RESUMEN DEL LIBRO I,
LA CIUDAD ANTIGUA
Libro I, Capítulo I
Creencias sobre el alma y la muerte
El primer capítulo nos habla acerca de los principios y reglas la sociedad griega y la
sociedad romana con referente a su religión y creencias.
Para las poblaciones griegas e italianas la vida terrenal no concluía en el día de su muerte.
Consideraban la muerte, no como una disolución del ser, sino como un mero cambio de
vida, ya que el alma no se separaba del cuerpo. El alma de carecía de tumba no tenía
morada. Vivía errante, en vano aspiraba al reposo que debía amar tras las agitaciones y
trabajos de esta vida: era necesario errar siempre.
Se puede ver que el escritor nos enseña que para estos antiguos se atormentaban por el
temor que tras su muerte no se hicieran los ritos, era una de las preocupaciones de estos.
Para los atenienses como el alma estaba consigo siempre cuando moría un general en una
victoria de mar y debían trasladarlo lo hacían para que descansara en paz, pero en su casa o
país.
Tenían ritos y ceremonias porque el ser que estaba bajo tierra no estaba separado de la
humanidad, por ejemplo, se rodeaba la tumba de guirnaldas y flores y se le depositaban
frutas, sal, se le derramaba vino y leche y se abría un hueco en la tierra para que los
alimentos le llegaran al muerto.
También se gritaba tres veces el nombre que tenía en vida para desearle buena vida y se
apaciguara todos sus deseos.
Libro I, Capitulo II
El culto de los muertos
Gracias a estas creencias se dió lugar a unas reglas de conducta. Era un deber de los vivos
darles alimentos y bebidas ya que de esta manera se satisfacía esa necesidad de los muertos.
todos estos ritos duraron hasta el triunfo del cristianismo. Los muertos eran seres sagrados,
los hombres antiguos se referían a los muertos como santos, bienaventurados, buenos. Para
ellos cada muerto era un Dios.
Cicerón dice: "nuestros antepasados han querido que los hombres que habían salido de esta
vida se contasen en el número de los dioses" tanto los hombres buenos como los malos se
convertían en dioses, solo que en esta segunda etapa conserva las malas tendencias que
tenía en la primera.
Los griegos daban de buen grado a los muertos el nombre de los dioses subterráneos. Los
romanos daban a los muertos el nombre de dioses manes, Cicerón decía que había que
tenerlos como divinos.
Las tumbas era los templos para estás divinidades, se tenían altares y ofrendas.
Este culto de los muertos se encuentra entre los helenos, latinos, sabinos, etruscos y
también entre los arios de la india. Los himnos del rig veda mencionan esta costumbre, al
igual que el libro de las leyes de Manú en el cual nos dicen que este culto es el más antiguo
que los hombres hayan profesados. En las leyes de Manú se cree en la metempsicosis, en
esta doctrina subsiste viva e indestructible la religión de las almas de los antepasados.
Se necesita mucho tiempo para que las creencias humanas se transformen y se necesita aún
más para que las prácticas exteriores y las leyes se modifiquen. A pesar de tantos siglos los
indios siguen manteniendo esta idea y creencia.
Este culto en la india era el mismo que Grecia e Italia en el sentido que el indio debía
suministrar a los manes la comida llamada sraddha. Al ofrecer esta comida a sus
antepasados, los manes se venían a sentar a su lado y tomaban el aliento que se le
presentaban.
El indio al igual que el griego si les dejaban de ofrecer el sraddha a un muerto, el alma se
volvía errante. Los manes eran verdaderamente dioses, solo eran mientras los vivos les
honraban con culto. Los griegos y romanos decían que, si cesaban de ofrecer comida
fúnebre a los muertos, estos los iban a atormentar, traer maldiciones, enviar enfermedades
etc.
Si el muerto al que se olvidaba era un ser malhechor, aquél al que se honraba era un dios
tutelar, que amaba a los que le ofrecían el sustento.
Los antiguos les pedían mucho a los muertos, ya que creían que, aunque estuvieran en esta
condición eran poderosos, fuertes y sabio. Estas almas humanas, divinizadas por la muerte,
eran lo que los griegos llamaban demonios. Los latinos les dieron el nombre de Lares,
Manes. Cicerón dice: "Lo que los griegos llamaban demonios nosotros los denominamos
Lares".
Esta religión de los muertos es la más antigua que haya existido entre esta raza y de
hombres. Antes de adorar a Indra o a Zeus, el hombre adoró a los muertos; tuvo miedo de
ellos y les dirigió sus preces.
La muerte fue el primer misterio, e hizo elevar al hombre su pensamiento de lo visible o lo
invisible, de lo transitorio a lo eterno y de lo humano a lo divino.
Libro I, capitulo III
El fuego sagrado
En la casa de un griego o romano encerraba un altar, en este siempre había ceniza y
carbones encendidos, la responsabilidad de mantener el fuego día y noche pertenecía al jefe
de la familia y en caso de que el fuego se consumiera se decía que la casa caía en desgracia.
La religión distinguía la madera de los árboles con las que el fuego debía conservarse ya
que no era permitido alimentar el fuego con cualquier tipo de madera. La religión también
precisaba que el fuego debía mantenerse puro, no podía caer sobre él cosas sucias o
cometer algún acto culpable en su presencia. El primero de mayo cada familia debía
extinguir su fuego y encender otro rápidamente
El fuego tenía un carácter algo divino ya que se le adoraba, se le rendía verdadero culto, se
le ofrendaba cuanto se juzgaba que podía ser grato a un Dios, se solicitaba su protección y
se le dirigía fervientes oraciones.
El culto del fuego sagrado no pertenecía exclusivamente a las poblaciones de Grecia e
Italia, también se le encuentra en Oriente. Entre los indos sele llamarse Agni a la divinidad
del fuego.
El altar del fuego sagrado fue personificado; se llamó Vesta. Se representó a esta divinidad
con rasgos de mujer ya que la palabra con que designaba al altar pertenecía al género
femenino
Lares o héroes no era otra cosa que el alma de los muertos, a la que el hombre atribuía un
poder sobrehumano o divino. El recuerdo de uno de estos muertos sagrados estaba ligados
siempre al hogar. Adorando a uno no podía olvidarse al otro.
Se puede pensar que el hogar doméstico solo fue en su origen, el símbolo del culto de los
muertos; que bajo el hogar descansaba un antepasado y el fuego que se encendía allí era
para honrarle, esto solo es una conjetura ya que faltan pruebas.
Libro I, capitulo IV
Religión Domestica
El culto a los muertos, mejor dicho “el culto de los antepasados” también es muy diferente
de como lo conocemos hoy en día, este culto era celebrado en distintos pueblos como los
arios de la India, los helenos, los latinos, los sabinos, los etruscos y la raza indoeuropea.
En cuestión las ofrendas solo podían ser realizadas por sus mismos descendientes.
Y había leyes encargadas de respetar este culto, como la ley de los indios y la ley ateniense
que prohibía admitir a un extranjero en la comida fúnebre. Ya que solo los descendientes
del fallecido tenían acceso a esta.
También se le impedía al extranjero tener un mínimo contacto con una tumba, ya que si el
extranjero en cuestión llegaba a tocar una tumba cometía un acto “impío”, es decir que no
tenía respeto ni devoción a la religión. Y esta persona se tenía que someter a un acto de
purificación para calmar la cólera del muerto.
En Grecia, Roma y la India el hijo tenía que hacer las libraciones y sacrificios a su padre y
a todos sus abuelos. Si no se hacía esto se destruía el culto de los antepasados y recaía sobre
el infractor una serie de muertos y acababa con su felicidad. Esto último multiplicado tantas
veces como antepasados había en la familia.
Pero si por el contrario se respetaba este culto a los antepasados, estos antecesores se
convertían en un dios protector.
Entonces se llega a entender que para los antepasados, un difunto se convertía en una
especie de “dios” al que sus descendientes le rendían culto para evitar la adversidad y tener
una vida próspera.
LIBRO II
LA FAMILIA
CAPITULO I
En este vemos como la religión ha sido el principio constitutivo de la familia antigua,
vemos que en los cultos que se ofrecían no había un rito especifico que debía seguirse, cada
familia tenía su manera de adorar a sus dioses, las creencias iban pasando de generación en
generación pero sólo de varón en varón puesto que se decía que el padre al darle la vida al
hijo también le daba las creencias, el culto y el derecho a mantener el lugar con su fuego
sagrado, las mujeres sólo podían participar en el culto al estar con su padre o su marido,
poco a poco se obtuvieron resultados graves para el derecho privado y Constitución de la
familia, la religión fue lo que constituyo la familia antigua, cada casa tenía un altar en el
que la familia se reunía cada mañana y cada noche para invocar las primeras y las últimas
oraciones, la familia se reunía en cada comida en frente del fuego y tenían fuera un
sepulcro en el que estaban enterrados los muertos de la familia, juntos sin haber sido
separados por la muerte, la figura paterna representaba la autoridad y un tipo de institución
primordial así como la superioridad sobre la mujer y los hijos y por lo que el afecto y el
nacimiento no era el fundamento de la familia, la primera institución constituida por la
religión doméstica fue la unión conyugal ya que era esencial para ellos cuando una mujer
contraía matrimonio con joven de otra familia dejaba la figura paterna para pasar a ser parte
de la otra familia, pertenecía a la familia del esposo por lo que rendía culto y sacrificio en el
hogar de su marido, al matrimonio se le llamaba con una palabra que significaba
“ceremonia sacra” lo cual nos dice la importancia que se le daba en aquellas épocas, el Dios
doméstico era quién presenciaba dicha ceremonia en Grecia la ceremonia constaba de tres
actos, la extinción de las familias representaba una desgracia por lo que en Grecia se
cuidaba que no se deshiciera ninguna familia, tanto como en Roma se cuidaba que no se
descuidara el culto domestico, todos tenían interés antes de morir por que así aseguraban la
dicha de su inmortalidad antes de morir, la leyes de Manu llamaban al primogénito el
engendrado para cumplir con el deber, era de gran interés para la vida humana continuar la
descendencia para que continuase el culto.
CAPITULO II
La religión se enredaba de varón a varón y las mujeres solo practicaban la religión de sus
padre o de su esposo en el caso de que la religión de su esposo fuera un diferente esta se
tendría que apartar radicalmente de la religión del padre para ahora practicar la de su
conyugue, en el momento del casamiento no adaptaban ninguna religión, el matrimonio era
considerado la ceremonia sagrada por excelencia esta ceremonia no era realizada en templo
sino en la casa adoptando la religión del anfitrión además esta ceremonia se realizaba en
tres actos, el primero en la casa del padre ,el segundo en el tránsito de la casa del padre a la
del conyugue y el tercero en lasa del marido.
Primer acto: se realiza un sacrificio por parte del padre acompañado de su familia del padre
luego pronuncian una formula sacerdotal que entrega su hija al marido y su designación a
la religión del padre sin esta fórmula no se puede seguir con la ceremonia
Segundo acto: se dirige hacia la casa del marido la mujer es dirigida por en este paso la
mujer lleva un vestido blanco con velo y una corona además se enciende una antorcha que
es la antorcha nupcial acompañados de encanto muy importante para la ceremonia que este
canto le da el nombre a la misma. La ceremonia continua con la entrada de la mujer a la
morada teniendo en cuenta que no toque el suelo ya que esto no está permitido antes de
entrar se hace una dramatización de un secuestro de la mujer por parte del marido ya que
esto representa el poder y el pudor del marido
Tercer acto: acercado se al hogar se le presenta a la religión de dicho hogar luego se le rocía
agua lustra y toca el fuego sagrado, prosiguiendo con la ceremonia se reparte un pan y
frutas a los presentes luego se columna con una oración de liberación y poniendo en
armonía con la religión del esposo colocando en armonía a los dos.
El matrimonio es la deligación del mujer con el padre ahora la mujer pertenece al núcleo
de su marido adoptando todo lo cultural de su marido debido a esta regla la mujer no pude
tener dos religiones domesticas ni a dos familias.
CAPITULO III
• CONTINUIDAD DE LA FAMILIA
La religión en Roma, Grecia y la India era privada, pues cada familia tenía su propio Dios y
sus propias costumbres, El hombre después de su muerte se convertía en un Dios, era
reputado por un ser bienaventurado y divino. A los dioses se les solía llamar, lares, manes y
penates. Los lares eran buenos cuando se les hacían ceremonias y ofrendas, pero por el
contrario cuando se les dejaba en el olvido el muerto sufría perjuicios y el alma del muerto
se tornaba maléfica. Debido a eso, existía la norma de que cada familia debía continuarse
por siempre, pues los muertos tenían la necesidad de que hubiese siempre un hombre de su
sangre que llevase las ofrendas a la tumba. En Atenas y Roma, la ley encargaba al primer
magistrado de la ciudad de la vigilancia para que no llegase a extinguirse ninguna familia,
ni tampoco ningún culto doméstico. Era de suma importancia que todo hombre se
preocupara por dejar en su familia, descendientes que le aseguraran la dicha de su
inmortalidad.
• INTRODUCCION DEL CELIBATO.
Era de gran interés para la vida humana continuar la descendencia para así mismo continuar
el culto, pues si esto no sucedía así, se desaparecía su religión en la tierra, se extinguiría su
hogar y toda la serie de sus difuntos caerían en el olvido y la desgracia eterna. Aquí entra
un concepto muy importante, EL CELIBATO, como ya sabemos es el estado que adopta
voluntariamente una persona para mantenerse soltero por el resto de su vida o gran parte de
ella, en esa época esto se consideraba como una especie de condenación para el hombre y
sus antepasados, incluso había leyes que juzgaban esto como algo malo y punible. Dionisio
de Halicarnaso, dice haber visto una ley antigua que obligaba a los jóvenes a casarse, el
tratado de las leyes de ciceron, contiene una que prohíbe el celibato. En Esparta se privaba
de todos los derechos de ciudadanía al que no se casaba. En algún momento de la historia el
celibato dejo de estar prohibido por las leyes, pero aun así seguía prohibido por las
costumbres.
• DIVORCIO EN CASO DE ESTERILIDAD.
Como ya ha quedado muy claro, la causa primordial del matrimonio era la continuación de
la familia, por ello parecía justo que se pudiese romper si la mujer era estéril, en ese caso se
le otorgaba el derecho al divorcio.
Era tan grande el imperio de la religión, hasta tal punto que se anteponían los deberes
religiosos a todo lo demás.
La historia de Carvilio Ruga, en Roma, puede ilustrarnos: “Carvulio Ruga, hombre de
ilustre familia- se divorció de su mujer porque no podía tener de ella hijo; la amaba con
ternura, y no tenía sino motivos de alabanza de su conducta, pero sacrificó su amor a la
religión, porque había jurado en la formula del matrimonio que la tomaba por esposa a fin
de tener hijos”
En el caso en que un matrimonio fuese estéril por parte del marido, se le obligaba a la
mujer a entregarse a algún pariente del marido, este era considerado como hijo del marido y
tenia el deber de continuar el culto familiar.
• DESIGUAL ENTRE EL HIJO Y LA HIJA.
El nacimiento de una hija no aportaba para cumplir con el fin del matrimonio, pues ella el
día que se casare, renunciaba a su familia para pasar a pertenecer a la familia y religión de
su marido.
La familia se continuaba por medio de los varones, por ello el hijo era, el esperado, el
necesario y el reclamado por la familia, por el hogar y por los antepasados.
La entrada del hijo en la familia se celebraba con un acto religioso, era bien recibido por el
padre, la declaración del padre constituía el vínculo moral y religioso con la familia, esta
ceremonia era obligatoria en Roma, en Grecia y en la india y tenía lugar poco después del
nacimiento. Desde ese momento el hijo era admitido en esa pequeña iglesia llamada
familia.
CAPITULO IV
DE LA ADOPCIÓN Y DE LA EMANCIPACION
La religión ofrecía a la familia un último recurso para escapar de la desgracia de la
extensión este era el derecho a adoptar.
Al disputarse a un hijo adoptivo la legitimidad de su adopción. El defensor dice ante todo
porque motivo se adoptaba a un hijo, se hace referencia a Menecles aquel que no quiere
morir sin hijos, quería dejar a alguien que se hiciera cargo de enterrarlo y le tributase
después las ceremonias fúnebres; en este sentido se demuestra lo que sucedería si el
tribunal anulara la adopción, se trata no del adoptante sino el que lo adopto. La adopción en
este tiempo se daba para velar por la perpetuidad de la religión doméstica y todo lo que se
deriva de ella.
“Adoptar es pedirle a la religión y a la ley lo que no se ha obtenido por la naturaleza” esto
rigió en el tiempo de Cicerón ya que en el de Gayo un hombre podía tener hijos por la
naturaleza y por adopción para Cicerón esta adopción era contraria al derecho religioso.
De esta manera cuando se adoptaba un hijo, era preciso ante todo, iniciarlo en el culto, por
ello se realizaba la adopción con una ceremonia sagrada semejante a la del nacimiento de
un hijo. Admitido en una nueva casa, la casa paterna le era ahora extraña, nada tenía ya de
común con el hogar que le había visto nacer. El principal efecto de la emancipación
consistía en la renuncia al culto de la familia en que se había nacido.
CAPITULO V
El parentesco lo que los Romanos llamaban asignación
De todo esto podemos concluir que prácticamente nos da un punto religioso y familiar de
Grecia, Roma y La India en esos tiempos ya que si nos ´ponemos a analizar Grecia y Roma
marcaron una gran parte de la historia de la humanidad Grecia por su cultura y Roma por su
poderío militar además de sus políticas.
Esto fue como la base para muchas civilizaciones de hoy en día en este capítulo podemos
tener una idea de cómo ellos se consideraba familia y es como bien y lo dije cuando rendían
culto a los mismo Dioses, también cuando compartían la misma comida fúnebre entre otras.
En esto también vemos que los varones eran los que ejercían derechos, ya que a las
mujeres ni se les atribuía el reconocimiento de su hijo frente a su familia porque también
nos dice que cuando esta se casaba ella automáticamente perdía su lazo familiar es decir se
desentendida de su familia para volverse parte de la familia del esposo totalmente, y así
mismo los hijos no tenían nada que ver con el lazo familiar de la madre.
Después de todo esto y al pasar el tiempo las cosas fueron cambiando tanto en Roma como
en Grecia a medida que se fue debilitando la parte religiosa y así fue como los lazos de
sangre tomaron más fuerza desencadenándose hay un verdadero reconocimiento como tal
con los lazos de sangre y no más bien como ellos se basaban antes que era por su religión
por los mismo Dioses o por parentesco
Al leer así a los jurisconsultos desde Cerum hasta Justiniano se ven estos sistema de
parentesco disputarse el dominio del derecho pero en tiempo de doce tablas que para mi
opinión sería un tiempo de doce meses ósea un año se le asignaba el parentesco de
asignación y a su vez el derecho a heredar.
CAPITULO VI
Los tártaros comprenden el derecho de propiedad cuando se trata de los ganados más no los
terrenos
Entre los antiguos germanos las tierras no le pertenecían a nadie, las tribus todos los años le
daban a cada individuo un lote y al año siguiente lo cambiaba, los germanos era propietario
de la cosecha pero no de la tierra, se dice que todavía ocurre en una parte de la raza
semítica y en algunos pueblos eslavos.
Mientras las razas que niegan al individuo la propiedad del suelo le concedían al menos la
del fruto de su trabajo en Grecia sucedía todo lo contrario.
En algunas regiones se obliga a los ciudadanos que entregue sus cosechas a la comunidad o
al menos la mayor parte para su consumo comunitario, Roma y Grecia practicaron y
conocieron la propiedad particular, no se conoce ninguna época en donde haya sido igual a
los germanos.
El individuo no era dueño del trigo que había recolectado pero a su vez tenían una
contradicción inexplicable, tenía la propiedad absoluta del terreno que trabajaba. Se decía
que ellos eran más dueño de la tierra que dé sus frutos y parece que los griegos habían
seguido en la concepción del derecho de propiedad, esto quiere decir que primero se le
aplica a los frutos y luego a la tierra.
Desde la remota antigüedad hay tres cosas sólidamente establecidas en las sociedades
griegas y romanas la religión doméstica, la familia y el derecho de propiedad.
La idea de la propiedad particular estaba implícita en la religión misma ya que cada familia
poseía su hogar y sus antepasados no podían ser adorados sino por ella.
El altar símbolo de la vida sedentaria debía estar en el suelo una vez colocada no podía
cambiar de sitio.
Los manes de la familia exigían una morada fija materialmente era difícil transportar por
ser de pesada piedra religiosamente era más difícil aún y no permitido al hombre sino en
caso extremo tal como si el enemigo lo arrojaba de aquel sitio o si la tierra no podía ni
alimentarlo, Cuando se le he al hogar era el propósito de que iban a permanecer siempre en
el mismo sitio el Dios se instalaba allí y no por un lapso de duración humana sino por todo
el tiempo que hubiese de durar la familia o mientras que quedarse alguien que mantuviese
encendida la llama para el sacrificio
De esta manera lograr toma posesión del suelo hacia suya aquella parte de la tierra y era de
su propiedad la familia que por deber y por religión permanecía siempre agrupada quedaba
fija en el suelo como el monumento funerario
Para aquellas gentes dos hogares representaban dos divinidades distintas que no podían
unirse ni confundirse nunca y esto es tan cierto que ni el mismo matrimonio entre dos
familias establecía y alianza entre sus dioses.
El hogar debía estar separado absolutamente todo ningunos extraño podía acercarse a él en
el acto de celebración de la ceremonia del culto ni siquiera presenciarlas de lejos.
Por ello se les llamaban a estos dioses los dioses ocultos.
Para que esto se cumpliera alrededor del hogar tendría que haber una cerca poco importaba
de qué material fuese hecho.
Está cerca se tenía por sagrada y era delito de impiedad saltarla. El Dios velaba por ella la
tenía, bajo su guardia. Está cerca trazada por la religión era el emblema más seguro y la
marca irrefutable del derecho de propiedad.
En Roma la ley fijaba en 2 pies y medio el ancho del espacio libre que debía siempre
separar a dos casas y este espacio se consagraba al dios de las cercas
Los griegos decían que el hogar había enseñado a los hombres a construir sus casas y
efectivamente que con arreglo a su religión había elegido un sitio para su morada de sus
antepasados debió pensar que tenía el derecho de no abandonarlas jamás.
Para el sepulcro existían las mismas reglas que para el hogar o sea no era permitido unir a
dos familias en un mismo sepulcro así como no era lícito unir dos cultos domésticos en una
misma casa
Así mismo como las casas no podían estar pegados los sepulcros tampoco
En este entonces se decían que los muertos eran dioses que sólo los familiares podían
embocarlos.
Algo análogo pasa en las antiguas poblaciones grecorromanas aunque en verdad no fue la
religión Júpiter la que fundó este derecho sin duda porque no existía todavía
Fue la religión y no las leyes lo que primero garantiza el derecho a la propiedad
Decía la antigua ley romana que el hombre y los bueyes que tocaron el término ajeno
debían ser sacrificados.
La ley etrusca hablando en nombre de la religión se expresaba si el que haya tocado o
separado una linde será condenado por los dioses desaparecer su casa se extinguirá su raza
no dará fruto de tierra; el granizo, el tizón y los calores destruirán sus cosechas y los
miembros del culpable se cubrirán de úlceras hasta que acaben con ellos.
Platón en su tratado de leyes no decía nada nuevo cuando prohibía el propietario ya que no
hacía más que recordar una ley antigua.
También en Esparta estaba expresamente prohibido vender su lote de tierra.
Esto también se encuentra las leyes de los ocres y léucade.
Se permitió la venta de la finca pero siempre con la precisión de ciertas formalidades de
carácter religioso teniendo que realizarse la venta ante un sacerdote que se llamaba
libripens y con la sagrada formalidad llamada mancipación.
CAPITULO VII
1. Naturaleza y principio del derecho de sucesión entre los antiguos
Hay dos cosas ligadas estrechamente con las leyes de los antiguos que, el culto es de
la familia y su propiedad.
Por eso en el derecho romano y en el griego, no se puede adquirir sin el culto y sin
la propiedad. Cicerón dice que los bienes y el culto de cada familia no se separen y
que cada cuidado corresponda a quien le toque la herencia.
Lo mismo ocurre en la india la persona que herede en quien pone las ofrendas en la
tumba.
La razón de que el hijo herede no es por la voluntad del padre, el padre no necesita
hacer testimonio por que el hijo hereda en pleno derecho, el hijo no puede rechazar
la herencia ni la continuación del culto, no es una obligación es un derecho y si el
padre tenía deudas él también las hereda.
2. El hijo hereda la hija no
En el derecho romano si la mujer se casa hereda, pero en el derecho griego nunca
hereda.
La hija nunca es apta para continuar con la religión paterna, cuando la hija se casa
renuncia al culto del padre para adoptar el del esposo, pero igual no posee ningún
título de la herencia. Si el padre quisiera dejarle la herencia a la hija será
inadministrable porque se decía que la hija no podía cumplir el primer deber de
herencia.
Cuando el padre muere los hermanos acuden a dotar a sus hermanas (con quien
casarse, cual será su mejor herencia), si es en el derecho romano.
GAYO Y JUSTINIANO decían que la hija solo figuraba en el número de herederos
naturales, en caso de están bajo la potestad del Padre en el momento de morirse.
CICERON decía que, si el padre tenía una hija y un hijo la hija tenia un tercio de la
fortuna, peo si solo llegaba a tener una hija no podía heredar más de la mitad.
LA LEY VOCONIA PROHIBIA
1. Instituir heredera a una mujer, aunque fuese hija única casa o soltera.
2. Legar a las mujeres mas de la mitad del patrimonio
El derecho indo y el derecho ateniense coinciden en este punto, dice que el hijo
heredaba a su abuelo cual si fuera su hijo lo mismo pasaba en Atenas, el padre
casaba a su hija de manera que hemos dicho, pero el heredero no era ni su yerno ni
su hija, si no el hijo de la hija, cuando este llegara a su mayoría de edad tomaba
posesión del patrimonio de su abuelo materno, aunque su madre y su padre
estuvieran vivos. Hija no era apta para heredar
3. De la sucesión colateral
Solo la descendencia masculina establecida entre dos hombres era quien
permitía continuar con el culto del otro, tenían que ser parientes de valor a varón
por sangren.
Si un hombre perdía a sus hijos solo dejaba nietos, el hijo de su hijo heredaba,
pero no el hijo de su hija no.
Siempre heredaban los hijos hombres, fueran nietos, sobrinos, tíos, primos,
hermanos, siempre en línea masculina
4. Efectos de la emancipación de la adopción
La adopción y la emancipación determinaban un cambio de culto, la primera la
desligaban del culto paterno, la segunda lo iniciaban en la religión de otra
familia.
El hijo excluido del culto paterno por la emancipación también lo estaba en la
herencia.
El hijo adoptivo heredaba de su familia adoptiva, pero no de la familia natural,
el hijo adoptivo si quiere heredar de su familia natural tenía dos opciones
1. Que abandone el patrimonio de la familia adoptiva.
2. Que el culto domestico no cese con su abandono y por este debe dejar una
familia (hijo) hombre que es quien le va a remplazar.
El padre retorna a su familia natural (de nacimiento), y hereda de ella, pero el
padre y el hijo no pueden heredar uno del otro, no pertenecen a la misma familia
en consecuencia no son parientes.
5. El testamento no era conocido al principio
En el antiguo derecho indo no conocía el testamento.
En el derecho ateniense lo prohibió de modo absoluto hasta que Selon lo
permitió a los que no dejaban hijos.
El testamento se prohibió durante mucho tiempo, solo se permitió con
posterioridad a la guerra de peloneso.
Se colocaba a un pueblo bajo la presidencia de un jefe religioso, para que asistan
a la breve lectura de un testamento.
CAPITULO VIII
PRINCIPIO Y NATURALEZA DEL PODER PATERNO ENTRE LOS ANTIGUOS
Derecho de Familia es Derecho Privado, estos son anteriores a la ciudad.
El Derecho Privado es anterior a la Ciudad cuando esta empezó a escribir sus leyes,
encontró ya establecido este Derecho. Vivo y arraigado en las costumbres de adhesión
universal.
La ciudad lo acepto y solo a la larga osó a modificarlo.
Derecho de Familia se ha derivado de creencias religiosas, ejerciendo imperio sobre
creencias y voluntades.
Composición de la Familia, incluye esclavos.
Autoridad primera. religión Domestica. Griegos= Hogar, Señor. Latinos= lar familiar
pater. Fija los rangos en la familia. En el reposa el culto domestico.
MUJER
La mujer toma parte en los actos religiosos pero no es la Señora del Hogar. No representa a
los antepasados, no desciende de ellos. En la muerte no recibirá un culto especial. Solo
figura como un miembro de su esposo. El Do. Griego, Romano e Indio están de acuerdo en
considerar a la mujer como una menor. Nunca puede poseer un hogar propio ni presidir el
culto.
Ley “india” de Manu: Una mujer nunca debe gobernarse a su guisa. (Romanas y Griegas
dicen lo mismo) Depende de: Padre, Esposo, Agnados. La mujer renuncia a su primitiva
familia por el matrimonio, muerto el cónyuge será sumisa a los agnados de este.
El marido tiene tal autoridad sobre ella que, antes de morir puede designarle un tutor e
incluso su segundo marido. “Manus” = Poder del marido sobre la mujer. El Matrimonio
realizaba la subordinación y al mismo tiempo la dignidad de la mujer.
HIJO
La naturaleza quiere que el hijo tenga un protector, un guía, un amo. La religión esta de
acuerdo con esto. El Padre será el jefe del culto y el hijo le ayudara en Santas funciones. La
Naturaleza le da a el hijo una mayoría, la religión no se la concede. Esta sujeción del hijo a
el padre desapareció muy pronto en Atenas. En Roma el hijo no podía alimentar un hogar
propio en vida del padre.
El hijo nacido del concubinato no estaba bajo la autoridad del padre.
NOTA: Gracias a la religión domestica la familia era un pequeño cuerpo organizado, una
pequeña sociedad con su jefe y su gobierno. Toda la religión reside en el padre. Pater=
Latin, Griego, Sanscrito.
PATER
El titulo de Pater o Pater familias. Podía dársele a alguien que no tenia hijos, o ni siquiera
estaba en edad de contraer matrimonio
Pater en lengua religiosa se atribuía a los Dioses. En lengua del Derecho a quien no
dependía del otro y ejercía el control sobre una familia
PADRE
Ganitar, Genitor.
Adopción de la palabra – Actualidad.
ENUMERACION DE LOS DERECHOS QUE COMPONIAN EL PODER
PATERNAL.
Jefe Religioso, Dueño de la Propiedad y Juez.
1 Jefe Supremo de la religión domestica, regula las ceremonias. La Ciudad misma y sus
pontífices no pueden alterar nada en su culto. Nadie duda de su supremacía sacerdotal. De
acá se derivan una serie de derechos:
A reconocer o rechazar un hijo cuando nace. “Porque la filiación no basta para ingresar en
el circulo sagrado de la familia” se necesita el consentimiento del jefe.
Derecho a repudiar a la mujer: Esterilidad, Adulterio
Derecho a casar hija, para dependencia de otro. Do a casar hijo, para garantizar la
perpetuidad de la familia.
Do. de Emancipar “excluir a un hijo”
Do. de Adoptar.
Do. en vísperas de su muerte a designar un tutor para hijos y esposa.
En caso de divorcio los hijos e hijas se quedaban con el padre.
2 La propiedad no se concibió como un derecho individual si no un derecho de familia.
“Platón, La fortuna pertenecía a los antepasados y a los descendientes.
Cuanto podía recaudar la mujer durante el matrimonio recaía en manos del marido. Ni
siquiera en la viudez recobraba su dote.
El hijo estaba en las mismas condiciones de la mujer, nada podía adquirir. Los frutos de su
trabajo y beneficios del comercio eran de su padre. Si un extraño hacia testamento en su
favor era su padre y no el quien recibía el legado. Así se explica el texto de derecho
romano que prohíbe todo contrato de venta entre padre e hijo. “El hijo solo adquiría para el
padre”
En Roma y Atenas el padre podía disponer de toda la propiedad de la familia, así fuere
vender su hijo. Podía estipularse en el contrato que el hijo debía serle revendido a el padre,
la ley de las 12 tablas autoriza esta operación, hasta la tercera vez. Tras la triple venta el
hijo quedaría fuera de la autoridad paternal. “Nótese la absoluta autoridad del padre en el
derecho antiguo”
3 “Plutarco, en Roma no podían comparecer las mujeres ni siquiera como testigos” “Gayo
dice, nada puede cederse en justicia a las personas que están en dependencia.”
“Si vuestro hijo, sometido a vuestra autoridad , ha cometido un delito, la acción de justicia
recae sobre vosotros” -El delito cometido por un hijo contra su padre no da lugar a ninguna
acción de justicia-
Entre toda la familia solo el padre podía comparecer ante el tribunal. La justicia publica
solo para el existía. Por eso era responsable de los delitos cometidos por los suyos.
Nota: Si en la Ciudad no había justicia para la mujer o el hijo. Era porque la tenían en la
casa.
Pena de muerte para la bacanales, solo aplicable a los pater. Se permitió que ellos dictaran
sentencia contra su familia a el respecto.
El derecho de justicia que el jefe ejercía en su casa era completo y sin apelación.
Comentario final.
La autoridad paterna no era un Poder arbitrario tenia su principio en las creencias que
radicaban en el fondo de las almas y encontraba sus limites en esas mismas creencias.
El padre tenia derecho de excluir a el hijo de la familia pero sabia que según religión si lo
hacia corría el riesgo de extinguirse y los manes de sus antepasados de caer en el olvido.
Tenia derecho a adoptar a un extraño, pero la religión se lo prohibía en caso de tener un
hijo.
Era propietario único pero carecía de derecho a enajenarlos, por lo menos a el principio.
- Así pues la religión confería a el padre tantas obligaciones como derechos le había
conferido -
CAPITULO IX
Moral Antigua de la Familia
La Historia
La historia no solo estudia los hechos materiales, esto quiere decir que la historia
estudia mas el alma humana, esto quiere en cómo se ha relacionado, pensado y
sentido en las diferentes etapas de la vida.
La Antigua Religión
Esta religión creo los sentimientos morales en el hombre, se asocio para
fortificarlos, darles autoridad para su dominio y su derecho para dirigir la conducta
del hombre.
La Idea Moral
Era tan natural que tuvo su principio y su evolución como la idea religiosa ya que
juntas iban de la mano.
La Moral Domestica
En la moral domestica se creó la unión conyugal, uno de los deberes de esta unión
era que la esposa debía obedecer y el marido debía mandar.
Ubi tu caius, ego caia
Esta frase la pronuncia la mujer en el momento de su casamiento ya que como
mencione anteriormente que la mujer no tenía autoridad y debía obedecer al
hombre, nos enseña que si bien en la casa no tenia la misma autoridad tenia al
menos igual dignidad.
Dios en las primeras generaciones
Este dios era muy pequeño, pero poco a poco lo hicieron crecer junto a la moral,
creció tanto que llego a proclamar como deber el amor a todos los hombres.
Contrato Consensual
Se hacia llamar así cuando el hombre dejaba los ritos de su religión y además
cometía el adulterio esto quiere decir que tenia uno o varios hijos fuera del
matrimonio o unión conyugal a estos hijos los llamaban bastardos es decir que no
tenían sitio en el hogar ni derecho a practicar ninguna ceremonia sagrada e incluso
no podían ni rezar.
La moral antigua de la familia va de la mano con la religión que expresaban los
romanos en la antigüedad ya que gracias a la antigua religión se crearon los
sentimientos morales en el corazón del hombre.
El hombre juega un papel muy importante ya que para los antiguos romanos era el
juez de la mujer, podía condenar incluso hasta su muerte.
Sin embargo, la mujer tenía derechos, porque tenía sitio en el hogar y estaba
encargada de que el hogar no desapareciera.
Ubi tu caius, ego caia
En donde tú serás llamado Cayo, a mí me llamarán Caya, en donde tú mandarás,
mandaré yo, tú y yo seremos iguales en la casa... seremos tocayos.
CAPITULO X
LA GENS EN ROMA Y EN GRECIA
Buenos días, profesor y compañeros, mi nombre es Luis Alejandro Morales y me toco el
capítulo 10 del libro 2 que habla sobra la gens en Roma y en Grecia
En este capítulo lo que el autor busca es crear una definición completa indagando con las
pocas evidencias para hacernos una idea sobre qué eran las gens y porque se dice que fue la
primera forma de sociedad
La gens era completamente aristocrática ( sistema en que el poder político es ejercido por
una clase privilegiada, compuesta por los nobles y las clases sociales más altas y pudientes
) y por esta razón los Patricios de roma ( Los patricios fueron un órden social de la antigua
toma compuestas por descendientes de familias primitivas, El término Patricios se orgina
del latín pater en referencia a los fundadores ( los primeros padres de roma )) y los
eupátridas de Atenas se mantuvieron con todos sus privilegios por mucho tiempo.
Cuando el partido popular venció trató de desaparecer todo aquello rastro de estas primeras
gens dejando solo algunas evidencias que el autor utiliza para investigar un poco más sobre
las gens y llegar a su concepto definitivo y conocer más sobre las características de las gens
que vernos más adelante
Características: 12 tablas: fue un texto legal que contenía normas para regular la
convivencia del pueblo romano
El nombre de cada gens venia del nombre que recibía su Dios, y esta parte es muy curioso
porque estas gens tenían sus sepulcros donde a la primera persona de la gens enterrada la
consideraban como un Dios representativo para ellos
Las gens tenían su jefe que era al mismo tiempo su juez, su sacerdote y su comandante
militar.
La Ciudad Antigua, Libro III: La Ciudad
Índice
Capítulo I: La fratría y la curia; la tribu. (Página 2)
Capítulo II: Nuevas creencias religiosas. (Página 2)
Capítulo III: La ciudad se forma. (Página 3)
Capítulo IV: La urbe. (Página 3)
Capítulo V: Culto del fundador, leyenda de Eneas. (Página 4)
Capítulo VI: Los dioses de la ciudad. (Página 4)
Capítulo VII: La religión de la ciudad. (Página 5)
Capítulo VIII: Los rituales y los anales. (Página 6)
Capítulo IX: Gobierno de la ciudad. El Rey. (Página 7)
Capítulo X: El magistrado. (Página 7)
Capítulo XI: La ley. (Página 8)
Capítulo XII: El ciudadano y el extranjero. (Página 9)
Capítulo XIII: El patriotismo. El destierro. (Página 9)
Capítulo XIV: Del espíritu municipal. (Página 9)
Capítulo XV: Relaciones entre las ciudades. (Página 10)
Capítulo XVI: Las confederaciones; las colonias. (Página 11)
Capítulo XVII: El romano; el ateniense. (Página 12)
Capítulo XVIII: De la omnipotencia del Estado; los antiguos no conocieron la libertad
individual. (Página 12)
Capítulo I: La fratría y la curia; la tribu.
Cada familia tenía sus dioses, el hombre solo concebía y adoraba divinidades domésticas.
La religión domestica prohibía que dos familias se mezclaran y se identificaran. Pero era
posible que varias familias, sin sacrificar nada de su religión particular, se uniesen al menos
para la celebración de otro culto que les fuese común. Cierto número de familias formaron
un grupo, que la lengua griega llamo fratria y la lengua latina curia.
No había curia ni fratría sin altar y sin dios protector. El acto religioso consistía
esencialmente en una comida celebrada en común; el alimento se había preparado en el
altar mismo y, por tanto, era sagrado.
Para formar parte de una fratría, era preciso haber nacido de un matrimonio legítimo en una
de las familias que la componían, pues la religión de la fratria, como la de la familia, solo
se transmitía por la sangre.
Cada fratría o curia tenía un jefe, curión o fratiarca, cuya principal función consistía en
presidir los sacrificios. La fratría tenía sus asambleas, deliberaciones y podía dictar
decretos. Era una pequeña sociedad.
Varias curias o fratrias se agruparon y formaron una tribu. La tribu, como la fratria,
celebraba sus asambleas y dictaba decretos, que todos sus miembros habían de acatar.
Tenía un tribunal y un derecho de justicia sobre sus miembros, un jefe llamado “tribunus”.
La tribu estuvo constituida para ser una sociedad independiente.
Capítulo II: Nuevas creencias religiosas.
Los antiguos pueblos en su religión tenían por objeto a los antepasados y su principal
símbolo era el hogar que constituyó la familia y primeras leyes, por otra parte, otra religión
tenía como figuras a Zeus, Hera, Atenea y Juno; la primera era de alma humana y la
segunda de la naturaleza física.
En sus primeros tiempos el hombre estaba rodeado por la naturaleza encontrándose
encantado por esta, pudiendo sentir la fuerza o debilidad en lo que lo rodeaba por lo que
sentía que era algo que debía venerar. No había una concepción de un Dios único. El
hombre consideraba lo que observaba como personas semejantes de las cuales dependía,
por tanto, les oró y las adoró haciéndolas dioses.
La idea religiosa se dividió en dos aspectos, primero en creer que lo divino viene de lo
invisible, de lo que siente desde su interior o su alma y segundo creer lo divino a lo exterior
o físico. Dando origen a dos religiones que duraron tanto como la sociedad griega y
romana.
La de los muertos permaneció inmutable y fue extinguiéndose.
La de la naturaleza física fue progresiva y fue modificándose durante las edades, fue
confusa e imperfecta debido a que era creada a criterio individual formando gran
variedad de dioses.
Lo que se divinizó no era innumerable, el sol, la nube, pero siendo el mismo agente físico
percibido de diferentes formas recibía diferentes nombres. Por ejemplo, al sol lo llamaron
Heracles, Febo, Apolo o el ser elevado (Hiperión) pero nunca se reconoció que era el
mismo dios. Cada uno tenía sus leyendas y culto.
Al aparecer en una época donde el hombre vivía en estado de familia los dioses tuvieron
divinidades domésticas, cada familia creo su dios. Tuvo que pasar mucho tiempo antes de
que estos dioses salieran de donde los habían creado, el centro familiar. Se asociaba que la
divinidad poderosa y la prosperidad de la familia generaban que la ciudad quisiera
tributarle culto para obtener sus favores.
La religión nació al principio, en la familia, pero tomó más fuerza teniendo su propia
morada y sacrificios, donde su cella (altar) se convirtió en templo, esto mostró el progreso
de la sociedad e inteligencia humana.
Capítulo III: La Ciudad se forma.
Todo comienza cuando varias familias formaron fratrias, varias fratrias, la tribu, varias
tribus la ciudad. Cuando estos grupos se asociaban entre sí, ninguno perdía su
individualidad ni su independencia. (Nada cambiaba entre ellos, ni su culto, ni su
sacerdocio, ni su derecho de propiedad, ni su justicia interna)
La ciudad era una confederación de varios grupos constituidos antes de ella, y que ella deja
subsistir. Por lo cual estuvo obligada durante siglos a respetar la independencia religiosa y
civil de las tribus.
Cuando un jefe salía de una ciudad ya constituida para formar otra, solo llevaba un pequeño
grupo de personas, a los que se les unían muchas otras que venían de diversos lugares y
pertenecían a diversas razas. Pero este jefe siempre constituida el nuevo estado a imagen
del que acababa de dejar.
Capítulo IV: La urbe.
La ciudad era la asociación religiosa y política de las familias y de las tribus; la urbe era el
lugar de reunión, el domicilio, el santuario de esta asociación. La fundación de la urbe era
siempre un acto religioso.
Si se construyen varias casas, resulta una aldea; insensiblemente aumenta el número de
casas, y resulta la urbe; y si es preciso la rodeamos de fosos y murallas. La urbe se formaba
a la larga, por el lento crecimiento de hombre y de construcciones. Fundábase la urbe de un
solo golpe; totalmente terminada en un día.
La urbe según el pensamiento antiguo, estaba rodeada de un recinto sagrado y
extendiéndose en torno de un altar, era el domicilio religioso que recibía a los dioses y a los
hombres de la ciudad.
Se había formado conforme a los ritos, había recibido en su recinto a los dioses protectores
que estaban como implantados en su suelo y ya no debían abandonarlos. Cada urbe era un
santuario; cada urbe podía llamarse santa.
Capítulo V: Culto del fundador, leyenda de Eneas.
En la antigua Roma, se le consideraba fundador al hombre que celebraba el acto religioso.
En este acto religioso, o sacrificio, el fundador se encargaba de llamar a los dioses y les
hacía fijar para siempre su morada en la nueva población. Era además el autor de culto y
padre de la ciudad, por lo cual, al fallecer se le consideraba un antepasado común por toda
la población, convirtiéndose en un lar familiar de la ciudad. Cada ciudad adoraba a la
persona que la había fundado. Por esta razón, cada población poseía un poema o himno en
honor del acto sagrado del nacimiento del fundado. Eneas era considerado el fundador de
Lavino, de donde salieron los albanos y los romanos y que fue por consiguiente mirado
como el primer fundador de roma. Virgilio fue el encargado de escribir el poema nacional
de roma: La Eneida. El argumento central de la Eneida no es sólo la llegada de Eneas a
Roma, sino que se enfoca en el transporte de los dioses de Troya a Italia. En este poema se
muestra a Eneas como el jefe de culto, el hombre sagrado, el divino fundador cuya misión
es salvar los penates de la ciudad. Su cualidad dominante era la piedad, lo cual era
conveniente ya que su virtud debía ser una fría y grave impersonalidad que lo convirtiera en
un instrumento para los dioses. El pueblo veneraba a Eneas como a un dios. Héctor, el
guardián y salvador de los dioses troyanos, le expresó en un sueño a Eneas: “Troya te
confía sus dioses, búscales una nueva populación” y al mismo tiempo le entregó las cosas
santas, las estatuitas protectoras y el fuego del hogar que no debía extinguirse. Eneas se
convierte así en el depositario de los dioses de la ciudad y se le revela su misión divina.
Gracias a Eneas el hogar no se extiende y los dioses siguen teniendo su culto. Eneas y los
dioses buscan una ciudad donde puedan establecerse la cual debe quedar siempre ligada a la
suerte de la ciudad. El verdadero héroe de La Eneida no es Eneas, sino los dioses de Troya
que pronto serán también los dioses de Roma. La Eneida busca reflejar la lucha de los
dioses romanos contra una divinidad hostil, y a ellos se les atribuye la creación de la ciudad
romana.
Capítulo VI: Los dioses de la ciudad.
El lazo más importante que unía a una ciudad era el culto. La ciudad era la reunión de
aquellos que compartían los mismos dioses protectores y celebraban los actos religiosos en
el mismo altar, donde se mantenía siempre presente el fuego divino. Los griegos celebraban
estas actividades en el Prítáneo y los romanos en el templo de Vesta. Los romanos
entregaban sus ciudades en manos de los dioses, ya que nunca perdieron la convicción de
que el destino futuro de la ciudad estaba unido al hogar que representaba a sus dioses. La
importancia que los romanos daban al templo de Vesta se vio reflejado cuando en una
ocasión se alarmó sobre un incendio en dicho lugar. El senado prescribió al Cónsul a que
buscase los culpables, y este se pronunció diciendo “Un incendio ha amenazado nuestro
hogar, y este incendio que debía quebrantar nuestra grandeza y detener la marcha de
nuestros destinos, no ha podido originarse sino por la mano de nuestros enemigos…ellos
son los que han querido destruir nuestro templo de Vesta”. El santuario era considerado el
hogar público de cada ciudad, pues este la había hecho nacer y era el responsable de que
ésta se conservara en pie. A los sacrificios, no podía asistir nada que no fuese ciudadano.
Cada ciudad tenía dioses que le pertenecían exclusivamente, conocidos también como lares,
penates, demonios, genios o héroes, quienes eran almas humanas divinizadas al momento
de morir. Eran aquellos que habían prestado un gran servicio a la ciudad y se decía que
desde sus tumbas velaban por la ciudad, protegían al país y seguían siendo sus jefes. Por
esta misma razón era un gran honor poseer muertos notables y conservar los restos de éstos,
pues era considerado no sólo símbolo de protección sino de poder. Sin embargo, era común
que existieran poblaciones cuyos dioses tuvieran el mismo nombre, como por ejemplo la
diosa Atenea de Atenas y la diosa Atenea de Esparta, ambas diosas distintas. Las
poblaciones consideraban también a los dioses como propiedades, ya que no querían que
estos protegieran a los extranjeros ni permitían que estos los adorasen. Además, cada uno
de los dioses tenía su pequeña jurisdicción, ya fuera una familia, tribu o ciudad. Los
romanos veían a estos dioses como seres divinos que les protegían personalmente, por lo
que cada grupo quería tener su propio dios. En la actualidad podemos ver esto reflejado en
aquellas personas que oran a los santos, pues cada uno quiere tener un protector en
particular. Las ciudades tenían cuerpos de sacerdotes independientes, los cuales no
mantenían ningún lazo con sacerdotes de otras ciudades. Al pasar de una ciudad a otra se
hallaban distintos dioses, dogmas y ceremonias, los cuales se mantenían en secreto. El
hombre no reconocía a dioses que estuvieran fuera de su población. Cada ciudad esperaba
la salvación por parte de sus dioses, razón por la cual los invocaba en el peligro y les
agradecía en la victoria. Para tomar una población, los romanos pronunciaban una fórmula
para que los dioses pudieran salir de ésta. En tiempos de guerra, si los sitiadores buscaban
el medio de apoderarse de divinidades de la población, los sitiados buscaban retenerlas, ya
se encadenándolas o escondiéndolas de los enemigos. Los romanos habían imaginado un
medio que les parecía más seguro y este era mantener en secreto el nombre de los dioses,
para que los enemigos no pudieran hacer algo con estos. Todas estas tradiciones fueron la
base para la creación de las instituciones y leyes de la historia de Roma.
Capítulo VII: La religión de la ciudad.
La necesidad humana de comunicación con la divinidad quedó satisfecha con la comida
ceremonial denominada sacrificio, primera forma de culto religioso, donde referentes
literarios de la época, tales como la odisea o la Eneida brindan una descripción de cómo se
realizaba dicho acto, con comidas en común con gran cantidad de alimento ofrecida a los
dioses, esta era la actividad principal donde todos los convidados llevaban coronas y
vestían de blanco, estos dos últimos con ánimo de agradar a los dioses.
La cultura religiosa era tan fuerte que la realización o no de tales actos se ligaba con la
salud, seguridad y prosperidad del estado, castigando a los miembros que no cumpliesen
este deber y contaban con salas destinadas a los banquetes comunes. Los ciudadanos de la
mesa sagrada se consideraban sacerdotes llamados “parásitos”, este acto iniciaba y
terminaba con oraciones propias de la cultura de cada ciudad, pues para los griegos
modificar cualquier aspecto de las costumbres antepasadas era una grave impiedad. Tal era
el poder de la religión que esta misma determinaba la naturaleza de los vasos y platos
empleados, así como los alimentos preparados y la manera de servirlos.
De la misma manera, se celebraban fiestas y destinaban días para que el sentimiento
religioso reinara sin distracciones terrestres pues todo lo sagrado ameritaba a una fiesta,
renovando cada año la virtud de los ritos ancestrales en el denominado día natal. El poder
de la religión sobre el Estado llevó a la creación del calendario, establecido por los
sacerdotes y donde se consagraban todas las fiestas y rituales por realizar en el año, este
calendario no debía coincidir con ninguna otra ciudad puesto que cada religión era distinta.
La purificación fue una ceremonia religiosa muy importante cuyos ritos tenían como
finalidad borrar las faltas de los ciudadanos cometidas contra el culto, como era de gran
importancia se tenían en cuento dos requisitos: que no estuviera presente ningún extranjero
y que todos los ciudadanos estuvieran presentes, cabe resaltar que los hombres que no
asistían al acto religioso y por lo tanto no eran purificados, perdían su derecho de ciudad.
Los dioses intervenían en todo lo relacionado con la vida pública, los romanos y los
atenienses empezaban las asambleas con un acto religioso y las reuniones del senado o el
tribunal se realizaban en lugares sagrados como en los templos.
Previamente a la batalla, los ejércitos romanos y griegos realizaban un sacrificio para
conocer la voluntad de los dioses y ganar la misma, pero, era crucial que esta señal fuera
favorable, para los romanos este era el fundamento del arte militar.
Capítulo VIII: Los rituales y los anales.
Para los antiguos, el carácter y la virtud de la religión no consistía en abrir al espíritu ávido
a una ruta en la cual se creyese entrever a dios, sino que era un conjunto de creencias, de
pequeñas prácticas, ritos. Para ellos la religión no representaba un símbolo de fe, las
doctrinas eran algo de poca importancia, ellos vivían encadenados a la religión, rindiendo
culto a dioses, héroes, exigiendo de esto un culto material. No se tenían en cuenta las
amistades, eran dioses envidiosos, ni los hombres amaban a los dioses, ni los dioses a los
hombres, solo creían en su existencia, pero en ocasiones queriendo que esto no fuera así.
Dependiendo del dios, existía una forma para dirigirse a cada uno, para algunos era
necesario cubrir su cabeza, para otros no, otros con el extremo de la toga levantado sobre el
hombro, para otros actos era preciso estar descalzos.
No había ninguna ciudad que no pusiese la máxima atención en conservar el recuerdo de lo
que había ocurrido antes en ella. No se creía tener el derecho de olvidar nada, pues todo se
relacionaba con el culto.
La historia comenzaba con el acto de fundación, el nombre sagrado del fundador, seguían
las leyendas de los dioses, los héroes protectores, mostraban las fechas, el origen, la razón
de los cultos y explicaban los ritos oscuros, los sacerdotes en sus ceremonias describían las
obras de los dioses de esa ciudad, se decía el motivo de un sacrificio o de una fiesta ya
establecidos. La historia les decía a los ciudadanos todo en lo que debían creer y adorar.
Cada ciudad tenía su propia historia especial, solo se consignaba lo que había sucedido en
esa ciudad, ignorando lo que había sucedido en todo el resto de la tierra.
Capítulo IX: Gobierno de la ciudad. El Rey.
La religión decía que el hogar debía tener siempre un sacerdote supremo, en el hogar
doméstico, siempre había un gran sacerdote, que en este caso era el padre de familia, y cada
tribu a su vez también tenía su jefe religioso, al que los atenienses llamaban Rey de la tribu.
Al sacerdote se le denominaba de varias formas, Rey, Pritano y Arconta.
El culto del hogar público era la fuente de la dignidad y del poder del sacerdote. La
principal función de un Rey era realizar las ceremonias religiosas. Si un Rey se manchaba
las manos con sangre, dejaba de ser digno para llevar a cabo estas ceremonias y por ende
dejaba de ser sacerdote y si dejaba de ser sacerdote también dejaba de ser Rey. En el caso
de Roma, los reyes también tenían sus funciones religiosas, es por esto que al ver que los
reyes se podían ir por la guerra, decidieron instituir a los Flamines, los cueles reemplazarían
a los Reyes mientras no estaban en Roma.
El jefe del culto doméstico, era a su vez juez y señor, y el gran sacerdote de la ciudad fue
también el jefe político. Los Reyes no necesitaban fuerza material, su autoridad era
sostenida por creencias, y esta era santa e inviolable.
El poder era hereditario, el Rey podía heredarle a su hijo los cargos que él tenía.
Era tan sagrado el término Rey, que no se llamaba así a un buen príncipe, ni tirano a uno
malo, la religión distinguía a uno del otro.
Los Reyes primitivos fueron los sacerdotes y autoridad del hogar, en cambio los tiranos no
estaban ligados a la religión sino al poder y a la política.
Capítulo X: El magistrado.
El magistrado fue el reemplazo del rey, también ejerció como sacerdote y jefe político, este
magistrado anual conservaba en ocasiones el título sagrado del rey, en otras ciudades
prevaleció el título de arconte.
Los antiguos no consideraban suficiente el sufragio de los hombres para establecer al jefe
de la ciudad, cuando las revoluciones suprimieron en todas partes la realeza, parece ser que
los hombres buscaron para suplir al nacimiento un modo de elección que los dioses no
tuviesen que desaprobar, la suerte no era para ellos el azar: la suerte era la revelación de la
voluntad divina. Así como se recurría a los templos para sorprender los secretos de lo alto,
también la ciudad recurría a ellos para la elección de su magistrado. Se estaba persuadido
de que los dioses designaban el más digno al hacer que saliese su nombre de la urna.
Platón traducía el pensamiento de los antiguos al decir: “el hombre que la suerte ha
designado; decimos que es caro a la divinidad y encontramos justo que mande.”
Capítulo XI: La ley.
Entre los griegos y los romanos la ley al principio fue una parte de la religión. Las leyes
eran un conjunto de ritos, prescripciones litúrgicas, oraciones y al mismo tiempo
disposiciones legislativas. En roma no se podía conocer el derecho si se ignoraba la
religión. No había ningún acto de en la vida que no tuviera relación con la religión.
Las leyes eran algo antiguo, inmutable y venerable, eran sagradas y se creía que tenían un
origen santo. Los hombres obedecían a la ley porque tenían fe en ella y no porque
consideraran que fuera justa. El verdadero legislador no fue el hombre sino la creencia
religiosa que tenía en sí mismo.
Las leyes sólo tenían valor y efecto entre miembros de una misma ciudad. No era suficiente
habitar en una ciudad para quedar sometido a sus leyes y ser protegido por ellas: era preciso
ser ciudadano. La ley no existía para el esclavo; tampoco existía para el extranjero.
Cuando hablábamos antes de la organización de la familia y de las leyes griegas o romanas
que regulaban la propiedad, la sucesión, el testamento, la adopción, observamos cómo esas
leyes correspondían exactamente a las creencias de las antiguas generaciones. Si se
colocan esas leyes ante la equidad natural, se las encuentra frecuentemente en contradicción
con ella, y parece muy evidente que no es en la noción del derecho absoluto y en el
sentimiento de lo justo donde se ha ido a buscarlas. Pero que se coloquen esas mismas
leyes en presencia del culto de los muertos y del hogar, que se las compare con diversas
prescripciones de esa religión primitiva, y se reconocerá que con todo esto se hallan en
perfecto acuerdo.
En principio, la ley era inmutable, puesto que era divina. Conviene observar que nunca se
derogaban las leyes. Podían dictarse otras nuevas, pero las antiguas subsistían siempre,
aunque hubiese contradicción entre ambas. La ley era como la oración: sólo agradaba a la
divinidad si se la recitaba exactamente, y se hacía impía si una sola palabra cambiaba en
ella.
Capítulo XII: El ciudadano y el extranjero.
Se reconocía como ciudadano a quien formaba parte del culto de la ciudad, y de esa
participación emanaban todos sus derechos civiles y políticos. Cada ciudad exigía que
todos sus miembros tomasen parte en la fiesta de su culto. En Roma era preciso haber
estado presente en la ceremonia santa de la ilustración para gozar de los derechos políticos.
El hombre que no había asistido, es decir, que no había tomado parte en la oración común y
en el sacrificio, no era ciudadano hasta el siguiente ilustro.
El extranjero, por no tener parte alguna en la religión, no tenía ningún derecho. La
concesión del derecho de ciudad a un extranjero, era una verdadera violación de los
principios fundamentales del culto nacional y por ello la ciudad se mostró al principio tan
avara de otorgarlo.
Capítulo XIII: El patriotismo y el destierro.
La patria, para los antiguos, significaba “la tierra de los padres”, terra patria.
La patria era el recinto familiar y la patria grande era la ciudad. Estado, ciudad, patria:
realmente representaba todo un conjunto de divinidades locales, culto cotidiano y creencias
arraigadas al alma.
En la patria el hombre encontraba su dignidad, sus deberes, su bien, su seguridad, su
derecho, su fe, su Dios. Al perderla, lo perdía todo.
La patria era tan preciosa para el hombre que no había peor castigo que privar de ella al
hombre.
El destierro no solo era la prohibición de morar la ciudad, sino era lo que hoy se llama
como excomunión. El desterrado al dejar su patria atrás, dejaba a su ciudad, sus dioses,
perdía los derechos de su familia, sus bienes, su religión, es decir, no le quedaba nada. El
destierro no parecía un castigo más dulce que la muerte.
Capítulo XIV: Del espíritu municipal.
Por vecinas que fuesen las ciudades, estas formaban dos sociedades completamente
diferentes, cuya separación iba más allá que la frontera física. Los dioses no eran los
mismos, ni las ceremonias, ni las oraciones. Se creía que los dioses de una ciudad
rechazaban los homenajes y oraciones de cualquiera que no fuese su conciudadano.
Cada ciudad, por exigencias de su misma religión, tenía que ser absolutamente
independiente. Era necesario que cada cual poseyese su código particular, pues cada una
tenía su religión y de esta emanaba la ley. Cada cual debía tener su justicia soberana, y no
podía haber justicia superior a la de la ciudad. Cada cual tenía sus fiestas religiosas y su
calendario; los meses y los años no podían ser los mismos en dos ciudades, pues la serie de
los actos religiosos era diferente. Cada cual tenía su moneda particular, que se marcaba con
su emblema religioso. Cada cual tenía sus pesos y medidas. No se admitía que pudiera
existir nada común entre dos ciudades. Ni siquiera el matrimonio entre habitantes de
ciudades distintas, de nacer un hijo se consideraba bastardo y se privaba de los derechos de
ciudadanía.
La naturaleza física ejerce sin duda alguna acción en la historia de los pueblos, pero mucho
más poderosa es la acción de las creencias del hombre.
Era más fácil someter a una ciudad que incorporarla a otra. La victoria podía hacer de todos
los habitantes de una ciudad esclavos; pero no podía hacerlos conciudadanos del vencedor.
Unir a la población vencida a la victoriosa y asociarlas bajo un mismo gobierno es algo que
jamás se ve entre los antiguos. Si Esparta conquista a Mesenia no es para unificar, sino para
esclavizar y tomar posesión de las tierras. No podía haber un término medio.
Esta independencia absoluta de la ciudad antigua solo pudo cesar cuando las creencias
sobre las que estaba fundada hubieron desaparecido completamente.
Capítulo XV: Relaciones entre las ciudades; la guerra, la paz, la alianza de los dioses.
Dos ciudades podían ser asociaciones sin compartir los mismos dioses, en momentos de
guerra no sólo luchaban los hombres sino también los dioses tomaban papel importante en
ellas, se creía que los dioses protegían a los soldados y viceversa, no sólo se luchaba contra
la otra ciudad sino contra sus dioses donde era permitido detestarlos y herirlos.
Para las guerras cada uno de los ejércitos contaba con altares y esculturas alusivas a sus
dioses y se confortaba en las palabras de Euripides quien les aseguraba que sus dioses eran
mucho más fuertes que los del ejército enemigo, la guerra se desarrollaba de forma
violenta, implacable y motivada por la religión.
Las intenciones de los combatientes van enfocadas de forma primordial a llegar a la muerte
del enemigo, sin contar con ningún tipo de consideración hacia el extranjero. Dentro de las
guerras no sólo se veían afectados soldados, también la población civil y los bienes
materiales que éstos pudiesen poseer.
Lacedemonio consideraba que cualquier acción que fuese beneficiosa para la nación debía
llevarse a cabo, por otra parte, Cleomenes consideraba que cualquier daño que se pudiese
causar al enemigo sería justo antes dioses y hombres. No existía ley humana o divina que
limitará la codicia del vencedor, nada se consideraba abuso a su derecho y todo era
permitido en la medida que él lo deseara. Y cuando el vencedor no exterminaba a los
vencidos se encontraba en el Derecho de desvanecer las asociaciones religiosas y políticas
de las ciudades a las que ellos pertenecían, esto hacía que las familias se desvanecieran y lo
que era la vida normal y cotidiana, desaparecía. Los dioses, templos, personas y tierras
pasaban a ser pertenencia del vencedor.
Los tratados de paz se concertaban con un acto religioso, se realizaban ofrendas, se hacían
juramentos a los dioses de cada ciudad, de manera que las partes contratantes se
comprometían en el juramente poniendo a sus dioses como testigos.
En el caso de las alianzas, era preciso que surgieran cambios de unión como señal de dicho
tratado, podría ocurrir que se autorizaban mutuamente para asistir a sus fiestas sagradas o a
sus templos, además, era frecuente que se crearan símbolos de estas alianzas y se
representaran en medallas o estatuas de las divinidades.
Capítulo XVI: Las confederaciones, las colonias.
Los griegos se elevaron sobre el régimen municipal y confirmaron las confederaciones
igualmente influenciadas por la religión. Estas contaban con templos, dioses, ceremonias y
juegos sagrados.
Todos los años se celebraba la fiesta Panjonia en el templo sagrado de las doce colonias
jónicas de Asia menor, el cual recibía el nombre de Panjonio, en esta fiesta se ofrecían
sacrificios y se distribuían alimentos sagrados.
Desde los primeros tiempos de Grecia hubo un gran número de Anfictionías, término usado
para definir la asociación de las ciudades. Por ejemplo, las de Calauria y la de Delos. En la
isla de Calauria se reunían numerosas ciudades y en este lugar realizaban sacrificios, así
mismo se hacía en Delos. La existencia de la Anfictionías o confederación no era posible
sin un culto. En los días indicados por la religión se enviaba un ser para ser sacrificado, esto
en presencia de los teoras, quienes era hombres revestidos temporalmente con carácter
sacerdotal, la víctima se ofrecía en honor al dios de la asociación, las carnes del sacrificado
eran cocidas en el altar y repartidas en un banquete.
El patriotismo griego durante muchos años estuvo fundamentado y fortalecido en la
religión, los sacrificios, alabanza y ofrendas a sus dioses, se ejercía poca acción política.
Las Anfictionías no evitaban ni detenían las guerras entre sus propios miembros.
Los griegos y los romanos colonizaron de forma distinta, ellos mismos eran su propio
Estado completo e independiente, estas colonias no se formaban al azar ni por capricho,
para que esto se lograra se debía poseer un fuego sagrado y acompañarse de un personaje
capaz de desarrollar los ritos de la fundación. El fundador debía pertenecer a una de las
familias santas de la ciudad, el fuego establecía un lazo religioso eterno. La que había
suministrado el fuego recibía el nombre de ciudad madre y la que lo recibía quedaba en
situación de una hija. La colonia tenía el mismo culto que la metrópoli y sus lazos
religiosos subsistieron hasta el siglo 5 antes de nuestra era.
Capítulo XVII: El romano; el ateniense.
La religión ocupa un importante lugar en la vida del romano, su casa es para él lo que es un
templo para nosotros, en ella se encuentra sus cultos y sus dioses. Su hogar es un dios,
dioses son los muros, dioses son las puertas, la tumba es un altar, sus antepasados son seres
divinos. A cada momento consulta los dioses y quiere saber su voluntad y todas sus
resoluciones las encuentra en las entrañas de las víctimas, en el vuelo de los pájaros, en los
avisos del rayo, pero también el anuncio de una lluvia de sangre o de un buey que ha
hablado, le turba y le hacen temblar; solo quedará tranquilos cuando una ceremonia
expiatoria le haya puesto en paz con los dioses.
Los antiguos ciudadanos de Roma no conocieron nunca la libertad individual, la ciudad está
fundada sobre una religión y formada como una iglesia.
El Estado tenía el derecho de impedir que las ciudades fuesen deformes, es decir, que no
cumplieran con la fisiología de la época, entonces quienes tuvieran hijos con
malformaciones eran obligados por el rey de la ciudad a matarlo, siendo el padre de la
familia quien matara a su propio hijo.
Capítulo XVIII: De la omnipotencia del Estado; los antiguos no conocieron la libertad
individual.
La ciudad estaba fundada sobre una religión y constituida como una iglesia, este era el
origen de su fuerza, de su omnipotencia y del imperio absoluto que ejercía sobre sus
miembros
En una sociedad fundada y establecida bajo estos principios no podía existir la libertad
individual, porque el ciudadano estaba sometido a la cuidad en todo y sin reserva alguna,
perteneciendo enteramente a esta. El ciudadano no podía hacer nada sin que antes el Estado
lo hubiera ordenado.
Estos dos poderes, asociados y confundidos, formaban una fuerza casi sobrehumana, a la
que alma y cuerpo estaban igualmente esclavizados. Nada había en el hombre que fuese
independiente, su cuerpo pertenecía al estado y estaba consagrado a la defensa del mismo.
En roma, el servicio militar obligaba hasta los 46 años; En Atenas y en Esparta, toda la
vida.
RESUMEN LIBRO CUARTO.
Capítulo 1:
En la antigua roma las clases inferiores no disponían de derecho en otras palabras no
estaban dentro de los organismos del antiguo régimen. Esto ha hecho que en roma se den
múltiples batallas sociales entre los plebeyos y los patricios esto también visto en las demás
ciudades sabinas latinas y estruscas. La desigualdad no se dio con el tiempo, se encuentra
presente desde el inicio de Roma.
A pesar de muchas revoluciones el centro de roma siempre fueron las familias y las tribus
razón por la cual, las tribus siempre fueron indivisibles como la religión.
El hijo mayor sucede a su padre entrando en posesión del título de Páter el cual tiene un
significado de poder. obtiene el máximo poder de la familia, se encargará de los demás,
podrá casarse; por tanto, sus hermanos sus hijos y sus dependientes deberán llamarlo así.
Este además de influir en asuntos políticos de la familia también influye en los religiosos
siendo estos una especie de guía espiritual o sacerdote para el resto de la familia.
Fuera de los hijos o hermanos del páter existen los clientes los cuales son los más bajos en
cuestión de ramas de tal forma que hijo de un cliente se puede considerar un esclavo más o
como máximo un cliente.
Lo que respecta a las propiedades todas pertenecen al páter, pero el resto de integrantes
puede recurrir al disfrute de esta. Y fuera de la religión los demás miembros podrán tener
participación pues las ceremonias al culto que le corresponde la familia siendo estos
participados por el cliente que hace el sacrificio, pero siempre con un intermediario además
agregar que estos no pueden tener acceso a estos ritos con normalidad pues es una religión
prestada ya que el páter y sus descendientes eran los únicos que podían profesar como tal
una religión.
Complementar que según una ley en un escrito en Atenas la única forma de ser considerado
un ciudadano es poseyendo un dios domestico por lo tanto el circulo de ciudadanos como
tal eran muy escasos y a su vez los partes formaban antes la asamblea demostrando el gran
poder y influencia que esto tenían al punto en que a pesar que las decisiones familiares eran
tomadas por votación el que tenía la decisión final era al fin y al cabo el páter a su vez estos
asistían al rey para hacer sacrificios o para deliberar. Y por último eran los páter que
encabezaban el ejercito del rey con los integrantes de su familia.
Capítulo 2: los plebeyos
Los plebeyo son el escalón mas bajo dentro de la ciudad estos en si no se podían considerar
personas pues estos no disponían de un beneficio ni siquiera se les consideraba personas en
dicha época. Fueron pocos los reyes que llegaron a tomar la decisión de darles algún
derecho, pero normalmente no eran aceptadas por la mayoría de los páter o patricios esto
debido a que el derecho romano estaba en su mayoría influenciado por su religión la cual
estos no podían profesar pues no disponían de la autorización de un páter para tomarla
prestada de hecho esto es lo que diferencia a los clientes de los patricios que disponen de la
facultad gracias a estos.
Esto hace que los plebeyos o la plebe como se le decía en la época fuera increíblemente
discriminada al punto en que no se le daba el derecho de formar parte del ejército de la
ciudad.
Tal es la falta derechos que tienen que se les podían asociar en la época como animales
pues se podrían matar sin tener sanción alguna en otras palabras para roma el plebeyo era
un animal más. Esto hizo que surgieran las revueltas o intentos de reforma.
Capítulo 3:
PRIMERA REVOLUCIÓN: se dio por causa de que los reyes de cada ciudad querían tener
más poder, entonces los padres familias, jefes de fatrias, jefes de tribus no querían que el
poder se centrara solo en el rey y hubo luchas entre la aristocracia y las monarquías
saliendo vencedora la aristocracia.
Se despoja a los reyes de la autoridad política.
El sacerdocio que era una parte vital e importante para todos y cada uno de los pueblos, se
fue acrecentando de tal manera que ahora dirigían el Estado, convirtiéndose en el llamado
rey. Por otro lado, los jefes de familia, los patres, los jefes de las fratrías y de las tribus se
formaron en una aristocracia fortísima. Volviéndose una jerarquía de jefes en ese entonces.
Los reyes provenientes del sacerdocio, no contentos con esto, querían tener todo el poder y
control absoluto de las cosas y no querían compartir esto con los patres, llevando acabo una
revolución en la que la realeza quedó vencida. A pesar de ser los vencidos, los reyes
solamente quedaron sin el poder para la autoridad política, volviendo a su único servicio de
sus principios que era el sacerdocio.
"En tiempos muy antiguos los reyes tenían un poder absoluto en la paz y en la guerra; pero
luego renunciaron unos a este poder y a otros se les arrancó por la fuerza y sólo se dejó a
estos reyes el cuidado de los sacrificios." - Aristóteles.
Historia de la revolución de Esparta
Los primeros reyes dorios reinaron como señores absolutos, pero a partir de la tercera
generación inició una rivalidad entre los reyes y la aristocracia, tanto así que durante dos
siglos hubo una serie de luchas.
El padre Licurgo, quien pereció en una guerra civil, fue alguien que estuvo en un momento
árbitro de suprimir la realiza, añadiendo a esto que Carilao era el rey cuando Licurgo hizo
esta reforma en la que se dió un golpe a la realeza que no pudo reponerse.
Un siglo después, quedaron ordenados de la siguiente forma:
Senado: juzgaba en los asuntos criminales.
Éforos: seguían las órdenes del Senado.
Reyes: obedecían a los éforos en todo lo que no concierne a la religión.
Idéntica revolución de Atenas.
Tras la revolución que despojó a la realeza de su poder político, se realizó a lo largo de
diferentes ciudades.
Argos: sólo fueron los descendientes de los Temenos quienes se posicionaron como reyes.
Cirene: fueron los descendientes de Battos que se mantuvieron en el sacerdocio.
Corinto: sólo los descendientes de Baquiades podían ser parte de la realeza.
idéntica revolución en Roma.
En esta revolución, a diferencia de lo que hemos hablado de las anteriores, quedó vigente
en respecto a que la realeza política quedó suprimida y la realeza religiosa era santa y tenía
que subsistir. En prisas de nombrar un rey se le dió el nombre como "rey sacrorum",
muchas medias fueron puestas para este rey-sacerdote para que no abusara de su poder en
la política y en lo religioso.
Capítulo 4:
LA ARISTOCRACIA GOBIERNA LAS CIUDADES
Las revoluciones antes mecionadas, bajo formas variadas en las distintas ciudades; todo fue
por obra de la aristocracia; en todas tuvo su efecto suprimir la realeza politica, dejando
subsistir la realeza religiosa. Esta aristocracia que dominaba las ciudades, estaba fundada en
el nacimiento y al mismo tiempo en la fé, tenía su principio en la constitución religiosa de
las familias.
Durante esta época se produjeron muy pocos actos que tuviesen interés general. Los
hombres vivían separados y tenían pocos intereses comunes. El horizonte de cada uno era
el grupito o el burgo donde vivía, a título de eupátrida o de servidor. Tan sólo cada familia
se centraba en sí misma y por quiénes estaban regidas, como en Roma.
Pero los patricios tuvieron que tomar el riesgo de dar las armas a estos así ellos se pusieran
en peligro de revolución
Capítulo 5
La revolución, al abatir la monarquía, había modificado la forma exterior del gobierno. La
revolución no se había hecho para destruir la antigua constitución de la familia, sino mas
bien para conservarla. Las instituciones antiguas se preparaban graves cambios en la
constitución intima de las familias.
Debe creerse que los hombres pasaron por la indivisibilidad del patrimonio y a la partición
igual entre hermanos, todo esto sucedería en Grecia y en Italia, lo mismo que en la antigua
sociedad india, que la ley religiosa, después de haberse prescrito la indivisibilidad del
patrimonio y también dejo al padre la libertad de donar algo a sus hijos menores. No
obstante, Heracles, en Knidos, en Istros y en Marsella, las ramas menores se levantaron en
armas para destruir a la vez tanto a la autoridad paterna como la del primogénito.
La desmembración de la gens, tuvo graves consecuencias y esta fue que quedo debilitada
en la antigua familia sacerdotal, el cual venia formando un cuerpo unido, sólidamente
construido y también poderoso, y esta revolución preparo y facilito los cambios ulteriores.
Capitulo 6:
Que era al principio de la clientela, y como se transformó después. Una revolución cuya
fecha no puede indicarse, pero que de hecho modifico la constitución de la familia y de la
misma sociedad. Por una parte, las ramas menores, o sea los individuos naturalmente libres,
y por otra, los dependientes o clientes, inferiores por nacimiento, pero unidos al jefe por su
participación en el culto doméstico. La clientela principio por transformarse y concluyo por
desaparecer. La historia no puedo aplicarlas sino mucho tiempo después de acabadas, al
comparar dos épocas de la vida de un pueblo. Lo que sabemos con certeza era acerca del
cliente y es que no podía separase del patrono, ni escoger otro, y que quedaba ligado a una
familia de padres e hijos, también hay que añadir que el cliente no era propietario del suelo,
porque la tierra pertenecía al patrono. Toda su vida era cliente y sus hijos quedaban
sometidos a la misma servidumbre. El cliente, como siervo, estaban siempre sometidos a un
amo de padres a hijos, y a pesar de eso se le estaba prohibido casarse fuera de la gens, lo
único cierto y seguro era que no podía contraer matrimonio sin licencia del patrono. Ya que
este podía quitarle la tierra que cultivaba y el dinero que poseía, como el señor al siervo, y
si el cliente moría, volvía al patrono cuanto había sido de su uso, del mismo modo que la
sucesión del siervo pertenecía al señor.
El patrono no solamente era amo sino juez, y podía condenar a muerte al cliente; y como
además era el jefe religioso, el cliente quedaba abrumado frente aquella autoridad moral y
material que le tenía sujeta de cuerpo y alma, cabe resaltar que el cliente no tenía ninguna
protección, ni siquiera era ciudadano. El cliente no solo se encuentra en Roma, sino que
también lo podemos ver en los sabinos y los etruscos.
Lo cierto fue que poco a poco mejoro la condición de los clientes, ya que se les había
asignado un lote en particular de tierra con el que el cliente debía sentirse mejor, claro que
todavía trabajada en el provecho del amo. Después vino un progreso que ya no cultivo la
tierra de su am si no la de sí mismo.
Desaparece la clientela de Atenas: La caída de la monarquía produjo el efecto de reanimar
el régimen antiguo, lo cual causo que las familias volvieran a su estado de aislamiento. Pero
era tal la naturaleza humana, que a medida que mejoraban de suerte aquellos hombres
sentían más amargamente la desigualdad de su situación, es decir, los clientes querían aún
más.
Solón fue el que satisfizo sus deseos en lo posible, la cual hay una parte en la empresa de
este legislador que los antiguos no han dado a conocer sino muy imperfectamente, y que,
sin embargo, debió ser la principal. Después desparece esta numerosa clase de individuos,
se hace accesible a todos el derecho de propiedad.
Transformación de la clientela en Roma: La guerra de los clientes y los patronos duro un
largo periodo de la existencia de Roma, El amo continúo llamándose patrono cómo
anteriormente; y liberto, como antes el cliente. El cliente obtuvo derecho a transmitir el lote
a su hijo al fallecer. Así fue como el cliente no podía considerarse propietario, tenia al
menos el disfrute en toda la extensión posible. Parece que los Marcelos eran una rama
desprendida así de la gens Claudia, pero por no ser patricios no podían haber formado parte
de la gens sino a título de clientes.
El derecho en que fundaban su reclamación era tan antiguo, que se había sido olvidado y el
tribunal fallo a favor de los Marcelos. Y por ello la antigua clientela había dejado de existir.
Capitulo 7
Los cambios que a la larga se habían operado en la constitución de la familia, aportaron
otros en la constitución de la ciudad
De las dos clases, una quería que se conservase la constitución religiosa de la ciudad, y que
el gobierno, así como el sacerdocio, siguiese en poder de las familias sagradas. La otra
quería derribar las antiguas barreras que la colocaban fuera del derecho, de la religión y de
la sociedad política. Si recordamos que los hombres no habían encontrado otro principio de
asociación que la religión hereditaria de las familias, y que no poseían la idea de una
autoridad que no se derivase del culto, comprenderemos fácilmente que esta plebe, fuera
del culto y de la religión, no haya podido formar al principio una sociedad regular, y que
haya necesitado mucho tiempo para encontrar en sí misma los elementos de una disciplina
y las reglas de un gobierno. Esta clase inferior, en su debilidad, no vio al principio otro
medio de combatir a la aristocracia que oponerle la monarquía.
En las ciudades donde la clase popular estaba ya formada en tiempo de los antiguos
reyes, los sostuvo con toda la fuerza de que disponía, y los estimuló a acrecentar su
poder. En efecto, designaba algo novísimo entre los hombres, una autoridad que no
emanaba del culto, un poder que no había sido establecido por la religión. La clase inferior
prosperó poco a poco. Hay algunos progresos que se realizan oscuramente, y no
obstante, deciden el porvenir de una clase y transforman una sociedad.
La religión, que había impuesto su sello en la tierra, no podía nada sobre el dinero. Y es que
la clase que es fuerte para defender a una sociedad lo es también para conquistar derechos y
ejercer legítima influencia. En fin, la clase inferior también logró tener su
religión. Sufrían, pues, de verse separados de la religión por el antiguo principio que
prescribía que cada dios perteneciese a una familia, y que el derecho de orar sólo se
transmitiese con la sangre.
Otras, el plebeyo, que no disponía de culto doméstico, tuvo acceso a los templos ¿e la
ciudad Pudo orar, y esto era ya mucho en una sociedad en que la religión constituía la
dignidad del hombre. El ingreso de esta clase inferior en la ciudad es una revolución que ha
llenado la historia de Grecia y de Italia del séptimo al quinto siglo. En otras partes, la clase
inferior llegó por grados a su objeto, sin sacudidas ni conmociones. « El hombre de raza
noble se casa con la hija del rico plebeyo, y «el matrimonio confunde las razas» Hijo de la
aristocracia, antojoso que esta revolución no tiene en su favor ni a la justicia ni a los
dioses, y que atenta contra la religión.
Así se transformó gradualmente la ciudad antigua. Más tarde, los clientes emancipados, la
plebe, toda esa muchedumbre que durante siglos había quedado fuera de la asociación
religiosa y política, y en ocasiones hasta fuera del recinto sagrado de la ciudad, derribó las
barreras que se le oponían y penetró en la ciudad, de la que en seguida se hizo dueña. En
vano los eupátridas utilizaron todos los recursos de su religión. En vano purificaron la
ciudad de todos los crímenes del pueblo y elevaron dos altares a la Violencia y a la
Insolencia para aquietar a estas divinidades, cuya influencia maligna había turbado a los
espíritus.
Hemos dicho antes que Solón comenzó por emancipar la tierra de la vieja dominación que
la religión de las familias eupátridas había ejercido sobre ella.
Capítulo 8:
El derecho privado cambia, lo cual genera necesariamente un crecimiento y evolución de
la sociedad, la cual afronta constantes cambios como el código de las doce tablas y el
código de Solón, que se dan a partir de la petición del reconocimiento dentro de la sociedad
como ciudadanos por parte de la plebe. No pertenece a la naturaleza del derecho ser
absoluto e inmutable se modifica y se transforma como toda obra humana. Cada sociedad
tiene su derecho, que se forma y se desenvuelve con ella, qué cambia como ella, y quién
fin, sigue siempre el movimiento de sus instituciones, de sus costumbres y de sus creencias.
Capítulo 9:
En este periodo desapareció el antiguo régimen y se fundó un nuevo sistema que hizo
cambiar de faz a la vida humana. El único principio de Gobierno había sido durante largos
siglos la religión. Era preciso encontrar otro Gobierno capaz de regir la sociedad
poniéndola en lo posible al abrigo de fluctuaciones y conflictos así que se fundó uno que
veló por el interés de todas las sociedades.
El periodo en el que ahora entramos la tradición no tenía ya fuerza y la religión ya no
gobernaba. lo que los latinos llaman “res publica” es lo que reemplazó a la vieja religión
así que no se trataba ya de averiguar lo que la religión prescribía sino lo que reclamaba el
interés general. atribuyese a solón una frase que caracteriza al nuevo régimen “la mejor, no;
Pero sí la que mejor le conviene”.
las prescripciones del interés público no son tan absolutas tan claras ni tan manifiestas
como las de la religión; están sujetas a discusión siempre y no se perciben de pronto. el
medio más sencillo y seguro que se halló para averiguar lo que el interés público reclamaba
fue reunir los individuos y consultarlos casi que diariamente. el sufragio se convirtió en el
gran medio de Gobierno y siendo el origen de las instituciones y la regla del derecho
decidió de lo útil y lo justo.
La ciudad no estaba conforme a la supuesta voluntad de los dioses, y querían que fuera tan
natural que el arconte fuera designado por los dioses como que el estratega que había de
manejar los intereses materiales de la ciudad lo fuera por los hombres.
Capítulo 10 :
Las ciudades donde se vio aristocracia de riqueza no fueron por cálculo sino por la
condición natural de espíritu humano, que al salir de un sistema de desigualdad profunda no
se podía llegar de golpe una igualdad completa, el mejor cambio que sobre trajo esa
aristocracia sobre el orden de la nobleza sacerdotal fue que la aristocracia hizo que dio una
nueva inteligencia y un nuevo impulso al proceder de cualquier trabajo bajo todas sus
formas, le honró y le estimuló, dando más valor político al hombre más trabajar, más activo
o más hábil y favoreciendo el desarrollo de la adquisición de la riqueza que por lo común se
gana y se pierde según el mérito de cada uno. Pero su mayor pelea fue el ocupar cargos
políticos, esta aristocracia se ve muy señalada por que no tenía unas políticas, leyes y
economías estables lo que afectaba mucho a la nobleza ya que su riqueza se derivaba del
comercio, la industria y las tierras que poseían entre más tierras mayor poder en cargos
politicos: como sus politicas no eran estables pues sus constituciones no duraban mucho
tiempo, asi que tampoco sus normas. aunque los ricos de roma defendieron mejor sus
bienes que los griegos.
Capítulo 12:
Debido a una seria de revoluciones, las antiguas civilizaciones palparon un periodo de paz,
pues ya no había motivos justificables para ir a la guerra como lo eran los principios y los
derechos. Aunque con la llegada de una nueva etapa de la historia, llegarían nuevas guerras,
provocadas por otros intereses; en unas ciudades primero que otras, pero poco a poco
fueron cayendo en deplorables guerras. Las ciudades comenzaron a tener un nuevo orden y
división (ricos y pobres), abandonando un antiguo régimen de igualdad en donde cada
hombre formaba parte de un gens, que tenía un señor y sus necesidades eran sustentadas
por un jefe, pero a cambio se le debía total obediencia.
Las revoluciones desvanecieron los yévos, pues el día que dejaron la sumisión, se dieron
cuenta de sus necesidades y de no saber solventarlas. Pero con esta independencia total,
llegaron las clases sociales las cuales dividirían las ciudades. Pues al ya no estar en tribu,
sino el democracia, puso en igual los derechos políticos, pero en una total desigualdad de
sustento y condiciones.
No había un poder superior que se ejerciera sobre ricos y pobres para mantenerlos en paz,
debido a esto no había un orden de convivencia; pues en un orden correcto, el rico se
enriqueciera solicitando del pobre su trabajo, así el pobre encontrara la manera de vivir
dando su trabajo al rico. Pero como no fue lo sucedido, esto engendró a la corrupción y
guerra civil.
En algunas ciudades el comercio era nulo, por ende, una miseria significativa, aunque en
otras el caso era contrario, pues tenían un gran flujo de comercio, beneficiando de manera
significativa a los ricos, al punto de que sus trabajadores eran esclavos.
Los ricos en Atenas o Roma tenían talleres de tejedores, armeros, entre otros. Pero era
como esclavos. Hasta los profesionales eran gran parte eran esclavos. Eran muy pocas las
opciones o bacantes como empleado. Creando así un brecha aun más grande entre ricos y
pobres.
El pobre, en medio de su ambición, pero también recelo con el rico comenzó una “guerra
diplomática” la cual era un hurto disfrazado con leyes. Se cargó a los ricos con todos los
gastos públicos, se les colmó de impuestos, se les hizo construir tirremes, se pidió que
diesen fiestas al pueblo. Luego se multiplicaron las multas en los juicios; se decretó las
confiscación de bienes por las más ligeras faltas. Las fortunas del desterrado ingresaban al
tesoro público, en donde luego en forma de trióbolo se repartía a los pobres. Esto no bastó,
así que en muchas ciudades los pobres llegaron a ejercer su derecho al sufragio para
decretar una abolición a las deudas.
Duran épocas anteriores se veía la propiedad no solo como algo privado, sino que también
con un sello religioso. Cada patrimonio tenía un lazo con los dioses domésticos de la
familia que allí habitaba, era algo sagrado y casi imposible imaginar con despojar a los
dueños de sus campos hasta la llegada de las revoluciones… allí estas viejas costumbres
serían olvidadas y cegadas por la avaricia de otros.
Plutarco refiere que, en Megara, después de la insurrección, las deudas fueron abolidas y
los acrededores tendrían que devolver los intereses ya pagados. “En Megara como en otras
ciudades-dice Aristóteles- el partido popular se apoderó del poder y comenzó decretando la
confiscación de los bienes contra algunas familias ricas. Pero puesto en este camino, ya no
le fue posible detenerse. Cada día se necesitaron nuevas víctimas, y al fin el número de
ricos despojados y desterrados fue tan grande, que formaron un ejército."
En Siracusa, apenas el pueblo se libertó del tirano Dionisio, cuando en la primera asamblea
decretó el reparto de las tierras. En este período de la historia griega, siempre que vemos
una guerra civil, los ricos están en un partido y los pobres en el otro. Los pobres quieren
apoderarse de la riqueza, y los ricos quieren conservarla o recuperarla. "En cada guerra
civil —dice un historiador griego— se trata de cambiar las fortunas. Y así sucesivamente fu
un efeto dominó que iba cayendo en ciudades cercanas en donde el partido popular
desterraba y mataba a los ricos y luego se repartían las tierras entre los pobres.
Entre los antiguos, las clases superiores jamás tuvieron la necesaria inteligencia y habilidad
para encauzar a los pobres hacia el trabajo y ayudarlos a salir honrosamente de la miseria y
de la corrupción. Algunos hombres de corazón lo intentaron, pero ineficazmente. De donde
resultó que las ciudades fluctuaban siempre entre dos revoluciones: una que despojaba a los
ricos, otra que les devolvía sus riquezas. Esta situación duró desde la guerra del Peloponeso
hasta la conquista de Grecia por los romanos.
En cada ciudad, el rico y el pobre eran dos enemigos que vivían uno al lado del otro; el uno,
envidiando la riqueza; el otro, viendo su riqueza envidiada. En cada ciudad había una doble
conspiración: los pobres conspiraban por codicia; los ricos, por miedo. Aristóteles dice que
los ricos pronunciaban este juramento: "Juro ser siempre enemigo del pueblo y hacerle todo
el mal que pueda."
"En Mileto hubo una guerra entre ricos y pobres. Al principio vencieron éstos, y obligaron
a los ricos a huir de la ciudad. Pero en seguida, lamentándose de no haber podido
degollarlos, cogieron a sus hijos, los reunieron en unas granjas e hicieron que los bueyes los
aplastasen bajo sus patas. Los ricos penetraron después en la ciudad y, dueños ya de ella,
cogieron, a su vez, a los hijos de los pobres, los untaron de pez y los quemaron vivos.
¿Qué sucedía entonces con la democracia? No fue ésta la responsable, precisamente, de
esos excesos y crímenes, pero de ellos fue la primera víctima. Carecía de reglas, y la
democracia sólo puede vivir entre reglas muy estrictas y perfectamente observadas. El
magistrado ya no ejercía la autoridad en provecho de la paz y de la ley, sino en provecho de
los intereses y de las codicias de un partido. La ciudad sólo era, como dice Platón, un
conjunto de hombres, de los cuales una parte era señora y la otra esclava. Decíase del
gobierno que era aristocrático cuando los ricos estaban en el poder; democrático, cuando
estaban los pobres. En realidad, la verdadera democracia ya no existía.
Del quinto al segundo siglo antes de nuestra era, vemos en todas las ciudades de Grecia e
Italia, todavía con excepción de Roma, que las formas republicanas corren peligro y se han
hecho odiosas a un partido. A partir de este momento, los partidos cambiaron de nombre.
Ya no se fue aristócrata o demócrata: se combatió por la libertad o por la tiranía. Bajo estas
dos palabras, aún era la riqueza y la pobreza las que beligeraban. Libertad significaba el
gobierno en que los ricos predominaban y defendían su fortuna; tiranía significaba
exactamente lo contrario. "El tirano —dice Aristóteles— sólo tiene la misión de proteger al
pueblo contra los ricos; comienza siempre por ser un demagogo, y pertenece a la esencia de
la tiranía el combatir a la aristocracia." "El medio de llegar a la tiranía —añade— es
conquistar la confianza de la muchedumbre; ahora bien: se gana su confianza declarándose
enemigo de los ricos. Así hicieron Pisístrato en Atenas; Teageno en Megara; Dionisio en
Siracusa”.
Los antiguos concedieron tal poder al Estado, que el día que un tirano asumía esa
omnipotencia, los hombres ya no tenían ninguna garantía contra él, pues era legalmente el
señor de sus vidas y haciendas.
Capítulo 13
Tucídides nos afirma que Esparta fue la cuidad más afectada por las revoluciones,
mayormente las luchas y problemas más relevantes han permanecido ocultas y se sumieron
en el olvido, sin embargo, se tiene certeza que Esparta es diferente a las otras poblaciones,
pero no por esta razón deja de atravesar por revoluciones.
Se ignora la serie de hechos por los cuales los dorios invaden Peloponeso, pero se tiene la
certeza es que el pueblo dórico había desaparecido (hablando del antiguo régimen de la
gens. Solamente se obtienen vestigios de soldados dirigidos bajo el mandato de un rey.
Podríamos ampliamente comparar la sociedad dórica y jónica del siglo IX, siendo que la
saciedad dórica estaba notablemente más avanzada que la jónica, ya que esta entró tiempo
después a las revoluciones. No tenían régimen de gens, sin embargo, no pudieron
desapegarse totalmente de él, se conservaban instituciones como: el derecho de
primogenitura, inalienabilidad del patrimonio. Posteriormente se adaptaron y convirtieron
en aristocracia.
Esparta era conocida por una aristocracia absoluta y por la falta de igualdad, había
imposiciones jerárquicas de unas clases sobre otras: en primer lugar, tenemos los
meodámodas, quienes eran esclavos emancipados; en segundo lugar, tenemos a los
epeunactas, que eran espartanos encargados de llenar vacios en las guerras. Para una escala
mayor nos referimos a los motaces, parecidos aunos clientes domésticos; después nos
referimos a los bastardos, descendientes de verdaderos espartanos, pero los separaron de
ellos por su religión y la ley; el rango más inferior eran los segundones desheredados de las
familias. Finalmente, sobre todas estas clases reinaba la aristocrática compuesta por los
iguales quienes eran los individuos mas reducidos. Se les llama iguales porque la igualdad
debe reinar entre los miembros de la oligarquía. Todos los iguales eran los que tenían
derechos de ciudadano y los únicos que conformaban el pueblo (refiriéndonos a términos
usados en Esparta)
Esparta tenía régimen republicano y las extensiones de una democracia: reyes, sacerdotes,
magistrados anuales, Senado y asamblea del pueblo. Se tiene conocimiento que los
fundadores de Tarento fueron los colonos espartanos con el objetivo de derrocar su
gobierno. Un aspecto importante fue que el suceso que salvó a Esparta fue la división
extrema que introdujo las clases inferiores, del lado de la oposición teníamos a los ílotas,
quienes creían que no podía existir una armonía y unión. Solamente la aristocracia tenia las
facultades para sacar adelante y dominar a los grupos enemigos.
La conspiración para derrocar los gobiernos oligárquicos tuvo lugar en el 397. Cinadón era
el jefe de los conjurados no perteneciente a los iguales, tenia el apoyo de las clases
inferiores ya que todos estos odiaban a sus amos, los planes de Cinadón eran derrocar la
oligarquía, cosa que no tuvo éxito ya que los éforos no dejaron tiempo para actuar a los
conjurados. Los frutos que hacían surgir a Esparta se veían otra vez gracias a la guerra de
Peloponeso y a las expediciones hacia Asia con el apoyo de las personas pudientes de la
época. La revolución no fue promovida por muchos espartanos, ya que solo loa apoyaban
demócratas de clase alta seguidores de Agis.
Agis pretendía hacer grandes cambios en Esparta, leyes que favorecían a la clase alta, tales
como proyectos de ley para la abolición de la tierra y distribución de tierra, posteriormente
favorece sus objetivos destituyendo a magistrados y otros que atacarían su autoridad,
después de esto establece un año de régimen de terror. Finalmente, el pueblo lo abandona y
los éforos lo matan restableciendo la oligarquía.
Cleomeno fue quien retomó los proyectos de Agis pero con más aciertos y menos
escúpulos, luego de mandar a asesinar a los éforos para suprimir los enemigos del partido
popular da lugar a adelantar la revolución, ya que decreta la repartición de tierras y da
derechos a 4.000 lacnios. Pretende extenderse hacia todo el Peloponeso quien Arato estaba
dando frutos de establecer la libertad y una prudente aristocracia. Esto hace que cambien
los planes de Ararto y pida el apoyo de Antígono Dosón, quien era rey de Macedonia,
finalmente Antígono y los acheos vencen a Cleomeno en Selasia. La democracia quedó
aplastada y reinó su antiguo régimen.
La oligarquía ya no podía sostenerse, los cinco éforos que pertenecían a esta fueron
asesinados por el pueblo para luego nombrar rey a Licurgo, quien no pertenecía a la familia
real (situación nunca antes vivida). Lo sacaron dos veces de su mandato, la primera vez
porque no repartía tierras y la segunda por la aristocracia que presumía. Surge otro tirano en
Esparta llamado Machánidas, pero fue vencido y asesinado por Filopémeno.
La democracia a otro tirano, Nabis, quien dio derechos de ciudadano a todos los hombres
libres. Logró establecer orden en Laconia, formó una marina, dominó todas las islas que
rodeaban Peloponeso, extendiendo influencias hasta Creta y sublevó la democracia. La liga
Archea repudiaba a este demócrata, siendo así que Flaminio le declara guerra en nombre de
Roma. Diez mil laconios aparte de los mercenarios levantaron sus armas para defender a
Nabis, pero obtuvo la derrota. Quiere concluir con la paz, pero el pueblo se niega. Flaminio
le quita gran parte de sus fuerzas, pero le deja reinar Laconia ya que no contempla la
posibilidad de que se pueda restablecer el antiguo gobierno. Finalmente, Nabis fue
asesinado por un eolio, sin embargo, su muerte no restablece la oligarquía, en cambio, se
conservaron las innovaciones que había introducido en el estado social. Roma se niega a
restablecer el antiguo sistema de Esparta.
LA CIUDAD ANTIGUA
LIBRO V – DESAPARECE EL RÉGIMEN MUNICIPAL
Capítulo 1 – Nuevas creencias; la filosofía cambia las reglas de la política
Se explica cómo fue que los antiguos romanos dejaron de un lado el régimen antiguo y
empezaron a trabajar por sus derechos gracias a su propia inteligencia, ya que no sabían que
era la libertad, porque ellos siempre habían sido gobernados por el estado y la religión,
teniendo que cumplir deberes al mismo, recibiendo muy poco y teniendo poca ampliación
en sus derechos.
Las personas empezaban a tener más claridad, comenzaban a pensar y a dar respuestas a
ciertas preguntas que tenían, como que después de la muerte ya no había vida, o que había
una vida solo espiritual pero que ya no era necesario llevar ofrendas a un muerto, que no
eran dioses solo una persona más que se encontraba en estado de muerte.
Aunque seguían con sus culturas o costumbres ya tenían diferente pensamiento, iban a sus
cultos, adoraban a sus dioses, pero sabiendo que no era fundamental hacer eso o tener
tantos dioses pensaban que uno era suficiente, decidiendo así cambiar sus himnos, haciendo
omisión al nombramiento de los dioses en sus cantos.
Anaxágoras solo escogió la inteligencia como único dios de los hombres, ya no atacaban a
las personas por pensar, sino que empezaban a cambiar sus costumbres, los cual no lo
habían hecho por miedo a morir, ya que anteriormente era un deber de todos tenían que
cumplir porque así lo ordenaba el estado.
Empezaron a surgir por sí mismos, aportando sus talentos y sus ideas, cambiando la
justicia, ya no haciendo lo que creía justo el estado sino una justicia nueva, según Platón,
moviendo lo que hasta entonces era inmovible, realizando lo que no era tan fácil de
contradecir, ignorando al estado, siendo este aún el que tenía el mando el mando y decidía
por todo el pueblo.
Para gobernar un estado ya no era necesario invocar los viejos usos y las leyes sagradas. Al
conocimiento de las antiguas costumbres fueron sustituidas por el arte de razonar y de
hablar la dialéctica y la retórica. Se despierta la reflexión del hombre, ya no quiso creer sin
darse cuenta sus creencias, ni se dejó gobernar sin discutir sus instituciones. Gracias a esto
desaparece la autoridad de las instituciones junto con la de los dioses nacionales.
Sócrates creía firmemente que las reglas de la conducta estaban grabadas en la conciencia
humana, rechazando el imperio de la tradición. Estudiaba religiosamente la conciencia con
el fin de encontrar en ella la obligación de ser justo y hacer el bien. Sócrates emancipa la
moral de la religión, es condenado a la bebida de la cicuta por haber cuestionado y
combatido las antiguas costumbres de los antepasados.
Filósofos más adelante investigan y analizan con total libertad los problemas sobre la
organización del estado, la autoridad, de la obediencia, de los derechos y deberes.
Platón al igual que Sócrates proclama que la regla de la moral y la política está en nosotros
mismos. Aristóteles manifiesta que la ley es la razón, aquellas que no se basa en las
costumbres, sino lo que es bueno en sí.
La escuela cínica niega hasta la patria misma. Por disgusto o desdén de los filósofos se
alejaban cada vez más de los negocios públicos. Sócrates cumple con sus deberes como
ciudadano. Platón intentó reformar el estado. Aristóteles indiferente, se limita como
observador e hizo del estado un objeto de estudios científicos. Los epicúreos prescinden de
los negocios públicos.
Los estoicos vuelven a la política con Zenón, Cleanto, Crisipo. Ellos escribieron numerosos
tratados sobre el gobierno de los estados. El estoicismo amplifica la sociedad humana
emancipando al individuo, advierte que su principal trabajo que sea el de mejora individual
y su conciencia debe ser independiente sea el gobierno que sea. Se hablaba de que como
individuos no se debía vivir en virtud del estado tiránico, hablan de una dignidad que tiene
cada uno, no de ciudadano, sino de hombre que aparte de los deberes con la ley tiene otros
consigo mismo. Para los estoicos el mérito supremo no consiste en morir o vivir por el
estado, sino en ser virtuosos y agradar a un ser superior.
La religión municipal, fundamento de la ciudad se extinguió; el régimen municipal, tal
como lo escribieron los antiguos, cayó con ella.
Capítulo 2 – La conquista romana
1. Algunas palabras sobre los orígenes y la población de Roma
La raza romana estaba mezclada, sus orígenes eran latinos de Alba, quienes, a su vez,
estaban divididos en dos pueblos asociados: raza aborigen (verdaderos latinos) y raza
extranjera (proveniente de Troya con Eneas). Los albanos fundaron Roma en donde se
ocupaba la ciudad griega de Pallantium, la población existente se quedó allí,
generándose una asociación de razas (latinos, troyanos, griegos)
Roma no era una sola ciudad, sino una confederación de ciudades. Centro de reunión de
latinos, griegos.
Su lenguaje era una mezcla de los elementos de cada uno, donde predominó el latino,
tanto así que no se conoce el origen de la palabra Roma, según unos es latina, otros
troyana y otros etrusca.
Había familias que eran compañeras de Eneas (troyanos), otros provenían de los
arcadios de Evandro, otros compañeros de Hércules, otros de Alba como los Tulios,
Quintios y Servilios. Así las familias asociaron su nombre con un sobrenombre que
recordaba su origen extranjero, teniendo así a los Sulpicios Camerinos, los Cominos
Auruncos, los Sicinios Sabions, los Aquilios Tuscos y los Claudios Regilenses.
El culto también fue un conjunto de multiplicidad, había cultos griegos de Evandro y
Hércules, otros Lavinio, también del dios Consos y Quirino, el cual se implanto fuerte y
se asoció a su fundador Rómulo. Los romanos contaban con la ventaja de poder asistir a
fiestas tanto latinas, como sabinas, como etruscas y a los juegos olímpicos. Las
religiones eran lazos poderosos, y en esa época cuando las ciudades compartían culto se
asumía una alianza y apoyo mutuo, lo cual fue aprovechado sabiamente por Roma.
Todo esto se resume en que la población romana es una mezcla de razas diversas, culto
múltiple y una nación compuesta por varios hogares, así tenía parentesco con toda Italia
y toda Grecia.
2. Primeros engrandecimientos de Roma (753-350 antes de Cristo)
Cuando la religión municipal estaba en su momento más fuerte, Roma cedió su política
por ella.
Como primer acto de los romanos, según una leyenda, fue raptar a las mujeres sabinas,
pero era muy poco creíble, ya que no cumplía según la santidad del matrimonio de los
antiguos y la religión municipal prohibía el matrimonio entre dos personas de diferentes
ciudades, solo aceptaban si tuvieran un lazo de origen o un culto en común.
Rómulo con el fin de poder tener el derecho al casamiento con las mujeres sabinas,
estableció un lazo religioso entre él y la Sabina, así adoptó el culto con el dios Sabino
Consos. Cuando celebraban el nuevo lazo que tenían, los romanos secuestraron a todas
las mujeres sabinas, las familias de los Sabinos ya no lograban hacer nada, porque no
podían romper el connubium, por lo que el jefe de los romanos logró el derecho de
casamiento y así como primer esfuerzo los romanos lograron derribar esa barrera que
había puesto la religión municipal.
Los romanos, así como con los Sabinos, se piensa que hizo lo mismo con las ciudades
Etruria y Lacio, los romanos deseaban tener un connubium con todas las ciudades.
Luego de unir lazos con otras ciudades, Roma entró a una larga serie de guerras, la
primera fue contra los Sabinos de Tasio que terminó con una alianza religiosa, después
fue contra Alba que era una colonia, pero la destruyeron para mostrar grandeza y no
tener que ser limitados por la supremacía religiosa de Alba. Después de convertirse en
colonia Roma no quedó satisfecho, entonces quisieron ser una metrópoli y así ejercer
los derechos y la supremacía religiosa de Alba. Roma sostuvo largas guerras para poder
tener la presidencia del sacrificio en las ferias latinas ya que haciendo esto era el único
modo de superioridad y dominación que para ese tiempo existían.
Roma fue la primera ciudad que ha sabido aumentar su población con guerra, es decir,
practicó una nueva forma de política desconocida al resto del mundo greco-italiano; de
este modo sembró a Roma por todas partes, una de las características de la política
Romana era adoptar culto de cada ciudad vecina, su objetivo era conquistar tanto dioses
como a las ciudades.
Los lazos de origen, la conquista del connubio, la de la presidencia de las ferias latinas,
la de los dioses vencidos, el derecho que tenía de sacrificar en olímpica y en Delfos,
eran medios que tenía Roma para dominar.
3. Cómo adquirió Roma el imperio (350-140 antes de Cristo)
Mientras que así se engrandecía paulatinamente Roma, utilizando los medios de la
religión y las ideas que entonces ponían a su disposición, una serie de varios cambios
sociales y políticos se manifestaba en todas las ciudades y en la misma Roma,
transformando a la vez el gobierno de los hombres y su manera de pensar. Entre los
cambios producidos en las instituciones y en las costumbres, el derecho, ya que el
mismo patriotismo cambió de naturaleza, fue una de las cosas que más contribuyeron al
engrandecimiento de Roma. Lo que se fundamentaba en la parte religiosa esa que se
amaba a la patria porque se amaba a sus dioses protectores, ya que en ella había un
peritoneo, un fuego divino, fiestas, oraciones, himnos y solo porque fuera de ella no se
encontraban dioses ni cultos, era un patriotismo de fe y de piedad. Cuando se despojó
de la autoridad a la costa sacerdotal, esa especie de patriotismo desapareció con todas
las viejas creencias, el amor de la ciudad aun no sucumbió, pero adopto una nueva
forma. Ya no se amó a la patria por su religión y a sus dioses, sino se le amo solamente
a sus leyes, por sus instituciones, por los derechos y la seguridad que concedía a sus
miembros.
Este nuevo patriotismo no produjo exactamente los mismos efectos que el de los
tiempos antiguos. Como el corazón ya no se sentía vinculado al pritaneo, a los dioses
protectores, ni al suelo sagrado, sino únicamente a las instituciones y a las leyes, y
como estas cambiaban con frecuencia, debido al estado de inestabilidad porque
atravesaban entonces todas las ciudades, el patriotismo se convirtió en su sentimiento
variable e inconsistente, que dependía de las circunstancias y quedaba sujeto a idénticas
fluctuaciones que el gobierno mismo otorgaba. Solo se amaba la patria mientras se
amaba al régimen político que prevalecía momentáneamente: el que encontraba malas
las leyes ya no hallaba nada que a ella le uniese.
El patriotismo municipal se debilitó así mismo murió en las almas. Para el hombre fue
más sagrada su propia opinión que la patria, y estimó mucho más que el triunfo de su
facción que la grandeza o la gloria de su ciudad.
De ahí a armarse contra ella no había mucho camino, hubo alianzas con ciudades
enemigas para conseguir en la propia el triunfo de un partido. De dos arguivos, uno
prefería el gobierno aristocrático, y estimaba más a Esparta que a Argos, el otro prefería
la democracia y amaba a Atenas, ni uno ni otro se interesaba por la independencia de la
ciudad, ni le repugnaba demasiado ser súbditos de otras, si esta sostenía su facción en
Argos.
Esta guerra representa un esfuerzo general hecho por los griegos para establecer una
misma constitución en todas partes, con la hegemonía de una ciudad, aunque unos
querían la aristocracia bajo la protección de Esparta y otros la democracia con la ayuda
de Atenas.
Así pues, los anhelos y el afecto de los hombres ya no tenían por objeto a la ciudad.
Había pocos griegos que no se sintiesen dispuestos a sacrificar la independencia
municipal a cambio de obtener la constitución que preferían.
En cuanto a los hombres honrados y escrupulosos ante las perpetuas disensiones que
presenciaban, sentían disgusto del régimen municipal, querían sustraerse a un régimen
que, luego de haber producido una verdadera grandeza, solo causaba ya sufrimiento y
odio.
Muchos hombres pensaron por lo menos en establecer sobre las ciudades una especie de
poder soberano que velase por la conversación del hombre, obligando a estas pequeñas
sociedades turbulentas a vivir en paz. Así la democracia acabó por vencer en Roma;
pero aún entonces, los procedimientos y lo que podría llamarse los artificios del
gobierno siguieron siendo aristocráticos. En los comercios por centurias, los votos se
repartían según las riquezas y el derecho, no existía ninguna distinción de riqueza, sino
que en realidad la clase pobre, inscrita en las cuatro tribus urbanas, solo podían oponer
cuatro sufragios a los 31 de la clase de los propietarios.
El predominio de la clase rica se sostuvo en Roma mucho más tiempo que en cualquier
otra ciudad. Esto obedece a dos causas, una a que se realizaron grandes conquistas, y
los beneficios fueron para la clase que ya era rica y la otra causa era que el romano, aún
el más pobre sentía un respeto innato por la riqueza. No quiere decir esto que la lucha
entre ricos y pobres no se haya presentado en Roma como en las demás ciudades. Pero
solo comenzó en el tiempo de los gracos, es decir después que la conquista estaba casi
terminada. Por lo demás, esta lucha jamás tuvo en Roma los caracteres de violencia que
había tenido en otras partes. El bajo pueblo de Roma no anhelaba tanto la riqueza y
ayudó sin entusiasmo a los gracos, quienes se negaron a creer que estos reformadores
luchasen por ellos, y los abandonó en el momento decisivo. Las leyes sagrarias con
tanta frecuencia presentada a los ricos como una amenaza, dejaron siempre al pueblo
bastante indiferente, y solo lo conmovieron en la superficie.
Esta clase tuvo un acierto de admitir a las familias más conspicuas de las clases
sometidas o aliadas, así se dio el caso extraño que, siendo las leyes democráticas, se
formase una nobleza, y de que el pueblo siendo omnipotente, permitiese que la nobleza
se colocara por encima de ellos. De ahí resultó que, en todas las ciudades, la aristocracia
volvió a los ojos de Roma, con ella la adoptó como protectora y se encadenó a su
fortuna, esto parecía tan lícito que veían en ella una ciudad sabina, latina o esturca.
Desde que Roma se presentó en Grecia (199 a.c), la aristocracia se le entregó. Casi
nadie pensó entonces que habría que escoger entre la independencia y la sumisión, para
la mayoría de los hombres, el problema solo estaba entonces entre la aristocracia y el
partido popular.
El amor a la independencia se convirtió en un sentimiento muy raro, y los corazones
estaban íntegramente consagrados a los intereses y a las pasiones de los partidos.
Insensiblemente se llegó olvidar a la ciudad, las barreras de antaño habían separado a
las ciudades y habían hecho de ellas otros tantos mundos distintos, cuyos horizontes
servían de límites a los votos y sentimientos de cada hombre, cayeron unas tras otras.
Ya solo se reconocían para toda Italia como para toda Grecia, dos grupos de hombres,
de un lado la aristocracia y del otro el partido popular que rechazaba la dominación de
Roma, al final la aristocracia venció y Roma obtuvo el imperio.
4. Roma destruye en todas partes el régimen municipal
Las instituciones de la ciudad antigua se debilitaron y agotaron en una serie de
revoluciones, la dominación romana tuvo por primer resultado acabar de destruirlas y
de extinguir lo que de ellas quedaba.
El estado de Roma no se agrandaba por la conquista, solo comprendía a las familias que
figuraban en la ceremonia religiosa del censo. El territorio romano tampoco aumentaba
ya que había limites que los reyes habían trazado. Solo dos cosas le agrandaban a
Roma: la dominación de Roma y el territorio perteneciente al Estado romano.
Roma solo conocía dos especies de lazos, la sumisión o la alianza, según esto, las
instituciones municipales deberían subsistir entre los vencidos y que el mundo fuese un
vasto conjunto de ciudades distintas entre sí teniendo en frente una ciudad señora.
La conquista romana tenía por efecto realizar en el interior de cada ciudad una
verdadera transformación.
De un lado estaban los súbditos quienes renunciaron a su gobierno principal, a la
religión y su derecho privado. La autoridad arbitraria de un praefectus enviados por
Roma mantenía entre ellos el orden material. Por otra parte, estaban los aliados, quienes
eran mejor tratados y conservaban en cada urbe una constitución propia, magistraturas,
senado, pritaneo, leyes y jueces.
La ciudad se consideraba independiente y parecía no tener relaciones con Roma, sin
embargo, los términos del tratado suscrito en el momento de la conquista habían
insertado esta fórmula: “magestatem populi romani comiter conservato”. Estas palabras
establecían la dependencia de la ciudad aliada con respecto a la ciudad dominadora.
Esas ciudades llamadas libres recibían ordenes de Roma, hacían caso del régimen
municipal entre los antiguos, que exigía una independencia completa o dejaban de
existir. La libertad municipal y el imperio de Roma eran inconciliables; la primera solo
podía ser una apariencia, una mentira, un juego bueno para entretener a los hombres.
A medida que los pueblos iban ingresando en el imperio de Roma, perdía su religión
municipal, su gobierno y su derecho privado, Roma practicaba la sumisión destructora.
También se ve que, si la ley romana no reconocía en el súbdito la autoridad paterna, en
cambio la dejaba subsistir en las costumbres.
Las tradiciones de Roma municipales le prohibían hacer leyes para los vencidos, no
podía soportar que la sociedad cayese en disolución. En principio se les colocaba fuera
del derecho, en realidad vivían como si tuviesen uno, pero esto era bajo la tolerancia del
vencedor, se dejaba que todas las instituciones de los vencidos se debilitasen y todas sus
leyes desapareciesen. El imperio romano presentó, sobre todo bajo el régimen
republicano y senatorial, este singular espectáculo: una sola ciudad permanecía ingente
conservando sus instituciones y derecho; el resto no tenía ya ninguna especie de leyes o
al menos no eran reconocidas por la cuidad soberana.
Tal fue el efecto de la conquista romana sobre los pueblos que sucesivamente cayeron
en su poder. Todas las instituciones municipales quedaron aniquiladas, pero ninguna
sociedad regular o sistema de gobierno remplazó inmediatamente a lo que desaparecía.
Hubo una pausa entre el momento en que los hombres vieron disolverse el régimen
municipal y aquel en que vieron nacer otro modo de sociedad, solo en el punto central
había orden verdadero. Los pueblos sometidos llegaron a constituir un cuerpo
organizado, conquistando a su vez los derechos e instituciones que Roma quería
monopolizar, para ello tuvieron que ingresar en la ciudad romana, hacerse sitio de ella,
apretarse y transformarla a ella misma para hacer de ellos y de Roma un mismo cuerpo.
5. Los pueblos sometidos entran sucesivamente a Roma
Se habla de que los pueblos sometidos eran discriminados por la gran Roma. Roma,
como eje central de las tierras itálicas eran de mucho prestigio y aún más cuando se les
concedía el título de ciudadano romano. El que no era ciudadano romano, no se
reputaba de marido ni de padre, no podía ser legalmente propietario ni heredero, tal era
la significación del título de ciudadano romano que, sin él, se vivía excluido del
derecho, y con él, se pertenecía a la sociedad regular.
El lacio fue sometido: de los cuarenta pueblecillos que lo poblaban, Roma exterminó la
mitad, despojó algunos de sus tierras y dejó a los otros el título de aliados. En el año
340 advirtieron estos que la alianza era en su daño, que se les obligaba a obedecer en
todo y que estaban condenados a prodigar su sangre y su dinero en provecho
únicamente de Roma. Se coaligaron: Su jefe Annio formulo así sus reclamaciones antes
el senado de Roma: “que se nos conceda la igualdad, tengamos las mismas leyes, que
solo formemos con vosotros un estado único, solo tengamos un nombre y que a todos se
nos llame igualmente romanos”. Los romanos calificaron esta exigencia como
monstruoso y criminal, en efecto era contrario a la antigua religión y a los antiguos
derechos de las ciudades. Manlio que era un senador romano expreso así su sentimiento
de repulsión que separaba al ciudadano del extranjero. Era el órgano de la antigua ley
religiosa, la cual prescribía que el extranjero fuese detestado de los hombres, por ser
maldito de los dioses de la ciudad. Parecía imposible que un latino fuese senador, pues
el lugar donde reunían el Senado era un templo.
La guerra prosiguió: Los latinos vencidos hicieron “dedition” es decir, entregaron a los
romanos sus ciudades, sus cultos, sus leyes y sus tierras. Su situación era cruel. Un
cónsul dijo en el senado que, si no se quiera que Roma estuviese rodeada de un vasto
desierto, era preciso mejorar la suerte de los latinos con alguna clemencia. Por ende, se
dio a los latinos el derecho de ciudad romana, pero sin incluir en el orden político el
derecho de sufragio ni el civil el derecho de casamiento. Se ve pues, que el Senado
engañaba a los latinos dándoles el título de ciudadanos romanos, pues ese título soplaba
una verdadera sumisión, ya que los hombres que lo ostentaban poseían las obligaciones
del ciudadano y ninguno de sus derechos. Tan cierto es esto, que varias ciudades latinas
se revelaron para que se les despojase de este pretendido derecho de ciudad.
Un centenar de años pasaron y Roma había cambiado de política. La condición de los
latinos teniendo el derecho de ciudad sin sufragio y sin connubium ya no existe. Con un
rasgo de habilidad, Roma abría una puerta, aunque estrecha, permitiendo a los súbditos
que entrasen en la ciudad romana. Autorizaba a cualquier latino que hubiese ejercido
alguna magistratura en su ciudad natal para que fuese ciudadano romano al expirar su
cargo. El don del derecho de ciudad fue esta vez completo y sin reservas: sufragio,
magistraturas, inscripción en el censo, matrimonio, derecho privado…, todo se
concedió. Roma se resignaba a compartir con el extranjero su religión, su gobierno sus
leyes, sólo que estos favores eran individuales y se dirigían no a ciudades enteras, sino a
algunos hombres en cada una de ellas. También implicaba algo digno, de satisfacer las
ambiciones modestas: Gracias a él era posible aliarse por el matrimonio a una familia
romana: establecerse en Roma y ser propietario, podía negociarse en Roma, convertida
ya en la primera plaza comercial del mundo.
Cuanto mayor era el número de los que obtenían el derecho de ciudad, más dura
resultaba la condición de los que no lo poseían. Llegó un tiempo en que las ciudades
latinas solicitaron que este derecho de ciudad cesase de ser un privilegio.
Roma realiza un gran movimiento en donde a los ciudadanos de cada ciudad les genera
importancia obtener el derecho de ciudadano romano, ordinariamente cerraba Roma los
ojos porque veía que así se aumentaba su población, reponiéndose de las pérdidas de la
guerra; pero las afectadas debido a eso eran las poblaciones latinas quienes pagaban,
porque sus más ricos habitantes se hacían ciudadanos romanos y el Lacio se iba
empobreciendo. Cuanto mayor era el número de los que obtenían el derecho de Ciudad,
se hacía más dura la condición de los que no lo tenían y llegó un tiempo que las
poblaciones activas pidieron que dejase de ser un privilegio es derecho, ya que dividía
las poblaciones italianas que sometidas hacía dos siglos, estaban casi en la misma
condición que las latinas, porque las abandonaban los habitantes más ricos para hacerse
romanos, por consiguiente, reclamaron para ellas el derecho de Ciudad.
Los italianos se hallaban amenazados de una ruina general, y sintiendo vivamente la
necesidad de tener derechos civiles, no podían adquirirlos sin hacerse ciudadanos
romanos. La revuelta que de aquí surgió se llamó guerra sucia y fue promovida por los
aliados de Roma que tomaron las armas para dejar de ser aliados y convertirse en
romanos.
Los romanos pudieron votar en el fórum, se reconoció su derecho sobre el suelo, y la
tierra italiana lo mismo que la romana, pudo poseerse en propiedad.
Se estableció el jus italicum, que era el derecho no de la persona italiana puesto que el
italiano se había hecho romano, sino del suelo itálico que se hizo susceptible de
propiedad como si fuese ager romannus (territorio romano).
En Occidente estaban Galia y España que antes de la conquista no conocían el régimen
municipal que Roma les implantó, el cual facilitaba a aquellos pueblos el llegar a unirse
a la ciudad romana, porque había en estas poblaciones una jerarquía combinada (la
antigua Grecia y la antigua Italia) que marcaba los grados por medio de los que debían
irse aproximando a Roma hasta llegar a asimilarse en ella.
Se distinguían:
1°: Los aliados que tenían gobierno y leyes propias.
2°: Las colonias que gozaban del derecho civil de los romanos, sin tener los derechos
políticos.
3°: Las poblaciones de derecho itálico.
4°: Las poblaciones de derecho latino.
Tan profundas eran las distinciones que entre personas de dos categorías diferentes no
había matrimonio ni ninguna relación legal posible de inmediato, debían seguir un
mecanismo de transformación, de súbdito o aliado para obtener derecho itálico. De
obtener derecho itálico a obtener derecho latino, las familias se iban entablando como
romanas. Poco a poco entró así Grecia en el estado romano, conservando al principio
cada población las formas y mecanismos de régimen municipal, pero al cabo de algunas
generaciones, y llevada de la vanidad, ambición e interés, aspiró a hacerse romana.
Los griegos no sentían por Roma ese odio que originariamente se experimenta por un
dominador extranjero. Los griegos la admiraban, sentían veneración por ella:
voluntariamente le consagraron un culto y le elevaron templos como a un dios. Cada
ciudad olvidaba su divinidad Poliade y adoraba en su lugar a la diosa Roma y al dios
Cesar. Las fiestas más hermosas eran para ellos importantes, y los primeros magistrados
no ejercían función más alta que la de celebrar con gran pompa los juegos augustos. La
población en que se había nacido parecía pequeña, no ocupaba ya el pensamiento de sus
intereses, las leyes que hallaba cada uno en su población en las leyes variables y sin
fundamento. El romano la despreciaba y el griego también, y para obtener leyes fijas
reconocidas por todos como verdaderamente santas, era preciso merecer las romanas.
El que poseía el título de ciudadano romano dejaba de formar parte de su ciudad natal,
civil y políticamente, era esto consecuencia del viejo principio que no permitía que un
hombre perteneciese a dos ciudades simultáneamente. Podía continuar habitando ahí,
pero era reputado como extranjero y puesta sujeto a las leyes de la población, no
obedecía ya sus magistrados y soportaba las cargas pecuniarias, al cabo de algunas
federaciones hubo en cada población griega un número no escaso de hombres que no
reconocía el gobierno ni el derecho de la población, y así fue pereciendo el régimen
municipal.
Tras haber suspirando durante ocho o diez generaciones por el derecho de ciudad
romana y haberle obtenido cuando valían algo, apareció entonces un decreto imperial
que lo concedió a todos los hombres libres, sin distinción.
La desigualdad entre ciudadanos y súbditos se había ido borrando en cada generación
hasta desaparecer del todo. Comenzó a perder importancia el título de ciudad, y a
repartir de aquella época todo en cuanto pertenecía al imperio romano, desde España
hasta el Éufrates. Se formó verdaderamente un solo pueblo y estado, habiendo
desaparecido la diferencia entre ciudades para surgir la de naciones.
El galo abandonó su nombre de galo y se dio prisa en tomar el de romano; lo mismo
hizo el español, y el habitante de tracia o siria. Solo había un solo nombre, una sola
patria, un solo gobierno y derecho.
Debido a ello empieza el progreso de la ciudad romana de edad en edad, por lo cual nos
permite ver como las ciudades fueron desapareciendo poco a poco, en donde Roma
forma la reunión de una docena de pueblos, bajo un amor único, y por consiguiente cae
el régimen municipal, ya que las viejas formas sociales que la antigüedad había
establecido desaparecieron por siempre.
Capítulo 3 – El cristianismo cambia las formas del gobierno
La antigua sociedad se había constituido por una vieja religión, la cual tenía como
dogma principal que cada dios protegiese exclusivamente una familia o ciudad y que
solo para ella existiera. Esta religión dirigía y tenía potestad sobre absolutamente todo
lo que regulaba la sociedad, inclusive, estaba más arriba de las leyes, todo estaba
regulado por los dogmas de esta religión que se daba conforme a las necesidades de su
culto.
La religión era señora absoluta en la vida privada y en la pública. Comparándolo con lo
que se ha construido hoy en día podemos decir que el estado era la comunidad religiosa,
el rey un pontífice, el magistrado un sacerdote y la ley una fórmula santa.
La libertad individual se desconocía, donde el hombre estaba esclavizado y restringido
a una circunferencia en torno del pritaneo.
Al pasar de los años, la sociedad se empezó a modificar, a su vez su religión y sus
creencias, para así lograr que el derecho y la política comenzaran a independizarse y
con ello lograr que la religión careciera de influencia. Gracias al cristianismo el
sentimiento religioso se reavivó y con este se adquirió una expresión más alta y menos
material. Lo divino se colocó fuera de la naturaleza visible y por encima de ella.
Dios apareció como un ser único y universal, que satisfacía todas las necesidades del
hombre y él sólo daba la adoración que radicaba en el individuo. En la anterior religión
se hacían los ritos de tal manera que para el hombre estos dejaron de tener sentido, lo
hacían por inercia, sólo para mantener una tradición que se trasmitía de edad en edad y
lo único sagrado era su antigüedad.
El cristianismo cambió la naturaleza y el pensamiento del hombre, su dogma estaba
propuesto a la fe, ya no era materia, se había trasformado en espíritu, donde la oración
era un acto de fe y una humilde súplica. El temor de los dioses fue reemplazado por el
amor de Dios.
El cristianismo nos hizo iguales a todos y miembros de una misma comunidad, gracias
a estos progresos del cristianismo se pudo manifestar a un Dios universal, que no
distinguía de razas, ni familias, ni estados, el templo estaba abierto para todo el que
creyera en Dios. Las barreras entre los pueblos y las razas cayeron, esta nueva religión
enseñó que todos teníamos deberes de justicia y de benevolencia para con el prójimo y
con el enemigo, prohibía al hombre que odiase a los demás hombres.
Se separa la religión del gobierno, (dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es
de Dios), en el César residía el culto y dogma. Con estas creencias del cristianismo se
proclama que la religión ya no es el estado, y que obedecer al César no es lo mismo que
obedecer a Dios.
La política quedó definitivamente liberada de las estrictas reglas que imponía la antigua
religión, se pudieron gobernar a los hombres sin tenerse que someter a los usos
sagrados, haciendo así que la política fuera más libre en sus impulsos, y ninguna
autoridad (de no ser la ley moral) la entorpeciera y limitara en adelante. La acción del
estado quedó más limitada.
El hombre era libre y solo estaba obligado a Dios, se hizo autónomo y estaba fundado
en la libertad interior. El cristianismo colocó a Dios y la familia por encima de la patria,
y al prójimo sobre el ciudadano.
El derecho también cambió, ya no estaba sometido a la religión y que todas sus reglas
fueran emitidas por ella, se ocupó en los deberes de los hombres, mas no en sus
relaciones de intereses. El derecho fue independiente, pudo desarrollarse con toda
libertad, y adaptarse a las necesidades sociales, de la conciencia humana y lo justo para
cada individuo.
El derecho romano se eximió de la religión y se aproximó a la equidad y la naturaleza,
haciendo que la obra de regeneración del derecho solo pudiera triunfar completamente
con la independencia que el cristianismo le dejó a esta. El padre perdió la autoridad
absoluta sobre su familia, y solo se le confería las que necesitara para atender las
necesidades del hijo y así mismo, la mujer se hizo moralmente igual.
El derecho de propiedad se trasformó en su esencia, la religión ya no tenía tanto control
sobre el estado y las personas, cambiaron las reglas del gobierno entre los hombres y
con ello se establece y modifica una sociedad la cual se basa en el cristianismo y deja al
derecho libre de actuar según su moral, haciendo que desaparezca la sociedad antigua.