Introducción
En la presente monografía intentaremos estudiar e interpretar una de
las obras más importantes de la literatura y del pensamiento uruguayo. Ariel del
internacionalmente reconocido escritor José Enrique Rodó, es, a nuestro entender, un
claro mojón en el pensamiento latinoamericano.
Mezclando pensamiento y educación con arte literario, Rodó presenta
un ideal que ha forjado en los años de su basta actividad de periodista, escritor, político
y docente. Ariel es un mensaje a la juventud lleno de positivismo, intentando rescatar
los valores más nobles que anidan en el espíritu de los hombres; siempre respetando sus
aforismos: “el culto de la forma” y “decir las cosas bien” para “poner ideas en
circulación”.
La monografía se desarrollará siguiendo este esquema: primero, un
resumen interpretativo de la obra, junto a una contextualización histórica y un análisis
crítico que exponga y explique el pensamiento del más grande americanista de la
generación del 900. Esperamos arduamente cumplir nuestros objetivos.
1
Datos biográficos1
Nacido en el seno de una acaudalada familia, José Enrique Camilo
Rodó Piñeyro, nació en Montevideo el 15 de julio de 1871. Sus estudios primarios y
secundarios los realizó en el Liceo laicista Elbio Fernández, donde no destacó por su
rendimiento, interesándose principalmente por la historia y la literatura. Ante el
fallecimiento de su padre, comienza a trabajar a los 14 años en un estudio de
escribanos. Desde 1895 se publican poemas y artículos suyos en periódicos, al tiempo
que sucede lo mismo durante dos años con algunos artículos de crítica literaria en la
Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales, que junto con otros intelectuales él
mismo había fundado. Al mismo tiempo desarrolla su actividad como periodista.
No culminó sus estudios terciarios, no obstante, en 1898 es designado
profesor de literatura en la entonces Universidad de Montevideo, debido a su gran fama
de escritor.
Fue diputado desde 1902 y por tres períodos por el Partido Colorado,
aunque renunció al cargo y se alejó del partido por las ideas de José Batlle y Ordoñez,
las que critica en su obra Liberalismo y Jacobinismo en Uruguay, publicada en 1906.
Muere olvidado en hotel de Palermo, Italia, mientras trabaja como
corresponsal de la revista argentina Caras y Caretas, el primero de mayo de 1917, a los
45 años de edad; no siendo repatriados sus restos sino hasta 1920. Aun así, el
movimiento latinoamericano de la Reforma Universitaria, lo consideraba como
“Maestro de la juventud”.
Resumen interpretativo de la obra
Contextualización de la obra
El libro comienza ubicando al lector en la situación imaginaria que
1
Los datos biográficos fueron extraídos de: WIKIPEDIA, José Enrique Rodó [en línea],
<https://es.wikipedia.org/wiki/José_Enrique_Rodó>_ [consulta: 30 de abril de 2016]
2
utiliza Rodó para exponer su pensamiento y para realizar esta especie de "arenga" a la
juventud latinoamericana. Dicha situación es la última clase de año de un profesor ya
mayor, a quien sus alumnos llaman Próspero por el sabio mago que Shakespeare
describe en La Tempestad, porque a su lado está el Ariel, una estatuilla de bronce que
también figuraba en La Tempestad junto a Próspero. Ariel es símbolo de la grandeza de
la razón, de la nobleza del espíritu. Es un ave que va a despegar en gracioso vuelo por la
magia del viejo sabio. Ariel es el dios que invoca Próspero para hablar con la debida
"unción" a este grupo de jóvenes, que ha de llevar a cabo esta especie de revolución
intelectual que busca el autor, encarnado en Próspero.2 El autor es consciente de que es
una utopía, que incluso puede acarrear decepción, pero es una empresa que vale la pena
llevar a cabo. Le parece incorrecto perder la esperanza en la juventud, es una esperanza
que siempre hay que tener y alimentar, porque así como el arquero eleva su mirada
sobre el objetivo para que luego la flecha al perder la debida fuerza caiga justamente
sobre él, así tiene que hacer la Humanidad para que, aunque no se logren
completamente los objetivos deseados, igualmente se avance en el camino.
Pero ¿cuál es la juventud de la que habla Próspero? Ciertamente no se
trata solo de la juventud etaria, sino más bien de la juventud de espíritu, que es capaz de
sorprenderse, de la alegría, del entusiasmo, de la originalidad. Es la juventud que
reconoce en Jesucristo y en los comienzos del cristianismo, del Maestro que enseña con
parábolas poéticas, en su aula que es la Naturaleza, con la alegría lejana al ascetismo
propio de los seguidores de Juan el Bautista.
Próspero sueña con la aparición de nuevas generaciones ahuyenten
"...con heroico clamor, del fondo de las almas, todas las cobardías morales que se
nutren a los pechos de la decepción y de la duda" 3 Porque es la duda, la falta de
decisión y de esperanza, la decepción ante la realidad, la que paraliza las almas de las
personas y las envejece. Esto es lo que quiere evitarle Próspero a sus alumnos.
"La fe en el porvenir, la confianza en la eficacia del esfuerzo humano,
son el antecedente necesario de toda acción enérgica y de todo propósito fecundo." 4
Sirva esta frase de máxima o sentencia que ilustre el optimismo del autor sobre la razón
humana, son los valores que quiere inculcar a las jóvenes generaciones. La Duda es una
2
A partir de ahora nos referiremos a Próspero y a Rodó indistintamente.
3
J.E. RODÓ, Ariel, Montevideo, Biblioteca Artigas, 1964, p. 11
4
Ibídem, p. 14
3
especie de numen para el autor, que impulsa a la razón por medio de sorpresa o el dolor.
El tema de la profesión universal y el utilitarismo
Rodó cree en la existencia de una profesión universal de los hombres,
por lo que no quiere que los jóvenes sean en un futuro piezas mutiladas de la
Humanidad, sino que busca que, cada uno según la vocación de su espíritu, trabaje para
"...el cumplimiento del destino común de los seres racionales." 5 Porque para él, "...el fin
de la criatura humana no puede ser exclusivamente saber, ni sentir, ni imaginar, sino
ser real y enteramente humana"6. La educación debe orientarse a esto y no ser
utilitarista teniendo el objetivo de enseñar solo aquello que parece más necesario para la
función que el joven luego va a desarrollar, haciendo que la persona sea incapaz de ver
más allá de la realidad que lo rodea. En esta guerra contra la estrechez de espíritu,
repudia también el ejercicio de una sola y bien determinada actividad, como si no fuese
parte de la armonía del destino común de los hombres. Próspero quiere que sus alumnos
alcancen un espíritu que tenga una capacidad de comprender la Naturaleza, únicamente
limitada por la incomprensión hacia los espíritus estrechos. Él ve en su época que el
utilitarismo y del materialismo amenazan los intereses sencillamente ideales, de
aquellos que consagran sus "energías más nobles (a la) (…) meditación desinteresada,
(...) contemplación ideal"7
El alma
Para Próspero el alma es aquél lugar donde cada uno se puede sentirse
libre, donde nadie puede llegar, donde se encuentra solo consigo mismo. Es el lugar más
sagrado de la persona, allí no está la pasión ni los intereses desordenados. Se puede no
estar continuamente en este verdadero estado de contemplación, pero es un estado
necesario, al que de cuando en cuando hay que volver para alcanzar esa libertad que no
es ficticia como la del bullicio, la de la fiesta y la vida vulgar. Este lugar es la
representación interior de la antigüedad griega, en la que se glorificaba el ocio, mientras
que la actividad económica y el trabajo eran males que tenían que soportar los esclavos,
que sacrificaban su completa felicidad por la contemplación elevadísima de los filósofos
para quienes trabajaban.
5
Ibídem, p. 14
6
Ibídem, p. 15-16
7
Ibídem, p. 20
4
El tema de la belleza
Veamos lo que piensa Rodó de la belleza:
"Considerar al educado sentido de lo bello, el colaborador más
eficaz en la formación de un delicado instinto de justicia. (...) Nunca ella (la criatura
humana) será más plenamente buena, que cuando sepa, en las formas con que se
manifieste activamente su virtud, respetar en los demás el sentimiento de lo hermoso" 8
Para Rodó, no hay inmoralidad ni el desnudo, ni en la sensualidad, si
se trata de una obra de arte. El artista no tiene un límite moral en su obra, el único límite
es la capacidad que tenga para plasmar la belleza. Lo bello es bueno; o, mejor dicho, lo
que embellece es bueno. Ciertamente para Rodó, entre la verdad, la bondad y la belleza,
lo más importante es la belleza. El problema es que, realmente lo moral es mucho más
objetivo que lo artístico, al tiempo que mucho más práctico. No es que Rodó piense que
lo bueno y lo verdadero no pueda embellecer las "groseras apariencias", sino que más
bien la belleza es capaz de dar bien.
Incluso Rodó le tiene a la belleza una reverencia religiosa: “…
cuando su obra es verdadera poesía, el poeta es irresponsable y sagrado. Ello no quita
que le agradezcamos, también, el bien y la verdad, si nos los da por añadidura."9
De esta frase podemos sacar dos conclusiones: en primer lugar, que
para Rodó el bien, la verdad, y la belleza no están íntimamente unidas, más aun,
sustancialmente unidas; y en segundo lugar, que para él, la belleza alcanza valor moral.
Así, la belleza es capaz de justificar, de alguna forma, el mal que pueda traer consigo.
Esto es parte de la idealización que Rodó hace de tantas cosas, idealización que es capaz
de alcanzar planos a los que otros escritores no se atreverían.
Respecto a la belleza del cristianismo, Rodó exalta la figura de Jesús
que, según él, añadió poesía y belleza a los preceptos del Antiguo Testamento, aunque
fue mal interpretado por los puritanos que no supieron entender el valor y la belleza del
mensaje evangélico, de tal manera que lo han deformado. Parece afirmar que la belleza
necesariamente incluye la del cuerpo; es más: "La perfección de la moralidad humana
consistirá en infiltrar el espíritu de la caridad en los moldes de la elegancia griega" 10.
Esto responde a la visión que tiene el autor de la belleza y la bondad como dos caminos
8
Ibídem, p. 27
9
CITADO EN: Prólogo de J. Pereira a J.E. RODÓ, Ariel, Montevideo, Biblioteca Artigas, 1964, p, XX
10
Op. Cit., J.E. RODÓ, p. 30.
5
paralelos que, aunque cercanos, nunca se juntan. Su ideal de unión de belleza y bondad
lo encuentra en la sociedad helénica impregnada de lo que para él es el verdadero y más
puro Evangelio. Pero, el buen gusto hay que educarlo como se hace con el sentido
común, el buen sentido, y este es el propósito que tiene Próspero con sus clases. Rodó
sabe que lo malo y erróneo tiene algo de belleza, al tiempo que es consciente de que la
maldad puede conllevar una monstruosa fealdad, como sucede con la esclavitud.
Para el autor, la belleza no se encuentra en las ideas abstractas, “(…)
sino en el luminoso y cálido ambiente de la forma.” 11. Por ello, el alma que sabe
apreciar lo bello, sufre cierta mortificación cuando tiene que “(…) resignarse a
defenderle por medio de una serie de argumentos que se funden (…) en otro principio,
que el mismo irresponsable y desinteresado amor de la belleza”. 12 El problema, es que
esa “apologética” de la belleza la tiene que hacer delante de hombres que no han sido
formados en el gusto por la belleza y en su vinculación con los “otros géneros de
intereses humanos.”13 En este sentido, piensa que el jacobinismo con su limitación
fanática de la razón ha provocado la pérdida del buen gusto, de la espiritualidad, de la
verdadera tolerancia.
Evolución de la sociedad
Para Rodó, la sociedad humana ha ido avanzando, evolucionando a lo
largo de la historia, aunque hubieron retrocesos y períodos especialmente “luminosos y
fecundos”14, los cuales son casi siempre producto de dos fuerzas opuestas y co-
existentes, que de esa manera mantienen el interés por la vida, que en su ausencia, se
fundirían “(…)agotados, en la quietud de una unidad absoluta.”15 La relación entre dos
razas diferentes, entre dos ideologías opuestas, es positiva cuando sus influencias son
recíprocas y no se busca la imitación ciega y servil de una a la otra que se impone. El
cosmopolitismo hay que rechazarlo con todas las fuerzas, pero en todo caso se ha de
mantener la fidelidad al pasado de una cultura, a sus costumbres, sus tradiciones, etc.
Estados Unidos
Cada vez que el autor hace referencia a Estados Unidos, quiere
primero demostrar que su rechazo no es ciego, sino que es capaz de reconocer sus
11
Ibídem, p. 34.
12
Ibídem.
13
Ibídem.
14
Ibídem, p. 57.
15
Ibídem.
6
cualidades porque, después de todo, son en sí una sociedad, una “raza” diría Rodó. En
este sentido, valora la defensa de la preciosa libertad conquistada, la organización
precisa y de progresión matemática de los principios fundamentales de su nacionalidad
y el hecho de haber sido los primeros en desarrollar la idea de la libertad como un
derecho humano, de manera clara y bien establecida.
Próspero comparte también con este país la idea y el valor por el
trabajo como la más alta expresión de la dignidad humana, porque hace al hombre
constructor de su propio destino, y le permite tener mérito en su progreso. Además, han
sabido relacionar su soberana concepción del individuo, con el espíritu de asociación,
los que, unidos, han formado un gran instrumento para su imperio. A este instrumento
se une el de la educación, que se ha convertido en el epicentro de su prosperidad.
El problema de este país es que los enormes avances científicos, han
sido movidos solo por un exagerado grado de utilitarismo, de tal manera que no han
logrado extraer de ellos un solo principio; han cultivado con mentalidad positivista el
avance de la ciencia y la industria, pero su cultura no es refinada ni espiritual. De tal
manera que su progreso fue forjado por su curiosidad, por su avidez y por la fuerza de
su voluntad; pero también porque, desde el seno de su libertad puritana y ancestral, no
han dejado de lado la piedad y la espiritualidad. También han sabido guardar la marca
de la antigüedad, en el culto pagano a la salud, la destreza y la fisonomía. El problema
es que en esta sociedad norteamericana, se corre el riesgo de identificar el trabajo
utilitario en un fin en sí mismo y no como un medio –material, sin dudas-, al tiempo que
la falta del ocio bien entendido, como posibilidad de meditación y contemplación, hace
que este círculo vicioso se cierre en el utilitarismo materialista, que lo único que deja es
vacío. Todo esto es producto de la falta de raíces, de tradiciones hondas, que le impidan
tener un punto de partida y de llegada fuera del futuro. Esta realidad norteamericana es
la que ha impedido que, a pesar de reunir las condiciones necesarias para alcanzar una
conciencia nacional que guste de los valores ideales y de belleza, se haya estancado en
un “egoísmo del bien personal y colectivo”.16 Todo esto se opone al gran valor de la
austeridad de las naciones, que debería ser parte de todo conjunto de reglas morales
obligatorias, porque es virtud. Estados Unidos es una potencia que ha progresado
gracias a su genialidad, pero que se va configurando en un Imperio, y se hace de manera
deliberada, pues el pueblo está convencido de ser superior a otros, incluso a Europa que
16
Ibídem, p. 65.
7
ha sido el que, de alguna manera, le ha dado origen.
Rodó critica la manera en que la educación de Estados Unidos llega a
todos de manera extensiva, pero solo se enseñan los saberes fundamentales y necesarios
para el avance científico o técnico -siempre con fines utilitaristas-. En este país no se
promociona a aquellos que son superiores, que tienen sentido de belleza y de idealidad,
de manera que los seleccione y eduque. De manera que con la misma eficacia con que
se erradica la extrema ignorancia, se imposibilita “la superior sabiduría y el genio”.17
Si bien es cierto que Estados Unidos heredó de Inglaterra la
religiosidad, no va más allá de ser un auxilio para el derecho penal. Su moral no es más
que una filosofía de la moral, que se queda en una “mediocre honestidad, en la
utilidad de la prudencia; de cuyo seno no surgirán jamás ni la santidad ni el heroísmo
(…)”18
Pero Próspero no pierde las esperanzas: siempre las almas ideales,
intrépidas y ociosas han contribuido a que otros hicieran adelantos técnicos, al tiempo
que estos han posibilitado más y más interés del hombre por saber. Si ha sucedido antes
algo similar a lo que ahora sucede en Estados Unidos, no ha dejado de contribuir con la
causa de Ariel. “La relación entre los bienes positivos y los bienes intelectuales y
morales (…) permite también obtener, de las ventajas materiales, elementos de
superioridad espiritual”19 siempre que se respete “la equivalencia de las fuerzas”.20
América Latina también corre el riesgo de caer en el utilitarista
materialismo de Estados Unidos, que quiere imponer de manera imperialista su cultura.
Eso lo han de evitar las jóvenes generaciones, que deben forjar un futuro en que la
evolución de la conciencia incluya la superioridad de lo ideal sobre lo superficial, donde
se promueva el arte, la ciencia, la filosofía, la moral, la sana política y la buena religión.
De alguna forma, la causa del Ariel es una causa ganada. Aun cuando
parece que será derrotado, cuando parece que las masas no aplacarán su fuerza, Ariel
con todo su significado revive en los sueños y esfuerzos de algún espíritu por él
17
Ibídem, p. 68.
18
Ibídem, p. 69.
19
Ibídem, p. 76-77.
20
Ibídem, p. 77.
8
poseído. Incluso “dirige a menudo las fuerzas ciegas del mal y la barbarie para que
concurran, como las otras, a la obra del bien”.21
21
Ibídem, p. 89.
9
10
Contexto histórico de Ariel
Introducción
Ariel se escribe en pleno auge del capitalismo y del colonialismo y
del comienzo de los movimientos de masa. El contexto en el que se escribe Ariel es
muy significativo, porque es el momento del apogeo del capitalismo y del colonialismo,
de las democracias y movimientos de masa. Ya en esta época el dinero cosificaba todos
los valores sociales y morales, los trabajadores se asociaban para defender sus derechos
constituyendo una nueva figura de participación en la política y la sociedad: el obrero.
Rodó exalta la figura del obrero porque es el hombre que trabaja, y por tanto el único
que de verdad merece vivir. Él mismo se consideraba un obrero del pensamiento.
Pero Rodó no solo se preocupaba por el acontecer en el Uruguay, sino
también por lo que sucedía en todos los países de Hispanoamérica que, al estar
retrasadas en el desarrollo capitalista, eran más fáciles víctimas de las nuevas
hegemonías, aunque también peligraban su identidad y sus raíces culturales.
Situación económica
Se encuentra en un momento de auge y de expansión de la economía
capitalista, cuyos efectos en la economía uruguaya se reflejaron en el aumento de
precios de nuestros productos y se normalizaran los superávit de nuestra balanza
comercial, especialmente después de la crisis del 90. Tanto es así que en 1896 Idiarte
Borda creó el Banco de la República. Esto demostraba la gran dependencia económica
y el crecimiento hacia fuera de nuestro país, pues el progreso económico no se debía a
esfuerzos internos, sino a la coyuntura internacional. Aunque la producción de la lana se
confirmó en este período como principal producto de exportación, no compensaba los
montos que dejábamos de recibir por la venta de la carne. Aun así, la producción lanar
comenzó a caer cuando Estados Unidos profundizó su política proteccionista cerrando
casi completamente el comercio lanar con Uruguay.
Hasta el 1900 se desarrolló el último apogeo del comercio de tasajo en
Uruguay, pero ya en el año siguiente comenzó su declive, encontrando la solución en la
desventajosa exportación del ganado en pie.
En este sentido de avance económico y de exportación, en 1899 se
aprobó el proyecto del puerto de Montevideo.
11
Respecto a la Deuda Pública, una publicación oficial de Inglaterra de
1893 decía que Uruguay era el segundo país del mundo en relación de monto adeudado
por habitante. Además, durante todo este período, la Deuda Pública que seguía
aumentando, nos absorbía el 45% de la producción nacional.
Situación política
Convulsos momentos políticos. El Partido Nacional reclamaba
coparticipación democrática en el gobierno, especialmente con revoluciones de 1896 y
1904. La primera de las revoluciones se culminó con la Paz de Aceguá, para la cual se
veía como obstáculo al entonces Presidente Idiarte Borda, quien fue asesinado a la
salida de un Te Deum en la Catedral el 15 de agosto de 1897.
Sociedad y cultura
En el período comprendido entre 1860 y 1900, la población nacional
crecía en un número de 200 mil habitantes cada cuatro años, al tiempo que la población
montevideana se duplicaba y hasta triplicaba. Es una época de fortalecimiento de la
clase media, obrera, de los sindicatos y de leyes sociales. La enseñanza primaria sufrió
un importante estancamiento, respecto a la cantidad de alumnos, maestros y de
escuelas.
12
Análisis y crítica de la obra
Sobre la educación y su proyecto humanizador
El tema de la educación reviste una gran importancia en Rodó, porque
él quiere imponer una forma distinta de pensar, y sabe que la juventud es el futuro del
país. Estamos hablando de un pensador idealista y espiritualista, que escribe en un
tono altamente positivista, por lo tanto todo su esfuerzo se basará en la formación de los
futuros intelectuales del país. De hecho, la escena en la que transcurre el libro es la de
un aula, done los alumnos se sientan alrededor del maestro. No es una posición pasiva y
ajena al docente, ellos no se sientan frente al profesor, sino en ronda, es una distribución
que alienta la horizontalidad y la reflexión grupal, pero que no aparta el respeto a la luz
que el maestro enciende en el espíritu de los a-lumnos.
Veamos lo que escribe en una carta adjunta a un ejemplar de su libro
enviado a Miguel de Unamuno el 20 de marzo de 1900:
“... he querido hablar a la juventud de América, sobre ideas cuyo
interés y oportunidad me parecen indudables, y si no pareciera una aspiración
presuntuosa, agregaría que he ambicionado iniciar, con mi modesto libro, cierto
movimiento de ideas en el seno de aquella juventud, para que ella oriente su espíritu y
precise su programa dentro de las condiciones de vida social e intelectual de las
actuales sociedades de América.”
En efecto, era un época en la que, aunque la educación se había
estancado como hemos visto en la contextualización histórica, los estudiantes vivía en
un mundo lleno de valores, de convicciones, donde verdaderamente les gustaba e
interesaba estudiar. Además, eran muy activos en su militancia política y social. Estaban
presentes en las revoluciones (baste el ejemplo de Luis Alberto de Herrera que participó
de varios encuentros bélicos), y en manifestaciones, como la que se hizo cuando las
Cámaras debatían la creación del Arzobispado en 1896 22. Por lo tanto, la confianza en la
juventud y la certeza de la necesidad de esta revolución del pensamiento por parte de
Rodó, estaba plenamente justificada. De manera que la juventud –aunque se refiere más
a la de espíritu que a la etaria- es sinónimo de esperanza para Rodó, no en vano el libro
termina con el más joven del grupo rompe el profundo y respetuoso silencio que los
alumnos conservan en el libro, para señalar que:
22
Cf. E. MÉNDEZ, El Uruguay de la modernización 1876-1904, Montevideo, Ediciones de la Banda
Oriental, 1990, p. 112
13
“…aunque ella (la muchedumbre) no mira al cielo, el cielo la
mira. Sobre su masa indiferente y oscura, como tierra del surco, algo desciende de lo
alto. La vibración de las estrellas se parece al movimiento de unas manos de
sembrador.”23
Pero la mayor juventud del espíritu está encarada para Rodó en la
antigua civilización ateniense que supo dar libertad a las facultades humanas.
Por eso Rodó no se contentará con unir la libertad de pensamiento con
la acción eficaz, no se trata de una visión absolutizadora y jacobina de la libertad, sino
en la libertad del espíritu, que encuentra su culmen en el desempeño de la búsqueda de
la verdad y la belleza. No es enseñar lo que se ve, sino enseñar a mirar y a pensar. Pero
en realidad es más que enseñar, la tarea que Rodó encarnado en Próspero quiere realizar
es en realidad formar los espíritus de los jóvenes, evitando su estrechez, para trabajar
de acuerdo a la profesión universal de la que habla, evitando la esclavitud del espíritu
provocada por el utilitarismo y la absorción del trabajo. Recordemos que en la época en
que se escribe Ariel el repunte económico hacía que los objetivos de la sociedad sea, en
sus clases altas el consumo y en sus clases medias, el trabajo para el ahorro. En
definitiva, la labor educativa de Próspero, es en realidad una labor humanizadora.
Volverá a escribir a Unamuno el 12 de octubre de 1900 -¿será por el
día de las razas o del descubrimiento de América?- repitiendo su objetivo de generar
ideas y pensamientos que no tienen España por anciana y América por infantil, evitando
que los americanos se conviertan en hombre-masa, alienados por la utilidad materialista
del trabajo. Porque Rodó concibe que la vida se da en un incesante ritmo armónico de
trabajo y pensamiento. Unamuno le responderá:
"¡Qué exacto lo que me dice de que España es anciana y América
infantil! -hay que trabajar. Su obra de usted es la más grande a mi conocimiento, que
se ha emprendido últimamente en América. Hay que sacudir a los pueblos dormidos y
que penetren en sus honduras, que en ellas nos encontraremos todos."
En función de esta labor es que fomenta una formulación de la
educación nacional según una justa discriminación a favor de aquellos que parecen tener
las virtudes de un espíritu libre, de manera que se aleja de la educación masiva y de una
visión jacobina de la igualdad. Pero este punto está mejor desarrollado en el resumen
interpretativo, especialmente en su crítica a la educación estadounidense.
23
Op. Cit, J.E. RODÓ, p. 91.
14
Sobre la belleza
Como expresamos en el resumen interpretativo, para Rodó la belleza
tiene un valor moral. Las cosas son buenas en tanto que son bellas. La belleza tiene una
importancia tal que puede justificar males pequeños, aunque los grandes males entrañan
fealdad. Todo ha de estar impregnado de belleza. Una sociedad que no educa la
conciencia de lo bello no es tiene gran nivel, aunque tenga avances económicos y
científicos. Pero además, lo intelectual no excluye la poesía, por eso la forma tan
peculiar y simbólica de hablar de Próspero. Su prosa se puede definir como poético-
didáctica, y en tal sentido utiliza las parábolas. La belleza es un verdadero trascendental
en Rodó, el mayor. Por eso la gran obra del Maestro de Nazaret fue otorgar belleza a los
preceptos judíos, mientras el cristianismo alcanzó la plenitud en la unión con la cultura
griega. Aunque en realidad, su visión –demasiado nueva y liberal- de las enseñanzas de
Cristo, se alejan bastante de lo que explica el Evangelio y de cómo lo han entendido –
supuestas las discordancias- las diferentes corrientes dentro del cristianismo. Porque la
belleza también se expresa en el amor, la solidaridad, la fraternidad y el compromiso,
pero también implica la belleza corporal como se explicó en el resumen.
En este sentido, alguno podría decir: “La mortificación embellece el
alma, aunque haga más feo el cuerpo”. Tenemos por tal ejemplo a San Juan María
Bautista Vianney, que es considerado una gran persona, un santo, para los católicos, que
afeó su cuerpo como consecuencia de sus duras mortificaciones que a su vez
embellecían el alma.
Sin embargo, me parece exagerada su exaltación de la belleza como si
fuese lo Absoluto. No creo para nada que sea paralela a la verdad y el bien, pues eso
significaría que nunca se juntan. Desde una concepción tomista, creo que la verdad, el
bien y la belleza, van juntas, no se contradicen, sino que se potencian, y no puede haber
una sin la otra, aunque sea en diversos grados. Y me permito decir esto, porque sé que la
visión de la belleza que Rodó tiene no es para nada superficial, sino profunda.
El sentido estético es algo que debe ser educado, porque los hombres
tienden a un utilitarismo tal que los hace obviar la belleza de las cosas. En este sentido,
me parece interesante la propuesta de Rodó de elevar el espíritu a la contemplación de
la belleza, la de unir la lírica y toda belleza literaria a la filosofía, pues impide la
fragmentación del conocimiento y de ese espíritu; así como la propuesta de una moral
15
entendida como una estética de la conducta, siempre con las salvedades expresadas
anteriormente.
La política
Ariel se escribe en una época de gran expansión económica, por lo que
Estados Unidos es una verdadera potencia. Rodó critica su utilitarismo, su positivismo
científico, y su materialismo. Lo peor es que este pueblo todo lo hace con espíritu
imperialista que quiere dominar a los demás países en su economía, política y cultura 24.
Este último punto es el peor para Rodó. Reconoce que al menos ha salvado la religión y
una ínfima atención al espíritu en la proliferación de las iglesias, aunque no considera el
hecho de que –como siempre sucede cuando la religión se convierte en un tema cultural
no se trata siempre de una verdadera devoción la de los estadounidenses sino de una
expresión socio-cultural de la fe.
Me parece acertada la crítica que le hace a este país cuando señala que
es un pueblo formado por distintas nacionalidades, cual colcha de retazos, a la que le
faltan raíces, lo que deriva en un hipócrita rechazo a los inmigrantes, a quienes recibe
cuando los necesita. Para Rodó, su nacionalidad es ficticia, a lo sumo confluyen en los
intereses individualistas e imperialistas. Todo esto hace que estados Unidos quiera
eliminar las hermosas raíces de los pueblos latinoamericanos, que, según el autor,
deben ser respetadas y potenciadas.
Lo que critica y le preocupa a Rodó de Estados Unidos no son tantos
sus capitales invasivos en América ni su presión política, como su influencia moral y su
ataque a la cultura hispanoamericana. En este sentido destaca especialmente su culto al
exitismo donde el arte solo ha podido sobrevivir "a título de rebelión individual".
Rodó reconoce en la Democracia –en auge en su época- la nobleza de
la igualdad y respeto de las minorías que encierra, así como su inevitabilidad (lo cual le
viene de Tocqueville); pero entiende que todo no puede ser sujeto de la voluntad de las
masas, porque se corre el riesgo de la exclusiva persecución del bien material, y del
allanamiento de las superioridades espirituales, en ese sentido, está de acuerdo con
Renán. De tal manera que con Tocqueville entiende que debe ser corregida y encausada.
La necesidad de élites directoras a diferencia del simple gobierno de las mayorías, es
una influencia de Taine.
24
Cf. E. GALEANO, Las venas abiertas de América Latina, Montevideo, Catalejo, 1971
16
El autor está influenciado por el determinismo lineal de Taine, por su
tendencia a explicar lo espiritual por condiciones del medio y por circunstancias
históricas, esto explica la visión progresista de la historia y la sociedad que criticaremos
más adelante. También le viene de este autor la crítica al jacobinismo, pues la
Revolución Francesa ha alcanzado la luz en la razón teórica, pero la sinrazón práctica.
Pero aunque critica con dureza a los pensadores franceses, como vemos, se basa en
muchos de ellos. De hecho de 85 autores no uruguayos citados en Ariel, 39 son
franceses. Aunque no creemos que el jacobinismo haya traído grandes luces a la razón
pues comprendió –también a nivel intelectual- un claro clericalismo y rechazo a las
religiones tradicionales, estamos de acuerdo con la crítica a la intolerancia y la
absolutización de la libertad; porque ni siquiera la seguridad de los derechos naturales
del hombre puede garantizar la felicidad como se pretendía.
A nivel político, se puede decir, en definitiva, que el de Rodó es un
liberalismo con frenos de orden tradicionalista. Dicho tradicionalismo es influencia
de Taine, Renán y Bourget; el liberalismo lo es de Tocqueville.
El americanismo rodoniano
En primer lugar, es importante destacar que cuando Rodó hace
referencia a América, quiere referirse a Latinoamérica, especialmente América del Sur,
exceptuando a Brasil, las Guayanas y Surinam.
En los tiempos de Rodó, comenzaba a formarse cierta conciencia de la
comunidad histórica, geográfica, lingüística, política y cultural, que él osó llamar
proféticamente "Hispanoamérica" para excluir a Estados Unidos y Brasil. En este sueño
de Patria grande, Rodó se basa en Bolívar y Martí, que se basó a su vez en el primero.
Para Rodó, este libertador era de los más importantes, por ese espíritu integrador de
América.
Ahora bien, Ariel, marca un antes y un después en el americanismo de
Rodó. Antes se trataba de un intento de unidad mediante la literatura, especialmente la
poesía, de la cual era un excelente crítico. Se basará mucho en Ruben Darío que
compartía con Rodó estos deseos. Pero esto no se trata de cerrarse absolutamente a las
ideas y la cultura europea, que además fue heredada por América gracias a los
españoles, sino que hay que abrirse a la expresión de todas las ideas y sentimientos
que determinan la dirección del camino de la sociedad. Con Ariel Rodó extiende su
17
americanismo, al buscar una síntesis entre el desarrollo económico y social de los
pueblos y la libertad individual.
Por tanto, la realidad histórica de América, el hecho de haber sido
colonia española, no es para nada algo a olvidar, la tradición es parte de la identidad, y
es un punto de conexión con todos los países hispanoamericanos. Rodó entiende la
realidad americana a través de la historia que es un hilo que viene de Grecia, pasa por la
Roma Imperial, el Cristianismo y Castilla hasta llegar al presente. Este análisis de la
historia y la tradición americana, cobra fuerza en tanto que Rodó lo hace con miras al
futuro, un futuro optimista respecto a la grandeza de América.
Otros temas
Respecto al trabajo, me parece interesante –aunque exagerada- su
visión del mismo como la más alta expresión de la dignidad humana. Con ella se aleja
del pensamiento marxista que sostiene que el hombre se dignifica con el trabajo, al
tiempo que se acerca a la Doctrina Social de la Iglesia Católica, que ve al trabajo digno
porque es un actus personae, de manera que es la dignidad de la persona que dignifica
el trabajo.25
La influencia en su espiritualismo es más de Renán que de Taine,
especialmente en el agudo sentido de lo espiritual y del desprecio de todo lo que para él
encadena el espíritu a los intereses materiales, así como también la búsqueda de una
realidad positiva como depósito del espíritu.
A nuestro entender la visión de Rodó de la realidad es demasiado
idealista y racionalista, por eso quizás fue olvidado por tanto tiempo, esto no significa,
empero, que deba desecharse su pensamiento pues tiene mucho que aportar a nuestra
realidad. Además, su noción de espíritu se confunde con la de la razón, a la vez que
parece presentar cierto dualismo cuando exhorta a sus alumnos a no perder la libertad
del espíritu, aun cuando estén esclavizados sus cuerpos en el trabajo. Por otro lado,
entiende que la sociedad va evolucionando en este proyecto de liberación del espíritu,
con una especie de selección natural de verdadero sabios. Este punto refleja también su
idealismo y positivismo exagerados.
25
Cf. JUAN PABLO II, Carta encíclica Laborem exercens, AAS 73 (1981) 589-900
18
Conclusión personal
He disfrutado mucho de leer e investigar sobre Rodó y todas sus
obras. Creo que es un pensador que no se toma mucho en cuenta en nuestros días, pero
que merece ser redescubierto.
19
Además, su pensamiento está muy bien enarcado en el seminario de
Introducción al pensamiento latinoamericano pues un buen representante de tal cosa,
además de que trató con esfuerzo e interés las cuestiones que tenían que ver con
Hispanoamérica.
Ojalá nuestros deseos se vean cumplidos, para que el pensamiento de
Rodó, purificado de los excesos, se vuelva a valorar, más de lo que fue valorado en
vida.
Bibliografía
RODÓ, José, Ariel, Montevideo, Biblioteca Artigas, 1964
RODÓ, José, Liberalismo y Jacobinismo en Uruguay, Montevideo, Biblioteca
Artigas, 1964
20
COSTABILE, Helena; FERNANDEZ, María del Rosario, Rodó, pensador y
estilista, Montevideo, Secretaría General de la O.E.A. y Academia Nacional de
Letras, 1973
REYES, Celia, Valores permanentes de Ariel, Montevideo, Mosca Hnos. S.A.,
1967
MÉNDEZ, Enrique, El Uruguay de la modernización 1876-1900, Montevideo,
Ediciones de la Banda Oriental, 1990
Índice
Introducción: ………………………………………………………………………… p. 1
Datos biográficos: …………………………………………………………………… p. 2
21
Resumen interpretativo de la obra: ………………………………………………….. p. 3
Contextualización de la obra: ……………………………………………….. p. 3
El tema de la profesión universal y el utilitarismo: ………………………… p. 4
El alma: ……………………………………………………………………... p. 4
El tema de la belleza: ……………………………………………………….. p. 5
Evolución de la sociedad: …………………………………………………... p. 6
Estados Unidos: ………………...…………………………………………... p. 7
Contexto histórico de Ariel: ……………………………………………………….. p. 11
Introducción: ……………………………………………………………….. p. 11
Situación económica: ………………………………………………………. p. 11
Situación política: ………………………………………………………….. p. 12
Sociedad y cultura: …………………………………………………………. p. 12
Análisis y crítica de la obra: ……………………………………………………….. p. 13
Sobre la educación y su proyecto humanizador:.......………………………. p. 13
Sobre la belleza: …………………………………………………………… p. 15
La política: ………………………………………………………………… p. 16
El americanismo rodoniano: ………………………………………………. p. 17
Otros temas: ……………………………………………………………….. p. 18
Conclusión personal: ……………………………………………………………… p. 20
Bibliografía: ……………………………………………………………………….. p. 21
22