EN LO PRINCIPAL : QUERELLA POR INFRACCION LEY 19.496.
EN EL PRIMER OTROSI : DEMANDA CIVIL DE INDEMNIZACIÓNDE PERJUICIOS.
EN EL SEGUNDO OTROSI: ACOMPAÑA DOCUMENTOS.
EN EL TERCER OTROSI : PATROCINIO Y PODER
S.J.L DE POLICÍA LOCAL DE SAN MIGUEL (1°)
PAULA VARGAS CID, chilena, soltera, cédula de identidad número
17.692.174-9, independiente, domiciliada, en Avenida Departamental 838, San
Miguel, de la ciudad de Santiago, a US., respetuosamente digo:
Que vengo en interponer querella infraccional en contra de don JAMES
DAVID SAWADY HEREDIA, médico veterinario, cédula de identidad número
8.723.898-9, por los servicios prestados en AARON VETERINARIA SUR O “CLÍNICA
VETERINARIA PIRAMIDE- SANTA ROSA”, ambos domiciliados en Calle Pirámide 514,
San Miguel, Santiago, en virtud de los siguientes fundamentos de hecho y derecho
que a continuación expongo:
I- HECHOS:
Con fecha 21 de Julio del presente año, mi perro “Sanzón”, perro macho,
mestizo, de un año de edad, fue atacado por un perro callejero, provocándole una
herida en el área costal izquierda de su cuerpo, la herida resulto ser un
desprendimiento de la piel que recubre la zona —piel que quedo colgando—, por lo
cual mi madre, ante la urgencia, decide llevarlo a la clínica veterinaria de urgencia
denunciada, por encontrarse próxima a nuestro domicilio.
Al acudir a la clínica, fueron atendidos por don JAMES DAVID SAWADY
HEREDIA, quien le señala que dada la herida, es necesario intervenirlo
quirúrgicamente a fin de según explicó debía sedarlo, depilar la zona y
posteriormente suturar la herida. Indicó que debíamos retirarlo en la tarde, una
vez terminado el efecto de la anestesia, comprarle los medicamentos, collar
isabelino y llevarlo a control para revisar la herida. Seguimos sus instrucciones y
retiramos a Sanzón.
En cuanto a los medicamentos solicitados fueron CLINDABONE, NAXPET,
PAPENZINA Y TERRACOTRIL, y el uso de collar isabelino. Sin embargo, al
comprarlos no tenían disponible TERRACOTRIL, vendiéndome PEDEROL, ambos
de la misma familia de antibióticos, con compuesto principal de tetraciclina.
Al llevarlo a control, el demandado me señala que por haber usado otro
spray, habría arruinado su trabajo, que el perro ya no era su paciente, negándose
a examinar la herida y prestarle cualquier otro tratamiento, echándome de la
consulta.
Ante su negativa, acudí a otro veterinario “Veterinaria Llico”, quien me
señaló que no había ningún problema al cambiar el medicamento pues el
compuesto activo era el mismo, y que la herida estaba cicatrizando bien, debiendo
observarla para ver su evolución.
Con el transcurso de los días, la zona comenzó a inflamarse, y ante las
dudas decidí llevarlo el día 27 de julio a la “Veterinaria Llico”, quien no lo atendió
por falta de personal. Acudí a la CLÍNICA VETERINARIA SAN MIGUEL, donde fue
atendido por la profesional ELIZABETH REYES, quien me señaló que la herida
tenía líquido y debía filtrarse, iniciando el procedimiento. Al comenzar a filtrar,
notaron que la herida estaba infectada, llena de material purulento, debiendo
ingresarlo a pabellón para abrir y limpiar la herida, pues no sabían hasta donde
habría avanzado la infección.
Durante la operación, se encuentran con una herida totalmente necrosada y
con líquido purulento, asimismo encuentran elementos extraños como pelos y
piedras en la herida, las que de haberse efectuado una limpieza quirúrgica
adecuada al momento de la primera operación, deberían de haberse retirado.
Tras la operación, la doctora señaló que la infección era bastante y que
debíamos esperar a su reacción a los antibióticos, pues no pudieron cerrar la
herida por la pérdida del tejido necrosado, quedando abierto el tejido a fin de que
liberar la infección.
Según lo que la doctora a cargo me señaló, era inevitable que la herida se
infectara pues la sutura cerró totalmente la herida dejando en su interior
materiales externos ( pelos, ramas y piedras)— los que debieron ser removidos
antes de la operación— ocasionando el ambiente perfecto para que se desarrollaran
todo de tipo de infecciones.
Trascurrieron dos meses de incertidumbre respecto a su recuperación,
dado que la infección se encontraba muy avanzada y la extensión de la herida
(tras retirar el tejido muerto) dificultaba su cicatrización. Se tuvo que someter a dos
cirugías más, usar un traje especial, collar isabelino, medicamentos y controles,
hasta que por fin fue dado de alta el 05 de septiembre del presente año.
Es así como la herida se infectó por la falta de diligencia del demandado,
quien no realizó el procedimiento como debía (limpieza quirúrgica adecuada), pese
a recibir los honorarios que solicitó y no conforme con eso, se negó a completar el
servicio ofrecido (efectuar controles postoperatorios), pues presumiblemente sabía
que dicha herida se infectaría, por lo que buscando eludir la responsabilidad se
desligó del paciente, sin hacerse responsable del daño causado ni preocupándole
la salud del paciente, que si no hubiese sido tratado a tiempo en la Clínica San
Miguel, estaría muerto.
De los hechos descritos queda de manifiesto la falta de profesionalismo del
veterinario a cargo de la clínica demandada, dado que ocasionó que un
procedimiento sin mayor complejidad como es una “sutura”, derivara en tres
operaciones y un tratamiento de más de dos meses, sin hacerse responsable de su
negligencia.
Cabe señalar que Sanzón, es nuestra mascota desde que nació y para
nosotros un miembro de nuestra familia, en especial por ser yo quien lo adoptó y lo
incluyó en nuestro hogar. Durante todo su proceso de recuperación, hemos
sufrido, sin saber si sobreviviría, además del desgaste emocional de ver su herida
expuesta por un mal profesional, debiendo destinar nuestro tiempo y dinero en su
recuperación.
II- DERECHO:
Al respecto el Artículo 23 de la ley 19.496, señala: “Comete infracción a las
disposiciones de la presente ley el proveedor que, en la venta de un bien o en la
prestación de un servicio, actuando con negligencia, causa menoscabo al
consumidor debido a fallas o deficiencias en la calidad, cantidad, identidad, sustancia,
procedencia, seguridad, peso o medida del respectivo bien o servicio.”
En tal sentido, de los hechos descritos se desprende que la prestación de
servicios de médico veterinario implica un deber de cuidado respecto del animal que es
recibido como paciente, pues debe diagnosticar y tratar al paciente hasta su
recuperación, todo de acuerdo a su lex artis, cumpliendo con los estándares mínimos
de higiene al momento de tratar al paciente, más aún dada la condición de la herida,
resulta de toda lógica que con objeto de prevenir una futura infección debía practicarse
una limpieza quirúrgica adecuada.
En igual sentido, según lo establecido en el inciso tercero del Art. 1547 del
Código Civil en materia contractual la culpa se presume, de forma tal que la prueba de
la diligencia cuidado incumbe al que ha debido emplearlo; y la prueba del caso
fortuito, al que lo alega.
Asimismo, el demandado se negó a continuar tratando al paciente infringiendo
así el artículo 12 de la ley 19.496, que señala: “Todo proveedor de bienes o servicios
estará obligado a respetar los términos, condiciones y modalidades conforme a las
cuales se hubiere ofrecido o convenido con el consumidor la entrega del bien o la
prestación del servicio.” Al respecto, fue el mismo profesional quien se comprometío a
efectuar controles periodicos de la herida, obligación que incumplió.
POR TANTO,
En mérito de lo expuesto y disposiciones legales citadas, y artículos 1° y 7° y
demás pertinentes de la Ley N° 18.287,
SOLICITO A SS., tener por interpuesta esta querella infraccional en
contra del profesional ya individualizado, acogerla a tramitación y en definitiva
condenar a la contraria al máximo de las multas señaladas en el artículo 24 de la ley
19.496, con costas.
PRIMER OTROSI : PAULA VARGAS CID, chilena, soltera, cédula de identidad
número 17.692.174-9, independiente, domiciliada, en Avenida Departamental 838,
San Miguel, de la ciudad de Santiago, en estos autos por infracción a la Ley N° 19.496,
a US., respetuosamente digo:
En virtud de lo dispuesto en los artículos 3° e), 50 a), b) y c) de la Ley 19.496,
vengo en deducir demanda de indemnización de perjuicios en contra de don JAMES
DAVID SAWADY HEREDIA, médico veterinario, cédula de identidad número
8.723.898-9, por los servicios prestados en AARON VETERINARIA SUR O “CLÍNICA
VETERINARIA PIRAMIDE- SANTA ROSA”, ambos domiciliados en Calle Pirámide 514,
San Miguel, Santiago, en virtud de los siguientes fundamentos de hecho y derecho
que a continuación expongo:
1. ANTECEDENTES DE HECHO
En virtud del principio de economía procesal, doy por enteramente reproducidos
y hago propios, los hechos y antecedentes expuestos en lo principal de esta
presentación.
Sin perjuicio de lo anterior, los hechos referidos y latamente explicados en la
querella de autos, me han causado los siguientes perjuicios patrimoniales y
extrapatrimoniales:
1.- Daño Emergente: El monto derivado de los gastos médicos ocasionados, incluyendo
operaciones, medicamentos, accesorios post quirúrgicos, etc) asciende a $265.000.-
(doscientos sesenta y cinco mil pesos).
3.- Daño Moral: El monto derivado del sufrimiento y menoscabo ocasionado por el mal
procedimiento y durante el trascurso de la operación asciende a $500.000.-
(quinientos mil pesos).
2. ANTECEDENTES DE DERECHO
Conforme lo dispuesto en la letra e) del artículo 3º de la Ley N°19.496 que
señala: “Son derechos y deberes básicos del consumidor:
El derecho a la reparación e indemnización adecuada y oportuna de todos los
daños materiales y morales en caso de incumplimiento de cualquiera de las
obligaciones contraídas por el proveedor.”, y lo dispuesto en el artículo 50 inciso 2º
de la Ley Nº 19.496, me asiste el derecho de exigir a la demandada la reparación de los
daños y perjuicios sufridos ya expresados.
Asimismo, fundo la presente demanda en todas y cada una de las disposiciones
legales contenidas en lo principal de esta presentación.
En consecuencia, el monto total de la indemnización de perjuicios que por este
acto demando, asciende a la suma de $ 765.000.- (setecientos sesenta y cinco mil
pesos)
POR TANTO, en mérito de lo expuesto y atendidas las disposiciones legales
precedentemente citadas y las contenidas en la querella;
SOLICITO A US., tener por interpuesta demanda de indemnización de
perjuicios en contra de JAMES DAVID SAWADY HEREDIA, ya individualizados,
admitirla a tramitación, acogerla en todas sus partes y en definitiva, condenar al
demandado al pago de la suma de $ 765.000 o la suma que S.S., estime conforme a
derecho, más los intereses y reajustes que se devenguen desde la presentación de la
demanda hasta el pago efectivo de la indemnización, con expresa condenación en
costas.
SEGUNDO OTROSI: SOLICITO A S.S., tener por acompañados en parte de prueba los
siguientes documentos, con citación o bajo el apercibimiento legal del artículo 346 N° 3
del Código de Procedimiento Civil, según corresponda:
1. Boleta de honorarios emitada por JAMES DAVID SAWADY HEREDIA, de fecha
21 de julio del presente año, por el servicio de sutura y controles.
2. Receta médica veterinaria emitida por la clínica veterinaria CLÍNICA
VETERINARIA PIRAMIDE- SANTA ROSA, suscrita por JAMES DAVID SAWADY
HEREDIA, de fecha 21 de julio del 2017
TERCER OTROSI: Solicito a US., tener presente que vengo en conferir poder y asignar
como abogada patrocinante a doña KATHERINE MARTÍNEZ TAPIA, cédula de
identidad número 17.818.757-0, domiciliada para estos efectos en Av. Libertador
Bernardo O’Higgins Nº 1112, Of. 1004, comuna de Santiago, confiriéndole
expresamente las facultades del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil,
incluyendo las mencionadas en su inciso segundo, esto es: desistirse en primera
instancia de la acción deducida, aceptar la demanda contraria, absolver posiciones,
renunciar los recursos o los términos legales, transigir, comprometer, otorgar a los
árbitros facultades de arbitradores, aprobar convenios y percibir.