Literatura I - 1er cuatrimestre
Cuentos de Canterbury, de Chaucer. “Prólogo general” - Resumen de Vanina Suárez
Durante abril llegan a la ciudad de Canterbury peregrinos para visitar a santo Tomás
Becket, arzobispo asesinado y convertido en mártir. Antes de comenzar la peregrinación se
encuentran veintinueve personas en la posada de “El Tabardo”, en Soutwark 1. El
protagonista del cuento (un viajante más) se encarga de contar y describir a cada uno de sus
compañeros de viaje:
El Caballero, prestigioso y con reputación de haber luchado al servicio del rey, incluso en
la caída de Alejandría; el hijo de este, un joven escudero y aprendiz de caballero; el
Asistente, de tez morena, hábil con todo lo relacionado a la madera y poseedor de un
potente arco infalible; Eglantine, monja, de carácter sensible, alegre y amistoso, cantante de
liturgias y con muy buenos modales; una monja, secretaria de Eglantine; un capellán y tres
sacerdotes; un monje administrador de las posesiones del convento, amante de la caza y que
se regía por normas modernas y “mundanas”; Huber, un fraile adulador, licenciado en su
orden; un Mercader experto en el cambio de estudios, y aunque estaba endeudado nadie lo
sospechaba por su aspecto de noble; un Erudito de Oxford, experto en lógica y que gastaba
todo su dinero en libros que ampliaban su conocimiento; un Magistrado muy distinguido y
reconocido; un Terrateniente con temperamento sanguíneo, hospitalario, que había
cumplido funciones de sheriff, supervisor de pagos de impuestos; un Mercero, un
Carpintero, un Tejedor, un Teñidor y un Tapicero, todos pertenecientes a un gremio
poderoso y respetable, tenían posesiones e ingresos como para ostentar el cargo de
concejal; un Cocinero que los acompañaba y que preparaba maravillas; un Marino sin
escrúpulos, con muchos conocimientos para calcular mareas y corrientes, un navegante
experto; un Doctor en Medicina que utilizaba sus conocimientos en astrología para indicar
el horario de toma de los medicamentes; una comadre proveniente de Bath, que se había
casado cinco veces por iglesia y era una persona respetable en su ciudad; un Párroco,
austero, pero muy sabio en pensamientos, enseñaba con fervor el evangelio a su feligreses y
no apoyaba excomulgar a quienes no pagaran el diezmo; un Labrador, hermano del
sacerdote, que cavada y abría zanjas y pagaba el diezmo sin reclamo alguno; un
Administrador; un Molinero corpulento, parlanchín y goliárdico; un Alguacil con un rostro
lleno de granos del cual los niños solían asustarse; un Bulero, íntimo amigo del Alguacil
llegado desde el Vaticano, habilidoso para ser adulado por los fieles; y por último, un
Intendente de un colegio de abogados, con habilidades para la administración.
Todos fueron recibidos por el anfitrión, dueño de la taberna, astuto y cortés, quien les
asignó para la cena un lugar a cada uno y les ofreció las mejores viandas y el mejor vino
1
Barrio londinense situado al sur del Puente de Londres.
durante la noche de bienvenida. Este les propuso un juego, que consistía en relatar cada uno
dos cuentos, dos a la ida del viaje y dos a la vuelta. El ganador, quien contara la mejor
historia, al regreso y en esa misma posada, sería obsequiado con un banquete pagado por el
resto de los viajantes.
Al día siguiente se levantaron temprano y partieron cabalgando. Al llegar a la primera
parada, el abrevadero de Santo Tomás, a dos millas de Londres, echaron las suertes y fue el
caballero quien debió empezar a contar su primera historia.