[María Alejandra Herrera Rodríguez]
Caso familia Fernández.
¿Qué pasó?
Claramente en el entorno familiar de la familia Fernández, valga la redundancia, se evidencia una
situación que pudo haber sido desencadenada por la desigualdad, la pobreza y la falta de mejores
oportunidades, además de las condiciones de la salud por las que pasa el señor Fernández; esto
agregado al poco compromiso que la madre muestra frente a las opciones que les brindan las
encargadas del caso, porque resulta relevante hacer la siguiente salvedad: esta familia si está
recibiendo ayuda. Pero infortunadamente los padres (y adultos responsables), no tienen la
disposición suficiente para que la situación de ellos y sus hijos mejore, y vivan de una manera más
digna.
Las trabajadoras y profesionales han manejado la situación de manera acorde, pero dada las
circunstancias (disposición de los padres, sobre todo), no han podido lograr mayor cosa.
¿Cómo intervendría yo?
Pienso que el manejo inicial que le dieron las profesionales al caso, fue pertinente, pero considero
que la profesional no debió usar el tono acusativo hacia la madre y menos amenazarla.
Como profesional yo hubiese insistido más, hablar con los padres, principalmente con a madre, la
cual está siendo la cabeza del hogar, por decirlo de alguna manera. Pienso que es fundamental
entablar una relación “personal”, cercana con el “paciente” y/personas involucradas.
Así las cosas, y desde la psicología, apoyada en el enfoque sistémico, yo abordaría el caso desde el
núcleo familiar, claramente. Usando la estrategia de reencuadre con el fin de lograr un cambio
respecto a la manera en que esta familia enmarca o encuadra su realidad. Dicho de otra forma,
esta familia a lo largo de sus vivencia e historia ya posee un cuadro de lo que consideran su
identidad y lo que los define, teniendo en cuenta también el entorno social y económico tan
deplorable en el que se encuentran los miembros de esta familia.
Además, yo apoyaría esta estrategia con la técnica de La intensidad, por medio de la cual yo como
terapeuta me hago ‘escuchar’ por la familia.
En este punto, sería clave lograr que la familia y el terapeuta hayamos entablado una relación de
confianza, que me permita a mí, proponerle nuevamente a la familia las opciones que inicialmente
le habían planteado las profesionales.
En este caso no es solo importante hacer un acompañamiento terapéutico a la familia sino en el
ámbito social, económico y en cuanto a la generación de oportunidades. Para así lograr el cambio
que se desea.