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Mapa Conceptual Derecho Romano Mariangel Arenas

Los derechos reales de garantía como la prenda, la fiducia y la hipoteca surgieron en el derecho romano para asegurar el cumplimiento de las obligaciones por parte del deudor al concederle al acreedor ciertas facultades sobre los bienes del deudor. Estos derechos han evolucionado a través del tiempo, por ejemplo, la hipoteca originalmente solo aplicaba a bienes inmuebles pero luego se expandió a otros tipos de bienes. El derecho romano estableció varios mecanismos legales para proteger los derechos de los acre
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Los derechos reales de garantía como la prenda, la fiducia y la hipoteca surgieron en el derecho romano para asegurar el cumplimiento de las obligaciones por parte del deudor al concederle al acreedor ciertas facultades sobre los bienes del deudor. Estos derechos han evolucionado a través del tiempo, por ejemplo, la hipoteca originalmente solo aplicaba a bienes inmuebles pero luego se expandió a otros tipos de bienes. El derecho romano estableció varios mecanismos legales para proteger los derechos de los acre
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UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTA ROSA

FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA DE DERECHO

MAPA CONCEPTUAL
Derechos Reales de Garantía

Estudiante: Arenas, Mariangel


C.I. V- 28696880

Carora, abril 2021


Mapa Conceptual
Análisis

Lo derechos reales de garantía son llamados así porque son constituidos a favor de un acreedor para reforzar el
cumplimiento de la obligación por parte del deudor, asegurándole su cumplimiento al conceder al acreedor ciertas facultades
sobre pertenencias del mismo deudor.
El acreedor tiene, sobre esas acciones, facultades reales para perseguirlas en manos de quien se encuentren, para hacerse
poner en posesión de ellas, en síntesis son un derecho accesorio adherido a una obligación que se hace cumplir.
La institución de la prenda tiene su origen en un Rescripto del Emperador Gordiano III del año 239 d. C, contenido en
la Constitución única en el Título XXVI (XXVII) del Libro VIII del Código de Justiniano y que supone que, puesto en
posesión de la prenda el acreedor, no podía ser obligado a restituirla por virtud de la excepción de dolo malo, a no ser que
devolviese u ofreciese hacerlo el deudor también lo que le debía sin prenda.
¿En caso de una segunda deuda, era una mera retención o bien un derecho de prenda? destacando como argumento de
esta segunda postura la no concurrencia del requisito de la conexión entre la segunda deuda y la cosa. La trascendencia de la
distinción será mayor o menor en función de la no aclarada cuestión de si al promulgarse el rescripto ya era inherente a la
prenda el ius distrahendi.
Respecto a la fiducia, en todos los casos, también se aplicaban medios de defensa procesal: Tanto en favor del
fiduciante: como es De la enajenación de la cosa transmitida en fiducia nace una actio fiduciae, que es el prototipo de las
acciones de buena fe. Es una acción de carácter infamante, en cuya fórmula se ordena al juez que compruebe si el fiduciario
demandado ha observado en la conservación y restitución de la cosa una conducta conforme a lo que entre personas honestas
conviene justamente observar y sin defraudación.
Tanto en favor del fiduciario: Probablemente el fiduciario podía servirse también de la actio fiduciae contraria para el
reembolso de los gastos e impensas realizadas en la cosa.
Respecto a la hipoteca, Por una parte, la idea claramente contrastada que la segunda hipoteca nace vía de la sujeción
de la hipoteca del segundo acreedor a la previa extinción de la primera hipoteca. Es decir que en principio era necesario la
extinción del derecho del primer acreedor para la efectividad de una segunda hipoteca.
En un momento posterior, es necesario el acuerdo previo que permita la subrogación hipotecaria por el segundo
acreedor, una cláusula que surge como cláusula de estilo dando por supuesto que la segunda hipoteca existe tanto si la cosa
queda libre de la primera -de ahí su extensión a la totalidad de la cosa.
Finalmente, el ius offerendi como derecho reconocido al segundo acreedor es el medio que permite llevar a cabo una
subrogación en los derechos del acreedor primero y la convalidación de sus derechos como nuevo acreedor preferente.
Todos los mencionados fueron medios de obtener derechos reales de garantía, con la finalidad de que haya una garantía
de la prenda respecto al acreedor.
Mediante esta también se protegieron los derechos y también se constituyeron protección a la prenda del deudor, más
mediante cláusulas establecidas, de tiempo y acuerdos, estos se extinguían.
Derechos reales de garantía, ha sufrido una constante evolución, en aquel entonces, comenzó desde la fiducia, seguido
del pignus y la hipoteca, particularmente en hipoteca, se trataba de un bien inmueble, más en el pignus y fiducia, se hablaba
de una cosa como prenda.
Como siempre, en el derecho romano, en un sentido amplio nos brindaron un completo tema de estudio, y la grandeza
de ese entonces se ve reflejada pues como es el caso de la hipoteca, salvo algunos casos, aún se mantiene vigente. Resultaba
con ello el acreedor muy favorecido, ya que, como garantía del pago de la deuda, se hacía propietario de la cosa con todas
las facultades que el dominio implica. En cambio, desde el punto de vista del deudor la institución resultaba desproporcionada
y con serios inconvenientes. Aunque la cosa valiese mucho más que la deuda, no la podía utilizar ya para garantizar otras
obligaciones; si la cosa era fructífera, se veía privado de sus productos, que hubieran podido ayudarle muchas veces a saldar
su obligación. Este último inconveniente se obviaba con frecuencia dejando el acreedor propietario en arrendamiento o en
precario la cosa al deudor. Pero aun había otra desventaja: el deudor disponía, una vez pagada la deuda, de la actio fiduciae
para reclamar al acreedor el cumplimiento del pacto de devolución; más tal actio no era real, sino meramente personal
ejercitable únicamente contra el acreedor; de modo que si éste, como dueño que era de la cosa, la hubiese enajenado, el
deudor lograría una indemnización por incumplimiento del pacto, pero no tenía medio de reclamar la cosa del tercero que la
tuviese en su poder.

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