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38 Ma 6SP JN 16, 5-11 El Espiritu Santo Dara Testimonio Contra El Mundo He 16, 22-34

En 3 oraciones o menos: El documento describe una invocación al Espíritu Santo para guiar la lectura de las Escrituras. Incluye una oración inicial invocando al Espíritu Santo, seguida de la lectura del día sobre Pablo y Silas predicando en la cárcel y cómo el carcelero y su familia se convirtieron después de presenciar un milagro de Dios. Finaliza con una oración pidiendo a Jesús enseñar sobre el Padre a través del Espíritu Santo.

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38 Ma 6SP JN 16, 5-11 El Espiritu Santo Dara Testimonio Contra El Mundo He 16, 22-34

En 3 oraciones o menos: El documento describe una invocación al Espíritu Santo para guiar la lectura de las Escrituras. Incluye una oración inicial invocando al Espíritu Santo, seguida de la lectura del día sobre Pablo y Silas predicando en la cárcel y cómo el carcelero y su familia se convirtieron después de presenciar un milagro de Dios. Finaliza con una oración pidiendo a Jesús enseñar sobre el Padre a través del Espíritu Santo.

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Martes – 6ta Semana de Pascua.

Año Par Ciclo A (He 16, 22-34; Jn 16, 5-11)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: DAME ESPÍRITU Y FE NO MÁS MUNDO”
 «Jerusalén. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos».

 «Os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si no me voy


el Paráclito no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré».
 «Cuando Él venga, pondrá de manifiesto el error del mundo en relación
con el pecado, con la justicia y con la condena».
 «Con el pecado, porque no creyeron en mí; Con la justicia, porque
retorno al Padre y ya no me veréis; Con la condena, porque el que
tiraniza a este mundo ha sido condenado».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Ap 19, 7. 6

Alegrémonos y gocemos y démosle gracias, porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria: Martes de la VI semana de Pascua, feria. 19 de Mayo 2020


• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)


• Ven Espíritu Santo, llena con tu luz y amor el corazón de tu siervo.
• Señor Jesús, Tú que al subir al Cielo nos enviaste el Espíritu Santo para estar con
nosotros en todo momento, obtenme la Luz del Paráclito para que me ilumine en mi
oración y así pueda crecer más en Ti y en el conocimiento de tus verdades. Ayúdame
Señor a que en esta oración me adhiera de todo corazón a Ti y así te pueda entregar
toda mi vida.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

El Espíritu testifica contra el Mundo. (Hch 16,22-34; Jn 16,5-11)


La vida de Cristo, que la comunidad vive, y la mentalidad de Cristo vivo en la Iglesia,
darán testimonio contra el mundo en la medida en que éste está todavía por redimir y
dominado por el mal. El mundo acusa a Cristo de ser un pecador, en su juicio lo
encuentra culpable como si fuera un hombre sin fundamento, y lo condena. Pero ¿quién
es realmente el pecador? ¿Quién es el culpable? ¿Quién es condenado? No Cristo, sino,
todo lo contrario, el mundo. ¿Quién probará esto? El Espíritu de Cristo vivo en la Iglesia.
Si la Iglesia vive la vida del justo Jesús, las obras del mundo aparecerán como injustas,
y la vida de Cristo vivida por los cristianos será una condenación del mundo y de los
poderes del mal.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Ten piedad, Señor, porque he caído muchas veces, negándote con mis palabras,
pensamientos y acciones. Sé que tu misericordia es eterna y es infinitamente más
grande que todos mis pecados. Por eso no temo acercarme una vez más a Ti para
pedirte el perdón y comprometerme a luchar contra el pecado y, ayudado con tu gracia,
nunca desfallecer en el combate.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Dios todopoderoso y lleno de misericordia, concédenos lograr verdaderamente nuestra


participación en la resurrección de Cristo, tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.
Señor Dios nuestro: Tú nos exiges mucho, a nosotros, tu Iglesia, al llamarnos a ser
testigos de tu Hijo y de su mensaje salvador, aunque seamos hombres y mujeres que
participamos también en el pecado del mundo. Envíanos tu Santo Espíritu para abrirnos
siempre a la renovación y conversión, para que tu Iglesia muestre al mundo el
verdadero rostro de Jesucristo Hijo tuyo y Señor nuestro por los siglos de los siglos.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 16, 22-34
Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.
En aquellos días,
22 la gente se amotinó contra ellos, y los magistrados ordenaron que les despojaran de
sus vestiduras y los azotaran con varas.
23 Después de una severa flagelación, los metieron en la cárcel y encargaron al
carcelero que los guardase con cuidado.
24 El carcelero, siguiendo a la letra la orden, los metió en el calabozo más seguro y les
sujetó los pies en el cepo.
25 A medianoche, Pablo y Silas oraban entonando himnos a Dios, mientras que los otros
presos los escuchaban.
26 De repente, se produjo un gran terremoto, que sacudió los cimientos de la cárcel; se
abrieron solas todas las puertas y a todos los presos se les soltaron las cadenas.
27 Al despertarse el carcelero y ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó el puñal con
intención de suicidarse, pensando que los presos se habrían fugado.
28 Pero Pablo le gritó: - No te hagas daño, que estamos todos aquí.
29 El carcelero pidió una antorcha, entró en el calabozo y se echó temblando a los pies
de Pablo y Silas.
30 Después los sacó fuera y dijo: - Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?
31 Ellos le respondieron: - Si crees en el Señor Jesús, os salvaréis tú y tu familia.
32 Luego le explicaron a él y a todos sus familiares el mensaje del Señor.
33 En aquella misma hora de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas
y a continuación recibió el bautismo con todos los suyos.
34 Después los llevó a su casa, preparó un banquete y celebró con toda su familia la
alegría de haber creído en Dios.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
Definitivamente que no hay experiencia más gozosa en el hombre que la que produce
Dios en el corazón del creyente y en aquel que lo lleva a la fe.
En este pasaje, en el cual hemos visto cómo Dios toca el corazón del carcelero y lo lleva
a la fe, podemos percibir el gozo que se generó no solo en el hombre sino en Pablo y
Silas, de tal modo que después de curarles las heridas preparó una fiesta, por el hecho
de "haber creído". Por ello, te invito a que vayas perdiendo el miedo de hablar de Jesús,
de aprovechar toda oportunidad que Dios te presenta para ser su testigo y para ayudar
a tu comunidad a conocer y a amar a Dios.
Yo te aseguro que no cabrás de gozo el día que Dios te conceda que, por tu medio, otros
hermanos lleguen a aceptar la vida conforme al Evangelio.
Oratio
Te pido, Señor, que por la fuerza de tu Espíritu Santo, nunca pierda la felicidad de
cuando acepté seguirte y entregarte mi vida; que siempre mantenga esa actitud de
libertad y entrega absoluta.
Actio
Hoy escribiré la historia de cómo Dios me encontró y me llamó y la compartiré con
alguien cercano a mí.
www.santaclaradeestella.es

• Pablo y Silas están en la cárcel por haber expulsado el espíritu de adivinación de una
esclava: «El espíritu salió de ella en aquel mismo instante, pero sus amos, al ver que
habían desaparecido sus expectativas de lucro, echaron mano a Pablo y a Silas y los
llevaron a la plaza pública ante las autoridades» (vv. 18b-19) acusándoles de turbar el
orden público.
Los «estrategas» de Filipos, sin hacer demasiadas averiguaciones, ordenan que azoten
con varas a los acusados y encargan al carcelero que los vigile con cuidado. Por eso, al
día siguiente, cuando los magistrados querían liberar a los prisioneros, Pablo protesta de
manera vivaz y, haciéndose fuerte en su ciudadanía romana, les exige explicaciones por
su acción ilegal.
Lucas se muestra solícito también en esta ocasión en sacar a la luz el derecho romano,
que favorece la libre circulación de la Palabra. Las persecuciones todavía están lejos.
Entre ambos episodios «policíacos» se insería la clamorosa conversión narrada en
nuestro pasaje: el testimonio sereno de los prisioneros, su lealtad, la serio de
acontecimientos extraordinarios, conmueven al carcelero y le hacen plantear la
pregunta: « ¿Qué debo hacer para salvarme?».
La respuesta no consiste en una serie de preceptos, sino en la presentación de una
persona: «Si crees en el Señor Jesús, os salvaréis tú y tu familia». Así, a la «prosélito
judía» se añade un «funcionario romano»: dos conversiones que entran a formar parte
de una comunidad muy querida por Pablo. En efecto, los cristianos de Filipos le habían
«robado» a Pablo el corazón.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Nuestro defensor. A raíz de un exorcismo, Pablo y Silas son flagelados y encarcelados


(vv. 16-24). Sin embargo, parece que el privilegio de la ciudadanía romana de Pablo les
permite salir enseguida bien librados. Pero este relato es interrumpido por los vv. 25-40,
que relatan el curioso episodio de una liberación milagrosa. La prisión es sacudida por
un temblor de tierra, gracias al cual Pablo y Silas se escapan. El carcelero, que conocía
su responsabilidad, va entonces a preguntar a los dos misioneros qué tiene que hacer
para salvarse. Luego sigue toda una serie de acciones que reproducen «una estructura
reconocible por la comunidad cristiana a la que se dirige el texto»: no sólo han velado y
orado en la noche, sino que «la palabra es anunciada» (v. 32), el bautismo conferido (v.
33), y se termina con una comida que, en la práctica comunitaria, debía ser la
eucaristía» (B. Standaert). Insertado a destiempo en el relato del exorcismo de la criada
adivina, el episodio de la liberación milagrosa pone de relieve una verdadera catequesis
sacramental.
El salmo 137 pertenece al género de la acción de gracias. Recuerda la angustia en que
se ha encontrado el fiel, y menciona la acogida favorable.
www.fraynelson.com

1. Prisioneros que dan libertad


1.1 ¡Qué hermoso cuadro nos regala la primera lectura de hoy! He aquí unos prisioneros
muy singulares: son capaces de dar libertad a su propio carcelero.
1.2 En más de una ocasión escribió Pablo que la Palabra de Dios no estaba encadenada
y lo sucedido hoy nos lo muestra claramente. En efecto, la libertad de Pablo y Silas,
también llamado Silvano, no empieza en el momento en que aquel terremoto los libera
rompiendo sus cadenas.
1.3 Son libres cuando la oscuridad del calabozo no destruye la luz de sus almas; son
libres cuando la tristeza de las cadenas resulta impotente ante el gozo de sus cantos;
son libres cuando la injusticia de un castigo inicuo no vence sobre el poder de su
mensaje de la justificación que Dios regala en la Sangre de Jesús.
2. La gran pregunta
2.1 Cuando el carcelero descubre que no ha podido custodiar a los presos, precisamente
porque uno más fuerte les ha dado libertad, se resuelve a suicidarse, de seguro para no
tener que padecer la muerte a mano de sus superiores. Pablo, según escuchamos, lo
logra detener con un grito en que le advierte que todos están adentro.
2.2 Y entonces viene la gran pregunta: “¿Señores, qué debo hacer para salvarme?”.
Esta pregunta tiene mucha historia dentro de la Iglesia. La escucharemos en las dunas
del desierto egipcio en aquellos años de oro del monaquismo primitivo. Decenas de
veces los escritores antiguos relatan la escena hermosa: un joven que se acerca a un
santo monje y con profunda reverencia se atreve a preguntar por fin: “¿qué debo hacer
para salvarme?”.
2.3 Es también la pregunta que hace aquel joven rico que un día fue donde el Maestro
de Maestros, Jesucristo, según relata Marcos: “Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó
un hombre corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó: Maestro bueno,
¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” (Mc 10,17).
2.4 Hoy podemos dejar que esa pregunta, la pregunta honda que vive en el fondo del
corazón humano, salga a flote y nos conmueva. La falta de preguntas hondas deja sin
fondo nuestras decisiones y sin perspectiva nuestros deseos.
www.caminando-con-jesus.org

Los primeros cristianos sabían que asumir la fe en Cristo les traería dificultades,
encierros, prisiones y persecuciones. Sin embargo, también confiaban en que Dios los
libraría de todo mal. Los relatos de liberaciones milagrosas estimulaban a aquellos que
estaban dominados por el temor: Dios no abandonaría a quienes se han confiado a Él.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8
R/. Señor, tu derecha me salva.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti; me postraré hacia tu santuario.
R/. Señor, tu derecha me salva.
Daré gracias a tu nombre por tu misericordia y tu lealtad. Cuando te invoqué, me
escuchaste, acreciste el valor en mi alma.
R/. Señor, tu derecha me salva.
Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia
es eterna, no abandones la obra de tus manos.
R/. Señor, tu derecha me salva.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Jn 16, 7. 13
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Os enviaré el Espíritu de la verdad –dice el Señor–; Él os guiará hasta la verdad
plena.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Juan 16, 5-11

Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
5 Pero ahora vuelvo al que me envió y ninguno de vosotros me pregunta: « ¿Adónde
vas?».
6 Eso sí, al anunciaros estas cosas, la tristeza se ha apoderado de vosotros.
7 Y sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si no me voy el
Paráclito no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré.
8 Cuando Él venga, pondrá de manifiesto el error del mundo en relación con el pecado,
con la justicia y con la condena.
9 Con el pecado, porque no creyeron en mí;
10 con la justicia, porque retorno al Padre y ya no me veréis;
11 con la condena, porque el que tiraniza a este mundo ha sido condenado.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”


Papa Francisco, Homilía en santa Marta 28-mayo-2019
El Espíritu Santo lo renueva todo. El Espíritu Santo es el que nos acompaña en la vida, y
nos sostiene, es el Paráclito. ¡Qué nombre tan raro! Cuando era sacerdote, en una misa
con niños el domingo de Pentecostés les pregunté si sabían quién es el Espíritu Santo. Y
un niño me respondió: "el paralítico". Había oído "Paráclito" pero no sabía qué era, y por
eso dijo: "paralítico". Pues a veces también nosotros pensamos que el Espíritu Santo es
un paralítico, que no hace nada. La palabra paráclito quiere decir el que está junto a mí
para sostenerme, para que yo no caiga, para que yo vaya adelante, para que yo
conserve esa juventud del Espíritu. El cristiano siempre es joven: siempre. Y cuando
comienza a envejecer el corazón del cristiano, empieza a disminuir su vocación de
cristiano. O eres joven de corazón, de alma o no eres plenamente cristiano.
Lee con atención la siguiente reflexión que te ayudará a profundizar el evangelio:
Jesús en la Última Cena, pronuncia este largo discurso. Es un momento intenso, íntimo.
Son los últimos momentos en camaradería, con los amigos tan queridos, con los doce
apóstoles y les anuncia la noticia, que pronto ya no estará con ellos, el momento de la
partida está muy cerca. ¡Cómo no entristecerse! «Por haberles he dicho esto se ha
entristecido su corazón», les dirá Jesús.
Sin embargo Jesús no los deja ahí solamente. Les ofrece un consuelo. Porque la
separación no será definitiva. Porque a pesar de que a Jesús ya no lo verán como le
veían antes, los apóstoles van a permanecer en su amor, van a seguir caminando hacia
el mismo destino donde se dirige Jesús. Porque la comunión con el Señor no se logra
sólo diciendo que lo amamos mucho, sino sobre todo cumpliendo sus mandamientos; es
decir, anhelando lo mismo que anhela el Señor, queriendo lo mismo, deseando lo mismo
que el amigo, peregrinando hacia el mismo lugar. Esa es la comunión auténtica y
profunda, que nos conduce a ese encuentro más pleno y dichoso con el Señor, donde ya
nadie nos podrá separar.
Jesús nos acompaña en nuestra lucha diaria, no está ausente. Nos ha enviado al
Defensor, al Paráclito, al Espíritu Santo. Y no es que el Espíritu Santo vino a suplir la
presencia de Cristo, todo lo contrario, sino más bien vino a cumplirla, vino para hacerlo
más presente aún. Porque necesitamos del auxilio del Espíritu Santo para perseverar,
para seguir las sendas que el Señor nos ha dejado. Él es justamente el otro defensor. El
primero ha sido Jesús, que vino a salvarnos. El segundo es el Espíritu Santo, que nos da
la fuerza, la gracia para seguir esas sendas, para poder alcanzar la comunión con el
Padre. (Padre Juan José Paniagua)

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Vuelta sobre el tema: partida y retorno (16,4b-33). En esta sección se expone


detalladamente el cometido del Paráclito en sus relaciones con la glorificación de Cristo.
El estrecho paralelismo que estos versículos tienen con 13,31-14,31 salta
inmediatamente a la vista (en cuanto a la relación literaria de estos pasajes, cf.
comentario a 14,30-31).
El Paráclito condenará al mundo (16,4b-11).
4b-6. La introducción a esta sección recupera algunas de las expresiones propias de los
discursos anteriores: (a) la referencia a Jesús tauta lalein, «diciendo todo esto» (14,25;
15,11; 16,1-4a), se convierte en «no os dije nada de esto. (Tauta eipon) en 16,4b
combinando tauta lalein con el término eipon que aparece en 16,4a; (b) se insiste en el
contraste entre Jesús que estaba «con vosotros» y Jesús que está a punto de partir (cf.
14.27c-28.30; 16; 4b-5; (c) ex archés, «desde el principio», en el v. 4b refleja el ap
‘arches de 15,27. Las palabras de Jesús como causa de aflicción para los discípulos, «al
anunciaros estas cosas, la tristeza se ha apoderado de vosotros» (v. 6), se contraponen
a 15,11, «os he dicho todo esto para que participéis en mi gozo, y vuestro gozo sea
completo».
Cf. 14,1-4.
Ninguno de vosotros me pregunta: Es evidente que el evangelista (o su redactor) no
ve contradicción alguna entre esta afirmación y los textos paralelos de 13,36 y 14,5.
Como Barrett señala, se usa deliberadamente el tiempo presente: la pregunta parte de
la reacción inmediata de los discípulos ante las palabras de Jesús. Completamente
afectados por la pérdida (v. 6) que para ellos parece suponer la situación planteada por
el anuncio de Jesús en el sentido de que va a romperse su antigua asociación (v. 4b), no
son capaces de fijar la atención en el asunto realmente importante que se está tratando.
Además, en 13,36 y 14,5 la pregunta acerca del destino de Jesús no se ha hecho con
verdadero conocimiento.
7. Cf. 14,16 y 7,39.
Os conviene: Jesús insiste en que los discípulos deben alegrarse de su partida (cf.
14,27b-28); la expresión «os conviene» hace referencia al cumplimiento del plan de
Dios (cf.11, 50).
Si no me voy, el Paráclito no vendrá a vosotros: La venida del Paráclito se asocia al
don del Espíritu que será posible únicamente tras la glorificación de Jesús (anunciada en
7,39; cumplida en 20,17.22).
8-11. La función atribuida al Paráclito en este pasaje es la de dar testimonio en el juicio
contra el mundo. La expresión elenchein peri puede significar: (a) «sacar a la luz»,
«exponer»; (b) «condenar». Aunque «Paráclito» normalmente se traduce por
«abogado» o «defensor», la tradición joánica ha convertido al defensor de Israel,
Moisés, en el acusador de Israel. La expresión «Espíritu de Verdad» que la comunidad
joánica asocia al Paráclito puede referirse tanto a un guía angélico para los justos como
a una operación de la consciencia que condena a los pecadores. Jn 3,20 hace notar que
las malas obras impiden a los que las cometen acercarse a la luz, por miedo a ser
condenados (elenchein). En 8,46 Jesús usó la misma palabra al retar a su audiencia a
que lo condenasen por haber pecado. Jn 12,31 anuncia que la hora de la crucifixión será
la hora del juicio para «el príncipe de este mundo».
Con la llegada del Paráclito, el juicio iniciado por Jesús contra el mundo se resolverá a
favor de Jesús. El «pecado» por el que se condenará al mundo será la «falta de fe»
reflejada a lo largo del evangelio (p.ej., 3,19.36; 8,21-24; 15,22-25).
8. cuando Él venga: Una vez que haya partido Jesús, la Iglesia se encontrará como
ante un tribunal en el foro de este mundo. El Espíritu actuará como consejero de la
Iglesia para invertir la partida frente al mundo y dejarlo convicto. Ello se realizará
mediante la vida de la Iglesia dirigida por el Espíritu. Será una acusación válida; el
mundo se negará a reconocerla (14,17), pero su veracidad está asegurada a pesar de
todo.
8. justicia: Este término aparece solamente aquí; pero en Jn 5,30 se afirma que Jesús,
que siempre obedece la voluntad de quien lo ha enviado, juzga con juicio «justo»
(dikaia), y la referencia a este episodio que aparece en 7,24 reta a los que pretenden
condenar a Jesús por haber curado en sábado a no juzgar según las apariencias sino con
juicio «justo». Puesto que Jesús retorna al Padre, queda demostrado que era el
verdadero enviado de Dios. La «justicia» de los que lo condenan queda en evidencia
como una falsa justicia.
9. pecado: El mundo será convencido de pecado por el Espíritu. ¿Quién era reo de
pecado: Cristo o sus ejecutores? El testimonio vital de la Iglesia, que continúa la vida
con que Cristo la dotó, dará fe de que Él estaba limpio de pecado, de que el mundo es
culpable «porque se negaron a creer en mí» (cf. 3,19-21; 15,21-25).
10. justicia: Convencerá al mundo sobre la base de la justicia. ¿Quién era justo: Cristo
o los que lo entregaron? La vida justa de los cristianos proclamará la justicia de Cristo,
pues ellos viven por el Espíritu que Cristo les envió «porque yo marcho al Padre».
Ya no me veréis: Estas palabras contradicen la experiencia de la comunidad (cf. 14,19,
donde la comunidad «ve» a Jesús y recibe de Él la vida), y se hacen eco del juicio
pronunciado contra los que condenaron a Jesús en 8,2 1.
11. el que tiraniza a este mundo: Este versículo pone en relación los falsos juicios
emitidos por el mundo con «el tirano», que también es condenado (cf. 8,42-47, los que
pretender matar a Jesús no hacen sino obedecer a su padre, el diablo).
Condenación: ¿Quién es finalmente condenado: Cristo o sus enemigos? La vitalidad de
la Iglesia, que vive con la vida misma de Cristo, demuestra que «el príncipe de este
mundo ha sido condenado» (cf. 12,31; 14,30). El triunfo de Cristo es la derrota de
satanás, y lo uno es signo de lo otro.
www.santaclaradeestella.es

• El tema fundamental que nos propone el evangelista es el Espíritu Santo, testigo de


Jesús y acusador del mundo. Los versículos introductorios recogen el tema de la tristeza
de los discípulos. Jesús ha hablado de las persecuciones que deberán padecer los suyos,
y éstos se sienten turbados frente a esos acontecimientos. Las palabras dirigidas por
Jesús a los discípulos, recogidas en los vv. 5-7, sacan a la luz su cierre. Los discípulos,
atemorizados por el inminente futuro de sufrimiento que les espera, son incapaces de
confiarse al que es el único que puede hacerles superar toda tristeza y angustia.
Por eso les reprocha Jesús el hecho de que ninguno le pregunte qué significa su partida
al Padre y su próxima pasión y muerte, de las que ya les ha hablado otras veces (cf.
7,33; 13,33; 14,2-5.12). Si hubieran comprendido el sentido de su misión de
sufrimiento redentor, se habrían tranquilizado con el pensamiento de que su «ascenso»
al Padre tendría como consecuencia la venida del Espíritu, quien reforzará su convicción
en torno a la victoria de su fe y les dará la comprensión plena de la verdad del
Evangelio.
¿Cuál será, entonces, la tarea del Espíritu? Dar testimonio contra el mundo, que está en
pecado por haber rechazado a Cristo. Él, como abogado en un proceso, revelará a los
creyentes, a lo largo del desarrollo de la historia, el error del mundo. Lo pondrá en
situación de acusado por su pecado de incredulidad. Probará al mundo la justicia de
Cristo. Demostrará que el juicio de condena contra Jesús es inconsistente; más aún: que
se ha resuelto con la condena para siempre del «que tiraniza a este mundo», sobre el
que ha triunfado Cristo con su muerte-exaltación (v. 11).
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

El tema de fondo que nos propone el evangelista es el Espíritu Santo, testigo de Jesús y
acusador del mundo. Jesús habló de las persecuciones que deberían sufrir los suyos, y
éstos se sienten desconcertados frente a tales acontecimientos: son incapaces de
confiarse al único que puede hacer superar toda tristeza y angustia. Por eso les reprende
Jesus. Si hubieran comprendido el sentido de su misión de sufrimiento redentor se
habrían tranquilizado con el pensamiento de que su «ascender», al Padre habría de
producir la venida del Espíritu, que les reforzará en lo tocante a la victoria de su fe.
¿Cuál será entonces, la tarea del Espíritu? Será la de dar testimonio contra el mundo,
que está en pecado por haber rechazado a Cristo. El Espíritu, como el abogado en un
proceso, revelará a los creyentes, a lo largo del desarrollo de la historia, el error del
mundo. Lo pondrá en situación de acusado por ese pecado que es la incredulidad.
Probará al mundo la justicia de Cristo. Demostrará el juicio de condena contra Jesús es
inconsistente;- más aún, se resolvió contra «el príncipe de este mundo», condenado
para siempre y sobre el que Cristo ha triunfado con su muerte-exaltación (v. 11).
El texto se desarrolla, a continuación, en tres pasajes paralelos que concluyen cada uno
con la misma fórmula: «anunciar» y «dar a conocer» (vv. 13.14.15), y con una
progresión temática doctrinal sobre las tres personas divinas: el Espíritu, Cristo, el
Padre.
Jesús querría revelar a los suyos muchas otras cosas, pero por ahora no están en
condiciones de entenderlas. Primero deberán recibir el Espíritu. El Paráclito será la ayuda
de los discipulos y les iluminará para que puedan «entender la verdad completa» (v.
13), esto es, inaugurará periodo nuevo del conocimiento pleno de la Palabra de Jesús.
Su instrucción se llevará a cabo en lo íntimo del corazón de cada discípulo, con lo que
conocerán los secretos de la verdad de Cristo. La tarea del Espíritu será semejante a la
de Jesus: guiará en la comprensión interior de la Palabra de Jesus -más aún, del mismo
Jesus— y «os anunciará las cosas venideras» (v. 13d), es decir, os revelará la realidad
de Dios y de los hombres.
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No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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No hay reflexión.
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Oración inicial
Te pedimos, Señor de misericordia, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto
abundante en toda nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Juan 16,5-11
Reflexión
• Juan 16,5-7: Tristeza de los discípulos. Jesús, a partir de la comunicación
artificiosa de su separación, provoca que la tristeza que los discípulos guardaban en el
corazón aflore en ellos: “Ahora voy a aquel que me ha enviado y ninguno de vosotros
me pregunta: ¿A dónde vas?”. Es evidente que separarse del estilo de vida aprendido
junto a Jesús comporta para los discípulos un sufrimiento. Jesús insiste: “Es más,
porque os he dicho esto, vuestro corazón se ha llenado de tristeza” (v.6). San Agustín
explica así este sentimiento de abandono que invadía a los discípulos: “Les daba miedo
el pensamiento de perder la presencia visible de Jesús… Su afecto humano se entristecía
al pensar que sus ojos no experimentarían más el consuelo de verlo” (Comentario al
evangelio de Juan, XCIV, 4). Jesús intenta disipar esta tristeza, causada por la
disminución de su presencia, al revelar la finalidad de su marcha. Es decir, que si él no
parte, el Paráclito no vendrá a ellos; pero si él muere para retornar al Padre, lo podrá
enviar a los discípulos. La partida y la separación son condición previa para la venida del
Paráclito: “pues si no me voy, no vendrá a vosotros el Consolador…” (v.7).
• Juan 16,8-11: Misión del Paráclito. Jesús continúa describiendo la misión del
Paráclito. El término “Paráclito” significa “abogado”, es decir, apoyo, asistente. Aquí el
Paráclito viene indicado como el acusador en un proceso que se realiza ante Dios, en el
cual el imputado es el mundo, culpable de condenar a Jesús: “demostrará la culpa del
mundo referente al pecado, a la justicia y al juicio” (v.8). El texto de la CEI (1967)
traduce: “él convencerá al mundo”; el verbo griego elègkein significa que investigará,
interrogará, pondrá a prueba: sacará a la luz la realidad, ofrecerá la prueba de la
culpabilidad.
El objeto de la demostración es el pecado: él ofrecerá al mundo la prueba del pecado
que ha cometido en lo que se refiere a Jesús y se lo manifestará. ¿De qué pecado se
trata? El de la incredulidad (Jn 5,44ss; 6,36; 8,21.24.26; 10,31ss). Además, el haber
pensado el mundo que Jesús es un pecador (Jn 9,24; 18,30) resulta ser una culpa
inexcusable (Jn 15,21ss).
En segundo lugar, “demostrará” la culpabilidad del mundo, “respecto a la justicia”. En el
plano jurídico, la noción de justicia que más concuerda con el texto es la que conlleva
una declaración de culpabilidad o de inocencia en un juicio. En nuestro contexto, es la
única vez que en el evangelio de Juan aparece el término “justicia”, en otros lugares
aparece el de “justo”. En Jn 16,8 la justicia está unida a cuanto Jesús ha afirmado de sí
mismo, es decir, a la finalidad por la que va al Padre. Con esta exposición explica su
glorificación: Jesús va al Padre, está a punto de eclipsarse, y por tanto, los discípulos no
podrán verlo más; está a punto de entregarse y de sumergirse totalmente en la
voluntad del Padre. La glorificación de Jesús confirma su filiación divina y la aprobación
por parte del Padre de la misión llevada a cabo por Jesús. Por tanto, el Espíritu
demostrará directamente la justicia de Cristo (Jn 14,26; 15,26) al proteger a los
discípulos y a la comunidad eclesial.
El mundo, que pensaba haber juzgado a Jesús condenándolo, ahora es condenado por
“el príncipe de este mundo”, porque es el responsable de su crucifixión (13,2.27). Jesús,
muriendo en la cruz, ha sido levantado (12,31) y ha vencido a Satanás. Ahora el Espíritu
testificará a todos el sentido de la muerte de Jesús, que coincide con la caída de Satanás
(Jn 12,32; 14,30; 16,33)
www.santaclaradeestella.es

Mientras el mundo condena a los discípulos porque siguen a Cristo, el Espíritu dará la
vuelta a la situación, revelando el verdadero ser del mundo, su error, su nulidad. Es una
luz que procede del criterio del juicio divino, diferente e incluso opuesto al del mundo.
Los discípulos, perseguidos y condenados por los tribunales del mundo, pueden juzgar y
condenar en lo íntimo de su conciencia al mundo, en espera del juicio final, que pondrá
de manifiesto los términos exactos de la eterna lid.
De este Espíritu que refuerza los corazones, que hace evidentes las razones del creer,
que da el valor necesario para oponerse a la mentalidad de este mundo, de este Espíritu
-decía tenemos hoy una extrema necesidad. Y tenemos tanta necesidad porque se trata
de un mundo cada vez más seguro de sí mismo, más persuasivo, más seductor.
Tenemos necesidad, sobre todo, de este Espíritu que muestra al corazón y a la mente de
cuantos creen que sectores completos del mundo «mundano» tienen en sí mismos
componentes diabólicos, que la batalla entre Cristo y el Príncipe de este mundo
continúa, que nosotros participamos en esta lucha decisiva, dentro de nosotros, entre
nosotros y en el ambiente que nos rodea.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Nuestro defensor. «Yo soy el camino, la verdad y la vida», había respondido Jesús a la
pregunta de Tomás (14,6). El camino lo ha trazado Jesús en la cruz, cuando se ofrece
libremente para la salvación del mundo. Este camino es la Pascua de Cristo, su paso de
la muerte a la vida. Ruta difícil cuando la persecución se abate sobre los discípulos; ruta
de continua ascensión que conduce al Padre.
Pero Cristo resucitado, el de los discursos después de la Cena, tranquiliza a los
discípulos. Si son perseguidos por su testimonio, no deben olvidar que la verdad de este
testimonio viene del Espíritu, y el Espíritu ha dado la vuelta a la situación: la pasión de
Jesús ha sido, finalmente, en provecho suyo. Cuando su condenación por la autoridad
legítima debía proporcionar la prueba de su impostura, la resurrección de Jesús ha
mostrado la justicia de su causa. Dios ha tomado la defensa del crucificado; ha
demostrado que tenía razón y, por lo mismo, ha testificado el pecado del mundo. El
mundo y los poderes del mal que lo rigen son condenados. La tristeza de los discípulos
debe dar paso a su alegría.
«Os conviene que yo me vaya». La Iglesia es un pueblo de hijos libres, adultos. Lo que
ha sido dado a estos hombres y mujeres debe hacerles vivir y crecer, no mantenerles en
un infantilismo esterilizante. Como hombres en pie, nos es necesario afrontar la realidad
de la vida teniendo como único equipaje la palabra que nos ha puesto en el mundo. La
Iglesia no es un refugio al abrigo de las borrascas de la historia de los hombres. «Me
voy»... Jesús no es una gallina clueca, porque la fe no puede ser la satisfacción ilusoria
de una necesidad que nos mantendría en la infancia. Pero Dios tampoco es una
madrastra. «El Defensor que os enviaré denunciará el error del mundo». No somos
huérfanos engendrados por un padre desconocido.
El Espíritu es nuestro «Defensor». Todo puede parecer caótico, absurdo, banal o
insignificante, inútil o apagado. El Espíritu da testimonio de que, en las entrañas del
mundo humano, Cristo ha comenzado su revolución. La decepción y el desconcierto
pueden amenazarnos, incluso arrastrarnos, pero el Espíritu será siempre, en el corazón
de los tiempos, la gran respiración de Dios que trae hasta nosotros el sabor de la tierra
nueva... Ciertamente, comulgamos con las divisiones del mundo, pero el Espíritu es ya
el pulso que unifica el gran cuerpo de la humanidad, el pulso que es el mismo corazón
de Dios. Dios puede parecer lejano o extraño; sin embargo, conocemos algo del misterio
de Dios: basta tomar el Evangelio.
¡El Espíritu es nuestro «Defensor»! Por más que nos condene nuestro corazón, Dios es
más grande. « ¡Os conviene que yo me vaya!». Un hombre ha inventado nuestro futuro.
Primogénito de una multitud de hermanos, ha encontrado el camino de la libertad y del
verdadero Nacimiento. Su Espíritu arrastra al Pueblo de los que han elegido su nombre.
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3. “Les conviene que yo me vaya...”


3.1 Si hay una frase de Jesús que ha podido impactar mi vida profundamente es esta
que oímos en el evangelio de hoy: “Les conviene que yo me vaya...”. ¡Por Dios, cómo
puede decirnos eso! Si en él hemos recibido tanta salud, si de él hemos aprendido tantas
cosas, si estando con él hemos visto huir a nuestros enemigos, ¿cómo nos dice que nos
conviene que él se vaya? ¿Qué bien puede haber mayor que el bien por esencia que es
el Hijo de Dios, el Dios con nosotros? ¿Por qué nos habla así?
3.2 En otro sentido, la frase del Señor Jesús deja ver una humildad perfecta. El mismo
que nos dijo “sin mí nada pueden hacer” (Jn 15,5), ahora nos dice: “les conviene que yo
me vaya”. Así entendemos que no nos dijo que nada podíamos sin él como un modo de
darse importancia él, sino como un modo de mostrar en dónde hallaríamos salud
nosotros.
3.3 Pero la pregunta inicial de este apartado sigue: ¿por qué nos dice que nos conviene
que él se vaya? Sólo puede haber una respuesta: porque hay un bien mayor que tenerle
visiblemente a nuestro lado. Y ese bien es tener adentro de nosotros la gracia, la vida y
la fuerza que vemos brillar en él. Tener su vida en nosotros es todavía mejor que tenerlo
a él mismo vivo junto a nosotros. Y tal será el bien maravilloso que vendrá cuando
llegue a nosotros el Espíritu Paráclito.
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Conversando con el amor


Señor, Ven a sanar mi corazón de esos sentimientos que me mantienen atado al dolor.
Te entrego mi corazón con todas sus fallas para que lo sanes y me ayudes a superar
toda circunstancia complicada que intenta arrebatarme la paz. Amén
Evangelio de hoy. Día martes de la VI semana de Pascua
Reflexión del Papa Francisco.
[...] Sobre el Evangelio de hoy, bajo la acción del Espíritu Santo, todo es una gran
riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad,
sino reconducir todo a la armonía.
En la Iglesia, la armonía la hace el Espíritu Santo. Un Padre de la Iglesia tiene una
expresión que me gusta mucho: el Espíritu Santo "ipse harmonia est". Sólo Él puede
suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la
unidad. [...]
Si nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad, nunca
provocan conflicto, porque Él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la
Iglesia.
[...] Así, pues, preguntémonos: ¿Estoy abierto a la armonía del Espíritu Santo,
superando todo exclusivismo? ¿Me dejo guiar por Él viviendo en la Iglesia y con la
Iglesia?
Los teólogos antiguos decían: el alma es una especie de barca de vela; el Espíritu Santo
es el viento que sopla la vela para hacerla avanzar; la fuerza y el ímpetu del viento son
los dones del Espíritu. Sin su fuerza, sin su gracia, no iríamos adelante.
El Espíritu Santo nos introduce en el misterio del Dios vivo, y nos salvaguarda del peligro
de una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto; nos
impulsa a abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de la bondad del
Evangelio, para comunicar el gozo de la fe, del encuentro con Cristo.
El Espíritu Santo es el alma de la misión. Lo que sucedió en Jerusalén hace casi dos mil
años no es un hecho lejano, es algo que llega hasta nosotros, que cada uno de nosotros
podemos experimentar.
El Espíritu Santo es el don por excelencia de Cristo resucitado a sus Apóstoles, pero Él
quiere que llegue a todos. Jesús, como hemos escuchado en el Evangelio, dice: «Yo le
pediré al Padre que les envíe otro Paráclito, que esté siempre con ustedes» (Jn 14,16).
Es el Espíritu Paráclito, el Consolador, que da el valor para recorrer los caminos del
mundo llevando el Evangelio.
El Espíritu Santo nos muestra el horizonte y nos impulsa a las periferias existenciales
para anunciar la vida de Jesucristo.
Preguntémonos si tenemos la tendencia a cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro
grupo, o si dejamos que el Espíritu Santo nos conduzca a la misión. (Reflexión del
Evangelio de hoy. Plaza de San Pedro, 19 de mayo de 2013)
Oración para el Evangelio de hoy.
Señor, gracias por venir a mi vida y hacerme parte de Ti. Te confieso que me cuesta
mantener el equilibrio sino me encuentro contigo en la oración.
Busco tu paz al comenzar el día para recibir tu fuerza y así librar mis batallas. Mi
corazón se siente vacío sino recibe las inspiraciones del Espíritu Santo.
Tú llamas al Espíritu Santo el gran Consolador, porque Tú y el Padre me lo han enviado
para consolarme y fortalecerme en medio de las pruebas.
El Espíritu Santo es mi amigo incondicional, el peregrino silencioso que acompaña mi
alma y con su gracia me hace vivir enfocado en tu Palabra.
Dame sabiduría para saber agradecerle su presencia en mi vida, por todo lo bueno que
me ha dado y por hacerme cumplir con los buenos propósitos.
Como buen Consejero, el Espíritu Santo me alienta a vivir con un corazón puro. Como
fuego abrazador, aviva la llama de mi Fe y restaura mis gracias.
Quiero vivir de acuerdo a sus inspiraciones, atento a su llamado y a su dulce voz que me
invita a reorientar mi vida por caminos de amor y de perdón.
Enséñame a amar, oh Santo Espíritu, a ser mejor, a no esperar recompensas por hacer
el bien y a recibir tus consuelos con un corazón abierto. Amén
Propósito para hoy.
Vigilar mi actitud, mi modo de hablar, la forma en que visto y hasta mis gestos para no
alejar la presencia del Espíritu Santo.
Frase de reflexión.
"El Señor tiene mucha compasión, se involucra en nuestros problemas. Repitamos con
frecuencia esta sencilla oración: Señor soy pecador, ten piedad de mí, ten compasión de
mí". Papa Francisco
www.evangelizacion.org.mx

Quizás una de las acciones más importantes que ejerce el Espíritu Santo en nuestros
corazones es el de "convencernos del pecado". Sin este convencimiento interior, el
hombre se considera justo, santo, bueno. Es común encontrarnos con personas que
dicen, 'no soy malo, no robo, no mato, no hago grandes cosas malas'.
Esto es verdad, sin embargo, la realidad del pecado va mucho más allá. En la medida en
que el Espíritu Santo va tomando fuerza en nuestro corazón por la conversión, vamos
siendo capaces de descubrir "nuestro propio pecado" y nos va haciendo comprender
interiormente la realidad destructora de éste. Se hace presente a nuestra conciencia,
como dice San Pablo, esa fuerza interior que nos lleva a hacer el mal que no queremos.
Cuando somos capaces de descubrir esta fuerza y nuestra incapacidad de vencerla, nace
en nosotros la necesidad imperiosa de aceptar y vivir la salvación de Cristo, pues solo él
es capaz de vencer la realidad destructora del pecado.
Este es el paso definitivo de una conversión profunda y verdadera. Por ello, pide al
Espíritu Santo que te haga comprender interiormente la necesidad de Dios, pídele que te
convenza del pecado para que puedas, con la ayuda divina, evitarlo y vivir la paz y la
alegría del Reino.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

Mientras que el mundo condena a los discipulos por ser seguidores de Cristo, el Espíritu
invertirá la situación, revelando el verdadero ser del mundo, su error, su nulidad. Se
trata de una luz que nos sumerge en el criterio del juicio divino, diferente y hasta
opuesto al del mundo. Los discipulos, perseguidos y condenados por los tribunales del
mundo, pueden juzgar y condenar al mundo en lo íntimo de sus conciencias, en espera
del juicio final que clarificará los términos exactos de la eterna contienda.
El Espíritu prometido permitirá comprender a los discipulos las cosas de Dios tal como
han sido reveladas por Jesús. El Espíritu hará la exegesis de las palabras del Señor a fin
de que puedan caminar por la historia con la «mente de Dios», con su modo de ver y de
juzgar, de sentir y de actuar. Esto expresa también la alteridad del discípulo y de la
Iglesia respecto al mundo. El sentido de las cosas, de la historia, de los acontecimientos,
está reservado a los que tienen el Espíritu. Ahora bien, es preciso que el Espíritu pueda
hablar. La tradición nos recuerda la necesidad del corazón «purificado» para comprender
las cosas de Dios tal como las sugiere el Espíritu. Conocer la realidad según Dios es algo
diferente del también necesario conocimiento típico de la racionalidad: es dejar que el
Espíritu hable en un corazón desembarazado de las cosas demasiado terrenas.
www.catholic

Mi abogado. Anteriormente era muy común, por mi apariencia física y mis gustos de
caminar por la noche, que la policía me detuviera. Nunca tuve miedo que algo me
pasara porque en mi familia hay muchos abogados, incluyendo a dos de mis hermanos.
Aunque nunca cometí algún delito, siempre tenía la certeza que, si algo me pasaba, mis
hermanos me ayudarían, creía en ellos.
Mis hermanos son para mí algo similar como es el Espíritu Santo para el cristiano. Mis
hermanos siempre me iban ayudar por ser abogados y el Espíritu Santo siempre va
ayudar a un cristiano por ser el Defensor, el abogado del hombre.
Pero así como hubiera necesitado llamar a mis hermanos por teléfono para que me
ayudarán si algo me hubiera pasado, así necesito llamar al Espíritu Santo para que me
ayude cuando tengo problemas. El teléfono para llamar al Espíritu Santo es mi fe, una fe
sustentada en una confianza en Él; así como yo confiaba en que mis hermanos me
ayudarían, así debo confiar en que Dios me ayudará.
Pero la razón por la cual mis hermanos me ayudaban no era el dinero, era el amor que
ellos me tienen y yo sólo les podía pagar con lo mismo, con amor. Al igual que mis
hermanos, el Espíritu Santo sólo obra por amor, Él me defiende de todo, no porque me
pedirá algo, me defiende porque me ama y yo sólo puedo darle amor. El que cada
cristiano conozca que el obrar del Espíritu Santo es por el amor que me tiene debe ser la
razón por la cual mi confianza esté en Él, para que mi fe sea verdadera.
Porque Dios me ama está siempre presente; porque Dios me ama siempre me ayudará;
porque Dios me ama yo puedo amarle. Así como lo importante de mis hermanos no es
que sean abogados sino que son mis hermanos, que los amo y ellos me aman, lo
importante de la presencia del Espíritu Santo no es que me ayuda en todo sino que soy
testigo del amor de Dios y por ese amor puedo amarle.
• Jesús promete a sus amigos, en ese momento triste, oscuro, que, después de Él,
recibirán "otro Paráclito". Esta palabra significa otro "Abogado", otro Defensor, otro
Consolador: "el Espíritu de la verdad"; y añade: "no os dejaré huérfanos: volveré a
vosotros". Estas palabras transmiten la alegría de una nueva venida de Cristo: Él,
resucitado y glorificado, vive en el Padre y, al mismo tiempo, viene a nosotros en el
Espíritu Santo. Y en esta su nueva venida se revela nuestra unión con Él y con el Padre:
"comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros". (Homilía
de S.S. Francisco, 21 de mayo de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Agradecer, hoy, la infinita gracia de tener el auxilio del Espíritu Santo.
www.BibliaStraubinger

5 s. Ya no os interesáis como antes (13, 36; 14, 5) por saber lo mío, que tanto debiera
preocuparos, y sólo pensáis en vuestra propia tristeza, ignorando que mi partida será
origen de grandes bienes para vosotros (v. 7). Nótese, en efecto, que cuando Jesús
subió al cielo, sus discípulos ya no estaban tristes por aquella separación, sino que
“volvieron llenos de gozo” (Lc. 24, 52).
7. Se refiere a Pentecostés (Hch. 2). El don del Espíritu (Lc. 24, 49 y nota), que es su
propio espíritu (Ga. 4, 6), nos lo obtuvo Jesús del Padre, como premio conquistado con
su Sangre. Se entiende así que el Espíritu Santo no fuese dado (7, 39) hasta que Jesús
“una vez consumado” (Hb. 5, 9 s.) por su pasión (Hb. 2, 10) entrase en su gloria (Lc.
24, 26) sentándose a la diestra del Padre (Sal. 109, 1 ss. y notas). Cf. 20, 22 y nota.
8. Presentará querella: “Desde entonces el mundo es un reo, sentado en el banquillo de
Dios, perpetuamente acusado por el Espíritu. ¿Cómo podría tener la simpatía del
creyente si no es por la engañosa seducción de sus galas?”
9. Jesús se refiere únicamente al pecado de incredulidad, mostrándonos que tal es el
pecado por antonomasia, porque pone a prueba la rectitud del corazón. Véase 3, 19; 3,
36; 7, 17; 8, 24; 12, 37 y siguientes; Mc. 3, 22; Rm. 11, 32 y notas.
10. Es decir porque Él va a ser glorificado por el Padre, con lo cual quedará de
manifiesto su santidad; y entre tanto sus discípulos, aunque privados de la presencia
visible del Maestro, serán conducidos por el Paráclito al cumplimiento de toda justicia,
con lo cual su vida será un reproche constante para el mundo pecador.
11. El Espíritu Santo dará contra el espíritu mundano este tremendo testimonio, que
consiste en demostrar que, no obstante las virtudes que suele pregonar, tiene como
rector al mismo Satanás. Y así como ha quedado demostrada la justicia de la causa de
Cristo (v. 10), quedará también evidenciada, para los hijos de la sabiduría humana, la
condenación de la causa de Satanás. Esto no quiere decir que ya esté cumplida
plenamente la sentencia contra el diablo y sus ángeles. Véase 2 Pe. 2, 4; Judas 6; Ap.
20, 3, 7 y 9.
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Queridos hermanos:
El trabajo de los evangelizadores está lleno de adversidades y sufrimientos. Así va
creciendo el reinado de Dios en esta tierra, en medio de muchas contradicciones tal
como el mismo Jesús había anunciado a sus discípulos.
En esta narración llama la atención la serenidad de Pablo y Silas. Ellos transforman la
cárcel en casa de oración. ¡Cuánta entereza hace falta para enfrentar así las injusticias y
los golpes con las varas con que los han castigado las autoridades de aquel lugar!
Pero ellos no se sienten abandonados de Dios en el dolor y la humillación. El terremoto
que sacude el edificio es la manifestación de que Dios está al tanto de ellos e interviene.
Se abren las puertas y salen libres. Pero el efecto más maravilloso es la conversión del
carcelero, que inmediatamente se bautiza con toda su familia.
El autor del libro de los Hechos ha explicado en breves palabras el proceso de
incorporación a la comunidad cristiana de los nuevos convertidos: la fe en la Palabra que
les transmite el apóstol, la explicación del significado de esa Palabra y le recepción del
bautismo, cuyo fruto más inmediato es la incorporación a la comunidad cristiana.
Al día siguiente, las autoridades quieren dar el asunto por terminado y les dicen que se
vayan de Filipos. Pablo, sin embargo, pide justicia y les acusa del tratamiento injusto e
ilegal que han infligido a unos ciudadanos romanos. Y exige reparación. Este detalle no
conviene pasarlo por alto, pues nos indica que las leyes y los derechos de las personas
son sagrados y se deben respetar. Es lo que siempre ha proclamado nuestra fe católica
también hoy día.
Yo recuerdo en los años de la dictadura en Paraguay cómo se procedía por parte de las
autoridades a impedir el trabajo de las pequeñas comunidades cristianas sobre todo en
el campo. Catequistas que eran encarcelados por reunirse a cantar o preparar la
catequesis en el rancho de algún compañero. Cuántas de estas situaciones podría narrar
nuestro compañero Pa’i Alberto Ramón, que en paz descanse. Se nos fue muy pronto
este gran Misionero que dedicó su vida sobre todo a la gente del campo.
Hoy escuchamos las palabras de Jesús que dice a sus discípulos: “os conviene que yo
me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy,
os lo enviaré”.
Una profunda tristeza embarga el corazón de los discípulos porque se dan cuenta de que
Jesús se marcha. Ante la magnitud de esta desolación, Jesús conforta a los discípulos
con la promesa del Espíritu Santo. ¿Y quién es el Espíritu que confirma y fortalece la fe
de los discípulos a pesar de las circunstancias de crisis y persecución? Es la fuerza de lo
alto que desciende sobre los discípulos reunidos con María la Madre de Jesús el día de
Pentecostés y los acompaña hasta los últimos rincones del mundo.
Al Espíritu Santo no lo podemos ver, pero sí que lo podemos sentir dentro de nuestro
corazón. Y se le conoce por los frutos que produce como son amor, alegría, paz,
paciencia, amabilidad, bondad. Así lo escribe S. Pablo en su carta los Gálatas.
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Juan 16,5-11 – conviene que Yo me vaya.


Debemos estar dispuestos a creer en Jesús siempre, porque lo que Él nos dice es
siempre la Verdad. Cuesta a los discípulos aceptar que nos conviene que se vaya, como
tantas cosas que suelen suceder y que nos cuesta comprender que pueden acarrearnos
bien.
El Señor nos vuelve a pedir por enésima vez, que tengamos fe, que confiemos en Él y
que obremos como corresponde. Hay cosas que inicialmente nos parecen malas, porque
no las vemos con los ojos de Cristo, que después resulta una Bendición.
Cambiar de trabajo, cambiar de ciudad e incluso de país, suele parecernos un castigo,
cuando no un reto monumental y casi imposible.
Pasa lo mismo cuando tenemos que afrontar un accidente, un evento e incluso la muerte
en forma inesperada. ¡Quedamos desconcertados! Recuerdo aquel 23 de diciembre que
falleció mi cuñada en un accidente en la carretera.
Venía a celebrar la Navidad con su pequeño hijo Pablo de escasos 7 meses, cuando se
accidentaron. El niño quedo huérfano de madre y toda la familia, pero especialmente los
padres de mi esposa quedaron totalmente desconsolados.
El golpe fue tan fuerte emocionalmente, que nunca más volvieron a ser los mismos.
Tardaron muchos años en sobreponerse. Es un ejemplo extremo, cierto, de aquellos que
no llegamos a comprender, en los que nos parece tan lejana la presencia de Dios.
Sabiendo que nuestra vida depende de la Voluntad de Dios, nos cuesta creer que sea
capaz de enviarnos tal desgracia. Más aún, nos resulta casi imposible dejar de ver esto
como un castigo.
Igual sucede con los terremotos, las inundaciones, los asaltos, los incendios, y cualquier
calamidad que termina en una desgracia, ya sea porque perdemos alguna facultad
temporalmente o para siempre o porque perdemos patrimonio, prestigio, salud, libertad
e incluso la vida.
No llegamos a comprender por qué ocurre esta desgracia. Lo asumimos como un castigo
divino, muchas veces injusto y exagerado de un Dios vengativo, que se cobra cada uno
de los desaires y faltas que hemos cometido.
Incluso quienes decimos no creer en un Dios vengador ni castigador, quedamos
intranquilos sin poder asimilar por qué Dios permite que nos pasen estas cosas malas, a
nosotros y peor aún a criaturas inocentes, a los que no se les puede encontrar culpa
alguna.
Estas contrariedades, estas exigencias, estos retos descomunales, ¿constituyen algún
tipo de castigo o escarmiento que Dios nos envía debido a nuestras faltas? ¿Es que
puede querer Dios que nos quememos en el infierno?
¿Por qué permitió que un buen día mí prima querida tomara la fatal decisión de lanzarse
desde un puente, dejando a su pequeña hija en orfandad y su padre, mi tío,
completamente desolado con una depresión que lo acompañaría hasta su muerte?
¿Cómo entender que Dios está tras cada acontecimiento, que nada ocurre en vano, ni si
quiera las peores catástrofes como el Tsunami de Diciembre del 2004, ni los
bombardeos como Nagasaki e Hiroshima.
¿Es que toda la gente que allí murió merecía este cruel castigo? ¿Fue un castigo enviado
para ellos, por su comportamiento, como en el caso de Sodoma y Gomorra?
¿La pérdida del empleo, la quiebra del negocio y la posterior pérdida de nuestra casa
fueron castigos por nuestros pecados? Y, entonces, la riqueza que otros exhiben y el
aparente éxito político, social y económico, ¿son las recompensas por su
comportamiento?
Hemos trasladado a Dios nuestros sentimientos y nuestra forma de actuar, como si esta
fuera la única posible y la correcta. Nos olvidamos un detalle muy importante, nosotros
no somos lo que regimos a Dios. No somos su modelo, sino a la inversa.
¿Cuántas cosas ocurren en este mundo que a primera vista nos desconsuelan y nos
parecen una gran pérdida o una desgracia y en realidad nos conviene que sucedan? Y es
que el funcionamiento del universo en realidad está más allá de nuestra capacidad y
comprensión.
No somos nosotros los que hemos creado al mundo, ni este tiene por qué regirse y
ajustarse a nuestra comprensión y entendimiento. No somos nosotros los que hemos
creado sus reglas, lo que no impide que nos esforcemos por comprenderlas y hasta
cierto punto lo logremos.
Pero cuando logramos entender esto o aquello, siempre hay algo que está más allá, que
escapa a nuestra capacidad. ¡Siempre será así! Porque este mundo, el cosmos y su
inmensidad han sido creados por Dios. Su aparente infinitud constituye un pálido reflejo
de Su creador.
Constituye un acto de soberbia pretender que las cosas deben funcionar como las
entendemos, con nuestra lógica limitada, como si fuera la única posible. Escapa a
nuestras pobres mentes, a nuestra diminuta capacidad la Sabiduría de Dios.
Por eso, frente al mundo, frente a la vida y cada una de sus manifestaciones solo nos
queda responder con la Fe a la que Jesucristo nos invita. Él ha venido a mostrarnos el
Camino que nos habrá de llevar a la Verdad, a la explicación y entendimiento de todo y
con ello a la plenitud.
No somos huérfanos, ni estamos olvidados, ni condenados a la perdición. Tenemos a
Dios mismo como nuestro Padre. Él nos ha hecho a Su imagen y semejanza para que
seamos felices. Nada, entonces, ocurre por azar y mucho menos constituye una condena
irreversible de la que Él no nos haya librado ya.
¿Qué tenemos que hacer para alcanzar la Vida Eterna para la que fuimos creados? Creer
en Jesucristo su Hijo y Salvador nuestro, escucharle y hacer lo que nos manda. ¿Qué
nos manda? Amarnos a nosotros mismos como Él nos ha amado.
¿Qué tiene que ver todo esto con estas desgracias, con estas muertes súbitas o tras
prolongada enfermedad y sufrimiento o por crímenes? Que estos son puramente
“accidentes terrenales”, que corresponden a las leyes de la naturaleza, que no se
oponen a la Voluntad de Dios, ni deben afectar el propósito para el cual fuimos creados.
Nosotros debemos mantenernos firmes y leales a la Palabra de Dios, que a pesar de
todo lo que ocurra, habrá de cumplirse y nos conducirá al Reino de los Cielos, si somos
perseverantes hasta la muerte.
Que solo podríamos perderla si testarudamente nos oponemos a la Voluntad de Dios,
hasta la hora de nuestra muerte. Solo quien libremente y en su sano juicio decide
rechazar a Dios y así lo confirma con sus obras perversas, odiosas y egoístas, será
condenado al Infierno, es decir, al destino que él mismo eligió.
El que cree cae en cuenta que convino que Jesucristo muriera en la Cruz para salvarnos
de la oscuridad, la mentira y la muerte. Que la única razón por la que Dios envió a Su
Hijo a salvarnos con tal sacrificio es Su Infinita Misericordia, porque Dios es Amor.
Oración: Padre Santo, danos la fe necesaria para confiar siempre en Tu Santísima
Voluntad y que no habrá nada más conveniente para nuestra salvación que Tú Voluntad
se cumpla en todo lugar y tiempo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que
contigo vive y reina, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…
Amén.
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De acuerdo con el evangelio de Juan, el proyecto de salvación de Dios Padre incluye la


presencia permanente del Espíritu Santo (el Paráclito) en la comunidad. El nombre
Paráclito significa «el que está al lado hablando», es como un abogado, que defiende al
acusado. En el evangelio de Juan, el Espíritu clama al lado nuestro, habla por nosotros,
es la voz de nuestro mismo espíritu.
1. Ninguno de ustedes me pregunta: ¿a dónde vas?
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Me voy ya al que me envió y ninguno de
ustedes me pregunta: ¿A dónde vas? Jesús nos dice que es necesaria su ausencia para
que se envíe el Espíritu Santo. Antes le habló de su ida al Padre, y se entristecieron,
como se vio anteriormente. En los capítulos 13 y 14 les anunció su partida – Jn 13:36;
Jn 14:5 -; y en el 14 hay un diálogo con algunos apóstoles sobre el sentido de su
partida. Y ahora que habla de nuevo sobre lo mismo. Ninguno de ustedes me pregunta,
dice Jesús, como si también dijera, ahora nadie me pregunta, porque luego agrega que
nadie le dice ¿A dónde vas?
2. Les conviene que me vaya
Dice Jesús: Sin embargo, es cierto lo que les digo: les conviene que me vaya; porque si
no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; En el plan del Padre, la ausencia de Jesús
es condición no sólo para la venida del Espíritu Santo, sino para que el mismo Jesús lo
envíe. Este primer rasgo basta para señalar la divinidad del que es objeto de esta
promesa; sólo Dios puede ser aquel cuya venida es tan preciosa, que es uno dichoso
comprándola al precio mismo de la ausencia de Jesús.
3. La venida del Espíritu Santo
El Espíritu Santo que Jesús va a enviar, unirá su testimonio al de Jesús, para la Justicia
de la causa del Salvador resplandezca a los ojos de los creyentes. La acción acusadora
del Espíritu contra el mundo. La venida del Espíritu trae primeramente una misión
fiscalizadora y condenatoria. Esta ofensiva del Espíritu contra el mundo malo va a ser
triple. El pensamiento se expresa con una serie de matizaciones de un tema
fundamental, que casi viene a ser una pequeña culminación conceptual.
De pecado; porque ellos no han creído en mí. Este fue el gran pecado de Israel: cerrar
culpablemente los ojos a la Luz (Jn 3:2.19; 8:46; 15:22.24; 9:41). Porque el Pecado del
Mundo es su incredulidad. El Espíritu del Paráclito pondrá en claro este pecado.
4. Porque me voy al Padre y ya no me verán ustedes
La venida del Paráclito va a ser la venida del gran defensor de la verdad de Jesús:
hacerle justicia. Todo su mensaje quedaba garantizado con la gran efusión de la venida
del Paráclito, que El prometía. Pentecostés fue la prueba de la verdad del mensaje del
Hijo, rubricado con la promesa que hizo de enviar el Espíritu Santo. Y la prueba de que
estaba con el Padre. Y como una secuencia de esta misma garantía es que ya no me
verán ustedes de una manera normal a Jesús. Su ausencia era el precio del envío que
hacía.
De juicio; porque el príncipe de este mundo ya está condenado. El príncipe de este
mundo es Satanás. Él es el que establece la lucha escatológica de las tinieblas contra la
Luz, moviendo a los hombres a ser hostiles al imperio del Mesías. Pero al venir el
Espíritu, viene la prueba de que el mensaje redentor de Jesús estaba hecho, y, por
tanto, el imperio satánico vencido, juzgado, en el sentido de condenado. La hora
escatológica final no será más que la expulsión definitiva de Satanás de su imperio
temporal en el mundo (Jn 12:31; 16:33). La condena de Satanás es el triunfo de la
justicia de Jesús.
5. El Espíritu Santo, nos sacará siempre de nuestras debilidades
Cuando nos sintamos desalentados, imploremos su venida a nosotros. La presencia del
Espíritu Santo nos llenara de alegría y nos dará paz.
Jesús es y debe ser el centro de nuestra vida espiritual, todas nuestras acciones y
nuestras obras ha de ir encaminadas a que sea glorificado el Nombre de Jesús en
nosotros
El Padre y Espíritu Santo, glorifican a Jesús y nos dan con ello una norma para nuestra
vida.
Todo por Jesús, todo con Jesús y todo para Jesús, como cuando se cierra la plegaria
eucarística, Por Cristo, con El y en EL, para que todo redunde en mayor gloria del Padre.
Queridos hermanos, que Jesús no se aparte nunca de nuestros pensamientos y se
mantenga siempre en nuestros corazones, para que nuestra vida no se aparte de Dios.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- ¿Tenemos el mismo miedo y preocupación de perder a Jesús que tenían los
discípulos?
6.- ¿Te dejas conducir por el Espíritu Paráclito que te lleva a identificar con verdad el
error del mundo, te ayuda a adherirte a Jesús y te conduce a conocer la verdad sobre tí
mismo?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Dios y Padre nuestro, no nos abandones a nosotros mismos: ¡ve tú delante de
nosotros y ábrenos el camino de la vida! ¡Envía sobre nosotros tu Espíritu! Que asuma él
nuestra defensa hasta el día en que te encontremos para nunca más dejarte. Señor
Jesús, al dejar a tus discípulos te comprometiste a no dejarnos huérfanos jamás. Mira la
fe de tu Iglesia y sigue dándonos la paz en este tiempo, en que esperamos tu
Advenimiento glorioso. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Envía tu Espíritu, Señor, para que podamos resistir al poder del mundo. Estás viendo
lo débiles que somos, cómo disminuyen nuestras fuerzas, cómo disminuyen nuestras
filas, cómo se vuelven cada vez más tímidos tus discípulos y cómo las razones del
mundo están conquistando el corazón de no pocos de nuestros jóvenes y de los que ya
no lo son. ¿Qué podremos oponer al poder del mundo si tu Espíritu no está con
nosotros? Nuestros argumentos no interesan demasiado, y apenas arañan las
seguridades de pocos. Sin tu Espíritu corremos el riesgo de ser homologados con el
sentir común.
Tenemos una extrema necesidad de una dosis masiva de tu Espíritu para no sentirnos
los últimos defensores de una causa que, a los ojos de muchos, no tiene futuro. Envía a
tu Paráclito, a tu Abogado, a tu Argumentador, a tu Defensor, a tu Consolador, para que
no huyamos de la lucha, para que no nos quedemos sin armas, para que no nos veamos
sumergidos en la envolvente mentalidad que proclama un tranquilo paganismo. Envía tu
Espíritu para convertirnos en profetas críticos de este mundo, profetas entusiastas de tu
mundo, de tu verdad. www.santaclaradeestella.es
3 Te doy gracias, Señor, de todo corazón, por haber escuchado las palabras de mi boca.
En presencia de los ángeles tañeré en tu honor, me postraré en dirección a tu santo
Templo. (Sal 138,1-2) www.ocarm.org
4 ¡Padre nuestro! Hoy que sabemos que estas con nosotros, con Tú Espíritu Santo;
sentimos verdadera tristeza saber que en ciertos momentos de nuestra vida, nos
alejamos de su presencia, cerramos nuestro corazón para dar entrada al mundo con sus
pecados, injusticias, condenándonos desde esta vida para siempre. Si Tú mismo nos
adviertes que nos conviene, por qué nuestra «terquedad». Padre Eterno, por las llagas
redentoras de Cristo Jesús, la mirada triste de María Santísima en la Cruz y por tu
gracia, concédenos mucha fe, muchísima fe, para creer en Jesús mi Señor y Salvador, el
único justo de toda justicia, y aborrecer todos los actos y mentiras del demonio. Haz que
por tu palabra y la luz del Paráclito, volvamos los ojos a tu misericordia, y nuestros pies
a tus caminos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén. www.dario.res
5 Señor tenemos necesidad de este espíritu que ilumina los corazones, que hace
evidentes las razones del creer, que proporciona el valor necesario para oponerse a la
mentalidad de este mundo, cada vez más seguro de sí mismo, cada vez más persuasivo,
cada vez más seductor. Necesitamos sobre todo a este Espíritu que muestra al corazón y
a la mente de nosotros, los creyentes, que el mundo «ya adulto» que cree poder
prescindir de Dios tiene en sí mismo a veces componentes diabólicos: la batalla entre
Cristo y el príncipe de este mundo continúa; nosotros participamos en esta lucha
decisiva dentro de nosotros, entre nosotros y en el ambiente que nos rodea.
Señor, danos la fuerza necesaria para ser testigos creíbles de tu amor fiel; guíanos con
tu Espíritu a salir al encuentro del mundo con la cabeza levantada; afirmados en ti,
enséñanos la prudencia; haz que no lleguemos a juzgarlo y a condenarlo antes incluso
de habernos acercado a él. Y concédenos antes que nada la fuerza necesaria para
derrotar al Maligno, que se hospeda dentro de nosotros. www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
«Se acerca el príncipe de este mundo» (Jn 14,30). Quién es ese príncipe de este mundo,
sino aquel de quien ya había hablado antes, diciendo: «Se acerca el príncipe de este
mundo. Aunque no tiene ningún poder sobre mí», es decir, no encuentra nada que le dé
derecho alguno, nada que le pertenezca, o sea, ningún pecado en absoluto. Gracias al
pecado se ha convertido el diablo en el príncipe de este mundo.
El diablo no es, ciertamente, príncipe del cielo y de la tierra y de todas las cosas que
están en el cielo y en la tierra, es decir, no es príncipe del mundo en el sentido en que
se entiende el mundo con estas palabras: «Y el mundo fue hecho por él». Es príncipe de
ese mundo del que el mismo evangelista dice inmediatamente después: «Y el mundo no
lo reconoció», a saber: los hombres infieles, de los que el mundo -esto es, la superficie
de la tierra- está lleno, y en medio de los cuales gime el mundo de los fieles, que fueron
elegidos de en medio del mundo por aquel por cuya mediación fue hecho el mundo
(Agustín, Comentario al evangelio de Juan, 79,2). www.santaclaradeestella.es
Tú, alma fiel, cuando surjan en tu fe los misterios más profundos, atrévete a decir, no
con la intención de objetar, sino con el deseo de consentir: « ¿Cómo es posible esto? (Lc
1,34). Que tu pregunta sea oración profunda, amor, piedad y humilde deseo. Que no
sea escrutar la majestad de Dios en las alturas, sino búsqueda de la salvación en sus
obras. Y el ángel del gran consejo te responderá: «Cuando venga el Paráclito que yo os
mandaré desde el Padre... él dará testimonio de mí» (Jn 15,26), os lo sugerirá todo (cf.
14,26) y «os enseñará la verdad completa » (16 ,13). Apresúrate, por tanto, a ser
partícipe del Espíritu Santo. Él está presente cuando se le invoca y, una vez invocado,
viene: viene con la abundancia de la bendición de Dios. Y cuando llegue, si te encuentra
humilde y en calma, si te encuentra escuchando con santo temor la Palabra de Dios,
reposará en ti y te revelará lo que Dios Padre esconde a los sabios y a los prudentes de
este mundo. Entonces empezará a parecerte claro lo que la Sabiduría ha podido decir a
los discípulos en la tierra, aunque ellos no consiguieron comprenderlo hasta que no vino
el Espíritu de la verdad a enseñarles toda la verdad (cf. 16,13).
En efecto, como dice la misma Verdad, «Dios es espíritu » (4,24) y conviene que
quienes quieran comprenderle y conocerle busquen sólo en el Espíritu Santo la
inteligencia de la fe. Él es, para los pobres de espíritu, en medio de las tinieblas y de la
ignorancia de esta vida, la luz que ilumina, la caridad que arrastra, la suavidad que
conmueve, el acceso del hombre a Dios, el amor del que ama, la devoción, la piedad. Él
es quien revela a los fieles la justicia de Dios cuando concede gracia tras gracia y
recompensa con la fe iluminada la fe que escucha (Guillermo de Saint-Thierry, «Lo
specchio della fede», 46, en íd., Opere, Roma 1993, I, 96s). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Cuando venga el Paráclito, pondrá de
manifiesto el error del mundo en relación con el pecado» (Jn 16,8).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «El Espíritu de la verdad os iluminará
para que podáis entender la verdad completa» (v. 13).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
¿Qué signos caracterizan a los verdaderos profetas? ¿Quiénes son esos revolucionarios?
Los profetas críticos son personas que atraen a los otros con su fuerza interior. Los que
se encuentran con ellos quedan fascinados y quieren saber más de ellos, porque tienen
la impresión irresistible de que toman su fuerza de una fuente escondida, fuerte y
abundante. Fluye de ellos una libertad interior que les concede una independencia que
no es soberbia ni separación, pero que les hace capaces de estar por encima de las
necesidades inmediatas y de las realidades más apremiantes.
Estos profetas críticos son movidos por lo que sucede a su alrededor, pero no dejan que
eso los oprima o los destruya. Escuchan con atención, hablan con segura autoridad, pero
no son gente que se incline al apresuramiento y al entusiasmo con facilidad. En todo lo
que dicen y hacen parece como si hubiera ante ellos una visión viva, una visión que los
que les escuchan pueden presumir, aunque no ver. Esta visión guía sus vidas y la
obedecen. Por medio de ella saben cómo distinguir entre lo que es importante y lo que
no lo es.
Muchas cosas, que parecen de una apremiante inmediatez, no les agitan, y atribuyen
una gran importancia a algunas cosas a las que los otros no prestan atención. No viven
para mantener el statu quo, sino que fabrican un mundo nuevo, cuyos rasgos ven. Ese
mundo tiene para ellos tal aliciente que ni siquiera el miedo a la muerte ejercen sobre
ellos un poder decisivo (H. J. M. Nouwen, A mani aperte, Brescia 19973, pp. 57ss).
www.santaclaradeestella.es

Israel era el pueblo que «recordaba» la historia de los beneficios recibidos de Dios. María
fue un modelo de esto: conservaba en su corazón lo que había visto y oído a la llegada
de los pastores a la cueva de Belén, cuando encontraron a Jesús en el templo, en la vida
laboriosa de Nazaret cuando el pequeño crecía lleno de sabiduría y de gracia. Pues bien,
el Espíritu es en la Iglesia nuestra «memoria» religiosa no en el sentido material de
repetidor, sino en el de guía que introduce y revela a lo largo de los siglos el sentido y la
riqueza de la enseñanza de Jesús; ayuda al creyente a penetrar en el misterio de Cristo
y de la iglesia de modo que la revelación de Jesús alcance el objetivo de ser
efectivamente, luz, vida, sal, levadura, para cada hombre.
El Espíritu Santo es, a continuación, también Revelador: «Cuando venga el Espíritu de la
verdad, os iluminara para que podáis entender la verdad completa. El no hablará por su
cuenta, sino que dirá Únicamente lo que ha oído y os anunciará las cosas venideras».
Con estas palabras no se promete de una manera simplista el conocimiento anticipado
de acontecimientos futuros; se promete, más bien, el carisma profético, en su
significado profundo: conocer la belleza de la obra realizada por el Padre en el mundo
por medio de Cristo. Ese conocimiento es un privilegio reservado a los pequeños y a los
sencillos, y negado a los grandes y a los sabios del mundo. Solo el cristiano, por un don
del Espíritu Santo, estará en condiciones de leer la historia con unos ojos nuevos. El
Espíritu les hará descubrir dimensiones insospechadas, en un horizonte dilatado
misteriosamente, desde una perspectiva ensanchada hasta la vida eterna. Incluso en
medio de la «trivialidad» de la existencia cotidiana, el cristiano atento al Revelador
estará en condiciones de percibir la obra de Dios, su designio de amor salvífico. Con la
revelación del Espíritu, todo tiene sentido en la historia: la cruz, la sangre de los
mártires, las catacumbas, los perseguidores; sin esta revelación, todo carece de sentido
(S. Cultrera, In sintonia con lo Spirito, Milan 1985, 57ss, passim).
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Oremos agradecidos a Dios, Padre de Jesucristo, Señor nuestro, el Cordero inmaculado


que quita el pecado del mundo y nos comunica su vida nueva.
- Para que el Espíritu fortalezca a su Iglesia con la convicción de la presencia de Cristo
en medio de ella. Roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu consuele a todos los que sufren y viven sin esperanza,
confirmándolos en la certeza de la victoria de Cristo sobre el mal. Roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu ilumine y guíe a cuantos sirven a la sociedad, para que busquen
siempre la libertad y la paz. Roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu nos confirme en la persuasión de que solo Jesús es nuestro
Salvador. Roguemos al Señor.
- Para que el pueblo de Dios continúe dando gracias a Dios porque nos ha dado la gracia
de creer en Él, y en Jesucristo y su evangelio, roguemos al Señor.
- Para que el Espíritu Santo nos ayude a discernir cuánta mentira e injusticia hay todavía
en nuestro mundo, y nos dé la valentía de testificar a favor de la verdad, de la bondad y
de la justicia del evangelio, roguemos al Señor.
- Para que creamos que el Espíritu Santo guiará nuestras vidas por los caminos de Cristo
y su evangelio, roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre santo, y afianza en nosotros la alegría por la adopción filial que nos
has devuelto en tu Hijo Jesucristo, muerto y resucitado. Él, que vive y reina contigo y el
Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Concédenos, Señor, alegrarnos siempre por estos misterios pascuales y que la
actualización continua de tu obra redentora sea para nosotros fuente de gozo incesante.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Aquí te ofrecemos ahora pan y vino, que son tus regalos para
nosotros y nuestra ofrenda para ti, para que se transformen en Cristo. Envíanos el
Espíritu de tu Hijo, para que los que nos sentamos a esta mesa santa lleguemos a ser
también signos de la presencia de Cristo entre nosotros al compartir unos con otros y al
dar al mundo el pan de amor y justicia. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio Pascual I. El misterio pascual
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido
inmolado.
Porque Él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo; muriendo destruyó
nuestra muerte, y resucitando restauró la vida.
• Señor Jesús, gracias por el Espíritu Santo que enviaste al mundo para fortalecer mi fe.
Gracias por enviarlo a iluminarme en ese momento de oración, permitiéndome
adentrarme más en el misterio de tu amor. Ayúdame a estar siempre en sintonía con el
Espíritu Santo para discernir tu Plan de Amor en todas las circunstancias de mi vida.
Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de aceptar el Espíritu


Santo, fortaleza y luz de nuestra vida, nuestro mejor aliado en este mundo pecaminoso.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “Cuando el Espíritu venga, pondrá de
manifiesto el error del mundo en relación con el pecado, con la justicia y con la
condena".

• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Lc 24, 46. 26
Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los muertos, para así entrar
en su gloria. Aleluya.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Escucha, Señor, nuestras oraciones para que el santo intercambio de nuestra redención
nos sostenga durante la vida presente y nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Tú nos has confiado a nosotros, tu pueblo, la tarea de continuar la
misión de tu Hijo de redimir al mundo. Envíanos el Espíritu Santo de tu Hijo para que
nos haga testigos suyos creíbles: hombres y mujeres que primero viven lo que
queremos que otros acepten y vivan; hombres y mujeres para quienes tu Hijo es una
persona real y un camino de vida. Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Cristo nos da el Espíritu Santo para guiarnos a cada uno de nosotros y a toda
la Iglesia por los caminos del evangelio. Él nos ayudará a llevar el evangelio al mundo,
aclarándonos el mensaje de Cristo y dándonos el discernimiento y la fortaleza para
comunicarlo al mundo de hoy.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda
sobre nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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