Margarita Name Sierra, rscj
Religiosa. México D.F., México.
Directora del Centro de Estudios Teológicos de la
Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de
México.
María de los Dolores Palencia Gómez, hsjl
Religiosa. México D.F., México.
Maestría en Teología Global y mundo contemporáneo.
Primera Vicepresidenta de la CLAR.
Camilo Maccise, OCD
Religioso. Toluca, México.
Doctor en Teología y Licenciado en Sagradas Escrituras.
Profesor en diversos centros de estudios teológicos y
de espiritualidad.
Con las debidas licencias eclesiásticas.
© Hna. Margarita Name Sierra rscj
Hna. María de los Dolores Palencia Gómez hsjl
Padre Camilo Maccise, OCD
© Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM
Reservados todos los derechos
Carrera 5 Nº 118-31
Apartado Aéreo 51086
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Luisa Fernanda Vélez
Diagramación:
Doris Andrade B.
Impresión:
Impreso en Colombia - Printed in Colombia
Presentación
La vida consagrada es un don del Padre, por
medio del Espíritu Santo, a la Iglesia; es un camino
especial de seguimiento de Jesús; está convocada
a ser discípula, misionera y servidora del mundo;
es testigo de que sólo Dios basta para llenar la
vida de sentido y de gozo. Estas son algunas de
las bellas expresiones que utilizaron los Obispos
latinoamericanos y caribeños para referirse a la
vida consagrada.
En el campo de la misión, las consagradas y con-
sagrados están llamados a hacer un anuncio explí-
cito del Evangelio, especialmente a los más pobres,
en sus lugares de presencia, en su vida fraterna y
en sus obras. También están llamados a colaborar,
desde sus carismas fundacionales, en la gestación
de una nueva generación de discípulos misione-
ros y de una nueva sociedad donde se respete la
justicia y la dignidad de la persona humana. Y, por
último, está llamada a ser experta en comunión,
tanto al interior de la Iglesia como de la sociedad.
Para acompañarnos en esta reflexión sobre la
vida consagrada, a la luz de Aparecida, hemos
invitado a las Hermanas María de los Dolores
Palencia Gómez, hsjl, Primera Vicepresidenta
de la Confederación Latinoamericana de Religio-
sos - CLAR, y Margarita Name Sierra, rscj, Direc-
tora del Centro de Estudios Teológicos de la Con-
ferencia de Superiores Mayores de Religiosos de
México; y al Padre Camilo Maccise, OCD, Maestro
de espiritualidad y Profesor en diversos centros
de estudios teológicos.
Ellos nos presentan el itinerario teórico prác-
tico de la vida consagrada, desde Medellín hasta
Aparecida; luego, nos describen cómo se vive el
discipulado misionero en la vida consagrada y
cómo los religiosos y religiosas son, ante todo, tes-
tigos de la misericordia del Padre como Jesús.
+ Víctor Sánchez Espinosa
Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México
Secretario General del CELAM
Testigos de la misericordia del Padre
Introducción
P ara entender y juzgar las enseñanzas
de Aparecida sobre la vida consagrada
y sus orientaciones, es necesario dar una
mirada al camino que ha recorrido teórica
y prácticamente en los últimos cuarenta
años en América Latina y El Caribe, condi-
cionada por los desafíos de la realidad social
y eclesial como nos pide el Documento de
Aparecida en el n. 9:
La V Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y Caribeño es un nuevo
paso en el camino de la Iglesia espe-
cialmente desde el Concilio Ecuménico
Vaticano II. Ella da continuidad y, a la
vez, recapitula el camino de fidelidad,
renovación y evangelización de la Iglesia
Latinoamericana al servicio de sus pue-
blos, que se expresó oportunamente en
las anteriores Conferencias Generales del
Episcopado (Río, 1955; Medellín, 1968;
Puebla, 1979; Santo Domingo, 1992).
En todo ello reconocemos la acción del
Espíritu. También tenemos presente
la Asamblea Especial del Sínodo de los
Obispos para América (1997).
La vida consagrada latinoamericana y cari-
beña emprendió el camino de su renova-
ción a partir del Vaticano
La Vida Consagrada II deseosa de responder a
se renueva a partir del
los signos de los tiempos.
Vaticano II, deseosa
de responder a los Tomó conciencia de lo que
signos de los tiempos. es, para renovarse en los
Tomó conciencia de tres aspectos de su vida:
lo que es, y renovó consagración, comunión
su consagración
y misión. Lo hizo guiada
comunión y misión.
por el Magisterio y por las
orientaciones de las Asambleas de Medellín,
Puebla y Santo Domingo.
Testigos de la misericordia del Padre
I
Itinerario
Teórico-Práctico
de la Vida Consagrada
de Medellín a Aparecida
1. Antecedentes
y considerandos previos
E l fenómeno religioso-antropológico de
la vida consagrada surgió con mucha
fuerza desde los primeros siglos del cristia-
nismo y se caracteriza por una manera origi-
nal de ser y de caminar en el seguimiento de
Jesús. Diversas formas de vida consagrada
han aparecido a lo largo de la historia de la
Iglesia para responder a nuevos desafíos
socio-culturales y eclesiales. Destacan entre
estas formas: las vírgenes consagradas, la
vida eremítica, la vida monástica, las órde-
nes mendicantes, la vida contemplativa
femenina, los institutos apostólicos, los ins-
titutos misioneros, los institutos seculares,
las sociedades de vida apostólica y nuevas
formas de vida consagrada que emergen en
nuestro tiempo.
Es muy importante considerar una reali-
dad: la vida consagrada no es un fenómeno
exclusivamente cristiano o católico, sino
antropológico-religioso. Formas de vida
consagrada se encuentran también, aun-
que numéricamente inferiores, en otras
confesiones cristianas y en otras religiones.
Manifiestan que en el fondo de cada persona
humana hay una tendencia irrefrenable
hacia lo santo, hacia el misterio; una bús-
queda apasionada de Dios; un anhelo de
vivir valores de la persona humana, como
la simplicidad y la austeridad, la centralidad
de la relación y el encuentro con lo santo,
la misericordia y la no violencia, la mode-
ración y el recogimiento, la armonía con el
cosmos y la vida comunitaria. Esos grupos
minoritarios ejercen una función simbólica,
crítica y transformadora para el resto de la
sociedad1.
1
Maccise, C. ocd, Para Aprender y Enseñar. Cien Fichas sobre Vida
Religiosa, Monte Carmelo
10 Testigos de la misericordia del Padre
Reflexión personal y comunitaria:
¿Qué conocemos de la vida consagrada?
¿Qué sabemos de su historia, de sus diversas
modalidades y formas?
¿Cuál nos parece que ha sido y es el aporte
específico de la vida consagrada a la Iglesia y
al pueblo de Dios?
¿Podríamos reconocer algunas características
de la vida consagrada en nuestro tiempo?
2. De Medellín a Santo Domingo
La Conferencia de Medellín (1968), tuvo
como tema: La Iglesia en la actual transfor-
mación de América Latina a la luz del Concilio.
El período posconciliar marcó fuertemente
la manera en la que Medellín presentó la
vida religiosa en el documento dedicado a
ella. Lo hizo además desde la perspectiva
pastoral. Subrayó su misión profética de ser
testimonio escatológico como testigo de la
Ciudad de Dios. Eso no significa, afirmaba,
que deje de encarnarse en el mundo real
con sus problemas, sino que en medio de
su compromiso por la transformación de la
Itinerario teórico-práctico de la vida consagrada de Medellín a Aparecida 11
realidad debe siempre recordar el carácter
transitorio y relativo de ésta.
La vida religiosa necesita insertarse dentro
de la pastoral de conjunto de acuerdo con el
carisma y las finalidades específicas de cada
Instituto y de las prioridades pastorales. Es
necesario abrirse a la colaboración con otros
miembros del pueblo de Dios e integrarse
“en la pastoral jerárquica a diversos niveles:
en el presbiterio, en el consejo pastoral, en
organismos supradiocesanos”2.
El tema de la III Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano, en Puebla
(1979) fue La evangelización en el presente y
en el futuro de América Latina. El Documento
de Puebla se ocupa de la vida consagrada en
la III parte, cuando menciona a los agentes
de comunión y participación (721-776).
Comienza recordando la gran labor evange-
lizadora que los religiosos y religiosas han
tenido en América Latina en el pasado y que
prosigue en el presente. Señala como las
grandes tendencias de la vida consagrada la
experiencia de Dios, la comunidad fraterna,
2
Doc. Medellín 26.
12 Testigos de la misericordia del Padre
la opción preferencial por los pobres y la
inserción en la Iglesia particular.
Desde el punto de vista doctrinal presenta
la vida consagrada como un don del Espíritu
a la Iglesia caracterizado por el seguimiento
radical de Cristo expresado en la consa-
gración a través de los votos que anuncian
el proyecto de Dios y denuncian lo que se
opone a él. Se insiste en la necesidad de
una vida de oración y de fraternidad y en la
fidelidad al propio carisma. En las opciones
hacia una vida consagrada más evangeli-
zadora se habla de una consagración más
profunda para la que hay
Vida religiosa inserta que formar a los nuevos
en la pastoral de candidatos. Se alienta a los
conjunto de acuerdo
con su carisma y
religiosos a que asuman un
finalidades específicas compromiso preferencial
de cada Instituto y por los pobres sin caer en
con las prioridades ideologizaciones político-
pastorales. (Medellín). sociales. Para ello deberán
Vida consagrada: incursionar en el campo
Experiencia de Dios,
Comunidad fraterna,
de la cultura, en el campo
Opción preferencial misionero ocupando los
por los pobres puestos de vanguardia
Inserción en la Iglesia evangelizadora “en comu-
particular (Puebla). nión fiel con sus pastores y
Itinerario teórico-práctico de la vida consagrada de Medellín a Aparecida 13
con su comunidad y en fidelidad al carisma
de su fundación”3.
La Asamblea de Santo Domingo (1992), se
centró en la nueva evangelización, la promo-
ción humana y la cultura cristiana. El docu-
mento final, en su segunda parte: Jesucristo
evangelizador viviente en su Iglesia se ocupa
de la vida consagrada cuando, en el capítulo
primero, habla de los diversos carismas y
ministerios al servicio de la evangelización
(85-93).
El documento comienza alabando el
testimonio heroico de muchas religiosas
y religiosos que a partir de su singular
alianza con Dios hacen presente en todas
las situaciones, hasta las más difíciles, la
fuerza del evangelio4.
Pasa en seguida a presentar los votos en
su dimensión pascual; insiste en que la
primera acción evangelizadora ha de ser la
del testimonio de vida que den las perso-
nas consagradas y de su servicio a los más
3
DP 771.
4
DSD 85.
14 Testigos de la misericordia del Padre
pobres; presenta a María como modelo para
ellas. Después de constatar los esfuerzos de
renovación de la vida consagrada a partir
del Vaticano II y bajo el impulso de Medellín
y Puebla, señala la importancia y el papel
de las conferencias de Superiores mayores
tanto para las religiosas y religiosos como
para “la conveniente cooperación con los
pastores de la Iglesia”5.
Se reconoce el valor de la vida contemplativa
que testimonia “la primacía de lo absoluto
de Dios” 6. La mujer consagrada merece
un elogio especial porque contribuye a
impregnar de evangelio los procesos de
promoción humana integral y está presente
con frecuencia en los “lugares de misión que
ofrecen mayor dificultad y es especialmente
sensible al clamor de los pobres”7.
El apartado sobre la vida consagrada con-
cluye recordando también a los Institutos
seculares, a las Sociedades de vida apos-
tólica, y vuelve a insistir en que las religio-
5
Ib.
6
Ib. 86.
7
Ib. 90.
Itinerario teórico-práctico de la vida consagrada de Medellín a Aparecida 15
sas y religiosos “representan una fuerza
evangelizadora y apostólica primordial en
el continente latinoamericano”8, pero que
deben trabajar “en estrecha colaboración
con los obispos, sacerdotes y laicos, dando
ejemplo de renovada comunión”9. Se les
invita a evangelizar las culturas y más allá
de nuestras fronteras. En las líneas pasto-
rales se vuelve a insistir en la comunión y
la colaboración y
en apoyar y asumir el ser y la presencia
misionera de los religiosos en la iglesia par-
ticular, sobre todo cuando su opción por
los pobres los lleva a puestos de vanguar-
dia de mayor dificultad o de inserción más
comprometida10.
Vida Consagrada Como puede verse en todas
Discípula y Misionera: las Asambleas menciona-
Parte de la experiencia das, sin calificar directa-
de Dios y sigue a
Cristo, para servir mente a la vida consagrada
con radicalidad como discípula misionera,
en la vanguardia la presentan en esa doble
evangelizadora. dimensión porque insisten
8
Ib. 91
9
Ib.
10
Ib. 92.
16 Testigos de la misericordia del Padre
en la necesidad que tiene de partir de una
experiencia de Dios y de un seguimiento
de Cristo para poder vivir su compromiso
evangelizador en los puestos de vanguardia
evangelizadora.
Reflexión personal y comunitaria:
¿Qué aspectos nos parece importante destacar
sobre el ser y la misión de la vida consagrada a
partir de este recorrido por las Asambleas del
Episcopado Latinoamericano y Caribeño?
3. La vida consagrada en el documento
de Aparecida
Quince años después de la Conferencia de
Santo Domingo ha tenido lugar, en Apa-
recida, Brasil, la V Conferencia General
del Episcopado de América Latina y de El
Caribe. Su tema fue: Discípulos y misioneros
de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él
tengan vida. El contexto en el que se celebró
la asamblea ha sido el contexto de
un cambio de época cuyo nivel más
profundo es el cultural, [en el que] se
desvanece la concepción integral del
Itinerario teórico-práctico de la vida consagrada de Medellín a Aparecida 17
ser humano, su relación con el mundo y
con Dios11.
El Documento de Aparecida recobró el
método ver, juzgar, actuar y, por ello, en
el capítulo segundo de la primera parte,
después de haber hablado de los discípulos
misioneros, nos presenta la mirada de los
discípulos misioneros sobre la realidad. Lo
hace desde diversos ángulos: sociocultural,
económico, sociopolítico, ecológico y de
los pueblos indígenas y afrodescendientes.
También describe la situación de nuestra
Iglesia en esta hora histórica de desafíos.
Reflexión personal y comunitaria:
¿Cuáles son los rasgos de la realidad América
Latina que Aparecida nos presenta?
¿Cómo vemos estos rasgos en la realidad que
nos es más cercana, donde vivimos, con la
gente que nos rodea?
¿Conocemos a algunos religiosos y religiosas
que vivan esforzándose por responder a esta
realidad, en especial junto a los más pobres y
excluidos?
Documento de Aparecida (DA) 44.
11
18 Testigos de la misericordia del Padre
La V Conferencia General no trató, como
tampoco lo hicieron las anteriores, de
elaborar un pequeño tratado teológico
sobre la vida consagrada. Simplemente
habló de ella dentro del gran tema de ser
discípulos misioneros de Jesucristo para
que nuestros pueblos en Él tengan vida.
Además de dedicarle un apartado dentro
del capítulo quinto, en el que se habla de
la comunión de los discípulos misioneros
en la Iglesia12, menciona a los religiosos
y religiosas en otros capítulos. En los núme-
ros 216-224, después de haber hablado de
todas las vocaciones de discípulos misio-
neros se ocupa de los consagrados y consa-
gradas a quienes llama discípulos misione-
ros de Jesús Testigo del Padre, colocando
su carisma especialmente centrado en el
testimonio de vida. La doctrina y las princi-
pales orientaciones contenidas en ese apar-
tado las podemos resumir de la siguiente
manera:
a) La vida consagrada es un don del Padre
por medio del Espíritu a su Iglesia y es
Cf. DA 216-224.
12
Itinerario teórico-práctico de la vida consagrada de Medellín a Aparecida 19
un elemento decisivo para su misión. Este
don se expresa en las diversas formas que
reviste a lo largo de la historia.
b) Es un camino de especial seguimiento
de Cristo para ponerse a su servicio y
al de los demás asumiendo la forma de
vida que Cristo asumió: virginal, pobre y
obediente.
c) Los consagrados y consagradas, en comu-
nión con los Pastores están llamados a ser
espacios de anuncio explícito del evan-
gelio, principalmente a los más pobres,
como lo han hecho desde el inicio de la
evangelización. Así colaborarán en la for-
mación de cristianos discípulos misione-
ros y de una sociedad justa y
Vida consagrada humana.
llamada a ser vida
mística, comunitaria, d) Su misión está inserta
profética, hasta la
entrega de la vida.
en la Iglesia particular
Apasionada por Jesús- y en comunión con el
verdad del Padre para obispo. Para ello hay que
servir a los últimos crear cauces de cola-
desde el propio carisma boración y conocimien-
y espiritualidad.
to mutuos.
20 Testigos de la misericordia del Padre
e) Ante las serias tendencias de seculari-
zación que se dan también en la vida
consagrada, los religiosos y religiosas
están llamados a dar testimonio de la
absoluta primacía de Dios y de su Reino
y a relativizar el poder, el tener y el placer
a través de los votos que le dan su verda-
dero sentido.
f) La vida consagrada está llamada a ser
una vida mística y comunitaria; profé-
tica hasta la entrega de la vida en con-
tinuidad con la tradición de santidad y
martirio de sus miembros y apasionada
por Jesús-verdad del Padre para servir
a los últimos desde el propio carisma y
espiritualidad.
g) De manera especial, América Latina y El
Caribe necesitan de la vida contemplativa,
testigo de que sólo Dios basta para llenar
la vida de sentido y de gozo. Infunde con
su oración un nuevo soplo de vida en la
Iglesia y en el hombre actual.
Itinerario teórico-práctico de la vida consagrada de Medellín a Aparecida 21
Reflexión personal y comunitaria:
De los aportes que Aparecida dio sobre la vida
consagrada en los números 216 a 224 ¿Qué
es lo que les llama más la atención?
¿Cuál es el sentido de la libertad y de la pasión
a las que la vida consagrada está llamada?
¿En qué favorece a su consagración y misión
la vivencia de los votos?
22 Testigos de la misericordia del Padre
II
Los Consagrados
y Consagradas
Discípulos de Jesús
E l Documento de Aparecida en los nume-
rales 129-142, nos presenta la vocación
de los discípulos-misioneros, llamados
todos a la santidad. Este camino se refiere
a la vocación de todos los cristianos y por lo
tanto, también de la vida consagrada, puesto
que la primera y mayor consagración es el
Bautismo, que todos recibimos y que nos
une en el llamado al seguimiento de Jesús.
Dios desea hacernos participar de su vida
y que esta vida sea plena, abundante para
todos. A lo largo del Antiguo Testamento,
Israel da testimonio de ese Dios vivo que lo
acompaña en su caminar. Dios es el liberador
que conduce a Moisés; es el Padre que per-
dona siempre cuando se vuelve arrepentido,
como a David; es quien seduce a los profetas
y los envía a anunciar y a denunciar; es quien
escucha las súplicas de todos y en especial
de los pobres, las viudas, los que sufren y
quien les protege del “enemigo”, más allá de
la fidelidad de Israel. Jesús, es la promesa
del Padre, es Dios con nosotros, vive entre el
pueblo anunciando y revelando el verdadero
rostro, el verdadero corazón compasivo del
Padre que se ha perdido frente a la ley y las
actitudes farisaicas. Jesús invita a estar con
él y a vivir como él.
La vida consagrada, en diferentes momen-
tos de la historia surge a la escucha de este
llamado para estar con Jesús, para seguirlo
viviendo como él y anunciando con la vida
misma al verdadero Dios
Los seguidores de Jesús
de Jesús. Por eso para la
aceptan tres exigencias
fundamentales: vida consagrada es esen-
relativizar los vínculos cial, el encuentro personal
familiares, relativizar e íntimo con Dios en la
las riquezas, tomar oración, en el silencio, en
la cruz.
la soledad, para hablar
con él como un amigo habla con su amigo,
desde la hondura y la autenticidad del cora-
zón desnudo. La vida consagrada requiere
tomar distancia, dejar espacios y detenerse
24 Testigos de la misericordia del Padre
a releer la vida y reconocer el paso de Dios
en ella, discerniendo así la voluntad de Dios
(Mi 6, 8).
En la Biblia, una manera para señalar a los
discípulos de alguna persona, se usaban las
expresiones: “ir en pos de”, “seguir a”. Con
ellas se designaba un modo de vida: vida en
común con el maestro para ser formado por
é1 y más adelante convertirse a su vez, esa
persona, en maestra. Cristo conoce y vive en
ese ambiente. Él, como maestro, elige a sus
discípulos les llama y les invita a conocerlo
de cerca, a vivir con él, a seguirlo (Jn 1, 35ss).
En esta convivencia diaria los va formando,
enseñando, haciendo comunidad de vida y
de misión, creando una relación de herma-
nos, ayudándoles a crecer como personas,
para que den lo mejor de sí mismos; se va
dando una relación con él y entre ellos que
va purificándolos de las envidias, los celos,
las competencias, las ansias de poder.
En los Evangelios se usa con frecuencia la
fórmula “seguir a Jesús”. Se aplica en rela-
ción con toda clase de personas: el pueblo
en general (cf. Mc 3, 7; 5, 24; Mt 4, 25; 8, 1),
los pecadores y publicanos (Mc 2, 13-15),
Los consagrados y consagradas discípulos de Jesús 25
algunas mujeres que siguen a Jesús para
servirlo (Lc 8, 2; Mt 27, 55), los discípulos
(Lc 10, 1), los apóstoles (Mc 1, 16-20; 3,
13-15). Quienes siguen a Cristo tienen una
relación personal con Él, aunque en grado
diverso, que el mismo Cristo determina (cf.
Lc 9, 57; Mc 5, 18-19).
Todos los seguidores de Jesús deben aceptar
tres exigencias fundamentales: relativi-
zar los vínculos familiares (cf. Lc 14, 26),
relativizar las riquezas (cf. Lc 5, 11; Mc 6,
8-9) tomar la cruz (Mt 16, 24; Mc 8, 34;
Lc 9, 23).
La vida religiosa es una forma de segui-
miento de Jesús, que surgió en la historia
como una palabra profética, recordando las
exigencias fundamentales del seguimiento
y esforzándose por vivir de manera radical
el Evangelio. Una relectura del tema del
seguimiento de Cristo, guiada por la acción
del Espíritu, hizo brotar en el Pueblo de
Dios lo que hoy llamamos “vida religiosa”.
Esta relectura se hace en la reflexión sobre
la doctrina de Cristo con sus exigencias de
totalidad y en la contemplación de su ejem-
plo: nace y vive pobremente; dedica toda
26 Testigos de la misericordia del Padre
su existencia y energías al servicio de sus
hermanos en una vida célibe y obediente
a la voluntad del Padre. Aparece entonces
como forma de imitar a Jesús el seguirlo
como los Doce.
Aunque en un principio se hacía sólo un
voto de consagración a Dios y sólo hasta el
siglo XII se detalló ese único voto en los tres
actuales, la vida religiosa desde sus inicios
interpretó las tres exigencias para seguir
a Cristo en una forma particular: la rela-
tivización de los vínculos
Estas exigencias son familiares la tradujo en la
un camino de libertad consagración a la “casti-
frente a todo lo que
no sea Jesús y el Reino dad”; la relativización de
del Padre. Pasión de la los bienes la concretizó en
vida consagrada por la “pobreza” y el llevar la
la persona de Jesús y cruz lo expresó en la “obe-
por hacer presente esa diencia”. Estas exigencias
vida plena que el Padre
quiere para todas son un camino de libertad
sus creaturas. frente a todo aquello que
no sea Jesús y el Reino del
Padre. El apasionamiento de la vida consa-
grada por la persona de Jesús y por colabo-
rar a hacer presente esa vida plena que el
Padre quiere para todas sus creaturas, nace
de una total libertad, que se aprende, se vive
Los consagrados y consagradas discípulos de Jesús 27
y se fortalece en la oración, la contempla-
ción, las relaciones comunitarias y también
la capacidad de vivir en soledad, dejándose
guiar por el Espíritu.
La vida religiosa ha surgido en la Iglesia
como un carisma del Espíritu para utilidad
común. La historia de todos los fundadores
y fundadoras parte de un encuentro perso-
nal, íntimo con Jesús, que transforma sus
vidas y les hacer ver con nuevos ojos las
necesidades de la sociedad, reconociendo
el rostro sufriente de Cristo en los pueblos.
El Espíritu hace arder en los corazones de
algunos, el deseo, la llamada a seguir a Jesús
y su Evangelio, buscando transformar lo que
impide esa vida plena para todos, con una
dedicación especial y privilegiada por quie-
nes son mayormente víctimas de la división
y opresión que causa el pecado.
Cristo continúa presente en la Iglesia y
se puede hablar de “vivir con Cristo” o de
“seguir a Cristo”. El carisma de la vida reli-
giosa tiene como punto de partida el acen-
tuar una forma de “seguir a Jesús” que se
dio ya en el grupo de los Doce que dejaron
todo (cf. Mt 19, 27) para formar una comu-
28 Testigos de la misericordia del Padre
nidad de vida con Jesús cooperando en su
misión. En ellos aparece un testimonio de
la grandeza de Cristo y de las exigencias de
plenitud del Evangelio.
La vida religiosa aprende el seguimiento
a través de tiempos fuertes de oración,
de estudio y formación; se ejercita en una
vida cotidiana al servicio del bien común;
a través de la convivencia comunitaria se
alimenta la fe y se aprende la fraternidad
y la sororidad en el perdón, la aceptación
de la diferencia, el respeto a los procesos
personales y las verdaderas amistades en
el Señor. En su proceso de crecimiento y de
interiorización de la vida de Jesús, los y las
religiosas se esfuerzan por configurarse con
El, discerniendo en la realidad de cada época
y de cada sociedad, ¿Qué es ser discípulo o
discípula de Jesús, cómo seguirlo en este
momento histórico, en esta cultura, en esta
realidad social? Para poder decir como dice
Pablo: “Ya no soy yo, es Cristo quien vive en
mí” (Ga 2, 20).
Mientras Cristo vivió en nuestra tierra hubo
diversos grupos de seguidores que iban en
pos de Él. En la Iglesia, bajo la acción del
Los consagrados y consagradas discípulos de Jesús 29
Espíritu que da a la palabra de Jesús actuali-
dad perenne, han ido apareciendo diferentes
formas de concretizar el seguimiento de
Jesús. La vida religiosa es una de ellas. A
semejanza del grupo de los Doce pero con
su interpretación propia, trata de vivir como
Jesús y de testimoniar que en Cristo se halla
la plenitud. Por eso el Concilio afirmó que
“la norma última de la vida religiosa es el
seguimiento de Cristo tal como se propone
en el Evangelio” (PC 2).
Reflexión personal y comunitaria:
¿A qué nos invita Jesús a todos los cristianos?
¿Cómo podemos aprender a ser discípulos y
discípulas de Jesús?
¿Cuáles son las tres exigencias fundamentales
para todos los seguidores de Jesús?
¿Cómo surge la vida religiosa en la historia?
¿De qué manera la vida religiosa vive las exi-
gencias del seguimiento?
30 Testigos de la misericordia del Padre
III
Los Consagrados
y Consagradas
Misioneros de Jesús13
D ice el Documento de Aparecida en el
numeral 144:
Al llamar a los suyos para que lo sigan, les
da un encargo muy preciso: anunciar el
evangelio del Reino a todas las naciones
(cf. Mt 28, 19; Lc 24, 46-48). Por esto,
todo discípulo es misionero, pues Jesús
lo hace partícipe de su misión, al mismo
tiempo que lo vincula a Él como amigo
y hermano.
La amistad personal e íntima con Jesús,
impulsa a los discípulos y discípulas a comu-
nicar el don recibido en esta amistad14. En
Cf. DA 143 a 153.
13
Cf. DA 145.
14
el Evangelio podemos constatar cómo los
apóstoles aprenden de Jesús el camino del
Reino y son enviados por Él a quienes más
lo necesitan; sin calzado, sin morral; para
sanar, limpiar de la enfermedad, arrojar
demonios, Jesús les recuerda que recibieron
gratis el don del discipulado y gratis han de
compartirlo (Mt 10, 5-8).
El documento de Aparecida nos recuerda
en el numeral 146 las palabras del Papa
Benedicto XVI: …cuando el discípulo está
enamorado de Cristo, no
“Cuando el discípulo puede dejar de anunciar
está enamorado de al mundo que sólo Él nos
Cristo, no puede dejar
salva… y nos dice cómo la
de anunciar al mundo
que sólo Él nos salva”. tarea esencial de la evan-
gelización, incluye también
la opción preferencial por los pobres, la
promoción humana integral y la auténtica
liberación cristiana15.
El Vaticano II recordó que todos los cristia-
nos, por el hecho de ser bautizados, partici-
pan de la función sacerdotal, real y profética
de Cristo. Este impulso doctrinal del Concilio
Cf. DA 146
15
32 Testigos de la misericordia del Padre
encontró en América Latina, a partir de
Medellín, una respuesta generosa y audaz.
Muchísimos testimonios proféticos de cris-
tianos comprometidos en la lucha contra el
pecado social en América Latina, hicieron
que el Documento de Puebla pudiera cons-
tatar, ya a finales de los años setenta, una
intensificación de la función profética en la
Iglesia latinoamericana16.
La dimensión profética de la vida cristiana
tiende a expresarse con mayor fuerza en
personas y grupos dentro de la Iglesia. Su
historia está marcada por la presencia de
profetas que con su vida y su palabra anun-
ciaron el proyecto de Dios y denunciaron
todo aquello que se oponía a él. La vida
consagrada es, hablando en general, uno de
esos grupos en los que la dimensión profé-
tica del seguidor de Jesús se ha concentrado
con fuerza que caracteriza.
Los religiosos y religiosas desean hacer
visible el amor misericordioso del Padre,
especialmente a los excluidos, marginados;
lo que les lleva con frecuencia a situarse en
Cf. Documento de Puebla 268.
16
Los consagrados y consagradas misioneros de Jesús 33
contraposición con quienes detentan pode-
res que afectan la vida de los más débiles
en las sociedades. Desde sus orígenes los
religiosos subrayaron el absoluto de Dios y
del Reino y, con su vida misma, se convirtie-
ron en signos de Él en la historia, en varias
ocasiones han derramado su sangre por
mantenerse fieles a este absoluto de Dios
y del Reino.
El Espíritu es quien comunica al cristiano la
libertad evangélica o “parresía” para anun-
ciar las exigencias del Reino y denunciar
todo lo que se opone a él, en un compromiso
con la justicia y la paz, asumiendo los aspec-
tos conflictivos y martiria-
La vida consagrada les del testimonio cristiano,
acentúa esta dimensión vistos en la perspectiva del
profética. Esto exige
de ella una profunda misterio pascual. Aquí se
experiencia de Dios, tiene el ejercicio del profe-
un enraizamiento tismo de la vida cristiana.
en la historia para La vida consagrada no hace
cuestionarla a la luz otra cosa que acentuar esta
del plan divino sobre la
humanidad. dimensión profética. Esto
exige de ella una profunda
experiencia de Dios y un enraizamiento en
la historia para cuestionarla a la luz del plan
divino sobre la humanidad. La función pro-
34 Testigos de la misericordia del Padre
fética de anuncio y de denuncia debe partir
de un amor profundo a Dios y a los demás
y de una inserción en la historia. Partiendo
de una comunicación con Cristo, los consa-
grados deben ser capaces de ayudar a sus
hermanos a transformarse en hombres y
mujeres nuevos, a imagen de Cristo resuci-
tado, portadores de una nueva esperanza.
La exhortación apostólica Vita consecrata al
hablar del profetismo de la vida consagrada
pone de relieve que
la verdadera profecía nace de Dios, de la
amistad con Él, de la escucha atenta de
su Palabra en las diversas circunstancias
de la historia. El profeta siente arder en
su corazón la pasión por la santidad de
Dios y, tras haber acogido la palabra en
el diálogo de la oración, la proclama con
la vida, con los labios y con los hechos,
haciéndose portavoz de Dios contra el
mal y contra el pecado. El testimonio
profético exige la búsqueda apasionada y
constante de la voluntad de Dios, la gene-
rosa e imprescindible comunión eclesial,
el ejercicio del discernimiento espiritual
y el amor por la verdad. También se
manifiesta en la denuncia de todo aquello
Los consagrados y consagradas misioneros de Jesús 35
que contradice la voluntad de Dios y en el
escudriñar nuevos caminos de actuación
del evangelio para la construcción del
reino de Dios (VC 84).
Reflexión personal y comunitaria:
¿De dónde nace la misión profética de todo
cristiano y por tanto de la vida consagrada?
¿Cuál es el absoluto que la vida consagrada
trata de hacer presente con su vida cotidiana
y su compromiso?
¿Por qué no podemos separar la opción por
los pobres, la promoción humana integral
y la auténtica liberación cristiana, de la
Evangelización?
¿Quién comunica la libertad y el valor para
vivir el compromiso profético a todo cristiano
y a la vida consagrada?
¿Por qué la vida consagrada acentúa este
aspecto profético, esta radicalidad evangélica
en el seguimiento y al lado de quiénes lo
hace?
36 Testigos de la misericordia del Padre
IV
Los Consagrados
y Consagradas Testigos
de la Misericordia
del Padre como Jesús
A parecida nos recuerda que el bautismo
es el punto de partida para nuestra espi-
ritualidad trinitaria17, Dios uno y trino, comu-
nión, relación, diferencia, nos invita a salir
de nuestra tendencia egoísta e individualista
y desarrollarnos plenamente como personas
en relación, amigos y amigas, hermanos y
hermanas. Es la fuerza del Espíritu quien
nos renueva para poder decir Padre y quien
nos conduce a ser hijos e hijas con el Hijo.
Los religiosos y religiosas llamados a testi-
moniar la espiritualidad trinitaria, por una
Cf. DA 240 - 257.
17
vida de comunión, de relaciones justas, de
amor más allá y gracias a la diferencia y a
la pluralidad, aprenden de Jesús a través
del Evangelio, y se comprometen desde su
testimonio a hacer presente este amor que
respeta la diferencia, favorece la equidad
y la justicia, mira a toda la humanidad con
ternura de Padre. Hoy más que nunca el
testimonio de una vida comunitaria que se
enriquece en la diversidad, en la pluralidad
y en la diferencia, es una alternativa que
anuncia la tolerancia, el respeto, la posibi-
lidad de superar conflictos y dificultades,
desde el amor en Jesús que nos hace her-
manas y hermanos, humanidad solidaria e
interrelacionada.
Jesús nos presentó el verdadero rostro de
Dios: que ama siempre e incondicionalmente
a todos, ama a los ingratos
Para ser testigos del y malos (Lc 6,35); lleno de
Padre como Jesús, misericordia se revela a los
necesitamos ver
cómo actuó Jesús.
pequeños. Espera siempre
En él descubrimos y con los brazos abiertos a
experimentamos todos los que desean vol-
cómo es el corazón del ver a Él, (Lc 15), busca a la
Padre y podemos ser oveja que se le ha perdido,
testigos de él.
acoge las muestras de fe y
38 Testigos de la misericordia del Padre
amor de forasteros y extraños a la fe judía,
invitando a todos a la salvación (Lc 19, Jn
12, 20) Solamente quien ve a Jesús, ve el
verdadero rostro del Padre, el rostro de la
misericordia y de la compasión. El rostro de
un Dios que no quiere oblaciones ni sacrifi-
cios, sino equidad y justicia (Jn 14,5-10; Is
58, 6-12).
La vida religiosa experimenta el llamado a
ser el rostro misericordioso y compasivo
de Dios en el mundo. En diferentes épocas
su presencia y acciones apostólicas se han
revelado con una predilección por quienes
no son importantes para la sociedad de su
tiempo, para los enfermos, empobrecidos,
marginados, para los más débiles; en los
sitios marginados, junto a pueblos que ape-
nas sobreviven; hoy diríamos como se dijo
en Aparecida, con una predilección por los
“sobrantes” que surgen de nuestras socie-
dades de consumo neoliberal.
Para ser testigos del Padre como Jesús
necesitamos ver cómo actuó Jesús. En Él
descubrimos y experimentamos cómo es el
corazón del Padre y podemos ser testigos de
Él. Jesús nos enseña a dialogar con el Padre
Los consagrados y consagradas testigos de la misericordia del Pladre... 39
en la oración para experimentarlo presente
en nosotros y en los demás: Mt 6,5-13; Jn
14,23. Solamente la contemplación de la
vida de Jesús, el diálogo cotidiano con Él,
pidiendo, como dice Pablo en la carta a los
Filipenses18, el don de tener solamente sus
sentimientos, dejar los intereses persona-
les, lleva a los consagrados y consagradas
a hacer presente la misericordia de Dios,
a personas y en lugares aparentemente
sin futuro. El compromiso de la vida con-
sagrada por “otro mundo posible” para la
humanidad y para la creación es hoy algo
ineludible.
Jesús anuncia la Buena Noticia a todos, desde
los pobres y excluidos (Lc 4,17-19). Se pone
de parte de ellos. Tiene predilección por
la misericordia, la bondad, por los pobres,
pecadores y marginados como las mujeres y
los samaritanos. Los enfermos, los pecado-
res, los rechazados de la sociedad son vistos
con bondad y simpatía por Jesús: Lc 5,1-11;
7,36-50; 9,51-55; 10,29-37; 17, 11-19; 18,
9-14; 19,1-10; 23,39-43. La misericordia
de Cristo está presente en cada página del
Filipenses 2, 3-5.
18
40 Testigos de la misericordia del Padre
evangelio de Lucas: 12,4; 7,34.36-50; 9,42;
22,48.61¸23,28-31.
La vida religiosa seguidora de Jesús, está
llamada a ponerse también radicalmente de
parte de los pobres y excluidos. Escuchando
el llamado que nuestros obispos hacen en
el documento de Aparecida, los religio-
sos y religiosas tienen que
La vida consagrada situarse hoy en nuevos
quiere hacer presente lugares teológicos, lo que
la misericordia de Dios,
significa, en el momento
a personas y en lugares
que parecen sin futuro, actual de América Latina,
colaborar en “otro caminar y dedicar su acción
mundo posible”. a la transformación a favor
y junto con todos los suje-
tos emergentes en el continente y en el
mundo: los indígenas, los afro-descendien-
tes, los enfermos incurables o con sida, los
adicto dependientes, los sujetos en riesgo
de calle: niños, jóvenes, mujeres, ancianos.
Todos y todas los rechazados por su raza,
su religión, su opción sexual, su pobreza, su
enfermedad19. Todos los que han sufrido una
exclusión: los divorciados vueltos a casar, los
sacerdotes y religiosos o religiosas que han
Cf. DA 407-430.
19
Los consagrados y consagradas testigos de la misericordia del Pladre... 41
dejado su ministerio, aquellos a quienes la
sociedad señala como no deseables: presos,
asesinos, narcotraficantes, secuestradores,
etc.20, son hoy el desafío y el llamado para la
vida consagrada.
Jesús propone un nuevo orden: el poder
como servicio (Mt 20, 24-28). Une el amor
a Dios y el amor al prójimo (Mt 22, 34-40).
A través de todo esto Jesús nos invita a testi-
moniar la gratuidad de Dios; a vivir un com-
promiso profético-evangelizador desde una
opción por los pobres y un compromiso con
la justicia; un amor con dimensión social.
La vida consagrada es y será don para el
mundo y para la Iglesia, en la medida que
en el seguimiento de Jesucristo sea una
presencia profética, que recuerde al mundo
y a la Iglesia el absoluto de Dios y de su
Reino, la radicalidad que implica vivir las
Bienaventuranzas en la vida cotidiana y
las consecuencias que se desprenden de
vivir contraculturalmente, los conflictos y
los riesgos, que pueden llevar a una vida
martirial. Unida a muchas otras personas
Cf. DA 358, 384, 388, 393, 398.
20
42 Testigos de la misericordia del Padre
de buena voluntad que buscan la paz y la
justicia, sean o no cristianos, la vida consa-
grada podrá colaborar a hacer presente la
misericordia compasiva de Dios para toda
la humanidad y para la creación.
Hoy la vida consagrada asume sus opcio-
nes desde una situación de debilidad y de
pobreza. En América Latina la vida religiosa
resiente la falta de vocaciones, las deser-
ciones, el envejecimiento; pero esto no es
razón para bajar los brazos, para buscar la
auto-conservación, para protegerse. Por el
contrario, esta situación invita a los religio-
sos y religiosas a identificarse más aún con
las víctimas y los débiles de este mundo y
a avanzar en la aparente impotencia de la
noche y de la fragilidad (1ª Co 1,18-23).
Las congregaciones religiosas han nacido,
en general en la historia, desde la pobreza
de recursos; en grupos pequeños de unas
cuantas personas miradas con descon-
fianza; junto a los pobres y marginados; no
siempre aceptadas y reconocidas, en los
inicios, por las instituciones establecidas;
sin mirar hacia un futuro para establecerse
como “empresa”. Con una gran libertad y
sin ataduras, solamente fijos los ojos en
Los consagrados y consagradas testigos de la misericordia del Pladre... 43
Jesús, dejando todo por Él, conscientes
de la debilidad y la fragilidad del “vaso de
barro”, pero con una gran esperanza en su
llamamiento: “Fiel es quien les llama y es Él
quien lo hará”21.
Reflexión personal y comunitaria:
¿Cuáles serían hoy los grandes desafíos para
que la vida consagrada haga presente el rostro
misericordioso y compasivo del Padre?
En dónde ustedes se encuentran, ¿quiénes son
los rostros más sufrientes de Cristo?
¿Dónde aprende la vida consagrada el verda-
dero rostro del Padre?
¿Cuál es la esperanza que hoy habita a la vida
consagrada para seguir adelante con alegría y
ánimo a pesar de sus limitaciones?
I Ts 5,24.
21
44 Testigos de la misericordia del Padre
Índice
Presentación.......................................................................... 5
Introducción........................................................................... 7
I. Itinerario Teórico-Práctico de la Vida
Consagrada de Medellín a Aparecida........ 9
1. Antecedentes y considerandos previos......... 9
Reflexión personal y comunitaria.................... 11
2. De Medellín a Santo Domingo........................... 11
Reflexión personal y comunitaria.................... 17
3. La vida consagrada en el documento de
Aparecida................................................................... 17
Reflexión personal y comunitaria.................... 18
Reflexión personal y comunitaria.................... 22
II. Los Consagrados y Consagradas
Discípulos de Jesús............................................. 23
Reflexión personal y comunitaria......................... 30
III. Los Consagrados y Consagradas
Misioneros de Jesús........................................... 31
Reflexión personal y comunitaria......................... 36
IV. Los Consagrados y Consagradas
Testigos de la Misericordia del Padre
como Jesús.............................................................. 37
Reflexión personal y comunitaria......................... 44