La Frontera en La Narrativa Argentina
La Frontera en La Narrativa Argentina
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enemigo: "Al sud i al norte acéchanla los salvajes, que aguardan las noches de de la peculiaridad ameriaana y de la humanidad originaria anterior a la
civilización. Su ámbito operativo esese "vacío" que desde el registro sociopo-
luna para caer, cual enjambres de hienas, sobre los ganados que pacen en los
líticose evaluaba como negatividad y-tenor pero que, en un sentido estético,
campos, i sobre las indefensas poblaciones" (p. 26). El espacio se describe
es el marco ideal para el surgimiento de la poesía: "Existe, pues, un fondo de
mediante prefijos invariablemente negativos, que marcan, inquietantes, la
poesía que nace de los accidentes naturales del paÍs i de las costumbres excep-
apertura hacia lo caótico de un espacio salido de madre, reacio a toda medida
y razón: lo in-menso, lo in-finito, lo in-audito, lo des-poblado, lo in-cierto, lo cionales que enjendra. La poesía, para despertarse (porque la poesía es como
in-seguro, lo in-defenso, lo in-culto, lo i-limitado, dibujan un mapa alavez el sentimiento relijioso, una facultad del espíritu humano), necesita el
aterrádor y grandioso, un reino -volvamos a los prefijos- ingobernable e espectáculo de lo bello, del poder terrible, de la inmensidad, de la estensión, de
incontenible. lo vago, de lo incomprensible; porque sólo donde acaba lo palpable i vulgar,
Las vastas campañas argentinas son vistas como un ámbito devastado por empiezan las mentiras de la imajinación, el mundo ideal" (p. 43)."La soledad,
la "legislación de la montonera", barrido por las "patas de los caballos", donde el peligro, el salvaje, la muerte!!!", temibles desde el punto de vista político,
las formas anteriores de asociación se han transformado en agrupaciones estimulan la imaginación del habitante de las pampas con "temores e
semejantes a las de la familia feudal o las tribus nómadas del Oriente, donde incertidumbres fantásticas,... sueños que le preocupan despierto" (p. 43).
.,toda
clase de gobierno se hace imposible, lá municipalidad no existe, la policía En Amalia, de José Mármol -otro texto fundador de la narrativa argentina
no puede ejercerse, i la justicia civil no tiene medios de alcanzar a los delin- decimonónica- la naturaleza no se identifica con el caos, sino con el cosmos de
cuentes" (p. 36). La dicotomía ciudad/campaña no es, empero, tajante, como una sociedad jerarquicamente estratificada. En Buenos Aires, el centro urbano
no 1o es nada en el pensamiento sarmientino, que ha sido simplificado tantas dominado por Rosas, Ias jerarqulas se han invertido y corrompido y las
veces por los slogans de la lucha política.3 Bernardo Canal Feijóo nos dirá, mu-
tensiones crecientes amefiazan con diluir toda distinción -todo límite interno
chos años más tarde,a que en las campañas, tendenciosamente identificadas con
entre clases sociales y categorías culturales- bajo la isocromía igualadora de la
el desierto y la "barbarie", se hallaba en realidad la mayor parte de la población
sangre. Fuera de la ciudad, en la periferia, hay dos ámbitos: la naturaleza
nacional y la fuente de los recursos biísicos para las ciudades. Pero ya Sarmien-
cultivada, doméstica, afín ala morada humana cuyo paradigma estético ideal
es la quinta de Amalia, y la intemperie exterior donde habita el gaucho. Aqui
to muesf,.a la posibilidad de sutiles cruces. Hay -observa- ciudades "bárbaras"
por su dogmatismo y su estrechez intelectual, como Córdoba, donde lo cerrado . se marca otra frontera peligrosa: desde el territorio despoblado de las pampas,
y circunscripto y el orden rígido, lejos de constituir una característica positiva, el gaucho, que pertenece a este ámbito y no debe salir de é1, se perfila como "la
la asemejan al, "estanque encantado" de aguas inmóviles que la adorna. O tempestad" que está rodeando siempre las orillas de las ciudades y que en
ciudades "barbarizadas" como la veleidosa Buenos Aires, donde la tiranía de cualquier momento puede asimilarse a las huestes del poder dictatorial, quebrar
las modas intelectuales provoca un efecto tan arrasador como las hordas de la
los límites, unir lo "naturalmente" separado, invadir y contaminar. Por otra
parte, el río, imagen recurrente en la novel4 es una frontera en movimiento que
montonera, creando un suelo estéril en el que "nada se sustituye, nada se
establece,,(p. l0l).Es ése el clima propicio -afirma- para la aparición de dicta- señala el camino hacia mundos de libertad más allá de la ciudad enferma: la
dores como Rosas, que restringen esa apertura intelectual inconstante y desme- ruta de Montevideo, donde se refugian los proscriptos, el sueño lejano de
surada encerrando y circunscribiendo a la sociqdad en una reproducción a gran Europa, y el mar del Sur, horizonte de una puÍeza desconocida que canalizaú
escala de la "estancia de ganados".
muchas veces la imaginación colectiva en la literatura argentina.
Vemos por otra parte, que el modelo antropológico argentino, el genuino En "El Matadero", de Echeverría, se contraponen dos mundos unidos por
representante de "la manera de ser de un pueblo" -asimilada a la figura del gau-
la audacia de un transgresor: eljoven unitario, representante de la civilidad a
la europea, que se intema en la zona del Matadero de Ia Convalecencia donde
cho- es una criatura de la naturaleza, un ser desatado y desaforado, definido,
si ello es posible, por la calencia de todo límite. Sombra que conoce los arcanos
seres humanos y animales ejercen unos sobre otros una violencia obscena e
de la historia, casi numen, encarnación de las fuerzas cósmicas situada más allá
indiferenciada. Este "simulacro" (slc en el original) de la Argentina rosista, es
del bien y del mal que se da a sí misma su propia ley, Facundo es el arquetipo
un "mundo al revés", mundo carnavalesco y grotesco, marcado por la defor-
midad, la caricatura, la parodia, que invierte las categorias dominantes-en el
orden civilizado, aunque sin el valor positivo, liberador y fecundante adjudica-
3. Ma¡istella Svampa, Civilización o barbarie. De Sdrmiento al revisionismo peronista,Buenos
Aires, El cielo por asalto, 1994.
4. Bemardo canal Feiióo, Teorías de Ia ciudad argen irrd, Buenos Aires, sudamericana, 1951.
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ble a lo carnavalesco medieval.s El torbellino de la "mezcla" rompe límites en conduce también a una revisión de la retórica falsamente descriptiva que hasta
todos los órdenes, mixtura lo humano y lo animal, lo "culto" y lo popular entonces han practicado los poetas de la pampa. Ante todo, señala Mansilla que
obsceno, la,,civilización" y la "barbarie", el grandilocuente lenguaje de la en realidad no hay "pampa" sino "pampas" diversas, que los árboles folkló-
tragedia que utiliza el unitario, y el brutal coloquialismo de los asistentes al ricos como el ombú o el cardo, no responden a la flora de la pampa central, que
tvtatadero, a un tiempo espectadores y actores, victimarios y víctimas en un el gaucho no es la figura caricatirresca de ciertos poemas, y que la tierra se co-
juego que pone de relieve las partes bajas del cuerpo, lo genital y lo excremen- noce no a través de lecturas distantes sino en la experiencia concreta del camino
ii.iá, y t *rfiere rasgos del toro enfurecido a la figura atildada y urbana del interior: "más de seis mil leguas he galopado en año y medio para conocerlo y
joven que elige morir de cólera antes de ser vejado' entenderlo,, (p. 69). Una nueva topología de la barbarie, contrapuesta a la
La violencia en sus diversas manifestaciones define invariablemente el vulgarización de las dicotomías sarmientinas, coloca al espacio abierto bajo el
cruce de las fronteras y la ruptura de los límites en estas obras fundacionales de cielo del lado de la libertad, la pureza y la valorización estética, mientras que
la generación de los proscriptos. En todos los casos, del lado opuesto de la la ciudad se asocia con el egolsmo, la suciedad y el desgaste inútil de la vida.
llnea divisoria, más allá de los límites familiares de la ciudad, está el Esta imagen tendrá buena trayectoria en la narrativa argentina posterior, que
"nfunoru
otio o lo Otro: presencia amenazante que es más y es menos que meramente suele ver a la campaña bajo un prisma de purificación, renovación y renaci-
humana, sombra que se agranda y se expande en la medida en que, en ese espe- miento, oponiéndola a la ciudad corrupta.
jo oscuro, se ha proyectado también la imagen negada de la propia verdad, de Hacia el final del siglo XD( la problemática de la frontera se complica y se
io real inexcusable. Muy distinto es el itinerario que se dibuja en Una e¡ccursión ensancha. Por una parte, la Campaña del Desierto llevada a cabo por Roca ha
a los indios ranqueles,6 de Lucio Victorio Mansilla. Uno de sus mayores logros dado el golpe de gyacia ala cuestión aborigen. En el último gran mito finise-
es el de haber traspuesto, en una medida insólita para su contexto
epocal, otra cular, el de Juan Moreira, los indígenas vuelven a ser el otro, el enemigo, el
frontera dificilmente transitable: la de los prejuicios, los tópoi, las convenciones salvaje inferior. Si Moreira, perseguido, opta por refugiarse como su antecesor
retóricas que presentan al aborigen como una criatura colindante con la bestia- Martín Fierro, en las tolderías indígenas, tampoco vacila en hacer trampas en
lidad, marcad-a por todos los disvalores, según apuntara Hugo Biagini.T Tanto el juego engañando sin remordimientos a sus anfitriones: el narrador, además,
indios Como gauchos son vistos, ante todo, como Seres humanos, más acá del invoca como gloria y mérito que distingue a su héroe del mero delincuente, su
anatema pofitto, del denuesto o de la idealización simplista. El otro, el salvaje, lucha bajo la bandera pakia contra los aborígenes. Por otro lado, este bandido
el que vive del otro lado, en las profundidades secretas de la Tierra Adenüo, romántico, heredero pulido y estilizado de Facundo, funciona como frontera o
es,
iu ru.uu mirada de Mansilla, el prójimo: un sujeto de cultura, capaz de ritos limite enhe tiempos y mundos, entre dos siglos y dos etapas de la vida nacional,
y"n cortesías, c'on un sistema de numeración, un protocolo diplomático, una entre "dos culhrras y dos justicias", como señala Ludmer:8 la oral, laley tírcita
i"rgru, una vida familiar, y una organización social superior en algunos aspec- del honor y la venganza, y la justicia escrita moderna.
tos a la cultura blanca, capaz en cambio, de la violencia más inaudita bajo la ¿Qué ocurre después? La Argentina del Centenario,
por boca de Lugones,
proclama civilizatoria. El viaje a la Tierra Adentro, o al llamado Dqsierto, que llevará a cabo la inscripción del gaucho en el mapa fundador de la nacionalidad
al principio Se muestra como una "excursión" a lo extremo y lO exótico, termina argentina y en el gaucho exaltará sobre todo el elemento hispánico, rechazando
revelándose como retorno al cuerpo, al juego y a la infancia, experiencia de o minimizando la sangre aborigen transmitida por vía materna. Si antes, desde
recuperación del placer y reconocimiento de lo cercano y de lo propio en los la óptica sarmientina, el gaucho habla sido considerado como factor disolvente
antiguos terrores del espacio ignoto, de lo desconocido y 1o lejano' de la civilización, ahora se lo elogia como paladín civilizador, único capaz de
ia kansposición de la frontera que permite ver al prójimo y al semejante en contener "la barbarie indígena": "El malón era, en efecto, un contacto casi
las figwas di los caciques indígenas y de los gauchos hánsfugas que, como lo permanente de los indios con los cristianos fronterizos que, pertenecientes a la
hará luego el Martín Fierro de Herniindez, se han refugiado en las tolderías, razablaÍca, llevaban la doble ventaja de su carácter progresivo y su mayor
capacidad de adaptación".e La presencia del gaucho en el canon de los próceres
5. Cf. especialmente Mijall Bajtln, La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento' -semianunciada en Facundo y en Moreira, ambos descritos como figuras
Barcelon4 Seix Barral, 1974.
6. Utilizamos la edición de Guillermo Ar4 Buenos Aires, Kapelusz, 1966' Todas las citas son
de
8. Josefina Ludmer,"Los escándalos de Juan Moreira'', en Las culturas de fin de siglo en América
esta edición. Latina,Buenos Aires, Beatriz Viterbo, 1994, p. 104.
7. Hugo E. Biagini, cómo fue la generación del 80, Buenos Aires, Plus ultr4 1980,
p. 52.
9. Leopoldo Lugones, El payador, Buenos Aires, Huemul, 1972, p.54'
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heroicas malogradas fuera de un adecuado contexto- corre paralela con su te lo agradezcan. (...) Trabajaste pa 'los nacion-es'. El gobierno ya les habrá
desaparición efectiva de las pampas que se modifican sustancialmente. Exter- pegao el grito: 'Aura pueden venir tranquilos. Los criollos han limpiao el cam-
minado o sometido el indígena, se borra la línea de la frontera interna con los po de indios pa que ustedes ganen Ia plata con comodidad, que es lo único que
belicosos malones, el campo sin límites se cuadricula en el alambrado prolijo les interesa. No les vamos a preguntar de donde vienen. Dentren no más, los
de las estancias. Ya no existe el gaucho como guerrero de la montonera o criollos se ir¡in a la cocina pa dejarles sitio en la sala' " (pp.254-55). Y dentro
soldado de los fortines, ni tampoco como mano de obra privilegiada en el de la misma clase social, veremos cómo Mauro, ya maduro, seguirá trabajando
faenado de la carne. Apunta Hebe Clementiro que, una vez que la lucha con el el campo a ia usanza antigua sin aceptar las técnicas que su yerno tolerado a
indio concluyó, el gaucho, desplazado por los trabajadores inmigrantes o los regañadientes, el "gringo" Gino Petrella, aplica a las labores agrícolas.
grandes terratenientes, desapareció como protagonista de la expansión. Su des- Mas allá de estos problemas reales, propios de una sociedad en proceso de
tino histórico -dice-quedó "a medio terminar", en Ia medida que los mismos cambio, la frontera -en particular la frontera Sur- constituirá un horizonte ima-
territorios de la frontera argentina fueron sólo semiincorporados a la nación. ginario de dilatada fecundidad en la literatura de nuestro siglo. La vanguardia
Dos cuestiones quedan señaladas aquí: una, la emergencia de un nuevo ele- de los años veinte -la brillante generación de Borges, Marechal, Girondo,
msnto, el inmigrante, que modificará radicalmente la población y las costum- Molinari, Bernárdez, en la que también participa, aunque es cronológicamente
bres argentinas, hasta el punto de ser evaluado como unaamefiaza sobre la que mayor, Ricardo Güiraldes- retomará desde una nueva óptica la cuestión de los
se dibujan los rasgos del nuevo "bárbaro". Otra, la percepción del país sureño mitos fundadores de la nacionalidad. Se ha utilizado con acierto la expresión
como una zona incompleta, horizonte indeterminado hacia una plenitud futura, "criollismo urbano de vanguardid't3 para caracterizar esta sensibilidad distinta
forma del sueño que ronda la poética de Ricardo Molinari, los Poemqs que, aunque muy lejos en forma y pretensiones estéticas de la literatura popular
australes de Leopoldo Marechal, la búsqueda de Martín del Castillo en Sobre criollista y folletinesca, practica un original reciclaje de lo criollo, rescata para
héroes y lumbas, la curiosidad y la desdicha del viajero ert La rosa en el viento, el mito los tipos del suburbio, y cede a la fascinación de otra frontera: la de los
de Sara Gallardo. arrabales, la de las "orillas" donde una ciudad ya indecisa se hace campo y se
Las fronteras culturales e idiomáticas que marcan la conflictiva asimilación yuelve hacia el pasado. La poética neocriollista del grupo, representada sobre
del inmigrante a la vida argentina, generan una literatura muchas veces xenó- todo por Borges, encuentra un espejo paródico efrcaz pero solidario en el Adán
foba, de la que es ejemplo paradigmático En la sqngre, de Eugenio Cambace- Buenosayres de Leopoldo Marechal. Toda la estética del movimiento se discute
res.rr Esta novela describe la exitosa e infame hayectoria de un trepador, hijo con humor en esta novela tardía que es, acaso, el mejor testimonio de los años
de un tachero italiano que ha hecho fortuna y que Ie ha legado, junto con algún de formación y consolidación del martinfierrismo.
dinero, una serie de vicios y lacras que contaminarán peligrosamente la nueva En su última parte, Adán incluye un "Infierno" vernáculo situado bajo un
sociedad argentina, inerme ante el avance de estos otros "bárbaros" sin escrú- ombú, cuyo demiurgo es Schultze, o sea, Xul Solar, el pintor de la vanguardia
pulos que ni siquiera están dotados, como el antiguo marginal gauchesco, de e inventor del híbrido idioma "neocriollo", otra utopía exacerbada de identidad
coraje o grandiosa fortaleza. Si este retrato distorsionado por el temor corres- e innovación. Los poetas martinfierristas -también Marechal (Adán) mismo-
ponde al inmigrante urbano de las clases más humildes, no faltarán testimonios son juzgados aquí por sus delitos poéticos de arrogancia y extravagancia,
narrativos de 1o que ha ocurrido en el campo. Una novela de Eduardo Acevedo aunque el juicio, a cargo de Musas esperpénticas, se vuelve otra forma del
Dlaz (h.)'2 ilustra muy bien el conflicto planteado hacia el fin de siglo pasado elogio. Indi¡ectamente laudatoria, alavez que exacta, es Ia caracterización que
entre los gauchos de la guardia vieja, los laboriosos "gringos", y los "naciones" se hace de la poesíajuvenil de Borges, y aun de sus resonancias posteriores en
de fortuna que se apoderan aviesamente de las leguas conquistadas al Desierto. la obra de madurez, señalando sus obsesiones y sus hallazgos: "Lo malo está
Dice con amargr¡ra el personaje Don Martín al joven Mauro, que ha vuelto de en que don Luis [dice la falsa Musa] ha querido llevar a la literatura sus
su cautiverio entre los indígenas: "-Te has portao como un gaucho de La fervores misticosuburbanos, hasta el punto de inventar una falsa Mitología en
Reyuna, pero no esperés que los del gobierno y los beneficiaos por tus servicios
l3.AsllohaceBeatrizSarlo.Ver"sobrelavanguardia,Borgesyel criollismo", enLacrítica
10. Hebe Clementi, "National Identity and the Frontier", en Where Cultures Meet. Frontiers in literarid contemporánea, Buenos Aires, Centro Editor de América Lati¡a I 98 l, y "Vanguardia
Latin American History, Wilmington, DE, Jaguar Books in Latin America, 1994. y criollismo: Ia aventura de Martín Fierro", en Ensayos argentinos. De Sarmiento a la
ll. Eugenio Cambaceres, En la sangre, Buenos Aires, Eudeba, 1967. vanguardia, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1983, pp. 127-71. Ver también su
Una modernidad periférica : Buenos Aires I 920 y I 9 j0, Buenos Aires, Nueva Visión, 1988.
12. Cancha /arga, Buenos Aires, Meridión, 1958.
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en el
de Mansilla, la imagen de un cacique indlgena,. raíz que ha quedado
la que los malevos porteños adquieren, no sólo proporciones heroicas, sino y comienza la discusión sobre este otro hijo de la
¡4 gaucho antes de extinguirse,
hasta vagos contornos metaflsicos". confa Juan Sin Ropa, visto
iontera, representado por Santos Vega en su lucha
La reipuesta de Adán defiende la gesta borgeana y la aventura conjunta de quien se concen-
como etDi;blo, el progreso, y también como el inmigrante en
MartÍn Fierro: y etp".anzas. Su última metamorfosis
kan todas las ambiciones, los exilios lus
collage cibemético de disparatadas formas
es la absurda figura del Neocriollo,
-¿No se ha dicho que sobre nuestra literatura viene gravitando un oneroso
pirueta, la voluntad de juego e invención
espíritu de imitación extranjera? y colores que resume, en una rlltima
¡Si ha dlctro, no lo niegue! Y cuando un hombre como Pereda
sale a reivindicar que distinguió a la Musa heterodoxa de los años veinte'
el derecho que lo criollo tiene de ascender al plano universal del arte, se lo
' A partlr de esta década de creativa efervescencia podrlamos distinguir
ridiculiza y zahierg hasta el punto de hacerle sufrir las incomodidades de un diversas direcciones en el trabajo literario sobre la frontera. Por un lado, se
infiemo (p.577). y el paradigma pampeano que triunfa
sigue ahondando en la imagen del Sur, en
una representatividad nacional. Narra-
en-el imaginario colectivo, arrogándose
Por lo demiís, en el libro tercero de la novela se.ha descrito el periplo de los ciones clalves de este siglo: Don segundo sombra, de Güiraldes, Los caranchos
poetas hacia los pagos suburbanos de saavédra, a donde se traslada ahora la de la Florida o El Ingl* de los Güesos, de Lynch, y muchos textos
de Borges
vieja problemática de la frontera, enunciada en un estilo que parodia con habi- y Bioy casares, se conciben en este ámbito, desde este espectro. El cuento "El
U¿á¿ Lf Facundo sarmientino, aplicando sus tópicos y sus figuras fantasmáticas So.',, d" Borges, eS tal vez una de las encarnaciones máS intensas e impecables
al paisaje de las orillas: de esta simb¿lica llanura que parece definir cierta esencia de
lo argentino' No
de otras na-
en vano dice Borges en "El muerto": "lo mismo que los hombres
En la ciudad de la Trinidad y puerto de santa María de Buenos Aires existe una ciones veneran y presienten el mar, así nosotros, (también el hombre que
región fronteriza donde la urbe y el desierto se juntan en un abrazo combativo que resuena bajo los cascos"'r5 En
los ojos en aquel
entreteje estos símbolos) ansiamos la llanura
1...¡ nt turlsta que volviendo sus espaldas a la ciudad aventura el Sur, ya insinuado en la ciudad que "empieza del otro lado de Rivadavia" y
paisaje, no tarda en sentir un vago sobrecogimiento de pavor; allí, sobre un
da entrada a,.otro mundo más antiguo y más firme", está el origen y la clave
ierreno desga.rado y caótico, se alzan las últimas estribaciones de Buenos Aires,
rancheríos de tierra sin cocer y antros de lata en cuyo interior pululan tribus de profunda del destino que todo hombre debe encontrar para asumir su verdadero
que
frontera que oscilan entre la ciudad y el campo; allí, prometida del horizonte, rostro. El cruce del límite es asl, podrla decirse, un tránsito iniciático
"perfecta forma que
,soru yui, rostro la pampa inmensa que luego desplegará sus anchuras hacia transporta al viajero hacia el encuentro crucial con esa
el Oeste bajo un cielo empeñado en demostrar su propia infinitud (...) al caer la ,upobio, desde el principio" y que es la imagen desconocida de sl mismo.
noche, cuándo Saavedrano es más que una vasta desolación, el paraje desnuda Este Sur podrá qüedarse en lo inmediato -la pampa bonaerense- o
sus perfrles bravíos; y el turista que se aventura en su ámbito puede hallarse, de extenderse hacia la Patagonia (el Sur helado y puro de Martín del Castillo),
o
súbiio, frente a la misma cara del misterio. Entonces, a flor de tierr4 se oye la la
aún hacia el confln extiemo del país y del continente, como en novela
palpitación de una vida oscura (p. I 57).
Fuegia,de Eduardo Belgrano Rawson.r6 En todos los casos, la problemática
de
14. Adán Buenosayres, Buenos Aires, Sudamericana, 1970, pp' 576'77 '
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Entre todas estas narraciones corrió la Historia; profundos procesos nistas como propuestas originales de resistencia ala globalización indiscrimi-
sociopolíticos, argentinos y planetarios, fueron transformando la visión de los nada. A todo esto, los años del primer peronismo ya han puesto en primer plano
intelectuales. A la generación que eligió al Sur como símbolo preferencial, de la escena pública otra frontera: la frontera interior, la de los confines de la
nombre de una famosa revista literaria y sobre todo de un movimiento concep- Tierra Adentro, de donde llegaron masas de migrantes internos, campesinos
tual y estético, le tocó revisar, otravez, la cuestión nunca resuelta de nuestra criollos de las provincias, cuya piel oscura denunciaba al antepasado aborigen,
identidad argentina y latinoamericana. A los escritores de este grupo y de este y que los centros metropolitanos supieron designar, rarayez con simpatla y
período los acucia sobre todo otra frontera: la que nos separa de Europa. generalmente con temor o desprecio, como "los cabecitas". La literatura culta
Ezequiel Martinez Estradars piensa en una Argentina-Trapalanda, ámbito de de entonces, que es, desde luego, antiperonista, los verá a menudo como fuerzas
ficciones y defraudaciones donde la codicia del conquistador no encuentra regresivas, descendientes de los "bárbaros" de la montonera -es ejemplar en
ciudades áureas sino sólo tierra desnuda que tardará en dar plenamente sus este sentido, el cuento "Sábado de Gloria", de Martínez Estrada, y también
frutos; y éstos serán, por lo demás, sólo materiales. El odio y el resentimiento otros de Julio Cortázar, de Borges y Bioy Casares, bajo el seudónimo de Bustos
ante el fracaso determinarán que no exista fundación verdadera, apenas un Domecq.22
mestizaje forzado por las circunstancias y contaminado por la violencia que Pero los años sesenta cambiarán el signo de valor de la mirada. El
producirá un tipo étnico bastardo. Bajo la niascara culta de las ciudades, y sobre surgimiento, a nivel mundial, de lo que se ha llamado "postmodernidad" en el
todo de una gran capital hipertrofiada, nos amenaza una "barbarie" real y pensamiento y en el arte, dirige la atención hacia los otros, los periféricos, los
profunda que vuelve cíclica y fatalmente. Héctor AlvarezMurenare plantea, por diferentes, los relegados, las culturas que no se subsumen en el paradigma
su parte, la cuestión americana bajo el signo de un "pecado original" que se etnocéntrico. Y esto coincide, en Argentina, con una toma de conciencia de las
define por la distancia: el mal es la distancia, la separación, la expulsión histó- raíces latinoamericanas que se refleja en la literatura del momento: Di
rica de un segundo paraíso, el de la cultura europea. No es sólo una frontera Benedetto, Rozenmacher,Tizón, Moyano, Sábato, Juan José Hernández, son
sino mas bien una fractura lo que nos separa de Europa: las formas de compren- algunos ejemplos de este giro que pone a los autores de las provincias y a la
sión y de creación acuñadas durante siglos se deshacen y pierden vigencia ante temática del interior, en el foco de las preferencias del público y también de las
la'oNada", ante el "mundo en bruto" que se resiste a los ojos extranjeros; ojos casas editoriales metropolit anas.23
que de entrada se han negado a aceptar, como lo reconocerá Murena años más En los últimos treinta años, la reelaboración de la Historia, o de otras
tarde, los númenes de las culturas vencidas. Un cosmos cerrado y completo versiones de la Historia, constituye una de las principales corrientes de la narra-
queda más allá, irrecuperable, y otro cosmos negado -rl mundo precolombino- tiva argentina. Y la frontera vuelve a estar presente de maneras múltiples: como
se destruye en el más acá sin que hayamos alcanzado a entenderlo, y a crear, a el lÍmite entre planos temporales que se aproximan y se contrastan, como con-
partir de sus escombros, un orden nuevo. tacto y colisión de culturas, como revisión -lírica o paródica- de los antiguos
Hay, empero, otras voces atentas a la vitalidad sepultada de lo aborigen. tópicos, como superlativa permeabilidad que conoce su apogeo en esta etapa
Bernardo Canal Feijóo, primero, que en textos como Teoríqs de. la ciudad postrnoderna, signada por la penetración de los mass media, Ios cruces y super-
argentina, o Proposiciones en torno al problema de una cultura nacional posiciones de mensajes, la coexistencia de visiones y de lenguas, la fragmenta-
argentinazo plantea otra visión de la conquista y del mestizaje, y sobre todo, ción y la mezcla. Asistimos, entre otras cosas, a una significativa reaparición
Rodolfo Kusch,2r cuyas tesis del estar y de la fagocitación que él deriva de un del indio. Daimón y Los perros del paraíso de Abel Posse, Señales del cielo de
pensamiento indígena vivo, son revindicadas hoy día por los latinoamerica- María Angélica Scotti, Esta maldita lujuria, de Antonio Elio Brailovslq,za enfre
otros libros, vuelven sobre los tiempos de la conquistapara discutir y cambiar
18. Ezequiel Martínez Estrada, RadiograJía de Ia Pampa, Buenos Aires, Losada, 1957 (1a ed.,
1933). 22. Rodolfo Borello, El peronismo (1943-1955) en la narrativa argentina, Ottaw4 Ottawa
19. Marla Rosa Lojo, "Murena: una imagen mítica de América", Argentina en su literatura Hispanic Studies, 8, Dovehouse Editions, 1991, pp. I70-78.
gnstituto de Investigaciones Lingüfsticas y Literarias Hispanoamericanas, Facultad de Filosofla 23. Cf. al respecto la documentada tesis de Victoria Cohen Imach, "De Utopías y desencantos.
y Letras, Universidad Nacional de Tucumán), n" 4 (1989), pp.167-87. Campo intelectual y periferia en la Argentina de los sesenta", Tucumán, Facultad de Filosofia y
20. Cf. Bernardo Canal Feijóo, op. cit.,y Proposiciones en torno al problema de una culfitra Letras, Universidad Nacional de Tucumán, 1994.
nacional argenti¡za, Buenos Aires, Institución Cultural Española, 1944. 24. AbelPosse, Los perros del paraíso, Barcelon4 Argos Vergar4 1983; Dainón, Buenos Aires,
2 l. Rodolfo K¡sch, La seducción de la barbarie, Buenos Aires, Raigal, 1953; América proiunda, Emecé, 1989; María Angélica Scotti, Señales del cielo,Buenos Aires, Atlántid4 1994; Antonio
Buenos Aires, Hachette, 1962. Elio Brailovs§, Esta maldita lujuria,Buenos Aires, Planeta, 1992.
t36 LA FRONTERA EN LA NARRATIVA ARGENTINA
Virgilio Piñera,
los términos de la dicotomía civilización/barbarie. Otros textos apuntan a los la generosa proYocación
indígenas argentinos de diferentes etnias: los colastiné en El entenado,zs de
Saer, los guaraníes, en el caso de Karaí, el héroe, de Adolfo Colombres, de
Borrasca en las clepsidras deLaura del Castillo, o de Intangible, deLaura ADRI-ANA KANZEPOLSKY
Nicasto; los matacos, en Eisejuaz, de Sara Gallardo; los ranqueles de la pampa
cental en el regisfo paródico de César Aira o Estler Cross, o en La pasión de
los nómades de la que firma; los indios de Tiena del Fuego en la ya citada En "Cuba y la literatura", un artlculo que publica en el número 2 de la
Fuegio, de Belgrano Rawson. Aparecen los grandes temas de la aculturación, revista Ciclón,Virgilio Piñera insiste en señalar que la relación ente su pals y
la diferencia, la distinta concepción de la realidad y la temporalidad que ins- la literatura no existe o que, en todo caso, se trata de una relación meramente
iaura fronteras sigilo§as e invisibles entre mundos que conviven sin entenderse convencional. "Literatura cubana" es en su opinión una categoría utilizada
y sin integrarse verdaderamente.
-inventada tal vez- por los profesores de literatura, por aquellos "archiveros
de
Se cruza de oüo modo la frontera hacia el mundo indlgena: hacia la interio-
la historia" a los que aludíaLezama en la "Oda a Julirán del Casal". Contra el
ridad, hacia el silencio lleno de imágenes y preséncias vivas de los que tienen profesor, una persona que en Cuba intentara ser escritor, podrla decir: "Un
sólo un lenguaje inútil para la esfera de la eficacia blanca. Y también se traspo- hombre como yo, que sufre la peor de todas las muertes: la muerte civil no
ne otro límite: el que ha separado a las mujeres de la historia oficial, de la histo- puede Compartir su punto de vista. Niego que haya tal literatura cubana ya que
ria pública. Lorenza Ruyrrfé, de Mabel Pagano, La amante del Restaurador, día a dia sufro esa terrible muerte civil del escritor que no tiene una verdadera
de María Esther de Miguel, Las fiibulas del viento, de Paulina Movsichoff6 literatura que lo respalde".t
diseñan un espacio para la presencia femenina que no se inscribió en el mapa Si, según el autor, la proliferación de diarios, folletos, libros y, por supuesto,
de las hazañas bélicas. revistas, es uno de los efectos esperados de una revolución, medio año después
Finalmente, novelas como las de Rodolfo Rabanal o Pablo Urbanyi2T del triunfo de la cubana, lo único que se tiene entre manos son promesas.
colocan nuesfo territorio -marginal en el contexto del planeta- frente a la gran Vigitia de Mario Parajón, donde colaborarfan, entre otros, Borges, Lezarnay
Babel postmoderna donde todos los lenguajes pierden sentido, frente a las Vitier, es sólo un proyecto; otra "revista fantasma" es Meridiano de La Haba-
diversas formas de disolución y relatividad que el fin de siglo nos propone, nd, anu¡¡ciada desde el'58, pero desconocida en las librerlas. Peor aún es el
cuestionando,\navezmiis, la gran utopla civilizatoria que nos ha lanzado a los caso de Pedernal, "revista cheque"; su existencia Se reduce a un depó§ito
perifericos, los eternos merodeantes de las fronteras, hacia la búsqueda de ese
bancario de $400.000.2 Más allá de esta descripción entre trágica y grotesca de
mundo ideal por el que se sacrifica la vida real, y que siempre está, por lo que la situación que, en la mirada de Piñer4 atravesaban las publicaciones literarias
parece, en otra parte.
25. Juan José Saer, El entenado, Buenos Aires, Folios, 1983; Adolfo Colombres, Karaí, el héroe. trabajo.
Mitopopeya de un zqfio quefue en busca de la Tierra Sin Mal Buehos Aires, Ediciones del Sol, 2. Según señalaLuisaCampuzano, al contra¡io de lo que afirmabaPiflera, durante los primeros
1988; Laura del Castillo, Borrasca en las clepsidras, Buenos Aires, Suae Editio Gentis, 1980; años áe la revolución se produce en Cuba una multitud de revistas y magazines literarios' Además
Laura Nicastro, Intangible, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1990; Sa¡a Gallardo, de la revista Cas¿ de las Américas, que aparsce en julio de 1960, entre 1959 y 1962 se publican:
Eisejuaz,Buenos Aires, Sudamerican4 l97l; César Aira La liebre, Buenos Aires, Emecé' 1991; Lunes de Revolución, Nueva reyista cubana, cine cubano, cuba socialista, Pueblo y cultura,
Esther Cross, La inundación, Buenos Aires, Emecé, 1993; Marla Rosa Loio, La pasión de los Acns del Folktore, Revista nacional de teatro, Artes plásticas, La gaceta de Cuba y Unión. Ltisa
,.La
nómades, Buenos Aires, Emecé, Attántida" 1994. campuzano, revista casa de las Américas", en América, nos. 9/10, Cahiers du CRICCAL,
26. Mabel Pagano, Lorenza Reynafé o Quiroga, la barranca de la tragedia, Buenos Aires, Ada Toulouse, Presses de La Sorbonne Nouvelle (1992), p.63.
Korn, 1992; Paulina Movsichotr, Lasflibulas del úento, Buenos Aires, Tones Agüero, 1987;
Marla Esther de Miguel, La amante del Restaurador, Buenos Aires, Planeta, 1993.
27. Rodolfo Rabanal, tln día perfecto. Buenos Aires, Pomaire, 1978; Pablo Urbanyi, .Si/ver,
Buenos Aires, Atlántida, 1994. 137