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Importancia de La Educación en La Primera Infancia 2021

El documento describe la importancia de la educación en la primera infancia. Explica que los primeros años son fundamentales para el desarrollo del niño ya que es cuando se estructuran las bases de su personalidad y conducta. Una buena estimulación y atención temprana ayuda a los niños a desarrollar todo su potencial. La educación en esta etapa inicial prepara a los niños para el éxito escolar y los beneficios se extienden a lo largo de toda su vida.

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Importancia de La Educación en La Primera Infancia 2021

El documento describe la importancia de la educación en la primera infancia. Explica que los primeros años son fundamentales para el desarrollo del niño ya que es cuando se estructuran las bases de su personalidad y conducta. Una buena estimulación y atención temprana ayuda a los niños a desarrollar todo su potencial. La educación en esta etapa inicial prepara a los niños para el éxito escolar y los beneficios se extienden a lo largo de toda su vida.

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IMPORTANCIA DE LA EDUCACION EN LA PRIMERA INFANCIA

OBJETIVO:

Determinar mediante los textos guías basados en investigaciones psicoterapéuticas, ensayos

sobre la educación y el afecto sobre su comportamiento en los primeros años de vida de los niños

y niñas un panorama mas amplio sobre la importancia de la educación en etapas primarias.

INTRODUCCION:

Es una etapa muy importante para el desarrollo personal e integral del niño, donde el niño es

el centro de la familia, vivimos en un mundo donde debemos pensar más en ellos y en su educación

donde puedan asistir a centros educativos donde aprendan allí a recrearse, a ser autónomos,

independientes que observen, disfruten que puedan despertar todas sus destrezas y colocar en práctica

todas sus habilidades , lo que puede conseguirse mediante medidas destinadas a la familia, la

comunidad y las instituciones, según convenga.

El ser humano a partir de su alumbramiento comienza varias batallas por la vida incluyendo

al entorno como su principal enemigo desde un los desafíos sociales, culturales, económicos y

políticos que cada persona deberá sortear son todo un conglomerado de variables casi siempre en

contra de cada ser humano que respira. Con este porvenir que afrontar, la única opción que queda

es hacer más agradable la vida, lograr que cada persona que nace pueda crecer en las mejores

condiciones posibles, que aplique todo su potencial para el bien de la humanidad, que en lugar de

acrecentar, ayude a crear soluciones para tantos problemas que aquejan a la humanidad hoy en día.

Entonces, ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo potencializar las capacidades de los niños para que estos sean
personas exitosas en su edad adulta? La respuesta corta encierra una verdad muy profunda:

estimulación temprana.

Por ello es responsabilidad de los educadores y padres ir aportando al niño, en cada

momento, aquello que exige o necesita. De este modo, en ningún momento se sentirá oprimido.

Respetando siempre el momento evolutivo de cada niño o niña. Asimismo, todo el proceso debe

darse en un contexto de afectividad, de modo amoroso y cariñoso para él, que motive y estimule

sus capacidades y potencialidades.

DESARROLLO:

La presente investigación es de suma importancia, ya que tiene como finalidad aclarar y

ampliar aspectos relacionados con la necesidad que tiene el niño de recibir una buena educación

en la primera infancia para su buen desarrollo integral. Debido a que en esta etapa es cuando el

pequeño presenta cambios en todos los niveles de su personalidad, es allí donde hay que ponerle

mayor atención a la manera en que se desenvuelve el niño; qué tipo de cuidado recibe, de modo

que se atienda adecuadamente la diversidad de intereses y de necesidades infantiles. La primera

infancia es una etapa del desarrollo que abarca desde el nacimiento hasta los siete años; es

considerada en general como la más significativa debido a que se estructuran las bases de las

particularidades físicas y psicológicas de la personalidad, así como de la conducta social, que en

las sucesivas etapas del desarrollo se consolidarán y se perfeccionarán. Una oportuna atención en

la primera infancia es garantía para el buen desarrollo del ser humano. El éxito de un niño en la

escuela dependerá de las experiencias en sus primeros años de vida. (Heredia, 1977)
Al estimular tempranamente a los niños se visualiza a cada uno de estos como un individuo

único, con cualidades y características irrepetibles bajo este principio, se tiene al frente la tarea

formidable de formar a un ser único que aportará grandes ideas y soluciones a la humanidad.

Educar al niño no es transmitirle cultura, si no facilitarle el hallazgo de su propio yo, con

todas las riquezas que contiene su mundo interior la etapa más propicia para realizar esta tarea son

los primeros años de la vida del pequeño, la estimulación temprana inicia en el mismo vientre de

la madre, donde los niños gestados con gran cuidado y amor tienden a ser niños más sanos

físicamente y estables psicológicamente. (Shore, 1997)

Muchas madres interactúan con sus hijos desde el vientre hablándoles, leyéndoles libros,

colocándoles música, estímulos que han probado ser muy valiosos a la hora de fomentar las

capacidades intelectuales que tendrán sin embargo hay factores importantes que también influyen

en la educación temprana de cada niño, diferentes investigaciones han demostrado que, a los tres

años de edad, el 90% del cerebro se ha desarrollado; durante este periodo los niños y las niñas

aprenden más rápido, especialmente cuando reciben amor, afecto, atención y alimentación. (Piaget,

1990)

Las experiencias que el niño tiene durante esta etapa son fundamentales para su vida futura.

En este período el niño aprende a convivir con el entorno y se adquieren conceptos fundamentales

para la vida: existe un mundo además de mí, el juego es una actividad natural en los niños, en el

nivel inicial, el niño se prepara para su futuro escolar y logra adaptarse adecuadamente a este

sistema de vida que durará por muchos años. (Heredia, 1977)


Las investigaciones recientes muestran evidencias sobre los beneficios de la

educación inicial de calidad en los primeros años; James Heckman, Premio Nóbel de Economía

(2000), ha declarado que la inversión de educación temprana promueve equidad y justicia social,

a la vez que favorece la productividad en la economía. Se puede afirmar que los beneficios de la

educación inicial son la base para un buen desarrollo tomando en cuenta que: potencia el desarrollo

integral de niños y niñas, favorece la asistencia y permanencia escolar, mejora el desempeño

escolar, y a largo plazo se traduce en ciudadanos con mejores trabajos, produce mayores ingresos,

genera más salud y mejor calidad de vida, impulsa más productividad laboral, disminuyen gastos

sociales destinados a asistir problemas de adolescentes y adultos ligados a trastorno de salud y a

conductas antisociales como es el caso de violencia, abusos y el uso de sustancia tóxicas. (Shore,

1997)

Hablando en lenguaje psicoanalítico: en esta edad el infante y su “YO” no pueden

desarrollarse más que en relación con los demás. La estimulación adecuada o el trabajo planeado

y organizado realizado por la madre en el hogar, fortalecerán el desarrollo sensorial del infante, su

desarrollo motor, social y su lenguaje (Heredia, 1977)

En sus primeros años desde el nacimiento hasta la edad de cinco o seis años- desarrolla

muchas de las aptitudes sicológicas y sociales que condicionarán su manera de vivir como un

adulto. Por lo tanto, esa etapa es fundamental para dotarle de una impresión positiva de sí mismo,

de los demás y del mundo que le rodea. La atención y educación de la primera infancia propiciarán

este desarrollo. Los métodos activos de aprendizaje y estímulo desde los primeros años de la vida

preparan adecuadamente al niño para sacar el máximo provecho de la escuela. Cuando el niño

empieza a sentir curiosidad por el mundo circundante y su funcionamiento, está listo para abordar

el aprendizaje más estructurado que ofrece la escuela. Cuando el niño ya está explorando el mundo
de las imágenes, la palabra impresa y la pantalla, sentirá el afán de usar la lectura, la escritura y la

aritmética para comprender y expresarse. Otra consideración tan importante como la anterior y que

no se puede pasar por alto en la educación inicial, es enseñar en la más tierna edad los valores.

Actualmente no es un secreto para nadie que se vive en una sociedad en que la violencia,

corrupción, drogadicción y delincuencia crecen a pasos agigantados. (Piaget, 1990)

La educación inicial es una etapa fundamental en la formación de la personalidad, en el

logro de una educación basada en valores. La educación en valores debe brindarles a los niños y

niñas herramientas para que puedan desarrollar su propio criterio buscando la verdad y no ser

manipulados por otros, para querer el bien por voluntad propia y no por obligación, para que puedan

afrontar así las dificultades con confianza y optimismo, para que crezcan con buena autoestima, y

con deseos de superarse y mejorar la sociedad en que viven. En definitiva, la educación de la

primera infancia tiene como función fomentar el desarrollo infantil, y debe hacerlo tanto desde la

práctica educativa con los niños como desde las familias. (Piaget, 1990)

Probablemente éste sea uno de sus retos más importantes, ya que no se trata sólo de adecuar

la práctica a la diversidad infantil, sino también a la diversidad familiar. Los padres de familias y

educadores tenemos una grande responsabilidad en la educación inicial de los niños, ya que ellos

cual esponjas aprenden observando e imitando al adulto en todo lo que hace y dice.

La Educación Inicial constituye un nivel educativo fundamental para el avance pleno del

ser humano, por cuanto en esta etapa de la vida se estructuran las bases del desarrollo y se suceden

las adquisiciones cognitivas más importantes; sin embargo, la relevancia de este nivel para una

gran mayoría no deja de ser un espacio para el cuidado y custodia de los niños menores de seis

años. (Piaget, 1990)


La práctica Educativa para la población infantil, debe sustentarse en los avances de la

Psicología y de las Neurociencias en los últimos años. Los progresos con respecto a las

posibilidades cognitivas del ser humano, instan a una Educación Preescolar que respete las

necesidades de los niños y niñas y la inmensa capacidad de los infantes para desarrollar el

pensamiento. Es, en estos primeros años de vida del ser humano, cuando hay más posibilidades

para desarrollar la inteligencia. Se continua en la actualidad con una práctica pedagógica rutinaria,

repetitiva y plena de estereotipos, donde la acción de los niños en algunos casos, no va más allá del

recortar, pegar, dibujar, pintar entre otras. Es imperativo pasar de la acción a la reflexión, donde

los niños utilicen sus capacidades cognitivas para desarrollar su pensamiento y en consecuencia se

produzca desarrollo y aprendizaje. (Heredia, 1977)


CONCLUSIÓN:

En conclusión a la hora de estimular tempranamente a los niños se visualizar a cada uno

de estos como un individuo único, con cualidades y características irrepetibles teniendo al frente la

tarea formidable de formar a un ser único que aportará grandes ideas y soluciones a la humanidades

muy importante para los niños y niñas pues les ayuda a desarrollar sus habilidades al igual que a

desenvolverse con sus compañeros del aula, así como los que se encuentran alrededor de los niños

desarrollando una actividad cognitiva como parte del desarrollo de los mismos enfrentando las

dificultades a lo largo de su crecimiento desarrollando la capacidad de la reflexión y la experiencia

para así obtener un conocimiento empírico, el mismo que se presentara cuando requiera ser

utilizada en futuras experiencias.


Bibliografía
Heredia. (1977). Estimulación temprana una puerta hacia el futuro. Bogota: SANTA FE DE BOGOTA.

Piaget. (1990). El nacimiento de la inteligencia en el niño, critica a los hombres. Barcelona: Crítica, S.A.

Shore. (1997). Rethinking the brain: New insights into early deveploment. New York: Families y work
Institute.

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