0% encontró este documento útil (0 votos)
33 vistas10 páginas

Bushnell David. Colombia Regeneraicnguerradelosmildasseparacindepanam

Este documento describe el período de la Regeneración en Colombia a finales del siglo XIX, liderado por Rafael Núñez. Núñez propuso reformas a la constitución de 1863 para fortalecer al ejecutivo nacional, negociar un acuerdo entre la iglesia y el estado, y promover la industria a través de aranceles. Su pensamiento evolucionó del liberalismo al positivismo, enfocándose en el orden, el progreso y la tradición.

Cargado por

Valeria Zuluaga
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
33 vistas10 páginas

Bushnell David. Colombia Regeneraicnguerradelosmildasseparacindepanam

Este documento describe el período de la Regeneración en Colombia a finales del siglo XIX, liderado por Rafael Núñez. Núñez propuso reformas a la constitución de 1863 para fortalecer al ejecutivo nacional, negociar un acuerdo entre la iglesia y el estado, y promover la industria a través de aranceles. Su pensamiento evolucionó del liberalismo al positivismo, enfocándose en el orden, el progreso y la tradición.

Cargado por

Valeria Zuluaga
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 10

21.

Indalecio Liévano Aguirre, El proceso de Mosquera ante el


Senado. Bogotá, 1966.
22. Marco Palacios, Estado y e/ases sociales en Colombia. Bogotá,
1986, p. 116.
23. Citado por Antonio García Isaza, <,Reflexiones sobre nuestro CAPjTUL06
radicalismo y tradicionalismo en el siglo XIX.>, Boletfn de historia y an-
tigüedades, 75, No. 760, enero-marzo de 1988. p. 105. LA REGENERACIÓN Y SU SECUELA:
24. Jaime Jaramillo Uribe, «El proceso de la educación en la Repúbli- UNA REACCIÓN POSITIVISTA
ca (l830-1886}», en Nueva historia de Colombia, 8 vols., Bogotá, 1989, t. 2, Y CONSERVADORA
p. 232. Estos datos corresponden especfficamente al año de 1870. (1885-1904)
25. José Antonio Ocampo, ed., Historia económica de Colombia,
Bogotá, 1987, pp. 125-126. Las estadísticas oficiales. desde luego, no deben
considerarse como totalmente exactas. Jane M. Loy, "Primary Education during
the Colombian Federatíon: The School Reform of 1870.., Hispanic American
Historical Review, 5 1, No. 2, mayo de 1971, p. 288, presenta cifras ligeramente
diferentes, pero que de todas maneras reflejan un notable aumento en el número
de matriculados.
i 26. Ocampo, Historia económica, p. 141-143, YColombia y la eco-
nom(a mundial, pp. 84, 89.
;

27. Ocampo, Colombia y la econom[a mundial, p. 63. El período del predominio liberal en Colombia llegó a su fin en
28. David Bushnell y Neill Macaulay, El nacimiento de los pa{ses la penúltima década del siglo XIX. Factores tales como los excesos de
latinoamericanos, Madrid, 1989, p. 301. Valores en dólares de 1880. las administraciones liberales en relación con la Iglesia, el federalismo
29. Ocampo, Colombia y la econQm[a mundial, p. 113. a ultranza (que debilitó el orden público) y las crecientes dudas a
propósito de las políticas económicas liberales, contribuyeron al
inevitable despertar de la reacción. Las luchas contra la Iglesia impedían
el apoyo sincero de una población abrumadoramente católica, mien-
tras el federalismo -tanto resultado como causa de la lamentable
debilidad del Estado colombiano- había empeorado una situación ya
delicada. En cuanto a los asuntos económicos, el régimen liberal había
perseguido abiertamente la integración de la economía colombiana a
los mercados internacionales como elemento clave para el crecimiento
continuo y había supuesto que la empresa privada produciría es-
pontáneamente su propio crecimiento si se liberaba a los individuos de
restricciones arbitrarias. Mientras los productos de exportación se
comp0l1aran bien, el sistema parecía estar justificado. Pero cuando fi-
nalmente se debilitó la demanda de productos colombianos en el

194 195
exterior, el resultado fue cierta pérdida de confianza entre los sectores tar su presencia y concederle una posibión especial, de poder e in-
liberales y un impulso en el vigor crítico de sus detractores. La crisis fluencia. En efecto, la Iglesia debía ser usada de manera inteligente,
de los mercados internacionales pudo no haber sido la causa principal para promover la moralidad y la disciplina social. Finalmente, Núñez
del descontento, pero en muchos sentidos fue la gota que rebosó pedía cambios en las políticas económicas, que incluían una mayor
la copa. actividad del Estado. Probablemente, la más clara ilustración de sus
ideas al respecto es su creencia de que el gobierno debía promover la
EL PROGRAMA DE NÚÑEZ y CARO: industria nacional a través de formas de protección como los aranceles.
ORDEN, PROGRESO Y TRADICIÓN Los críticos de Núñez interpretaban su clamor por tarifas más altas
como simple táctica para ganar los votos de los artesanos, y encontra-
El hombre que convocaría finalmente una coalición exitosa ban explicaciones similares para los demás puntos en los que Núftez se
como oposición al establecimiento liberal fue el doctor Rafael Núñez, alejaba del estricto credo del laissez ¡aire económico. Pero cuales-
En la década de 1850 había sido un liberal doctrinario, pero su quiera que hayan sido sus motivos, su separación de tal credo es otra
pensamiento evolucionó constantemente hasta que en el punto máximo indicación más del pragmatismo y la falta de prejuicios doctrinarios
de su trayectoria llegó a representar la manifestación colombiana de la que hicieron de Núñez un «positivista» en el sentido amplio anterior-
escuela de pensamiento «positivista», que tanta influencia ejerció en mente descrito.
toda América Latina durante los últimos años del siglo XIX y los
A menudo se ha dicho que Núñez «se volvió conservadOr».
primeros del XX. Núñez no era positivista en el sentido estricto, aunque
Entre los liberales colombianos esta fue la manera de decir que había
sin duda se sentía atraído por pensadores británicos positivistas y
traicionado a su partido, acusación que yace en el centro de la polémi-
social-darwinistas, especialmente Herbert Spencer. La asociación de
Núftez con los positivistas reside principalmente. en un sentido am- ca partidista que se levantó a propósito del reformador y de su vida
plio, en el rechazo a ideologías abstractas (liberales. conservadoras o política. La acusación no es, sin embargo, técnicamente correcta, por
de cualquier otro tipo) y la consecuente predilección por la concentra- más que Núñez, aunque no lo hubiera querido, hubiese contribuido al
ción práctica en las metas del orden y el progreso. Núñez evidenciaba predominio conservador en Colombia desde finales del siglo XIX hasta
la influencia de Spencer especialmente en su preocupación por la 1930. Durante los años 70, como publicista y activo político con muchos
sociedad como organismo complejo y en evolución que puede ser seguidores en su nativa costa Atlántica, Núñez surgió como líder de la
manipulado pero cuya transformación es imposible de la noche a la facción independiente del Partido Liberal, en oposición a los radicales,
mañana!, quienes, además de controlar el gobierno nacional, perseguían la pure-
za doctrinal (que no siempre practicaron), Como se anotó en el capítulo
El pensador buscó reformar la Constitución de 1863 porque
anterior, en la división interna del partido jugaba el elemento regio-
sentía que ésta había fortalecido de tal manera los estados y debilita-
nal, toda vez que los bastiones de los radicales estaban en los estados
do al ejecutivo nacional, que impedía cualquier administración efectiva:
de Boyacá. Cundinamarca y Santander, mientras los independien-
la Carta era una creación ideal que nada tenía que ver con la realidad
tes eran mucho más fuertes en la costa y el Cauca (en este caso gracias
colombiana. Aunque en el aspecto religioso Núñez era un libre pensa-
a la alianza con los seguidores del ex presidente Mosquera).
dor, estaba convencido de que se debería negociar un arreglo amistoso
entre la Iglesia y el Estado. Puesto que la Iglesia Católica Romana, Núñez no logró la presidencia en su primer intento de 1876,
para bien o para mal. formaba parte integral del organismo social pero finalmente la obtuvo para el período de 1880 a 1882, con el voto
colombiano, Núñez pensaba que la única alternativa viable era acep- combinado de los liberales independientes y los conservadores, para

196 197
quienes Núñez era una alternativa ante la amenaza radical. Como ción de 1886, que se mantuvo, aunque con numerosas reformas,
Presidente, logró ampliar la autoridad del ejecutivo nacional a través hasta 1991. El autor principal de la Carta fue uno de los colaboradores
de ciertas medidas; de igual manera, subieron los aranceles, para conservadores de Núñez, Miguel Antonio Caro, estudioso de los
satisfacción de los artesanos de ambos partidos que habían apoyado clásicos, innexible defensor de los valores tradicionales católicos
su coalición. Pero la total institucionalización de los cambios que y ferviente admirador de la herencia colonial espaftola. Pero no hay
Núñez proponía, fundamentales para la «regeneración» de Colombia evidencias de desacuerdos fundamentales entre Núñez y Caro en lo
desde su propio punto de vista, requerían la reforma de la Constitución que respecta al estilo de gobierno. La nueva Constitución era rígida-
(el lema de Núñez era «¡regeneración o catástrofe!»). Para tal reforma mente centralista: los estados, que pasaron a llamarse departamentos,
se necesitaba el consentimiento unánime de todos los estados. Mien- retuvieron asambleas elegidas con poderes regionales limitados, pero
tras dominaran en uno solo, los radicales podían bloquear las pro- sus gobernadores, que a su vez nombrarían a los alcaldes, serían
puestas de Núñez; y en realidad controlaban más de un estado. Estos designados directamente por el Presidente. El partido que obtuviera el
liberales admitían que muchas de las críticas de Núñez al sistema de control de la Presidencia podría así extender el monopolio absoluto
gobierno eran válidas, pero desconfiaban de él, en parte por su alianza del poder ejecutivo en todo nivel. Estas reformas tenían cierto parecido
con los conservadores; la desconfianza lIevó a los radicales, entonces, con el sistema que se estableció en 1832 para la Nueva Granada, pero
a obstruir las propuestas de cambio. en aquel entonces el sistema bipartidista tan incipiente que las
Después de los dos años de espera estipulados por la Cons- implicaciones fueron distintas. Ahora las divisiones estaban clara-
titución para optar a la reelección, Núñez volvió a la Presidencia en mente marcadas; la total exclusión de uno de los partidos naciona-
1884. Esta vez tuvo suerte; en 1885, temiendo que Núñez planeara les evidentemente exacerbaría el sectarismo político y, de manera
reformas que desafiaran la Constitución, los radicales lanzaron una indirecta, aumentaría las probabilidades de violencia entre los partidos.
revuelta contra el Presidente, que fue rápidamente eliminada. con gran La nueva Constitución reforzó aún más la Presidencia al extender el
ayuda conservadora. Este desenlace de los hechos dio a Núñez el período de gobierno a seis aftos y autorizar la reelección inmediata.
pretexto perfecto para anunciar abiertamente: «¡Señores! La cons- Una vez más se limitó el sufragio universal masculino, por medio de
titución de 1863 ha dejado de existir!>,2; también aumentó su de- la imposición del requisito de alfabetismo para las elecciones nacio-
pendencia del apoyo conservador, pero de todas maneras Núñez evitó nales (no para las locales), y las garantías de las libertades civiles
hacerse miembro de tal partido y más bien intentó formar uno nuevo, fueron planteadas de manera mucho menos terminante que en 1863.
\Iamado Nacional, con los independientes que lo apoyaban junto con Finalmente, se restableció la pena de muerte.
algunos conservadores de ideas similares. Una mayoría de los libera- La contribución de Núñez a la causa de la unificación nacio-
les, por su parte, prefirió reforzar su oposición a Núñez y a todo lo que nal no consistió exclusivamente en la redacción de una nueva Cons-
el Presidente defendía antes que unirse al nuevo partido, en el cual titución que reforzaba el ejecutivo nacional, sumada a la formación de
consecuentemente predominaron cada vez más los ex conservadores y un nuevo partido que, aunque reconocidamente efímero, se había
no los liberales. Después de la muerte de Núñez, en 1894, el Partido
presentado como alternativa que superaba las disputas entre liberales y
Nacional se convertiría en poco más que una facción del Partido Con-
conservadores. También fue simbólica, al dar a sus compatriotas un
servador.
Himno Nacional. El hecho de que a tales alturas del siglo Colombia
Aunque el fracaso del tercer partido fue evidente --como no tuviera un símbolo musical aglutinador era tal vez otro de los signos
ocurrió cada vez que algo similar se intent6-, Núftez logró casi todos de la relativa debilidad del sentimiento nacional (el himno venezo-
sus objetivos. Sus puntos de vista están contenidos en la Constitu- lano, por el contrario, databa de la época de la Independencia). Núñez,

198 199
que entre otras cosas era también poeta, escribió la letra del himno, y, veto en cuanto a los textos escolares, el pensum y el nombramiento
la música estuvo a cargo de un maestro italiano residente en Bogotá.: de maestros. El artículo más desconcertante del Concordato era el que
El coro del cántico, si bien abstracto, es conmovedor: declaraba la validez pasada y presente de todos los matrimonios
cat6licos, sin excepción. El primer matrimonio del propio presidente
Núñez fue rehabilitado, y por lo tanto su divorcio y subsecuente
¡O gloria inmarcesible! matrimonio civil quedaron anulados. La primera dama de la nación,
¡O júbilo inmortal! de esta manera, pasó de ser esposa del Presidente a mera concubina.
Este era el precio que Núflez estaba dispuesto a pagar a cambio de
En surcos de dolores
la tranquilidad religiosa. Afortunadamente para la pareja presiden-
el bien germina ya. cial. la primera esposa de Núftez murió poco tiempo después, lo cual le
permitió a éste normalizar su situación con la bendición de la Iglesia.
En la primera estrofa, a manera de celebración de la Indepen- Desde una perspectiva hemisférica, las políticas religiosas
dencia de España, Núñez incluyó las líneas «La humanidad entera, de Núflez evocan las de la dictadura de orientación positivista de Por-
que entre cadenas gime, comprende las palabras del que murió en la firio Díaz en México, que de manera muy similar frenó las reformas
cruz». Este intento de asociar el nacimiento de la nación colombiana anticlericales que Benito Juárez y otros liberales mexicanos llevaran a
con las enseñanzas de Cristo bien puede ser históricamente traído de cabo a mediados del siglo. En México, sin embargo, las reformas no
los cabellos, pero no más que el clamor que a mediados del siglo XIX fueron eliminadas, sino que se convirtieron poco a poco en letra
elevaran los reformistas liberales al «Mártir del Gólgota»; en todo caso, muerta mientras la dictadura forjaba su propio acercamiento a la Igle-
lo que reclamaba el «Regenerador» era una versión más ortodoxa de la sia. El objetivo de evitar que las controversias religiosas marcaran
cristiandad católica. En mayor medida aún que sus planteamientos los debates polfticos, de manera que éstos pudieran dedicarse a otros
políticos, la actitud de Núñez frente a la cuestión religiosa representaba asuntos, era muy claro en ambos casos, pero solamente Núflez esta-
una tajante reacción contra la que había predominado en la época bleció una alianza expHcita con los conservadores, quienes obtuvieron
inmediatamente anterior. Algunas de sus ideas se hicieron patentes en así el restablecimiento formal de los poderes y privilegios de la Iglesia
la Constitución de 1886; el resto pasó a formar parte del Concordato Católica. Los conservadores mexicanos se habían desacreditado
establecido con el Vaticano en 1887. La tolerancia religiosa permane- por su asociación con el imperio de Maximiliano y la intervención
ció vigente y no se restablecieron los diezmos obligatorios; en todos
francesa; su contraparte colombiana no había cometido una traición
los demás aspectos, las reformas liberales fueron echadas atrás. Las
comparable.
propiedades expropiadas a la Iglesia que todavía permanecían en
manos del gobierno regresaron a su anterior dueña, y ésta recibió Aunque sus políticas y programas económicos no fueron
indemnizaciones por las que habían pasado a manos de terceros y por tan amplios como los de la dictadura de Díaz en México, Núflez tam-
lo tanto no podían ya ser devueltas. Las órdenes religiosas, entre ellas bién llevó a cabo varias innovaciones en este campo (iniciadas en su
la jesuita, volvieron a la legalidad y se restableció una versión redu- primera presidencia, como ya se anotó). La importancia fundamen-
cida del fuero eclesiástico. La Constitución, además, contenía una tal de las medidas económicas de Núflez es menos evidente que la de
provisión según la cual la educación pública debería en adelante ate- las religiosas y políticas. El aumento de los aranceles ayudó sin duda a
nerse a los dictámenes de la religión católica; esta provisión fue los artesanos, pero el proteccionismo oficial no fue lo suficientemente
interpretada en la práctica de manera que el clero adquirió el poder de sistemático como para estimular una verdadera industrialización.

200 201
La creación del banco oficial, llamado Banco Nacional, que también ferrocarriles y obras públicas, con el fin de remediar la penosa
data del primer período presidencial de Núñez, llevó a la primera emi- insuficiencia de la infraestructura económica del país. Sin embargo, el
sión de papel moneda por parte del gobierno colombiano, que a la larga nuevo régimen nunca pudo generar recursos suficientes para alcan-
sustituiría los billetes que habían venido emitiendo instituciones fi- zar verdaderos avances en este sentido. Un pequeño logro fue la
nancieras privadas. El Banco Nacional en realidad emitió un poco terminación del primer ferrocarril que llegaba hasta Bogotá; pero éste
más de la cuenta, lo que naturalmente tuvo efectos inflacionarios. solamente se extendía 40 kilómetros a lo largo de la Sabana, uniendo a
Tanto la oposición liberal como una disidencia conservadora ataca- la capital con Facatativá. El equipo para la construcción, incluidos
ron las políticas monetarias del gobierno de la Regeneración, ar- rieles y locomotoras desarmadas, había arribado con gran dificultad a
gumentando un evidente alejamiento de la ortodoxia teórica y una Bogotá desde el río Magdalena, por un camino primitivo. Otras Hneas
amenaza a las posibilidades de crédito internacional para el país (que férreas que se habían iniciado antes avanzaron también y la Hnea de
de hecho no eran notablemente altas). Además, estas prácticas Cúcuta al Zulia, por ejemplo, se terminó en 1888. Pero la compañía
gubernamentales incomodaron a algunos individuos, puesto que los francesa encargada del Canal de Panamá entró en bancarrota en 1889
salarios tendían, corno es normal, a aumentar menos que los precios y sin haber concluido siquiera la mitad de la obra. En fin, aparte de la
los acreedores no querían aceptar dinero depreciado como pago de las polftica monetaria y a pesar del compromiso de Núñez de hacer del
deudas. Al mismo tiempo, al causar un descenso en el valor del peso en Estado un ente más activo, no hubo un verdadero rompimiento
relación con las monedas extranjeras, la inflación doméstica-bastante económico con la precedente era liberal. Tanto las condiciones del
moderada por cierto-- determinó que los precios de ¡as importaciones mercado mundial como las características básicas de la topografía y
aumentaran, cosa que provocó la ira de los importadores pero a la vez los recursos físicos colombianos continuaron determinando la evolu-
reconfortó a los artesanos locales. Por otra parte, el proceso de depre- ción de la producción y del comercio, en mucho mayor grado de lo
ciación de la moneda nacional tendía a mejorar la posición compe- que el gobierno hiciera o dejara de hacer.
titiva de las exportaciones colombianas en el mercado mundial y, de
Si bien hubo un limitado progreso en la modernización del
acuerdo con la tesis de algunos estudiosos, contribuyó a aumentar
sistema básico de transporte, empezaron a aparecer algunas comodi-
notablemente las ventas de café, producto que se había consolidado a
dades en las ciudades y pueblos más importantes, generalmente como
la cabeza de las exportaciones. Las evidencias en este sentido no son
resultado de la iniciativa privada, aunque con el estímulo de las
concluyentes, sin embarg0 3 ; además, Colombia no alcanzó su liderazgo
autoridades locales. Los cambios eran apreciables sobre todo en Bogo-
--<lespués de Brasil- en el mercado mudial del café en este período,
tá, donde los primeros teléfonos empezaron a funcionar en 1884, y
sino en la segunda década del siglo siguiente.
unos seis años después se instaló el alumbrado eléctrico (para com-
Como una consecuencia fiscal de la centralización política, plementar el de gas, utilizado desde hada algún tiempo). Durante el
el gobierno nacional recuperó el control sobre algunos de los in- mismo período, una compañía privada contratada por la municipalidad
gresos que anteriormente recaudaban los estados. También ideó construyó un moderno acueducto de tubería metálica, el cual remplazó
nuevos impuestos, entre ellos el de exportación de café, amargamente al ya muy deteriorado sistema colonial, que proveía el Hquido úni-
criticado por ser un supuesto tropiezo en la integración de Colombia camente a las fuentes comunales y a unos pocos edificios públicos y
a los mercados mundiales. El tributo referido fue instituido sólo privados. Estas y otras innovaciones similares, no obstante, beneficia-
después de la muerte de Núñez; pero éste estaba tan empeñado como ban principalmente a los despachos oficiales del centro de la ciudad y
sus colaboradores en generar nuevos ingresos, porque veía la necesi- a las viviendas de la clase alta, también en el centro. La gran mayoría
dad de aumentar la participación del gobierno como promotor de de bogotanos continuaban sacando agua de acequias o de las fuentes

202 203
públicas; con seguridad carecían de servicio telefónico y tampoco habían beneficiado del alza de aranceles de Núñez pero se veían muy
asistían a las carreras de caballos, abiertas para entretenimiento de las afectados por el continuo aumento de los precios. En enero de 1893,
élites en 1894. En efecto, el «progreso» de este tipo sirvió para ampliar los artesanos se lanzaron a la calle masivamente en señal de protes-
las diferencias sociales que, a pesar de haber existido siempre, no eran ta contra un periódico oficialista que ponía en duda su conducta
tan evidentes cuando los más ricos llevaban un estilo de vida que, por moral: entre cuarenta y cuarenta y cinco personas murieron en esta
falta de alternativas, era relativamente sencillo. manifestación, remota precursora del bogotazo de 1948. Como con-
No sería justo culpar a las políticas de la Regeneración de la secuencia, la actividad polftica de los artesanos se vio restringida y
creciente desigualdad social, y, en efecto, ésta no era primordial para algunos de ellos fueron sometidos a estricta vigilancia por la fuerza
los voceros de hi oposición, El Partido Liberal, en especial, estaba policiva de la capital, la cual estaba en proceso de profesionali-
mucho más preocupado por los excesos políticos, que en realidad zarse bajo la dirección de un experto técnico francés 4• Las quejas del
ocurrieron, independientemente de que Núñez fuera el responsable. Partido Liberal, aun así, representaban la mayor amenaza para la
Aunque fue Presidente titular hasta su muerte en 1894, Núñez pasaba estabilidad política. Las imputaciones liberales de la Regeneración
la mayor parte del tiempo en su nativa Cartagena, y alguien se encarga- como dictadura absoluta eran definitivamente exageradas. pero la
ba del gobierno en Bogotá. Hacia el final de la vida de Núñez, ese situación era lo suficientemente mala como para incitar a los liberales,
alguien era Miguel Antonio Caro, quien como Vicepresidente fue en más de una ocasión. a la rebelión armada, en la cual invariable-
también el sucesor del mandatario para la terminación del período mente eran derrotados. Una de estas rebeliones fue un corto levan-
tamiento liberal en 1895. Mucho más seria fue la Guerra de los Mil
presidencial de 1892-1898. En todo caso, estos fueron años de continua
Ili1', represión desde el punto de vista de los liberales, a quienes se negó
Días, entre 1899 y 1902.
..
totalmente la posibilidad de ocupar cargos ejecutivos de cualquier nivel;
los políticos de la oposición estuvieron en este lapso más excluidos CALAMIDADES GEMELAS: LA GUERRA
que los conservadores durante los años de 1863 a 1885, pues éstos al DE LOS MIL DíAS Y LA PÉRDIDA DE PANAMÁ
menos tenían la oportunidad de controlar algunos estados bajo
el régimen federal. De igual manera, los liberales se quejaban de que Rafael Núñez había insistido en que su Regeneración era la
no se les había permitido el acceso a que tenían derecho en el Congreso alternativa a la catástrofe nacional, pero la ejecución de sus progra-
nacional, las asambleas departamentales y los concejos municipales. mas no previno, sino que hasta cierto punto incitó a dos catástrofes
Entre 1896 y 1904, los liberales solamente pudieron elegir a dos miem- separadas que golpearon a Colombia durante el cambio de siglo: la
bros de la Cámara de Representantes, y a pesar de que sin duda su más sangrienta de sus guerras civiles y el desmembramiento de su
partido disfrutaba sólo de un apoyo minoritario a escala nacional, territorio. La primera de estas calamidades sobrevino inmediatamente
habrían podido ganar en muchos distritos electorales si la elección se después de otras elecciones muy disputadas, en las cuales, según los
hubiera llevado a cabo en condiciones justas. Varios liberales fueron liberales, la saliente administración Caro había impuesto arbitraria-
enviados al exilio y silenciados algunos periódicos de la oposición, mente como Presidente al candidato de su predilección, pisoteando
según un patrón que consistía más en medidas enérgicas intermiten- los derechos de los liberales y los conservadores disidentes. Puesto
tes que en acoso sistemático. que el elegido por la administración era Manuel A. Sanclemente,
mayor de ochenta años ya muy debilitado, los liberales supusieron que
Los liberales no fueron los únicos objetivos de la represión Caro pretendía gobernar tras bambalinas y que por lo tanto era poco
oficial. Entre otras víctimas aparecían los artesanos de Bogotá, que se probable que la situación política mejorase realmente.

204 205
Es posible argumentar que el estallido de la Guerra de los Mil habían frustrado a los rebeldes conservadores de 1876. Sin
Días fue provocado igualmente, al menos en parte --como lo ha los liberales lograron casi inmediatamente poner en acción un ejército
sostenido con mucha insistencia el historiador Charles Bergquist-5 y una flotilla en el río Magdalena. La flota del río fue destruida rápi-
a causa de una nueva ronda de la crisis económica. La depresión de damente por las fuerzas del gobierno, pero la fortuna se mostró
los productos de exportación, asociada con la desaparición de la an- voluble en los combates terrestres, que tuvieron lugar principalmente
terior hegemonía liberal, había dado paso al aumento de las ex- en la parte oriental del departamento de Santander, plaza fuerte de los
portaciones de café en los primeros años de la Regeneración; pero el liberales radicales durante la era federal.
rápido incremento de la producción, en Colombia y en otros países
A la derrota liberal ocurrida en Bucaramanga, el 13 de no-
productores del grano, llevó a una abrupta caída de los precios
viembre de 1899, siguió una victoria decisiva, cuando las fuerzas
internacionales en la segunda mitad de la década de 1890. El impacto
encabezadas por los generales Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera
del descenso en Colombia se agravó, según los críticos del gobierno,
aplastaron a un importante ejército del gobierno en la batalla de
por las políticas económicas oficiales. Al respecto, tales personajes
Peralonso. Los liberales no complementaron su victoria con una
tenían en mente no sólo el supuesto mal manejo monetario, sino tam-
persecución del enemigo hasta Bogotá, como bien hubieran podido
bién la imposición de obligaciones fiscales a las exportaciones de
intentarlo. En cambio, adormecidos por la excesiva confianza en la
café en 1895. Es difícil precisar cuánta verdad había en las acusa-
victoria, perdieron tiempo esperando concesiones gubernamenta-
ciones, pero el apuro económico del país intensificó al menos la
les que nunca llegaron. Lo que sí llegó fue un definitivo triunfo con-
oposición al régimen por parte de los liberales y los conservadores
disidentes; la mayoría de estos últimos tenía su plaza fuerte en Antio- servador en la batalla de Palonegro, librada entre el II y el 26 de mayo
quia, una importante región cafetera. Los disidentes, que tomaron el de 1900. Durante dos semanas de combate permanente, los dos ejércitos,
nombre de Históricos, o Conservadores Históricos, en oposición a los que juntos sumaban 25.000 hombres, sufrieron más de 4.000 bajas.
Nacionalistas de Caro, herederos directos de Núñez y su Partido siendo los liberales los más afectados. El hedor de tantos cuerpos de
Nacional, nunca se aliaron formalmente con los liberales, pero su hombres y animales en descomposición en el campo de batalla era
desencanto estimuló a estos últimos y necesariamente debilitó al insoportable. Los médicos y las enfermeras, especialmente del lado
gobierno de Bogotá. De esta manera, pocos fueron los sorprendidos revolucionario, fueron incapaces de curar a los innumerables heri-
cuando, a finales de 1899, militantes liberales desencadenaron el dos, muchos de los cuales fueron abandonados a su suerte y murieron
nuevo conflicto civil, que duraría aproximadamente tres años y con- en medio de atroces dolores; la contaminación de las fuentes de agua
tribuiría, indirectamente, a la pérdida de Panamá. Dentro del Partido complementó los estragos de las enfermedades, que fueron más letales
Liberal había una facción que preveía, si no la pérdida de Panamá, al que los disparos. Al final, los liberales no solamente perdieron la batalla
menos algunos de los terribles efectos que sin duda traería la guerra, sino igualmente grandes cantidades de armas y equipos imposibles
pero las frustraciones de esa colectividad ya eran demasiado inso- de remplazar. y un ímpetu que nunca recuperaron.
portables como para detenerse a contemporizar. Después de Palonegro, los liberales no pudieron librar batallas
Los liberales sufrieron gran desilusión al descubrir que los convencionales, excepto en Panamá e intermitentemente en la costa, y
conservadores históricos, cuando la suerte estuvo echada, se aliaron fueron reducidos a una irregular guerra de guerrillas, en la vana es-
con sus correligionarios rivales y respaldaron al gobierno en lugar de peranza de desgastar al gobierno. Esta variedad de actividad guerre-
ayudar y apoyar al otro partido. En ese sentido, su comportamiento ra predominó en la región del alto Magdalena y en las vertientes
reproducía el de los liberales independjentes, que de la misma manera cercanas, al oeste y al sur de Bogotá, área donde la colonización se

206 207
estaba extendiendo rápidamente debido al auge de la producción chocolates, y en los billetes recién impresos se podía incluso distin-
cafetera, y donde la presencia de las instituciones tradicionales era guir el logotipo de la fábrica6 . El valor del dólar en moneda colom-
relativamente débil. En corto tiempo, la guerra de guerrillas resultó biana, que al inicio de la guerra era aproximadamente de cuatro pesos,
marcada por estallidos de brutalidad y bandidaje por parte de ambos subió hasta cien pesos al finalizar el conflicto, en noviembre de 19027•
contendientes, hasta el punto de que los alarmados liberales de clase Pero aun con el recurso de un papel moneda sin respaldo, el gobierno
alta -que ejercían poco control real sobre los bandos nominalmente era objeto de tantas presiones, que, para citar un solo ejemplo. ya no
afiliados a su partido-- se tomaron más y más partidarios de una podía mantener las tres colonias de leprosos del país, cuyos pacientes
solución negociada de la guerra civil. quedaron en las calles y carreteras, abandonados a su suerte.

Las posibilidades para tal negociación habían parecido fa- Otro incentivo para la paz fue el estado crítico de las ne-
vorables durante un breve período, hacia finales de 1900, después de gociaciones con los Estados Unidos en tomo a la concesión para
que los conservadores históricos promovieran un golpe que depuso construir un canal que cruzara el istmo de Panamá. El hecho de que ese
al viejo y achacoso Presidente Sanclemente en favor de su Vicepre- departamento fuera uno de los escenarios principales de la etapa final
sidente, José Manuel Marroquín, ligeramente más joven. Una vez en de la guerra era algo más que inconveniente, aunque no arectó en
el poder, sin embargo, Marroquín se mostró igualmente intransigente, realidad el tránsito; el gobiemo de Bogotá no pudo sino estar de acuerdo
con que las fuerzas estadounidenses entraran a resguardar la ruta, y de
y la guerra llegó a su fin solamente a fines de 1902. El agotamiento
hecho su presencia protegió las ciudades de Panamá y Colón, puntos
absoluto contribuyó a la conclusión del episodio. El número estimado
extremos del trayecto, de suerte que éstas no cayeron en manos de los
de bajas por causa del conflicto se eleva a la impresionante cifra de
1¡lli. cien mil, que en una población total de alrededor de cuatro millones
revolucionarios. La incapacidad del gobierno para prestar cuidadosa
_iii¡"" atención a las negociaciones del canal mientras el país era desgarrado
equivale al 2.5% de los colombianos (y naturalmente, a una proporción
por la guerra civil fue aún más grave, y esto sin mencionar el debi-
mucho más alta de hombres adultos). Esta es una estadística que se litamiento de la capacidad negociadora de Colombia con respecto a los
repite de texto en texto, sin que nadie sepa de dónde provino, y pro- atractivos de la posible construcción del canal en Nicaragua. Opor-
bablemente sea demasiado alta. De todas maneras, el derramamien- tunamente, el acuerdo que puso fin a la guerra fue el llamado Tratado
to de sangre fue enorme y acentuó las exigencias de paz; los costos del Wisconsin, firmado en noviembre de 1902 a bordo del navío esta-
económicos de la guerra tuvieron el mismo efecto. No solamente se dounidense de ese nombre estacionado frente a la costa panamefta.
interrumpieron intermitentemente la producción y el comercio en gran Al igual que el tratado de paz preliminar suscrito un mes antes por las
parte del territorio nacional, sino que también tanto liberales como fuerzas liberales en la región de la costa caribeña, este tratado ofrecía
conservadores tuvieron que pagar por el desastre. Los liberales desem- garantías de protección personal para los ex revolucionarios, pero
bolsaron más, pues el gobierno los golpeó con la imposición de prés- ninguna promesa explícita de reformas polfticas. El recurso liberal a
tamos punitivos; sin embargo, los seguidores del régimen no pudieron la violencia para lograr sus objetivos había resultado, una vez más,
evitar cargar con parte de la responsabilidad. contraproducente.
Sin duda, nadie pudo escapar al efecto de la incontrolable El desastroso desenlace del asunto del canal llegó un año
inflación que resultó del uso cada vez más frecuente de la imprenta más tarde, con la exitosa separación de Panamá, aunque las rafces
por parte del gobiemo para cubrir sus gastos militares y de otro tipo. hist6ricas de la secesión se extienden hasta el momento en que Pana-
En una ocasión en que se acabó el papel apropiado en las imprentas má entró a formar parte de Colombia, o más precisamente de la Nueva
oficiales, se echó mano de un papel preparado para envoltura de Granada colonial. Como ya se anotó en un capítulo precedente, las

208 209
relaciones se iniciaron pobremente porque las autoridades españo- para la construcción del canal a través delistmo. El tratado cedía a los
las pasaron a Panamá de la jurisdicción peruana a la neogranadina Estados Unidos el control permanente de una estrecha franja de tierra
en el preciso instante en que el istmo iniciaba un período de difícil en la cual sería construido el canal; en este respecto, y en otros puntos,
reajuste económico. Después de la Independencia, los líderes pana- se reflejaba claramente la débil capacidad de negociación de Colombia.
meños consideraban que las normas aduaneras y los disturbios civiles Mas para las familias prominentes de Panamá y para la variada gama
de Colombia eran factores que inhibían lo que ellos consideraban la de promotores internacionales interesados en la ruta panameña los
función natural del istmo: servir como emporio mundial del comercio términos precisos eran menos importantes que el simple hecho del
libre. Más de una vez Panamá declaró, al menos temporalmente, su tratado. Aunque en algunos sectores bogotanos se creía firmemente
independencia de Bogotá. Siempre volvió al rebaño. pero políticamente que los voceros de los Estados Unidos fanfarroneaban cuando sugerían
favorecía el federalismo como medio para maximizar su autonomía que, de no ratificar Colombia los términos del tratado, su país se volvería
regional; y en este sentido el ultracentralismo del período de la Re-
hacia Nicaragua para negociar el canal, los panameflos no estaban
generación fue un violento revés para las aspiraciones panameñas.
dispuestos a correr el riesgo de que las advertencias se hicieran realidad.
Entre las quejas de los panameños, era importante la que El peligro de que Panamá se separara si el tratado no se ratificaba era
resaltaba que, a través de los impuestos generados por el tránsito. las evidente incluso antes de que el Senado colombiano iniciara
cuotas pagadas por la Compañía del Ferrocarril de Panamá y otras deliberaciones al respecto.
fuentes especiales de ingresos, Panamá producía para el tesoro de Bogotá
También en el resto del país había quienes pensaban que sería
mucho más de lo que recibía en forma de servicios gubernamentales.
Sin duda. los panameños habrían tolerado ese tipo de discriminación y mucho mejor tener un canal en términos poco favorables para Colom-
su status de subordinados. si al menos hubiesen podido continuar bia que no tener ningún canal--o, 'mejor dicho, ningún canal en el que
disfrutando del negocio del tránsito; y fue precisamente en tomo a hubiera participación colombiana. Estas voces se acallaron, sin em-
este asunto que la relación de Panamá con el resto de Colombia se bargo, en el debate que sobrevino. Guiados por el ex presidente Mi-
rompió finalmente. El fracaso de los franceses en la construcción de guel Antonio Caro, cuya incapacidad de compromiso en asuntos
un canal al nivel del mar había dejado a Panamá por lo menos con el domésticos había influido en la iniciación de la Guerra de los Mil Días,
tráfico de carga y los pasajeros que utilizaban el ferrocarril existente, los opositores del tratado señalaron acertadamente que ceder a los
incluso mientras continuaban las negociaciones sobre la posible Estados Unidos el permanente y directo control sobre la zona del canal
construcción de un nuevo canal por los Estados Unidos. Desde el punto era incompatible con la soberanía colombiana y que, por lo tanto, el
de vista panameño, había que evitar a toda costa que el canal se tratado era inaceptable. En agosto de 1903 los senadores, verdade-
construyera en otra región. Por esta razón, la sola posibilidad de que ramente convencidos por los argumentos de Caro, o bien políticamen-
los norteamericanos decidieran construir un canal en Nicaragua si las te temerosos de mostrar debilidad en la defensa del honor nacional
negociaciones con Colombia fracasaban. determinó que los comer- en un momento en que los nacionalistas y los conservadores his-
ciantes y políticos panameños prosiguieran las negociaciones aun en tóricos manipulaban diestramente la escena política de la posguerra,
medio de la Guerra de los Mil Días, con un sentido de la urgencia que rechazaron unánimemente el tratado Hay-Herrán. Como cosa muy
rara vez mostraban los demás colombianos. significativa, la unanimidad se logró solamente porque un senador
En septiembre de 1902, cuando la guerra estaba por terminar. panameño se había retirado del recinto antes de la votación.
el emisario colombiano en Washington, Tomás Herrán, finalmente Tres meses después, el 3 de noviembre, tuvo lugar la revolu-
firmó un tratado con el secretario de Estado norteamericano, John Hay, ción panameña: la evidente complicidad de los Estados Unidos aumentó

210 211
el escándalo en Colombia, pero dificultó la adopción de medidas dad de trascender la tradicional división entre los partidos y de traba-
efectivas para controlar la rebelión. En algunas ciudades colombianas jar conjuntamente por cierto tiempo en la inconclusa labor de cons-
hubo manifestaciones antinorteamericanas y se llegó a hablar de una tTllcción de la nación.
subyugación forzosa de Panamá. Pero los Estados Unidos, citando el
mismo tratado que habían firmado para la defensa de la soberanía
neogranadina sobre el istmo, aclararon que no se permitiría a las
tropas colombianas desembarcar en Panamá por temor a que obstru-
yeran el libre tránsito de mercancías, también garantizado por el tratado.
Esa fue realmente toda la «intervención» norteamericana que se
necesitó. Por otra parte, los líderes del movimiento (entre quienes
se encontraba el promotor francés Philippe Bunau- Varilla, quien
esperaba ser generosamente recompensado por sus inversiones en la
anterior empresa francesa) lograron obtener, a través de sobornos e
influencias de tipo social y personal, la pasividad de la pequeña fuerza
colombiana estacionada en Panamá. No contaban con apoyo masivo
para la rebelión, pero tampoco hubo signos de oposición fundamen-
tal al golpe. El reconocimiento diplomático del nuevo gobierno
panameño por parte de los Estados Unidos tardó pocos días y se dio
con una prisa evidentemente indecente. Lo mismo hizo la mayoría
de los gobiernos, incluidos, para aflicción colombiana, varios latino-
americanos.
Si algo hizo más tolerable la separación de Panamá, fue el
hecho de que, así como los panameños nunca habían sentido gran
solidaridad hacia el resto de Colombia,los colombianos del interior no
tenían lazos culturales ni de ningún tipo que los ataran profunda-
mente a los habitantes del istmo. De hecho, el sentido de la unidad
nacional en Colombia seguía siendo débil, y algunas voces esparcidas
por el territorio sugirieron que a la larga el ejemplo panameño no era
tan deplorable, sino más bien imitable. A largo plazo, sin embargo, la
pérdida de Panamá se convirtió en una etapa más del lento y doloroso
surgimiento de una identidad nacional colombiana. Contribuyó a que
lo que quedó de Colombia fuera un poco más homogéneo y dio a los
colombianos un blanco externo contra el cual la mayoría de ellos podía
reaccionar. Sobre todo, junto con la Guerra de los Mil Días, a la que
siguió inmediatamente, la separación de Panamá funcionó como
golpe saludable para la clase política del país, al demostrar la necesi-

212 213

También podría gustarte