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Clase 1 Modulo 1 Entrenamiento

1) El documento introduce el tema del entrenamiento profético y explica que algunos han rechazado la profecía debido a falsos profetas. 2) Explica que un profeta es alguien inspirado por Dios para transmitir su mensaje y dar sentido a fenómenos inexplicables. 3) Detalla los diferentes términos bíblicos para profeta y cómo se usaban, incluyendo nabí, roeh y jozeh.
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Clase 1 Modulo 1 Entrenamiento

1) El documento introduce el tema del entrenamiento profético y explica que algunos han rechazado la profecía debido a falsos profetas. 2) Explica que un profeta es alguien inspirado por Dios para transmitir su mensaje y dar sentido a fenómenos inexplicables. 3) Detalla los diferentes términos bíblicos para profeta y cómo se usaban, incluyendo nabí, roeh y jozeh.
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MODULO 1

ENTRENAMIENTO
PROFÉTICO
CLASE #1
INTRODUCCION

Existe una estrategia del enemigo donde utiliza el mal uso y abuso del fenómeno
profético para  generar un rechazo total de esta recomendación de Dios. Su plan ha
tenido éxito en extirpar la profecía de muchas congregaciones. El hecho de que se
han encontrado algunos predicadores falsos no significa que debemos impedir a
todos los predicadores; lo mismo con el fenómeno profético que el  Espíritu Santo a
juzgado prudente en colocar en la Iglesia.
El significado bíblico de profeta deriva del hebreo compuesto por los vocablos nabí  que indica
al que es inspirado por Dios y roéh  que significa vidente.

En este sentido, profeta es el que mira a través de Dios.

La palabra profeta deriva del griego profetes  que significa mensajero o portavoz.

Profeta, o profetisa en femenino, se refiere a una persona que logra entender y dar sentido a
fenómenos inexplicables para la mayoría o consigue ver el futuro .

El Profeta definido en el Antiguo Testamento:


Por definición, al profeta se le conoce como:
1.      Nabí o Nebiyah: Significa el que ha sido llamado, siendo su femenino Nebiyah, término que
aparece 6 veces en las escrituras, refiriéndose por ejemplo a Natán como Nabí y a María la
hermana de Moisés (Éxodo 15:20), Hulda (2ª Reyes 22:14-20), y aun a Noadías la profetisa que
trato de meterle miedo a Nehemías (Nehemías 6:14). Al establecerse esta palabra se
diferenciaba adecuadamente entre vidente y profeta.
2.      Roeh: Este es el termino con el que se refiere al Profeta Samuel en 1ª Samuel 9:9. Esta palabra
‫רואה‬  se refiere al vidente; en un principio al no existir la palabra para identificar al profeta era
utilizada para este o estos. Normalmente en las escrituras vemos esta palabra usada cuando
un individuo buscaba palabra de Dios.
3.      Jozeh: Esta palabra ‫חזה‬ también quiere decir vidente, pero se refiere al profeta en las
escrituras. Este título para profeta es el que se utiliza para designarlo más específicamente
como vidente. Es interesante notar que esta designación aparece de forma preponderante en
los profetas de Judá: Amós 7:12, Isaías 29:10, 30:9-10, Miqueas 3:5-8. Una diferencia que
tenemos aquí en relación con lo que vimos con el Roeh es que en estos casos no hay una
solicitud directa por parte de una audiencia o de un individuo. Al utilizar la palabra vidente es
decir Roeh; después del caso de Samuel nos indica que no era del Señor y que tenía
capacidades y dones similares a los de los profetas. Cuando encontramos profetas que tienen
visiones o son visionarios se utilizó la palabra Jozeh para referirse a ellos, aunque normalmente
es traducida como vidente en nuestras biblias sabemos ahora que se refería a personas que
eran del Señor es decir Profetas que tenían visiones. En estos libros es bastante común
encontrar informes de visiones y de hecho existe una tradición a través de la cual se forman
"series de visiones":
a.       5 Visiones de Amos (7:1-9; 8:1-3; 9:1-4).
b.      4 Visiones de Ezequiel (1:1; 8:1; 37:1; 40:1).
c.       8 Visiones de Zacarías (Capitulos 1-6).
Entonces, para concluir, se define como NABI o NEBIYAH la palabra para el Profeta. Es la
autoridad, ministerio y plenitud del don que comparte ambas palabras de ROEH y JOZEH.
ROEH la palabra para el Vidente, consultado por individuos o audiencias, y después de la
muerte del Profeta Samuel esta palabra se usó para los falsos profetas. Y JOZEH la palabra para
el Profeta pero que era Visionario es decir que tenía muchas visiones, traducida en nuestras
biblias como Vidente y que normalmente no era consultado por una audiencia o individuo.

LA HISTORIA DE LOS PROFETAS

Un profeta era quien, llamado por Dios y lleno de Su Espíritu, les transmitía la palabra del
Señor a las personas que de una u otra forma se habían distanciado de Dios. En cierto sentido,
un profeta es un predicador. Sin embargo, en términos laborales en la actualidad, un profeta
es un denunciante, particularmente cuando toda una tribu o nación se ha alejado de Dios.

Los profetas ocupan las páginas de la historia de Israel. Moisés fue el profeta de Dios usado
para rescatar al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto y para guiarlos posteriormente a la
tierra que Dios les había prometido. Una y otra vez, estas personas se alejaban de Dios. Moisés
fue el primer portavoz de Dios para traerlos de nuevo a una relación con el Señor. En los libros
de historia del Antiguo Testamento (Josué, Jueces, 1 y 2 de Samuel, 1 y 2 de Reyes, 1 y 2 de
Crónicas, Esdras y Nehemías), algunos profetas tales como Débora, Samuel, Natán, Elías,
Eliseo, Hulda y otros se levantan para hablar la palabra de Dios a un pueblo rebelde.

La adoración religiosa de Israel estaba organizada alrededor de la labor de los sacerdotes,


primero en el tabernáculo y luego en el templo. La descripción del trabajo diario de los
sacerdotes radica en sacrificar, descuartizar y asar los animales del sacrificio que traían las
personas que los ofrecían. Sin embargo, la tarea de un sacerdote iba más allá del duro trabajo
físico de encargarse de miles de sacrificios animales. Un sacerdote también era responsable de
ser un guía espiritual y moral para el pueblo. Aunque con frecuencia el sacerdote era visto
como el mediador entre el pueblo y Dios en los sacrificios en el templo, su tarea más grande
era enseñarle al pueblo la ley de Dios (Lv 10:11; Dt 17:8–10; 33:10; Esd 7:10).

Desafortunadamente, en la historia de Israel, era común que los mismos sacerdotes se


volvieran corruptos y se alejaran de Dios, llevando al pueblo a la idolatría. Los profetas se
levantaban cuando los sacerdotes fallaban en su tarea de gobernar el país con justicia. En
cierta forma, Dios llamó a los profetas y habló por medio de ellos, usándolos como
denunciantes cuando toda la nación israelita estaba al borde de la autodestrucción. 
LOS PROFETAS EN LA HISTORIA DE ISRAEL

Los registros de los profetas más antiguos están entretejidos en la historia de Israel en los
libros de Josué hasta 2 de Reyes, es decir, no se encuentran en un texto por separado.
Posteriormente, las palabras y hechos de los profetas fueron preservados en colecciones
separadas, que son los últimos diecisiete libros del Antiguo Testamento, desde Isaías hasta
Malaquías. Por lo general, estos son llamados los “profetas posteriores” o algunas veces los
“profetas literarios”, ya que sus palabras quedaron escritas en textos de literatura separados, y
no a lo largo de los libros de historia, como fue el caso de los profetas anteriores.

Cuando el reino unificado se dividió en dos, las diez tribus del norte (Israel) se sumergieron
inmediatamente en la adoración a los ídolos. Elías y Eliseo, los últimos profetas anteriores,
fueron llamados por Dios a exhortar a los israelitas idólatras para que adoraran solamente a
Yahweh. Los primeros de los profetas literarios, Amós y Oseas, fueron llamados a exhortar a
los reyes apóstatas del norte de Israel, desde Jeroboam II hasta Oseas. Ya que tanto los reyes
como el pueblo se rehusaron a regresar a Yahweh, Dios permitió que el poderoso imperio de
Asiria derrumbara el reino del norte de Israel en el año 722 a. C. Los asirios, crueles e
inmisericordes, no solo destruyeron las ciudades y los pueblos de la tierra y tomaron su
riqueza como botín, sino que también tomaron prisioneros entre los israelitas y los dispersaron
por todo el imperio con la intención de destruir por siempre su sentido de nacionalidad (2R
17:1–23).

Mientras Israel se acercaba a su destrucción, la pequeña nación de Judá en el sur dejó de


adorar a Yahweh y comenzó a adorar a los dioses extranjeros. Los reyes buenos hacían que el
pueblo dejara la adoración de los dioses y las malas prácticas de negocios, pero los reyes malos
anulaban estas acciones. En el reino del sur (Judá), los primeros profetas literarios
fueron Abdías y Joel, quienes actuaron como denunciantes bajo el reinado de Jeroboam,
Ocozías, Joás y la reina Atalía.

Isaías habló la palabra de Dios en Judá bajo el reinado de cuatro reyes —Uzías, Jotam, Acaz y
Ezequías— y Miqueas también profetizó durante ese periodo. El sucesor de Ezequías en el
trono fue Manasés, de quien la Escritura dice que hizo más maldad a los ojos del Señor que
todos sus predecesores (2R 21:2–16).

Manasés fue sucedido por el rey Josías, un buen gobernante que promovió una limpieza
exhaustiva del templo para librarlo de la adoración pagana. Las personas que estaban
limpiando el templo encontraron un rollo antiguo que declaraba juicio sobre la tierra, lo que
llevó al último avivamiento de adoración para Yahweh en Judá. En esta época, los profetas en
Jerusalén incluían a Nahúm, Jeremías y Sofonías (aunque el sumo sacerdote recurrió a la
profetisa Hulda para que interpretara el rollo para el rey). Los reyes que gobernaron después
de Josías tomaron decisiones políticas desastrosas que eventualmente hicieron que el
conquistador babilónico Nabucodonosor II se enfrentara con Jerusalén (2R 23:31–24:17). En el
año 605 a. C., Nabucodonosor llevó a 10.000 judíos al exilio en Babilonia. El
profeta Ezequiel hacía parte de esos cautivos, a diferencia de Habacuc quien se unió a Jeremías
y Sofonías en el trabajo profético en Jerusalén. Cuando el rey Sofonías hizo una alianza con las
naciones vecinas para luchar en contra de Babilonia en el año 589, Nabucodonosor sitió
Jerusalén por más de dos años (2R 24:18–25:21; 2Cr 36). La ciudad se rindió en el año 586,
principalmente por causa de la hambruna y fue arrasada, lo que incluyó la destrucción total del
templo y los palacios. Jeremías permaneció en Jerusalén haciendo su trabajo profético entre el
remanente empobrecido en Judá, hasta que fue llevado a Egipto. Mientras tanto, Ezequiel
continuó profetizando a los judíos exiliados en Babilonia.

Entre los judíos cautivos en la primera deportación (605 a. C.) se encontraba el joven Daniel, a
quien Dios usó en Babilonia en la corte de todos los emperadores babilonios. Cuando Babilonia
fue derribada por los persas en el año 539 a. C., el rey medo persa Ciro permitió que los judíos
regresaran a Judá a reconstruir su ciudad y su templo, primero con la guía de Zorobabel y
después de Nehemías. Las profecías de Daniel abarcan desde el tiempo del exilio en Babilonia
(Dn 1:1) hasta el decreto de Ciro que daba por terminado el exilio (Dn 10:1).

Los reyes persas diferían en su actitud frente a los judíos. Bajo el gobierno de Cambises (530–
522), la reconstrucción de Jerusalén se detuvo (Esd 4), pero bajo el de Darío I (522–486) se
completó el segundo templo (ver Esd 5–6). Allí, en el tiempo después del exilio, los
profetas Zacarías y Hageo confrontaron a los judíos: “Ustedes viven en casas artesonadas
mientras que la casa de Dios está en ruinas. ¡Hagan algo al respecto!” Darío fue sucedido por
Asuero (486–464), cuyo reinado se registra en Ester 1–9. Luego de Asuero vino Artajerjes
(464–423). Durante este periodo, Esdras regresó a Jerusalén, en el año 458 a. C. (Esd 7–10) y
Nehemías en el año 445 a. C. (Neh 1–2). En este tiempo, Malaquías, el último profeta posterior
al exilio, escribió su libro.

La historia del libro de Jonás no se lleva a cabo en Israel, y el texto no da ninguna indicación
sobre su fecha. Dios le dio a Jonás una misión en Nínive, la capital asiria, para que llamara a los
asirios a arrepentirse. Los asirios eran enemigos de Israel, pero el propósito de Dios era
bendecirlos a pesar de eso, lo que concuerda con la promesa de Dios de que el pueblo de
Abraham sería una bendición para todas las naciones (Gn 22:18).

ESCUELA DE PROFETAS

En los siglos XI y X A.C. en Israel, frente a ciertos profetas. "Primero en la Rama Los mensajeros
de Saúl, y ellos también profetizaron. Entonces Saúl envió mensajeros para llevarse a David,
que vio una congregación de profetas que profetizaban, donde fue Samuel, quien presidió
sobre ellos, y el Espíritu de Dios vino sobre la congregación del profeta, y más tarde en Betel,
Jericó y Gilgal (Rs.2 II: 3-5; 4:38)
Elías y Eliseo
Un grupo de profetas también se menciona en los tiempos de Elías y Eliseo (1 Reyes 20:35, 2
Reyes 6:1-7). Las escuelas se organizaron con el fin de despertar, los que tenían dones
proféticos, cultivando una vida de justicia y consagración a través de la preparación espiritual
para el ministerio que fueron restringidos por la apostasía.
Las escuelas de profetas ofrecieron resistencia a los peligros que amenazaban con destruir la
nación espiritualmente (I Samuel 9:10); Entonces Saúl dijo a su criado: Bien dicho, venga,
vamos a ir. Y se fueron a la ciudad donde el hombre de Dios.
Vivían en grupos en las inmediaciones de los santuarios del Señor (I Sam 19:20).
Samuel parece haber sido el fundador de una escuela "
Los hijos de los profetas
Estos son los hijos de los profetas que fueron enseñados por los profetas antiguos y de mayor
renombre, como Eliseo (2 Reyes 2.3,5,7,15; 4.1,38; 5:22; 6,1; 9,1).
Siempre estaban con el profeta-líder, se opuso al culto de Baal y promovió la obediencia y
fidelidad al Señor Dios. Ellos profetizaron por el poder del Espíritu y por lo tanto lo conocen.
Los discípulos de los profetas: En el siglo IX aC se han encontrado fraternidades "hijos de los
profetas". Elías hizo causa común con estos profetas (II Reyes 2:3 a 15.) -.
Los hijos de los profetas, al parecer, se concentraron en tres lugares principales: Gilgal, Bethel
y Jericó (II Reyes 2.3,5 15, 4.38.).

En hebreo "Hijos de los Profetas", expresó a veces, pertenecientes a un grupo. Los profetas
que se encontraban en Israel llamados hijos de los profetas,practicaban una forma de vida más
organizada:
A veces vivían en comunidad (II Rey. 46:1).
-Tenían comidas comunes (Reyes II, 4:38 a 41)
-Eran dirigidos por un jefe a quien llamaban padre (II Rey. 2:12).
Hijos de los Profetas
Debe haber habido algunas dudas sobre la autoridad de Eliseo, debido a la existencia de
grupos de personas conocidas como "hijos de los profetas". La frase significa que esas
personas eran herederos de las enseñanzas y tradiciones proféticas. No se sabe si alguno de
ellos era un gran profeta. El profeta Amós incluso negó cualquier relación con esos grupos, lo
que parece haber desaparecido en el siglo VII antes de Cristo (Amos 7:14).
En el momento de Eliseo los "hijos de los profetas", se encuentra en Gilgal, Bethel y Jericó. Su
ministerio era de carácter local. Deberían haber seguido las instrucciones de Elías y Eliseo para
enseñar al pueblo la ley de Dios y las revelaciones divinas en el tiempo de Saúl (I Samuel
10:5,10). Poco antes de que Elías fuera trasladado al cielo, él y Eliseo visitaron estos grupos
proféticos. Elías intentó en vano persuadir a Eliseo para permanecer en Gilgal y Betel (II Reyes
2:1-4). El grupo profético en Betel debería haber sido advertido por Dios que Elías se separaría
de ellos. Cuestionaron Eliseo al respecto y se aseguraron de que estaba al tanto de la situación.
Ezequiel fue un sacerdote que fue llamado a profetizar durante el exilio del pueblo judío en
Babilonia, que haya ejercido su actividad entre los años 593-571 antes de Cristo. [1] Se dice
que fundó una escuela de profetas y la ley enseñada por el río Chebar, que cruza la ciudad de
Babilonia.
Eliseo enseñó lo que había experimentado
"Lo que da a la profecía del Antiguo Testamento su cualidad única es la riqueza de la revelación
divina a través de sus grandes figuras. Los profetas no eran hombres perfectos, y no debemos
idealizar a aumentar su gloria. Eran hombres que conocían su comunión íntima con Dios, que
transmitían algo del espíritu del Señor. Eran hombres que habían visto el corazón de Dios,
hombres que hablaban porque les daba vergüenza, y no porque querían hablar, a los que Dios
le había impuesto la obligación de transmitir su mensaje.
Los maestros que se destacaron en la dirección de esta escuela fueron Samuel, Elías y Eliseo.
Los milagros son el sello distintivo de estos maestros. DIOS los instruyo confirmadolos como
profetas del futuro.
Los hombres eran respetados y admirados por todos, incluso por sus enemigos.
Creemos que antes de que tuvieran tantas escuelas, como lo hubo en el tiempo de Elías y
Eliseo, sólo había dos escuelas bien definidas, de Ramá, residencia de Samuel (1 Samuel 8:4; 1
Samuel 25:1) y los de Quiriat-jearim (1 Sm 7,2 - 1 Cr 13,5), residencia temporal del arca de
Dios.
TABLA CRONOLOGICA DE LOS PROFETAS Y REYES

TAREA

De acuerdo al siguiente cuadro elabora una tabla con los profetas Mayores

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