Anatoli Lunacharski, Autoeducación de Los Obreros
Anatoli Lunacharski, Autoeducación de Los Obreros
Por
A. Lunacharsky
1919
La cultura del proletariado luchando para liberarse a sí mismo es una cultura de clase,
agudamente definida y basada en la lucha. Es romántica y, debido a su intensidad, su
forma sufre, porque el tiempo no permite que una forma definida y perfecta se elabore a
partir de su esencia tormentosa y trágica.
Las clases y naciones que han llegado a su máximo desarrollo son culturalmente clásicas,
aquellas que luchan por una identidad propia son románticas, y su romanticismo posee las
típicas características del “Sturm und Drang” ('tormenta e ímpetu') 1; por otro lado, las
clases condenadas a la decadencia caen en otra forma de romanticismo, caracterizado por
la melancolía, el desencanto y el decaimiento.
No debemos concluir en que no hay una íntima relación entre la cultura socialista y la
proletaria porque existan diferencias tan sustanciales entre ellas. Debemos recordar que
la lucha es por un ideal: el de la cultura de la hermandad y de la completa libertad; la
victoria sobre el individualismo que mutila a los seres humanos; y por una vida en
comunidad no basada en la compulsión y la necesidad del hombre de vivir en manada
para la autopreservación, como fue en el pasado, sino en una unión libre y natural de las
personalidades en entidades suprapersonales.
1
Sturm und Drang ('tormenta e ímpetu') fue un movimiento desarrollado en Alemania durante la
segunda mitad del siglo XVIII.
2
Ningún ideal pude surgir en un ámbito hostil a él; los métodos y las armas para realizarlo
van surgiendo en harmonía con él. Por lo tanto no debemos esperar del proletariado
combativo resultados esplendorosos, ni perfección en la forma, ni la gracia natural de la
fuerza victoriosa. Estos se irán revelando conforme pase el tiempo. Sin embargo, tenemos
todas las razones para pensar que la cultura proletaria, por su lucha, su esfuerzo y
sufrimiento, poseerá características que probablemente serían impensables en el orden
social de un socialismo triunfante.
Pero surge la pregunta acerca de si el proletariado combativo tiene algún tipo de cultura.
¡Sin ninguna duda! En primer lugar, porque posee todo lo que es esencial en el marxismo
(la magnífica y poderosa investigación de los fenómenos sociales, la base de la sociología y
la economía política, la piedra angular de la concepción filosófica del mundo). En esto, el
proletariado tiene un tesoro que puede ser comparado con los más brillante logros del
cerebro humano.
El Congreso Internacional de Stuttgart 2 promovió la unión del movimiento sindical con los
ideales socialistas y con su famosa resolución 3 ubicó a este movimiento al mismo nivel que
el partido socialista.
educación de los jóvenes en conexión con las escuelas primarias proletarias liderará la
transformación de la familia de clase obrera. La esclavitud domestica de la mujer será
abolida por los comedores comunales proletarios y por la crianza comunal proletaria de
los niños; esta última, debemos admitirlo, es por el momento prácticamente inexistente.
Simplemente me refiero a la serie de cuestiones más importantes que el proletariado
socialista ha empezado a afrontar tanto teórica como prácticamente.
Rosa Luxemburg está más que en lo cierto cuando dice: “Difícilmente hagamos algún
progreso sin un claro entendimiento del trabajo de la autoeducación proletaria”.
Comparativamente poco se ha hecho en esta dirección, que podría ser llamada el ámbito
de la ilustración, y en la que el poder creativo del proletariado se debe manifestar de la
forma más clara. Incluso antes de la guerra la necesidad de esta ilustración mediante la
autoeducación era sentida muy fuertemente; y cierto trabajo se había iniciado en esa
dirección. Pero la guerra mostró tan claramente a los trabajadores las deficiencias de este
aspecto tan importante de su cultura que, a pesar de la destrucción masiva y las pérdidas
producidas en Europa en los últimos cuatro años, podemos esperar ver en un futuro
cercano un gran renacer de la energía de la clase obrera en esa dirección.
El tren literario
El primero de noviembre de este año Lenin inauguró el primer “Tren Rojo” que viajará por
las ciudades y los pueblos de la Rusia Soviética. El “Tren Rojo” distribuyó 20.000 panfletos
y libros que fueron vendidos por efectivo en los primero siete días, y 60.000 libros
educativos que fueron distribuidos gratuitamente a varios soviets locales. La edición
semanal del periódico “Izvestia,”4 también transportada por este tren, incrementó su
difusión en 10.000 copias. 12 reuniones masivas fueron realizadas en varias paradas.
Viajando en el tren hay operadores cinematográficos grabando escenas y pintores
haciendo dibujos de la vida en cada ciudad visitada.
Los films y los dibujos son intercambiados a fin de familiarizar a la gente de los distintos
distritos con los diferentes modos de vida, hábitos y vestidos.
4
El periódico comenzó el 13 de marzo de 1917 en la ciudad de Petrogrado (Leningrado), para divulgar las
noticias del Sóviet de Petrogrado de diputados obreros. En agosto de 1917 tomó el título de Noticias del
Comité ejecutivo central y del Sóviet de Petrogrado de diputados obreros y soldados.
Después del Segundo congreso de todos los soviets, Izvestia se transformó en el periódico oficial del
Parlamento (Soviet Supremo de la URSS y del Gobierno Consejo de Ministros de la URSS).
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Biblioteca Gratuita
Por un decreto promulgado el 3 de noviembre de 1918, todas las librerías privadas son
declaradas propiedad pública, y de ahora en más sus libros pueden ser leídos y
consultados por todos.
Discurso de Lunacharski
Los intelectuales, que prestaron su apoyo al régimen de Lvov y Kerensky, han rechazado al
gobierno de los obreros y campesinos. Lo han saboteado. Sin embargo, estamos en
condiciones de hacer un gran y útil trabajo, especialmente desde febrero pasado. El viejo
sistema educativo ha sido completamente abolido, los viejos educadores han sido
despedidos; y la curricula basada en “iglesia y latín” ha sido dejada de lado. La escuela
mixta, de ambos sexos, ha sido introducida.
5
Nadezhda Konstantínovna Krúpskaya, fue la esposa del revolucionario bolchevique Vladímir Ilich Uliánov,
Lenin, además de una reconocida figura del Partido Comunista de la Unión Soviética. Fue una de las
principales responsables de la creación del sistema educativo soviético y pionera del desarrollo de las
bibliotecas rusas.
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¿Qué será la nueva escuela? Esta no puede parecerse de ningún modo a aquella que la
clase dominante organizó para el pueblo trabajador “inferior”. En función de destruir esta
educación de “clase” hemos adoptado los principios de “un criterio de educación para
todos” sin privilegios para ninguno. Siendo el pueblo el factor principal en la producción,
es necesario que la “nueva escuela” prepare al estudiante para el trabajo. Los profesores
también deben estar preparados para trabajar. El lema de la nueva escuela deberá ser
“vivir es trabajar”. Por lo tanto nosotros tomamos al “trabajo” como el punto de inicio de
nuestro sistema pedagógico, como el eje central de nuestra enseñanza, apuntando al
incremento del conocimiento técnico. Nuestros estudiantes deben sentirse parte del
trabajo de la comunidad. Las chicas y los chicos deben prepararse para convertirse en
grandes productores. Además, nunca debemos perder de vista el hecho de que el eje
central de la educación es el conocimiento de las distintas formas de la cultura humana,
las cuales, a su vez, incluyen todas las formas de actividad mental y manual. La educación
artística y física debe ser el complemento adecuado a la educación técnica. Debe haber
libertad de educación y libertad en la escuela. Debemos preservar nuestros viejos
monumentos, ya que éstos son para nosotros testigos de la vieja civilización rusa, pero, al
mismo tiempo, esperamos ver el nacimiento de un arte completamente en contacto con
la emociones del mundo moderno: un arte que nos conducirá a nuevas conquistas para la
libertad.
La camarada Ulianov (Nadezhda Krúpskaya) empezó por observar que, desde la revolución
bolchevique, ha surgido en la gente un inmenso deseo de educación, pero la ignorancia, el
terrible resultado del viejo régimen, no puede desaparecer en un día. Un gran número de
personas, comprometidas con la producción, no pueden volver a la escuela; de allí la
necesidad acuciante de una educación post-escolar.
Debemos cubrir el país, explicó, con una multitud de escuelas primarias para adultos, para
los analfabetos y los semi-analfabetos. En la Rusia Soviética la ignorancia debe
desaparecer. Le pediremos ayuda a todos para este gran trabajo. El conocimiento y la
ciencia, al igual que la propiedad, no deben ser un privilegio de unos pocos, sino
accesibles a todos. Es el deber común de todos impartir el conocimiento a otros.
La cuestión esencial que debemos recordar es que nosotros debemos enseñar a la gente
cómo hacer uso de los libros. Los estudiantes (llamémosles pos-escolares, estudiantes
nocturnos o estudiantes artesanos) deben saber cómo usar el diccionario y habituarse a
utilizarlo; de la misma manera que los libros de referencia, las enciclopedias, etc. No sólo
debemos darles la llave para abrir la puerta del conocimiento, sino que debemos decirles
hacia dónde ésta los conduce.
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Bajo el antiguo régimen, los intelectuales entre los trabajadores y los campesinos estaban
principalmente interesados en las ciencias abstractas, ya que les abrían nuevos horizontes.
Aquellos que, por el contrario, estaban interesados en mejorar su posición, se interesaban
en la práctica de la ciencia. Los efectos de la revolución fueron que la ciencia práctica es
de interés, ahora, incluso para nuestros obreros políticamente más avanzados. Con el fin
de organizar la producción de una manera eficiente, y para colocar en la dirección
correcta a las grandes comunidades campesinas, una buena educación técnica es
necesaria. Los trabajadores y los campesinos han aprendido que sin el conocimiento
científico nunca serán capaces de controlar la economía de la nación. Por lo tanto, todo el
carácter de la educación profesional debe ser modificado. Anteriormente, ésta apuntaba a
darle al trabajador sólo una capacidad mecánica; ahora debe darle una visión más amplia
sobre su industria, y sobre su importancia y valor para la sociedad. La educación también
debe darle el conocimiento teórico de varias ciencias que están relacionadas con su
trabajo diario, la historia de su oficio, la historia del “trabajo” y de la producción en sus
múltiples formas en la sociedad pasada. Debe enseñarle qué función cumple su oficio en
la evolución económica del mundo, y las mejores maneras de incrementar la producción
comunal. Este conocimiento no era necesario cuando el obrero era sólo una maquina
produciendo para otro; es necesario ahora que él trabaja para sí mismo y para la
comunidad libre en la que vive.
Además de eso debe haber una “Universidad Popular”, que será la que tomará el lugar de
la educación secundaria para el trabajador adulto del presente. En esa Universidad habrá
clases, excursiones, visitas a museos, etc. El cine, si se usa apropiadamente, podrá ser de
gran ayuda. El Comisariado del Pueblo para la Educación dio un crédito de seis millones de
rublos para asistir y preparar filmes educativos. Habrá Museos de Economía Social, con la
función de fomentar el conocimiento de las cuestiones políticas y sociales.
Nosotros, además, estamos haciendo todo lo posible, continuó la camarada Ulianov, para
abrir “salones del pueblo” 6 que ocuparan el lugar de las iglesias del viejo régimen. Sobre
6
Comillas de la traduccion
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todo, dijo a modo de conclusión, todas esas formas de actividad técnica, científica y
artística, para poseer un carácter verdaderamente popular, deben ser movilizadas por el
entusiasmo popular y deben ser llevadas a cabo por los trabajadores mismos, bajo su
control directo. Sólo puede ser educado quien se esfuerza por educarse a sí mismo.
ANEXO.
Durante 1918 el Gobierno Soviético abrió 1,000 nuevas escuelas primarias sólo en el
territorio de Moscú, y más será abiertas, a pesar de la dificultad para encontrar nuevos
maestros. En el mismo año se han abierto 6 nuevas universidades en la Rusia Soviética. ¡En
los últimos doscientos años del viejo régimen sólo han existido doce universidades en toda
Rusia!
El gran edificio del Café-concert “Maxim”, un local de moda para bailar y beber en Moscú,
ha sido expropiado, y ahora se usa como una escuela popular de doble turno.
Clubes juveniles han sido formados en varios barrios de Moscú para alejar a los niños de la
influencia desmoralizante de las calles.