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Semiotica-Lotman-Texto Poliglotismo Cultura

La cultura como texto. Lotmas, de la Escuela de Tartu
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:f

El texto y el poliglotismo de la cultura"

Desde el punto de vista genético, a


a e de dos len aies rimarios. Uno de ellos es la en a
lizada por el hom re en e trato cotidiano. Su papel en todas as cons-
tntccioncs secundarias de la cultura es evidente y no requiere adara- f
cienes. Es más: en cJ año 1969,lt'.milc Bcnvcnis�n el artículo .. u, t'•
scmiologia de la lengua .. , que aOno programibca.mcnte los primeros
números de la revista internacional Snniorica, escribió: •Toda scmiolo-J
gía de un sistema no lingüístico debe servirse de la lengua como tra- _t,
ductor solo uedc CXLStlr con la a da de I iolo 'a de la lengua
y entro e ésta- . ostcruan a misma posición los partiapantcs e la
pñrii'aa Escuela de Verano en JG.ariku (1964), que adoptaron la fór•
mula de B. A. Uspenski para todo el complejo de los sistemas scmió- .
ricos supralingüísticos: -esrructuras modelizantcs secundarias ...
Mcn s evidente es la naturaleza del e ndo len m:íñdt Se
trata de modelo estru e es aoc o a actividad del horñbre
c m esta a a a m e os cfasificacionales del es aci ,
a la división de éste en -propic- y -aieno- y a a tra ucci n e os va·
riados vínculos sociales, religiosos, poüt:icos, de parentesco, erc., al
lenguaje de las relaciones espaciales. La división del espacio en -culro-
e «inculto- (caótico), espacio de los vivos y espacio de los muertos, sa-

1 E. Benverustc, •Si!miologie de b l:rnp.ie (2),,, Semioti'4-, 1969, vol. l. mim 2.

pig. 130 .
• • Tek3t i polig.lotiun kul'rulY", en l. M. L. /zbr,ur,ryc ll4lí, tomo l, Tallin, Alek·
sandra, 19'.l2,pip 14H47.(N.JJ·T.J

83
grado y profano, espacio sin peligro y espacio que esconde una ame·
naza, y la idea d::'. uc: a c.ada es acio le corrc:s ondc:n�abitantes
­­dioses, ornbres, una erza m rgna o sus sinónimos culrurales=­,
son una característica inalienable de !a cultura. Sin embargo, eso toda
vía no basta. Para que tal o cual sistema resulte capaz de cumplir arn­
pli.u funciones semióticas, debe poseer un mecanismo de duplicación
(más exactamente, de mu!óp!icación reiterada) del objeto que consti­
ruye su significado. El mundo de la lengua natural forma una duplica·
ción del mundo­objeto y puede él mismo duplicarse en tatos verba­
les y lenguajes del arte verbal organizados de manera más compleja.
Las leyendas antiguas señalaban la sombra, el reflejo en el agua }'
d eco como fuentes de la duplicación que devino la fuente de los sis­
temas semióticos no verbales. Pero podemos señalar una raíz más uni­
versal de éstos: todos los "pos de división de! espacio forman cons­
aucciones homomórfica . llou a e:: punto poblado) se opone a lo
que se halla más allá des s muros (el bosque, la estepa, la aldea, la Na·
turaleza, d lugar donde habitan los enemigos), como lo propio, lo ce·
rrado, lo culto y lo seguro a lo aieno, lo abierto, lo inculto. Desde este
punto de vista, la ciudad es la fiarte del univ�5SO: dgpda de cu!rura.
Pero, en su estrUctilla U1te!Tia, e a cÓpia todÍJ C unJVerso, teniendo su
espacio "Propio,. y su espacio "ajeno�. Exactamente de la misma ma­
nera, el templo se rc:laciona con la ciudad como lo interno con lo ex­
terno, pero, eQ_JlJ csrrucrura in_manente, además, repite el universo.
Lo mismo sucede en todas las otras construcciones. lho cada espaci�
· corres ondientes habitantes · al trasladarse de un es ac10 a

l
, e m su en, con reten e , en­
uco a si m1smo1 acren ose seme¡ante es acro a o. tiempo que '
parucu­\
sigue siendo¿¡ mismo, se vuelve otro. Este 1en6meno se hace \
larmente evidente, no en la vida cotidiana (aunque también en ella
está presente), sino en los rituales. El espacio ritual copia de manera
homomorfa el universo, y, al entrar en él, el participante del rirual ora
se vuelve (al tiempo que sigue siendo él mismo) un espíritu del bos­
que, un tótem, un muerto, una divinidad protectora, ora adquiere de
nuevo una esencia humana. Se extraña de sí mismo, convirtiéndose
en una expresión cuyo contenido puede ser él mismo (cfr. las repre­
sentaciones de los muertos en los sarcófágos y los retratos ­funera­
rios­) o tal o cual ser sobrenatural. Gracias a la división del espacio, el
mundo se duplica en el ritual, de !a misma manera que se duplica en
la palabra. Consecuencia de esto son las representaciones rituales (las
máscaras, la pintura sobre el cuerpo, las danzas, las imágenes coloca·
das sobre la rumba, los sarcófagos, erc.) ­­orígenes de las artes plásti­

84
cas. � representación. dcl_cuerpo só�o es posible después de que se
empieza a tomar conciencia del propio cuerpo en tales o cuales sirua­
cienes como representación de sí mismo. Sin una división primaria
del espacio en esferas que exigen conductas diferentes, las artes plásti­
cas serían im sibles.
La upncacrcn e mun o en ap a raya e
acio forman cl duahsmo semiótico de partida.
La cu tura, en correspon encra con e tipo e memona creme
•a ella, selecciona en tocia esa masa de comunicados lo que, desde su
punto de vista, son «execs­, es decir, está sujeto a inclusión en la me­
moria colectiva.
Sin embargo, debemos prestar atención a otro aspecto de la cues­
tión: el texto .que es examinado en la perspectiva de u ola sistema
lingüístico es la realización de un solo lenguaje/ tura s m · -
a i o sus textos siem re se realizan in e es ac10 e or o
menos < QS. sron e a p a ra y a munca el
c.anro), de lapa a raye gesto Oa danza), en un único texto ritual fue
señalada por el academice A. N. Veselovslci como un ­sincretismo pri­
mitivo­. Pero la idea de que, después de abandonar la época •pri.miti·
va", la cultura comienza a crear textos de tipo monolingüe que reali­
zan rigurosamente las leyes de un solo genero según reglas rigurosa·
mente unilmeales, suscita objeciones. Incluso si dejamos a un lado d
señalamiento de que a todo lo largo de la binoria'de la cultura los tex­
tos que combinan sincréticamente en una única representación dra·
mática todas las especies fundamentales de semiosis no desaparecen,
y no recordamos ni la �a, ni el c�val, ni e! bappeoiogrui las
actuaciones de los con·unc ni 13.i..&scividades de lti.p:oca de
la_ ra.n vo uc1on ranc;!4­ni ouos ejemplos de{sincmi'siñgi que
ora se repliegan a la pcnfena de la culruq., ora ocupan en ella una �
sición central, nos vemos obligados a decir que el estar cifrado con
muchos códigos es la ley para un número aplasunte de textos de la
cultura. Auténticamente unilineales serin sólo los textos en lenguas ar·
tificiales o las ilustraciones de manual creadas especialmente para tales
o cuales colecciones de reglas teóricas. Así son. por ejemplo, los E.ma­
yos de V. Briúsov.
Ya el hecho de ue el tato en su sincronicidad ueda basarse, r
disnnus anes, en recue os e ro n I a es tem es erentes,
a e una manera no orno enea. Así, a mayona e
los templos barrocos de la Europa Central conservan para el especta­
dor su base inicial gótica o hasta románica. La catedral de Sir.acusa,
transfonnada de templo antiguo en basílica cristiana mediante una re-

85
rio se roduce un cambio del sentido ecimieoto de éste. Por
eso, .a esa función podemos llamarl atador. Si, en e pnmcr caso,
todo cambio del sentido en el procc,slrm1rusm.mon es un error y
una dcsfigura.ción, en el segundo se convierte en un meca.nismo de ge·
ncra.ción de nuevos sentidos. Así, E. T. A. Hoffinann, habiendo uru­ o
do estrafalariamente dos textos heterogéneos ­los apuntes del gato
!
Murr y la biografía. del director de orquesta Johanncs Kreisler­, con­
.
virtió, además, las erratas en un procedimiento cómico, a.gregando en
el prólogo: .. ¿Acaso no es verdad que a veces los autores le deben la ¡
extravagancia. de su estilo a los cajisw benevolentes, que conoibuyen
a la inspirada afluencia de ideas con sus así llamadas crratas?•2. Y Gó-
go! convirtió las erratas reales de la primera edición d� .. Anocheceres
en un caserío cerca de Dikanka­ en un pequeño ensayo cóm..ico3• Po­
dríamos recordar la carta del alcalde en El inspeaor. escrita en la cuen­
ta de la taberna de Jlestakov: ­Me apresuro a poner en tu conocimien­
ro, alma mia, que mi estado era muy triste, pero, confiando en la mi-
sericordia divina, por dos pepinos salados y media porción de caviar
un rublo veinticinco k.ópc:ks ..... 4 o el telegrama en ­Alma mia• de ChC·
jov («jojoronr en vez de ­pojorony,­ (funerales]). Pero en Ana Karmina
se describe un C:lSO en que el ­ruido­ genera un sentido nuevo ­no
cómico, sino seri<r­: la mancha hecha por los niños sobre el "papel
ayuda al artista a hallar la posición de la figura que no se le daba. El
fh_gguc de divm91 ti�s de codificaciói:i. g el grocsdimigy�funda·
mental de la irorua en f¡guorz Oneguzn, }' la Ajm;ito\·a habla de la "Pª·
labra ajena­ que ­se filtra• porque ­yo en ru borrador escribo­. Todos
los casos de inclusión de la •palabra ajena" en d texto que fueron exa­
minados por M. M. Bajtin y que despuCS de él han sido sometido! a
estudio en más de una ocasión, se rdacionan con d choous dj¡ubte�·
ras rndificadas dc,..rnancra difereme y con los�rocesos forma ores d'e
sentido'º la &ontcR ds! cambio de UQRU,6dt s r otros.
Así pues, desde el punto de vista de la runera func10 es natural
l� re resencarse el texto com una · U/1 s len a· e. En
� moestructuraJ y homogé:neo. Des e e punto
de vista de la nao , e texto es ete n roestruc­
� �s una m e eren e ,µric.; knguai� a la vez. Las e �
\\.] _sQ[filac_ismes dialógicas y lúdicras entre las vanadas subestrucruras d

1 E. T. A. Hoffumm, K,m/m;u,,,.. ZhitnsJit vozurr.iia JwUI. MurrlL Dnr.miki, Mosa.i.,

1972, p.ig. 100.


1
N. V. Gógol,Poln. wk. sod,_ v /4 a., Moscú, 1940, t­ 1, ?ÍS 317.
' l/,w,,r, 19.Sl, t. 4, pig. 42.

88
(
-•
t�xtP 945 COO'itituxen el pohglocismo interno de éste, son mccanis·
mas de furo,ación de sentido. (
Podemos represenramo� un eje semiótico en uno de cuyos extre­ ,i
mos se disponen los lcngua¡cs ar.:ificiales, los meta.lenguajes y todos
los mecanismos que garantizan la univocidad de la comprensión; en e:!
centro, las lenguas naturales, y en el otro extremo, los sistemas poli·
e
1:
!

estructurales del tipo de los lenguajes de la poesía (y del aneen gene­


ral), Los textos reales se trasladan por ese eje en dc,'.cndencia de su do;
-
.,i


.minan[; ;sqvguraJ. Además, b cree c1ón de os lcaorcs uedc
a­ Ja... · d! t a una u otra e.
nc1on del ten �ti ligada aja WSWºria de la cultura. '
"
(
(
1V En este aspecto, os textos consoruyen programas mncmotecrucos i:_e­
ducidos. La capacidad que tienen· distintos textos que llegan hasta no­ (
sotros de la profimdidad del oscuro pasado culru.ral, de rcs,gmtruir_ca.:_
pas enteras de culrura, de reuaurar el naerdo, es demostrada patente­
mente por toda la historia de fa cultura de la humanidad. No sól

1
metafóricamente podriamos comparar los textos con las semillas de
las plantas, capaces de conservar y reproducir e! recuerdo de estructu­ e
m precedentes. En este sentido. los textos tienden ?: la simbolización
.:,: se convierten en símbolos inte¡aa.les. �UÍffiAA.k>s adquieren una
gran autonomía de su contexto cultura.l Y flCionan no sólo e_n el cor·
te; sincrfci�O de la cultura, sino también e__i;l las verticales diacrónicas
l
de ésta c . la importancia de la simbología antigua y cristiana para ter J •
f;, �\\:1�os los cortes de la cultura europea). En este caso, el símbolo sep�a�I 1'
�� v., do actúa como un texto aislado que se uas!ada libremente en el cam­
O� �' po cronológico de la cultura y que cada vez se correlaciona de una
anera compleja con los cortes sincrónicos de ém .
.6!í pues, en h comprensión actual del texto, éste deja de ser un
portador pasivo del sentido, y aqú¡ como imf'rn"ómeno dinimico, in­
ternamente contradictorio ­uno de los conc'cptos fundamentales de
la semiótica acrual.
Sin embargo, b consideración del texto como generador de senti­
dos, eslabón en la cadena jerárquica ­conciencia individua! ­ 1cxto
­ cultura», puede suscitar interrogantes. Es evidente que el texto �r
sí sola no puede generar nada: ebe entrar en relaciones con un aud1­
� e r us oosiliilic .3 es enerauvas. to por sí
solo no­ debe asombrar: no to o sistema genera or Üiámico puede
trabajar en condiciones de aislamiento de los torrentes de informa­
ción externos. Pero <qué significa esto en lo que respecta aJ texto(= la
cultura)? Para realizar una actividad generadora de sentido, el texto
debe estar sumergido en la semiosfera. Y esto significa una situación

89
paradójica: debe obtener "ª la entrada­ un contacto con otro(s) rex­
to{s). De manera análoga podríamos decir que el contacto con otra

c�™;��:se� · · que P7TT] (. \ "ti\e


..con�to_,o ������ Rk- � L�
&e contact ena a·.�,:_flv\\C.�
informac1onaÍ. u. L"70<: t\
G afirmación paradójica de que al texto debe precederlo un tato
(a la cultura, una culrura), halla un paralelo en la.s reacciones autocata­
líricas. en las cuales el resultado de la reacción debe estimular el inicio
de la misma.
La célebre pregunta de Prostakova: •El sastre aere�c1� de otro, el
erro de un tercero, y el primer sastre (de qwe'ñapren o. ,.5, pierde su
,­­.,,r"'od en un plantam.iento científico, porque d concepto mismo de
i

­sastr , es el resultado de una prolong2da historia del arte de la cosru­


'ra. PO riamos recordar cómo resolv10 \. l. Vemadski una cu'csrión
añ:i.Joga con respecto al origen de la vida: ­Es preciso buscar, no hue­
llas del inicio de la vida en nuestro planeta, sino las condicione1Ala·
teriales y ener éticas dc mmifes1aci · · a laneu.na�º. •En gene·
r , a cuesaon e .. e pruner sastre­, en realidad, pene ece a la mito­
logía y no se resuelve dentro de los marcos de la ciencia. En los
conocidos ca.sos en que se ha producido la educación de niños clini­
camente sanos en completo aislamiento de textos aremos (por eiem­
plo, cn la compañia dc animales exclusivamente), ello conduce a que
onecte el mecanismo sano de la conciencia.
Asi pues, e rmrumo genera or texru operante no es un texto ais-
lado, sino un texto en un contexto, un texto en interacción con otros
textos y con el medio semiótico.

1 D. l. Fonvizin, Son. :iod,_ u 2 «., Leningrado, 1959. t. l. piJ. 108.


1 V. l. Vem�dsb.,Jimirh<slux slrocl.Ít /n"oifny ZtmE i m, obrl:mii.a, Moscú, 1965,
pig. 344.

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