LÍNEA DE TIEMPO DE LA EDUCACIÓN EN BOLIVIA
1825-1910 (Sistema Educativo Boliviano no Sostenible).
Las escuelas y colegios públicos, muy pocos y reducidos a las ciudades más importantes, se
desarrollaron intermitentemente bajo la tutela de los municipios, del gobierno nacional y, a veces,
incluso de la iniciativa privada. La educación rural, especialmente la de los indígenas, desapareció
por completo. Lo mismo que la educación de las mujeres, con muy pocas excepciones. La nota más
desconcertante en la educación del siglo XIX la brinda la existencia de cinco universidades2 para una
escasa población de menos de dos millones de habitantes, y una tasa de analfabetismo que se
estima superior al 95%.
1910 – 1955 (La Reforma Educativa Liberal).
El partido liberal proclamó a la educación y su desarrollo como una de sus prioridades. Es
fundamental mencionar que una de las banderas de los liberales fue la instrucción obligatoria y
gratuita para los sectores mayoritarios. De acuerdo a Martínez (1999), se buscaba una
“regeneración” con un doble proyecto político: por una parte, modernizar el país para encaminarlo
hacia el progreso positivo; y por otra, reforzar la nación y unidad.
Por ello, los principales objetivos de la reforma se referían a la “civilización” y el “progreso”,
mediante un sistema educativo estatal, unificado y moderno con escuelas y colegios fiscales y laicos;
iniciativas de acceso a la educación para las mayorías con escuelas ambulantes para la instrucción de
indígenas, aplicación de métodos pedagógicos, modificación de planes de estudio (nivel primario y
secundario), aplicación de misiones pedagógicas, creación de escuelas normales, técnicas y de
agricultura, y la incursión de la educación del cuerpo.
1955 – 1994 (La reforma educativa nacionalista).
La educación para las mayorías se orientó en dos sentidos, uno interior, de desarrollo de una
conciencia moral, que mira a lo eterno en el individuo, y el otro exterior, que atiende a la
temporalidad del ser, que educa al carácter para el trabajo útil, preparando al ciudadano para la
sociedad dinámica en que vive.
El horizonte de la educación nacionalista en el caso de la ciudadanía se inclinó a la búsqueda de una
identidad nacional, que se traducía en el mestizaje. “La imagen del mestizo en el discurso público lo
imponía como la única identidad legítima de la nación boliviana moderna” (Rivera, 2001 citado por
Bridikhina, 2009, p. 63). Como lo sugiere Mamani (2013), la educación debía diseñar el desarrollo de
una conciencia nacional basada en una cultura nacional. Esta cultura boliviana tomaba elementos de
las culturas vernáculas como raíz y se reconocía que el país no podía desconocer los elementos
básicos de la cultura universal: la lengua, la religión, la filosofía, la ciencia y las artes de occidente.
Para los indígenas supuso su conversión en campesinos, que implica desde lo político como
ciudadano organizado en sindicatos, y en lo económico su incorporación al mercado capitalista como
propietario privado de la tierra. Según Bridikhina, (2009, p. 63), la articulación de las reivindicaciones
indígenas, la extensión del derecho al voto electoral a la mayoritaria población indígena y su
consiguiente ciudadanización significaron la constitución de sujetos jurídico-políticos susceptibles de
actuar como base social de sustento del nuevo Estado, los campesinos.
1994 – 2005 (Reforma educativa de Izquierda Nacional).
Se implementaron varias reformas estructurales al sistema económico: capitalización, reforma
agraria, participación popular y en la educación su reforma mediante la Ley 1565. En el gobierno del
Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-
1997), hizo suyo el proyecto de reforma educativa, le dio continuidad al anteproyecto de ley de
educación del gobierno anterior. En ese periodo la educación boliviana no solamente se encontraba
en problemas pedagógicos, sino también con problemas administrativos.
Según Talavera (1999), la llegada de la reforma educativa representaba un “hecho histórico” para la
educación pública, por ser la primera vez que el Estado dotaba de material de trabajo para maestros,
y asignaba a una persona la tarea de brindarles apoyo pedagógico en la escuelas (los asesores
pedagógicos). Así como la aplicación del modelo constructivista y la formación por competencias.
Esta reforma buscaba ampliar y mejorar la educación boliviana en base a cuatro áreas: cobertura,
calidad, equidad y eficiencia. Las intenciones fueron las de ejecutar cambios en el sistema educativo,
la adopción del enfoque de necesidades básicas de aprendizaje, el reconocimiento de la diversidad
cultural, el fortalecimiento de la educación fiscal en las zonas rurales y de frontera, la reorganización
del Ministerio de Educación y nuevos mecanismos de formación docente. En este sentido, la
educación fue establecida como integral, coeducativa, activa, progresista y científica, promotora de
la justicia, de la solidaridad y de la equidad social, con el fin de profundizar la democracia.