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Oliva Et Al Prácticas Funerarias en La Provincia de Buenos Aires

Cada sociedad es la encargada de diseñar el tratamiento que la persona recibirá al morir y las prácticas de enterramiento, las cuales se encuentran fuertemente impregnadas de un carácter simbólico. En este trabajo se aborda el estudio de las prácticas funerarias en la provincia de Buenos Aires a través del tiempo desde la perspectiva del campo disciplinar de la arqueología de la muerte.
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Oliva Et Al Prácticas Funerarias en La Provincia de Buenos Aires

Cada sociedad es la encargada de diseñar el tratamiento que la persona recibirá al morir y las prácticas de enterramiento, las cuales se encuentran fuertemente impregnadas de un carácter simbólico. En este trabajo se aborda el estudio de las prácticas funerarias en la provincia de Buenos Aires a través del tiempo desde la perspectiva del campo disciplinar de la arqueología de la muerte.
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Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires,

Dirección Provincial de Museos y Preservación Patrimonial

Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires.

25 y 26 de abril de 2019.

Prácticas funerarias en la provincia de Buenos Aires

Oliva, Camila1; María Cecilia Panizza 2, Carlota Sempé3 y Fernando Oliva4

Resumen
Cada sociedad es la encargada de diseñar el tratamiento que la persona
recibirá al morir y las prácticas de enterramiento, las cuales se encuentran
fuertemente impregnadas de un carácter simbólico. En este trabajo se aborda
el estudio de las prácticas funerarias en la provincia de Buenos Aires a través
del tiempo desde la perspectiva del campo disciplinar de la arqueología de la
muerte. Se consideran aquellas prácticas funerarias desde los momentos

1
Becaria Doctoral Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Laboratorio de Análisis
Cerámicos, Facultad de Ciencias Naturales y Museo-UNLP; Centro de Estudios Arqueológicos
Regionales Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario. Email:
[email protected]; [email protected]
2
Becaria Post-Doctoral CONICET, Centro de Estudios Arqueológicos Regionales, Facultad de
Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario. Email: [email protected]
3
Laboratorio de Análisis Cerámicos, Facultad de Ciencias Naturales y Museo - Universidad
Nacional de La Plata. Email: [email protected]
4
Centro de Estudios Arqueológicos Regionales, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad
Nacional de Rosario. Email: [email protected]
iniciales de su ocupación por grupos humanos (en la transición Pleistoceno
final – Holoceno temprano) hasta comienzos del siglo XX. Con fines analíticos,
se diferencian tres grandes períodos: prehispánico (donde el foco se orienta al
registro material de las sociedades indígenas a través de la investigación
arqueológica), de contacto hispano-indígena (en el cual coexisten experiencias
culturales diversas testimoniadas a través de documentos y relatos) e histórico
(se analiza el surgimiento de los primeros cementerios en las localidades del
interior bonaerense).

Palabras clave: Prácticas funerarias - Arqueología de la Muerte – Patrimonio -


Buenos Aires.

Introducción

La muerte es un fenómeno universal que afecta a todos los seres humanos, por
lo tanto se han desarrollado diferentes representaciones sobre la muerte en
todas las sociedades humanas a lo largo del tiempo y el espacio, constituyendo
un componente activo y dinámico de la vida social de las comunidades. En
dichas representaciones, las prácticas relacionadas con la muerte, sus ritos, las
formas de entierro, el culto funerario y los mitos asociados conforman
elementos sustanciales para el conocimiento de los grupos humanos (Flores
2011)5.
La Arqueología de la Muerte es un campo de investigación arqueológica que se
orienta al estudio de las prácticas funerarias en las sociedades humanas y al
impacto que tiene la muerte como fenómeno social sobre los miembros de
dichas comunidades (Abad Mir 2006)6. El análisis de las prácticas mortuorias

5
Flores, O. 2011. Anécdotas y mitos que involucran a muertos…y vivos. En: El
cementerio de La Plata y su contexto histórico, pp.325-329.
6
Abad Mir, S. 2006. "Arqueología de la muerte. Algunos aspectos teóricos y
metodológicos." Historiae, Núm. 3, p. 1-23.
comprende la variabilidad de tipos y la distribución espacial de los entierros,
los elementos mortuorios acompañantes del esqueleto (el ajuar) y los
significados asociados, los cuales proporcionan información vinculada con el
estatus social y/o económico del difunto dentro de la sociedad y con las
características simbólicas y culturales del grupo de pertenencia. Este tipo de
análisis permite dar cuenta de los cambios culturales que se desarrollan en un
espacio determinado.
El discurso de la muerte expresa la mentalidad de las distintas épocas a través
de los rituales de enterramiento y de los sitios específicos donde estos se
producen, los cuales se encuentran cargados con un alto simbolismo (Rizzo
2010)7. Las formas de expresión funeraria se modifican a través del tiempo y
pueden ser analizadas dentro del campo de investigación de los procesos de
cambio sociocultural y económicos de la sociedad (Rizzo y Sempé s/f) 8.
En la provincia de Buenos Aires se ha recuperado evidencia arqueológica que
permite suponer su ocupación desde los comienzos del Holoceno. A partir de
ese momento la dinámica de los grupos humanos que se asentaron en el
territorio estuvo marcada por cambios a largo plazo que involucraron la
transformación de una economía basada en la caza y recolección a la
formación de colonias agrícolas ganaderas en tiempos históricos. En este
trabajo se aborda el estudio de las prácticas funerarias en la provincia de
Buenos Aires a través del tiempo, desde los momentos iniciales de ocupación
por grupos humanos (en la transición Pleistoceno final – Holoceno temprano)
hasta comienzos del siglo XX. Con fines analíticos, se diferencian tres grandes
períodos: prehispánico (donde el foco se orienta al registro material de las
sociedades indígenas a través de la investigación arqueológica), de contacto

https://www.raco.cat/index.php/Historiae/article/view/286638 [Consulta: 04-04-


19]
7
Rizzo, A. 2010. Hacia una clasificación de la parafernalia funeraria. En Oliva
F, Grandis, N. y Rodriguez, J. (comps.), Arqueología Argentina en los inicios de
un nuevo siglo, pp.139-145.
8
Rizzo A. y Sempé M. C. (s/f). El cementerio como patrimonio tangible de la
comunidad.
hispano-indígena (en el cual coexisten experiencias culturales diversas
testimoniadas a través de documentos y relatos) e histórico (se analiza el
surgimiento de los primeros cementerios en las localidades del interior
bonaerense). Los ejemplos presentados en este trabajo corresponden al sector
sudoeste de la provincia, debido a que constituye el área de estudio principal,
pero varias de las observaciones efectuadas pueden extrapolarse o ser
vinculadas a otros sectores de la provincia.

El fenómeno antropológico de la funebria


Las prácticas mortuorias son una evidencia que permite visualizar la
importancia de este proceso entre los pueblos estudiados, consistente en las
costumbres y ritos que se inician con la muerte física de un miembro de una
sociedad. Existe una expresión funeraria característica de cada cultura que se
manifiesta a nivel social como identidad de grupo (Baldini y Sempé 2011)9. Los
arqueólogos han desarrollado un léxico descriptivo especializado (entierros en
decúbito, en posición fetal o flexionada; cremaciones o inhumaciones, entre
otros) con el fin de destacar la descripción de similitudes y diferencias
observadas entre casos (Binford 2011)10.
En la funebria se conjugan tanto actividades de tipo técnico como de tipo ritual.
Los ritos funerarios implican la ejecución de una serie de actos simbólicos que
pueden variar en los símbolos utilizados y/o en el número y tipos de referentes
(Binford 2011)11. Para que el ritual sea eficaz, en cuanto al funcionamiento de
los símbolos, es imprescindible el conocimiento compartido por los individuos
del grupo.

9
Baldini, M. y C. Sempé. 2011. Iconos del ritual mortuorio como indicadores de
cambios y resignificaciones. Cuadernos FHyCS-UNJu, Nro. 40:61-78.
10
Binford, L. 2011. "Las prácticas funerarias: su estudio y su potencial."
Pyrenae, Vol. 42, Núm. 1, p. 11-47.
https://www.raco.cat/index.php/Pyrenae/article/view/244883/327967 [Consulta:
03-04-19]
11
Op. cit.
En términos generales, se determinó que el tratamiento funerario diferenciado
puede vincularse con distintas variables: la edad, el sexo, el rango relativo y la
posición social del occiso dentro de la unidad social, y su filiación respecto a los
segmentos de pertenencia de la unidad social más amplia. Además las
circunstancias peculiares en torno a la muerte de una persona también pueden
afectar el tratamiento que reciba.
Se considera que los factores más importantes para la diferenciación del
estatus en las sociedades de complejidad mínima, se basan en las cualidades
personales de los individuos, como la edad, el sexo y las aptitudes que los
capacitan para la realización de tareas culturales (Service 1962)12. En cambio,
para sistemas socioculturales más complejos, pueden vincularse con
características más abstractas, con los medios empleados culturalmente y
13
designados simbólicamente (Service 1962) . Esto implicaría que los
cazadores-recolectores presentarían estatus sociales más igualitarios, en tanto
los agricultores y/o sedentarios escalas sociales no igualitarias, más
jerarquizadas o estratificadas; por lo cual la edad y el sexo conformarían las
bases para la distinción funeraria entre los cazadores-recolectores; mientras
que la posición social cumpliría la misma función entre los agricultores.
Tanto el culto a la muerte y a los muertos como la presencia de estructuras
funerarias indican la importancia de la persona sepultada y aportan datos con
respecto a la comunidad que ejecuta una práctica funeraria concreta. Esta
puede tener dos fases: en primer lugar la disgregación, que comprende el
tratamiento del cuerpo y su entierro; posteriormente puede ocurrir la
reubicación, asociada con el entierro secundario, o bien con el traslado del
cuerpo a una nueva localización. En cuanto al tipo de entierro, se distinguen
dos clases principales: el entierro primario, que consiste en la inhumación
directa del cadáver, donde se observan los huesos articulados ya que conserva
la posición del difunto; y el entierro secundario, que alude a la sepultura final de
los huesos o restos de una persona, tras el primer entierro temporal, durante el
cual se ha descompuesto la carne y los huesos están desarticulados.

12
Service, E., 1962. Primitive social organization. Random House, Nueva York.
13
Op. cit.
Modalidades funerarias prehispánicas
Las prácticas mortuorias correspondientes al periodo prehispánico representan
un testimonio que debe ser considerado con extremada sensibilidad, como una
fuente de información relativa al tratamiento de la muerte por parte de los
cazadores recolectores (Oliva 2006) 14 . En la provincia de Buenos Aires se
considera una periodización en tres etapas: Holoceno Temprano
(aproximadamente 10000 años AP), Holoceno Medio (hacia 6000 años AP) y
Holoceno Tardío (los últimos 3000 años). La mayor parte de los casos
corresponde a enterratorios de tipo primario, que se registran en los tres
períodos mencionados previamente, también se han encontrado entierros
secundarios, adscritos todos al Holoceno Tardío; y algunos sitios que poseen
ambos tipos de entierros (Barrientos 2001) 15 . Un indicador relevante de
antigüedad es la presencia y tipo de deformación craneana, ya que la
deformación circular del cráneo se registra en sitios anteriores al 3000 AP, en
cambio la tabular oblicua y tabular erecta sólo se encuentran en sitios del
Holoceno Tardío (Barrientos 2001) 16 . Es de destacar que gran parte de los
sitios de entierro aparecen próximos a cursos de agua y cuerpos lagunares
(Figura 1). Entre los sitios con entierros primarios, pueden mencionarse Laguna
de Puan en el municipio homónimo, Laguna Salalé y La Pestaña en el
municipio de Florentino Ameghino (Oliva 2006)17 y Arroyo Seco 2 en el partido

14
Oliva, F. 2006. Uso y contextos de producción de elementos “simbólicos” del
sur y oeste de la provincia de Buenos Aires, República Argentina (Área
Ecotonal Húmeda Seca Pampeana). Revista de la Escuela de Antropología Vol
XII, pp.101-116.

15
Barrientos, G. 2001. Una aproximación bioarqueológica al estudio del
poblamiento prehispánico tardío del Sudeste de la Región Pampeana.
Intersecciones en Antropología 2: 3-18.
16
Op. cit.
17
Oliva, F. 2006. Uso y contextos de producción de elementos “simbólicos” del
sur y oeste de la provincia de Buenos Aires, República Argentina (Área
de Tres Arroyos (Politis 1984) 18 . Como ejemplos de sitios con entierros
secundarios, con tratamiento previo de los cuerpos antes de su entierro final,
se destacan La Petrona (Martinez y Figuerero Torres 2000)19 y Los Chilenos 1
(Oliva 2006) 20 , con aplicación de ocre sobre los huesos. Por último, cabe
destacar que la aparición de áreas formales de entierro (áreas funcionalmente
específicas dedicadas al entierro de cadáveres), es un fenómeno que se
produce en el Holoceno Tardío y que constituye un indicador de cambios en las
relaciones ecológicas y sociales de las poblaciones cazadoras recolectoras,
además podría estar relacionado con la práctica del entierro secundario
(Barrientos 2001)21.

Ecotonal Húmeda Seca Pampeana). Revista de la Escuela de Antropología Vol


XII, pp.101-116.
18
Politis, G. 1984. Investigaciones arqueológicas en el Área Interserrana
Bonaerense. Etnia 32: 3-52.
19
Martinez, G. y M. J. Figuerero Torres 2000. Sitio arqueológico La Petrona
(partido de Villarino, provincia de Buenos Aires): análisis de las modalidades de
entierro en el área Sur Pampeana. Relaciones de la Sociedad Argentina de
Antropología; tomo 25: 227-247.
20
Op. cit.

21
Barrientos, G. 2001. Una aproximación bioarqueológica al estudio del
poblamiento prehispánico tardío del Sudeste de la Region Pampeana.
Intersecciones en Antropología 2: 3-18.
Figura 1. Imagen de un entierro cuya antigüedad corresponde al límite entre Holoceno
Medio y Tardío.

Prácticas funerarias durante el momento de contacto hispano indígena y


el aporte de las fuentes
En el período de contacto hispano-indígena aparecen en el registro
arqueológico evidencias de nuevos vínculos establecidos por parte de las
sociedades originarias con la fauna introducida por los conquistadores
europeos (Oliva et al. 2018) 22 . Tal es el caso del entierro indígena en la
Estancia “La Nilda”, en el paraje Dos Naciones (partido de Lobería), donde una
sepultura individual de un indio –descripto como un descendiente directo de las
entidades “pampas” de la Provincia de Buenos Aires– estaba señalizada con
un gran rodado de cuarcita de aproximadamente 50 kg., el cual cubría
parcialmente un esqueleto de caballo, cuyos huesos se esparcían sobre la

22
Oliva, F.; M. C. Panizza y N. Morales. 2018. Relaciones simbólicas entre
sociedades indígenas y el mundo animal en Ventania (Provincia de Buenos
Aires, Argentina): el caso de los Rheidae. Archaeofauna: International Journal
of archaeozoology, nº 27: 233-252.
superficie del suelo (Casamiquela y Noseda 1970)23. Otro hallazgo similar fue
registrado en inmediaciones de la Laguna del Monte (partido de Guaminí),
lugar donde se relevó a un individuo con deformación tabular erecta asociado a
restos de un equino (Berón y Baffi 2003)24. En una zona próxima se destacan
los hallazgos del sitio Gascón 1 (partido de Adolfo Alsina), donde se
recuperaron restos óseos correspondientes a una oveja junto a un individuo
masculino joven (Oliva et al. 2007) 25 , cuya presencia a modo de ajuar ha
permitido formular la pertenencia del joven allí enterrado a un status social
elevado (Oliva y Lisboa 2009) 26 . Por último, deben considerarse aquellos
hallazgos correspondientes a los entierros de soldados fortineros y de los
primeros colonos de origen europeo, como es el caso del cementerio militar de
Puan y de otros sitios con entierros aislados (Figura 2).
Las investigaciones que abordan este tipo de registro dan cuenta de la
complejización de las prácticas durante este período, ya sea con respecto al
lugar de entierro (áreas formales, orientación de los cuerpos), al ajuar (vasijas
cerámicas, frenos y estribos de caballo, cuentas de metal y de vidrio, entre
otros, junto a elementos típicamente indígenas, y restos faunísticos) que

23
Casamiquela, R. M. y G. P. Noseda 1970. Diagnosis de restos humanos
exhumados de una sepultura indígena bonaerense. Etnia 11 (1970): 6-23.
24
Berón, M. y E. I. Baffi 2003. Procesos de cambio cultural en los cazadores-
recolectores de la provincia de La Pampa, Argentina. Intersecciones en
Antropología 4: 29-43, Olavarría, Facultad de Ciencias Sociales, UNCPBA.
25
Oliva, F., G. L’heureux, H. De Angelis, V. Parmigiani y F. Reyes 2007.
Poblaciones indígenas de momentos postcontacto en el borde occidental de la
pampa húmeda: Gascón 1, un sitio de entierros humanos. En: Oliva, F.; N. De
Grandis y J. Rodríguez (eds.), Arqueología Argentina en los inicios de un nuevo
siglo. Tomo I: 265-274. Laborde Libros Editor. Rosario.
26
Oliva, F. y M. L. Lisboa 2009. Indicadores arqueológicos de cambio cultual en
las comunidades indígenas pampeanas de los primeros momentos históricos
(siglos XVI a XVIII). Región Pampeana, República Argentina. En: García Targa,
J. y P. Fournier García (eds.), Arqueología Colonial Latinoamericana, 255-267.
delatan cambios sociales y económicos, y dan cuenta de la circulación de
bienes y de las relaciones interétnicas.

Figura 2. Entierro de tipo primario con un contexto de contacto, a orillas de una laguna
bonaerense.

Complementariamente al registro arqueológico, para este período se dispone


de gran cantidad de testimonios escritos que aportan abundantes datos al
análisis de estas prácticas. El naturalista Holmberg brinda sus observaciones
acerca de un entierro en cueva, describe un esqueleto incompleto (que
identifica como un individuo masculino) acompañado de dos fragmentos líticos
de calcedonia y un caracol marino en la Gruta del Esqueleto en el Cerro
Curamalal Grande (municipio de Saavedra) (Holmberg 1884)27.

27
Holmberg, E. 1884 La Sierra de Curá-Malal.(Currumalan) Informe presentado
al Excelentísimo Señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Dardo
Rocha. Buenos Aires. 81 pp.
Por otra parte, se destaca el relato de D´Orbigny (1999 [1828–1829])28 respecto
a los rituales funerarios, quien describe que en la mayoría de los casos se
sacrificaban yeguas y otros animales domésticos en la ceremonia de entierro
de los hombres, para posteriormente los asistentes dividirse los restos de los
animales muertos y así cada invitado llevarse un porción a su casa. En otro de
sus relatos, menciona que al indio que fallecía en un combate, cuando no había
tiempo de darle sepultura, se le mataba su caballo al lado de él,
abandonándolo con todas sus ropas y sus armas (D´Orbigny, 1999 [1828–
1829])29.
Un testimonio más antiguo se encuentra en Falkner (2003 [1774]) 30 , quien
relata que “cuando un indio muere, una de las mujeres más distinguidas, es
nombrada inmediatamente para hacer del cadáver un esqueleto, le sacan las
entrañas, y las queman hasta que se hagan cenizas; descarnando los huesos,
y enterrándolos luego, hasta que la carne esté del todo consumida, o hasta
trasladarlos, (lo que se debe hacer antes del año de su entierro, aunque
algunas veces lo ejecutan a los dos meses), al lugar propio en que fueron
enterrados sus antecesores”.

Prácticas funerarias históricas


Las prácticas funerarias históricas pueden estudiarse mediante los
monumentos funerarios que por sus características tienen una especificidad
que permite la preservación de las identidades étnicas, religiosas e ideológicas
de las familias y de la sociedad en su conjunto (Rizzo y Sempé s/f) 31.

28
D´Orbigny, A. 1999 [1828–1829]. Viaje por América meridional. Tomo II.
Emecé Editores. Buenos Aires.
29
Op. cit.
30
Falkner, T. 2003. [1774]. Descripción de la Patagonia y de las partes
contiguas de la América del Sur. Documento electrónico, Biblioteca Virtual
Universal, http://www.biblioteca.org.ar/libros/92625.pdf, acceso 06/11/2012.
31
Rizzo A. y Sempé M. C. (s/f). El cementerio como patrimonio tangible de la
comunidad.
Hasta comienzos del siglo XIX se enterraban a los personajes destacados por
su alta jerarquía en relación a su posición social dentro de las iglesias. Esta
costumbre quedo vedada en 1810 en Argentina, medida que fue muy resistida
por los grupos eclesiásticos (Viera 2009) 32 . De igual modo la costumbre de
enterrar a los propietarios de grandes haciendas en el interior de sus campos,
fue prohibida debido a la existencia de corrientes urbanistas higienistas que
promovían la creación de cementerios durante la segunda mitad del siglo XIX.
Éstos últimos se tratan de espacios urbanos que forman parte integral de las
localidades, constituyéndose como lugares de memoria que aportan elementos
concretos de valor simbólico en la construcción del pasado (Figura 3).
Siguiendo a Sempé y Viera (2011)33 los cementerios poseen la particularidad
de ser espacios acumulativos, representando de esa manera la totalidad del
patrimonio de una comunidad. Expresan fuertemente el arte popular a través
de la iconografía funeraria que da cuenta de los diversos grupos culturales que
habitaron un espacio y tiempo determinado.
De acuerdo con Rizzo y Sempé (s/f)34, el cementerio es un lugar de memoria
cuya función consiste en resguardar el pasado y aportar elementos para
generar una conciencia colectiva de carácter histórica en actualización
permanente. Como patrimonio cultural, su valor testimonial respecto a una
sociedad, a una época y sus costumbres es posiblemente una de sus
características más importantes. También es considerado referente de los
procesos de construcción de identidad histórica cultural, surgidos del
microcosmos de la cotidianidad de una sociedad formada por personas
concretas y no de las superestructuras sociales (instituciones).

32
Viera, L. 2009. Los cementerios urbanos. Arquitectura, urbanismo y
simbología masónica en cementerios urbanos. Pp.9-20.
33
Sempé, M. C. y Viera, M. 2011. El valor patrimonial del Cementerio de La
Plata. En El cementerio de La Plata y su contexto histórico. Pp.313-318.
34
Rizzo A. y Sempé M. C. (s/f). El cementerio como patrimonio tangible de la
comunidad.
Los seres humanos rodean a la muerte de un ritual funerario cargado de
simbolismo cuando entierran a sus muertos. Ese simbolismo presenta
variaciones socioculturales. El cementerio es una institución social dinámica
donde es posible observar diferentes aspectos de la estructura social. Los
cementerios urbanos funcionan como receptáculo de la memoria colectiva de
un pueblo, en la simbología y la arquitectura de los monumentos funerarios se
puede identificar los diversos grupos sociales de una comunidad y sus ideas
religiosas. De esta forma, los cementerios se convierten en un nexo a la
historia de una localidad y ofrece una forma de auto-representación para sus
habitantes.
Toda comunidad se enfrenta a la muerte, dado que es un fenómeno universal,
a través de un ritual donde el cementerio ocupa una posición relevante como
hábito cultural, el cual contiene a los monumentos y posibilita los ritos y visitas
periódicas (Thomas 1993)35.

35
Thomas, L. V. 1993. Antropología de la muerte. México: Fondo de Cultura
Económica.
Figura 3. Arriba izquierda: cruces correspondientes al cementerio de una colonia de
alemanes del Volga, de principios del siglo XX. Arriba derecha y abajo: diferentes
sectores de un cementerio perteneciente a una localidad cabecera de distrito del
sudoeste bonaerense, fundada a fines del siglo XIX (foto cortesía de Jorgelina Walter).
Algunas consideraciones finales
Las diversas sociedades del pasado y del presente se han vinculado a la
muerte mediante ritos y cultos, interpretados como la forma de enfrentar
psicológicamente el hecho de la muerte y la asignación de un carácter social y
36
religioso a un suceso biológico (Villa 1993) . En este sentido, debe
considerarse al difunto no sólo como ente biológico, sino también como un
individuo social cuya desaparición altera el orden de la sociedad. Por lo tanto la
práctica funeraria se constituye como un rito de paso por medio del cual se
reconoce socialmente la nueva condición del occiso (Bloch y Parry 1982)37.
Asimismo los ritos funerarios pueden utilizarse para legitimar el orden social,
obtener o mantener las estructuras de autoridad, y para establecer la propiedad
sobre un territorio o recurso (Bloch y Parry 1982)38 . La demarcación de un
espacio destinado para el descanso de los muertos (tumbas, cementerios,
cuevas, entre otros) otorga un símbolo de la continuidad de la tenencia del
poder y/o la propiedad sobre un área o recurso por parte de un grupo personas
vinculadas con el muerto (Bloch y Parry 1982)39.
Los espacios funerarios pueden ser vividos como una forma de establecer y
demarcar identidad en la experiencia cotidiana, y es articuladora diferentes
relaciones sociales. En este sentido portan historias, ideas y valores que
estructuran y son estructuradas por los grupos humanos (Hutson 2002) 40 ,
constituyendo lugares de memoria. En base a una serie de prácticas
ritualizadas alrededor del difunto se conforman los entierros (Fahlander y

36
Villa, E. 1993 Muerte: cultos y cementerios. Bogotá, Disloque.
37
Bloch, M. y J. Parry (eds.) 1982 Death and the Regeneration of Life.
Cambridge, Cambridge University Press.
38
Bloch, M. y J. Parry (eds.) 1982 Death and the Regeneration of Life.
Cambridge, Cambridge University Press.
39
Op. cit.
40
Hutson, S. 2002 Built Space and Bad Subjects. Domination and Resistance at
Monte Alban, Oaxaca, Mexico. Journal of Social Archaeology 2 (1): 53-80.
41
Oestergard 2008) ; las mencionadas prácticas se constituyen y están
constituidas como memoria familiar y social en primer término, y como memoria
del grupo, en último lugar. Como lugares de memoria, los espacios funerarios
brindan información sobre los procesos sociales, políticos y económicos
producidos a lo largo de la historia; son evidencias de los cambios en una
sociedad, ya que se vinculan con la cosmovisión del grupo y las lógicas
culturales que maneje.
El análisis de la muerte que se realiza a través de la arqueología no sólo
estudia los rasgos de los sitios y yacimientos, o busca reconstruir las
cuestiones rituales, sino intenta desentrañar el código implícito y explícito en
las tumbas y ceremonias funerarias, entretejidas en una red de símbolos
(Figura 4). El lugar de interacción con la muerte no se encuentra limitado a los
cementerios o a la arquitectura monumental, ya que en muchas sociedades
incluye ciertos emplazamientos naturales, donde determinadas características
topográficas son señal de vínculos con el otro mundo, ambientes propicios en
la conexión con los otros (por ejemplo las cuevas para los cazadores
recolectores).

41
Fahlander, F. y T. Oestigaard 2008. The Materiality of Death: Bodies, Burials,
Beliefs. En F. Fahlander y T. Oestigaard (eds), The Materiality of Death:
Bodies, Burials, Beliefs, pp. 1-15. Oxford: BAR International Series 1768.
Figura 4. Momentos previos a la realización de una ceremonia de re-entierro en el
sudoeste de la provincia de Buenos aires, año 2015.

Algunas de las líneas de investigación que pueden seguirse son:


1. el tratamiento del cadáver
2. el ajuar
3. las evidencias de acciones rituales
4. la monumentalidad como materialización de la memoria
5. la diferenciación, ya sea de género, edad, y/o social
6. el otro mundo y vínculo con ancestros
Los trabajos de Thomas (1989) 42 y Ariès (2000) 43 postulan diferencias en el
nivel de aceptación o negación de la muerte por parte de las sociedades, estas
diferencias se harían evidentes en el uso o desuso de símbolos y ritos
funerarios. El primero de los autores mencionados sostiene que las sociedades
tradicionales detentan una mejor aceptación de la muerte; revelada por la
complejidad y el valor otorgado a estos ritos dentro de las dinámicas sociales
(Thomas 1989)44. En cambio, las sociedades modernas exhiben una tendencia

42
Thomas, L. V. 1989. El cadáver. México: Fondo de Cultura Económica.
43
Ariès, P. 2000. Morir en Occidente. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.
44
Op. cit.
a la negación del tema de la muerte, por la lenta desacralización de los ritos
funerarios o la desaparición de estos.
Las diferencias entre la forma de asumir la muerte por parte de las sociedades
tradicionales y modernas es atribuida por Villa (1993) 45 a la intensidad del
miedo a la muerte, que varía con el sistema cultural, la creencia religiosa, el
momento histórico. A través de un hecho cultural, el rito funerario, se busca
encarar la muerte y lo que genera en las personas individual y colectivamente.
Las prácticas funerarias son expresiones de las costumbres intangibles de una
comunidad, en virtud de ello forman parte del patrimonio histórico cultural de
los pueblos. Estos como testimonio material de otro tiempo, son un patrimonio
en crecimiento que actualiza la memoria del pasado (Sempé y Viera 2011) 46 y
representa las huellas materiales de un continuum de poblamiento por
diferentes grupos. La provincia de Buenos Aires da cuenta de un amplio
abanico de prácticas en relación al tratamiento mortuorio que los diferentes
grupos a través del tiempo han decidido brindar a sus muertos, las cuales
atestiguan el complejo proceso histórico de relaciones interculturales que
formaron parte del poblamiento bonaerense.

45
Villa, E. 1993 Muerte: cultos y cementerios. Bogotá, Disloque.
46
Sempé, M. C. y Viera, M. 2011. El valor patrimonial del Cementerio de La
Plata. En El cementerio de La Plata y su contexto histórico. Pp.313-318.

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