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El Placer de La Historia Por Jose J Blanco

El documento discute el placer que puede encontrar un historiador en su trabajo, a pesar de los desafíos. El autor argumenta que hacer historia puede ser una actividad placentera que permite una realización personal y distancia al historiador de la cultura dominante. También sugiere que el conocimiento histórico ofrece una forma de libertad individual y que el placer de la historia radica en poder recuperar parte del control sobre uno mismo frente a las interpretaciones impuestas.

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El Placer de La Historia Por Jose J Blanco

El documento discute el placer que puede encontrar un historiador en su trabajo, a pesar de los desafíos. El autor argumenta que hacer historia puede ser una actividad placentera que permite una realización personal y distancia al historiador de la cultura dominante. También sugiere que el conocimiento histórico ofrece una forma de libertad individual y que el placer de la historia radica en poder recuperar parte del control sobre uno mismo frente a las interpretaciones impuestas.

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principios y causas sociales, para denunciar esto y mejorar aquello, y

HISTORIA, ¿PARA QUÉ? también porque es placentero hacerlo. Generalmente el historiador es


PEREYRA, CARLOS y otros
Vigésimo primera edición, 2005 un gozón de su trabajo; aun con todas las tragedias, farsas, atolladeros,
México: Siglo veintiuno editores. callejones sin salida aparente, comedias y rechiflas del oficio, el
Páginas de la 75-89 historiador sigue con lo suyo por el gusto. Creo que en su capacidad de
placer está una de las mayores fuerzas de la historia.
José Joaquín Blanco
EL PLACER DE LA HISTORIA Lo que quisiera preguntarme aquí es por qué la historia, en un marco
social de trabajos enajenantes y despersonalizados, es capaz de ser un
¿Para qué la historia? Un lector neto –aquel que ha dado a la lectura trabajo placentero, y qué tanto influye el placer de la historia en su
una posición total en su vida-, si entrara en confianza y en lugar de desarrollo como trabajo: por ejemplo: distanciando al historiador
definir su concepto de la historia describiese su íntima aventura en ella: verdadero de la cultura dominante, de la vida establecida y lanzándolo
los ratos plácidos, exaltados e incluso tediosos (como cualquier otra al rescate arqueológico o a la invención o proyección de ciertas utopías.
cosa cotidiana) que autobiográficamente ha tenido con ella, podría dar En este sentido, no encuentro diferencia alguna entre historia y
como respuesta su verdad privada, diaria, durante muchos años: porque literatura, ni entre la historia y las artes, ni entre la historia y algunos
esa actividad ayuda a vivir, a la alegría y aun al rapto intelectuales; casos épicos de la ciencia.
porque es de suyo placentera - e s t o es, permite una feliz realización Evidentemente lucubraciones como la que estoy proponiendo son que
del cuerpo que la hace o la estudia- y, sobre todo, porque lo es tanto, y ni mandadas a hacer para el disparate, y por afán síntesis o desvelado
con una adición tan incurable, que muchos hombres a lo largo de los entusiasmo no podrán eludir la generalización improcedente o
siglos la han encontrado aventura suficiente, incluso interminable o afirmaciones hiperbólicas a toda orquesta. Pero, en fin, la historia
imposible, de sus vidas. también tiene a menudo que vérselas con algún despropósito.
El placer de la historia: no me refiero a esa calamitosa tradición en (Cómo es que surge, en los Últimos siglos, la posibilidad de que un
nuestra cultura del diletantismo decimonónico; la aristocracia del dato y historiador se distancie de la cultura dominante de su época y de
de la heráldica, el prestigio ornamental del historiador como su clase, por fidelidad a su trabajo? ¿O que su trabajo le haga dar la
coleccionista de bibelots monárquicos, la sabihondez regida por las razón a otra clase, otro partido, otra nación, otra religión? No por
nóminas en letra pulguita de las dinastías, los dioses, las batallas con sus relativas que sean esa distancia y esa razón, ni por escasos que resulten
minuciosas estrategias y regimientos, que durante tanto tiempo privó los nombres contestatarios frente a la turba de los dóciles, puede
en la práctica y la enseñanza de la historia, desmovilizando y negarse la capacidad intrínseca del trabajo histórico de llegar a
desvitalizando textos y gentes, y que admitió retratos y parodias de enemistar a su estudioso con las instituciones, prejuicios y mitos
todos nuestros humoristas (la historia dizque disfrutada en acedas dominantes. De ahí, creo, la represión que sufre la historia en los
tertulias ociosas); sino a una de las escasas actividades que permiten regímenes totalitarios (al igual que la literatura, las ciencias, las artes
una más amplia y estimulante realización personal. independientes) y la abrumadora contraofensiva publicitaria en los
Se hace historia para avanzar en la interpretación del mundo, para democráticos capitalistas)
transformar la sociedad, para participar políticamente, para defender

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Cuando los aztecas se fortalecieron, Tlacaélel mandó quemar las prevalecimiento de la interpretación opresora es necesario el
crónicas y los archivos, para inventar una historia conforme al nuevo exterminio de las demás interpretaciones colectivas (historia obrera,
poderío. Todos los sistemas han hecho más o menos lo mismo: la campesina, de minorías étnicas, etc.) ; podrá apreciarse que no es daño
práctica cotidiana de la historia se vuelve mitológica, falsa; se menor una obra personal, o de pequeño grupo, que se oponga a
desmoviliza a la gente con una propagación intensiva de una historia aquélla. Y encontramos entonces que una vez exterminadas o
falsificada conforme a los intereses prevalecientes. Y al contrario de sus desmembradas las otras historias, un sistema dominante empieza a
desafortunados conciudadanos, el historiador es quien si está en el sufrir disidencia dentro de sus propios cuadros intelectuales, cuando
secreto de la verdadera historia. Esto de suyo, constituye un rasgo determinados autores optan por la verdad histórica que van
incendiario: da una superioridad individual frente al poderoso: el descubriendo en su propio trabajo; y que no pocas veces han facilitado,
historiador puede demostrarle que miente, y cómo; además, este en algún sentido, y aun decisivamente, la toma de conciencia de
conocimiento es liberador: el historiador es uno de los escasos grandes grupos sociales que, de este modo, avanzan en su propia
ciudadanos que puede tener una visibilidad concreta de la ubicua red constitución como fuerzas beligerantes.
opresora. En suma, el conocimiento de la historia es una puerta de Es decir, la cultura dominante muchas veces se ha visto minada desde
escape de la práctica enajenante de la historia falsificada para la sus propios archivos, por sus propios profesores, investigadores y
opresión general. estudiantes, que en lugar de fortalecerla, enfilan hacia la creación de
Y en gran medida, el placer de la historia es su posibilidad de libertad interpretaciones disidentes, que pudieran ser apoyo de nuevas fuerzas
personal, relativa y enclaustrada si se quiere, mas no por ello menos sociales, precisamente contra las cuales se había falsificado la versión
insólita, y de construcción de opciones personales. A través de la establecida de la historia. En el gusto de historiar algo hay de material
historia puede arrebatarsele al menos parte del propio cerebro a la rebelde.
cultura dominante: el placer de constarse un poco más sujeto de la Recobrar un poco la propia individualidad, la propia persona; instaurar
propia vida y un poco menos objeto de designios impuestos. algunas brechas de francotirador contra la historia dominante, es decir,
Otro privilegio de la actividad histórica es la arrogancia. Cuando un buen no sólo ganarse uno mismo como sujeto recobrado, sino hasta como
historiador lanza su interpretación contestataria contra la falsificación módico combatiente, son algunos de los privilegios vitalistas del placer
establecida de la realidad, no está haciendo un gesto menos altivo que de la historia…
el de Mallarmé cuando arroja el "golpe de dados" de la poesía contra la No sólo discutir su concepto, su procedencia o viabilidad ulteriores,
cultura burguesa. sino su eficacia como opción vital, como destino personal que valga la
El autor (científico, artístico, humanístico) es quien se atreve a la hybris pena la apuesta de toda una vida concreta. Desde luego, en contra de la
de edificar una interpretación diferente, propia; y oponerla a la tendenciosa y publicitadísima imagen del historiador-ratón-de-
interpretación canónica en vigor. De ahí, posiblemente, la desconfianza biblioteca, prevalece la del hombre que encontró en la historia una
de los poderosos hacia los autores por "anarquistas": resquebrajan, amplia, activa aventura. La del autor, si se quiere, como hombre de
abren brechas, importunan, descubren, desempolvan datos ocultos, acción, gozón y nervioso.
inauguran atajos. Se ha dicho que la era tecnológica nada tiene que envidiarle en cuanto
Si se considera que es política común destruir e impedir la historia de las oscurantismo, fe ciega y supersticioso explicarse de la vida diaria, a la
clases oprimidas, de las minorías y de la disidencia; que para el imagen más denigratoria que pueda concebirse de la Edad Media: el

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ciudadano confía en las elecciones, en el enigmático funcionar del consorcios; volviéndolos inteligibles, esto es, arrebatándoles su
refrigerador o la televisión, en la división de las clases, en la contabilidad prepotencia mítica para reducirlos a la dimensión humana, cosa de
de cargos y abonos de los bancos, en los cambios de la moneda y las hombres combatible por hombres.
fluctuaciones del oro, en la distribución urbana y hasta en las minucias Pero, además, el historiador y el amante de la historia tienen otro
de la moda, con no menor ignorancia que aquella con que los masones privilegio: el de decidir en qué actualidad viven. El sistema trata de
describían a la Edad de las Tinieblas. abarcar a todo mundo en una actualidad masificada, intereses y formas
El historiador busca una explicación documental y racional, y al irla dirigidos, uniformados y organizadamente dispuestos. Le seria imposible
encontrando y tejiendo, rompe la supersticiosa naturalidad -"las cosas dominar a millones de individuos diferentes cada cual de su vecino. Los
son como son y no hay más"- con que se nos hace resignamos a la vida tótems y tabúes, las angustias y esperanzas, las fobias y las manías se
impuesta; al ir comprendiendo qué intereses fueron conformando las entretejen en una uniformada actualidad opresora: todo mundo a
fronteras geográficas del país, la jerarquización de clases y grupos, la pensar lo mismo y del mismo modo al mismo tiempo. En este mes hay
aparición o extinción de instituciones y sus modalidades, la que preocuparse por los rehenes norteamericanos en Irán y olvidarse de
conformación del poder y del capital, el encadenamiento de la gama las masacres de Vietnam, porque los hechos y las ideas se vuelven
social, uno se descubre viviendo una cultura diferente, esto es, expedientes a los cuales dar el carpetazo. El pasado se desvincula del
pensando en diferentes cosas, con un lenguaje diverso, con otros presente, una mera atmósfera de sombras fantasmagóricas sin
códigos. causalidad ni consecuencia; y a la gente no le queda más que acudir a
Uno se vuelve de inmediato un receptor defectuoso de los mensajes del las consignas presentes del poder actual.
poder y poco a poco, en emisor de otros mensajes: en creador. ¿Para qué la historia, entonces? Está la respuesta pública: para
J? Y toda creación significa cierto poder, una fuerza que no por pequeña interpretar mejor el mundo, para cambiar la vida, para reconocer raíces
deja de influir en la correlación general, tanto más cuanto, en el caso de y procesos, para defender algunas verdades, para denunciar los
la historia, tiene que ver directamente con los textos sagrados del mecanismos de opresión, para fortalecer luchas libertarias.
sistema, con los datos fundamentales, con las instituciones básicas, con Y la privada: para vivir días que valgan la pena, alegres y despiertos.
los mitos egregios. El sistema ve con recelo que los guardianes de su Ciertamente los alumnos de las aulas históricas responderían que en
tesoro ideológico sean precisamente los menos confiables de la corte, y nada se parece un cuadro tan lírico al tedio de los rollos de sus
a la vez sus únicos depositarios. Así ocurre el filo de la navaja muy profesores; y los tipógrafos pedirían que tal efusividad se la hicieran
repetido en la historia del intelectual (y sobre todo del intelectual de la efectiva, en vez de masacrarlos, con la indigestión abrumadora de
vida social, del acervo colectivo) como nudo y en ocasiones hasta motor tonelajes de cuadros estadísticos, notas de pie de página, parrafadas en
de transiciones. espeso naufragio, terminajos que vaya usted a saber qué. Y no quedaría
Frente a la arrogancia del capital y del poder, el historiador seria una más recurso que citar a Borges con aquello de que "la práctica
especie de alquimista o mago que, como en otros tiempos explicara deficiente no invalida la sana teoría". Y proponer un mayor énfasis en la
por qué se producen las lluvias y enfermedades, ante la atonita mirada importancia del placer en el trabajo histórico, de divertirse haciendo
de quienes los daban por supuesto. ahora explicara –sacando conejos historia; y emocionarse y saber divertir, emocionar y gozar a los lectores
del sombrero- el artificio, la cotidianeidad, la mecánica concreta de con quienes se comparte ese trabajo.
sueldos, asentamientos humanos, grupos politicos, huelgas, precios,

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Pues cuando la historia se oficializa en estatuas, se epopeyiza sin saber sobre todo en sus niveles profundos, ocultos, marginales o
bajarse nunca de la tribuna del mitin, se comisariza en cláusulas ninguneados.
partidarias o se cubiculiza en la improbable inteligencia exclusiva del Y en ambos tesoros escondidos hay cierta combustión de utopías, no
erudito; cuando pierde contacto con el cuerpo que la crea y los cuerpos meramente programáticas o conceptuales, sino perfectamente capaces
que habrán de vivirla a través de la lectura y la discusión; en fin, cuando de liberar parte de su calidez en el momento de entrar en contacto con
se vuelve asignatura o disciplina técnica, pierde sus capacidades de ellas a través del trabajo; un trabajo que entrevere el servicio con la
libertar, regocijar, emocionar, independizar y desmitificar. gozosa realización vital del cuerpo del trabajador. En los asomos al
Mientras la historia sea, como la literatura o las artes, como algunos paraíso se fantasearía con una creación colectiva de la historia, ahora
espacios sobrevivientes de las ciencias, un trabajo placentero de suyo, delegada al historiador individual; como se ha fantaseado en una
liberador de suyo, podrá admitir la respuesta privada: hacer historia creación colectiva de artes y ciencias, de modo que el trabajo gozón no
porque es una espléndida manera de vivir la propia vida, uno de los sea privilegio restringido a pocas personas, y el matado y
escasos trabajos que permiten una realización más plena del cuerpo del deshumanizado condena de todos los demás.
trabajador; en contra de otros tipos de trabajo, en que uno se mata a lo Pero, por lo pronto, la historia no debe perder su privilegio, su reino de
idiota para buscar realizaciones espurias y deprimentes a través del una actividad hermosa de suyo; y habría que estimular las obras
mero salario, previamente esclavizado en un consumo igualmente históricas que da gusto leer, que dinamizan y emocionan, con
espurio. Una visión romantiquísima de la historia. En la que la sensualidad y humor, con todas sus manías y excentricidades. Las
imaginación (incluso la más delirante) siga siendo instrumento. Porque, ciencias han perdido ya en gran medida esos privilegios: el poder las ha
para terminar, ha habido épocas -y creo que es regla en cualquier invadido y burocratizado para mejor utilizarlas; a cada vez menos
tiempo del mejor trabajo histórico en que la imaginación es motor y científicos se les permite su realización humana en su trabajo, y cada
producto del trabajo histórico. Porque al ser llevado, por el placer y la vez se parecen más a los sobrexplotados obreros de una ensambladora
amplitud liberadora de su trabajo, al deseo de ciertas utopías, a la de carros; ya es casi imposible hacer clencia como aventura,
visualización de mejores formas de vida, de mundos más habitables, independiente y libremente. Con la historia sí se puede, y la mera
esta efusividad o este impulso influyen en la labor histórica; y se existencia de un trabajo diferente mantiene la idea fija en muchas
reinventa (por muy rigurosa que sea la reconstrucción) Grecia, por utopías revolucionarias de transformar las demás actividades laborales,
ejemplo, o ciertos episodios prehispánicos, consciente o que siguen caracterizándose por el mero "sudor de la frente" y la
inconscientemente, como una subrepticia proposición de un mejor menguada retribución de un salario (para que "la frente" siga sudando
futuro. O se rescatan espacios entusiasmantes encontrados en otras más).
culturas, o en culturas oprimidas y marginales: aspectos de la vida El aspecto de la historia como un trabajo gratificante en sí, realizador en
campesina, movilizadores perfiles de episodios obreros, sesgos sí, placentero de suyo, no es una de .las menores razones para hacerlo.
reveladores de la humanidad coartada que de pronto brota en la
historia de los manicomios, los bamos, las cárceles, los petos.
Al poeta se le da acceso a las mejores palabras de la tribu, al lenguaje
que en la actualidad impuesta se niega; al historiador a los hechos,

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