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Cuestiones de Responsabilidad Entre Dispositivo Penal - Máximo Sozzo

Este documento discute la relación histórica entre el sistema penal y el sistema psiquiátrico en Europa, Estados Unidos y Argentina desde el siglo XIX. Explica que inicialmente se consideraba que los "locos-delincuentes" no eran responsables penalmente debido a su falta de razón. Sin embargo, con el desarrollo de la psiquiatría en el siglo XIX, la esfera de irresponsabilidad penal se amplió para incluir formas menos evidentes de locura. Esto llevó a la medicalización del delito y la patologización del delinc

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Cuestiones de Responsabilidad Entre Dispositivo Penal - Máximo Sozzo

Este documento discute la relación histórica entre el sistema penal y el sistema psiquiátrico en Europa, Estados Unidos y Argentina desde el siglo XIX. Explica que inicialmente se consideraba que los "locos-delincuentes" no eran responsables penalmente debido a su falta de razón. Sin embargo, con el desarrollo de la psiquiatría en el siglo XIX, la esfera de irresponsabilidad penal se amplió para incluir formas menos evidentes de locura. Esto llevó a la medicalización del delito y la patologización del delinc

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DOSSIER DELITO

sociedad
Revista de Ciencias Sociales

A manera de epílogo.
Cuestiones de responsabili-
dad entre dispositivo penal
y dispositivo psiquiátrico.
Materiales para el debate desde
Argentina.

Máximo Sozzo
(UNL/UBA).

Toda la historia de la intersección entre


dispositivo penal y dispositivo psiquiátrico
puede interrogarse a partir del prisma de
las cuestiones de responsabilidad no sólo
en Europa Continental y en el mundo an-
glosajón sino también en la Argentina.
El momento constitutivo de la relación
entre psiquiatría y justicia penal en aque-
llos horizontes culturales atravesó la pri-
mera mitad del siglo XIX (Cfr. Foucault,
1978 y 1989; Foucault et al. 1976; Castel,
1980; Dórner, 1975; Alvarez Uría, 1983;
Gonzalez y Gonzalez, 1994; Peset, 1983)
y en el nuestro la segunda mitad de ese
mismo siglo (Cfr. Vezzetti, 1985; Salessi,
1996, Sozzo, 1998 y 1999) y estuvo signada
por una fuerte continuidad con la tradición
jurídica occidental que, desde el derecho
romano clásico, contemplaba la irrespon-
sabilidad penal del loco-delincuente. El
ejemplo paradigmatico en esta dirección fue
el Código Penal francés de 1810 que en su
164 Máximo Sozzo

artículo 64 señalaba: "Il n'y a ni crime ni tinental y en el mundo anglosajón y en la


delit lorsque le prevenu etait de démence segunda mitad de ese mismo siglo en la Ar-
au temps de l'action ou qu'id a ete contraint gentina, se desarrolló un proceso de ensan-
par une force á a laquelle il ná pu resister". chamiento de la esfera de la irresponsabili-
El primer Código Penal Argentino (1886), dad penal del loco-delincuente, paralela-
en su art. 81 inc. 1 establecía -siguiendo mente a la consolidación de la intersección
las reglas de Las Partidas, vigentes hasta entre dispositivo psiquiátrico y dispositivo
esta fecha en nuestra geografía desde la penal (Sozzo, 1998 y 1999).
época colonial, en virtud de haber sido El ensanchamiento de la esfera de la
receptadas por la Novísima Recopilación irresponsabilidad penal del loco-delincuen-
de 1587- que están exentos de pena: "El te tuvo como presupuesto el desarrollo del
que ha cometido el hecho en estado de lo- código teórico de la naciente medicina
cura, sonambulismo, imbecilidad absoluta mental (cfr. Foucault, 1978; Foucault et al.,
o beodez completa e involuntaria; y gene- 1976; Castel, 1980; Alvarez Uría, 1983;
ralmente, siempre que el acto haya sido González y González, 1994; Dórner, 1975).
resuelto y consumado en una perturbación Se produjo una transición de una concep-
cualquiera de los sentidos o de la inteligen- ción de la locura que, en sus variadas for-
cia, no imputable al agente y durante el cual mas, se definía siempre como defecto de
este no ha tenido conciencia de dicho acto las facultades intelectuales que se manifes-
o de su criminalidad". taba a través de signos exteriores evidentes
La construcción iluminista del derecho para cualquier ojo inteligente -decía
penal (teórica, normativa y práctica) repro- Georget todavía en 1820: "no hay manía
dujo el postulado tradicional sobre nuevas sin delirio" (en Castel, 1980, p.181)- y que
bases que se identificaban como los pilares era en lo sustancial la visión propia de la
de un "modelo de derecho penal de acto u medicina general receptada por la tradición
objetivo" (Ferrajoli, 1989). Una nueva ra- jurídica occidental -el juez era uno de esos
cionalidad política frente a la cuestión cri- ojos inteligentes-; a una concepción de la
minal: la imagen contractual del delincuen- locura, que a partir de los conceptos de
te como un sujeto racional, capaz de elegir monomanía y locura moral -primero- y de
entre el bien y el mal a través de un cálculo degeneración -después- abrió la posibilidad,
de costo-beneficio, que una vez que decide en primer lugar, de la "existencia" de una
libremente, actúa voluntariamente y, por locura como delirio parcial, es decir, des-
ende, "se hace responsable" y/o "debe ser orden de las facultades intelectuales referi-
hecho responsable" de sus acciones nega- do exclusivamente a un solo objeto y, en
tivas con respecto al derecho penal -que tra- segundo lugar, de la "existencia" de una
duce visiblemente las reglas del pacto so- locura como afectación de las facultades
cial- a través de la imposición del castigo morales o volitivas que deja intactas las fa-
legal. La ausencia de razón determina la cultades intelectuales -locuras que no son
privación de libertad y voluntad y, por ende, evidentes, que requieren no sólo un ojo in-
de responsabilidad: no corresponde pena teligente sino un ojo especialista, capaz de
alguna, el sobreseimiento o la absolución descubrirlas, diagnosticarlas y tratarlas: el
dejan libre al loco-delincuente. alienista o medico mental.
Sobre el fondo de esta continuidad con Las razones de esta transformación en
la tradición jurídica occidental, en la pri- el código teórico de la medicina mental
mera mitad del siglo XIX en Europa Con- deben buscarse, como ha sostenido Foucault
A manera de epílogo. Cuestiones de responsabilidad entre dispositivo penal... 165

(1978, 1990), en las transformaciones in- En todos estos casos judiciales, los mé-
ternas del dispositivo psiquiátrico en el mar- dicos mentales como médicos especialis-
co del auge de la disciplina como tecnolo- tas intervinieron en el debate para determi-
gía de poder en la sociedad moderna. Para nar los motivos del delito, con las herra-
el dispositivo psiquiátrico constituyó una mientas del código teórico renovado del
invención conceptual que permitió alentar alienismo, introduciendo las nociones de
la extensión del umbral del ejercicio del monomanía, locura moral o degeneración
saber-poder por parte de su cuerpo profe- e iniciando "desde abajo" el proceso de
sional (el alienista, el médico mental), fue- medicalización del delito y de patologización
ra de los muros del asilo hacia las aulas de del delincuente -sobre la base de la me-
los tribunales y, más allá, hacia diferentes dicalización previa de la locura y de la pa-
espacios sociales. Decía Esquirol al respec- tologización previa del loco. Esta transfor-
to: "La locura es producto de la sociedad y mación produjo, como resultado principal,
de sus influencias intelectuales y morales" la constitución histórica del "loco-delincuen-
(cit. por Castel, 1980, p. 126) y esta afir- te" como subjetividad doblemente diferen-
mación etiológica encerraba un programa ciada: por un lado, del loco y, por el otro, del
de acción. La medicina mental se construía criminal; y como resultado accesorio, la cons-
como medicina social, ya no se planteaba titución histórica del "perito" como profe-
como objeto sólo el cuerpo individual apre- sional, a mitad de camino entre la medicina
sado en el asilo, sino también el cuerpo so- y el derecho, personificación por definición
cial, no como metáfora sino como realidad del campo de la "medicina legal".
biológica objeto de intervención. (para los A partir de estos hitos en los que el te-
diversos pasos en este movimiento del cuer- mor traicionaba a la piedad rompiendo el
po individual al cuerpo social, ver Castel, equilibrio distante de ambos, propio de las
1980; Foucault, 1990). sensibilidades colectivas occidentales frente
La materialización del ensanchamiento a la locura, se hacía cada vez más probable
de la esfera de la irresponsabilidad penal de que una persona acusada de un delito fuera
los locos-delincuentes se dio, tanto en Euro- considerado loco -aún cuando su locura no
pa Continental y el mundo anglosajón como se manifestase a través de signos exterio-
en Argentina, a partir de determinados "ca- res claramente visibles- y, por ende, fuera
sos difíciles": crímenes graves, que nacen de declarado irresponsable penalmente y
un "grado cero de locura visible", crímenes sobreseido o absuelto. El área de la rela-
de familia y de vecindad que atacan las rela- ción locura y crimen fue creciendo cons-
ciones más sagradas y naturales, "crímenes tante e incesantemente, teórica y práctica-
contra natura", monstruosidades de la sinra- mente, no sin conflictos mas o menos cruen-
zón. (Foucault, 1978). En Francia los casos tos y más o menos extensos, entre los cuer-
Papavoine, Cornier, Riviere (Foucault, 1976, pos profesionales involucrados (jueces, fis-
1978, 1989; Castel, 1976 y 1980); en Espa- cales y defensores vs. médicos mentales).
ña, los casos Fiel, Garayo (el "sacamante- El nacimiento de la criminología posi-
cas"), el cura Galeote (Alvarez Uria, 1983; tivista constituyó un momento central en
Peset, 1983; Gonzalez y Gonzalez, 1994); esta historia -sobretodo en Argentina, pero
en Inglaterra, el caso McNaughten (Selmini, también en los otros horizontes culturales,
1998); en Argentina, los casos Vivado, a excepción del contexto inglés-, pues sig-
Castruccio, Santos Godino (Marí, 1982; nificó la instancia más avanzada de la
Vezzetti, 1985; Ruibal, 1996). medicalización del delito en el campo del
166 Máximo Sozzo

saber y de la patologización del delincuen- también en las de medicina) 2 y políticamen-


te en el campo del poder. (Pasquino, 1991; te (en las áreas gubernamentales relacio-
Del Olmo, 1992; Salessi, 1996; Salvatore, nadas con estas materias)3 en la segunda
1999). La criminología positivista como mitad del siglo XIX, crecía aún más la es-
movimientoén érc-a-ffipo de las ideas y Ia-s. fera de la irresponsabilidad penal de los
racticas sobre la cuestión—criminal peed locos-delincuentes, desplazándose de los
leerse en parte como un resultado dérliZ- "delitos graves" hacia la "zona confusa de
ceso de nacimiento y consolidación de la los desordenes cotidianos" (Foucault,
iiffEtI-écZión ent-frai 1978), amenazando con la medicalización-
y • ispositivo pena -aunque tam • ien un- patologización completa de la escala penal.
cione como un ulterior impu MISMO Las herramientas conceptuales funda-
ozzo,
y ••• n cierta medida a mentales de esta ampliación fueron las ideas
través de ella comienza a cerrarse el movi- de "degeneración", "temibilidad-peligrosi-
miento, descripto por Foucault (1989) como dad" y "defensa social" 4 sobre las que se
clave de lectura de las transformaciones del construyó una nueva racionalidad y un nue-
dispositivo penal en la modernidad, del paso vo programa político sobre la cuestión cri-
del "cuerpo" al "alma" como objeto de in- minal. La "voluntad criminal" de los clási-
tervención, en el contexto de la difusión de cos sustentada en el supuesto del "libre al-
la disciplina como tecnología de poder en bedrío" era considerada una afirmación
la sociedad moderna, que tuvo como inno- metafísica. Los delitos eran percibidos
vaciones técnicas claves al nacimiento de como actos causados y el delincuente en
la prisión, la introducción de las circuns- tanto degenerado como un individuo deter-
tancias atenuantes y agravantes, la inven- minado (por causas exógenas o endógenas,
ción de la policía como aparato del estado biológicas o mesológicas) por lo que la
y el surgimiento y consolidación de la re- defensa social debía actuar sobre dichas
lación entre psiquiatría y justicia penal. causas y determinaciones y no sólo sobre
A medida que el positivismo criminoló- sus manifestaciones. Se visualizaba como
gico fue penetrando y modificando cultural- indispensable no esperar que el delito la-
mente el sistema penal (la policía, la justi-
cia, las prisiones)' e instalándose académica
(no sólo en las facultades de derecho sino
2 Por ejemplo, en la Argentina: en 1887 es designado
Profesor de Derecho Penal de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Buenos Aires Norberto Piñero,
pionero del positivismo criminológico que establece un
1
Por ejemplo, en la Argentina: en 1899 se crea el De- programa de estudios totalmente inspirado en la "Scuola
posito de Contraventores "24 de Noviembre" de la Po- Positiva Italiana"; en 1895 es designado Profesor de
licía de la Capital Federal dirigido por Francisco de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la Uni-
Veyga y cuya Sala de Observación de Alienados era versidad de Buenos Aires, Francisco de Veyga, cargo
conducida por José Ingenieros — dos de los padres fun- que a partir de 1899 ocupará con calidad de titular.
dadores de la criminología positivista-; en 1889 con el Por ejemplo, en la Argentina: en 1892 José María
primer Código de Procedimientos Criminales se regu- Ramos Mejía considerado por Ingenieros y De Veyga,
la la función del perito-medico mental y en 1897 Fran- respectivamente, como "su" maestro es designado
cisco de Veyga publica su "De la Prueba Pericial y de Director del Departamento de Higiene Publica, que
los Peritos" primer manual teórico—práctico al respec- convierte a partir del año siguiente en Departamento
to; y en 1907 se crea el Instituto de Criminología de la. Nacional de Higiene Pública.
4
Penitenciaria Nacional de Buenos Aires y José Inge- Cfr. en el caso argentino, por ejemplo, el libro
nieros es designado su director. "Criminología" de José Ingenieros (1962).
A manera de epílogo. Cuestiones de responsabilidad entre dispositivo penal... 167

tente en cualquier tipo de degenerados se El impacto de la criminología positivista


hiciera delito consumado. De ahí el papel fue diferente en parte en los distintos hori-
de los criminólogos positivistas como aque- zontes culturales (Francia, Bélgica, Alema-
llos profesionales capaces de determinar la nia, Italia, España, América Latina, etc.)
existencia del "estado peligroso" o "estado pero en todos ellos en las primeras décadas
predelictual" de un sujeto, o sea, "un de- del siglo XX se resolvió a través del com-
lincuente en potencia", para intervenir so- promiso con el pensamiento clasi-co y
bre el mismo (Pasquino, 1991; Sozzo, neoclásico41.1é-sTg1W-la Escuela O la
1999). Defensa Social o de la Política Criminal,
Desde la racionalidad y el programa qi-re-S-áirCión7nEriés-7177medicalización-
políticos de la criminología positivista se pato ogizacion e • e ito-delincuente. Uno
promovía una doble extensión del objeto ltorf -e-ffilonos que permaneció conquis-
de intervención: del delito legal (los com- fád5-éri los nué-WW~-1-eplusr-por
portamientos inadaptados jurídicamente) al precep os positivistas ere eros e e a me-
delito natural (los comportamientos inadap- icina men a • e a primera mitaZ -~-'
tados socialmente), de la manifestación a XIYIliéTáregul-~"UTaréTáZ~
la causa. Pero, al mismo tiempo, se dibuja- locura y crimen, como lo atestigua en la
ba también un paso de la valoración de ac- e ~le
tos a la valoración de actores y de las for- nal sanciona• o en 1.21: inimputabilidad
mas de actuar de los individuos a las for- pureiralenacion + pe117-o-sira -
irnpo-
mas de ser de los individuos oucault, sicion • e un castigo egal + reclusVirañ
Pi• . Y esto implicaba también, no sólo manicomio por tiempo
mirar el objeto de intervencia-como algo ¿fu- TEPaTezca la p (medi-
que se encon ra a en e pasa • o -e o da e - ri a cura iva r. ozzo,
-------
ya reárardS:Türo comes lgaquedirba„... ese

éi-iel tiempo y tenía un futuo,10111.clitos E-á esfera de la irresponsabilidad penal

por realizar.6 En síntesis: un "modelo de del loco-delincuente en los distintos con-
derecho penal de autor o subjetivo" textos geográficos quedó delimitada en los
(Ferrajoli, 1989). inicios del siglo XX más o menos clara-
mente, más o menos ampliamente, mas o
menos flexiblemente, lo que no impidió que
se suscitarán conflictos en y entre el dispo-
5
Por ejemplo, en la Argentina señalaba al respecto sitivo penal y el dispositivo psiquiátrico en
Paz Anchorena: "¿En qué consiste el estado peligro-
torno a figuras de confines que, en cierto
so?... Cuando se debe inducir de la naturaleza inte-
lectual especial de un individuo determinado que no sentido, persisten hasta nuestros días (la
se le podrá impedir cometer actos delictuosos... Lo "fuerza irresistible", la "psicopatía", etc.)
que crea efectivamente el peligro social es la natura- (Selmini, 1998).
leza criminal, como ha dicho Roux, por lo tanto se
La historia de la intersección entre el
debe castigar al delincuente, no por lo que ha hecho o
de acuerdo con su acto sino de acuerdo con lo que dispositivo penal y el dispositivo psiquiá-
es... será un progreso para la legislación penal, decla- trico en Europa Continental, en el mundo
rar punibles las maneras de ser y la maneras de vivir y anglosajón y en Argentina desde el siglo
no solamente castigar tal o cual acción malhechora o XIX puede leerse, en este sentido, como
deshonesta." (1918a, pp. 133-134)
'Decía Paz Anchorena al respecto: "...tratando no tanto
un roceso rogresivo de desresponsabiliza-
de tener en cuenta el hecho producido, como de mirar ción penal del loco-delincuente es• e el
a lo futuro..." (1918b, p. 385). punto
, de vista de un concepto de responsa-
168 Máximo Sozzo

bilidad penal como responsabilidad ,subj_ez_ ba en el derecho romano, al que Tejedor


tiva construida en torno a la idea de culpa- reenviaba explícitamente el origen de estas
bilidad. Sin embargo, si se aguZzá la medidas.
fája, por deTáróffirriiismg
- En este sentido, Tejedor rescataba la
de descubrirse un proceso velado pero tam- experiencia de la segunda generación de
bién progresivo de "res s onsabiliza códigos penales europeos como el Código
jetiva" o "más allá de la culpabilidad" del Penal español de 1848 que establecía la
loco-delincuente. Veamos. irresponsabilidad penal del loco y plantea-
primer proyecto de código penal en ba que cuando el delito realizado fuera gra-
la Argentina presentado en 1868 y elabora- ve el tribunal decretaría la reclusión del
do por Carlos Tejedor, en los incisos 2, 3, 4 imputado en un hospital y cuando fuera
y 5 del artículo 2 del título 3 declaraba exen- leve, sería entregado a su familia bajo fian-
tos de toda pena a los furiosos, los locos, y za de custodia y si no se prestara aquella,
en general, todos los que hayan perdido se procedería a la reclusión. Uno de los
completamente el uso de su inteligencia y comentaristas más importantes de este tex-
cometan un crimen en ese estado; los im- to legal, Joaquín Pacheco, puntualizaba
béciles, incapaces absolutamente de apre- agudamente los problemas de este tipo de
ciar las consecuencias de sus acciones o de formula que claramente innovaba con res-
comprender su criminalidad; las personas pecto a la de los códigos penales modernos
que hayan perdido el uso de su inteligencia de la primera generación: "A decir verdad
por efecto de senectud y los sordomudos la primera apariencia de estas disposicio-
que no hayan recibido la educación conve- nes encierra todavía algo de pena o de se-
niente para conocer la criminalidad de sus mejante a las penas. No parece en efecto
actos, ni hayan sido instruidos de las penas solo una medida de precaución, para evitar
impuestas por la ley positiva y cuya irres- que se repitan daños que la experiencia ha
ponsabilidad esté fuera de duda. El texto demostrado posibles, toda vez que no bas-
proyectual establecía, por otro lado, que ta en uno y en otro caso la caución de cus-
todas las personas tipificadas por el mismo todia; y aunque se preste o quiera prestar
serían encerradas en una de las casas desti- por las familias, se les arrancan los autores
nadas para los de su clase o entregadas a su de hechos graves y se les encierra en un
familia según lo estime conveniente el juez. lugar donde a ningún otro loco se lleva por
Señalaban las notas del proyecto legislati- fuerza. Tales medidas de precaución son
vo: "La ley tiene una doble misión que lle- extraordinarias y algo mas que precaución
nar, respecto del loco: si debe dispensarlo indican o contienen. Diríase volvemos a re-
de un castigo que sería bárbaro aplicarle, petir a simple vista, que no es exacto el que
puesto que no comprendería ni su razón ni la ley exime de responsabilidad a locos y
sus efectos, debe también proteger a la so- dementes, pues que alguna les deja, pues
ciedad contra sus ataques y este poder de que alguna coerción ejerce sobre ellos,
protección debe manifestarse en el momen- cuando han ejecutado actos de gran im-
to en que la justicia penal proclama su in- portancia. Sin embargo, no nos dejemos
competencia". Si bien este tipo de conse- seducir por este raciocinio: contemplemos
cuencia jurídica para el caso de los locos- desapasionadamente lo que manda la ley y
delincuentes no estaba contemplada en Las sus razones; y nos convenceremos de que
Partidas -ley vigente en ese momento his- ha tenido razón y de que al mismo tiempo
tórico en el contexto argentino-, si lo esta- que no quebranta los principios tiende y se
A manera de epílogo. Cuestiones de responsabilidad entre dispositivo penal... 69

propone por objeto, asegurar, tranquilizar, nes especiales de asilos y luego, en la Re-
dar a la sociedad garantías posibles contra vista Médico Quirúrgica en 1883 afirman-
la repetición, no de delitos sino de desgra- do un criterio terapéutico en esta lógica de
cias... Contra las tormentas se levantan pa- la discriminación -esta importancia para los
rarrayos" (Pacheco, 1848, p. 146 -las cur- médicos del destino institucional del irres-
sivas son mías). ponsable por locura también se registra tam-
Estos dos ejemplos, el Código Penal bién en el caso francés y español (Cfr.
español de 1848 y el Proyecto de Código Castel, 1976; Alvarez Uría, 1983). Sin em-
Penal argentino de 1868 ilustran la "pLej. bargo, un poco inexplicablemente la Ley
historia" de la responsabilización objetiva 1920 que sancionó el Código Penal en
TeT YffeTire-Mitéhiplábáñ 1886, como veíamos más arriba, en base al
- proyecto de 1868, borró la referencia de
1aexrsierciá7é úrirEase5úTif
para aquel que• era declarado irresponsable Tejedor que permitía la internación del
penalmente por locura (o situaciones aná- loco-delincuente en una institución total o
l-ogás), pese a no resolver acabadamente en su custodia familiar.
e p no conceptua as • ases que justi ica- Ahora bien, ¿qué sucedía con las per-
ban la misma en el contexto de la raciona- sonas que eran definidas como locos-de-
lidad y programa político sobre la cuestión lincuentes? El sobreseimiento o la absolu-
— ción. Pero existía un plus en las prácticas
criminal propia del clasicismo. Justamen-
te, la nueva racionalidad y programa polí- penales, que escapaba a los alcances de los
tico sobre la cuestión crimaaLcleda_segun- textos normativos y por eso mismo sólo se
da mitad del siglo XIX, la criminología articulaba en ciertos casos, era ocasional e
positivista, problematizó este vacío concep- incierto: la internación en instituciones to-
tual y generó fundácioiles más sólida_s_aa2_ tales (Hospitales, Hospicios, Asilos de
Ti existencia de esta consecuencia jurídica Mendigos, Conventos, etc.). Esta interna-
a partir de la ob'etivación de la idea de res- ción era , en ciertos casos, consecuencia
ponsabilidad vía la introducción de la no- directa del accionar del juez penal. En otros
clon e peh rosidad o temibilidad. casos, la iniciativa era el fruto de negocia-
En Argentina ya en 1879, Julián Fernán- ciones con el poder familiar -en el caso de
dez desde el discurso médico sostenía la las familias acomodadas- o, en la mayor
necesidad de la internación en una institu- parte de los casos, cuando las familias eran
ción total del loco-delincuente: "...la me- pobres, con el poder asistencial de las so-
dicina legal arranca muchos supuestos cri- ciedades filantrópicas y las órdenes religio-
minales del rigor de la ley para aconsejar sas, primero o, después, con el poder ad-
su encierro en asilos de observación, por- ministrador. Se creaban por debajo de los
que para ella no son sino enfermos desgra- textos normativos unas prácticas penales
ciados... dañosos a la sociedad en que vi- que eran extralegales, pero no por ello de-
ven". (cit. por Vezzeti, 1985). En el mismo jaban de ser judiciales e implicaban tam-
sentido, se dirigía el primer proyecto de ley bién unas vinculaciones con otros poderes
sobre alienados elaborado por Emilio Coni estatales e instituciones de la sociedad ci-
en 1879. La misma idea era defendida por vil.
Melendez en el caso Vivado en 1877, justi- La regularidad de estas prácticas judi-
ficando la separación de los locos-delin- ciales era relativa. Una cuota de formali-
cuentes, tanto de los locos como de los de- dad podría haber sido aportada por el Có-
lincuentes, en asilos especiales o pabello- digo Civil sancionado en 1869 y puesto en
170 Máximo Sozzo

vigencia en 1871, ya que la internación de primer caso se debería imponer la reclu-


esta población de irresponsables penalmen- sión en un establecimiento para alienados
te por locura podría haber adquirido una criminales o en un departamento especial
legitimación legal y ya no sólo socialmen- de los manicomios comunes y en el segun-
te sentida en cabeza de los actores en la do se preveía la libertad del imputado bajo
intersección entre dispositivo penal y dis- fianza de custodia, garantía de su buena
positivo psiquiátrico, a través del mecanis- conducta. También en este texto proyectual
mo que abría el Juicio de Insania e Incapa- se le daba un papel destacado a los peritos,
citación, regulado en los artículos 492 y ss. se planteaba la evaluación de la temibilidad
Sin embargo, esta vía que debería operarse del loco-delincuente, se preveía la decisión
después del sobreseimiento o la absolución judicial de cesación de la reclusión, etc.
en la instancia judicial-penal, en el marco Estas disposiciones se fundamentaban en
de la instancia judicial-civil, no fue muy la exposición de motivos en una doble fi-
frecuentada, como lo atestiguan las esta- nalidad: la defensa de la sociedad y la re-
dísticas sobre la población manicomial del cuperación de la cordura por parte del ena-
período (Ingenieros, 1912). jenado. Este proyecto legislativo no fue
Desde el discurso jurídico-penal y pa- aprobado por el Congreso Nacional.
ralelamente a la difusión de las ideas del En 1906 se presentó un nuevo proyecto
positivismo criminológico se comenzaron de Código Penal elaborado por Ramos
a plantear criticas al texto legal de 1886. Mejía, Beazley, Piñero, Rivarola, Moyano
Por ejemplo, Rodolfo Rivarola en su libro Gacitua y Saavedra que reprodujo esencial-
"Exposición y Crítica del Código Penal de mente el texto del de 1891. En la exposi-
la República Argentina" de 1890 sostenía ción de motivos de este segundo proyecto
que si la pena era pensada como un casti- se declaraba al respecto: "No es posible
go, no se podía plantear castigar a un loco poner en la calle a un loco peligroso y que
pero, si la pena era "una defensa opuesta al ha demostrado serlo con la ejecución del
que causó un daño a la sociedad, con o sin delito. Las más elementales nociones de
discernimiento, puede adoptarse así respec- prudencia y conservación imponen esta
to del loco como del cuerdo delincuente, medida que se practica y está establecida
las medidas preventivas de nuevos delitos en otras naciones".
que sean necesarias" (Rivarola, 1890, p. 97) La critica del discurso jurídico-penal al
y criticaba abiertamente la inexistencia de texto legal de 1886 con respecto a la rela-
medida alguna dedicada a los locos-delin- ción entre locura y crimen se transformó
cuentes en el artículo 81 comparándolo con en un "sentido común" en la cultura de
los textos legales de Italia, España, Uru- penalistas y criminólogos en el cambio de
guay, etc. que contemplaban disposiciones siglo. Así, quien sería el verdadero arqui-
semejantes a las del Proyecto Tejedor. tecto de la reforma penal en los inicios de
Rivarola como principal redactor del la década del 20, Rodolfo Moreno, en 1908,
proyecto de Código Penal de 1891 junto partiendo de la base de que "el legislador
con Matienzo y Piñero, propuso una solu- debe ser el cirujano de la sociedad ( debe
ción a este problema, distinguiendo los ca- extirpar un cáncer o una gangrena)" decía
sos de delitos a los que le correspondería con respecto al texto del art. 81 de la ley
una pena grave en caso de que el delincuen- penal vigente: "La sola lectura del articulo
te hubiese estado cuerdo y aquellos a los nos demuestra todo el peligro que repre-
que le correspondería una pena leve; en el senta semejante doctrina... en nuestra ley
A manera de epílogo. Cuestiones de responsabilidad entre dispositivo penal... 171

existe el remedio para el criminal respon- de la corrección. Si la fórmula clásica/


sable pero no para el loco irresponsable". neoclásica era a cada cual de acuerdo a su
(Moreno, 1908). culpabilidad, la formula positivista era a
Estas posiciones de penalistas y crimi- cada cual de acuerdo a su peligrosidad y si
nólogos a partir de la década del 90 en la bien no se logró instalar en las practicas
Argentina expresaban determinadas formas penales y en la normativa penal en su totald
que comenzaba a tomar en el dispositivo lidad, como decíamos, sí tomó posesión del"
penal (y en el dispositivo psiquiátrico) la espacio intersticial, generador de incerti-
racionalidad y el programa político de la dumbre, de la confusión entre la locura y
criminología positivista. el crimen .
En este contexto, se afirmaba que la idea Aún antes de la reforma penal, se pro-
de responsabilidad penal basada en el libre dujeron innovaciones prácticas que tradu-
albedrío del clasicismo/neoclasicismo debía cían las ideas positivistas con respecto al
ser abandonada y en su lugar, debía adop- destino institucional de los locos-delincuen-
tarse una noción de "responsabilidad social" tes. Por un lado, se crearon dos depósitos
basada no en principios metafísicos sino en institucionales para los declarados irrespon-
juicios de hecho. La comprensión del delito sables por locura, más allá de que se hu-
como acto causado y del delincuente como biera instrumentado legalmente su interna-
individuo determinado, implicaba repensar ción en una institución total. En 1889 se
la imputabilidad como la atribución de un crea el Pabellón Lucio Melendez en el Hos-
efecto a una causa ("el hombre es imputable picio de las Mercedes en la ciudad de Bue-
porque vive en sociedad"). nos Aires, para alienados-delincuentes.
El elemento diferenciador debía ser el Diez años más tarde, en 1899 se crea el Pa-
grado de temibilidad o peligrosidad del bellón John Connolly en el Hospicio Na-
agente, determinable científicamente por el cional de Alienadas para alienadas-delin-
criminólogo, como la probabilidad de que cuentes (Cfr. Vezzeti, 1985). ol~k-
en el futuro lleve adelante actos inadaptados Por otro lado, en 1912 se produce el
social y jurídicamente, en función de sus caso Santos Godino, el "petiso orejudo" que
características antropológicas, psicológicas cerró el ciclo inaugurado por el caso Vivado
y sociológicas. Precisamente los procesa- en 1877 -el primer caso de importancia en
dos que el derecho penal clásico reconocía el que problematizó la relación entre locu-
como irresponsables, en la medida que eran ra y crimen (Cfr. Vezzeti, 1985). Mientras
considerados enfermos, locos, anormales, en el caso Vivado, la decisión judicial fue
víctimas de impulsos irresistibles, eran jus- una condena a prisión perpetua, desestiman-
tamente quienes constituían el mayor peli- do la potencial existencia de la locura como
gro. En este sentido, se subrayaba que la eximente de la responsabilidad penal, en el
diferencia no debía hacerse entre respon- caso Santos Godino, luego de un arduo de-
sables que debían ser condenados e irres- bate entre médicos y juristas, se receptó la
ponsables que no debían serlo, sino entre tesis de la locura del imputado, se lo absol-
sujetos absoluta y definitivamente peligro- vió, pero se ordenó judicialmente su inter-
sos y aquellos que, mediante ciertos trata- namiento en un manicomio por tiempo in-
mientos, podían dejar de serlo. La cuestión determinado, verdadera creación jurispru-
central en la teleología de las intervencio- dencial de una consecuencia jurídica (cfr.
nes era la defensa social, adquiriendo un Coll, 1913; de Oro, 1914; Bunge, 1914;
papel subordinado lógicamente la finalidad Mari, 1982; Ruibal, 1996).
172 Máximo Sozzo

En 1916 Rodolfo Moreno alentó el de- es objeto de castigo, pero su acto autoriza
bate del proyecto de Código Penal de 1906, medidas especiales a su respecto. El crite-
logrando en 1917 obtener un despacho de rio expiatorio infiltrado en las legislacio-
la Comisión de Legislación Penal y nes antiguas desaparece para dar paso al
Carcelaria de la Cámara de Diputados de criterio social, según el cual todos los indi-
la Nación. La Cámara de Senadores de la viduos son imputables, imponiéndose su
Nación lo trató en 1919 y es aprobado por responsabilidad y señalándose las excep-
la Cámara de Diputados en 1921, sancio- ciones." (Moreno, 1922, p. 240).
nándolo, para que sea promulgado como Aunque no se establece explícitamente
Ley 11729 el 29 de abril de 1922. la necesidad de que se trate de un manico-
El Código Penal -actualmente vigente- mio criminal o de una sección especial de
trata el tema de la relación entre locura y cri- un manicomio común, este era el "espíri-
men en su Artículo 34 Inciso 1 establecien- tu" del legislador, como claramente lo ex-
do la inimputabilidad del que "no haya po- presaba el mismo Moreno: "La reclusión
2k, dido en el momento del hecho, ya sea por en establecimientos especiales si bien pue-
insuficiencia de sus facultades, por alteracio- de mirarse como una novedad en los códi-
nes morbosas de las mismas o por su estado gos, no lo es en la teoría científica ni en la
de inconsciencia, error o ignorancia de he- práctica de las naciones. Desde mucho
cho no imputable, comprender la criminali- tiempo la doctrina ha venido poco a poco
dad del acto o dirigir sus acciones". Cuando uniformándose sobre las ventajas de sepa-
el inimputable sea un "enajenado", "el tribu- rar a los locos delincuentes de los locos co-
nal podrá ordenar la reclusión del agente en munes y secuestrar a aquellos en manico-
un manicomio, del glle no saldrá sino por mios criminales: hoy la opinión está hecha
resolución judicial, con audiencia del ministe- y resuelta favorablemente la cuestión. Es-
rio publico y previo dictamen de peritos que tos manicomios existen y funcionan en va-
declaren desaparecido el peligro de que el rias partes, como en Irlanda, Inglaterra y
--
enfermo se dañe a sí mismo o a los demás". Escocia, en Pennsylvania y en Nueva York;
Se rece en este te2(1ón9rmatizo hay países en dónde a falta de ellos se des-
las idea5sle ya se manifestaban en las tinan, en los manicomios comunes o en las
ticas de la intersección entre dispositivo cárceles, departamentos especiales y sepa-
penal y dispositivo psiquiátrico. Decía , -el
rados para los locos delincuentes; así suce-
mismo Moreno al respecto: "Se trataría de de en algunos puntos de Alemania, Italia,
un loco peligroso, cuyo peligro habría sido etc." (Moreno, 1922, p. 231-2). "Por otra
revelado por la realización de un hecho parte, en virtud de un sentimiento no in-
punible, que podría repetirse y producir fundado, se estima de diverso modo a los
nuevos trastornos y nuevos daños". (More- locos ordinarios y a los locos delincuentes,
no, 1922, p. 229) "La persona, en el con- en los primeros se ve simplemente a des-
cepto científico, puede no ser responsable graciados, en los segundos se ve algo más:
y ser, sin embargo, objeto de medidas se ve también individuos que han ofendido
precaucionales. Así, el que realiza el hecho a la sociedad, y no es posible contener un
en estado de enajenación mental, debe ser movimiento de desconsideración, de repul-
absuelto por ausencia de discernimiento, sión, a veces, hacia ellos. La necesidad de
pero debe ser sometido a una reclusión que no herir ese sentimiento, particularmente,
le impida causarse daño a sí mismo o pro- en las familias de los locos ordinarios, es
ducirlo a los demás. No es responsable, no otra razón en pro de los manicomios crimi-
A manera de epilogo. Cuestiones de responsabilidad entre dispositivo penal... 173

nales. Es visible la diferencia entre ambas cuente se difundió también contemporá-


clases de locos: la una delinque, la otra no. neamente en otros horizontes culturales du-
Esta sola diferencia basta para justificar la rante el siglo XIX y las primeras décadas
separación." (Moreno, 1922: p. 234). del siglo XX: Alemania, Inglaterra, EEUU,
De esta forma, con el Código Penal de Italia, España, etc.; y ha constituido una de
1921 se sancionó jurídicamente, paralela- las grandes metamorfosis de la historia de
mente a la irresponsabilidad penal (subje- la intersección entre dispositivo penal y
tiva) del loco-delincuente e implícitamen- dispositivo psiquiátrico. Los parámetros de
te, su responsabilidad objetiva. Paralela- la regulación de la relación entre locura y
mente, en el campo del derecho civil se crimen establecidos en las primeras déca-
construía en esta época, la idea de la res- das de este siglo, permanecieron global-
ponsabilidad objetiva en función del ries- mente intocados hasta la década del 50 tanto
go creado o el riesgo provecho (Foucault, en aquellos países donde se desarrolló el
1978). El lugar del riesgo en la argumenta- "penal-welfare complex" (Garland, 1985)
ción civilista, es ocupada en la argumenta- (EEUU, Gran Bretaña, Francia, Alemania,
ción penalista por la peligrosidad o temi- etc.) como en aquellos dónde los rasgos
bilidad. Se genera así una verdadera res- centrales de la política de control del delito
onsabiller " o-_.raq5 alla de la se mantuvieron inalterados desde las pri-
culpabilidad" en el ámbito enal, esbozad4 meras décadas del siglo XX .
ya en e contexto del neoclasicismo en la En algunos de los contextos en los cua-
segunda genera o o igolpiriales--- les se desarrolló el "penal welfare-complex"
modernos recordar la cita de Pacheco), -fundamentalmente en el mundo anglosajón
pero reelaborada sobre nuevas basqcs2p- (Monahan, 1976; Steadman-Coccozza,
s e le_gtarg,*a41-mayer-e-oheren 1974; Hodgins, 1993)- se produjeron a par-
• • •
ál_y
~ articulación I OI 4 Dice tir de los años 50, algunas innovaciones
Foucault al respecto: "Del mismo modo que dirigidas a la atenuación de la responsabi-
e puede determinar una responsabilidad lidad objetiva implícita de los locos-delin-
vil sin establecer la culpa, por el riesgo cuentes, a partir de los procesos de desins-
creado contra el cual hay que defenderse, titucionalización o desmanicomialización
sin anularlo (sin poder anular), (porque el generados en el dispositivo psiquiátrico y
progreso tecnológico siempre dual, o por- que se tradujeron en reformas normativas
que es inevitable-natural-contra natura) del o prácticas de las consecuencias jurídicas
mismo modo se puede hacer penalmente para los locos-delincuentes, con una impor-
responsable a un individuo sin tener que tante restricción de la esfera del interna-
determinar si es libre y si hay culpa, ligan- miento en instituciones totales y la apertu-
do el acto cometido al riesgo de criminali- ra de alternativas de "tratamiento en la co-
dad constituido por su propia personali- munidad". Esta tendencia a la deconstruc-
dad". "Es responsable pues por su sola exis- ción de la responsabilidad objetiva implí-
tencia engendra riesgo, incluso si no es cul- cita del loco-delincuente estuvo acompa-
pable puesto que no ha elegido con com- ñada de una fuerte crítica a las nociones
pleta libertad el mal en lugar del bien". mismas de enfermedad mental y de peli-
(Foucault, 1978). grosidad, al nexo automático supuesto en-
Esta paradójica mixtura de desresponsa- tre ambas, a las posibilidades de la psiquia-
bilización subjetiva explícita y responsabili- tría de determinar la existencia de una u
zación objetiva implícita del loco-delin- otra, a la indeterminación temporal de la
174 Máximo S ozzo

internación en las instituciones totales y al señala Selmini (en este dossier), estas ten-
uso de los fármacos como herramientas de dencias responsabilizantes han sido de dos
cronificación, a las lesiones de los derechos signos contrarios: a) una tendencia "pro-
fundamentales de las personas internadas, gresista" y b) una tendencia "represiva o
etc. En esta tendencia se encuentra explíci- punitiva". La primera se desarrolló funda-
tamente una jerarquización de la finalidad mentalmente en Italia (y en menor medida
de la corrección/curación/readaptación/ en Francia) y la segunda, fundamentalmente
resocialización/reinserción, por sobre la fi- en EEUU y Gran Bretaña.
nalidad de la defensa social entendida como La tendencia responsabilizante progre-
neutralización/incapacitación. sista en Italia, como señalan Selmini, Pitch
Los éxitos de esta tendencia fueron mas y Pavarini-Betti (en este dossier), tuvo su
bien modestos y temporales y más que po- origen -paradójico- en el proceso de des-
ner verdaderamente en cuestión el núcleo institucionalización o desmanicomializa-
duro de la intersección entre dispositivo pe- ción que se desarrolló durante la década del
nal y dispositivo psiquiátrico tal como se 70, que fue, sin dudas, el más radicalizado
había configurado en el cambio de siglo -la de los que se produjeron en Europa Conti-
continuidad de la internación manicomial nental y el mundo anglosajón (abandono
de los locos-delincuentes- generaron medi- de la psiquiatría tradicional, abolición del
das alternativas que se dispusieron en un manicomio, reconocimiento de la cura co-
"continuum correccional-custodial" (Co- mo un derecho y postulación de la libertad
hen, 1988; Pavarini, 1994), a través de una y el consentimiento del paciente como in-
lógica de la bifurcación entre dos polos: un dispensable, creación de una red de servi-
sector "hard" (institución total: neutraliza- cios sanitarios territorializados) y que trajo
ción/incapacitación) y un sector "soft" (tra- aparejada una crisis de legitimidad de la pe-
tamiento en la comunidad: corrección/cu- ricia psiquiátrica y de la medida de seguri-
ración/readaptación/resocialización/rein- dad de internación del loco-delincuente en
serción), que se apoyaban recíprocamente los Hospitales Psiquiátricos Judiciales.
uno sobre otro y permitían la producción de En la búsqueda de la liberación de la
remedios intermedios a través de sus nego- psiquiatría de su mandato de control social
ciaciones continuas -y con otras institucio- se pretendía realizar la ruptura del compro-
nes estatales (por ejemplo, los servicios so- miso de la psiquiatría con la justicia penal,
ciales). Este tipo de resultados también en para que pueda constituirse como discipli-
parte se produjo como consecuencia de los na enteramente sanitaria y pueda reivindi-
procesos de desinstitucionalización o car para sí su vocación terapéutica. Se de-
desmanicomialización en Francia e Italia, nunciaba entonces al juicio de inimputa-
aunque en estos dos horizontes culturales el bilidad como una injusticia social, terreno
impacto sobre la relación locura y crimen fue de estigmatización y ejercicio de la arbi-
menor que en el contexto anglosajón. trariedad contra aquellos que detentaban un
En estos horizontes culturales a partir status socioeconómico bajo y a la interna-
de los años 60 se comenzaron a generar ten- ción en el Hospital Psiquiátrico Judicial
dencias inversas de transformación hacia la como mas lesiva que la pena para los dere-
responsabilización objetiva explícita de los chos humanos de las personas privadas de
locos-delincuentes a través de la reforma su libertad, pues no había posibilidad de
legislativa -que son analizadas en los tres gozar de los "beneficios penitenciarios", las
textos que integran este dossier. Como bien condiciones de vida en dichas institucio-
A manera de epílogo. Cuestiones de responsabilidad entre dispositivo penal... 175

nes totales eran aún peores que aquellas de torias" (Garland, 1996, 0 Malley, 1999) que
las prisiones, la duración de la internación navegan entre estrategias nostálgicas o de
era ilimitada, etc. La propuesta legislativa "negación histérica", que consisten en vie-
que plasmó esta tendencia responsabilizante jas medidas que en el pasado han demos-
progresista en Italia, planteaba la abolición trado su ineficacia, basadas en una "crimi-
de la inimputabilidad por locura, de la pe- nología del otro" (aumento de las penas,
ricia psiquiátrica y del Hospital Psiquiátri- pena de muerte, incapacitación, retribución,
co Judicial, equiparando a los locos-delin- etc.) y estrategias adaptativas o innovadoras
cuentes a los otros imputados y, por ende, que consisten en nuevas medidas basadas
haciéndolos merecedores del castigo legal en una "criminología del sí mismo" (el pre-
vía una responsabilización objetiva explí- so como "empresario de su vida cotidia-
cita (ver al análisis critico de Pavarini-Betti, na", prevención situacional, prevención co-
Pitch y Selmini en este dossier). munitaria, etc.) (Garland, 1996, 1997 y
La tendencia responsabilizante puniti- 1999; O`Malley, 1999). Estos desarrollos
va o represiva, en cambio, se plasmó en mas bien bipolares de la política de control
forma más compleja en cuanto al tipo de del delito en el marco de la hegemonía de
propuestas legislativas generadas y a las la Nueva Derecha deben relacionarse con
medidas efectivamente adoptadas (ver al las dos racionalidades gubernamentales más
respecto Selmini, en este dossier y, mas amplias que se reúnen en esta "alianza pa-
ampliamente, Selmini, 1998) y se originó radójica", en torno a determinados progra-
en razones completamente diversas, pero mas políticos concretos (el reaganismo, el
siempre en la misma dirección de una thatcherismo): el neoconservadurismo y el
responsabilización objetiva explícita del neoliberalismo.
loco-delincuente. Esta segunda tendencia La contradicción entre las estrategias
responsabilizante se desarrolló en EEUU y nostálgicas o de negación histérica y las
Gran Bretaña frente al surgimiento de una estrategias innovadoras o adaptativas no
difundida alarma social en torno a deter- evidencian una debilidad de las políticas de
minados casos de locos-delincuentes. En control del delito de la Nueva Derecha, sino,
parte esta tendencia se vincula, como la ten- precisamente, su fuerza, ya que les permi-
dencia responsabilizante progresista, a los te ante determinadas contingencias políti-
procesos de desinstitucionalización o cas responder en forma volátil, mantenien-
desmanicomialización que transformaron do la unión en función de bases sólidas: la
los dispositivos psiquiátricos desde la dé- agresiva defensa de la economía capitalista
cada del 50, pero mientras aquella se pre- y la critica feroz del welfarismo como ra-
senta como continuación de estos en lo que cionalidad gubernamental.
se refiere a la relación entre locura y cri- La tendencia hacia la responsabilización
men, la tendencia responsabilizante en sen- objetiva explícita del loco-delincuente en
tido represivo o punitivo puede leerse como el contexto anglosajón debe leerse como
una respuesta negativa frente a los efectos una consecuencia directa de los desarrollos
de estos procesos hacia la desresponsabili- en materia de política criminal que respon-
zación objetiva de los locos-delincuentes. den a la instalación de la Nueva Derecha y,
Sin embargo, para comprenderla acaba- fundamentalmente, del neoconservaduris-
damente, debe ubicarse en el contexto del mo. En la construcción de un vocabulario
auge de la Nueva Derecha y sus políticas de la culpa y el castigo típico de las "cam-
de control del delito "volátiles y contradic- pañas de ley y orden" o "cruzadas mora-
176 Máximo Sozzo

Orquesta de Aníbal Troilo

les" dedos neoconservadores, la idea de "ha- </ En la Argentina los parámetros de re-
cer que el delincuente pague su crimen" re- gulación de la relación entre locura y cri-
sulta central. El criminal es claramente un men fijados en la década del 20 se mantu-
"otro", un "monstruo", esencialmente dis- vieron sin modificaciones en la cómoda
tinto de las personas honestas que confor- combinación de desresponsabilización sub-
man las colectividades tradicionales -la na- jetiva explícita y responsabilización obje-
ción, la comunidad, la familia- (Garland, tiva implícita del loco-delincuente.
1996 y 1999; O WIalley, 1999) que debe ser
hecho responsable de su acción, sin eximen-
tes ni atenuantes, no importa si se trata de responsabilizadoras" , pero que en este caso operan
menores o locos y aun cuando no se asuma la devolución del Estado a la sociedad civil (Garland,
ni resuelva la contradicción conceptual que 1996; O`Malley, 1996; Crawford, 1998). Parten de la
base de una idea del delincuente como aquel que como
este tipo de posiciones supone en el con-
todos nosotros realiza sus acciones en base a un cal-
texto del "modernismo penal" (Garland, culo que busca maximizar beneficios y asumen que
1990).' el delito es un riesgo típico de la vida cotidiana —lo
que Garland llama "criminologías de la vida cotidia-
na" (Garland, 1996)- por lo que todos debemos ser
responsables de saberlo calcular y evaluar, para pre-
'Es interesante observar que en la otra cara de la Nueva venirlo o evitarlo a través de nuestras acciones con-
Derecha, el neoliberalismo, también aparecen como cretas — prevención situacional, prevención comuni-
estrategias innovativas o adaptativas, "estrategias taria, etc.
A manera de epílogo. Cuestiones de responsabilidad entre dispositivo penal... 177

Las únicas innovaciones estuvieron di- manicomial se mantiene incólume en nues-


rigidas hacia la atenuación de la responsa- tro presente y este tipo de intervenciones
bilidad objetiva y se produjeron a partir de son visualizadas como sus instrumentos
la década del 80 en un contexto político, accesorios.
teórico y práctico radicalmente diferente a En Argentina, ninguna de las tenden-
aquellas que se generaron a partir de la dé- cias hacia la responsabilización objetiva
cada del 50 en el mundo anglosajón. Por explícita del loco-delincuente se ha desa-
un lado, el nacimiento de las "salidas tera- rrollado hasta el presente. Esto se debe fun-
péuticas" en las legislaciones de salud men- damentalmente a que ninguno de los pre-
tal (provinciales y nacional) que abarcan supuestos que operaron para la generación
también a los locos-delincuentes privados de las mismas en aquellos horizontes cul-
de su libertad en el macro de una medida turales se dieron equivalentemente en el
de seguridad curativa del art. 34 inc. 1 del contexto argentino: fuertes intentos de
Código Penal y suponen una atenuación de desresponsabilización objetiva explícita y
la "reclusión manicomial" que nace del bifurcación de las intervenciones nacidos
mandato legal y, por el otro, la invención de procesos de desinstitucionalización o
jurisprudencial del "tratamiento ambulato- desmanicomialización o alarmas sociales
rio" ya sea como conversión de la medida difundidas en torno a casos de locos-delin-
de seguridad de reclusión manicomial a so- cuentes. Es interesante señalar sobre este
licitud del equipo medico tratante o como, punto que, pese a que en los años 90 los
directamente, nuevo contenido de la medi- desarrollos de la política criminal en la Ar-
da de seguridad, desde el mismo sobresei- gentina pueden explicarse, en buena medi-
miento o absolución. La diferenciación en- da, como consecuencia de la instalación,
tre salidas terapéuticas y tratamiento ambu- cultural de la Nueva Derecha como racio-
latorio en la vida cotidiana de la intersec- nalidad gubernamental, no se han registra-
ción entre dispositivo penal y dispositivo do impulsos hacia la responsabilización
psiquiátrico en la Argentina parece ser una objetiva explícita de los locos-delincuen-
cuestión de grado. Mientras que las salidas tes. Una forma de comprender esta diso-
terapéuticas suponen una situación global nancia se apoyaría en el hecho de que jus-
de internación que se interrumpe mas o tamente a partir de los 90 en el mundo an-
menos excepcionalmente; el tratamiento glosajón, la tendencia responsabilizante
ambulatorio supone una situación global de punitiva o represiva de los locos-delincuen-
libertad que se interrumpe mas o menos tes se evidencia claramente "en retirada",
excepcionalmente. Las salidas terapéuticas tal como lo sostiene Selmini (en este dos-
son el vehículo para acceder al tratamiento sier y más ampliamente en Selmini, 1998),
ambulatorio, pero es posible mantener es- presentádose aún, en ciertos casos, tenden-
tos dos tipos de intervenciones como me- cias inversas hacia la desresponsabilización
didas relativamente diferenciadas. objetiva explícitamente. En este sentido se
En el caso argentino estas modestas in- podría afirmar que las adopciones cultura-
novaciones han impactado, aun menos que les en materia de ingeniería de control so-
en el mundo anglosajón, en la intersección cial, en las importaciones del centro a la
entre dispositivo penal y dispositivo psi- periferia, a diferencia de lo que ocurría en
quiátrico, sin siquiera general' un polo el siglo XIX, parecerían a fines del siglo
"soft" en el marco de un proceso de bifur- XX, en el contexto de la "globalización",
cación. El núcleo duro de la internación no admitir desfasajes temporales tan mar-
178 Máximo Sozzo

cados. Sin embargo, pienso que puede po- sabilidad individual y de la responsabili-
seer mayor potencial explicativo, la explo- dad institucional/social se encuentran
ración del carácter "adaptativo" y "no- indisolublemente unidas.
adoptativo" de toda importación de discur- El nacimiento de la intersección entre
sos y prácticas de control social, tal como dispositivo psiquiátrico y dispositivo penal
ha sido puesto de manifiesto en torno a implicó la construcción de un conjunto de
América Latina en el siglo XIX por competencias profesionales -el juez penal
Salvatore-Aguirre (1996), que lleva nece- que debía juzgar, el médico legal o perito
sariamente a introducirnos en la especifi- que debía auxiliar en la tarea de juzgar a
cidad de las racionalidades y programas po- través del diagnóstico y el pronóstico, el
líticos sobre la cuestión criminal en nues- médico mental o alienista que debía tratar
tro horizonte cultural (cfr. Melossi, 1997). o neutralizar- sobre el "qué hacer" con res-
Los dilemas de la responsabilidad/irres- pecto al loco-delincuente. Desde la conso-
ponsabilidad subjetiva o fundada en la cul- lidación de la intersección institucional, y
pabilidad y de la responsabilidad/irrespon- más allá de los vaivenes entre la desres-
sabilidad objetiva o fundada en la peligro- ponsabilización subjetiva, la responsabili-
sidad (ya sea manifiesta o latente) son dos zación objetiva latente, la desresponsabili-
claves de lectura fundamentales de la his- zación objetiva manifiesta y la responsabili-
toria de la intersección entre dispositivo zación objetiva manifiesta, se ha venido
psiquiátrico y dispositivo penal en los di- produciendo en este terreno un complejo
versos horizontes culturales. Frente a estos proceso de multiplicación de las "asuncio-
dos dilemas de "atribución de responsabi- nes de responsabilidad", una pluralización
lidad" es preciso también instalar la inda- de actores que se "hacen cargo" del loco-
gación sobre los supuestos de "asunción de delincuente, que ha sido mas marcado en
responsabilidad" (Pitch, 1989). En térmi- el mundo anglosajón y en Europa Conti-
nos generales se expresa al respecto Tamar nental que en la Argentina (en donde, sin
Pitch: "...ningún razonamiento sobre los embargo ha habido algunos impulsos so-
criterios de atribución de responsabilidad bretodo desde la década del 80).
al delincuente puede prescindir de una ra- Un fenómeno muy importante de esta
zonamiento sobre la asunción de responsa- pluralización es que no se trata ya sólo de
bilidad por parte del criminólogo, además actores institucionales que son depositarios
de, naturalmente, por parte de las institu- de nuevas competencias profesionales -co-
ciones y actores a quienes es delegada o mo los psicólogos, psicoanalistas, trabaja-
que asumen, la tarea de definir, seleccio- dores sociales, etc.- sino de actores socia-
nar y de diversas maneras, gestionar a los les, que reivindican nuevas competencias
criminales mismos" (Pitch, 1989, p. 36). sociales: las asociaciones de familiares de
La limitación del primer campo impli- locos-delincuentes, las organizaciones de
ca la extensión del segundo. Las cuestio- derechos humanos, los colectivos de locos-
nes de responsabilidad en torno a la ima- delincuentes privados de su libertad, etc.
gen del loco-delincuente se vinculan La multiplicación de asunciones de res-
estructuralmente con las cuestiones de res- ponsabilidad implica también la transfor-
ponsabilidad en torno a los actores socia- mación de las viejas competencias profe-
les e institucionales que participan en los sionales (el juez penal, el perito, el psiquia-
procesos de definición y gestión de los lo- tra heredero del médico mental o alienista)
cos-delincuentes. Las esferas de la respon- en el contexto de dispositivos instituciona-
A manera de epílogo. Cuestiones de responsabilidad entre dispositivo penal... 179

les -el penal y el psiquiátrico- que se en- que en los verdaderos confines de la cues-
cuentran en pleno movimiento (cfr. Pitch, tión crim de camposmás silen-
en este dossier). cios-os y silenciados, puedan producirse
Como bien señala Pitch (en este dossier), --rittevas—visioírtraré la relación entre la
la activación de competencias y responsabi- locura y el crimen, solidarias y democráti-
lidades institucionales y sociales diversas cas, teniendo en cuenta las necesidades sin
hace mas posible pensar en "políticas que más descuidar los derechos. ■
que buscar justificaciones en la existencia de
"peligros", reedifican concretamente, es de- Bibliografía
cir, en la praxis, cuáles son los riesgos y quién
debería y podría asumirlos" y "...la disponi- Alvarez Uria, (1983): F., Miserables y Locos,
bilidad personal e institucional de asumir ries- Barcelona, Tusquets, pp. 364.
gos es más alta cuando existe colaboración y Bunge, C.A. (1914): "Vista Fiscal (Camara)",
reciprocidad. Los riesgos son en estos casos Revista de Criminologia, Psiquiatría y Me-
compartidos y son también menores, porque dicina Legal, pp. 747-750.
se asumen responsabilidades articuladas en- Castel, R. (1976): "I Medici e i Giudici", en
tre sí". Tal vez, esta multiplicación de asun- Foucault, M., lo Pierre Riviere, Avendo
ciones de responsabilidad , de actores socia- Sgorzzato mia Madre, mia Sorella e mio
les e institucionales que se "hacen cargo" sea Fratello..., Torino, Giulio Einaudi, pp. 275-
el signo político mas auspiciable en pos de 292
la resolución de los nudos irresueltos históri- Castel, R. (1980): El Orden Psiquiátrico, Ma-
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El "Polaco" Goyeneche con Armando Pontier y Aníbal Troilo

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