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El Concubinato o La Unión Estable de Hecho

Este documento describe la unión estable de hecho o concubinato en Venezuela. Explica que es una relación entre una pareja de sexo opuesto que comparten una vida en común sin estar legalmente casados. Detalla los requisitos legales para que sea considerada una unión estable de hecho y los efectos patrimoniales y personales que produce, como la comunidad de bienes y derechos hereditarios. Finalmente, resume una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que interpretó el artículo 77 de la Constitución sobre los efectos de las uniones estables de hecho.
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El Concubinato o La Unión Estable de Hecho

Este documento describe la unión estable de hecho o concubinato en Venezuela. Explica que es una relación entre una pareja de sexo opuesto que comparten una vida en común sin estar legalmente casados. Detalla los requisitos legales para que sea considerada una unión estable de hecho y los efectos patrimoniales y personales que produce, como la comunidad de bienes y derechos hereditarios. Finalmente, resume una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que interpretó el artículo 77 de la Constitución sobre los efectos de las uniones estables de hecho.
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CENAIDA ORTEGA

EL CONCUBINATO O LA UNIÓN ESTABLE DE HECHO

Es una relación o situación fáctica que surge de manera espontánea


entre una pareja de diverso sexo, con una proyección de vida conjunta
tanto en lo personal como en lo patrimonial.

El matrimonio y el concubinato tienen el mismo fin pero difieren en su


constitución, el matrimonio precisa de las formalidades de ley en tanto
que el concubinato surge de manera espontánea, sin que sea
menester formalidad alguna para su constitución, en cuanto a la
prueba de su existencia será más exigente que en el matrimonio en el
que resulta suficiente el acta de matrimonio.

REQUISITOS

1.-Unión entre un solo hombre y una sola mujer, el concubinato


supone la relación entre personas de distinto sexo, tal como se
establece en el artículo 44 del CC para el matrimonio, la misma
exigencia es aplicable para el concubinato, de igual modo la
Constitución de la República así lo refrenda al establecer; “ la unión
entre un hombre y una mujer”. En consecuencia, no es extensible a la
relación entre personas de un mismo sexo.

2.-Estabilidad; tales uniones deben ser estables con ánimos de


perdurar en el tiempo, aunque no se señala cantidad de años en
particular, una unión transitoria u ocasional, no configura la unión
concubinaria, se precisa que la unión tenga verdadera consistencia.

3.-Tratamiento recíproco de marido y mujer, es necesario que la pareja


se propicie el tratamiento mutuo de marido y mujer.
4.-Que ninguno de los concubinos esté casado, tal requisito deriva
de la parte in fine del artículo 767 del CC, que contempla la comunidad
concubinaria y descarta la misma si uno de ellos está casado.

5.-Unión espontánea y libre, como situación fáctica surge en forma


natural, espontánea y libre, por el simple deseo recíproco de un
hombre y una mujer y de la misma manera se extingue.

PRUEBA DEL CONCUBINATO

El concubinato, a falta de reconocimiento de las partes conforme a la


previsión contenida en la Ley Orgánica de Registro Civil, debe hacerse
valer judicialmente a través de una acción mero declarativa, quien
pretenda los efectos de una unión concubinaria, tiene la carga de
probar su existencia y el tiempo de duración de la misma.

ARTÍCULO 77 DE LA CRBV:

El artículo 77 de la Constitución dispone:

Artículo 77 Se protege el matrimonio entre un hombre y una mujer, fundado en el libre
consentimiento y en la igualdad absoluta de los derechos y deberes de los cónyuges. Las
uniones estables de hecho entre un hombre y una mujer que cumplan los requisitos
establecidos en la ley producirán los mismos efectos que el matrimonio.

La parte final de esta disposición trajo mucha controversia sobre


cuáles son los efectos a los que se hace alusión? algunos
doctrinarios han sostenido que es claro que no se debe referir a los
efectos patrimoniales porque éstos ya estaban consagrados en el CC
en su artículo 767, de modo que si no fueren extensibles a otros
aspectos no tendría sentido alguno la incorporación de la norma en la
Constitución.
EFECTOS PATRIMONIALES

1.-Comunidad concubinaria: Está consagrada en el artículo 767


del Código Civil:
“ Artículo 767: Se presume la comunidad, salvo prueba en contrario, en aquellos casos
de unión no matrimonial, cuando la mujer o el hombre en su caso, demuestre que ha
vivido permanentemente en tal estado aunque los bienes cuya comunidad se quiere
establecer aparezcan a nombre de uno solo de ellos. Tal presunción sólo surte efectos
legales entre ellos dos y entre sus respectivos herederos y también entre uno de ellos y
los herederos del otro. Lo dispuesto en este artículo no se aplica si uno de ellos está
casado”.

Son comunes de por mitad las ganancias y los bienes habidos


durante la comunidad concubinaria, se admite la aplicación de las
normas que regulan lo relativo a la comunidad conyugal.

2.-Vocación hereditaria:

La escasa doctrina en relación al contenido del artículo 77 de la CRBV


en su mayoría, se ha pronunciado sobre la improcedencia de la
vocación hereditaria en las uniones estables de hecho, no obstante, la
disposición constitucional consagra los mismos efectos del matrimonio
a las uniones estables de hecho, en consecuencia debe entenderse
que se extiende a la vocación hereditaria en los mismos términos que
en el matrimonio.

En conclusión, una vez acreditada y probada judicialmente la unión


estable de hecho, ha de sostenerse la vocación hereditaria del
concubino o concubina, por supuesto es menester que el concubinato
exista al momento del fallecimiento del de cujus.

3.-Indemnización por daño moral:

Igualmente la indemnización por daño moral prevista en el artículo


1196 del CC, debe extenderse al concubino.

“ ARTICULO 1196 .-- La obligación de reparación se extiende a todo daño material o


moral causado por el acto ilícito. ... El Juez puede igualmente conceder una
indemnización a los parientes, afines, o cónyuge, como reparación del dolor sufrido en
caso de muerte de la víctima.”
Es claro que el concubino también sufre un dolor por la pérdida de su
pareja.

4.-Obligación alimentaria:

Este efecto patrimonial requiere de la vigencia y permanencia de la


unión concubinaria a los fines de la procedencia de la acción, toda vez
que en principio no existe obligación alimentaria entre ex cónyuges, en
consecuencia, tampoco la habrá entre concubinos. La obligación de
alimentos a favor del cónyuge está establecida en los artículos 139 y
286 del CC, fundado en el deber de socorro que ofrece el consorte
que tiene capacidad económica al que tiene un estado de necesidad.
Artículo 139 : El marido y la mujer están obligados a contribuir en la medida de los recursos de
cada uno, al cuidado y mantenimiento del hogar común, y a las cargas y demás gastos
matrimoniales. En esta misma forma ambos cónyuges deben asistirse recíprocamente en la
satisfacción de sus necesidades. Esta obligación cesa para con el cónyuge que se separe del hogar
sin justa causa. El cónyuge que dejare de cumplir, sin causa justificada, con estas obligaciones,
podrá ser obligado judicialmente a ello, a solicitud del otro.

Artículo 286 .-- La persona casada, cualquiera que sea su edad, no podrá exigir alimentos a las
personas mencionadas en el artículo anterior sino en el caso de que su cónyuge se encuentre en el
mismo estado de necesidad o carezca de recursos o medios propios y suficientes para
suministrárselos; en caso contrario, la obligación de alimentos recae, en primer lugar, sobre dicho
cónyuge, de conformidad con las disposiciones que regulan esta obligación como un efecto del
matrimonio en el Título IV, Capítulo XI, Sección I del Libro Primero del presente Código. 

En conclusión, todos los derechos de carácter patrimonial aplicables


al matrimonio, serán extensibles a las uniones estables de hecho.

EFECTOS PERSONALES

Se estima que deben ser aplicadas las previsiones del CC, solo en la
medida que la naturaleza del concubinato lo permita, dada la
espontaneidad que caracteriza la unión estable de hecho.
Colocación familiar y Adopción:

LOPNNA , Artículo 399. Personas a quienes puede otorgarse


La colocación familiar puede ser otorgada a una sola persona, o a una pareja de cónyuges y por
parejas conformadas por un hombre y una mujer, que mantengan una unión estable de hecho que
cumpla los requisitos establecidos en la ley. Estas personas deben poseer las condiciones que
hagan posible la protección física del niño, niña o adolescente, y su desarrollo moral, educativo y
cultural.
 
LOPNNA Artículo 411. Adopción conjunta, individual y plena
La adopción también puede ser conjunta o individual. La adopción conjunta sólo puede ser
solicitada por cónyuges no separados o separadas legalmente, y por parejas conformadas por un
hombre y una mujer, que mantengan una unión estable de hecho que cumpla los requisitos
establecidos en la Ley. La adopción individual puede ser solicitada por cualquier persona con
capacidad para adoptar, con independencia de su estado civil. Toda adopción debe ser plena.

Hay muchos otros efectos de carácter personal que se producen en la


unión estable de hecho, solo hemos aludido a algunos de ellos.

JURISPRUDENCIA TSJ

SENTENCIA 1682 DEL 15 DE JULIO DE 2005

INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 77 DE LA CRBV

SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado-Ponente Dr. J.E.C.R.
El 9 de diciembre de 2004, el abogado A.F.G.U., inscrito en el Instituto de Previsión Social
del Abogado bajo el N° 57.999, actuando como apoderado judicial de la ciudadana
CARMELA MAMPIERI GIULIANI, titular de la cédula de identidad Nº 6.282.745,
solicitó la interpretación del artículo 77 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
En la misma oportunidad, se designó como ponente al Magistrado que, con tal carácter,
suscribe el presente fallo.
Mediante decisión dictada el 22 de abril de 2005, esta Sala admitió recurso de
interpretación interpuesto y, en consecuencia, ordenó notificar al Fiscal del Ministerio
Público, para que, en el lapso de cinco (5) días de despacho siguientes a dicha notificación,
consignara –si lo consideraba necesario- escrito contentivo de los argumentos en torno al
sentido e interpretación que ha de brindarse al artículo 77 constitucional. Igualmente, se
acordó no efectuar audiencia oral, en virtud de que la Sala decidirá exclusivamente con
base en lo cursante en autos.
Practicada la notificación ordenada y cumplido el lapso establecido en la decisión antes
indicada, la Sala pasa a decidir sobre el fondo del presente recurso, en los términos
siguientes:
I
DE LA SOLICITUD DE INTERPRETACIÓN
El apoderado judicial de la solicitante fundamentó su recurso en lo siguiente:
1.- Que le fue reconocido por el Juzgado Noveno de Primera Instancia de Familia y
Menores de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas el 7 de marzo de
1995, a su representada el carácter de concubina del ciudadano SOIL ACKOSKI, con quien
mantuvo una unión no matrimonial durante 23 años.
2. - Que en virtud de que el artículo 77 de la Constitución extiende los efectos del
matrimonio a las uniones estables de hecho y dichos efectos son regulados por
el Código Civil, siendo uno de los efectos civiles del matrimonio, el derecho potestativo
de la mujer a utilizar el apellido de su esposo mientras no contraiga nuevas nupcias en
caso de quedar viuda, indicó, que sí podría en su carácter de concubina utilizar el
apellido de su concubino y proceder a cambiar su documento de identificación
conforme a lo establecido en los artículos 11 y 12 de la Ley Orgánica de Identificación.
3. - Que el artículo 77 de la Constitución, equipara al matrimonio a las uniones
estables de hecho entre un hombre y una mujer, que cumplan con los requisitos de la
ley, estableciendo que ambas instituciones al unísono, entendidas como familia tendrán
y producirán respecto de sus miembros los efectos establecidos en la Ley. Indicó que,
“(p)revio al reconocimiento de los citados valores en la norma constitucional, nuestra
legislación constituía un claro ejemplo de incongruencia entre el derecho abstracto y la
realidad social, con retardos notables respecto a la doctrina moderna y con escatimados
y tardíos avances en la materia. Estos hechos se ven reflejados en la reforma del Código
Civil de 1982, en la cual se modificó el esquema de familia a favor de un sistema plural
en el cual se vieron incluidos la mujer y a los hijos que constituían una familia, aún
cuando ello ocurriere fuera del matrimonio. En este sentido, se modificó el artículo
767 del Código Civil, haciendo un reconocimiento a las uniones de hecho como
consecuencia de una existente realidad social”.
4. - Que, de la disposición del artículo 77 de la Constitución se deduce
indiscutiblemente, la equiparación de la unión concubinaria con el matrimonio, con
respecto a los efectos que éste produce, siempre y cuando la primera cumpla con los
requisitos de ley, toda vez que ambas constituyen expresiones del concepto de familia.
5. - Que, del análisis de dicha norma se colige, “(...) en primer término, que debe
cumplirse una exigencia previa, como lo es, la determinación del cumplimiento de los
requisitos establecidos en la ley. Inferimos que los requisitos a que hace referencia la
norma, son aquéllos aplicables a la disposición del artículo 767 del Código Civil”.
Señaló, que “(...) para determinarse cuáles son esos efectos, vigentes y aplicables, el
intérprete debe remitirse obligatoriamente a las normas que rigen los efectos del
matrimonio, es decir, las disposiciones del Código Civil como ordenamiento positivo
que regula especialmente esa materia”.
6. - Que, conforme a lo expresado por el Constituyente, el artículo 77 de la
Constitución, es de aplicación preeminente a cualquier norma subordinada y requiere de
una interpretación acorde con su finalidad. Sostuvo, que en ese mismo sentido, la Sala
de Casación Social de este M.T., en sentencia del 13 de noviembre de 2001 (Caso: M.
delC.L.M.) y la Sala de Casación Civil el 15 de noviembre de 2000, dispuso que:
En efecto, para que obre la presunción de comunidad, conforme al artículo
767 del  Código Civil, la mujer debe probar; que se adquirió o aumentó un patrimonio
durante la unión de hecho; y que durante el tiempo en que se formó o aumentó el
patrimonio vivió en permanente concubinato con el hombre contra quien hace valer la
presunción a su favor establecida por el artículo 767 eiusdem. La formación o aumento
del patrimonio es cosa real, los bienes en comunidad, no importa que existan
documentados a nombre de uno sólo de los concubinos, es parte de lo que se pide;
basta por tanto, evidenciar su existencia, tal como lo hizo la recurrida. La causa, es
decir, el porqué se pide, consiste en la unión concubinaria permanente, respecto de la
cual existe en autos el alegato de hechos y la prueba respectiva, pero que no fueron
analizados exhaustivamente por la recurrida

.
7.- Que, “(...) como señaló igualmente el Constituyente, todos estos derechos (es decir,
los derechos sociales y de las familias referidos en el Capítulo V), constituyen la base
fundamental del nuevo ordenamiento jurídico en el que la vida, la ética, la libertad, la
justicia, la dignidad, la igualdad, la solidaridad, el compromiso, los deberes ciudadanos
y la seguridad jurídica, son valores que concurren en la acción transformadora del
Estado”. Para luego afirmar, que “artículo 77 de la Constitución es de aplicación
preeminente a cualquier norma subordinada y como tal, la norma subordinada requiere
de una interpretación acorde con la finalidad expresada en dicha disposición”.
8. - Que, “(c)omo la finalidad de esta acción es esclarecedora y completiva, como lo
ha sentado esta Sala en el fallo citado (2077/2002), y en ningún momento puede invadir
la reserva legal que es competencia exclusiva del Poder Legislativo, es necesario que se
interprete el artículo 77 en concordancia con las leyes preconstitucionales que
desarrollan los efectos del matrimonio, en especifico el CC, ya que las dudas que
surgen de su interpretación, al extenderse estos efectos a las uniones estables de hecho,
deben encontrar un cauce procesal adecuado para su deducción en sede judicial, toda
vez que este no se encuentra predeterminado para los concubinos, y tal y como están
concebidas las normas preconstitucionales, marcan un problema para el ejercicio de los
derechos fundamentales y para el mantenimiento del orden público y la paz social,
estableciendo en la práctica una desigualdad entre aquellos miembros de una familia
que hayan celebrado el matrimonio y aquéllos que no lo hayan hecho”.
9. - Que, al establecer el contenido del artículo 77 de la Constitución, que las uniones
estables de hecho que cumplan los requisitos establecidos en la ley, producirán los
mismos efectos del matrimonio, caben las interrogantes siguientes:”¿Corresponde a los
concubinos la totalidad de los efectos civiles del matrimonio establecidos en el CC y en
otras leyes de la República? ¿A que efectos se esta refiriendo la disposición
Constitucional, a aquellos derechos y cargas entre las personas o sólo respecto a sus
bienes? ¿Cuáles son y como se aplican?”.
10. - Que, “(e)n atención al fallo de fecha 22/09/2000 (Servio T.L.) en el cual se exige
al que incoa esta acción expresar con precisión en qué consiste la interpretación, a los
fines de precisar en que supuesto se encuentra el solicitante, y como se señaló al
principio de este escrito, la presente acción versa sobre el alcance de este dispositivo
constitucional, en relación a las normas legales preconstitucionales que regulan los
efectos del matrimonio civil, que no incluyen dentro de sus supuestos de hecho, a las
uniones estables de hecho no matrimoniales, motivo por el cual se requiere conocer el
alcance del artículo 77 de la CRBV, para que su implementación de la vida practica y
jurídica de todas las personas que se encuentren en la situación allí concebida, sea
uniforme y se eviten fallos contradictorios”.
11. - Que “…el matrimonio civil es el único que produce efectos legales, respecto de las
personas como de sus bienes, y para poder reclamar esos efectos civiles, se requiere de
la prueba escrita (documento público) donde conste la celebración del acto. Resulta
entonces evidente, de la lectura de la disposición del artículo 113 del CC, que la misma
constituye una limitante del precepto establecido en el artículo 77 constitucional”.
12. - Que, a partir del artículo 137 del Código Civil, se regulan los efectos del
matrimonio, en cuanto a las personas y sus bienes, ya que en cuanto a las personas, este
artículo coloca en cabeza de los cónyuges la obligación de vivir juntos, guardarse
fidelidad y socorrerse mutuamente, siendo optativo para la mujer utilizar el apellido de
su esposo, lo que es un derecho a su favor, que subsistirá después de disuelto el vínculo
por la muerte de su cónyuge y mientras no contraiga nuevas nupcias. Adujo, que los
cónyuges están obligados a contribuir en la medida de sus recursos, al cuidado y
mantenimiento del hogar común y a las demás cargas matrimoniales, pudiendo ser
obligado judicialmente el cónyuge que sin causa justificada dejare de cumplir con
dichas obligaciones, de allí que “¿Estos efectos son extensibles a las uniones no
matrimoniales, en cuanto a la obligación de contribuir al cuidado y mantenimiento del
hogar común y las cargas de la comunidad previstas en el CC?”.
13. - Que “(...) las uniones estables de hecho, en sus efectos legales se equiparan al
matrimonio por mandato constitucional; pero respecto a los efectos reconocidos en el
CC, ¿cómo se les aplicará a estas uniones no matrimoniales, si los concubinos no
pueden disolver el vinculo que los une mediante divorcio, nulidad o separación judicial
de bienes por vía jurisdiccional, toda vez que no han celebrado el matrimonio como tal,
pero de hecho funcionan exactamente igual?”.
14. - Que “(p)areciera que la respuesta se encuentra en el artículo 767 del mismo texto
legal, que establece: (...). Del análisis de este artículo, no cabe la mejor duda que lo
regulado para este tipo de uniones en el CC, se limita a la comunidad ordinaria de
bienes, surtiendo esta comunidad sólo efectos entre ellos y sus herederos, sin importar a
nombre de quien estén documentados los bienes. Visto de una manera simple, lo allí
preceptuado no viola el derecho de propiedad de los concubinos o los derechos
sucesorales de sus herederos, si deciden finalizar su relación no matrimonial; pero esta
comunidad no existirá si uno de ellos está casado. De alguna manera, este artículo se
equipara en sus efectos al artículo 148 del CC, que expresa que entre marido y mujer, si
no hubiere convención en contrario, son comunes de por mitad, las ganancias o
beneficios que se obtengan durante el matrimonio, comunidad que comienza
precisamente el día de la celebración del matrimonio (art. 149 del CC), pero surge la
pregunta de que si en esta separación de la comunidad que existe entre ellos, entrará a
discutirse el valor de la plusvalía de los bienes propios que tenían antes de unirse de
hecho”.
15. - Que, al disolverse el vinculo de hecho que los une por la muerte de uno de los
cónyuges, el artículo 767 del Código Civil limita al concubino o concubina en los
derechos que se le otorgan al cónyuge en la sucesión de su causante, ya que esta norma
en específico, no reconoce la comunidad universal concedida a los que sí contraen
matrimonio, existiendo contradicción entre lo que dispone esta norma legal y el artículo
77 de la Constitución, el cual extiende los efectos legales que nacen del matrimonio a
las uniones establecidas de hecho.
16.- Que surge la necesidad de conocer si los concubinos que decidan disolver su unión
estable de hecho, podrán a los fines de preservar el caudal común, tener acceso a las
normativas legales que amparan a los cónyuges para resguardar su patrimonio, tales
como las establecidas en los artículos 191 al 196 del Código Civilque sólo proceden en
caso de divorcio. Señaló el solicitante, que “(...) para los que están casados y tienen la
prueba de la celebración de esa unión, en materia de disolución y liquidación de la
comunidad, el artículo 174 faculta al Juez para dictar las providencias que estimare
convenientes a la seguridad de los bienes comunes, mientras dure el juicio. En el caso
de los concubinos no puede hablarse de separación de cuerpos o divorcio como tales,
entonces, de surgir una separación de cuerpos de hecho que finalice la relación
concubinaria, ¿cómo se regularía lo concerniente tanto a la disolución y liquidación de
la comunidad, y cómo haría el cónyuge que se vea afectado para preservar ese
patrimonio común? ¿Podría solicitar al Juez la cautela prevista en el artículo 174 o la
del 191? ¿Podría el concubino hacer extensibles a él los efectos del artículo 195 del CC,
sobre acordar pensión de alimentos al concubino que se encuentre incapacitado para
trabajar y carezca de otros medios para sufragar sus necesidades?”.
17.- Que, el artículo 175 del Código Civil dispone que acordada la separación queda
extinguida la comunidad y se hará la liquidación de ésta; en consecuencia “¿A partir de
qué momento cesa la comunidad en una unión estable de hecho al ser imposible que
medie una separación judicial que determine de manera precisa el momento en que la
misma cesa?, ello debido a que en el fallo mero declarativo que da certeza de la
relación concubinaria, sólo abarca ese hecho, al ser esa la función de los fallos
declarativos, que no son de la naturaleza de los fallos de condena o constitutivos”.
18.- Que también surge una duda en cuanto a si los concubinos pueden celebrar
capitulaciones matrimoniales válidamente, con ocasión a lo cual “Pondré un ejemplo: A
y B deciden contraer matrimonio civil y cumplen con todos los requisitos establecidos
en la ley, pero antes de celebrar el acto deciden suscribir un contrato de capitulaciones,
el cual cumple todas las formalidades legales hasta su registro, llegado el día fijado para
celebrarse el matrimonio manifiestan voluntariamente no celebrarlo ante el funcionario
público, pero desde ese día deciden convivir juntos como una familia. Pasan los años y
pueden ocurrir dos supuestos: a) deciden separarse o B) muere uno de ellos, ¿esas
capitulaciones matrimoniales serán oponibles a ellos por la extensión de los efectos del
matrimonio? ¿Existió comunidad entre ellos? ¿En caso de muerte solo le
correspondería la legítima?”.
19.- Que el artículo 154 del Código Civil regula la libre administración y disposición de
los bienes propios, pero “…para poder disponer de ellos a título gratuito, renunciar a
herencias y legados, necesitará del consentimiento del otro. De nuevo, surgen una serie
de interrogantes en esta materia, por lo que ¿será valida (sic) la actuación que un
concubino realice en estos casos específicos sin el consentimiento del otro?.
20.- Que, con base en el artículo 168 del Código Civil, se requiere del consentimiento
de ambos cónyuges para enajenar a título gratuito u oneroso o para gravar los bienes
gananciales cuando se trate de inmuebles, derechos o bienes muebles sometidos a
régimen de publicidad, acciones, obligaciones y cuotas de compañías, fondos de
comercio, así como aportes de dichos bienes a sociedades; surgiendo de nuevo la
interrogante “¿podrá el concubino oponer en una acción judicial incoada contra el
patrimonio común, el litis consorcio necesario por ser la legitimación en juicio conjunta
conforme a esa norma?”, para luego indicar que con fundamento en el artículo
171 del Código Civil, al no estar casado legalmente pero siendo considerado como tal
por la Constitución, si ¿podría en vía jurisdiccional solicitar esta cautela provisional?.
21.- Que, en materia de ausencia en cuanto a los efectos de su declaración, el artículo
427 del Código Civil expresa que al cónyuge del ausente, además de lo que le
corresponde por convenios de matrimonio y por sucesión, puede en caso necesario,
obtener una pensión alimentaría, que se determinará por la condición de la familia y la
cuantía del patrimonio del ausente; de allí que, ¿cómo quedan las uniones estables de
hecho en relación a este supuesto específico, cuando uno de ellos es declarado ausente?.
22.- Que, “(a)l ser la muerte una de las causas de disolución del matrimonio, en el
artículo 807 se expresa que las sucesiones se defieren por ley o por testamento y será
intestada cuando en todo o en parte falta la sucesión testamentaria. El artículo 823
establece que el matrimonio crea derechos sucesorios para el cónyuge de la persona
cuya sucesión se trate. Estos derechos cesan con la separación de cuerpos y de bienes
sea por mutuo consentimiento, sea contenciosa, salvo prueba, en ambos casos, de
reconciliación. Este supuesto, ¿será aplicable a las uniones estables de hecho que
estuviesen separados por un lapso determinado de tiempo y posteriormente se hubieren
reconciliado?”.
23.- Que, en materia sucesoral el Código Civil (artículos 796, 807, 823-825, 883-887)
reconoce al cónyuge sobreviviente una serie de derechos sobre el patrimonio de su
causante, los cuales por mandato constitucional deberían ser extendidos a los
concubinos, al encontrase éstos en idéntica situación con los que han contraído
matrimonio. Señaló que, además, el artículo 1481 del Código Civil establece que entre
marido y mujer no puede haber venta de bienes, como consecuencia de lo cual surgió la
interrogante de ¿cómo opera esa prohibición legal, si los efectos de esa unión de hecho
son exactos al matrimonio? ¿puede ser alegado por uno de los concubinos o por un
tercero que fue afectado por la venta realizada?.
24.- Que el Código Civil regula otros efectos del matrimonio que “…no se han citado
en este escrito, como las causales de disolución del vínculo matrimonial, o el delito de
bigamia, pero que podrían ser interpretados por esa Sala a la luz de lo preceptuado en el
artículo 77, por considerar quien suscribe este escrito, que las uniones estables de hecho
sólo producen efectos si la pareja es soltera, porque al estar uno de ellos casado, tal
extensión de los efectos se haría inaplicable, al proteger la CRBV a la institución de la
familia fundamentada en el matrimonio y a la luz de la Constitución, estas uniones se
están protegiendo en la misma dimensión que a la familia, por ser esa su esencia”.
25.- Que como consecuencia de lo antes apuntado, “…caben las dudas siguientes ¿En
las uniones estables de hecho que se consoliden en contravención al CC, y en las cuales
se generan las nulidadades (sic) del matrimonio (impedimentos dirimentes e
impedientes) cómo se manejan los efectos civiles que el mismo Código les reconoce?”.
Finalmente, señaló que la interpretación aquí solicitada es de suma importancia, por
cuanto si los efectos del matrimonio se aplican a las uniones estables de hecho
conforme a los requisitos de ley, debe determinarse su alcance, a los fines de que todos
los Tribunales de la Repúblicas apliquen de manera uniforme estos efectos que por
extensión consagró el texto constitucional y están desarrollados en el Código Civil del
1942, reformado en 1982, la cual es una ley preconstitucional que sólo regulaba lo
relativo en las uniones concubinarias a la filiación de los hijos nacidos en ellas y los
bienes que pertenecían a los concubinos, pero fuera de eso no se aplicaban ni se
extendían los efectos del matrimonio consagrados en dicho texto legal, que ahora por
extensión le son aplicables en su totalidad.
II
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Corresponde a esta Sala decidir el fondo de la presente interpretación del artículo 77 de
la Constitución, para lo cual se observa:
El artículo 77 constitucional reza “Las uniones estables entre un hombre y una mujer
que cumplan los requisitos establecidos en la ley producirán los mismos efectos que el
matrimonio”.
Resulta interesante para la Sala resaltar que dicha norma use la voz “unión estable”
entre el hombre y la mujer, y no la de concubino o concubina utilizada en el artículo
49.5 eiusdem; y ello es así porque unión estable es el género, tal como se desprende del
artículo 146 del Código Orgánico Tributario, o del artículo 13-5 de la Ley de Empresas
de Seguros y Reaseguros, o del artículo 785 de la Ley de Cajas de Ahorro y Fondos de
Ahorro, siendo el concubinato una de sus especies.
El concubinato es un concepto jurídico, contemplado en el artículo 767 del Código
Civil, y tiene como característica –que emana del propio Código Civil- el que se trata
de una unión no matrimonial (en el sentido de que no se han llenado las formalidades
legales del matrimonio) entre un hombre y una mujer solteros, la cual está signada por
la permanencia de la vida en común (la soltería viene a resultar un elemento decisivo en
la calificación del concubinato, tal como se desprende del artículo 767 de Código
Civil y 7, letra a) de la Ley del Seguro Social).
Se trata de una situación fáctica que requiere de declaración judicial y que la califica el
juez, tomando en cuenta las condiciones de lo que debe entenderse por una vida en
común.
Además de los derechos sobre los bienes comunes que nacen durante esa unión
(artículo 767 eiusdem), el artículo 211 del Código Civil, entre otros, reconoce otros
efectos jurídicos al concubinato, como sería la existencia de la presunción pater ist est
para los hijos nacidos durante su vigencia .
Dado lo expuesto, para la Sala es claro que actualmente el concubinato que puede ser
declarado tal es aquel que reúne los requisitos del artículo 767 del Código Civil, y él
viene a ser una de las formas de uniones estables contempladas en el artículo
constitucional, ya que cumple los requisitos establecidos en la ley (Código Civil), para
ser reconocido como tal unión. Por ahora –a los fines del citado artículo 77-el
concubinato es por excelencia la unión estable allí señalada, y así se declara.
Lo anterior no significa que la ley no pueda tipificar otros tipos de relaciones entre
hombres y mujeres como uniones estables a los efectos del artículo 77 constitucional,
tomando en cuenta la permanencia y notoriedad de la relación, cohabitación, etc. y, por
ello, el Proyecto de Ley Orgánica de Protección a la Familia, la Maternidad y la
Paternidad, discutida en la Asamblea Nacional, en los artículo 40 al 49, desarrolla las
uniones estables de hecho, como una figura propia mientras que el concubinato como
figura distinta a la anterior, fue desarrollado en los artículos 50 al 53.
Unión estable de hecho entre un hombre y una mujer

, representa un concepto amplio que va a producir efectos jurídicos,


independientemente de la contribución económica de cada uno de los unidos en el
incremento o formación del patrimonio común o en el de uno de ellos, siendo lo
relevante para la determinación de la unión estable, la cohabitación o vida en
común, con carácter de permanencia, y que la pareja sea soltera, formada por
divorciados o viudos entre sí o con solteros, sin que existan impedimentos
dirimentes que impidan el matrimonio.
Pero como, al contrario del matrimonio que se perfecciona mediante el acto
matrimonial, recogido en la partida de matrimonio, no se tiene fecha cierta de
cuándo comienza la unión estable, ella debe ser alegada por quien tenga interés en
que se declare (parte o tercero) y probada sus características, tales como la
permanencia o estabilidad en el tiempo, los signos exteriores de la existencia de la
unión (lo que resulta similar a la prueba de la posesión de estado en cuanto a la
fama y el trato, ya que la condición de la pareja como tal, debe ser reconocida por
el grupo social donde se desenvuelve), así como la necesidad de que la relación sea
excluyente de otra de iguales características, debido a la propia condición de la
estabilidad. Si la unión estable se equipara al matrimonio, y la bigamia se
encuentra prohibida, a juicio de esta Sala es imposible, para que ella produzca
efectos jurídicos, la coexistencia de varias relaciones a la vez en igual plano, a
menos que la Ley expresamente señale excepciones. Ahora bien, corresponde
conforme al artículo 77 constitucional, a la reserva legal la regulación de las otras
uniones estables diversas al concubinato y, por ello, le está a la Sala vedado, aun
por la vía de la jurisdicción normativa, realizar la tipificación de estas otras
uniones, y así se declara.
Señalado lo anterior, debe la Sala señalar cuáles de los efectos del matrimonio son
aplicables a las “uniones estables de hecho entre hombre y mujer”, de conformidad
con la petición de la accionante, siendo necesario apuntar que aunque el concubinato es
un tipo de unión estable, por ser él la figura regulada en la Ley, a él se referirá la Sala
indistintamente como “unión estable” o concubinato, pero reconociendo que dentro del
concepto de unión estable pueden existir tipos diferentes al concubinato. La Sala con
fines de abarcar ambas clases de uniones, y por tanto al género, utilizará el término de
unión estable en este fallo, para referirse a todas las posibilidades, incluida el
concubinato.
En primer lugar considera la Sala que, para reclamar los posibles efectos civiles del
matrimonio, es necesario que la “unión estable” haya sido declarada conforme a la
ley, por lo que se requiere una sentencia definitivamente firme que la reconozca.
En la actualidad, es necesaria una declaración judicial de la unión estable o del
concubinato; dictada en un proceso con ese fin; la cual contenga la duración del mismo,
lo que facilita, en caso del concubinato, la aplicación del artículo 211 del Código Civil,
ya que la concepción de un hijo durante la existencia del mismo, hace presumir que el
concubino es el padre del hijo o hija, por lo que la sentencia declarativa del
concubinato debe señalar la fecha de su inicio y de su fin, si fuera el caso; y
reconocer, igualmente, la duración de la unión, cuando ella se ha roto y luego se ha
reconstituido, computando para la determinación final, el tiempo transcurrido desde la
fecha de su inicio.
Ahora bien, el matrimonio –por su carácter formal- es una institución que nace y se
prueba de manera distinta al concubinato o a cualquier otra unión estable, y por ello
estas últimas no pueden equipararse íntegramente al matrimonio y, por tanto, no puede
pretenderse que, automáticamente, todos los efectos del matrimonio se apliquen a las
“uniones estables”.
En consecuencia, no es posible una declaración general que asimile las uniones (de
cualquier tipo) al matrimonio, y por lo tanto, observa la Sala, hay que distinguir cuáles
efectos del matrimonio se aplican al concubinato y a las posibles otras uniones estables.
Estas uniones (incluido el concubinato) no son necesariamente similares al
matrimonio, y aunque la vida en común (con hogar común) es un indicador de la
existencia de ellas, tal como se desprende del artículo 70 del Código Civil, este
elemento puede obviarse siempre que la relación permanente se traduzca en otras
formas de convivencia, como visitas constantes, socorro mutuo, ayuda económica
reiterada, vida social conjunta, hijos, etc.
Siguiendo indicadores que nacen de las propias leyes, el tiempo de duración de la
unión, al menos de dos años mínimo, podrá ayudar al juez para la calificación de
la permanencia, ya que ese fue el término contemplado por el artículo 33 de la Ley
del Seguro Social, al regular el derecho de la concubina a la pensión de
sobrevivencia.
Debido a lo expuesto, pasa la Sala a examinar los efectos del matrimonio aplicables a
las uniones estables y al concubinato, y ella considera que los deberes que el artículo
137 del Código Civil impone a los cónyuges y cuya violación se convierte en causales
de divorcio (ver en el artículo 185 del Código Civil los ordinales 1° y 2°), no existen en
el concubinato ni en las otras uniones.
Unión estable no significa, necesariamente, bajo un mismo techo (aunque esto sea
un símbolo de ella), sino permanencia en una relación, caracterizada por actos
que, objetivamente, hacen presumir a las personas (terceros) que se está ante una
pareja, que actúan con apariencia de un matrimonio o, al menos, de una relación
seria y compenetrada, lo que constituye la vida en común.
Se trata de una relación permanente entre un hombre y una mujer, y no de una
entre un hombre y varias mujeres (así todas ellas estén en igual plano) y viceversa.
A juicio de la Sala, así como no existe el deber de vivir juntos, tampoco puede
existir el de fidelidad contemplado en el artículo 137 del Código Civil, por lo que la
violación de deberes como el de fidelidad o de vida en común (artículo 137 citado)
no producen efectos jurídicos, quedando rota la “unión” por el repudio que de ella
haga cualquiera de los componentes, lo que viene dado porque uno de ellos
contraiga matrimonio con otra persona, o porque, por cualquier razón, se rompió
la continuidad de la relación. Extinguida la relación, la ley, al menos en el
concubinato, reconoce la condición de exconcubino como lo hace el artículo 42 de
la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
En cuanto al deber de socorrerse mutuamente, contemplado para los cónyuges en
el artículo 137 del Código Civil, la Sala considera que este sí existe en cualquier
tipo de unión, ya que si legalmente las uniones (o al menos el concubinato) generan
derechos –como los alimentarios- los cuales normalmente corresponden a los
cónyuges mientras dure el matrimonio, los componentes de estas uniones de hecho
deben tener también esos derechos, como luego se explica, y ello se corresponde
con el deber de socorro mutuo comentado.
También otorga el artículo 173 del Código Civil, el derecho optativo de la mujer
de utilizar el apellido de su marido.
A juicio de esta Sala, la utilización de apellidos distintos al propio, como sería para
la mujer el del marido, es un derecho que le nace solamente del acto matrimonial,
que conlleva a que añada algo a su identidad, y que se ve sostenido por el acta de
matrimonio que refleja un nuevo estado civil.
El estado civil de las personas naturales, está formado por los nacimientos y
matrimonios, y necesariamente por las mutaciones que éste sufre (divorcio, por
ejemplo), que se anotan al margen de las partidas del estado civil.
Para la Sala, el que la unión estable en general produzca los mismos efectos que el
matrimonio, no significa –se repite- que ella se convierte en matrimonio, sino que se le
equipara; es decir, en lo que sea posible. Sin embargo, la condición jurídica de la unión
estable, en principio, no permite a la mujer el uso del apellido del marido.
El estado civil surge de unas manifestaciones de voluntad formales contenidas en las
actas del estado civil, así como de las transformaciones que éste recibe y que constan en
las notas marginales de las partidas.
Se trata de una cuestión formal que permite no sólo conocer la condición de la persona,
sino que resulta la piedra angular del sistema de identificación.
No existe, en estos momentos y para esta fecha, una partida del estado civil de
concubinato, u otro tipo de unión, que otorgue el estado de concubino o unido y, por
tanto, los símbolos que representan el estado civil, como el uso del apellido del marido
por la mujer; a juicio de la Sala, no puede ser utilizado por quien no ha contraído
matrimonio.
Ahora bien, al equipararse al matrimonio, el genero “unión estable” debe tener, al
igual que éste, un régimen patrimonial, y conforme al artículo 767 del Código
Civil, correspondiente al concubinato pero aplicable en la actualidad por analogía
a las uniones de hecho, éste es el de la comunidad en los bienes adquiridos durante
el tiempo de existencia de la unión. Se trata de una comunidad de bienes que se
rige, debido a la equiparación, que es posible en esta materia, por las normas del
régimen patrimonial-matrimonial.
Diversas leyes de la República otorgan a los concubinos derechos patrimoniales y
sociales en diferentes áreas de la vida, y esto, a juicio de la Sala, es un indicador que a
los concubinos se les está reconociendo beneficios económicos como resultado de su
unión, por lo que, el artículo 77 eiusdem, al considerarlas equiparadas al matrimonio, lo
lógico es pensar que sus derechos avanzan hasta alcanzar los patrimoniales del
matrimonio, reconocidos puntualmente en otras leyes.
La Ley que Regula el Subsistema de Pensiones (artículo 69-6) otorga a los
concubinos pensión de sobrevivencia; la Ley del Estatuto sobre el Régimen de
Jubilaciones y Pensiones de los Funcionarios de la Administración Pública Estadal
y Municipal, otorga a la concubina derechos a la pensión de sobrevivencia
(artículo 16-3); las Normas de Operación del Decreto con Rango y Fuerza de Ley
de los Préstamos Hipotecarios a Largo Plazo (artículo 130), así como las Normas d
Operación del Decreto con Rango y Fuerza d Ley que Regula el Subsistema de
Viviendas (artículo 34) prevén al concubinato como elegibles para los préstamos
para la obtención de vivienda; la Ley del Seguro Social (artículo 7-a) otorga a la
concubina el derecho a una asistencia médica integral; la Ley Orgánica del
Trabajo (artículo 568) da al concubino el derecho de reclamar las indemnizaciones
que corresponderán a su pareja fallecida, e igual derecho otorga el Estatuto de la
Función Pública (artículo 31).
Se trata de beneficios económicos que surgen del patrimonio de los concubinos: ahorro,
seguro, inversiones del contribuyente (artículo 104 de la Ley de Impuesto sobre la
Renta lo reconoce), etc., y ello, en criterio de la Sala, conduce a que si se va a equiparar
el concubinato al matrimonio, por mandato del artículo 77 constitucional, los efectos
matrimoniales extensibles no pueden limitarse a los puntualmente señalados en las
leyes citadas o en otras normas, sino a todo lo que pueda conformar el patrimonio
común, ya que bastante de ese patrimonio está comprometido por las leyes referidas.
Tal comunidad de bienes, a diferencia del divorcio que exige declaración judicial,
finaliza cuando la unión se rompe, lo cual –excepto por causa de muerte- es una
cuestión de hecho que debe ser alegada y probada por quien pretende la disolución y
liquidación de la comunidad. A juicio de la Sala, y como resultado natural de tal
situación, quien demanda la disolución y liquidación de la comunidad, podrá pedir al
juez se dicten las providencias del artículo 174 del Código Civil, en el supuesto en él
contemplado.
Ahora bien, como no existe una acción de separación de cuerpos del concubinato y
menos una de divorcio, por tratarse la ruptura de la unión de una situación de
hecho que puede ocurrir en cualquier momento en forma unilateral, los
artículos 191 y 192del Código Civil resultan inaplicables, y así se declara; sin
embargo, en los procesos tendientes a que se reconozca el concubinato o la unión
estable, se podrán dictar las medidas preventivas necesarias para la preservación
de los hijos y bienes comunes.
Al aparecer el artículo 77 constitucional, surgen cambios profundos en el régimen
concubinario del artículo 767 del Código Civil, ya que existiendo la unión estable o
permanente, no hay necesidad de presumir, legalmente, comunidad alguna, ya que ésta
existe de pleno derecho –si hay bienes- con respecto de lo adquirido, al igual que en el
matrimonio, durante el tiempo que duró la unión y, como comunidad, no es que surte
efectos legales entre ellos dos y entre sus respectivos herederos, o entre uno de ellos y
los herederos del otro, como lo contempla el artículo 767 del Código Civil, sino que, al
igual que los bienes a que se refiere el artículo 168 del Código Civil, los terceros que
tengan acreencias contra la comunidad podrán cobrarse de los bienes comunes, tal
como lo pauta dicha norma.
A ese fin, si la unión estable o el concubinato no ha sido declarada judicialmente,
los terceros pueden tener interés que se reconozca mediante sentencia, para así
cobrar sus acreencias de los bienes comunes. Para ello tendrán que alegar y
probar la comunidad, demandando a ambos concubinos o sus herederos.
No existiendo mecanismos de publicidad que comuniquen la existencia del
concubinato, ni que registren las sentencias que lo declaren, para los terceros con
interés en los bienes comunes, resulta –la mayoría de las veces- imposible conocer
previamente la existencia del concubinato y cuáles son esos bienes comunes;
motivo por el cual la Sala considera que exigir la aplicación del artículo
168 del Código Civilresultaría contrario al principio de que a nadie puede
pedírsele lo imposible, ya que al no conocer la existencia de concubinato, ni estar
los concubinos obligados a declarar tal condición, en las demandas que involucren
los bienes comunes, bastará demandar a aquel que aparezca como dueño de ellos,
e igualmente éste legítimamente podrá incoar las acciones contra los terceros
relativos a los bienes comunes, a menos que la propiedad sobre ellos esté
documentada a favor de ambos.
Ahora bien, declarado judicialmente el concubinato, cualquiera de los concubinos,
en defensa de sus intereses, puede incoar la acción prevenida en el artículo
171 del Código Civil en beneficio de los bienes comunes y obtener la preservación
de los mismos mediante las providencias que decrete el juez.
Resulta importante para esta interpretación, dilucidar si es posible que entre los
concubinos o personas unidas, existe un régimen patrimonial distinto al de la
comunidad de bienes, tal como el previsto en el Código Civil en materia de
capitulaciones matrimoniales.
A juicio de esta Sala, ello es imposible, porque la esencia del concubinato o de la
unión estable no viene dada –como en el matrimonio- por un documento que crea
el vínculo, como lo es el acta de matrimonio, sino por la unión permanente
(estable) entre el hombre y la mujer, lo que requiere un transcurso de tiempo (que
ponderará el juez), el cual es el que califica la estabilidad de la unión; y siendo ello
así, a priori no puede existir una declaración registrada de las partes constitutivas
de la unión, en el sentido de cómo manejarán los bienes que se obtengan durante
ella.
Igualmente, la Sala tiene que examinar la posibilidad para uno de los miembros de
una unión o concubinato, de la existencia del concubinato putativo, que nace
cuando uno de ellos, de buena fe, desconoce la condición de casado del otro. A
juicio de esta Sala, en estos supuestos funcionará con el concubino de buena fe, las
normas sobre el matrimonio putativo, aplicables a los bienes.
Como resultado de la equiparación reconocida en el artículo 77 constitucional, en
cuanto a los efectos y alcances de la unión estable (concubinato) con el
matrimonio, la Sala interpreta que entre los sujetos que la conforman, que ocupan
rangos similares a los de los cónyuges, existen derechos sucesorales a tenor de lo
expresado en el artículo 823 del Código Civil, siempre que el deceso de uno de ellos
ocurra durante la existencia de la unión. Una vez haya cesado, la situación es igual
a la de los cónyuges separados de cuerpos o divorciados.
Al reconocerse a cada componente de la unión derechos sucesorales con relación al
otro, el sobreviviente o supérstite, al ocupar el puesto de un cónyuge, concurre con
los otros herederos según el orden de suceder señalado en el Código
Civil (artículo 824 y 825) en materia de sucesión ab intestato, conforme al artículo
807 del Código Civil, y habrá que respetársele su legítima (artículo 883 del Código
Civil) si existiere testamento. Igualmente, las causales de indignidad que haya
entre los concubinos, se aplicarán conforme al artículo 810 del Código Civil.
Ahora bien, equiparando a los concubinos o a los unidos a los cónyuges en lo
compatible entre estas figuras y el matrimonio, considera la Sala que mientras
exista la unión, cada uno podrá exigir alimentos al otro partícipe, a menos que
carezca de recursos o bienes propios para suministrarlos, caso en que podrá
exigirlos a las personas señaladas en el artículo 285 del Código Civil.
Igualmente, en caso de declaración de ausencia de uno de los miembros de la unión,
la otra podrá obtener una pensión alimentaria conforme al artículo 427 del Código
Civil.
En los casos en que se incoen acciones sucesorales o alimentarias, o contra
terceros, sin que existe previamente una declaración judicial de la existencia del
concubinato o la unión estable, la demanda requerirá que se declaren éstas
previamente, por lo que en la misma deberá alegarse y probarse tal condición.
Debido a los efectos y alcances señalados, la sentencia que declare la unión, surtirá los
efectos de las sentencias a que se refiere el ordinal 2° del artículo 507 del Código Civil,
el cual se aplicará en toda su extensión, menos en lo referente a la necesidad de registro
de la sentencia, lo cual no está previsto –y por lo tanto carece de procedimiento- en la
Ley.
Esta ausencia de registro y, por tanto, de publicidad, que puede mantener al
concubinato oculto respecto a los terceros, plantea la pregunta de si es nula la venta
entre los concubinos, tal como lo establece el artículo 1481 con respecto a los
cónyuges.
A juicio de esta Sala, dados los efectos que se reconocen a la “unión estable”, sería
una fuente de fraude para los acreedores de cualquiera de los concubinos, aceptar
que uno vendiera al otro los bienes comunes documentados a su nombre o
poseídos por él y, en consecuencia, quien demuestre que la venta ha ocurrido entre
ellos, puede invocar la existencia de la unión y tratarlos como bienes comunes o,
según los casos, pedir la nulidad del negocio.
Debe la Sala acotar que el único concubinato que produce efectos equiparables al
matrimonio, es el que se delinea en este fallo; y se hace tal acotamiento porque algunas
leyes denominan concubina a la mujer que vive con un hombre a pesar que éste tiene
impedimento para contraer matrimonio con ella, cuando en realidad tal concubinato es
contrario al artículo 767 del Código Civil y a lo que conceptualiza este fallo.
El mal uso de la palabra concubina, en el sentido inmediatamente indicado, aparece en
los artículos 397 y 399 del Código Penal, y así se declara.
También acota la Sala que diversas leyes vigentes, tales como el Código Orgánico
Tributario (artículo 146-4), la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros
(artículos 13-5 y 21), la Ley de Cajas de Ahorro y Fondos de Ahorro (artículos 78-
5 y 136), señalan impedimentos para acceder a cargos para quienes mantengan
uniones estables de hecho. Igualmente, a éstos se refieren los artículos 56 de la Ley
del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, y 71 de la Ley
del Contrato de Seguros.
Ahora bien, como la ley no ha determinado aún quiénes se consideran que viven en
unión estable de hecho, tal mención, en todos los casos, a juicio de esta Sala, debe
entenderse en la actualidad que se aplica por igual a los concubinos, ya que con relación
específica a ellos, existen prohibiciones en el artículo 20 de la Ley de Minas.
Por último, y como resultado de lo interpretado, es que cuando en una relación jurídica
concreta, una de las partes actúa en su condición de concubino, para los efectos de esa
relación la existencia del concubinato queda reconocida por las partes y, en
consecuencia, entre las partes de la relación o el negocio, se reputará que una de ellas se
vincula con el concubinato.
Queda en los términos expuestos, resuelta la interpretación solicitada, y dado el
carácter vinculante de la misma, conforme a lo establecido en el artículo 335 de la
Constitución, se ordena la publicación del presente fallo en la Gaceta Oficial de la
República, sin perjuicio que desde que entró en vigencia la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, los derechos de los concubinos han quedado
reconocidos constitucionalmente. Así se decide.
Igualmente, la interpretación que se hace en este fallo es sin perjuicio de los derechos
de los pueblos y comunidades indígenas, en cuanto a su organización social, usos y
costumbres, reconocidos en el artículo 119 constitucional.
DECISIÓN
Por las razones que anteceden esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
declara Resuelta la solicitud de interpretación del artículo 77 de la Constitución en los
términos expresados en la parte motiva del presente fallo.
Dado el carácter vinculante de la misma, se ordena la publicación del presente fallo en
la Gaceta Oficial de la República, y es a partir de dicha publicación que este fallo
comenzará a surtir efectos.
Publíquese y regístrese. Cúmplase lo ordenado. Archívese el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 15 días del mes de julio de dos mil
cinco (2005). Años: 195 ° de la Independencia y 146° de la Federación.
La Presidenta de la Sala,
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