Alemania y El Tratado de Versalles COMPLETO
Alemania y El Tratado de Versalles COMPLETO
Tras cuatro años de guerra, los meses de octubre y noviembre de 1918 aportarán el máximo grado
de tensión para la nación alemana. Convencida la población de la seguridad de la victoria, debido a
la profunda labor de los medios de propaganda, los grupos dirigentes del Estado y del ejército ya no
son capaces de sostener esta evidente falacia. Para los conocedores de la realidad, la derrota se
presenta ya inevitable, y los altos jefes militares, verdaderos responsables directos de la situación,
se preparan para encontrar una salida airosa y, por encima de todo, adecuada a la salvaguardia de
sus intereses. El inmediato desprestigio nacional que las fuerzas armadas tendrían que sobrellevar
en caso de descubrirse estos hechos, supondría un golpe demasiado fuerte, que el militarismo
germano no está dispuesto a sufrir.
El nuevo gobierno parlamentario habría de cargar así con la pretendida culpa histórica de
una situación de desastre a la que en absoluto había contribuido a crear. Mientras, los verdaderos
responsables se retiraban de la escena a la espera de tiempos mejores. Por otra parte, y para agravar
todavía más la situación en el orden político, la petición de armisticio —que constituye una
tremenda sorpresa para una población no avisada de la realidad bélica— se ve rodeada por una
sucesión de profundos trastornos sociales. Así, al mismo tiempo que se produce
la caída del sistema imperial, toda Alemania se ve sacudida por acontecimientos que traslucen una
auténtica fiebre revolucionaria. A imagen de los hechos producidos un año antes
en Rusia, obreros y soldados, marinos y cuerpos de seguridad alemanes se constituyen en
avanzadillas de la revolución inminente. El nacimiento de la república, el día 9 de
octubre, seguido dos días más tarde por la firma del armisticio, identificará de esta manera
aquel clima de trastorno general y de sensación de derrota con el nuevo régimen, que da sus
primeros y vacilantes pasos. Es, pues, el momento del derrumbamiento de unos valores y
unas estructuras hasta entonces consideradas inamovibles. Y, para una importante fracción
de la población, la desaparición del sistema imperial, que era símbolo de la etapa más brillante de la
historia reciente del país, viene traído de la mano de unos arribistas.
Fomentan desde el principio la falsa idea de una traición al pueblo alemán por parte de los políticos
profesionales, a los que acusan de constituir centros de influencia de ideologías e intereses
extranjeros, contrarios lógicamente a los de la nación. Esta actitud aparecerá, bajo todas las
formas posibles y en todo momento, a lo largo umñde la dificultosa experiencia política que supuso
la vida de la Primera República alemana.
Mientras, el resentimiento hacia los que ahora representan un nuevo orden nacido de la derrota y el
caos económico, va arraigando fuertemente en amplias capas de la población. La idea de la
«puñalada por la espalda», tan fomentada en todo momento por los sectores interesados en el
debilitamiento del regimen democrático, cobrará volumen hasta convertirse en el verdadero
espectro político de los republicanos y de sus soportes sociales.
Para finales de 1919, la Asamblea Nacional (Parlamento), que se reunía en Weimar porque Berlín
seguía dividido por la inquietud política, había acordado una nueva constitución. Esta constitución
de Weimar (en ocasiones llamada la constitución democrática más perfecta de la época moderna,
cuando menos en el papel) dio su nombre a la República de Weimar, vigente hasta 1933, cuando
fue destruida por Hitler. Pasó por tres fases:
1 .De 1919 a finales de 1923. Periodo de inestabilidad y crisis durante ef cual la república luchó
para sobrevivir.
2. De finales de 1923 a finales de 1929. Periodo de estabilidad durante el cual Gustav Stresemann
fue el político más importante. Gracias al Plan Dawes de 1924,por el cual los Estados Unidos
concedieron enormes créditos, Alemania pareció recuperarse de su derrota y disfrutaba del auge de
la industna.
3. De octubre de 1929 a enero de 1933. Otra vez inestabilidad. La crisis económica mundial que
empezó con la caída de Wall Street de octubre de 1929, pronto repercutió de manera desastrosa en
Alemania; hubo 6.5 millones de desempleados. El gobierno no pudo afrontar la situación y para
finales de 1932 la República de Weimar parecía a punto del colapso.
Quizá la causa principal del fracaso de la república fueron los problemas económicos que la
asolaron constantemente y que fue incapaz de resolver de manera permanente.
1. En 1919, Alemania estuvo cerca de la bancarrota por los enormes gastos de la guerra, que había
durado mucho más de lo que nadie esperaba.
2. Su ititención de pagar las cuotas de las inderttnizaciottes empeoraba las cosas. En agosto de
1921, después de pagar un vencimiento de 50 millones de libras esterlinas. Alemania pidió
autorización para suspender los pagos
hasta lograr la recuperación económica, pero Francia se negó, y en 1922 los alemanes declararon
que no podían hacer el pago anual completo.
3. En enero de 1923, tropas francesas ocuparon el RnJir (importante área industrial alemana) para
tratar de apoderarse de la producción de fábricas y minas. El gobierno alemán ordenó que los
trabajadores opusieran resistencia pasiva y la industria de la zona se paralizó. Los franceses no
lograron su objetivo, pero el efecto en la economía alemana fue catastrófico: inflación galopante y
colapso del marco. La tasa de cambio al final de la guerra era de 20 marcos por dólar, pero aun
antes de la ocupación del Ruhr, los problemas con las indemnizaciones lo habían hecho perder
valor.
Para noviembre de 1923, el valor del marco se desplomaba tan rápidamente que cuando al
trabajador se le pagaba en efectivo, tenía que gastar los billetes de inmediato; si esperaba al día
siguiente, ya no tenían valor. La situación financiera se estabilizó finalmente cuando en 1924 el
canciller Gustav Strese- mann introdujo una nueva moneda conocida como Ren- tenmark.
Este desastre financiero tuvo profundos efectos en la sociedad alemana y las clases trabajadoras
resultaron muy golpeadas; los salarios no podían seguirle el paso a la inflación y los fondos de los
sindicatos se agotaron. pero las clases medias y los pequeños capitalistas fueron los más afectados,
pues perdieron sus ahorros, de modo que muchos empezaron a pensar en los nazis para mejorar la
situación.
Adolf Hitler
En la Alemania de la primera posguerra se daban todas las condiciones precisas para elsurgimiento
de un salvador del pueblo, de un hombre providencial que situase nuevamenteal país al nivel que
hasta entonces había tenido. Adolf Hitler, un agitador más entre tantos otros, llegó a personificar los
extendidos anhelos de resurgimiento a base de fórmulas practices que no hacían más que recoger e
interpreter unas creencias y valores que se hallaban ya presentes en lo más profundo de la sociedad
alemana. Reunía, además, en su propia persona los rasgos precisos para convertirse en un verdadero
arquetipo del hombre alemán del período.
Católico por bautismo, Adolf Hitler (1889-1945) nació el 20 de abril de 1889, en la ciudad
fronteriza de Braunau am Inn, situada aproximadamente 105 km al este de Munich y casi a 48km al
norte de Salzburgo en Alta Austria.
Su padre, Alois Hitler (1837-1903), fue un funcionario de aduana de nivel medio. Hijo natural de
Maria Anna Schickelgruber, nació en 1837, Alois Schickelgruber cambió su nombre en 1876 por
Hitler, el nombre de pila del hombre que se casó con su madre cinco años después de su nacimiento.
La ilegitimidad de Alois Hitler daría lugar ya en la década de 1920 -y aún presente en la cultura
popular actual- a la especulación de que el abuelo de Hitler era judío. Lo cierto es que nunca se
encontró evidencia creíble que avalara la noción de la ascendencia judía de Hitler. Los dos
candidatos que es más probable que hayan sido el abuelo de Hitler fueron el hombre que se casó
con su abuela y el hermano de ese hombre.
En 1898, la familia Hitler se mudó a Linz, la capital de Alta Austria. Hitler, que quería hacer carrera
en las artes visuales, tuvo una amarga pelea con su padre, que quería que ingresara a la
administración pública de Habsburgo. Tras la muerte de su padre, Hitler finalmente convenció a su
madre, Klara Hitler (Pölzl, de soltera, quien era prima de Alois) de que le dejara perseguir su sueño
de convertirse en un artista. Mientras ella se moría de cáncer de mama en el otoño de 1907, Hitler
realizó el examen de ingreso a la Academia de Artes de Viena, pero no fue aceptado. A comienzos
de 1908, unas semanas después de la muerte de Klara en diciembre de 1907, Hitler se mudó a
Viena, al parecer con la esperanza de volver a intentar ingresar a la Academia de Artes.
Hitler vivió en Viena entre febrero de 1908 y mayo de 1913. Había crecido en una familia de clase
media, con relativamente pocos contactos con gente judía, en una región del estado de Habsburgo
en la que muchos nacionalistas alemanes se habían decepcionado por el hecho de que el Imperio
Alemán, fundado en 1871, no había incluido a las regiones de habla alemana de la Monarquía de los
Habsburgo. Sin embargo, el legado de los años en Viena no es tan claro como Hitler lo describe en
su autobiografía política. El empobrecimiento y la vida en albergues para personas desamparadas
comenzó solo un año después de su llegada, después de haber despilfarrado una generosa herencia
dejada por sus padres, y de haber rechazado todos los argumentos de sus familiares vivos y amigos
de la familia para que hiciera carrera en la administración pública.
A fines de 1909, Hitler conoció la verdadera pobreza cuando sus fuentes de ingresos se agotaron.
Ese invierno, sin embargo, ayudado brevemente por un último obsequio de su tía, comenzó a pintar
con acuarelas escenas de Viena para un socio comercial y consiguió dinero suficiente para subsistir
hasta que partió rumbo a Múnich en 1913. Es posible que Hitler haya vivido y compartido el
antisemitismo general que era común entre los nacionalistas alemanes de clase media. No obstante,
él tenía relaciones personales y comerciales con judíos en Viena y, por momentos, dependió en
parte de los judíos para su subsistencia. Esta pudo haber sido una excusa para disimular sus
sentimientos reales hacia los judíos. No es sino después de la Primera Guerra Mundial que se puede
demostrar que Hitler había adoptado una ideología “antisemita”.
En Viena, Hitler fue verdaderamente influenciado por dos movimientos políticos. El primero fue el
nacionalismo racista alemán propagado por el político pangermano de Alta Austria, Georg von
Schönerer. La segunda influencia clave fue la de Karl Lüger, alcalde de Viena desde 1897 hasta su
muerte en 1910. Lüger, que todavía estaba en el poder cuando Hitler llegó a Viena, promovía un
antisemitismo que era más práctico y organizacional que ideológico. No obstante, reforzó los
estereotipos antisemitas e hizo ver a los judíos como enemigos de las clases media y baja alemanas.
Por último, a diferencia de Schönerer, que siempre se había sentido más cómodo con el
nacionalismo elitista de las fraternidades estudiantiles, Lüger se sentía más a gusto con las
multitudes de las grandes ciudades y sabía cómo canalizar su protesta en su provecho político
Desatendió los reiterados llamamientos para cumplir el servicio militar, y a los veinticuatro años
(edad en la que cesaba la obligación de ingresar a filas), cruzó la frontera alemana, instalándose en
Múnich. Ese mismo año (1913) las autoridades austriacas averiguaron su paradero y lo obligaron a
comparecer primero en su consulado en Múnich y luego ante la comisión de reclutamiento de
Salzburgo. Allí, dado su débil estado físico, fue declarado no apto e inútil para la milicia.
La paulatina gestación de su ideario había llevado al joven Hitler a sentir un profundo desprecio por
el ejército de su Austria natal, al que juzgaba débil e irrelevante en la Europa de aquel tiempo;
admiraba, en cambio, el vigor y pujanza de las guarniciones alemanas. Por ello no debe sorprender
que, tras haber eludido durante tres años el servicio militar austriaco, se enrolase voluntariamente en
el ejército alemán el 16 de agosto de 1914, al poco de iniciarse la Primera Guerra Mundial.
Herido y gaseado en el frente, fue condecorado con las cruces de hierro al mérito militar de segunda
y de primera clase, honor este último muy raramente concedido en un rango como el de sargento,
que Hitler había alcanzado. Según testimonios, fue un soldado valiente y se ganó pronto la simpatía
de sus superiores gracias a su marcado antisemitismo. Acabada la guerra con la humillante derrota
de Alemania, Hitler vio desvanecerse la soñada grandeza de su patria adoptiva y la camaradería y
demás alicientes de su vida aventurera de soldado. Todavía permanecería dos años en los cuarteles:
fue nombrado oficial de propaganda del Reichswehr, el ejército regular, y se dedicó a predicar el
ideal nacionalista y la lucha contra los bolcheviques entre los soldados, impartiendo numerosas
conferencias.
El 12 de septiembre de 1919 fue comisionado para asistir a una asamblea del incipiente Partido
Obrero Alemán (DAP) con el objeto de recabar información sobre dicha asociación. Hitler
intercambió impresiones con el presidente del DAP, Anton Drexler, y todo habría terminado allí,
quizá, si no hubiese recibido poco después una tarjeta postal en que la dirección del partido (el cual
no contaba entonces con más de cincuenta afiliados) le comunicaba su ingreso en el mismo. Notable
era sin duda su afinidad con aquella pequeña formación ultraderechista, que incluía entre sus
orientaciones ideológicas el ideal expansionista pangermánico, el racismo antisemita y el rechazo
frontal a las imposiciones del Tratado de Versalles.
En marzo del año siguiente abandonó la milicia para dedicarse por entero a su actividad política.
Fue entonces cuando el partido añadió «nacionalsocialista» a su denominación (convirtiéndose en el
Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, de cuya
abreviatura surgiría la palabra «nazi») y Hitler se convirtió en su jefe de propaganda. Como tal
consiguió reclutar a personajes destacados de la sociedad muniquesa, esencialmente nacionalistas, y
también a trabajadores, contribuyendo al por entonces modesto crecimiento del grupo. En 1921,
Hitler se hizo con la presidencia del NSDAP, tras eliminar a Drexler; pronto instauró en el partido
algunos de sus rasgos más visibles: el culto a la personalidad del «Führer» («líder» o «caudillo», es
decir, el propio Hitler), la cruz gamada y el saludo con el brazo en alto.
¿QUÉ ERA EL NACIONALSOCIALISMO?
Lo que no significaba era nacionalización y redistribución de la riqueza. El término "socialismo” se
incluyó sólo para conseguir el apoyo de los trabajadores alemanes, pero se debe aceptar que Hitler
prometió un mejor trato para ellos. De hecho, se parecía mucho al fascismo de Mussolini. Los ex
combatientes de la Primera Guerra Mundial fueron los principales promotores del nuevo
movimiento ultranacionalista que se formó en la región de Baviera, integrado por un ejército de
voluntarios dispuestos a defender el espacio vital de Alemania y purificar la sangre de su pueblo
para vengar luego las humillaciones impuestas en Versalles. Adolf Hitler era uno de aquellos
soldados.
Los principios generales del movimiento se resumen a continuación.
1. Era más que un partido político entre muchos. Era un estilo de vida dedicado al renacimiento de
la nación. Todas las clases sociales se debían unir en una “comunidad nacional”
(Volksgemeinschaft) para volver a hacer de Alemania una gran nación y recuperar el orgullo
nacional. Como los nazis tenían la única forma conecta de hacerlo, todos los demás partidos, en
especial los comunistas, debían ser eliminados.
2. Se ponía mucho énfasis en la despiadada eficiencia de la organización de todos los aspectos de la
vida de las masas, dirigida por el gobierno central, para alcanzar la grandeza, con violencia y temor,
si fuera necesario. El Estado era supremo; los intereses individuales quedaban supeditados a los
intereses del Estado, es decir, era un Estado totalitario en el cual la propaganda era clave.
3. Como era probable que la grandeza sólo pudiera lograrse mediante la guerra, todo el Estado debía
organizarse sobre una base militar.
4. La teoría de la raza era vitalmente importante, la humanidad podía dividirse en dos grupos, arios
y no arios. Los arios eran los alemanes, idealmente altos, rubios, de ojos azules y bien parecidos;
eran la raza maestra, destinada a regir el mundo. Todas las demás, la eslava, los pueblos de color y
particularmente los judíos, eran inferiores. Debían ser excluidos de la "comunidad nacional”, junto
con los otros grupos considerados como indignos de pertenecer, incluidos gitanos y homosexuales.
La raza eslava estaba destinada a ser la raza esclava de los alemanes.
Sturmabteilung
o «SA» o tropas de as alto, funcionaron como una organización tipo milicia del NSDAP, el partido
nacionalsocialista alemán. A los miembros de las SA se les conocía como «camisas pardas», por el
color de su camisa y uniforme Las SA fueron el primer grupo militarizado nazi que creó títulos y
rangos jerárquicos propios para sus miembros; posteriormente, los rangos de las SA fueron
adoptados también por otros grupos del NSDAP. Las SA jugaron un importante papel en el ascenso
al poder de Adolf Hitler en los primeros años de la década de 1930, hasta que fueron desarticuladas
en 1934 e integradas en las SS en cierto modo, aunque las SA siguieron existiendo después de la
Noche de los cuchillos largos, pero con una importancia mucho menor que la que tuvieron en
principio. En el momento de su desarticulación contaban con aproximadamente 4 millones y medio
de hombres en sus filas.
Ernst Rohm fue uno de los lideres mas sobresalientes de las SA, fue muy allegado a Hitler que al
igual que este, Rohm batallo en la primera Guerra mundial, fue gracias a el y a un grupo de ex-
soldados que se forman las SA, que tenian como fin implantar la fuerza y cohesion en contra de los
comunistas, judios y contrarios al partido nacional socialista.
Las Schutzstaffel
más conocidas como las SS, fue una organización militar, policial, política, penitenciaria y de
seguridad de la Alemania nazi.
Las SS se establecieron en 1925 como guardia personal del líder nazi Adolf Hitler. Bajo el mandato
de Heinrich Himmler entre 1929 y 1945, las SS pasaron de ser una pequeña formación paramilitar a
convertirse en una de las más grandes y poderosas organizaciones dentro del Tercer Reich.
El grupo fue inicialmente formado en el año 1923 como una compañía perteneciente a las
Sturmabteilung (SA) con la función de proteger a los miembros más veteranos del NSDAP en las
reuniones, discursos u otros eventos públicos, y fue llamado en origen Stabswache (guardia
personal). Dirigido por Emil Maurice, un violento Freikorps por aquel entonces, el grupo original
estaba compuesto por tan sólo ocho hombres.
Mein Kampf:
Los postulados básicos del mito racista expresados en Mein Kampf pueden resumirse
En cuatro puntos:
1. Toda forma de progreso social surge de una lucha por la supervivencia en La que los más aptos
son seleccionados y los más débiles son exterminados o Sometidos; esa lucha se libra en el seno de
una raza y da origen a una élite Natural de la cual surge el líder, quien, por medio de la propaganda,
organiza al resto del pueblo y lo lleva a conquistar la victoria. Pero la lucha se da también entre las
distintas razas y culturas, de manera que la superioridad de la raza aria debe demostrarse por medio
de la fuerza militar.
2. La raza superior se puede degenerar al mezclarse con razas inferiores ya que tales mezclas
producen la decadencia cultural; sin embargo, una raza puede purificarse cuando desaparezcan los
productos híbridos.
3. Las razas pueden dividirse en tres tipos: la raza aria, creadora de cultura; algunas razas que son
portadoras de cultura y pueden servir de auxiliares a la raza superior; y la raza judía, destructora de
la cultura.
4. La raza aria está destinada a salvar a la humanidad mediante el honor y el cumplimiento del
deber, cualidades que son los atributos fundamentales del ario, y más importantes aún que la
inteligencia.
LA IRRESISTIBLE ASCENSIÓN DE ADOLF HITLER
Hubo en Alemania un tiempo en que muy pocos conocían a Adolf Hitler y en el que casi nadie
votaba al pequeño partido nacionalsocialista. Bastaron diez años para que la radio, los carteles y
la agitación callejera convirtieran al pequeño ultraderechista en amo y señor de Alemania. Su
fulminante ascensión intriga desde entonces a historiadores, sociólogos y psicólogos. Porque
Hitler conquistó el poder en 1933 sin necesitar un golpe de Estado: fueron los propios alemanes
quienes le auparon con sus votos. Luego no tuvieron la posibilidad de retirarle su confianza, y
queda, por tanto, la duda de hasta qué punto la nación alemana se identificó con el programa y los
modales nazis.
Al comenzar la década de 1930, los problemas de Alemania se agravaron a causa de la crisis
económica originada en Estados Unidos, que la afectó más rápidamente y en forma mucho más
grave que a otras naciones europeas. La producción industrial alemana disminuyó notablemente y
sólo sobrevivieron los grandes consorcios, los cuales absorbieron algunas de las pequeñas empresas
en quiebra. En consecuencia, se produjo un gran aumento de la desocupación en el sector industrial
que perjudicó también a los sectores comercial y agrícola. El gobierno, conformado por tres
facciones ideológicas distintas, fue incapaz de resolver la grave crisis económica y esto hizo que
aumentara el descontento, que fue aprovechado por el Partido Nazi para atraerse la simpatía de los
obreros al prometerles un “verdadero socialismo” que acabaría con el desempleo y proporcionaría
el bienestar a los trabajadores. Fue entonces cuando el Partido Nazi empezó a ser considerado como
una opción posible para solucionar los problemas económicos y sociales de Alemania. Apoyado en
la ignorancia de las masas y en el odio que las clases capitalistas sentían por el socialismo, el
Partido Nazi fue consiguiendo el apoyo de éstas al igual que el de la clase media. Su objetivo era
reprimir el movimiento obrero y luchar en contra del gobierno republicano, que había provocado el
descontento de esos grupos sociales al no haber sido capaz de acabar con el desorden desatado en el
país. Las calles alemanas se convirtieron en sangrientos campos de batalla entre los comunistas y
las camisas pardas, quienes resultaron beneficiados ante la opinión pública como los únicos capaces
de enfrentarse con éxito al terror rojo.
B) LA APROXIMACIÓN A ITALIA.
En 1936 se da un cambio en las relaciones entre Italia y Alemania; Hitler, que admiraba a
Mussolini y deseaba establecer una alianza con su gobierno, apoyó la invasión italiana a Etiopía y
rompió el boicot internacional contra Italia. La guerra civil que estalló en España ese año permitió
un mayor acercamiento entre los dos líderes, que juntos decidieron apoyar al general Francisco
Franco contra las fuerzas democráticas de la República Española. Con la alianza entre Hitler y
Mussolini, nacía el Eje Berlín-Roma, que se concretó con el Pacto de Acero, firmado por Italia y
Alemania en mayo de 1939, en el cual se comprometían a ayudarse mutuamente en caso de guerra
y a colaborar para conseguir el espacio vital que buscaban ambas naciones. Con este pacto se
rompía el Frente Común de Stresa.
B) LOS SUDETES
Tras el éxito obtenido en Austria, era de esperarse que el expansionismo nazi se fijara como
objetivo inmediato la anexión de los Sudetes, territorio de Checoslovaquia donde vivían
aproximadamente tres millones de alemanes. El gobierno británico, siguiendo con su actitud
conciliadora y de "apaciguamiento" hacia Hitler, propuso realizar una conferencia de todos los
Estados europeos, Alemania incluida, a fin de que se resolviera de forma pacífica el asunto de
Checoslovaquia.
Se trataba de evitar una nueva guerra, puesto que la opinión pública tanto en Inglaterra como en
Francia era favorable a mantener la paz a toda costa, aunque fuera necesario convencer a los
checoslovacos para que cedieran a Alemania el territorio de los Sudetes. Además, la política de
Arthur Neville Chamberlain, primer ministro inglés, se basaba en la creencia de que al dar
satisfacción a las demandas de Hitler respecto de unir los territorios habitados por alemanes, se
evitaría que extendiera sus ambiciones expansionistas al resto de Europa.
C) EL RESTO DE CHECOSLOVAQUIA.
En marzo de 1939, las tropas de Hitler
entraron
en Bohemia-Moravia, región de
Checoslovaquia
habitada por personas de origen checo, y
aprovecharon un movimiento
independentista
de los eslovacos para ocupar todo el
territorio.
Tras haber prometido que sólo reclamaba
la
parte alemana del país, Hitler rompía su
palabra
y Checoslovaquia desaparecía
completamente
del mapa. En abril de ese año, Mussolini se
apoderaba de Albania.
Las potencias occidentales
¿Hasta cuándo
empezaron a durará esta luna de miel?
Caricatura alusiva a la firma del pacto de darse cuenta de que la palabra de
no agresión entre Hitler y Stalin.
Hitler
carecía de valor y que sus
propósitos no
se limitaban a reunir a los
alemanes, sino que ambicionaba anexarse toda Europa oriental, situación que hacía temer la
integridad de Polonia, Rumania y los Países Bálticos. El gobierno británico trató de formar una
alianza antialemana con la URSS, para garantizar la defensa de esos países, pero Polonia y los
Países Bálticos no estaban dispuestos a permitir ejércitos soviéticos dentro de sus fronteras, ni
siquiera para defenderlas contra los alemanes.
Pacto de Acero
Antecedentes:
Las relaciones entre Alemania e Italia habían sido tensas desde la mitad de la Primera Guerra
Mundial tras romper la Triple Alianza y unirse a la Entente.
Tampoco cambiaron las relaciones con el establecimiento de la Italia Fascista y Alemania Nazi.
En 1934 hubo una casi guerra entre el Füher y el Duce debido al asesinato del Canciller Engelbert
Dollfuss, amigo de Mussolini que mantenía alianzas en Austria Como represalia el Duce envío al
Ejército Italiano al Paso del Brennero en la frontera con Austria, por lo que Hitler derrotado
políticamente hubo de retirarse y aceptar las condiciones ítalo-austríacas.
A pesar de las discrepancias existentes entre Alemania e Italia, Hitler siempre había admirado a
la cuna del Imperio Romano insinuando incluso en su libro una posible amistad y alianza futura
entre germanos e italianos. La ocasión propicia para modificar la situación de enemistad con
Italia llego con la invasión a Austria en Marzo de 1938. En ese momento Italia estaba siendo
acosada por Reino Unido
Relaciones germano alemanas
Ribbentrop fue quien comenzó con las relaciones germano soviéticas. En compañía de Hitler viajo
a Roma en 1938 para exponerle sus propuestas al Duce. La idea presentada consistía en una
coalición de carácter defensivo contra Gran Bretaña y Francia a cambio de reconocer al Alto
Adagio como territorio italiano y Austria como provincia del Tercer Reich. Mussolini dijo que lo
pensaría pero no aceptaría de momento.
Galeazzo Ciano contrario a esta propuesta denuncio públicamente en el Palacio Chigi que el
Tercer Reich iba a invadir territorios sin consultar a nadie, sus quejas se vieron confirmadas con
la invasión a Sudetes en 1938. Un mes después se hospedó en Roma desde el 22 al 29 de Octubre
para ofrecer una alianza, fracasando en el debido a que Ciano convenció a Mussolini de que
firmar tal acuerdo era muy arriesgado.
Inesperadamente la situación cambio debido al error cometido por Francia. Preocupado por las
amenzas francesas y también por el deseo de arrebatar a los galos Niza, Saboya y la colonia de
Djibuti en África; Mussolini empezó a ver con buenos ojos las propuestas alemanas. Por eso
mismo Ciano a través del embajador italiano en Berlín, Bernardo Attolico, entregó una carta a
Von Ribbentrop que decía que Italia estaba dispuesta a pactar una alianza contra los anglo-
franceses, siempre que se respetase el Alto Adiggio. Además Italia estaba dispuesta a financiar la
evacuación de todos los alemanes en los territorios irredentos italianos que quisieran marcharse a
Alemania. Hitler se excitó al saber de la noticia, el Alto Adiggio era una región tan pequeña que
podía prescindir de ella en el espacio vital germánico, el “Lebensraum”.
Pero de nuevo las cosas se pusieron tensas cuando Alemania ocupó Chequia el 15 de Marzo de
1939 sin consultar a Italia. Ciano estuvo a punto de convencer a Mussolini para que rompiese
relaciones con Alemania. Por suerte para ambos países Hitler hizo una declaración oficial de que
Alemania nunca se opondría al expansionismo italiano en el Mar Mediterráneo y Croacia,
territorios que ansiaba anexionar el Duce. Aquel anuncio hizo seguir a Mussolini adelante con el
pacto.
Para el 4 de Mayo de 1939 se ultimaron los últimos detalles para la coalición germano-italiana
entre Ribbentrop y Ciano. El objetivo de los italianos, los cuales promovieron la reunión, fue la de
averiguar las verdaderas intenciones de los alemanes con Polonia y sobretodo informarles de que
hubiera un compromiso por parte germana de que no se inmiscuiría el Reich en ninguna guerra
antes de un período de tres años, ya que Italia militarmente no estaría preparada hasta dicha
fecha.
Hasta el 7 de Mayo se prolongaron las entrevistas bilaterales entre los dos países. De estas
reuniones salieron dos malentendidos que más tarde serían claves para entender la Historia. En
primer lugar los italianos creyeron que con el pacto apaciguarían a los alemanes y por fin dejarían
de reclamar territorios a la fuerza. En segundo lugar los alemanes creyeron que los italianos
pronto entrarían en guerra con Francia y eso les aliviaría un frente, algo totalmente fuera de la
realidad porque poco a poco las relaciones ítalo-francesas se iban fortaleciendo. Un último error,
en este caso de los italianos, fue pensar que Alemania tendría la obligación de consultarles a la
hora de emprender cualquier acción militar, cosa que desde luego no iban a hacer.
Finalmente el 22 de mayo de 1939 Alemania e Italia sellaron su alianza con la firma del Pacto de
Acero. La ceremonia tuvo lugar en Berlín, siendo los firmantes los Ministros de Asuntos Exteriores
Joachim Von Ribbentrop y Galeazzo Ciano, Adolf Hitler únicamente acudió como mero
observador.
Artículos:
1. Estipula que Alemania e Italia estarán en comunicación la una con la otra, en regla al
“entendimiento de todos los intereses comunes o de la situación general europea”.
2. Obligación de Italia y Alemania a seguir una política exterior similar: por ejemplo, los dos
países acuerdan en los eventos internacionales que sucedan a entrar en mutua conversación.
3. Promesa de soporte militar completo de los signatarios de ir a la guerra con otro país.
4. Sostenimiento de las intenciones del Artículo 3, en concordancia con el establecimiento de una
gran cooperación en la esfera militar y en la esfera de economía de guerra. Este artículo también
sostiene una gran comunicación entre Italia y Alemania en orden con los logros económicos y de
cooperación militar.
5. Obligación de Italia y Alemania de acordar todos los futuros armisticios, fomentando el soporte
del apoyo militar y la planificación entre los dos países.
6. Instamiento a la importancia de mantener relaciones con países que sean amigos tanto de Italia
como de Alemania.
7. El Pacto de Amistad y Alianza entre Alemania e Italia tiene validez: esto estipula que el Pacto
entra en vigor desde su firma y que deberá cumplirse hasta el final en 1949.
Hubo también dos cláusulas secretas. La primera consistía en una cooperación militar y
económica. La segunda se basaba en un acuerdo de mutua campaña propagandística respecto a
las poblaciones de ambos países para justificar la alianza entre las dos potencias europeas.
Pacto de no agresión germano-soviético.
El Tratado de no Agresión entre Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,
conocido coloquialmente como Pacto Ribbentrop-Mólotov, fue firmado entre la Alemania nazi y la
Unión Soviética por los ministros de Asuntos Exteriores de estos países, Joachim von Ribbentrop y
Viacheslav Mólotov respectivamente. El pacto se firmó en Moscú el 23 de agosto de 1939, nueve
días antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial.1 Los efectos del tratado fueron disminuyendo
con la creciente hostilidad entre ambas naciones hasta 1941 cuando el régimen nazi decidió
invadir la Unión Soviética.
I. Los documentos
Pacto de no agresión del 23 de agosto de 1939
Guiados por el deseo de consolidar la paz Alemania y la URSS, fundándose en las prescripciones
fundamentales del tratado de neutralidad de 1926 han acordado lo que sigue:
Artículo primero. Las dos partes se comprometen a abstenerse de todo acto de violencia entre sí
tanto aisladamente como en alianza contra otras potencias.
Artículo 2.En caso de que una de las dos partes fuera atacada por una tercera potencia la otra
parte, no ayudara, bajo ninguna circunstancia, a esa tercera potencia.
Artículo 3. Los gobiernos de las dos partes permanecerán constantemente en contacto, por
consultas, para informarse recíprocamente de las cuestiones que afecten a sus intereses comunes.
Artículo 4. Ninguna de las dos partes contratantes participará en un agrupamiento de potencias
dirigido, directa o indirectamente, contra la otra parte.
Artículo 5.En caso de conflicto entre las dos partes contratantes, se resolverá por medio de vías
amigables o de ser necesario por medio de un arbitraje.
Artículo 6. El presente tratado se prolongara durante un período de diez años, yu en caso de que
uno de los dos contratantes no denuncie la expiración de este tratado un año antes de la expiración
de este plazo, la duración de la validez de este tratado se prolongara automáticamente a cinco
años.ç
Artículo 7. El presente tratado deberá ser ratificado en el más breve plazo posible. Los
instrumentos de ratificación serán intercambiados en Berlín. El tratado entra en vigor desde el
momento de su firma.
Hecho en dos originales, en ruso y en alemán.
Moscú, 23 de agosto de 1939.
Por el gobierno alemán: J. von Ribbentrop.
Con plenos poderes del gobierno de la URSS: V: Molotov.
Protocolo secreto
Los representantes plenipotenciarios han discutido de forma confidencial la cuestión
de las fronteras de sus esferas de influencia en Europa oriental. Estas conversaciones han llevado
a las conclusiones siguientes:
1. En caso de reorganización territorial o política de las zonas que pertenecen a los estados
bálticos –Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania- la frontera norte de Lituania será la
frontera entre las esferas de interés de Alemania y de la URSS. En esta perspectiva, las
partes contratantes reconocen los intereses de Lituania en la región de Vilno.
2. En caso de reorganización territorial y política en las regiones que forman parte del
estado polaco, la frontera entre las esferas de interés de Alemania y de la URSS deberá
pasar aproximadamente a lo largo de los ríos Narev, Vístula y San. La cuestión de saber si
la existencia ulterior de un estado polaco independiente corresponde a los intereses de las
dos partes contratantes, y cuáles serán las fronteras de ese estado, no podrá ser
definitivamente resuelta más que según el curso de la evolución política futura. Pero en
todo caso, los dos gobiernos arreglaran esta cuestión por acuerdo amigable.
Con este objetivo, los dos Gobiernos han convenido lo que sigue:
Artículo primero. El gobierno del Reich y el Gobierno de la URSS fijan como frontera de los
intereses de imperio recíprocas, la línea que se encuentra trazada en el mapa adjunto que debe ser
descrita más en detalle en un protocolo complementario.
Artículo 2.Las dos partes reconocen a la frontera de intereses recíprocos del artículo primero
como definitiva y no aceptaran intervención alguna de terceras potencias en este reglamento.
Artículo 3. Las medidas de restauración política necesarias son tomadas, en los territorios al oeste
de la línea indicada en el artículo primero, por el Gobierno del Reich; en los territorios al este de
esta línea, por el Gobierno de la Unión Soviética.
Artículo 4. Los dos Gobiernos consideran el presente reglamento como un fundamento asegurado
para el desarrollo y el progreso de las relaciones amistosas entre sus pueblos.
Artículo 5. Este Tratado será ratificado, y los instrumentos de ratificación serán intercambiados,
tan pronto como posible. El Tratado entra en vigor en el momento de su firma.
Anexo.
La línea fronteriza comienza en la punta meridional de Lituania; va, de ahí, en dirección general
occidental, del norte de Augustowo a la frontera del Reich y sigue esta última frontera hasta el río
Pisa.
De ahí, sigue el curso del Pisa hasta Ostrolenka; luego, sigue el Bug hasta Keystnopol, gira hacia
el oeste y se dirige al norte de Rawa-Ruska y de Lubaczow hasta San. Sigue luego el San hasta su
fuente.
Protocolo confidencial del 28 de septiembre de 1939.
El Gobierno de la URSS no pondrá obstáculos al deseo eventual de nacionales alemanes, o de
otras personas de origen alemán, residentes en su esfera de influencia, de emigrar hacia Alemania
o hacia la esfera de influencia alemana.
Está de acuerdo en que estos desplazamientos sean organizados por agentes del gobierno del Reich
en colaboración con las autoridades locales competentes, y en que los derechos de propiedad de
los emigrantes sean salvaguardados.
Una obligación correspondiente incumbe al gobierno del Reich en lo que concierne a las personas
de origen ucraniano o bielurruso que residan en su esfera de influencia.
Por el gobierno alemán: J. von Ribbentrop.
Por el gobierno de la URSS: V: Molotov.
Protocolo adicional secreto del 28 de septiembre de 1939.
Los plenipotenciarios firmantes constatan el acuerdo siguiente entre el gobierno alemán y el
gobierno de la URSS.
El protocolo adicional secreto del 23 de agosto de 1939 es modificado en el artículo 1 en la medida
en que el territorio del estado lituano es afectado a la esfera de intereses de la URSS y en que, de
otra parte, la provincia de Lublin y partes de la de Varsovia son afectadas a la esfera de intereses
de Alemania (ver el mapa anexo al tratado de delimitación y de amistad entre la URSS y
Alemania). En cuanto el gobierno de la URSS haya tomado sobre el territorio lituano medidas
especiales con el objetivo de la protección de sus intereses, la frontera germano-lituana será
rectificada con el objetivo de llegar a un trazado simple y natural, volviendo a Alemania el
territorio lituano situado al suroeste de la línea indicada en el mapa.
Se constata de otra parte que los acuerdos económicos en vigor entre Alemania y Lituania no
deben ser afectados por las medidas más arriba indicadas de la Unión Soviética.
Por el gobierno del Reich alemán: von Ribbentrop
Por el gobierno de la URSS: V. Molotov.
Protocolo adicional secreto del 28 de septiembre de 1939.
Los plenipotenciarios firmantes, concluyendo el Tratado germanosoviéitco de delimitación y de
amistad, se han declarado de acuerdo en lo que sigue:
Las dos partes no tolerarán en sus territorios ninguna agitación polaca susceptible de afectar al
territorio de la otra parte. Pondrán fin a una tal agitación en su origen y se informarán
mutuamente sobre las disposiciones tomadas a este efecto.
Por el gobierno del Reich alemán: von Ribbentrop
Por el gobierno de la URSS: V. Molotov.
Declaración del gobierno del Reich y del gobierno de la Unión Soviética del 28 de septiembre de
1939.
El Gobierno del Reich y el Gobierno de la Unión Soviética, habiendo arreglado por el acuerdo
firmado hoy, definitivamente, las cuestiones que derivan de la disolución del estado polaco y
habiendo así creado una base segura para una paz duradera en Europa oriental, expresan en
común la opinión de que correspondería a los verdaderos intereses de todas las naciones poner fin
al estado de guerra que existe entre Alemania, de una parte, Francia e Inglaterra, de otra.
Los dos Gobiernos emprenderán pues esfuerzos comunes, si se da el caso, de acuerdo con otras
potencias amigas para lograr lo más rápidamente posible este objetivo.
Si, sin embargo, los esfuerzos de los dos gobiernos quedaran sin éxito, se constataría entonces el
hecho de que Inglaterra y Francia son responsables de la continuación de la guerra. En el caso de
esta continuación, los gobiernos de Alemania y de la Unión soviética se consultarían
recíprocamente sobre las medidas necesarias.
Von Ribbentrop, Molotov.
Protocolo secreto del 10 de enero de 1941.
El conde von Schulenburg, en nombre del gobierno del Reich alemán, de una parte, V.M.Molotov,
en nombre del gobierno de la URSS de otra, se han puesto de acuerdo en lo que sigue:
1. El gobierno alemán renuncia a sus pretensiones sobre la parte del territorio de Lituania
mencionada en el protocolo adicional secreto del 28 de septiembre de 1939 e indicado en
el mapa adjunto a ese protocolo.
El pago de este montante de 31,5 millones de marcos será asegurado por el gobierno de la URSS
de la forma siguiente: un octavo, es decir 3 millones 937.500 marcos, será pagado por entrega de
metales no ferrosos durante los tres meses siguientes a la firma del presente protocolo; los siete
octavos restantes, es decir 27 millones 562.500 marcos, serán pagados en oro y vendrán en
deducción de los pagos en oro debidos por Alemania a fecha del 11 de febrero de 1941 conforme al
intercambio de cartas entre M. Schnurre, presidente de la delegación económica alemana, y A.I.
Mikoian, comisario del pueblo para el comercio exterior de la URSS, en el marco de la firma del
acuerdo del 10 de enero de 1941 “sobre las entregas mutuas a efectuar durante el segundo período
de aplicación del acuerdo económico del 11 de febrero de 1940 entre Alemania y la URSS”
Austria tras su derrota en la I Guerra Mundial quedó reducida a un territorio pequeño de lengua y
cultura alemana. Hitler ya había intentado la anexión de Austria (Anschluss), pero ahora la
situación era distinta, le favorec ía. No estaba dispuesto a perder esta oportunidad.
En febrero de 1938 Hitler presionó al canciller aus tríaco, Schuschnigg, para que nombrara al
dirigente del partido nazi austríaco, Seyss-Inquart, como ministro del Interior. En marzo el
canciller quiso convocar un referéndumpara ratificar o no la unión de Austria con Alemania, con
la intención de mantener la independencia de Austria. Hitler, ante esa convocatoria, lanzó un
ultimátum(11 de marzo). Se anuló, entonces, la convocatoria, dimitió el canciller y se formó un
gobierno presidido por Seyss-Inquart. A continuación, tropas alemanas entran en Austria y ocupan
Viena. Una vez controlada Austria, los nazis organizaron un referéndumcuyo resultado fue de una
inmensa mayoría (99,75 %) a favor de la unión con e l Reich alemán (abril de 1938).
Este golpe de fuerza fue aceptado sin reacción, se contentaron con protestar, tanto por Gran
Bretaña como por Francia.
Los Sudetes es una zona del noroeste de Checoslovaquia donde vivían tres millones de alemanes
que eran bien tratados por los checos. Estos alemanes pedirán la autodeterminación. Para apoyar
a esta minoría alema na Hitler desplazó 750.000 soldados a la frontera con
Checoslovaquia y reforzó la frontera con Francia por si había alguna reacción de ésta ya que era
aliada de Checoslovaquia. El riesgo de guerra era inminente, ante esta circunstancia y a instancias
del primer ministro
británico Chamberlain se reunieron el 29 de septiembre de 1938 en la Conferencia de Munich el
inglés Chamberlain, el francés Daladier, Hitler y Mussolini. En esta conferencia se aceptó la
anexión de los Sudetes por Hitler a cambio de que diera garantías a Francia y Gran Bretaña de
que con eso acababan sus ambiciones. Chamberlain pensaba que se había evitado la Alemania y
los territorios que se irá incorporando Hitler antes de la II Guerra Mundial.
guerra. Hitler firmó unos compromisos que sabía que incumpliría: tras los Sudetes vendrían otros
territorios. En definitiva, en esta Conferencia se manifestó la impotencia y debilidad de las
democracias que cedieron ante Hitler y sacrificaron a Checoslovaquia, que por entonces era el
único país de la Europa Oriental que mantenía la democracia como sistema de gobierno.
Seis días después de la ocupación de Checoslovaquia Hitler se anexiona Memel (en Lituania) (23
de marzo), una ciudad declarada libre en el tratado de Versalles.
En abril de 1939 Mussolini invadía Albania. Ese mismo mes, Francia y Gran Bretaña estaban
dispuestas a intervenir ante una próxima anexión. Mientras, Hitler y Mussolini firmaban una
coalición militar: el Pacto de Acero (mayo de 1939), por el que Alemania e Italia se aliaban
militarmente.
Todos sabían que el siguiente paso sería Polonia. Así, tras la desintegración de
Checoslovaquia, Hitler planeó invadir Polonia. Comenzó por exigir la anexión de
Danzig, ciudad internacionalizada pero poblada por alemanes, y una vía extraterritorial a través
del “corredor” para unir Alemania con Prusia Oriental. La postura de la URSS en esta situación
era muy importante. Gran Bretaña y Francia, ante la nueva amenaza, garantizaban las fronteras a
Polonia e iniciaron negociaciones con la URSS en marzo de 1939, pues una alianza con los
soviéticos podía detener a Hitler. Pero había una desconfianza mutua y los polacos se resistían a
que tropas rusas pudieran entrar en territorio polaco en caso de agresión alemana. Stalin,
mientras tanto, venía entablando negociaciones secretas con los alemanes. El 23 de agosto se
firmaba un Pacto germano-soviético de no agresión y los ministros de Exteriores ruso y alemán
Molotov( y Ribbentrop) incluyeron una cláusula secreta para repartirse Polonia y los países
bálticos.
En la madrugada del 1 de septiembre de 1939 las tropas alemanas invaden Polonia: hoy sabemos
que desde el 3 de abril había dado la orden de invadir Polonia el 1 de septiembre; respaldado por
el acuerdo germano-soviético, Hitler mantuvo la fecha y empezó el ataque. Dos días más tarde, el
día 3, Francia y Gran Bretaña le declaran la guerra: Ha estallado la II Guerra Mundial.
Pacto tripartito
Pacto Tripartito también conocido como el Pacto del Eje, fue un pacto firmado en Berlín el 27 de
septiembre de 1940 por Saburō Kurusu, Adolf Hitler y Galeazzo Ciano, representando al Imperio
de Japón, Alemania Nazi y el Reino de Italia, respectivamente. Este pacto constituía una alianza
militar entre estas naciones, y oficialmente se conformaban las Fuerzas del Eje, opuestas a las
Fuerzas Aliadas en la Segunda Guerra Mundial. En los siguientes meses, los reinos de Reino de
Hungría, Reino de Bulgaria, Reino de Rumania y Reino de Yugoslavia se adherirían al pacto, los
tres primeros para recibir territorio en los Balcanes, y el último para evitar ser invadido. El Estado
Eslovaco también se adhirió al Pacto tras la desmembración de Checoslovaquia.
Antecedentes
Para la fecha de firma del pacto, el Reino de Italia y la Alemania Nazi ya habían iniciado
campañas militares contra los Aliados. El Imperio de Japón solamente había ocupado
pacíficamente a la Indochina francesa, luego de presionar a las autoridades francesas coloniales
que no podían contar con ayuda alguna de la metrópoli. Hasta entonces, la potencia colonial de
Asia, el Reino Unido, había destinado unidades militares en pequeño número para la protección de
sus colonias, en parte porque la mayoría de sus tropas ya estaban muy ocupadas luchando contra
Alemania. Solamente los Estados Unidos habían estado preparándose para hacer frente a la
amenaza militar nipona, pero no estaban preparados para afrontar una guerra en dos frentes, es
decir, contra Alemania y Japón de modo simultáneo. Este Pacto reconocía las esferas de influencia
de los tres miembros originales, promovía la cooperación entre sus miembros para establecer un
nuevo orden mundial y para fomentar la prosperidad y bienestar de sus pueblos. El Pacto tripartito
también ordenaba a sus miembros apoyar, por todos los medios posibles, a un miembro que fuera
atacado por una potencia externa, exceptuando a las que ya estaban en guerra, en este caso
Francia y el Reino Unido. Con esta última condición, Japón no estaba obligado a atacar a las
colonias asiáticas del Reino Unido, aunque finalmente lo hizo en diciembre de 1941. Por una
solicitud específica de Japón, la Unión Soviética no fue incluida en la lista de las potencias
atacantes, por lo que cuando Alemania invadió este país, Japón no tuvo obligación formal de
unirse a la agresión alemana. De esta manera, la principal potencia afectada en la práctica por el
Pacto Tripartito eran los Estados Unidos, ya que si entraba en guerra con Japón, debería
prepararse para luchar en Europa y Asia al mismo tiempo.
Escritos del Pacto
Los gobiernos de Japón, Alemania e Italia consideran como prerrequisito para una paz duradera
que toda nación del mundo reciba el espacio sobre el que tiene derecho. Por lo tanto, estas
naciones han decidido respaldar y cooperar una con otra en sus esfuerzos en Europa y la Gran
Asia Oriental respectivamente. El principal propósito de esto es establecer y mantener un nuevo
orden de las cosas, planeado para promover la prosperidad mutua y el bienestar de los pueblos
involucrados. Además, es el deseo de los tres gobiernos de extender la cooperación a naciones en
otras esferas de influencia que estén inclinadas a dirigir sus esfuerzos a través de vías similares a
las suyas con el propósito de realizar su último objetivo, la paz mundial. Entonces, los gobiernos
de Japón, Alemania e Italia han acordado:
ARTÍCULO 1: Japón reconoce y respeta el liderazgo de Alemania e Italia en el establecimiento de
un nuevo orden en Europa.
ARTÍCULO 2: Alemania e Italia reconocen y respetan el liderazgo de Japón en el establecimiento
de un nuevo orden en la Gran Asia Oriental.
ARTÍCULO 3: Japón, Alemania e Italia están de acuerdo en cooperar en sus esfuerzos en las
líneas discutidas. Ellas se asistirán mutuamente con todos los medios políticos, económicos y
militares si uno de las naciones firmantes es atacado por una potencia que actualmente no esté
involucrada en el conflicto europeo o en el conflicto sino-japonés.
ARTÍCULO 4: Con miras a aplicar el Pacto, comisiones técnicas, designadas por los respectivos
gobiernos de Japón, Alemania e Italia, deben reunirse sin demora.
ARTÍCULO 5: Japón, Alemania e Italia afirman que los acuerdos no afectan en ninguna manera el
estatus político actual entre cada una de las potencias firmantes y la Rusia soviética.
ARTÍCULO 6: El presente pacto será válido inmediatamente después de su firma y permanecerá
así por diez años desde la fecha en que se volvió efectivo. Antes de la expiración de ese término, las
Potencias firmantes podrán, por petición de una de estas, entrar en negociaciones para renovar el
pacto.
Cambios en las alineamientos diplomáticos en Europa
Como hemos visto, la principal política exterior de Hitler después de alcanzar el poder fue destruir
el Acuerdo de Paz de Versalles, que debía llevarse a cabo junto con el rearme. Esto se logró entre
1933 y 1938 y, en el proceso, se estableció el escenario para nuevas reivindicaciones territoriales y
el estallido de la guerra mundial en 1939.
En los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña y Francia fueron los dos
países más poderosos de Europa. Italia, a pesar de estar en el lado ganador en la Primera Guerra
Mundial, era un país mucho menos influyente y Alemania era un paria entre las naciones - un
estado paria.
Alemania había sido reducida al más bajo de los bajos por el Tratado de Versalles. El tratado
había despojado a Alemania de tierras, gran parte de su poderío militar, y se vio obligado a pagar
enormes cantidades en reparaciones financieras a los vencedores de la Primera Guerra Mundial
Los términos del Tratado de Versalles convirtieron a Alemania en un perfecto caldo de cultivo
para Hitler y para los nazis. Hitler y los nazis pudieron jugar con el tratado y explotar el
resentimiento del pueblo alemán. Hitler prometió romper el tratado si él Se convirtió en suerte
alemana para el primer ministro) y que fue un ganador de los votos a los ojos de muchos alemanes.
La explotación de Versalles por parte de los nazis y el resentimiento del pueblo alemán, junto con
la promesa de volver a alegrar a Alemania, fue uno de los factores clave en la eventual llegada de
Hitler al poder en Alemania. Si el Tratado de Versalles no había sido tan duro, no hubiera habido
un Adolf Hitler en la política alemana, el partido nazi habría seguido siendo un oscuro grupo
marginal sin influencia más allá del estado alemán de Baviera, por tanto, no habría habido
Segunda Guerra Mundial.
Cómo Europa pasó de lo que todo el mundo pensaba que sería una paz duradera con Alemania, un
paria entre las naciones. A una Alemania nazi dirigida por Hitler con planes para hacerse cargo
de Europa es un catálogo de oportunidades perdidas para evitar un conflicto importante, errores
de juicio de las principales potencias europeas de la época, y numerosos cambios en las actitudes y
alineaciones entre las naciones de Europa y más allá.
La respuesta de Gran Bretaña y Francia a sus acciones después de 1933 sería Clave para Hitler y
su objetivo de derrocar el Tratado de Versalles; La posición de Alemania en Europa seguía siendo
vulnerable y permanecía bajo las restricciones del Tratado de Versalles. Afortunadamente para
Hitler, la situación internacional después de 1933 funcionó a su favor.
Gran Bretaña
Gran Bretaña fue ocupada no sólo con la crisis económica, sino también por los
acontecimientos en el Lejano Oriente, donde estaba preocupado por la expansión
japonesa. Sus recursos ya estaban sobrecargados, y su prioridad principal era la
seguridad del Imperio Británico. Muchos políticos británicos también consideraron
injusto el Tratado de Versalles y apoyaron una reparación de "agravios legítimos".
Muchos políticos de derecha en Gran Bretaña también temieron al dictador comunista
Stalin y tuvieron simpatía por Hitler, que también vieron como un amortiguador a la
propagación del comunismo desde el Oriente.
Francia
Francia estaba muy preocupada por la posible amenaza alemana pero era demasiado
débil para actuar por sí sola, especialmente después del fracaso de su intervención de
1923 en el Ruhr. También estaba políticamente dividido, después de una serie de
gobiernos débiles, y tenía problemas económicos importantes. A falta de apoyo de Estados
Unidos o Gran Bretaña en la tarea de preservar el asentamiento de Versalles, construyó
una línea defensiva de fortalezas a lo largo de la Línea Maginot entre 1929 y 1938.
También desarrolló alianzas con países en las fronteras orientales de Alemania: Polonia y
" Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.
Estados Unidos
La depresión económica significó que Estados Unidos todavía estaba centrado en las
preocupaciones domésticas y era poco probable que cambiara su postura aislacionista.
Otros factores también contribuyeron a favor de Hitler:
la situación económica internacional fomentaba la insularidad nacional en lugar
de la seguridad colectiva.
Los recuerdos de la Primera Guerra Mundial seguían siendo agudos y el horror
de esta guerra hizo que muchos decidieran tomar las medidas necesarias para
evitar otra guerra.
La necesidad de evitar otra guerra fue reforzada por la debilidad militar de Gran
Bretaña y Francia en este momento.
Gran Bretaña y Francia no pudieron ponerse de acuerdo sobre una política
común para tratar con Hitler.
El fracaso para tratar con eficacia la expansión japonesa en Manchuria fue un
golpe para el sistema de Washington y para la propia Liga.
La revisión del Tratado de Versalles ya había comenzado; Gran Bretaña y
Francia evacuaron la Renania en 1929-30 y los pagos alemanes de la reparación
fueron cancelados con eficacia en la conferencia de Lausana de 1932.
La política de apaciguamiento fue una Política basada en solucionar los conflictos por medios
pacíficos y de compromiso en lugar de recurrir a la guerra. Este concepto de apaciguamiento está
normalmente asociado a la figura de Neville Chamberlain y tiene un claro matiz peyorativo.
Sin embargo, para comprender plenamente la postura del líder conservador británico es necesario
remontarse al Tratado de Versalles (1919). Muchos, especialmente entre la opinión pública
británica, consideraban que Alemania había sido maltratada en la Conferencia de París. Las
exorbitantes reparaciones de guerra o la injusta aplicación del principio de las nacionalidades en
Austria, Danzig o los Sudetes, hacían que muchos fueran proclives a una revisión del Tratado. A
todo ello se le unía el vivo deseo de evitar de nuevo los horrores de la Gran Guerra y la conciencia
del relativo declive de un poder británico que debía hacer frente a múltiples desafíos en todo el
planeta.
La falta de reacción ante la invasión japonesa de Manchuria en 1931, el acuerdo naval anglo-
alemán de 1935, en el que Londres se avenía a ignorar las cláusulas de Versalles, la nula
respuesta a la ocupación de Renania en 1936... son claras muestras de la actitud británica.
Cuando Neville Chamberlain accede al cargo de primer ministro lo único que hace es continuar
una política bien asentada. Chamberlain, por un lado, pensaba, equivocadamente, que Hitler era
un hombre con el que se podía llegar a acuerdos, por otro lado, desconfiaba profundamente de la
URSS. Esto explica su tácita aprobación del Anschluss en 1938 y su convicción, cuando estalló la
crisis de los Sudetes en 1938, de que el pueblo británico no iría a la guerra "por una disputa en un
lejano país entre gente de la que no conocemos nada". La firma del Pacto de Munich era la
consecuencia evidente de este planteamiento. Lo cierto es que la mayor parte de la opinión pública
británica vitoreó a Chamberlain a su regreso de Munich. Era el hombre que había conseguido "la
paz para su tiempo".
La realidad estalló ante los ojos británicos en marzo de 1939 con la ocupación nazi de
Checoslovaquia. El apaciguamiento había llegado a su fin y Gran Bretaña y Francia prometieron
apoyar a Polonia en caso de ser atacada. El pacto germano-soviético en agosto de 1939 abrió el
camino al ataque alemán a Polonia y a la guerra general.
La política de apaciguamiento se reveló como un rotundo fracaso: lejos de satisfacer a Hitler, la
actitud de Chamberlain persuadió a Alemania de que Francia y Gran Bretaña permanecerían de
nuevo inactivas si atacaba a Polonia. De hecho, facilitó el estallido de un conflicto que iba a
superar con creces los horrores de la primera guerra mundial.