Primer Simposio Binacional: “Historia de las Fronteras, las fronteras de la
Historia
(Villa del Rosario, Norte de Santander- Colombia, 18 y 19 de Octubre del 2018)
Ponente: Gladys Teresa Niño Sánchez. Historiadora - ULA Venezuela.
El Táchira en la historia regional fronteriza de Venezuela y Colombia,
siglo XIX: reflexiones y aproximaciones
A. Breve reflexión sobre los estudios regionales y la región fronteriza en el
desarrollo de la Investigación y enseñanza de la Historia de Venezuela:
algunas perspectivas teórico-metodológicas en el abordaje del Siglo XIX.
Desde las tres últimas décadas del siglo XX hasta el presente, hemos
observado algunos cambios importantes en el campo del conocimiento de la
historia, fundamentalmente, en sus géneros disciplinarios historiográficos más
conocidos, en la historia regional y local fronteriza, historia crítica del período
decimonónico venezolano, historia comparada latinoamericana y de El Caribe;
trilogía que se había ocupado tradicionalmente de relacionar el pasado de los
hombres en contextos universales o nacionales. Estos cambios de perspectiva
y de comprensión de los procesos históricos tienen que ver con el abordaje del
devenir de los hombres tomando en cuenta la totalidad de otras dimensiones
espaciales y temporales, que convierten, sin duda, a la Historia en un
abigarrado campo de trabajo, en el cual el historiador aprehende, interpreta y
explica los cambios sociales de escalas y ritmos históricos amplios y mayores
en otros pequeños y menores, diversos y plurales, que revelan la
heterogeneidad y diversidad de las existencias temporales y espaciales de
nuestras sociedades, Repúblicas, Naciones y Estados.
Hemos venido advirtiendo que actualmente ocurren importantes cambios
en la visión del historiador, orientado a rehacer el análisis histórico de los
procesos y protagonistas que nacen y conviven en pequeños espacios y a
ritmos diversos y acelerados, que son identificados y vinculados, en los
tiempos actuales, con nuevas e inéditas formas de escribir la historia de las
regiones y localidades recreadas en la microhistoria e historias regionales,
locales y parroquiales.
Entre 1970 y 1980 se observa entre los investigadores de las Ciencias
Sociales y Humanas , un creciente y marcado interés por los estudios históricos
regionales y locales en Venezuela 1, que podríamos cualificar como un
movimiento científico y académico, nutrido por las generaciones egresadas de
las universidades, que de forma sistemática y continua vienen enriqueciendo
los estudios históricos y la Historiografía venezolana y, a su vez, socializando
por todo el país las investigaciones, así como su utilidad a la hora de planificar
o desarrollar proyectos en beneficio de las regiones y localidades que integran
hoy al territorio. No obstante, es válido reconocer el esfuerzo pionero de
algunos autores tradicionales, quienes, desde distintos lugares del país, a
finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, se han preocupado por rescatar y
1
Al respecto, cabe destacar la difusión y promoción de dichos estudios de la corriente regionalística en
Tierra Firme y Tiempo y Espacio, revistas especializadas y baluartes de la Historia Regional en el país.
En el caso de Tierra Firme, publicada en Caracas desde enero 1983 (Año 1, Nº 1) hasta el 2001 (Año 19,
Nº 73), son numerosos los trabajos en Historia Regional Y Local que verifican el continuo desarrollo de
la investigación histórica en el país; además, cabe agregar el esfuerzo permanente de su editor, Dr.
Arístides Medina Rubio, un convencido de la llamada hoy “Historia matria”, jalonada desde el Colegio de
México, por el maestro Dr. Luis A. González.
conservar documentos, periódicos, libros y folletos 2, registros de la memoria
histórica de la “patria chica”, quienes motivados por el afecto al terruño y ante
la necesidad de hacer presencia en la Historia Nacional, escribieron sus
crónicas y relatos enmarcados en la vertiente de la Historia Positiva de la
Historiografía Nacional.
En este sentido, consideramos que sus estudios, a pesar de no haber
pasado más allá de las recopilaciones cronológicas sobre los hechos y
momentos memorables, de naturaleza apologética y crónica biográfica de
personajes heroicos, deben ser valorados a la luz de la época y en el marco de
los avances del conocimiento como saber disciplinar, pues, cuestionar la
producción de los primeros historiadores de lo regional y local, sería negar su
impulso y actitud a favor de la memoria colectiva y su contribución al debate
actual que atañe lo teórico-metodológico de las perspectivas regionales y
locales de la Historia e Historiografía venezolana. Sin sus obras y visiones
sería imposible, en los tiempos actuales, emprender la tarea de abrir nuevos
espacios de discusión y reflexión crítica en torno a la investigación y
enseñanza de la Historia Regional y Local en Venezuela en los albores del
tercer milenio.
Luego de estas necesarias puntualizaciones, consideramos importante
reflexionar sobre qué ha aportado como herramienta teórico-metodológica la
perspectiva de lo regional y local a la comprensión de la Historia de
2
Aquí mencionaremos algunos de ellos localizados en las regiones andinas del país: José Gregorio
Villafañe, Tomás Castilla, Tulio Febres Cordero, Vicente Dávila, Amilcar Fonseca, Ramón Castellanos,
Rafael María Rosales, Tulio Chiossone, Castillo Lara, quienes se ocuparon de los Andes desde finales del
siglo XIX. Véase algunas de sus publicaciones en la Biblioteca de Temas y Autores Tachirenses y
Trujillanos, así como las colecciones de la Biblioteca Febres – Cordero, Mérida.
Venezuela, y hacia dónde se orientan hoy los esfuerzos investigativos de
algunos polos que desarrollan estudios históricos regionales y locales 3.
En cuanto a los aportes de la visión histórica regionalística, nos
referiremos a algunas rupturas metodológicas y a las nuevas propuestas en la
interpretación y comprensión del proceso histórico venezolano: por una parte,
la revisión historiográfica, interpretación y análisis de las fuentes documentales
y hemerográficas primarias, existentes en repositorios públicos, archivos y
bibliotecas, nos condujo a la ruptura con la mirada historiográfica tradicional y
oficial, pues luego de una detenida lectura y revisión crítica de las fuentes,
comprendimos que el estudio de la Historia de Venezuela no debía seguirse
haciendo desde el centro a la periferia, ni continuar aceptando el protagonismo
avasallante de los actores sociales del espacio nor-central del país. Esa
perspectiva evidenciaba una errada y distorsionada explicación de todos los
procesos socio-económicos, políticos y culturales, vistos como subsidiarios de
un centro capitalino que irradiaba vitalidad a los espacios periféricos.
En este orden de ideas, ha sido fundamental entender que la
investigación tiene como propósito central interpretar y repensar las
especificidades del conjunto nacional, y que las circunscripciones político-
administrativas de la perspectiva oficial, que tenía como objetivo preparar las
Historias de los Estados4, son limitantes en el estudio de los espacios
regionales, que ignoran los cambios ocurridos a lo largo del tiempo y las
dinámicas internas de relacionamiento socio- económico, político y cultural que
3
Nos referimos a los más representativos en el país: Centro de Estudios Históricos de Luz, Instituto de
Estudios Hispanoamericanos de la UCV, Centro Regional de Investigaciones Históricas, Económicas y
Sociales (CRIHES) del Núcleo Rafael Rangel ULA-Trujillo y el Centro de Estudios Históricos “Carlos
Muñoz Oraá” de la Facultad de Humanidades y Educación de la ULA-Mérida.
4
Durante el Gobierno de Herrera Camping, en la década de 1980, la Academia Nacional de la Historia
promovió la iniciativa oficial de preparar Historias de los Estados.
ocurren con otros espacios vecinos, e inclusive, los allende a su frontera. Todo
nos indicaba que la Venezuela vista como un cuerpo homogéneo a lo largo del
tiempo y con periodificaciones generales, no consideraba ni respetaba los
tiempos históricos y a sus propias configuraciones humano-espaciales. Se hizo
imperioso un nuevo tratamiento de las variables tiempo y espacio y sus
correlaciones con el tejido social; se comenzó a perfilar una nueva herramienta
teórico-metodológica dentro de la posibilidad de estudiar la actual Venezuela,
diversa y plural, configurada en identidades múltiples que dan paso a una
Nación y a un Estado fraguados desde los tiempos decimonónicos.
En este horizonte de búsqueda e incertidumbre en la injundiosa tarea del
historiador, ubicamos la noción “región histórica” 5, la cual abarca las
especifidades espaciales y los procesos socio-económicos, políticos y
culturales compartidos e integrados, dinámicos y cambiantes, que le dan
historicidad a la Nación y al Estado Venezolano. Como herramienta
metodológica en la investigación heurística e histórica, ayuda a orientar los
estudios regionales y locales y como herramienta para la interpretación
historiográfica, permite aprehender los hechos y relacionarlos en el tiempo y
espacio vital de los hombres; comprender los procesos, en sus coyunturas y
crisis que explican hoy la formación y transformaciones de las regiones y
localidades de la totalidad geográfica, social y cultural de Venezuela,
constituida, desde esta perspectiva, en un proceso dialéctico de larga duración
desde sus regiones históricas que han posibilitado el fortalecimiento y la
conciencia colectiva que subyace en la base histórica constitutiva de la Nación.
5
Esta nueva conceptualización, es fundamentada y ampliamente expuesta por Germán Cardozo Galvé y
otros, en La Región Histórica (1988). Fondo Editorial TropyKos, Caracas. También es abordada por
Germán Carrera Damas en su trabajo “Sobre las tareas actuales del estudioso de la Historia Regional, en
razón del fortalecimiento de la Identidad y la Conciencia Nacional Venezolanas”. (1995), presentada en la
Universidad del Zulia.
Hoy los esfuerzos se multiplican y son nuevos los retos para los estudiosos de
las regiones y localidades latinoamericanas, que inmersos en estas nuevas
perspectivas de la investigación histórica, advertimos, posiblemente, una vez
más, la razón de ser del oficio y el deseo de enseñar y aprender una nueva
Historia de Venezuela articulada con el mundo y con los fenómenos de la
Globalización e Integración.
BIBLIO- HEMEROGRAFIA BÁSICA:
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Tiempo y Espacio. Revista del Centro de Investigaciones Históricas
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Ensayo sobre Carlo Ginzburg. Madrid: Ediciones Cátedra, Frónesis,
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Historia Regional Cubana. Caracas: TropyKos.
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9. Villegas Silvio. Artículo: “La Investigación histórica en Venezuela:
Alcances y limitaciones”. En Academia de Mérida, Nº 3, Año 3.
Mérida, Enero-Junio 1996.
B. Una perspectiva en torno al proceso socio-político del Táchira en la región
andina fronteriza de fines del siglo XIX.
En la presente ponencia se aborda, como una aproximación, el proceso
socio-político finisecular de Los Andes venezolanos del siglo XIX (1870-1899). En
este sentido se deben considerar, en primer lugar, algunas perspectivas
historiográficas que recogen la visión y escritura de actores-autores del siglo XIX,
hombres destacados en los ámbitos político, militar y económico, quienes
interpretaron, bajo los signos de su tiempo, sus regiones y localidades andinas,
cuyos territorios constituirían entre 1881-1899 el llamado “Grande Estado Los
Andes”. Para la comprensión del proceso histórico de La Cordillera es clave
conocer la reflexión de estos hombres, quienes se dieron a la tarea de escribir,
desde las rudimentarias tipografías locales, sus opiniones, publicadas en diversos
formatos (hojas sueltas, pasquines, boletines, periódicos y folletos), sobre algunos
problemas que afectaban a la sociedad andina: la enconada lucha política, las
guerras, el mal estado de los caminos de recuas, la insalubridad, la precaria
economía, la escasez de circulante, los onerosos impuestos fiscales, el pago de
numerosos peajes, el aislamiento, así como el olvido y abandono de los gobiernos
nacionales, fueron entre otros, los conflictos y aflicciones que marcaron el devenir
de los andinos del tiempo decimonono. Por tales razones, son valiosos los
registros y apreciaciones de Juan de Dios Picón (1832, 1846), Foción Febres
Cordero (1860), Jáuregui Moreno (1876), José Gregorio Villafañe (1876, 1883)
Francisco Alvarado (1870-1880), Tulio Febres Cordero (1880-1900), Tomás
Castilla (1880-1890), Santiago Briceño (1898-1903), entre los más destacados de
obligatoria referencia, los cuales abren las posibilidades de investigación y
conocimiento de las regiones andinas desde una perspectiva histórica y
contemporánea.
En este orden de ideas, también se toma en cuenta, para esta síntesis
explicativa, algunos criterios metodológicos, con base en la información
documental histórica registrada en fuentes primarias y secundarias; el primero,
vinculado con el ámbito temporal del proceso social y político de La Cordillera
Andina y, el segundo, substanciado con la problemática permanente que afectó a
esas regiones, registrada en el inventario historiográfico del devenir socio-político
de las sociedades cordilleranas de finales del siglo XIX. Al efecto, el tema se
circunscribe a las tres últimas décadas del siglo XIX, es decir, las comprendidas
entre 1870 y 1899, período histórico del Liberalismo Amarillo, corriente política
encabezada por los Generales Antonio Guzmán Blanco y Joaquín Crespo como
máximos caudillos nacionales, protagonistas estelares del personalismo
finisecular. Este protagonismo fue compartido con caudillos regionales y
gamonales locales de gran ascendencia en sus lugares de origen, siendo los más
destacados los Generales Juan Bautista Araujo, José Manuel Baptista, Rosendo
Medina, Francisco Alvarado, Carlos Rangel Garbiras, Espíritu Santo Morales,
Cipriano Castro, Chalbaud Cardona, J. P. Peñaloza, jefes de facciones
propiciadoras de numerosas guerras e invasiones armadas en la lucha por el
poder político, factor disgregador y generador de la permanente inestabilidad
política en los espacios andinos decimonónicos.
Por otra parte, cabe reseñar que la Venezuela profunda de 1864,
conformada por 20 entidades Federales, se ve afectada por el proceso de
reducción político-administrativa llevada a cabo, desde 1879, por el Presidente de
la República, General Antonio Guzmán Blanco. Esta medida tuvo como trasfondo
asegurar la paz y el control político y militar de los caudillos de mayor fuerza y
prestigio en las regiones venezolanas del naciente Estado Nacional. En este
contexto, se inscribe la Unión de la Cordillera en un solo “Gran Estado”,
promovida desde 1878, por la élite política, militar e ilustrada del Táchira y
Guzmán (Mérida), secundada desde 1880 por trujillanos aliados al Liberalismo
Amarillo6. Con la Constitución de 1881, se ejecuta la reducción política del
territorio venezolano, constituido desde ese momento por nueve grandes Estados
Federales, que ocupaban una superficie de 1.555.741 Km 2, según el Censo de
18917. Los Estados de esta nueva confederación se dividieron en Secciones de
Gobierno, Distritos y Municipios. Para 1899, la población en todo este territorio era
de 2.444.816 habitantes8. El “Gran Estado Los Andes” integrado por Táchira,
Guzmán (Mérida) y Trujillo, establece el gobierno central en Mérida, capital y
residencia de los Poderes Ejecutivo (Presidente del Estado), Legislativo
(Asamblea Legislativa) y Judicial (Corte Suprema del Estado) . Su extensión
territorial abarcaba aproximadamente 39.409 Km 2, con un total de 293.108
habitantes para 1881 y 336.816 habitantes para 1891, según los Censos de la
6
Entorno a este movimiento unificador de la Cordillera existe una valiosa información en la prensa de la
época publicada en Táchira, Guzmán (Mérida) y Trujillo entre 1878-1880. cabe destacar “Unión de la
Cordillera”, San Cristóbal 1878-1879; “La Época”. Mérida 1880. “El Trujillano”. Trujillo 1880-1881. Estas
fuentes se localizan en la Biblioteca Febres Cordero-Mérida.
7
Véase “Venezuela 1899”, publicación de la Oficina de las Repúblicas Americanas. Washington, 1899,
localizada en la Biblioteca Febres Cordero-Mérida. Sección Publicaciones Oficiales.
8
Ibidem. p. 177
Dirección General de Estadística del Ministerio de Fomento 9. Este incremento
poblacional de las regiones seccionales del Estado Andino a finales del siglo XIX
fue estimulado por condiciones geográficas y económicas muy favorables, según
lo expresado por José Gregorio Villafañe, Manuel Villet y Foción Febres Cordero
en sus apuntes históricos y estadísticos de 1875, 1876, 1877 y 1883 10. Estos
observadores, contemporáneos con el proceso andino finisecular, coincidían en la
identificación de los factores que favorecían dicho crecimiento, destacando entre
ellos los climas benignos, la salubridad, la baja mortalidad, la roturación de tierras
baldías y el aporte de las migraciones internas y foráneas a estas regiones
privilegiadas por la tierra fértil, la variedad y abundancia de producciones
agrícolas, siendo las más importantes los cultivos de café, caña de azúcar, tabaco,
trigo, cacao y añil. En este contexto, la expansión del cultivo del café en las
regiones del Estado Andino constituyó el principal factor de estímulo de la
economía regional y la mayor fuente de riqueza en Los Andes, como en toda
Venezuela, generando hacia las dos últimas décadas del Siglo XIX, una intensa
dinámica comercial articuladora de mercados cafetaleros regionales, orientados
hacia la exportación del grano a través del Puerto de Maracaibo, principal centro
de acopio y de relacionamiento comercial de la economía exportadora e
importadora del occidente venezolano. Los vínculos comerciales entre las
principales ciudades andinas, convertidas en metrópolis cafetaleras y centros del
poder financiero del capital de las Casas Comerciales Alemanas (Maracaibo, San
9
Esta información aparece en la obra de Pedro Cunil Grau, titulada La Geografía del Poblamiento
Venezolano en el Siglo XIX. Tomo II. El autor organiza los datos tomando en cuenta las Recopilaciones
Estadísticas de la época del General Guzmán Blanco.
10
Documentos recopilados en El Táchira 1876 de Manuel Villet y otros; J. G. Villafañe: Apuntes estadísticos
del Táchira; Caracas, Batt, Nº 2 y documentos producidos para el centenario del Libertador en 1883.
Cristóbal, Tovar y Valera), se expanden con el desarrollo paralelo de una
economía basada en los cueros y la carne de ganado provenientes de los Llanos
occidentales, cuya ruta principal fue la selva de San Camilo, punto nodal entre San
Cristóbal, Norte de Santander-Colombia y Maracaibo. Estos circuitos comerciales
se extendieron a través de una red de caminos y transporte, configuradores de las
rutas comerciales del occidente del país: San Cristóbal-San Antonio-Cúcuta-
Encontrados-Maracaibo, desde el Táchira; Mérida-El Vigía y Tovar- Santa
Bárbara-Encontrados-Maracaibo, desde Mérida y, desde Trujillo, La Cuiba-
Motatán-Maracaibo. Hacia las dos últimas décadas del siglo XIX, se construyen
las vías férreas, viejos anhelos y demandas de la sociedad andina, las cuales
modernizan las rutas tradicionales y los medios de transporte: El Gran Ferrocarril
del Táchira (1884), El Ferrocarril de Santa Bárbara-El Vigía (1896) y el Gran
Ferrocarril de la Ceiba (1887/1895) . No obstante, según J. G. Villafañe
(1875/1883) y Tomás Castilla (1880), el transporte mular no desapareció, siendo
complemento importante del transporte ferroviario debido a las accidentadas
condiciones de la geografía andina.
En síntesis, planteamos que el proceso socio-político de los Estados
Andinos Cordilleranos de finales del siglo XIX, es posible reconstruirlo a través del
análisis histórico de las fuentes primarias y de la lectura crítica de la historiografía
sobre Los Andes, fundamentalmente la producida en el Siglo XIX. Es importante
orientarnos hacia la comprensión integral del proceso histórico venezolano, en
estrecha relación con los procesos de la frontera colombiana, tomando en cuenta
que existían vínculos notorios de carácter familiar, económico, político y cultural
con el Norte de Santander- Colombia, amén de los antiguos vínculos históricos
provinciales coloniales. Del mismo modo, abordar dicho proceso, desde una
perspectiva que reconozca las diferencias en este conjunto regional, heterogéneo
en sus espacios temporales, así como en sus imaginarios culturales.
BIBLIOGRAFÍA Y HEMEROGRAFIA BÁSICA:
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Epistolario con Pío Gil. Caracas: Biblioteca de Autores y Temas
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Guzmancismo (1870-1887) Caracas: Biblioteca de Autores y Temas
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Caracas: Tipografía Empresa El Cojo.
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De los años 70 del siglo XIX a la segunda década del siglo XX. Caracas:
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12. Muñoz, Arturo Guillermo. El Táchira fronterizo. El aislamiento regional y
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14. Villet, Manuel. et. al. (s. f.) El Táchira en 1876. Caracas: Biblioteca de
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Unión de la Cordillera. San Cristóbal, 1878-1879.
El Porvenir. San Cristóbal 1879-1880.
La Época. Mérida 1880-
El Trujillano. 1880-1881
Prensa colombiana del siglo XIX: 1880-1899 **
Fuentes Documentales del Siglo XIX:
“Sección Táchira. Estado Los Andes. Apuntes Históricos”.
Ofrenda al Centenario del Libertador; escrito por J. G. Villafañe,
1883. Biblioteca Febres Cordero-Mérida, Doc. Nº 1034
“Sección Guzmán. Estado Los Andes. Apuntes Históricos”. Ofrenda al
Centenario del Libertador de la Antigua Provincia de Mérida en el Estado Los
Andes; Foción Febres Cordero, 1883. Biblioteca Febres Cordero-Mérida, Doc. Nº
1035
** Nota: esta prensa está en proceso de sistematización y análisis.