil y desafiante. La excavación aparece situa-

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da como algo claramente atractivo y en primer lugar dentro del conjunto yacimiento sin el cuidado debido es como si se hubiera robado; puede
de motivaciones que llevan a elegir la arqueología como profesión o afi- ser muy bello o poseer algún otro valor, pero es arqueológicamente inú-
ción. La excavación es el equivalente del "experimento" en otras cien- til puesto que apenas nos informa sobre el momento, lugar y situación en
cias, y como éste, implica en la conciencia popular un cierto riesgo y los que fue fabricado y usado. De todo esto se deduce que la tarea de
esfuerzo que serán oportunamente recompensados por la emoción del excavación no puede ser encomendada a cualquiera, que hace falta poseer
descubrimiento de algo socialmente valioso. Con todo, la dureza y usual una formación específica, sólo adquirible mediante el trabajo práctico,
monotonía de este trabajo de campo provocan en quienes comienzan a para realizarla, y que cuando esta circunstancia no se da, el aprendiz ha
practicarlo la difuminación de muchas de las imágenes románticas que de estar bajo el cuidado y supervisión continuos de personas con mayor
podían traer consigo. En su lugar van surgiendo motivaciones más firmes experiencia. Por otra parte, los conocimientos procedentes de la exca-
y seguras, que se refieren a la gran responsabilidad que supone el poner vación de un yacimiento no sirven para todos los demás, ya que no exis-
a la luz los restos de nuestros antepasados (nuestros y de todos los demás, te un yacimiento igual a otro. Por ello cada sitio ha de ser investigado con
de la humanidad única) Dichos restos son casi siempre muy humildes, la máxima atención siempre, pero sobre todo al inicio de los trabajos,
someros vestigios de una existencia aparentemente más primitiva y menos cuando está mostrando sus aspectos y problemas principales.
complicada que la actual, pero fueron creados por un comportamiento ¿Por qué razones se decide excavar en un yacimiento concreto? Los
que sin duda no nos es ajeno y cuya comprensión puede ser útil para problemas y costes que supone una excavación hoy en día han provoca-
entendernos un poco mejor a nosotros mismos. Como escribió Mortimer do una gran reflexión al respecto. Ya no parece válido el simple interés o
Wheeler, parafraseando el terrible discurso del Marco Antonio de Sha- curiosidad del arqueólogo, como era norma antes, y las últimas décadas
kespeare, no excavamos piedra ni madera, sino hombres. han visto cómo la mayoría de las excavaciones se hacen por razones de
A pesar de la importancia cada vez mayor de los métodos no destruc- salvamento en condiciones de urgencia. En los países más industrializa-
tivos de exploración, vistos en el apartado anterior, la excavación sigue dos, la construcción de viviendas, autopistas, canteras, etc., provoca la
siendo el método principal de la arqueología, ya que es el que permite constante aparición, no deseada, de yacimientos que han de estudiarse
recoger la mayor cantidad de información sobre un yacimiento. Como los antes que la obra prosiga, tras un acuerdo económico-temporal entre
restos están en su mayoría enterrados, resulta lógico pensar que para lle- arqueólogos y constructores. También la elevación de presas en los ríos
gar a ellos no hay más remedio que desenterrarlos. Y la excavación no es conlleva que los embalses cubran sitios, que deben ser estudiados antes
más que eso: quitar la tierra que cubre los objetos y estructuras abando- que se acabe la obra y el nivel del agua comience a subir. En práctica-
nados por el hombre en tiempos pasados. Los objetos serán llevados a otra mente toda Europa y Norteamérica, esta "arqueología de bomberos" es
parte, para su restauración, análisis y exposición pública, y las estructuras con mucho la más importante; sin embargo, se calcula que sólo se exca-
serán consolidadas, si es necesario y existen medios para ello, para su exhi- va adecuadamente una pequeña parte de lo que se destruye. La gran
bición permanente, o bien cubiertas de nuevo por tierra para evitar su des- amplitud de las zonas agrarias y el menor desarrollo económico que se
trucción. El problema es que existen muchas maneras de desenterrar res- dan en España hacen que el problema sea menor en nuestro caso, aun-
tos arqueológicos, y cada vez cuesta más hacerlo adecuadamente. No se que ya sea acuciante en zonas arqueológicamente ricas como Andalucía.
trata únicamente de sacar cosas de bajo tierra, sino de registrar, dejar cons- Si se está produciendo una destrucción tan rápida de restos arqueo-
tancia escrita y gráfica de todo lo que aparece, de forma que luego se pue- lógicos, cuyo número total es sin duda limitado, ¿tiene sentido la excava-
dan estudiar las relaciones de cada objeto con los demás y con las estruc- ción de yacimientos que están seguros, a los que todavía no afecta la
turas. Casi como si después de la excavación quisiéramos poder reconstruir moderna piqueta? Se trata ésta de una polémica moral nada simple, que
lo que hemos destruido, volver a poner cada cosa en su lugar original. se complica todavía más si se piensa en el constante avance de las técni-
Porque, como se ha dicho tantas veces, excavar es destruir, y todo lo cas de excavación: la que tenían los arqueólogos del siglo pasado nos
que no se registre estará perdido para siempre. Al contrario que una fuen- parece hoy deleznable y casi propia de excavadores furtivos, aunque ellos
te escrita, un texto que se puede leer tantas veces como se quiera, las lógicamente lo hacían bien para las normas de entonces. ¿Cómo saber
"páginas" arqueológicas (los niveles de un yacimiento) sólo se pueden que los arqueólogos del futuro no van a pensar lo mismo de nosotros?
leer una vez. Por eso son tan importantes la máxima observación y minu- Aunque nos juzguen con más benevolencia, es seguro que ellos contarán
ciosidad, y tan funestos la rapidez y el descuido. Un objeto extraído de un con medios técnicos mejores que los nuestros, capaces de recuperar cier-

68 69
ta cantidad de información que nosotros estamos perdiendo en las exca- Ante este problema se da la siguiente paradoja: la información nece-
vaciones de hoy día Por otro lado, sabemos que para obtener datos fia- saria para decidir qué yacimientos son meritorios de excavación única-
bles de un yacimiento es necesario excavarlo en una gran extensión, ya mente se puede conseguir excavando. Incluso los datos que se obtienen
que las pequeñas catas de prueba proporcionan una imagen muy enga- así son a menudo engañosos; se excava hacia lo desconocido y hasta el
ñosa en general; es decir, que si se decide excavar hay que hacerlo en final del trabajo es difícil saber lo que se tiene entre manos y lo que pro-
extenso y es inevitable una gran destrucción del sitio. bablemente aparecerá en la parte no excavada. Incluso en sitios muy estu-
La postura más proteccionista fue expuesta humorísticamente en 1980 diados, tras un gran número de campañas y con arqueólogos muy expe-
por el arqueólogo danés Olaf Olsen, definiendo la peligrosa enfermedad rimentados al frente, las sorpresas surgen continuamente. Por esta razón,
de la rabia de los arqueólogos", cuyos síntomas consisten en una insu- en la actualidad la investigación se dirige a todo tipo de análisis no des-
perable tendencia a excavar la mayor extensión posible de cada yaci- tructivos, para obtener el mayor número posible de datos sin excavar
miento, para obtener el máximo de información y en el sagrado nombre —como el análisis de restos superficiales y su relación con el subsuelo, el
de la ciencia arqueológica. Su propuesta es que sólo se excaven los yaci- análisis geofísico y geoquímico, etc.— o con excavaciones muy localiza-
mientos amenazados y que los demás se preserven para el futuro, apli- das como las perforaciones de sondeo, similares a las empleadas en inge-
cando todo tipo de acciones y técnicas de conservación. niería para examinar las condiciones físicas del subsuelo.
A pesar de que los anteriores asertos expresan un cambio de actitud, No hay que olvidar que otro aspecto de gran influencia a la hora de esco-
una tendencia generalizada a preservar antes que excavar, resulta obvia- ger el yacimiento es la dirección, a veces errática, que siguen las tenden-
mente exagerada la pretensión de que se acabe para siempre la excava- cias o modas de la investigación. Por ejemplo, en nuestro país fue corrien-
ción de yacimientos no amenazados. Y ello por una razón fundamental: te la búsqueda durante años de necrópolis especialmente las celtibéricas
en tal situación, los proyectos de investigación arqueológica serían susti- que proporcionaban ricos ajuares, y el menosprecio de los poblados, cuyos
tuidos por los grandes planes de construcción civil. Las decisiones sobre restos son menos llamativos Como consecuencia, hoy resulta dificil encon-
dónde excavar se tomarían, indirectamente por supuesto, en los despa- trar yacimientos funerarios de buena calidad que no hayan sido ya exca-
chos de los constructores e ingenieros, y los arqueólogos se limitarían a vados, y como los registros de las excavaciones antiguas dejaban mucho
realizar su labor de salvamento allí donde fueran llamados. Grandes zonas que desear, se ha perdido una información inapreciable para el análisis
geográficas, todas las que estén lejos de las áreas de desarrollo, se que- social que se puede efectuar a partir de los datos de las necrópolis.
darían fuera de estas actuaciones, limitadas a las grandes ciudades y vías Entre los arqueólogos procesuales (véase 8.4) es corriente oír que una
de comunicación. En suma, la información obtenida en un futuro siguien- excavación sólo debe realizarse cuando tenga por objeto la contrastación
do tal sistema estaría sesgada en gran medida. de determinada hipótesis o modelo explicativo sobre el grupo humano
El arqueólogo británico Philip Barker, autor de varias excavaciones que habitó allí y su relación con el medio ambiente circundante. Sin entrar
modélicas y de algunos manuales sobre su metodología, propone una a considerar las premisas teóricas de tal postura, lo indudable es que hoy
serie de variables que se deben estimar como ayuda en la toma de deci- ya no resulta válida la aproximación simple de "ver lo que hay", según la
siones antes de excavar. La primera es la "abundancia" de un cierto tipo cual todos los yacimientos merecen por igual ser excavados. Por lo menos,
de yacimiento: los "únicos" o "muy raros", como por ejemplo Stonehenge, un yacimiento ha de ser excavado para cubrir un vacío de la investiga-
deberían dejarse para el futuro, mientras aquellos que son más comunes ción: interesa un poblado con estratigrafia de varias fases en una zona
(p. ej., los castros o necrópolis de la Edad del Hierro, las villas romanas) cuya evolución cronológico-cultural se desconoce, un poblado donde sólo
se pueden estudiar con más tranquilidad, aunque al hacerlo se aprecie se conocen necrópolis, una necrópolis donde sólo se conocen poblados,
que siempre contienen información "única" (no hay dos iguales). Otro un sitio paleolítico donde sólo se sabe de restos posglaciales, etc. Tam-
aspecto es la "calidad" de los datos que se van a obtener: los yacimien- bién es hoy corriente una aproximación "regional" a los yacimientos: exca-
tos bien conservados (p. ej., los enterrados a cierta profundidad, tal vez var, tal vez con intensidad diferente, grupos de sitios arqueológicos rela-
bajo restos más recientes) serán más productivos cientfficamente que los cionados, superando lo que se ha llamado el "síndrome del yacimiento
que han sido arrasados o sus restos están revueltos y mezclados con los único". Lo que más interesa es conocer el poblamiento total que se dio
de una época distinta (tal vez por estar en superficie y haber sido afec- en una zona natural, por ejemplo el valle de un río, durante una época
tados por las labores agrícolas). determinada, o mejor cómo fue cambiando a lo largo del tiempo, para lo

70 71
que la prospección superficial es tan importante como la propia excava- someramente, por ejemplo con sólo una pequeña cata de prueba (quizá
ción. por tratarse de una prospección de muchos yacimientos), no sería nece-
Una vez tomada la decisión de excavar en determinado emplazamiento, sario implantar los ejes (aunque no convendría olvidar el plano topográ-
son necesarias ciertas actuaciones que aseguren que los trabajos que allí se fico), pero en cuanto excavemos en más de un lugar ya será inevitable
van a realizar cumplen con la legalidad. Aunque las normas españolas pre- debido a la necesidad de relacionar lo hallado en las dos o más áreas.
sentan diferencias de unas comunidades autónomas a otras, existen ciertos
requisitos comunes. El primero es contar con un permiso de excavación,
expedido por el departamento correspondiente de la comunidad autónoma.
En él se especifica el lugar o la zona en la que se puede excavar, la duración
de los trabajos, el destino que deben seguir los materiales encontrados, las
normas de publicación de resultados, etc. Cualquier arqueólogo o licencia-

mi7
do en especialidades afines (Historia, etc.) puede optar a tal permiso el cual D

o
es concedido habitualmente según el informe de algún consejo asesor for-

II I
mado por especialistas, quienes, en pura lógica, se deberían basar tanto en
la experiencia anterior del solicitante (curriculum arqueológico), como en el
interés del proyecto presentado. La misma autoridad se encarga normal-
mente de tramitar las relaciones oportunas con los propietarios del terreno
que se va a excavar, de obtener su autorización a través del arqueólogo,
indemnizar por la parte correspondiente de pérdidas que la excavación pro-
voque, expropiar en caso de gran importancia del sitio, etc. En muchos casos
el propietario no pondrá objeciones a la excavación, pero deseará que el
lugar quede tras ella igual que estaba antes lo cual obligará a prever algún
B

A
El
sistema de acarreo mecánico de tierras para cubrir la parte excavada.
Seguidamente comienzan los trabajos de campo propiamente dichos. 3 4
1 2
El primero consistirá en un estudio lo más detenido posible del área del
yacimiento. su topografia, vegetación, accesos, obstáculos (edificios, con- Figura 3.4. El sistema Wheeler de excavación por cuadrículas, dejando "testigos" de
ducciones hidráulicas o eléctricas, etc.), distancia al alojamiento y labo- un metro de espesor (que suponen un 36% del área total) sin excavar.
ratorio, etc. Es habitual la toma de todas las fotografías necesarias para
tener luego una idea clara de cómo estaba el lugar antes de la excava-
ción, así como la realización de un plano topográfico del área que mar- El objeto del sistema de cuadriculas es poder reconstruir en el labo-
que las variaciones del terreno mediante curvas de nivel y sirva de pla- ratorio todo el proceso de excavación y lo hallado en ella. El espacio tri-
no maestro de la excavación. La presencia de un topógrafo es muy dimensional del yacimiento es proyectado sobre un plano horizontal, en
conveniente, pero en el caso de yacimientos no muy grandes ni acciden- el que se representan los hallazgos y estructuras. La técnica no es otra
tados (cuevas, pequeños cerros, necrópolis o asentamientos en zonas lla- que la del dibujo lineal, y por ello en el plano se representa la planta de
nas) el mismo arqueólogo debería ser capaz de realizar el plano. la excavación, mientras que de ciertas partes interesantes se dibujan los
El siguiente paso consiste en establecer el sistema de ejes o de cua- alzados verticales. Pero el sistema no sirve tan sólo para dibujar plani-
drículas del yacimiento (figura 3.4). Éste es un punto importante, pues se metrías y altimetrías; mediante unos códigos jerarquizados, permite asig-
trata del sistema al que se van a referir espacialmente todos los hallazgos nar una posición concreta a cuanto se encuentra. Aunque la variedad de
de la excavación, y es esencial una buena elección del mismo. Los prin- denominaciones y subdivisiones es inmensa, el principio siempre es el
cipios del método fueron desarrollados por los arqueólogos ingleses Mor- mismo: el yacimiento se divide en cuadrados, cada uno con su sigla, los
timer Wheeler y Kathleen Kenyon, y hoy en día son seguidos en todas las cuales a su vez se dividen en otros cuadrados más pequeños, hasta lle-
excavaciones sistemáticas. En el caso de que el sitio vaya a ser excavado gar a una dimensión mínima juzgada conveniente; en esta última la posi-

72 73
ción de un objeto ya será designada por su profundidad y sus coordena- drado o rectángulo, empezar a cavar dentro de él sin salirse de sus lími-
das o distancias a los lados del cuadrado, tes, y mantener la forma hasta que lleguemos al final de la excavación (en
Por ejemplo (figura 3.4), la posición de una vasija cerámica podría ser general cuando se terminen los depósitos arqueológicos y comiencen los
la siguiente: área H, cuadrícula C-4, cuadrante B, x = 0,45, y = 0,75, geológicos o naturales), cuidando siempre de que las paredes del agu-
z = —1,28. Esto quiere decir que el yacimiento, por tener una gran dimen- jero (llamadas perfiles) sean perfectamente verticales. Si la sección se va
sión, se ha dividido en áreas, por ejemplo de una hectárea cada una (cua- estrechando cada vez excavamos menos y dejaremos de ver objetos en
drados de 100 x 100 metros), las cuales se denominan por letras mayús- el perfil, y si va aumentando corremos el peligro de que éste se nos cai-
culas (sistema de áreas generales del yacimiento); la vasija en cuestión ga encima. Cuando se excavan varias cuadrículas juntas, es usual dejar
está en la llamada H. Cada área se subdivide luego en cuadrículas por entre ellas unas bandas de tierra sin excavar, llamadas testigos. En el ejem-
ejemplo de 5 x 5 metros cada una, lo cual daría 400 (20 x 20) cuadrícu- plo anterior, las cuadriculas son de cinco metros, de los que cuatro se exca-
las por área (sistema de cuadrículas de la excavación). La sigla de cada van y uno se deja de testigo (medio metro a cada lado). Esas bandas no
cuadrícula se denomina por la posición que ocupa en la intersección de sólo son útiles para andar por encima de ellas sin pisar lo excavado, sino
las unidades definidas en cada eje. En el eje vertical cada división de cin- que sirven para controlar la estratigrafia en los perfiles (figuras 3.4 y 3.5).
co metros puede recibir una letra, y en el horizontal un número. Así, el cua-
drado C-4 está en la tercera fila (letra C) y la cuarta columna (número 4).
También es habitual dividir luego cada cuadrícula en varias áreas internas,
por ejemplo cuadrantes que se denominan A, B, C y D. Nuestra vasija esta-
ba en el segundo de ellos, situada a una distancia de 0,45 m al eje vertical
izquierdo del cuadrante y a otra de 0,75 m al horizontal inferior.
De esta manera el objeto queda perfectamente situado en el plano
horizontal, y se puede dibujar su posición, relacionarla con la de otros
objetos y estructuras, etc. Pero con esto no es suficiente, puesto que segu-
ramente habrán aparecido otros elementos por encima o por debajo de
él, situados aproximadamente en la misma posición. Por ello es necesario
proporcionar también la profundidad del mismo, su cota o coordenada z,
que en este ejemplo es de 1,28 metros por debajo (número negativo) del
plano o cota cero, el cual suele coincidir o estar algo por encima del pun-
to más alto del yacimiento.
Como se aprecia, el sistema en su conjunto podría limitarse simplemente
a dar las coordenadas de cada objeto con respecto a unos ejes generales,
únicos para todo el yacimiento o para cada área cuando éste es muy gran-
de. En este caso, la vasija en cuestión tendría una posición de x = 17,95,
y = 13,25, z = —1,28 m, y ello bastaría para relacionarla con lo demás y
situarla en un plano. No obstante, este sistema apenas se usa (salvo en yaci-
mientos realmente muy pequeños), y ello no es sólo debido a que las posi-
bilidades de error son mucho más grandes, sino a otra de las grandes ven-
tajas del sistema de cuadriculas éstas son al mismo tiempo los sistemas de
posición y las unidades que se excavan (calicatas o catas). Figura 3.5. Diversas formas y etapas de una excavación: 1) sistema de cuadrículas
Porque uno de los principios del método es que el volumen de tierra con testigos; 2) parte de los testigos se ha quitado para estudiar mejor las estructu-
que se extrae tiene una forma geométrica simple, un cubo de paredes ras descubiertas; 3) sistema de trinchera, útil en este caso para estudiar una fortifi-
verticales y sección rectangular. Incluso si se realiza únicamente una cata cación triple, y 4) sistema de excavación abierta o "en área" con testigo en una de
de prueba en el yacimiento, lo correcto es dibujar sobre el suelo un cua- las esquinas (según Macintosh, 1987, 70-71, simplificado).

74 75
Como veremos en el capítulo 5 de este libro, los yacimientos suelen clon se denominará por una sigla especial y los objetos hallados en su
estar formados por niveles estratigráficos, colocados unos encima de interior se referirán a ella mejor que a la cata a la que correspondan (una
otros. Cada nivel tiene un significado cronológico y cultural claro, puesto vivienda puede estar situada entre varias catas, y en una cata pueden con-
que se formó en un momento diferente de los demás. Por ello es esencial fluir varias viviendas). Es decir, una vez encontrados los límites de las
descubrir cuándo desaparece un nivel y aparece otro (al cambiar el color casas, éstas sustituyen a las cuadriculas como unidades de identificación.
de la tierra, su textura, o los objetos que aparecen embebidos), para no Por otro lado, en yacimientos pequeños, como las cuevas, generalmente
mezclar lo que es de un nivel con los demás. El lugar donde esto se apre- no hay espacio suficiente para dejar testigos. En resumen, los testigos se
cia más claramente es en el perfil de la excavación, ya que es justo en la utilizan al comienzo de la excavación y en sitios con varios niveles, de cier-
pared donde hemos cortado el nivel y allí queda como testigo, continuando ta profundidad y sin estructuras complicadas. Cada cierto tiempo tras un
hacia la parte no excavada. Por ello los límites del área excavada, los per- cambio de nivel, se derriban y se vuelven a dejar de nuevo hacia abajo.
files de los testigos, son esenciales para ver los niveles ya excavados y Sobre las cuadriculas existen algunas reglas prácticas. Conviene que el
descubrir los cambios hacia otros nuevos Si no se dejan testigos sin exca- punto cero, origen de las coordenadas, se encuentre fuera del yacimiento;
var entre las cuadriculas, llamados testigos secundarios, y se realiza lo de esta forma las denominaciones seguirán todas la misma dirección: A, B,
que se llama una excavación en área abierta, es decir, abriendo varias C, etc., y 1, 2, 3, etc., a partir del punto. Con todo, también es posible colo-
cuadrículas juntas a la vez, sólo se podrían ver los niveles en las cuatro carlo en el centro, y hacia un lado irán letras mayúsculas y al otro minús-
paredes límite del área (testigos primarios), lo que puede ser insuficien- culas por ejemplo, y lo mismo con números pares e impares (la serie empe-
te para resolver los problemas estratigráficos (figura 3.5: 4). zaría por A-1 hacia un lado, y por a-2 hacia el otro). El punto cero de alturas
Últimamente la excavación con testigos se considera un método anti- ha de estar situado por encima del yacimiento, por ejemplo en la mitad de
cuado. En realidad lo que debería quedar anticuado es aplicar la misma una esquina de algún edificio próximo que no corra peligro de ser derri-
regla a cualquier situación que se encuentre. Está claro que los testigos bado. No hay regla fija para el tamaño de los cuadros, aunque tuvo cierto
son muy útiles en ciertos yacimientos, e inútiles y molestos en otros. En el éxito la sugerencia de Wheeler de hacer que el lado fuese por lo menos
momento de comenzar una excavación, cuando por lo general no se cono- igual que la profundidad máxima que se espera encontrar.
ce apenas nada de lo que hay bajo tierra, dejar testigos es una práctica Cada cierta distancia en los ejes principales y secundarios, y por
recomendable como salvaguardia contra posibles dificultades. La pro- supuesto en las intersecciones de las cuadriculas que se van a excavar,
gresiva familiaridad con las características del sitio aconsejará seguir o es necesario clavar estacas o barras de hierro fácilmente visibles, en las
no con ellos. En todo caso, no es conveniente dejarlos en pie una vez atra- que se marque (con etiquetas de papel plastificado o sobre el cemento
vesados varios niveles, por el peligro de mezcla de objetos de diferentes que las sujeta) el punto del plano o cuadrado que corresponda. Las que
niveles que pueden caer de la pared y por el mayor de derrumbe de la marcan los límites del área excavada, en los bordes de las catas, han de
misma una vez alcanzada cierta altura (esto depende del tipo de suelo). ser comprobadas a diario pues tienden sin remedio a moverse de su posi-
Al desmontarlos es importante asignar los materiales embebidos al nivel ción original. Como es lógico, todos los trabajos relativos a la implanta-
correcto al que corresponden. ción del sistema de cuadrículas han de efectuarse mediante los aparatos
En yacimientos poco profundos y de un solo o pocos niveles, como los de medición topográfica (nivel o teodolito, mira, jalones, cinta métri-
de época romana, los testigos no parecen muy necesarios y molestan para ca, etc.), para trazar líneas rectas perpendiculares unas a otras, a la dis-
ver las grandes estructuras. Philip Barker demostró claramente lo ante- tancia convenida. Los principios de manejo de tales instrumentos son sen-
rior superponiendo el sistema de testigos y el de trinchera (una sola cata cillos y se aprenden al poco tiempo de iniciar su práctica.
larga que atraviesa parte del yacimiento, hoy poco utilizada, véase figu- Con todo, y a pesar de lo que acabamos de decir como normas gene-
ra 3.5: 3) al plano final de la excavación en área del castillo de Hen Donen, rales que conviene seguir en la mayoría de los casos, en cada excavación
viéndose claramente que con estos sistemas la interpretación de sus com- concreta serán los restos descubiertos los que marquen la dirección a
plicados restos hubiera sido mucho más dificil. Tampoco parecen los tes- seguir e incluso la forma de las áreas abiertas. Así, la esquina de un muro
tigos muy útiles en ocupaciones protohistóricas con viviendas separadas de una construcción que promete una información interesante puede lle-
por paredes de piedras o adobes; en cuanto aparecen éstas hay que tirar var a que nuestra cata gire de repente formando un ángulo, no necesa-
los testigos para que no se confundan. A partir de entonces, cada habita- riamente recto, para acceder a ese dato buscado. Si se trata de seguir una

76 77
estructura circular, lo lógico será que la forma de la excavación tenga asi- aparecen en un nivel de relleno, revueltos y usualmente fragmentados, lo
mismo esa forma, y en ocasiones podrán salir de ella algunos largos apén- habitual es recogerlos y asignarlos al nivel correspondiente en su con-
dices perpendiculares, como las estrechas trincheras de sondeo que sir- junto, indicando sólo el cuadrante y la profundidad o capa artificial en que
ven para comprobar hipótesis o resolver las dudas que plantee la se encontraron.
interpretación general de los restos. En todo caso, las estructuras (muros, hogares, pavimentos, etc.) no se
Acto seguido es preciso decidir cuáles son los puntos más interesan- levantan mientras el avance de la excavación no lo exija, siendo necesa-
tes para empezar la excavación. Aunque cada arqueólogo puede tener rio únicamente "desgajarlas" (en francés degager) de la tierra que las
sus preferencias, existen ciertas reglas: si se trata de un yacimiento con rodea, limpiando todo lo que impida ver claras sus características. Es muy
varios niveles, la zona con más profundidad de depósitos; si es una forti- común que aparezcan en el relleno piedras en abundancia, que al prin-
ficación, las defensas y el punto más alto; en un túmulo la parte alta y cua- cipio se ignorará si pertenecen o no a una estructura; por ello han de
drantes opuestos, y si no existe ninguna indicación mejor, la zona con más dejarse en su sitio hasta asegurarse de la segunda posibilidad (conviene
restos en la superficie. En cuanto a la extensión que se debe excavar, des- siempre dibujar su posición para poder luego estudiar los mecanismos
de el punto de vista de la calidad de los datos obtenidos está claro que de derrumbe). Cuando se alcance un nivel de ocupación, que suele corres-
ha de ser la máxima, la totalidad del yacimiento si es posible. No obstan- ponder al suelo sobre el que se realizaron las actividades primitivas, y
te, muchos arqueólogos estiman incorrecta esta postura por lo dicho antes, donde los objetos pueden aparecer in sito, es decir, colocados en su posi-
y es práctica extendida dejar una parte del yacimiento para excavacio- ción original (vasijas sobre un vasar, útiles líticos alrededor de un ho-
nes futuras con mejor tecnología. gar, etc.), se registrará la posición y forma de todos ellos, incluso si están
Es necesario también decidir el lugar donde se va a arrojar la tierra fragmentados.
excavada tras su cribado y examen, lejos de las partes interesantes para Aunque siempre se debe excavar siguiendo los niveles naturales, es
que no moleste en futuras ampliaciones, pero no tanto que su transporte decir, no mezclando nunca restos de un nivel con los de otro, cuando los
cueste demasiado esfuerzo. Si es necesario volver a cubrir las catas, una niveles son potentes (gruesos) o cuando incluso no existen (no se apre-
buena táctica buena consiste en ir tapando cada una de ellas con la tierra cian diferencias en todo el volumen de excavación: sólo hay un nivel), es
que se saque de la siguiente, conservando el nivel superficial, de tierra útil excavar también por niveles arbitrarios o artificiales. Cada capa que
oxigenada indispensable para los cultivos, aparte para arrojarlo luego en se levanta —que puede ir de 2 a 20 cm o más, dependiendo de la rique-
último lugar. Otra norma consiste en no excavar nunca dos catas adya- za del relleno, de su dureza, etc.— es considerada como un "nivel", y a los
centes a la vez, sino seguir un recorrido de tipo "ajedrez". En la primera objetos que aparecen en ella se les asigna su sigla; por ejemplo, "nivel II,
cata conviene ir bajando algo por delante de las demás, por ejemplo 20 capa 5" puede indicar la quinta capa que se excavó dentro del nivel (natu-
o 25 cm, de forma que se anticipen los posibles cambios o problemas. ral) segundo. Al comparar luego en el laboratorio los materiales de las
Con todo, una vez alcanzado un nivel de ocupación, éste será excavado distintas capas se verá si existe diferencia entre los de arriba y los de aba-
de forma homogénea en todas las catas para poder apreciar las relacio- jo, si aparecen fragmentos del mismo objeto en diferentes alturas (lo cual
nes existentes. Si se conoce bien la estratigrafia y existen amplios niveles indicaría mezcla de materiales), etc.
estériles (sin restos culturales) por encima de los arqueológicos, aquéllos Existen muchas formas diferentes de avanzar en la excavación. Cuan-
se pueden retirar con una pala mecánica (stripping, desnudar el yaci- do los niveles son finos o contienen información importante (como en los
miento), sobre todo si se trata de una excavación de urgencia, aunque por niveles de ocupación antes descritos), la manera de levantar la tierra con-
supuesto el método tiene el riesgo de destruir o perder información. siste en raspar con la paleta suavemente (rabotage), levantando capas de
Una vez colocadas las estacas o barras que marcan las esquinas de las apenas unos milímetros. En este caso es preciso estar muy atento no sólo
catas, y extendido entre ellas un hilo fino de color bien visible para seña- a los materiales, sino también a los cambios de coloración y/o dureza que
lar las líneas del perfil, se comienza a levantar la tierra. Uno de los prin- indican agujeros de poste o silos, restos de fuegos, etc. La situación con-
cipios básicos es avanzar horizontalmente, evitando que algunas partes traria puede ser un gran basurero de varios metros de espesor, con esca-
de la cata tengan más profundidad que otras. Otro dice que los objetos y sos objetos embebidos, en estado de gran fragmentación; aquí resulta
estructuras que aparecen no se muevan de su sitio hasta que se registre lógico utilizar el pico y la pala como medios de sacar la tierra. Un térmi-
su posición en el plano que se va dibujando. No obstante, si los objetos no medio, y el caso más común, consiste en ir levantando la tierra a base

78 79
de golpes de piqueta (pico de mano), por capas de varios centímetros, y
utilizar la paleta para examinar y arrastrar la tierra, así como para raspar
las zonas que lo precisen.
Como reglas generales, nunca se debe utilizar un instrumento más
pesado que la paleta (de albañil) si existen en el nivel objetos importan-
tes o delicados, y al comienzo de la excavación es preciso avanzar tan
despacio como sea preciso para habituarse a las diferentes texturas del
suelo. En todos los casos los terrones levantados han de ser golpeados
hasta reducirlos a tierra suelta para recoger los materiales que conten- Cuerda para hacer
gan, y tras terminar la excavación de una capa, es preciso limpiar con vibrar el tamiz
Mesa de clasificación
cepillos la superficie para apreciar sus características (como las diferen- (contrachapado cubierto
cias de color, que en condiciones áridas se ven mucho mejor tras rociar con formica)
el suelo con agua).
Todos los artefactos muebles, enteros o fragmentados, que se encuen-
tren en un contexto se guardarán juntos, sin mezclarlos con otros, en un
recipiente adecuado (bandeja, cubo bolsa de plástico etc ) que llevará la
etiqueta correspondiente al contexto; otro recipiente se destinará a los res-
tos orgánicos, como los huesos de animales. El término contexto es más
amplio que el de nivel, pues engloba no sólo a éstos sino a cualquier uni-
dad diferenciada dentro de ellos: un agujero de poste, silo, hogar, fosa de
fundación bajo un muro, tumba, etc. Aunque estas estructuras se hayan for-
Figura 3 6 La forma más útil de colocar la criba, aprovechando una pendiente del
mado al mismo tiempo que el nivel en que están embebidas, no conviene
terreno (según J. Bird en Joukowsky, 1980, figura 8.3a).
mezclar sus materiales con los demás puesto que representan una acción
separada del resto y pueden tener algún significado funcional diferente.
La tierra que se saca de los niveles excavados, en carretillas capachos
de goma, cestas, etc., sobre todo la que proviene de niveles de ocupa- Un método eficaz para recoger restos orgánicos de tamaño muy peque-
ción, debe cribarse posteriormente, puesto que es normal que muchos ño (semillas fragmentos de huesos de microfauna) es la flotación. En ella
pequeños objetos escapen a la vista del arqueólogo. Algunos experi- la tierra ya cribada se echa sobre un contenedor de agua, de forma que
mentos de recuento y comparación han mostrado que alrededor de un las partículas pesadas van al fondo y los fragmentos de interés quedan
diez por ciento de los pequeños restos y del cincuenta por ciento de la flotando y son recuperados con un colador, para ser después secados y
cerámica (medida en peso; se trata de esquirlas pequeñas, pero útiles analizados. Últimamente se utiliza una mejora del sistema, la flotación por
para la cuantificación) se perderá irremediablemente si no se criba la tie- espuma, en la que se añade al tanque una bomba que introduce burbu-
rra. La colocación más adecuada del cedazo es sobre una pendiente, incli- jas de aire hacia arriba en el agua, lo cual, junto con algún producto quí-
nada ella misma entre 30 y 50 grados (según el tipo de tierra), de forma mico que produzca espuma y "atrape" las pequeñas partículas resulta
que desde arriba se vuelcan las carretillas o capachos (figura 3.6). Los muy productivo en la recuperación de material orgánico; la información
granos fmos se van debajo del tamiz y los gruesos, artefactos y huesos que éste proporciona es vital para la reconstrucción económica y ambien-
incluidos, se deslizan por encima hasta llegar a la mesa de selección, colo- tal del yacimiento.
cada inmediatamente debajo del final de la criba. Allí se separan de la En el caso de encontrar materiales importantes pero deteriorados, por
tierra y se guardan con los de su contexto. La trama del tamiz será varia- ejemplo útiles de madera o hueso, piezas de cestería, etc., es necesario
ble en función de los objetivos, pero para la recuperación de microfauna aplicar tratamientos consolidantes antes de levantarlos, por ejemplo una
y útiles microlíticos será necesario no subir de los dos milímetros de sepa- solución de acetato de polivinilo en acetona, fácil de eliminar posterior-
ración. mente si es necesario aunque con tendencia a acumular la suciedad, o

80 81
bien las resinas acrílicas o las resinas epoxy. No obstante, en general la
mayor parte del trabajo de conservación se hará con posterioridad a la
excavación, y por ello será muy conveniente disponer de contenedores
apropiados para transportar los objetos frágiles hasta el laboratorio. En
los yacimientos donde se encuentra cerámica, casi siempre muy frag-
mentada, la mayor tarea de restauración con gran diferencia consistirá en
tratar de reconstruir la forma completa de las vasijas uniendo los frag-
mentos, labor que exige una gran dosis de tiempo y paciencia.
El registro de la excavación tiene varias facetas, todas ellas indispen-
sables y complementarias: dibujo, fotografia y vídeo de los niveles, obje-
tos y estructuras, según van apareciendo; diario de excavación, formula-
rios, inventario de los materiales, y dibujo y fotografia de los más relevantes
de estos últimos.
El dibujo (figuras 3.7 y 3.8) se hará a escala (p. ej., 1:20) sobre papel
milimetrado, y se representarán las plantas de los diferentes niveles con
la posición de los objetos y estructuras, y los alzados de los perfiles corres-
pondientes a los testigos secundarios y primarios, señalando los límites
de los diferentes niveles. Se utilizan diversas convenciones y signos para
representar los distintos materiales (p. ej., rayado oblicuo para las piedras
de caliza, puntos para las capas de ceniza, o una estrella para los objetos
de hueso), que varían de una a otra excavación. Sobre esta rutinaria pero
esencial labor, para la cual ciertas personas están mejor dotadas que otras,
poco hay que decir aparte de que sólo con la práctica es posible mejo-
rar en ella. Algunas sencillas reglas se refieren a la forma de tomar las
medidas (mediante la ayuda de cintas métricas, flexómetros, plomada,
etc.) de las coordenadas de los puntos clave (esquinas de las piedras,
extremos y punto medio de los objetos, etc.) para luego unirlos median-
te curvas lo más parecidas posible a las reales, dibujando sobre un table-
ro rígido. La colocación del dibujante justamente por encima del objeto
que se dibuja, de forma que su visual sea perpendicular al mismo, es
esencial para una apreciación exacta de aquél.
Respecto a la fotografia, sólo recordar algunos preceptos básicos como
la utilización de trípode, la medición de la luz en el lugar donde está el a

objeto que se desea tomar, la evitación de los frecuentes contrastes de


luz y sombra, la mayor limpieza posible de objeto o estructura, la colo- Figura 3.7. Un ejemplo de dibujo planimétrico arqueológico: planta de la parte exca-
cación de una escala y etiqueta que indique el contexto de que se trata y vada al norte del poblado de Pedro Muñoz, con recintos de época ibérica separa-
todos los datos que se estime convenientes, etc. La posibilidad de tomar dos por muros de mampostería y adobe.
fotos verticales es muy importante, pues permiten apreciar mucho mejor
las distintas partes de la excavación. Aparte de las fotos aéreas, se utili-
zan escaleras, andamios, palas excavadoras o lo que se tenga más a mano; fotos verticales pueden hacer innecesario el dibujo de determinados
también se han diseñado diferentes artilugios para elevar la cámara (gran hallazgos muy complicados, como tumbas humanas, las cuales se pue-
trípode, pértiga, globo, cometa, etc.) que pueden resultar útiles. Algunas den copiar directamente de la fotografia También va cobrando cada vez

82 83
más importancia la toma de imágenes de vídeo, que permiten luego seguir
el proceso de la excavación día a día cuando se elaboren los informes
sobre la misma. Aunque falsean algo los colores reales, los sistemas domés-
ticos (VHS, 8 mm, ahora el vídeo digital con sustanciales mejoras) com-
pensan por su bajo precio frente a los profesionales.
Corresponde al director de excavación llevar al día la redacción del
"diario" de la misma, aunque esta tarea puede estar dividida entre los
responsables de los diferentes "cortes" o zonas abiertas en el yacimien-
to. Este tipo de registro consiste en un informal cuaderno o libreta en la
que se toma nota de todas las incidencias de cada día, basándose en el
principio fundamental de no fiarse para nada de la propia memoria ("no
1 2 recordar, sino escribir"). Es conveniente realizar descripciones prelimi-
metros 0
nares de todos los hallazgos importantes y estructuras que vayan apare-
Figura 3.8. Un ejemplo de alzado y planta de una tumba de inhumación, de pozo con ciendo, incluyendo un bosquejo dibujado de los mismos, que puede con-
cámara al norte cenada con lajas de piedra . el cadáver se encontró en posición fle- tener información no visible en los dibujos que luego se hagan a escala.
xionada con el cráneo al oeste (tumba AIII de Jericó, excavada por Kathleen M. Ken- En el cuaderno se describirán muros, pozos, hogares, diferentes tipos de
yon; según joukowsky, 1980, figura 8.15). suelo que vayan surgiendo, tumbas, objetos en contexto primario (en su
posición original), incluyendo referencias a la relación de unos con otros,
y cuidando al máximo la denominación de los mismos, para evitar confu-
siones posteriores. Una buena táctica, aparte de su posición en la cua-
drícula, es asignar a cada estructura un número o letra independiente:
muro 1, recinto I, hogar A, etc.
En ciertos casos, cuando los hallazgos o estructuras son a menudo del
mismo tipo, el diario, o parte de él, puede consistir en hojas-formulario.
Por ejemplo, en la excavación de una necrópolis, o de un poblado con
habitaciones separadas por muros, a cada tumba o recinto que se des-
cubra se le asigna una nueva hoja, la cual ya viene preparada con deter-
minados apartados que será necesario rellenar en cada caso. Si se trata
de tumbas, se deberá indicar el tipo de protección (fosa, cámara, túmu-
lo, urna cineraria, etc.), la colocación del cadáver, su conservación, el
ajuar que le acompaña, el sexo y edad del difunto; existirá un pequeño
espacio para dibujar un croquis de la tumba, etc.
No obstante, es necesario evitar que la rigidez de los formularios impi-
da apreciar toda la riqueza y variedad del registro arqueológico (muchas
veces las cosas no se ven porque no coinciden con lo que se espera des-
cubrir), y para ello se deberá tomar nota textual amplia de cuantas cues-
Figura 3.9. Aunque es dificil de expresar gráficamente la forma conecta de excavar, tiones llamen la atención del arqueólogo, así como de las inevitables dudas
este dibujo demuestra que lo contrario es posible: una ilustración pedagógico-humo- y equivocaciones, las diferencias de opinión y cambios de parecer, etc.,
rística de casi todo lo que NO se debe hacer en una excavación arqueológica [toma- que experimenten los miembros del equipo de excavación. Como ejem-
do de De Blas Cortina M A., Asturias ayer la Prehistoria (Cartafueyu escolar) Dipu- plo extremo de esta autorreflexividad y multivocalidad, y del esfuerzo por
tación d'Asturies, Fundación Pública de Cueves y Yacimientos Prehistóricos, 1982, experimentar nuevas formas de trabajo de campo, tenemos la actual exca-
Oviedo, p. 75], vación de Chatal Flüytik en Turquía dirigida por el británico Jan Hodder:

84 85
todas las discusiones de los arqueólogos, en el terreno y en el laborato- ten medios para ello. Así se dispone de la información cuantitativa com-
rio son filmadas íntegramente en vídeo por un equipo de cine alemán; las pleta sobre las clases de cada contexto, necesaria para realizar el análi-
discusiones son también observadas por una antropóloga especializada sis comparativo global.
en la producción de conocimiento, que les critica sus tendencias hacia Todas las piezas sigladas deben ser luego descritas en el inventario
una descripción excesiva o a presuponer en exceso sobre los hallazgos, de la excavación (figura 3.10). Éste consiste en una lista de los objetos,
los resultados se colocan en la página web del yaciiniento en Internet,
para que todo el mundo pueda opinar, etc.
Los materiales muebles excavados son posteriormente lavados (cuan-

12*1Idi
LL- J
1.5L'I
do no hay peligro de deterioro), y "siglados". Esta labor consiste en escri- NÚMERO 1 lig 6 8 10 11E14E17 18 19 21 22 23 24
bir sobre la pieza o en una etiqueta adjunta, de la forma más indeleble Oxidante • • • OQ

Lo.

Lo
Lt
1.!
111
EICICIEZ Mal


FUEG(
posible, una serie de letras y números (número de inventario) que son Reductor I Ill III MI II MI
únicos para el objeto en cuestión y que servirán luego de identificación Alternante 11. la gi
Nervio c El. •

LO

L1 III ] EH-
MINIO

...
para referirse a él. Usualmente se escribe una clave o abreviatura del yaci- 111 MIIIMIMI

IpjII

LI II

III L L_
P. Monos

IIII
n • WIZI Il
miento, la campaña de excavación y el contexto en que apareció la pie- bicroma

litiL
III 111 IIIII
za, aunque la forma más simple consiste en establecer una única nume- Estampilla
ración correlativa dentro de cada yacimiento (y campaña, en ocasiones),
a mg n

L_
Incisa RE lj II II

1\1 ‘
tomando nota aparte del contexto que corresponde a cada número.
ME Puntillada l Ray .. •

EIIIIEL
Por ejemplo, un fragmento cerámico puede llevar escrito PM84-B2C5- D igitación ME NI
123, que quiere decir Pedro Muñoz (la localidad o el nombre del yaci-
~II Ungulación a • In

1003U
miento), campaña de excavación de 1984, quinta capa artificial de la cata • ras imp. I Oil lal 11111
Peine II SE MI lUfl
B-2, número 123 (el contexto B2C5 excavado en 1984 tiene por lo menos Mamelon.
123 piezas). Pero también es posible escribir PM-2456, diciendo simple- ~II II ull RIN MI
Cordones II IMRE II

I
mente que la pieza hace el número 2456 de todo el yacimiento; en este
caso es necesario disponer de varias copias (protección contra pérdida) Nr CONTEXTO E FU DEC 3AM SU DECOR P0510 DÍA ALT EOU GR LO AN PC TIPO IDENT NOTAS
del inventario en donde está el dato sobre el contexto de ésta y las demás
PM86 1624 R9016 C ON MC A PA1C2 PA 0.0 0.00.0 5.0 45 30 0 100 DE
piezas (el número 2456 corresponde a la excavación de 1984 en el con- PM86-I625 R9C I 6 CO MC A FA3C2 PA 0.0 00 0.0 50 5.0 3.5 0100 DE
texto B2C5). Este sistema tiene el inconveniente de que sólo una parte de PM86 1626 R9C16 G ON MC A RAIlliCIC) PA 00 0.0 00 5.0 5.5 5.6 0100. DE
PM86-1627 R9C16 G O MC A PAIB1B2 PA 00 0.0 00 60 50 5.0 Decoración
la información está sobre la pieza, pero requiere menos trabajo de escri- PM86-1628 69016 G O MC A PA IB2C1 PA 0.0 0.0 0.0 8.0 7.0 30
0 100 DE
0 100 DE ambas caras
tura y hace factible el siglado de piezas más pequeñas. PM86-I629 R9CI6 G ON MC A 683 PA 0.0 00 0.0 50 60 5.0 0 100 DE
En teoría todos los hallazgos, grandes y pequeños, significativos o sin PM86-I630 R9CI6 O
PM86-1631 69017 B O
MC
MC
A
A
P
PA2B2
0.0 0.0 0.0
LACU 30.0 6.5100O
0A 0.0 0.0
6.0 00 00
01061-2 Vasija completa
0 10B 4 dibujada
importancia, deben ser inventariados. En la práctica, sin embargo, no PM86-1632 R9CI7 CON MC A PB2 PA 0.0 0.0 00 8.0 9.5 50 0100 DE
resulta fácil seguir este principio, especialmente cuando la excavación PM86-1633 R9C17 G ON MC A PAIB2 PA 00 0.0 O.0 7.0 76 78 O 10G.DE
PM86-1634 179017 C O MC A PB3 PA 0.0 0.0 0.0 5.0 6.5 6.5 0 10C DE
descubre cantidades ingentes de material, por ejemplo cerámica frag- PM86-1635 68017 G 0 MC A PB2 PA 0.0 0.0 00 5.0 5.0 35 O 10G DE
mentada, y su presupuesto no permite mantener un equipo adecuado PM86-I636 R8CI7 G ON MC A HE PA 70 0.0 O O 4.0 3.0 2.0 010G.DE
PM86-1637 R2C18 8 0 MC A PA I-2 LA 30.0 3.0 60 7.0 0.0 0.0 40 1013.1A
durante el tiempo necesario para describir con detalle todos los restos.
Una aproximación intermedia para la cerámica, que permite conservar Figura 3.10. Dos ejemplos de inventario de excavación (formularios de fragmentos
una gran parte de la información del material no inventariado, consiste en cerámicos): mediante una "tabla disyuntiva completa", que convierte cada estado de
clasificar todos los fragmentos, contar y pesar los de cada clase general, atributo en una variable dicotómica de presencia/ausencia (si existe presencia se
separar los que se van a inventariar (porque presentan datos sobre for- coloca un punto), o mediante una tabla de atributo por cada columna, cuyos estados
ma, decoración, función, etc., y es posible asignarlos a un tipo más espe- se denotan mediante códigos establecidos previamente. El primer tipo es más fácil
cífico), y conservar los restantes agrupados por contexto, de forma que de completar, pero contiene menos información, ocupa bastante más espacio de
puedan ser estudiados con mayor detalle en un momento posterior si exis- publicación y es mucho peor tratable informáticamente que el segundo.

86 87
ordenados por número de inventario, con una descripción somera de los
mismos; en el caso de piezas importantes, vasijas completas o elemen-
tos metálicos por ejemplo, la caracterización puede ser más amplia e ir
aparte de la lista general. Sobre la forma de describir los distintos tipos
de artefacto (en cerámica, piedra, hueso, metal, etc.) se ha discutido mucho
y se han propuesto infinidad de métodos, en el intento de lograr la dese-
ada uniformidad de criterios. En los últimos tiempos se tiende a descri-
bir las piezas de forma codificada, utilizando siglas o abreviaturas para
exponer los estados de las diferentes variables, dentro de hojas o fichas
de formulario, con el objetivo de introducir los datos en archivos infor-
máticos. En el capítulo siguiente volveremos sobre este tema al hablar de
las bases de datos.
Por último, aparte de la descripción escrita de las propiedades de los
objetos, es necesario documentar la forma, textura, volumen, etc., de los
más interesantes mediante el dibujo y la fotografía También en este caso
es preciso seleccionar, ya que resulta imposible registrar de esa manera
todo lo hallado en una excavación. La norma que se debería seguir es,
por supuesto, documentar las piezas más completas e interesantes, pero
sin olvidar hacerlo con al menos un ejemplar de cada tipo existente en el
yacimiento, aunque se trate de una pieza fragmentaria o irrelevante. Lo
que se pretende evitar es la repetición innecesaria de reproducciones de
piezas iguales o muy parecidas, e intentar por el contrario proveer a los
demás investigadores de una imagen de la variedad total de los hallaz-
gos. En el caso ideal, o si se trata de reducir los costes, siempre en aumen-
to, de la publicación, bastaría con presentar cuadros de todos los tipos
cerámicos, líticos, etc., del sitio, acompañados de tablas de frecuencias y Figura 3.11. El dibujo a escala de materiales arqueológicos: ceramica (ánfora com-
porcentajes de cada uno en los diferentes contextos. pleta y fragmentos de fondo, con la sección de la pared a la izquierda y el perfil exte-
Afortunadamente, el dibujo de materiales arqueológicos sigue unas rior a la derecha), útil litico (bifaz de sílex, con los levantamientos sombreados por
reglas bastante normalizadas en todos los ámbitos, con lo cual resulta rayado y el cortex punteado) y metálico (hacha tubular con vista frontal, sección de
fácil comparar las representaciones de unos yacimientos con otros. En la la punta y vista lateral) (según Grinsell et al., 1974, figuras 9, 10 y 12).
Figura 3.11 se pueden ver ejemplos de algunos de los tipos más habi-
tuales. Como norma, el dibujo a escala debe ser lo más preciso posible
en cuanto a dimensiones y forma del objeto, pero evitando un detalle
excesivo que entorpezca la visión del conjunto; lo mínimo que se repre- damental, así como la correcta iluminación que resalte las diferencias de
senta es un alzado y una sección, aunque muchas veces hacen falta varias volumen.
vistas (si existen diferencias significativas de una parte a otra) o seccio- Con lo anterior terminamos este capítulo, no sin recordar de nuevo la
nes (si ésta no se mantiene igual o proporcional a lo largo de la pieza). brevedad y concisión con las que ha sido necesario exponer los conceptos
En cuanto al sombreado, es habitual insinuar la presencia de una luz (arri- de la arqueología de campo, que necesitarían lógicamente de mucha
ba a la izquierda) mediante rayas o puntos en las zonas oscuras, con el mayor extensión y ejemplificación para ser comprendidos en todas sus
objeto de conseguir la sensación de volumen. La fotografia es menos pre- implicaciones. Después de la prospección o excavación comienza la tarea
cisa sobre la forma del objeto, pero da mejor idea de su textura, de cómo de análisis de toda la información recogida, tarea clave de la arqueología
es realmente. La presencia de una escala y etiqueta con la sigla es fun- en la que se han dado grandes avances teóricos durante los últimos años.

88 89
Museo Publicación Archivos
• •

Informe de la
excavación
ESCRITURA
DEL INFORME
Estudio
comparativo

Fases
Ilustraciones y Descripciones

periodos

ANÁLISIS Y
CRONOLOGÍA

1
RELATIVA
Análi is de los
artefactos
y muestras

Secuencia estratigráfica

Figura 3.12. Secuencia total de una excavacion arqueológica desde os trabajos de


campo a la publicación del informe y depósito de los materiales en el museo corres-
pondiente (según Harris, 1919, figura 31).

90
4.
El análisis:
poniendo orden en los datos

Tal vez el comienzo de este capítulo sería un lugar más adecuado para
citar la metáfora de la arqueología luchando con el hueso de los datos, y no
el anterior, ya que la tarea de análisis es sin duda más ardua y menos atra-
yente al principio que la prospección y la excavación. De hecho, ocurre con
frecuencia que estamos preparados y dispuestos para acudir al campo, sobre
todo a excavar, pero no tanto para elaborar las publicaciones que muestren
al público lo hallado bajo tierra. Aunque no existen estadísticas para nuestro
país, es cierto que el número de excavaciones emprendidas es bastante
mayor que el de memorias publicadas con el resultado de las mismas. Este
hecho es muy grave, sobre todo en la arqueología española, que cuenta toda-
vía con numerosas incógnitas clave por resolver, ya que únicamente el pro-
fesional que realizó la excavación está capacitado en principio para exponer
los hallazgos, y si deja de cumplir este deber fundamental la información se
perderá para siempre.
Hace años decía Bohumil Soudsky que para ser "buen" arqueólogo no era
necesario poseer una gran inteligencia ni preparación, bastaba con tener suer-
te y realizar algún hallazgo valioso o interesante. Lógicamente, lo decía como
crítica a esa concepción de una "disciplina indisciplinada" (afortunada expre-
sión de David Clarke) que acabarnos de denunciar, y que se suele manifestar
en un manifiesto interés por los aspectos que tiene la arqueología de "descu-
brimiento", y cierta indiferencia por las partes más científicas del análisis.
Pero lo cierto es que el estudio, comparación y abstracción de los datos
arqueológicos es la única forma que existe de llenarlos de sentido, y esta

91
labor resulta mucho más apasionante que su mismo descubrimiento. En la Por lo tanto, allí donde nosotros dejamos una huella permanente aparece
actualidad es en el campo del análisis y la inferencia donde está el mayor el artefacto, desde un pequeño agujero en el suelo hasta un templo hecho
ímpetu de la investigación, junto con la reconstrucción y la teoría social, mien- con perfectos bloques de sillería. La utilidad del concepto se debe a que cada
tras que el ámbito de la recuperación (prospección y excavación) sólo ha uno de esos elementos culturales (denominación más amplia que la de arte-
visto avances en la labor de superficie, estando la excavación todavía ancla- facto, pues incluye los aspectos no materiales) corresponde a una realidad
da en los viejos principios de Wheeler, como vimos (aparte de los trabajos concreta, que se puede ver y tocar, y es considerado de forma independiente
de Harris, véase 6.1). En este capítulo se intentarán diseccionar las princi- en su análisis, descripción de sus atributos, comparación con otros elemen-
pales reglas de análisis arqueológico, mostrando primero como los datos tos similares, etc. Claro que un artefacto puede estar compuesto a su vez por
materiales se abstraen en conceptos y cifras "sobre el papel", para después otros: un templo por sillares y columnas, una columna por tambores cilíndri-
ser combinados en formas diversas, con la decisiva ayuda de la estadística cos etc Aunque la idea más común de artefacto corresponde a elemento
y la informática. mueble (objetos, materiales arqueológicos), en la arqueología analítica tam-
bién engloba los inmuebles (viviendas, tumbas etc.).
Las demás unidades que nos quedan por ver son mucho más abstractas,
4.1. Unidades de análisis arqueológico y se deducen a partir del análisis de los artefactos concretos. La unidad atri-
buto (o variable) se puede definir como "cualquier carácter lógicamente irre-
En este apartado se definirán las principales unidades de análisis, desde la ductible, de dos o más estados, que actúa como una variable independien-
más simple a la más compleja, que de forma implicita o explicita aparecen en te en un sistema concreto de artefactos". Con un ejemplo se verá mucho más
todos los trabajos arqueológicos. Los conceptos seguirán la articulación expre- claro. Si el artefacto en cuestión es una vasija cerámica, uno de los atributos
sada de forma magistral en uno de los libros más influyentes de la arqueología que la definen es el color de la pasta, usualmente visible en la superficie o
moderna: Arqueología analítica (1968) de David Clarke Dicha obra, aunque de mejor en el corte de rotura si se trata de un fragmento. El color depende de
dificil lectura por el empleo continuo que hace de conceptos procedentes de otras variables, como son el tipo de arcilla, tratamiento, grado de cocción y
muchas otras disciplinas (geografia cultural, teoría de sistemas, estadística, ciber- aireación durante la misma, etc., pero sería muy complicado medir estos atri-
nética, etc.), en cuanto a metodología representó el punto de inflexión decisivo butos, por lo que se puede considerar que, a efectos prácticos, es un atri-
de la arqueología europea, el comienzo de su "pérdida de la inocencia". buto irreductible a otros (variable independiente).
La secuencia de unidades básicas es la siguiente: atributo, artefacto, tipo, El atributo color tiene lógicamente más de dos estados (los valores con-
conjunto y cultura arqueológicos. Aunque lo lógico sería comenzar con el cretos que puede tomar una variable), pues la arcilla cocida presenta tona-
atributo, el sistema se entenderá mejor si exponemos antes la idea más usual: lidades muy variadas, desde el negro carbón a colores muy claros (que se
el artefacto. (El término puede considerarse un anglicismo, ya que su signi- pueden medir con la tabla Munsell de colores de suelos). Pero se trata de
ficado en español es algo distinto al que designa en inglés; no obstante, no que los tenga "en el sistema concreto de artefactos" con el que trabajamos.
existe palabra nuestra que abarque el mismo ámbito y sería necesario emplear Por ejemplo si todas las vasijas y fragmentos que hallamos en un sitio tienen
varias, con la consiguiente confusión.) Un "artefacto" es cualquier objeto el mismo color (caso extremo que podría darse en un taller de alfarería muy
modificado por el ser humano en sus características o atributos. Una piedra industrializada), la variable sólo tendría un estado y ya no sería un atributo
normal y corriente no es un artefacto, ni tampoco un trozo de arcilla, pero si (no es variable porque "no varía").
a la primera se le dieron varios golpes para formar un extremo puntiagudo Al igual que en muchas otras ciencias, en arqueología también funciona la
o un lado cortante, y el segundo fue manipulado hasta darle una forma dis- división clásica de escalas de medida propuesta por Stevens en los años cua-
tinta de la natural, y además (con lo anterior ya bastaría) se le ha cocido a renta: variables nominales, ordinales, por intervalos y de razones. Las nomina-
gran temperatura hasta hacerlo mucho más duro, entonces estamos ante dos les son los atributos cualitativos y representan el nivel más elemental de medi-
artefactos: un útil lítico y una cerámica. La característica modificada en el da: el color, la forma o decoración de una cerámica, etc., o bien el lugar donde
objeto podría ser simplemente su relación con otros: por ejemplo su posi- apareció dentro de la excavación (los primeros serían atributos específicos, el
ción. Si no se golpea la piedra, pero se extrae de su contexto natural para segundo un atributo contextual). Los atributos ordinales se parecen a los ante-
formar, colocándola encima y bajo otras un muro de cierre de una casa o de riores, pero los estados ya no aparecen sin relación entre sí, puesto que están
una tumba, tendremos en el muro otro artefacto. colocados en cierto orden: por ejemplo, los niveles estratigráficos de una exca-

92 93
vación, como atributos contextuales, están colocados en altura unos sobre otros, La unidad que va después, por encima del atributo y artefacto, es el tipo
y fueron depositados en el tiempo unos después de otros; por ello, el nivel A es arqueológico. Este concepto resulta clave en la actividad analitica, hasta el
posterior al B, éste al C, etc. Las escalas por intervalos corresponden a aquellos punto de que la elaboración de tipologías representa la partida de tiempo
sistemas numéricos que carecen de un cero absoluto, y por ello no se pueden mayor de aquellas en que se divide la actividad arqueológica. De hecho, la
realizar operaciones matemáticas con ellos; por ejemplo, la escala de grados labor clasificadora, el reducir la enorme variedad del mundo real a un núme-
centígrados, o de años de calendario, única que utili7amos de este tipo en arque- ro manejable de unidades abstractas, forma la parte central de cualquier
ología. Por último, la escala de razones o de relaciones es la clásica numérica ciencia y no sólo de la arqueología. Es posible que en esto a quienes más
cuantitativa, con cero absoluto, que cuenta con muchos ejemplos en arqueolo- nos parezcamos los arqueólogos sea a los biólogos, con la ventaja a su favor
gía: todas las mediciones, como longitud, anchura, peso, ángulo, número de vasi- de que los productos humanos parecen más dificiles de tratar (son mucho
jas en una tumba, de hiladas de piedras en un muro etc J S variables más emplea- más ambiguos y están mucho más estropeados cuando los encontramos) que
das son las nominales (cualitativas) y las de razones (cuantitativas). Para cada la producción de la fábrica celeste que ellos estudian.
una de ellas existe un tratamiento estadístico e informático diferente, y por ello Existen dudas sobre si un tipo es en realidad el conjunto de objetos que
conviene tener clara la distinción. En ocasiones se convierten datos cuantitativos representa, o bien se trata más bien de una reaLidad ideal y abstracta, algo
en cualitativos (esta vez ordinales), como cuando se escoge registrar la dimen- así como el término medio de todos acruellos. Clarke parece decidirse por
sión de los artefactos según los estados de "pequeño", "mediano'', etc., olvi- la primera opción cuando dice que "un tipo es una población homogénea de
dando la medida directa de las dimensiones en una práctica poco acertada. artefactos que comparten una serie, consistentemente recurrente, de esta-
Un caso corriente en arqueología, más de lo deseable, es la variable nomi- dos de atributo en un conjunto politético dado". Luego un tipo lo forman una
nal dicotómica, aquella que por principio sólo admite dos estados, del tipo serie de artefactos que se parecen entre sí, por eso su agregación resulta
presencia/ausencia (1/0). Por ejemplo, presencia de asa en una vasija (cuan- homogénea y sus atributos suelen tener los mismos estados, aunque no son
do se da el caso, se coloca la cifra "1" en el inventario o tabla correspon- todos iguales, ya que entonces sería un tipo monotético, algo realmente raro
diente), o ausencia de la misma (se coloca un "O"). A menudo ocurre que el en la prehistoria y hasta la producción industrial.
atributo no se puede evaluar o medir por estar fragmentado el artefacto en El grupo de vasijas de la figura 4.1 forma un tipo, y nos puede servir para
cuestión: si al trozo le falta la parte superior o borde, es imposible saber si ilustrar el concepto. Proceden de una necrópolis nubia del norte de Sudán, y
tenía o no asa, medir el diámetro de la boca o el grosor del labio, etc. Aquí en toda la excavación no se recuperaron más que esas cinco, que son una mues-
el atributo no es aplica_ble, pero los programas informáticos disponen de ins- tra de todas las que debieron existir en esa época por la misma zona (la "pobla-
trucciones adecuadas para manejar estos casos (missing data). ción" completa). Como se aprecia, comparten una serie de atributos como la
Especificamente arcrueológica es la división que Clarke propuso para los forma o la decoración impresa de bandas y colgantes bitriangulares, pero no
atributos: no esenciales, esenciales y clave. Aunque es dificil decidir en cada son en absoluto iguales, pues unas tienen el cuello cilíndrico y otras troncocó-
caso, la importancia de un atributo vendrá marcada por el grado de co-varia- nico, unas presentan colgantes impresos con dos elementos y otras con tres,
ción que tenga con los demás atributos y el sistema completo. Los atributos además de ser de tamaño diferente y de tener pequeñas variaciones en el color
que permanecen constantes interesan menos que aquellos que varían con el que no se aprecian en el dibujo. Es decir, comparten los atributos de forma poli-
paso del tiempo dentro de un grupo de yacimientos, o geográficamente de tética (no existe un solo atributo que sea poseído por todos los miembros del
un yacimiento a otro. Desde el punto de vista cronológico, la decoración de grupo), lo cual es lógico por tratarse de una producción artesanal, de cerámi-
la cerámica ha sido siempre un excelente indicador, y para cada periodo cul- cas hechas a mano, hace algo más de dos mil años. Cuantos más atributos com-
tural suelen existir formas características que sirven para identificarlo ("fósil- partan los miembros de un tipo, se clice de éste que es más "coherente".
director"), aunque generalmente el estilo decorativo tiende a ser conserva- El ejemplo anterior corresponde a la clasificación de los datos de una
dor y a cambiar lentamente, al contrario que los atributos funcionales de excavación concreta, pero ocurre que vasijas muy parecidas (del mismo
mayor valor utilitario, como en las herramientas o las armas, que varían con tipo) se han registrado desde comienzos de siglo en un área que abarca
mayor rapidez. En los útiles líticos, las técnicas de extracción fueron alta- varios cientos de kilómetros al sur de Egipto y norte del Sudán Ello puede
mente conservadoras durante muchos miles de años, pero las pequeñas dife- ser debido a que un mismo taller proveía de las piezas a muchos asenta-
rencias en tipo de retoque y forma del instrumento pueden ser reveladoras mientos, a que existían contactos culturales estrechos que provocaban la imi-
de variaciones cronológico-culturales o simplemente funcionales. tación de unos a otros artesanos, o bien a que se daioa entonces un sistema

94 95
de residencia posmarital patrilocal (es decir, las mujeres se desplazaban a
los poblados de sus maridos, dispersándose, y probablemente eran ellas las
que hacían las vasijas). Aunque resulta dificil con los datos actuales decidir
entre esas u otras explicaciones alternativas, lo cierto es que todas ellas inten-
tan dar cuenta del sencillo concepto de tipo: una cierta idea de artefacto que
se intenta repetir un número grande de veces, por las razones que sean. Estas
últimas suelen ser funcionales (se ha comprobado su utilidad), pero existen
pruebas etnográficas de que tipos iguales pueden servir para cosas distin-
tas en contextos sociales diversos, y, por el contrario, de que la misma fun-
ción puede realizarse con objetos muy diferentes.
Algunos tipos tuvieron un extraordinario éxito y duraron más de un millón
de años, como el "hacha de mano" (bifaz) del Paleolítico Inferior, mientras
otros, de complejidad creciente (cada vez están definidos por mayor número
de atributos), duraron varios milenios (p. ej. los tipos de buril del Paleolítico
Superior), varios siglos (p. ej. las espadas metálicas de la Edad del Bronce) o
varios decenios (p. ej. algunas formas de cerámica "sigillata" romana). A medi-
da que avanzarnos en el tiempo y aumenta la complejidad tecnológica y las
relaciones entre los grupos humanos, lógicamente se produce un reemplazo
más rápido de unos tipos por otros. No obstante, existen pervivencias asom-
brosas y coincidencias de objetos idénticos realizados a miles de arios y de
kilómetros de distancia, por ejemplo en útiles liticos y cerámica.
Las razones que explican la preferencia por unos u otros tipos son muy
difíciles, por no decir imposibles de discernir en la mayoría de los casos.
Cuando se trata de las formas más simples, su relación funcional con el medio
ambiente puede aparecer más o menos clara, pero al aumentar la comple-
jidad y aparecer elementos "inútiles" como la decoración, la única razón a
veces esgrimida es la histórica: se utilizaron en aquel momento porque ya
se habían usado antes; es decir, se desplaza "hacia atrás" la solución del
enigma. La corriente teórica estructuralista posee el mérito de haber pues-
to el acento en la función simbólica, como transmisores de complejos men-
sajes sociales, que cumplen muchos tipos de artefacto y sobre todo la deco-
ración de los mismos.
La siguiente unidad de análisis consiste en el conjunto (assemblage) arqueo-
lógico, definido como un "grupo asociado de artefactos contemporáneos".
Lo importante de la defmición es que los artefactos pertenecen a distintos
tipos, y que se usaron a la vez en el pasado; es decir, corresponden al mis-
mo grupo humano, o a grupos relacionados (por ello el término "colección"
arqueológica no parece adecuado, al englobar usualmente materiales de
diferentes épocas, reunidos por causas diversas en museos o fundaciones).
Figura 4.1. Ejemplo de tipo arqueológico: cinco vasijas realizadas a mano y decora-
Un conjunto puede estar formado por los materiales de la excavación de un
das con impresiones de la necrópolis meroíüca antigua de Amir Abdallah (Abri, Nubia
yacimiento, o de varios sitios contemporáneos y cercanos, ya que deben
sudanesa).
compartir los mismos tipos. De hecho, el concepto puede no corresponder

96 97
a ninguna realidad concreta del pasado, pero sí representa una clara del pre- los años veinte (al principio con el objeto de clasificar el material etnográfi-
sente: el conjunto es aquel grupo de materiales al que nos enfrentamos para co de los museos) y desarrollado posteriormente por Kroeber. En la distri-
su análisis, después de una excavación, prospección, etc. bución de rasgos (no sólo materiales, sino también instituciones sociales arte,
Cuando se estudian varios conjuntos correspondientes a áreas y épocas rituales, etc.) se observó que existían grupos de éstos que aparecían siem-
concretas, rápidamente nos encontramos con la siguiente entidad, proba- pre juntos en determinadas zonas, con un área central, donde la asociación
blemente el concepto más importante de los estudios prehistóricos, la cultu- es más clara, y zonas marginales concéntricas, en las que ya se producen
ra arqueológica. El desarrollo de la idea, por simple que hoy nos parezca, intromisiones de otros grupos. No obstante, resulta muy dificil observar cla-
corresponde, como ya vimos, al prehistoriador británico Gordon Childe ramente esa realidad, que cambia continuamente con el tiempo y en la que
(quien decía que no se trataba de una categoría teórica, sino de un "hecho se producen constantes solapamientos; las fronteras son realmente muy fle-
observado" que se debe registrar empíricamente), pero David Clarke y otros xibles y difíciles de discernir. En el caso más simple, casi teórico, un área
han contribuido a su definición. Para este último, y siguiendo como hasta aho- cultural correspondería a un solo grupo étnico diferenciado, pero existen
ra en el ámbito de lo material, una cultura es "un grupo politético de tipos muchos casos en que varios grupos comparten amplios aspectos culturales,
específicos y globales, que se presentan a la vez consistentemente forman- y al contrario, un mismo grupo étnico puede tener amplias subdivisiones
do conjuntos dentro de un área geográfica concreta". La idea de contempo- internas.
raneidad ya está contenida en el término de conjunto, y el resto se comprende Sea cual sea su correspondencia real en cada caso concreto, el concep-
fácilmente al ser una extensión hacia lo complejo de los mismos conceptos to de cultura que hemos visto, limitado a lo material, resulta muy útil ante la
manejados antes: los atributos se agrupan en artefactos, éstos en tipos, éstos necesidad de ordenar y clasificar infinidad de artefactos. Por encima de esta
en conjuntos, y estos últimos en culturas. entidad todavía es posible encontrar unidades de análisis más amplias pero
Una cultura completa, por lo tanto, ha de estar definida por una serie de basadas en la anterior: el grupo cultural y el tecnocomplejo.
tipos (útiles líticos, cerámicas, viviendas, tumbas, asentamientos, etc.) que Se considera grupo cultural a un conjunto de culturas relacionadas y cola-
abarquen el total o una mayoría de las actividades del grupo. Si de una zona terales, que comparten diferentes secciones de un mismo gran grupo de
y período concretos sólo conocemos las necrópolis y ningún poblado, ten- tipos arqueológicos. Un ejemplo podría ser el grupo de las cerámicas impre-
dremos una imagen parcial de su cultura (subcultura). Según los tipos de sas del Neolitico mediterráneo, que se fabricaron desde el mar Negro has-
artefacto que aparezcan en las tumbas, quizá encontremos una subcultura ta Portugal entre aproximadamente 6000 y 4000 a. C. Es evidente que no se
material "masculina" (p ej armas) y otra "femenina" (objetos de adorno, puede considerar como pertenecientes a la misma cultura a grupos que vivie-
broches, algunas cerámicas), como en el caso de la Edad del Bronce y Edad ron tan alejados entre sí, y que tuvieron artefactos y tipos tan diferentes. No
del Hierro europeas. También se ha hablado de subculturas sociales, que obstante, el hecho de compartir algo tan idiosincrásico como es la decora-
corresponderían a los diferentes rangos que existen en las sociedades no ción cerámica (impresa en muchas ocasiones con el borde de una concha
igualitarias. A veces esto ha llevado a confusiones, al identificar como cultu- marina) y de que probablemente las diferentes culturas (del sur de Francia,
ras distintas (grupos distintos) a las partes "pobre" y "rica" de una misma Cerdeña, costa catalana y valenciana, etc.) se formaron por contactos coste-
sociedad (los tesoros de Wessex y las urnas collared del Bronce antiguo bri- ros y marinos a partir del oriente (es decir, por difusión desde un único cen-
tánico; la cerámica campaniforme y la cerámica tosca de la misma épo- tro), hace que analíticamente separemos este grupo de otros que existieron
ca, etc.). Por lo tanto, es dificil encontrar un conjunto, por amplio que sea en otras partes de Europa (grupo anatolio/balcánico, grupo danubiano, etc.).
(p. ej., un yacimiento completo), que posea todos los tipos de una cultura, e Por último, todas aquellas culturas que presentan diferentes tipos, pero
incluso cuando para dos o más conjuntos se da este caso, lo normal es que pertenecientes a las mismas grandes familias, debido a que deben hacer
las proporciones de los tipos varíen de uno a otro sitio. frente a los mismos factores ambientales, económicos y tecnológicos, forman
¿Qué significado tiene la cultura arqueológica, más allá de la cultura mate- un tecnocomplejo. Como es lógico, resulta difícil a veces diferenciar entre
rial? Es evidente que todos esos tipos de artefacto fueron compartidos por grupo cultural y tecnocomplejo (Clarke sugiere un mínimo porcentaje de
un grupo de seres humanos que también debió de tener en común elemen- tipos compartidos, del 30% para el primero y del 5% para el segundo). Los
tos no materiales, como tal vez la lengua, la organización social el simbolis- grupos de un tecnocomplejo tienden a compartir aquellos aspectos genera-
mo religioso, etc. De hecho, el concepto de cultura en arqueología se pare- les de la tecnología que dependen directamente del medio ambiente, para
ce al de "área cultural" en antropología, propuesto por Wissler y Dixon en un nivel evolutivo dado.

98 1 99
Al comienzo de la cultura humana, los restos son tan escasos que sólo es gía objetiva (o no tanto), y para ello habrá que estudiar cómo se comportan
posible distinguir tecnocomplejos: por ejemplo el Achelense, que ocupa casi los atributos en todo el conjunto de artefactos. Seguidamente podremos sin-
todo el viejo mundo durante más de un millón de años Dentro del Achelen- tetizar el yacimiento o conjunto que tenemos entre manos diciendo que tales
se se pueden llegar a distinguir grupos culturales (por la presencia/ausen- tipos aparecen allí en tal o cual contexto y en tal o cual proporción. Cuando
cia de determinados tipos en algunas zonas: p. ej., los hendedores), pero es exista información de esta clase sobre un número grande de sitios, estare-
imposible distinguir culturas, debido a la gran uniformidad que presentan los mos en condiciones de decidir cuáles de ellos forman una cultura arqueoló-
conjuntos excavados. Eso no quiere decir que no existieran, en ciertos aspec- gica en una región determinada. Dado que es habitual que se realicen sín-
tos no materiales como el incipiente lenguaje por ejemplo, pero no son "visi- tesis regionales, e incluso más amplias, cuando todavía no se dispone de
bles" arqueológicamente. Otros ejemplos de tecnocomplejos pueden ser las información suficiente, tales conclusiones son casi siempre provisionales, y
tradiciones musteriense, tardenoisiense o natufiense del Paleolítico y Epipa- es preciso reformarlas cada vez que aparecen nuevos datos, comenzando
leolitico, el Bronce Atlántico o los grupos de Campos de Urnas al final de la el proceso de nuevo.
Edad del Bronce, etc. Como se aprecia, es la medición de los atributos la parte esencial del pro-
Para todas las entidades anteriores, Clarke propone unas reglas o mode- ceso anterior, sobre todo en los primeros estadios del mismo. El proceso de
los que se cumplen en el espacio y en el tiempo. El espacio se refiere a la reducir esa información material a entidades manejables analíticamente ("los
imagen que ofrece la cultura en un momento determinado (durante una fase), artefactos no hablan por sí mismos"), y la combinación posterior de las mis-
y se concreta en la variación normal de los atributos, la multidimensional de mas para obtener resultados significativos, suele recibir el nombre genéri-
los tipos, y la distribución espacial de los yacimientos y los tipos en las cul- co de cuantificación, y en ella cumplen una importante función las reglas de
turas (sobre las dos primeras se tratará en el siguiente apartado de este capí- la estadística. A continuación veremos cuáles son los sistemas más comunes
tulo). Las reglas temporales se refieren a la variación de atributos y tipos cuando se trata de examinar un solo atributo (estadística univariante).
según se van desarrollando las distintas fases, que suelen seguir el modelo Lo primero que tenemos que saber es que no podemos medir todos los
del gradualismo, es decir, la sucesiva sustitución de los atributos y tipos vie- atributos de un conjunto arqueológico, y debemos escoger aquellos que con-
jos por los nuevos, según el clásico esquema lenticular que trataremos al sideramos más significativos según nuestra propia posición teórica y meto-
hablar de la seriación en el próximo capítulo. dológica. Por ejemplo, ¿debemos medir la inclinación del retoque (los peque-
Clarke propuso la existencia en la evolución de las culturas de períodos ños golpes o presiones que dan forma a un útil lítico) de todos los útiles, o
de desarrollo comunes a todas ellas preformativo, formativo, coherente y todas las variantes del color del sílex en los mismos? En el caso de la cerá-
postcoherente. En cada una de estas fases existe una dinámica distinta en la mica, ¿mediremos el tamaño del desgrasante (las finas partículas que acom-
elaboración (número de atributos distintos) y en la variación (número de tipos pañan a la arcilla) en todos los fragmentos, o más bien indicaremos en cada
distintos). Así, por ejemplo, la fase coherente presenta un crecimiento de las uno si es pequeño, mediano o grande?
dos variables (los artefactos son cada vez más elaborados, más "barrocos", En la segunda opción estaremos escogiendo una variable cualitativa ordi-
y existen cada vez más clases distintas de ellos), mientras que en el período nal en vez de una cuantitativa, la cual contiene mayor cantidad de informa-
siguiente se observa una disminución de ambas, en el preformativo crece la ción pero es mucho más laboriosa de medir. Se trata de escoger el sistema
variación pero baja la elaboración, etc. de medida que resulte más útil para obtener conclusiones sobre otro atri-
buto más importante: el barro con que se fabricaron los cacharros. Nos inte-
resa ver si existen, y cuántos, tipos diferentes del mismo, que puedan ser
4.2. Principios de cuantificación indicativos de orígenes artesanales diferentes o de funciones prácticas dis-
tintas. Existe hoy una tendencia a considerar a una disciplina tanto más "cien-
Siguiendo el orden anterior de unidades de análisis, deberemos prime- tífica" cuantas más variables cuantitativas y menos cualitativas tenga, pero
ro decidir cuáles son los atributos que nos interesan para cada clase gene- sobre el tema no existe todavía un acuerdo general.
ral de artefactos (lascas o láminas en piedra, vasijas de cerámica, etc.) y des- Los atributos numéricos más usuales en arqueología son las medidas de
cribir cada uno de éstos en función del estado o valor de aquéllos. Luego dimensión de los artefactos. Siguiendo con el ejemplo de la cerámica cuan-
tendremos que agrupar todos o la mayoría de los artefactos en tipos, "des- do contamos con vasijas enteras (jarras, ánforas, etc.) solemos medir los diá-
cubriendo" cuáles son estos últimos mediante la construcción de una tipolo- metros de la boca, de la unión del cuello al cuerpo, de la parte más sobre-

1 00 1O1
saliente de éste (panza) y del pie o base si la tienen; también medimos las Como hemos oído decir tantas veces, un gráfico vale más que mil pala-
alturas del cuello, cuerpo y base. Cada una de estas variables es suscepti- bras, y el campo de la arqueología no es ninguna excepción a tal principio.
ble de ser "resumida" de forma matemática y de forma gráfica. La forma En el ámbito de las variables numéricas el gráfico más usual es el llamado his-
numérica consiste en eximer la media aritmética, un estadígrafo que se obtie- tograma o diagrama de barras (aunque esta segunda denominación se emplea
ne dividiendo la suma de todos los valores por el número de vasijas que tene- más cuando se aplica a variables cualitativas). El histograma de distribución
mos en la muestra. Dicha muestra puede consistir en todas las vasijas de la consiste en agrupar los valores en intervalos fijos, contando cuántos casos hay
excavación, pero tendrá más sentido hacerlo con algún subgrupo, extraído en cada intervalo, y este número es el que luego se representa por la altura
del total según los valores de un atributo nominal. Por ejemplo, las vasijas de cada barra (una por cada intervalo) en el gráfico (figura 4.2).
hechas a tomo por un lado y las hechas a mano por otro (atributo "factura"),
las que proceden de un recinto o un nivel del yacimiento separadas de las
demás (atributo "contexto"), etc.
El valor medio es muy útil, pero no basta para tener una idea global de la
distribución de los valores, siendo necesario añadir algún índice de cómo éstos
se reparten alrededor de aquél. Por ejemplo, las muestras de medidas 4, 5
y 6 por un lado, y 1, 5 y 9 por otro tienen la misma media, cinco, y sin embar-
go son muy distintas. Para subsanar el inconveniente se diseñaron otros esta- r-r-
dígrafos que miden la dispersión de los valores, y entre ellos el más usado es
la llamada desviación típica (o estándar), y ese mismo número elevado al cua- 2
drado, la varianza. La forma de calcularla es relativamente sencilla si la mues-
tra es pequeña, pero si es grande resulta algo tedioso y es fácil equivocarse.
Por ello es aconsejable, en éste como en los demás métodos que veremos en
este capítulo, acudir a algún programa estadístico del ordenador personal más f—
próximo. El usuario no tiene más que escribir y archivar los valores, de una o 3
varias variables ordenadas en filas o colurrmas (es decir, en forma de matriz),
ayudado de algún programa editor o de textos, y el ordenador, siempre que
se le introduzcan las instrucciones oportunas, hará el resto. No obstante, es
necesario poseer una mínima formación estadística si no se quiere aceptar a
ciegas todo lo que la máquina ofrezca, con el riesgo que esto supone. Figura 4 2. Eemplos de histogramas de distribudón de atributos cuantitativos 1) dis-
El primer grupo de valores del ejemplo anterior tiene una desviación típi- tribuciones con pequeña y gran dispersión (desviación típica y varianza) alrededor
ca de 1, mientras en el segundo vale 4 (usando N-1 en vez de N en la fórmu- del valor medio; 2) distribución simétrica, asimétrica positiva y asimétrica negativa;
la, algo aconsejable en muestras pequeñas), lo que indica que la segunda 3) distribución bimodal y distribución con una moda principal y otra subsidiaria.
muestra tiene los valores más dispersos que la primera. En las mediciones
arqueológicas, las desviaciones pequeñas indican menor "error" en la factu-
ra de los artefactos, mayor acercamiento de éstos al modelo "ideal" y por lo La forma del histograma nos presenta una información muy valiosa sobre
tanto mayor especialización. No obstante, la desviación puede aumentar sim- el conjunto de valores de la muestra. Si tiene un solo máximo (curva unimo-
plemente porque aumenta la media, y para evitar este efecto se puede divi- dal) nos hallamos ante un grupo más homogéneo que si por ejemplo pre-
dir la primera por la segunda (coeficiente de variación). Desde que Pearson senta dos picos (curva bimodal). En general, cuando la muestra que anali-
propuso la desviación típica a fines del siglo pasado, este estadígrafo ha des- zamos corresponde a un solo tipo arqueológico, sus dimensiones seguirán
plazado a otros que también miden la dispersión, pero que son más "inesta- un distribución unimodal, con tanta mayor calidad de factura cuanto menor
bles" (pueden cambiar mucho con pequeñas modificaciones de la muestra), sea la desviación típica (curva más "concentrada" en tomo al máximo). Si la
como el rango. Por otro lado, cumple una función muy importante en la teo- distribución presenta dos o más puntos máximos, sobre todo si éstos están
ría estadística del muestreo y la inferencia, sólo superada por la varianza. separados por una zona baja amplia, entonces es probable que la muestra

102 103
esté compuesta por dos o más tipos mezclados, que deberemos separar cor- mientos con las de otros, y decidir si se trata de culturas (o "industrias") dife-
tando por el punto medio entre picos antes de volver a calcular los estadí- rentes o semejantes (figura 4.3).
grafos y dibujar los gráficos.
Para las variables cualitativas también existen maneras de resumir su di a-
tribución, diferentes de las anteriores por tratarse de aspectos completa-
mente distintos del artefacto. Los estados de las variables nominales (p. ej.,
el color o el tipo de arcilla de la cerámica) no tienen relación entre sí y lógi-
camente no se pueden calcular medias ni desviaciones típicas para ellas El
único estadígrafo aplicable es la moda, que indica cuál es el estado más abun-
dante (p. ej., el color más frecuente en una clase general o un tipo cerámico
es el "amarillo suave", con el código 2.5Y-7/3 y 7/4 en la tabla Munsell). Ese y

color sería el "típico", un concepto equivalente al ya visto de valor medio.


Con todo, haría falta también expresar mediante un número esa frecuencia,
diciendo la cantidad de casos en los que aparece el color, o mejor el por-
centaje que supone del total de artefactos cerámicos. Si a la vez contamos
los casos y calculamos el porcentaje para los demás colores que se dan en
la muestra, habremos descrito adecuadamente su variabilidad respecto al
atributo.
La forma gráfica más frecuente de expresar estos datos es el diagrama de Auriñaciense típico
Perigordiense superior
sectores (de círculo), que los ingleses llaman de tarta porque cada sector (cuyo Solutrense superior
ángulo en el centro del círculo representa el porcentaje de cada estado) es Magdaleniense inferior
como una porción de un pastel circular También es posible expresar las fre- O
1 5 101113 17 23 2729 3636 O46 50 60 70 75 79 117 92
cuencias o porcentajes mediante barras verticales, como en los histogramas de 2 6 1214 19 24 25 30 37 39 47 57 63 as 09

las variables numéricas, pero con la diferencia de que ahora el orden en que Figura 4 3 Gráfico de porcentajes acumulados de las industrias auriñaciense típico,
se colocan los estados (que antes eran intervalos numéricos y debían seguir el perigordiense superior, solutrense superior y magdaleniense inferior, del Paleoliti-
orden de menor a mayor) es indiferente. Es decir, en un diagrama de barras co Superior francés. En el eje horizontal, los 92 tipos de útil lineo de la lista de Son-
da igual colocar primero el amarillo suave, luego el amarillo brillante, etc., que neville-Bordes y Perrot; en el eje vertical, los porcentajes acumulados (según Camps,
hacerlo al revés, a menos que se trate de una variable ordinal y la disposición 1979, figura 61).
haya de seguir un sentido (p. ej. desgrasante fino, medio y grueso).
Cuando la variable es el tipo de artefacto y en el caso de los útiles de pie-
dra del Paleolítico, cuyos tipos están bastante normalizados y son aceptados En ocasiones, el histograma o polígono de frecuencias se aproxima a un
por muchos investigadores, los diferentes estados (es decir, los tipos con- modelo teórico muy importante, llamado curva o distribución normal. La for-
cretos) se colocan siempre en el mismo orden, decidido convencionalmen- ma de la curva se ha hecho famosa como "campana de Gauss" (figura 4.4),
te. Entonces se utiliza un gráfico de porcentajes acumulados; es decir, para debido a que fue este matemático alemán quien más hizo por sistematizarla
cada tipo se representa en vertical su porcentaje respectivo sumado a los y a su forma simétrica y redondeada en la zona más alta y los puntos de infle-
porcentajes de los tipos que van antes que él en la lista. Este procedimiento xión hacia los extremos. La curva normal también se llama así porque es la
hace que el polígono o curva (mejor que histograma; ahora se unen los pun- distribución más corriente que se encuentra en las variables del mundo fisi-
tos más altos de cada barra y no se dibuja ésta) nunca descienda sino que co, la que describe los errores de medición o aquellas variables que están
sube, tanto más cuanto mayores son las frecuencias de los tipos que van colo- afectadas por un gran número de factores aleatorios. Su punto medio coin-
cados en ese lugar, o se mantiene horizontal cuando esas frecuencias son cide con la media, y la zona central es la que cuenta con mayor número de
nulas. Este tipo de representación gráfica ha demostrado suficientemente su casos (cerca de la media), bajando el número de éstos a medida que nos ale-
utilidad, especialmente para comparar las curvas de unos niveles o yaci- jamos en sentido positivo o negativo (casos "normales" y "raros").

104
105
bución normal en arqueología consiste en la interpretación de las fechas de
carbono-14 (véase 6.2), pero se trata de una medición fisica, de la desinte-
gración de un núcleo atómico radioactivo, y no arqueológica.
Hasta ahora hemos visto algunas de las cosas, las más frecuentes, que se
pueden hacer con una sola variable. Pero habitualmente en arqueología se
trabaja a la vez con muchas variables, que debemos combinar para obtener
conclusiones sobre la muestra de artefactos, la distribución de éstos en los
niveles o contextos del yacimiento, etc. En el caso de los atributos numéri-
cos, los diagramas de dispersión (también llamados "nubes de puntos") per-
miten estudiar a la vez dos de esas variables. Consisten en un sistema de ejes
cartesianos, perpendiculares entre sí, de forma que en el eje horizontal, cono-
cido como de las abscisas, se representa una variable, y la otra en el verti-
70 90 110 130 150 mm cal llamado de las ordenadas. Para cada caso de la muestra se dibuja un pun-
2 - 2s k-s + s k + 2s to tal que su distancia a los ejes es igual (a escala, por supuesto) a los valores
Figura 4.4. Un ejemplo de curva normal: la distribución supuesta de puntas de flecha que presenta para cada una de las variables. Al final tendremos una serie de
en piedra del suroeste de los Estados Unidos, con media de 110 mm y desviación puntos, más o menos agrupados o alineados, que representan fielmente el
típica de 20 mm (según Shennan, 1988, figura 8.4). estado de la muestra en lo que a esos dos atributos se refiere. A menos que
el grupo sea muy heterogéneo, y los puntos salgan totalmente dispersos,
existen varios modelos de distribución posibles que pueden a su vez dar ori-
Una propiedad de esta curva teórica es que en el intervalo de una des- gen a distintas conclusiones.
viación típica a ambos lados de la media se hallan algo más de los dos ter- Si los puntos aparecen agrupados en dos o más concentraciones, cuanto
cios de los casos (68,26%), en el de dos desviaciones un 95,46% y en el de más separadas mejor, entonces podemos suponer la existencia de dos o más
tres un 99,74%. Por lo tanto, los casos que están por encima o por debajo de tipos distintos en la muestra. Si en cada grupo anterior (o el único si existe
tres desviaciones son realmente raros. Para saber la posición que ocupa cada sólo un tipo) los puntos tienden a estar alineados, entonces estaremos ante
caso en esa relación, es preciso "tipificar" el valor que tiene la variable, res- un caso de fuerte correlación entre las dos variables, tanto mayor cuanto más
tando éste de la media y dividiendo el resultado por la desviación típica de cerca de la línea recta estén los puntos. La correlación se mide, entre otras
la muestra. Así, un caso que tenga una puntuación tipificada de 0,8 estaría varias maneras, por el llamado coeficiente "r" de Pearson el cual nunca pue-
entre aquellos dos tercios que mencionábamos, y otro que tenga 2,5 (ó -2,5) de tener un valor absoluto (independiente del signo) mayor de la unidad. Es
estaría entre dos y tres desviaciones y formaría parte de un grupo de casos decir, r vale uno (1) en el caso de correlación perfecta (los puntos no se salen
raros inferior en tamaño al 5% del total de la muestra. Para trabajar con la de una línea) positiva (la línea sube hacia arriba, al aumentar una variable lo
curva normal es necesario acudir a la tablas que aparecen en los manuales hace la otra), menos uno (-1) cuando la correlación es perfecta pero negati-
de estadística, entrando en ellas con el valor tipificado de cada caso (usual- va (la curva baja, al aumentar una de las variables, la otra disminuye), o cual-
mente para ver cuál es la posición de éste en la distribución y el porcentaje quier valor intermedio entre esos dos. En teoría, un valor igual a cero indica
de casos que tiene por encima o por debajo). ausencia total de correlación, y se da cuando los puntos aparecen distribui-
Un buen trabajo de cuantificación arqueológica puede ser comprobar dos aleatoriamente entre los ejes. Pero si el valor es pequeño (p. ej., 0,2 ó
hasta qué punto las variables numéricas están normalizadas. En general, las 0,3) ya podemos suponer que no hay correlación, aunque este valor límite
curvas reales unimodales se apartan de la curva teórica, pero no tanto como depende del tamaño de la muestra.
para desechar el modelo. En muchos casos se ha constatado que el incum- El ejemplo de la figura 4.5 puede servir para ilustrar los dos modelos ante-
plimiento se debe a la asimetría positiva de las curvas reales, como si los riores. Para una muestra de 17 formas completas de vasos con "apéndice de
"errores" con respecto al modelo ideal de artefacto fueran más abundantes botón" (protuberancia con esa forma sobre el asa) del final de la Edad del
por encima (quizá porque entonces todavía es posible corregir en muchos Bronce en el noreste español se representa el diámetro de boca en las abs-
casos) que por debajo. El ejemplo más claro, con todo, de uso de la distri- cisas y la altura total en ordenadas. Por supuesto, existen otros atributos de

106 107
dimensión de los vasos, pero esos dos, que son casi siempre los más impor- El paso siguiente consiste siempre en contrastar el posible significado
tantes, bastan en este caso para definir la muestra. En primer lugar se apre- arqueológico de los dos tipos, estudiando cómo varían otros atributos con
cia una cierta separación en dos grupos, la forma A abajo a la derecha y la B respecto a los grupos. El atributo contextual general que hace referencia a
separada hacia arriba a la izquierda Al estar separados por la línea de dia- la zona geográfica donde aparece el vaso tiene una covariación muy clara:
gonal que marca los puntos con el diámetro igual a la altura, los puntos de la la forma A se da en los Pirineos y la B algo más al sur, en el valle del río Segre.
forma A tienen el primero mayor que la segunda, y lo contrario les ocurre a Lo mismo ocurre con el atributo temporal, puesto que el tipo A aparece en
los de la forma B; es decir, los vasos de la forma A son bajos y anchos, mien- un contexto megalítico más antiguo que el tipo B, que lo hace ya dentro del
tras los de la forma B son altos y estrechos. grupo cultural de los Campos de Urnas. Por último, otro atributo formal de
los vasos, como el tipo de botón, también presenta covariación puesto que
los dos grupos presentan tipos diferentes, aunque existe un pequeño sola-
Altu
pamiento admisible.
180
Por lo tanto, en este ejemplo real se ha dado una concordancia grande
170 entre los atributos dimensionales de una muestra de artefactos, numéricos y
160
tratables por la estadística, y los más propiamente arqueológicos (distribu-
ción espacial, cronología, forma del apéndice cerámico). Casos como éste
150 no son raros cuando se trabaja con muestras de buena calidad (aquí se ana-
140 lizaron todos los vasos de apéndice conocidos, tanto los enteros como los
fragmentados, mucho más numerosos).
130
Aunque la claridad de la separación, y el hecho de que la forma A recuer-
120 da claramente los vasos carenados típicos del Bronce Antiguo y Medio, y la
Forma B
110
forma B los bitroncocónicos del Bronce Final/Campos de Urnas, se conocía
desde hacía anos (Luis Pericot ya la había propuesto en 1950), el gráfico de
100 dispersión supone un avance cualitativo en el estudio del tema. En primer lugar,
90 presenta una "demostración" más convincente que decir: "los vasos del Segre
tienen la altura mayor que el diámetro, y si usted no me cree compruébelo por
80
su cuenta". Además, el gráfico en sí mismo es un modelo con un gran valor
70 predictivo, pues permite asignar las nuevas cerámicas que aparezcan a uno u
60
otro grupo cultural mediante el simple dibujo de los puntos (en esto funciona-
ría como un análisis discriminante, siendo la línea diagonal la que diferencia
50 los tipos). Incluso cuando los nuevos datos contradijeran la proposición, este
40 gráfico seria clave en la elaboración de hipótesis alternativas.
El siguiente modelo que nos interesa, la correlación entre variables, se
30
aprecia sobre todo en la colocación alineada de los seis vasos de la forma B,
20 Forma A que resulta en un coeficiente r de 0.955, muy alto, pero también en los once
10
puntos de la forma A que, aunque algo más separados de la línea recta, dan
un valor para r de 0.6. Si consideramos la muestra total de todos los vasos,
111111111
0 10 20 30 40 50 60 70 80 100 110 120 130 140 150 160 170 r todavía sigue siendo significativo (0.49). En la mayoría de los casos, una
Diámetro boca correlación alta no quiere decir casi nada; apenas que existe una "consis-
Figura 4.5. Diagrama de dispersión de diámetros de boca y alturas en 17 vasos com- tencia" interna en la elaboración de los artefactos: al ser más altos tienen
pletos con apéndice de botón del NE peninsular: A) grupo megalítico-pirenaico, y B) mayor diámetro, mayor grosor de pared, etc. (la forma se mantiene aproxi-
grupo del Segre (según Ruiz Zapatero, G. y Barril, M., las cerámicas con apéndice de madamente proporcional). En los vasos con apéndice, el aumento de corre-
botón del NE de la Península Ibérica", Trabajos de Prehistoria, 37, 1980, 181-219). lación que se produce al separar en dos grupos la muestra total puede indi-

108 109
car que la división en tipos es adecuada, y la mayor correlación del grupo interés (el yacimiento o la cultura en su conjunto). Al excavar no es posible
del Segre tal vez se deba a que se trata de un tipo de más corta duración en realizar un muestreo estricto debido a que el yacimiento no es una población
el tiempo, y por lo tanto más "coherente", crue el pirenaico. propiamente dicha, sino un sistema o estructura de elementos heterogéne-
Con todo, se conocen ejemplos en los que la correlación es todavía más inte- os articulados entre sí. Con todo, es posible aplicar ciertos principios de ale-
resante, como ocurre cuando una de las dos variables es el tiempo: las fibulas atoriedad en la elección de las catas y con ello conseguir un incremento de
latenienses de Münsingen (figura 4.6), que son cada vez más largas y tienen el la representatividad, escogiendo al azar las cuadriculas dentro de cada zona
puente más bajo, o el famoso caso de las pipas de fumar norteamericanas, que que se aprecie en el sitio (acrópolis plaza, viviendas, etc.) mediante un mues-
fueron disminuyendo el diámetro de la caña durante varios siglos, de forma tan treo estratificado parecido al que se utiliza en prospección (véase 3.2).
perfecta que es posible averiguar la fecha exacta de su factura (con error de En general, los datos arqueológicos son, en palabras de Doran y Hodson,
menos de diez años, durante la Edad Moderna) mediante la fórmula de regre- "parciales y erráticos" en la forma en que llegan a nosotros, en sí mismos, y
sión lineal (la ecuación de la recta que pasa por en medio de los puntos). en la forma en que reflejan el comportamiento humano. Por ello tiene poco
En esta introducción al tema de la cuantificación, es conveniente hacer sentido una afirmación típica de inferencia estadística como decir, por ejem-
una pequeña referencia al tema del muestreo y la inferencia estadística, si plo, que el coeficiente de correlación entre altura y diámetro para los seis
bien en tan corto espacio sólo será posible plantear algunos de sus proble- vasos con apéndice de botón del Segre es "significativo al nivel 1%". ¿Qué
mas. Por muestreo se entiende la selección para análisis de una pequeña quiere decir esto? Pues no otra cosa que lo siguiente: si en la población de
parte (muestra) del total de elementos que nos interesan (población), de for- todos los vasos del Segre la correlación entre altura y diámetro fuese nula, y
ma que los resultados de analizar la primera sean representativos de los que de ella fueran tomadas infmitas muestras aleatorias de seis vasos cada una,
hubiéramos obtenido de la segunda. sólo en menos del uno por ciento de las muestras se daría una correlación
Como ya vimos en el uso del muestreo para la prospección de campo, tan grande como la que tienen nuestras seis vasijas reales (r = 0.955). Por lo
por representatividad se entiende no tanto que exista una diferencia peque- tanto, la hipótesis nula (correlación nula en la población) se rechaza al nivel
ña entre lo que obtenemos a partir de la muestra y lo que obtendríamos si 1%, lo que es bastante pero no implica el rechazo total, ya que todavía que-
estudiásemos toda la población, sino más bien que sepamos "algo" de esa da esa probabilidad de que sea cierta
diferencia (inferencia). Ese algo consiste precisamente en una distribución Una hipótesis se rechaza, por convención, a partir de que su probabili-
o curva normal de probabilidades: cuanto mayor sea la diferencia (más lejos dad sea menor del cinco por ciento (al nivel 5% o menor), y en el ejemplo
de la media en la curva) menor será la probabilidad de que se dé en reali- anterior, como en otros casos, la forma de averiguar esa cifra consiste en
dad, y además se puede saber cuál es la probabilidad de cada posible error. consultar tablas preparadas al efecto (calculadas para esas situaciones idea-
Es decir, la muestra puede parecerse poco a la población, pero es poco pro- les) y publicadas en todos los manuales. En el caso de la correlación, la sig-
bable que esto ocurra si se cumplen las normas. Y de tales reglas la más nificación estadística del coeficiente (o el rechazo de la hipótesis nula, crue
importante es la aleatoriedad en el muestreo; es decir, dar igual oportunidad es lo mismo) depende del tamaño de la muestra: en una muestra pequeña
de ser elegidos a todos los elementos de la población, dejando en manos del necesitamos mayor coeficiente que en una más grande para estar seguros
azar el proceso de selección. de la entidad del mismo en la población.
Lo anterior debe dejar claro que sólo cuando el muestreo es aleatorio, y Todo lo anterior sería cierto únicamente en el caso en que tuviéramos a
existen varias formas de que lo sea, la muestra es fiable estadísticamente mano todos los vasos con apéndice del Segre, asignáramos un número a
y podemos aplicar las fórmulas de la inferencia. Si pensamos en la manera cada uno y luego tomáramos una muestra de seis de ellos al azar. Algo lejos
en que se obtienen los datos arqueológicos, veremos que la premisa ante- de la realidad estamos, ya que esa población (aún olvidando los vasos que
rior se da en contadas ocasiones aparte del caso de la prospección ya visto. han desaparecido por completo) está fragmentada y sepultada en lugares
Es necesario que la población al completo esté disponible (como cuando trabajosos de descubrir y estudiar, y la forma en que los seis completos han
todas las bolas de un sorteo están dentro del bombo) para controlar la for- llegado a nosotros es difícil de determinar (sin duda por un tipo de azar dis-
ma en que se hace el muestreo. En ocasiones, se decide estudiar los útiles tinto al estadístico, e influido por multitud de factores). No obstante, como ha
líticos o cerámicos de una excavación por medio del muestreo de una peque- señalado Clive Orton, la significación estadística puede ser útil en arqueolo-
ña parte del total si éste resulta inaccesible, pero la población, aquí sí dispo- gía para decidir si en nuestros datos existen preguntas que deben ser con-
nible, es a su vez una muestra (no sabemos de qué tipo) de la población de testadas o por el contrario es mejor no preocuparse por ellas. En el caso ante-

110 111
rior, si el coeficiente no hubiese sido tan grande y la hipótesis nula tuviera mujeres, 15 hombres tienen ajuar y 10 carecen de él, 23 mujeres tienen ajuar
una probabilidad aceptable (mayor del cinco por ciento), haríamos mal en y 2 no lo tienen. En apariencia, las mujeres fueron mejor tratados que los hom-
atender a la con-elación (que ya vimos es indicativa de la coherencia del tipo) bres a la hora de colocar el ajuar (vasos cerámicos, objetos de adorno, etc.)
puesto que el simple azar de muestreo es capaz de explicar su cuantía. en sus tumbas La tabla de frecuencias esperadas representa la distribución
En la práctica arqueológica es habitual encontrar ejemplos parecidos y ideal de frecuencias si las dos variables fueran independientes, es decir,
más interesantes que el anterior. Los raspadores en piedra de un nivel son hombres y mujeres se distribuyeran el ajuar por igual. El contraste consiste
de un tamaño mayor que los de otro, las tumbas femeninas tienen más ajuar en comparar las dos distribuciones y comprobar en las tablas estadísticas la
que las masculinas, ¿cuándo tengo que empezar a preocuparme por buscar probabilidad que tiene una diferencia así de grande (chi vale 5.4), caso de
una explicación? Pues, según esta concepción, cuando la diferencia comien- ser cierta la hipótesis nula. En este caso es inferior al 5%, por lo que se recha-
ce a ser estadísticamente significativa o, lo que es lo mismo, la probabilidad za a ese nivel.
de la hipótesis nula sea muy pequeña. ¿Cuál es la hipótesis nula en este caso? Que la población de la que se
En el primer caso aplicaríamos el llamado contraste de la diferencia de extrajo aleatoriamente la muestra de 50 tumbas tiene los ajuares repartidos
las medias (t-test), calculando el valor tipificado t, en función de los valores aproximadamente por igual entre varones y hembras. ¿Existe tal población
medios de la longitud de los raspadores en cada nivel y de su desviación típi- o basta, para que el sistema funcione, imaginar una tal que la muestra que
ca. Las tablas de distribución de la t nos dirán si podemos rechazar la hipó- tenemos sea un producto aleatorio de ella, como sugieren los "arqueoesta-
tesis nula (que en este caso afirma que ambas muestras de raspadores pro- dísticos" británicos Clive Orton y Stephen Shennan? En todo caso, los datos
ceden de la misma población) porque la diferencia es lo bastante grande de esta necrópolis sugerirían la necesidad de preguntarse qué sentido tiene
(y la probabilidad de que salga así o mayor entre dos muestras, cuando se el sesgo que se produce en lo funerario hacia lo femenino (las respuestas
cogen infinitas, etc., es muy pequeña) o por el contrario no podemos, y enton- son múltiples y la estadística ya tiene muy poco que decir al respecto).
ces la diferencia se puede deber simplemente al azar. Hasta aquí se han expuesto las diferentes formas de tratar una o dos varia-
El caso del ajuar de las tumbas es una buena oportunidad para explicar bles arqueológicas. Lo que ocurre es que las situaciones más usuales que se
uno de los contrastes estadísticos más utilizados en arqueología: el chi-cua- dan en nuestra disciplina suponen el manejo de bastante más de dos varia-
drado Con este método comparamos la distribución de dos variables cuali- bles y estudiarlas una a una o por parejas es una tarea larga, aunque se cuen-
tativas, de forma parecida a lo que hacíamos antes con la con -elación entre dos te con la ayuda del ordenador, y, lo que es más importante, puede ocultar
numéricas. En este caso no tenemos puntos situados en una escala continua, ciertas relaciones importantes que se dan en el conjunto de los atributos. Para
sino frecuencias de cada estado, colocadas en una tabla de contingencia don- evitar esto contamos con los métodos de la estadística multivariante, com-
de cada casilla representa la frecuencia conjunta de dos estados concretos. plicados y laboriosos si los cálculos han de hacerse a mano, pero sencillos
Imaginemos una necrópolis con la siguiente distribución de las variables de de aplicar con los programas informáticos. En general, son métodos des-
sexo del difunto y presencia/ausencia de ajuar (variables dicotómicas): criptivos de muestras, pero sus resultados se pueden también inferir a las
poblaciones respectivas. Algunos de ellos sirven para clasificar artefactos o
contextos, obteniendo tipologías en principio más objetivas que las basadas
Frecuencias observadas Frecuencias esperadas en su simple observación en conjunto. Otros permiten una descripción más
Varón Mujer Total Varón Mujer Total "económica", al reducir los numerosos atributos originales a un grupo de
unas pocas nuevas variables, combinación de los anteriores, que pueden
Ajuar 15 23 38 19 19 38 estar correlacionadas de mejor manera con realidades subyacentes de las
No ajuar 10 2 12 6 6 12 que interesan en arqueología: tiempo, geografia, funcionalidad, etc.
Total 25 25 50 25 25 50 Los métodos de taxonomía numérica realizan clasificaciones de casos,
siendo el más conocido el análisis de conglomerados (Cluster). Al agrupar
los artefactos, el arqueólogo se basa en el mayor o menor parecido que éstos
tienen entre sí, colocando juntos los más similares y separando los más diferen-
Las frecuencias observadas son las que se dan realmente en el cemente- tes. Esta labor, usualmente subjetiva, es la que realiza el programa mediante cál-
rio, donde hay 50 inhumaciones cuyo sexo es conocido, 25 hombres y 25 culos numéricos. Para ello parte de la descripción de cada caso mediante

112 113
sus atributos, en general los cuantitativos, y obtiene una "distancia" o coefi-
ciente de disimilaridad (o de similaridad si sigue el camino opuesto) entre
un caso y cada uno de los demás, resultando al final en una matriz de disi-

lOodwgol
9)
milaridad con una serie de números (las distancias) colocados en las filas y
columnas. Seguidamente, recorre la matriz hasta encontrar los casos más
parecidos (con menor distancia), los junta en un primer grupo, busca luego
cd
el siguiente más parecido, lo une a los anteriores (a un nivel de disimilaridad
mayor), y así sucesivamente hasta presentar un diagrama en forma de árbol

“Ibi“ c
(dendrograma) que expresa las relaciones entre los casos. De ese diagra-
ma es sencillo, cuando existe una posibilidad real de clasificar (lo cual no 7
siempre ocurre), extraer la tipología que se desea obtener (figura 4.6A).
Los problemas surgen a la hora de decidir cuál va a ser la medida de dis- • eeoeeeeeeeeeeeeeeeeeeee ooe
30 1 21 2 9 6 12 3 20 10 15 26 1118 13 14 24 23 2219 5 16 17 27 7 8 825 29
tancia empleada y el método seguido para ir agrupando los casos, ya que
existen muchas variedades del análisis, y a menos que la diferencia entre los
19 LJ u L_JULJUU 9
grupos sea muy clara, los resultados no son idénticos. Para las variables
numéricas de dimensión se suele escoger la distancia euclídea, que la mide 16
13
como si los casos fueran puntos en un espacio de tantas dimensiones como
variables. En el caso de atributos cualitativos se recomiendan los coeficien- 13 18
tes de Jaccard o de Sokal y Michener, que dividen los atributos cuyos esta-
dos coinciden por el número total de variables. 21
Respecto a la forma de enlazar los casos, el método de enlace simple, fácil 10 24
de aplicar incluso manualmente, suele distorsionar bastante las relaciones y 27
31
por eso se sugiere utilizar mejor el enlace medio, que no tiene en cuenta las 7 35
distancias entre un caso y otro sino entre los grupos de casos. Mejor parece 40
el método de Ward, que calcula distancias al cuadrado entre grupos, y tam- 46
bién el método de las K-medias, que a diferencia de los anteriores no es jerár- 4 53
20 20 (> 60
quico y permite mover los casos de uno a otro grupo hasta conseguir la mejor
73
clasificación. 100
1
El segundo gran grupo de métodos multivariantes corresponde a varian-
tes del llamado análisis de componentes principales o análisis factorial. En
ellos los cálculos se realizan a partir de una matriz de relaciones entre varia-
bles y no entre casos, como ocurría antes. Las variables se relacionan entre 1
• 20
sí de muchas formas, siendo las más comunes el coeficiente r para las numé- e 26
Figura 4.6. A) Dendrograma de 14• • 28 8
ricas y el chi-cuadrado para las nominales, que ya vimos. De la matriz de 3 13.4111 24. 1,915 •
cluster de treinta fíbulas de * 21
correlaciones, que contiene las que se dan entre todas las posibles combi- 2 di
1•g 181, 1, 19 •10
Münsingen, siguiendo el méto- 2
• 234 29
naciones de pares de variables, se llega, mediante cálculos a menudo pro- do de la k-medias. B) Diagra- • 22 1116 •
longados pero muy rápidos en el ordenador, a los llamados vectores pro- •
ma de dispersión en los dos 5 7 25
pios. Éstos son series de coeficientes que multiplicados por los valores de 17
• • •
primeros componentes para las 6
las variables antiguas nos dan el valor de las nuevas variables reducidas, que •
tienen correlación nula entre sí (al contrario que las originales) y varianza
mismas fibulas, según el análi-
sis de componentes principa-
••
27 4


máxima. La primera característica nos ofrece la ventaja de analizar cada com- les (según Doran y Hodson,
ponente principal o factor (que así se llaman las nuevas variables) por sepa- 1975, figuras 9.13 y 9.8a). Primer componente principal

114 115
rado de los demás, y la segunda permite hacerlo con un pequeño número cional de la variabilidad de las industrias, o sobre los tipos de animal y par-
de ellos (a menudo basta con dos o tres), porque concentran la dispersión tes anatómicas (atributos) encontrados en los yacimientos de África oriental
de todas las variables originales. y en restos modernos de esquimales, guaridas de carnívoros, etc. (casos),
Los ejemplos que pueden contribuir a aclarar lo anterior son numerosos. para llegar a la conclusión de que los primeros humanos no eran todavía
El famoso grupo de fibulas de Münsingen, con el que se probaron muchos de cazadores sino sólo carroñeros marginales.
estos métodos por vez primera en arqueología, necesitaba trece variables Existen en el mercado, y habitualmente disponibles en muchas institu-
numéricas de dimensión (desde la longitud del pie vuelto hasta el número de ciones, un cierto número de paquetes informáticos para ordenadores per-
vueltas del resorte) para ser definido antes de cualquier estudio. Tras el análi- sonales que realizan la labor estadística que hemos resumido en las últimas
sis se obtuvieron cuatro componentes principales, que representan el 30% con páginas. Todos cuentan con un manual de instrucciones, que en general sue-
respecto al número de atributos originales, pero que concentran el 80% de le ser de difícil comprensión por defectos de forma cuando no de fondo,
la varianza total, con lo que la ganancia es clara. En función del mayor o menor defectos que se acentúan con creces en el caso de haberse traducido al espa-
valor de los coeficientes de cada componente principal, es fácil apreciar cuá- ñol. En general todos los métodos disponen de una opción de rutina que pre-
les son las variables originales que más contribuyen al mismo. Así, por ejem- cisa de muy pocas instrucciones, y de otras, aplicadas con menos frecuen-
plo el primer componente tiene coeficientes altos positivos en todos los atri- cia, para las que hace falta decidir entre varias opciones que se explican en
butos de longitud del pie de la fibula, y uno alto negativo para la altura de la pantalla tras la petición de ayuda. Incluso con esta versatilidad, el ordenador
misma, por lo que representa la relación entre esas dos variables generales: simplemente aplica los métodos sin prevenir al usuario contra un mal uso de
las fibulas que tienen un valor alto para este componente son aquéllas bajas los mismos. Esto quiere decir que las máquinas nunca pueden sustituir la
con largo pie y, al contrario, un valor bajo corresponde a fibulas altas con pie necesaria formación estadística del usuario.
corto. Evidentemente, un factor como el anterior no hubiera aparecido en el
análisis si no se diera en la muestra una alta correlación negativa entre esos
atributos. El segundo factor representa sobre todo la longitud de la mortaja 9.3. Las aplicaciones informáticas en arqueología
(placa doblada que recoge la aguja para cerrar el broche), el tercero el núme-
ro de vueltas del resorte, etc. (figura 4.6B). Aparte de las aplicaciones estadísticas vistas en el apartado anterior, exis-
Según la posición cronológica de las fibulas en el cementerio, se pudo ten otras más específicamente informáticas, ligadas sobre todo a la ya com-
apreciar una covariación entre el paso del tiempo y el aumento del primer pleta generalización de los ordenadores personales y que serán descritas a
componente principal, además de otras relaciones útiles para algunos de los continuación. Desde hace ya muchos años se vienen celebrando, primero
demás componentes. En otros ejemplos no existen o no es posible encon- en el Reino Unido y luego en otros países europeos, los congresos de Com-
trarlas, pero el análisis de componentes principales resulta como poco, útil puter Applications in Archaeology (titulo al que luego se añadió la referencia
para describir la variabilidad de la muestra o como complemento de cual- a los métodos cuantitativos), cuya última edición publicada se celebró en Bar-
quier análisis de conglomerados con datos numéricos, y debería siempre celona. En estas reuniones se puede apreciar la enorme variedad que hoy
aplicarse de forma tentativa. Cuando se realizan algunos cambios para mejo- presenta el tema, de forma que es imposible resumir aquí ni siquiera una
rar el resultado del análisis descrito -como girar los ejes de los componen- mínima parte de las aplicaciones por lo que únicamente se verán las áreas
tes de forma que estén más cerca de los puntos que representan los casos y generales donde se aplican y algunas de sus posibilidades principales.
por tanto tengan más que ver con su variabilidad- el método se suele llamar En los últimos congresos citados destacan por encima de las otras las apli-
factorial en sentido estricto, y los componentes tras la rotación se denominan caciones de los Sistemas de Información Geográfica (GIS, Geographical Infor-
factores. mation Systems). Creados para el trabajo geográfico, se trata de bases de
Como se ve, cada vez estamos más lejos de los datos reales y algunos datos de referencia que permiten el almacenaje, análisis, recuperación y
desconfían de los resultados del análisis factorial con rotación de los ejes. exposición de datos espaciales. Puesto que los artefactos se distribuyen en
Con todo, el método ha tenido mucho éxito para encontrar agrupaciones de yacimientos y los yacimientos en las regiones, está claro que la referencia
atributos correlacionados, y han sido especialmente famosas las aplicacio- espacial juega un gran papel en los análisis arqueológicos. Un programa de
nes que Binford llevó a cabo sobre los tipos de útil (atributos) en los yaci- GIS está preparado para analizar datos actuales de una región, tematizados
mientos (casos) musterienses para proponer su conocida interpretación fin- en lo que se llaman capas o coberturas, y que se refieren a relieve, vías de

116 117
comunicación, hidrología, vegetación, tipos de suelo, etc., a los que se pue- Relacionados con lo anterior están todos los proyectos de bases de datos
de añadir la distribución de presencias arqueológicas. El programa permi- que en número creciente se dedican a introducir información relacionada
te combinar todos o parte de esos datos para mostrar combinaciones de los sobre un tema concreto en grandes bases que luego se hacen accesibles al
mismos dentro de determinados valores, obteniendo una información de gran público interesado, bien en el centro concreto o más ampliamente a través
interés para la arqueolog-ía espacial y del paisaje. También puede ser usa- de Internet. Lo importante en este tema es el diseño de los campos en que
do en combinación con datos de imágenes de satélite, cuyo gran detalle se divide la información, que ha de ser llevado a cabo con acierto y previ-
alcanzado abre unas enormes posibilidades de análisis arqueológico (pros- sión de futuro porque luego resulta dificil de cam1Diar, y el disponer de finan-
pección geográfica y arqueológica, mapas temáticos actualizados, etc.). ciación suficiente para la introducción de los datos, que por hacerse usual-
Al permitir cualquier tipo de combinación que deseemos, y obtenerla en mente en forma manual, toma mucho tiempo y ocurre que algunos proyectos
un tiempo despreciable, muchos se han dedicado a buscar en los GIS posi- se quedan a medias en esta tarea volviendo inútil el trabajo anterior. Algu-
bles correlaciones de variables, incluso sin contar con ningún tipo de pre- nos proyectos españoles que se pueden citar aquí son las Base de Datos
dicción teórica para ellas (p. ej., entre tipos de yacimiento y de suelos o de sobre el "Mundo Ibérico" elaborada por el Instituto del Patrimonio Histórico
pendientes, entre épocas cronológicas y distancias a ríos o vías de comuni- Español del Ministerio de Educación y Cultura, las de Arte Levantino y de
cación, etc.), obteniendo ocasionalmente interesantes resultados, que luego orfebrería áurea del Departamento de Prehistoria del Consejo Superior de
habrán de ser explicados por alg-una teoría de comportamiento de mayor Investigaciones Científicas, las base de bibliografia llevadas a cabo en diver-
nivel. También se pueden elaborar reconstrucciones del paisaje en tres sos centros, etc.
dimensiones, lo que sirve para situar los yacimientos en ellos con mayor pre- En el apartado del registro directo de datos arqueológicos de prospec-
cisión y comprobar las relaciones entre ellos (p. ej., de visibilidad mutua, o ción o excavación, las posibilidades de rapidez y calidad que se pueden
de control visual total de un sitio, algo que despierta mucho interés en las dis- alcanzar con las imágenes digitales suponen un avance considerable. Ya no
tribuciones de sitios protohistóricos). se trata sólo de repasar todos los dibujos con una tableta digitalizadora para
Otro método característico de la arqueología espacial, como la delimita- luego procesarlos en el ordenador e imprimirlos con diversas tematizacio-
ción de territorios mediante los poligonos de Thiessen (véase figura 8.4), se nes, sino que el actual precio accesible de las cámaras de fotografía y vídeo
puede ajustar de forma muy provechosa mediante las representaciones tri- digitales permite almacenar prácticamente toda la información gráfica en un
dimensionales, buscando la coincidencia entre los límites definidos por equi- espacio de memoria muy reducido y combinarla de múltiples maneras para
distancias geométricas y el paisaje real. En el análisis territorial de yacimientos la publicación. La visión inmediata de lo fotografiado en estas cámaras indi-
(Site Catchment Analysis, véase 8.4), también los datos del paisaje pueden ca también que tal vez se hayan terminado aquellas pesadillas que todos
ayudar a afinar la dimensión y forma más exactas de los territorios, al intro- conocemos, cuando un carrete completo nos sale sobreexpuesto o muy oscu-
ducir los relieves, comunicaciones, obstáculos, etc., reales en los cálculos de ro, lo que descubrimos al llevarlo a revelar al final de la excavación, cuando
tiempos empleados en el recorrido de los grupos prehistóricos. Más impor- ésta se ha terminado y las áreas abiertas han sido de nuevo tapadas. Res-
tante parece aún la posibilidad de realizar modelos predictivos de localiza- pecto a la toma directa de imágenes de artefactos para el dibujo automático
ción de yacimientos, en función de determinadas combinaciones de varia- de sus formas de manera más rápida y exacta que la manual, el que los pro-
bles (tipos de suelo, pendientes, distancias a fuentes de agua o materias gramas anunciados en el mercado no se hayan popularizado en absoluto,
primas, etc.) observadas en los sitios ya conocidos y que el programa bus- cuando se trata del área que más trabajo exige, es prueba de que la labor
cará en otras zonas para decirnos dónde existe una mayor probabilidad de de abstracción que supone el dibujo en nuestra profesión es dificilmente auto-
encontrarse los desconocidos. Por último, la potencialidad de los GIS para la matizable.
catalogación y conservación del patrimonio arqueológico resulta especial- Otro apartado gráfico con futuro es la reconstrucción virtual de yacimientos
mente llamativa, pues no sólo permite acumular la información a la vez que y paisajes arqueológicos. Los programas permiten, con la infonnación suminis-
el acoplamiento crue existe entre ella y todas las variables del entorno, tan trada por el investigador, constmir de forma relativamente rápida dibujos tridi-
importantes para el estudio de los impactos ambientales, sino recuperar de mensionales de estructuras, edfficios, poblados o ciudades, vías, etc., de las que
forma muy rápida cualcruier combinación posible (mapa de yacimientos por únicamente conocemos una parte por excavación, usualmente los cimientos. En
épocas, por tipos, tamaños, etc., de áreas "sensibles" con los yacimientos ellos es posible distinguir las partes constructivas conocidas, bien por excava-
situados a menos de cierta distancia de una posible nueva construcción, etc.). ción o por paralelos en otros lugares, de las que hemos inferido, que se pueden

118 119
efectuar de otro color o dejar en su caso sin decorar, por ejemplo. La misma una posibilidad más teórica que práctica. Muchos profesores universitarios
rapidez del dibujo permite efectuar económicamente varias versiones cuando, del Reino Unido, por ejemplo, están ahora pasando sus datos de clase a un
como suele ser habitual, no existe una sino varias posibilidades constructivas, formato interactivo, con la indispensable ayuda de los informáticos de su uni-
de terminación, etc. Como el programa permite girar y ver desde diferentes versidad. Las ventajas no se refieren sólo a realizar el sueño de muchos docen-
ángulos la reconstrucción, se pueden combinar varias perspectivas para luego tes (tener menos horas de clase), sino que implican todo un nuevo concep-
con ayuda de un visor especial poder observar la construcción en relieve, una to del aprendizaje, que se espera pueda facilitar en mucho el árido camino
atractiva posibilidad para ser instalada en los yacimientos mediante visores fijos que siguen los estudiantes para introducir en su cerebro una información de
donde los visitantes puedan contemplar, encima de los restos desvelados por la base, indispensable para poder luego profundizar en campos más especia-
arqueología, como fue, o pudo ser, la estructura excavada lizados y atractivos, y que se suele presentar en la poco atractiva forma de
También mediante la hoy famosa "virtualidad" informática es posible rea- manuales escritos con cientos de páginas. El CD-ROM contiene los mismos
lizar visitas desde la pantalla del ordenador a estructuras imaginadas del datos, combinando textos más cortos con todo tipo de atrayentes gráficos,
pasado, como en los antiguos diaporamas pero con muchas más posibilida- mapas y fotografías, y se puede estudiar de varias maneras diferentes (de
des. Así, podríamos realizar un viaje a través de la antigua Roma visitando principio a fin, sólo lo importante para profundizar después, en el orden que
los edificios que queramos, deteniéndonos aquí o allá en el tiempo que con- se quiera) y en el momento que se quiera, pues los discos están disponibles
sideremos oportuno, etc. En cada lugar observaríamos el interior de las habi- en línea sobre los ordenadores de la universidad 24 horas al día, y tal vez
taciones, con sus objetos cotidianos y obras de arte, existiendo la opción de pronto también en Internet, aunque ésta es todavía lenta para la transmisión
acceder a datos textuales con descripción de lo que estamos viendo. A la de gráficos. Un detalle curioso: su contenido no se puede imprimir, dificul-
velocidad que avanza esta área de la informática, empujada por la gran popu- tando así el clásico pero falso atajo que consiste en tener ya a salvo los "apun-
laridad de los videojuegos (en muchos de los cuales se utilizan datos arqueo- tes" para echarles un vistazo antes del examen.
lógicos, casi siempre imaginados pero no carentes en absoluto de interés), no Pero el ámbito informático hoy más en boga es sin duda la red, el siste-
sería extraño que muy pronto podamos acceder en grandes pantallas a expe- ma de conexión de información mundial conocido como Internet. Algo que
riencias empáticas con el pasado que nunca antes habíamos soñado. parecía hace solo diez años destinado únicamente a las comunidades aca-
Cuando lo anterior se aplica al mundo de los museos, la potencialidad de démicas y con problemas de compatibilidad de los diferentes sistemas es
una visita virtual permite también que el espectador pueda elegir itinerarios, ahora una realidad imparable, y no hay que ser mal pensado para saber que
estar más tiempo con las obras que más aprecia, etc. Algunos han señalado esta rapidez ha sido inducida por sus supuestamente grandes posibilidades
que esta actuación, la de un usuario manejando el ratón de un ordenador y comerciales, que en los meses de cambio de siglo cuando escribo esta revi-
maniobrando a través de los datos de un CD-ROM, permite acabar con el sión han explotado de forma asombrosa (todas las grandes empresas están
carácter estático de los museos, en donde, como se ha denunciado, el pasa- poniendo su versión virtual en la red, aunque dudo que los compradores del
do se presenta no sólo muerto sino fijo, completado e inamovible, y el visi- futuro renuncien a ver realmente y tocar aquello que van a cambiar por su
tante no puede sino aceptar la visión "oficial" de una realidad muda. Pero es dinero). Si nos fijamos en el flujo de información científica, con todo, el pano-
claro que, aunque supone un avance, la solución no es tan simple, porque rama es de una lentitud mucho mayor. Así, aunque existen ya muchas revis-
incluso en el caso de que el autor del disco introdujera diversas versiones tas que aparecen también en Internet o exclusivamente por este medio (de
de una reconstrucción o interpretaciones de un hecho prehistórico para que tema arqueológico, por ejemplo, Arqueoweb en España o Assemblage en el
el usuario eligiera entre ellas a este último nunca se le abriría la posibilidad Reino Unido), la mayoría siguen saliendo únicamente en papel, y las que
de elaborar su propia historia. Tampoco hay que olvidar que el carácter "mis- publican investigaciones de punta (fisica de partículas, nuevas tecnologías,
terioso" de la informática, donde los procesos son invisibles y ocurren en un biomedicina, etc.) lo hacen con unos precios tan elevados que han provoca-
plano inaccesible para los usuarios, no contribuye todavía mucho a fomen- do denuncias sobre la creciente incapacidad de las universidades nortea-
tar prácticas personales más activas frente a las opiniones "establecidas", en mericanas para adquirir libros al dedicar casi todo su presupuesto a las publi-
este caso la posición lejana (aún más que la de los conservadores de un caciones periódicas.
museo, y en general peor informada) de los redactores de la información. De momento hemos de olvidar, pues, el sueño de un acceso libre a la
Los CD-ROM han comenzado a utilizarse también en gran medida en el información científica. Un ejemplo típico de esto es cuando uno "entra" en la
campo de la educación, aunque en nuestro país esto sólo sea de momento página web de una universidad americana, busca la editorial, encuentra por

120 121
fin el libro que busca, y lo que ve aparte del título y el autor es el precio y el tas pantallas diferentes, seria reflejo de nuestra resistencia a dejar de pensar
lugar donde "pinchar" con el ratón para acceder a la página de compra con desde algún tipo de centro. El autor británico predica con el ejemplo, y su
un claro espacio en blanco para escribir el número de la tarjeta de crédito excavación del yacimiento neolítico de Gatal Hilyük en Turquía es "retrans-
(y casi siempre sin ni siquiera poder ver el índice, la sinopsis o alguna críti- mitida periódicamente por Internet para enseñar sus hallazgos y discutir la
ca del libro!). Si a lo anterior unimos que la inmensa mayoría de la población interpretación de los mismos con cualquier intemauta, práctica que otros han
mundial, y continentes enteros en la práctica como África, no tienen acceso seguido (p. ej. la excavación del sitio neolítico de Dunragit en Escocia, diri-
a la red, veremos a ésta como lo que realmente es: un subproducto del inmen- gida por Julian Thomas, pudo seguirse al día durante el verano de 1999).
so mercado en que se está convirtiendo nuestro planeta. Pero, de momento, sólo personas en su mayoría varones, de raza blanca,
Existen, con todo, ventajas indudables que no se pueden dejar de apro- países desarrollados, con alto poder económico y formación cultural están
vechar, como las posibilidades del correo electrónico (nada que ver con utilizando los recursos de la red, y no ha faltado quien haya visto esta inmen-
escribir una carta normal) para comunicarse entre profesionales y amigos, sa máquina virtual como el último medio creado hasta ahora para mantener
o las listas de discusión. Éstas son "recipientes" virtuales organizados por de forma aún más sutil las diferencias con el resto del planeta.
algún centro o universidad, donde se envían mensajes de correo electróni-
co sobre un cierto tema, lo que provoca un constante flujo de datos, opinio-
nes, noticias, etc., que llegan a todos los que suscriben (enviando un men-
saje de aceptación al centro) en tiempo real. Una de las más activas en
arqueología, Arch-theory, distribuida desde la universidad de Lampeter en
Gales, recibe cada día una media de cuatro o cinco mensajes sobre los asun-
tos arqueológicos más variados, habitualmente por el sistema de que alguien
proponga un tema o pregunte por algo, iniciando el "hilo" (thread) que se
continúa durante días o semanas hasta que los comunicantes dejen de refe-
rirse a él (habitualmente hay dos o tres "hilos" abiertos al mismo tiempo).
Por tratarse de una lista "no moderada" es decir, donde todos los mensajes
que llegan al centro se reenvían automáticamente a todos los suscriptores
sin ningún tipo de edición, muchos mensajes son simples comentarios al vue-
lo, a veces escritos con descuido o en argot, cuando no se encuentra uno con
anuncios comerciales, lo que ocurre cada vez con mayor y desagradable
frecuencia. A pesar de todo ello, personalmente he visto, en esta y otras lis-
tas de temas históricos, opiniones de un gran interés y sinceridad, libres del
envaramiento y la precaución que muchas veces produce en los autores el
discurso que va a quedar escrito.
¿Producirá Internet un cambio positivo y democratizador en las relacio-
nes científicas, en la ciencia misma? Algunos optimistas creen que sí, y es
probable que tengan razón, pues la red tiene todo el aspecto de esos fenó-
menos autopropagados en los que interviene tanta gente que resulta impo-
sible ningún tipo de control central. Es fácil pensar que cuando todos nos
comuniquemos en gran parte a través del ordenador (y controlemos el inglés,
la única lengua universal de Intemet), los centros de poder científico van a
perder una parte sustancial de su autoridad. Ian Hodder cree que este fenó-
meno podría ser equivalente al final de los "centros" o esencias reclamado
por filósofos posestructuralistas como Jacques Derrida, y que la necesidad
de una página de inicio en cada sitio, home page, para no perderse entre tan-

122 123
5.
La cronología relativa:
unas cosas después de otras

En este capítulo y el siguiente se examinarán aquellos aspectos del aná-


lisis arqueológico que hacen referencia a una variable fundamental en arqueo-
logía: el tiempo. La razón de haberlos separado no es únicamente la división
práctica del texto sino más bien la gran importancia que tiene la determina-
ción cronológica en el estudio de los restos prehistóricos. Como vimos en el
segundo capítulo, la prehistoria no empezó a tener entidad como ciencia has-
ta que no existió la forma de controlar la antigüedad de los restos que iban
apareciendo paulatinamente y de las maneras más diversas. Según la cien-
cia fue avanzando, y durante la primera mitad del presente siglo, época de
los grandes descubrimientos y de la consolidación de la disciplina, la cro-
nología se convirtió en la principal obsesión de los excavadores. De hecho,
una vez determinada la época o fase en la que se habían depositado los res-
tos, parecía que la labor analítica se había terminado, y esto no dejaba de
tener cierto sentido al encajar perfectamente en el esquema teórico enton-
ces dominante, el difusionismo o historicismo cultural. Esta teoría antropoló-
gica explicaba la aparición de los rasgos culturales a partir de ciertos cen-
tros expansivos que los exportaban al área circundante, y su objetivo era
encontrar tales puntos de origen en función de la distribución espacial de los
rasgos en un momento dado.
En arqueología los rasgos, que son únicamente materiales (artefactos),
corresponden al pasado y por ello aparte de su reparto geográfico es nece-
sario conocer también su posición temporal. Una vez descubierto el repar-
to espacial y temporal de los artefactos (agrupados en tipos), se está en con-

125
diciones de interpretar su presencia y el camino seguido por ellos a partir res donde se ha desarrollado la actividad humana durante un cierto tiempo,
del centro cultural de origen, que se interpreta simplemente como aquella el que se acumulen depósitos secuenciales formando capas, llamados estra-
cultura o yacimiento donde aparecen con fecha más antigua. Por eso se ha tos. Una definición más reciente, del británico Edward Harris, amplía el con-
criticado tan duramente la preocupación cronológica de la arqueología tra- cepto de estrato a "la más pequeña división que se puede reconocer en un
dicional, la cual se limitaba a creer ingenuamente que la posición temporal yacimiento, fisica o de otro tipo", con lo cual lo identifica con la idea de "con-
de cualquier tipo ya era suficiente para explicarlo. De hecho, la "nueva arqueo- texto", ya vista en el apartado de excavación. Lo de "otro tipo" se refiere a
logía", que tiende a explicar la variación cultural por causas evolutivas y de que en ocasiones se deduce la existencia de estratos o contextos que han
adaptación ecológica, surgió en un momento en que la cronología dejaba de desaparecido —por erosión o por la acción humana (p. ej. un muro que ha sido
ser un problema en la investigación norteamericana gracias al carbono-14, arrancado para reaprovechar la piedra, pero del que queda la fosa que ocu-
tras un decenio de experimentación y comprobación de su utilidad, y es posi- pó)— y que son necesarios en la reconstrucción estratigráfica del yacimiento.
ble que los dos acontecimientos estén más relacionados de lo que parece, En cuanto a terminología, estrato y nivel se consideran sinónimos, y a veces
según reconocía Lewis Binford. se reserva capa para las pequeñas divisiones naturales dentro de un nivel
Con todo, existen pocas zonas de la tierra donde los problemas cronoló- (pequeñas bolsadas), o para los estratos artificiales de excavación (véase 3.3).
gicos de la prehistoria estén resueltos del todo, cuando se conoce de mane- Los estratos se diferencian unos de otros por alguna o varias de las siguien-
ra aceptable cuál es la sucesión de culturas y tipos a lo largo del tiempo y tes propiedades: textura (tamaño de las partículas del suelo), composición
apenas quedan vacíos que rellenar, y éste es un problema independiente de (materia orgánica e inorgánica), color, espesor, o contenido arqueológico. En
las diferentes posiciones teóricas. La Península Ibérica todavía no pertenece general, una observación cuidadosa permite reconocer estas diferencias, que
a ese grupo (que curiosamente coincide con las naciones más avanzadas son debidas a los cambios que se produjeron en la actividad humana a lo lar-
económica y culturalmente), ni mucho menos los países del tercer mundo, go del tiempo en que se depositaron. Recientemente, con todo, se ha señala-
que forman la mayor parte del escenario evolutivo del ser humano. Por ello do la impropiedad de ceñirse exclusivamente a la observación visual, que úni-
es necesario, en la mayoría de las investigaciones arqueológicas, resolver camente detecta una pequeña fracción de las longitudes de onda emitidas por
primero el enigma cronológico, colocando el artefacto, contexto, tipo, yaci- los sólidos sin discernir tampoco las variaciones de tamaño de las partículas
miento o cultura de que se trate en un momento temporal con respecto a los de los suelos cuando son microscópicas. Para superar este problema, se ha
demás y en una escala de años de calendario, y ello con la mayor precisión experimentado la aplicación de diversas técnicas fisico-químicas (radiograflas,
que permitan los datos y métodos disponibles en un momento dado. análisis micromorfológicos, geoquímicos, magnéticos, etc.) que permiten dis-
A la forma de situar la unidad en cuestión con respecto a las demás, esta- tinguir variaciones dentro de lo que se consideraba previamente un único nivel,
bleciendo relaciones del tipo "más moderna que", "más antigua que" o "con- debidas a procesos deposicionales (es decir, culturales) o, la mayoría de las
temporánea a", se le llama cronología relativa. En este sistema no interesa veces, posdeposicionales que han alterado los contextos originales.
demasiado el momento más o menos exacto en que los restos se formaron, A simple vista es posible distinguir, por ejemplo, una etapa de habitación
sino que basta con saber qué unidades fueron antes y cuáles después y el en una cueva porque dejó un nivel de color oscuro por la presencia de mate-
orden en que se dieron. A pesar de los adelantos técnicos de la cronología ria orgánica, y, tras su abandono, los aportes eólicos o fluviales, junto a posi-
absoluta, el atractivo especial de la relativa consiste en que su razonamien- bles derrumbes parciales del techo, porque formaron un estrato de color
to es esencialmente arqueológico, como en el caso de la seriación, o bien más claro y sin restos culturales. En un poblado se podrá distinguir un nivel
lleva mucho tiempo con nosotros aunque sea geológico en origen, como la de adobe apisonado sobre el nivel natural, que funcionó como suelo de la
estratigrafia Y como a una vieja compañera de fatigas la queremos. vivienda, en el que quedan algunos agujeros de postes de madera y estruc-
turas de hogar (contextos o, según Harris, estratos diferentes), sobre él un
nivel revuelto en el que abundan las capas o bolsas de ceniza, restos de algún
5.1. La estratigrafía incendio que destruyó la vivienda, hacia arriba capas de derrumbe de los
muros con piedras o adobes en mayor o menor desorden, etc.; algo más arri-
La mayoría de los yacimientos arqueológicos están formados por estratos, ba un nivel vacío corresponde a una desocupación, tras la cual aparece otro
y el reconocimiento e interpretación de los mismos es la más fundamental de nivel apisonado, que corresponde al suelo de otra vivienda construida sobre
las tareas durante el proceso de la excavación. Es una propiedad de los luga- los restos de la anterior, etc. (figura 5.1).

126 127
La estratigrafia es el estudio descriptivo de los estratos arqueológicos, su
aparición, composición natural y cultural, sucesión y clasificación, con el obje-
to de ordenarlos en una secuencia cronológica. Esta última se define corno
la cronología relativa de un yacimiento obtenida a partir de su estratificación.
Los principios de la estratigrafia fueron desarrollados en el ámbito de la geo-
logía, y se deben al danés Nicolaus Steno, quien en el siglo xvn fue el pri-
mero en darse cuenta de que la corteza terrestre contenía la historia crono-
lógica de los acontecimientos geológicos, que se podía descifrar mediante
el estudio cuidadoso de los estratos superpuestos y sus fósiles. En la geolo-
gía actual son tres los principios de la cronología estratigráfica: el principio de
superposición, el principio de continuidad y el de identidad paleontológica.
Enseguida veremos la traslación que se ha hecho de ellos al campo arqueo-
lógico, y los problemas que la excesiva rigidez de la misma ha provocado.
El principio de superposición es el básico si los estratos están dispuestos
horizontalmente unos sobre otros, todo estrato superpuesto a otro es más
ROCA NATURAL
TIERRA ESTÉRIL 2m reciente que él, y viceversa. Lógicamente, el mismo principio rige en la prác-
tica arqueológica, porque resulta lógico que lo más antiguo esté debajo y lo
más moderno encima, aunque existen problemas que luego veremos.
Fragmentos cerámicos
r Suelo arenoso El principio de continuidad dice que un mismo estrato tiene la misma anti-
Escombros de derrumbe //~
Nivel de construcción güedad en todos sus puntos, y con él comienzan las dificultades en geología,
Habitación -campamento puesto que resulta dificil reconocer los estratos cuando no se les puede seguir
Kst>jd Tierra suelta 41.15 de un punto a otro, al estar cubiertos por la vegetación u otros estratos más
Nivel cenizoso Tierra batida
de destrucción sobre escombro recientes. De hecho, la mera apariencia no es suficiente, puesto que depó-
Arena -nivel de sitos iguales en textura, color, etc., se formaron en épocas muy diferentes, y
Cenizas habitación
Destrucción de se debe recurrir al contenido fósil para ver si dos estratos son iguales, y por
Abandono nivel ocupación tanto del mismo período, o diferentes. En arqueología este problema se pre-
: 3 Suelo de arcilla

Tierra estéril con postes


senta con menos frecuencia al ser la escala mucho más pequeña, pero pue-
de aparecer si existe discontinuidad en un nivel al estar cortado por un muro,
Figura 5.1. Sección vertical estratigráfica de un yacimiento de varios niveles. Empe- foso, etc.
zando por abajo, tras el depósito natural (estéril arqueológicamente) sigue el nivel I, El equivalente arqueológico del principio de continuidad es la afirmación
un suelo con postes; encima hay un nivel estéril, correspondiente a un abandono del de que todos los objetos contenidos en el mismo nivel son contemporáneos,
sitio; sobre él se construyó un suelo de arcilla apisonada encima de un relleno de cas- lo que peca de un simplismo excesivo. En el sentido de que todos los mate-
cajo (nivel II), que fue respetado por la destrucción subsiguiente (nivel de cenizas).
riales de un nivel son más modernos que todos los materiales del nivel infe-
Encima de este último se registra el nivel III, que es un suelo de habitación, de tierra
rior, y más antiguos que los del nivel superior, es cierto, pero en muchos
arenosa y con dos agujeros de poste, seguido de otro período de abandono. Luego
el nivel IV, asociado a un gran pozo que penetró hasta el nivel II. En el nivel V se rea- casos es posible aumentar la precisión y establecer diferencias entre los
lizaron construcciones en piedra, cuyas fosas de fundación perturbaron el nivel ante- materiales de un mismo nivel, el cual se pudo depositar en unos meses o a
rior y el de abandono en uno de los puntos; sobre él se detecta un nivel de destruc- lo largo de miles de años. Cuando los niveles son muy amplios en grosor y
ción con cenizas (entre la parte superior conservada de los muros) y, a la izquierda, en tiempo de depósito, la excavación mediante capas artificiales puede reve-
un período de habitación tras la destrucción, con un pozo, al amparo de uno de los lar que se produjeron cambios en la cultura material (en los atributos o tipos,
muros. Finalmente, el sitio fue abandonado y cubierto con una capa de escombro del o bien en su abundancia relativa) sin que variaran las condiciones físicas y,
derrumbe y arena superficial, en la que se detecta un agujero de robo, efectuado en por lo tanto, sin cambiar de nivel. Como señaló el arqueólogo americano
época moderna sobre uno de los muros (según Joukowsky, 1980, figura 7.5). James Ford, dividir los materiales excavados sólo por niveles constituye una

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vuelta a la geología catastrofista anterior a Lyell, que suponía a las especies den trasladar objetos a largas distancias de su posición original). En gene-
vivas inmutables a lo largo de las etapas geológicas y que sólo cambiaban ral, a un contexto o estrato cuyos restos se encuentran en su posición origi-
nal, la que tenían cuando se depositaron, se le denomina primario (artefac-
al final de las mismas. tos en posición primaria), y a los que han sufrido alteraciones posteriores le
El principio de identidad paleontológica consiste en admitir que si varios llamamos secundario con sus artefactos en posición secundaria (no confun-
estratos contienen los mismos fósiles son de idéntica cronología. Su equiva-
dir con el desecho primario, dejado allí donde se utilizó, y el secundario, des-
lente arqueológico representa la base de la llamada "cronología compara-
plazado y depositado en los basureros durante los procesos de limpieza de
da" (absoluta) que veremos al inicio del siguiente capítulo: dos conjuntos
la época del yacimiento, que vimos en 3.1).
arqueológicos iguales (o muy parecidos) son contemporáneos (aproxima-
damente). En cuanto a cronología relativa se refiere, el principio es la base Un caso más raro de perturbación, pero del que se ha dado cuenta en
de las llamadas "escaleras estratigráficas", que consisten en enlazar varios bastantes ocasiones, es la estratigrafia invertida: si por cualquier causa fue
yacimientos, e incluso unidades más amplias, en series cronológicas que necesario en tiempos pasados desmontar un yacimiento anterior, las tierras
desplazadas a alguna zona adyacente tenderán a tener la misma serie de
pueden abarcar grandes períodos de tiempo. Este método, propio de las
grandes síntesis cronológicas más que del análisis de un yacimiento con- estratos que en el yacimiento, pero colocados en orden inverso. Esto es debi-
creto, explica por qué mucho antes de la aparición de los métodos fisico-quí- do a que se empieza llevando las tierras de arriba, que se colocan abajo en
micos de datación absoluta (carbono-14, potasio-argón, etc.), se conociera el área de acarreo, luego las siguientes, que ahora se colocan por encima de
ya la sucesión cultural de grandes zonas de la Tierra. Por ejemplo, la secuen- las primeras, etc. Cuando se construyen túmulos funerarios sobre una zona
arqueológica anterior, se arrasan los niveles superficiales de alrededor para
cia clave del Paleolítico europeo: Achelense, Musteriense, Perigordiense-
Auriñaciense, Solutrense, Magdaleniense y Aziliense, se conocía mucho antes construir la elevación, bajo la cual esos niveles quedan lógicamente prote-
de saber su antigüedad absoluta, gracias al solapamiento de unos yacimientos gidos. Por esta causa, al excavar el túmulo se encuentra primero el nivel anti-
con otros. Con todo, en algunos pocos sitios clave, como la cueva santande- guo, luego los restos funerarios del túmulo, y debajo otra vez el nivel ante-
rina de El Castillo, se conservó, debido a que fue habitada de forma inter- rior. Esto ocurre, por ejemplo, en el Sudán central, donde existió una actividad
mitente durante gran parte de la era glacial, la secuencia paleolítica casi com- intensa de elevación de túmulos en época posmeroítica (siglos tv-v d. C.),
muchas veces encima de restos neolíticos cuatro o cinco mil años anteriores.
pleta. Debido a la naturaleza suelta de los suelos de la zona, apenas existe dife-
La condición fundamental para que se cumplan los anteriores principios
rencia de aspecto entre los niveles del "sandwich", y únicamente lo ilógico
es que los niveles sean, en la mayor medida posible, depósitos sellados, es
de la situación impide llegar a conclusiones erróneas.
decir, estén separados de los estratos que los rodean por encima y debajo,
y no hayan sufrido perturbación ninguna desde el momento en que se for- Algo más común que lo anterior ocurre cuando no se aprecian estratos
maron. Cuando esta condición deja de cumplirse, se producen excepciones claros en un yacimiento. El origen de este fenómeno puede residir en que
de las reglas estratigráficas. Si un nivel ha sido perturbado por intrusiones durante el tiempo de deposición no variaron las condiciones físicas ni las acti-
posteriores, como agujeros de poste, zanjas, hoyos (basureros, de almace- vidades humanas, o porque los niveles que existieron en su momento se mez-
claron o sus diferencias físicas se borraron por alguna actividad posterior,
naje, de extracción de arcillas, de excavadores ilegales, etc.), es muy pro-
bable que los materiales que aparecen en esos contextos procedan de varios natural o cultural. En estos casos es obligatoria la excavación por capas arti-
ficiales, al igual que dentro de los niveles de grosor apreciable como se indi-
niveles, es decir, estén mezclados y sobre ellos no se puedan establecer
relaciones cronológicas. Por ello durante la excavación es de enorme impor- có antes. El mayor o menor grado de mezcla o inversión de materiales se
puede controlar por los fragmentos de la misma pieza que aparecen a diver-
tancia la distinción de esas zonas (habitualmente la textura del suelo es más
sas alturas.
blanda y el color distinto), para no mezclar los artefactos allí encontrados con
La tierra que se encuentra dentro de las habitaciones de los poblados pro-
los demás. tohistóricos, cuando los muros de piedra o adobe se han conservado intac-
Más dificiles de percibir son los pequeños movimientos posdeposiciona-
les de objetos, que pueden haber "emigrado" de unos niveles a otros a cau- tos hasta una cierta altura, se suele presentar en apariencia revuelta y sin
niveles claros. En el ejemplo ibérico del Ceno de las Nieves en Pedro Muñoz
sa de la erosión superficial (p. ej., en las laderas de los yacimientos eleva-
dos), o por movimientos interiores de la tierra provocados por las heladas o (Ciudad Real), estudiado por nosotros, la mayoría de los fragmentos cerá-
micos de la misma vasija aparecían en capas (artificiales de 6-7 cm) conti-
la acción animal (gusanos y, sobre todo, roedores, cuyas madrigueras pue-

131
130
guas lo que sugiere que se desplazaron debido a la presión producida por nología se puede colocar para este caso a comienzos del siglo v a. C. Por ello
la ocupación continua de los suelos superiores. En varias ocasiones los tro- el nivel se fecha con posterioridad a ese momento. En el nivel superior apa-
zos se encontraban en capas separadas por 70 ó 80 cm, lo que es más difi- recieron varias vasijas de lejano origen griego, fechadas con aceptable pre-
cil de explicar si no se recurre a procesos de remoción más intensa, tal vez cisión en la segunda mitad del siglo 1v a. C. De todo ello deducimos la crono-
por madrigueras o por la reconstrucción periódica de los muros tras su logía general del yacimiento en los siglos y y rv a. C. Por debajo funcionan a la
derrumbe. La aparición en varios recintos de partes de la misma vasija frag- vez el terminus post quem (las fíbulas) y ante quem (el nivel superior), mien-
mentada es parte esencial del control sobre la posición primaria de los res- tras que la datación del nivel superior es incompleta, ya que nos falta un ter-
tos, puesto que los primitivos ocupantes pudieron trasladar toda o parte de minus ante quem; sobre este último depósito prehistórico se hallaron restos de
la basura de unas habitaciones a otras. En la parte excavada de Pedro Muñoz construcciones medievales, pero es un límite poco preciso porque obligaría
este hecho se daba en muy pocas ocasiones, y casi siempre en recintos que a colocar el nivel superior entre el siglo rv a. C. y la Edad Media.
estaban comunicados por puertas de acceso, o bien entre un recinto de habi- En todo lo anterior debe entenderse que de lo que se trata es de fechar
tación y otro utilizado claramente como basurero. Como se comprende fácil- los niveles y no los artefactos, el momento de deposición y no el de fabrica-
mente, la posición primaria de los restos es requisito indispensable para cual- ción. Un curioso ejemplo que describe Philip Parker nos ayudará a entender
quier inferencia que se pueda realizar sobre la funcionalidad que tuvieron esta diferencia. En el castillo normando de Quatford, al sur de Inglaterra, se
los recintos en la época ibérica. excavó un terraplén defensivo cuyos niveles se fueron datando desde arri-
Un aspecto fundamental de la estratigrafia es su relación con la cronolo- ba hacia abajo de acuerdo con los objetos fechables que contenían: frag-
gía absoluta, que veremos aquí, y no en el siguiente capítulo, por la estrecha mento cerámico del siglo pasado, fragmento medieval, bronce medieval,
relación que guardan en este aspecto los dos tipos de datación. Cuando un fragmento romano y sílex neolítico. Hasta aquí todo es perfecto, la sucesión
nivel se puede considerar un conjunto cerrado, o cuando se trata de un con- cronológica es coherente, de más reciente a más antigua. Pero en el nivel
junto cenado en sentido estricto, como por ejemplo una tumba o un depósi- donde apareció la pieza neolítica se encontró también una moneda victoria-
to metálico (tesoro de monedas escondrijo de objetos de bronce, etc.) intac- na de medio penique, dando al traste con todo lo anterior. Es decir, el termi-
tos, la fecha absoluta del conjunto es igual o posterior a la fecha del objeto mis post quem de la moneda, el objeto más moderno, manda sobre todos los
más moderno encontrado en él. Esto es algo lógico: es imposible que se haya demás, por estar debajo de ellos (el peligro real aquí hubiera sido no haber
cerrado el nivel o conjunto antes de que se fabricara alguna de las piezas dado con ella en la excavación). La investigación posterior demostró que el
contenidas en su interior. Pero, una vez pasada la fecha en que se produje- terraplén había sido erigido durante la segunda guerra mundial, y que el ter-
ron las piezas, el tiempo que transcurrió hasta que se depositaron es una minas del medio penique era unos sesenta años demasiado antiguo.
incógnita, y por eso teóricamente la cronología del conjunto puede ser cual- Hasta ahora, en este problema de la datación absoluta y la estratigrafia, y
quiera desde entonces hasta hoy. La fecha del artefacto más moderno se con fines didácticos, nos hemos referido a un solo elemento fechable cada
denomina con la expresión latina terminus post quem, el límite antes del cual vez. En la realidad, el conocimiento que se posee sobre la evolución cultu-
es imposible que se haya producido el fenómeno, la cronología más antigua ral permite que existan bastantes elementos así, cuyas fechas normalmente
posible del mismo. se refuerzan entre sí (fíbulas de doble resorte y cerámica griega con el res-
De la misma manera, también puede existir un límite por delante para la data- to de las cerámicas a torno, por ejemplo). Por otro lado, está el criterio de
ción del conjunto, cuando se encuentra debajo de otro contexto exactamente cantidad, que puede incluso modificar las reglas del terminas ante quem: en
fechado. El terminas ante quem será la fecha del nivel superior, y como resulta- ningún momento existió duda de que el nivel superior de Pedro Muñoz fue-
do de este razonamiento lógico, el inferior pudo depositarse en cualquier momen- ra ibérico, a pesar de no contar con un límite seguro por encima hasta la Edad
to antes de esa fecha, en pura teoría desde entonces hasta el origen de la huma- Media, puesto que el resto de sus materiales son de esa época (sin poder
nidad. En la realidad, con todo, estos límites casi nunca funcionan solos, sino en precisar más dentro del periodo general). Si, por ejemplo, hubiera apareci-
series sucesivas de ellos que se deben compaginar. Seguramente el nivel data- do material romano en ese estrato, la cosa hubiera cambiado, pero la canti-
do por un terminas ante quem tendrá a su vez un terminas post quem que preci- dad seguiría siendo decisiva: haría falta algo más que un fragmento para deci-
sará su fecha, colocándola en un intervalo mucho más pequeño. dir que el nivel entero se depositó en época romana.
Por ejemplo, en el nivel inferior del poblado antes citado de Pedro Muñoz Por último, es preciso también establecer las oportunas diferencias en los
se encontraron varios broches de bronce (fibulas de doble resorte), cuya cro- objetos fechables: la precisión varía mucho de unos a otros. Por ejemplo, en

132 133
la necrópolis de la Edad del Hierro de Las Madrigueras (Carrascosa del Cam- cuado y seria mejor llamarlo "diagrama de secuencia"). La complejidad estra-
po, Cuenca), se fecharon sus cuatro niveles de colocación de las tumbas tigráfica de los restos romanos y medievales que subyacen en esa ciudad es
(urnas con los restos óseos incinerados en su interior) según criterios de com- tan grande, que sólo en la zona de la calle Lower Brook se registraron cerca
paración diferentes, de acuerdo con la distinta información disponible en de diez mil "unidades de estratificación". Este método considera a cada estra-
cada estrato, y por esta razón los resultados en cuanto a precisión fueron tam- to (en el sentido ya explicado, que comprende también a contextos y estruc-
bién diferentes. En el estrato más modero (estrato I), la presencia de cerá- turas) por igual, trasformándolo en una unidad abstracta representada por
mica ática y precampaniense, fechada en su punto de origen durante la pri- un número. Da lo mismo que se trate de una muralla o de un simple agujero
mera mitad del siglo tv a. C. (es decir, entre 400 y 350 a. C.), sugiere una de poste, ya que cada uno de ellos representa un "suceso" en el tiempo, sea de
fecha para el estrato en la segunda mitad de esa centuria (entre 350 y 300 a. C.). unos minutos o de muchos años. Según este razonamiento, si la muralla fue
Este retraso se basa no sólo en que el estrato ofreció otros materiales que, erigida en épocas diferentes, o se le hicieron reformas o añadidos, cada
con menor exactitud, pueden situarse algo más tarde que las cerámicas impor- momento de la construcción se considera separado de los demás. Cada uni-
tadas, sino también en que éstas tuvieron que emplear un cierto tiempo en dad es representada por un rectángulo en el diagrama, dentro del cual apa-
llegar desde el Mediterráneo oriental y central al corazón de la meseta espa- rece un número identificador.
ñola, y debió de transcurrir luego otro lapso desde su llegada hasta que se Hasta la aparición de este sistema, a comienzos de los años setenta, la for-
utilizaron en la necrópolis. ma de representar la estratigrafia de un yacimiento era mediante el dibujo de
Estudios realizados por Clive Orton sobre la "vida media" de otras cerá- los cortes verticales de las diferentes catas (figura 5.2: A-D). En ellos se ven
micas importadas las sigil]atas romanas de Highgate en Londres, revelan que los distintos niveles, intrusiones, estructuras, tal como aparecen en las pare-
cerca de un 20% de los fragmentos tenían unos cincuenta arios en el momen- des que van quedando a un lado de la parte excavada, como si hubiéramos
to de su deposición arqueológica (cuando se enterraron en el nivel). Este cortado el yacimiento con un cuchillo para ver lo que contiene en una sección
resultado sorprendió mucho a los investigadores que pensaban que las frá- vertical. Pero estas representaciones realistas de los perfiles sólo muestran la
giles cerámicas se habían roto mucho antes. Lo anterior muestra que si se secuencia que se da en el exacto lugar donde se hizo el corte: de hecho, en
asigna la misma fecha de fabricación al nivel donde aparecen, el error en una cata lo suficientemente grande es habitual que sea distinto lo que se ve
que podemos incurrir se acerca al medio siglo. en sus cuatro lados, y siempre existen estratos pequeños (bolsadas dentro de
Como es lógico, la precisión va en aumento a medida que nos adentra- un nivel, muros, hogares, pozos, etc.) que no aparecen en los perfiles, por-
mos en la época histórica, sobre todo a partir de la aparición de las mone- que no ha coincidido que se hiciera ningún corte justo encima de ellos. Por
das metálicas, uno de los mejores elementos de datación (muchas veces se eso la nueva representación supera a la tradicional, pues aunque se basa en
conoce el año exacto en que se acuñaron) Con todo, el problema de la "vida" ella añade además otros tipos de información (figura 5.2: a-d).
de estos elementos sigue siempre existiendo. Las monedas son casi irrom- Los datos estratigráficos que la matriz integra son los que se detallan a
pibles, y además se suelen guardar con más cuidado que los cacharros. Por continuación. En primer lugar, las planirnetrías, es decir, los dibujos que se
ello, su mayor precisión se compensa con la mayor duración y, en la prácti- hacen del aspecto horizontal de las diferentes capas de la excavación. Estos
ca, algunos tipos cerámicos bien conocidos son casi tan buenos como las planos han de hacerse o revisarse cada vez que cambia algún aspecto: apa-
monedas para fechar cualquier contexto. Como tantos procesos de razona- rece un nuevo nivel, aunque no ocupe más que una parte de la superficie
miento arqueológico, la cronología estratigráfica sigue un camino continuo excavada, un muro, hogar, hoyo, etc., y estar preparado para cambiarlos de
de ida y vuelta entre la forma y disposición de los estratos y los artefactos en nuevo tras el resultado de los análisis fisico-químicos de laboratorio que se
ellos contenidos, sin que en ningún momento se pueda tener la seguridad de realicen al término de la excavación. Aparte de esto, es preciso tomar nota
haber alcanzado la solución definitiva. y bosquejar croquis que indiquen, además de otras características, la super-
Antes de dejar el tema de la estratigrafia, es preciso hacer siquiera bre- posición de cada uno de esos estratos con los demás más próximos o perti-
ve mención de un bien conocido método que, aplicado a la estratificación de nentes. En suma, el diagrama de secuencia de una cata concreta se elabora
un yacimiento concreto, es de gran ayuda para entender su secuencia cro- integrando la información de las altimetrías, las planimetrías y el diario de
nológica completa. Se trata de la llamada matriz de Harris, puesto que fue excavación.
desarrollada el arqueólogo británico Edward C. Harris en las excavaciones Pero la aportación de síntesis cronológica no termina en una cata, sino
de la ciudad inglesa de Winchester (aunque el término "matriz" es inade- que es necesario integrar los diagramas de las distintas catas de una zona en

134
135
una única matriz. Para ello, se aplica el tradicional sistema llamado de corre-
lación, que consiste en seguir los niveles, contextos y estructuras de unas
catas a otras, estableciendo la continuidad entre ellas. Se analizan aquellos
estratos que aparecen a uno y otro lado de los testigos, los muros que pasan
de una a otra cata, etc. De esta manera, al identificar determinados "puntos
fijos" es posible construir un diagrama que refleje todos los estratos de una
zona de la excavación, sin dejar ninguno "en el limbo" (figuras 5.2: a+b+c+d).
Por último, en muchos yacimientos se puede construir una matriz que inte-
gre los diagramas de las distintas zonas en una secuencia maestra del yaci-
miento (figura 5.3), a base de correlacionar algunos puntos fijos que se dan
en toda su superficie. Por ejemplo, un nivel de destrucción que abarque todo
el yacimiento, aunque los demás niveles y estructuras que aparecen en unas
y otras zonas sean distintos e imposibles por ello de relacionar (a menos que
se haga basándose en los artefactos y tipos que aparecen en ellos, pero ya
vimos los peligros que esto implica), permitiría colocar todo lo que aparece
por encima y por debajo en bloques cronológicamente paralelos. Es decir,
todas las unidades por encima son posteriores a la destrucción, y por deba-
jo son anteriores.
Al final tendremos una única imagen cronológica del yacimiento, con todas
las ventajas que ello comporta en cuanto a economía de representación y
posibilidad de situar en el tiempo a unos artefactos con respecto a otros. Con
todo deberíamos decir una imagen de la idea que tenemos de la cronolo-
gía del sitio, puesto que, a menos que hayamos excavado la totalidad del mis-
mo, es probable que un muestreo diferente derivase en un diagrama tam-
bién diferente. Por otro lado, en el diagrama no están representadas todas
las relaciones cronológicas que existen, sino sólo unas pocas, aquéllas que
hemos podido deducir de la excavación; es decir, existen estratos, o grupos
de ellos, cuya posición temporal con respecto a otros es desconocida
En general, se puede decir que la matriz de Harris transforma las viejas
representaciones bidimensionales (perfiles estratigráficos, planimetrías) en
tridimensionales, ya que ahora la tercera dimensión, que no es otra que el
tiempo, aparece en el eje vertical del dibujo, representada por las líneas que
unen los rectángulos. Clive Opon comparó acertadamente la matriz de Harris
con un conjunto matemático "parcialmente ordenado", con las relaciones
típicas que describe la teoría de conjuntos (ciertamente, el diagrama no es
una "matriz" en sentido matemático). A su vez, Edward Harris la había com-
parado con un tipo de gráfico característico de la Investigación Operativa,
rama de la ingeniería que estudia el desarrollo temporal de los sistemas don-
de interviene la actividad humana (surgida para optimizar el uso de los rada-
res ingleses en la segunda guerra mundial). Un diagrama secuencial arqueo-
lógico se parece, según esto, a los PERT (Técnica de Revisión y Evaluación
de un Proyecto) usados por los ingenieros y en las líneas de tiempo se podría

137
136
incluso calcular el "camino crítico" (el mínimo tiempo que puede durar un
proyecto siguiendo el camino más largo, conocido como CPM, Método del
Camino Crítico), aunque en arqueología la precisión cronológica (estima-
ción del tiempo transcurrido entre una unidad y otra) es lógicamente menor.

5.2. La seriación: evolución gradual de la cultura

Si la estratigrafia sirve para establecer relaciones de cronología relativa,


basándose en la posición de unos contextos con respecto a otros y esas rela-
ciones afectan tanto a los contextos mismos como a los artefactos que apa-
recen dentro, la seriación intenta hacer lo mismo basándose exclusivamen-
te en los artefactos, sin tener en cuenta para nada los contextos. Dicho de otro
modo, la estratigrafia se basa en los aspectos extrínsecos, exteriores, de los
artefactos (el contexto en que se encuentran), mientras que la seriación lo
hace sobre los intrínsecos, interiores, de los artefactos (sus atributos).
Un caso ideal de seriación podría ser el de un arqueólogo con una serie
de artefactos sobre la mesa, por ejemplo hachas de bronce, que desea orde-
nar de más antigua a más moderna. Podría no necesitar la seriación, porque
conoce sus tipos y sabe en qué contextos aparecen y por tanto a qué época
corresponde cada una.
Pero no es ése el caso teórico que proponemos: el estudioso ignora todo
lo que concierne a la cronología de las hachas. Pues bien, la seriación de las
mismas consistiría en analizar sus atributos, ir colocando las que son pareci-
das más cerca unas de otras, separar las que son distintas, hasta llegar a la
colocación de las hachas en un orden tal que las diferencias entre cada una
y las que están a ambos lados sean mínimas. Es decir, que vayan cambian-
do lo más gradualmente posible. Si se cumplen ciertos requisitos, es proba-
ble que la serie sea cronológica, es decir, exprese el orden en que se fabri-
caron esos artefactos A un lado de la mesa estarían las hachas más antiguas
en el medio las que se hicieron después, y al otro extremo las más moder-
nas (figura 5.4).
Lógicamente, el procedimiento anterior se basa en los principios evolu-
cionistas, que postulan que los diferentes aspectos de la cultura cambian más
por procesos internos graduales (los artefactos cambian poco a poco) que
por influencias externas (los artefactos pueden cambiar bruscamente). De la
misma forma que las hachas, se podrían ordenar fíbulas vasijas cerámicas
Figura 5.3. Un ejemplo de secuencia de un yacimiento completo, en la ciudad de Lon- o cualquier tipo de artefacto (incluso también los contextos, como tumbas o
dres. Algunas unidades estratigráficas pueden unirse para formar fases (a la izquier- niveles, sin tener en cuenta las relaciones de posición de unos con otros).
da), que se representan luego como una nueva unidad en diagramas más sencillos Con todo, no dejarían de aparecer problemas si esos materiales o contextos
(a la derecha), en los que a su vez las unidades (antiguas fases) se pueden volver a no cumplen ciertas condiciones, que son básicas para que la seriación fun-
unir para formar períodos (según Harris, 1979, figura 38). cione correctamente.

138 139
Por otro lado, la cultura no sólo cambia cronológicamente, sino que es
variada en cada momento dado. Esto quiere decir que existen diferencias
funcionales en los artefactos, motivadas por el distinto trabajo a que se des-
tinan, además del cambio que pueden experimentar con el paso del tiempo.
Por eso nunca se deben mezclar en la seriación artefactos de distinta fun-
cionalidad cuando ésta se conoce. Por ejemplo, en el caso anterior no debe-
ría haber en la mesa hachas de bronce y hachas de piedra, o puñales y espa-
das, puesto que las primeros pudieron seguir una evolución distinta de las
segundas. Tampoco habría que seriar cerámica de lujo, que cambia rápi-
damente, junto con cerámica de uso diario (de cocina, almacenaje etc.),
mucho más basta y que evoluciona más despacio. Una seriación "ciega"
agruparía la cerámica grosera por un lado y la de lujo por otro, dando un
resultado absurdo, pues las dos existieron a la vez cumpliendo misiones dife-
rentes. Sin embargo, estos principios no siempre se pueden cumplir, al no
conocerse en muchos casos la función de los materiales. En el caso de las
hachas, no podemos estar seguros de cuáles se utilizaron para luchar o tra-
bajar con ellas cuáles eran sólo rituales, o símbolos de prestigio, etc., aun-
que la seriación sólo se vería afectada en el caso de que tales funciones exi-
gieran atributos diferentes con distinta evolución cronológica.
En ocasiones es posible detectar, o en todo caso intuir sin pruebas, las
diferencias funcionales. Es lo que ocurre cuando, por más que se intenta, no
se consigue una ordenación aceptable de cambio gradual sino que los arte-
factos tienden a agruparse en conjuntos que se parecen mucho entre sí, dis-
tinguiéndose a su vez de los demás. Es decir, los objetos muestran un mode-
lo de clasificación en vez de uno de ordenación. Entonces es probable que
nos hallemos ante varios tipos distintos de artefacto, los cuales pueden haber
servido para funciones diferentes en un mismo momento —y la seriación no
tiene lógicamente sentido (no hay diferencias cronológicas)— o bien para la
misma función a lo largo de distintas épocas. En casos como éste debere-
mos recurrir a otros tipos de información (contexto, huellas de uso, parale-
los etnográficos, etc.).
Figura 5.4. El ejemplo de la sedación en la realidad: las hachas de bronce suecas que Hasta ahora se ha considerado sólo la seriación en sí misma, sin estable-
Montellus ordenó cronológicamente a comienzos de siglo (según Renfrew, C., Pro- cer ninguna relación con otros métodos cronológicos. Ya va siendo el momen-
blems in European Prehistor y, Edinburgh U.P., 1979, p. 13, figura 6). to de decir que la seriación casi nunca funciona sola, y que es necesario, por
los problemas citados, contrastar sus resultados con los de otros sistemas:
estratigrafia, carbono-14, etc. En principio, parece lógico desconfiar de una
En primer lugar, es conveniente, y de hecho es así como se aplica habi- secuencia cronológica basada exclusivamente en la variación gradual de
tualmente, que la seriación se haga sobre restos locales de la misma tradi- atributos o tipos, aunque pueda haber sido, en algún momento concreto, el
ción cultural. Esto es algo obligado por los mismos principios de la evolu- único método disponible para ordenar los datos. En la actualidad es muy raro
ción: sólo en zonas geográficas limitadas, y dentro de la misma tradición (si que no exista, para cualquier unidad arqueológica, información cronológica
existiesen varias compartiendo el territorio), se pudo producir la evolución de muy distintas clases, que puede servir para reforzar, corregir o rechazar
gradual de los artefactos. la que da la seriación. Ante esto, alguien podría preguntar: ¿cuáles son las

140 141
ventajas de un método que en sí mismo no tiene validez, pues sus resultados das protohistóricas inglesas de esa manera, basándose en su parecido esti-
deben ser comprobados por otros sistemas?, ¿qué añade la seriación a los lístico, y a fmales el gran egiptólogo Flindres Petrie hizo b mismo con los
demás métodos, que justifique su existencia como aplicación arqueológica datos funerarios, mucho más complicados, del Predinástico egipcio. Petrie
independiente? planteó por primera vez los principios teóricos de la seriación (concentra-
Lo cierto es que, una vez comprobadas, las secuencias que se obtienen ción temporal máxima de cada tipo, solapamiento temporal mínimo de unos
por seriación son más "finas" que las estratigráficas, es decir, con ellas se tipos con otros), que no serían retomados hasta hace tres décadas por Ken-
aprecian mejor los pequeños cambios que el paso del tiempo va provocan- dall, ya dentro de las actuales tendencias cuantitativas. Otras grandes figu-
do. En esto se parece la seriación a los niveles artificiales que se separan en ras de la Prehistoria y la Arqueología que fueron pioneros de la seriación son
un estrato natural, que permiten distinguir fases de duración aproximada- Montelius, con objetos metálicos de la Edad del Bronce europea, Boas con
mente igual en el largo período que pudo tardar en depositarse el nivel com- materiales de superficie mexicanos, Reisner con las tumbas reales sudane-
pleto. Volviendo al ejemplo de las hachas, imaginemos que la muestra sobre sas, Spier con las culturas peruanas, etc.
la mesa procede del mismo yacimiento, en el cual existe una estratificación Por ser la seriación un método fundamentalmente analítico, tenía necesa-
de tres niveles. A diferencia del otro sistema de cronología relativa que agru- riamente que ser afectado por la eclosión de aplicaciones matemático-infor-
paría las hachas en tres grupos, cada uno más antiguo o moderno que los máticas que se ha dado en la arqueología. Como en el tema de la clasificación
otros, la seriación permitiría examinar la evolución continuada de los tipos (véase 4.2), también aquí se trata de expresar numéricamente, y por tanto de
mientras duró el yacimiento, o distinguir varias subfases dentro de sus nive- forma más objetiva en principio, la similitud mutua de los artefactos o contex-
les, con lo que se conseguiría mayor precisión cronológica. tos. Con los coeficientes de similaridad no pretendemos aquí conseguir la agru-
Otro ejemplo, y seguramente donde más se aplica la seriación, en este pación de los casos en conjuntos de altas similitud interna y disimilitud exter-
caso de contextos en vez de artefactos, son las necrópolis. En ellas las tum- na, que serían los tipos, sino que buscamos la colocación de los casos en una
bas suelen estar separadas sobre el terreno, aunque pueda existir en algu- serie tal que los coeficientes entre cada uno y los adyacentes sean máximos
nas partes superposición de unas sobre otras. Salvo en este último caso, en (y vayan disminuyendo con respecto a los más alejados). En cada muestra de
el que existe algo parecido a la estratigrafia, y la tumba de arriba es lógica- artefactos o contextos existe una ordenación tal que cumple esa condición al
mente más moderna que la de abajo, no hay manera de saber cuál es la máximo (aunque casi nunca se consiga de forma perfecta), que llamamos orden
secuencia cronológica en que fueron excavadas las fosas (o construidos los "mejor" o "más gradual" Tanto para la forma de calcular los coeficientes como
túmulos, etc.). También en este caso es posible ordenar las tumbas por su para la de optimizar la ordenación se han propuesto diversas soluciones, des-
similitud entre sí, la cual ahora puede estar basada en el tipo de tumba (de de la de Robinson y Brainerd a comienzos de los años cincuenta, hasta la de
fosa, cámara, túmulo, según su orientación, etc.), el tipo de colocación del Kendall, al parecer definitiva, a fines de los sesenta.
cadáver (inhumado extendido o flexionado, incinerado, etc.), y sobre todo El proceso matemático comienza calculando los coeficientes, que están
—puesto que los atributos anteriores suelen ser muy estables a lo largo del en función de los atributos en el caso de seriar artefactos, o de los tipos cuan-
tiempo— el contenido en ajuar material del enterramiento. Los distintos tipos do se trata de seriar contextos (conjuntos cerrados, niveles, tumbas, etc.).
de artefacto que se depositaron con el difunto nos servirán para colocar las Cada contexto está definido por su contenido en los distintos tipos, bien expre-
tumbas en un orden que seguramente es cronológico, dado que, al igual que sado en forma de presencia/ausencia (para las tumbas, que suelen tener
cambian los atributos de los artefactos, también cambian los tipos de las cul- pocos materiales en cada una) o en forma de porcentaje. Si escogemos un
turas, desapareciendo unos y apareciendo otros, con el tiempo. coeficiente de similaridad (véase 4.2), el de cada par de artefactos o con-
Un último argumento a favor de la seriación es su antigüedad como méto- textos será un número tanto mayor cuanto más parecido sea el contenido de
do dentro de la práctica arqueológica. De hecho, hay que colocarlo en el mis- los mismos. Al final tendremos una matriz con todos esos números, cada uno
mo origen de la disciplina, pues Christian Thomsem ordenó los materiales de ellos colocado en donde se juntan la fila y la columna correspondientes a
del Museo de Copenhague, a comienzos del siglo pasado, sobre la base de los dos artefactos o contextos que relacionan. El sistema tradicional de mane-
una idea evolutiva muy anterior (las Tres Edades) y sin basarse en absoluto jar esta matriz era permutando las filas y las columnas entre sí, comproban-
en datos estratigráficos de excavaciones. La secuencia cronológica se pro- do la mejoría tras cada cambio, hasta que, en el caso ideal, los coeficientes
puso antes que su comprobación en la práctica, varios decenios después, fueran todos aumentando desde los extremos hasta la diagonal de la matriz,
por el también danés Worsaae. A mediados de siglo Evans ordenó las mone- y tanto en sentido vertical como horizontal.

142 143
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y limitarse a clasificar, como antes dijimos. Finalmente, si aparecen esparci-
- dos es posible que el tiempo o la funcionalidad tengan poco que ver con la
...1.11k :'

1950 _ 90 /o 105 1950 estructura de los datos, o que éstos sean de mala calidad, es decir, corres-
1940 — 100 O " 1940
pondan a una perturbación de los originales. Como se comprenderá, existe
t. ,
1930— 10 % , 90% —1930 un cúmulo de situaciones intermedias entre esos modelos teóricos, que será
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1920— 80 5 necesario interpretar en cada caso con la ayuda de toda la información con-
1910— 1.34 „Z-4
11)1 55 5
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11.- :H- tetz--- 50 V ...
-- 11 9210 textual y cronológica disponible.
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1890 — ,1115 St:. :1 75 /o „ ..„ \5/

1880— ,154 ,Z-30 5o 11,`, 65 V -- 7/ '


1870— Zr40 %—;.., a.7-50 °'---,/ —1870
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86 3
/
1850 90 °' 10 sio .
I
Lámpara
Vela y Lámpara Lámpara Lámpara
eléctrica
lámpara de petróleo de gas incandescente eléctrica
de aceite fluorescente

Figura 5.5. La variación gradual de la cultura: ejemplo de cómo cambiaron los medios
de alumbrado en Pensilvania desde 1850 a 1950. La lámpara de aceite y la vela fue-
ron reemplazadas por la lámpara de petróleo, ésta por la de gas, ésta por la bombi-
lla incandescente, y esta última parece hoy aguantar mejor el empuje de la fluores-
cente. En cada período de diez años se representa el porcentaje respectivo de cada
tipo por una barra horizontal. En teoría, se podría asignar a un año concreto cualquier
conjunto de lámparas excavadas, en función de cómo encajen sus porcentajes den-
tro del esquema global (en el ejemplo de la figura, entre 1860 y 1870). Algo pareci-
do, aunque con un error lógicamente mayor, se intenta hacer con los datos más anti-
guos y prehistóricos (según Cleziou, S., y Demoule, J. P., en Schnapp, 1980, p. 116).

Aunque se diseñaron programas informáticos para ello, la labor seguía


siendo muy pesada, y debemos a David G. Kendall la introducción de un
método de análisis multivariante, hasta entonces empleado en otras ciencias
como la psicología, llamado Análisis de Proximidades (Multidimensional Sca-
ling, MDSCAL), como la forma más directa de obtener la "mejor" ordena-
ción, y a la vez de comprobar la posibilidad y bondad de la seriación. El MDS-
CAL es un análisis parecido al factorial que ya describimos sumariamente (4.2),
con la diferencia de que trabaja con casos (y no con variables; lo cual impli-
ca más tiempo de cálculo para el ordenador) y que las correlaciones entre
los casos son definidas a gusto del usuario. El resultado final es un gráfico en
dos dimensiones, en el que aparecen los puntos que representan cada uno
de los casos que deseamos seriar. Si los puntos aparecen más o menos ali-
neados, entonces el orden en el que están colocados es el mejor (el más gra-
dual) y además es posible que ese orden sea cronológico. Si los puntos apa-
recen concentrados en grupos, entonces hay que olvidarse de la seriación

144 145
6.
La cronología absoluta:
necesitamos un calendario

Como acabamos de ver, el paso del tiempo en Arqueología prehistórica


se mide observando cómo van cambiando las cosas y cómo éstas se pueden
ordenar de más antiguas a más modernas. En todo ello, y hasta ahora, ape-
nas hemos mencionado el "tiempo real" que transcurrió entre uno y otro nivel
de un asentamiento, o entre una tumba y las siguientes en una necrópolis,
medido en arios de calendario. De hecho, con la cronología relativa parece
que eso nos es indiferente: da lo mismo que entre este nivel y el siguiente
hayan pasado diez años o diez siglos lo importante es que uno va después
del otro y entre los dos se ha producido una cierta evolución o cambio.
Pero esa afirmación es sin duda exagerada, porque lo cierto es que tam-
bién nos interesa la velocidad a la que se producen los cambios, que puede
estar en función del grado de apertura exterior de una sociedad sus conflic-
tos internos, el equilibrio con el medio ambiente, etc. Por otro lado, no siem-
pre es posible colocar un hallazgo arqueológico en una secuencia relativa con
respecto a otros; en estos casos nos vendría muy bien saber su fecha, aunque
fuera aproximada, para compararla con las de los demás. Si un poblado, y
todo lo que contiene, fue ocupado a lo largo de los siglos v y rv a. C., es evi-
dente que sus restos son más antiguos que los de otro cuya fecha es el siglo
ti a. C., por ejemplo.
Después de ver los primeros sistemas que se emplearon para calcular
de forma muy aproximada el tiempo real, nos detendremos más en el análi-
sis de los métodos físico-químicos que hoy se aplican con mucha mayor pre-
cisión.

147
6.1. Desde el origen a los "relojes atómicos" diferente de los demás, y depende de las condiciones climáticas del año en
que se formó: si éstas fueron buenas, con bastante humedad y calor, el ani-
Movidos por una tendencia natural a proyectar hacia el pasado las cate- llo será grueso, y si sucedió lo contrario será fino y puede llegar incluso a fal-
gorías del presente, y habiendo surgido la arqueología dentro de la visión tar completamente, es decir, pudo haber años en los que no se formó ningún
racionalista del mundo, donde la medición exacta del tiempo era esencial, anillo porque el árbol apenas experimentó crecimiento.
ya los primeros arqueólogos del siglo xix hicieron multitud de intentos para Para una misma zona, por lo tanto, el modelo general de variación de los
calcular la antigüedad absoluta de los restos arqueológicos, es decir, los años grosores será igual o muy parecido en todos los árboles: por ejemplo, tres
que habían transcurrido desde su factura y uso hasta el tiempo presente. El anillos finos, que se dieron en tres años secos seguidos; uno grueso, que se
método más burdo, pero el primero que lógicamente podía surgir, fue la esti- formó al cuarto año, más húmedo; dos anillos medianos, etc. Midiendo en el
mación en función del espesor de los estratos: cuanto más gruesos más tiem- laboratorio las anchuras, hasta con una precisión de centésimas de milíme-
po duraron, y si conocemos algún punto fijo en la secuencia, por ejemplo la tro, se pueden dibujar las curvas de variación grosor/año y comparar unas
fecha del límite superior, y suponemos una velocidad de deposición cons- con otras, para lo cual se utilizan ya hoy programas especiales de ordena-
tante, puede estimarse el tiempo que pasó desde que se inició la formación dor (figura 6.1).
del nivel. Este sistema todavía se emplea hoy, con todas las correcciones Todo lo dicho no seria de gran utilidad arqueológica si no sucediera tam-
posibles y si no se cuenta con algo mejor; sin embargo, su fallo fundamental bién que los árboles cortados conservan clara la separación de los anillos
consiste en que los estratos se depositan con una velocidad que es cualquier hasta que se pudren, y que esto no se produce, en determinadas condicio-
cosa menos constante. Por ejemplo, a comienzos de siglo, Evans calculó que nes de conservación, hasta mucho tiempo después de su muerte. Por ello es
la velocidad había sido de aproximadamente un metro por milenio en los
niveles de la Edad del Bronce del yacimiento de Knossos en Creta, cuya fecha
absoluta ya conocía por comparación con Egipto, y pensó que la cifra valía
para los niveles inferiores, neolíticos. El resultado no fue muy brillante: colo-
có el primer asentamiento entre 10000 y 12000 a. C., en una época en la que
hoy sabemos que todavía faltaban más de 5.000 años para que la isla fuera
ocupada por los primeros seres humanos.
Un método interesante, porque se basa en un hecho repetido anualmen-
te, es el análisis de los sedimentos glaciares. Con cada deshielo primaveral
se depositó, en el fondo de los antiguos lagos glaciares del norte y centro de
Europa, una fina capa ("varva") que hoy todavía se puede apreciar en zonas
desecadas y cuyo recuento ha servido para saber el tiempo transcurrido des-
de el final de la última glaciación, hace unos diez mil años. Sin embargo, los
problemas que todavía existen para ligar las vanas más recientes con acon-
tecimientos históricos bien fechados carecen de importancia ante el hecho VletlIZZImmul üzt..1
—ralattztevai. W.I'atbukatii
de que dichos estratos no contienen restos humanos y son de escaso interés In" all"5911~131~
' 11illaUni11111111311~ 111:~~~ 1
riamiga ~MEI1in
fuera del campo geológico.
Otro fenómeno de periodicidad anual, pero mucho más utilizable por la 1w/tras{ HVAIVW",-npq \ An-~1
arqueología, es la formación de los anillos de los árboles, que estudia la den- V-A~N.Mrl HP~M/ 41 1,,WW1
drocronología. Cada año, en la estación de crecimiento que usualmente corres- 1975 1900 1800 1700 1600 1500 1400 1300 1200 1100 1000 900 800
ponde al verano, se forman nuevas células entre la corteza y la madera de
los años anteriores, lo que origina una banda o anillo separado de los ante- Figura 6.1. Construcción de un modelo de variación dendrocronológica por el solapa-
miento sucesivo de anillos de árboles, cada vez más antiguos: árbol vivo, madera emplea-
riores por una línea más oscura. Si queremos saber cuántos años vivió un
da en la construcción de un molino del siglo xix, una granja del xvri, otra construcción
árbol recién cortado, no tenemos más que contar los anillos que tiene des- del xv, una iglesia de fines del XIII, y restos arqueológicos de los siglos x11 y x (según
de la corteza hasta el núcleo. Por otro lado, el grosor de cada anillo suele ser Eckstein, 1984, figura 6).

148 149
posible enlazar las curvas de variación de árboles vivos y muertos hasta lle- Por lo que respecta a la prehistoria final europea, área de trabajo donde
gar muy atrás en el pasado: cerca de 7000 a. C. en el suroeste de los Estados tal vez se haya aplicado más la cronología comparada, la primera fecha sur-
Unidos (donde A. E. Douglass aplicó por primera vez el método en los arios gió en un contexto histórico, el Egipto faraónico. Allí era práctica común regis-
veinte), utilizando madera de pinos muy longevos, y más de 5000 a. C. en Europa, trar los anos en que reinaron los faraones y sus hechos principales, siguien-
con madera de robles. En muchos casos los árboles muertos provienen de do un calendario que se ha podido reconstruir casi totalmente a partir de
yacimientos arqueológicos, donde se conservan como parte de viviendas u inscripciones fragmentarias en piedra y papiro. El año oficial egipcio tenía
otras construcciones, y entonces la fecha del último anillo del árbol, que, no doce meses de treinta días y cinco días al final empleados en fiestas, y por
hay que olvidarlo, corresponde al año exacto en que fue cortado nos sirve ello, al sumar 365 días y no tener en cuenta el retraso de un cuarto de día que
para datar la construcción, además de acercarnos a los cambios climáticos de se produce cada año (es decir, al no tener años bisiestos), el Año Nuevo ofi-
la época. En la Europa húmeda se han hecho estudios muy completos con gran cial se retrasaba cada cuatro años un día del Año Nuevo real. Este último era
número de troncos conservados en yacimientos medievales, y en algunos casos fijo y coincidía con el inicio de la inundación anual del Nilo, y tal vez por eso
ha sido posible fechar con extraordinaria precisión hasta yacimientos neolíti- se identificaba con la aparición de la estrella Sirio en el horizonte poco antes
cos y de la Edad del Bronce suizos del tipo "palafitico", donde, al estar bajo el del amanecer, hacia el 19 de julio en nuestro calendario.
agua de los lagos, la madera se ha conservado perfectamente. Fue una verdadera suerte que el romano Censorinus dejara escrito que el
Con todo, el método de cronología absoluta más utilizado por los arqueó- año 139 d. C. coincidieron las dos fechas en Egipto (el Año Nuevo oficial y el
logos, antes y después de la aparición de las aplicaciones atómicas, es el lla- real), porque a partir de ese dato fue posible ir hacia atrás dando fecha a acon-
mado de cronología comparada o cruzada. Ello se debe a que es un sistema tecimientos que estaban relacionados con el punto fijo del "amanecer heliacar
basado exclusivamente en argumentaciones de tipo arqueológico, y por ello de la estrella más brillante del firmamento, la estrella-perro o Sirio (Sothis en
no es necesario pedir la ayuda de otros científicos, como fisicos o geólogos. antiguo egipcio): por ejemplo, un texto descubierto en Kahun nos dice que el
La base del método es muy simple: si en un contexto arqueológico (yaci- Año Nuevo fue el decimosexto día del octavo mes del séptimo año del reinado
miento, nivel, tumba vivienda, etc.) aparece algún objeto igual o muy pare- de Sesostris III (es decir, el ario 1866 a. C.). Con esto y los datos sobre la dura-
cido a otro que ya resultó fechado en otro contexto, entonces la misma fecha ción de los diferentes reinados, pronto se dispuso de una tabla cronológica
nos sirve para el segundo contexto en el que se ha encontrado. Se parte de aproximada para los faraones de las 31 dinastías que van desde en tomo a 3100
la base de que los objetos iguales o parecidos fueron fabricados aproxima- a. C. hasta la conquista por Alejandro Magno en 332 a. C.
damente en la misma época, aunque lógicamente no vale cualquier objeto: A finales del siglo pasado, el fundador de la moderna egiptología, Sir Flin-
cuanto más específico sea éste, es decir, más raro, tanto mejor para la data- ders Petrie, descubrió cerámica de tipo griego, fabricada en Creta, en
ción. Por ejemplo, un determinado tipo cerámico con decoración complica- un contexto egipcio fechado en torno a 1900 a. C. Poco después descubría
da, o un instrumento de bronce colado que se sabe que fue fabricado úni- en Micenas objetos egipcios iguales a los fabricados en Egipto en torno a
camente en una región y época determinada, son mejores que un útil lítico 1500 a. C. La consecuencia se ve hoy muy lógica pero entonces tuvo su méri-
simple, mucho más corriente y repetido a lo largo de los siglos en sitios y cir- to: Petrie fechó una cultura, la de la Edad del Bronce en Grecia y el Egeo,
cunstancias muy diferentes. hasta entonces de época desconocida, mediante cronología comparada con
Tampoco vale cualquier contexto: tenemos que estar razonablemente Egipto El método fue y sigue siendo muy utilizado, hasta extremos incluso
seguros de que los objetos contenidos en él son contemporáneos, es decir, exagerados y casi como si lo único que importase fuera conocer la cronolo-
que el contexto, por ejemplo el relleno de una vivienda tras su derrumbe, gía, en lo que se llama establecer los "paralelos" de una pieza o yacimien-
está intacto y no se ha introducido en él ningún objeto anterior o posterior to, mediante la comparación de sus atributos o contenido con lo publicado
(depósito sellado o conjunto cerrado). Esto sólo se consigue mediante la previamente por otros arqueólogos sobre otros objetos o sitios parecidos.
observación detallada de los límites del contexto, para detectar cualquier Éstas y pocas más eran las formas que existían al principio para calcular el
alteración, y la experiencia anterior de casos parecidos. Con respecto a las tiempo transcurrido y la época a la que pertenecían las culturas del pasado.
fechas no ocurre lo mismo, porque en principio valen todas' no importa que No siempre se podían aplicar porque en muchos yacimientos no existían o no
el primer contexto se haya datado por dendrocronología, carbono-14, fuen- se habían conservado troncos intactos de árboles (o este método todavía
tes históricas o incluso por otro "paso" de cronología comparada, el caso es no estaba lo suficientemente desarrollado), y fuera de la zona nuclear medi-
disponer de una fecha fiable para empezar o seguir la cadena. terránea y del Próximo Oriente era imposible aplicar la cronología compara-

150 151
da. Esto último se debía a que los objetos egipcios, o los que se relacionaban tico, que obliga a contar siempre con el inevitable "margen de error", es a
en cadena con ellos, no viajaron mucho más lejos de Grecia y por supuesto veces olvidado por los arqueólogos, demasiado confiados en la ciencia fisica.
no pasaron las grandes barreras naturales, como el desierto del Sahara, que
dejó fuera a la mayoría de África, o los océanos que dejaban a Oceanía y Amé-
rica desamparadas en cuanto a cronología arqueológica se refiere. 6.2. El carbono-14
Hacia mediados de este siglo, la fisica nuclear vino en ayuda de los arqueó-
logos de una forma tal que ha revolucionado completamente nuestra prácti- Debemos a Willard Frank Libby (1908-1980) la invención del más conoci-
ca cronológica. Los fisicos que estudiaban los materiales radiactivos natura- do método de datación absoluta que existe hasta hoy, el carbono-14 o radio-
les de la tierra, con el fin de fabricar otros artificiales —mucho más peligrosos carbono, como se le conoce mejor en el ámbito anglosajón. Libby consiguió
pero por eso más interesantes para la industria militar—, descubrieron que las primeras fechas en 1950, en la Universidad de Chicago, y recibió por ello
los procesos de desintegración se producían a velocidad constante, de una el Premio Nobel de Química en 1960. Otros contribuyentes al desarrollo del
manera extremadamente precisa. Los isótopos radiactivos, es decir, aque- método fueron Hessel de Vries, de Groningen, que poco después de Libby
llos átomos que son iguales que sus equivalentes no radiactivos en todo menos perfeccionó la medición, aplicándola sobre gas de dióxido de carbono en vez
en que su núcleo es inestable por contener una masa ligeramente diferente, del carbono sólido que empleó aquél; Hans E. Suess, de La Jolla (California),
tienden a volver a un estado estable expulsando las partículas que les sobran que estudió un fenómeno descubierto por De Vries, la variación del conteni-
(neutrones o protones) junto con energía. Todos los elementos químicos tie- do de C-14 en la atmósfera; y el grupo de fisicos nucleares de Rochester, que
nen al menos un isótopo radiactivo, que se está formando y desapareciendo desarrollaron en 1977 un nuevo método de medición (AMS) que hace posi-
continuamente, manteniéndose constante su porcentaje en el conjunto del ble estimaciones más precisas sobre muestras mucho más pequeñas. El éxi-
planeta. En muchos de los isótopos artificiales, y algunos de los naturales, la to del sistema se puede medir por las miles de muestras analizadas, la exis-
masa acumulada es tal que produce no la expulsión de unas pocas partícu- tencia de una revista anual desde 1958 (Radiocarbon) dedicada al tema, o el
las, sino la ruptura o fisión del núcleo en dos o más partes, lo cual es utiliza- hecho de que en la actualidad existan más de 130 laboratorios en unos 50 paí-
do en la energía nuclear, sea militar o pacífica. ses diferentes. En España funcionan hoy tres centros de el análisis . Centro de
La regularidad con que se producen los fenómenos atómicos enseguida Instrumentación Científica de la Universidad de Granada, Instituto Rocasola-
provocó su utilización en la medida del tiempo. Hoy en día los "relojes atómi- no del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid y Facultad
cos" sirven para establecer la exactitud horaria y de los calendarios, median- de Ciencias Químicas de la Universidad de Barcelona.
te medidores de frecuencia sobre fenómenos de resonancia en átomos de cesio Desde el punto de vista de la práctica del arqueólogo, parece que lo úni-
(relojes de cesio). En lo que respecta a la arqueología, el primer método des- co que interesa es lo siguiente: si durante la excavación de un yacimiento se
cubierto, y todavía el más utilizado, se basa en la medida de la concentración encuentra con algún resto orgánico, como madera, carbón vegetal (madera
o velocidad de desintegración de un isótopo del carbono existente en todas las carbonizada), cenizas, concha marina o continental, hueso, turba, etc., debe
substancias orgánicas. La presencia abundante de restos orgánicos en casi extraer una muestra lo más grande posible, hacerlo con cuidado para que no
todos los yacimientos arqueológicos es la clave del método, porque la fecha se produzca ninguna contaminación con materias orgánicas más recientes (no
del resto nos sirve para establecer la del yacimiento. No obstante, este méto- tocar con madera o con las manos, por ejemplo), introducirla en un recipien-
do, al igual que los demás que veremos, se aplica también, normalmente en te estanco de materia inorgánica (no sólo el papel sino también los plásticos
muchos más casos, para determinar edades en ciencias con otros ámbitos de pueden dar problemas; lo más corriente es usar papel de aluminio) y enviar-
estudio: geología, paleobotánica, hidrología, oceanograna, etc. la al laboratorio. Al cabo de cierto tiempo recibirá el resultado del análisis, por
Antes de pasar a ver con algún detalle las diferentes técnicas, es necesa- ejemplo en esta forma: 3200 ± 90 b.p. Esto quiere decir que la muerte del orga-
rio referirse a un inconveniente común a todas ellas el hecho de que los fenó- nismo se produjo en tomo a 3.200 años antes del presente (b.p. o bp, before
menos que medimos sean de una gran exactitud no quiere decir que los apa- present) es decir antes del año 1950 de la actualidad, que es el punto fijo con-
ratos de medida que empleamos, y nuestro conocimiento sobre determinados vencional de referencia respecto al que se hacen las medidas Si le interesa la
condicionantes de los procesos, lo sean también. De ello resulta que usual- fecha en el calendario cristiano, no tiene más que restar 1950 de 3200 y ten-
mente obtenemos una imagen aproximada de un fenómeno exacto, una esti- drá una fecha en tomo a 1250 antes de Cristo, siendo el margen de error expre-
mación o cálculo de la fecha en vez de una fecha exacta. Este aspecto estadís- sado por "en torno a" tanto menor cuanto más pequeño sea el número del

152 153
error típico que acompaña a la fecha media (en este ejemplo, 90 años). Si el Radiación cósmica
arqueólogo tiene suficiente confianza en que el resto orgánico está de alguna
forma asociado con el yacimiento, nivel o tumba que excava, puede datar en ita
términos generales estos últimos con la fecha obtenida. 14 N+n 14C+p "C "N+11 -
¿Es suficiente con eso? Parece lógico pensar que una mayor compren- (T„-5 730 años)
\11
sión del mecanismo fisico y químico que regula la obtención de la fecha sería
de utilidad para su interpretación, sobre todo en los frecuentes casos con- Explosiones
flictivos, como cuando la fecha no responde a las expectativas puestas en nucleares
ella El método del carbono-14 no se basa en ninguna fórmula mágica, sino Asimilación
I2
en un fenómeno natural perfectamente comprensible por todos. Por otro lado, CO2
Intercambio \(1402C s14100 5)x ,
una explicación detallada del mismo servirá de modelo para los demás sis- "5:arl;stibles fósiles
temas de cronología absoluta que veremos a continuación. I1 fiL
4 CO2Humus
Para entender sus fundamentos, será mejor que empecemos por el prin- Intercambio
+H20
cipio, viendo cómo se forman y mueven los átomos del isótopo que nos inte- +CanCO2 Caliza ___
resa (figura 6.2). La historia comienza en la estratosfera, sobre todo a unos 12 Ca 14CO3 __ Agua subterránea
H"CO;
km de altitud, que es donde se origina un 60% del carbono radiactivo. Los Conchas H"CO; + HI 2C0; LAGO
rayos cósmicos que llegan a la Tierra, en su mayor parte causados por explo- OCÉANO
siones de supemovas y extragalácticos, son partículas de alta energía en las
que predominan los núcleos de hidrógeno, formados por un solo protón. Cuan- Figura 6.2. Origen y distribución del carbono-14 en la naturaleza (según Mook y
do éstos chocan con otros átomos, se desintegran produciéndose reacciones Waterbolk, 1985, figura 1).
en cadena. De todas ellas solo una nos interesa ahora, la que se da entre un
neutrón y un átomo de nitrógeno (el componente principal del aire). La mayo-
ría de los átomos de nitrógeno tienen siete protones y siete neutrones en su
mentos afines, como con el oxígeno formando dióxido de carbono (CO 2) en
núcleo, y por eso se dice que su masa es de catorce (N-14), y su carga de sie-
la atmósfera, y luego, arrastrado por el agua de lluvia, pasa a la tierra y es
te (siete protones). La carga eléctrica es lo que define químicamente a un ele-
absorbido por las plantas en la fotosíntesis, por los animales y el ser huma-
mento, al ser determinante básico de sus reacciones con los demás. La masa
no al respirar o comer vegetales, por el agua del mar etc. Sólo una infinite-
es menos importante, al menos desde el punto de vista químico.
simal fracción del carbono terrestre es de C-14, siendo el restante C-13 (un
Pues bien, resulta que al chocar un neutrón con el N-14 se produce una
isótopo estable con siete neutrones), en una proporción del 1,1%, y todo lo
reacción por la cual el neutrón se incorpora al núcleo, y uno de sus protones
demás C-12 (el isótopo de carbono "normal").
sale despedido, como si allí no hubiera sitio suficiente para los dos. El resul-
El hecho de que el C-14 sea radiactivo (es decir, inestable) es fundamental
tado es un núcleo con seis protones y ocho neutrones, de masa catorce (igual
porque, a pesar de que se está formando continuamente en la atmósfera, su
que el nitrógeno), pero de carga seis, por lo cual este átomo ya no se va a
proporción es siempre aproximadamente constante en toda la Tierra. Esto
comportar químicamente como el nitrógeno sino como otro elemento, el car-
es debido a que, con la misma velocidad con que se forma, se desintegra de
bono, el cual está definido precisamente por tener seis unidades eléctricas.
nuevo pasando a ser nitrógeno, y en esa reacción se expulsa un electrón
Ésta es la esencia de las reacciones atómicas, que cambian la naturaleza de
(rayo beta). Este fenómeno se produce también en los seres vivos, pero como
los elementos, al contrario de las químicas, que sólo combinan unos elementos
éstos se hallan en equilibrio constante con el medio, recuperan de nuevo los
con otros sin modificarlos. A partir de ahora, nuestro átomo ya deberá ser
átomos que pierden, manteniendo una proporción constante durante toda su
denominado de forma diferente, carbono-14 o C-14.
vida. La situación cambia cuando el ser vivo (planta o animal) muere: enton-
Sin embargo, no se trata de un átomo de carbono normal, porque su masa
ces cesa el ciclo vital y el resto (p. ej. madera o hueso) pasa a ser un siste-
es diferente a la mayoría de los átomos, estables, de este elemento, que cuen-
ma cerrado y no recupera los átomos que pierde. Aquí reside la base del
tan sólo con seis protones y seis neutrones (C-12). A pesar de este hecho,
método cronológico, que consiste en que esa desintegración se produce a
como químicamente es carbono, en adelante se combina con los demás ele-

155
154
velocidad constante. Por esta razón, no hay más que proporcionar un resto de muestras en tomo al gramo de peso), y aunque esa cifra se ha ido redu-
orgánico antiguo a un laboratorio que tenga aparatos de medición atómica, ciendo con los avances técnicos (posibilitando la medición de muestras cada
calcular cuánto C-14 queda en la muestra, compararlo con la cantidad actual vez más pequeñas), es imposible eliminarla por completo.
y de ello obtener el tiempo que ha transcurrido desde su muerte. De ello resulta que es necesario admitir un error en las mediciones, las
Los problemas comienzan a la hora de realizar la medición. Aunque la cuales son por esencia falsas, aunque se mueven alrededor de un valor "ver-
desintegración sea constante, es difícil saber cuánto C-14 queda en la mues- dadero". Afortunadamente, es posible evaluar la forma en que se produce
tra. Libby, que utilizó un simple contador de radiactividad Geiger sobre car- ese movimiento gracias a la estadística. Las fechas radiocarbónicas están
bono sólido, resolvió algunas de las dificultades, pero existen otras que son expresadas por dos números: la estimación de la fecha (valor medio) y su
intrínsecas al método y parecen imposibles de solventar. El contador mide error típico. Este error funciona prácticamente como una desviación están-
los rayos beta que salen de la muestra, es decir, los átomos que se están dar de una curva "normal o campana de Gauss" (véase figura 4.4) y esto
desintegrando en un tiempo dado, los cuales son un número proporcional al nos permite evaluar la probabilidad de las diferentes fechas en tomo a la
total de los que están allí contenidos; es decir, la medición se hace de forma media. Por ejemplo, una datación de 1000 ± 100 a. C. se ha de interpretar
indirecta. Una muestra de carbono actual emite, por término medio, unos tre- como que la "verdadera" fecha, que siempre desconocemos, tiene una pro-
ce electrones por minuto y gramo de masa, y si la muestra en estudio emi- babilidad del 68% de estar comprendida entre 900 y 1100 a. C. (es decir,
tiera la mitad, seis y medio electrones, se dice que el tiempo transcurrido entre la media menos una desviación típica y la media más una desviación
desde su muerte es de una vida media, es decir, 5.568 años. típica), del 95% entre más/menos dos desviaciones típicas (entre 800 y 1200
Este concepto de vida media es usual en física atómica: la descomposi- a. C.) y del 99,7% entre 700 y 1300 a. C. Por ello, las dataciones de C-14 no
ción sigue un proceso constante, pero proporcional a la cantidad de átomos han de tomarse nunca como valores exactos del punto medio, y es erróneo
inestables que hay en cada momento (la curva de variación se llama expo- decir que el resto analizado "corresponde" al año 1000 a. C. Con todo, la pro-
nencial). Si la radiación fuera la cuarta parte de la actual la mitad de la mitad, babilidad va aumentando a medida que nos acercamos al centro de la dis-
habrían transcurrido dos vidas medias, el doble de 5.568, es decir 11.136 tribución, y, por ejemplo, es más creíble que la fecha esté entre 950 y 1000
años, y así sucesivamente (cada período de vida media la radiación se divi- a. C. que entre 900 y 950 a. C. (véase luego el efecto de la calibración sobre
de por la mitad). Esto quiere decir que la radiación va siendo cada vez más la probabilidad).
pequeña, y al cabo de diez vidas medias (55.680 arios) será de únicamente Se habrá visto fácilmente que el valor del error típico es fundamental para
0,13 pulsos por minuto y gramo. Para muestras tan antiguas y con tan poca la exactitud de la datación, y es esencial reducirlo al máximo. Esto se consi-
radiación la medición se hace con un error tan grande que no resultan fia- gue mejorando los sistemas de medida (Libby tuvo que resignarse a erro-
bles: éste es el límite cronológico del método del radiocarbono, por lo cual res de 500 años, hoy en día es menor de 100 ó 50 años si la muestra no es
los períodos más antiguos (Paleolítico Inferior y primera mitad del Paleolíti- muy antigua), alargando el tiempo de medición o aumentando el tamaño de
co Medio) no se pueden fechar con este sistema, y han de utilizarse méto- la muestra. Sólo el último factor corresponde a los arqueólogos, pero, lógi-
dos diferentes. camente, aunque se intente extraer del yacimiento la mayor cantidad posi-
El principal problema que encontró Libby fue la forma de separar en el ble de madera u otro resto orgánico, esto siempre tiene un límite y las mues-
recuento las radiaciones de la muestra de las que existían en el ambiente del tras no pueden aumentarse a voluntad. Como regla general aproximada, el
laboratorio o de cualquier lugar de la Tierra, procedentes también de los incremento de la muestra por un factor disminuye el error dividiéndolo por
omnipresentes rayos cósmicos. La solución de medir sin la muestra y con la la raíz cuadrada de ese factor. Por ejemplo, si una muestra de un gramo y
muestra y hacer una simple resta no sirve, porque las radiaciones son un 5.000 arios de antigüedad da un error de 60 años, otra de dos gramos con la
fenómeno aleatorio que cambia constantemente. Lo que hizo, después de misma fecha daría un error de 45 años.
imaginar soluciones tan irrealizables como instalar el laboratorio en lo más El tiempo de medición también está limitado, ya que los laboratorios deben
profundo de una mina subterránea, fue rodear el contador por un blindaje atender numerosas muestras. Actualmente se mide durante unos dos días,
de contadores de "anti-coincidencia" que interrumpían la función del conta- calculando luego el valor medio y la desviación de las diferentes medicio-
dor central en cuanto detectaban alguna radiación exterior, de forma que nes realizadas en ese tiempo. Un tipo de minicontador, recientemente desa-
éstas no fueran detectadas por aquél. Con todo, se seguían "colando" unos rrollado, permite medir muestras de hasta décimas o centésimas de gramo,
trece pulsos por minuto de media (perturbando por completo la medición pero el tiempo de recuento se puede alargar hasta varios meses. Por último,

156 157
resulta algo lógico que las muestras más antiguas provoquen mayores erro- Lo dicho hasta ahora corresponde a problemas o aspectos físicos de la
res, al ser su actividad radioactiva menor y estar por ello más afectadas por misma medición, que son intrínsecos al método. Otros problemas que van
la radiación de fondo. Por ejemplo, una cantidad de cuatro gramos de car- asociados de forma inevitable son aquellos que hacen referencia a la física
bono con 5.000 años de antigüedad suele dar un error de 30 años, con 15.000 y química terrestres, y que afectan al funcionamiento básico del método. Por
arios, de 70 años, y con 35.000 años el error típico es de cerca de 500 años. fortuna la mayoría de ellos han encontrado solución de la mano de los inves-
El problema del tamaño de la muestra se ha resuelto en la actualidad con tigadores actuales. Para que la datación por carbono-14 funcione bien se
el empleo de la técnica, muy habitual en física nuclear, de la espectrometría deben dar los siguientes supuestos:
de acelerador de masas o de partículas(AMS). Éste se basa, al contrario que
en la simple medida de la desintegración por unidad de tiempo, en el recuen- 1. La velocidad de desintegración no sólo debe ser constante, sino que
to directo del número total de átomos de C-14, y permite la datación sobre tenemos que conocerla con exactitud.
muestras de menos de un miligramo de carbono. El avance resulta impor- 2. El contenido de C-14 en el ser vivo, cuando se produjo su muerte,
tante si pensamos en que hasta ahora nos hemos referido únicamente a mues- debía ser igual al existente en la atmósfera en ese momento, y éste
tras de carbono puro, el cual ha de ser extraído de restos orgánicos que tam- tuvo que ser igual para toda la Tierra.
bién contienen otras sustancias, inservibles para la datación. Por ejemplo, el 3. La cantidad de C-14 en la atmósfera no ha debido cambiar desde los
carbón vegetal, o madera carbonizada, contiene un 70% de carbono, lo cual tiempos prehistóricos al presente.
lo hace muy adecuado para ser tomado como muestra, pero el hueso tiene
menos del 5%, lo que quiere decir que para obtener un gramo de carbono Veamos qué ocurre en la realidad con cada uno de estos requisitos.
puro hace falta una muestra original de 20 gramos. Hoy existen unos 20 labo- Entre los fisicos se acepta que la velocidad de desintegración de los núcleos
ratorios en todo el mundo capaces de realizar este análisis. radiactivos es constante, y no influyen en ella factores externos como la tempe-
El método AMS (más conocido como C-14 por acelerador), a pesar de su ratura, humedad etc No obstante, su valor ha de ser medido si lo queremos
enorme potencial, todavía debe resolver algunos problemas. Por ejemplo, conocer, y al ir mejorando los sistemas de medición ha resultado algo tan para-
al principio los errores eran mayores que los de la técnica tradicional, aun- dójico como una "constante que varía". Libby obtuvo el valor de 5.568 ± 30 años,
que hoy se han reducido al mismo orden de magnitud. Se esperaba de él que pero más adelante se vio que su valor más exacto es de 5.730 ± 30 lo cual hace
permitiera fechar muestras más antiguas, por ejemplo en tomo a 100.000 B.P. que todas las fechas calculadas anteriormente hayan de ser aumentadas en un
(un miligramo de carbono de esa antigüedad tiene sólo unos cincuenta áto- 3,4%. No obstante, y para evitar confusión entre las mediciones antiguas y moder-
mos de C-14), pero en estos niveles tan bajos de presencia resulta imposi- nas los laboratorios comunican las fechas calculadas según la "vida media de
ble evitar la contaminación con carbono más moderno o el que se puede cre- Libby", es decir, 5.568 arios, y corresponde al científico interesado la corrección
ar en la muestra por la misma radiación cósmica actual (una insignificante de las mismas.
proporción de carbono moderno cambia el resultado por completo). Es decir, Mayor problema resulta el de la "autenticidad" de la muestra. Su activi-
al basarse en magnitudes demasiado pequeñas, la medición tiende a ser dad radiactiva se compara con una muestra estándar que corresponde al
"inestable". Con todo, la posibilidad de fechar materias hasta ahora no sus- contenido de C-14 existente en la atmósfera en el siglo pasado (ácido oxáli-
ceptibles de ello, como hierro (por el contenido de carbono procedente del co proporcionado por el National Bureau of Standards de Estados Unidos).
homo, en tomo a 0,1%), y cerámica (del desgrasante vegetal), o sobre mues- Esto se debe a que desde el comienzo de la Revolución Industrial la emisión
tras muy pequeñas -y por tanto con análisis "no destructivos"- de algunos de gases de dióxido y monóxido de carbono, procedentes de la combustión
objetos valiosos de hueso (arte mueble paleolítico, cráneos humanos) o de de carbón fósil (de enorme antigüedad y por ello carente de C-14), ha pro-
origen contextual más seguro, e incluso muestras enriquecidas del micros- ducido hasta hoy una disminución del 3% en el C-14 de la Tierra. En años
cópico polen, todo ello ha ampliado enormemente la potencialidad cronoló- recientes, las pruebas de armas nucleares provocaron el efecto contrario,
gica a disposición de los arqueólogos Entre los resultados más importantes aumentando considerablemente la proporción, que ha bajado de nuevo tras
está la datación mucho más exacta del tránsito del Paleolítico Medio al Supe- los tratados de reducción de pruebas atmosféricas. Esto ha permitido la obser-
rior en Europa, que parece haberse producido con una gran rapidez confir- vación de cómo se distribuye el C-14 en toda la Tierra, advirtiéndose que es
mando así las recientes teorías del "reemplazo" de los neandertales por los uniforme a lo largo de los hemisferios, a causa de la circulación de vientos,
sapiens modernos durante esa época. pero que es algo menor en la mitad sur, debido a su mayor extensión mari-

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na (el mar adquiere allí más cantidad de C-14 que en el hemisferio norte). fecha se conocía por datos históricos, resultaban algo más modernas de lo
Este fenómeno provoca que las fechas al sur del ecuador han de ser dismi- esperado, con un error de varios siglos. No obstante, esto ocurría con fechas
nuidas en una cifra en tomo a los treinta años. anteriores al 2000 a. C., es decir, en el primer milenio de la historia egipcia,
También es necesario que el resto orgánico haya tenido una concentra- época en la cual los cálculos históricos se habían realizado de forma aproxi-
ción igual a la de la atmósfera, lo cual no siempre es cierto. El fenómeno del mada, en función de la duración registrada de dinastías y reinados, ya que
fraccionamiento isotópico es usual en muchos tipos de muestra, pero por suer- no había "puntos fijos" astronómicos recogidos en ese lapso de tiempo. Por
te se controla con cierta facilidad. Durante las reacciones químicas en las que ello los egiptólogos estaban incluso dispuestos a admitir que el error estu-
adquieren carbono, los seres vivos no "tratan por igual" a todos los isótopos. viese de su parte, y que debían corregir sus fechas de acuerdo con el car-
Es como si prefiriesen los estables a los inestables, y de ello resulta que la bono-14.
mayoría tienen menos C-14 del que esperaríamos encontrar. Por otro lado, Enseguida se pensó en la dendrocronología (véase 6.1) como la forma
el fenómeno depende de tantos factores que la proporción varía incluso de ideal de comprobar si existía error e incluso para corregirlo. Después del
uno a otro espécimen dentro del mismo ambiente y en la misma época. No adecuado tratamiento químico en el laboratorio, por ejemplo eliminando la
obstante, el hecho de que C-14 y C-13 vayan juntos, y que el C-13 sea esta- resina, el contenido de C-14 de cada anillo de un árbol es igual al existente
ble, es decir, que su cantidad no varíe desde la muerte del organismo, per- cuando se formó: es decir, la renovación con la atmósfera por fotosíntesis se
mite una corrección bastante precisa. produce únicamente en el anillo exterior, según éste se va formando; el res-
Las muestras de carbón vegetal y madera, que es el material de la mues- to de los anillos tienen una actividad considerablemente reducida, y, a los
tra estándar que sirve de comparación en la medida (por ello no necesitan efectos que nos interesan, es como si estuvieran ya muertos. Por ello se pue-
corrección o ésta es pequeña), tienen un 2,5% menos de C-13 (se usa mejor de comparar la fecha de C-14, es decir, la obtenida por análisis radiactivo de
25%o) que el tomado como "cero" por defmición (algo mayor que el de la la muestra del anillo, con la fecha de calendario, obtenida por recuento de los
atmósfera), y con ellas se comparan las demás. Por cada milésima más de anillos dentro de la secuencia general de la región. En 1960 se publicó el pri-
—25 que tenga la muestra, se suman 16 años a la fecha obtenida. Los carbo- mer resultado de esta comparación, en muestras de secuoya con dos mil años
natos marinos tienen unas 25 milésimas más (es decir, están cerca del valor de antigüedad: aunque existía error, éste era poco importante, menor del 2%,
"cero") y por ello hay que sumar 400 años a la fecha obtenida. Es decir, la y quedaba dentro de la incertidumbre estadística general del método.
concha en el momento de morir tenía más C-13 (y por tanto más C-14) que En los años sesenta se realizó la misma comprobación con un tipo de árbol
el estándar, y por ello el tiempo transcurrido hasta hoy es mayor. No obs- descubierto poco antes, el pino de cono erizado de California (Pinus arista-
tante, este error se compensa con otro, conocido como "edad aparente" de ta). Allí, a grandes altitudes, vive el ser vivo más antiguo de la Tierra, ya que
las conchas marinas, debido a que la subida de aguas profundas, con mucho se conoce algún ejemplar de cerca de cinco mil años de antigüedad. La seque-
menos C-14, hace que su contenido pueda ser de un 5% menos, lo que equi- dad de la región hace que la variación anual de los anillos sea muy sensible
vale precisamente a unos 400 arios. Casi todas las muestras tuvieron frac- y por ello perfecta para la dendrocronología, y también que existan árboles
cionamiento isotópico (por ejemplo algunas plantas como el maíz o la caña muertos pero con la madera bien conservada Ello ha posibilitado la exis-
de azúcar tienen 15 milésimas más de C-13 y hay que sumar unos 240 años), tencia de muestras bien fechadas en arios de calendario, con más de doce
por lo que es preciso comprobar si el laboratorio ha efectuado la oportuna mil años de antigüedad. Varios laboratorios americanos realizaron los análi-
corrección. sis comparativos y en todos se comprobó que las fechas de C-14 eran dema-
En último lugar, pero seguramente el problema más importante de todos, siado recientes, aumentando el error según vamos hacia atrás en el tiempo.
tenemos la dificultad surgida del hecho de que, como no conocemos en prin- de quinientos años hacia 2000 a. C., hasta casi un milenio hacia 4000 a. C. Es
cipio cuál era el contenido de C-14 atmosférico en épocas pasadas, es decir, decir, en los últimos milenios a. C. existía mayor cantidad de C-14 en la atmós-
cuando murió el organismo que analizamos, hemos de suponer que era igual fera de la que existe hoy, y por ello la medición es errónea: la muestra de
que el que existe en la actualidad, antes de la Revolución Industrial. Este hecho comparación debería tener mayor actividad, lo que resultaría en una frac-
es grave, porque ahora sabemos (al comienzo de la utilización del método ción de carbono-14 remanente menor en la muestra analizada y por lo tanto
sólo se sospechaba) que la actividad cósmica varió de tal manera que esa en un tiempo transcurrido mayor.
asunción no se sostiene. Desde los años cincuenta se había comprobado que Según los conocimientos actuales, existen varios fenómenos que expli-
algunos análisis de C-14 sobre muestras orgánicas del antiguo Egipto, cuya can esto: la variación del campo magnético terrestre, que actúa como un

160 161
escudo ante la radiación cósmica, es responsable de la desviación general 8000
que acabarnos de ver, mientras que los cambios en la actividad solar (por
su propia radiación general y por los ciclos de las manchas solares) provo-
7000
can variaciones de menor magnitud, pero mucho más dificiles de controlar.
Fechas convencionales de C-14 (B.P.)
Como estos fenómenos se producen por igual en toda la Tierra, los errores
comprobados en el pino americano y en otras muestras antiguas deben ser 6000
también iguales en otros lugares, y esto es lo que hace posible la corrección
(llamada calibración) de todas las fechas de C-14. Análisis recientes con made- 5000
ra de roble europeo, de hasta siete mil años de antigüedad, han permitido
comprobar este hecho, ya que las desviaciones son similares. Así se pudo 4000
rechazar la objeción de que los pinos de las montañas califomianas habían
recibido mayor radiación, precisamente por su gran altitud, y que los erro-
3000
res en ellos detectados no podían servir para calibrar fechas de otras zonas.
Desde la primera curva de calibración propuesta por Suess en 1967 (figu-
ra 6.3), se publicaron varias tablas "definitivas" que servían para corregir las 2000
fechas hasta seis o siete mil arios a. C., con sustanciales diferencias a veces
entre ellas que llevaban a los arqueólogos a escoger aquella que más le con- 1000
venía a sus datos o interpretaciones. No obstante, durante la última década Fechas dendrocronológicas (d.C./a.0.)
la revista Radiocarbon ha presentado tablas y curvas aprobadas por consenso
de todos los laboratorios implicados, y las correcciones se pueden hacer ya 1950 1000 AD/BC 1000 2000 3000 4000 5000 6000
en todos los yacimientos de la misma fecha por igual. El problema de la ine-
Figura 6,3. Calibración de las fechas de carbono-14 mediante la dendrocronología
xistencia de muestras de madera con antigüedad mayor de 12.000 años ha del pino de cono erizado. Hasta el año 1000 a. C. aproximadamente los puntos no se
sido recientemente superado mediante el análisis de corales marinos con separan de la recta diagonal, lo que indica igualdad de los resultados de ambos sis-
carbonatos orgánicos que han sido fechados mediante C-14 y uranio/torio temas y que apenas hace falta corrección. A partir de entonces la separación hacia
(véase 6.5) y sedimentos del fondo marino que están bien fechados por el la derecha es progresiva, lo que indica que las fechas calibradas son mayores que
sistema de varvas de acumulación anual. El resultado ha sido la publicación las de C-14 (según Mook y Waterbolk, 1985, figura 4, con datos de Suess),
de curvas de calibración que llegan hasta 24.000 arios B.P. de fecha real cali-
brada, momento en que los errores están algo por debajo de los 4000 años
(una fecha C-14 de 20.000 B.P. se convierte en 23.700 B.P. calibrado), sien- vez corregidas), lo que tuvo inmediata aceptación por el prestigio de tales cen-
do más pequeños en fechas más recientes (por ejemplo, una fecha C-14 de tros, pero seguía dando problemas al poderse confundir con el simple cambio
14.000 B.P. se convierte en 16.600 B.P. calibrado). Algunos trabajos recien- de escala que se consigue, como vimos, restando 1950 a la fecha B.P. y que no
tes con sedimentos lacustres, de deposición anual, de Japón sugieren que el tiene nada que ver con la complicada calibración. Por último, parece por fin
error apenas se incrementa desde los 20.000 hasta los 45.000 B.P., e incluso imponerse algo más sencillo y que no deja lugar a dudas cuando la fecha expre-
puede disminuir (por ejemplo, una fecha de 40.000 B.P. se convierte cali- sada haya sido corregida, irá acompañada por la palabra "calibrada" o la abre-
brada en 43.000 B.P.). viatura "cal." (por ejemplo: 43.000 cal. B.P., 1.500 cal. a. C.).
Para distinguir en las publicaciones las fechas calibradas de las que no lo A pesar de los avances recientes, existen problemas inherentes a la calibra-
están, se han usado diversas convenciones. Una de las primeras propuestas ción que añaden cierta incertidumbre a la ya citada. El más importante es que
fue usar las iniciales B.P. o A.C./D.C. (B.C./A.D. en inglés) en mayúsculas cuan- al transformar las fechas radiocarbónicas en reales de calendario se pierde la
do se había realizado la calibración, y en minúsculas b p o a c./d.c. (b.c./a.d.) propiedad estadística de distribución normal de probabilidades alrededor de
si no se había corregido, pero tal sistema no ha tenido demasiado éxito fue- la media que antes vimos. Esto se debe a que ahora no se trata de un fenóme-
ra del Reino Unido. Algunos laboratorios comenzaron luego a expresar las no de medición de laboratorio con un componente aleatorio, sino de ajustar un
fechas corregidas en el calendario cristiano (B.P. sin corregir, A.C./D.C. una intervalo temporal a otro fecha a fecha, y en función de la forma de la curva de

162 163
calibración, es decir, de cómo fue variando la cantidad de carbono-14 en la En las épocas en que el isótopo cambió de forma rápida y regular, la cur-
atmósfera durante la época en cuestión, puede resultar en una distribución com- va suele tener forma recta e inclinada, pudiéndose obtener una precisión en
pletamente distinta, con varios máximos y zonas vacías, sin que el punto central, la fecha calibrada incluso mayor que en la original no corregida. Lo contra-
donde la media de la fecha C-14 corta a la curva, sea la zona de mayor proba- rio ocurre cuando la curva tiene altibajos (figura 6.4) y la peor situación se
bilidad, etc. (figura 6.4). Afortunadamente existen varios programas de ordena- da cuando la curva tiende a una forma plana (efecto "meseta" o plateau).
dor, de distribución gratuita por correo e Internet, que calcularán estas irregu- Estas zonas o períodos corresponden a variaciones muy lentas del isótopo o
laridades para nosotros, aunque ello no las haga más atractivas. a oscilaciones en tomo a un valor fijo. La consecuencia es que la amplitud del
intervalo de error se puede ampliar sustancialmente, y la utilidad del méto-
do aparece claramente cuestionada. Esto ocurre con la "meseta" de media-
dos del I milenio a. C., entre 400 y 800 a. C., justo en momentos muy impor-
tantes de cambio cultural (comienzos de la Edad del Hierro), cuya precisión
cronológica ha sufrido seriamente a causa de este fenómeno (por ello el
número de fechas "anómalas", habitualmente rechazadas, es muy superior
para este período).
p = 0.14 Hasta ahora hemos visto problemas intrínsecos del método, de los que la
t-4-2a
mayoría encuentran solución adecuada, precisamente por su naturaleza de
fenómenos siempre presentes y por ello previsibles. Por otro lado existen
00
problemas incidentales, es decir, que unas veces se presentan y otras no, y
t —a cuya influencia en los posibles errores es necesario controlar Éstos son de
0.61 dos tipos: la contaminación de la muestra por carbono más antiguo o moder-
Distribución no que el original, y la distorsión que puede existir en el grado de asociación
gaussiana
Años de carbono- 14B. P.

entre la muestra orgánica y el fenómeno histórico que deseamos fechar. Si


la contaminación sobrepasa cierto nivel, el error resultante es mayor que el
estadístico citado y obtendremos una idea falsa de la fecha mientras que en
el segundo caso puede que la fecha sea correcta en lo que se refiere al res-
to orgánico, pero que éste no tenga nada que ver con el fenómeno cultural
que nos interesa, y por lo tanto su fecha tampoco.
Como la contaminación puede ser debida a múltiples causas, dificiles de
prever, es habitual que se recurra a ella para explicar cualquier discrepan-
cia entre la fecha obtenida en el análisis y la esperada por el arqueólogo. No
Histograma de obstante, los laboratorios son capaces de eliminar la presencia de carbono
fechas calibradas contaminante, si éste se encuentra en un estado químico diferente al del ori-
ginal. Por ejemplo, en muestras de madera, carbón vegetal, turba, etc., en
las que se analiza el mismo carbono en estado puro, los carbonatos (sales
de ácido carbónico) que han podido llegar disueltos en agua, normalmente
p = 0.14 1 00 0.61 Años calibrados A. C.
con carbono fósil (sin C-14), se pueden extraer mediante tratamiento con áci-
do. Otro problema de solución sencilla, aunque laboriosa, es la intromisión
Figura 6.4. Ejemplo de curva de calibración, que transforma fechas de carbono-14 de raíces de árboles en la muestra, las cuales se pueden extraer manual-
(eje vertical) que tienen una distribución de probabilidad p normal (gaussiana), mente con la ayuda de un microscopio binocular. Más dificil resulta el con-
en fechas calibradas de calendario (eje horizontal), con una distribución de proba- trol cuando se ha incorporado a la muestra carbono más reciente en la mis-
bilidad mucho más irregular y variable en función de la forma de la curva (según ma forma química, como el ácido húmico que se infiltra por el agua desde
Bowman, 1990). niveles superiores, pero incluso en estos casos es posible eliminar con disol-

164 165
yentes las partes más afectadas de la muestra, y si ésta es lo bastante gran- En muchas ocasiones, aunque exista una buena asociación, el organismo
de, todavía quedará suficiente material para poder realizar el análisis. pudo haber muerto antes de su utilización arqueológica. Esto ocurre en luga-
Un caso en que la contaminación es más dificil de detectar, por produ- res donde la madera se utiliza durante tiempo, y por ello su uso humano, por
cirse mediante intromisión de carbono, de la misma naturaleza química pero ejemplo en la construcción que queremos fechar, pudo haberse llevado a
distinta edad, durante la misma formación del organismo, es el de las con- cabo mucho tiempo después de la tala del árbol. Además, en el caso de made-
chas marinas y continentales. En ellas el C-14 está presente en forma de car- ra carbonizada, no sabemos si la muestra procede de los anillos exteriores
bonatos, los cuales han podido ser formados en parte por carbono fósil disuel- o interiores del árbol. Cuando se trata de árboles de larga vida (el roble más
to en las aguas, o incluso haber sido añadidos con posterioridad a la muerte que el abedul, por ejemplo; esto se puede controlar por análisis botánico),
del organismo (carbonato secundario). Estas dos posibilidades, unidas a la y se da un prolongado uso de la madera, el error puede alcanzar varios siglos,
antes citada de la edad "aparente", hacen que las conchas no sean un resto y por ello es aconsejable desconfiar de las muestras de madera de gran tama-
demasiado adecuado para fechar un contexto, y sólo se recurrirá a ellas en ño, aunque sean las más atractivas por la mayor cantidad de carbono que
ausencia de otro tipo mejor. En general, la datación obtenida con ellas repre- contienen. En ocasiones se ha podido controlar el fenómeno gracias a otros
senta la fecha máxima del contexto (terrninus post quem). datos: en Holanda, los postes de las cabañas neolíticas (de cerámica de ban-
Finalmente, la contaminación se puede producir también en el momento das) son de mayor diámetro que los de la Edad del Bronce; como conse-
de extraer la muestra, bien por mezcla con material de distinto origen, o bien cuencia, las fechas neolíticas muestran una dispersión mayor de valores que
por mezcla con la sustancia que sirve de envoltorio. Lo primero ha de evi- las obtenidas para las cabañas del Bronce, ya que durante el Neolítico los
tarse mediante el máximo cuidado en la extracción, observando bien lo que árboles eran talados con mayor edad. Con todo, la mayoría de fechas obte-
se recoge y separando todo aquello que no pertenezca claramente a la mues- nidas a partir de carbón vegetal proceden del análisis de restos de hogares,
tra, y lo segundo no utilizando materiales orgánicos (papel, tela, cartón, etc.), en los cuales es de suponer que la madera sería casi toda recién cortada, y
sino otros más inertes (papel de aluminio, cristal). el problema de la edad previa al uso humano tiene menos importancia.
Por otro lado, se puede estimar la contaminación que puede existir en una Después de haber visto todo lo anterior, la pregunta lógica será la siguien-
muestra si conocemos la diferencia entre la fecha obtenida y la supuestamente te: ¿es posible que alguien confie todavía en el método del carbono-14? La res-
real del contexto. Por ejemplo, si esperábamos una fecha de 4200 B.P. y el puesta es afirmativa, y de hecho se trata del método científico que más ayuda
análisis indica 2500 B.P., la contaminación por carbono más reciente debería ha proporcionado a la investigación arqueológica. Su futuro también está ase-
ser del 34%, más de un tercio de la muestra, lo cual parece demasiado para gurado, pues la mayoría de los problemas que acabamos de ver son mucho
haber sido provocado por raíces o filtraciones. En este caso habríamos de más agudos cuando se tienen pocas muestras (de aquí el dicho de "una sola
buscar otra causa para explicar una discrepancia tan grande. El error por fecha no fecha"), y hoy en día ya es generalmente posible analizar un núme-
mezcla con carbono reciente aumenta con la edad de la muestra para la mis- ro grande de ellas para cada yacimiento, gracias al aumento del número de
ma proporción, y por ejemplo, un 10% de mezcla resulta en un error de -360, laboratorios y la consiguiente competencia que ha estabilizado prácticamen-
-850 y -2.380 años, para muestras de 3.000, 6.000 y 12.000 años B.P. Por el te los precios de los análisis desde hace más de dos décadas (en tomo a 30.000
contrario, la presencia de carbono fósil (sin C-14) afecta únicamente en fun- ptas. los convencionales y el doble para los de AMS). Cuando se cuenta con
ción de su porcentaje, con independencia de la edad de la muestra, por ejem- muchas fechas es factible eliminar las erróneas, combinar las estadísticamente
plo, un porcentaje del 1% daría un error de +80 años para cualquier edad, similares para conseguir mejor precisión y luego calibrar con intervalos meno-
mientras que una mezcla del 10% necesitaría una corrección de +850 años. res, seriar los yacimientos con bastante precisión, etc.
El segundo problema incidental surge cuando existe diferencia entre la ¿Cuáles fueron los efectos del carbono-14 en la investigación prehistóri-
fecha de la muestra y la del contexto que nos interesa. Esta diferencia pue- ca? Las primeras fechas, obtenidas en los años cincuenta, causaron algunas
de ser mínima si existe completa certeza de la asociación de ambos datos sorpresas: se vio que eran más antiguas cosas que se consideraban más
(p. ej., si analizamos un poste de la cabaña que queremos fechar), y va aumen- recientes, y viceversa. Los yacimientos neolíticos del Próximo Oriente, que se
tando a medida que disminuye el grado de asociación. Por ejemplo, éste será creían erigidos apenas dos milenios antes de la aparición de la escritura, se
mayor si analizamos carbón vegetal de un hogar en el centro de un hábitat, fechan hoy cinco mil años antes de este hecho, mientras que el Neolítico egip-
que si el carbón procede de un pozo o basurero, o, en el peor de los casos, cio surgió unos dos milenios después que el mesopotámico y anatolio. Por
cuando la muestra es simplemente "tierra negra" de un nivel. otro lado, el arte del Paleolítico Superior franco-cantábrico resultó ser varios

166 167
milenios más moderno de lo que se pensaba. Con todo, la contribución más En resumen, podemos decir que el método del carbono-14 es un siste-
llamativa fue la posibilidad de fechar restos y culturas de cuya época hasta ma de datación basado en fenómenos naturales en los que intervienen mul-
entonces sólo se tenía una idea muy aproximada, cuando no totalmente erró- titud de factores, los cuales producen la incertidumbre que hemos analiza-
nea. La mayoría de los continentes africano y asiático, y todo el americano do. Tal incertidumbre tiene, no obstante, una parte que podemos evaluar
tenían hasta entonces una profundidad temporal desconocida por completo. estadísticamente y otra que escapa a nuestro control. Los avances científicos
Gracias al carbono-14 se produjo la unidad de la Prehistoria mundial, que están permitiendo reducir el rango de variación estadística y los errores inci-
ahora se puede estudiar y comparar en conjunto, merced a un método que dentales, pero no parece posible que se llegue algún día a un cálculo total-
es aplicable de forma universal. El resultado fue descubrir que muchos hechos, mente exacto de la fecha de los fenómenos del pasado, ni con éste ni con nin-
que hasta entonces se creían concatenados, eran independientes: las teorías gún otro método como los que veremos a continuación. De todas formas,
difusionistas han sido las más perjudicadas por el método. Los megalitos euro- como la cronología absoluta ha dejado de ser el objetivo prioritario de los
peos no tienen nada que ver con los orientales, y si lo tienen es como causa arqueólogos, tal problema no les debería preocupar demasiado.
y no como efecto, la invención de la agricultura y el pastoreo, es decir, el
Neolítico, ocurrió de forma independiente en varias zonas de la Tierra (nor-
te de China, SE asiático, Mesoamérica y la región andina, por lo menos), ade- 6.3. La tennoluminiscencia
más de en la región sirio-palestina, que hasta entonces había tenido la pri-
macía sobre las demás. Incluso parece posible que algo tan complicado como La termoluminiscencia (U) es la luz que emiten ciertos minerales cuan-
la metalurgia del bronce haya surgido en varios sitios como invención autóc- do son calentados, y es proporcional al tiempo transcurrido desde que sus
tona (Balcanes, SE asiático), además del Próximo Oriente. cristales sufrieron otro calentamiento anterior. Como forma de datación se
¿Cómo se ha podido saber esto? Simplemente viendo que las fechas de aplicó al principio para detectar falsificaciones cerámicas, y hoy sirve tam-
C-14 son más antiguas o casi contemporáneas en las supuestas zonas depen- bién para fechar éstas u otros materiales que hayan sido calentados (p. ej.,
dientes con respecto a los supuestos centros de expansión y, por consiguiente, sílex o piedras quemados en hogares, lava, escoria, etc.) o no calentados,
no fue posible, o no dio tiempo, a difundirse la idea o los objetos de unos a como calcita y suelos eólicos (aquí se mide el efecto de la luz solar antes de
otras. Como resultado final no pretendido de la aplicación universal del méto- ser entenados). Sus ventajas radican en que no necesita calibración, puede
do, ha surgido una imagen del género humano en tiempos pasados más opti- fechar muestras de hasta 500.000 años de antigüedad (mucho más allá que
mista que la que teníamos previamente, cuando se sospechaba seriamente el C-14), y lo que se fecha es siempre una actividad humana, el calentamiento
de su capacidad de inventiva y adaptación. del mineral, y no algo quizás anterior como ocurría con el C-14. Sus defec-
De lo dicho se desprende que lo importante del C-14 es ver qué cosas tos surgen de ser un método sofisticado y por ello mismo más caro y de nece-
fueron antes que otras, y no tanto su antigüedad absoluta. En pocas ocasio- sitar un conocimiento muy exacto de las condiciones de enterramiento de la
nes nos interesa esta última magnitud, como por ejemplo cuánto tiempo tar- muestra, y por ello su extracción debe ser preparada con antelación y no se
daron los pueblos neolíticos en expandirse por Europa (unos mil quinientos puede destinar para análisis cualquier fragmento cerámico con posteriori-
años), o cuándo se pobló Australia o América. Incluso en estos dos últimos dad. En condiciones favorables se pueden conseguir fechas con un error
casos, como en otros parecidos, surgen constantemente nuevas fechas que menor del 10% respecto a la edad verdadera.
hemos de comparar con las anteriores para corregir nuestra idea del fenó- Los fundamentos del método se basan en las propiedades cristalinas de
meno, hoy situado en torno a 40.000 y 20.000 B.P. respectivamente. Pero estas ciertos elementos. En los cristales, los átomos están colocados en una estruc-
cifras tomadas por sí mismas tienen escaso interés y resulta mucho más acla- tura rígida y perfecta, inamovible por así decir. No obstante, de cuando en
ratoria su comparación con las fechas de otras partes de Oceanía, para resol- cuando aparecen átomos de distinto tamaño o carga que el que correspon-
ver problemas de cómo y por dónde se efectuó la llegada a la gran isla y de a su posición, y esto provoca una distorsión de la retícula. Cuando se
explicar sus diferencias raciales, o, en el caso de América, con fechas de la produce el bombardeo por partículas de alta energía, fenómeno constante
parte oriental de Siberia para resolver en qué momento cultural se efectuó y universal como ya vimos, algunos electrones salen de su posición origi-
el paso del estrecho de Bering, entonces libre de aguas debido a la glacia- nal (donde contribuyen a la unión de dos átomos) y, aunque la mayoría sue-
ción, y que fenómenos ambientales y climáticos empujaron a los grupos asiá- len volver a ella algunos quedan "atrapados" en alguna de las distorsiones
ticos a la expansión hacia otro continente. antes descritas, creando zonas con mayor carga negativa (donde están) y

168 169
otras con ella positiva (donde deberían estar). Éste es un fenómeno cons- En el laboratorio se mide lo que se llama la arqueodosis, es decir, la radia-
tante a lo largo del tiempo, y una forma usual de volver al estado de equili- ción total recibida por la muestra, mediante su calentamiento súbito hasta
brio inicial consiste en calentar de nuevo el sólido ("poner a cero el reloj"), 500° y usando un fotomultiplicador para medir la emisión luminosa. Mientras
momento en el que éste emite un pequeño destello luminoso. Si se mide la esto se hace con un disco que contiene pequeños granos de mineral (cuar-
intensidad de la luz emitida según se va incrementando la temperatura, se zo o feldespato) procedentes de la muestra, a otros con el mismo contenido
puede estimar la cantidad de electrones que estaban atrapados, y por tan- se les somete a una radiación conocida y se mide la luz posteriormente emi-
to, como este número es proporcional a la radiación recibida, también el tida, para evaluar la sensibilidad de la muestra que, como dijimos, varía de
tiempo transcurrido desde que se formó la estructura o se calentó por vez unas a otras para la misma radiación. La dosis anual o velocidad de dosis, la
primera. radiación que recibió usualmente por año, se calcula al mismo tiempo, suman-
La radiación de las partículas puede provenir de la misma muestra o del do la radiación que emite la misma muestra (medida tras su secado y pul-
entorno circundante. En el caso de la cerámica, normalmente se analizan los verización; previamente su humedad permitirá evaluar el mayor o menor
cristales de cuarzo del desgrasante o la arcilla, que han recibido radiacio- efecto de la radiación sobre la TL) y la dosis ambiental (la medición efectua-
nes de la misma cerámica (aunque no del mismo cuarzo) y del suelo donde da antes en el terreno, o en el laboratorio sobre la muestra de tierra aportada)
ha estado enterrada, en forma de rayos alfa, beta y gamma procedentes de La arqueodosis nos informa sobre cuánta radiación recibió la muestra des-
la desintegración de isótopos de uranio, torio y potasio. Si el fragmento tie- de su formación o calentamiento anterior, y la dosis anual sobre la radiación
ne un espesor mayor de 5 mm, sólo los rayos gamma del suelo le han afec- recibida cada ario: si dividimos la primera por la segunda, obtendremos la
tado, pues los otros son absorbidos antes de llegar al cristal. Con todo, la estimación del tiempo transcurrido desde entonces.
radiación varía de uno a otro sitio y aun dentro del mismo lugar, y también Un problema típico en la determinación de la dosis anual es el causado
cambia de uno a otro cristal el número de distorsiones que atrapan electro- por la variación en contenido de humedad a lo largo del tiempo en que la
nes, lo que hace las correcciones del método muy complicadas. muestra estuvo enterrada Aunque en teoría la diferencia podría llegar al
Para medir la llamada dosis ambiental el mejor sistema consiste en intro- 40%, el efecto usual de los cambios climáticos en el pasado provoca una
ducir unas cápsulas metálicas —que contienen una sustancia que es afectada incertidumbre que no sobrepasa el 4% de la antigüedad supuesta. Otras com-
por la radiación igual que la cerámica pero mucho más rápidamente— bajo plicaciones, como que el radón, uno de los agentes de las radiaciones, sea
tierra en el mismo sitio donde se va a extraer la muestra, y dejarlas allí duran- un gas y tienda a escapar de la muestra, disminuyendo la dosis anual con el
te varios meses o un año. Si la excavación es de urgencia y no es posible tiempo y originando sobreestimaciones en tomo al 20%, son fácilmente corre-
dejar el contador tanto tiempo, existe otro dosímetro que mide la radiación gibles en el laboratorio midiendo el índice de escape del gas.
en unos pocos minutos, lógicamente de forma menos precisa pero suficien- En cuanto a la arqueodosis, ocurre que la TL no aumenta proporcional-
te en la mayoría de los casos. También es necesario informar al laboratorio mente con la radiación en todo momento, sino que al principio lo hace más
sobre las condiciones del suelo, llevando muestras de la tierra de alrededor despacio (lo cual da fechas menos antiguas en muestras de época reciente,
(a menos de 30 cm) de la muestra, en pequeña cantidad si ésta es de cerá- aunque este efecto es subsanable mediante cálculos del laboratorio), y al
mica, y hasta medio kilo si se trata de sílex. Es importante señalar la existen- final llega un momento en que ya no cambia con el tiempo (ya no caben más
cia de piedras y su tipo particular cerca de la muestra. Igualmente es nece- electrones en los agujeros). Este efecto de saturación es grave, y las mues-
saria la información sobre el contenido de agua del suelo, nivel freático y de tras saturadas no sirven para la datación. El cuarzo se satura relativamente
lluvias y cómo varió con el tiempo, ya que a mayor contenido de humedad, pronto, y su límite es de 100.000 años, mientras que el feldespato, sílex y cal-
menor radiación habrá recibido la muestra. cita tardan más y permiten dataciones de hasta 500.000 años.
El fragmento para analizar ha de ser mayor de 10 g en peso y de 6 mm Otro problema se origina por los electrones que han escapado de la mues-
en espesor si se trata de cerámica, y de un volumen mayor de 3,5 x 1 cm en tra mientras estuvo enterrada (efecto fading), lo cual provoca errores de
el caso de sílex. Deberá ser extraído a más de 30 cm de la superficie o de subestimación en la fecha. Determinados experimentos permiten, mediante
cualquier cambio brusco del tipo de relleno, y protegido inmediatamente la comparación del comportamiento de TL de la muestra con y sin radiación
dentro de una bolsa de plástico opaco. No debe recibir ningún tipo de radia- actual complementaria, que deben ser iguales a partir de 320 °C, elimi-
ción y su secado se excluye para permitir al laboratorio la estimación de su nar aquellas muestras que no son aptas para la datación (plateau test) (figu-
humedad. ra 6.5).

170 171
A diferencia del último citado, que aumenta con la edad pero no de for-
ma sistemática, los errores de la datación TI, tienden a ser siempre una pro-
porción constante de la antigüedad de la muestra (fecha media en años B.P.):
en tomo a un 3% en el error p y a un 8% en el error a. La costumbre de pro-
porcionar el error dividido en dos partes parece una práctica encomiable y
que debería aplicarse en otras técnicas de datación, aunque esto quizás
aumentase la confusión de los arqueólogos. Por este motivo, algunos labo-
ratorios sólo indican el error a. Con todo, existen todavía fuentes de posible
incertidumbre que no son susceptibles de estimación, y por lo tanto no van
incluidas en ninguno de los dos tipos de error, lo cual hace aconsejable que
se extraigan al menos seis muestras para cada contexto que se desee fechar.
Una de las principales aplicaciones de la TL es detectar falsificaciones
recientes en obras de arte antiguas, cerámicas o bronces. Como lo único que
interesa es rechazar la posibilidad de que sean modernas, los análisis se pue-
den hacer con muy poco material (20 miligramos) y se permiten mayores
errores (la dosis ambiental se estima de forma muy aproximada). De todas
maneras, siguen existiendo algunos problemas: se puede detectar una falsi-
ficación del siglo pasado, pero no una copia romana de un vaso griego ori-
Temperatura ginal, pues el intervalo de tiempo transcurrido es demasiado pequeño. Al
Figura 6.5. Curvas de termoluminiscencia de cerámicas en función de la temperatura parecer, el temor que existía a que los falsificadores irradiaran sus obras,
a que se somete la muestra. NTL: TL natural; artificial; NTL + 930 rad.: TL que para simular mayor luminiscencia de forma artificial, no tiene fundamento
se obtiene con una radiación adicional de rayos beta (según Wagner 1983, figura 1). debido a que el procedimiento es demasiado caro. Gracias al método se han
detectado, por ejemplo, varias falsificaciones de punzones de cerámica sigi-
llata del Museo Británico, que no eran de época romana, sino del siglo xnc.
Las fechas se suelen presentar como en este ejemplo: 1070 a. C.; ± 100; En la datación de yacimientos arqueológicos, el número de fechas obte-
± 220; Ox Ti, 143e, donde 1.070 años es la fecha media de todas las mues- nidas va aumentando progresivamente, debido a que su alcance cronológi-
tras del mismo contexto, 100 años el llamado error p, 220 años el error a, y co es mucho mayor que el del C-14; en muchos yacimientos no existen res-
la expresión final es la sigla del análisis, 143e del laboratorio rn, de Oxford. tos orgánicos y sí muchas cerámicas y sobre todo piedras quemadas del
El error p es análogo al error típico del carbono-14, proveniente de las dife- Paleolítico, y lo que se fecha es la actividad cultural que nos interesa. Las fechas
rentes medidas obtenidas en las distintas muestras o partes de una muestra. van desde yacimientos medievales hasta del Paleolítico Medio, como los
Un valor grande puede ser debido a que alguna de ellas no era muy ade- análisis sobre sílex quemado de Combe Grenal (entre 44.000 y 113.000 B.P.)
cuada para el método. Este error sólo se puede emplear en la comparación o La Carigüela (en tomo a 50.000 B.P.). Los primeros análisis de cerámica danu-
con otras fechas de TL, cuando éstas hayan sido obtenidas sobre muestras biana, del yacimiento de Bylany, dieron fechas superiores al 5000 a. C., que
con idénticas condiciones de conservación, del mismo o diferentes yaci- precisamente coinciden con las fechas de C-14 calibradaspara el mismo sitio.
mientos. El error a es una estimación del error total, sumando el de origen La cerámica más antigua conocida hasta ahora en el mundo, correspon-
aleatorio (el anterior, al que incluye) y el sistemático (incertidumbre de los diente al comienzo de la fase Jomon en el Mesolítico japonés (cueva de Fukui)
cálculos de la dosis anual y arqueodosis). Esta cantidad es la que hay que se ha fechado en más de doce mil años (13.970 ± 1.850 B.P. con la cerámi-
usar para comparar la fecha con otras de condiciones distintas (de humedad, ca, 11.840 ± 740 con piedras de arenisca quemadas), de nuevo coincidien-
por ejemplo) o con las obtenidas por otros métodos como el C-14. Ambos do con las fechas de C-14 (13.060 ± 500 B.P., con vida media de 5.730 años).
errores se dan al nivel 68% de confianza; es decir, expresan una desviación En la Península Ibérica, el análisis de TL, sobre cerámicas de dos sepulcros
típica alrededor de la media, al igual que el error típico que acompaña las portugueses (Poco da Gateira y Gorginos) ha proporcionado una datación
fechas del carbono-14. realmente antigua del fenómeno megalítico, a mediados del V milenio a. C. La

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fecha no se ha confirmado todavía con dataciones de C-14, pero no contra- por un isótopo estable (K-39) y otro radiactivo (K-40), este ultimo en un por-
dice el aspecto antiguo de la cultura ni las fechas calibradas de otras zonas centaje del 0,012%. La mayoría del K-40 se descompone en calcio estable,
europeas como Bretaña. sólido, pero un 11% lo hace en argón (Ar-40), que es un elemento muy esta-
Una variante muy conocida del método ha provocado un sustancial avan- ble químicamente (gas inerte) y lo más importante, se presenta en estado
ce técnico en la TL: se trata de la Resonancia de Spin Electronrco (ESR), que gaseoso. Por ello, cuando las rocas se funden en la erupción, todo el argón
permite, al medir los electrones que absorben energía de una determinada anterior se escapa y al solidificarse, la lava no tendrá nada de ese gas en su
longitud de onda cuando la muestra se somete a un campo magnético de interior. Todo el que se produzca a partir de entonces provendrá de la desin-
intensidad conocida, calcular los que están atrapados sin necesidad de calen- tegración del K-40, y como algunos minerales no dejan escapar el gas de su
tar la substancia, y además para ello son necesarias muestras mucho más estructura durante millones de años, se quedará dentro de la roca, y sólo ten-
pequeñas que con el sistema tradicional. Esto ha posibilitado su aplicación a dremos que medir la cantidad de K-40 y Ar-40 que hay en la muestra para
materiales como concha, esmalte dental o hueso: el conocido cráneo de Petra- saber el tiempo transcurrido desde su formación. La vida media del K-40 es
lona (Grecia), cuya fecha fue objeto de gran controversia, ha sido datado muy grande, unos 1.300 millones de años, y por eso las muestras muy recien-
recientemente en tomo a 200.000 B.P. (198.000 ± 40.000 para la calcita del tes (menos de 100.000 años) no tienen suficiente gas para que pueda ser
hueso, y 127.000 ± 35.000 para el hueso mismo, pero la recristalización de medido con una mínima exactitud.
éste ha podido bajar la fecha al liberar electrones). Otras aplicaciones de la En la práctica, la técnica tradicional medía la cantidad de potasio estable
ESR son las fechas mucho más precisas de los restos neandertales y sapiens en la muestra (por espectroscopia de absorción atómica), y calculaba la de
del Próximo Oriente, la determinación de la temperatura a que se cocieron K-40, una proporción fija de la anterior. Luego la muestra se fundía en vacío
los cereales prehistóricos hallados en los yacimientos, el efecto de determi- para que expulsase el gas, que se medía mediante un espectrómetro de
nados metales en el color del cristal antiguo o la localización de las canteras masas. También se medía la cantidad de Ar-36, pues si este isótopo no radio-
de origen para los mármoles mediterráneos. génico está presente se debe a que la roca ha absorbido argón de la atmós-
fera desde el momento de su formación, y por tanto también algo de Ar-40
que no proviene del potasio radiactivo interior. Como las proporciones de
6.4. El potasio argón
- los diferentes isótopos de argón son constantes en el aire, podemos corre-
gir ese error restando lo que ha entrado (calculado en función del Ar-36) de
Este método de datación cuenta con merecida fama desde hace años, lo que medimos antes (de una forma muy parecida a la corrección del frac-
pues con él se pudo averiguar la fecha de la aparición de la humanidad sobre cionamiento isotópico del C-13 en el carbono-14).
la Tierra (yacimientos del Horno habilis en África oriental, fechados en torno La técnica más reciente, llamada de Ar-40/Ar-39 (argón/argón) y que tam-
a dos millones de años). En realidad, su aplicación a la arqueología se da en bién corrige la influencia exterior por Ar-36, se basa en la fusión de la mues-
el extremo inferior de su ámbito de variación cronológica, ya que permite tra mediante un rayo láser y el bombardeo del gas resultante con neutrones
fechar yacimientos geológicos muy anteriores, y no sirve para muestras con de alta energía, que convierten parte del potasio estable (K-39) en Ar-39. Este
menos de 100.000 años de antigüedad. Por lo tanto, se pueden datar con él último isótopo es el que se mide ahora, pues su cantidad está en función del
restos del Paleolítico Inferior y sólo los comienzos del Paleolítico Medio. Su K-40 inicial, el que nos interesa. Sus ventajas radican en que no es necesaria
principal inconveniente es que la muestra analizada ha de ser de materiales una medida exacta del peso de la muestra y la falta de homogeneidad en la
volcánicos, y es necesario relacionar la formación de esta roca con el con- distribución de potasio dentro de aquélla causa menos problemas.
texto arqueológico que se quiere fechar. Por desgracia, el número de yaci- En ambos métodos, de la cantidad de K-40 que tiene la roca ahora (que es
mientos entenados bajo una erupción volcánica es escaso, y hacen falta com- igual a la que tenía al formarse, pues se descompone muy lentamente), se dedu-
plicadas consideraciones estratigráficas para ligar otros yacimientos con las ce la de Ar-40 que se ha debido producir por descomposición cada año Segui-
erupciones cuya fecha conocemos. damente dividimos por esta última cantidad la medición de Ar-40 que tiene la
La base del método es también otro proceso de desintegración radiacti- muestra, y el resultado son los años transcurridos desde la erupción del volcán.
va, pero aquí, al contrario de lo que ocurría con el C-14, lo que medimos es En función de la calidad de las muestras, el método del K/Ar puede fechar
el material que se ha desintegrado y no el que queda por desintegrar. El rocas con una exactitud que va del 10 al 50%. Los principales problemas sur-
potasio, elemento muy común en la mayoría de las rocas, está compuesto gen cuando no todo el gas del interior se ha conservado, sino que parte ha

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escapado al exterior (dando fechas más recientes); cuando no todo el gas ha nidos descubierto en África, Australopithecus, fuese nuestro antepasado y no
sido producido por desintegración del potasio radiactivo de la roca (fechas simplemente un contemporáneo más. Al parecer, no sólo los instrumentos
más antiguas), sino que parte ha entrado de la atmósfera (ya vimos cómo del laboratorio estaban mal calibrados, sino que existía en las muestras con-
corregirlo), o, lo que es peor, ya estaba en la roca cuando se formó, porque taminación por erupciones anteriores (en las fechas más antiguas) y no se
no todo escapó en la fusión. Esta "edad previa" se puede estimar mediante había conseguido extraer todo el gas contenido en ellas (en las más recien-
el calentamiento por pasos de la muestra: si el argón expulsado es el mismo tes). También en Hadar (Etiopía), las capas volcánicas BKT-2 y Kada Mou-
en cada paso, entonces no hay problema; en cambio, si a unas temperaturas mou habían sido incorrectamente medidas, dando fechas un 20% más moder-
se expulsa más que a otras, esto es debido a la existencia de gas anterior allí nas que las reales.
atrapado. Este experimento también sirve para detectar si parte del gas ha Por fortuna, todos estos problemas fueron ya resueltos, y el método recu-
escapado de la roca, lo cual no tiene solución y se debe buscar otro tipo de peró pronto su prestigio. Las mediciones posteriores de la capa KBS han dado
muestra. Los feldespatos potásicos de alta temperatura (sanidina), y los de fechas coincidentes utilizando métodos distintos: 1,80 ± 0,1, 1,89 ± 0,01 millo-
sodio-calcio (plagioclasas, piedra pómez, biotita, moscovita, etc.), son muy nes con el K/Ar en dos laboratorios diferentes, y 1,87 ± 0,04 millones con el
adecuados, ya que sólo dejan marchar el gas por encima de 150 °C, mien- método de las huellas de fisión, que luego veremos. En Hadar, la capa BKT-2
tras que los feldespatos más comunes de potasio (ortoclasas, microlina) no ha sido fechada en 2,93 ± 0,11 millones de años, y los restos de Australopit-
son fiables porque pueden perder el argón incluso a temperatura ambiente. hecus afarensis, entre ellos el famoso medio esqueleto de Lucy, se datan antes
Unos 10 g de roca suelen ser suficientes para el análisis, aunque esto varía de esa fecha al estar colocados por debajo de la capa. En Europa, el méto-
según la cantidad de potasio de los minerales allí contenidos. Un procedi- do ha permitido la primera datación absoluta fiable (es decir, no basada exclu-
miento aconsejable consiste en extraer muestras de diferentes minerales sivamente en fauna y depósitos geológicos asociados, con gran margen de
para contrastar los resultados de fechar cada uno de ellos; si la datación es error) de los comienzos de la ocupación humana del continente: el yacimiento
aproximadamente igual en todos, entonces su probabilidad de correspon- de Isernia la Pineta, en Italia, está estratificado bajo una capa volcánica de
dencia con la fecha real es mucho mayor. Al igual que ocurre con la toma de 0,73 millones de años de antigüedad.
muestras para termoluminiscencia, es aconsejable el asesoramiento de algún
experto en el tema, antes y durante la extracción en el terreno.
Aunque al principio se creyó que el método era muy fiable, luego se des- 6.5. La serie del uranio (uranio/torio)
cubrieron errores sistemáticos que lo han puesto seriamente en cuestión. Por
un lado, varios laboratorios tenían sus instrumentos de medición incorrecta- El método se refiere a la serie de los elementos radiactivos que se origi-
mente calibrados, lo que provocaba cálculos incorrectos de la masa de pota- nan por desintegración, mediante la expulsión de partículas alfa y beta, a par-
sio y de argón, y que no se pudiesen comparar unas fechas con otras (de tir del uranio natural (U-238) hasta llegar al plomo estable (Pb-206). Como
diferentes laboratorios). En segundo lugar, existía un error constante en todas sistema de datación, se aplica sobre todo a carbonatos calizos (p. ej., calci-
las mediciones, que daban fechas más recientes que las verdaderas en un ta y otros componentes de las formaciones secundarias de las cuevas lla-
2,67% (unos 50.000 años en muestras de dos millones de años), porque la madas espeleotemas), aunque también se pueden fechar muestras de hue-
velocidad de desintegración del K-40 (su vida media) estaba mal medida, y so y conchas, por lo que la relación entre lo que se data y la actividad humana
lo mismo ocurría con la proporción de K-40 en el potasio natural. es mucho mayor que en el método del potasio/argón. Su alcance cronológi-
Todo esto, junto con problemas particulares de contaminación, ha origi- co va de 5.000 a 500.000 años, lo que lo hace muy adecuado para el rango
nado serias discrepancias en las dataciones de los más importantes yaci- situado entre el C-14 y el K/Ar, donde compite directamente con la termolu-
mientos del origen del ser humano. Así, la capa volcánica KBS de la región miniscencia.
oriental del lago Turkana, en Kenia, ofreció al principio fechas entre 0,53 ± Cuando se forman los carbonatos, normalmente contienen uranio y no
0,29 y 2,64 ± 0,29 millones de años, es decir, con un margen de variación torio, debido a que el primero es soluble y el segundo no. Por lo tanto, todo
mayor de dos millones. El investigador de la zona, Richard Leakey, prefirió el torio contenido en una muestra se habrá originado después de su forma-
la fecha más antigua, lo cual colocaba a los restos de Homo habilis descu- ción, por descomposición del uranio. En la práctica, la serie del uranio es
biertos bajo la capa (el famoso cráneo KKM-1470) en una posición cronoló- bastante larga, y en ella aparecen distintos isótopos (en posición de "padres"
gica bastante complicada, haciendo muy dificil que el otro género de homí- o "hijos") de los dos elementos. Nos interesa coger aquellos cuya vida media

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sea apropiada para la datación, del mismo orden de magnitud que la anti- tramo la cantidad de uranio irá aumentando con el tiempo y no será igual a la
güedad de la muestra, ya que si la del "padre" es demasiado grande existi- existente al comienzo, cuando se empezó a formar el torio falseando así los
rá poca cantidad del "hijo", y lo mismo ocurrirá si la de éste es demasiado cálculos de determinación de la edad. Como siempre, es aconsejable extraer
pequeña, siendo por ello dificil de medir. Por ello se suele medir la cantidad varias muestras y controlar la fiabilidad de la datación mediante la compa-
de uranio 234 (U-234) y de torio 230 (Th-230), relativamente abundantes y ración de los diferentes resultados.
de vida media 267.000 y 80.000 años respectivamente. En el laboratorio se Desde los años setenta se han fechado abundantes yacimientos paleolíti-
disuelve el carbonato con ácido y se separan químicamente los dos ele- cos europeos con este método. Por ejemplo, el ultimo inter-glaciar se fechó
mentos, para luego medir su cantidad (contando directamente el número de en la cueva Victoria, en el norte de Inglaterra, entre 114.000 ± 5.000 y 135.000
átomos por espectrometría de masas) y la de uranio natural U-238, que es ± 8.000 B.P. En el yacimiento galés de Pontnewyd, del Pleistoceno Medio, se
el origen de toda la serie. Tras las mediciones, se calcula la proporción obtuvo una fecha mínima de 170.000 B.P. (Brecha Inferior), lo cual está en
Th-230/U-234 y de ella se obtiene la edad de la muestra. consonancia con una datación de TL sobre sílex quemado, hallado debajo
Los problemas, como siempre, empiezan enseguida y no siempre son de la brecha, de 200.000 ± 25.000 B.P. La transición del Achelense al Muste-
susceptibles de control. Si la muestra es demasiado antigua, el torio se for- riense en las cuevas de La Chaise-de-Vouthon (Charente) en Francia se ha
ma tan despacio que llega un momento en que la cantidad formada iguala a fechado hace unos cien mil arios mientras que el Ateriense norteafricano ha
la que se desintegra, y ya no cambia su proporción con la edad (punto de sido llevado a una cronología bastante más antigua de lo que antes se creía
equilibrio); por ello existe un límite inferior de la datación, en tomo a los 500.000 (80.000 en vez de 30.000 B.P.) por la aplicación del método. Famosos yaci-
arios. Las muestras más modernas, que deben pesar en torno a 100 gramos mientos, como Vertesszóllós en Hungría, Pech de l'Aze en Francia, Bilzings-
de calcita, se pueden fechar en condiciones ideales con un error menor al 10%. leben en Alemania Oriental, o los importantes depósitos pleistocénicos de la
No obstante, se dan discrepancias mayores debido a que no todas las rocas Sierra de Atapuerca en España, también han sido fechados con ayuda de este
tienen la cantidad de uranio necesaria, la vida media de los dos isótopos no sistema de datación.
es conocida con total exactitud y los instrumentos de laboratorio no son tan
precisos como se supone teóricamente.
Otra cuestión es la relación entre el mineral y el contexto arqueológico. 6.6. Las huellas de fisión
Si el objeto no está embebido en la caliza, caso raro en el que se obtiene una
fecha mínima del mismo, posiblemente con poca diferencia de la real, la rela- De nuevo aparece aquí el uranio, cuya fisión deja huellas en las estructu-
ción se complica. Cuando se analizan dos capas de caliza obtendremos un ras cristalinas a velocidad constante. El método también está relacionado con
limite mínimo y otro máximo para todos los contextos o niveles que estén la termoluminiscencia, pues estas fisiones provocan una parte de las irregu-
comprendidos entre ellas, pero no fechas absolutas para los mismos. Si fecha- laridades cristalinas donde quedan atrapados los electrones que aquélla
mos trozos de estalagmitas, estalactitas u otros tipos de espeleotema conte- mide. Se emplea para fechar cristales volcánicos (piedra pómez, obsidiana)
nidos en los niveles, tendremos edades máximas, o terminas post-quem para y cristal y cerámica hechos por los humanos. Su alcance es casi ilimitado,
ellos, ya que las calizas se tuvieron que formar con anterioridad. Finalmen- puesto que llega a más de dos mil millones de años, pero las muestras recien-
te, la calcita depositada en huesos fragmentados o en las grietas del suelo tes exigen demasiado tiempo de recuento, por lo que la TL funciona mejor.
nos dará fechas mínimas (tenninus ante-quem) para el hueso o los objetos En muestras más antiguas es de gran utilidad cuando no se puede aplicar el
depositados en los agujeros, ya que se formó con posterioridad. método del K/Ar.
Para evitar las impurezas de la muestra (el material aportado por erosión Los núcleos de U-238, además de desintegrarse "pacíficamente", por así
y que seguramente contiene torio que cambia la proporción original), se decir, dando origen a la serie antes vista, de cuando en cuando se rompen
escogerán partes que no tengan porosidades. No obstante, en ocasiones no en dos partes, de masa aproximadamente igual, las cuales salen despedidas
se pueden detectar las recristalizaciones, que dan edades más recientes con enorme fuerza causando gran daño a la estructura cristalina que los con-
debido al bajo contenido en torio de las partes más jóvenes. Con respecto tiene (el mismo fenómeno que hace estallar las bombas nucleares de fisión).
al hueso, al formarse no tiene uranio, y por tanto ha de adquirirlo primero Si el cristal es tratado con ácido, las partes dañadas son atacadas por él más
por contacto con el agua del suelo. Este proceso ha de ser corto (p. ej., si el rápidamente, merced a lo cual son visibles como pequeñas líneas y manchas
hueso fue enseguida protegido por una capa impermeable), pues de lo con- a través del microscopio óptico. Como sabemos la velocidad a que se fisio-

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na, sólo hay que medir cuánto U-238 hay en la muestra (mediante bombar- Las moléculas de los componentes orgánicos tienen la particularidad de
deo con neutrones lentos, como se hace en las centrales nucleares), y con- que, con los mismos elementos, pueden presentar diferente estructura espa-
tar el número de huellas para saber la edad de la formación del cristal, bien cial es decir, esos mismos elementos colocados de distintas maneras. A estos
en el momento geológico o desde su calentamiento si se dio este hecho (por compuestos se les llama isómeros y un ejemplo lo forman el alcohol etílico y
encima de 500° se borran las huellas anteriores y se "pone a cero" el reloj). el éter dimetílico, con la misma fórmula pero muy distintas propiedades —el
La principal limitación del método consiste en el tiempo necesario para primero es líquido y el segundo un gas—. En ocasiones la estructura es tan
contar las huellas en el microscopio. Para obtener una fiabilidad del 10% (en parecida que es como si la de un isómero fuera la imagen en un espejo del
el nivel de más/menos una desviación típica), es necesario contar por lo otro. Estos estéreo-isómeros, o enantiómeros, tienen propiedades muy simi-
menos cien huellas, y en recorrer un área de un centímetro cuadrado se lares, y algunos, los azúcares y aminoácidos, se suelen dividir en dextrógi-
emplea sobre una hora de tiempo. Si el material contiene poco uranio, o se ros y levógiros, pues uno desvía hacia la derecha un rayo de luz polarizada
formó en fecha reciente, tiene muy pocas huellas y hace falta mucho tiempo al pasar por una solución del elemento, mientras su opuesto lo hace hacia la
para llegar a cien. Por ejemplo, un cristal volcánico de 10.000 años, con izquierda (se añade una D o una L al comienzo del nombre químico: p.e. áci-
3 partes por millón de uranio, sólo tiene 10 huellas por cm 2 , y serán necesa- do L-aspártico).
rias diez horas de tediosa búsqueda en el microscopio. Si la muestra tuvie- Los seres vivos normalmente producen sólo variedades levógiras y, aun-
se sólo una parte por millón, y quisiéramos dedicar sólo una hora al análisis que éstas se transforman de forma continua en dextrógiras (y viceversa),
deberá tener por lo menos 300.000 años de antigüedad Por eso el método como los aminoácidos se reemplazan continuamente, las formas "D" no per-
no suele ser aplicable a la cerámica, a menos que ésta contenga una canti- duran demasiado. Una vez que el ser vivo muere, al no existir nueva forma-
dad anormalmente grande de uranio. Esto ocurre en ciertos tipos de cristal ción, los isómeros "D" van aumentando hasta llegar a igualar en cantidad a
del siglo pasado, a los que se añadía uranio como colorante (hasta 2-3%), o los "L", formando una mezcla al 50% llamada racémica. Este proceso se lla-
cuando la arcilla o el desgrasante llevan silicatos de circonio, que pueden ma racemización, y se produce a velocidad constante si la temperatura tam-
llegar a tener de 0,1 a 1% de uranio, lo que permite fechar cerámicas a par- bién lo es. En el laboratorio se mide la cantidad de isómero "D" que existe
tir de 300 años de antigüedad. (mediante analizadores muy precisos de aminoácidos, desarrollados por la
El método de las huellas de fisión se ha utilizado para fechar el tufo ICBS industria bioquímica), y sabiendo la velocidad a la que se forma se obtiene
del Koobi Fora, ayudando a resolver la larga controversia existente sobre él subsiguientemente el tiempo transcurrido desde la muerte del ser vivo. Nor-
y sobre la fiabilidad del método del potasio/argón, como antes vimos. Con malmente se mide la proporción D/L del ácido aspártico, el de racemización
el mismo sistema también se han fechado los niveles del Horno erectus de la más rápida (vida media de 15.000 años a 20 °C) y determinación más preci-
cueva de Zhukudian en China, entre 300.000 y 460.000 B.P. sa. También es conveniente medir otros aminoácidos, porque si algunos esca-
sean más de la proporción prevista es debido a que el hueso fue quemado o
calentado (destruyéndose más unos ácidos que otros), y entonces la muestra
6.7. La racemización de aminoácidos no sirve para la datación. Esto se debe a que en el calentamiento (y el efecto
ocurre incluso por debajo de 150 °C) se produce una racemización muy rápi-
Este método fue desarrollado a comienzos de la década de los setenta para da, destruyendo así el principio de la velocidad constante.
obtener dataciones absolutas de huesos, de los cuales hacía falta entonces extra- Otra forma conocida de incumplir ese principio es la debida a las varia-
er una muestra demasiado grande (análisis destructivo) para el carbono-14. Sus ciones de temperatura que sufrió la muestra mientras estuvo entenada, pues
ventajas son que requiere muestras muy pequeñas (menos de 10 g) y llega has- la velocidad de racemización aumenta según lo hace la temperatura. Aun-
ta más de 100.000 años de antigüedad. Los problemas derivan de que la velo- que se pueden hacer cálculos aproximados de cómo varió el clima en el yaci-
cidad del proceso que se mide depende en gran medida de la temperatura, miento, mediante información procedente de otras zonas y de otros análisis
cuya variación a lo largo del tiempo no conocemos, y que por ello las fechas de (isótopos marinos de oxígeno, pólenes, etc.), y ajustar así la velocidad de
cada yacimiento han de ser calibradas con muestras de fecha conocida (por producción del isómero en los diferentes períodos, la mejor manera de corre-
otros métodos) del mismo sitio Es posible que por ello la racemización sea pron- gir esto es analizando la racemización de una muestra de edad conocida. Si
to sustituida por el C-14 por acelerador o por la resonancia de spin electrónico, existen huesos de animales, circunstancia nada rara, en el mismo yacimien-
que permiten muestras igual de pequeñas (véase 6.2 y 6.3). to, se determina la proporción D/L en una muestra, de la cual otra parte se

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analiza por carbono-14. El resultado nos permite calcular la velocidad media pátinas que cubren grabados rupestres en áreas desérticas (disminuyen con
de racemización (dividiendo la cantidad de isómero "D" por el tiempo trans- el paso del tiempo), etc. En todos estos métodos, y en otros que sin duda sur-
currido) para ese hueso, que puede ser de época distinta de la correspon- girán para aprovechar la naturaleza constante de muchos fenómenos natu-
diente a los que sólo analizamos por racemización. Seguidamente, se supo- rales, el principal problema radica, lógicamente, en asegurar que la correc-
ne que esa velocidad no ha variado durante toda la historia del yacimiento y ción por comparación con otros sistemas independientes de datación funcione
esto permite convertir las relaciones D/L de todos los demás huesos (usual- correctamente.
mente, humanos) en tiempo calibrado.
El principal defecto de ese tipo de calibración es que si la fecha de C-14
que se escoge está equivocada, entonces todas las de racemización, que se 6.8. Arqueomagnetismo y paleomagnetismo
basan en ella, también lo están. Esto fue lo que ocurrió precisamente con uno
de los primeros resultados del método, sobre varios cráneos humanos de la El arqueomagnetismo es el estudio de las pequeñas variaciones que ha
región de San Diego en California. Todas las racemizaciones se calibraron experimentado el campo magnético terrestre en el pasado reciente, sobre
usando una sola fecha de C-14, porque parecía que los yacimientos eran muy la base del registro dejado en materiales arqueológicos, como arcilla coci-
similares y existía poco material para analizar con ese método. De ello resul- da y hornos cerámicos. Se distingue del paleomagnetismo, que lo engloba,
tó que los cráneos eran muy antiguos, entre 40.000 y 50.000 B.P., lo cual favo- en que éste se basa en información obtenida en las rocas y otros materiales
recía sin duda las teorías sobre una presencia humana en América muy ante- geológicos, prolongando su ámbito de estudio hasta el momento en que se
rior a lo que se creía en los medios más autorizados. Un análisis reciente de formó la Tierra. La principal aplicación del primero en arqueología es la data-
C-14 con acelerador (método AMS), sobre pequeñas muestras de los mismos ción bastante precisa de muestras recientes (hasta de unos 10.000 años, con
cráneos, ha dado fechas bastante más razonables, entre 4.000 y 6.000 B.P. error de ± 20 años en el mejor de los casos), mientras que por paleomag-
En Italia se han efectuado comparaciones de un gran número de fechas netismo es posible la datación aproximada de restos anteriores a medio millón
de racemización y de C-14, y la diferencia entre ambas está sólo en torno al de años gracias a los cambios de orientación global que sufrió el campo
8%, siendo la máxima del 18 %. Otros restos humanos fechados por el méto- terrestre.
do son los de Klasies River (Suráfrica, 90.000-110.000 B.P.), Kabwe (Broken En cuanto al arqueomagnetismo, sus inconvenientes surgen de que el
Hill, Zambia, 110.000 B.P.) y Tautavel (Francia, 250.000-350.000 B.P.). Recien- campo magnético ha variado de forma bastante aleatoria, no sólo según la
temente, investigadores japoneses están utilizando el método para calcular época sino también según las distintas zonas geográficas, y es necesario
la edad de los cadáveres prehistóricos en el momento de su muerte, basán- conocer con exactitud cómo lo hizo en cada una de ellas. En la Península Ibé-
dose en que los ácidos del esmalte dentario no se reemplazan durante la vida rica, al igual que en muchos otros países, todavía no disponemos de estos
del individuo, por lo que se va produciendo racemización durante toda ella datos al completo, pero es previsible que existan en el futuro y el método se
Si se calcula la que se produjo después de la muerte (conociendo la fecha aplique a nuestros restos arqueológicos. Por otro lado, no todas las muestras
del enterramiento y las variaciones aproximadas de temperatura) y se resta son adecuadas y, en la aplicación hoy más corriente, es necesario que no
de la que tiene la muestra de diente, la diferencia nos dará los años que vivió hayan cambiado de posición desde que fueron calentadas hasta el momen-
la persona en cuestión. to en que se extraigan para el análisis.
El procedimiento de calibración que hemos descrito en la racemización El campo magnético está originado por algo que se imagina como un
es similar al utilizado en otros métodos de datación que no veremos aquí en dipolo magnético o gran imán situado en el centro de la Tierra, el cual forma
detalle, por ser de aplicación en ámbitos más reducidos, como son la hidra- un ángulo con el eje geográfico que va desde el polo Norte al polo Sur. Este
tación de la obsidiana (que mide el grosor de la capa superficial hidratada ángulo, llamado declinación, varía con el tiempo, al igual que lo hace la inten-
en los útiles de este material, un proceso que puede durar más de 100.000 sidad o fuerza del campo, hoy un 20% menor que hace dos mil años, por
años y comienza cuando se rompe la piedra para fabricar el útil, pero cuya ejemplo. Estos cambios afectan por igual a toda la Tierra, pero el efecto del
velocidad también es variable dependiendo de la temperatura y la luz solar), dipolo central es únicamente el 80% del campo magnético total, y existen
el contenido de nitrógeno, flúor y uranio en los huesos (el primero disminu- otros dipolos locales, que causan el resto de la variación y afectan a áreas de
ye, mientras los dos últimos aumentan, con el paso del tiempo, también con aproximadamente mil kilómetros de ancho. Por ello es necesario estudiar
velocidades muy variables), la tasa de cationes de potasio y hierro en las primero la variación magnética en zonas de esa dimensión, partiendo de

182 183
datos históricos (en algunas áreas de Europa hay registros magnéticos de citado, el que se produce en el barro de los adobes (SRM), el de tipo "vis-
los últimos 400 arios) y de análisis sobre muestras arqueológicas de edad coso" (VRM), causado por cambios en el campo magnético posteriores a la
conocida Jás curvas de variación (calibración) se usan luego para datar otras remanencia inicial, el isotérmico (IRM), originado por relámpagos y rayos
próximos, el químico (CRM), por reacciones químicas posteriores al mag-
muestras cuya fecha se desconoce (figura 6.6).
netismo inicial que pueden producir nuevos minerales magnéticos que se
alinean de forma distinta, etc. Excepto los tres primeros, los demás son per-
judiciales para la datación y pueden incluso inutilizar una muestra para ese
40
fin. El hierro no resulta de ninguna utilidad en arqueomagnetismo, a pesar de
III 1400
sus propiedades magnéticas, o precisamente por las mismas. Sus partículas
se influyen unas a otras más que el campo exterior, y además su propio cam-

Illit
IlL1111.

00 1500) A taco po distorsiona el campo exterior, dando una imagen falsa de éste.
En cuanto a los métodos de datación, son de dos tipos: los basados en la
dirección del campo, y los basados en la intensidad del mismo. En ambos es
necesario contar con una curva o tabla de calibración que indique los cam-
\400 1 1100 bios ocurridos en el pasado para la zona de donde se extrae la muestra. Estos
•,, I datos están disponibles para algunas áreas de la Tierra, pero hasta ahora nin-
900
thji
k500
/ guna va más allá de 10.000-11.000 B.P. En la datación direccional, es nece-

70' mmtp..,9.-
1._‘. "6
20 W 20 °E 60°P
12001a

20° 20°E --
sario que la muestra no se haya movido desde su calentamiento: arcilla coci-
da de hornos cerámicos, suelos quemados en hogares, y suelos u otros
materiales de arcilla (p. ej., ladrillos) de niveles de destrucción por fuego
Estados Unidos (siempre que se hayan sobrepasado los 700° y los restos no se hayan des-
Gran Bretaña
plazado). Para cada fecha hacen falta un mínimo de cinco muestras (20 si se
Figura 6.6. Curvas de calibración del norte magnético en Gran Bretaña y Estados Uni- trata de un hogar), de las que se quitan las partes exteriores hasta conseguir
dos. Los números indican la fecha en años después de Cristo (según Macintosh, 1986, una masa de 10 x 10 cm. Luego se marca con un teodolito la posición del nor-
p. 136).
te real (enfocando al Sol a una hora conocida) y con una brújula la del norte
magnético (examinando la posibilidad de alguna distorsión por rocas ígneas
próximas, lo cual eliminaría la muestra y la zona), junto con la orientación de
Las rocas y cerámicas contienen pequeñas partículas de óxido de hierro
la muestra.
que están permanentemente magnetizadas, como pequeños imanes. Cuan-
Una desmagnetización parcial por pasos de la muestra permite averi-
do se aplica energía al mineral, calor por ejemplo, las partículas se liberan
guar si en ella existe remanencia añadida, como la antes citada, lo que pro-
de la unión que las liga a otras y su momento magnético puede rotar libre-
vocaría el rechazo si la dirección de las partículas cambió a lo largo de este
mente. Si existe un campo magnético exterior en ese momento, cierto núme-
proceso. El magnetómetro más utilizado en la actualidad es del tipo crio-
ro de partículas tanto mayor cuanto mayor sea la intensidad de aquél, ali-
génico (SQUID), que mide la dirección viendo cómo cambia la corriente en
nearán su momento según la dirección del campo. Al interrumpirse la energía,
un anillo superconductor que rodea la muestra, al moverse ésta. La estima-
por ejemplo enfriando la pieza, ese alineamiento quedará fosilizado en las
ción final de la declinación (ángulo con el norte geográfico) e inclinación
partículas y podrá ser medido posteriormente. Algo parecido sucede con
(ángulo con la horizontal) se consigue con un 95% de probabilidad de acier-
los sedimentos del fondo de los lagos, en donde las partículas giran libre-
to, por lo que el error que se da en las fechas, aunque similar al tipo "a" de
mente hasta que la materia se solidifica. No obstante, en este último caso el
la termoluminiscencia por tratarse del error total, viene expresado al nivel
efecto magnético es la media de todos los que actúan durante el proceso,
de dos desviaciones típicas (si fuera sólo una, fa probabilidad seria del 68%).
que, al contrario que en el calentamiento de rocas y cerámicas, puede durar
En general, es necesaria una idea previa de la fecha de la muestra, puesto
varios siglos. que una misma dirección del campo se pudo dar en distintos momentos del
Existen varios tipos de magnetismo remanente, no todos de utilidad en
pasado.
arqueología: termo-remanente (TRM) y deposicional (DRM), que ya hemos

184 185
La datación por medida de la intensidad tiene la ventaja de que la mues- les se daban "pequeños" episodios de unos cien mil años de duración, en
tra no necesita haber estado quieta desde su magnetización, y por lo tanto que la polaridad daba la vuelta a la posición contraria (en el cambio emplea-
se pueden analizar fragmentos de cerámica de cualquier zona de un yaci- ba unos cinco o diez mil años). De aquí se deduce que cualquier muestra
miento. Es en la medición donde aparecen los problemas, ya que hasta hace con polaridad inversa a la actual debe ser más antigua de 730.000 años, y el
poco se empleaba mucho tiempo en ella, del orden de varias semanas. Hoy recuento de los períodos y episodios, si existe un registro estratigráfico con-
en día se ha reducido a varias horas, y el empleo de un microprocesador la tinuo y suficientemente largo, puede ser una medida de cronología absolu-
ha hecho automática. Es necesario también conocer la variación de la fuer- ta en algunos casos, como en el famoso yacimiento de Olduvai en Tanzania.
za del campo en la zona de interés (allí donde se fabricó la cerámica, por eso En los yacimientos burgaleses de Atapuerca, las muestras tomadas a pro-
interesan productos locales o importados de centros seguros) en épocas fundidades distintas en la gran serie estratigráfica de Gran Dolina muestran
pasadas. Existieron períodos en los que esa variable apenas cambió, y por la variación del campo desde fines del Pleistoceno Inferior (1.2-1.1 m. a.) has-
ello las muestras de esos momentos no sirven para la datación (p. ej., la inten- ta un momento impreciso de finales del Medio, abarcando por tanto los perio-
sidad fue constante en Egipto y Mesopotamia entre 2300 y 1500 a. C.); asi- dos Matuyama y Brunhes y, lo que es más importante, fechando los restos
mismo se necesita una idea previa de la antigüedad de la muestra, por la mis- humanos de la nueva especie definida en el yacimiento, Horno antecessor,
ma razón antes apuntada. La medición consiste en comparar la magnetización por debajo del cambio de polaridad que marca la transición entre los dos
inicial de la muestra con la producida artificialmente en el laboratorio sobre períodos, con una fecha aproximada superior a los 780.000 años de anti-
ella, con intensidad conocida y en condiciones lo más parecidas posible a güedad.
las originales (lo cual es dificil de conseguir, y de ello provienen los errores
en este caso).
Se han dado aplicaciones del método en campos diversos, desde la civi-
lización minoica hasta el origen de la humanidad. Comparando muestras de
cenizas de la erupción de Santorini y de las ruinas de Creta, un estudio recien-
te ha podido determinar la existencia de dos erupciones, separadas por unos
veinte años, de las que la primera acabó con los palacios del centro de la isla
y la segunda con los de la parte oriental, debilitados ya por el primer terre-
moto. En este caso, el arqueomagnetismo se ha utilizado como un método
de cronología relativa, pero también proporciona fechas absolutas, como
en yacimientos británicos del final del Paleolítico (cueva Kirkhead, compa-
rando sus sedimentos con los del lago Windermere), o los castos de la Edad
del Hierro de Surrey, donde los resultados (obtenidos de barro del fondo
de pozos) concuerdan con las monedas del yacimiento, fechadas en el siglo
I a. C. El análisis de intensidad también ha sido útil para descubrir cuándo
se fabricaron las tablillas falsas de Glozel, con inscripciones pretendida-
mente neolíticas. Una fecha de TL las situó entre 350 a. C. y 250 d. de
C., pero en esa época la intensidad magnética nunca bajó de 60 microTes-
las, y el análisis de las tabletas dio 47, intensidad muy parecida a la actual
de Francia, lo que viene a confirmar la sospechada falsificación reciente.
Finalmente, el Paleomagnetismo ha descubierto que el sentido del cam-
po magnético terrestre también varió en el pasado: el polo Norte estuvo situa-
do al Sur y viceversa. Durante cientos de miles de años se produjeron perio-
dos de polaridad inversa (período Gilbert, antes de hace cuatro millones de
años; Matuyama entre 2,4 y 0,7 millones) y de polaridad normal (Gauss, entre
3,3 y 2,4 millones; Brunhes, desde 0,7 millones hasta hoy), durante los cua-

186 187
7.
Los métodos científicos:
el ojo no basta

En este capítulo se verán aquellos aspectos de la arqueología que corres-


ponden a estudios o análisis de otras disciplinas distintas, las antes llamadas
"ciencias auxiliares", con la excepción de los métodos de cronología abso-
luta, que ya vimos en el capítulo anterior. Lo que conocemos mejor como
arqueometría, todo ese creciente conjunto de métodos fisico-químicos que
nos permiten acceder a montañas de información insospechada sobre la vida
del pasado, ocupa hoy un lugar tan importante en nuestra disciplina que ha
llevado a decir, a Douglas Price y otros, que los mayores avances de la arqueo-
logía en el siglo xxi se producirán en el laboratorio, y ya no en las propias
excavaciones y prospecciones de campo Puesto que las aplicaciones aumen-
tan de ario en año, y son tan numerosas que sería imposible exponer todas
aquí, ni siquiera brevemente, nos centraremos en aquellos problemas más
importantes, los que aparecen con más frecuencia en la investigación actual,
y en los métodos más utilizados para su resolución.
La reconstrucción de los medios ambientes prehistóricos es hoy una de
las aspiraciones fundamentales de los estudiosos de este período. Desde
hace tiempo muchos piensan que es en la relación de los grupos humanos
con la geografía y el clima circundante (ecosistema) donde radica una par-
te de la explicación de los fenómenos de cambio cultural. No parece que sea
simplemente casual la asociación probada de una época de mayor sequía al
fmal del Plioceno con la aparición del primer hacedor de herramientas de
filo cortante, que luego nosotros llamamos "ser humano", o de la elevación
constante de la temperatura, extinción masiva de especies animales, subida

189
del nivel del mar, etc., de comienzos del Holoceno, con el surgimiento de las nosotros nos interesa sólo, lógicamente, el estudio del Cuaternario (y en todo
primeras comunidades sedentarias, dedicadas a la agricultura/ganadería, y caso del final del Terciario, cuando surgen los primeros homínidos), en aque-
el progresivo abandono de la caza y la recolección. llos estratos donde existe testimonio de actividad humana o relacionada con
Por lo tanto, es necesario recuperar información de tipo ecológico proce- nuestra especie. Sus conclusiones más interesantes se refieren sobre todo
dente del pasado, y no únicamente datos culturales. Lo que ocurre es que esa al clima existente en el momento en que se formaron los depósitos. La estra-
información es tan amplia y variada que resulta imposible que la propia arqueo- tigrafia analiza la superposición de las capas, su extensión y aspecto fisico,
logía la domine, y ha de acudir a otras disciplinas: geología, para analizar los evalúa su cronología relativa y establece la relación que existe entre cada
suelos, estratos, rocas, etc.; paleontología y tafonomía, que obtengan toda la infor- una de ellas y sus restos paleontológicos y arqueológicos. La sedimentología
mación posible de los restos de fauna de la excavación, apenas una serie de estudia en el laboratorio la composición del sedimento, mediante la granu-
pequeños fragmentos de hueso en ocasiones; palinología y antracología, que le lometría, morfoscopia de los granos de cuarzo, composición de minerales
digan qué tipos vegetales existieron en • los alrededores y dentro del yacimien- pesados, arcillas etc
to, etc. Todo ello tiene por objeto la reconstrucción del clima (temperatura, hume- Los principales sedimentos que se formaron en el Cuaternario son los gla-
dad, etc.), de los recursos económicos que le acompañan (fauna, flora, materias ciares, lacustres, marinos, fluviales, eólicos, carbonatados, volcánicos y los
primas, etc.) y, especialmente, de su cambio con el tiempo en relación con la depositados en las cuevas; a continuación resumiremos sus características
composición de los grupos humanos (demografla, asentamientos) y su com- más importantes.
portamiento (reflejado en la cultura material). Existen dos tipos de glaciar: una capa continua de hielo que cubre enor-
En la segunda parte de este capítulo se examinarán con brevedad otros mes superficies, el inlandsis, hoy confinada a zonas como Groenlandia y la
tipos de análisis, que se refieren en esencia a la composición de los restos Antártida pero que durante las glaciaciones cubrió todo el norte y parte del
recuperados en las excavaciones. El análisis químico elemental —ya hoy efec- centro de Europa, y los glaciares de valles montañosos, cuyas largas lenguas
tuado habitualmente con la espectroscopia, sobre todo de fluorescencia de de hielo descienden desde las cumbres hasta las áreas más bajas. Ejemplos
rayos X— puede informar sobre qué tipo de elementos, y en qué proporción, de este segundo tipo son los glaciares alpinos, ahora situados sólo en la cade-
componen un objeto metálico, un útil lítico de sílex o de obsidiana, un reci- na montañosa, pero que en los períodos de frío intenso llegaban a cientos de
piente de cristal o cerámica, etc. Estos datos pueden servir en ocasiones para 'diámetros de aquélla. La importancia del fenómeno glaciar se puede intuir
averiguar el lugar de procedencia de la materia prima, con todo lo que impli- si se piensa que en estos depósitos están hoy contenidos tres cuartos del total
ca sobre los sistemas de comercio o intercambio, y en todo caso nos informa de agua potable de la Tierra.
sobre la habilidad tecnológica de nuestros antepasados. El contenido de cier- De la gran extensión de los hielos en el pasado quedan como testimonios fun-
tos elementos, como el estroncio, en los huesos humanos, permite estudiar damentales las morrenas, enormes masas de sedimentos arrancados del suelo
los tipos de alimentos de los grupos prehistóricos, y cómo pudieron variar y arrastrados cientos de kilómetros por el empuje de la masa helada. Estos depó-
con el curso del tiempo, o entre unos y otros grupos contemporáneos. sitos son de una gran heterogeneidad, pues contienen desde grandes rocas has-
Finalmente, diversos estudios isotópicos, parecidos a los que vimos en el ta arenas y arcillas, y todavía hoy se encuentran tan lejos de los glaciares como
capítulo anterior, y que se verán aparte por su naturaleza específica, nos sir- en el centro de Alemania o de Francia, en forma de elevaciones estrechas y alar-
ven para lograr los mismos objetivos pero de forma más precisa: proce- gadas que indican el lugar de máximo alcance de la lengua del glaciar Gracias
dencia de metales, dietas alimenticias y cambios del clima durante toda la a los métodos de cronología absoluta, aplicados a sedimentos de este origen,
evolución humana. sabemos cuándo comenzó el empeoramiento climático, que según algunos auto-
res debería servir de fecha inicial del Cuaternario. Aunque existen datos de una
glaciación mayor que la actual, en Alaska, de hace unos trece millones de arios,
7.1. La reconstrucción del medio ambiente en las latitudes más bajas, por ejemplo Europa, los fríos no empezaron hasta hace
dos millones y medio de arios, y con mayor y constante intensidad hace 1,8 millo-
7.1.1. La geología nes, momento en que, por consenso mayoritario, se suele colocar el comienzo
del Pleistoceno, periodo inicial del Cuaternario.
Esta ciencia estudia la colocación y composición de los sedimentos terres- Desde comienzos de este siglo se conocen las cuatro glaciaciones más
tres de todos los períodos y contengan o no restos de seres vivos, pero a importantes que se dieron en Europa, sucesivas de más antigua a más moder-

190 191
na: Günz, Mindel, Riss y Würm, separadas por interglaciares más cálidos. desde entonces los estadios más fríos fueron los 16, 12, 6 y 2 (este último
Los cuatro nombres corresponden originalmente a cuatro afluentes del Danu- corresponde a la antigua denominación de Würm IV, el máximo glaciar), y
bio en la región de Baviera, alcanzados respectivamente por morrenas de los interglaciares más cálidos fueron los 11, 9, 5 (último interglaciar, Riss-
cada uno de los períodos fríos. Luego se ha propuesto la existencia de dos Würm) y 1 (el periodo actual, Holoceno); los estadios 2, 3 y 4 corresponden
glaciaciones más antiguas: Donau y Biber mal conocidas y peor fechadas. a la última glaciación, Würm.
En Centroeuropa el aspecto de los depósitos de cada una es como sigue: los Los sedimentos lacustres se formaron por la deposición lenta pero cons-
del Günz están muy alterados, y se separan de los mindelienses por una ero- tante de finas partículas en el fondo de los lagos, de cuyas capas se ha podi-
sión poco intensa, que en los Pirineos se ha localizado como un suelo de alte- do extraer una interesante información sobre cronología y sucesión climáti-
ración amarillo-naranja; los depósitos del Mindel aparecen como un gran ca. Muchos de estos lagos tienen un origen glaciar, formados tras una morrena
amasijo morrénico, coronado por capas de alteración de color rojo intenso que hace de presa de contención. Por ejemplo, el lago alpino de Grésivau-
(ferretto) del interglaciar Mindel-Riss, cálido y húmedo; los rissienses son de dan hoy completamente rellenado, tiene sedimentos que van desde el final
dos tipos, morrénicos muy alterados, donde han desaparecido las calizas, y de la glaciación Riss hasta el final del Wüm, cerca de 150.000 años de histo-
limos de color amarillo que cubren las terrazas y son de origen eólico, pero ria geológica allí contenidos. Algunos lagos se rellenaron durante el Holoce-
que, al contrario de otros loess, no tienen tampoco calizas (desaparecidas en no, como el de Chirens y en sus capas se puede contemplar, mediante aná-
los interestadios húmedos); por último, los depósitos del Wiirm correspon- lisis polínico, toda la deposición vegetal de las aguas y las variaciones
den a morrenas muy alteradas y poco espesas, pero no superpuestas por climáticas del período postglaciar.
loess. la acción del viento fue tan intensa que no permitió a las partículas depo- Los depósitos cuaternarios marinos también son muy útiles para mostrar
sitarse más que en muy pocas zonas. los cambios, y los hay de dos clases playas fósiles y depósitos submarinos.
Existen problemas para concretar y ponerse de acuerdo sobre la cronolo- Las primeras, más interesantes por su relación con el ser humano, corres-
gía de las diferentes glaciaciones, debido a los múltiples sistemas empleados ponden a elevaciones del nivel del mar y se detectan por restos marinos halla-
para fechar y a que en cada zona geográfica la duración de los fríos fue distin- dos muy alejados o elevados con respecto a la línea de costa actual. Durante
ta. Las glaciaciones Biber y Donau corresponden más bien al Plioceno, mien- los interglaciares el nivel del mar ascendía a causa de la fusión de los hielos,
tras que el interglaciar Donau-Günz y la glaciación Günz ocupan el Pleistoce- y el fenómeno contrario ocurría durante los glaciares (movimientos eustáti-
no Inferior, hasta hace algo más de 700.000 años Entonces comienza la glaciación cos de regresión y transgresión marina), a lo que se añadía que los continen-
Mindel y el Pleistoceno Medio, periodo en que parece segura la llegada de los tes también subían algo al verse libres de su carga de hielo (isostasia) o por
humanos a Europa, siendo los datos anteriores (p. ej., Chilhac, en el Macizo la dinámica de placas continentales (tectónica). Hoy se sabe que, en términos
Central francés, supuestamente con útiles liticos de 1,6-1,8 millones) bastante absolutos, es decir, sin tener en cuenta el movimiento continental, el nivel del
dudosos; los recientes datos de Atapuerca en nuestro país dan una fecha sólo mar subió unos 40 metros y bajó en tomo a 150 metros con respecto del nivel
algo más antigua de comienzos del Mindel. Esta glaciación duró hasta hace alre- actual. Esto se ha podido estudiar en la Antártida, donde la masa continental
dedor de 300.000 años, intercalada como todas por pedo-dos más cálidos (inte- apenas varió de posición en el Cuaternario.
restadios), y tras el interglaciar Mindel-Riss (dificil de distinguir), siguió la gla- Aunque es dificil fechar estos fenómenos y relacionarlos con otros episo-
ciación Riss, hasta hace poco más de 100.000 años. Entonces empezó el dios climáticos, su importancia para el comportamiento humano es evidente:
interglaciar Riss-Würm, a la vez que el Pleistoceno Superior, y poco más o menos aislamiento en los períodos cálidos y mayor comunicación en los fríos por la
por las mismas fechas o algo antes el período cultural llamado Paleolítico Medio. apertura de nuevas vías al descender los mares Por ejemplo, el continente
La última glaciación comenzó hace unos 75.000 años, y duró hasta hace 10.000 americano se pudo poblar gracias a la regresión marina que dejó libre el estre-
ó 9.000 años, comenzando entonces el período Holoceno. cho de Bering durante el máximo glaciar hace aproximadamente 18.000 años.
En los últimos años, y vista la gran indeterminación cronológica que exis- Los sedimentos fluviales formaron las terrazas de los ríos, lugares bien cono-
te en el entramado anterior, sobre todo respecto a los interestadios, se recu- cidos de asentamiento prehistórico desde el inicio de nuestra especie (p. ej., el
rre mejor a la sucesión climática de los estadios registrados en el análisis de 95% de los restos del Paleolítico Inferior británico se hallan en las graveras de
isótopos de oxígeno del fondo de los mares (véase 7.3). Analizando y enla- los ríos). Por ello ha interesado siempre su datación y saber a qué fase climáti-
zando muestras de diversos océanos, se observa que el primer periodo frío ca corresponden. Hace tiempo se pensaba que los materiales se habían depo-
de gran extensión corresponde al estadio 22, hace unos 850.000 años, y que sitado (con el caudal extendido en superficie) durante los períodos más cálidos,

192 193
y que el río había excavado su cauce, encajonándose y dejando sus riberas ele- mente pueden contener información faunística y florística. En Vertesszallbs
vadas Gas terrazas), durante las glaciaciones, porque entonces el nivel del mar (Hungría), los niveles arqueológicos se pudieron fechar a comienzos del Pleis;
estaba más bajo y de esa manera el nivel del río también bajaba para unirse al toceno Medio gracias a que estaban intercalados entre dos travertinos.
mar en la desembocadura Hoy se ha rechazado esta teória (glacio-eustática), La actividad de los volcanes durante el cuaternario se refleja también en dep&
y se piensa más bien que durante los períodos más fríos se forman los depósi- sitos de ese origen, que son fechables por potasio/argón (véase 6.4) y huellas
tos, por la erosión glaciar y por la imposibilidad de su acarreo (son demasiados de fisión (6 6) y que puede haber sellado restos arqueológicos u orgánicos. Este
para el caudal existente), y en el inicio de los interglaciares la mayor capacidad sellado se produjo de manera brusca, lo cual es importante porque hace posi-
de transporte (al fundirse el hielo) y el reblandecimiento de los suelos habrían ble que los restos que se encuentran debajo correspondan a un momento mucho
favorecido la excavación de los cauces. Por lo tanto, los depósitos son glaciares más corto en el tiempo que en otros depósitos de acumulación más lenta (recuér-
pero la tenaza propiamente dicha, elevada sobre el río, corresponde a los perí- dese el caso ideal de las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, cubier-
odos interglaciares, cuando el nivel del mar está subiendo (transgresión mari- tas súbitamente por la erupción del Vesubio en el 79 d. C.). Por otro lado, las
na). Cuando existen varias tenazas superpuestas, desde el punto de vista de la cenizas volcánicas (tefra) lanzadas al aire llegan muy lejos, hasta cientos e inclu-
cronología relativa las más altas son más antiguas que las más bajas. so miles de kilómetros, y sus restos pueden aparecer en ocasiones dentro de
Los depósitos básicos están formados por diversos elementos (granos de los yacimientos. Si aplicamos los métodos de datación antedichos (junto con la
cuarzo, minerales arcillosos y pesados, caliza en ocasiones) acumulados por termoluminiscencia o el C-14 si los sólidos ardientes quemaron algún vegetal),
acción del viento. El proceso se realiza por la erosión de las zonas periglacia- se puede fechar la erupción, el yacimiento y todos aquellos en los que aparez-
res, en climas muy secos o muy fríos, o bien las dos cosas a la vez; la fauna con- can tefras con idéntica composición físico-química ( itefracronología").
tenida es siempre fría. Los suelos de loess son de color amarillo-marrón, aun- Un último tipo de sedimento corresponde a los depositados en el interior
que a veces son transformados por la vuelta del bosque, formándose capas más de cuevas, especialmente interesantes si tal refugio fue ocupado por grupos
oscuras (paleosuelos) en superficie, o más rojizas si se da una oxidación por humanos, que contribuyeron con sus actividades y aportes a la formación de
mejoramiento del clima. Casi un 10% de los suelos terrestres son de este tipo los depósitos. El sustrato y la cobertura de la cueva son fundamentales en la
u origen, extendidos en las llanuras de Norteamérica y Eurasia justo debajo de composición de los estratos, pero es el clima el principal factor del relleno,
la zona de extensión máxima de los hielos, desde Centroeuropa hasta China. junto con la acción humana y animal (véase 3.1).
Como la parte superficial del loess es muy fértil, las zonas corresponden hoy a En períodos fríos y húmedos se disgregan las rocas del techo por el aumen-
las más pobladas del globo, y fueron estos terrenos los primeros colonizados to de presión en las fisuras, resultante de la conversión de agua en hielo (geli-
por los agricultores en la Europa de comienzos del Neolitico. La sucesión estra- fluxión). El final del proceso, que también actúa sobre los fragmentos caídos,
tigráfica de loess del Pleistoceno ha servido, junto con sus restos de pólenes y provoca la acumulación de gravas. También en períodos fríos se produce la
fauna, para varios intentos de cronología del Cuaternario europeo. solifluxión, o helada permanente de los suelos, con la excepción de la parte
Al contrario que los loess, los depósitos calcáreos se formaron en períodos superior durante el verano, momento en que se producen colamientos que
de clima cálido, por precipitación del contenido de bicarbonato cálcico en el dejarán su huella, incluso en pendientes débiles. Al comienzo y final del perio-
agua. Los sedimentos son tanto más potentes cuanto más carbonato existió y do glaciar se producirán arroyadas de agua que resultarán en abarranca-
más alta fue la temperatura. Los más importantes son los suelos estalagmíticos mientos, claros indicadores cronológicos de esos momentos. También se pro-
de las cuevas y los depósitos de tobas y travertinos. Los suelos calcáreos de duce la disolución de la caliza a causa del gas carbónico de las aguas que
las cuevas son excelentes señales estratigráficas, pues no sólo protegen los aumenta al bajar la temperatura; de esta forma van desapareciendo la mayo-
niveles que están debajo, sino que contienen a veces información polínica y ría de las rocas caídas por la acción de las heladas. Por último, los aportes eóli-
se pueden fechar por uranio/torio (véase 6.5), resonancia de spin electrónico cos son mayores en períodos glaciares, lo cual se puede comprobar por el
(ESR) y termoluminiscencia (6.3). En el yacimiento de Vallonnet (Francia) —el análisis de minerales pesados y la forma de los granos de cuarzo.
más antiguo hábitat en cueva conocido en Europa—, la ocupación humana (indi- En épocas templadas o cálidas se produce un número importante de reac-
cada por algunos útiles arcaicos) está comprendida entre dos capas estalag- ciones químicas en los sedimentos (cliagénesis), que afectan más a las capas
míticas, las cuales se fechan por ESR entre 1,2 y 0,7 millones de años, sugi- superficiales, donde se forman los suelos de alteración. Al evaporarse el agua
riendo la posibilidad de nuestra llegada a Europa antes del Pleistoceno Medio. por el calor, se precipitan los carbonatos en forma de suelos estalagmíticos,
Los travertinos y tobas se formaron en relación con los cursos de agua, e igual- ya citados. En resumen, en los períodos fríos (glaciares) predomina la acción

194 195
mecánica sobre los suelos, mientras en los calientes (interglaciares o interes- Con todo, el Holoceno es un período muy corto en la escala geológica, y
tadios) lo hace la acción química. Estos cambios se pueden apreciar en los dia- no ha dado tiempo todavía a que hayan ocurrido grandes cosas. La mayorí a
gramas granulométricos acumulativos de sedimentos, que muestran cómo
delospóitrcnehadolf svaeuil,
varían según los diferentes niveles de una cueva los porcentajes de los diver- afectando superficies pequeñas. No obstante, en determinadas zonas ese
sos tamaños: bloques, con una dimensión mayor de 10 cm; guijarros de 10 a espacio es precisamente el esencial para la vida humana, y la geología jue-
1 cm; gravas de 1 cm a 2 mm; arenas gruesas de 2 a 0,2 mm; arenas finas de ga un papel esencial. Esto ocurre en el valle del río Nilo, donde los aluviones
0,2 a 0,035 mm, limos de 35 a 2 micras; arcillas por debajo de 2 micras. Por han servido de base y en ocasiones han cubierto asentamientos humanos de
ejemplo, en la cueva de Lazaret (Francia), los guijarros son mucho más abun- fecha posterior al Neolítico (figura 7.2), o en los valles mediterráneos, en los
dantes en los niveles 5c, 5a, 4e y 4b, precisamente donde se dan más piedras que la explotación intensiva y deforestación de las pendientes provocó el
resquebrajadas por el hielo, coincidiendo con las fases más Mas de ocupación arrastre de sedimentos hacia las zonas llanas, cubriendo y desplazando los
del yacimiento (figura 7.1). La micromorfología permite, por su parte, analizar restos arqueológicos. Otros cambios se han dado con la subida isostática de
con más detalle la composición de los suelos, en especial su origen natural o algunas costas marinas y el consiguiente aumento del área aprovechable,
antrópico, mediante el estudio al microscopio de láminas delgadas obtenidas como en Finlandia o Canadá, zona donde se ha podido investigar en muchos
por corte de secciones cuadradas de tierra previamente tomadas de los per- yacimientos arqueológicos del norte del país. En las zonas de desierto ha sido
files estratigráficos y consolidadas. posible estudiar los cambios ambientales recientes mediante la localización
In dicho hasta ahora se refiere fundamentalmente a la época de las glaciacio- de dunas fósiles y activas, observando a veces distancias de hasta 900 km entre
nes, cuyo último período frío terminó hace unos diez mil años. Ahora bien, ¿qué unas y otras, como en el desierto de Thar entre Pakistán y la India.
pasó, desde el punto de vista geológico, a partir de entonces, en el Holoceno?
Puede que en teoría se trate de un interglaciar más, pero la rapidez evolutiva del
género humano desde el final de la glaciación, y sobre todo tras el Neolítico des-
de hace ocho mil años hacen de este período el más interesante de la Prehistoria
y el más rico en restos arqueológicos, con gran diferencia sobre los demás.

ara
arana

Ealamarett-JI
MILT"" •.."=""
■■

Roca de base Pleistoceno


caliza del Eoceno Superior
Relleno de Pleistoceno
comienzos del Holoceno Medio Graveras

Es Aluvión reciente Pleistoceno


Inferior
Duna
50 % 100 0 50 Vo 100 O 50 % 100

Figura 7.1. Ejemplo de diagrama acumulativo de sedimentos, de los niveles supe- Figura 7.2. Sección ideali,ada del valle del río Nilo, que muestra la relación entre yaci-
riores de la cueva de Lazaret (Francia): a) diagrama global, de izquierda a derecha: mientos arqueológicos y elementos geológicos: 1) y 2) útiles lítícos esparcidos, del
guijarros, gravas, arenas gruesas, finas, limos y arcillas; b) diagrama de elementos Paleolítico Inferior y Medio; 3) restos predinásticos; 4) posible necrópolis predinás-
gruesos (de guijarros a arenas gruesas); c) diagrama de elementos finos aláctonos tica, entenada bajo el aluvión; 5) asentamiento predinástico; 6) tumbas predinásticas;
7) aldea moderna sobre tell antiguo; 8) carretera siguiendo el borde de canal para-
(de arenas finas a arcillas) (según Miskovsky, 1987, p. 399).
lelo al río (según Davidson, 1985, figura 2.6).

196
197
Los fenómenos erosivos han sido importantes durante todo el Holoceno do, resultando en yacimientos llamados "concheros", precisamente por la
en las zonas más cálidas, y es necesario evaluar su impacto sobre los yaci- gran abundancia (verdaderos montículos a veces) de estos restos. Ejemplos
mientos arqueológicos. Para ello necesitaremos la ayuda de la geomorfolo- de concheros los tenemos en la cultura ertebolliense de Dinamarca, astu-
gía, que nos indicará cómo cambió el paisaje durante los últimos milenios y riense del Cantábrico español (con restos de lapa y bigaro sobre todo), cap-
los procesos que todavía hoy están teniendo lugar. La erosión puede llegar siense del norte de África (los escargotiéres, con caracoles terrestres), Jomon
a arrasar un yacimiento completo o una parte importante de él, o cubrirlo en de las islas japonesas, Sambaquí del Brasil etc.
proporción variable con aportes de otras zonas: en ambos casos, el resulta- El estudio de los peces (ictiofauna) presenta cierto retraso con respecto
do práctico puede ser la desaparición del yacimiento a efectos de estudio, y al de otros animales, de restos más visibles y mejor conservados. Así, por
esto ha de ser tenido en cuenta al realizar prospecciones y planos de distri- ejemplo, aunque se conocen las especies anteriores al Pleistoceno Medio,
bución de sitios arqueológicos. No obstante, algunos estudios recientes ofre- que se extinguieron la mayoría con el comienzo de los grandes fríos del Min-
cen una imagen optimista al respecto: en la isla de Melos se vio que la mayo- del, no se sabe apenas nada de los cambios posteriores hasta el Holoceno,
ría de los asentamientos conservados estaban en pendientes menores del cuya fauna es similar a la actual. No obstante, es probable que los restos mari-
18% y no parece probable que hubiera muchos más en zonas de mayor pen- nos se conviertan con el tiempo en buénos marcadores del clima e incluso
diente, que es donde hubieran desaparecido. En el sureste español, la bue- de la actividad recolectora estacional de los pescadores prehistóricos. El
na conservación de los yacimientos argáricos, en una zona de abundantes reconocimiento de la especie, cuestión complicada con otros animales, es
badlands y erosión intensa, indica que ésta no ha sido tan fuerte como se creía, aquí relativamente sencillo, pues la radiografía frontal de las vértebras (el
al menos en los últimos cuatro mil años. resto más abundante) permite una identificación precisa por comparación
con radiograñas de las especies actuales. Otras ventajas son la posibilidad
de conocer el crecimiento estacional, visible en las vértebras y en el oído
7.1.2. La arqueozoología interno, y que existe una proporcionalidad muy exacta entre los diferentes
huesos, por lo que es posible estimar el tamaño del animal completo en fun-
La importancia de los restos de fauna (huesos, conchas, etc.) en los yaci- ción de cualquier pequeño resto.
mientos arqueológicos es clara por dos razones: en primer lugar, como los La costumbre reciente de cribar con tamices finos la tierra de las exca-
animales evolucionan con el paso del tiempo, su presencia nos puede indi- vaciones, sobre todo buscando la recuperación de la micro-fauna de mamí-
car en qué momento cronológico estamos, y, como los animales están adap- feros, ha permitido encontrar también los restos de aves. La mayoría de las
tados a un clima concreto (bien es verdad que unos más que otros), también especies de avifauna del Cuaternario son muy parecidas a las actuales, aun-
nos informará sobre esa condición ambiental. En segundo lugar, teniendo en que en algunas se ha detectado variación del tamaño, como en un tipo de
cuenta que la mayor parte de los animales que llegaron al yacimiento lo hicie- cuervo que crece desde el Plioceno hasta que se estabiliza en una talla como
ron en forma de alimento para sus ocupantes, su estudio nos suministra datos la actual durante el Riss. No obstante, la existencia en ocasiones de diferen-
sobre sus actividades económicas, dieta, etc. En todos estos casos y aplica- cias de tamaño debidas a distintas adaptaciones climáticas (en el mismo
ciones, tan importante o más que el tipo de especie presente es su número momento) puede enturbiar el modelo.
o porcentaje con respecto a los demás. Desde el punto de vista de la localización cronológica y climática, es la
A continuación haremos un breve bosquejo de la evolución de los tipos fauna de los pequeños mamíferos (micromamíferos) la que proporciona la
más importantes durante el Pleistoceno europeo. Entre los invertebrados información más clara y precisa. Los órdenes más importantes son los roe-
destacan los moluscos, cuyo estudio recibe el nombre de malacología. El dores (ratones, etc.), insectívoros (musarañas, etc.), quirópteros (murciéla-
descubrimiento de sus restos (conchas) en los yacimientos, para lo que se gos) y a veces también son de utilidad los lagomorfos (conejos), de talla
suele emplear una criba con el tamiz de medio milímetro, puede servir de mayor. Para su recuperación en el yacimiento son necesarios tamices de 0,5
importante marcador climático, pues tanto los terrestres como los acuáticos a 0,8 mm con chorro de agua (más ácido acético en ocasiones) para des-
son muy sensibles a las variaciones de temperatura. Sin embargo, no son menuzar los aglomerados de tierra. Una gran parte de los restos procede de
buenos indicadores cronológicos, puesto que.su evolución ha sido lenta. los desperdicios (excrementos, regurgitaciones, etc.) caídos de los nidos
Durante el período epipaleolitico, al terminar la última glaciación, se produ- que las aves rapaces, que se alimentan sobre todo de estos pequeños ani-
jo un aprovechamiento alimenticio intenso de estos animales por todo el mun- males, construyeron en los salientes rocosos de cuevas y abrigos.

198 199
La información que proporciona la microfauna se basa en el hecho de que
su evolución fue muy rápida durante el Cuaternario, y la observación deta- Tundra y estepa
llada del tamaño y la forma del esqueleto, y sobre todo de la dentadura, per- It Vegetación caducitolia
mite conocer con cierta aproximación el momento cronológico al que corres-
Coníferas
ponde. Por otro lado, estos animales son muy sensibles a los cambios
climáticos y las diferentes especies están muy ligadas cada una de ellas con Vegetación mediterránea
un biotopo específico, emigrando rápidamente, en busca de su nueva loca-
lización, cuando se producen cambios importantes. De ello se deduce que [Ti Glaciares
cada animal o conjunto de ellos aparece siempre a la vez que un cierto ran- Nivel del mar
go de temperatura y de humedad, y un cierto elenco de especies vegetales
(bosque, pradera, estepa, etc.). La precisión con la que se puede fechar un
contexto en función de estos restos orgánicos cambia y va mejorando según
nos acercamos al final del Cuaternario. Así, por ejemplo, en Francia se ha
podido dividir el glaciar Wtirm en catorce episodios de migración, aparición
y desaparición de las especies de roedores. Esto quiere decir que es posi-
ble obtener una fecha con una precisión de cinco mil años por término medio.
Los restos de grandes mamíferos son también indicativos de la posición
climática y cronológica del contexto donde aparecen, pero con una preci-
sión mucho menor de la que se obtiene con la microfauna. Ello es debido a
que estos animales están adaptados a biotopos más amplios y variables, y
por lo mismo se acoplan fácilmente a los cambios, de forma que apenas varían
en zonas y períodos muy dilatados. Por otro lado, su presencia en los yaci-
mientos arqueológicos suele ser debida a la actividad humana (caza domes-
ticación) y en ocasiones pudieron ser conseguidos a mucha distancia, en una
zona climática diferente. Por ejemplo, en la Caune de l'Arago en el sureste
francés, un relleno del Pleistoceno Medio contaba con animales de clima muy
frío (zorro polar y buey almizclado) y de clima más caliente (león y pantera), Figura 7.3. Distribución de hielos, vegetación y fauna en Europa durante el último
lo cual sólo puede explicarse por la yuxtaposición de ambientes muy diver- máximo glaciar, hace unos 20.000 años. El irilandsis cubre todo el norte del continente,
sos y por la adaptación de las diferentes especies. Algunos animales tienen los mares han bajado más de cien metros uniendo las islas a la tierra firme, y se ha
partes especiales de su anatomía adaptadas a un medio ambiente concreto: difundido la fauna fría: 1) mamut, 2) buey almizclado, 3) reno, 4) caballo, 5) lobo,
por ejemplo, el rinoceronte lanudo tiene dientes de corona alta, que corres- 6) león, 7) oso de las cavernas, 8) antílope Saiga, 9) cabra, 10) lince, 11) ciervo mega-
ponden a una alimentación de gramíneas en espacios abiertos, mientras que ceros, 12) hiena de las cavernas, 13) rinoceronte lanudo 14) reno (según Renault-Mis-
el rinoceronte Merck tiene sus coronas bajas de acuerdo con su alimenta- kovsky, 1986, figura 68).
ción de follaje típico de espacios boscosos.
En general, los datos ambientales de la macrofauna apenas permiten afi-
nar sobre períodos de tipo glaciar/interglaciar (figura 7.3), y para llegar a Una vez vistos los diferentes tipos de restos óseos que se pueden encon-
precisar sobre épocas de tipo interestadio es necesario combinar esa infor- trar en una excavación, resumamos ahora los pasos más importantes que se
mación con la que da el estudio de la microfauna y de los restos vegetales. siguen en su recuperación, estudio e interpretación; es decir, las bases de la
Con todo, los huesos de los grandes mamíferos presentan un interés adicio- arqueozoología. En primer lugar, es preciso identificar los huesos a nivel de
nal, sin duda mayor que el puramente cronológico/ambiental: nos informan especie. Esta tarea, clave en el proceso, es únicamente factible si se cuenta
de las actividades económicas de los grupos prehistóricos, de cuáles y cuán- con colecciones de huesos para comparación, ya que los atlas publicados,
tos animales cazaba y, tras el Neolítico, de los detalles de la domesticación. con dibujos de cada hueso para cada especie, no sirven más que para que el

200 201
principiante se familiarice con cada forma. De cada especie conviene tener ro real de individuos, ya que estudios recientes muestran casos de altísimos
esqueletos completos de macho, hembra, juvenil e infantil (este último en el porcentajes de pérdida de restos (superiores al 90%).
caso de animales domésticos), y, si se trata de ovino/ bovino, también de un Otro método de estimar la cantidad es utilizar el peso de los huesos de
ejemplar castrado. En cuanto a exactitud, la información obtenida puede ir cada especie, método que ha sido presentado como una estimación de la
desde la imposibilidad de decir nada respecto al hueso ("SI" = sin identificar, biomasa consumida en el yacimiento, ya que existe proporcionalidad entre
algo usual en restos muy fragmentados) hasta la seguridad completa sobre el peso del esqueleto y el peso del animal vivo (en mamíferos terrestres el
el género, especie, edad, sexo y condición fisiológica (paleopatología). primero es aproximadamente un 7% del segundo). Los tres sistemas de cuan-
Acto seguido viene la cuantificación. Con ella se trata de estimar la com- tificar (NR, NMI y peso) son intrínsecamente distintos y producen resultados
posición y número relativo de especies en el grupo de animales que eran tan diferentes, para los mismos datos de entrada, que no resultan compara-
cazados o se poseían domesticados, tratando de corregir el error derivado bles entre sí. Algunos experimentos de simulación con ordenador, generando
de la pérdida de fragmentos. La forma más simple es contar el número de muestras de distinto tamaño y estado de conservación, y comparando des-
restos (NR) de cada especie, pero es también la más afectada por la desa- pués los grados de representatividad de los tres métodos, apuntan a que el
parición diferencial previa a la excavación. El cálculo del número mínimo de más fiable sea el simple recuento de los huesos por especie, y que es mejor
individuos (NMI) añade un nuevo nivel de complejidad al tratarse de una mani- utilizar las cifras directas y no los porcentajes.
pulación más o menos afortunada de los datos óseos, pero puede evitar el La edad de los animales se puede determinar por diversos métodos: las
problema anterior. degradaciones estructurales producidas por el paso del tiempo (desgaste
En pocas palabras, el método del NMI trata de estimar cuántos animales dental, pérdida de colágeno en los huesos, etc.), los cambios secuenciales
había de cada especie, "cómo mínimo". Es decir, es probable que hubiera (reemplazo de dientes, fusión de las epífisis en los extremos de los huesos
más de esa cantidad, pero es seguro que no hubo menos. Así se pasa de una largos, etc.), las líneas de incremento en el cemento y esmalte de los dien-
variable, los huesos, a otra mucho más interesante, los animales, que conta- tes, huesos, etc., y los cambios cuantitativos (p. ej., el desarrollo de las astas
remos por unidades tanto si encontramos el esqueleto completo de cada uno de los cérvidos). El sexo es a veces discernible por la diferencia de tamaño
de ellos como si sólo hemos recogido un pequeño hueso (porque el resto (los machos son mayores), algunas distinciones en la morfología de ciertos
del esqueleto haya desaparecido, esté en otro lugar o se haya perdido en 71 huesos (la apertura central de la pelvis es mayor en las hembras, a veces los
cribado de la tierra). caninos son mayores en los machos) o por algunos rasgos concretos como
La forma más directa de estimar el NMI consiste en subdividir la muestra las cuemas del ciervo macho, el espolón del gallo, etc.
por huesos concretos (húmeros, tibias, pelvis, etc.) dentro de cada especie, La proporción de juveniles sacrificados es importante como indicio de una
y cada hueso par en elementos izquierdos (S) y derechos (D), tanto los com- cierta selectividad en la acción humana. Por ejemplo, en la cueva musteriense
pletos como los fragmentados. De esa forma es fácil el cálculo: si no puedo de Hortus en el sur de Francia, la ausencia de cabras jóvenes en la fase 2 sugie-
demostrar con seguridad que dos huesos son de distinto animal, supongo re que los neandertales que vivieron allí intentaban mantener los rebaños para
que son del mismo. Por ejemplo, si tengo dos tibias izquierdas de cabra, está el futuro y no cazaban más que cabras adultas, o quizá tan sólo que ocupaban
claro que son de dos cabras distintas, pero si tengo una derecha y otra izquier- la cueva al final del invierno, época en que los animales nacidos el ario anterior
da, y son de igual tamaño, pueden ser del mismo o de distinto animal, pero ya habían crecido y aún no había comenzado la siguiente estación de cría. Por
yo supongo que son del mismo, porque se trata de una estimación conser- contra, en la cueva epipaleolitica de Zawi Chemi Shanidar en Irak, el porcenta-
vadora del número; se trata del número mínimo. Cuando los huesos están je anormalmente alto de ovejas jóvenes consumidas se ha interpretado como
fragmentados se aplica el mismo principio: si tengo dos fragmentos de la mis- síntoma de domesticación de este animal (no se entendería tal actitud de derro-
ma parte del mismo hueso, claro que son de dos individuos distintos, pero che en la caza), a pesar de que los huesos todavía no mostraban los habituales
si son de dos zonas diferentes, supongo que son del mismo. Con muestras cambios anatómicos (disminución de tamaño general) que al cabo de un tiem-
muy amplias, la tarea de examinar y comparar todos los huesos es tan larga po provoca la domesticación (reproducción en cautividad) por deriva genética
que resulta preferible aplicar alguno de los diversos sistemas de cálculo indi- (figura 7.4). Es decir, al contrario de lo que ocurre en otros yacimientos más
recto del NMI, a partir de los recuentos de huesos izquierdos, derechos y recientes (neoliticos), los huesos de las ovejas de Shanidar son indistinguibles
parejas (S, D y P: fórmulas de Chaplin, Krantz, Petersen, etc.). Con todo, resul- de los de la oveja salvaje, pero la abundancia de juveniles, impropia de una acti-
ta licito preguntarse por la representatividad del NMI con respecto al núme- vidad cazadora, sugiere ya la posesión de un rebaño cautivo.

202 203
muerte natural de ellos mismos (roedores, moluscos, etc.). Por ello los "hue-
sos entenados" son ya algo distinto de los "huesos muertos", aparte de que
150 cm
muchos restos van a parar lejos del yacimiento, otros son erosionados o arras.
90 C:771 trados antes de ser cubiertos (y así protegidos), etc. Además, antes de que
1tV, llegue el arqueólogo se volverá a perder parte de la información, a causa de
30
kijk<1.);
•\
la descomposición química, erosión del sitio, excavaciones anteriores, etc.,
y la asociación ósea excavada es también algo diferente de la depositada,
incluso suponiendo que las técnicas de recuperación fuesen las correctas.
Por último, una parte de los huesos no serán identificables debido a su frag-
mentación.
De esto se deduce que es preciso actuar con prudencia a la hora de esta-
blecer conclusiones a partir de la muestra identificada y cuantificada en una
Uros Bóvidos celtas Bóvidos modernos excavación. El establecimiento de grupos tafonómicos es de gran ayuda, al
separar aquellas especies que con seguridad o cierta probabilidad no fue-
Figura 7.4. Con la domesticación se produjo una disminución del tamaño de las espe- ron introducidas en el registro arqueológico por la mano humana. Entre ellas
cies, que de nuevo han vuelto a crecer a lo largo de la historia. Reconstrucción de los están algunos roedores, como los conejos, que pueden incluso haberse depo-
toros (arriba) y vacas (abajo) salvajes, celtas y modernos (según Davis, 1989, figura 6.7). sitado en fecha reciente, y sin embargo aparecer en una posición estrati-
gráfica antigua debido a la profundidad de sus madrigueras.
Con todo la fama que últimamente ha adquirido la tafonomía entre los
De lo dicho se desprende que es posible elaborar inferencias sobre la acti- arqueólogos proviene del decisivo papel que ha jugado en la interpretación
vidad económica del pasado en función de los datos faunísticos, y no sólo sim- de los más antiguos yacimientos conocidos: los restos de fauna, acompaña-
plemente decir qué tipo de animales cazaban y comían entonces. Con todo, dos de restos de homínidos prehumanos en África del Sur, y de útiles Micos
para ello es necesario conocer lo mejor posible los animales vivos que eran a veces con restos humanos en África oriental. Cuando se descubrieron entre
explotados en la Prehistoria, lo que se puede llamar "asociación ósea vivien- los años veinte y cincuenta de nuestro siglo, ambas clases de yacimiento fue-
te", que es una cosa muy distinta de lo que se tiene al final del análisis, la "aso- ron explicados de la forma más simple: el principal responsable de las pri-
ciación ósea identificada" después de una excavación. La ciencia que estudia meras aglomeraciones fue el australopiteco, fiero cazador armado de palos,
la parte más importante de los procesos que se dan entre esas dos entidades, huesos y cuernos, y de las segundas su descendiente directo el Homo habi-
y que ya introducimos en el epígrafe 3.1, se llama tafonomía, y en los últimos lis, primero que se puede llamar humano porque ya sabía fabricar herra-
arios ha jugado un papel cada vez más importante en el razonamiento arqueo- mientas de piedra, además de tener el cerebro un poco más grande. Todos
lógico, junto con el estudio de los procesos postdeposicionales aquellos huesos, entre los que estaban los restos de animales grandes (dino-
La asociación de animales vivos (biocenosis) en el asentamiento está terio, hipopótamo, etc.), eran la prueba clara e irrefutable de que en el alba
determinada por las estrategias de caza sobre una cabaña silvestre, a su de la humanidad, hace más de dos millones de años, la caza y el consumo
vez influida por el clima, la fertilidad de las especies, etc., y en el caso de de carne habían sido algo muy importante tal vez decisivo en la evolución
los animales domésticos, por las estrategias agropecuarias, los sistemas de hacia la nueva especie.
intercambio de unos grupos con otros, etc. Ahora bien, la "asociación ósea Los trabajos tafonómicos realizados desde los años sesenta en las cuevas
muerta" (tanatocenosis) ya es algo distinta, pues además de la selectividad sudafricanas (sobre todo en Swartlaans) por Charles Brain -analizando los
cinegética, los patrones de descuartizado pueden variar según las especies procesos de formación de los sedimentos, el derrumbe del techo y la for-
y con el paso del tiempo, y pueden existir prescripciones alimentarias o mación de nuevas cavidades, etc.-, demostraron que el conjunto óseo pre-
rituales especiales. sente tuvo muchos orígenes distintos, pero que fundamentalmente fue el producto
Por otro lado, y aquí ya empieza la tarea tafonómica, en los depósitos de la actividad de animales carnívoros y carroñeros (leopardos, hienas, etc.)
arqueológicos se acumulan restos de animales que no han llegado allí por y que el homínido tuvo muy poco que ver. Es decir, el australopiteco no era
actuación humana, sino de otros animales (carnívoros, carroñeros) o por el cazador, sino la presa.

204 205
Brain fue también uno de los primeros en estudiar los restos de comida de algu- posible encontrar granos y frutos entre la tierra, que se habrán de recuperar
nos pueblos primitivos (hotentotes), su composición, dónde se arrojan, qué pasa por flotación (véase 3.3), y dentro o cerca de los antiguos hogares se encuen-
con los huesos al cabo de los años, etc., iniciando la fundamental línea de trabajo tran fragmentos de carbón vegetal, restos de la madera que se quemó allí. En
hoy llamada etnoarqueología. Al mismo tiempo, algunos investigadores de la con- ambos casos suele ser posible la identificación de la especie concreta y de
ducta animal (etología) se interesaron por lo que ocurría dentro de las madrigue- este dato se infieren consecuencias interesantes sobre el clima, la vegetación
ras de algunos animales carnívoros, los tipos y cantidades de los huesos que se o el tipo de alimentación prehistóricos. Pero los restos más abundantes, pre-
acumulaban allí. Esto resultaba de gran interés para los arqueólogos, puesto que sentes en la mayoría de los depósitos, son los microscópicos granos de polen
cada vez parecía más claro que nuestros antepasados lejanos estaban más cerca vegetal que desde la vegetación, más o menos cercana, fueron arrastrados
del estadio que llamamos "animal" que del que llamamos "humano". por el viento, los insectos o los mismos humanos hasta acabar fosilizándose
A finales de los sesenta, un gran impulsor de los avances teóricos en Arqueo- en el sedimento. La palinología se encarga de estudiar estos minúsculos orga-
logía, el norteamericano Lewis R. Binford, continuó los análisis etnoarcrueológi- nismos, y sus resultados son de gran interés para el establecimiento del medio
cos con varios pueblos primitivos (sobre todo esquimales de Alaska) y, ya en la ambiente y la cronología de los hábitats prehistóricos.
década siguiente, aplicó los resultados a la interpretación de los yacimientos de La toma de muestras para análisis polínico ha de realizarse con el cuidado
África oriental. En estos sitios (Olduvai y lago Turkana) la intervención humana máximo para evitar la contaminación por polen y esporas actuales, y lo habi-
es innegable, pues se han observado muchas marcas de raspado con útiles liti- tual es extraer una cantidad regular de tierra, la que cabe en una bolsa de plás-
cos sobre los huesos animales (trabajos de Bunn, Potts y Shipman). No obstan- tico de tamaño mediano, de la pared vertical de la cata después de acabar la
te, Binford, tras la comparación de los conjuntos óseos de Olduvai publicados excavación, por cada nivel o cada cierta distancia (p. ej. 10 cm). Con una pale-
por Mary Leakey con sus datos de Alaska, de madrigueras de carroñeros, etc., ta metálica se realiza un agujero de varios centímetros desechando la tierra
llegó a la conclusión de que en aquel escenario el ser humano era siempre el más superficial, en contacto con el aire, y cogiendo la muestra del interior.
último en llegar, y que sólo aprovechaba lo que dejaban otros carroñeros más También es posible extraer tierra para análisis de los niveles intactos según
eficaces, apenas el tuétano de algunos huesos. Con todo, para ello necesitó de se van excavando, en el mismo momento en que se descubren sin perder
algo tan "moderno" como los útiles de filo cortante (primitivos cuchillos), lo cual tiempo. La tierra irá envuelta en dos o más bolsas estériles etiquetadas, y así
ya era un cambio respecto a lo que hacían los australopitecos. se enviará al laboratorio.
El último capítulo de esta historia de apasionantes controversias aún no Los métodos físico-químicos que se aplican después son variados y depen-
se ha escrito. La mayoría de los investigadores del África oriental (seguido- den de la naturalezaidel depósito. El método clásico consiste en eliminar por
res del desaparecido Glyn Isaac) creen al Horno habilis capaz de matar algu- cribado y disolución química las sustancias minerales y orgánicas que encie-
nos animales, aunque admiten que-debió adquirir la carne de los grandes rran el polen. Así, el ácido clorhídrico quita la caliza, el fluorhídrico la sílice
mediante carroñeo. La discusión sobre la carne conseguida no es banal pues de arenas y arcillas, la potasa o la sosa cáustica atacan la materia orgánica,
una cantidad grande habría posibilitado el reparto entre los miembros del mientras esporas y polen resisten todo gracias a la membrana protectora
grupo, del que se deduciría un comportamiento social cooperativo similar al que las rodea. En ocasiones es preciso también proceder a una concentra-
de los actuales cazadores-recolectores, y lo contrario habría ocurrido en el ción de polen en muestras que los tienen en pequeño número, mediante flo-
caso de ser la cantidad pequeña, procedente de un carroñeo marginal o pasi- tación en líquido denso. Al final del proceso tenemos los granos colocados
vo. Los estudios tafonómicos, sobre restos antiguos excavados y los experi- entre dos láminas de vidrio, sujetos con glicerina gelatinosa y coloreados
mentales sobre huesos dejados por camívoros actuales, continúan sin haber para poder verlos mejor al microscopio (óptico o electrónico) Cada espe-
alcanzado todavía una conclusión definitiva en esta cuestión de enorme inte- cie vegetal tiene un tipo de polen distinto de las demás, y es reconocible por
rés para entender la evolución humana. la enorme variedad que puede presentar la membrana exterior, con aber-
turas, poros, surcos, espinas, verrugas, etc., aparte de la variación general
de forma y tamaño (figura 7.5).
7.1.3. La arqueobotánica Una vez identificados, los granos de polen son contados para después cal-
cular el porcentaje por especie en cada muestra, además del porcentaje de
Aunque mucho menos visibles que los huesos, también los vegetales dejan clases generales, usualmente árboles y hierbas. La forma de presentación
restos incorporados a los depósitos arqueológicos. En muchas ocasiones es de los resultados es mediante histogramas o polígonos de frecuencia para

206 207
V

Aliso
o
Abedul Avellano Carpe
- 1.000

-o

-L000.-4

-2.000

Roble (vista lateral y superior)


e3 Sauce
-3.000

.4 000
Abies

-5.000

-6.000

Tilo Olmo -7.000 Quercus 1


Haya
Corylus
-8.000

-9.000

-10.000

Pino silvestre -11.000—


etula
-12 000-

-13.000—

lempo:ami:m'

0 100%
Figura 7.6. Diagrama-perfil polínico de la evolución de la cobertura vegetal del NE de
Francia durante el final de la última glaciación (tardiglaciar) y el Holoceno hasta nues-
tros días abedul, pino, avellano roble, aliso, abeto, haya y picea se van sustituyendo
como la especie dominante a lo largo del tiempo (según Théobald, 1972, figura 27).
Figura 7.5. Aspecto característico de los granos de polen de diversos árboles (según
Théobald, 1972, figura 25).
Algunos problemas del método han de ser tenidos en cuenta. Así, ciertas
especies tienen un grado de polinización mayor que otras (p. ej., los pinos
más que los alerces) y esto impide considerar los porcentajes de ambas por
cada especie o grupo general, a lo largo de los diferentes niveles o profun- igual. También el modo de polinización es distinto, y así en unos casos es
didades del depósito (perfil polínico, figura 7.6). De esta manera se aprecia realizada por insectos, lo cual significa que ese polen es de origen local, y
cómo va variando la cobertura vegetal de los alrededores del yacimiento a en otros los granos son arrastrados por el viento, lo que indica que pueden
lo largo del tiempo, por ejemplo aumentando el arbolado en épocas tem- haber llegado de muy lejos y representar una mezcla de varios nichos eco-
pladas y las plantas herbáceas en los períodos más fríos. lógicos. También es necesario controlar la posible contaminación: por polen

208 209
actual menos o nada fosilizado; por sedimentos exógenos, que han de sepa- ello se deduce a partir del puñado de tierra del interior de un cráneo y nos
rarse en la toma de muestras o detectar por anomalías en los histogramas; indica un paisaje típicamente mediterráneo.
por el agua que aporta polen de otros sitios, evitando coger la tierra en o cer- En los últimos años el estudio del polen está siendo completado, y puede
ca de zonas de arroyada; y finalmente por los insectos y gusanos, mediante que incluso reemplazado en importancia, por el de los fi/dilos, que son par-
la limpieza y análisis cuidadoso de la zona de donde se extrae la muestra. tículas microscópicas de sílice (ópalo vegetal) que se encuentran en las célu-
En cuanto a la interpretación de las variaciones, las cosas tampoco son las vegetales, que sobreviven a éstas durante mucho tiempo y que presen-
fáciles, y existen todavía numerosas dudas en cuanto a su significado, a lo tan unas formas toscamente geométricas que son características de cada
que se suman las lagunas cronológicas o los posibles episodios climáticos grupo general de plantas. Comparado con el polen, tiene la ventaja de que
aún no detectados. Igualmente, resulta muy dificil correlacionar los cambios no es probable que procedan de lugares alejados del de su recuperación, y
que se registran en una región con los vistos en otra más alejada. A partir del por ello tienen un mayor valor contextual. Así, se han analizado fitolitos de
Neolítico, la acción humana sobre el medio ambiente se suma a las incerti- restos adheridos a las cerámicas, o en silos y hogares, e incluso se han halla-
dumbres existentes: a veces no es posible discernir si la disminución de los do en dientes humanos y de fauna doméstica, ejemplos todos que nos hablan
árboles se debe, como ocurría antes, a un empeoramiento climático o sim- directamente de los vegetales que se consumían en esos momentos.
plemente a la tala generalizada en las proximidades del yacimiento por moti- Hasta ahora hemos visto análisis de restos microscópicos vegetales, pero
vos agrícolas En algunos sitios, como el poblado neolítico chino de Pan-Po, también son importantes los macrorrestos que veremos ahora. En algunas
la coincidencia del modelo alternante hierbas-árboles en el perfil polínico excavaciones es habitual encontrarse con restos de carbón vegetal, proce-
con la dualidad ocupación/desocupación del asentamiento detectada en los dentes de fuegos alimentados con madera, bien en los restos del antiguo
niveles arqueológicos sugiere claramente a la acción humana como res- hogar o diseminados entre la tierra del depósito, y cuyo estudio es función
ponsable de los cambios. de la antracología. En el segundo caso la condición dispersa puede ser debi-
Con todo, poco a poco se van construyendo perfiles polínicos para regio- da a que los desechos del hogar fueron esparcidos, o a que las cenizas y car-
nes concretas, estableciendo la correlación entre yacimientos arqueológicos bones son restos de algún incendio que afectó a las estructuras vegetales del
y geológicos como las turberas, de donde se suele extraer la curva maestra hábitat. Los fragmentos grandes se pueden recoger con una espátula metá-
de variación general en la zona. Las diferentes especies dan la clave del cli- lica (resultan excelentes limita análisis de carbono-14), mientras los peque-
ma: hierbas en períodos glaciares del Pleistoceno, con vegetación estepa- ños (menos de un milímetro) sólo se recuperarán con ayuda del método de
ria, aunque suelen aguantar los pinos; estos últimos aumentan en proporción flotación o por cribado con chorro de agua, igual que la microfauna y otros
según aumenta la temperatura, y van siendo reemplazados por el avellano macrorrestos vegetales. Tanto unos como otros se identifican mediante el
y luego por especies termófilas (roble, olmo, tilo, fresno) durante los inter- microscopio óptico o electrónico, observando una sección de los mismos y
estadios e interglaciares. El período mejor conocido de esta manera es la comparando con los datos existentes sobre maderas actuales. Si el tamaño
última glaciación, sobre todo el último estadio Würm IV con períodos más lo permite, el fragmento es seccionado en tres direcciones perpendiculares,
fríos (Dryas I, II y III) y más templados (llamados Lascaux, PreBólling, Bólling siendo una de ellas la de las fibras de la madera. Lógicamente, el reconoci-
y Alleród), y el inmediatamente posterior Holoceno, con los períodos Pre- miento de las diferentes especies nos servirá para reconstruir el panorama
Boreal, Boreal, Atlántico, Subboreal y Subatlántico (figura 7.6). arbustivo cercano al yacimiento, con las habituales implicaciones climáticas
Un significativo ejemplo de la utilidad del polen fosilizado es el estudio y cronológicas, pero también nos dará información sobre la utilización de las
efectuado sobre la tierra que contenía el cráneo Arago XXI (el famoso fósil maderas, la forma de encender el fuego, etc.
de Tautavel), que vivió en el sur de Francia hace unos 300.000 arios. En lo Más interesante resulta el hallazgo de granos y semillas de frutos en las
que respecta a los árboles, se distinguen claramente tres ambientes: pinos excavaciones, que se conservan mucho mejor cuando fueron carbonizados
y abedules que procedían de la zona montañosa cercana, los árboles "tem- por algún fuego natural o humano y que son estudiados por la carpología,
plados" (encinas, alisos, sauces) que debieron crecer a lo largo del río en el pues se trata con gran seguridad de los restos de actividades alimentarias y
valle cercano, y las especies "calientes" (nogal, plátano, encina, boj, pista- son los escasos testimonios de la recolección vegetal, quizás más importan-
cho, enebro, pino marítimo, viña silvestre, etc.) que son las más abundantes te que la caza durante el Paleolítico, cuyos restos son mucho más abundan-
y debieron situarse justo en los alrededores del yacimiento. Aparte están las tes, y de la agricultura a partir del Neolítico. De forma significativa, la mayo-
herbáceas, procedentes de las llanuras sobre y debajo de la cueva. Todo ría de los vegetales procedentes de asentamientos de cazadores-recolectores

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corresponden al momento final, Epipaleolítico y Mesolítico, cuando se supo- ción), pero su forma y unión con el raquis no había variado porque la técni-
ne que la recolección intensificada estaba preparando el camino hacia la agri- ca consistía en golpear o tirar del tallo y recoger los granos del suelo, como
cultura. En los yacimientos franceses se conocen restos de arvejos, pepitas todavía hoy hacen los Tuareg del Sahara (de hecho, no se conocen microli-
de uva calcinadas, de peras, avellanas, etc. tos de hoz en el Neolítico de Jartum). De esta manera los granos que se selec-
Desde el Neolítico comienzan a encontrarse granos de cereal (trigo y cionan son aquellos con unión más débil al tallo al igual que ocurre en la pro-
cebada), a partir del VIII milenio a. C. en el Próximo Oriente y del VI milenio pagación natural de la planta, y por ello no se produjeron cambios en ella
en el Mediterráneo occidental, sur de Francia y levante español. En los cere- hasta que la aparición del hierro, en el último milenio a. C., permitió fabricar
ales, el paso a la domesticación trajo consigo cambios genéticos importan- hoces de ese metal, mucho más eficaces que las Micas para cortar los duros
tes: aumento del tamaño y unión más rígida del grano con el raquis que le tallos de las plantas africanas.
une al tallo. El primero se relaciona con la selección humana de los granos
más grandes, tanto para consumo como para siembra de la siguiente cose-
cha, y el segundo con el método de recolección, consistente en cortar los 7.2. El análisis químico
tallos completos (primero con hoces compuestas de microlitos) y separar el
grano en un lugar diferente: los granos que se desprenden fácilmente se caen En este apartado resumiremos las técnicas más importantes utilizadas
por el camino y, al no ser por ello usados en la posterior siembra, sus carac- para averiguar la composición química de los objetos arqueológicos. Esta
teres no son seleccionados. información puede ser de gran ayuda en múltiples ocasiones: a la hora de
Ciertamente, no basta con encontrar granos de trigo cultivado en un nivel determinar el lugar de origen de una materia prima, lítica, cerámica o metá-
para suponer la existencia de agricultura; es preciso que la asociación con lica, o la habilidad de un artesano para componer aleaciones con propieda-
el contexto sea segura. En el yacimiento egipcio de Wadi Kubanniya, el hallaz- des diferentes, para observar las alteraciones en el contenido de las mone-
go de granos de cebada en un nivel datado por carbono-14 entre 17.000 y das los colorantes añadidos a los cristales, la dieta alimenticia humana en
18.000 años B.P. fue interpretado por el equipo polaco-americano que lo función de la composición de los huesos, etc.
excavó como la primera evidencia conocida de agricultura, muy anterior a El análisis químico elemental sólo nos informa de los elementos químicos
lo que se pensaba previamente. Sin embargo, un análisis de carbono-14 sobre que están presentes en el resto (análisis cualitativo) y en ocasiones también
los mismos granos, con el método AMS (véase 6.2), reveló que se habían de sus cantidades respectivas (cuantitativo). No nos dice nada de los com-
introducido en el nivel hacía menos de tres mil años (y en dos casos, unos puestos químicos —los minerales o combinaciones de diferentes elementos—
pocos años antes de la excavación), aunque los carbones vegetales que esta- que lo forman, para lo cual necesitaremos técnicas algo más complicadas,
ban a su lado sí eran del Paleolítico Superior. Por esta razón es más seguro como el análisis de difracción de rayos X. Por su proporción en la muestra,
analizar las huellas impresas que dejan las semillas en la cerámica antes de los elementos se dividen en: mayoritarios, cuando superan el 2%; minorita-
la cocción, fenómeno que ha sido observado en muchos yacimientos y que rios, de 0,1 al 2%, y elementos traza, también llamados oligoelementos (como
-

permite estar seguro de que los restos son contemporáneos de la cultura que los "micronutrientes" indispensables en los seres vivos), cuando su presen-
estamos estudiando. A pesar de las posteriores deformaciones causadas al cia es inferior al 0,1%. Los primeros y segundos suelen corresponder a intro-
cocerse la vasija, en general los pequeños agujeros conservan bien la for- ducciones controladas por el artesano, por ejemplo como componentes de
ma, que se puede analizar rellenándolos con látex y comparando los moldes una aleación o colorante, aunque los segundos también pueden entrar acci-
obtenidos con semillas actuales cultivadas y silvestres. dentalmente. Esto último ocurre casi siempre con los elementos-traza, que
Usando este método en el yacimiento sudanés de Kadero, una misión vienen acompañando a los elementos mayores y menores desde su origen,
arqueológica polaca encontró restos de mijo cultivado con una fecha de 4.000 y por ello su análisis se utiliza sobre todo para determinar las fuentes de mate-
años a. C., que pensaron que eran los más antiguos conocidos en el África ria prima.
subsahariana. Un análisis posterior de los moldes reveló que, aunque su fecha La mayoría de las técnicas empleadas actualmente en el análisis químico
era sin duda correcta, no se trataba de especies domésticas, sino silvestres. se basan en una u otra forma de espectroscopia, que consiste en medir la
Sin embargo, las investigadoras Ann Stemler y Randi Haaland han propues- radiación absorbida o emitida por los átomos cuando los electrones o las par-
to que los granos ya eran cultivados (es decir, sembrados intencionalmente, tículas del núcleo se mueven entre diferentes niveles de energía. Los elec-
con lo que se puede decir que ya existía agricultura, y no simple recolec- trones que giran alrededor del núcleo tienen energías diferentes, y es como

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si estuvieran colocados en capas o "pisos", unos encima de otros, sobre el (0,1- 2 g) en ocasiones, como cuando la composición química varía con la
núcleo. Cada piso tiene una energía distinta, mayor cuanto más "alto" sea, y profundidad en el objeto, ya que los rayos no penetran más de 200 micras
admite un máximo diferente de electrones. (0,2 mm) y lo que se analiza en realidad es únicamente la superficie. Otra
El número de electrones que hay en la capa más alta es determinante en ventaja de la extracción es que los rayos pueden inutilizar la pieza comple-
el comportamiento químico del elemento: por ejemplo, todos los metales ta para otros análisis (termoluminiscencia en cerámicas, spin electrónico en
alcalinos (litio, sodio, potasio, etc.) tienen un único electrón, y propiedades huesos), lo cual se evita si sólo irradiamos una pequeña parte de ella. El méto-
comunes como una alta reactividad con el agua, fácil combinación con otros do permite medir concentraciones desde 10 partes por millón (0,001%) al
elementos, etc. Cuando un electrón "sube" de piso, absorbe energía y si 100%, con una precisión de ± 2-5% del valor medido. Otras técnicas, basa-
"baja", ocurre lo contrario, con la interesante particularidad de que esta ener- das también en los rayos X emitidos por la muestra, realizan la excitación de
gía tiene una frecuencia y una longitud de onda específica, distinta de las los electrones mediante rayos de electrones o de protones, lo cual permite
demás, según la energía de cada capa y el número de ellas que atraviesa en estimar la composición química de áreas muy pequeñas (del orden del milí-
el movimiento. metro e incluso de la micra) y ver la variación de unas zonas a otras, pero
Al ser excitado exteriormente, de forma artificial en la medición del labo- son técnicas más caras y requieren una preparación de la superficie (por
ratorio, cada elemento tiene unos movimientos de electrones entre las dife- pulido) no siempre conveniente o posible.
rentes capas que son distintos de los de otros elementos, lo cual permite iden- Otras técnicas de espectroscopia son la absorción atómica (AAS), que
tificarlo. La absorción o emisión de esta energía, de forma que se puedan mide la luz que atraviesa la muestra calentada, y el análisis de activación
observar claramente las distintas frecuencias de los movimientos (tanto si neutrónica (NAA) que, a diferencia de las anteriores, se basa en el bom-
están, en la emisión, como si faltan, en la absorción), se llama espectro. bardeo con neutrones del núcleo (donde los neutrones y protones también
Un ejemplo de espectro fácil de observar es el arco iris, que contiene todas están colocados en diferentes niveles de energía), y la medición posterior
las frecuencias (distintos colores) contenidas en la luz blanca. Un espectro de de los rayos gamma emitidos por la desintegración de los átomos inesta-
absorción se puede ver en un rayo de luz blanca que atraviese un vapor que bles producidos en el bombardeo. Esta última técnica es muy útil para deter-
contenga el elemento en cuestión: las energías que faltan aparecerán como minar la concentración de elementos muy escasos (hasta 0,1 partes por
líneas negras sobre un fondo blanco. Los espectros de emisión, más utilizados, millón), aunque algunos no los mide (como el plomo) porque sus isótopos
se verán como líneas blancas sobre fondo negro, y se consiguen excitando los tienen una vida media demasiado larga o corta. Por la misma razón, inclu-
electrones hacia capas de mayor energía y esperando después que vuelvan so con vidas medias más normales, hace falta tiempo para efectuar la medi-
al estado de equilibrio. La excitación se logra mediante calentamiento o bom- ción y la pieza o una muestra de la misma ha de estar en el laboratorio varias
bardeo con partículas de determinada frecuencia. En todos los casos, la serie semanas, e incluso a veces varios arios, pues la radiactividad que emite tras
de líneas, cada una correspondiente a una longitud de onda o frecuencia con- el análisis puede ser peligrosa durante ese tiempo. Por otro lado, la mayo-
creta, seguirán un modelo característico del elemento químico en cuestión. ría de las técnicas de datación (todas las que se basan en fenómenos de
Uno de los métodos más comunes de medición del espectro (espectro- radiactividad) luego ya no se pueden aplicar, lógicamente, a la muestra ana-
metría o espectroscopia) es la fluorescencia de rayos X (XRF). Estos rayos lizada.
excitan los electrones para luego producir un espectro de emisión, el cual Los resultados del análisis se suelen expresar en forma de lista con el con-
está compuesto de rayos X secundarios, llamados fluorescentes. La medi- tenido para cada elemento detectado, usualmente expresado en porcentaje
ción del espectro se puede hacer por dispersión de longitudes de onda, como de peso total de la muestra. En sustancias no metálicas, a veces se lista la con-
si éstas se vieran tras pasar por un mecanismo de difracción tal que el arco centración de óxidos, que se calcula tras determinar la cantidad total de oxí-
iris luminoso, o bien por dispersión de energías, con un medidor especial geno existente, y suponer una sola combinación posible de oxidación para
que aprecia las distintas energías simultáneamente. La segunda versión es cada elemento. Cuando los análisis son numerosos, el simple estudio de la
mejor que la primera, ya que reduce los problemas que causan las irregu- lista no resulta de mucha utilidad, a menos que únicamente se quiera sepa-
laridades superficiales de la pieza que se analiza. rar, por ejemplo, el bronce del latón o del cobre arsenical, o bien cuando un
La técnica de XRF es no destructiva, es decir, no requiere separar parte solo elemento sirve para detectar la fuente de origen de la arcilla en una cerá-
del objeto para análisis, y los rayos se aplican directamente a las partes de mica, porque varíe mucho de unos barreros a otros. En la mayoría de los
la pieza que interesen. No obstante, puede convenir extraer una muestra casos necesitaremos de técnicas más sofisticadas, del tipo estadístico multi-

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variante (véase 4.2), para extraer toda la información interesante de los aná- dición de cazador-recolector (Paleolítico) a la de agricultor-ganadero (Neo-
lisis químicos. litico), en diversos estudios se han visto excepciones a esta regla. Por ejem-
El análisis de componentes principales permite exponer en un diagrama plo, en la transición que se dio en el río Tennessee, de cazadores del perío-
de dos dimensiones la variabilidad que existe en todos los elementos, que do Arcaico Final a los agricultores de la fase Mississippi, el estroncio disminuyó
sin este sistema necesitaría de múltiples comparaciones de los porcentajes casi a la mitad, lo cual se explica por el alto consumo de moluscos durante
tomados en parejas. El análisis de conglomerados (cluster) construye dia- el período Arcaico, y su total ausencia en la época agrícola. Algo parecido
gramas-árbol (dendrogramas) que relacionan cada muestra con las demás se ha detectado en el Mesolítico y Neolítico de Jartum, en el Sudán central:
según una distancia que está en función de las diferencias en el contenido de las poblaciones más antiguas, sin agricultura pero grandes consumidoras de
unas con otras. Ambos sistemas ponen en claro la existencia (o ausencia) de moluscos del río Nilo, tienen más estroncio que las neoliticas y, lo que es más
grupos claros de muestras, que pueden corresponder a fuentes distintas de curioso, el fenómeno de disminución de este elemento continúa durante las
materia prima, artesanos distintos, épocas diferentes, etc. posteriores épocas meroítica y cristiana medieval. Esto se ha intentado expli-
En los últimos años el número de análisis en restos arqueológicos ha car por la gran importancia del pastoreo, y por ende del consumo de carne,
aumentado de forma espectacular, debido sobre todo a la mayor exactitud y la escasa presencia de agricultura estable en la zona hasta épocas relati-
de las técnicas actuales y la profusión cada vez mayor de laboratorios. Los vamente recientes. Otros estudios han utilizado el estroncio para detectar
materiales más analizados son el hueso, las piedras naturales, el cristal, la diferencias de dieta de unos individuos a otros, lo cual puede ser indicativo
cerámica y los metales. En cada uno de ellos existen diferentes problemas y de grupos sociales con distintas posibilidades de acceso a los recursos ali-
los resultados son más o menos prometedores. menticios.
Los análisis de composición de huesos se han efectuado sobre todo con El estudio químico de los útiles en piedra intenta encontrar el lugar de ori-
restos humanos, buscando información sobre la dieta alimenticia y la posi- gen de la materia prima para así obtener información sobre las redes de
ble patología del sujeto en cuestión. El elemento cuya concentración se estu- intercambio y comercio en la Prehistoria. Cuando el material es abundante,
dia más es el estroncio, ya que es abundante en plantas y crustáceos e inver- se puede realizar un análisis petrográfico cortando una fina sección de mate-
tebrados marinos o continentales (como los moluscos), pero escaso en la rial (lámina delgada) que se estudia al microscopio, lo que es más barato y
carne animal. En consecuencia, restos óseos con bajo contenido en estron- sólo relativamente destructivo. Pero si no se quiere perder nada del mate-
cio corresponderán a poblaciones alimentadas con mayor cantidad de pro- rial, o cuando la petrografia no es capaz de distinguir entre diferentes can-
teínas animales (carne), y con mucho estroncio a poblaciones con alimenta- teras, los análisis químicos parecen mejores. Los estudios más recientes se
ción vegetal predominante (o de crustáceos o moluscos). Por otro lado, el han centrado en el origen del sílex, la obsidiana y el azabache.
estroncio (junto con el cinc, calcio y sodio) se conserva bien en los huesos, Las hachas neoliticas de sílex halladas en Gran Bretaña fueron estudiadas
es decir, no es disuelto hacia el exterior o introducido en el resto mientras en cuanto a la composición de siete elementos, y se encontró que práctica-
éste se conserva entenado (contaminación diagenética), como ocurre con mente todas provenían de canteras muy lejanas, la mayoría del sureste de
otros elementos (cobre, bario y plomo), y sus datos son por lo tanto fiables. Inglaterra. La obsidiana del sur de Francia venía por mar desde Cerdeña las
Normalmente se mide su relación con el calcio y se divide por el registrado islas Lipari y Pantellería, mientras que la del centro de Europa provenía de
en los huesos de animales herbívoros del mismo yacimiento (para eliminar Eslovaquia y los Cárpatos. En general, con la obsidiana parece necesario el
la influencia de la variación general de estroncio de unas zonas geográficas a empleo del método de activación neutrónica (NAA) si se quieren distinguir
otras), y el patrón económico-dietético que nos indica se ha subdividido en cua- elementos-traza muy escasos, pero fundamentales para determinar el ori-
tro intervalos que corresponderían a economía pastoril (0-0,4), mixta (0,4-0,6), gen. También el azabache se intercambiaba a largas distancias durante la
agrícola (0,6-0,7) y vegetariana (> 0,7). Otros elementos que indican el con- Edad del Bronce, según se ha comprobado en las islas británicas, donde sólo
sumo vegetal y se miden en los análisis más recientes son bario, magnesio existe un lugar de origen del material, en Yorkshire. Los análisis también han
y vanadio, mientras que el cinc y el cobre son indicadores de una dieta más permitido distinguir el verdadero azabache de materiales parecidos, como
carnívora. algunas variedades de carbón y esquisto.
En los trabajos prácticos existen, con todo, problemas que dificultan las Los estudios sobre cristales han servido sobre todo para identificar los dis-
interpretaciones simplistas. Por ejemplo, aunque de lo anterior se puede tintos colorantes utilizados, así como para evaluar la capacidad tecnológica,
deducir que el contenido de estroncio debió aumentar en el paso de la con- uniformidad de las mezclas, etc., de la industria, desde la antigua Mesopota-

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mia a la Edad Media europea. A la cerámica, por su abundancia e importan- comercializó hasta mediados del siglo xviii d. C. y por tanto, hasta entonces
cia cronológica y artesanal, se han aplicado casi todas las técnicas conocidas, el latón (aleación de cobre y cinc) se conseguía por calentamiento de cobre
algunas recientes como el microscopio electrónico de escáner o la difracción y mena de cinc, lo cual no permitía pasar de concentraciones mayores del
de rayos X, para determinar las temperaturas de cocción alcanzadas y los 28% para el segundo metal. De aquí se deduce que cualquier pieza con mayor
minerales que venían en la arcilla o fueron añadidos por el artesano. La mayo- cantidad de cinc es probablemente de época moderna; de esta forma se pue-
ría de los estudios van en la dirección de descubrir o comprobar grupos de den detectar algunas falsificaciones. Los análisis metalográficos también han
vasijas, fabricadas con el mismo barro, que indiquen su procedencia del mis- servido para comparar los resultados de diferentes métodos de análisis, los
mo alfar, y se han aplicado sobre todo a cerámicas romanas. que antes citamos y otros menos utilizados. En general, se vio que existía un
Un resultado interesante, observado en cerámicas finas de Libia, de pro- sustancial acuerdo entre lo obtenido en todos ellos, aunque la espectrosco-
cedencia griega y romana, es que la clasificación visual de pastas, práctica pia de emisión óptica (OES), método empleado hace tiempo y hoy reem-
habitual de los arqueólogos tras la observación atenta de infinidad de frag- plazado por la de absorción atómica, subestimaba de forma apreciable la
mentos, no siempre se corresponde con diferentes composiciones químicas: cantidad de algunos elementos, como el plomo.
la misma apariencia de la pasta puede corresponder a naturalezas distintas
y por lo tanto tener orígenes diversos Un análisis sobre cerámicas romanas
de Gales sugiere que se ha de determinar en primer lugar la concentración 7.3. Los estudios isotópicos
de hierro, potasio y magnesio, pues son elementos que cumplen a la vez la
condición de asignar correctamente las cerámicas a su alfar de origen y de Nos referimos aquí al estudio de isótopos radiactivos contenidos en mate-
ser mucho menos afectados por la cocción y erosión posterior en el ente- riales arqueológicos, con un objetivo diferente de la datación cronológica,
rramiento que otros elementos (como bario, calcio, manganeso, sodio y tita- aspecto ya visto en el capítulo sexto. Su aplicación se ha dado en tres áreas
nio). Siguiendo con las cerámicas romanas, los análisis han podido distinguir fundamentales: estudio de las dietas alimenticias analizando los isótopos esta-
claramente las variedades siga latas procedentes de diferentes talleres de Ita- bles del carbono en los huesos; de los cambios climáticos del pasado según
lia y Francia (Arezzo, La Graufesenque etc.), lo cual puede ser de gran uti- se reflejaron en la temperatura superficial de los océanos y a través de ella
lidad para determinar el origen de cerámicas encontradas en yacimientos en los isótopos de oxígeno de las conchas marinas; y de la procedencia de
alejados de esos aliares. materias primas en los objetos metálicos, estudiando diversos isótopos, espe-
El análisis químico de la composición de los objetos metálicos no ha ser- cialmente los de plomo. Se apreciará que todos estos temas se han tratado
vido, en general, para determinar con exactitud el origen del metal. Esto se ya antes en este mismo capítulo, las dietas y la procedencia metálica en el
debe a que son demasiadas las alteraciones a las que se somete la materia análisis químico, y el clima en los estudios paleo-ambientales. No obstante,
prima en la producción del objeto. En primer lugar, cuando las menas se refi- la especificidad de la técnica empleada, que la relaciona más bien con el
nan un elemento es deliberadamente separado de los demás, y cada ele- capítulo de cronología absoluta, aconseja agrupar su descripción en un apar-
mento-traza se va a dividir entre la escoria y el metal buscado, en propor- tado diferente.
ciones desconocidas. Además, en las aleaciones se pueden introducir metales Como vimos al tratar el método del carbono-14, la distribución de los dife-
de fuentes distintas, que también alteran los contenidos originales de ele- rentes isótopos presenta grandes diferencias de unos seres vivos a otros. Las
mentos-traza. No obstante, es posible a veces averiguar si los objetos de dife- plantas toman más C-12 que C-13 y C-14 en la fotosíntesis e incluso en los
rentes yacimientos proceden o no de una misma fuente, y varios objetos de tres tipos que existen de ella (fotosíntesis C3, C4 y CAM) se absorben pro-
épocas diferentes nos puede infamar sobre si la fuente o la tecnología cam- porciones diferentes, de forma que las plantas que forman compuestos mole-
biaron a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la metalurgia británica a lo largo culares de tres átomos de carbono, C3 (árboles, la mayoría de los arbustos,
de la Edad del Bronce cambió de la manera siguiente: al principio estuvo trigo, arroz), tienen menos C-13 que las plantas CAM (suculentas, de ambien-
organizada sobre una base regional, mientras que al final la escala era nacio- tes áridos), y éstas menos que las plantas C4 (maíz, mijo, caña de azúcar,
nal, usándose metales que llegaban desde fuentes muy lejanas, incluida la hierbas de zonas calurosas). Estas diferencias se mantienen a lo largo de la
Europa continental. cadena alimenticia, según los vegetales son ingeridos por los animales o el
Otro tipo de información se refiere a los conocimientos y potencial tec- ser humano, aunque se vuelve a producir cierto fraccionamiento en la for-
nológico de cada momento histórico. Por ejemplo, se sabe que el cinc no se mación de las distintas partes de los huesos. De esta manera, es posible ave-

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y

riguar si la dieta de los animales herbívoros estaba compuesta por plantas de los carbonatos a intervalos iguales en la muestra, elaborar curvas de varia-
C3, C4, una mezcla de los dos tipos, etc., mediante el análisis del contenido ción de temperatura a lo largo del tiempo. Así, como los organismos adquie-
en C-13 de sus huesos. Un espectrómetro de masas se encarga de medir la ren menos 0-18 cuando sube la temperatura, se sabe que cada disminución
proporción C-13/C-14 en gas dióxido de carbono, extraído del colágeno del isótopo en dos unidades por mil corresponde a un grado centígrado más
mejor que del carbonato, ya que el primero es afectado menos por la con- de temperatura del agua superficial.
taminación mientras el hueso está enterrado. Los huesos quemados no sir- De esta forma se han observado en detalle, y de manera continua, los
ven para el análisis, ya que el calentamiento provoca un fraccionamiento adi- cambios climáticos durante los últimos dos millones de años a través de su
cional. reflejo en el agua de los mares. No obstante, existen problemas como el
Con los huesos humanos el método es idéntico, pero los problemas son hecho de que el contenido en 0-18 del agua no fue constante, sino que está
mayores porque las mujeres y los hombres solemos tener una dieta mucho también afectado por la temperatura (en sentido contrario, aumentando con
más variada que los animales Esto hace que dietas diferentes resulten en la ésta); o las dificultades que existen para correlacionar episodios climáticos
misma proporción de C-13, al compensarse la acción de unos alimentos con marinos y terrestres, sobre todo a comienzos del Pleistoceno. Las glaciacio-
la de otros. Por ejemplo, no es posible distinguir entre una dieta de plantas nes más antiguas están tan mal fechadas que resulta muy dificil o imposible
C4 y otra de plantas C3 y moluscos marinos, los cuales tienen una propor- determinar a qué estadio, interestadio o interglacial corresponden los perio-
ción grande de C-13. Los estudios sobre huesos humanos sirven más bien, dos filos o calientes medidos en el fondo del mar. Pero, como ya vimos (7.1.1),
por tanto, para determinar cambios de dieta en diferentes grupos, o en el estas fases, llamadas estadios y contados hacia atrás en el tiempo, se emple-
mismo grupo a lo largo del tiempo, más que para saber la composición exac- an cada vez más en la datación del Pleistoceno, sustituyendo al entramado
ta de los alimentos en un momento dado. Por ejemplo, un estudio de los res- tradicional de las glaciaciones: así, ahora mismo estamos en el estadio 1, la
tos de dos grupos cazadores-recolectores de Suráfrica, uno de asentamien- glaciación Würm está compuesta por los estadios 2, 3 y 4, y el interglaciar
to costero y otro del interior, reveló que los dos comían alimentos diferentes Würm-Riss corresponde al estadio 5. (figura 7.7).
(terrestres y marinos el primero, sólo terrestres el segundo) y, como el colá- Otra aplicación del isótopo 0-18 se basa en su proporción en las dife-
geno muestra la dieta mantenida durante unos cinco años (los últimos de la rentes capas de las conchas marinas. Como éstas se van acumulando a lo
vida del individuo), de ello se deduce que ambos asentamientos correspon- largo del tiempo, tendrán más o menos isótopo según lo hayan hecho en
den probablemente a grupos diferentes y no a ocupaciones estacionales del invierno o verano (por la menor o mayor temperatura), y estudiando las de
mismo grupo como los arqueólogos habían supuesto. En Dinamarca se ha
visto que durante el Neolítico se abandonó el consumo de alimentos mari-
nos, muy buscados en el período anterior (Mesolítico) a pesar de que los
asentamientos seguían estando entonces situados a la orilla del mar.
Además del carbono-13, se han utilizado mediciones de otros isótopos
para intentar acercarse a la dieta de los humanos prehistóricos. Por ejemplo,
el isótopo N-15 del nitrógeno, menos frecuente en las legumbres que en otras
plantas y más abundante en los animales terrestres, incluidos los peces de
agua dulce, que en los marinos.
El oxígeno tiene tres isótopos estables, 0-16, 0-17 y 0-18. Este último
sólo está presente en un 0,2%, pero ha resultado de gran utilidad para ela-
borar la historia climática del Cuaternario. Ciertos pequeños crustáceos mari-
nos (foraminifera) cogen carbonato cálcico para formar sus caparazones, y I 1 I I
la proporción de 0-18 que adquieren, su fraccionamiento isotópico, depen- 200 400 600 800 1.000 1.200 1.400
Profundidad bajo el suelo del fondo (cm)
de de la temperatura del agua. Muchos de estos organismos, al morir, des-
cienden al fondo del mar incorporándose a los depósitos que allí se forman, a Figura 7.7. Evolución del contenido en 0-18 en el agua del mar durante los últimos
velocidad prácticamente constante. Por ello las perforaciones de sondeo que 400.000 años, según se mide en los sondeos del fondo marino del Caribe (según Par-
se hacen hoy en estos depósitos permiten, analizando la fracción 0-18/0-16 kes, 1986, figura 6.1).

220 221
un yacimiento se puede saber en qué estación se recolectaron y qué edad
tenían al morir. Así, el análisis de restos de los concheros epipaleoliticos astu-
rienses de Santander, después de comprobar con conchas actuales que el
crecimiento se realiza durante todo el año (condición necesaria para que
el método funcione), mostró que se recogían de septiembre a abril, ninguna
en verano, por lo que en la estación cálida debía existir un tipo de alimenta-
ción diferente o trasladarse el grupo a un lugar diferente. Al contrario que en
el trabajo antes citado de Suráfrica, en este caso el estudio no contradice la
hipótesis de estacionalidad de los asentamientos (verano en el interior, invier-
no en la costa).
La medición de los isótopos estables de plomo ha demostrado su efica-
cia a la hora de encontrar las fuentes de origen para determinados metales,
como plomo, cobre y plata. Esta tarea era prácticamente imposible con los
elementos-traza, que ya vimos que variaban demasiado en la extracción y
durante la fundición del metal, por la adición de distintos componentes. Pero
se ha comprobado que las cantidades de Pb-206, Pb-207 y Pb-208, los cua-
les proceden de la desintegración de varios isótopos de uranio y torio, son
prácticamente constantes a lo ancho de la masa del mineral en origen y se
mantienen igual durante la fundición, siempre que no se añada plomo pro-
cedente de otro lugar distinto. Por todo esto es posible determinar el origen
de materiales de bronce, como se ha hecho por ejemplo con materiales de
Creta y las Cícladas, tras eliminar algunos objetos cuyo fundente (de óxido
de hierro) llevaba mucho plomo, comprobar que no se añadió plomo de otras
fuentes (este elemento no sobrepasaba en ningún caso el 1%) y que los meta-
les de aleación (estaño y arsénico) no lo llevaban. Un resultado extraño de
este estudio es que ningún objeto cretense de los analizados fue hecho con
cobre chipriota.
Otras aplicaciones isotópicas al análisis de procedencias de materias pri-
mas son la medición del contenido de estroncio-88, 86 y 84 en rocas volcá-
nicas, y la de carbono-13 y oxígeno-18 en carbonatos cálcicos. El primer
método ha permitido una afinación mayor en el origen de las obsidianas medi-
terráneas, con resultados más precisos que con el análisis de trazas y el
segundo iguales ventajas para determinar la fuente de los mármoles emplea-
dos en la edad clásica. En ambos casos la muestra requerida es mucho menor
que con los métodos convencionales, lo cual hace que estos nuevos análisis
sean menos destructivos que los anteriores.

222
Parte II

La teoría
8.
La arqueología moderna

Hasta ahora hemos visto cómo son nuestros datos, los que obtiene la arqueo-
logía directamente (capítulos 3 al 5) y los que, cada vez en mayor número, obtie-
nen otras especialidades (capítulos 6y 7). Pero si dedico varios capítulos aparte
a la teoría es por razones prácticas de exposición de los temas, y no porque crea
que aquí comienza un apartado el de la interpretación, distinto del proceso ante-
rior de recuperación de los datos. En estos últimos arios se ha hecho evidente para
muchos, y no sólo en las ciencias humanas que la información empírica está indi-
solublemente unida a la teoría, de manera que no pueden existir datos "puros"
que sean independientes de nuestras concepciones de partida.
Estos cambios están en relación con los que ha habido en la filosofia con-
temporánea, y más concretamente en epistemología y filosofia de la ciencia.
Después de haberse desarrollado unida al positivismo, lo que se vio incluso
reforzado por la influyente escuela del Círculo de Viena (positivismo lógico,
filosofía analítica) durante la primera mitad del siglo xx, la ciencia decidió
estudiarse a sí misma, y lo que descubrió le produjo un cierto susto: no era
tan objetiva y "científica" como pensaba. Como consecuencia de los traba-
jos seminales de Marx sobre la economía y la historia, de Freud sobre la psi-
que humana o de Wittgenstein sobre el lenguaje, fue apareciendo clara la
contingencia de una realidad que hasta entonces era firme e inamovible. Con
relación al mismo proceso científico, Popper primero y luego con mayor efec-
to Kuhn, mostraron que la ciencia sólo alcanzaba verdades relativas y de cor-
ta vida y que la investigación seguía muchas veces un camino bastante tor-
tuoso e incluso aparentemente irracional.
A pesar de estar ya completamente instalados en la época "post" (pos-
positivismo, poskuhnianismo, posmodernismo, etc.), resulta dificil arrancar

225
de nuestra práctica, y de la de muchos otros científicos, las tranquilizadoras ser opuestos pues la realidad se supone estructurada según la razón huma-
aunque dudosas certidumbres del viejo empiricismo, reflejadas en esta afir- na, y eso es precisamente lo que hace posible que el lenguaje y la ciencia
mación de Ramón y Cajal: las teorías pasan, pero los buenos datos perma- puedan representar el mundo de forma exacta. El paradigma posmodemo
necen. Esta postura "teórica" es la causa de una cierta desconfianza hacia ha ido emergiendo a lo largo del siglo xx como un creciente sentimiento de
los planteamientos interpretativos generales, de que éstos muy pocas veces desconfianza hacia la posición central como objeto del saber del ser huma-
aparezcan explícitos en las publicaciones y de que muchos trabajos arque- no (un "invento reciente" que pronto se disolverá "como en los límites del
ológicos sean una recopilación de datos sin apenas conclusiones, como si mar un rostro de arena" dijo Michel Foucault) y hacia la ciencia, no sólo des-
estas últimas pertenecieran al campo de la fantasía y sólo los primeros fue- de el punto de vista epistemológico (la verdad no se descubre sino que se
ran seguros e inamovibles. construye, es decir, es histórica y por tanto contingente) sino también del
Supongamos un fragmento de barro cocido hallado en una excavación. ético ("lo que llamamos verdades son sólo mentiras útiles", dijo el gran crí-
Podemos describirlo como una masa de arcilla cocida de tales dimensiones tico Nietzsche, poniendo todo esto en marcha)
y realizar diversos análisis que nos digan la temperatura de cocción, el por- Dentro de la arqueología "moderna" veremos aquellas corrientes más
centaje de sílice o los elementos químicos de donde podamos deducir que actuales, posteriores a la II Guerra Mundial y que todavía ejercen su influen-
el barro fue traído de tal o cual sitio. Incluso en este nivel descriptivo, esta- cia, para las que se han empleado términos como normativismo, funciona-
remos usando varias teorías (fisico-químicas, de manufactura cerámica, geo- lismo, evolucionismo, Nueva Arqueología, arqueología procesual, neodar-
lógicas, geográficas, etc.), aunque de una clase que nos inspira bastante con- winismo, teorías de nivel medio, teoría de sistemas, etc., aunque muchas de
fianza. Pero probablemente no nos quedaremos satisfechos con esa estas etiquetas no son excluyentes entre sí Dentro de la arqueología "pos-
descripción "segura" y querremos arriesgarnos a decir algo más. Ese ries- moderna" se incluirá el marxismo y el estructuralismo, que, aunque surgi-
go es inherente al discurso de la interpretación, pues está claro que, como dos dentro del paradigma moderno están en la base misma de la visión pos-
se puede deducir de la famosa y críptica frase de Wittgenstein, la exactitud moderna, además de la arqueología posprocesual, contextual, la arqueología
absoluta sólo se alcanza en el silencio. Y, en efecto, para acercarnos al sig- del género y feminista, el multiculturalismo y otros aspectos de las relacio-
nificado de esa masa, y decir que era un trozo de ladrillo y formaba parte de nes entre arqueología y práctica política. En los dos amplios apartados se
un muro de una casa, tumba, muralla, templo, etc., o era parte de una esta- verán primero los fundamentos filosóficos generales, antes de pasar a defi-
tua ritual, votiva, militar, funcional, lúdica, etc., tendremos que "mojarnos" y nir las etiquetas teóricas en antropología y arqueología con sus ejemplos de
escoger entre diversas teorías de corte histórico, sociológico, antropológi- aplicación correspondientes.
co, etnoarqueológico o psicológico.
Pensemos ahora en una fíbula de bronce, un tipo de broche que se utili-
zó durante milenios para sujetar los vestidos sobre el cuerpo y que aparece 8.1. Epistemología
con frecuencia en las excavaciones de épocas protohistórica y antigua. Tal
objeto puede ser interpretado como una combinación de diversos metales La arqueología que surge hacia mediados del siglo xx se inscribió lógi-
por un químico, como un objeto funcional por un estudioso de la vestimenta, camente en la tendencia positivista e inductivista que era la base del pro-
como un objeto de comercio por un arqueólogo difusionista, como un mar- greso de las ciencias occidentales desde el Renacimiento, aunque sólo muy
cador cronológico o "fósil director" por un historicista, como un signo que poco tiempo antes había conseguido imponerse defmitivamente sobre el
transmitía un mensaje sobre la posición social por un estructuralista, como pensamiento religioso de corte medieval. La base de los razonamientos era
un producto fabricado dentro de un sistema socioeconómico concreto por un la inducción: de la observación de varios fenómenos particulares se induce
marxista, etc. un principio general. Por ejemplo, de varios experimentos calentando meta-
Pero no nos asustemos, pues la variedad de opciones, aunque grande y les se puede inducir que éstos aumentan de volumen con el calor. A partir
está bien que lo sea, no es infinita. De hecho, la mayor parte de las cons- de esta ley se deducen consecuencias prácticas, como dejar un espacio libre
trucciones teóricas que hoy se aplican en las ciencias humanas se pueden entre los raíles de una vía férrea.
agrupar pedagógicamente en sólo dos grandes paradigmas: moderno y pos- El problema de la inducción es que, al contrario de la deducción, es incom-
moderno. El paradigma moderno proviene del Renacimiento y la Ilustración patible con la pura lógica, pues es imposible pasar con certeza de lo parti-
y se identifica con el racionalismo y el empiricismo, que no tienen por qué cular a lo general, de la parte al todo, y en cuanto aparezca una excepción

226 1 227
la ley perderá su principal valor, la universalidad. A pesar de esta objeción, Pero la marca que hizo famosa a esta filosofia fue el llamado "método hipo-
todos nos pasamos la vida generalizando, y aunque nos equivoquemos con tético-deductivo", que tuvo una gran influencia en el surgimiento de la Nue-
frecuencia no nos va mal del todo, quizá porque necesitamos del hábito psi- va Arqueología en los años sesenta. El proceso comienza con la formulación
cológico de la repetición para la misma supervivencia, como ya admitió Hume de una determinada hipótesis (el problema es de dónde surge ésta, como
en el siglo XVIII, y porque sin la posibilidad de realizar inferencias a partir de veremos), compuesta por afirmaciones de teoría general (axiomas) de los
unos pocos experimentos no existiría la ciencia, como defendió uno de los que se deducen ciertas consecuencias (teoremas) que describen fenóme-
padres del positivismo moderno, Bertrand Russell. nos observables (descritos en un lenguaje observacional independiente de
Poco después de que Russell publicara, junto con Whitehead, sus Princi- la teoría anterior). Si en la experimentación posterior esos fenómenos se
pia Mathematica (1910-1913) y de que Ludwig Wittgenstein consiguiera que muestran como ciertos, la hipótesis queda confirmada, y lo contrario ocurre
su Tractatus Logico-Philosophicus viera la luz en 1922, y con la influencia de si son falsos. Otro aspecto básico del Positivismo Lógico es que todas las cien-
ambos (aunque el segundo siempre la negó), se crearon en varios países cias comparten los mismos objetivos y métodos (la "unidad de la ciencia"),
europeos las escuelas de filosofía de la ciencia de lo que se conoce como aunque las naturales dominan mejor el campo experimental y por eso las
Positivismo Lógico, el intento más sofisticado hasta ahora de poner los fun- sociales deben imitar sus procedimientos, en especial los matemáticos que
damentos teóricos para el espectacular avance producido hasta entonces en están más próximos a la lógica formal, y olvidar aquellos aspectos que, como
el dominio de la naturaleza por la sociedad humana: Moritz Schlick, Rudolf la subjetividad o la intencionalidad, no son directamente observables y per-
Carnap, Kurt Gódel, Otto Neurath formaron, entre otros, el Círculo de Viena; tenecen por tanto a un campo no científico como es la poesía. Por último, la
en Berlín trabajaron Hans Reichenbach y Carl Hempel, en Polonia Alfred Tars- ciencia es independiente de los valores politicos y morales, pues se ocupa
ki, en Gran Bretaña donde el movimiento se llamó Filosofía Analítica, Alfred de lo que "es" y no de lo que "debería ser".
J. Ayer, etc. Con la llegada del nazismo se produjo una emigración casi masi- Muchos todavía creen que la visión resumida e idealivada que acabamos de
va de los filósofos centroeuropeos a los Estados Unidos, desde cuyas uni- dar corresponde a la ciencia, no sólo a la que históricamente venció a las fuer-
versidades influyeron decisivamente en la primacía de este "neopositivis- zas del oscurantismo religioso medieval e hizo posible el mundo modemo, libre
mo", tanto en las ciencias naturales como en las sociales, durante las décadas y tecnificado, en el que tenemos la suerte de vivir, sino a la única que es posible
de 1950 y 1960. llevar a cabo desde un punto de vista de perfección metodológica, en cualquier
El Positivismo o Empiricismo Lógico buscaba por encima de todo la cer- momento y lugar. Dejando a un lado la primera afirmación histórica, que como
tidumbre en el conocimiento -rechazando por ello terrenos inseguros como mínimo es matizable, a partir de los años cincuenta y sesenta los filósofos comen-
la metafísica, la teología, la ética, e incluso la psicología más especulativa zaron a separarse progresivamente del modelo epistemológico anterior, des-
como la freudiana-, que debe estar basado en la observación de la realidad tacando al comienzo el austríaco, emigrado al Reino Unido, Karl Popper.
fisica (inducción), la cual proporciona unos datos que son independientes de Aunque unido inicialmente al Círculo de Viena, en sus primeras obras de
la teoría y por lo tanto sirven para contrastar la veracidad de ésta, y seguía los arios treinta Popper ya puso en duda sus aspectos inductivistas y positi-
las normas de la lógica formal, que va deduciendo consecuencias particula- vistas más extremados. En primer lugar, no creía que los datos fuesen inde-
res a partir de principios generales y que es única y necesaria para todos los pendientes de la teoría y que se pudieran recoger simplemente observan-
tiempos y lugares. La búsqueda de leyes de obligado cumplimiento, que no do la realidad, pues, sin ninguna teoría de partida, ¿cómo sabríamos lo que
sólo predicen el comportamiento del mundo fisico, sino que lo "explican" (es hay que buscar? El ideal de registrar todos los datos, sin dejarse influir por
decir, no se aspira únicamente a "describir" los fenómenos, sino también a ninguna determinación previa, es imposible de alcanzar (y epistemológica-
la comprensión de sus mecanismos íntimos), se convirtió en un axioma fun- mente absurdo), y nuestra experiencia individual nos recuerda las frecuen-
damental del movimiento (el modelo de la "ley de cobertura" o nomológico- tes ocasiones en que sólo vemos aquello que previamente esperamos ver.
deductivo). Con el paso del tiempo, los positivistas llegaron sin embargo a Esto fue un duro golpe para el inductivismo, pero también para la supuesta
admitir un modelo inductivo-probabilistico, en el que algunas "casi-leyes", firmeza de los datos: si éstos dependen de las teorías, que son falibles, tam-
insuficientemente definidas a partir de un pequeño número de observacio- bién ellos lo son. El siguiente paso, más allá de cambiar inducción por deduc-
nes (sólo llegan a la categoría de "generalizaciones empíricas"), permiten ción, lo que ya habían hecho algunos positivistas lógicos como vimos, era
únicamente predecir una alta probabilidad de que ocurran determinados concluir que las teorías nunca se pueden demostrar defmitivamente, pues
fenómenos. esa conformación necesita de unos datos independientes que no existen.

228 229
No obstante, el ideólogo liberal y feroz anticomunista Sir Karl era prag- cuando ha pasado el tiempo y se han visto sus frutos prácticos, se puede deci-
mático, y no podía dejar de reconocer que las aplicaciones prácticas de la dir con claridad, con lo cual volvemos a estar en las mismas.
ciencia funcionaban en la vida real. Por ello concluyó que las teorías acepta- En la década de los sesenta, toda la seguridad acumulada por el para-
das son las mejores conjeturas que en cada momento se pueden proponer digma moderno empezó a tambalearse (o quizás haya que decir que su pro-
sobre la realidad, aunque siempre susceptibles de ser reemplazadas por grama empezó a "degenerar"), en el campo de la epistemología por la labor
otras de mayor calidad según se va produciendo el progreso científico, en el de Thomas Kuhn y en las ciencias humanas por la influencia de la escuela de
cual sí creía. Este continuo cambio es promovido por la actitud científica Frankfurt, el estructuralismo y algunos de sus continuadores "post" como
honesta, que debe poner a prueba de forma constante todas las teorías, en Foucault y Derrida. Pero antes de pasar esta página veremos cuáles fueron
un intento de refutarlas ("falsarias") encontrando excepciones a las reglas o los logros del modernismo en las ciencias sociales y concretamente en la
deduciendo de ellas consecuencias que no se correspondan con la realidad. arqueología.
De aquí surgió la que es probablemente la más interesante aportación de
Popper: la "falsabilidad" como principio de demarcación entre lo que es cien-
cia y lo que no lo es. Sólo aquellas teorías que se pueden falsar, es decir, que 8.2. Funcionalismo
admiten la existencia de consecuencias empíricas posibles que podrían refu-
tarlas, son científicas (por eso la astrología no lo es, pues las frecuentes excep- Con este nombre se conoce a una forma de argumentar muy común en
ciones a sus predicciones no conmueven en absoluto la fe de sus practican- el paradigma moderno aplicado a las ciencias sociales, y que durante mucho
tes; más discutible es su afirmación de que tampoco lo sean la psicología tiempo sólo ha tenido la oposición de otra gran corriente teórica, el marxis-
freudiana ni el marxismo). mo. La diferencia entre ambas se puede resumir en pocas palabras: mien-
Pero si las teorías no se pueden demostrar, tampoco se pueden refutar tras el marxismo busca sobre todo la contradicción que se oculta en el orden
de forma definitiva y, aunque a Popper se le identifica con la postura con- aparente de las cosas, el funcionalismo observa ese orden como una máqui-
servadora en su idea de la ciencia, sus trabajos habían abierto inevitable- na perfecta que sólo necesita ser desvelada en sus engranajes. Pero la ana-
mente la puerta al relativismo. De hecho, para resolver el problema de la logía más frecuente ha sido con un organismo vivo: así como los diferentes
objetividad de la observación, distinguió entre los datos obtenidos por una órganos están ahí para hacer una cosa determinada en relación con los demás
sola persona y los datos corroborados por varias, que llamó públicos, pero (p. ej., el corazón bombeando sangre con oxígeno y alimentos para las célu-
esto significa que son las comunidades científicas las que deciden por con- las), así en la sociedad sus diferentes partes -instituciones, normas, ro-
vención su validez, y entonces no hay un criterio de verdad aplicable uni- les, etc.- cumplen una función determinada, que las hace indispensables para
versalmente: de aquí a la ruptura de Kuhn hay un solo paso. la supervivencia y "explica" su presencia Esa explicación no es histórica,
Para intentar mantener todavía "el tipo" de las teorías científicas, un dis- pues al funcionalista no le interesa la forma concreta en que surgió tal o cual
cípulo de Popper, Imre Lakatos, propuso su idea de los "programas de inves- institución, sino únicamente aquello para lo que sirve en la actualidad.
tigación" (equivalentes a los paradigmas o metateorías) que guían el traba- Existen en el funcionalismo varias tensiones internas que le acompañan
jo práctico, compuestos por un "núcleo duro" que los científicos escogen por desde que fue conformándose durante el siglo xix hasta hoy, cuando ya goza
una "decisión metodológica" y que defienden al máximo (la falsación conti- de escaso aprecio entre los investigadores aunque, como suele ocurrir con
nua de Popper parece una visión bastante idealizada del comportamiento muchas teorías, forma parte del acerbo intelectual más popular. Defiende la
real de los investigadores) mediante un "cinturón protector" de hipótesis bondad y "necesidad" de las instituciones sociales frente al marxismo que
auxiliares, condiciones iniciales, etc., que están dispuestos a reemplazar más las niega, su "ahistoricidad" e inmanencia también frente al anterior (que es
fácilmente. El mérito respectivo de cada programa se puede medir por su materialismo histórico) y frente al evolucionismo, pues ambos buscan una
capacidad de proponer nuevas líneas de trabajo, descubrir nuevos fenó- causa histórica, y desde el punto de vista epistemológico, al no explicar algo
menos o explicar los ya conocidos, en cuyo caso será "progresivo". Si no por sus orígenes, sino por sus consecuencias, extiende hacia adelante la
ocurre esto, el programa se estancará o convertirá en "degenerativo". Pare- cadena causal con la que opera la ciencia, tendiendo a confundir el efecto
ce que aquí tenemos lo que podría ser un criterio objetivo y general de eva- con la causa.
luación teórica, pero el problema es que normalmente es muy dificil saber Algunos ejemplos nos ayudarán a entenderlo. Cuando Malinowslú estu-
cuál de los programas en conflicto es el más progresivo, y sólo a posteriori, diaba la institución del kula entre los melanesios de las islas Trobriand, tra-

230 231
taba de entender por qué realizaban largos y peligrosos viajes marítimos do se dice que tal costumbre o ritual sirve para mantener el sistema, la hipó-
sólo para intercambiar collares y brazaletes, que luego apenas usaban, tesis es tan general que no se puede someter a un control empírico preciso,
siguiendo un complejo y reglamentado ritual. Pronto descubrió su función, pues está claro que si no sirviera simplemente no existiría, y que otras muchas
para qué servía realmente: mientras los "socios" del kula se trataban con costumbres podrían cumplir la misma función.
grandes aspavientos y elogiaban aquellos inútiles adornos, otros miembros En antropología las interpretaciones funcionalistas estuvieron de moda has-
de ambos grupos, viajeros y locales, intercambiaban materiales más prácti- ta mediados de siglo, en que fueron reemplazadas en parte por el marxismo
cos, como cerámica, contenedores, armas, alimentos, etc. El kula operaba y sobre todo por el estructuralismo. Un ejemplo clásico fue cuando Radcliffe-
pues como una especie de salvoconducto para llegar a pueblos que sin él Brown explicó algunas terminologías del parentesco (como que el padre y
serían extraños y tal vez hostiles. Ahora bien, ¿explica eso la causa de la ins- todos los hermanos del padre se llamaran con el mismo nombre) por moti-
titución? ¿Podría haberse resuelto el problema de otra forma diferente? ¿Sabe- vos económicos al estar todos ellos relacionados por la herencia (patrilineal)
mos cómo se llegó a este sistema, los pasos intermedios, la intervención de respecto del hijo, dando un cambio decisivo frente a la interpretación evolu-
unos y otros agentes de la historia? cionista anterior de Morgan (el mismo término para todos implicaba una eta-
Como ya dejó muy claro Durkheim en su libro sobre el método sociológi- pa histórica anterior en que existía matrimonio entre grupos de hermanas y
co (1895), hay que distinguir función de finalidad o intención personal, pues la hermanos y por tanto cualquiera de ellos podía ser padre biológico del hijo).
primera está establecida con anterioridad a los individuos que están inmersos En el caso de los grupos nilóticos de África oriental, como los Samburu, Nuer
en ella, con independencia de que éstos la acepten o no. También se dio cuen- o Maasai, la prohibición de casarse mientras se permanecía en el estadio de
ta de que función no es lo mismo que causa, pues su coincidencia equivaldría guerrero joven tenía por función el que éstos pudieran dedicarse en exclusi-
a una explicación teleológica, en función de causas finales, de los fenómenos va a la defensa del ganado propio o el robo del ajeno, la prohibición de reci-
sociales. Es decir, el que una institución sirva para algo no implica que haya bir comida de una mujer casada, la protección de la fidelidad de éstas, obli-
sido creada precisamente con esa intención, pues ello exigiría una previsión gadas a casarse con hombres mayores, la organización por linajes, la creación
excepcional por parte de los grupos humanos; por otro lado, vemos cómo de grupos de interés cohesionados para hacer frente a los conflictos, la exo-
muchas instituciones cumplen funciones de las cuales sus actores no son ni gamia de los clanes, el que se produjera una saludable rotación del ganado,
siquiera conscientes, y que muchas cambian de función con cierta frecuencia. dote de la novia, entre los territorios de los diferentes grupos (función tam-
Pero enseguida se comprende que es muy dificil separar ambos con- bién satisfecha por las razias de los guerreros), etc.
ceptos, entre los que existe una relación recíproca: Durkheim hizo ver que Resulta interesante examinar la consideración política cambiante que ha
la existencia del castigo tenía por "causa" los sentimientos fuertemente arrai- recibido el funcionalismo a lo largo del tiempo. Con respecto al primer evo-
gados en la sociedad, y que la "función" del castigo consistía precisamente lucionismo, que veía a los primitivos en un estadio anterior al nuestro, y por
en mantener esos sentimientos con la misma intensidad. En su clásico estu- tanto inferior y llamado a desaparecer, supuso un avance "progresista", pues
dio sobre la religión, el mismo autor proponía que ésta surgió entre los pri- dejaba de lado las comparaciones y descubría la utilidad y racionalidad ocul-
mitivos del sentimiento de efervescencia colectiva de lo "social", como una tas en las extrañas costumbres de los nativos. Pero luego el funcionalismo se
fuerza exterior más grande que el mismo grupo y que paulatinamente se va identificó con el colonialismo, al presentarse ante las autoridades de las metró-
haciendo trascendente. Pero resulta que la función de la religión es precisa- polis que financiaban la investigación de los antropólogos- como la única
-

mente servir de elemento de cohesión para el grupo, que la necesita para forma de conocer, para así dominar mejor, a los administrados de las colo-
evitar la disgregación a que lo llevaría el egoísmo de las intenciones perso- nias. Durante la conflictiva época previa a la descolonización, los datos de los
nales. Por lo tanto, no se trata sólo de que las causas reales sean muchas antropólogos se usaron incluso para favorecer artificialmente a los elemen-
veces inalcanzables para la investigación, sino también de que causa y efec- tos más tradicionales de la sociedad frente a los "modernos", que querían
to se necesitan mutuamente. parecerse a los europeos en todo, incluidas la libertad y la democracia. Si a
Otro problema del funcionalismo proviene de que no define con preci- esto unimos la razón más intrínseca de que el funcionalismo ve al comporta-
sión cuál es el estado que se mantiene o modifica en un sistema social: ¿son miento humano como algo fijo que no varía, entenderemos mejor su carác-
las relaciones sociales como decía Radcliffe-Brown, o el equilibrio con el ter actual de teoría más bien conservadora.
medio ambiente y las necesidades biológicas de los individuos, según Mali- A pesar de ese aspecto contrario a la historia, la influencia del funciona-
nowski? Se trata de aspectos demasiado amplios. Como mostró Nagel, cuan- lismo en una ciencia que estudia el cambio como es la arqueología fue deci-

232 233
siva desde poco antes de la II Guerra Mundial hasta los años sesenta, perio- miento arqueológico, que no era otra cosa que el estudio de toda la infor-
do durante el cual fue perdiendo el favor de los antropólogos. Al promover mación proporcionada por las excavaciones (hasta entonces se desprecia-
el estudio de cada grupo humano en sí mismo, sus componentes internos, es ba una gran parte) para poder reconstruir etnográficarnente la vida de sus
decir, su organización social o sistema de instituciones interdependientes, el ocupantes. Más importante fue, sin embargo, la labor del antropólogo Julian
funcionalismo se alejaba del evolucionismo y del difusionismo, y por eso la Steward, quien desde los años treinta había iniciado en la región del Lago Sala-
arqueología comenzó a ver a las culturas prehistóricas como sistemas fijos do un análisis de las relaciones entre la cultura, representada sobre todo por
en una cierta relación de subordinación con respecto al medio ambiente, en la distribución de los poblados, y el medio ambiente dentro de un espacio geo-
lo que Trigger llamó el "funcionalismo ambiental", y que empujó al desarro- gráfico concreto a lo largo del tiempo: los patrones de asentamiento (settle-
llo de las disciplinas que vimos en el capítulo anterior. ment pattems). Siguiendo este modelo, en los años cincuenta y sesenta, duran-
Trabajos ya clásicos en esa linea fueron los de Gordon Childe durante los te la época de mayor predominio económico norteamericano, se formaron
años treinta, después de abandonar el enfoque histórico-cultural y antes de grandes equipos multidisciplinares que trabajaron en zonas muy diversas: Pró-
entrar de lleno en su última época marxista. Así, tenemos la idea que él popu- ximo Oriente (dirigido por Robert Braidwood), Tehuacán en México (Richard
larizó (en realidad tomada del norteamericano Pumpelly, que había excava- MacNeish) y el valle de Vira en Perú (Gordon Willey). Estos proyectos, aun-
do sitios neolíticos en el Turkestán ruso a inicios del siglo pef) sobre el origen que algunos fueran anteriores a su supuesto nacimiento, ya forman parte de la
del Neolítico como una respuesta a la concentración demográfica produci- Nueva Arqueología, y más concretamente del apartado que se llamó Arqueo-
da junto a los puntos de agua durante una pretendida desecación general a logía Espacial, y que veremos más adelante (figuras 8.2, 8.4 y 8.5).
inicios del Holoceno ("teoría del oasis"), o la explicación de la difusión del
bronce por la presencia de especialistas itinerantes liberados de las obliga-
ciones tribales de parentesco, lo que habría sido la principal causa del final 8.3. Evolucionismo
de la autosuficiencia económica del Neolítico.
En los cuarenta y cincuenta se publicaron las principales aportaciones del Si bien la idea de la evolución es más antigua, fue con Charles Darwin y
prehistoriador británico Grahame Clark, iniciador de un "funcionalismo eco- la publicación de El origen de las especies en 1859 cuando se instituyó como
lógico" que entendía las culturas como sistemas adaptativos cuya función era uno de los grandes paradigmas de la modernidad (llegando hasta hoy mis-
asegurar la supervivencia de la sociedad bajo determinados condicionantes mo y resistiendo bien los últimos ataques "post"). Aunque en esa época no
ecológicos. A él se debe la primera utilización arqueológica del concepto de se conocían todavía los mecanismos de la herencia y se creía en la herencia
estacionalidad, que aplicó en la excavación, publicada en 1954, del yaci- de los caracteres adquiridos durante la vida de cada individuo (idea ante-
miento mesolítico de Star Carr, donde zoólogos y botánicos mostraron que riormente propuesta por el francés Jean-Baptiste Lamarck• de ahí la deno-
había sido ocupado durante varios inviernos por un pequeño grupo de caza- minación de "lamarquismo" para la teoría que todavía algunos defienden),
dores de ciervos que pasaban el resto del año en otra parte. También fue el Darwin propuso el principio fundamental del mecanismo evolutivo: la selec-
primero en aplicar los conceptos biológicos de ecosistema y de equilibrio ción natural. De todas las crías que nacen de una pareja de individuos, aque-
homeostático, del que se deducía que el cambio social se debía a un "dese- llas que presenten una variación más favorable frente al medio ambiente del
quilibrio temporal" provocado por causas ambientales, demográficas, tec- momento tenderán a vivir durante más tiempo, por lo que podrán tener mayor
nológicas o culturales, y quien realizó una de las primera aplicaciones etno- descendencia y así transmitir esos caracteres favorables a más individuos,
arqueológicas modernas, al comparar la distribución de hachas neolíticas hasta que al cabo de un cierto tiempo todos los miembros de una especie
inglesas con el sistema actual de intercambio ceremonial de instrumentos presenten esos caracteres de manera uniforme. Entonces se producirá un
similares en Nueva Guinea. Todos estos principios formaron pocos años des- cambio ambiental que los convertirá en desfavorables, siendo ahora otros
pués la base de la Nueva Arqueología, de cuya versión británica fue parte caracteres los más adaptativos, y el proceso comenzará de nuevo.
esencial la escuela "paleoeconómica" dirigida por un alumno de Clark, Eric Esa mezcla de dura realidad, empirismo e idea de progreso que definía
Higgs. al primer darwinismo cautivó a las mentes más preclaras de finales del siglo xa
En los Estados Unidos la fundación del funcionalismo arqueológico se atri- y comienzos del xx. En la década de 1930 varios biólogos (Dobzhansky, Mayr,
buye a Walter Taylor, que publicó en 1948 una obra de gran influencia Huxley) combinaron la selección natural de Darwin con el mecanismo de la
(A Study of Archaeology) donde proponía el "enfoque conjuntivo" del yaci- herencia genética descubierto por Mendel y el de las mutaciones observa-

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do por De Vries para formar lo que se ha llamado Teoría Sintética de la Evo- ca" ha llevado recientemente a que se excluya la evolución de los programas
lución o Neodarwinismo. La combinación de los genes dominantes y recesi- de las escuelas públicas en el estado norteamericano de Kansas.
vos de los progenitores explica la variación en la descendencia y las muta- Por otro lado, también existe un influyente movimiento de "fundamenta-
ciones, la aparición de caracteres nuevos a lo largo de la evolución. Un lismo darwinista" en medios académicos, representado por la sociobiologla
elemento esencial de la teoría es la aleatoriedad del sentido de la evolución: de Edward O. Wilson y otros, las teorías del "gen egoísta" de Richard Daw-
no existe dirección definida ni programa previo que la explique, únicamen- ldns, esa especie de reencarnación del viejo darwinismo social que es la "psi-
te la cambiante combinación del medio ambiente y de las especies que com- cología evolucionista", etc. Todas ellas explican los aspectos fundamentales
piten en cada momento. del comportamiento animal, humano incluido, por una irresistible tendencia
No obstante su enorme prestigio, el neodarwinismo presentaba algunos de los individuos a preservar y propagar a la descendencia el mayor núme-
problemas, como que de la actividad de la selección natural a lo largo de ro posible de los propios genes ("éxito reproductor"). Estos últimos son, en
millones de arios deberían resultar individuos muy parecidos o idénticos al definitiva, quienes gobiernan la evolución (los "replicadores" de Dawldns),
tipo ideal (holotipo), el más adaptado, y el proceso debería ser uniformizan- pues ellos son eternos y pasan de generación en generación sin morir nun-
te, tendiendo a desaparecer los más débiles. Pero esto no es así, y ocurre ca, mientras que nosotros desaparecemos periódica e inevitablemente. En
precisamente lo contrario: las condiciones de la vida y los factores selecti- un auténtico aluvión de publicaciones durante los últimos años, estos darwi-
vos imponen la variedad. Cuando en una población existen dos alelos (genes nistas de la última hornada han intentado demostrar que toda la complica-
diferentes para un mismo carácter fisico), el original y la mutación, la selec- ción de la vida humana, el egoísmo y el altruismo, la hipocresía y el autoen-
ción no escoge entre ellos uno solo sino que conserva los dos, lo cual lleva gaño, la humildad y la soberbia, la complejidad social o la monogamia, se
a que en el nivel de las poblaciones (no en los individuos, que pueden ser deben en el fondo a la influencia de esos diminutos corpúsculos.
muy homogéneos a veces) se da un poliformismo genético (con implicacio- La explicación del altruismo es sin duda la tarea más dificil, pues se trata
nes sociales muy claras: son las sociedades variables, abiertas, mestizas, las de un comportamiento que aparentemente perjudica a quienes lo siguen, en
mejor adaptadas; el darwinismo social del siglo xix estaba equivocado, lo beneficio de otros miembros del grupo o de la especie, y que no sólo exis-
mismo que el racismo "científico" resultante, y no sólo por razones morales te entre los humanos, sino también en algunos animales. Por ejemplo indi-
o humanitarias). En 1968, el geneticista japonés Motoo Kimura propuso su viduos de ciertas especies emiten un sonido para alertar de la presencia de
teoría neutralista de la evolución: en el nivel molecular (ADN) la mayoría de depredadores, lo cual protege a los demás pero atrae precisamente hacia
las mutaciones son "neutrales", es decir, no tienen influencia ninguna en la ellos el peligro; en otros casos los individuos "altruistas" evitan tener más crías
adaptación y selección natural, aunque se guarden para el futuro como si cuando el alimento es insuficiente. El neodarwinismo propone que ese com-
existiese una especia de previsión (un "por si acaso"); esta neutralidad, que portamiento individual también busca el éxito reproductor, pues los indivi-
produce una acumulación de mutaciones a una velocidad fija, es la base de duos beneficiados tienen un porcentaje de genes idénticos a los de los sacri-
los "relojes moleculares" que se aplican hoy para medir la cronología evo- ficados. No obstante, hay un serio problema, pues si se acepta que el
lutiva. El descubrimiento de Kimura es fundamental también porque mues- comportamiento está determinado genéticamente, los genes del altruismo,
tra un mecanismo evolutivo que no tiene nada que ver con la selección natu- al suponer una grave desventaja para sus portadores, según la teoría clási-
ral de Darwin. ca habrían desaparecido hace tiempo en favor de los más egoístas. Una expli-
La oposición al darwinismo también ha venido de una cierta revitalización cación alternativa es la que dan los partidarios de la teoría "jerárquica" de
del lamarquismo, es decir, la creencia en que el desarrollo y la actividad de la evolución, también conocida como "macroevolucionismo" (Gould, Eldred-
los organismos durante la vida (fenotipo) tiene alguna influencia en los genes ge, Vrba), una especie de "alto darwinismo" que defiende que la evolución
que se transmiten a la descendencia (genotipo), en lo que se llama herencia actúa al mismo tiempo sobre diversos niveles que se relacionan de forma
epigenética. Esto contradice el paradigma clásico, que sostiene que la infor- muy compleja (no sólo sobre los genes o los individuos, sino también sobre
mación sigue una única dirección, de adentro hacia fuera (del genotipo al feno- las especies en su conjunto), lo que además implica épocas de cambio muy
tipo) y nunca al revés. Otro tipo de crítica ha sido la promovida desde los círcu- rápido seguidas por etapas estables ("puntuacionismo").
los religiosos tradicionales que siguen defendiendo la idea de creación divina A la hora de aplicar todo esto al comportamiento humano, las posiciones
expuesta en la Biblia como única verdad (creacionismo); aunque parezca teóricas varían en gran medida, provocando un complicado panorama que
increíble a fines del siglo xx, el del triunfo de la ciencia, esta actitud "prelógi- va desde los escasos adherentes al programa sociobiológico puro de deter-

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minación genética de los rasgos culturales, hasta aquelloS que admiten que otro y no hablar, y luego imitar su conducta una vez descubierta, es decir,
el comportamiento es aprendido socialmente durante la vida de los indivi- hacer siempre lo mismo que el otro, lo que explicaría que evolutivamente se
duos, pero que luego son sus variantes más adaptativas las que son selec- hubiese seleccionado el comportamiento cooperativo.
cionadas para perdurar (socioecología, seleccionismo cultural). En ambos Ya vimos en el capítulo segundo cómo el evolucionismo fue el primer para-
casos es fundamental la selección natural como mecanismo principal de cam- digma auténtico de la arqueología, y su posición dominante durante gran parte
bio, bien en forma idéntica a la biológica para los primeros, o bien sólo "aná- del siglo xrx Ésa no fue sólo la época de Darwin, sino que también eran evolu-
loga" entre los segundos. También sigue siendo esencial la ausencia de direc- cionistas Herbert Spencer, defensor de una idea de evolución social como un
ción, aunque lógicamente ha resultado dificil negar que en muchas ocasiones aumento de la complejidad en el camino que iba desde el salvajismo de los pri-
los cambios han sido provocados por la acción de grupos o personas con- mitivos a la moralmente superior civilización occidental, y Karl Marx y Friedrich
cretas, clarividentes y activas, en un mecanismo que recuerda al antiguo Engels, fundadores del marxismo clásico que también veían la historia huma-
lamarquismo biológico que antes vimos. na como una serie de pasos sucesivos e inevitables. Cuando se produjo una
En el campo de la antropología, la aplicación del evolucionismo lleva a reaparición de las teorías evolutivas en antropología y arqueología a media-
buscar los mecanismos que aseguran la supervivencia (también el mínimo dos del siglo n, se admitió que el modelo no tenía por qué ser tan simple, pudien-
riesgo, o el máximo de energía, de información, etc.) de los grupos huma- do existir una "vuelta atrás" en ocasiones hacia situaciones de menor compleji-
nos actuales. Ello provoca un escenario en donde todo el mundo se pasa la dad, como en el caso del final de la civilización maya en Centroamérica o de la
vida calculando la mejor manera de comer y reproducirse (en tanto que "acto- rica cultura de los indios Pueblo en el sudoeste de los Estados Unidos.
res racionales"), algo que se parece demasiado al modelo de la economía Pero las nuevas propuestas seguían siendo fuertemente unilineales, a
de mercado contemporánea como para que no nos resulte sospechoso de pesar de sus protestas en el sentido de admitir una cierta multilinealidad. Ello
actualiqmo. Muchos también piensan que al presuponer una mentalidad pare- se debe posiblemente al atractivo que tienen los modelos simples sobre los
cida a la capitalista en todas las épocas y culturas, convertimos a ésta en uni- complicados. Así, el sistema de evolución de Elman Service (la serie pro-
versal y así la justificamos, al transformarla de un producto histórico recien- gresiva de sociedades tipo banda, tribu, jefatura y estado) o, en menor medi-
te y por lo tanto contingente en algo "natural" y eterno. Por otro lado la propia da, el de Morton Fried (sociedad igualitaria, de rangos, estratificada y esta-
experiencia personal nos dice que todavía hoy nos movemos por una gran tal), han tenido un enorme éxito entre los arqueólogos de las últimas décadas.
variedad de motivaciones, entre las que destaca, pero sin ser la única, la del Se trataba de clasificar cada cultura arqueológica en una de esas categorías
máximo beneficio. (bandas en el Paleolítico, tribus en el Neolítico, etc.) y de encontrar cuáles
Un ejemplo típico es la teoría del forrajeo óptimo, que después de demos- eran las manifestaciones materiales de cada estadio evolutivo (p. ej., las jefa-
trar su valor predictivo de la conducta animal se aplicó a los grupos de caza- turas se distinguen por la jerarquía de los asentamientos, existencia de cen-
dores-recolectores. En esencia es una variante de las leyes de la microeco- tros religiosos, el intercambio redistributivo, etc.). Pero reducir toda la varie-
nomía y calcula cuál será el orden de preferencia de diversos tipos de alimento dad de las instituciones sociales humanas a un reducido elenco de cuatro
en función de su potencial calórico y el tiempo necesario para encontrarlo y tipos ha provocado cada vez más rechazo en la comunidad arqueológica, al
procesarlo para hacerlo comestible. Como era de esperar, en varios casos igual que la obligatoriedad de que todas las sociedades hayan de pasar por
se comprobó que los cazadores seguían casi exactamente ese mismo orden esos estadios de forma independiente, cuando se ha comprobado en múlti-
en sus correrías a la búsqueda de comida aunque no conocieran los com- ples ocasiones la influencia del contacto y la difusión sobre el cambio social.
plicados cálculos de los antropólogos, demostrando así su "racionalidad" y Una postura evolucionista más pura y cercana al darwinismo, aunque sin
capacidad adaptativa. Otro ejemplo más simpático explica la evolución del caer en los excesos de la sociobiología, ha sido la de Robert Dunnell. En su
comportamiento social mediante el modelo o metáfora del "dilema del pri- opinión, han de rechazarse todos los modelos que impliquen una dirección
sionero", en el que dos cómplices de un crimen son interrogados por la poli- de progreso en la evolución cultural, pues ésta es, como la biológica, ciega
cía en habitaciones separadas, y cada uno debe decidir qué hacer sin saber y oportunista, resolviendo en cada momento los problemas sin nunca "pen-
lo que hace el otro. Permanecer callado sólo es rentable si ambos lo hacen, sar en el mañana"; ni siquiera la idea de ir de lo simple a lo complejo es acep-
mientras que si uno confiesa el otro debe hacer lo mismo para no salir gra- tada. Al igual que ocurre con las mutaciones, los rasgos culturales surgen por
vemente perjudicado. Un programa de simulación informática demostró que azar y no son una "respuesta" a las condiciones sociales o medioambienta-
a largo plazo la mejor estrategia es comenzar suponiendo la cooperación del les; lo importante es el mecanismo por el que luego se fijan definitivamente.

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Ilf

Por ello se prefiere el término de "selección" frente al de "adaptación" como integrar una población y un territorio más amplios, apareciendo como más
mecanismo de cambio, pues el segundo se ve como inaceptablemente lamar- ventajoso en situaciones de competencia. Ahora bien, ello no debe inter-
quista, implicando una variación "dirigida" por los seres humanos. pretarse como un progreso, pues esto es un juicio de valor a posteriori y car-
Mostrando sin duda las afinidades biológicas de este seleccionismo, Dun- gado de subjetividad (p. ej., es muy probable que la mayoría de la pobla-
nell comparó los rasgos decorativos de los artefactos (el "estilo"), que no ción viva peor después del cambio).
cumplen ninguna función práctica, con las mutaciones neutrales de Kimura La crítica cultural del darwinismo lo ha tenido realmente dificil, por el enor-
que antes vimos, sin valor selectivo actual, mientras que los rasgos funcio- me éxito de este paradigma capaz de explicar acontecimientos fundamen-
nales se comportan como las mutaciones activas que intervienen en la ade- tales de la realidad a largo plazo. Pero precisamente es a esto último a lo que
cuación darwinista de las poblaciones donde ocurren. Como consecuencia, se han agarrado los críticos: la evolución nos dice lo que pasa en una esca-
la decoración tenderá a aparecer de forma aleatoria, mientras que los cam- la de millones de años, cuando los seres vivos en comparación apenas vivi-
bios funcionales estarán gobernados por la selección natural y por ello mos- mos unos segundos. En frase de Tim Ingold, el darwinismo "explica la evo-
trarán una variación cronológica "más ordenada". Por su parte, David Rin- lución pero poniendo la vida entre paréntesis"; al situar en los programas
dos, que explicó el origen de la agricultura como una coevolución selectiva genéticos la causa última de los organismos (filogenia), se olvida de la cau-
de grupos humanos y plantas acompañantes que se beneficiaron mutuamente, sa próxima, la que transforma el genotipo en fenotipo durante su existencia
propuso que la selección natural actúa sobre los rasgos culturales específi- (ontogenia, epigénesis). También nuestra propia experiencia nos indica más
cos (porcentajes de tipos de artefactos, de plantas y animales en la dieta, etc.) bien que el número de posibilidades que existen a lo largo de la vida es tan
a lo largo del tiempo. Esta analogía biológica fue llevada aún más lejos por elevado que pensar que lo fundamental ya viene marcado por los genes es
Ben Cullen con su teoría del "virus cultural": los rasgos del comportamiento un absurdo. La vida es una creación individual en mayor medida que, como
son como organismos, como virus que compiten por la supervivencia en decía Monod, la revelación de algo escondido desde la profundidad de los
nuestro rico medio ambiente, que consiste en ser escogidos por los huma- tiempos. Al concentrarse en procesos de tan largo plazo, el darwinismo está
nos (que pasarnos de "seleccionados" a "seleccionadores"). Incluso las ideas suponiendo que los organismos están prescritos con antelación a su entrada
del cerebro humano son como poblaciones parásitas, apoyadas fisicamente en el sistema vital de relaciones, lo que supone atribuir propiedades mági-
en las estructuras neuronales, que luchan por conseguir nuestro favor. cas al ADN ("el organismo no es más que la manera en que el ADN fabrica
Aunque funciona aceptablemente bien para explicar comportamientos más ADN", decía el sociobiólogo E. O. Wilson), y la falacia central de su argu-
básicos (p. ej., la alimentación o la vivienda) en condiciones tecnológicas más mento es suponer que la forma precede a los procesos que la originan.
bien simples, el evolucionismo experimenta graves problemas al tratar un
tema tan importante como el surgimiento de la complejidad social. Aquí todos
han tenido, en mayor o menor grado, que aceptar una cierta direccionalidad 8.4. La Nueva Arqueología (NA) o arqueología procesual
(variación dirigida) o conducción por parte de individuos activos (big men,
jefes, soldados, reyes, etc.) de un proceso que, además, muestra una rapi- Las tendencias teóricas que acabamos de ver confluyeron a comienzos
dez cronológica nada consecuente con la gradualidad y lentitud inherentes de los años sesenta en un movimiento o escuela arqueológica, primero nor-
al mismo concepto de evolución. Estos "puntos de despegue" recuerdan al teamericana y luego en gran parte mundial, que pronto fue llamada con el
puntuacionismo biológico, y lo mismo ocurre con las ideas de un "cambio nombre que le había dado Joseph Caldwell en un artículo de 1959 ("La nue-
de nivel" evolutivo, que pasa del individuo al grupo (autoorganización) y se va arqueología americana"), donde ya se definían sus principales caracte-
parece mucho a las tesis macroevolucionistas antes citadas. También hay rísticas. Aunque su deuda con trabajos anteriores era significativa, el apela-
que explicar las sorprendentes similitudes que presenta la organización social tivo de "nuevo" (antes utilizado en otras áreas, como el Nuevo Criticismo
de pueblos muy alejados en el espacio y el tiempo, como si en la evolución Literario o la Nueva Geografía), la identificación con un grupo de arqueólo-
social existiesen caminos prefijados que también recuerdan los diseños bási- gos jóvenes y su postura de fuerte contestación y rechazo a la arqueología
cos (bauplan) observados en la biológica por los macroevolucionistas. Según tradicional le proporcionaron casi inmediatamente un enorme atractivo, que
esto, categorías como "jefatura" (organización política centralizada sin estar se reforzó todavía más por venir de un país en la cima de su prestigio mun-
internamente especializada) o "estado" (centralizada y a la vez especializa- dial y adscribirse a un paradigma (el cientifismo del positivismo lógico) enton-
da) podrían ser diseños básicos sociopolíticos. El segundo sistema permite ces también en su punto más álgido.

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Los años anteriores a su eclosión, y sobre todo en la arqueología euro- no consigue ocultar su conservadurismo teórico. En la prehistoria española,
pea, se había llegado a una situación sin salida, en la que se acumulaban can- baste con recordar cómo en tres de sus apartados más importantes, que ade-
tidades ingentes de datos procedentes de un número cada vez mayor de más corresponden a temas cuya visión general fue completamente renova-
excavaciones, sin que se produjeran los cambios teóricos pertinentes que da por la NA, Megalitismo, Campaniforme y Colonizaciones, las argumenta-
permitieran asimilar toda esa información. El concepto más sofisticado enton- ciones todavía más frecuentes hacen referencia sobre todo a la cronología.
ces era el de "cultura arqueológica", un conjunto de artefactos que aparecían Si tuviéramos que resumir en un solo punto la principal aportación de la
juntos en los yacimientos de una época y región concretas, considerados NA, éste sería el paso de la descripción de los fenómenos (qué pasó, cuán-
todos ellos al mismo nivel, y que debían corresponder a una antigua "tribu" do) a su explicación (por qué pasó). Ello también suponía dejar de buscar
o entidad social similar, sin que preocupara demasiado cómo se producía particularidades (culturas, artefactos y fechas nuevos) y concentrarse en las
tal identidad. Esos artefactos eran expresiones de normas culturales, ideas generalidades de las sociedades prehistóricas, lo que a su vez implicaba un
compartidas por todos los miembros de la sociedad prehistórica y que cons- acercamiento mayor a la teoría, que entonces no era otra que el positivismo
tituían la "cultura" en su conjunto (de aquí la denominación ocasional de "nor- lógico en el apartado de la epistemología, y en el más cercano de la antro-
mativismo" para esta tendencia). pología el evolucionismo, de nuevo emergente tras el largo paréntesis his-
Para el historicismo cultural o difusionismo, como también fue llamado, toricista, y el funcionalismo, recién instalado en los Estados Unidos tras su
esas ideas surgen y se expanden por medio de tres mecanismos básicos: etapa de auge en la universidad y administración colonial británicas.
invención, difusión y migración. La difusión consiste en la transmisión de una Del positivismo lógico se tomó sobre todo el método hipotético-deducti-
idea desde una cultura a otra, y en la migración la idea se desplaza al mover- vo, defendido para las ciencias naturales por Karl Hempel. Se trataba de acer-
se sus propios portadores. El siguiente principio fundamental es que las inven- carse a los datos (excavaciones, prospecciones) con una hipótesis que había
ciones se han dado pocas veces, concentradas en activos centros culturales; que confirmar o refutar. Esto era lo que se llamó trabajo arqueológico "orien-
de allí han ido expandiéndose como las ondas sobre el agua hasta solapar- tado a un problema". Se había acabado aquello de ir "a ver qué hay" en una
se con las que llegan de otros centros. También existe una relación directa región o un yacimiento. La formación teórica y empírica de los arqueólogos
entre la distancia y el tiempo necesario para la transmisión de la idea; por debía proporcionarles las propuestas antes del trabajo de campo. En la línea
eso cuanto más lejos de su lugar de origen encontremos un cierto rasgo, típicamente positivista, se creía que las hipótesis tenían un origen indepen-
mayor lapso temporal habrá transcurrido desde su salida. diente de los datos, y por tanto podían ser evaluadas por ellos sin problema,
Por lo tanto, la explicación de los rasgos de una cultura consiste en deter- extrayendo deducciones lógicas de las hipótesis y viendo si los datos esta-
minar cuál de los anteriores mecanismos es su responsable. Algunas senci- ban de acuerdo con ellas o no. A pesar de sus problemas, este compromiso
llas reglas son de gran ayuda: el lugar donde un rasgo tiene una cronología inicial con la teoría, evitando la indefinición típica de los trabajos anteriores,
más antigua es el centro de invención; cuanto más sencillo es un rasgo, más es algo que ha resistido las posteriores críticas a la NA y que hoy se ve como
probabilidades tiene de haber sido inventado en varias o muchas ocasiones, un avance irrenunciable desde cualquiera de las posiciones actuales.
y a la inversa, a mayor elaboración, mayor necesidad de buscar algún ori- El modelo de las ciencias naturales llevó a que muchos plantearan esas
gen exterior y único, etc. Durante la época de mayor auge del difusionismo, hipótesis en forma cuantitativa, recordando aquella máxima que aplicaban
éste se mostraba en su más cruda versión como simple migracionismo o los sociólogos de la Universidad de Chicago: "Si no puedes medir, tu cono-
invasionismo. Según este enfoque teórico, bastaba la presencia de algunos cimiento es escaso e insatisfactorio". De aquí vino una verdadera eclosión
rasgos parecidos para postular el desplazamiento a ese lugar del pueblo que de aplicaciones estadísticas en arqueología, aunque muchas de ellas se dedi-
los poseía también en otras zonas, cercanas o lejanas caran a objetivos que venían de la época historicista, como la taxonomía auto-
La Nueva Arqueología intentó acabar de un plumazo con todo esto, aun- mática para obtener tipologías de artefactos más objetivas y fiables (véase
que nuestra experiencia nos dice que su éxito en esta tarea no fue comple- 4.2). Pero el modelo general de la NA era cuantitativo en un sentido más pro-
to y todavía se sigue investigando en arqueología y prehistoria desde una fundo, al incorporar la teoría general de ternasque la sociología había dise-
perspectiva difusionista. Esto se puede apreciar, por ejemplo, en la impor- ñado poco antes como forma de ampliar el estrecho funcionalismo antropo-
tancia desmesurada que aún se concede a los problemas de cronología, dedi- lógico al aplicarlo a las complejas sociedades industriales. De origen biológico
cándoseles apasionadas discusiones y numerosas publicaciones, a veces con y cibemético, y desarrollada por sociólogos del prestigio de Talcott Parsons
un pretendido tinte "moderno" (utilizando la calibración del carbono-14) que o Merton, la teoría sistémica intentaba superar el problema lógico del fun-

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cionalismo (la confusión del efecto y la causa) mediante el esquema de la En la práctica se aspiraba a cuantificar el comportamiento de cada uno
realimentación (feedback), que coloca al resultado del efecto al principio, de esos subsistemas, y luego comparar esas variables entre sí buscando
antes de la causa inicial, pasando así de un proceso lineal a otro circular cuyo algún modelo matemático de covariación. Eso es lo que los primeros nue-
comienzo puede estar en cualquiera de los tres estadios; un proceso que no vos arqueólogos llamaban "explicar" los procesos culturales. Al igual que
tiene principio ni fin definidos, sino que se realimenta de forma continua. los fisicos pueden medir variables como la presión o el volumen de un gas,
En la figura 8.1 se resume gráficamente esta visión sistémica de la cultu- por ejemplo, así se querían establecer "definiciones operativas" de las varia-
ra, tal como fue propuesta por David Clarke. Todos los componentes, tanto bles culturales, obtenidas por consenso entre arqueólogos y antropólogos,
los del sistema sociocultural (dividido en los subsistemas material, econó- de forma que fueran "medidas" de manera igual o aproximada por todos,
mico, social psicológico y religioso) como los del sistema medioambiental como en el caso de las variables fisicas. Luego vendrían las comparaciones
(repartido entre geología, clima, fauna y flora), se conectan entre sí y pro- para descubrir "leyes del comportamiento humano" lo más generales posi-
ducen un resultado concreto en cada momento (S 0) mediante "coacciones" ble, parecidas a las de la fisica (p. ej., a temperatura y masa constantes el
culturales (líneas discontinuas) e "interacciones" con el medio ambiente (líneas volumen y la presión de un gas son inversamente proporcionales, y si uno
continuas). El modelo es como un mecanismo móvil que funciona, en pala- aumenta la otra disminuye).
bras de Clarke, cuando "todos los componentes oscilan aleatoriamente Esas variables eran una parte de lo que Binford llamó "teoría de alcance
siguiendo trayectorias de cursos interrelacionados". medio" (middle range theory), que debería servir para dar el salto desde los


restos arqueológicos, observados en el presente y estáticos, a los compor-
tamientos humanos que los provocaron, dinámicos y realizados en el pasa-
do. El estudio de la transición que se dio entre el comportamiento dinámico,
que Schiffer llamó contexto "sistémico", y los restos estáticos o contexto arqueo-
lógico, es decir, de los procesos de formación del depósito arqueológico
(véase 3.1), forma una parte esencial hasta llegar incluso a confundirse ambos
conceptos, de la teoría de alcance medio. También la etrioarqueología, como
estudio de la relación entre comportamiento y cultura material, ha sido la
Subsistema principal fuente de defmiciones operativas e hipótesis contrastables en ese
O
Subsistema
económico ' religioso
mismo campo.
Subsetema
Veamos una de las hipótesis típicas de Binford, aquella que dice que, a
igualdad de las demás variables (como antes decíamos: a temperatura y
FLORA
Prgt masa constantes), la dependencia de los grupos cazadores-recolectores con
respecto al alimento almacenado aumentará según disminuya la diversidad
de la base alimentaria disponible, en medios ambientes con estación de cre-
cimiento vegetal inferior a un año (es decir, fuera de las áreas tropicales).
Subsistema Subsistema de la
social cultura material Antes de contrastar esta hipótesis, debemos contar con definiciones opera-
tivas de las variables implicadas, a saber la dependencia del almacenaje y
la diversidad alimentaria, pues si no fuera así la hipótesis no sería falsable
y por lo tanto tampoco científica, según el principio de demarcación poppe-
riano que antes vimos. Conseguir una buena definición es a veces tan dificil
como comprobar las mismas hipótesis, y tal vez por ello muchas veces se
confundieron ambas partes del proceso. La base alimentaria puede ser esti-
mada a través de los datos botánicos y faunísticos del área implicada, actua-
les o arqueológicos, pues la hipótesis puede ser comprobada en el presen-
Tiempo
te o el pasado, mientras que al almacenaje es preciso acceder de forma más
Figura 8.1. La visión sistémica de la cultura por David L. Clarke (1984, figura 23). indirecta, sobre todo cuando se parte de los restos arqueológicos. Por ejem-

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plo, y de mayor a menor seguridad, viendo si existen silos o recintos de alma- otros investigadores, con ellas se puede uno hacer una idea de la demogra-
cenaje en los yacimientos, o se han encontrado restos de grandes vasijas o fia de épocas prehistóricas, que se puede contrastar con otros métodos asi-
de otros contenedores hechos de materiales perecederos, o tenemos infor- mismo procedentes de observaciones actuales. Pues también debió de exis-
mación sobre la ocupación del yacimiento durante todo el año (en caso de tir una cierta relación entre las personas que ocupaban un cierto medio y su
grupos móviles es más dificil guardar el alimento), o incluso si el grupo prac- "capacidad sustentadora", es decir, el potencial alimenticio de ese territo-
tica una economía que usa habitualmente el almacenamiento (lo que sólo rio, medido en producción agrícola, cinegética, etc. Por último, la compro-
demuestra que fue posible). bación casi definitiva es posible cuando se ha excavado la necrópolis com-
Binford comprobó la hipótesis con datos actuales y del pasado más recien- pleta de un asentamiento, pues se supone que allí está entenada toda la gente
te, analizando la información etnográfica de los atlas recopilados por el antro- que vivía en él (o casi toda, pues muchos pueblos entierran a los niños peque-
pólogo George Murdock (datos de 31 grupos cazadores), y estimando la ños bajo sus mismas viviendas). Suponiendo una esperanza de vida media
diversidad alimentaria en función de la temperatura efectiva de la zona. Por similar a las sociedades preindustriales conocidas (en tomo a los 30 años;
el mismo método observó también una fuerte correlación entre la variabili- este dato también se puede calcular a partir de los mismos restos humanos)
dad térmica de las diferentes estaciones del año y la movilidad logística de y con una idea aproximada del tiempo que duró el uso del cementerio, es
los grupos, es decir, a mayor diferencia de temperaturas los grupos son más posible acercarse de forma aceptable a la población media del poblado.
nómadas (datos de 168 grupos). Éstos son dos buenos ejemplos de leyes o La misma forma de las casas es un indicador de la movilidad de un gru-
generalizaciones "trans-culturales" (cross cultural) etnoarqueológicas, que
- po humano, pues existe correlación entre las viviendas circulares y el noma-
se pueden por tanto aplicar a diferentes culturas y en diferentes épocas, a dismo por ejemplo de los cazadores y los pastores, así como entre las cua-
las que tan aficionados son los representantes de la Nueva Arqueología. Tales dradas y un mayor sedentarismo, en general ligado a la agricultura. Más
enunciados se pueden tomar bien como verdades ya establecidas y usar- incierta, a pesar de su atractivo, es la "ley" que asocia casas grandes con sis-
los en la interpretación de los restos arqueológicos, o bien como hipótesis temas de parentesco matrilocales (las mujeres casadas son a menudo her-
contrastables con los mismos datos. manas y prefieren seguir viviendo juntas) y casas pequeñas con sistemas
Una lista muy resumida de estas leyes puede empezar por las bien cono- patrilocales (donde las mujeres proceden de sitios diferentes), estando la
cidas que atribuyen diferentes actividades a cada uno de los sexos: caza separación estadística situada en tomo a los 50-55 m 2 . Un curioso ejemplo
mayor, pastoreo de ganado mayor, pesca, minería y metalurgia, carpintería de posible confirmación etnohistórica de este principio es la isla canaria de
y construcción de viviendas, trabajo de la piedra y el hueso, cerámica nor- la Gomera, donde los cronistas españoles registraron una organización matri-
malizada a tomo, etc., a los varones, y recolección de alimento y combusti- local anterior a la conquista y los arqueólogos han excavado hace poco yaci-
ble vegetal, ordeñado, hilado, preparación de alimento y bebidas, cerámi- mientos, como la Era de los Antiguos en Tazo, con algunas cabañas grandes
ca doméstica a mano, etc., a las mujeres. Simplemente, se trata de que en las de tipo colectivo.
sociedades tradicionales actuales existe una clara tendencia estadística a que Aunque también se aplica al estudio de economías de cazadores y pas-
esas actividades sean específicas de uno de los sexos, aunque siempre exis- tores, el análisis de captación del yacimiento (site catchment analysis), más
ten excepciones y por supuesto que desconocemos si esas relaciones han propiamente llamado análisis territorial del yacimiento o análisis de captación
existido desde siempre. Las consecuencias arqueológicas de estas genera- económica, ha sido especialmente útil en la interpretación de las economías
lizaciones son claras, en especial para los estudios del género y feministas agrícolas prehistóricas (figura 8.2). Partiendo de observaciones etnográficas
que luego veremos: las zonas de un poblado con restos de cocina alfarería y geográficas actuales, el método pretende evaluar la potencialidad econó-
a mano o hilado serán las femeninas, la zona de talla lítica en una cueva será mica del territorio de explotación que rodea un yacimiento arqueológico, defi-
la de los hombres, el arte rupestre paleolítico, que representa casi exclusi- nido operativamente como el área que está a menos de una hora de camino
vamente grandes animales de caza, debió de ser obra de los varones de la a pie desde el sitio (5 km en suelo llano), para pueblos agricultores, y a menos
banda, etc. de dos horas para los cazadores (10 lan). El valor del territorio se mide usual-
También fueron de interés los estudios que relacionaban la extensión en mente por el porcentaje de suelos y vegetación aptos para la explotación
área de un asentamiento y la cantidad de gente que vivía 2111, posibilitando económica (arables, pastos, bosque, etc.), y mediante la contrastación de
la llamada arqueología demográfica. Desde la simple regla de Naroll (10 m 2 este dato con la información del yacimiento (tecnología, demografía, etc.),
poresna)htlmáxcsfóruaeponil star así como la comparación de los territorios de varios yacimientos, surgen inte-

246 247
resantes conclusiones sobre la orientación económica del sitio, su posible pedazado de caza), y religión chamánica. La tribu suele tener una economía
estacionalidad o trashumancia ganadera, acumulación de recursos en cier- ya productora (agricultura, pastoreo, correspondientes al Neolítico) y un tama-
tos "lugares centrales" de función política cuyo territorio no hubiera basta- ño mayor del grupo una división interna en grupos afines (linajes de descen-
do por sí mismo para alimentar a sus ocupantes, etc. dencia común, grupos de edad asociaciones voluntarias), jefes ocasionales
basados en el prestigio (big men), asentamientos estables con un modelo dis-
perso de casas aisladas o bien agrupado en poblados, y religión más com-
pleja (culto a los ancestros, jefes religiosos, cementerios, santuarios). En lajefa-
tura, que en Europa corresponde a las edades del Bronce y el Hierro, la
sociedad es más amplia y presenta una organización más rígida basada en el
parentesco, con una gradación jerárquica de los linajes según su proximidad
a un ancestro fundador y un jefe fijo perteneciente al linaje con mayor presti-
gio, que puede ejercer la coerción sobre los miembros inferiores y que a
menudo acumula excedentes alimentarios o manufacturas especializadas para
su redistribución posterior dentro del grupo de parentesco, y un modelo de
asentamientos también jerarquizado con un centro mayor, usualmente de tipo
ritual y residencia del jefe. Por último, el estado aparece ligado normalmente
a la escritura en el comienzo de la Historia, y cuenta con una población mayor,
instituciones políticas centralizadas, especialización económica (ya no sólo de
artesanías sino también de productos alimenticios), comercio, monopolio de
la fuerza coercitiva sobre los súbditos por la elite (rey, aristocracia, clero), y
estructura jerárquica basada en la clase social.
Otro de los apartados decisivos de la teoría de alcance medio ha sido el
análisis de los restos funerarios, la conocida como "arqueología de la muer-
te". En uno de sus artículos programáticos, Binford analizó los ritos de cuarenta
sociedades actuales, encontrando que la mayoría simbolizaba en el enterra-
miento y con respecto a cada difunto en particular la afiliación de parentesco,
la posición social y el sexo, y en menor proporción la edad (todo lo anterior
forma la "persona social"), la causa y el lugar de la muerte. También registró
Figura 8.2. Territorio de explotación del yacimiento protohistórico de Cortes de Nava- una relación entre la complejidad social (que midió indirectamente a través
rra y porcentaje de los diferentes tipos de aprovechamiento agrícola actual de los del método de subsistencia) y el número de características simbolizadas en la
suelos (según Ruiz Zapatero, G. y Fernández Martínez, V. M., 1985. Cortes de Nava- tumba, siendo los agricultores fijos quienes más atributos tenían en cuenta, y
rra: un modelo económico de la I Edad del Hierro en el noreste de la Península Ibé- los cazadores-recolectores y pastores quienes menos. Para distinguir la com-
rica. XVII Congreso Nacional de Arqueología, Zaragoza: 371 392).
-
plejidad social a partir de los enterramientos se usan los artefactos del ajuar
(tecnológicos en las sociedades igualitarias, simbólicos de tipo exclusivo en
las estratificadas, véase figura 8.3), la herencia de los símbolos de status en los
También se propusieron reglas para detectar arqueológicamente el "esta- grupos complejos, la asociación entre la existencia de grupos corporativos de
dio" social de los grupos prehistóricos, según el esquema evolutivo de los cua- descendencia común que reclaman el derecho a algún tipo de recurso eco-
tro tipos propuesto por Service y que vimos en el apartado anterior. La banda nómico crucial y la existencia de áreas de disposición formal de los difuntos,
corresponde a grupos con economía cazadora-recolectora, es decir, paleoli- es decir, de cementerios (trabajos de A. Saxe), o la relación entre la cantidad
ticos en términos de arqueología prehistórica, de pequeño tamaño, exógamos de energía o trabajo empleados en el acto del enterramiento (que incide en la
y de parentesco bilateral o patrilocal, sin jefes formales ni diferencias econó- interrupción de los trabajos habituales y es directamente cuantificable por el
micas, con asentamientos temporales especializados (campamento, taller des- análisis de la tumba) y el rango social del difunto.

249
248
pretación que hizo David Lewis-Willians del arte rupestre de los cazadores-
9 9 recolectores surafricanos (San, todavía activos a finales del siglo pasado),
60 como imágenes alucinatorias de chamanes en estado de trance por efecto
CEME Go
del baile repetitivo o de productos psicotrópicos. Los animales pintados no
ao.
1 50 son lo que parecen sino los mismos chamanes que han adquirido el "poder"
••• y se han transformado por efecto de su "viaje" extracorpóreo. Aunque duran-
1 40 te unos años existió una resistencia a traspasar esta teoría a tipos de arte
rupestre más antiguos, el hecho de que otros pueblos, en situaciones cultu-
1 30 • 1 rales y geográficas muy distintas (p. ej., algunos nativos de Norte y Suramé-
Cada rectángulo represen- rica), también siguieran el mismo modelo (lo que "refuerza" la verosimilitud
ta una tumba, no se mues-
tran todos los ajuares 20 1 1 ••••••••
■ ■•■•
de la analogía), ha llevado a que una mayoría de los investigadores hayan
15 aceptado finalmente la interpretación chamánica para las hermosas figuras
10 anirnalisticas que pintaron los cazadores paleolíticos de la región franco-can-
5 tábrica europea.
II II o Una visión también general y alternativa a la anterior del arte rupestre, y
Ninos Edad Niños que se ha aplicado asimismo a formas artísticas más humildes, como la deco-
(no sexados) al morir (no sexados) ración de la cerámica o los adornos corporales, es la que ve al arte como un
MIRA TISZAPOLGAR-BASATANYA sistema de información que transmite mensajes importantes para la super-
Bandkeramik Período II (Bodrogkeresztúr) vivencia individual o del grupo. Los animales pintados en las cuevas habrí-
an servido para transmitir datos sobre su presencia en épocas de grandes
Clave de los símbolos:
Brazalete de cobre fluctuaciones en los efectivos de las manadas salvajes, lo que supondría una
Hacha de piedra 1 Lezna de cobre grave amenaza para la continuidad de la fuente alimentaria La decoración y
Adomo de Spondylus 1 Aguja de cobre los adornos servirían para afirmar la identidad de un determinado grupo y la
i Hacha de enmangue tubular
Puñal de cobre
i Lezna de hueso pertenencia al mismo, facilitando las relaciones sociales con otros grupos al
hacerlas más reguladas y predecibles. Como señaló Wobst, una deducción
— Cuentas de collar de calcita
de esta hipótesis es que el comportamiento "estilístico" será tanto más inten-
Figura 8.3. Los cementerios como "mapas" sociales: asociación de tipos de ajuar y so cuanto más complejas y amplias sean las redes sociales en las que parti-
sexo y edad de los difuntos en Nitra (Neolítico Final de Eslovaquia) y Tiszapolgár-Basa- cipan los individuos, lo que parece cumplirse a lo largo de la Prehistoria, des-
tanya (Calcolítico de Hungría). En el primero hay sólo dos tipos principales de ajuar de su aparente inexistencia durante el Paleolítico, cuando los contactos con
(hachas y adornos de concha) concentrados en las tumbas de los hombres mayores; extraños debían de ser muy raros, hasta las edades de los Metales, en que
en el segundo, más variedad, distribuida en una minoría sin relación con la edad y el adquirió una enorme importancia. Wobst también demostró, en su influyen-
sexo. La situación neolítica parece más igualitaria, pues el único privilegio advertido te trabajo sobre las ropas y en especial sobre los visibles y representativos
seria el de los mayores al controlar los bienes de prestigio de las dotes matrimonia- sombreros de las comunidades multiétnicas de los Balcanes, que los men-
les y con ello el acceso a las mujeres. En el Calcolítico existe mayor desigualdad, y las sajes van siempre dirigidos a un grupo receptor distinto del propio, ya que
tumbas con ajuar serian las de los miembros del linaje de mayor prestigio. Se puede éste no necesita la información, pero que debe ser cercano geográfica y cul-
rastrear un cambio desde una situación de tribu igualitaria, a otra ya con big men cer- turalmente, pues de otro modo sería incapaz de descodificarlos.
cana a la jefatura (según A. G. Sherratt en Renfrew y Shennan, 1982, figura 2.7) . Relacionada con lo anterior está la interpretación funcionalista de la reli-
gión como estructurador social que antes vimos, y que se ha aplicado en
muchas situaciones arqueológicas. Por ejemplo, Bar-Yosef señaló la coinci-
Incluso en el tratamiento de aspectos tan elusivos como el arte, los arqueó- dencia durante el Natufiense palestino del surgimiento del arte, en forma de
logos ligados a la corriente procesual han tendido también a buscar aproxi- pequeñas figuras de animales, y de un aumento de la presión demográfica,
maciones de tipo general. El ejemplo más significativo proviene de la inter- visible en un mayor número de asentamientos, cada vez más estables, la

250 251
abundancia de tumbas infantiles, etc., y que finalmente llevaría al tránsito a tribución de los megalitos en la parte central y bien visible de los posibles
la economía de producción en la zona (Neolítico precerámico). El arte esta- territorios, siempre compuestos por tierras cultivables (figura 8.4), que apa-
ría pues relacionado con algún tipo de religión o ideología común que ser- rentemente contuvieran los cadáveres de todos los individuos de los peque-
viría para reforzar la cohesión social intensificando el ritual y la parafernalia ños grupos, sin ninguna distinción visible entre ellos, y durasen largo tiem-
asociada, en momentos dificiles cuya causa última no sería otra que el cam- po, todo ello pareció una "prueba" de la hipótesis arriba expresada.
bio ecológico (concentración en las zonas costeras por la mayor aridez de
las regiones interiores). Para el Egipto predinástico, Hassan construyó un
relato procesual de gran coherencia interna, ligando el aumento de la pro-
ducción agrícola y el almacenaje subsiguiente (se conocen abundantes silos)
a la existencia de jefes redistributivos (deducida de algunas tumbas con ajua-
res excepcionales) que se encargarían de asegurar la producción de exce-
dentes para luego intercambiarlos con otros grupos (compensando unos con
otros los años de "vacas flacas"). El aumento de la actividad simbólica (tum-
bas con pinturas, estatuillas femeninas, profusa decoración en cerámicas y
otros útiles, etc.) debió de acompañar y servir para justificar el poder de los
jefes, muy pronto ligado ya al mundo religioso funerario, y cuando se pro-
dujo un gran descenso del caudal del Nilo y muchos grupos no pudieron
pagar sus deudas de intercambio, la guerra sirvió para dirimir éstas y pro-
vocó la centralización que enseguida llevaría al gran poder faraónico (la agre-
gación comenzó con la conquista de Nagada por Hieralcónpolis, región esta Figura 8.4. Distribu-
última la más desfavorecida por el estiaje). ción de los túmulos
megalíticos de la
En el análisis sociológico de las sociedades prehistóricas europeas des-
isla de Arran (Esco-
de esta nueva perspectiva, quizá nadie como el británico Colin Renfrew ha cia), con indicación
tenido tanta influencia en los trabajos realizados durante las tres últimas déca- de los posibles
das Su interpretación de los megalitos, las tumbas colectivas de gran tama- territorios corres-
ño que construyeron las sociedades de la fachada atlántica europea desde pondientes a cada
los comienzos del período neolítico, supuso un hito en la consolidación de la túmulo por medio
visión funcionalista en arqueología. Previamente, las fechas radiocarbónicas de polígonos de
ya habían desmontado la vieja teoría que veía a los megalitos como toscas Thiessen, el puntea-
imitaciones "bárbaras" de las grandes tumbas griegas de la Edad del Bron- do señala la tierra
ce, al mostrar que eran más antiguos, pero quedaba entonces explicar su actualmente cultiva-
origen autóctono. Utilizando los principios etnoarqueológicos de Binford antes ble (según Renfrew,
vistos (necrópolis como imagen fiel de la sociedad) y Saxe (necrópolis como C., 1981, The Mega-
prueba del derecho del grupo a utilizar un recurso económico vital), junto lithic Monuments of
con información sobre otros megalitos usados como marcadores territoria- Western Europe.
les por algunos pueblos actuales, Renfrew construyó el modelo procesual: Thames and Hud-
ante la presión demográfica originada con la llegada de los primeros agri- 6 son, Londres, p. 13).
cultores a la región atlántica (donde ya no se podía "ir más allá"), las socie-
dades "segmentarias" (pequeños grupos independientes entre sí) constru-
yeron las grandes tumbas (tal vez copiando a quienes primero tuvieron la Otro trabajo muy influyente de Renfrew se ocupaba del origen de la com-
brillante idea, muy probablemente en Bretaña) como una respuesta adapta- plejidad social a comienzos de la Edad del Bronce en el Egeo. Basado en la teo-
tiva que contribuyera a su éxito en la competencia con grupos rivales. La dis- ría de sistemas que antes resumimos (figura 8.1), veía a la sociedad como un

252 1 253
mecanismo cuya situación normal es el equilibrio homeostático (similar al alcan-
zado por los organismos en la situación óptima para la supervivencia, por ejem-
plo la temperatura constante del cuerpo humano) entre sí y con el medio ambien-
te exterior. Pero si lo habitual es una situación estática, es necesario explicar
cómo se produce lo contrario, es decir el cambio, en este caso hacia condicio-
nes sociales distintas a las iniciales (de tribu a jefatura). Para ello se recurre a la
realimentación positiva o "efecto multiplicador", que existe cuando los cambios
inducidos por un subsistema en otro estimulan a su vez los cambios originales
del primero. Los dos mecanismos autoamplificados que provocaron el cambio, 9
según Renfrew, fueron el desarrollo de un sistema redistributivo de alimentos
básicos, consecuencia de la explotación agrícola intensiva (figura 8.5), y el sur-
gimiento de una jerarquía de individuos de alto status, basada en la riqueza mate-
rial y la habilidad guerrera, que a su vez fueron consecuencia del desarrollo de
la artesanía metalúrgica y el comercio marítimo.
Pero el mismo Renfrew reconocía que había que elegir ente esas dos opcio-
nes, ente las dos funciones posibles de los "jefes": o bien canalizaban los exce- —4 Cgi
dentes agrícolas (modelo de subsistencia/redistribución), o bien poseían los
11.
nuevos y terribles instrumentos de bronce, así como los adornos personales
hechos con el mismo metal (modelo de especialización artesana/riqueza). Una
°
p
-0....
tercera explicación, de Halstead y O'Shea, proponía un modelo similar al que . • Ar-ts
antes vimos para el predinástico egipcio los jefes habrían controlado un sis- E Más de 40
tema de "almacenaje social" que minimizaba los riesgos de los años de malas
E 30-40
cosechas mediante intercambios de unos grupos con otros, bien en especie o
a través de los "bienes de prestigio" (objetos metálicos), que habrían funcio- ❑ 20-30
'eh
nado como una especie de moneda para situaciones de emergencia. Al igual E 10-20
que se ha propuesto para muchas otras situaciones prehistóricas y actuales, ❑ 0-10
los animales domésticos (aquí las ovejas) habrían sido otra forma de almace-
0 40 80 120 160 km
namiento, no siendo sacrificadas más que cuando fallasen otras fuentes de ali-
mento. En una región de ambientes inestables como es el Egeo, los grupos
situados en las zonas más favorables acabarían actuando casi siempre como Vgura 8.5. Correlación entre la distribución de yacimientos neolíticos y de las tierras
acreedores, lo que les habría finalmente llevado a controlar políticamente a los cultivadas con trigo en la Grecia actual Se aprecia una clara implantación de la pobla-
demás, y así pudieron haber surgido luego las organizaciones palaciegas, c . on neolítica en los suelos más aptos para la agricultura pos porcentajes indican la
como la bien conocida de Cnossos en Creta. cantidad de suelo dedicada al trigo en cada región según Renfrew 1972, figura 15.2).
¿Podemos decidir entre todas esas opciones? ¿Existe alguna forma de fal-
sar esas hipótesis como vimos que pedía Popper? ¿O más bien cada arqueó-
logo se adscribe a priori a una determinada teoría, rígida como los paradig- nio a. C., entre uno de los peores estiajes sufridos por el río Nilo y el origen
mas de Kuhn e intocable como los "núcleos duros" de Lakatos, y trata de del estado faraónico; en las islas escocesas hay correlación entre la situa-
explicar con ella los datos que tiene entre manos? Hemos visto que general- ción de los megalitos, colocados casi de forma equidistante entre sí, y las
mente se busca una cierta confirmación, en forma de correlación de diver- tierras cultivadas (figura 8.4); también la hay entre los yacimientos neolíti-
sas variables. Así, en Palestina se veía la coincidencia cronológica entre una cos y las tierras más fértiles de Grecia (figura 8.5); entre la situación de los
mayor aridez y la presión demográfica durante el Natufiense; para el predi- palacios minoicos y los nudos de comunicación y zonas cultivadas de Cre-
nástico egipcio se apreciaba todavía mejor la coincidencia, a fines del IV mile- ta, etc.

254 255
Pero sabemos que la coincidencia temporal o asociación espacial de dos con un sistema mecánico y homogéneo donde los individuos actúan siem-
fenómenos no implica necesariamente que estén relacionados, y aunque lo pre "como un solo hombre" frente a un medio exterior dado y de cambios
estuvieran, que correlación y explicación no son la misma cosa, pues aqué- impredecibles. ¿Se puede ir realmente más allá o esto es una posibilidad
llos pudieron estar unidos causalmente a través de un tercer fenómeno no sólo teórica, en todos los sentidos de la palabra, inaplicable aquí por la pobre-
conocido o tenido en cuenta. Por otro lado, incluso cuando se sospecha que za de nuestros datos? Enseguida descubriremos que, en la "otra" perspec-
existió una relación entre algún cambio medioambiental y la correspondiente tiva, es esta misma pregunta la que ha dejado de tener sentido.
respuesta cultural, la arqueología procesual suele decir muy poco sobre la
forma concreta en que se produjeron esas transformaciones, las reacciones
que probablemente se dieron, el espacio temporal necesario para su implan-
tación definitiva, etc. A veces ni siquiera la asociación se ve muy claramen-
te, pero la posición teórica de los investigadores, o la inexistencia de una teo-
ría mejor, lleva a adoptarla como explicación. Por ejemplo, el equipo de David
Lubell observó que entre la disminución del número de grandes mamíferos
durante el Epipaleolitico del Magreb y el cambio hacia útiles líticos más peque-
ños, y por tanto mejores para la caza menor, transcurrió un período de unos
mil años (entre 8500 y 7500 b.p.). Ante esta discrepancia cronológica, la cier-
tamente explicable posición de los investigadores es la muy repetida afir-
mación de que la solución del problema "requiere más trabajo de campo y
análisis de laboratorio".
Y en eso estamos. El círculo de la teoría y los datos parece inacabable,
casi eterno si lo miramos desde las limitadas perspectivas de una vida per-
sonal. Pero la fe en los datos no sufre apenas por ese permanente aplaza-
miento de la solución, y los arqueólogos, como otros enamorados de la cien-
cia, volvemos una y otra vez a caer en la ilusión del empirismo: un nuevo
proyecto, prospectar una zona poco conocida, excavar un yacimiento pro-
metedor...
¿Qué por qué no habría de ser así? Pues porque últimamente mucha gen-
te ha puesto el acento en la teoría, por encima y antes que los datos. Porque
si, como ya vimos, no existen datos independientes de la teoría, a lo mejor
haríamos mejor en ver un poco de las nuevas posiciones teóricas, y cuáles
son esos nuevos datos que las acompañan. Tal vez se trate sólo de cambiar,
de la necesidad que tenemos de hacer y ver cosas distintas, aunque ahora
sepamos que no tienen que ser necesariamente mejores; porque las teorías,
al igual que los demás discursos y las metáforas de que están compuestos, se
van gastando con el tiempo y es necesario estar construyendo siempre otras
nuevas.
Por otro lado, también podemos tener la esperanza de que los defectos
que hemos visto en las posiciones funcionalistas y evolucionistas de la arqueo-
logía procesual sean subsanados en las aproximaciones más recientes. A
pesar del gran avance que supuso sobre la pobre explicación difusionista
tradicional, hoy la teoría procesual se nos antoja reduccionista en exceso, al
igualar la complicada sociedad humana, siempre polifacética y conflictiva,

256 I 257
9.
La arqueología posmoderna

9.1. Epistemología, filosofía y sociología del conocimiento

Si los lectores recuerdan bien, al final del apartado equivalente del capí-
tulo anterior nos habíamos quedado "a las puertas" que abrió el historiador
de la ciencia Thomas S. Kuhn. Su decisiva contribución fue mostrar cómo
habían trabajado realmente los científicos a lo largo de la historia (en espe-
cial durante los siglos decisivos de Copérnico, Galileo y Newton), y olvidar-
se de analizar cómo debía ser la ciencia, en una imagen perfecta de la mis-
ma pero inexistente. Es decir, su análisis evitó ser prescriptivo para ser en
cambio descriptivo. Y lo que vio fue a los investigadores siguiendo un mode-
lo general teórico —paradigma— que no se cuestiona ni se hace explícito casi
nunca, y que se expresa y aprende mediante úna práctica experimental que
sirve para resolver "problemas" durante un cierto tiempo de vigencia que
llamó de "ciencia normal". Cuando la solución de algunos problemas se resis-
te, pasan a convenirse en "anomalías" y al aumentar su número se produce
una situación de crisis ("ciencia extraordinaria"). Si en ese momento surge
un paradigma rival que parece resolver esas anomalías, entonces se produ-
cirá una "revolución científica" y pronto acabará imponiéndose sobre el ante-
rior, comenzando otro período de ciencia normal.
Lo anterior no desentona demasiado con las ideas que ya vimos, por ejem-
plo las de Popper, y corresponde con una cierta idea extendida sobre las ideas
kuhnianas que podríamos considerar como su parte más popular y "mode-
rada" Pero Kuhn también dijo que quien decide en cada momento histórico
la forma del paradigma es la comunidad -CiatiffEáTeadecir, el conjuntode
personas que ' criterio absoluto de ver-
.. trabajan en esa especialidad, y no- ningim

259
dad, que las revoluciones y los cambios de uno a otro paradigma se produ- a la moral, a la que igualó en su origen con las psicopatologías, contribuyó
cen por motivos muy variados, en los que la psicología y la sociología tienen más que otras aportaciones, hechas desde campos menos populares como
más que decir que la pura experimentación científica, y que los paradigmas la lingüística o la filosofía, a desbancar al yo y a la razón del puesto de pree-
son inconmensurables; es decir, no son comparables entre sí mediante un cri- minencia del que gozaban desde los tiempos clásicos, y ello a pesar de la
terio exterior que ayude a decidir cuál es el mejor, sino que sólo son evalua- postura, fundamentalmente científica y empirista, del propio Freud.
bles consigo mismos, en función de su lógica interna particular. Pero quienes más empujaron por ese camino fueron lógicamente los filó-
Muchos tardaron en descubrir a ese otro Kuhn "desenfrenado", como sofos y entre ellos hay que destacar en este forzado resumen a dos perso-
diría uno de los más activos enemigos del relativismo poskuhniano, Alan nalidades completamente distintas en su registro humano, pero cuyos reco-
Sokal. Así, al comienzo de la Nueva Arqueología, sus más brillantes defen- rridos filosóficos, también diferentes, coincidieron en la línea que estamos
sores, Binford en Norteamérica y Renfrew en Gran Bretaña, propusieron que apuntando: Ludwig Wittgenstein y Martin Heidegger. Del primero olvidare-
su nueva teoría suponía una "revolución científica" y el comienzo de otra eta- mos su extrañamente heroica vida y su incomprensible escritura, injustos
pa de ciencia "normal", sin caer en la cuenta de que existía una incompati- motivos de su fama, para sintetizar el contenido de su obra póstuma, la que
bilidad profunda entre su realismo positivista y el subjetivismo que anuncia- se llamó su segunda época, aunque muchos exegetas han señalado la fun-
ba la obra de Kuhn. damental continuidad de todo el pensamiento de este judío austríaco emi-
Pero muchos datos de la experiencia personal de cada uno de nosotros grado a Gran Bretaña.
parecen darle la razón. Por ejemplo, que son las comunidades de investiga- Después de haber propuesto que las matemáticas son un invento de la
dores, y en especial el grupo que ocupa los puestos de mayor poder institu- mente cuya esencia no se distingue, por ejemplo, del juego del ajedrez, Witt-
cional, las que marcan étruitlio y la práctica de la investigación concreta es genstein equipara también el lenguaje con los juegos (los famosos "juegos
fácilmente apreciable en lairgneología de nuestro país, donde varias déca- de lenguaje"), viéndolo como un conjunto de reglas ligadas y aprendidas en
das después de que se anunciara globalmente el fin del paradigma difusio- la práctica diaria. De cada palabra, como si fuera una herramienta, sabemos
nista/historicista o comenzaran a utilizarse masivamente los métodos estadís- su significado en la medida que conocemos su uso, es decir, las reglas que
ticos, todavía una mayoría de los trabajos publicados aquí se adscriben lo rigen, cómo se combina con las demás, qué colocación gramatical es
imperturbables al viejo modelo y las aplicaciones estadísticas serias son aún correcta y cuál incorrecta, etc. Es evidente que esas reglas dependen ente-
una rareza. Sin duda existe una relación entre esta divergencia y la postura ramente del contexto social y cultural que las define, por lo que no puede
más bien conservadora de las autoridades académicas, y ello a pesar de la haber lenguajes "privados" ni tampoco ningún lenguaje universal o previo
paradoja que supone que en su mayoría éstas accedieran a sus puestos duran- a la contingencia particular de cada uno de ellos. Se hizo famosa su convin-
te la gran expansión que acompañó a los primeros ensayos procesuales en la cente argumentación al respecto con el ejemplo de las sensaciones y las pala-
arqueología española de los años ochenta. A favor de los otros dos principios bras que las designan, resumida en la frase: "el concepto 'dolor' lo has apren-
kuhnianos, la irracionalidad de la opción de paradigma y la inconmensurabi- dido con el lenguaje". Las consecuencias finales de esta postura fueron
lidad entre ellos, veremos algunos argumentos en las siguientes páginas. expuestas después por otros filósofos (Austin, Davidson, Rorty), si no esta-
Por otro lado, la obra de Kuhn se publicó en un momento (1962) en que ban ya incluidas en los arcanos wittgensteinianos: si el lenguaje es definido,
estaban confluyendo diversas tendencias intelectuales que habían comen- de cualquier manera, por nosotros mismos, su correspondencia directa con
zado a gestarse desde finales del siglo anterior. Muchos colocan el origen una realidad absoluta exterior queda esencialmente debilitada. Como dijo
de todo ello en la terrible crítica, expresada en un lenguaje que todavía hoy Rorlyt "El mundo no habla. Solamente nosotros lo hacemos".
produce escalofríos, que realizó Friedrich Nietzsche de la religión, moral y En Martin Heidegger tenemos un ejemplo extremo de disociación entre
filosofía occidentales, y en su "perspectivismo" epistemológico que defen- ética y entendimiento: el más influyente filósofo del siglo xx fue una persona
día la inevitable ezistencia rie múltiples puntos de vista sobre la realidad. moralmente detestable, como se han encargado de desvelar sus últimos bió-
Poco después, Sigmund Freud hizo ver que el origen de la variedad psico- grafos al profundizar en su conducta durante el periodo nazi y su ocultación
lógica radica en las contingencias de la educación personal, y que, en fiase de la misma tras el fmal del régimen. Aunque no parece ser más que una
de Rorty, tia voz de la conciencia" no es otra cosa que "la yaz interiorizada coincidencia numéricamente insignificante, puede causar inquietud que al
de los padies y la sociedadt Tal vez por la inmediata fama, tanto positiva menos otras dos grandes figuras del movimiento posmoderno, como fueron
como negativa, de que gozó el psicoanálisis, esta privación de universalidad Paul de Man y Paul Feyerabend, hayan tenido también su turbia historia de

260 261
colaboración juvenil con el nazismo, y esto no ha dejado de ser utilizado como Luego se fueron sucediendo los estudios de sociología e historia de la cien-
arma arrojadiza por sus oponentes en nombre de un superior carácter "pro- cia, que han contribuido a sacar a ésta de la torre de marfil incontaminada
gresista" de la modernidad. donde la habían situado las concepciones más idealistas. En su mayoría con-
En sus obras fundamentales de finales de los años veinte, Heidegger reali- sideran que las condiciones sociales externas influyen en la investigación -por
zó todo un proceso de "destrucción" de la metafísica tradicional (que luego ejemplo, en la actualidad financiando unas ciencias más que otras según las
influyó en la "desconstrucción" de Derrida), rebajando al Ser de las alturas a tendencias de moda en cada momento- pero sin afectar a la línea básica interna
su condición histórica, metido en la temporalidad concreta de las vidas huma- de descubrimiento y búsqueda de la verdad, que puede verse retardada o
nas particulares (Dasein). Que la esencia del Ser sea por tanto la finitud, el "ser acelerada, pero nunca totalmente condicionada por aquéllas. Esta posición,
para la muerte", revela la suprema contradicción de que la nada está origina- que algunos han denominado "débil", defiende la tradición más ortodoxa de
riamente contenida dentro del Ser, lo que lleva a cuestionar el poder de la razón la autonomía del conocimiento y supone, según claramente expuso Lakatos,
y negar en última instancia toda la tradición occidental basada en él logos y el que la historia interna del avance de las ciencias no necesita recurrir a nin-
espíritu. Aunque la alternativa que propuso Heicleggereleaa dicotomía, es decir, guna cailrisocfal -ylúniCameritéllás creencias falsas o irracionales necesitan
la búsqueda por cada persona de la áutenticidad de su "comunidad" histórica ser explicadas por la sociológido la Psicología. Es decir, sólo el error nece:
propia, no resulte hoy muy convincente (además de justificar para algunos las sita-explicación, porque la verdad reaplandeCe por sí misma.
relaciones intrínsecas de su pensamiento con el nacionalismo), su profunda crí- Pero poco a poco los diferentes estudios han ido revelando el importan-
tica al carácter erróneo y "platónico" de toda la filosofla anterior (incluso de la te papel de lo social en el desarrollo científico e ideológico en general. Así,
materialista, que invierte el platonismo pero sin escapar de él) ha ejercido una Weber mostró las relaciones entre religión protestante y capitalismo inicial,
profunda influencia en la tradición posmetafisica más actual. Scheler cómo la idea del progreso interminable de la ciencia surge del prin-
Otro camino seguido por esa progresiva deslegitimación de la ciencia cipio de adquisición infinita característico del capitalismo moderno, Forman
clásica occidental que lleva al posmodemismo ha sido la sociología del cono- como, incluso en nuestro siglo, el origen de la mecánica cuántica y su críti-
cimiento, ámbito donde se estudia la base existencial de las formaciones ca de la causalidad fisica tuvo mucho que ver con el ambiente anticientífico
mentales. Se trata de ver cuál es el contexto social que hace posible o que predominante en la Alemania de Weimar, etc. Por otro lado, geógrafos e his-
origina el conocimiento, y aquí se incluye toda la gama de productos cultu- toriadores como Crosby o Blaut argumentaron que la ciencia era 1.111 producto '-
rales y no sólo la propia ciencia. Nombres como Marx, Scheler, Mannhein y cultural europeo de la Edad Moderna, creado para satisfacer las necesida-
Merton destacan en tanto que hitos de la investigación de esas relaciones, derdéeSansión y control del resto del planeta en lo que hoy llamamos colo-
que én las últimas décadas ha desembocado en las conocidas actitudes radi- nialismo-,
„.
cales, de un sociologismo extremo, del "programa fuerte" y el subsiguiente Durante el proceso colonial fueron destruidos o radicalmente transfor-
"constructivismo social". — mados muchos "saberes locales" que cumplian en otros pueblos la misma
Quien primero advirtió claramente las cadenas que ligan los productos función que la ciencia entre nosotros, lo que sin duda supuso una grave pér-
mentales con la base material fue Marx, y ya en uno de sus escritos de juven- dida para la variedad del conocimiento humano. Por ejemplo, en la India se
tud encauzó el problema con una de sus muchas frases memorables: "No es persiguió el hilado artesano para obligar a sus habitantes a adquirir los teji-
la conciencia de los hombres lo que determina su existencia lsinppgt dos importados de Gran Bretaña, se cambió el sistema tradicional de multi-
tracio, su existencia social la que determina su conciencia:". No obstante, la cultivo de subsistencia por otro de monocultivo intensivo que convenía mucho
simplista interpretación de ese principio, que siempre ha contaminado la más a los propietarios ingleses, y se prohibió el sistema antiguo de vacuna
expansión política del marxismo (la superestructura ideológica es un mero contra la viruela, ligado a la religión, forzando a los indios a adoptar la vacu-
reflejo de las relaciones económicas de producción y cada persona tenderá nación europea, sólo ligeramente más eficaz. De forma paralela, otros inves-
a pensar de acuerdo con los intereses de su clase social), en especial por la tigadores desvelaron la riqueza de conocimiento de otras culturas, entre las
influencia de los ideólogos de la Revolución Soviética (Lenin, Bujarin, Time- que destacó la china, con los estudios de Marcel Granel mostrando las espe-
niev), llevó a la tendenciosa conclusión de que todas las ciencias sociales tie- ciales características de su lenguaje (más apto para las imágenes particula-
nen una base clasista y eme únicamente,elmaQnsiño, es decir, la Kféología res que para la abstracción formal) o de su mentalidad (que ve el tiempo cir-
de la clase avanzada revolucionaria", es científico, mientras la sociología cular y cíclico y no recto y lineal como nosotros) y más tarde los trabajos de
"burguesa" sólo busca enmascarar la realidad en beneficio de sus intereses. Joseph Needhan, que demostró cómo a finales de nuestra Edad Media Chi-

262 l 263
na se hallaba en un punto de desarrollo muy similar al europeo, salvo por la físico neoyorquino que llegó al extremo de escribir un falso articulolleno de
ausencia de una cultura mercantil independiente del estado que fue decisi- citas.áaattores,poamnodñnós ó para defender el supuesto potencial
va entre nosotros. En fechas más recientes se han publicado estudios que izquierdista de la teoría de la gravedad cuántica la última y misteriosa moda
defienden que la pretendida superioridad europea sólo se adquirió durante en flsica teóricaTpubTcárrerTiiria de las de la nueva "izquierda cul-
los últimos siglos, y al precio de frustrar el progreso de otras regiones de la tural", Social Text, sin que los editores advirtieran las exageraciones del mis-
Tierra. mo. Los ecos de la intensa polémica que este irregular comportamiento y el
Thomas Merton ha estudiado, entre otras cosas, el comportamiento nacio- engaño subsiguiente provocaron están aún lejos de apagarse.
nalista de los científicos en muchas ocasiones, por ejemplo en los virulentos
arios anteriores a la Gran Guerra, y cómo la realidad de sus actuaciones dia-
rias suele estar muy lejos del ethos que define su ideario teórico (universa- 9.2. Marxismo y arqueología marxista
lismo, comunitarismo, desinterés, escepticismo sistemático, etc.). En los últi-
mos años el movimiento feminista también ha denunciado el carácter sexuado Si bien el marxismo surgió dentro de la corriente racionalista europea
de la ciérfairatal que, al igiiál que nilieStra tradición arfistica y otros producto de la ilustración, su posterior evolución divergente y la importan-
productorétneéfithcbs, es obra casi exclusiva de unos cuantos "hombres te influencia que tuvo en el origen del movimiento posmoderno nos ha lle-
blancos muen,Qa:l. Idead white menpSe han hecho estudios sectoriales que vado a colocar aquí un resumen de sus aportaciones, junto con algunos ejem-
muestran cómo en determinados ámbitos todavía predomina de forma abso- plos de aplicación en antropología y arqueología.
luta la presencia masculina, y se ha hablado incluso de una forma de hacer Marx no necesita presentación. Tampoco es exagerado afirmar que fue uno
ciencia típica de las mujeres, más colaboradora y menos competitiva con sus de los pensadores más influyentes de la historia de la humanidad, tal vez a la
colegas que la de los varones, aunque esta opinión olvida que la ideología altura de Buda, Cristo o Mahoma, junto a quienes a él seguramente no le habría
darwinista imperante en los ámbitos académicos, incluso en aquéllos como gustado estar. Pero también es cierto que, como con los dos últimos profetas
el norteamericano donde el feminismo ha conseguido importantes avances, citados, en su nombre se han cometido tal número de crímenes (a veces de la
ejerce su influencia hegemónica sin distinción de géneros. mane de "teóricos" importantes como Lenin o Mao) que es imposible que el
Todos estos movimientos "post" (poslcuhnianismo, poscolonialismo, mul- prestigio intelectual de sus teorías no haya sido afectado. De forma significa-
liculturalismo, feminismo, etc.) han constituido el llamado "programa fuerte tiva, sin embargo, a los diez años de la caída del muro de Berlín y del final de
en sociología de la ciencia representado inicialmente por la escuela de Edim- la mayoría de los regímenes comunistas, hoy se aprecia una renovación de
burgo (Barnes,131opr) y que luego se ha extendido por las universidades de los estudios marxistas, que por primera vez no temen ser confundidos con los
Estados Unidos, especialmente -én esos departamentos donde se estudia un crueles sátrapas que gobemaron los países del mal llamado "socialismo real".
poco de todo (literatura, psicoanálisis, marxismo, afro-americanismo, histo- Para entender la base del materialismo marxista es conveniente ver cómo
ria de la ciencia, etc.) y que se denominan de "estudios culturales". En ellos en sus orígenes recibió la influencia del pensador idealista por excelencia,
se defiende que las circunstancias sociales no sólo explican el error sino tam- Hegel, y de un ilustre representante de la tradición materialista, Feuerbach.
bién la verdad del avancé cientifico (por ejemplo, desde una posidióleuge- Del primero tomó, aunque rechazando sus componentes metafisicos, las ideas
nésica hcri óonsiderada como siniestramente racista, Francis Galton puso las de la historia como "despliegue" del espíritu y realización personal, de la
bases de la estadística moderna), y que todas nuestras ciencias son cons- alienación como conciencia separada de la realidad y de la dialéctica como
trucciones sociales y Luigliísticas que reflejan la ideología olo -ninarifé y las visión delas cosas en continua contradicción y cambio, de la realidad que
relaciones de poder existentes, y que por lo tanto pueden y deberfáliZZIr- se niega a si misma permanentéMente (la famosa 'triada" hegeliana: tesis,
se desde IS--a perspectiva además de con la visión "interna" de su propia antítesis, síntesis). De Feuerbach tomó precisamente su inversión del punto
lógica. de vista hegeliano, pues ahora lo real no viene de lo divino sino al revés, y
Como era de esperar, este constructivismo social ha despertado furi- Dios no es más que una proyección de las mejores cualidades del hombre,
bundas reacciones entre los científicos físico-naturales, que ven cómo esa de su esencia, hacia el exterior, dejándole limitado e imperfecto, dividido
gente "no especialista" se atreve a opinar e incluso a dar lecciones sobre contra sí mismo (alienado). Sólo ilyMtiendo la perspectiva tradicional, afir-
temas que consideran de su exclusiva competencia. Algunas de las respuestas mando la primacía del mundo material y amando a la huManiciad, puedé eI
más conocidas han sido las de Gross y Levitt o la más famosa de Alan Sokal, hombreréaiperar sus capacidades naturales de nuevo

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Pero el aporte original de Marx sobre lo anterior fue rechazar la postura de las relaciones de producción. Así, el Derecho tendría su origen, o su fun-
filosófica clásica, puramente especulativa, y buscar su aplicación práctica, ción, en la difusión de la propiedad privada y la desintegración de la comu-
uniendo el análisis teórico con la crítica social y "realizando" así efectiva- nidad campesina tradicional; las ideas de libertad e igualdad creadas y difun-
mente la filosofía. Ya en sus famosos escritos de juventud, que no fueron publi- didas por la burguesía europea durante el siglo xix servían en realidad para
cados hasta la década de 1930 y tanta polémica provocaron, se afirma cla- legitimar los contratos que se hacían a unos trabajadores asalariados en fran-
ramente que el estado es una forma alienada de actividad política, que hay ca desventaja frente a los capitalistas, etc. Aquí ya se advierte la connotación
que recházarla,dirliallusória de la religión si se quiere alcanzar la dicha real, negativa, el carácter de algo engañoso que mantendrá el concepto hasta
que, la únicasolución a lo;Problernas S -ódialas. és la révbiudiOn Y'quTnta nuestros días. Pero ya Marx advirtió que las relaciones no eran inequívocas
solo puede venir deja mano del grupo que entonces atravesaba étfl em y que no indos compartían la ideología de su clase, empezando por él mis-
de la industrialización forzada, el proletariado, en el qualylarrCeño -WereT mo y por su colaborador Engels, ambos nacidos en ricas familias. Pero en su
"universal" que antes Hegel había atribuido al estado. Desde 1845, cuando caso no importabá, pues al defender al proletariado ellos hacían justicia a los
Marx tiene 27 años, su labor se concentrará en el estudio de la historia eco- exProtadosTrala-vez secolodáSan junto alOs futuros triunfadores. Peor era
-

nómica y en el activismo político, cumpliendo con 13 famosa frase de sus Tesis el caso deloStibréras engañados por la ideología dominante y partidarios
sobre Feuerbach: "Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de del capitalismo (todavía hoy se dice que "no hay nadie más tonto queun obre-
diversas maneras; lo que importa es cambiarlo", en la que se ha destacado, ro de derechas"), situados en lo que Marx llanióalsa.,..oeirciencia il
más incluso que la primacía de la práctica sobre la teoría, la ausencia de suje- A pesar del desprestigio que luego afectó a ese concepto, por implicar
to en la segunda parte, que para Althusser y otros indica una ruptura funda- la existencia de formas "correctas" de ver las cosas y de otras que no lo son,
mental con toda la filosofia anterior y el paso al Marx maduro, "científico" y junto con una elite intelectual o política (la vanguardia, el partido, etc.) que
politica e ideológicamente eficaz. mareaba la diferencia, la ideología se ve todavía a través del prisma mar-
En el análisis crítico de la economía capitalista que comienza en los Manus- xista. Si en el habla ordinaria se llama "ideológico" a un punto de vista pre-
critos de 1844 y culmina luego en El Capital, Marx expone claramente un ele- concebido, aunque legítimo, que tiende a deformar la realidad en su propio
mento clave de su obra: la esencia de la vida del. hombre es su actividad proa. beneficio, los filósofos marxistas conciben lo ideológico como una distorsión
ductiva material, el trabajo qué fearlaCciii sus propias manas. Todo lo demás, y mistificación de la realidad en interés de un grupo o clase dominante, por
sugretitrattuérurrOtirsiforáaérárrstitels7-6 secundario encuanta a que está ejemplo convirtiendo la realidad social, histórica, y por tanto contingente, en
determinado por aquálla. poi eiltrif6Vie. iiniPorta es que el ser humandlltor una realidad natural, y por ello eterna y necesaria ("naturalización"), de lo
(o vuelva aser,Púéá Marx creía en un comunismo "primitivo") dueño del que se han encargado instituciones como la Iglesia o la historiografia tradi-
producto de sutra,bala. En el sistema capitalista el trabajador se aliena de su cional.
prOpitrprodUcto, que aparece como externo a él y dominándole (el fetichis- Pero no todos piensan así, y Lenin o Althusser hablaron de una ideología
mo de las mercancías), e incluso el propio trabajador en persona sufre la socialista, es decir, la propia teoría marxista, que no sufriría de los defectos
misma suerte al convertirse "en una mercancía tanto más barata cuanto más de la anterior pues sería una ideología "en estado práctico", base de la lla-
mercancías produce". La interpretación materialista de la historia es la expo- mada conciencia de clase y para el segundo elevada a la categoría absolu-
sición de ese proceso continuo de división del trabajo que implica el aumen- ta de "ciencia". Claro que resulta dificil aceptar que la ideología burguesa
to de la propiedad privada y de la consiguiente alienación (que también afec- sea un producto histórico y engañoso mientras que la materialista aparezca
ta al capitalista, pues éste "carga su placer a los costes del capital"). como una roca verdadera y destinada a durar para siempre. Casi parece
De todo el rico y bien conocido vocabulario que el marxismo introdujo que el marxismo corriera el peligro de caer precisamente en la misma pos-
en las ciencias sociales, con conceptos como clase social, formación social, tura metafísica y trascendental que se propuso criticar. Inspirado por el mar-
modo de producción, relaciones o condiciones de producción, fuerzas pro- xismo pero lejos de su dogmatismo, Michel Foucault huguiparado a la ideo-
ductivas, base y superestructura, contradicciones internas, etc., no vamos a logía con un discurso de poder wereppilay.P.ene. ---frahastalasámblitinifas
citar aquí con alguna extensión más que un término sobre el que se discute íntimos dela vidá humanajyu dando decisivamente a construir los signifi-
todavía sin cesar, incluso en el terreno arqueológico: el de ideología. cados que constituyen al propio sujeto. La coiíSécfel-clifjáraaTeres que todo
Para Marx, la ideología es el conjunto de ideas que la clase dominante es ideológico" (luego tátábién "politico" o "interesado"), posición típica de
produce para legitimar su dominio, y como tal es una consecuencia directa los radicales pasmo-den-roa cilla si bien ha servido a algunos movimientos

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de reforma como el feminismo o el multiculturalismo, fue acusado por los mujeres y aparearse indistintamente. Morgan encontró un ejemplo real de
izquierdistas clásicos de tratar con el mismo rasero a todos los poderes, lo ese estadio en la sociedad hawaiana, donde grupos de hermanos se casa-
cual evidentemente beneficia a los más fuertes, olvidando quién es "el ver- ban con grupos de hermanas, y además allí también existía contradicción
dadero enemigo". entre las verdaderas relaciones de familjty la terminología de parentesco,
Por último, la lingüística no ha dejado de contribuir al debate sobre la ideo- pues se llamaba "padre" a todos los miembros rriaseuligiNijianinarria
logía. Así, algunos autores como Eagleton han visto elementos comunes entre generación y madre" a lodos láífernelitiiós..Esiaba Claro que esa termino-
ese ámbito y el de las creaciones artísticas: al igual que éstas, las ideologías logía clasificadora, la más sencilla que se conoce, indicaba un estadio toda-
no son falsables, y no podemos decir de ellas si son verdad o mentira. Pasa vía más antiguo del que hoy no queda más huella que la lingüística, y en el
como con las afirmaciones prescriptivas o l 'performativas" (como por ejem- que todos los varones tenían relaciones con todas las mujeres de la misma
"pjau, py.„1") que tampoco-a•ue • • • scuttretzt -lag- generación, y lógicamente aún debió existir un estadio anterior, el más pri-
"denotativas" ("está lloviendo"); éstas "dicen" algo mientras que aquéllas lo mitivo, de promiscuidad total sin ningún tipo de traba para el incesto.
"hacen es bien, para Denys Turner la esencia misma de la idead -P.-J.:in- A lo largo de todos esos estadios anteriores a la monogamia, los hijos sólo
siste en ser una "contradicción performativa", en decir algo distinto a lo que sabían con seguridad quién era su madre, luego por pura lógica el sistema de
hace, como cuando la clase media predica la libertad universal desde una parentesco debió de ser siempre matrilineal. Pero cuando apareció la propie-
posición de dominio o un profesor critica el autoritarismo mientras decid dad privada, primero áturnaleSEbn la ganadería y luego las tierras cultiva-
quién aprueba y quién suspénbrl'aú asigriatura.'CurióSamente, para elieó- das con la agricultura según se creía entonces, las cosas cambiaron, plipas„Lser
rico descontiledionista Paul de Man ésa era precisamente la esencia de lo log hombres los dueños (como en la mayoría de los casos conocidos etnográ-
"literario", la contradicción irresoluble entre dos o más sentidos, uno deno- fitaiiiiité), y quererellps asegurar la herencia a sus verdaderos hijos la mujer
tativo y otro performativo, de los textos realmente importantes. Al igual que se vio obligada a practicar la fidelidad sexual al Maridó y el sistema,pasó a ser
ocurre con los significados literarios, parece que también tendremos que monogámico y patrilineal. En ese decisivo punto de inflexión se produjo el final
renunciar a aceptar o rechazar las ideologías de forma absoluta, aunque no del comunismo primitivo y la derrota histórica del género femenino que repre-
creo que esto sea algo que hayamos de lamentar. sentó el paso del matriarcado al patriarcado Otras consecuencias decisivas del
Tanto Marx como Engels sintieron un gran interés por la antropología y moderó 'ffiéraittfirglá ' — aziticiearáritzallio era fruto de la mutua dedicación
la arqueología, pero no fue hasta poco después de la muerte del primero amorosa de los cónyuges sino de la, nrivenjengasogiai, y que antes de los sis-
temas actuales existieron otros que desaparecieron, luego de la -n- misma
n' mane-
cuando Engels pudo recoger las ideas de ambos al respecto en El origen de
la familia, la propiedad privada y el estado (1884). En esta obra se recogía ra acabará la vigencia histórica de la ciViliz- adán y de su producto, el estado
con entusiasmo el esquema evolutivo del antropólogo norteamericano Henry moderno, al que la sociedad arrumbará "al lugar que le corresponde: el museo
Lewis Morgan, basado en el análisis de múltiples sistemas de parentesco y de antigüedades, junto a la rueca y el hacha de bronce".
publicado pocos años antes, que establecía una correlación entre formas de Las ideas recién expresadas formaron el núcleo de la antropología y la
producción (caza, agricultura), de parentesco (niatiilineal, patrilineal) y de arqueología marxistas que se aplicaron corno un dogma irrebatible en los
conCiWridia social (salvajismo, barbarie). No se trataba de un mOdelo puras países comunistas hasta hace muy poco tiempo, aunque la investigación coe-
mente teórico sino basado en la observaCión empírica del momento, y a pesar tánea y posterior las ha cuestionado seriamente. Así, se ha visto que el comien-
del tiempo transcurrido y de que la mayoría de sus ideas no son ya hoy acep- zo de la producción de alimentos no siguió ni mucho ineños un modelo uni-
tadas, conserva todavía un gran atractivo como construcción intelectual ade- ferimea y unas veces fue primero la domesticación y otras la agricultura, o
más de su interés histórico. comenzaron ambas aproximadamente al mismo tiempo: Por otro lactó; algu-
Al igual que los paleontólogos reconstruyen un animal desaparecido sólo nos datos como los graneros aparentemente colectivos del Fayum en Egip-
con unos pocos huesos conservados, Morgan imaginó formas anteriores de to sugieren que la primera agricultura no tuvo que llevar aparejada obliga-
parentesco a partir de la terminología que todavía empleaban las socieda- toriamente la propiedad privada. Sobre el incesto se han escrito infinidad de
des actuales. Así, si los iroqueses llamaban padre a todos los hermanos del páginas sin que se haya alcanzado un acuerdo. La biología actual nos dice
padre auténtico, era porque en un estadio anterior, que ya no se practicaba que únicamente cuando existen en las familias genes altamente perniciosos
pero cuyas palabras aún quedaban, el hijo ignoraba quién era su padre pues y recesivos son desaconsejables los matrimonios consanguíneos (por la posi-
varios hombres podían serlo al estar casados grupos de ellos con grupos de bilidad de su coincidencia por línea materna y paterna en un individuo), y

268 269
que todas las 10041en contrackUncesto tiPnnn ndgela Social más que fisio- unidas a las relaciones de parentesco, con toda una red de derechos, obli-
lógica Los estudios de comportamiento de los primates han mostrado que gaciones, costumbres, rituales, creencias, etc., que en apariencia no tienen
la pidiniscuidad sexual completa sólo se da entre los chimpancés pigmeos nada que ver con la economía tal como la entendemos en un sistema capita-
del África central (bonobos), por lo que tampoco partiendo de la etología se lista. Para Godelier, es inútil intentar la separación de esas dos estructuras,
podría imaginar un estadio inicial promiscuo en la evolución humana. pues las relaciones de p4rentescafuriolonari al mismo tiempo como relacio-
Para Durkheim, la prohibición del incesto venía del honor a verter la pro- nes dé producción relacionespolífialáísiStéMárcleoltgl&eátedir, son a
pia sangre, lo que ocurría en el desfloramiento de una mujer del mismo clan la vez inSafistnisturaibsuperestructura. Existe por tanto una plurifuncionali-
y por tanto de la "misma sangre". Freud construyó toda su teoría del origen dad del parentesco, que determina los derechos de propiedad, el trabajo y
de la cultura sobre la base del tabú del incesto, siguiendo su conocido méto- sus productos, las obligaciones de dar, recibir y cooperar, la autoridad de
do de establecer paralelos entre la historia psicológica de los individuos y la unos sobre otros en materia religiosa, etc. A lo largo-de la evolución de esas
colectiva de la especie. El complejo de Edipo, o deseo sexual del hijo por la sociedades hacia formas más complejas, lo que ocurrió fue que el parentes-
madre y consiguiente odio al padre, no sería otra cosa que el recuerdo de co dejó de ser dominante, de unificar todas laP.funcionesisociales, apare-
un terrible episodio ocurrido durante la prehistoria: el jefe-padre de una "hor- ciendo las relábíbrieWolitiansqu — "grados conocemos.
. Pero éstas no son nué-
da primordial" fue muerto por sus propios hijos, celosos del monopolio que vas, sino que ya existían en dantiguo parentesco, lo único que han hecho es
disfrutaba en el acceso a las mujeres, pero el sentimiento de culpa par el desarrollarse para hacer frente anuevosproblemas, separándose de las vie-
p ar
terj llevó a los hijos a reprimir a partir de entonces precisamente aque- jas relaciones, las cuales paulatinamente del -4?-0n de intervenir en la activi-
llo que les había empujado al crimen.. dad económica y se quedaron en casi pura "superestructura" .j`
Frente a las interpretaciones anteriores, de corte naturalista, surgieron Por lo tanto, es posible estudiar las sociedades simples, actuales y anti-
más tarde teorías sociológicas que hoy gozan de mayor aceptación. Así, para guas, desde una perspectivaJuaterialista. Pero ahora conviene aclarar algo
Lévi-Strauss la prohibición del incesto surgió de la necesidad de establecer este últirn6Concepto, que se emplea con varias acepciones distintas, no todas
aliarizreatároi:1-rip,CS, -buscando la información y la áyuda mutrialridiáj ellas en el sentido que Marx quiso darle. Por ejemplo, tenemos el"materia-
perisátie para la supervivencia en tiempos duros, y ser la mejoriórinIde lismo cultural" que el antropólogo norteamericanp Marvin Harris ha hecho

conseguirlo las alianzas matrimoniales mediante intercambio dén trIres: al popularclesde sus muchos escritos y que ehdice haber derivado de un mar-
prohibir untipode relación se obliga a otra, y al renunciar a laS lienriáriálá se xismo puro, después de librar a Marx ar bgels del "mono heaellano"sue
adquiere eT derecho a las hermanas de otros hOmbres. Ese internairibiatah- •
todavía llevaban en su espal a es ecir e susManos residuos de idealis-
to en las sociedades Patrilineales como en las matrilineales, está siempre en mpTÁtinefaeande ládderminación única y directa de la base económi-
manos de los hombres (el padre en las primeras, el tío materno en las segun- ca sobre la superestructura ideológica y rechaz4 ou41quier.autononlla para
das), por lo que no existe una simetría entre ambos sistemas, y no se cono- esta última (negando la fundamental evidencia mostrada por el estructura-
cen indicios de la existencia de un período evolutivo de matriarcado en el lismo), su visión no se distingue apenas del funcionalismo clásico que.antel
que las mhjerés hubieran
„_. ejercido un poder similar arde los varones, tal como criticamos, pues concibe,elsisterna social funcionando como un todo con-
propuso el antropplogastllzólachofe,n en, el siglo XIX. junto ante un exterior material (medio ambiente, tecnología, demografía),
Pero si desechamos el único modelo antropológico y arqueológico que mientras que 'dr él irian -stirm—ciTa sociedad
• aparece siempre dividida inte-
.
propusieron Marx y Engels, ¿qué nos queda de la antropología y arqueolo- riormente.
gía marxistas? No parece existir demasiada dificultad en contestar a esta pre- Efectivamente, el concepto marxista de "relaciones de producción" no
gunta, pues ambos autores insistieron en presentar su obra como una posi- • incluye sólo la interacción entre la tecnología naturaleza, sinosobre todo
ción de base teórico-metodológica y no como un dogma histórico cerrado la divisrarideitralp Ajo .p.tpductiy9 (quiéneLtrabálanrauéifes no lo hacen) y
(es bien conocida la frase del mismo Marx: "yo no soy marxista"). Por ello el las formasde apropiacióny distriblición desigual del producto social (4 quié-
principio fundamental del marxismo sigue siendo válido todavía hoy para nes beadoia más,y menos), Por ejemplo, Harris ve la prohibición religiosa
todos sus seguidores: la vida social tiene sus fundamentos últimos en el modo de comer carne de vaca en la India como algo funcional, pues permite dis-
de producción de la vida material. poner de suficientes animales para los trabajos agrícolas, pero al no con-
El problema es la aplicación de ese principio general a las sociedades siderar el sistema en su conjunto (sólo la función o "racionalidad" de uno de
"primitivas", donde las relaciones económicas aparecen inextricablemente sus elementos), olvida la rígida estructura social que impide un aumento

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de productividad, cuya eventual reforma sin duda permitiría aumentar la ciencia y de la técnica, y en el carácter ilimitado de su progreso que sirve
cabaña animal y satisfacer las necesidades agrícolas y proteínicas al mismo para justificar la alienación a que somos sometidos por el estado moderno,
tiempo, todo ello incluso sin cambiar la tecnología tradicional. Como dijo Gid- la reificación de la vida social y la colonización de la vida cotidiana por una
dens, "no busques las funciones que cumplen las prácticas sociales, busca administración totalitaria y anónima. No obstante, los miembros de esta ten-
las contradiccionflielléVandentrdl. dencia evitaron el camino tomado por Heidegger y no rechazaron la razón
Por otro ladó, él "materialismo vulgar" de Harris, como lo llamó Fried- en su conjunto, limitándose a separar de ella los elementos míticos y bus-
man, se basa también en la distinción entre lo que la gente piensa de su pro- cando restablecer una "razón crítica del desorden establecido" más allá de
pia acción social, cómo la interpreta dentro de su sistema de creencias (la la predominante y obediente "razón instrumental". La última consecuencia
perspectiva eme) y el análisis del observador antropólogo o sociólogo (etic), de esta retirada está en las polémicas cruzadas entre Habermas y los más
siendo por supuesto superior la segunda sobre la primera, pues en tanto que conocidos teóricos posmodemos (Foucault, Lyotard, Derrida, Rorty), sin olvi-
punto de vista científico y distante, es capaz de discernir las verdaderas cau- dar la valiente crítica que aquél hizo de joven al Heidegger de la posguerra,
sas de los fenómenos sociales. El que Harris siempre encuentre una causa relacionando su antirracionalismo con el nazismo.
material de cualquier institución o creencia (la explicación emic siempre sue- Pero volvamos a la antropología. Marx había definido la siguiente suce-
le ser "ideológica", es decir, falsa), no debe hacernos olvidar que el mar- sión evolutiva de modos de producción a partir de la Prehistoria: tribal, asiá-
xismo contemporáneo llegóhace tiempo a la conclusión, en contra de los tico, germánico, antiguo, feudal capitalista y el socialista o comunista del futu-
principios de la ilustración aún defendidos por Harris, de que el conocimiento ro. El modo de producción tribal aparecía, con todo, definido de forma
es social e histórinamenrPdependiente y por tanto el objetivo positivista de insuficiente (división del trabajo sólo por edades y sexos, propiedad comu-
la ce eza absoluta es inalcanzable, i . ,„
nal o comunismo primitivo, nomadismo, etc.) para las necesidades analíticas
Esto último os sirve para introducir otra línea teórica que contribuyó actuales, y lo mismo ocurre con el modo de producción asiático sobre el que
grandemente a renovar el pensamiento marxista; se trata de la llamada Escue- se ha discutido ampliamente. Éste se basaba en una economía agrícola de
la de Frankfurt o de la Teoría Crítica, surgida en Alemania antes del nazismo regadío (aunque esta condición se da en muy pocos casos), con comunida-
con Adorno, Horkheimer, Benjamin, Fromm o Marcuse, y continuada por des campesinas autosuficientes y segmentarias que tienen la propiedad de
algunos de ellos después de la guerra, hasta su última representación actual la tierra en común pero que deben pagar un tributo a un poder centralizado
en la figura de Habermas. Por su crítica de las deformaciones de la raciona- y despótico (también se le llamó "despotismo oriental") al que están ligados
lidad ilustrada, que les llevó a atacar tanto el sistema capitalista como el comu- por una filiación religiosa, y apenas llevó á la creación de ciudades ni tam-
nista, su enfoque social liberador derivado de sus análisis ideológicos, artís- poco se puede decir que existieran en él auténticas clases sociales. Con el
ticos o psicoanalíticos, y su decisiva influencia en movimientos tan importantes tiempo, otros estudiosos definieron con mayor detalle otros modos de pro-
como las revueltas estudiantiles de los arios sesenta o las actuales corrientes ducción presentes en las sociedades tradicionales: doméstico, de parentes-
posmodernas, no es exagerado afirmar que la Teoría Crítica representa la co,s_lalinajes, tributario, etc. Veamos algunos de los más interesantes.
parte más libre y fértil de la tradición marxista y la garantía de la continua- El modo de producción doméstico fue propuesto por Sahlins como aquel
ción de sus frutos en el futuro. donde la economía de la unidad familiar se dedica exClusívaihetite con-
Si algo unificó al principio a todos esos pensadores fue una dura oposi- sumo interno, aunque pileaan existir acciones cooperativas con otras fami-
ción a lo que muy bien denominaron '.positivismo base ideológica déla lias La división que marcó Woodburn entre cazadores-recolectores de "ren-
opresión social al contemplar la realidanorríd - algó inmutable y dejar todas dimiento inmediato" y de "refirlitinérttóTaplatalolltittfatnbién -iiiteras, pues
las cosas en su estado, y origen de la pobreza teórica que renuncia a des- los segundos alniadenan recursos alimenticios y utilizan uná tecnologíamás
velar la cara siempre escondida de las cosas (recordemos el eslogan que elaborada con instrumentos más valiosos (barcas trampas etc ) haciendo
Marcuse tomó de Ernst Bloch: "Lo que es no puede ser verdadero"). Bajo el poaible la aparición de algún tipo de propiedaciprivada % Como esos míni-
trauma del holocausto nazi recién descubierto, Horlcheimer y Adorno reali- mos derechos de propiedad están reglamentados por el parentesco, Eric
zaron una crítica de la razón occidental, desde Platón a Auschwitz, en la que Wolf propuso el nombre de modo de producción ordenado por el parentesco.;
dejaron claro que para combatir mejor a su enemigo, el pensamiento míti- Una variante compleja del anterior-se da cifárittlertla ifindaélea Cioniáticas
co, la razón se había transformado a sí misma en mito, perdiendo por ello su están unidas por alianzas, luego convertidas en linajes corporativos, para
esencia. Porque mítica es la creencia generalizada en la omnipotencia de la compartir una propiedad económica común cuyos derechos, así como los

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matrimoniales sobre las mujeres jóvenes, están en manos de los hombres Cuando la competencia pasaskaex porslproclucto aactuatporla
-

mayores de la comunidad en detrimento de los hombres jóvenes, al que Mei- bución de los factores de producción, es decir, de las materias primas,lenTs,
llassoux llamó modo de producción de linajes. Mientras entre los pastores la animares, instrumenWSP., es- misil ' Oglas cosas comienzan realmente a cam-
propiedad tiende de forma natural a dispersarse, por la dificultad de acu- biar. Tal vez prevCaMente' los aspirantes a jefes hayan conseguido adquirir de
mular debida a las sequías y enfermedades y su alternativa de repartir los forma definitiva una situación social que antes era excepcional (poderes reli-
rebaños en préstamos o dotes matrimoniales que creen alianzas útiles para giosos, poligamia, etc.), aunque en el terreno económico todavía estén obli-
el futuro, entre los agricultores ocurre algo distinto. Aquí la preparación de gados a redistribuir la mayor parte de lo que reciben, o a invertirlo en la esfe-
la tierra exige una gran cantidad de trabajo y también, aunque menos, el cui- ra ideológica. Es interesante comprobar que cuando se ha realizado una
dado de los cultivos y las cosechas, y de ahí provienen los derechos res- revisión general de los datos arqueológicos e históricos del origen de un gran
trictivos de propiedad que acabamos de ver en el modo de producción de número de estados, como por ejemplo la recopilada por Claessen y Skalnik,
linajes. se ve que en todos ellos existió un mit,o,.Usicp, ligado de una u otra forma con
Modo dela:aducción triburaris2 es como calificaron Amin y Wolf a aque- la ideología religiosa local, que sirvió para justificar la posición de su líder,
llas sociedades en laszesal de sus miembros son cazases de oblar jefe o soberano. Las demás causas,que,,sahanpropy ego para el estado (pre-
al resto a trabajar más allá de lo necesario para satisfacer las necesidades sión demográfica, urbanización, guerras de conquista,. la influencia de otros
de suBsistencia cluedrárdruria u otra forma con ese excedente enTor estados próximos, etc.) aparecían sólO en algunos casos, y una de las más Cia- .
ma de tributo. El modo asiático y el feudal serían dos casos particulares de sica,omlrgónpáctiameu(nqlféátodem
este sistema general, que trata de agrupar en un único concepto todos los "asiático" marxista resiste bastante bien el contraste empírico).
casos de "explotación" en sociedades preclasistas. Y con ello estamos plan- Pero la causa fundamental propuesta por el marxismo, que el estado sur-
teando el tema que con más intensidad han tratado la antropología y arqueo- gió para mantener por la fuerza la desigualdad social, es decir, la existencia
logía marxistas (y no marxistas): el origen de la sociedad de clases; en defi- de diferentes clases sociales, resulta más dificil de contrastar. En los casos
nitiva, el origen del estado. etnográficos en que los factores de producción dejan de ser un derecho
En las sociedades primitivas los derechos de propiedad son compues- común se produce de hecho una división en la sociedad, que aparece escin-
tos, es decir, siguen reglamentos diferentes según se trate de bienes de sub- dida en dos grupos: favorecidos y desfavorecidos. Pero la transición hacia
sistencia o bienes de prestigio -que se pueden intercambiar entre sí dentro la organización estatal no parece haber sido casi nunca una consecuencia
de cada nivel-, o de bienes sagrados que habitualmente no se pueden tras- inmediata de esto, y siguiendo una idea bastante mecánica de la causalidad
pasar (p. ej. la tierra, los conocimientos rituales). Los intercambios que necesita una continuidad cronológica entre causa y efecto, los autores
de la reciprocidad equilibrada funcionan como dones, y en apariencia de la recopilación antes citada tienden a dejar de lado la hipótesis, aceptan-
no hay ganadores ni perdedores: el sujeto de la apropiación no es el indivi- do sin embargo que una vez organizado el estado la desigualdad aumentó
duo sino el segmento en su conjunto (linaje, clan, etc.). Aunque exile adm- siempre de forma bastante clara, lo que parece lógico como consecuencia
petenCia respecto a los bienes de prestigio, en general la situación anterior del mayor nivel alcanzado por las fuerzas productivas.
tiende a ser estable. En muchas sociedades se ha comprobado la existencia Es instructivo comparar la teoría marxista del origen del estado con la fun-
de Grandes Hombres (big men, como los llamó Sahlins en Melanesia) que cionalista, representada por ejemplo por Elman Service. Éste y otros repre-
consiguen un gran prestigio incitando a sus parientes o seguidores a reali- sentantes de la teoría del "contrato social" consideran que el primer lide-
zar más trabajo del necesario y así producir un excedente, que luego es razgo político se debió a las cualidades carismáticas de los jefes, que supieron
redistribuido de nuevo a través de la esfera ideológica (fiestas, banquetes, convencer de su autoridad, y no a las diferencias sociales. Por ello los súb-
sacrificios religiosos, etc.). Pero tampoco este escenario produce grandes ditos aceptaron la pérdida de la igualdad anterior a cambio de las ventajas
cambios, y mientras la competencia se mantenga en el ámbito de la distri- de integración y seguridad que el estado les proporcionaba. Es curioso que
bución del producto social no se amplía el nivel de las fuerzas productivas Engels, en su obra Anti-Dührirrg, hubiera también sugerido en el proceso
(p. ej., en Melanesia la llegada de las hachas metálicas rebajó en un 40% el hacia el estado un cambio gradual desde un poder "funcional", y por lo tan-
tiempo de trabajo, pero en vez de aumentar la producción agrícola, esa ganan- to positivo, a un posterior poder "explotador" (idea que luego abandonó en
cia se dedicó a incrementar las actividades más valoradas: guerra, ceremo- El origen de la propiedad privada...). Hoy en día, seguramente muy pocos
nias, viajes, etc.). en esta línea teórica estarán dispuestos a aceptar otros aspectos funcionales

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del primer estado que los engañosos que forman parte de la "contradicción nificado chamánico del arte de los cazadores-recolectores no contradicen la
performativa" esencial a la ideología dominante. interpretación anterior (en la mayoría de los casos los chamanes son hom-
Pero mucho antes de esos cambios las sociedades humanas ya hubieron bres), ayudándonos por el contrario a entender contextualmente mejor la
de comportarse de forma dinámica y dialéctica, con una continua tensión realidad contradictoria que existe incluso en las sociedades más igualitarias.
entre la realidad presente y la futura que pugna por salir de su interior, y por Sobre la transición al Neolitico, los análisis influidos por el marxismo han
eso una constante de las aproximaciones marxistas ha sido desvelar lo com- criticado la orientación exclusivamente biológica (cambios genéticos en plan-
plejo que hay debajo de una apariencia superficial uniforme. Un ejemplo ins- tas y animales) y económica (comienzo de la domesticación y el cultivo) de
tructivo es la particular interpretación que hizo Gilman de la "revolución del las posiciones tradicionales, tanto historicistas como procesuales, y han pues-
Paleolítico Superior", es decir, la aparición del comportamiento simbólico y to el acento en lo social Basándose en la útil clasificación de los cazadores-
el arte (en Spriggs, 1984). En las épocas anteriores el bajo nivel tecnológico recolectores en aquellos que almacenan alimento y aquellos que no lo hacen,
de los grupos de cazadores seguramente obligaba a utilizar y ofrecer siem- establecida por Binford y Testan entre otros, proponen que ese cambio, que
pre que se podía la ayuda entre los más cercanos, para obtener información se produjo en muchos casos antes del paso a la economía de producción,
sobre los cambiantes recursos y sobre todo para enfrentar el hambre de los fue más importante que esta última, pues el almacenaje supone cambios deci-
malos años. Al mejorar las técnicas de subsistencia en el Paleolítico Superior, sivos: la aparición de un excedente (ya existe algo de lo que apropiarse), un
esas situaciones de peligro disminuyeron en número, así como la necesidad mayor sedentarismo (que provocaría más conflictos y la necesidad de media-
de ayuda mutua, pero al mismo tiempo, y por la misma causa, la población ción a través del liderazgo) y sobre todo un cambio conceptual en la visión
aumentó y con ella los contactos de unos grupos y otros. Se producía, pues, del mundo (la naturaleza va dejando de ser vista como algo próximo y que
a la vez una contradicción y la posibilidad de resolución de la misma, al coin- comparte sus bienes con el hombre, y comienza a verse como algo lejano
cidir la necesidad de limitar las obligaciones sociales (demasiada gente) y que hay que dominar y, enseguida, poseer).
la posibilidad de hacerlo (menor necesidad de la gente). Esto llevaría a esta- Al destacar lo social por encima de lo económico, el comienzo de las ver-
blecer alianzas más reducidas, probablemente por medio del intercambio daderas agricultura y ganadería parece menos importante, pues los últimos
de mujeres, con algunos de los grupos y no con otros, creándose las condi- cazadores-recolectores complejos ya son en muchos aspectos idénticos a los
ciones para la aparición de conflictos. Una consecuencia sería el surgimien- primeros neolíticos, y el siguiente cambio importante acabará producién-
to y posterior intensificación del comportamiento estilístico y simbólico (arte dose mucho después, en el paso al tipo de sociedad campesina. Como han
mueble, rupestre, rituales, etc.) como medio de conjurar los posibles cho- señalado varios autores (Gilman, Meillassoux, Vicent), la conversión de la tie-
ques reforzando la solidaridad inter-grupal (véase aquí un ejemplo del criti- rra en medio de producción y el consiguiente incremento del nivel de las
cado recurso a argumentos funcionalistas en el discurso marxista). fuerzas productivas no hizo sino acentuar el proceso antes citado de sustituir
Otra forma de explicar el simbolismo paleolítico sería suponer que fun- las alianzas externas por recursos intemos, ahora ya agrícolas. La forma social
cionó como un sistema ideológico, es decir, formando parte de un discurso de restringir el acceso de los extraños a los bienes propios pudo muy bien
destinado a ocultar las contradicciones de la sociedad de la época. Faris (en ser mediante el paso de un sistema de parentesco amplio que colocaba en
Wahsbum, 1983) comparó el gran arte rupestre de las cuevas, centrado casi idéntica posición a un gran número de parientes (tipo "clasificatorio" de Mor-
exclusivamente en los grandes animales, que con toda probabilidad eran gan: llamar a todos ellos por el mismo término), dándoles igualdad de dere-
cazados por los varones, con las figurillas femeninas de arte mueble (las chos, a otro de tipo genealógico o de linajes, donde los derechos se adquie-
"Venus") que recalcan exageradamente las partes sexuales y reproducto- ren por descendencia de un antepasado común o por alianza a través de los
ras de las mujeres sin mostrar la parte más individual (rostro) o la destinada matrimonios.
al trabajo (brazos). Su conclusión es que el arte esconde el papel desempe- De las siguientes etapas prehistóricas se han estudiado lógicamente con
ñado por la mujer en la sociedad, que seguramente era muy importante en preferencia los procesos que originaron la cada vez mayor desigualdad
la recolección vegetal y caza de pequeños animales, justificando la apropia- social, en el paso desde la organización tribal a la de jefaturas y luego a los
ción del trabajo femenino en un sistema controlado por los hombres. En otras primeros estados. Algunas sociedades conocidas en la actualidad o el pasa-
palabras, el simbolismo actuaba ideológicamente para transformar la reali- do reciente, y que se encontraban en una situación parecida, con elites ines-
dad de las relaciones de producción, mistificando la contradicción anterior tables en proceso de afianzar su posición de privilegio, han suministrado los
y evitando así el posible conflicto. Las propuestas más recientes sobre el sig- modelos que hacían falta para interpretar los datos arqueológicos. Los peque-

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ríos reinos intenropicales africanos, las sociedades insulares de Oceanía y el A lo largo de esos períodos, igual que luego durante la del Hierro y hasta el
Pacifico (donde se pueden rastrear muchas variantes de ese proceso, des- periodo vikingo, se aprecia una alternancia de épocas con mayor riqueza de
de las tribus con big man de Melanesia a los estados arcaicos de Hawaii o los ajuares masculinos y de los femeninos, que se interpreta en función del
Tahití) y los complejos grupos del sureste asiático han sido analizados con cambiante prestigio de las mujeres por la consecución de alianzas a través
un interés que trascendía la pura curiosidad etnográfica. de las que llegaba el metal, el mayor o menor peso de la producción agríco-
De la última región citada destaca la interpretación que hizo Friedman la comparada con la pastoril, o la existencia de períodos de mayor compe-
desde una perspectiva marxista sobre los Kachin de Birmania (en Bloch, tencia militar (tumbas masculinas ricas) con otros de estabilidad de la estruc-
1977), ya estudiados antes por Leach en un trabajo clásico, y que luego tura social masculina (desviación de la riqueza a las tumbas de las mujeres).
muchos arqueólogos traspasaron a sus áreas concretas de la prehistoria. El trabajo de Frankenstein y Rowlands sobre las jefaturas, ya llamadas
Divididos en linajes de diferente importancia según su proximidad genealó- principados por algunos, de la Edad del Hierro en el suroeste de Alemania
gica a un antepasado fundador ("clan cónico"), el jefe del linaje principal lo representa la aplicación de un modelo similar al anterior a una época más
es también de todo el territorio. Su proximidad a los espíritus le viene dada reciente y de mayor complejidad. Aquí el antiguo clan cónico se ha conver-
por ser descendiente directo del fundador, y ésta es la justificación ideoló- tido en una complicada jerarquía de jefe supremo, jefes vasallos, subjefes,
gica del mayor poder económico que posee, por movilizar en su provecho jefes menores y plebeyos, deducida de la mayor o menor variedad y rique-
más trabajo agrícola (sobre una tierra que teóricamente todavía es comunal) za de los ajuares depositados en sus tumbas, que nos permite definir el modo
y recibir un precio mayor, en tributos alimenticios y bienes de prestigio, por de producción como tributario próximo al tipo feudal de época histórica. La
el matrimonio de sus hijas. Detalles significativos son que todos tengan que fabricación de los objetos de lujo para todos los niveles estaba centralizada,
enviar un cuarto trasero de cada animal cazado a los jefes, que son denomi- mostrando que el jefe supremo controlaba los símbolos de rango y por tan-
nados "comedores de muslos", y que a la casa de cada jefe se la llame "alma- to el mismo rango, y en sentido inverso se producía el flujo de tributos en
cén del arroz". Ese prestigio debe ser mantenido ofreciendo copiosas fies- materias primas (hierro, lignito) que luego se intercambiaban con el exte-
tas comunitarias (manao) donde se consume carne de búfalo arroz y cerveza rior, primero con áreas cercanas (cobre y sal) y luego con el Mediterráneo,
El sistema, con todo, es muy inestable, pues siempre se pueden producir de donde llegaban los bienes de prestigio más valorados (cerámica ática,
divisiones territoriales periféricas promovidas por miembros del linaje supe- bronces etruscos, coral, etc.). La inestabilidad del sistema se muestra por los
rior allí instalados, y periódicamente existen revueltas de las aldeas inferio- sucesivos cambios de centro que se produjeron a lo largo de los siglos
res que destruyen la jerarquía e igualan el rango de los linajes. Tras una nue- (p. ej. de Heuneburg a Hohenasperg, de éste al área del Rin Medio, etc.),
va dispersión de la población, que facilita la reforestación necesaria para resultado de guerras, como se advierte por las destrucciones e incendio de
volver a aumentar la productividad agrícola, el proceso de diferenciación los asentamientos fortificados, y que luego llevarían a estas poblaciones a
vuelve a comenzar de nuevo al cabo de un tiempo. invadir el área mediterránea (invasiones célticas registradas históricamente
El modelo anterior fue aplicado por Kristiansen (en Spriggs, 1984) a las en el siglo tv a. C.).
sociedades megalíticas del Neolítico de Dinamarca, donde se han observa- En todos los ejemplos anteriores nos encontramos con un mismo proble-
do los restos de fiestas (con muchos huesos de los bóvidos consumidos) cer- ma de método, de interpretación del registro arqueológico: si estamos hablan-
ca de los megalitos y de ocultaciones rituales de objetos de prestigio, hachas do de desigualdad social, ¿qué sistemas tenemos los arqueólogos para detec-
pulimentadas de un sílex muy preciado que seguramente jugaron un papel tar este fenómeno en los restos de cultura material? Sobre ello lógicamente
similar a las muy parecidas de la actual Nueva Guinea. Las fiestas y los gran- han opinado los arqueólogos marxistas en mayor medida que los de otras
des megalitos eran una extensión ritualizada de la organización productiva y tendencias menos preocupadas por el origen y desarrollo de las diferencias
del parentesco, y en aquéllos probablemente se enterraron los jefes de los sociales.
linajes, una vez convertidos ya en antepasados a los que venerar y solicitar Entre los cazadores-recolectores se han aplicado en muchas ocasiones
protección. Los huesos de los cadáveres eran descarnados previamente y las técnicas de reconocimiento de patrones de ocupación de los campa-
luego colocados en grupos de una forma ritual complicada, sobre cuya inter- mentos conocidas bajo el nombre de arqueología microespacial. Por lo gene-
pretación veremos luego un nuevo ejemplo. Más adelante se construyeron ral se ha buscado el reconocimiento de áreas de actividad (talla tinca, ras-
tumbas individuales superpuestas que enlazaron con el ritual de los túmulos pado de pieles elaboración del alimento, cocina, descanso, etc.), aunque
de la Edad del Bronce, cuando los bienes de prestigio eran ya de ese metal. siempre con muchas dificultades, por las distorsiones posdeposicionales y

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la superposición original de actividades distintas realizadas sobre el mismo
lugar en diferentes momentos (efecto palimpsesto). Recientemente se ha pro-
puesto un ingenioso mecanismo para evaluar el reparto de alimento cámico
en estos sitios, comparando el número mínimo de individuos de distintas
especies de fauna en todo el yacimiento y en diferentes sectores del mismo:
en el caso de que coincidan o se aproximen (es decir, si todos los animales
tienden a estar representados en todas las zonas), entonces la conducta de
compartir entre todos los miembros del grupo debió de ser más duradera. N
A partir del Neolítico y sobre todo durante las edades de los metales, la
existencia de múltiples necrópolis y tumbas megaLíticas proporciona un índi-
ce bastante claro de la desigualdad social tal como vimos en el apartado de
la Nueva Arqueología. Aunque no se esté de acuerdo con esta tendencia y
se sospeche que el registro funerario pueda ser muchas veces una imagen
deformada de la realidad social de los vivos, como veremos en el apartado 0 4
METROS
siguiente, es dificil seguir esta idea hasta sus últimas consecuencias y renun-
ciar a todo el potencial de información arqueológica que los muertos nos pro-
porcionan. Así, los jefes de los clanes antes citados se distinguirán por una
mayor cantidad o exclusividad en sus tipos de ajuar funerario, en mayor medi-
da que los big men que, como vimos, tienen un prestigio adquirido y puntual
y es bastante probable que no lo conserven hasta su fallecimiento. También
cuando las tumbas infantiles presentan ajuares desiguales, es decir, las hay
ricas y pobres, se considera como un indicio de que la jerarquía social es
adscrita desde el nacimiento, y por lo tanto existe una mayor desigualdad de
rangos que si las tumbas infantiles presentan una uniformidad general en
cuanto a su contenido.
Dentro de los asentamientos, analizando las viviendas también se pueden
extraer consecuencias productivas al respecto. Por ejemplo, cuando apare-
cen construcciones grandes y diferentes al resto de los edificios se suelen
interpretar como residencias de los jefes o, si pensamos que éstos todavía
no están muy asentados, como almacenes de alimentos para la redistribu-
ción colectiva entre todo el grupo. Otras veces en un mismo asentamiento se Figura 9.1. La división social a través de la arqueología: ejemplos de vivienda del
pueden apreciar varios tipos de viviendas en cuanto a su tamaño, lo cual si grupo social inferior (arriba) y superior (abajo) del poblado de Tunánmarka (cultura
se comprueba que todas ellas corresponden a lugares de residencia fami- preincaica de Wanka, Perú; según Costin y Earle, repr. en Earle, 1997, figura 2.15).
liar habitual, se entiende como un indicio bastante claro de que existen gru-
pos más favorecidos que otros.
En la figura 9.1 se muestra un ejemplo de la planta de las viviendas de un
miembro de la elite y de un plebeyo en el gran poblado de Tunánmarka En otras ocasiones un cambio general en los modelos habitacionales indi-
(Perú) de la fase Wanka II (1300-1460 d. C.), donde en la primera se aprecia ca un salto cualitativo en la complejidad social de todo un grupo. Por ejem-
el mayor tamaño del patio y más habitaciones independientes (para un mayor plo, entre las aldeas de las fases Hassuna y Samarra del VI milenio a. C. en
número de esposas o especialistas adscritos a la familia), además de un mejor Mesopotamia se pasa de un tipo de casa más sencilla y pequeña, con alma-
acabado de la construcción y una colocación más central y elevada dentro cenes comunales, espacios públicos y sin fortificar a otro más elaborado y
del asentamiento. de mayor tamaño, con almacenes privados en las viviendas y con el pobla-

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do entero fortificado. Se puede concluir que la distancia social había aumen- y mentalidades del pasado más humilde, etc.- no son consecuencia de su
tado y esto no sólo dentro de las aldeas sino también entre unas y otras. Tam- menor educación e información cultural, sino producto de una elección legí-
bién sobre la propiedad de una riqueza móvil y dificil de atribuir como es el tima que debe ser tenida en cuenta muy seriamente. Volveremos sobre esta
ganado, el descubrimiento en algunos yacimientos, como en las aldeas bada- cuestión cuando tratemos de las arqueologías alternativas propuestas en los
rienses de inicios del Predinástico egipcio (finales del V milenio a. C.), de últimos arios.
concentraciones de excrementos de ovicápridos entre las -pequeñas chozas
de materia vegetal ha llevado a sospechar de la existencia de propiedad pri-
vada de los rebaños, encerrados separadamente, ya desde ese período. 9.3. Estructuralismo, posestructuralismo
De forma más indirecta, también la cultura material puede ser un indica- y arqueología posprocesual
tivo de la complejidad social. Cuando en un determinado período la deco-
ración, es decir, el comportamiento estilístico, aumenta en los artefactos, las Como vimos al hablar de los filósofos Wittgenstein y Heidegger, el pen-
viviendas o el adorno personal (tal vez observable en las tumbas), ello es samiento principal del siglo XX pasó de ocuparse de las ideas a obsesionar-
indicio, como ya vimos, de una mayor tensión social al sugerir un incremen- se con el lenguaje. El sentido de nuestros pensamientos y afirmaciones vie-
to del número de mensajes que aquellas personas creyeron necesario emi- ne definido únicamente por la estructura del lenguaje. Por eso, abandonando
tir dentro y fuera del grupo. En ocasiones la coincidencia de loS patrones de momento las preocupaciones históricas, la lingüística dejó de pensar en
decorativos en todos esos ámbitos citados podría ser indicio de un mayor el origen de cada lengua para ponerse a estudiar su funcionamiento interno
compromiso colectivo con ciertos valores ideológicos, como se ha observa- como sistema sincrónico y actual
do en algunas islas de la Micronesia. Otras veces el súbito descenso, o inclu- Lo que importa no es el variado uso real de la lengua en situaciones con-
so la desaparición, de la decoración cerámica que se produce en ciertos cretas (parola), sino el esquema general (langue) que hace siempre posible la
momentos cronológicos, como por ejemplo entre el Calcolítico y el Bronce comprensión entre los humanos, no el habla individual sino la dimensión social
Antiguo en la meseta española, ha sido entendido como el final de un perio- y colectiva del lenguaje. Fue el suizo Ferdinand de Saussure quien a comien-
do de conflicto y el inicio de otra época en la que los roles sociales queda- zos de siglo puso las bases de lo que se conocerá como estructuralismo en lin-
ron asentados y fueron reconocidos socialmente durante un cierto tiempo. güística y más tarde en el resto de las ciencias humanas y sociales. A él tam-
Enseguida veremos cómo se han interpretado fenómenos parecidos desde bién debemos conceptos tan útiles como significante (palabra, sonido o signo
la órbita de la arqueología del género. que indica una cosa) y significado (la cosa misma o su concepto), cuya asocia-
Un último aspecto a destacar de la arqueología marxista es su implicación ción es puramente arbitraria, pues el significante puede ser cualquiera siem-
en las luchas políticas del presente. Cuando hoy las clases sociales se han pre que sea diferente de otros significantes del sistema: lo que importa son las
hecho prácticamente invisibles por una ideología hegemónica que ensalza relaciones entre los signos, no los signos en sí mismos. Después Wittgenstein
la iniciativa individual como único camino al éxito, una de las tareas de la nos hizo ver que la asociación del sonido con lo que representa, la significación,
arqueología puede ser desvelar la existencia de clases o grupos dominan- es resultado del aprendizaje colectivo en la práctica social (los "juegos del len-
tes y explotados en los tiempos pasados. Por otro lado, descubrir la lógica guaje"), apuntando por primera vez a la contradicción fundamental de que el
interna de la explotación en otros momentos y lugares contribuye también a sentido se cree mediante un sistema que "carece de sentido".
manifestarla en el presente y a desmontar la común idea de que hoy vivimos Saussure había propuesto que la lingüística estructural sirviera de mode-
mejor que nunca gracias al progreso tecnológico traído por el capitalismo. lo para una ciencia general de los signos, la semiología, en la que entrarían
Partiendo de la base de que el discurso arqueológico ha sido construido por también las acciones humanas (que por transmitir un sentido se pueden con-
la burguesía europea, y como tal ha ayudado a reproducir intelectualmen- siderar como signos). Ello permitió aplicar a la cultura toda una serie de poten-
te su sistema, se trata también de desconstruir aquellos elementos históri- tes conceptos analíticos, entre los que destaca el sistema binario de oposi-
camente relacionados con esa circunstancia. Así, los arqueólogos marxis- ciones que luego fue ampliado por Roman Jakobson y que comienza con la
tas han apreciado que la falta de interés del público de la clase obrera por diferencia entre paradigma (sustitución de un elemento por otro en el mis-
los problemas "universales" de la arqueología -como el origen del hom- mo lugar de la oración gramatical) y sintagma (combinación de elementos a
bre, de la civilización, etc.- y su mayor atracción por cuestiones más parti- lo largo de la oración), con sus equivalentes literarios de metáfora y metoni-
culares -historias de vida de personas y lugares concretos, formas de vida mia/sinécdoque, etc.

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En las décadas de 1950 y 1960, Claude Lévi-Strauss desarrolló la aplica- comer") sino porque funcionan como códigos que ligan la naturaleza con la
ción de la lingüística estructural a la antropología, sobre la base de que exis- sociedad (son "buenos para pensar"). Pero la esencia de las estructuras es
te una analogía o isomorfismo entre el lenguaje y los demás apartados de la lingüística, y como vieron Jakobson y Truzbekoy para los fonemas y ocurre
cultura, y de que las ciencias humanas y sociales deben seguir el modelo de también con los tótems, están compuestas por series de oposiciones bina-
la más rigurosa de entre ellas, la lingüística. Curiosamente, el estructuralis- rias. La oposición de naturaleza y cultura fue la primera y más importante de
mo primero sustituyó al existencialismo como corriente intelectual de moda la serie que Lévi-Strauss propuso luego en sus interpretaciones del paren-
en París y luego se impuso entre los antropólogos británicos y de otros paí- tesco, mitología, intercambio, arte, etc.: mujer : hombre; bosque : poblado;
ses en una forma similar a la influencia que ejercen los estilistas de la capital crudo : cocido; exterior: interior, etc.
francesa sobre el diseño del resto del planeta. Este dominio parisiense siguió En su estudio sobre el parentesco encontró varias oposiciones funda-
después, todavía con más fuerza, tras la eclosión de los continuadores/opo- mentales que podían explicar las complicadas reglas de clasificación: mari-
sitores posestructuralistas, y ya desde el principio despertó tal adhesión en do : esposa, hermano : hermana, padre • hijo, hermano de la madre : hijo de
sus seguidores que Kuper comparaba a la escuela con un "movimiento mile- la hermana. Al enfocar las famosas "relaciones burlescas" que se dan en
narista" compuesto por "miembros de la sociedad secreta de los videntes muchas sociedades de varios continentes y donde el tío materno es conti-
en el mundo de los ciegos". nuamente tomado a chanza por sus sobrinos, rechazó la interpretación fun-
¿Cuál fue la causa de ese entusiasmo? Sin duda vino de las nuevas posi- cionalista que había dado Radcliffe-Brown (la relación se da en las socieda-
bilidades de interpretación abiertas por el estudio del lenguaje, ligadas a los des patrilineales, en las que el tío materno es una especie de "madre
decisivos ámbitos de la intencionalidad y de lo social, y que superaban los masculina" con nula influencia en la atribución del parentesco del sobrino) y
límites del evolucionismo y el funcionalismo. Mientras éstos parecían que- propuso una causa completamente distinta y revolucionaria. Según esas rela-
darse en la superficie, en la apariencia de los fenómenos, el estructuralismo ciones de oposición, existe una regla universal (o casi) por la que "la rela-
pretendía poder penetrar en su misma esencia. En efecto, existe una dife- ción entre tío materno y sobrino es a la relación entre hermano y hermana
rencia fundamental entre el concepto de estructura y el de modelo o sistema como la relación entre padre e hijo es a la relación entre marido y esposa",
que antes vimos. Éstos son descripciones de lo observable, diseñadas por de forma que si conocemos dos de las relaciones se pueden inferir las otras
nosotros para interpretar más fácilmente lo que vemos, mientras que aqué- dos. Por ejemplo, en las islas polinesias de Tonga los cónyuges se tratan muy
lla es algo real, que existe en el nivel más profundo de la realidad, y que no bien y lo mismo ocurre entre el tío materno y el sobrino; por el contrario, las
sólo la describe sino que también la explica y la causa pues, a diferencia de relaciones son muy tensas entre hijo y padre (éste es tapu, y su hijo no pue-
la adaptación o la función, es anterior y no posterior a los fenómenos. La estruc- de compartir su comida ni dormir bajo el mismo techo, etc.) y también entre
tura es una lógica social que da significado y sentido a lo real, aunque no sea hermano y hermana, que ni siquiera pueden estar juntos bajo el mismo techo.
directamente perceptible. En los cuatro volúmenes de sus Mythologiques y en varias obras más Lévi-
Las teorías de Lévi-Strauss no procedían sólo del campo lingüístico, pues Strauss analizó una gran cantidad de relatos míticos de los indígenas surame-
Durkheim, Mauss y Radcliffe-Brown habían llamado la atención sobre la deter- ricanos, observando que las mismas estructuras se repetían una y otra vez en
minación de lo social y la posición de la conciencia colectiva como algo ante- las distintas variantes. Hasta entonces la mitología se entendía como una for-
rior al individuo (igual que el lenguaje), y al estudiar el totemismo australia- ma de pensamiento deficiente ("prelógico"), o funcionalmente como una ima-
no vieron que la clasificación taxonómica que se hacía de la naturaleza era ginativa manera de reforzar la cohesión social, pero él tomó un camino muy
una proyección exterior de la clasificación de la sociedad mediante el paren- diferente: los mitos se han de explicar por sí mismos, y están compuestos
tesco (lo que puede y no puede comerse, con quién puede uno casarse y por varias estructuras de oposición más simples ("mitemas") que fueron com-
con quién no). Lo que hizo Lévi-Strauss fue invertir la dirección causal: no es binadas en la narración por un procedimiento similar al del bordado de los
la experiencia de las segmentaciones sociales el origen del pensamiento lógi- tejidos (broderie), no existiendo ninguna diferencia básica entre mito y cien-
co, sino las estructuras del conocimiento las que generan la estructura de las cia, pues ambas son formas de adquirir conocimiento y ordenar la expe-
relaciones sociales, pues las estructuras están siempre presentes en la men- riencia social Así la oposición entre naturaleza y cultura se representa por
te humana y desde ahí dan sentido a nuestras acciones. Los animales que la diferencia entre los animales, que comen alimentos crudos y se aparean
representan los diferentes clanes en el sistema totémico no están ahí por su sin reglas aparentes, y los hombres, que comen alimentos cocidos y prohi-
utilidad económica, como pensaban los funcionalistas (que eran "buenos para ben el incesto; la cocina y el intercambio de mujeres son, pues, metonimias

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(la parte que ejemplifica el todo) del origen de la cultura. Una excepción riencia sólo al "contenido" (por ejemplo, decir que las solapas miden entre
como la miel, que los humanos comen cruda, se convierte en una metáfora cinco y diez centímetros).
del incesto en muchos mitos. En otros se ponen de relieve las categorías cul- Por otro lado, Lévi-Strauss también descubrió que las oposiciones fun-
turales al mostrar precisamente el comportamiento inverso, como en los mitos cionaban en el plano de la ideología y de la "falsa conciencia" latentes en las
del jaguar que se comporta como los humanos mientras éstos siguen las nor- contradicciones sociales, tal como había señalado el marxismo. En su estu-
mas de los animales. dio de los Bororo amazónicos, observó que su universo simbólico funciona-
Aunque pudiera parecer que Lévi-Strauss tenía un toque parecido al de ba con un sistema dual y simétrico, tanto en el reparto del poblado circular
Midas, y que en todo lo que analizaba veía esquemas universales de oposi- (hombres : mujeres :: centro : periferia :: sagrado • profano) con en la orga-
ción y equivalencia, son muchos los antropólogos que han comprobado, ató- nización del parentesco (dos mitades exógamas, separadas por una línea
nitos, cómo la historia que le estaban contando sus informantes, en rincones este-oeste que corta el poblado por su mitad). No obstante, en lo fundamen-
muy apartados del planeta, encajaba con alguna de las estructuras que aquél tal los Bororo se comportaban según una estructura triádica nada simétrica,
había iluminado, y hasta qué punto eran universales y nada artificiales los pues sus unidades familiares clánicas estaban divididas en tres clases, supe-
descubrimientos del profesor parisiense. Se podría pensar que esas coinci- rior, media e inferior, según la riqueza y el prestigio de sus miembros, rea-
dencias tienen un origen evolutivo, es decir, que se mantienen desde una lizándose los matrimonios dentro de ellas. Lévi-Strauss interpretó esta con-
época muy antigua y anterior a la dispersión de las poblaciones por la Tie- tradicción, con todo, de manera funcionalista, pensando que la cultura material
rra, pero los estructuralistas no piensan así. Es más, para Lévi-Strauss la his- (organización espacial simétrica del poblado) servía para mantener unida a
toria (que trabaja también con un sistema binario, el de antes : después, que una sociedad sometida a tensiones disgregadoras a causa de la desigualdad.
carece de sentido para las sociedades no occidentales) describe flujos úni- En lo anterior tenemos un ejemplo de la actitud de Lévi-Strauss ante la
cos de acontecimientos, mientras que la antropología estructural va más allá, política, terreno en el que no ha pasado de un cierto progresismo ecologis-
penetrando en un nivel más básico y fundamental de la experiencia huma- ta y un multiculturalismo algo más avanzado que el usual en los antropólo-
na, el de las estructuras invariantes de la mente colectiva y la forma en que gos de su época. Incluso cuando observó que un jefe amazónico Nambik-
organizan la realidad. Al igual que ocurría con el funcionalismo, el estructu- wara le imitaba garabateando sobre un papel para darse autoridad ante el
ralismo es en cierta manera antihistórico, interesándole las relaciones sin- grupo -lo que le llevó a intuir el decisivo papel que la escritura tuvo en el ori-
crónicas que existen en cada momento con independencia de cuál haya sido gen del poder y la complejidad social-, Lévi-Strauss continuó apegado a su
su origen y evolución anterior. papel de intelectual empirista, objetivo y "despegado" (detaché) de la rea-
Como era de esperar, Lévi-Strauss y sus seguidores fueron acusados de lidad contemporánea que luego le reprocharon aquellos de sus discípulos y
formalistas, de quedarse en el análisis de las formas de los acontecimientos colegas más comprometidos (engagé), los que inauguraron el posestructu-
sin profundizar en los contenidos. A esta crítica respondieron con una afir- ralismo francés. Éstos también le criticaron que no extendiera a la misma
mación de fuerte contenido filosófico: cuanto más se profundiza en el estu- ciencia su rechazo de otros aspectos de la modernidad, es decir, que man-
dio del contenido de algo, más se aprecia que éste viene definido precisa y tuviera su condición de "moderno". En efecto, Lévi-Strauss nos abrió una
únicamente por la forma, es decir, por el lugar que ocupa en la estructura puerta, la que daba al inmenso espacio de la significación, pero se quedó a
y a lo que se opone dentro de ésta. Por ejemplo, cuando Barbes hizo un aná- este lado de la misma, sin asumir todas sus implicaciones de individualidad,
lisis semiológico del discurso de las revistas sobre moda en el vestir, obser- relativismo subjetividad, intencionalidad, autorreflexividad, historicidad, com-
vó que al hablar de una dimensión mensurable y continua, como la anchura promiso personal con la circunstancia humana del dolor y la explotación, etc.
de las solapas, el mensaje lo dividía en dos únicas categorías opuestas, sola- Como dijo Ricoeur, convirtió un excelente método de análisis en una defec-
pas anchas y estrechas, importando solamente esa distinción. Si decimos que tuosa filosofia general: el estructuralismo proporciona claves para interpre-
durante una temporada están de moda las anchas, el lenguaje nos permite tar la realidad, pero ésta es un proceso más amplio de búsqueda intencio-
pasar de los objetos materiales (trozos de tela) a las unidades de un sistema nada de significado por parte de la persona, que se acaba apropiando
de significación, resaltando un sentido ("de moda" como algo opuesto a "no de mediante la comprensión hermenéutica del "Otro".
moda") que estaba meramente latente en aquéllos. Tanto en la expresión El posestructuralismo más filosófico y radical fue el de Jacques Derrida,
de los modistos como de los analistas semióticos, esa atribución de signifi- quien también se basó en los ataques de Heidegger a la razón occidental y
cado es de un nivel superior de comprensión que un análisis limitado en apa- en la subversión que Nietzsche había hecho de la perspectiva habitual sobre

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temas tan importantes como sujeto/objeto, verdad/error, moralidad/inmora- que vieron la escritura y la literatura como actos subversivos en si mismos,
lidad, etc. Derrida acepta que el lenguaje es un sistema de oposiciones, pero han sido duramente criticados por los izquierdistas clásicos, tanto en el terre-
afirma que éstas no funcionan en un vacío sino que expresan sistemas inter- no práctico (al quedarse en las palabras dejan la realidad en manos del ver-
nos de dominación metafisica que hay que "desconstruir" (de aquí el térmi- dadero poder económico) como en el teórico (al no haber ningún ' centro"
no de desconstrucción dado a su teoría). Los términos de una oposición estruc- tampoco es posible alcanzar ninguna conclusión definitiva sobre nada, lo que
tural no funcionan a la par, sino que siempre hay uno que .es "privilegiado", provoca la inacción y el inmovilismo, y en definitiva favorece el statu quo).
que es un "centro", un "origen" simple, intacto, normal, puro, idéntico a sí Todavía más influencia en el campo politico tuvieron las obras de Michel
mismo, etc., mientras el otro es excluido, reprimido, marginado por ser lógi- Foucault, tal vez por ser menos filosófico y radical que Derrida y haber publi-
camente una derivación, complicación, deterioro, accidente dei primero. De cado fundamentalmente trabajos de investigación histórica. A través de la
modo que la ecuación no es hombre : mujer, sino hombre > mujer, natura- evolución de la sexualidad, la disciplina, la locura y la medicina, Foucault
leza > cultura, espíritu > materia, blanco > negro, juventud > vejez, Cristia- intentó desentrañar temas tan importantes como discurso, poder, verdad,
nismo > Islam, etc. Desde Platón toda la metafisica occidental ha concebido subjetividad, ética y racionalidad, apuntando hacia una nueva teoría y prác-
antes el bien que el mal, lo simple antes que lo complejo, lo esencial antes tica política capaz de superar el actual descrédito del reformismo y el mar-
que lo accidental, lo hablado sobre lo escrito, etc., y así funcionamos todos xismo resulta sintomático que la derecha le haya acusado de comunista y la
en nuestro lenguaje hablado y mental: buscando siempre una "presencia" izquierda de derechista camuflado.
fija a la que agarrarnos. Aunque Foucault también rechaza que las palabras sean un mero reflejo
Luego el objetivo de la desconstrucción es precisamente denunciar, des- de la realidad, se fija especialmente en que todo discurso procede del poder
centrar, invertir esos privilegios, haciendo que la parte discriminada pase a (el discurso es "una violencia que se le hace a las cosas uniendo deseo y
ser, provisionalmente, la privilegiada (por ejemplo, en el feminismo más radi- poder") Ese poder es el que construye el discurso específico de cada épo-
cal). Con el tiempo descubriremos que la nueva jerarquía también es ines 1 ca, adscribiéndole siempre un falso status mítico e intemporal (ejemplo del
tableyfmnroselibtmnajugo"bileds discurso científico positivista). Ahora bien, al utilizar fragmentos de ese dis-
significados opuestos sin jerarquía alguna: Derrida no encuentra ningún pro- curso, todos participamos del poder, que así aparece como un sistema de
blema en vivir "descentrado" y pasar continuamente de la certeza a la duda, fuerzas o corrientes que atraviesan la sociedad en todas direcciones (algo
y viceversa. Ni siquiera parece inmutarse cuando, como resultado de des- muy criticado por los marxistas clásicos, al desdibujar el "auténtico" poder),
construir el principal "centro", el logocentrismo que privilegia el habla (por y que no es sólo represivo, sino también positivo, por ser el principal cons-
más espontánea y por ello estar supuestamente más cercana a la realidad de tructor de la realidad y productor de conocimiento. Pero no hay conocimiento
las cosas en la conciencia y sus conceptos cartesianos) sobre la escritura, desinteresado, y por eso hay que investigar los mecanismos, los "a priori
nos quedemos definitivamente sin significados, únicamente con significantes sociales" que en cada momento hacen que unas verdades sean aceptadas
en una cadena infinita (el significado de un significante es siempre otro sig- mientras que otras son rechazadas o incluso ni siquiera pueden ser "pensa-
nificante, otro mero signo; de aquí su famosa frase: "il n'y a pas de hors-tex- das". A esas visiones del mundo o paradigmas históricos los llamó episte-
te", juego de palabras por "no hay nada fuera del texto"). Si a pesar de todo mes, distinguiendo varios desde el Renacimiento hasta nuestros días que es
podemos seguir pensando, hablando y dando nombre a las cosas es por una preciso descubrir en los escritos de la época mediante una ardua labor de
posibilidad innata que tenemos de oponer unas a otras, de realizar ese "jue- "arqueología del saber", para así escribir una "historia de la verdad" que
go de diferencias" cuya solución se "difiere" una y otra vez sin ningún final muestre sus ligaduras con el campo social y politico. Hoy el episteme moder-
(de aquí su neologismo diferancia). no, que convirtió al hombre en sujeto central entre los objetos con la inven-
A pesar de la dificultad de su escritura, Derrida y sus seguidores, en espe- ción de la humanidad y el humanismo, comienza a ser reemplazado por el
cial la escuela de crítica literaria de Yale han tenido un gran éxito en el mun- posmodemo, que lleva a "la disolución de la humanidad en el mundo" gra-
do universitario de los Estados Unidos, donde los movimientos progresistas cias a la desconstrucción ejercida a cabo por la lingüística, el estructuralis-
de los arios sesenta, desengañados de los "grandes relatos" (marxismo, eco- mo y el psicoanálisis lacaniano.
logismo, etc.), se volvieron después hacia el lenguaje como el mejor terre- El tercer autor de la cúpula posestructuralista fue precisamente el psi-
no donde luchar por el cambio social. Como era de esperar, estos "revolu- quiatra y teórico Jacques Lacan, que combinó la teoría freudiana con la lin-
cionarios lingüísticos", artífices de la moda de lo "políticamente correcto" güística de Saussure y Jakobson para proponer una atractiva imagen del yo

288 289
humano, consecuente al fin con el anunciado "fin de la metafisica". Su idea so sobredeterminada) por todo tipo de constricciones estructurales de orden
fundamental es que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, sien- también ideacional (lo que recuerda los epistemes foucauldianos), que con-
do algunas consecuencias de esto que la condensación freudiana (fusión de vierten el concepto de libertad y autonomía mental humana en algo utópico.
varios elementos inconscientes en uno consciente más aceptable) se iguale Otros dos intentos de alcanzar un compromiso entre idea y materia y entre
con la metáfora y el desplazamiento (un elemento consciente que reempla- condicionamiento estructural y libertad individual, han sido las obras de los soció-
za a otro que así se reprime) con la metonimia, o que el sujeto no sea más logos Anthony Giddens y Pierre Bourdieu. El primero habló de la "estructura-
que un simple elemento en una estructura simbólica. Antes Lacan había pro- ción" como el proceso mediante el cual cada persona o grupo pone en prácti-
fundizado en las relaciones del yo con lo social, apareciendo siempre el suje- ca en forma concreta las estructuras culturales que le vienen impuestas (agency,
to en la intersección de tres ámbitos fundamentales lo simbólico (el "ideal acción), proceso en el que esas mismas estructuras pueden ser cambiadas lige-
del yo" o el punto desde el cual es mirado por los demás; recordemos "el ramente; existe por tanto una relación de doble sentido entre la conciencia colec-
infierno son los otros" de Sartre), lo imaginario (el "yo ideal" o la imagen cen- tiva y su realización práctica que provoca y explica el cambio de la primera. Un
trada que se tiene de uno mismo) y lo real (la presencia siempre ausente a antropólogo que contempla una danza ritual tiende a pensar que está viendo
que remiten los dos ámbitos anteriores). Posteriormente amplió este último algo inalterado desde hace siglos, pero realmente sólo tiene delante la "última
concepto en el de "goce" Úouissance), algo que resulta intolerable y des- versión" de un mito que ha estado cambiando durante todo ese tiempo. Tam-
tructivo para el organismo pero que se vive una y otra vez en el inconscien- bién Bourdieu vio, cuando estudió las poblaciones de la Kabila argelina, que la
te como una satisfacción, responsable de que el "síntoma" psicoanalítico sea gente actuaba según pautas inconscientes, "obvias y silenciosas" (habitus), resul-
de tan difícil curación. Aunque sus escritos y teorías sean de una gran difi- tado de una tradición histórica particular (doxa), pero en las que hay espacio
cultad, las ideas de Lacan nos acercan una esencia más auténtica del yo huma- para la libertad de improvisación individual una vez aprendidos sus aspectos
no, un yo más cierto y complejo que el simple mecanismo con estómago y prácticos. Algo interesante para la arqueología es que ese aprendizaje se lleva
genes ansiosos que nos pintan teorías de mucha mayor implantación actual.' a cabo no sólo a través del lenguaje sino también por la cultura material: la dis-
Su aplicación al conjunto de las ciencias humanas, sólo recién comenzada y posición de las viviendas, las costumbres de mesa, etc.
bajo una fuerte oposición de los poderes académicos, habrá de dar sin duda La cultura material en general ha sido analizada por el estructuralismo bus-
grandes frutos en un futuro próximo. cando su innegable funcionamiento simbólico; por ejemplo, un automóvil o una
Hasta ahora hemos visto cómo el estructuralismo y sus continuadores han vivienda sirven para viajar y para vivir, pero como significantes no es ése ni
expandido nuestro conocimiento de las producciones mentales humanas, mucho menos su único significado, y así tenemos que ambas utilidades poseen
descubriendo su gran complejidad, pero ¿qué ocurre con las "condiciones connotaciones de prestigio social que importan a veces mucho más que su com-
materiales de la existencia", aquellas que para Marx y demás materialistas portamiento práctico. El problema cuando se trata de llevar este método de aná-
condicionan el conjunto de la vida humana, incluido el pensamiento? Una lisis a épocas pasadas, y en especial a las prehistóricas, es que si no tenemos
excesiva atención a este último les ha sido reprochada a aquéllos, que han información "contextual", y aquí queremos decir la contenida en textos escritos
sido tildados de idealistas, neoidealistas, hegelianos, etc. Por ejemplo, la antro- contemporáneos es dificil acceder a los seguramente muy complejos mundos
póloga británica Mary Douglas llegó a afirmar que era preciso olvidar las de significación de los objetos que ahora nos contemplan, mudos, desde un nivel
funciones o fines prácticos de la cultura material y fijarse casi únicamente en arqueológico o luego metidos en la caja o vitrina de un museo. Los estructura-
su significación simbólica (desarrollada sobre todo en su interesante traba- listas, animados a pesar de lo anterior por la universalidad espacial y cronoló-
jo sobre el concepto de pureza e impureza en la Biblia y las sociedades pri- gica de las estructuras mentales, tratan desde hace arios de encontrar pistas de
mitivas). Marshall Sahlins también afirmó que el Marx joven hubiera estado ellas, casi siempre en forma de sistemas de oposición descubiertos en la confi-
de acuerdo con el estructuralismo de haberlo conocido, y que sólo cuando guración de la cultura material, sobre todo en el arte, a las que luego se asignan
se planteó como fin principal la transformación politica de la sociedad, Marx significados un tanto arbitrariamente, pero eso les ocurre por seguir el único
tuvo que proponer su rígida teoría de la determinación de lo ideológico por camino que existe para aproximarse al pasado, que es suponer que no fue dis-
lo material. En el otro extremo, el principal exponente de lo que se llamó tinto del presente.
"estructuralismo marxista", Louis Althusser, presentó una original concep- Fue en el terreno más espectacular e idóneo para esta aproximación, el arte
ción "material" de la ideología, que se origina mediante un "modo de pro- rupestre paleolítico franco-cantábrico, donde Leroi-Gourhan realizó en los años
ducción" similar al económico, y está determinada en cada individio (inclu- sesenta el primer estudio amplio con este sistema. Organizando las especies de

290 291
animales que se pintaban o gravaban en diferentes partes de las cuevas, vio que En el caso de los inuit (esquimales) ocurre que existe una cierta conti-
parecía existir un modelo consistente, con ciertos animales casi siempre en los nuidad cultural entre los pobladores de la zona en época prehistórica y actual,
mismos sitios, y una asociación de dos tipos principales, bóvido y caballo, en las lo que equivale a poseer información contextual histórica. Ello posibilita inter-
áreas más centrales (figura 9.2) . Enseguida pensó que ésa era en realidad una pretar una cultura antigua como la de Thule, que se extendió desde Alaska
contraposición, y que expresaba el principio de dualidad que organiza la men- hasta Groenlandia entre aproximadamente 1000 y 1400 d. C., con bastantes
te humana desde tiempo inmemorial. Para dar significado a los dos oponentes, garantías. Su cultura material aparece claramente disociada en dos materias
nada mejor que la oposición entre los dos sexos, masculino y femenino, que ade- primas, por un lado marfil o hueso de mamíferos marinos usados para arpo-
más parecía inferirse también sin demasiados problemas de los signos abs- nes y otros objetos relacionados con el mar, además de agujas y piezas de
tractos que también pueblan las cuevas (las líneas o "flechas" serían claramen- uso femenino, y por el otro asta de mamíferos terrestres utilizada en lanzas
te masculinos, mientras los signos más anchos, triangulares, etc., representarían de caza por tierra y otros elementos considerados masculinos. Si a lo ante-
a la mujer). Tras muchos años de predominio de una única teoría para explicar rior añadimos que no parecen existir razones prácticas para esa separación
el arte paleolítico (como magia simpática propiciatoria de la caza por repre- (lo que parece excluir una explicación funcional o "racional" desde nuestro
sentación del animal deseado), esta nueva idea he recibida con el entusiasmo punto de vista), y que los inuit actuales dividen su mundo ideacional en dos
que se merecía, además, por aplicar una filosofia también entonces con el lus- ámbitos separados, el marino y el terrestre (no pueden juntar alimentos de
tre de lo recién aparecido. Con el paso de los años, la construcción de Leroi esos dos orígenes, y su mitología cuenta también con la misma separación),
sigue manteniendo una gran parte de su atractivo, basado en una combinación no parece arriesgado suponer que la cultura Thule pueda ser interpretada
única de teoría potente y amplia base de datos, y ello a pesar de que acabara según la estructura de oposiciones mujer : hombre :: marfil : asta - mar . tierra
reconociendo la arbitrariedad de la atribución sexual de los significados y se . :: invierno : verano. Esta interpretación supone una aproximación real al terre-
descubriese su anterior familiaridad con la mitología inuit, también basada en la no de la "mente prehistórica", algo bastante dificil de alcanzar cuando única-
oposición mujer-hombre, cuando él afirmó haber extraído esta idea exclusiva- mente se proyectan al pasado nuestras categorías actuales más simples, como
mente de los datos paleoliticos. ocurre a menudo en las visiones funcionalista y evolucionista.
En la mayoría de las ocasiones, como es lógico, los prehistoriadores se enfren-
tan a restos arqueológicos de los que desconocen una gran parte del contexto,
pero ello no impide que se intenten explicaciones relativamente sofisticadas. Por
ejemplo, Chris Tilley ha aplicado el método estructuralista para interpretar varias
agrupaciones de grabados rupestres en Escandinavia. En el conjunto de Nám-
40 65 50 21 forsen, en el norte de Suecia y con unos 1.700 dibujos fechados entre 3500 y
2000 a. C., observó que la mayoría son alces y embarcaciones, los primeros
4C R 1C;;1-1 interpretados hasta entonces por la teoría tradicional de la magia cazadora y las
92 71 47
22 segundas como expresión de los intercambios comerciales de los cazadores-
29 45 30 recolectores del norte con los campesinos de la Edad del Bronce del sur del
\ país. La visión estructuralista comienza fijándose en la relación entre unos dibu-
35 86 84 58 37 51 jos y otros, más que en las figuras en sí mismas, y descubre que en casi todos
ENTRADA CONTORNO CENTRO CENTRO CONTORNO PASILLO Y FONDO los paneles hay alces y barcos colocados en diferentes posturas relativas, y que
V los alces casi nunca tienen cuernos, lo que induce a interpretarlos como hem-
36
bras. El siguiente paso es claro, según la teoría y los ejemplos que ya hemos vis-
DIVERTICULO
to: el alce es hembra y el barco es macho, y ambas figuras representarían a dos
Figura 9.2. La "plantilla" de Lerol-Gourhan, con el modelo de distribución ideal de las grupos de parentesco exógamos, uno que proporciona mujeres (alce) y otro
representaciones de animales y otros signos en las cuevas paleolíticas. Los números indi- que las recibe (barco). Las figuras muestran un proceso de bricolage (la forma
can presencias (no se tuvo en cuenta el número total de veces que aparece cada animal) en que la "mente salvaje" construye explicaciones usando signos concretos) en
de cada figura en las zonas de la cueva, sobre un total de 62 grutas analizadas (según el que una diferenciación de especies y cosas es utilizada activamente para
Leroi-Gourhan, A., 1965. Préhistoire de l'art occidental. Mazenod, París, figura 763). representar y creardiferencias en el mundo social.

292 293
IV

En una obra reciente, el mismo autor hace un recorrido por los diferen- recordando de nuevo la base material de las a veces sólo en apariencia arbi-
tes usos de la cultura material como metáfora en contextos etnográficos y trarias estructuras mentales); los cerdos en Melanesia, búfalos en Tailandia,
arqueológicos. Sorprende el gran número de ejemplos que se pueden reu- etc. En muchas ocasiones las metáforas afectan a elementos tecnológicos,
nir sobre la mente "metafórica" en las sociedades actuales, lo que lleva a como la ubicua cesta bilum de Nueva Guinea, que funciona como el feto
pensar que seguramente en el pasado ocurrió algo muy similar. Comen- materno entre otros significados; las cestas decoradas de la Amazonia, cuyos
zando por el cuerpo humano como imagen de la sociedad completa, o repre- dibujos de serpientes representan el veneno de la yuca recién extraído en
sentando conceptos morales (el extendido dualismo derecha : izquierda :: su cocción; las hachas ceremoniales de Nueva Guinea, que "son" el cuer-
bien : mal), y siguiendo por la vivienda, que representa el cuerpo humano po humano y como tal funcionan en su colocación funeraria, etc. En pocas
(con el ejemplo de las complicadas casas de los Batammaliba de África occi- palabras, las cosas producidas o transformadas por los humanos no sólo trans-
dental, donde hasta los intestinos o la bilis se representa por alguno de sus miten mensajes que muchas veces no se dicen con palabras, sino que
recovecos, véase figura 9.3) o la familia (los mismos nombres para parien- actúan con vida propia, creando la realidad social que a su vez las está creando
tes y partes de la vivienda). En otros casos son los animales quienes con- a ellas.
densan entidades mucho más amplias, como las vacas de los nilóticos Din- Ese carácter activo de la cultura material marca la diferencia entre la apro-
ka, cuyas variaciones de color suponen casi toda la gama que se emplea en ximación estructuralista con su predominio de la mente, y la posestructura-
el lenguaje y donde cada una de las partes del cuerpo del animal representa lista, que pone el acento en el diálogo en ambos sentidos entre sujeto y obje-
una parte de la sociedad, siguiendo este esquema a la hora de repartir la canie to. En su crítica a la teoría funcionalista de la deposición arqueológica, propuesta
(pero las partes mejores van para los mejor situados en la línea de parentesco, por Binford y Schiffer entre otros (véase 3.1), Ian Hodder hizo ver cómo las
basuras tienen también una importancia simbólica y no son sólo objetos que
estorban y que hay que apartar como sea. Basándose en los conceptos de
pureza y peligro estudiados por Mary Douglas, recordó cómo los gitanos,
Cabeza, rnandibula rodeados por un ambiente de rechazo cultural muy fuerte que afecta a su pro-
Espina dorsal
Ano Pecho
pia estima y que se proyecta también como una amenaza a la pureza sexual
de sus mujeres, usan la basura como una forma de destacar sus diferencias
Útero, vagina y oponerse al mundo ultralimpio de los payos; idéntico comportamiento había
Intestino grueso observado el mismo Hodder entre los Nuba de Sudán, población animista en
un entorno musulmán que también los rechaza en grado sumo.
Fue también el mismo Hodder quien analizó varios casos que recalcan el
Fontanelaf Nariz
papel activo de la cultura material en la negociación de los papeles que jue-
plexo solar gan las personas y los grupos de una misma sociedad. Buscando dilucidar
Testículos un aspecto esencial en arqueología, la decoración o comportamiento estilís-
tico, narró su experiencia con los pastores llchamus de Kenia, entre los que
Ojos sólo las mujeres decoran con grabados las calabazas secas que usan como
Estómago
Ombligo/arterias recipiente para alimentar a sus pequeños. Hodder observó que los mismos
Rodillas
Boca (labios, lengua,
motivos aparecían en la decoración que ellas mismas pintaban en las fiestas
Pene dientes) sobre los cuerpos de los guerreros, jóvenes con quienes se pueden rela-
Articulaciones
Bilis cionar sexualmente antes del matrimonio, que obligatoriamente ha de ser
Piernas
con hombres de mayor edad. En una interpretación que liga el mundo sim-
bólico con el material de forma paradigmática, Hodder entendió esa expre-
sión artística como una forma desviada (ideológica) de oponerse al predo-
minio masculino (no sólo sexual, sino también económico: ellos son los
Figura 9.3. Las metáforas de la cultura material: cómo llaman los Batammaliba de Benin pastores y dueños del producto básico, la ganadería vacuna) y mantener su
a las diferentes partes de su casa (según Preston Blier, repr. en Tilley, 1999, figura 2.2). dignidad y sensación de realidad propia en un sistema que las amenaza

294 295
estructuralmente. Si recordamos la interpretación funcionalista de más éxito parentesco en relaciones politicas. En ese esquema la simetría de la coloca-
sobre el arte, la de Wobst como un sistema de intercambio de información ción de los huesos (que transformaba su estado natural en un producto cul-
para la supervivencia, veremos que se ha cambiado algo muy importante: tural) debió formar parte de los sistemas de reproducción de esas relacio-
ya no se trata del bienestar del grupo en su conjunto frente a otros grupos o nes asimétricas de poder encargados de disimular la contradicción entre
el medio ambiente, sino de la dialéctica social que el marxismo nos enseñó ellas y las simétricas del parentesco, y de proyectar lo cultural y arbitrario
a descubrir hasta en los ambientes más idílicos, expresada aquí en la forma sobre el orden natural y autoevidente de las cosas. Los autores no niegan
indirecta que el dominio y la violencia dejan como única posible. que los megalitos sirvieran para reforzar la identidad colectiva, como vimos
Otro ámbito cultural donde el simbolismo juega un gran papel es el fune- que decía la arqueología procesual, pero concretan algo más la expresión
rario. Ya vimos cómo en la perspectiva procesual las tumbas eran un reflejo de esa identidad, que aparece como resultado directo de las relaciones de
más o menos exacto de la vida social, lo que permitía acceder a esa parte desigualdad social.
esencial de la organización prehistórica si se conocen restos de tumbas o, Continuando con los megalitos del occidente europeo, Hodder (en Miller
mejor, necrópolis completas. En el caso de mi propia experiencia arqueoló- y Tilley, 1984), aplicando ideas de Ingold y Goody, realizó una interesante
gica, este modelo funcionó aceptablemente bien en la interpretación de un comparación de los mismos con la forma de las casas en la misma zona y
cementerio meroítico (ca. 300-0 a. C.) excavado íntegramente en la Nubia sobre todo en el área central europea durante épocas anteriores (figura 9.4).
sudanesa, cuyas dos partes claramente diferenciadas, una de tumbas sin ape- En el inicio de la colonización neolítica del continente, la gran abundancia de
nas distinción de ajuar y ordenadas en filas y otra con tumbas de ajuar muy tierra cultivable convirtió a la fuerza de trabajo en el recurso más importan-
desigual y agrupadas en conjuntos alrededor de una o varias tumbas impor- te y por ello la competencia entre los grupos les llevaría a reforzar la repro-
tantes, parecían encajar en un modelo evolutivo desde una organización igua- ducción, en manos de las mujeres, resultando en una eclosión del ámbito
litaria a otra más compleja (el encaje de un grupo regido por el parentesco doméstico (casas amplias con divisiones internas, cerámicas decoradas,
en una organización estatal controlada desde una lejana capital, con una red abundantes figurillas femeninas, etc.), pero también la reclusión de aquéllas
de comercio que llegaba hasta el Mediterráneo, etc.). No obstante, varios dentro de la casa y su mayor control por parte de los hombres. A fines del
estudios han puesto luego de relieve las excepciones que pueden existir a IV y durante el III milenio a. C., el final del espacio geográfico disponible y
ese modelo, y cómo la realidad funeraria refleja la social de una forma muchas los avances tecnológicos (arado, productos secundarios ganaderos, etc.)
veces distorsionada. Así, Parker Pearson (en Hodder 1982a) mostró un ejem- convertirían la producción de la tierra y el ganado en el recurso económico
plo de la sociedad actual, el cementerio principal de Cambridge, donde las crítico, provocando una mayor rigidez de las relaciones de parentesco que
tumbas más importantes en tamaño y decoración correspondían a grupos daban derecho a su herencia, y reduciendo por tanto el poder social de las
sociales con muy escaso prestigio social, como los gitanos o los feriantes. mujeres al dejar de ser el centro de la competencia entre diferentes líneas
En otras ocasiones la realidad no es sólo distorsionada en el simbolismo que se disputan la descendencia, como ocurría en la fase anterior. Todo el
funerario, sino que puede llegar a aparecer invertida como un poderoso ámbito doméstico pierde importancia (las casas son pequeñas y simples, la
medio de legitimar el orden social. Partiendo de los conceptos de ideología cerámica es lisa y uniforme, tal vez ya una producción masculina especiali-
de Althusser y Bourdieu, Shanks y Tilley analizaron varios sepulcros colecti- zada, etc.). Ahora el foco de la comunidad está en las grandes tumbas colec-
vos megaliticos con buena calidad de registro, situados en el sur de Inglate- tivas, que a veces tienen decoraciones de tipo femenino y están segmenta-
rra y de Suecia (en Hodder, 1982a). En dichas tumbas los huesos descarna- das por divisiones y puertas como antes lo estaban las casas centroeuropeas.
dos de muchos individuos fueron colocados en pilas siguiendo esquemas Luego el mismo papel que antes jugaba la vivienda real lo desempeña aho-
variables pero nunca al azar, lo que interpretaron como una afirmación de lo ra la "casa de los ancestros", cuyo uso da derecho a los recursos, como antes
colectivo sobre lo individual de la solidaridad del grupo y de las simetrías vimos en la interpretación funcionalista procesual, pero que en esta hipóte-
del cuerpo humano, que tal vez ya entonces era una metáfora de la sociedad sis deja de ser una afirmación general y se dota de un significado más con-
como en muchas situaciones actuales. Es muy probable que en las socieda- textual (de origen femenino) y sobre todo es vista como producto de unas
des neolíticas, con un modo de producción de linajes, existiera ya un acce- circunstancias históricas concretas (un ejemplo de lo que Hodder llama
so diferencial al poder, con una situación privilegiada de los adultos mayo- "arqueología contextual").
res y/o cabezas de los linajes que controlaban los intercambios matrimoniales Resulta muy interesante comparar el relato anterior con el que poco des-
y la información ritual, transformando progresivamente las relaciones de pués propuso sobre el mismo tema Felipe Criado siguiendo ideas de Lévi-

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no el tiempo pasa a ser lo más importante, al estar toda la actividad econó-
mica regida por los cambios estacionales, y los megalitos, aparte de "domes-
ticar" el espacio antes natural y ahora cultural por poseído, suponen sobre
todo un control del tiempo, tanto en el sentido más práctico (muchos funcio-
naron como calendarios por su orientación astronómica) como en el ideoló-
gico (al contener a los ancestros, el monumento es un eco arcano que recu-
pera el tiempo pasado como hoy lo hacen para nosotros la historia, la tradición,
A los museos, etc.), y marcan el inicio de la victoria del tiempo sobre el espa-
cio, de la que todavía hoy seguimos siendo víctimas.
La sucesión histórica posterior de la práctica megalítica (como un "siste-
ma de saber-poder", en el sentido foucauldiano), que comienza con un pre-
dominio de la monumentalidad exterior, sigue con el del espacio de la cáma-
ra mortuoria y termina centrándose únicamente en los ajuares cuando los
monumentos se vuelven prácticamente invisibles, se puede explicar al menos
de dos maneras. La más clásica nos dice que se comenzaría destacando los
aspectos espaciales y temporales de los monumentos, pasando luego a los
rituales y acabando en la exhibición del individuo concreto: una pugna entre
sociedad e individuo que se resuelve a favor de este último, un paso del
poder compartido al poder concentrado, de una sociedad indivisa a una
sociedad dividida. Pero también se puede pensar que los megalitos fueron,
por el contrario, los "últimos esfuerzos" sociales por conjurar el fantasma de
la división mediante un descomunal gasto de excedentes (como en el potlach)
en beneficio del colectivo. Tal vez el megalito fue las dos cosas unas veces
un discurso contra el poder dividido y otras un discurso a favor de ese poder.
0 10 20
En los párrafos anteriores hemos visto sólo una selección de las inter-
IMIN Pies pretaciones que se han ofrecido en los últimos años sobre un determinado
tipo de resto arqueológico. ¿Con cuál de ellas nos quedaremos? Aunque más
Figura 9.4. "ras tumbas son casas", ¿metáfora fundamental de la prehistoria final euro- de un positivista se ponga nervioso, la perspectiva posprocesual nos dice
pea? Comparación de las tumbas megalíticas (A-C) y de las casas (D) neolíticas de que no hay que apurarse: todas esas historias, y las que vendrán en el futu-
las islas Oreadas (Escocia) (según Hodder en Miller y Tilley, 1984). ro, son válidas para llegar a imaginar la realidad prehistórica. Es, además,
lógico que sea así, pues los restos materiales funcionan como un texto (una
serie de significantes articulados) que es necesario interpretar, y esta labor
Strauss, Foucault y Clastres. Los megalitos son un reflejo aún hoy visible del hermenéutica funciona como un círculo o una espiral donde las partes se refie-
cambio del modo de vida salvaje al campesino, que no corresponde al inicio ren al todo, y viceversa, y donde las ideas se acumulan sin alcanzar nunca
del Neolítico (cuya ideología se supone casi idéntica a la de los últimos caza- un final o interpretación definitiva, que fijaría su contenido pero al mismo tiem-
dores-recolectores complejos), sino a la "revolución de los productos secun- po acabaría con él. Tampoco importa que esas ideas sean en ocasiones con-
darios" (arado, tracción animal, barbecho con abono, estabulación, etc.), tradictorias, pues también en el pasado un mismo ritual o institución debió
cuando, como ya vimos, se produce la apropiación de la naturaleza por los de ser interpretado de formas opuestas, según una dialéctica de intereses
grupos humanos. La práctica ausencia de tumbas en la etapa anterior se expli- de los distintos grupos o facciones, como acabarnos de ver para el megali-
ca por una identificación de lo social con lo natural cuando los conceptos de tismo y al igual que ocurre actualmente (piénsese en el diferente significado
la muerte y el tiempo apenas tienen relevancia en una ideología que prima que tiene la palabra democracia, por ejemplo, en diferentes naciones o para
la eterna repetición del pasado mítico en el presente. En el modo campesi- unas u otras clases sociales). Si recordamos la simplicidad de las interpreta-

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ciones funcionalistas (los megalitos reforzaban la cohesión social) y su gene-
ralidad (como cualquier otra institución, eran adaptativos) deberíamos ale-
gramos por la complicación de las ideas actuales (aunque haya disminuido
la seguridad que tenemos en ellas) y su variedad (no tanta en realidad: en
todas aparece destacada la ideología, el poder y la división social, etc.).
Pero hay otra razón, más oculta, para que se planteen tantas hipótesis
sobre los megalitos. se trata de los primeros restos importantes de la facha-
da atlántica europea y fueron construidos por unas poblaciones que en líneas
generales se pueden considerar nuestros antepasados. En muchas otras
zonas de la Tierra se edificaron megalitos, que ni de lejos han llamado tanto
la atención (por ejemplo, muy poco se sabe sobre los megalitos etíopes o
centroafricanos). De alguna importante manera, el prestigio de las socieda-
des actuales afecta a nuestra idea sobre los restos arqueológicos de sus ante-
pasados y por ello las relaciones de la política actual con el estudio del pasa-
do se han colocado en el centro de las discusiones actuales del paradigma
posprocesual, como veremos en el siguiente capítulo.

300
1 0.
Arqueología, política y sociedad

En este capítulo examinaremos brevemente la posición que ocupa la


arqueología en la sociedad actual, de qué manera es determinada por los
acontecimientos políticos y las ideologías cambiantes, y cómo puede contri-
buir a mejorar las condiciones de vida y la visión global que del mundo tie-
ne el resto de la sociedad.
Hasta hace unos años los trabajos arqueológicos aparecían totalmente
despegados del mundo real, de las preocupaciones mundanas y actuales del
resto de los ciudadanos. Los arqueólogos eran vistos sobre todo como eru-
ditos sin interés material alguno (que en todo caso tenían las instituciones que
les financiaban), que encajaban bastante bien con el prototipo de sabio dis-
traído (tipo profesor Tornasol"), o bien del aventurero romántico a la bús-
queda de los últimos hallazgos espectaculares (tipo "Indiana Jones"), pero
en todo caso viviendo en un limbo sin culpa ni imbricación de sus estudios
con el presente. Pero, como veremos a continuación, estas ideas son defor-
maciones interesadas, ya que la recuperación e interpretación arqueológi-
cas han estado constantemente afectadas por la ideología y los intereses de
los grupos sociales dominantes en cada momento histórico.
El surgimiento histórico de la arqueología coincide con el de los nacio-
nalismos europeos, y lógicamente existió una relación entre ambos proce-
sos. Ya vimos en el capítulo 2 cómo la tradición de los "anticuarios locales"
aspiraba a establecer la antigüedad de las culturas y fronteras nacionales. El
punto máximo de esta arqueología nacionalista lo representó el difusionismo
del arqueólogo alemán Gustav Kossinna que, en su obra Prehistoria alema-
na: la ciencia nacional suprema (1912), intentaba demostrar que el pueblo
"indogermano" había sido el responsable de la invención de los megalitos,

301
la metalurgia o las lenguas indoeuropeas durante los últimos milenios antes más extremo fue la colonia inglesa de Rodesia. En su territorio existen restos
de Cristo, expandiéndose hacia el Mediterráneo y el Próximo Oriente para de grandes poblados con casas de piedra, murallas, torres, etc., que alcanzan
formar la clase dirigente en todas las zonas a donde llegaba, siguiendo la su mejor expresión en las ruinas fortificadas del Gran Zimbabue, todo ello indi-
vocación histórica mundial de su raza. No es de extrañar que en la edición cativo de una organización social muy avanzada para la época, durante nues-
de 1941 de esa obra se citaran abundantes textos de Hitler, ni que Himmler tra Edad Media. Las primeras interpretaciones (como la de Theodore Bent en
hablara de la Prehistoria como la doctrina de la preeminencia alemana en el 1890) atribuyeron los restos a los antiguos fenicios, creando la idea mítica de
alba de la civilización. A pesar de lo que hoy podamos pensar de esto y otras una cultura blanca aislada en la selva y rodeada por los negros salvajes, inca-
cosas mucho peores que entonces ocurrieron en la civilizada Europa, Kos- paces de tales logros (recuérdese la novela Las minas del rey Salomón de Rid-
sinna fue un arqueólogo de reputado prestigio en su tiempo y uno de los que der Haggard) Estas ideas fueron las oficiales hasta que la minoría blanca no
más influyeron al principio en alguien todavía hoy muy prestigioso como Gor- cedió el poder en 1980 a un gobierno elegido democráticamente (que cambió
don Childe. el nombre del país, debido al financiero surafricano Cecil Rhodes, por el de
El nacionalismo en Arqueología se manifiesta aún hoy de muchas mane- Zimbabue). Más tarde se produjo de nuevo la polémica por las declaraciones
ras, no todas negativas en un principio. Por ejemplo, en la idea de que los del director de arqueología del país, Ken Mufuka, negando a los investigado-
descendientes de una determinada cultura tienen un mayor derecho que los res no africanos el derecho a interpretar los restos de los antiguos Bantúes.
demás a investigar e interpretar sus restos. Esta posición ha surgido en oca- Aunque ya existía, lógicamente, una cierta idea de los restos arqueológi-
siones como rechazo del colonialismo europeo, que veremos enseguida, cos de todo el mundo como objetivo científico universal, por encima de divi-
pero a veces llega a extremos quizá peligrosos, como ha ocurrido en algu- siones nacionales o raciales, fue la corriente de la Nueva Arqueología o arqueo-
nos países que cierran sus puertas o dificultan el trabajo a los arqueólogos logía procesual la que más hizo por reforzar esta visión. Al ser uno de sus
extranjeros procedentes de naciones con mayor poder económico, lo que a objetivos principales el descubrir leyes del comportamiento humano, lo mis-
veces provocó la virtual desaparición de la investigación sobre su pasado. mo servían para ella los yacimientos paleoindios americanos que los del hom-
Tal vez como expresiones menores de nacionalismo en arqueología se pue- bre fósil en África oriental o la región franco-cantábrica. Los restos del pasa-
dan interpretar ciertas actuaciones administrativas de algunas comunidades do pertenecen a toda la humanidad, pues ésta es única y nadie puede reclamar
autónomas españolas, en las cuales resulta muy rara la investigación para cual- la propiedad o interpretación exclusiva de los mismos.
quier grupo que no pertenezca o esté ligado a algún centro de tal comunidad. Por lo tanto, la Nueva Arqueología representó entre otras cosas que ya
En opinión de este autor tales posturas tienen más que ver con la exagerada vimos, el espaldarazo teórico a la investigación repartida por el mundo. Aho-
protección de nuevos intereses corporativos que con viejas reivindicaciones ra bien, ciertos aspectos de este reparto justifican la denominación de impe-
autonómicas, como sugiere el hecho de que esos problemas se presenten tan- rialista" que Bruce Trigger le asignó. Está claro que los arqueólogos de los
to en las instituciones históricas como en las de reciente creación. países desarrollados imponen muchas veces sus propios intereses, desde
La que podríamos llamar arqueología colonialista surgió al mismo tiem- una posición dominante, a los gobiernos e investigadores indígenas, esco-
po que la nacionalista, como consecuencia de la tradición de los anticuarios giendo los mejores yacimientos, publicando en su propio idioma o en inglés
"extranjeros", que ya vimos en el capítulo 2. Al comienzo se trataba del expo- y casi nunca en el local, etc., cuando no utilizan simplemente la arqueología
lio puro y simple de los objetos antiguos de valor artístico en cualquier lugar como una faceta más de la labor diplomática en esos países, con claros inte-
colonizado o primitivo del mundo, negando de esta forma no sólo ya la posi- reses económicos mezclados con los más altruistas de la cooperación (recor-
bilidad de investigación, sino la de la mera posesión de los restos de los ante- demos el caso de Francia, con misiones arqueológicas en muchos países
pasados por sus descendientes. En la actualidad, se sigue apreciando en que poco desarrollados que funcionan junto a los centros culturales y otras insti-
los trabajos más importantes (excavaciones, publicaciones, etc.) que se rea- tuciones encargadas de difundir la cultura y sobre todo la lengua francesa).
lizan en el Tercer Mundo son llevados a cabo todavía por misiones arqueo- Pero es evidente que si un equipo europeo o norteamericano excava en Áfri-
lógicas de los países desarrollados (americanas, francesas, británicas, ale- ca o Latinoamérica, también debería ser posible la situación inversa. Lo absur-
manas, etc.), en las cuales los arqueólogos nacionales, aunque en número do que hoy (todavía) resulta pensar en un equipo de Egipto o Etiopía exca-
cada vez mayor, tienen aún poco peso. vando "santuarios nacionales" europeos como la cueva de Lascaux o
El colonialismo arqueológico llegó incluso a manifestarse crudamente en las Stonehenge, nos revela los aspectos claramente asimétricos de esta arqueo-
interpretaciones que se dieron del patrimonio cultural de esos países. El caso logía imperialista".

302 303
Parecidas situaciones pueden darse entre distintos grupos étnicos o cul- pos esotéricos o milenaristas que defienden religiones y ideologías sincréti-
turales del mismo país. En fecha reciente, los aborígenes australianos, indios cas o pretendidamente antiguas como los que creen en los druidas célticos,
norteamericanos, inuit de Canadá, lapones de Noruega, etc., han reclamado en la "diosa madre" o en la construcción de los monumentos faraónicos por
los derechos económicos a las tierras que pertenecieron a sus antepasados, extraterrestres, y que también defienden su derecho a disfrutar a su mane-
según sugiere precisamente la arqueología. En la actualidad, y tras fuertes ra de los restos arqueológicos. La contestación oficial fue hasta hace poco de
polémicas, esos movimientos indígenas han conseguido en ocasiones el cum- gran dureza hacia ellos: sólo las personas científicamente preparadas pue-
plimiento de sus reivindicaciones por sus gobiernos respectivos, sean el ente- den acceder a los datos arqueológicos cuando existe riesgo o destrucción
rramiento en lugares sagrados de los restos humanos en los Estados Unidos, real de los mismos, como ocurre en la excavación de un yacimiento. No obs-
el derecho a la propiedad de gran parte de sus antiguas tierras en Canadá tante, muchos arqueólogos posprocesuales rechazan ciertos aspectos de eli-
o Australia, y en general poder conservar y gestionar su propio patrimonio tismo y exclusividad en la posesión del pasado por parte de los profesiona-
cultural. Pero aún queda mucho por avanzar en esta cuestión cuando se tra- les, y en los últimos años las autoridades han permitido el acceso y uso legal
ta de naciones más pobres y con mayor discriminación hacia sus minorías de monumentos importantes (megalitos europeos, pirámides y templos egip-
étnicos, como ocurre en muchas zonas de Latinoamérica o de África. cios, etc.) a estos grupos para realizar allí sus reuniones y ritos.
Algunos arqueólogos posprocesuales y marxistas han postulado la nece- La eclosión del feminismo en las ciencias humanas no ha dejado de sen-
sidad de una relación determinada entre la teoría arqueológica y las posi- tirse en arqueología durante los últimos años, hasta llegar a formar una amplia
ciones políticas que se deben elegir ante las situaciones de dominio inter- especialidad propia: la arqueología del género. Este término se distingue del
nacional. Así, la Nueva Arqueología, al buscar principios generales válidos de sexo, de connotaciones exclusivamente biológicas, por representar la
para todas las épocas y lugares por encima de los acontecimientos concre- construcción social de las diferencias sexuales, puesto que los papeles, cos-
tos, no resultaría de interés para los arqueólogos del Tercer Mundo, más pre- tumbres, status, etc., de los sexos son muy variables en las diferentes cultu-
ocupados por conocer la secuencia histórica específica de sus respectivos ras. Muy pronto ligada al paradigma posprocesual, la arqueología del géne-
países o regiones étnicas. En consecuencia, una arqueología "indígena" ro se ha dedicado intensamente a buscar indicios de la presencia de las
antiimperialista debería acogerse al paradigma posprocesual con su interés mujeres en los yacimientos prehistóricos (rechazando la anterior ecuación
por lo contingente e histórico, o incluso mantenerse en los viejos historicis- que igualaba comportamiento humano a comportamiento masculino), a rees-
mo y difusionismo si así lo desean, para investigar el origen de esas nacio- cribir los relatos arqueológicos hasta entonces centrados lingüísticamente
nes, olvidándose del interés universal a que antes aludíamos. No se trata de en la actividad varonil (cambiando todas las referencias al "hombre" por la
dejar para los pobres las teorías que nosotros ya no queremos, como ocu- "humanidad" o "especie humana", detalle que sólo quienes ignoran la impor-
rre con tantas otras "mercancías", sino de ser conscientes de que las teorías tancia del lenguaje se toman a risa) y a denunciar el predominio masculino
no siguen un camino de progreso evolutivo, y cada una de ellas tiene sus en la profesión arqueológica (con análisis de la situación actual o histórica de
ventajas en cada situación. En forma parecida, algunos arqueólogos marxis- las "voces escondidas" de las arqueólogas o antes sólo "esposas" de los
tas han señalado que la "clase proletaria" tradicional, o lo que queda de ella arqueólogos).
tras la colosal desfiguración de las condiciones reales que llamamos globa- Aunque desde perspectivas evolucionistas sociobiológicas se tiene tam-
lización o sociedad de la información, tampoco es muy proclive a los "gran- bién muy en cuenta al género (o más bien el sexo, pues consideran los pape-
des temas" de la arqueología como ya vimos, prefiriendo asuntos más sen- les de cada uno como algo biológico y universal: el masculino fertilizando el
cillos y cercanos a su vida diaria. máximo de óvulos y el femenino llevándolos a buen término), las aproxima-
Finalmente, desde hace tiempo se vienen denunciando otras dos situa- ciones al tema que surgen del feminismo consideran que las categorías de
ciones de dominación que aparecen en muchas arqueologías nacionales: de su análisis están profundamente imbricadas en los contextos históricos, socio-
los hombres sobre las mujeres y de la ciencia académica oficial sobre los culturales, ideológicos y materiales, es decir, el feminismo se adscribe al
aficionados y esotéricos. La llamada arqueología "marginal" tiene una gran paradigma del constructivismo social. Esto ha llevado a investigar los oríge-
importancia social en los países anglosajones, donde se celebran congresos nes del género, que por estar ligado al mundo simbólico difícilmente pudo
a los que asisten centenares de arqueólogos aficionados, de espaldas a la existir antes del lenguaje hablado, y las prácticas mediante las que se cons-
ciencia de las universidades o museos, a la que acusan de vivir en torres de truye continuamente la identidad social de los sujetos "generados", casi siem-
marfil y "robar el pasado" al resto de la sociedad. Por otro lado están los gru- pre en relación con la marginalidad y la subordinación de las mujeres. Tam-

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bién se han revivido los viejos esquemas evolucionistas de Engels que ya universal cuando en realidad proceden y representan los intereses de una
vimos, recalcando que en muchos contextos etnográficos se pudo observar sola clase social, y no podrían ponerse en práctica si no fuera precisamente
cómo la estructura estatal, indígena o colonial, rebajó considerablemente el por los privilegios de que ésta goza en detrimento del resto de la sociedad
prestigio y libertad de las mujeres, lo que lleva a sugerir, ya que no un matriar- Los arqueólogos realizamos una labor cultural y como intelectuales debe-
cado, al menos la existencia de un orden o equilibrio "natural" anterior que ríamos ocupamos de lo que nos concierne personalmente y también de lo
fue subvertido por el poder político masculino. que no nos concierne, pero que afecta al conjunto de lo social según la defi-
En general, la arqueología del género forma parte del conjunto pospro- nición de Sartre. En las páginas anteriores hemos visto que existen muchas
cesual porque se fija en una sociedad dividida, siendo la dialéctica de los verdades, y que no hay un criterio absoluto racional que las coloque en un
géneros en cierta medida paralela a la que se produce entre clases, faccio- orden aceptado por todos. Pero sí creemos que pueda existir algún criterio
nes, razas o etnias aunque las arqueólogas feministas se nieguen a subsu- histórico, práctico y tal vez podamos decir también moral. En la escala de los
mir la que consideran explotación fundamental en un modelo general que individuos todas las opciones pueden ser válidas, pero en este libro, par-
siga siendo esencialmente sexista. En los últimos años una parte de esta arqueo- tiendo de que la ciencia no solamente observa la realidad sino que al mismo
logía (p. ej., en las obras de Joan Gero, Meg Conkey, Janet Spector, etc.) ha tiempo la construye y la cambia, se defienden aquellas que se inclinan por
tendido a identificarse con una corriente feminista más amplia que critica la la crítica social, por la construcción de un mundo más justo e igualitario, por
ciencia occidental en tanto que producto masculino dominante (p. ej., Don- la extensión de los beneficios tecnológicos a un número cada vez mayor de
na Haraway, Sandra Harding, etc.). Al igual que desde otras posturas pos- personas, por defender los intereses de las mayorías denunciando los mino-
modernas, consideran que la pretensión de objetividad científica y de racio- ritarios casi siempre disfrazados de los anteriores; en fin, por cambiar la his-
nalidad es poco menos que un engaño deliberado para justificar su toria en un sentido progresista.
autoritarismo, pero la novedad consiste aquí en pensar que desde la pers- Si en la vida diaria de los ciudadanos de este cambio de siglo existen alter-
pectiva feminista surge la alternativa válida. El conocimiento o ciencia femi- nativas para la crítica cultural de la hegemonía ideológica burguesa, ¿cuál
nista se fija en las motivaciones sentimentales del comportamiento antes que podría ser la contribución a ellas del estudio arqueológico del pasado? Siguien-
en las racionales, busca una comprensión "íntima", ambigua y matizada que do a Shanlcs y Tilley, que a su vez son deudores de los pensadores de la Teo-
supere el pensamiento dicotómico habitual, investiga la acción individual en ría Crítica además de otros como Cramsci o Althusser, creemos que la arqueo-
la producción del mismo conocimiento, tanto el del pasado como el actual logía es crítica cultural o no es nada, sirve para mejorar este mundo o se limita
de las arqueólogas, y en general combate por una arqueología libre de los a ser un adorno al servicio de diletantes curiosos por lo desconocido. En el
esquemas de dominio tradicionales (en contra de la jerarquía académica, de plano práctico, antropólogos y arqueólogos deberían tomar partido siempre
los directores de grandes proyectos de excavación, etc.). por los más desfavorecidos en casos de conflicto (destrucción de monu-
Lo anterior nos sirve para enlazar finalmente con el dificil tema de la res- mentos, expropiación de tierras, especulación inmobiliaria, construcciones
ponsabilidad social de la arqueología. Históricamente ésta surgió como un públicas que dañan el medio ambiente, etc.), como ocurre con peligro de
pasatiempo de la aristocracia europea, pero no se consolidó hasta que la bur- sus vidas en algunos lugares terribles de Latinoamérica, acabando con esa
guesía no la tomó como uno de los principales medios de construir las iden- falsa ilusión del científico que busca la verdad "objetiva", evitando la conta-
tidades homogéneas nacionales que necesitaba para oponerse a la compli- minación política y que sólo beneficia a los poderosos.
cada red de relaciones económicas señoriales. Esta identificación de intereses La parte teórica se deduce claramente de lo anterior: en primer lugar,
con la clase media se ha mantenido después hasta nuestros días, y por ejem- rechazando la ideología positivista, que intenta presentar los datos puros e
plo Trigger ha señalado la influencia que tuvieron las etapas de optimismo y independientes de su producción social y que es la mejor justificación teóri-
de pesimismo económico en Occidente, de los arios 1960 y 1970 respecti- ca de cualquier orden establecido. En segundo lugar, rechazando la reifica-
vamente, en la teoría y la investigación arqueológicas. Con la premisa ante- ción o consideración como naturales y ahistóricos de aquellos apartados de
rior no es dificil desconstruir las declaraciones sobre el interés social de la la ideología capitalista que se aplican en la interpretación arqueológica des-
disciplina que se encuentran en algunos textos, como la hedonística de Glyn de las perspectivas funcionalista y evolucionista: el énfasis en la tradición y las
Daniel sobre el mero placer de descubrir, u otras que hablan de la búsque- escalas cronológicas largas; los mitos del genio, la individualidad o la supre-
da de la verdad, de mejorar nuestro propio conocimiento o de conocer otras macía masculina; la naturaleza esencialmente económica y maximizadora de
culturas para así volvemos más tolerantes. Todas se presentan como de valor la conducta humana; la universalidad inevitable del desarrollo tecnológico

306 307
como algo progresivo; lo natural de la estabilidad social frente a la contradic-
ción vista como algo excepcional; la superioridad inherente a ciertas formas
de organización social (p. ej., estados frente a jefaturas o tribus), etc.
Asimismo los arqueólogos, al igual que otros intelectuales, deberíamos
luchar por una nueva orientación de las estructuras de poder en las institu-
ciones investigadoras y académicas. Tres decenios después de los movi-
mientos estudiantiles que tantos caminos parecieron abrir, las ideologías más
conservadoras vuelven a predominar entre nosotros, y la universidad apa-
rece como suministradora de los conocimientos necesarios para entrar con
una mejor posición en el engranaje productivo y casi nunca como la con-
ciencia crítica de la sociedad. Los profesores, por último, deberíamos recha-
zar la ideología que nos empuja a la competitividad por el prestigio y el esca-
lafón, la posesión de ideas como propiedades privadas, la presión para
publicar al máximo sin dar importancia a la calidad el mantenimiento estric-
to de las fronteras disciplinares, y la ritualización burocrática y repetitiva de
los actos académicos, desde la impositiva clase magistral al resto de la para-
fernalia universitaria (lecturas de tesis, homenajes, etc.). Porque sin una pos-
tura crítica todo lo que hacemos, a pesar del inmenso caudal de nuestro dis-
curso y de todas las páginas que aquí terminan, no valdría más que uno solo
de los lamentos que se elevan desde este planeta.

308
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Capítulo 1

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Colección:

HISTORIA UNIVERSAL

Serie
PREHISTORIA

De los primeros seres humanos


Querol Fernández, M. a Ángeles
La expansión de los cazadores.
Paleolítico Superior y Mesolítico en el Viejo Mundo
Moure Romanillo, A./González Morales, M.

Al Oeste del Edén.


Las primeras sociedades agrícolas en la Europa mediterránea
Bemabeu, J./Aura, J. E./Badal, E.
Los orígenes de la civilización.
El Calcolitico en el Viejo Mundo
Delibes de Castro, G./Femández-Miranda, M.
Arqueología de Europa.
2250-1200 a. C.
González Marcén, P./Lull Santiago, V/Risch, R.
El Bronce Final
Masco Bosqued, Ma C .

En el principio de la humanidad
Domínguez-Rodrigo, M
Arqueología prehistorica de África
Fernández Martínez, V
Arqueología americana
Rivera Dorado, M/Vidal Lorenzo, C.
La Edad del Hierro
Belén Deamos, M.'/Chapa Brunet, T.
9 788477 380764

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