Lorca y la poética del duende
En su discurso Teoría y el juego del duende, presentado el 20 de Octubre de 1933 a la
Sociedad de Amigos del Arte en Buenos Aires, Federico Garcia Lorca se esforzó de dar lo que
consideraba ser una "sencilla lección sobre el espíritu oculto de la dolorida España." A través de
una descripción del duende, Lorca quería expresar el alma del Sur de España, incluyendo los
gitanos, para entender la expresión del dolor que es el cante jondo. Esto lo hace a través de una
serie de definiciones de la noción de duende. En esta aproximación, Lorca describe lo que el
duende es, y lo que no es, afín de llegar a una expresión de lo indecible.
Primero de todo, el duende es algo que se tiene, o no se tiene. Lorca cita a un artista
llamado Miguel Torres que decía a uno que cantaba que tenía voz, pero que nunca triunfaría
porque no tenía duende. Pero no solo se tiene duende, pero ciertas obras tienen duende. De
nuevo, Lorca cita a Torres quien dijo a propósito de Falla que todo lo que tiene sonidos negros
tiene duende. Por supuesto, si se trata de sonidos, se trata de poesía. Paulatinamente, Lorca se
acerca a una poética del duende.
Pero el duende no se limita al verbo tener. Lorca agrega otros verbos que se aplican a la
noción y algunos que no. En otras palabras, se aproxima al duende en términos de lo que es, y de
lo que no es. Así, el duende es "un poder y no un obrar...un luchar y no un pensar." Hasta ahora,
el duende aparece como verbo: tener, poder, luchar, pero ni obrar, ni pensar, ni tampoco estar
porque Lorca alude a un guitarrista que decía que el duende no está en la garganta, pero que sube
por dentro. Pura acción, y parece que pensar, obrar, y estar no son suficientemente dinámicos
para satisfacer la necesidad de intensidad.
En la poesía de Lorca, el duende se enfoca en un espectáculo maravilloso y oscuro.
Aunque las situaciones dramáticas en "San Miguel" y "Reyerta" son muy diferentes, contienen
los mismos temas para dar un mensaje poderoso y dejar a los lectores en un estado de emoción
intensa. Primero de todo, el duende se manifiesta en estos dos poemas a través de la imagen del
angel que enfatiza que la presencia de la muerte es necesaria para encontrar la intensidad
emocional. Aparte de eso, "San Miguel" y "La Reyerta" son dos ejemplos en que el duende llega
en forma de un espectáculo poderoso.
El duende se manifiesta primero de todo en la repetición de sonidos oscuros y profundos
que normalmente caracterizan el cante jondo. "Se ven desde las barandas, por el monte, monte,
monte" comienza el poema "San Miguel," enfatizando la vibración baritone de la "m."
Ejemplificando los "sonidos negros" que mencionó Lorca en su discurso, la repetición de
"monte" pinta un paisaje oscuro y misterioso, en que tiene lugar una aurora. Sigue con estas
repeticiones por todo el poema con "mulos y sombras de mulos cargados de girasoles." El uso de
la "m" le hace al lector imaginar estas bestias de carga escalando las montañas y haciendo estos
sonidos feroces.
El duende se manifiesta por los mulos en esta escena con las imágenes de la oscuridad.
Con "sus ojos en las umbrías" no se dan cuenta de la transformación profunda de sus alrededores
porque todavía sus ojos "se empañan de inmensa noche" y no ven el venir de la aurora. Aquí, se
ve un juego con el verbo empañar, que puede tratar de sombras o de agua. Personificando la
aurora "que cierra sus ojos de azogue," y usando las imágenes de "la quieta penumbra" y "un
final de corazones" para describir el último momento de la noche, el duende se manifiesta por la
oscuridad que existe en la presencia de la luz. Aunque el sol no ha llegado, hay ciertos tonos de
rosa y muchas sombras que cubren el paisaje.
San Miguel, una estatua del santo patron de los gitanos, ve esta aurora fantástica desde su
torre, pero se queda "en la alcoba de su torre," marginalizado. Aquí, San Miguel representa "la
dolorida España" en que esta festejado por los gitanos, quién formaron los sonidos negros y las
otras expresiones dolorosas como el cante jondo y el flamenco.
Mientras que "San Miguel" pinta una escena estática y tranquila, el duende se manifiesta
en "Reyerta" por la acción dinámica y la presencia obvia de la muerte. Como mencioné al
comienzo del ensayo, el duende es "un luchar" verdadero en este poema que hace muchas
referencias al dolor físico, a la violencia, y a la cultura gitana.
Primero, el poema comienza en medio de una batalla. Contrastando con la aurora calma y
oscura de "San Miguel," "Reyerta" manifiesta el duende a través la presencia de la muerte y de la
emoción intensa. Las navajas de Albacete, las marcas principales de los gitanos y "bellas de
sangre contraria," abren el poema con unas imágenes de violencia en que el lector puede
imaginar la intensidad emocional y física de esta situación. Se ve "la dura luz de naipe"
recortando "el agrio verde," y se puede imaginar a los jinetes cayendo muertos en la tierra
mientras que la escena de guerra continua. Menos sutiles que las imágenes sombrías de "San
Miguel," "Reyerta" usa la violencia intensa para representar la dolorida España.
Este sentido intensamente violento cambia con la llegada de los ángeles en este poema.
Los "ángeles negros" en "Reyerta" representan lo oculto y lo misterioso cuando volaban por
todas partes con sus "largas trenzas." Mientras que el poema describe las secuelas de una batalla
gitana, los ángeles vuelan con "grandes alas de navajas de Albacete" y cuidan a las heridas de los
jinetes, una imagen pugnaz e irracional que sigue los criterios surreales del duende. Cuando
describen las navajas al principio del poema "bellas de sangre contraria," se ve que representan la
valentía gitana durante una batalla. Esta imagen violenta está fomentada por el toro, otro
personaje del poema que "se sube por las paredes" y representa el enojo ciego. Aquí, las navajas
y el toro son armas peligrosas con que se inflicta la violencia y la muerte, pues los ángeles, con
sus alas grandes, traen un sentido de peligro y riesgo, y representan la presencia de la muerte.
Sin embargo, los ángeles personifican otros lados del duende menos destructivos. Vienen
con "pañuelos y agua de nieve" para cuidar a las heridas de los jinetes, un acto de simpatía que
representa el lamento intenso que sienten por los gitanos caídos. Augmentado por otros
espectadores, como las "dos viejas mujeres" que lloran "en la copa de un olivo," el duende se
manifiesta por la compasión y la tristeza profunda que muestran los personajes del poema.
“Para Lorca el arte sólo puede ser entendido desde un sentimiento mágico de la realidad,”
dice José Martínez Hernández, un autor y profesor a la universidad de Murcia. En su ensayo La
Teoría Estética de Federico Garcia Lorca, Hernández explica la irracionalidad del duende con la
idea que el sentimiento que el duende está accesible a todo el mundo en forma de un nivel
existencial más alto. Los dos poemas discutidos en este ensayo muestran como se puede
encontrar el duende por todas partes. A través una escena tranquila y una otra belicosa, una
estatua congelada y otras figuras dinámicas, Lorca explica que el duende se manifiesta por la
estética de la vida diaria.
Trabajos Citados
Hernandez, Jose Martinez. “La Teoria Estetica de Federico Garcia Lorca.” Poetica del
Cante Jondo: Reflexion Estetica sobre El Flamenco. Ed. Nausicaa. Madrid: Nausicaa,
2004. Imprimado.
Lorca, Federico Garcia. “Reyerta.” Primer Romancero Gitano. Ed. Christian de Paepe.
Madrid: Espasa-Calpe, 1991.
Lorca, Federico Garcia. “San Miguel.” Primer Romancero Gitano. Ed. Christian de
Paepe. Madrid: Espasa-Calpe, 1991.
Lorca, Federico Garcia. “Teoria y el juego del duende.” La Sociedad de Amigos del Arte
de Buenos Aires, 1933.