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Teoría y Símbolos de La Filosofía Hermética

El documento presenta una introducción a la filosofía hermética. Explica que utiliza un lenguaje figurado para expresar nociones trascendentes, ya que la verdad es inexpresable. Describe que Alejandría fue un centro intelectual donde convergieron sabios de oriente y occidente, y que el gnosticismo surgió como una alternativa al cristianismo primitivo. Finalmente, introduce tres conceptos fundamentales de la filosofía hermética: Azufre, Mercurio y Sal, así como los cuatro elementos: Tierra, A

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Teoría y Símbolos de La Filosofía Hermética

El documento presenta una introducción a la filosofía hermética. Explica que utiliza un lenguaje figurado para expresar nociones trascendentes, ya que la verdad es inexpresable. Describe que Alejandría fue un centro intelectual donde convergieron sabios de oriente y occidente, y que el gnosticismo surgió como una alternativa al cristianismo primitivo. Finalmente, introduce tres conceptos fundamentales de la filosofía hermética: Azufre, Mercurio y Sal, así como los cuatro elementos: Tierra, A

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Teoría y Símbolos de la Filosofía

Hermética

Oswald Wirth
Capítulo I
La Filosofía Hermética no es a nuestros ojos sino un tejido de fantasías, tal como la Alquimia parece
definitivamente relegada a la necrópolis de las ciencias muertas. Hay una dificultad especial que motiva
el descrédito de esas doctrinas. Es que hemos perdido la clave del lenguaje que les sirve para
expresarse. En aquél entonces se ignoraba nuestra pretensión actual de términos rigurosamente
precisos. Bastaban aproximaciones pues la verdad pura se consideraba como fatalmente inexpresable.
El ideal de la Verdad no se deja aprisionar bajo ninguna fórmula o, dicho de otra forma, el espíritu
fundamental del pensamiento es inasible. Un lenguaje figurado debieron emplear cada vez que se trata
de hacer tomar cuerpo a las nociones trascendentes. Cualquiera de nosotros no se puede privar de tener
que recurrir a las alegorías y a los símbolos. Esto no sería un capricho, sino que no hay otro medio de
hacerse comprender (Comentario.- Esto sería un lazo común entre los hermetistas y nosotros). El autor
señala que el hermetismo se dirige a los pensadores que una vocación innata les impulsa a profundizar
todo. Las leyes universales de la generación, de la conservación y de la transformación de los seres no
pueden ser representadas sino por esquemas de los cuales un espíritu superficial no sabría captar la
dimensión. De esta forma, la enseñanza de los sabios permanece ininteligible para quien se detiene en el
sentido exterior de las palabras. Por lo tanto, corresponde a cada uno iniciarse por sí mismo.
Capítulo II
La Tradición
Alejandría fue, en su tiempo, la capital intelectual del mundo antiguo. Las escuelas alejandrinas atraían a
sabios de todas las naciones, tanto de oriente como de occidente. En forma posterior y paralela comenzó
a desarrollarse el cristianismo, sobre el cual el pensamiento alejandrino tendría una importante influencia.
Sin embargo, los primeros cristianos fueron espíritus ardientes, espantados de los vicios de su época, los
cuales ellos se proponían corregir. Eran hombres de acción, muy disciplinados. A ellos se oponían los
autodenominados gnósticos, quienes se decían iniciados en los misterios de los antiguos hierofantes.
Para éstos, los cristianos eran ignorantes peligrosamente fanatizados y groseros. Los discípulos de la
gnosis aspiraban a llegar a ser confidentes directos de la divinidad y, por consecuencia, no creían sino en
ellos mismos. El gnosticismo se subdivida en una multitud de sectas que ofrecían el espectáculo de una
completa anarquía intelectual. Después de la conversión del emperador Constantino, se proscribió todo lo
que se ligaba a los antiguos cultos y se persiguió en particular a los partidarios de la Gnosis.
Considerados como heréticos, debieron disimular sus doctrinas bajo la cubierta de velos espesos. De
esta forma, nacieron las ciencias secretas u ocultas, que un simbolismo ingenioso esconde de la
curiosidad de los indiscretos (Comentario.- A pesar de esta afirmación de O. Wirth sobre el origen del
esoterismo no hay que olvidar que las formas externas del hermetismo o del esoterismo en general son
anteriores a las grandes persecuciones iniciadas por el cristianismo triunfante). En el primer rango figura
la Alquimia, el arte de las transmutaciones metálicas, que sirvió de trama a todo un vasto sistema de
alegorías. Se concibió la metalurgia mística, cuyas operaciones eran calcadas encima de aquéllas que la
naturaleza realiza sobre los seres vivos. Una profunda ciencia de la vida se ocultó bajo símbolos
especiales, se esforzó en resolver enigmas perturbadores y lanzó las bases de la medicina universal.
Con el objeto de asegurar a todos los seres una salud inalterable y alejada de las miserias de la
enfermedad, se propusieron conducir a cada cosa al mayor grado de perfección que potencialmente
tuviese. Este es el arte que llamaron convertir el plomo en oro. Practicaban el Gran Arte, el Arte por
Excelencia, el Arte Sacerdotal o Arte Real de los antiguos iniciados. Mientras que los “sopladores”
vulgares se lanzaban a una cocina incoherente, de la cual se desprendió más tarde la Química, lo
filósofos retenían el espíritu vivificante de la enseñanza de los maestros. Sin embargo, el grueso público
confundió a los sabios con los locos y rechazó en bloque todo lo que no estaba bajo su comprensión
inmediata o que no tenía el sello de los pontífices.
Capítulo III
Los Tres Principios.
El hermetismo hace remontar el origen de todas las cosas a una radiación que parte simultáneamente de
todas partes: es la Luz Infinita, el Aor Ensoph de los Cabalistas (el autor señala que las teorías
alquímicas han sido resumidas con claridad notoria en 1864 por el Dr. Ch. De Vauréal en su Ensayo
Sobre la Historia de los Fermentos, tesis de doctorado de la Fac. de Medicina de París). Esta Luz
Creadora emana de un centro que no se encuentra en ninguna parte, pero que cada ser descubre en sí
mismo. El Centro – fuente de toda existencia – se manifiesta en los seres como la fuente de su energía
expansiva, la cual parece relacionarse con un fuego interno, que sería mantenido por lo que los
alquimistas llaman su Azufre. El Principio Lumínico se manifiesta en relación con los otros seres bajo dos
aspectos opuestos: converge hacia su centro bajo el nombre de Mercurio, después ella irradia de esta
fuente original a título de emanación sulfurosa. El Mercurio hace entonces alusión a lo que entra y el
Azufre a lo que sale, pero entrada y salida suponen un contenedor estable, el cual corresponde a lo que
resta, dicho de otra forma, la Sal.

En todo lo que puede concebirse como existente se distingue Azufre, Mercurio y Sal. Porque no se sabría
imaginar de nada que no tuviera su sustancia propia (Sal), sometida simultáneamente a influencias
internas (Azufre) y externas (Mercurio). El Mercurio, que también toma el nombre de Azoth de los sabios,
es aquello en lo cual todo reside originalmente. Pero por operación del Espíritu Divino el Verbo se
encarna en el seno de una Virgen Inmaculada, que da nacimiento al Redentor. Este último no es otro que
el Querer Particular armonizado con la Voluntad General, es el Azufre aliado al Mercurio en una Sal
purificada. Esa alianza permite a la individualidad conquistar la plenitud del ser, de la vida y del
pensamiento, porque los individuos no existen, ni viven ni piensan sino en la medida en que ellos llegan a
asimilar el ser, la vida y el pensamiento de la colectividad de que son parte. Dicho de otra forma: no
somos nada por nosotros mismos: todo proviene del Gran Todo. Por lo tanto, el ser humano debe buscar
unirse estrechamente a la fuente permanente de todas las cosas. La intimidad de una unión semejante
depende de la pureza a la cual es llevada la Sal. (Comentario.- De aquí la importancia de las
purificaciones de todas las épocas, incluida la de la francmasonería.) La dominancia del Azufre exalta la
iniciativa individual y se traduce por cualidades viriles, energía, ardor, coraje, audacia, comando. Inventa,
crea, actúa, otorga. El Mercurio desarrolla las virtudes contrarias: lo femenino, dulzura, calma, timidez,
prudencia, modestia, resignación, no inventa pero comprende, adivina y siente, ama el reposo
especialmente espiritual, ensueña, imagina. La Sal engendra equilibrio, ponderación, estabilidad, es el
medio conciliador, el símbolo de la sabiduría.
Capítulo IV
Los Cuatro Elementos.
La Sal comprende el conjunto de lo que constituye la personalidad, por lo tanto, a la vez el alma y el
cuerpo. La una, siendo lo que hay nosotros de celeste, y, el otro, lo que nos ata a la Tierra (símbolo:
círculo dividido por diámetro horizontal). El segmento superior representa lo puro o inalterable. El
segmento inferior se relaciona con lo heterogéneo, cambiante y accesible a los sentidos. Este dominio
está sometido al imperio de los elementos. Este concepto de los elementos no tiene nada que ver con los
cuerpos simples o puros. Éstas son abstracciones metafísicas que se distinguen de las cosas
elementales. Los cuatro elementos se encuentran en todo objeto físico, pues la materia elemental resulta
del equilibrio que se establece entre ellos. Elemento Tierra: escapa a nuestras percepciones, es la causa
invisible de la pesadez y la fijación. Elemento Aire: produce la volatibilidad. Elemento Agua: contrae los
cuerpos. Elemento Fuego: los dilata. A cada elemento se ligan cualidades elementales: seco, húmedo,
frío, caliente.

Cualidad Símbolo
Elemento Acción Representación
elemental Zodiacal

Pesadez y Buey de San Toro zodiacal


Tierra Fría y seca
fijación Lucas de primavera

Águila de San
Caliente y Constelaciones
Aire Volatilidad Juan
húmedo otoñales
 

 Frío y Ángel de San Acuario en


Agua Contracción
húmedo Mateo invierno

Zodíaco en
Caliente y León de San
Fuego  Dilatación medio del
seco Marcos
verano

Los elementos son figurados (toman figura o forma) en el ser humano por la materia corporal pasiva
(Tierra), por el espíritu o soplo animador (Aire), por los fluidos vehículos de la vitalidad (Agua), por la
energía vital fuente del movimiento (Fuego). La denominada circulación vital es un flujo dinámico que se
sintetiza así: la Tierra es un recipiente poroso, que pueden atravesar el Agua y el Aire, para ir a alimentar
al Fuego, que arde en el centro. Excitado por el Aire, el Fuego consume una parte del agua y vaporiza el
resto. El vapor se abre paso a través de los poros de la Tierra y se eleva al exterior, pero el frío la
condensa en nubes que se vacían en lluvia. El Agua, manteniendo al Aire en disolución, se acumula en la
superficie del suelo, al cual embebe, para retornar al Fuego central.
Se establece la hipótesis de que el dominio de la circulación de los elementos en el ámbito humano
individual puede tener un efecto de salud o terapéutico capaz de prolongar la vida. En otras palabras,
habría magnetizadores o controladores de la energía (Comentario.- reiki, imposición de manos) capaces
de ejercer sus capacidades terapéuticas. La manera de hacer volverse a su propia Tierra permeable
interesa sobremanera al psicurgo, quien desea desplegar a plenitud su potencia.
Capítulo V
La obra de los sabios.
La Piedra Filosofal es una Sal purificada, la cual coagula el Mercurio, para fijarlo en un Azufre
eminentemente activo. La Obra comprende entonces tres fases: a) la purificación de la Sal, b) la
coagulación del Mercurio, c) la fijación del Mercurio. La Materia filosófica (una entidad espiritual individual
o persona) se encontraría por todas partes, pero cualquiera no sirve. Si se encuentra Materia
conveniente, es imprescindible previamente limpiarla, a fin de desembarazarla de todo cuerpo extraño
que pudiera adherirse accidentalmente a su superficie.
Después de haber tomado esta precaución, el sujeto es encerrado en el Huevo filosófico herméticamente
cerrado. Es sustraído a toda influencia venida del exterior (déficit de estimulación mercurial) y su fuego
vital termina por extinguirse. Este lenguaje desconcertante es posible comprenderlo merced a la
traducción que puede hacer la francmasonería a través de sus costumbres (o mejor dicho, ritual). Está
claro que corresponde al retiro de los metales y el encierro en la Cámara de Reflexión. El individuo
“muere” y su personalidad se desdobla. La parte etérea se desprende y deja un residuo sin forma.
Aparece el caos filosófico (color negro, cuervo de Saturno).
La materia cae en putrefacción (prueba de la Tierra). Los elementos que formaban parte de la Materia
Orgánica se separan y se confunden en el desorden. Pero la masa putrefacta encierra un germen, a
partir del cual una nueva forma comienza a estructurarse y comienza a calentarse, rechazando la
humedad y envolviéndose en la sequedad o sequía. Se reconstituye la corteza terrestre que le separa del
Agua. Así, la Tierra impura es sometida a un lavado progresivo, hay cambios de colores desde lo más
obscuro hasta el blanco. La blancura es el símbolo del soplo aéreo o divino que penetra la Tierra para
hacer el Niño Filosófico (Arcano 20 del Tarot).
El desarrollo seguirá su marcha, hasta obtener el color verde ( la Vida Vegetal) y luego el rojo,
representante del Fuego Individual o Azufre Filosófico. Esto último se interpreta como la perfecta
purificación de la Sal. Para conquistar la perpetuidad o movimiento sostenido de este estado avanzado es
indispensable la iniciativa individual. Se trata de mantener la comunión del Ser Humano con Dios o
armonía entre el Micro y el Macrocosmos.
En este estado el Sujeto toma el nombre de REBIS (res bina o cosa doble). Se le representa por el
andrógino en el cual se une la energía viril y la sensibilidad femenina. El adepto vencedor de las
apetencias básicas posee libertad y su espíritu domina sobre la materia.
Esto es conquistar la Quintaesencia, o sea, la esencia misma de la personalidad. Esta entidad tiene por
símbolo al pentagrama o Estrella del Microcosmos o Estrella Flamígera.
Este es el emblema característico del Segundo Grado de los Francmasones, al cual no se puede acceder
sino se ha logrado la purificación por los cuatro elementos. Por tanto, las pruebas iniciáticas están
calcadas sobre las operaciones de la Gran Obra:

Pruebas de
(Gran Obra)
la iniciación
Alquimia
masónica

Putrefacción Tierra

Sublimación de
la parte volátil Aire
de la Sal

Ablución de la
Agua
Materia

Espiritualización
Fuego
del Sujeto

Capítulo VI
El Magisterio del Sol
Según los ritos iniciáticos, la banda (en el sentido de antifaz) de la ignorancia profana cae de los ojos del
Recipendiario desde que éste ha sido purificado por Los Elementos. Esta cuádruple purificación tiene por
efecto de volver la corteza terrestre permeable y transparente.
También de ahora en adelante la luz exterior podrá ser percibida adentro. Pero no basta al iniciado ver la
Luz, le corresponde extraerla, para concentrarla en el horno radical de su personalidad. Es lo que se
llama Coagular el Mercurio. En vista de esta operación, el Fuego interior debe al comienzo ser
estimulado.
El ardor central exterioriza así humedad anímica, la cual transforma la atmósfera individual en un medio
propio para recoger y condensar la claridad difusa del AZOTH. Gracias a esta refracción, la personalidad
acaba por impregnarse integralmente de Luz coagulada. Pero la conquista de una vida más elevada
supone siempre una muerte preliminar. Ahora, esto no es más que el profano quien perece en el seno de
las tinieblas para renacer a la Luz.
Es el Iniciado quien muere elevado por encima de la tierra y clavado sobre la cruz, en vista de cumplir la
Gran Obra. Esta muerte representa el sacrificio total de sí mismo. Exige la renuncia a todo deseo
personal. Es la extinción radical del egoísmo y, por consecuencia, la desaparición del pecado original. El
Yo desaparece absorbido en el Yo de la Divinidad. Una absorción semejante inviste al ser humano de
soberana potencia.
El ser que no es esclavo de nada llega a ser por este solo hecho amo de todo. Su voluntad no formula
sino las intenciones mismas de Dios y a este título ella se impone irresistiblemente. Le corresponde ahora
una misión redentora, desligada de toda mezquindad. Cuando la piedra filosofal es proyectada sobre los
metales en fusión, es en oro filosófico que los transmuta, es decir, en un tesoro inalienable, cuyo valor es
absoluto. Este oro se correlaciona con la más elevada suma de perfección de la cual es susceptible un
ser, desde el triple punto de vista intelectual, moral y físico. Pero para convertir a otro a la perfección
sería necesario ser perfecto uno mismo.
Esto, que parece imposible, se puede realizar porque no se habla de la perfección absoluta. Basta una
modesta luz para contribuir a disipar las tinieblas y para curar a otros basta con estar sano. Sumisión y
obediencia son indispensables pero solas no bastan para elevarse hacia Dios. La elevación es
proporcional al grado de Amor del cual se es capaz. Es en el sentimiento que une a un individuo a todos
los otros que reside la suprema virtud. El adepto que arde de este amor infinito obtiene el Sello de
Salomón. Este signo dela potencia mágica se compone de dos triángulos entrelazados (Fuego y Agua).
Representa la naturaleza humana unida a la naturaleza divina.
El Hexagrama o Estrella del Macrocosmos o emblema de la teúrgia, alianza de la Voluntad y el
Sentimiento (la magia simple se basa sobre la sola voluntad del adepto llevada a su más alta potencia).
Su pantáculo es el Pentagrama o Estrella del Microcosmos.
Capítulo VII
Los Siete Metales.
El Espíritu es esencialmente activo y no puede reaccionar sobre la sustancia pasiva del Cuerpo sino por
intermediación del Alma, la cual se muestra relativamente pasiva respecto del Espíritu pero activa con
relación al Cuerpo.
Ahora bien, la salud exige que la influencia del Espíritu pueda ejercerse plenamente sobre el Cuerpo. A
este efecto, el Alma debe ser el término medio exacto entre el Espíritu y el Cuerpo. La armonía no puede
entonces ser realizada si no hay equivalencia entre los tres factores de la personalidad humana.

Éstos pueden ser representados gráficamente por tres círculos que se traslapan parcialmente. Se
engendra entonces un Septenario que permite visualizar la constitución del hombre bajo un nuevo
aspecto.
El Espíritu, el Alma y el Cuerpo corresponden de ahora en adelante al Oro, la Plata y al Plomo. Su
síntesis es figurada por el mercurio, símbolo dela Quintaesencia, o del substrato invisible y permanente
de la personalidad física.
El Alma y el Espíritu se unen en el Alma Espiritual, la cual se relaciona con el Estaño, tal como el Fierro y
el Cobre se aplican respectivamente al Espíritu Corporal y al Alma Corporal. A cada metal se le relaciona
por lo demás con un planeta o una divinidad olímpica.
El Plomo (Cuerpo), pesado y vil, pertenece a Saturno, el dios destronado por Júpiter que se refleja él
mismo en el Estaño (Alma Espiritual), el más ligero de los metales. Estos dos metales son blandos y se
oponen a otros dos, que son duros. Un es el Cobre, que oxidándose toma el color verde de Venus.
El otro es el Fierro que enrojece con el Fuego y proporciona las armas a Marte. La movilidad del Azogue
(Mercurio) es recordada por los movimientos rápidos del planeta Mercurio y por la igualdad (de
movimientos) del mensajero de los dioses. La Luna parece encontrar su blancura y su suave resplandor
en la Plata, mientras que el Oro, brilla como el Sol. Los cuatro elementos alquímicos corresponden al
Plomo (Tierra), Estaño (Aire), Cobre (Agua) y al Fierro (Fuego).
El Oro incorruptible es representado por Apolo, el dios-luz, fuente primordial de toda vida y de toda
actividad. Es el Espíritu Puro que anima la recreación, de la cual es el comienzo y el fin, A y Z, Alfa y
Omega, Alef y Tau, como lo indica la palabra Azoth, compuesta cabalísticamente de la letra inicial de
todos los alfabetos (A), seguida del último carácter alfabético de los Latinos, los Griegos y los Hebreos.
Principio Metal Dios Proyección Planeta Elemento Espíritu Oro Apolo Sol Alma Plata Diana Sentimiento
Imaginación Memoria Luna Cuerpo Plomo Saturno Saturno Tierra Síntesis Espíritu, Alma Cuerpo Azogue
Hermes Cuerpo astral o doble etéreo, nudo de la personalidad Mercurio Alma Espiritual o Espíritu
Anímico Estaño Júpiter y Juno Razón (Minerva) Voluntad Júpiter Aire Espíritu Corporal Fierro Marte
Marte Fuego Alma Corporal Cobre Venus Venus Agua Cuando estos siete principios se contrabalancean
armónicamente resulta de allí la salud perfecta. Pero la perfección no es nunca alcanzada. Esto es lo que
engendra la diversidad de los individuos de una misma especie, porque ellos se confundirían en la unidad
de su tipo común, si ellos fuesen estrictamente conformes al modelo abstracto. Las desviaciones son
innumerables pero ellas se reúnen en un pequeño número de tipos secundarios que serán descritos más
adelante.
Capítulo VIII
Modificaciones Fundamentales del Tipo Humano.
El Hombre-Tipo o Adam-Kadmon representa un ideal de armonía que ningún ser concreto consigue
realizar. De allí resultan idiosincrasias variadas hasta el infinito, que sólo el Hermetismo permite clasificar
de una forma estrictamente lógica.
La ruptura con el equilibrio perfecto se debe a la desproporción de los factores que constituyen el ternario
humano. Cada uno de ellos puede encontrarse en exceso o, al contrario, ser insuficiente. Se puede
distinguir seis variaciones fundamentales, caracterizadas por el exceso o la falta de Cuerpo, de Alma, o
de Espíritu.
En el centro se encuentra el equilibrio perfecto, al cual corresponde la luz blanca, en tanto que el rojo
pertenece al Espíritu, el azul al Alma y el amarillo al Cuerpo.
En el intermedio se hallan el violeta del Alma Espiritual, el naranja del Espíritu Corporal y el verde del
Alma Corporal.

 Corporal.
 Insuficiencia Corporal
 Misticismo
VIOLETA
Predominancia
Espiritual
Actividad
ROJO
Abundancia
Anímica
Bondad
AZUL
Armonía
Perfecta
BLANCO
Escasez
Anímica
Fiereza
NARANJA
Debilidad
Espiritual
Pereza
VERDE
Cuerpo excesivo
Materialidad

En esta traducción se presentará la descripción de un par de tipos para comprender el mecanismo de


generación de cada uno de ellos.
Tipo de la predominancia material.-
La actividad física (Marte), la savia vital (Venus) y la inteligencia práctica asfixian la idealidad (Júpiter).
Poco lugar para la ensoñación, las concepciones elevadas y los sentimientos nobles. Mucho vigor
muscular. Estas naturalezas están hechas para trabajar bajo la dirección de otra persona. La máxima
aspiración es la satisfacción de las necesidades corporales.
 
La ponderación masiva de estos seres robustos les hace gozar de una salud excelente, al menos en
apariencia, porque, en realidad, están predispuestos a la apoplejía y a los accidentes del temperamento
atlético.
La obesidad les amenaza si ellos no gastan su fuerza. Por otra parte, sus órganos se arriesgan a ser
prematuramente desgastados por la fatiga excesiva que podría serles impuesta. Estas personalidades
espesas tienen necesidad de reaccionar contra la pesadez de la materia.
La imaginación (Luna) deberá idealizar la vitalidad (Venus). Diana (Luna) inspirando a Venus
sentimientos puros, dará más espacio a Júpiter, sobre todo si Apolo (Sol), por su parte, llega a
transformar la fuga de Marte hacia la ambición de las grandes cosas.
Tipo del alejamiento de la materialidad.- Aquí el círculo del cuerpo es desplazado hacia fuera. Esta
situación no deja más que una dominancia precaria a Marte, Venus y Mercurio.
En revancha, Júpiter absorbe todo. Es el pensamiento que se ejerce a expensas de la energía
realizadora (Marte), de la vitalidad (Venus) y de la trama invisible de la personalidad (Mercurio). Las
personas de esta categoría son soñadores débiles.
 
Gustosos caen en el misticismo. Ahora, quien desea ser ángel puede llegar a ser bestia, porque nuestra
naturaleza tiende fatalmente al equilibrio: el Cuerpo recupera por consecuencia con violencia al Espíritu y
al Alma que intentan escapárseles. La sabiduría quiere que suframos las leyes de nuestra envoltura
terrestre.
Ella nos enseña a reinar sobre la materia y no a rehuirla. Con este objeto, importa volatilizar lo fijo fijando
lo volátil, o espiritualizar el cuerpo corporizando al espíritu.
Ese es todo el secreto del Gran Arte. Para atar a la Tierra a una personalidad demasiado etérea, Venus
puede útilmente intervenir, inspirando una de esas pasiones que atraen a los semidioses hacia las hijas
de los hombres.
Por otra parte, el ejercicio muscular y la gimnasia podrán permitir a Marte conquistar su vigor normal.
Otros tipos .- Así, igualmente, con el círculo del Alma y, luego, con el círculo del Espíritu en movimiento,
con desplazamientos hacia el interior o el exterior de los otros dos círculos es posible ir perfilando una
serie de otras modificaciones del tipo o arquetipo humano.

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