Maropa Reyesano Crevels Muysken Lenguas de Bolivia II 2012-11
Maropa Reyesano Crevels Muysken Lenguas de Bolivia II 2012-11
Antoine Guillaume*
1. Aspectos generales1
El maropa, que también se conoce como reyesano, es la lengua nativa de la región de Reyes y Santa Rosa,
en la provincia Ballivián del departamento Beni en Bolivia. El maropa es una lengua moribunda. Sólo hay
una docena de personas que lo hablan bien, todos mayores de 60 años. Ellos sólo usan el maropa muy espo-
rádicamente y en contextos muy restringidos como por ejemplo para contar bromas en reuniones (fiestas,
velorios, etc.).2
* Antoine Guillaume obtuvo su doctorado en lingüística de la Universidad de La Trobe (Melbourne, Australia) en 2004 con una
descripción morfosintáctica del idioma cavineña. Desde 2004, es investigador en el Centre National de la Recherche Scientifique
en Lyon (Francia) y se dedica al estudio del maropa, del tacana, y de las lenguas tacanas en general.
1 Queremos agradecer a todos los que han contribuido al proyecto de documentación y descripción del idioma maropa. Primero,
queremos agradecer a los hablantes del maropa y particularmente a Berna Mano, con quien hemos trabajado diariamente durante
varios meses. Luego, la recolección del corpus de palabras, textos y conversaciones ha sido posible, principalmente, gracias a la
colaboración de Sixto Maito, Manuel Mamani (†), Marco Mano (†), Teófilo Mano (†), Ricardo Roca, Gumercindo Yanana (†)
y Emilia Yumani. Más esporádicamente, nos hemos beneficiado de la participación de Mercedes Alvarado (†), Natalia Arteaga,
Pedro Gualuo, Francisco Mano, Florencio Racua, Danilo Varga (†), Anselmo Yanana y Agustina Yumani. Queremos agradecer
también al profesor Jesús Cáceres Raldes quien nos ha ayudado a encontrar hablantes del maropa y quien ha compartido su
material y conocimiento del maropa. Queremos también reconocer el apoyo de varias instituciones, la Subcentral de los Pue-
blos Indígenas Maropa en Reyes por medio de su presidente Rolman Mano, el Consejo Educativo Amazónico Multiétnico en
Santa Cruz, por medio de su presidente José Abiyuna y la coordinadora Teresa Limpias, el Programa de Educación Intercultural
Bilingüe (PROEIB Andes) en Cochabamba, por medio de Carmen López, y la organización Apoyo Para el Campesino-Indígena
del Oriente Boliviano (APCOB) en Santa Cruz, por medio de su director Jürgen Riester. El proyecto sólo fue posible gracias a la
fundación inglesa Hans Rausing, que financió el proyecto inicial (2004-2006), y al proyecto Afrique Amérique Latine Langues en
Danger de la Agence National de la Recherche (CNRS) que financió un trabajo de campo en 2008. Por último, queremos agradecer a
colegas lingüistas quienes han comentado sobre las versiones previas de este capítulo, Tulio Rojas, Marine Vuillermet, así como
Mily Crevels por su trabajo editorial.
2 Ver Guillaume (2010) para más detalles sobre estos últimos hablantes.
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Doña Berna Mano con su bis-bisnieta Quemli (Foto Antoine Guillaume, Reyes, 2008).
Doña Emilia Yumani tejiendo en su casa, con su marido don Leandro al fondo
(Foto Antoine Guillaume, Reyes, 2008).
Maropa (reyesano) 193
La lengua y el grupo étnico maropa quedaron casi ‘invisibles’ y desconocidos en el mundo exterior hasta
hace poco tiempo; a menudo no se los mencionan en los estudios sociolingüísticos sobre las lenguas y grupos
indígenas de Bolivia, como es el caso, por ejemplo, en Mihotek (1995), Lema (1998) o MACPIO (2001). Por
consecuencia, a diferencia de muchas otras lenguas del oriente boliviano, el idioma (así como la cultura) ma-
ropa nunca fue estudiado, ni siquiera documentado. Incluso, a veces se pensó que era un dialecto del tacana
(Pitman & Arnold 1975).
En 1985, empezaron los trabajos de recuperación y revitalización del maropa –que se centraron en varias
comunidades rurales–, en particular por Jesús Cáceres Raldes, docente de la Universidad de Reyes, quien
estaba trabajando como maestro en comunidades rurales alrededor de Reyes, y se dio cuenta de que aún había
hablantes del maropa. Entre 1985 y 2001, él aprendió la lengua y se dedicó a la recopilación de palabras y ex-
presiones. Luego, elaboró un sistema de escritura para escribirlas y empezó a estudiar su estructura gramatical.
También organizó reuniones y clases de aprendizaje, así como varias actividades culturales, como por ejemplo la
publicación anual de una revista local llamada El Maropa y emisiones radiofónicas semanales llamadas El Taita
Reyesano, donde él y varios ancianos hablan y tocan música tradicional. Poco a poco, la enseñanza del idioma
maropa por el profesor Jesús Cáceres Raldes se fue formalizando. Posteriormente, empezó a dar cursos para
los estudiantes en el Instituto Normal de la Universidad así como para los niños de las comunidades donde
él enseñaba. Más recientemente, el docente y algunos de sus estudiantes de la Universidad han empezado a
elaborar módulos de aprendizaje (p.ej. Cáceres Raldes s/f; Von Boeck Soruco 2008) y están en proceso de
pedir ítems para la enseñanza del idioma en varias escuelas.
El maropa es la lengua que hablaba la gente indígena de la misión jesuita “Los Santos Reyes”, fundada alrede-
dor del año 1706 en la orilla occidental del río Beni, donde ahora se encuentra el pueblo de San Buenaventura
(Mendizabal 1952: 327; Block 1997: 80; Aubry 2003: 79).4 Esa misión es una de las últimas fundadas por los
jesuitas en Bolivia y es la más alejada al oeste de los Llanos de Mojos. A causa de conflictos entre jesuitas y
franciscanos, la misión se trasladó en la orilla oriental del río, donde ahora está el pueblo de Reyes. Inicial-
mente, la misión constaba de varios grupos indígenas (hasta 25 según Block 1997). Algunos de los etnónimos
mencionados se refieren a grupos indígenas que todavía existen en Bolivia, como los mosetenes, movimas,
pacahuaras y quechuas. En cambio, otros etnónimos ahora ya no son conocidos, como los maracanes, ramanos,
chírivas, magíana y chúmana. Según Ribera (1989 [1786-1794]: 169-170), el nombre actual ‘maropa’ sería el
idioma de los maracanes, que era la lengua general de la misión.
En 1767, cuando los jesuitas fueron echados de América del Sur, la misión de Reyes, como todas las
misiones jesuitas, quedó mal gestionada (por gobernadores y curas) y muy pobre. A mediados del siglo XIX
llegaron ganaderos quienes establecieron estancias y, además, se aprovecharon y abusaron mucho de la gente
indígena, a quienes tenían bajo esclavitud. Entre 1880 y 1912 fue el auge de la goma, que nuevamente afectó
mucho a la gente de la misión que tuvo que trabajar para las compañías gomeras como esclavos, tanto padres
como hijos, lejos de su pueblo. El sistema de esclavitud fue abolido en 1952 con las reformas del entonces
3 Estoy agradecido a Zulema Lehm e Isabelle Daillant por proporcionarme informaciones y referencias sobre la historia de
la misión de Reyes. En cuanto a la historia general de las misiones jesuitas, la información proviene mayormente de Crevels
(2002).
4 No hay consenso entre los historiadores sobre el año y fecha exactos de la fundación de la misión; sin embargo, el 6 de enero
de 1706 es la fecha reconocida por el actual pueblo de Reyes.
194 lenguas de bolivia
Presidente Víctor Paz Estenssoro del partido MNR. Esas reformas establecieron escuelas rurales en las tierras
bajas, dando la posibilidad a la gente indígena de recibir una educación formal. Sin embargo, la ideología en
la educación era la de integrar la población indígena a la sociedad boliviana castellanohablante, lo que im-
plicaba que tenían que dejar sus culturas e idiomas. De esta manera, durante esos años, los padres de familia
dejaron de transmitir sus idiomas a sus hijos. Los pocos niños que sí aprendieron el maropa en esa época,
quienes corresponden a los últimos buenos hablantes de hoy, no aprendieron el idioma de sus padres sino de
sus abuelos y abuelas quienes eran monolingües (o casi monolingües) en maropa.
En los años 1980-1990, gracias a los movimientos indígenas en Bolivia y las reformas agraria y educativa,
los maropas empezaron a reconocer el valor de su cultura e idioma. El idioma, que todavía era ‘hablado’ por
unos cuantos ancianos en Reyes y varias comunidades tradicionales en los alrededores de Reyes, empezó
a llamar la atención, en particular de un profesor local –Jesús Cáceres Raldes– quien inició un proceso de
recuperación y revitalización (ver la sección precedente). El nuevo reconocimiento de la importancia de la
herencia maropa también incentivó acciones políticas de reivindicación, en particular la fundación de una
organización indígena propia, la Subcentral de los Pueblos Indígenas Maropa (SCIPM), afiliada a la Central de
Pueblos Indígenas del Beni (CPIB) en Trinidad.
El maropa pertenece a la familia tacana, así como el araona, el cavineña, el ese ejja y el tacana (Key 1968; Girard
1971; Key et al. 1992). Hay hipótesis de parentescos genéticos con otras lenguas o familias sudamericanas, en
particular una propuesta muy seria (aunque no confirmada) de vínculos genéticos con las lenguas pano (Key
1968; Girard 1971) y otros más inciertos con las lenguas bolivianas mosetén-chimane y yurakaré (hasta ahora
no clasificadas) y las lenguas argentinas de la familia chon (ver detalles en Kaufman 1990).
Dentro de la familia tacana, Girard (1971: 41-48) propone clasificar el maropa dentro del tronco “taka-
nik”, con el araona y el tacana. En cambio, el cavineña es clasificado dentro del tronco “kavinik” y el ese ejja
dentro del tronco “chamik”.
A diferencia de muchas otras lenguas del oriente, el maropa no fue estudiado por los lingüistas del Instituto
Lingüístico de Verano (ILV) cuando efectuaron su trabajo sobre las lenguas indígenas del Oriente boliviano
entre los años 1950 y 1980. Lo único que hicieron era recopilar una lista de 166 palabras (ver Key 1968).
El primer trabajo lingüístico fue el de Jesús Cáceres Raldes que mencionamos con anterioridad. Su dic-
cionario (Cáceres Raldes 2003), a pesar de no ser realizado por un lingüista, es muy valioso. Contiene unas
200 páginas y más o menos 5.000 entradas, presentadas en los dos órdenes, castellano-maropa y maropa-
castellano. Además, incluye una serie de apuntes gramaticales.5
Nuestro trabajo sobre el maropa, iniciado en 2003, es el primer estudio realmente científico llevado a
cabo sobre el idioma. Fue posible gracias a una beca del Programa de Documentación de Lenguas en Peligro
(Endangered Languages Documentation Programme) de la fundación Hans Rausing del Departamento de Estudios
Orientales y Africanos (School of Oriental and African Studies) de la Universidad de Londres en Inglaterra.6
Consistió en un proyecto de documentación de la lengua maropa, con la recopilación de textos por medio
de grabaciones, la elaboración de un diccionario y una gramática. Los datos fueron recopilados en Reyes y
la comunidad cercana de Ratije durante aproximadamente ocho meses de trabajo de campo entre 2003 y
2008. El corpus que fue recopilado se encuentra archivado en su totalidad en el Endangered Languages Archive
(ELAR) del Hans Rausing Endangered Languages Programme (SOAS, Londres). En la sección de referencias hay
una lista de los trabajos que se publicaron (o que están por publicarse, como p.ej. Guillaume 2008) de este
proyecto, además de este capítulo.
5 Para una evaluación más detallada de este trabajo, vea Guillaume (2010).
6 Ver http://elar.soas.ac.uk/.
Maropa (reyesano) 195
Don Manuel Mamani en la comunidad Ratije a tres horas de Reyes (Foto Antoine Guillaume 2004).
2. Esbozo gramatical
2.1 Fonología
Los 18 fonemas consonánticos del maropa son listados en el cuadro 1 con los grafemas del alfabeto práctico
usado en ese estudio. La realización fonética de los fonemas se da entre corchetes usando el Alfabeto Fonético
Internacional.
Cuadro 1
Fonemas consonánticos maropas
Alveo-
Bilabiales Linguodental Alveolares Retroflejas Velares Glotal
palatales
Sonorización – + – + – + – + – + – + – +
Oclusivas simples p b t ts dz ch k
[mb/b] [tʂ] [ndʐ/dʐ] [tɕ]
labializada kw [kw]
Fricativas sibilantes s sh [ɕ] j [h]
no sibilante d [ð]
Nasales m n
Líquidas lateral l
vibrante r [ɾ]
Semivocales w [w/ß] y [j]
La mayoría de los fonemas del maropa no varían en su lugar o manera de articulación y mantienen su
especificación de vocalización.
196 lenguas de bolivia
Las oclusivas p, t, k, y kw se pronuncian como los letras del castellano p, t, qu/c/k y cu, respectivamente.
La oclusiva africada alveopalatal ch [tɕ] se parece bastante a la ch del castellano, con la diferencia que es
palatalizada, o sea se pronuncia con la punta de la lengua más adelante y más aplastada contra la parte alveo-
palatal.
La oclusiva africada retrofleja ts [tʂ] se parece también mucho a la ch del castellano, pero se produce con
la punta de la lengua en una posición más posterior de la boca.
Las dos oclusivas sonoras, b y dz, son sonidos prenasalizados. La oclusiva bilabial sonora b se pronuncia
como la secuencia mb en castellano (como en ‘combate’ o ‘combustible’). Cuando b ocurre al principio de
una palabra aislada, la parte m del sonido no se escucha (o se pronuncia muy suave):
La oclusiva retrofleja sonora dz se pronuncia más o menos como la secuencia nd del castellano (como
en banda) seguida por un sonido de fricción (algo como ng en la palabra inglesa changing ‘cambiando’). En
este sonido, la punta de la lengua tiene que ser bien posterior, como en la pronunciación de la ts [tʂ]. Ahora,
al igual que ocurre con la parte nasal m de la oclusiva bilabial b, la parte nasal n de la oclusiva retrofleja dz no
se pronuncia cuando ese sonido ocurre al principio de una palabra aislada:
Las dos fricativas s y j [h] se pronuncian como los grafemas s y j del castellano (por lo menos el castellano
hablado en el oriente boliviano).
Maropa (reyesano) 197
b. jana ‘comida’
winaja [ßinaha] ‘tener frío’
Las dos fricativas d [ð] y sh [ɕ] son sonidos que no existen en castellano.
La fricativa linguodental sonora d [ð] se pronuncia con la lengua entre los dientes (como th en inglés en
el demostrativo that ‘ese’):
La fricativa alveopalatal sh [tɕ] se parece bastante a la sh del inglés (como en ship ‘embarcación’), pero es
palatalizada. Así, al igual que la oclusiva africada alveopalatal ch [tɕ], sh [tɕ] se pronuncia con la punta de la
lengua más adelante y haciendo más presión contra la parte alveopalatal.
La vibrante simple r [ɾ], la lateral l, la nasal bilabial m, la nasal alveolar n y la semivocal alveopalatal y [j]
se pronuncian igual que las letras r, l, m, n e y del castellano del oriente boliviano.
La semivocal w es el fonema con mayor variación alofónica. Se pronuncia aproximadamente como una
bilabial velarizada (como hu o gu en castellano; p.ej. huevo o guasca) cuando precede a las vocales a o u [ʊ], así
como en los ejemplos en (10a) y (10b). En cambio, w se pronuncia como fricativa sonora bilabial (como v o b
en castellano; p.ej. vela o caballo) cuando precede a las vocales i o e, como en los ejemplos (10c) y (10d).
El maropa, al igual que todas las lenguas tacanas, tiene cuatro fonemas vocálicos.
Cuadro 2
Fonemas vocálicos maropas
La vocal redondeada entre cerrada y medio cerrada u se pronuncia entre la o y la u del castellano. (A
diferencia del castellano, o y u no son fonemas distintos en maropa.)
Las vocales i y u tienen alófonos [j] y [w], respectivamente, cuando entran en combinaciones de vocales,
como se describe en la sección siguiente.
2.1.2 La sílaba
Hay tres tipos de sílabas en maropa: V, CV y CVV. Nótese que los tres tipos de sílabas son abiertos.7
C puede ser cualquier consonante, sea al principio o en medio de una palabra:
Las vocales se pueden combinar dentro de una sílaba. Cualquier combinación es posible en tanto que no
sean idénticas. En combinaciones en las que ocurre i y/o u, estas vocales se pronuncian como semivocales, [j]
y [w] respectivamente.8 En los casos en que i se combina con u, es la primera vocal en la secuencia la que se
pronuncia como semivocal:
7 La única excepción es el morfema =in ‘aum’ (2.2.4.5), las interjecciones y onomatopeyas (2.2.4.7) y los préstamos.
8 En algunos casos, e se pronuncia como una semivocal en los mismos contextos; vea a continuación.
Maropa (reyesano) 199
Las sílabas abiertas (V o VV) se encuentran muchas veces al principio de una palabra, como en (15a), pero
se pueden encontrar en medio de una palabra, como en (15b):
Nótese que aunque no son permitidas las secuencias de vocales idénticas en una misma sílaba, se pueden
encontrar en sílabas diferentes, como en saasi ‘coca’ e iyaa ‘aquí/ahí/allí hay’ en (15b).
2.1.3 Acento
En maropa, el acento cae en la penúltima sílaba (la sílaba que precede la última).
En maropa, hay dos procesos fonológicos de elisión que sólo afectan a ciertos morfemas o que sólo se ob-
servan en procesos morfológicos.
9 A veces, al principio de una palabra, la vocal e combinada con a (ea) se pronuncia como [j]. Otros ejemplos son e‑ani [eani] ~
[jani] ‘ipfv‑sentarse’ y e-a-ta-da [eatada] ~ [jatada] ‘ipfv-afectar-a.3-ipfv’.
200 lenguas de bolivia
El primero afecta el prefijo verbal e‑, que tiene el significado de futuro o imperfectivo (véase 2.2.2.4).
Este morfema es elidido cuando:
Un segundo proceso morfofonológico consiste en la elisión de una vocal a cuando un proceso morfo-
lógico causa el contacto con otra vocal a. Este proceso se observa con tres afijos, a‑…-a ‘pas’, a‑…‑ti ‘r/r’, y
e-…‑ani ‘ipfv2’.
En casos en que un proceso causa el contacto entre tres vocales a, como en (20), una vocal a se elide y las
dos vocales pendientes caen en sílabas diferentes:
El siguiente cuadro resume las correspondencias entre fonos y grafemas según el alfabeto práctico usado en
este estudio:
Cuadro 3
Correspondencia entre fonos y grafemas
En el siguiente esbozo gramatical, listamos primero las clases de palabras del maropa (2.2.1). Después, en
secciones posteriores, discutimos cada clase de palabras, tomando en cuenta su sentido y su funcionamiento
dentro del sistema morfosintáctico maropa, o sea su morfología (interna) y su función sintáctica (externa) en
Maropa (reyesano) 201
frases. Empezamos con los verbos dentro de la estructura del predicado (2.2.2), seguido de los sustantivos y
los modificadores dentro del sintagma nominal (adjetivos, número, cuantificadores, demostrativos, y posesor)
(2.2.3). Terminamos con clases de palabras menores (pronombres independientes, interrogativos, posposi-
ciones, palabras de tiempo y de ubicación, partículas, conjunciones, interjecciones y onomatopeyas) (2.2.4).
El nivel de las cláusulas se discutirá en sección 2.2.5.
Según criterios semánticos, morfológicos y sintácticos, las palabras del maropa se pueden clasificar en 12
clases, listadas en el cuadro 4.
Cuadro 4
Clases de palabras maropas
2.2.2.1 Verbo
Los verbos son palabras que se refieren a acciones (p.ej. ‑maneme‑ ‘matar’), eventos (p.ej. -ba‑ ‘ver’, ‑manu‑
‘morir’) o estados (p.ej. ‑bisu‑ ‘tener vergüenza’).
Un verbo funciona como núcleo del predicado (sintagma/grupo verbal), como mostraremos en la si-
guiente sección.
Podemos distinguir entre cuatro subclases de verbos. Primero hay que distinguir entre verbos flexionados
y verbos no flexionados:
10 Los códigos que acompañan los ejemplos corresponden a los códigos de los mismos ejemplos dentro de la base de datos archivada
en el Endangered Languages Archive (ELAR) del Hans Rausing Endangered Languages Programme (SOAS, Londres).
11 Los morfemas escritos por medio del símbolo < = > precedido de un espacio, como el reportativo =pa, son enclíticos de segunda
posición (ver 2.2.4.5).
202 lenguas de bolivia
Después, tanto los verbos flexionados como los verbos no flexionados se dividen entre verbos intransitivos
y verbos transitivos:
• los verbos intransitivos controlan sólo un argumento (simbolizado con S, según Dixon 1994). Algunos
ejemplos son ‑dzajaja‑ ‘caer’ o ‑manu‑ ‘morir’;
• los verbos transitivos controlan dos argumentos, un agente y un paciente (simbolizados con A y O,
respectivamente, según Dixon 1994). Algunos ejemplos son ‑maneme‑ ‘matar’ o ‑ba‑ ‘ver’.
Los idiomas tacanas tienen varios afijos para derivar verbos a partir de otras clases de palabras como
sustantivos o adjetivos (véase, por ejemplo, el capítulo sobre el cavineña en el presente tomo). En maropa, sin
embargo, no hemos encontrado muchos de esos tipos de afijos y los pocos que encontramos se encontraban
dentro de muy pocas palabras, como el circunfijo a‑…‑ti que deriva el verbo intransitivo ‑abakwati‑ ‘tener
hijo’ a partir del sustantivo ‑bakwa ‘hijo’, o el sufijo ‑na que deriva el verbo transitivo ‑bita‑na‑ ‘endulzar’ a
partir del adjetivo bita‑ ‘dulce’. Nótese que no hemos realizado ningúna investigación específica sobre este
tema así que puede ser que esos afijos (y posiblemente otros que todavía no hemos encontrado) ocurran más
frecuentemente.
El predicado verbal en maropa es polisintético. Se puede analizar mediante 12 posiciones estructurales (de A a
L), como se ve en el cuadro 5. Las categorías que se expresan en las posiciones en negrilla son obligatorias.
Cuadro 5
Estructura del predicado verbal
A continuación, ilustraremos brevemente cada una de estas posiciones con ejemplos. En las secciones
siguientes, discutiremos algunas de estas posiciones en mayor detalle.
12 El término ‘predicado’ se usa en el sentido de Dixon (2004: 5ff.), o sea que corresponde al sintagma/grupo verbal, incluyendo
la raíz, afijos, auxiliares y modificadores independientes, pero no a los argumentos. Además, un nombre o adjetivo que fun-
ciona dentro de estructuras a menudo llamadas ‘predicados nominales’ o ‘predicados adjetivales’ (p.ej. Payne 1997: 111ff.) no
son analizados como partes del predicado en este trabajo, sino como argumentos en función de complemento copulativo (ver
2.2.5.1.2).
Maropa (reyesano) 203
• Las posiciones A y J constan de afijos pronominales obligatorios. El ejemplo (22) ilustra las dos po-
siciones.
b. Mawijuwijumeta muwa.
MA-aB-wijuwijuE-meG-taJ(-aL) =muwa.
1sg-pas-temblar-caus-a.3-pas =cntr
‘Me había hecho temblar (el tigre).’ to069
• La posición E es para la raíz verbal. Como ya hemos visto, el verbo puede tener flexión, llevando
afijos, o aparecer sin flexión, como tsine ‘hacer fiesta’ en (25) (repetido de (21b)).
• La posición F es para un auxiliar, como ‑pu‑ ‘ser, estar’ en (25) o -a‑ ‘afectar’ en (26). El auxiliar lleva
los afijos cuando la raíz verbal no es flexionada.
13 Los paréntesis en la línea morfológica indican material que es elidido (ver sección 2.1.4).
204 lenguas de bolivia
• La posición H es para lo que llamamos afijos ‘adverbiales’. Ésos pueden tener varios sentidos como
de aspecto, modo, manera, movimiento, etc. En (27) se ilustra ‑kwe ‘casi’:
• La posición I es para el sufijo desiderativo ‑ya que hace que el verbo no pueda tener más afijos, o sea
se convierte en un verbo no flexionado, como se ve en (28), donde los afijos pronominales y de TAM
son cargados por el auxiliar ‑a‑ ‘afectar’ y no por el verbo ina ‘coger’.
• La posición K es para un único sufijo aspectual de reiteración ‑yu ‘ite’, ilustrado en (29):
En las secciones que siguen, discutimos con más detalle los afijos pronominales (2.2.2.3), los afijos de
TAM (2.2.2.4), los afijos de cambio de valencia (2.2.2.5), y los afijos ‘adverbiales’ (2.2.2.6). Además, hablamos
un poco sobre los procesos de reduplicación (2.2.2.7).
Cuadro 6
Prefijos pronominales
Los prefijos pronominales marcan los argumentos de 1ra o 2da persona. En cambio, los argumentos de 3ra
persona se marcan por medio de un sufijo, ‑ta.
En el caso de los verbos intransitivos, el uso de los afijos pronominales es sencillo: cuando el único argu-
mento es de 1ra o 2da persona, se marca con un prefijo, como en (30) y (31), pero cuando el único argumento
es de 3ra persona, sólo se marca si es plural, con el sufijo ‑ta, como se ve en (32).
Maropa (reyesano) 205
En verbos transitivos, el uso de los afijos pronominales es más complicado, en particular porque los
prefijos pronominales no reflejan el rol semántico de la persona que marcan (agente A o paciente O), sino su
posición en una jerarquía de persona 2 > 1 > 3, de tal manera que el verbo transitivo en maropa se conjuga
con el participante más prominente en la jerarquía. La única indicación del rol semántico de un participante
es cuando el agente A es de 3ra persona; en este caso el verbo es marcado por el sufijo ‑ta.
El sistema de marcación de las personas en los verbos transitivos se puede describir a través de tres
combinaciones de argumentos: combinaciones de 1ra o 2da y 3ra persona, combinaciones de 3ra persona y
combinaciones de 1ra y 2da persona.
En combinaciones de 1ra o 2da y 3ra persona, el verbo lleva un prefijo que se refiere a la 1ra o 2da persona,
sea el A o el O. Además, el verbo lleva el sufijo ‑ta si el argumento de 3ra persona es el A. En (33) ilustramos
combinaciones de 1ra y 3ra persona: 1ra singular en (33a,b), y 1ra plural en (33c,d).
c. k-a-ba(-a) d. k-a-ba-ta(-a)
1pl-pas-ver-pas 1sg-pas-ver-a.3-pas
‘nosotros lo/los/la/las vi/vimos’ ‘él/ellos/ella/ellas nos vio/vieron’
Podemos ver que el verbo se conjuga con la 1ra persona con el mismo prefijo (m‑ o k‑), mientras que
marca el A en los ejemplos (33a,c) y el O en los ejemplos (33b,d). Esa característica se puede explicar por el
hecho de que la 1ra persona sea más prominente que la 3ra persona en la jerarquía (2 > 1 > 3).
Las mismas características se pueden observar en combinaciones de 2da y 3ra persona, ilustradas en (34)
(2 singular en (34a,b), 2da plural en (34c,d)).
da
c. mik-a-ba(-a) d. mik-a-ba-ta(-a)
2pl-pas-ver-pas 2sg-pas-ver-a.3-pas
‘Uds. lo/los/la/las vieron’ ‘él/ellos/ella/ellas los vio/vieron a Uds.’
206 lenguas de bolivia
En estas combinaciones, aunque el rol semántico (A u O) de la 1ra o 2da persona no se puede inferir por
la forma del prefijo, sí se puede rescatar por la ausencia o presencia del prefijo ‑ta de 3ra persona A: si ‑ta no
aparece, quiere decir que el prefijo se refiere al A, como en (33a,c) y (34a,c); en cambio si ‑ta ocurre, quiere
decir que el prefijo se refiere al O, como en (33b,d) y (34b,d).
Se pueden ver ejemplos textuales de estas combinaciones en (65), t3, t4 y t9 (sin ‑ta), y t6 (con ‑ta).
Cuadro 7
Afijos de tiempo, aspecto y modo
14 Nótese que (36a) puede también significar ‘tú lo/la/los/las viste’) y (36b) ‘Uds. lo/la/los/las vieron’, pues el verbo es marcado
idénticamente a una combinación de una 2da persona A y una 3ra persona O, como en (34a-c).
Maropa (reyesano) 207
Como se puede ver, las formas pasadas e imperfectivas de un verbo necesitan una combinación tanto de
un prefijo como de un sufijo. Por ejemplo, para formar el tiempo pasado del verbo intransitivo ‑wudzudzu‑
‘correr’, hay que añadir el prefijo a‑ delante de su raíz y el sufijo ‑a detrás, como en (37):
En cambio, la forma futura de un verbo sólo necesita un prefijo, que es e‑, como se ve en (21a) (repetido
parcialmente).
Cuando el verbo lleva prefijos pronominales, los prefijos de TAM se colocan entre el prefijo pronominal
y la raíz verbal. Esto se puede observar en las dos oraciones de (38). En (38a), el prefijo futuro e‑ ocurre entre
el prefijo de 1ra persona singular m‑ ‘yo’ y la raíz verbal puti ‘ir’. En (38b), el prefijo pasado a‑ ocurre entre el
prefijo de 1ra persona plural k‑ ‘nosotros’ y la raíz verbal ‑puayu‑ ‘regresar’:
Cuando el verbo ya lleva otros sufijos, los sufijos de TAM se colocan atrás, como se muestra en (39). En
(39a,b), los sufijos imperfectivos ‑da o ‑badze ocurren detrás del sufijo de 3ra persona plural ‑ta.
b. E-ina-ta-badze te awadza.
ipfv4-agarrar-a.3-ipfv4 sep anta
‘(El tigre) estaba cogiendo un anta.’ aw003
Como se puede notar en el cuadro 7, el maropa tiene cinco tipos de aspecto imperfectivo. Los cinco
tienen el mismo significado que el evento al que se refiere el verbo que se desarrolla de una manera que no
es compacta. La diferencia entre los cinco aspectos imperfectivos es muy sutil. Por lo que hemos podido
investigar, cuando se usa e‑ y ‑badze, parece que el evento es muy irregular, repetido y muy desorganizado;
ver ejemplo (39b). Cuando se usa e‑ y ‑ani, parece que el evento es muy lento y monótono; ver ejemplo (25).
Cuando se usa e‑ y ‑neti, parece que el evento ocurre en un solo sitio, sin movimiento, de manera muy seria y
organizada. Cuando se usa e‑ y ‑da, parece que el evento es distribuido en varios lugares o es repetido varias
veces; ver ejemplo (39a). Los afijos e‑ y ‑bu parecen llevar el sentido de que la acción del verbo es asociada a
un movimiento muy lento y regular (ver ejemplo (47a)).
Los afijos de TAM están en oposición paradigmática con los afijos de modo imperativo, que indican una
orden emitida por el hablante (1ra persona) y dirigida hacia el oyente (2da persona). Cuando la orden es dirigida
a una 2da persona singular, el verbo lleva el sufijo ‑je:
208 lenguas de bolivia
Cuando la orden es dirigida a una 2da persona plural, el verbo lleva el (mismo) sufijo ‑je, un prefijo e‑ y
el prefijo de 2da persona plural mik‑:
Cuando la orden es dirigida a una 3ra persona (modo ‘yusivo’), el verbo lleva el prefijo pa‑, como se ve
en los ejemplos en (42). Si el verbo es intransitivo y la orden dirigida a una 3ra persona plural, lleva el sufijo
pronominal ‑ta, como en (42b), con un verbo intransitivo recíproco. Si el verbo es transitivo, lleva el sufijo
pronominal de 3ra persona sujeto -ta, como en (42c).
b. Pa-(a-)turu-ti-ta=be te tuna=beu.
yus-r/r-pegar-r/r-s.3pl=pf sep 3pl=pf
¡‘Que peleen (los gallos) ya entre ellos!’ ri094
Si el O es una 1ra o 2da persona, no se sabe si se marca por medio de prefijos pronominales como ocurre
en modos no imperativos. No tenemos datos con estas configuraciones.
El maropa tiene un mecanismo de reducción de valencia, el circunfijo reflexivo/recíproco a‑…‑ti, y dos me-
canismos de aumento de valencia, a saber los dos sufijos causativos ‑me y ‑tsawa.
Las funciones principales del circunfijo a‑…‑ti son: reflexivo como en (43a) (repetido), recíproco como
en (43b) o anticausativo como en (43c).
(43) a. reflexivo
M-(a-)a-wucha-ti-a=beu te kwati=du.
1sg-pas-r/r-calentar-r/r-pas=pf sep fuego=loc
‘Me calenté ya en el fuego.’ n2.0496
b. recíproco
K-(e-)a-turu-ti te jiawe.
1pl-fut-r/r-pegar-r/r sep ahora
‘Ahora vamos a pelear (lit. pegar el uno al otro).’ pe015
Maropa (reyesano) 209
c. anticausativo
(A-)a-tubu-ti-a =pa te beta=du=be [ichu akwi].
pas-r/r-quebrar-r/r-pas =rpt sep dos=loc=pf aquel palo
‘Dice que se quebró en dos el palo.’ pe024
El maropa tiene dos afijos causativos, ‑me y ‑tsawa. Con el primero, ‑me, el causante (el que hace que otro
ejecute la acción) no participa en la acción, como en (44a) (repetido). En cambio, con el segundo, ‑tsawa, el
causante es involucrado en la acción. A ese tipo de causatividad la llamamos causatividad comitativa, como en
(44b); para un estudio de este tipo de causativo en las lenguas de América del Sur, véase Guillaume & Rose
(2010).
El término ‘afijo adverbial’ se refiere aquí a afijos con sentidos muy heteróclitos que en lenguas indoeuropeas
son típicamente llevados por adverbios o frases adverbiales. Hemos catalogado unos 20 afijos ‘adverbiales’,
listados en (45), clasificados según su sentido general.
A continuación, damos ejemplos con ‑wenana ‘rápido’ y ‑tsina ‘todo el día’. Ver también ‑kwe ‘casi’
en (27), -wana ‘desp’ en (47b), ‑pe ‘cmpl’ en (62c) y ‑ti ‘ir’ en t4.
b. M-a-bulu-tsine-a.
1sg-pas-estar.con.diarrea-todo.el.día-pas
‘Todo el día estuve con diarrea.’ n2.0731
210 lenguas de bolivia
2.2.2.7 Reduplicación
El proceso morfológico de reduplicación completa de una raíz verbal es muy productivo con los verbos en
maropa. Cuando ocurre, se entiende que la acción es repetida varias veces (a menudo en varios lugares) o
intensificada. En (47) damos un ejemplo con un verbo intransitivo y otro ejemplo con un verbo transitivo.
Ver también ‑dza‑dza‑ ‘comer-red’ en (46a), ‑shiwi‑shiwi‑ ‘pelar-red’ en t14 y ‑baja‑baja‑ ‘comprar-
red’ en T30.
En maropa, como en otras lenguas tacanas, hay varias raíces verbales (intransitivas en su mayoría) que
tienen sólo la última sílaba reduplicada. En la mayoría de los casos, la parte no reduplicada no existe indepen-
dientemente en el idioma, de tal manera que se debe analizar ese proceso como una reduplicación inherente.
Algunos ejemplos son ‑barere‑ ‘dar vueltas’, ‑dzuinini‑ ‘enojarse’, ‑dewiwi‑ ‘resbalarse’, ‑dzajaja‑ ‘caer’, ‑pi-
jaja‑ ‘sanar’, ‑wudzudzu‑ ‘correr, escaparse’.
2.2.3.1 Sustantivos
Los sustantivos (o nombres) son palabras que se refieren a entidades concretas como personas (p.ej. anu ‘mujer,
abuela’), animales (p.ej. matuda ‘lagarto’), plantas (p.ej. nada ‘plátano’), cosas (juwu ‘olla’), etc.
Los sustantivos funcionan como núcleo de un sintagma nominal (SN), como anu ‘mujer’ en el ejemplo
siguiente, en el que es modificado por el demostrativo iye ‘este’ que lo precede y el adjetivo emasa ‘malo’ que
lo sucede:
Un sustantivo también puede funcionar como modificador de otro sustantivo al precederlo, como por
ejemplo tumu ‘piedra’ que modifica etai en tumu etai ‘casa de piedra’.
En maropa, como en todas las lenguas de la familia tacana, los sustantivos que se refieren a partes del
cuerpo o de plantas (o de varias entidades) normalmente toman el prefijo e‑, como por ejemplo e-biti ‘piel,
cuero, cáscara’, e‑kwena ‘hoja’, etc. Este prefijo, al que llamamos prefijo nominal (‘pfn’), es un formativo que
no tiene un contenido semántico. Generalmente, cuando un sustantivo prefijado por e- es modificado por
otro sustantivo (que lo precede), el prefijo e‑ se pierde, como ocurre con el prefijo e- de e-biti en el ejemplo
siguiente, en el cual e-biti es modificado por iba ‘tigre’.
Según este criterio (morfológico), podemos postular dos subclases de sustantivos: los sustantivos prefijados
por e‑ y los sustantivos independientes que no llevan este prefijo.
Además de llevar el prefijo e‑, los sustantivos e- se diferencian de los sustantivos independientes por el
hecho de que puedan incorporarse a verbos transitivos (véase 2.2.2.2).
El maropa tiene afijos que sirven para derivar sustantivos a partir de verbos.
2.2.3.2 Adjetivos
Los adjetivos son palabras que se refieren a cualidades, propiedades o características como el tamaño (ai‑
‘grande’, bataichi ‘pequeño’), el valor (dai‑ ‘bueno’, emasa ‘malo’), el color (uchu‑ ‘rojo, colorado’, pada‑ ‘blanco’),
las características físicas (wina‑ ‘frío’, tsai‑ ‘gordo’), etc.
Los adjetivos del maropa se usan esencialmente de dos maneras:
• en función atributiva, o sea como modificador de un sustantivo dentro de un SN, como emasa ‘malo’
en el ejemplo (48) (repetido).
• en función predicativa, o sea como complemento del verbo copulativo ‑pu‑ ‘ser, estar’ dentro de una
cláusula copulativa (2.2.5.1.2), como se puede observar con tsetse‑me ‘fuerte’ en el siguiente ejemplo:
Los adjetivos en maropa se pueden subdividir en dos subclases, según criterios morfológicos:
• Los adjetivos formados de una raíz y del sufijo ‑me, como tsetse-me ‘fuerte-sfa’, ai-me ‘grande-sfa’,
dai-me ‘bueno-sfa’, bita-me ‘dulce-sfa’, etc. El sufijo ‑me, al que llamamos sufijo adjetival (‘sfa’) no
tiene un sentido semántico. Llamaremos a estos adjetivos ‘adjetivos en -me’;
• adjetivos que no llevan la terminación ‑me, como bataichi ‘pequeño’, emasa ‘malo’, esi ‘viejo’, ushuri
‘flaco’, etc. Llamaremos a estos adjetivos ‘adjetivos independientes’.
15 La nominalización de acción de verbos intransitivos es un proceso de conversión directa, o sea sin morfología, p.ej. -dzuinini-
‘enojarse’ (p.ej. (39a) dzuinini ‘(la acción de) enojarse, (el) enojo’ (p.ej. t13)).
212 lenguas de bolivia
Los adjetivos se pueden derivar a partir de otras clases de palabras. Primero, pueden derivarse a partir de
verbos, con el sufijo habilitativo ‑ta(j)i ‘habil’, que lleva el sentido de necesidad/deber o de posibilidad. En
(52) ilustramos el sentido de necesidad, donde el adjetivo derivado ocupa la función de complemento dentro
de una cláusula copulativa.
Los adjetivos pueden también derivarse a partir de verbos con el sufijo resultativo positivo e‑ ‘res’ o
negativo ‑mawe ‘res.neg’. A continuación, damos un ejemplo con ‑ji, derivando un adjetivo usado en función
atributiva.
Asimismo, los adjetivos pueden derivarse a partir de sustantivos, con dos sufijos que tienen la misma forma
que los sufijos que acabamos de discutir con los verbos, pero que ahora tienen otro sentido: ‑ji ‘orn’, como
en (80), o el contrario ‑mawe ‘priv’. A continuación, damos un ejemplo con ‑ji; vea otro ejemplo en (80).
Al igual que los verbos transitivos, los adjetivos pueden incorporar un sustantivo que se refiere a una parte
del cuerpo. Por ejemplo, el adjetivo ne‑ ‘doloroso’ puede incorporar ‑se ‘barriga’, dando un nuevo adjetivo
se‑ne‑ ‘doloroso de la barriga’.
2.2.3.3 Número
La palabra plural kwana se usa para indicar que un sustantivo se refiere a varias personas, animales, cosas, etc.
(aunque no especifica cuántos). Funciona dentro del SN, posponiéndose al sustantivo que modifica, como se
ve en la siguiente oración:
Cuando un SN incluye tanto la palabra plural como un adjetivo, la palabra plural viene primero y el
adjetivo después
2.2.3.4 Cuantificadores
Los cuantificadores son palabras que especifican la cantidad de seres u objetos. Constan de seis numerales,
listados en (58a),16 dos cuantificadores lógicos, listados en (58b), el cuantificador interrogativo seukwa ‘cuánto,
qué cantidad’ y la palabra pea ‘otro’.
Los cuantificadores del maropa se anteponen al sustantivo al que modifican dentro de un SN, como beta
‘dos’ está antepuesto al sustantivo bakwa ‘víbora’ en el ejemplo siguiente:
2.2.3.5 Demostrativos
Los demostrativos son palabras que sirven para señalar a personas, animales, cosas, lugares o momentos del
tiempo. Los demostrativos del maropa se dividen en dos clases, listadas en el cuadro 8.
Cuadro 8
Demostrativos maropas
La primera clase de los demostrativos nominales se usa como modificador de un sustantivo dentro de un
SN, como iye en (48) e ichu en (21a) (ambos repetidos).
El demostrativo iyaa se usa para presentar/introducir a una persona, animal o cosa en el discurso, como
en castellano cuando uno dice ‘aquí hay X’. Se usa por si mismo al principio de una oración, como se puede
ver en (40).
16 Nótese que los numerales de 3 a 6 son prestados del aimara (kimsa, pusi, phisqa, suxta). Para contar a partir de siete, el maropa
usa los numerales y el sistema del castellano (siete, ocho, nueve, diez, once, doce, etc.); ver, por ejemplo, veinte en t21.
214 lenguas de bolivia
Nótese que el maropa no tiene una clase específica de demostrativos adverbiales (como aquí, allá, etc.
en castellano). Esos conceptos se expresan por medio de los demostrativos nominales marcados por una
posposición locativa (ver 2.2.4.4).
Cuando el sustantivo es modificado simultáneamente por un demostrativo y un cuantificador, el demos-
trativo aparece primero y el cuantificador segundo, como en (60).
2.2.3.6 Posesor
Hay dos construcciones para expresar el posesor dentro de un SN. La primera construcción es por medio de
un SN marcado por el enclítico genitivo =da ‘gen’. Un sintagma genitivo precede al sustantivo al que modifica,
como en (61); ver otro ejemplo en (70).
En vez del sintagma genitivo, y en la misma posición, se puede usar un pronombre genitivo; el paradig-
ma de los pronombres genitivos es listado en la sección 2.2.4.1. Vea un ejemplo en (42c), con un pronombre
genitivo de 3ra persona singular.
La segunda construcción para expresar el posesor dentro de un SN requiere el pronombre genitivo de
3 persona, ta ‘3sg.gen’, precediendo al sustantivo núcleo (poseído), más un SN (el posesor) que sucede al
ra
Nótese que el posesor puede ser separado del sustantivo núcleo por la partícula separadora te (2.2.4.5).
Este fenómeno nunca ocurre entre los otros modificadores y el sustantivo núcleo.
Tomando en cuenta la distribución respectiva de todas las clases de modificadores de un sustantivo, podemos
analizar la estructura del SN mediante las ocho siguientes posiciones (de A a H).
Cuadro 9
Estructura del sintagma nominal
Posición A Demostrativo
Posición B Cuantificador
Posición C Posesor
Posición D Sustantivo (modificador)
Posición E Sustantivo (núcleo)
Posición F Número
Posición G Adjetivo
Posición H Posesor
Los pronombres independientes, como los sustantivos, son palabras que se refieren a entidades concretas.
Se usan en lugar de un sustantivo, como eme ‘yo’, tuwe ‘él’, ki ‘mi’, ta ‘su’, etc., tal como se puede observar en
las siguientes oraciones:
b. E-dzui-da=we te [eme=neje].
ipfv1-estar.enojado-ipfv1=del sep 1sg=aso
‘Estaba enojada conmigo.’ cn003
El maropa tiene una clase de pronombres que sirven para reemplazar sustantivos que funcionan como
argumentos nucleares de verbos (S, A u O) o argumento de las posposiciones =neje ‘aso’, pedu ‘loc.gnl’ y
buja ‘smlr’.
Cuadro 10
Pronombres independientes
Además, hay una clase específica de pronombres para la función genitiva (posesor dentro de un SN; ver
2.2.3.6).
Cuadro 11
Pronombres genitivos
Finalmente, el maropa tiene una serie de pronombres posesivos/benefactivos para expresar ‘el mío/la
mía/lo que es para mí’, ‘el tuyo/la tuya/lo que es para ti’, etc.:
Cuadro 12
Pronombres posesivos/benefactivos
2.2.4.2 Interrogativos
Los interrogativos son palabras que se usan para pedir información sobre una persona, animal, cosa, lugar, etc.
En maropa, las dos palabras que se utilizan para preguntar sobre personas (aise ‘quién’) y animales o cosas (ai
‘qué’) se comportan como sustantivos (ver sección 2.2.3.1). Pueden ocupar la posición de núcleo de un SN o de
modificador de un sustantivo núcleo. Las dos funciones se pueden ver en (65), un diálogo en el mismo texto.
Puesto que aise y ai no llevan el prefijo e‑, estas dos palabras se pueden analizar como miembros de la
subclase de sustantivos independientes.
Después, está la palabra seukwa ‘cuánto, qué cantidad’ que pertenece a la clase de los cuantificadores
(2.2.3.4).
Las últimas palabras interrogativas no pertenecen a otra clase en particular. Sirven para pedir información
sobre lugares o razones:
2.2.4.3 Posposiciones
Las posposiciones indican el papel que juegan los grupos nominales, como posesor, lugar, tiempo, acompa-
ñante, instrumento, recipiente, etc. En la oración siguiente, por ejemplo, la posposición =du ‘loc’, que marca
el SN ke te ‘mi chaco’ indica que ‘mi chaco’ juega el papel de lugar:
Algunas posposiciones son enclíticas, como las en (68a,b), mientras que otras son palabras fonológicamente
independientes, como las en (68c).
Maropa (reyesano) 217
b. =du ‘loc’
=me ‘loc.distr’
=neje ‘aso’ (instrumental o comitativo)
c. puji ‘ben’
buja ‘smlr’
(j)eneti/puayu ‘abl’
Algunas posposiciones constan de la terminación du o me, que claramente corresponde a las posposiciones
=du y =me. Sin embargo, la base no se puede identificar:
b. nadzudu/medzudu ‘adentro’
Las palabras de tiempo indican el momento en que ocurre una acción, como puisa ‘antes’, baudza ‘ayer’, bai-
patia ‘al mediodía’, jiawe ‘ahora’, etc. En (43b) (repetido) damos un ejemplo con jiawe; véase un ejemplo con
baudza ‘ayer’ en (67) arriba.
Las palabras de ubicación se refieren al lugar donde se ubica una acción, como ebakwedu ‘arriba’, etijeje
‘atrás’, etsekwedu ‘afuera’, etc. En (70) mostramos el uso de ebakwedu.
Las palabras temporales y de ubicación pueden colocarse en cualquier parte de una oración. O sea que
no tienen una posición fija.
Como hemos visto en 2.2.3.5, el maropa no tiene una clase específica de demostrativos adverbiales. Sin
embargo, esas nociones se expresan por medio de los tres demostrativos nominales seguidos/marcados por
una posposición.
2.2.4.5 Partículas
Las partículas son palabras que se usan para especificar varios tipos de informaciones a nivel de una oración,
como el aspecto (p.ej. chamakani ‘al fin’), el nivel de certidumbre (p.ej. seupuadu ‘de repente’, =pa ‘rpt’), etc.
Según la partícula de la que se trata, varía su posición en la oración. Las partículas independientes son
libres, o sea sin posición fija en la cláusula, como chamakani ‘al fin’, que se antepone al verbo en (73a) y se
pospone en (73b).
Otras partículas independientes son baka(w)e ‘en vano’, wiyawiya ‘despreciativo’, pakwatse ‘qué raro’,
etc.
Las partículas de primera posición siempre se ubican al principio de la oración, como akwita ‘a ver’,
ilustrado en (74). Otras partículas de este tipo son asapa ‘parece que’, cha o chamu ‘cntr’, seupuadu ‘de
repente’.
Las partículas de segunda posición siempre siguen la primera palabra o la primera frase de la oración,
como =pa en (75a,b). Otras partículas de esa clase son =badi ‘enf’, =biame ‘cevi’, =chenu ‘emp’, ilustrado en
(67), jeda ‘incierto’, ilustrado en (84b), y =mu(w)a ‘cntr’, ilustrado en (23b), (44a) y (82a,b).
Nótese que estas partículas son enclíticas, o sea fonológicamente ligadas a la palabra que les precede. En
los ejemplos se las escribe con el símbolo ‘=’ (como cualquier clítico) y con un espacio delante, para distin-
guirlas de otros tipos de clíticos.
Las partículas prepuestas se preponen a la(s) palabra(s) que modifican. La partícula de negación ma
‘neg’ se prepone a la palabra que niega, como en (76), donde modifica el verbo maturuta ‘me corneó’; ver
también (64a) y (82b). La otra partícula de esta clase es lasha ‘casi’, que se muestra en t6.
Las partículas pospuestas se posponen a la(s) palabra(s) que modifican, como =we ‘del’, que se muestra
en (63b), =in ‘aum’, que se muestra en (46a), (61) y (75b), y =be(u) ‘pf’, que se muestra en (73a).
La partícula ‘separadora’ te ‘sep’ tiene una función de delimitación de los constituyentes sintácticos que
forman una cláusula. Se coloca opcionalmente entre palabras o sintagmas, así como en la oración siguiente
(repetida):
Aunque la partícula te no sea obligatoria, aparece muy frecuentemente como se puede ver en los distintos
ejemplos ilustrativos en este estudio así como en el texto en la sección 3.
2.2.4.6 Conjunciones
Las conjunciones son palabras que especifican cómo se relaciona una oración temporalmente o lógicamente
con otras oraciones que la preceden, como tupebe ‘después’, que se muestra en (38b), t9, t14, t16, etc., cha-
sumasa ‘más tarde’, que se muestra en (87a), pebijedu ‘por ese motivo’, que se muestra en (77), tuebatabijedu
‘por eso’, que se muestra en (76), y tueteje ‘hasta allí’.
Las interjecciones son palabras que se usan para expresar los sentimientos del hablante sobre lo que dice (p.ej.
jera ‘el hablante piensa que es algo difícil’, ai ‘el hablante piensa que es algo doloroso’, etc.), o para saludar
(p.ej. wanuchi ‘buenas noches’), o para contestar (p.ej. ejee ‘sí’, mawe ‘no’).
Las onomatopeyas son palabras que reproducen varios sonidos del mundo, como en pa y tum en (79),
donde imitan los sonidos producidos por el manejo y el tiro de un fusil.
2.2.5 Cláusulas
Ahora veremos los niveles superiores de estructuración sintáctica que son los de las cláusulas y oraciones. Una
oración puede ser simple o compleja. Una oración simple consiste en una sola cláusula que es independiente;
una oración compleja consta de una cláusula independiente más una o varias cláusulas dependientes. A con-
tinuación, discutiremos primero la estructura de los diferentes tipos de cláusulas independientes (2.2.5.1) y
después los diferentes tipos de cláusulas dependientes (2.2.5.2).
Podemos distinguir entre dos tipos mayores de cláusulas independientes: verbales y copulativas.
Una cláusula independiente verbal consta como mínimo de un verbo, sea flexionado o no flexionado, intran-
sitivo o (bi)transitivo. Sólo el verbo es obligatorio, pues el idioma permite argumentos nulos, o sea que los
argumentos no tienen que ser expresados por medio de SN. Vea por ejemplo t10 (verbo intransitivo) y t15
(verbo transitivo).
Cuando los argumentos (S, A, O) son expresados por medio de SN, los SN suelen seguir el verbo, como
se puede comprobar en muchos ejemplos citados en este trabajo así como en el texto ilustrativo. Nótese, sin
embargo, que no es una regla estricta, pues hay ejemplos donde preceden al verbo, como S en (47a), A en
(47b) y O en t19 y t21.
Cuando ambos A y O son expresados por SN, parece que hay una preferencia para el orden VOA, como en
t8, pero el orden reverso también se encuentra, como en (26) y (44b). Por consecuencia, el sistema de marca-
ción y desambiguación de los argumentos nucleares (S, A y O) se hace principalmente a nivel de su indexación
dentro del verbo, puesto que el orden es flexible y que no hay sistema de casos en maropa.
Algunos constituyentes de cláusulas independientes verbales requieren una posición particular dentro
de una oración:
• un verbo no flexionado siempre precede su auxiliar (aunque no siempre inmediatamente); ver tsine
‘hacer fiesta’ en (21b), eishe ‘escapar’ en (26);
• las partículas de primera posición siempre ocurren al inicio de una cláusula;
• las partículas de segunda posición siempre ocurren después del primer constituyente de una cláusula;
• las partículas ma ‘neg’ y lasha ‘casi’ siempre se ponen inmediatamente antes del verbo al que
modifican.
Las cláusulas copulativas constan como mínimo de un ‘predicado’ nominal o adjetival, que en este estudio
llamamos complemento copulativo, según la terminología de Dixon 2004 (ver nota a pie 10). Opcionalmente,
se pueden expresar el sujeto y el verbo copulativo ‑pu‑ ‘ser, estar’, como en (80):
Maropa (reyesano) 221
El sujeto y el verbo copulativo son opcionales. Algunos ejemplos con el sujeto no expresado se pueden
ver en (51) y con el verbo copulativo no expresado en (61) y (75b).
La función principal del verbo copulativo es permitir la expresión de categorías verbales (tiempo, as-
pecto, persona, etc.) cuando el hablante lo considera necesario. Así que cuando es usado, el verbo copulativo
‑pu‑ ‘ser, estar’ puede llevar cualquier afijo verbal, como, por ejemplo, los afijos del pasado en (80) o el prefijo
pronominal de 1ra persona plural y los afijos imperfectivos en (81).
El complemento puede ser un adjetivo, como en (81a), o un SN, expresando varias relaciones semánticas,
como identidad, ecuación o denominación, como en (82a-c).
(82) a. Identidad
Ishawa =muwa te bakwa.
diablo =cntr sep víbora
‘Son diablos pues las víboras (pues pueden matar a alguien con su veneno).’ mo025
b. Ecuación
Tuwe te [ki jana].
ese sep 1sg.gen comida
‘Ésa es mi comida.’ mo005
c. Denominación
[Ki tata] te [Fausto Roca] a-pu-a.
1sg.gen papá sep Fausto Roca pas-ser;estar-pas
‘Mi padre se llamaba (lit. era) Fausto Roca.’ at007
En maropa, sólo hemos encontrado dos tipos de cláusulas dependientes, que tienen una morfosintaxis propia:
la cláusula de meta marcada por el sufijo ‑pu(ji) y la cláusula condicional marcada por el sufijo ‑kwatse, que
discutiremos en 2.3.5.2.1. Luego, para expresar otros tipos de relaciones (temporal, relativa, etc.), el idioma
simplemente combina entre si cláusulas que morfosintácticamente son independientes. Presentamos este
fenómeno en 2.3.5.2.2.
Hemos identificado dos clases de cláusulas dependientes marcadas, según los criterios siguientes:
1. El verbo es marcado por un sufijo especial. Las cláusulas de meta son marcadas por medio del sufijo
‑pu(j)i21 ‘purp’, como se ilustra en (83a,b). Vea otros ejemplos en t14 y t29.
Las cláusulas condicionales son marcadas por medio del sufijo ‑kwatse ‘cond’:
2. El verbo de una cláusula dependiente marcada puede llevar los mismos afijos que el verbo de una
cláusula independiente. La única diferencia es que el prefijo de TAM tiene que ser e‑ ‘ipfv’ y los sufijos
‑pu(j)i ‘purp’ y ‑kwatse ‘cond’ reemplazan el segundo sufijo TAM;
3. El verbo de una cláusula dependiente obligatoriamente ocurre al principio de la cláusula, como se ve
en (83a,b), t14 y t29;
4. Las cláusulas dependientes, a diferencia de las cláusulas independientes, no pueden llevar partículas
de primera o segunda posición.
Se pueden usar cláusulas morfológicamente independientes como cláusulas dependientes sin marcador de
dependencia. La única diferencia es que caen dentro del mismo contorno entonacional que la cláusula inde-
pendiente. A continuación, se dan algunos ejemplos de este tipo de uso con varias funciones:
2. Condicional
3. Relativa
[e-dzu-ta-da te ta mariku=du]].
ipfv1-llevar-a.3-ipfv1 sep 3sg.gen marico=loc
‘Había tenido su remedio, que cargaba en su marico.’ mb003
El maropa fue clasificado dentro de la familia tacana (con el araona, cavineña, ese ejja y tacana) a partir de
similitudes entre los sonidos (fonología) y las palabras (léxico); ver Key (1968) y Girard (1971) para mayores
detalles. Por falta de datos morfosintácticos, nunca se tomó en cuenta la dimensión gramatical. Ahora que
sabemos más sobre la estructura gramatical de las lenguas tacanas, es importante introducir ese conocimiento
en el debate para comprobar si esos idiomas se siguen pareciendo a ese nivel.
Entonces, terminaremos nuestro estudio con una comparación entre el maropa y las otras lenguas de la
familia lingüística tacana en términos gramaticales tipológicos. Empezaremos con una enumeración de los
rasgos tipológicos compartidos:
• estructura del predicado con posiciones para afijos de TAM, un sufijo pronominal ‑ta ‘s.3pl/a.3’, afijos
de cambio de valencia, afijos ‘adverbiales’, incorporación nominal, reduplicación;
• división estricta entre verbos intransitivos y transitivos;
• un par de auxiliares intransitivos y transitivos;
• estructura del sintagma nominal con posiciones para demostrativos, cuantificadores, yuxtaposición
nominal, sintagma genitivo, número y adjetivos;
• clase de sustantivos prefijados por e-;
• distinción entre un interrogativo humano (aise ‘quién’) y no humano (ai ‘qué’);
• clase de adjetivos con un sufijo sin valor semántico (adjetivos con me‑);
• clase de posposiciones para marcar los oblicuos;
• orden de palabras libre;
• anáfora cero
• paradigma de prefijos pronominales de 1ra y 2da persona; sólo tiene el sufijo ‑ta ‘s.3pl/a.3’ en común
con la mayoría de los otros idiomas;
224 lenguas de bolivia
• no hay sistema de caso; todos los otros idiomas marcan el SN que expresa el argumento A por una
marca ergativa;
• solamente un tiempo pasado; los otros idiomas tienen varios;
• ausencia de la categoría dual; sólo se manifiesta el contraste singular/plural, sea en los pronombres
(afijos o independientes) o en la marcación del número en el SN;
• dos construcciones posesivas; la segunda, con un pronombre genitivo que precede al sustantivo núcleo
(poseído) y un SN que lo sigue, es único al maropa;
• escasez de tipos de cláusulas dependientes marcadas (sólo dos); en particular no hay cláusulas depen-
dientes temporales y relativas.
En conclusión, la cantidad de rasgos gramaticales compartidos entre el maropa y las otras lenguas taca-
nas confirma que son lenguas muy cercanas tanto en este nivel como en el nivel de su fonología y léxico. Sin
embargo, el maropa tiene algunos rasgos muy específicos y particulares que hacen pensar que la historia de
esta lengua fue bastante diferente en comparación con las otras lenguas. Los rasgos más excepcionales son
probablemente la presencia en esta lengua de una serie de prefijos pronominales en el verbo para la 1ra y 2da
persona y al mismo tiempo la ausencia del sistema de caso ergativo tan típico de las otras lenguas.
Contado por Gumercindo Yanana. Grabado por Antoine Guillaume en Ratije el 10 de mayo de 2004. Trans-
crito con la ayuda de Gumercindo Yanana y Pedro Gualuo.
t2 Maputia te ki adeadetibu.
m-a-puti-a te ki adeadeti-bu22
1sg-pas-ir-pas sep 1sg.gen cazar-ipfv
‘Me fui a cazar.’ czoo2
22 No es enteramente claro cómo analizar la secuencia ki adeadetibu. El uso de ki requiere que esté seguido por una forma nominal o
nominalizada. No hemos encontrado verbos nominalizados por medio de un sufijo ‑bu. Aquí ‑bu parece ser el sufijo del circunfijo
de TAM e‑…‑bu (2.2.2.4). Si el uso de ki no es una equivocación de Gumercindo, posiblemente quiso decir ki adeadeti=du ‘(fui) a
mi cacería’, donde =du es la posposición de ubicación y adeadeti la forma nominalizada del verbo adeadeti ‘cazar’ (nominalización
‘accional’ por conversión directa; ver nota a pie 15).
Maropa (reyesano) 225
t5 Laime te tuna.
lai-me te tuna
bravo-sfa sep 3pl
‘Estaban bravos.’ cz005
23 Nótese que el circunfijo reflexivo/recíproco a‑…‑ti (2.2.2.5) parece tener el sentido de antipasivo en este ejemplo, con el paciente
(chanchos silvestres) relegado como oblicuo (marcado por la posposición =neje). Se necesitarían otros ejemplos (que no tenemos)
para comprobar esta función.
228 lenguas de bolivia
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