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Gratitud en La Psicologia Positiva Antep

Este documento describe el surgimiento y desarrollo de la Psicología Positiva. Explica que después de la Segunda Guerra Mundial, la psicología en Estados Unidos se enfocó principalmente en el estudio de la patología y la enfermedad mental. La Psicología Positiva surgió en la década de 1990 buscando estudiar también los aspectos positivos del funcionamiento humano como las fortalezas y las virtudes. El documento analiza los orígenes e hitos más importantes de este enfoque, incluyendo sus definiciones de obj

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Este documento describe el surgimiento y desarrollo de la Psicología Positiva. Explica que después de la Segunda Guerra Mundial, la psicología en Estados Unidos se enfocó principalmente en el estudio de la patología y la enfermedad mental. La Psicología Positiva surgió en la década de 1990 buscando estudiar también los aspectos positivos del funcionamiento humano como las fortalezas y las virtudes. El documento analiza los orígenes e hitos más importantes de este enfoque, incluyendo sus definiciones de obj

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Diplomado Psicología Positiva

GRATITUD

Surgimiento y desarrollo de la Psicología Positiva

La tradición historiográfica norteamericana, al menos desde la década de 1930, ha reconocido


la multiplicidad y diversidad de corrientes o escuelas psicológicas (Heidbreder, 1933;
Murchison, 1926, 1930; Woodworth, 1931). La tradición francesa, por su parte, no sólo
reconoció esa multiplicidad sino que procuró analizarlas en su mismo origen. Desde entonces,
numerosas investigaciones han señalado los inicios policéntricos de la psicología en el último
cuarto del siglo XIX haciendo hincapié en la pluralidad de problemas, de objetos (desde la
mente y el sujeto hasta el comportamiento; desde el organismo hasta la personalidad y la
persona) y de abordajes que caracterizaron el surgimiento de la disciplina.

Más allá de ese origen complejo y descentrado, en el caso de la psicología aplicada a la


problemática clínica, los autores más reconocidos del movimiento de la Psicología Positiva han
señalado que, particularmente en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial,
la misma estuvo enfocada en el estudio de la patología y de la enfermedad mental:

Antes de la Segunda Guerra Mundial, la psicología tenía tres misiones distintas: curar la
enfermedad mental, hacer la vida de las personas más productivas y plenas, e identificar y
fomentar los más altos talentos. (…) Justo después de la guerra, dos eventos – ambos
económicos – cambiaron la cara de la psicología: en 1946, se fundó la Administración de
Veteranos (ahora Asuntos de Veteranos), y miles de psicólogos descubrieron que podían vivir
del tratamiento de las enfermedades mentales. En 1947, se fundó el Instituto Nacional de Salud
Mental (que, a pesar de sus estatutos, siempre se ha basado en el modelo de la enfermedad y
ahora sería más apropiado renombrarlo el Instituto Nacional de la Enfermedad Mental), y los
académicos descubrieron que podían obtener subvenciones si investigaban sobre la patología
(Seligman & Csikszentmihalyi, 2000, p. 6).

En esa dirección, Robert Watson (1953) sostiene que en los años ’40 del siglo XX surgió en los
Estados Unidos de Norteamérica la psicología como profesión.

Alrededor de mil quinientos psicólogos sirvieron en las fuerzas armadas durante la Segunda
Guerra Mundial, hecho que tuvo dos grandes efectos en la psicología del período de
postguerra. En primer lugar, los psicólogos descubrieron que podían aplicar sus conocimientos
para tratar diferentes problemas respondiendo a las necesidades sociales del momento. En
segundo lugar, obtuvieron mayor respeto de sus colegas de otras disciplinas producto de la
utilización del enfoque clínico.
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De esta manera, la aplicación de la psicología intentando dar respuesta a las necesidades


sociales ocasionadas por la guerra y el surgimiento de la psicología como profesión,
posiblemente favorecieron a que la misma se convirtiera en una disciplina de la curación
basada en el modelo de la enfermedad (illness ideology) (Linley, Joseph, Harrington & Wood,
2006).

Se ha señalado que el interés por los aspectos positivos del psiquismo humano se remontaría
incluso hasta los orígenes de la psicología académica norteamericana, aquí cobran especial
relevancia los escritos de William James sobre la “mente sana”. Asimismo, diferentes autores
han enfatizado la existencia de intereses comunes entre la psicología humanística y el reciente
movimiento de la Psicología Positiva (Gancedo, 2006; Linley, Joseph, Harrington & Wood,
2006). Dentro de los aportes de los grandes teóricos humanistas deben mencionarse el énfasis
de Carl Rogers en el funcionamiento pleno de las personas, así como también, los estudios de
Abraham Maslow sobre las personas sanas y el concepto de autorrealización.

María Martina Casullo, la principal representante de la Psicología Positiva en la Argentina,


ubicaba en la década de 1980 el surgimiento del concepto de promoción de la salud, que
anticipa el enfoque salugénico en el campo de las ciencias sociales. Al mismo tiempo, definía a
la psicología salugénica o positiva como un nuevo paradigma de reflexión teórica y
metodológica (Casullo, 2000).

En el desarrollo del denominado enfoque salugénico en psicología se destacan tres grandes


hitos. En primer lugar, los aportes de la psicología humanística, cuyos principales
representantes homologan el concepto de salud psíquica al de desarrollo de potencialidades
del psiquismo. En segundo término, las denominadas investigaciones independientes sobre
aspectos funcionales del psiquismo tales como: el bienestar psíquico, la resiliencia, la
creatividad, las inteligencias múltiples, la inteligencia emocional, la teoría del apego entre otros.

Finalmente, la orientación salugénica propuesta por Aaron Antonovsky desde el ámbito de la


sociología de la medicina (Gancedo, 2008; Mariñelarena-Dondena & Gancedo, 2011). Dicho
autor entiende a la salud / enfermedad como extremos de un continuo y se interesa en estudiar
aquellos factores que promueven movimientos hacia el extremo favorable del mismo (Casullo,
2000).

El movimiento de la Psicología Positiva constituye la manifestación más reciente de dicho


enfoque salugénico en psicología (Gancedo, 2008). Esta corriente fue impulsada por Martín
Seligman en el año 1998 en su discurso inaugural como presidente de la American
Psychological Association (APA). La Psicología Positiva estudia las cualidades positivas que
todos los seres humanos poseen y cómo potenciarlas por medio de intervenciones basadas en
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evidencia empírica (Seligman, Steen, Park & Peterson, 2005). En sus últimos trabajos,
Seligman (2011) sostiene que la Psicología Positiva debe centrarse en el estudio del bienestar,
dicho constructo está conformado por cinco elementos: las emociones positivas, el
compromiso, los vínculos positivos, el significado y el logro. Uno de los principales aportes de la
Psicología Positiva hasta la fecha ha sido consolidar el interés por los aspectos positivos del
psiquismo, difundiéndolos tanto dentro de la comunidad científica como a nivel de la sociedad
en general. Otro de sus logros más significativos ha consistido en nuclear las investigaciones y
corrientes previas vinculadas con el bienestar psíquico (Gancedo, 2008; Linley, Joseph,
Harrington & Wood, 2006).

El cambio de enfoque desde el centramiento en la enfermedad al desarrollo de las


potencialidades que Seligman percibe claramente en la búsqueda de su «misión» presidencial,
ya se venía gestando desde otras disciplinas y también en la propia psicología, en forma más o
menos explícita. Seligman tuvo la virtud de actuar como cristalizador de una tendencia en
ciencias sociales que emergía progresivamente, cada vez con más fuerza, desde décadas
atrás. Su aporte consistió en identificarla, nombrarla, adaptarla a los cánones ortodoxos de la
ciencia, organizarla en una estructura programática e impulsar su investigación y difusión.

A esta tendencia podría denominarla en forma amplia y provisoria enfoque salugénico. De la


mano de Seligman y sus colaboradores el enfoque salugénico se hace visible y completa al
modelo médico, hegemónico en la ciencia psicológica (Gancedo, 2008a, p. 13). Objeto de
estudio y conceptualización del movimiento.
En términos generales podemos afirmar que la Psicología Positiva, tema en el cual nos interesa
centrarnos, estudia los aspectos positivos del psiquismo humano (Gancedo, 2008). No obstante
ello, cabe señalar que no existiría acuerdo en cuanto a su objeto de estudio.

La Psicología Positiva ha sido definida como el estudio científico de las fortalezas y virtudes
humanas (Sheldon & King, 2001), del funcionamiento psíquico óptimo (Linley, Joseph,
Harrington & Wood, 2006) o del bienestar subjetivo (Diener, 2000).

Inicialmente, Seligman & Csikszentmihalyi (2000) puntualizaron los objetivos del movimiento en
base a tres líneas de acción: el estudio de la experiencia subjetiva positiva, los rasgos
individuales positivos y las instituciones positivas.

En trabajos más recientes, Seligman y su equipo de colaboradores sostienen que el estudio de


la felicidad constituye el propósito general de la Psicología Positiva. Sin embargo, consideran
necesario distinguir al menos tres rutas o vías de acceso a la felicidad: a) las emociones
positivas y el placer (vida placentera); b) el compromiso (vida comprometida); y c) el significado
(vida con significado) (Seligman, Steen, Park & Peterson, 2005).
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En sus primeros escritos, los miembros más destacados de esta corriente psicológica definían
a la Psicología Positiva como una “nueva ciencia” o un “nuevo paradigma” que venía a
modificar el eje o centro de atención de la disciplina (Gancedo, 2008b): El objetivo de la
Psicología Positiva es comenzar a catalizar un cambio en el eje de la psicología, de la
preocupación exclusiva por reparar las peores cosas en la vida, a la construcción de las
cualidades positivas (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000, p. 5).

Las teorías psicológicas más importantes han cambiado para sustentar una nueva ciencia de la
fortaleza y la resiliencia (Seligman & Csikszentmihalyi, 2000, p. 8).

Con todo, en sus producciones más maduras, dichos autores se refieren a la Psicología
Positiva como una “ciencia emergente” (the emerging science of positive psychology), y
reconocen entre los antecedentes de la misma, el trabajo pionero de autores como Rogers,
Maslow, Jahoda, Erikson, Vaillant, Deci & Ryan, Ryff & Singer, entre otros (Seligman, Steen,
Park & Peterson, 2005). En cualquier caso, tal pretensión parece excesiva. Se ha señalado que
la Psicología Positiva constituye una corriente psicológica inscripta dentro del denominado
enfoque salugénico en psicología (Gancedo, 2008).

Por otra parte, se ha planteado la necesidad de estudiar tanto los elementos positivos como los
negativos de la experiencia, superando así una visión parcial del psiquismo humano (Gancedo,
2006). En ese sentido, algunos de los representantes del movimiento, afirman que los
hallazgos de la Psicología Positiva vienen a añadir al modelo médico hegemónico, enfatizando
la necesidad de la complementariedad de enfoques (Castro Solano, 2010):

Los resultados de las investigaciones desde la Psicología Positiva intentan complementar, de


ninguna manera reemplazar, lo que se sabe sobre el sufrimiento humano, la debilidad y el
trastorno. La intención es tener un conocimiento científico más completo y equilibrado de la
experiencia humana (Seligman, Steen, Park & Peterson, 2005, p. 410).

¿Qué es la psicología positiva?

La psicología positiva es una disciplina de la psicología que viene a decirnos que la salud
emocional es algo más que la ausencia de enfermedad. En un principio, la psicología se centró
especialmente en la psicopatología y en el dolor emocional, y en cómo encontrar los modos de
evitarlo y superarlo, pero se olvidó de estudiar a aquellas personas que se sienten plenas,
felices y realizadas, así como todas esas cualidades o características que hacen que una
persona se sienta bien o los factores que hacen que valga la pena vivir la vida.
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La psicología positiva se centra en el estudio de esas cualidades positivas y en cómo


desarrollarlas, porque no solo ayudan a vivir una vida más satisfactoria, sino también a prevenir
patologías que se producen cuando la vida está vacía o parece no tener sentido.

Así pues, la psicología positiva se dedica al estudio científico de aquello que hace que las
personas o comunidades prosperen saludablemente y lleven lo que podemos llamar una buena
vida.

Martin Seligman: el surgimiento de la psicología positiva


La psicología positiva surgió a finales de la década de los noventa gracias a los trabajos del
psicólogo Martin Seligman, fundador de esta disciplina. Desde entonces, son muchos los
estudios que se han llevado a cabo en diversas áreas de conocimiento relacionadas con la
psicología positiva, como la esperanza, la felicidad, las fortalezas del carácter, los valores, las
relaciones positivas, la resiliencia, etc.
Por supuesto, la psicología positiva no ignora los problemas o los trastornos psicológicos, sino
que viene a complementar la psicología tradicional como una rama más de conocimiento y
estudio del ser humano desde una nueva perspectiva.

Una persona puede no estar deprimida ni tener ningún problema emocional o trastorno
psicológico, pero aún así puede que tampoco sea feliz. Es decir, la ausencia de dolor no
implica felicidad. Y la pregunta que se hace la psicología positiva es precisamente esta:

¿Qué hace que alguien sea feliz y lleve una vida plena y digna de ser vivida?
No debemos confundir la psicología positiva con el “pensamiento positivo” como corriente de
autoayuda que ha dado lugar a numerosos libros. La psicología positiva es una rama de
la psicología y, por tanto, es una ciencia cuyas conclusiones están basadas en estudios e
investigaciones realizadas por psicólogos y no defiende que haya que pensar en positivo en
todo momento, ni negar la realidad. Hay momentos en los que conviene tener un pensamiento
algo más negativo o realista o no ser demasiado optimista. Por ejemplo, si entras en un casino
tal vez no te convenga ser demasiado optimista respecto a tu suerte, porque puedes acabar sin
dinero. Y si eres controlador de vuelo, más vale que tampoco seas optimista en exceso o
podrías perder algún avión durante una tormenta.

¿Qué ha descubierto la psicología positiva?


Algunos de los descubrimientos más interesantes de la psicología positiva son los siguientes:

 El modo como una persona responde cuando su pareja comparte con ella una buena
noticia, está relacionado con el compromiso en la relación, el amor y la satisfacción
con la relación y es más importante que el modo en que responden ante las malas
noticias.
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 Ser feliz hace que se produzcan más cosas buenas en la vida de una persona, porque
la felicidad hace que las personas obtengan resultados más positivos en todas las
áreas de su vida y tengan también relaciones más satisfactorias. La felicidad trae
más felicidad.

 El trabajo que una persona realiza es una fuente de sentido y propósito en la vida,
siempre y cuando estés haciendo un trabajo que te guste y te haga sentir bien.

 El dinero no hará que seas mucho más feliz, a no ser que te lo gastes en los demás.

 El mejor día de tu vida es aquél en que te sientes competente, autónomo y conectado a


otros.

 Las actividades que te hacen feliz en pequeñas dosis (comer, ir de compras, sexo) no
hacen que te sientas más feliz a largo plazo o a nivel general, sino tan solo durante el
momento en que dura esa experiencia. La verdadera felicidad se obtiene de las
llamadas experiencias óptimas.
 Mostrar gratitud (dándonos cuenta y apreciando las cosas buenas que tenemos en la
vida) mejora el bienestar, la satisfacción personal y la felicidad, aumenta la
autoestima, incrementa la conducta ética y ayuda a afrontar el estrés, los traumas y
la adversidad.

 Observar a otras personas hacer buenas acciones produce un estado llamado


elevación, que te lleva a querer hacer cosas buenas a ti también.

 Cuantas más emociones positivas experimentes, más tiempo vivirás y mejor.

¿Cómo usar la psicología positiva para alcanzar tus metas o cambiar tu vida?

La psicología positiva puede servir como una guía que te indica cuáles son los
comportamientos, actitudes, valores, formas de pensar, etc., que debes desarrollar para ser
más feliz y llevar una vida más satisfactorias en todos los sentidos.

Para ello, has de empezar por tener presente un principio muy simple: lo que das a los demás o
al mundo es, por lo general, lo que recibes; es decir, si eres amable con los demás, tendrás
muchas más probabilidades de que los demás lo sean contigo. Si eres una persona positiva, no
solo te rodearás de gente positiva sino que, además, las personas más positivas suelen tener
mejores trabajos, mayores ingresos, relaciones más satisfactorias y mejor salud.

Por supuesto, esto no significa que, si eres una persona positiva, no te vaya a pasar nunca
nada malo. Nadie está libre de los malos momentos o el sufrimiento. Sin embargo, ante las
malas experiencias, las personas más positivas reaccionan también de modos más positivos.
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Es decir, no ven catástrofes sino inconvenientes o problemas, buscan soluciones, piden ayuda
si la necesitan y utilizan la experiencia como indicio de que deben cambiar algunas cosas y
para aprender y crecer.

Las personas positivas


Las personas positivas a las que me refiero en este artículo serían aquellas que cultivan en un
alto grado las características que estudia la psicología positiva (las llamadas fortalezas del
carácter) y que ayudan a las personas a tener vidas más plenas y satisfactorias. Algunas de las
características de estas personas serían:
- Las personas más positivas se preocupan por sí mismas y por satisfacer sus deseos, pero
también se preocupan por los demás, no son egoístas, se esfuerzan por conocer a los demás,
sus opiniones, sus sentimientos o las cosas que valoran, y procuran ser justos y amables con
los demás. Eso hace que sean especialmente valorados por otras personas, se sientan
queridos y cuenten con gente que les ayude en momentos difíciles. Al fin y al cabo, suelen
recibir lo que dan.

- La mayor autoconfianza de las personas positivas hace que sean más autosuficientes y que
crean más en su capacidad para afrontar los tiempos difíciles o solucionar sus problemas, y no
suelen venirse abajo con facilidad ante los reveses de la vida. Es decir, tienen una imagen
positiva de sí mismos, viéndose como capaces y competentes. Eso hace que se asusten
menos ante los problemas de la vida que la persona que se ve a sí misma como incompetente
e incapaz de afrontarlos.

- La vitalidad y el entusiasmo son cualidades que suelen formar parte también de las personas
más positivas. Son optimistas y aman la vida, saben disfrutarla, saben divertirse, vivir,
descubrir, aprender y sacar partido de lo que la vida puede ofrecerles. Eso hace que sean más
felices.

- Las personas más positivas tienen también una mejor relación consigo mismas, y con sus
emociones, pensamientos y conductas, se esfuerzan por conocerse y saber lo que sienten, se
aceptan como son, tienen una buena capacidad para regular sus emociones y se relacionan
bien con ellas, en vez de temerlas o verse dominados por ellas.
- Las personas positivas establecen metas realistas y se implican en ellas a todos los niveles:
pensamientos, conductas, emociones. Además, son más perseverantes, lo que hace más
probable que no abandonen al primer obstáculo y que, como consecuencia, alcancen sus
metas. Saben lo que quieren pero no se limitan a desearlo o a soñar, sino que crean un plan de
acción para conseguirlo y lo siguen aunque sea duro y aparezcan obstáculos.
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Todo esto no es simplemente un modo de ser con el que algunos tienen la suerte de nacer,
sino que son modos de comportarse, de pensar, de actuar o de ver la vida que pueden
aprenderse y desarrollarse.

¿Cuál es el mejor modo de ser más feliz?

La búsqueda de la felicidad puede ser una trampa de doble filo ya que cuando las personas se
proponen ser más felices sin tener claro cuál es el modo adecuado de conseguirlo, pueden
acabar siendo, de hecho, más desgraciados.

Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de California mostró que cuando se pedía
a un grupo de personas que intentaran sentirse felices mientas veían una película agradable
acabaron sintiéndose peor que aquellos a los que tan solo les pidieron que vieran la película.

Cuando las personas están demasiado preocupadas por ser más felices o cuando se lo


imponen a sí mismas (“debería ser feliz”) solo consiguen volverse más desgraciadas.
La felicidad no es un estado que alcances tan solo con proponértelo sino que procede de las
actividades que realizas a lo largo del día y, sobre todo, los motivos por los que las realizas. La
clave está en hacer cosas que nos generen sentimientos positivos. Pero incluso aquello que
habitualmente te hace sentir bien puede producirte malestar si lo haces del modo equivocado.

Por ejemplo, si tienes hijos pequeños, jugar un rato con ellos puede aportarte sentimientos muy
positivos y hacerte feliz pero si juegas con ellos como una especie de obligación, mirando el
reloj porque tienes muchas cosas que hacer, pensando en algún problema o con sentimientos
contradictorios (deseando, por un lado, estar con ellos y, por otro lado, con gran nerviosismo
porque no tienes tiempo), entonces difícilmente te va a hacer feliz esa experiencia.

Nos sentimos felices cuando hacemos cosas que nos gustan y las hacemos porque lo
deseamos, libremente y entregándonos totalmente a la experiencia (es decir, con mindfulness)
y no con la cabeza en otra parte. Si somos capaces de planear unas pocas actividades de este
tipo al día y llevarlas a cabo del modo descrito, podemos hacer que nuestro nivel de felicidad y
satisfacción aumente.
Cuando la mayor parte de las horas del día están llenas de obligaciones, compromisos, tareas
desagradables o simplemente neutras que no generan emociones positivas y cuando las pocas
experiencias positivas que experimentas las vives sin estar del todo presente, con la cabeza en
tus obligaciones y problemas, vivirás un día carente casi por completo de emociones positivas,
que son precisamente las que te hacen sentirte feliz.
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Resumiendo, cuantas más emociones positivas vivas a lo largo del día más feliz serás. Y para
vivir emociones positivas necesitas vivir experiencias capaces de provocarlas y entregarte a
ellas totalmente.

Las personas que buscan la felicidad de este modo, es decir, buscando experiencias
agradables como parte de su vida diaria, son más felices, sienten más emociones positivas y
menos emociones negativas, tienen menos síntomas de depresión y se sienten más
satisfechas con sus vidas.

Por el contrario, las personas que luchan por sentirse bien en todo momento, como si quisieran
usar tan solo su fuerza de voluntad para estar felices y satisfechos a todas horas, acaban
siendo más infelices.

Emociones Positivas

La positividad es una elección de vida, la gente que desarrolla esta cualidad generalmente
tiene un desempeño superior en las diferentes esferas de su vida. Las emociones positivas que
mencionamos en este artículo son objeto de las mayores investigaciones a nivel científico y, la
Dra. Barbara Frederickson  PH. D - ganadora del “Highest Templeton prize in Positive
Psychology”- después de años de  estudiar las experiencias emocionales de cientos de
personas  (estudiantes universitarios, hombres de negocios y mujeres en la mitad de la vida)
considera que estas 10 formas de positividad son las que  “colorean” más frecuentemente  el
día a día de la mayoría de las personas y, que el cultivarlas tiene un efecto directo en nuestro
bienestar.

Alegría: Sucede en un instante, cuando nos encontramos en un ambiente familiar y seguro. 


Aparece en aquellos momentos “perfectos” (un domingo con la familia, una felicitación
inesperada) donde sentimos que   las cosas son exactamente como deberían de ser y estamos
justamente donde deberíamos estar. 

Gratitud: Es un momento en el que te das cuenta que alguien hizo mucho más por ti de lo que
era necesario, tal vez un vecino, un maestro o un mentor. La gratitud abre nuestros corazones
y activa en nosotros el botón de la “’reciprocidad” genuina que nos mueve a hacer algo por
aquella persona que nos hizo tanto bien.

Serenidad: Al igual que la alegría, la serenidad se da en un ambiente familiar y seguro, pero es


una versión mucho más relajada, sostenida y sutil. Se disfruta cuando estamos totalmente
presentes y conscientes de lo que estamos viviendo, desde disfrutar al comer un  antojo, hasta
estar completamente inmersos en un momento de contemplación.

Interés:  Es un estado más elevado donde algo nuevo llama nuestra atención inspirándonos y
provocándonos fascinación y curiosidad.  A veces se despliega como un abanico de nuevos
retos que te permite mantener en crecimiento tus habilidades; esto nos mantiene despiertos,
vigorizados y sintiéndonos realmente vivos.

Esperanza:  Aunque la positividad se genera cuando te sientes seguro y familiar, la esperanza


es la excepción. Esta se genera cuando las circunstancias son difíciles o adversas y nos
ilumina como un faro de luz, que refuerza nuestra creencia de que todo puede cambiar y
mejorar.

Orgullo: Es una de las emociones catalogadas como de “auto-conciencia”, y muchas veces


tiene una connotación negativa al asociarlo con los pecados capitales como la soberbia.  Si se
mantiene balanceada con algo de humildad, su positividad está en  que nos  permite atribuirnos
los logros que resultan de un esfuerzo genuino y de un trabajo duro. 
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Diversión:  La encuentras en  aquello que te hace reír y te permite la recreación; es a veces
una inesperada chispa que brota de manera espontánea y que te ayuda a cambiar o a
“refrescar” tu perspectiva.

Inspiración: es como una bocanada de oxígeno que toca tu vida, tu corazón y tu mente
exaltando tu imaginación, tu creatividad y tu motivación. Sentirse inspirado por algo o alguien
dispara tu atención y le da calidez a tu corazón.

Asombro: Se origina al reconocer la sensación de estar en presencia de algo mucho más


grande que nosotros mismos. Puede darse al contemplar un atardecer, al observar la vía láctea
o al sostener la cabeza de un recién nacido, esos momentos de magnificiencia y belleza
recargan nuestra energía.

Amor: Es la emoción positiva más frecuente y abarca todas las anteriores. Cuando sentimos
amor nuestros cuerpos tienen una reacción biológica que incrementa nuestros niveles de
oxitocina y progesterona, aumentando nuestra sensación de bienestar y reduciendo nuestro
nivel de  estrés, lo que sin lugar a dudas  mejora nuestra salud y  calidad de vida.

Moños de la Gratitud

Propósito: Al finalizar la actividad los alumnos experimentarán con mayor conciencia el


sentimiento de gratitud, por medio de la dinámica de los moños de la gratitud, con el fin de que
expresen dicho sentimiento con mayor frecuencia a quien genere dicho sentimiento y se
sientan con mayor bienestar en su vida diaria.

Área de aplicación: Alumnos y profesores de nivel bachillerato del Instituto Tepeyac Campus
Cuautitlán.

Duración de la Actividad:

Presentación por grupo: 20 minutos aproximadamente.


Tiempo de entrega de moños: 3 semanas

Requerimientos:

 Carrete de 90 metros de listón blanco


 5 hojas azules
 Impresora
 Pistola de silicón
 4 barras de silicón
 Seguritos metalicos
 Canasta o recipiente de vidrio
 Pizarrón
 Marcadores para pizarrón blanco

Con dicho material se realizaron 720 moños, con la leyenda de “Tú eres importante”

Instrucciones para aplicar la actividad:

El director del instituto, acompañado de una servidora visitarán a cada grupo de la Preparatoria
y se les dará una breve explicación de lo que es la Psicología Positiva y las 10 emociones
positivas según Barbara Fredrickson, para llegar a la Gratitud y de este modo explicar la
importancia de dicha emoción y de las ventajas que trae a nuestras vidas, experimentarla con
mayor frecuencia y conciencia.
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Posteriormente se les explicará en qué consiste la actividad de los moños.

Se les pondrá un moño en la solapa a cada alumno, y se le dirá, viéndolo a los ojos. “Tú eres
importante” y posteriormente se le entregarán 3 moños en la mano, para que ellos le entreguen
1 a una persona a la cual ellos estén muy agradecidos y que sea importante para ellos, al
mismo tiempo que le dicen por qué es que es una persona especial y le agradecen por estar
con ellos, apoyarlos, acompañarlos, etc.

Posteriormente entregarán los 2 moños restantes en su mano, para que esta persona entregue
1 moño a una persona especial en su vida, y por último le entregue el moño restante para que
ella repita la dinámica una vez más.

Aplicación de la actividad:

Se acudió a 9 grupos de entre 25 y 30 alumnos cada uno, donde se dio la explicación de la


Psicología Positiva, las emociones positivas según Barbara Fredrickson, y la importancia de la
Gratitud en nuestras vidas.

Posteriormente se les colocó el moño con la leyenda “Tú eres importante”, se les entregaron
los 3 moños restantes y se les explicó la dinámica de la Gratitud.

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