9 Modelacion
9 Modelacion
(1) Grupo de Hidrología Subterránea Unidad Asociada al CSIC, Dept. Ingeniería del Terreno, Universidad Politécnica de Cataluña,
c/ Jordi Girona, 1-3, Edif. D-2, 08034 Barcelona.
(2) ETS Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Universidad de La Coruña, Campus de Elviña, 15192 La Coruña.
(3) Instituto Geológico y Minero de España, Plaza de España s/n, 41013 Sevilla.
RESUMEN
Se han realizado varios modelos numéricos con el fin de probar conjeturas o integrar los datos que se han ido recogiendo en rela-
ción con los trabajos hidrogeológicos asociados a la rotura de la balsa de residuos mineros. Las escalas de los modelos son muy
variables y abarcan desde los 30 cm de las columnas de laboratorio hasta los casi 100 km del acuífero regional. En este capítulo se
recogen cuatro modelos. El mayor es el del acuífero de Almonte-Marismas, que ha permitido representar con gran precisión el fun-
cionamiento del acuífero durante 30 años. Los resultados confirman que la posible contaminación quedará en todo caso confinada
al acuífero aluvial del Guadiamar y que sólo puede descargar al sector del acuífero Almonte-Marismas confinado bajo las maris-
mas. Por ello, se ha simulado en detalle la conexión entre estos dos acuíferos, mediante un modelo 3D que incorpora la geología
con un gran nivel de detalle. Este segundo modelo muestra que, suponiendo que la contaminación llegue a la zona de las maris-
mas, el tiempo de tránsito hasta los pozos de bombeo no será inferior a cuatro años. Se ha realizado un modelo detallado del
balance de masas y de la interacción entre río y acuífero que ha permitido obtener un balance de masas global de la cuenca del
Guadiamar y que pone de manifiesto la intensa interacción entre río y acuífero. Este hecho también se ha detectado en el modelo
de detalle del aluvial del Agrio, donde el río es drenante. En este tramo, la mayor parte del flujo tiene lugar a través de la terraza
central (T1), lo que apoya la construcción de la barrera reactiva en esta zona.
Numerical modelling of the aquifers that might be affected by the tailings accident of
Aznalcóllar
ABSTRACT
Several models have been prepared to test hyphoteses and integrate data collected in various groundwater flow and contamination
survey associated with the tailings accident of Aznalcóllar. These models range in scale from 30 cm (laboratory column experiments)
to nearly 100 km (regional flow modeling). Four models are summarized in this chapter. The largest one is that of the Almonte-
Marismas aquifer. It has allowed us to simulate rather accurately the last 30 years of aquifer evolution. Results are consistent with
the hypothesis that pollution will remain confined within the Guadiamar aquifer and discharge to the river or to the Almonte-
Marismas sands under the marismas. This motivated the need for a detailed 3D model of the connection between these two aqui-
fers. This second model shows that it will take at least four years for a hypothetical conservative pollutant that enters groundwater
of the Marismas to reach production wells. A detailed model of mass balance and aquifer-river interaction has been prepared.
Results show that this interaction is indeed intense. Such is also the case in the Agrio alluvial aquifer, which is the subject of the
fourth model. Most of the groundwater flow in this area takes place through the central portion of the alluvial deposits. This moti-
vated the location of the reactive barrier that is discussed in next chapter.
Key words: Modelling, Alluvial aquifer, Regional aquifer, Flow, Transport, Doñana, Guadiamar.
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Fig 9.1. Dominios de los cuatro modelos numéricos que se presentan en este capítulo: A) modelo regional, unidades Almonte-
Marismas-Aljarafe y aluvial del Guadiamar; B) zona de conexión del acuífero aluvial del río Guadiamar con el de Almonte-Marismas;
C) acuífero aluvial del río Guadiamar; D) acuífero aluvial del río Agrio.
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MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
modelos del aluvial del Guadiamar. Como conse- Oeste. El modelo integra conjuntamente los acuí-
cuencia de este primer modelo se concluyó que, feros Almonte-Marismas, Aljarafe y Abalario, así
si bien la contaminación del acuífero aluvial del como los acuíferos aluviales, en especial el del
Guadiamar quedaría confinada hidraúlicamente Guadiamar.
en el mismo, podría existir un flujo importante de
esta contaminación hacia el acuífero Almonte- Desde un punto de vista geológico, los acuíferos
Marismas subyacente. Almonte-Marismas y Aljarafe corresponden a las
formaciones plio-cuaternarias Limos Basales y
El segundo modelo que se presenta en este capí- Arenas Basales (ver Capítulo 3), que forman una
tulo abarca la zona de contacto del acuífero alu- alternancia de capas de limos, arenas y gravas,
vial del Guadiamar con el de Almonte-Marismas. de hasta 150 m de potencia, con un buzamiento
Este modelo local ha permitido acotar los tiem- hacia el Sur de 3 a 4 grados. El acuífero del
pos de tránsito de una posible contaminación Abalario equivale a una formación de gravas y
desde el acuífero aluvial hasta los pozos de riego arenas fluviales y eólicas cuaternarias (dunas y
que extraen el agua del acuífero Almonte- manto eólico), con una potencia de hasta 100 m,
Marismas. desarrollada en la franja litoral, que recubre parte
de las Arenas Basales. Los acuíferos aluviales
En tercer lugar se presenta el modelo del acuífero están formados por las terrazas cuaternarias de
aluvial del Guadiamar, cuyo principal objetivo ha los ríos asociados. Se componen de capas de
sido determinar la interacción entre río y acuífero cantos y gravas de hasta 20 m de potencia, dis-
y su cuantificación. cordantes sobre los Limos y Arenas Basales. En
el sector oriental del acuífero, las marismas del
Por último se presenta el modelo local del acuí- Guadalquivir constituyen una potente y uniforme
fero aluvial del río Agrio, donde la contaminación formación arcillosa, también cuaternaria, de
ha sido más importante y donde se ubica el pro- hasta 70 m de potencia, que se extiende por el SE
yecto de la barrera hidrogeoquímica. de la zona modelada. Recubre a las Arenas
Basales y, a su vez, en la franja litoral es recu-
Debe decirse que todos estos modelos se hicie- bierta por las arenas eólicas. Este conjunto sedi-
ron en momentos distintos y representan la con- mentario queda limitado a muro por una forma-
ceptualización del sistema en dichos momentos. ción margosa-limosa continua, de características
La información posterior y el conocimiento que mal conocidas, que se extiende hasta las Margas
se ha ido adquiriendo a medida que se realizaron Azules miocenas, que afloran en el margen sep-
los trabajos han permitido validar, a veces, o fal- tentrional del modelo.
sear, otras veces, dichos modelos, pero en gene-
ral han permitido ir mejorando el modelo con-
ceptual de funcionamiento de los acuíferos que Modelo conceptual
se ha presentado en el Capítulo 4.
Este acuífero ha sido estudiado extensamente
(ITGE, 1992, Custodio y Palancar, 1994, Salvany y
9.1. Modelo regional de la unidad Almonte- Custodio, 1995, De Haro et al., 1998, Manzano et
Marismas al., 1991, Iglesias et al., 1996, 1998 y 1999, Trick,
1998). Lo que sigue es una síntesis de todos estos
E. Vázquez-Suñe, A. Castro, M. Jaén, J. Carrera, trabajos. Las características más relevantes del
J. M. Salvany y M. Vázquez modelo conceptual son las siguientes:
Dominio del modelo (1)Se trata de un sistema sedimentario complejo,
formado por capas de arenas, limos y gravas,
Este modelo abarca una amplia extensión (Fig. con diferentes grados de permeabilidad.
9.1, A), que va desde la balsa de lodos mineros Hidráulicamete puede definirse como un acuí-
de Aznalcóllar, al Norte, hasta el océano fero libre en el sector norte y confinado por la
Atlántico, al Sur, y desde el Guadalquivir, al Este, marisma en el sector SE. El substrato de baja
hasta las poblaciones de Moguer y Palos, al conductividad hidráulica, y a efectos prácticos
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impermeable, lo constituyen las margas basa- (Galarza et al., 1996). Para ello se ha dividido la
les (formación margosa-limosa de tránsito a superficie del dominio en 1804 nudos y 3671 ele-
las Margas Azules). mentos triangulares. Estos elementos son más
pequeños, del orden de 300 m de lado, en la zona
(2)Los ríos actúan como elementos drenantes de de contacto entre el río Guadiamar y las maris-
los acuíferos, condicionando fuertemente la mas, con el fin de acotar una zona con un margen
piezometría (Figura 9.2), sobre todo en el sec- de error moderado, ya que los resultados en esta
tor norte donde muestran un fuerte encaja- zona se han utilizado como condiciones de con-
miento, y en la zona del arroyo de La Rocina y torno para el modelo de detalle 3D que se pre-
de los ecotonos de La Vera y La Retuerta. senta en el próximo apartado. El tamaño de los
elementos es mayor hacia el oeste (área de
(3)La recarga se produce en los sectores donde el Moguer, Palos), llegándose a unos 3000 m. En la
acuífero se comporta como libre, es decir, en zona de El Abalario, donde el modelo se ha hecho
los Limos y Arenas Basales del norte, y en el bicapa, cada capa corresponde a un acuífero y los
manto eólico por el sur y sudoeste. Las des- elementos unidimensionales que las unen
cargas se producen a los ríos y arroyos, por corresponden a un acuitardo.
extracciones, por flujo vertical hacia la
marisma, salidas por los ecotonos y salidas al Como tiempo inicial se ha tomado 1970, ya que
mar. en esa época empieza a disponerse de una buena
red de medidas piezométricas en todo el dominio
(4)La evolución de las extracciones a partir de la
modelado y la explotación en los acuíferos es
segunda mitad de la década de los 70 ha ido
muy incipiente, por lo que puede asumirse que la
causando un sistemático descenso de los nive-
superficie piezométrica corresponde práctica-
les con la aparición de conos de bombeo con-
mente a la situación natural. La elevada cantidad
siderables. Esto ha motivado el desecamiento
de medidas piezométricas que el IGME ha puesto
del ecotono Norte y la inversión del flujo en las
a nuestra disposición (más de 65 000 en unos 350
zonas de marisma expuestas a este efecto (en
pozos) ha permitido realizar una discretización
condiciones naturales el flujo sería ascen-
dente). temporal con tiempos de observación mensuales
y tiempos de cálculo semanales. Se inicia en
(5)El tipo de datos piezométricos de que se dis- enero de 1970 y finaliza en diciembre de 1997.
pone no ha facilitado un tratamiento tridimen-
sional del modelo a nivel general ya que En el contexto del programa TRANSIN III, la
muchas de las medidas piezométricas corres- variabilidad espacial de un determinado paráme-
ponden a pozos ranurados en todos los tra- tro hidrogeológico Pi se introduce dividiendo el
mos permeables, lo cual no permite hacer área del modelo en subdominios llamados zonas.
consideraciones sobre los flujos verticales. Por El parámetro físico Pi, que en general se consi-
ello se decidió hacer un modelo bidimensio- dera variable en el espacio y el tiempo, se
nal, aunque bicapa en la zona de El Abalario, expresa como:
dada la estructura geológica, la disponibilidad
de datos de los acuíferos y la existencia de Pi(x, t) = Pz • fe(x) • fz(t)
modelos numéricos previos (Poncela, 1993).
En esta zona, existen varios paquetes de limos donde Pz es un parámetro de zona a estimar
que separan un acuífero freático de otro confi- (normalmente asociado a formaciones geológi-
nado. Se han llegado a medir diferencias de cas); fe(x) es un coeficiente de elemento (o de
nivel del orden de uno a varios metros (Trick, nudo) que permite representar la variabilidad
1998). conocida y fz(t) es una función de tiempo.
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MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
Fig 9.2. Niveles piezométricos medios calculados en los tres acuíferos del modelo regional, junto con hidrogramas (medidos y cal-
culados) en algunos puntos. Obsérvese que los ríos van encajados. Se observa claramente las fluctuaciones anuales y un incre-
mento del descenso acumulado interanual desde comienzos de la década de 1980.
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b) Niveles
Fig 9.3. Zonas de recarga del modelo regional. La recarga es Los niveles calculados se muestran en la Figura
homogénea en cada zona, aunque variable en el tiempo. La 9.2. En la Figura 9.6 se presenta el mapa de erro-
geometría de las zonas se ha seleccionado en función de la res medios (diferencia entre nivel medido y cal-
geología y los usos del suelo.
culado) del modelo. Ambas figuras ponen de
manifiesto que en general el ajuste es bueno en
el área de interés potencialmente afectada por el
vertido minero (contacto del aluvial del
les. Estas cuatro funciones de tiempo se asigna- Guadiamar con la marisma) y en las zonas de El
ron a las 25 zonas de recarga (Figura 9.3) condi- Abalario y de regadíos.
cionadas por la propia formación geológica y los
diferentes usos del suelo. Las particularidades de
cada zona han venido dadas por el factor multi- c) Recarga y extracciones
plicador Pz, a calibrar.
El balance de masas se muestra en la Figura 9.7.
Las extracciones han recibido un tratamiento La recarga media en el período de calibración es
similar. La zonificación (Figura 9.4) se ha hecho de 87 mm/año, algo inferior al valor resultante de
de acuerdo a la información previa. En algunos los balances hidrometeorológicos (entre 100 y
casos se conocía el caudal medio extraído en 120 mm/año). Sin embargo, hay variaciones
toda un área y en otros se conocía explícitamente espaciales importantes. La recarga media calcu-
la localización y el caudal de las extracciones. En lada es de 154 mm/año en las arenas eólicas del
el primer caso la extracción se ha asignado de Abalario. En el acuífero aluvial del Guadiamar se
forma areal (distribuida), mientras que en el ha estimado una recarga de 113 mm/año. En la
segundo caso la extracción se ha asignado de zona norte, donde afloran los Limos Basales, la
forma puntual. recarga calculada ha sido de unos 34 mm/año, y
donde afloran las Arenas Basales la recarga cal-
culada ha sido de 64 mm/año. Este último valor
Resultados de la modelación parece algo bajo comparado con el resto y puede
reflejar las incertidumbres respecto a las extrac-
a) Parámetros calculados ciones. Es decir, es posible que se haya ignorado
o infravalorado alguna extracción y que el
El programa TRANSIN III resuelve el problema modelo reaccione reduciendo la recarga en la
inverso con calibración automática de los pará- zona. De hecho, el bombeo total se supuso ini-
metros basándose en el ajuste de los hidrogra- cialmente de 37 hm3/año y se ha aumentado a 60
mas de niveles observados y en la estimación hm3/año durante la calibración. Otros estudios
previa del valor del parámetro. En la Figura 9.5 se confirman este aumento.
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MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
Fig 9.4. Áreas de extracción del modelo regional. Cada símbolo representa un nudo en el que se simula una extracción. Las extrac-
ciones están agrupadas en áreas con regímenes de bombeo similares (cada símbolo representa una de éstas agrupaciones).
Conclusiones
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Fig 9.6. Mapa de errores medios de la calibración de niveles en el modelo regional. Obsérvese que, en la zona de interés, la mayo-
ría son menores de 2,5 m que puede considerarse pequeño para un modelo de estas características.
calculado una clara disminución del almacena- marismas del Guadalquivir. En esta zona y gra-
miento en los acuíferos debido básicamente a las cias a los numerosos sondeos hidrogeológicos
extracciones de aguas subterráneas. existentes (sondeos del Sector I y sector
Marismas del Plan Regable Almonte-Marismas),
se ha podido establecer una geología de detalle
9.2. Modelo de la conexión del acuífero aluvial donde se reconocen tres unidades litológicas
del Guadiamar con el de Almonte-Marismas principales: por un lado, la formación Arenas
Basales (acuífero Almonte-Marismas), subdivi-
M. Jaén, E. Vázquez, J. M. Salvany y J. Carrera dida en cinco capas con diferente conductividad
hidráulica. De base a techo son: A1 (arenas), G1
Dominio del modelo (gravas), A2 (arenas), L1 (limos) y A3 (arenas)
(Figura 9.8). Estas capas tienen un buzamiento
El acuífero aluvial del Guadiamar se pone en con- hacia el sur de unos pocos grados y una potencia
tacto con el de Almonte-Marismas en la parte creciente hacia el SO de hasta 80 m en conjunto.
baja del valle de este río y por debajo de las En segundo lugar están los depósitos aluviales
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MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
/A o
Fig 9.7. Balance global medio para los 29 años modelados en el modelo regional. La cifra de 60 hm3/año para los bombeos corres-
ponde al promedio de los 26 años en que efectivamente se ha bombeado.
del Guadiamar (cantos, gravas y arenas), de Un último aspecto a comentar es que hacia el
estructura prácticamente horizontal y una poten- interior de las marismas las gravas Gm llegan a
cia máxima de 20 m (niveles Gm y Am1). El con- despegarse de las Arenas Basales y quedan
tacto entre ambas formaciones constituye una englobadas entre las arcillas Am2 (a techo) y los
superficie erosiva en forma de paleovalle que se depósitos Am1 (por debajo).
extiende por debajo de la marisma hasta más allá
del dominio modelado. En tercer lugar están los
depósitos arcillosos de las marismas (nivel Am2), Modelo conceptual
también prácticamente horizontales, con una
potencia de 10 a 30 m, que en parte recubren En la conceptualización del funcionamiento
concordantemente a los depósitos aluviales del hidrogeológico se ha tenido en cuenta la com-
Guadiamar y en parte discordantemente a los de pleja geometría y distribución de los depósitos
las Arenas Basales. En el modelo se ha denomi- sedimentarios que integran el dominio del
nado Gm a los depósitos aluviales por debajo de modelo. El funcionamiento hidrogeológico viene
las marismas y Am2 a las arcillas de la formación determinado por los diversos contrastes de per-
Marismas por encima de estos depósitos aluvia- meabilidad entre las capas y por sus relaciones
les. Lateralmente, los niveles Gm y Am se extien- laterales. Así, se establece que el acuífero aluvial
den por el sur más allá de los límites del modelo. del Guadiamar, al quedar confinado bajo las arci-
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Fig 9.8. Modelo local de la conexión aluvial del río Guadiamar/Almonte-Marismas. Corte geológico esquemático, aproximadamente
norte-sur, con indicación de las capas consideradas, en el modelo (A1, A2 y A3 son arenas; G1 y GM gravas; L1, limos, Am1 y Am2
son paquetes mixtos poco permeables), flujo del agua y condiciones de contorno (ver texto para la explicación detallada de cada
tipo de contorno).
llas de las marismas de baja permeabilidad, de cada uno de los niveles. También se han
fuerza el flujo hacia las arenas y gravas de las podido calcular las permeabilidades verticales. A
Arenas Basales, del acuífero Almonte-Marismas, nivel detallado, las direcciones del flujo y por
a través de la superficie de contacto entre ambos tanto de los posibles contaminantes estarán con-
acuíferos (paleovalle). dicionadas por los contrastes de permeabilidad y
las relaciones laterales entre las distintas capas.
Las zonas agrícolas próximas que explotan las
aguas subterráneas del acuífero Almonte-
Marismas condicionan unos niveles piezométri- Discretización y parametrización
cos que muestran un cono de bombeo centrado
en las explotaciones de los Hatos y que, por el Para la modelación de flujo y transporte de con-
Este, alcanza la traza del río Guadiamar. En la taminantes se ha adoptado el criterio de repre-
zona modelada, la alimentación de este acuífero sentar la estructura sedimentaria mediante una
se produce en parte por recarga directa, pero en discretización del dominio en 3D, representando
gran medida también por el aporte lateral del todas sus singularidades. Para ello se han em-
acuífero aluvial del Guadiamar. En este contexto pleado tetraedros y prismas triangulares. Se han
es fácil deducir que una posible contaminación tenido que construir dos mallas tridimensionales
del acuífero aluvial podría llegar al acuífero que se corresponden respectivamente con las
Almonte-Marismas y, en consecuencia, a los Arenas Basales y la formación aluvial del
pozos de bombeo que en él se ubican. Guadiamar más la Formación Marismas, discor-
dantes entre sí (es decir, las capas de los dos con-
Dada la heterogeneidad de los parámetros juntos de materiales no guardan paralelismo).
hidráulicos de los diferentes materiales de las Ambos conjuntos están en contacto mediante la
formaciones, se han reinterpretado los ensayos superficie de erosión (paleovalle) a la que antes
de bombeo realizados por el IRYDA (1976) y, con nos hemos referido. En la malla inferior se han
ello, se han podido obtener las permeabilidades representado las capas A1, G1, A2, L1 y A3. En la
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MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
malla superior las capas Gm, Am1 y Am2. Una detallada. Las simulaciones se han realizado en
vez realizadas y con la topografía de la superficie régimen estacionario. Por el mismo motivo, se
de erosión como nexo común (Figura 9.9), estas han considerado dos situaciones extremas: una
dos mallas han sido acopladas nudo a nudo de situación de régimen de flujo natural (hipótesis 0)
manera que resulte una malla única. y una situación de régimen de flujo perturbado
por extracciones intensas (hipótesis 1). La hipóte-
Hay que destacar que todas las capas se han sis 0 es representativa del período anterior a
representado con su geometría tridimensional 1974. La hipótesis 1 lo es del período 1987-97
excepto la capa de gravas G1, de gran transmisi- (Figura 9.10). Para esta última hipótesis se ha
vidad y pequeño espesor, que se ha tratado como simulado la extracción total estimada, que es de
una capa en elementos 2D entre las capas adya- 9.9 hm3/año.
centes A1 y A2. La malla resultante consta de
6387 nudos y 13693 elementos. La simulación de Se ha tenido en cuenta la situación en los contor-
flujo y transporte se ha realizado con el programa nos de los niveles piezométricos medios corres-
TRANSIN III (Galarza et al., 1996). pondientes a cada uno de los períodos compren-
didos por las hipótesis. Estos niveles se han
A cada una de las capas definidas en la malla obtenido como resultado del modelo regional
se les han asignado los parámetros hidráulicos presentado en el apartado anterior. La asignación
obtenidos mediante la reinterpretación de los ha sido la siguiente (Figura 9.8):
ensayos de bombeo o según los resultados de la
calibración del modelo regional descrito anterior- A) Condición de nivel fijo. El nivel piezométrico
mente. se asigna como un nivel medio que integra en
vertical los niveles de cada capa que intersecta
el contorno del modelo.
Metodología: hipótesis de flujo y transporte
B) Se asigna condición de nivel fijo a los contor-
El objetivo del modelo ha sido esencialmente nos en los que la formación Marismas se dis-
cualitativo y no se ha pretendido una calibración pone discordante sobre las Arenas Basales.
Fig 9.9. Modelo local de la conexión aluvial del río Guadiamar/Almonte-Marismas. a) Elevación de la superficie erosiva del contacto
entre la formación Arenas Basales y los depósitos aluviales del Guadiamar bajo las marismas. b) Cartografía de las capas de la for-
mación Arenas Basales aflorantes bajo la superficie de erosión antes representada. Para la situación, véase la Fig 9.1.
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Fig 9.10. Modelo local de la conexión aluvial del río Guadiamar/Almonte-Marismas. Niveles calculados para la hipótesis 0 (flujo
natural) y para la hipótesis 1 (con extracciones).
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MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
Dado los límites de este modelo, este contacto tado un valor de 300 m. La dispersividad trans-
tiene lugar con el nivel de arenas A3. versal es igual a la mitad de dicho valor.
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Fig 9.11a. Puntos de observación del modelo de transporte conservativo. Situación en planta y número de muestreo correspon-
diente a cada capa.
frente de avance aproximadamente a 3 km de la condición de caudal nulo. Esto hace que el flujo
sección de inyección. En la situación final, pasa- se dirija hacia las arenas y gravas del acuífero
dos los 20 años de simulación, se observa que el Almonte-Marismas. Este efecto se aprecia en las
frente de avance a través de las gravas Gm tiene secciones verticales. Así mismo, se observa
una tendencia a frenarse. Esto se corresponde cómo el frente de contaminación avanza por los
con el modelo conceptual de flujo, que considera diferentes niveles arenosos y de gravas a una
que las gravas están situadas entre los niveles de velocidad diferente, dependiendo de la permea-
arcillas de marismas, por lo que se les aplica una bilidad de cada uno de ellos.
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MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
Fig 9.11b. Curvas de llegada de un contaminante conservativo en los dos puntos de observación de la figura 9.11a. (tiempo en días).
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MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
Quema. Las aportaciones incluyen la precipita- latitud de la cuenca vertiente del Guadiamar, se
ción propia sobre el aluvial y las contribuciones estima que la evaporación potencial podría estar
laterales de las aguas subterráneas y superficia- próxima a los 1500 mm/año.
les procedentes de las subcuencas colindantes.
Las dotaciones de riego, unido al inventario de
La cuenca hidrográfica del río Guadiamar, o fincas afectadas, permite realizar una estimación
cuenca vertiente tiene una superficie aproximada aproximada del agua utilizada anualmente para
de 1072,5 km2, parte de la cual, 45,5 km2, corres- regadío en el aluvial del río Guadiamar. Se estima
ponde a la superficie de aluvial comprendida en que en la región se utilizan aproximadamente 20
el modelo discreto. Se subdivide en siete sub- hm3/año para regadío. Las aportaciones proce-
cuencas principales. dentes de los retornos de riego podrían suponer
aproximadamente el 25 % del agua utilizada para
regadío. Ello equivale a considerar los retornos
a) Aportaciones laterales de riego como una recarga o aportación adicional
de 5 hm3/año. A partir de los datos recogidos por
Como resultado de los estudios hidrológicos rea- la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir,
lizados (CHG, 1998; BOLIDEN, 1998) se puede se ha estimado que los consumos anuales en el
estimar que la lluvia útil puede representar apro- aluvial por otros conceptos (industrial y urbano)
ximadamente el 25 % de la precipitación total en podrían situarse alrededor de los 5 hm3/año.
las siete subcuencas que drenan sus aguas al alu-
vial. Esta lluvia útil (precipitación total menos
evapotranspiración) correspondería a los recur- c) Condiciones de los balances hídricos conoci-
sos hídricos de dichas subcuencas y constituirían dos
las aportaciones laterales al aluvial en concepto
de aguas superficiales y de aguas subterráneas. El modelo de simulación conjunta de las aguas
subterráneas y superficiales MELEF ha sido adap-
Se ha estimado que para años hidrológicos tado a las características hidrológicas del aluvial
húmedos, medios y secos, las aportaciones late- del modelo discreto del río Guadiamar para los
rales al aluvial del Guadiamar totalizan 300, 200 y parámetros hidrológicos del mismo. Se han esta-
100 hm3/año, respectivamente. De estas cantida- blecido asímismo las condiciones de simulación
des, el 10 % correspondería a las aguas subterrá- para las aportaciones internas conocidas del
neas (30, 20 y 10 hm3/año) y el resto se distribuye modelo discreto del aluvial. Entre las aportacio-
entre los nueve ríos que concentran y drenan las nes internas conocidas cabe destacar la precipi-
aguas superficiales de las siete subcuencas hacia tación anual sobre la superficie del aluvial. En
el aluvial, totalizando 270, 180 y 90 hm3/año, res-
este sentido, siguiendo el análisis hidrológico
pectivamente.
precedente, se han planteado tres alternativas de
simulación, con precipitaciones anuales de 40, 30
y 20 hm3/año. Una parte también integrante de
b) Precipitación, evaporación y usos del agua
las aportaciones internas del aluvial corresponde
a los usos medios del agua, que totalizan 20
De los estudios hidrológicos realizados se estima
hm3/año (20 de regadío menos 5 de retorno más
que la precipitación anual sobre la superficie del
5 de otros usos).
aluvial podría ser de 880 mm, 660 mm ó 440 mm,
según se trate de un año húmedo, medio o seco.
Las condiciones de simulación del modelo se han
Estas precipitaciones supondrían, respectiva-
adaptado igualmente para tener en cuenta las
mente, unas aportaciones sobre el aluvial de 40,
aportaciones laterales de las diferentes subcuen-
30 ó 20 hm3/año (Tabla 9.2).
cas que drenan sus aguas al aluvial del modelo
El modelo MELEF requiere también una estima- discreto del río Guadiamar. La distribución de
ción de la evaporación potencial con el fin de estas aportaciones anuales se realiza igualmente
poder evaluar la evapotranspiración que se pro- por subcuencas, según queda reflejado en la
duce en el aluvial. Dadas las características y la Tabla 9.2.
215
O. BERNET, J. BOLZICCO, J. CARRERA, A. CASTRO, M. JAÉN, F. PADILLA, J. M. SALVANY, E. VÁZQUEZ-SUÑÉ Y M. VÁZQUEZ
Guadiamar 75 50 25
Agrio 64 43 21
Frailes 30 20 10
Charcos de Tizón, Valdegallinas 29 19 10
Ardachón 52 35 17
San Cristóbal, Las Carianas 24 16 8
Alcarayón 26 17 9
Precipitación directa 40 30 20
Usos del agua -20 -20 -20
Tabla 9.2. Modelo de la interacción río Guadiamar acuífero aluvial. Aportaciones al aluvial del río Guadiamar. Los valores negati-
vos son salidas del sistema y los positivos entradas.
216
MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
Fig 9.12. Modelo de la interacción río Guadiamar-acuífero aluvial. Resultados de la simulación de niveles (cotas absolutas) para
unas aportaciones de año húmedo (izquierda), medio (centro) y seco (derecha).
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O. BERNET, J. BOLZICCO, J. CARRERA, A. CASTRO, M. JAÉN, F. PADILLA, J. M. SALVANY, E. VÁZQUEZ-SUÑÉ Y M. VÁZQUEZ
Fig 9.13. Modelo de la interacción río Guadiamar-acuífero aluvial. (a) Comparación entre caudales superficiales calculados y obser-
vados en las estaciones de aforo de El Guijo, Aznalcázar y Vado del Quema (según la CHG). (b) Ubicación de piezómetros y esta-
ciones de aforo usados para la verificación de los resultados de las simulaciones.
218
MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
1.6.98 no es registrada por todas las estaciones que el perfil geológico más cercano, de los reali-
de aforo. Es probable que las evaluaciones de los zados por Salvany et al. (1999), se encuentra pró-
caudales de agua superficial mejorasen después ximo a la confluencia entre el río Agrio y el río
de una definición más precisa de la sección topo- Guadiamar. En efecto, la interpolación realizada
gráfica del Guadiamar en las proximidades de estima que la posición del substrato impermea-
Aznalcázar. ble en este sector se encuentra a aproximada-
mente 50 metros de altitud, por lo que los niveles
Con el fin de verificar igualmente la verosimilitud freáticos calculados tienen grandes dificultades
de las simulaciones realizadas se han seleccio- para descender por debajo esa cota. Se deduce
nado 9 pozos (CGS, 1998b; CGS, 1999) a lo largo pues la necesidad de mejorar en el futuro la posi-
del aluvial comprendido en el modelo discreto ción del substrato impermeable en este sector
del Guadiamar (Figura 9.14). norte del aluvial, sobre todo en la proximidad de
la confluencia entre el arroyo de los Frailes y el
Los niveles freáticos calculados han sido a su vez río Agrio.
verificados mediante comparación con los nive-
les freáticos medidos en los pozos seleccionados,
desde abril de 1998 hasta diciembre de 1999. Lo b) Balances hídricos globales
que se pretende pues es verificar que los niveles
piezométricos calculados en régimen estaciona- Los recursos hídricos totales correspondientes a
rio para años húmedo, medio y seco adquieren las descargas laterales hacia otras cuencas, en
valores razonables, en comparación con los valo- este caso la unidad hidrogeológica Almonte-
res de los niveles piezométricos medidos, y para Marismas, equivalen a 296, 190 y 86 hm3/año
las características hidrológicas de los períodos en para las tres alternativas planteadas. Estas des-
los que se han realizado los registros. cargas laterales totales se dividen entre las des-
cargas de las aguas superficiales, las cuales son
De las comparaciones entre los niveles freáticos 293, 185 y 80 hm3/año, y las descargas de las
calculados y observados se pueden sacar algu- aguas subterráneas, las cuales son 3, 5 y 6
nas conclusiones relevantes. Así pues, las discre- hm3/año, respectivamente, para años húmedos,
pancias más importantes corresponden al pozo medios y secos (Tabla 9.3).
situado en el extremo norte del aluvial (Sondeo
56). Estas discrepancias entre los niveles obser- En este sentido, uno de los resultados de las
vados y calculados tienen en este sector una simulaciones corresponde a los caudales de des-
explicación justificada. De hecho no se dispone carga que se producen debido a evapotranspira-
de datos sobre la posición del substrato imper- ción existente en el aluvial. Así, las evapotranspi-
meable en el extremo norte del aluvial, puesto raciones totales obtenidas para todo el aluvial
Tabla 9.3. Modelo de la interacción río Guadiamar-acuífero aluvial. Componentes del balance en el aluvial. Los valores positivos
son entradas y los negativos salidas del sistema.
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O. BERNET, J. BOLZICCO, J. CARRERA, A. CASTRO, M. JAÉN, F. PADILLA, J. M. SALVANY, E. VÁZQUEZ-SUÑÉ Y M. VÁZQUEZ
Fig 9.14. Modelo de la interacción río Guadiamar-acuífero aluvial. Comparación entre niveles freáticos calculados y observados en
piezómetros del aluvial del río Guadiamar (cotas absolutas).
220
MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
son 24, 20 y 14 hm3/año para años característicos de la T1. El espesor máximo de sedimentos es de
húmedo, medio y seco, respectivamente (Tabla 7 y 5 m respectivamente para las terrazas T1 y T2.
9.3).
Así mismo, los resultados permiten conocer el El modelo desarrollado contempla la existencia
sector de contacto a través del cual se produce la de diferentes direcciones de flujo en la vertical.
descarga del aluvial del río Guadiamar hacia la Por una parte, el flujo que tiene lugar a través de
unidad Almonte-Marismas. Este sector se sitúa los materiales de la terraza T1 que rellenan el
pues en el extremo sur del aluvial correspon- paleovalle, de dirección básicamente N-S y, por
diente al modelo discreto, tiene una orientación la otra, el que se da por la terraza T2, con una
este-oeste y se extiende sobre una longitud apro- notable componente E-O originada por el efecto
ximada de 800 metros. de drenaje que ejerce el río Agrio sobre el acuí-
fero.
9.4. Modelo local de flujo en acuífero aluvial del Para poder representar estas diferentes compo-
Agrio nentes del flujo se ha optado por un modelo mul-
ticapa o cuasi-3D, compuesto por dos capas bidi-
O. Bernet, J. M. Salvany, J. Bolzicco y J. Carrera mensionales conectadas mediante elementos 1D
(Figura 9.15). La capa inferior simula el flujo exis-
Dominio del modelo tente a través de la parte más profunda de la
terraza T1 (la que rellena el paleovalle). La capa
El dominio modelado se localiza en el entorno de superior representa la terraza T2 y los materiales
la balsa de lodos accidentada. Por el Norte limita más superficiales de la T1. Los elementos 1D
con los materiales paleozoicos donde se sitúa la actúan únicamente como conexión entre capas.
mina de Aznalcóllar y por el sur con el corte B de
la finca La Soberbina (ver figura 3.2 del Capítulo En la parte del acuífero representada por la capa
3). Los límites laterales los determina el substrato superior se producen oscilaciones apreciables. Al
formado por las Margas Azules. tratarse de un acuífero libre, los cambios de
espesor saturado influyen en la transmisividad,
Los depósitos aluviales modelados del río Agrio por lo que ésta depende de la posición del nivel
constituyen dos terrazas compuestas por cantos piezométrico en cada tiempo y el problema a
y gravas, con niveles subordinados de arena. La resolver pasa a ser no lineal.
terraza inferior (T1) tiene una posición central y
sobre ella discurre el cauce actual del río. La Para la utilización de la función no lineal de trans-
terraza superior (T2) tiene una posición lateral a misividad es necesario que se conozca la topo-
ambos márgenes de la T1, aunque está principal- grafía de la base de la capa. Conceptualmente,
mente desarrollada en la margen derecha. La ésta coincidirá con las margas en las zonas de
base de la primera terraza constituye una super- acuífero somero. El paleovalle, representado por
ficie en forma de canal (paleovalle), excavado en la capa inferior, se considera siempre saturado en
las Margas Azules, y situado siempre a una cota todo su espesor. Es decir, la capa inferior se ha
más profunda que la base de la terraza T2. La tratado con transmisividad constante. El goteo a
base de esta segunda terraza es relativamente través de los ríos y arroyos es otra variable que
plana y se sitúa a una cota similar a la del techo se ha simulado con el uso de funciones no linea-
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O. BERNET, J. BOLZICCO, J. CARRERA, A. CASTRO, M. JAÉN, F. PADILLA, J. M. SALVANY, E. VÁZQUEZ-SUÑÉ Y M. VÁZQUEZ
Fig 9.15. Modelo local del aluvial del río Agrio. Esquema conceptual del tratamiento del aluvial. El modelo es bicapa. La capa infe-
rior representa el paleocauce formado por la terraza T1 y la superior representa la terraza T2 y la parte de la T1 que está sobre el
paleovalle (ver geología en Capítulo 3).
les. Así, el agua que entra en el acuífero prove- La única zona que se ha tratado de forma dife-
niente de los ríos en las épocas en que los nive- rente es el área cubierta por la balsa. En ella, la
les piezométricos estén por debajo del nivel del lluvia no cae directamente sobre el aluvial. Si se
río, y viceversa, es directamente proporcional a la considera la balsa como una capa saturada de
diferencia de niveles. Sin embargo, a partir de baja conductividad y con nivel piezométrico
una cierta diferencia de nivel se produce una des- superior al del acuífero, la infiltración que se pro-
conexión hidráulica entre río y acuífero, y el cau- duzca a través de ella puede tratarse como una
dal pasa a ser un valor constante. recarga constante en el tiempo.
222
MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
Fig 9.16. Modelo local del aluvial del río Agrio. Zonas de El flujo en el aluvial que se encuentra por debajo
almacenamiento y conductividad hidráulica de las capas (a) de la balsa mantiene siempre una componente E-
superior y (b) inferior.
O, excepto en su extremo norte. Durante las épo-
cas de niveles bajos el flujo se dirige desde la
balsa hacia el Agrio, mientras que en las de nive-
situación de los niveles en cada tiempo. Para les altos existe un cierto flujo desde el aluvial no
simular este comportamiento ha sido necesario cubierto por la balsa hacia el que está cubierto.
recurrir al uso de las condiciones mixtas. Cuando
el límite es con un arroyo, esta condición fun- El comportamiento de los niveles a lo largo del
ciona como el goteo de cualquier río o arroyo, tiempo es parecido en todos los puntos de obser-
pero cuando es con materiales aluviales su com- vación, aunque existen algunas diferencias en
portamiento e implementación han sido más función de la posición respecto a ríos y arroyos, y
complejos. la transmisividad existente en su entorno.
En la capa superior se han utilizado cinco zonas Cuando se produce la recarga existe una res-
de condición de contorno. En la capa inferior se puesta inmediata del acuífero, produciéndose
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O. BERNET, J. BOLZICCO, J. CARRERA, A. CASTRO, M. JAÉN, F. PADILLA, J. M. SALVANY, E. VÁZQUEZ-SUÑÉ Y M. VÁZQUEZ
Fig 9.17. Modelo local del aluvial del río Agrio. Evolución temporal de niveles y recarga.
casi instantáneamente una subida en los niveles vado que el error relativo obtenido es menor al
(Figura 9.17). La recuperación de los niveles es 0,5 %, lo que garantiza una adecuada resolución
más lenta y está condicionada por la transmisivi- numérica de las ecuaciones. El signo de las dife-
dad, es decir, por la posición de los niveles freáti- rentes componentes del balance (positivo para
cos en cada tiempo. Por lo tanto, en períodos de las entradas y negativo para las salidas) no cam-
niveles altos (mayores transmisividades) la recu- bia en los tiempos de observación establecidos
peración es más rápida que en los períodos de (Figura 9.18).
niveles bajos (menores transmisividades). Este
efecto es tanto mayor cuanto menor sea el espe- El 93 % de las entradas al acuífero se da por
sor saturado en el entorno del punto de observa- recarga y entradas laterales a través de los con-
ción. tornos donde el aluvial limita con las margas. Las
entradas en el contorno con el aluvial del
En los largos períodos sin lluvia, como los años Guadiamar aguas arriba de la confluencia repre-
1995 y 1997, se puede observar una disminución sentan el 7 % restante.
progresiva en la velocidad de descenso de los
niveles, asociado a la correspondiente pérdida de Las salidas del sistema se producen principal-
transmisividad. En las zonas donde el nivel se mente a través de los ríos y arroyos por goteo (87
aproxima a la base del acuífero, la velocidad de %) y, en menor medida, como flujo de agua sub-
descenso disminuye mucho. terránea a lo largo del contorno sur (11 %). Otras
componentes minoritarias son las extracciones
de los pozos de la barrera hidráulica de la balsa
Componentes del balance de masas (1,5 %).
De los componentes del balance de masas global El caudal unitario obtenido en la capa superior es
obtenido a partir de la simulación se ha obser- aproximadamente un orden de magnitud inferior
224
MODELACIÓN NUMÉRICA DE LOS ACUÍFEROS POTENCIALMENTE AFECTADOS POR LA ROTURA DE LA BALSA DE AZNALCÓLLAR
Figura 9.18. Modelo local del aluvial del río Agrio. Balance de masas.
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al obtenido para la capa inferior. El caudal que CGS, 1999. Resumen de resultados de las campañas piezo-
circula por la capa superior es aproximadamente métricas realizadas durante 1998 y 1999.
4 veces menor al de la capa inferior. CHG, 1999. Datos de aforo del Guadiamar. Alturas/caudales a
lo largo del Guadiamar.
El 78 % de las salidas por goteo tienen lugar a tra-
vés de los ríos Agrio y Guadiamar, sobre la De Haro, J.M., Giráldez, J.V., Ordóñez, R., Custodio, E.,
Iglesias, M., Manzano, M. y López, J., 1998. Variación tempo-
terraza T1. Las salidas por goteo en la zona de la ral de la recarga en el Parque Natural de Doñana. En prensa.
terraza T2, al norte de la confluencia de los dos
ríos, representan el 13 % del total, con caudales Iglesias, M. Custodio, E., Giráldez, J.V., Manzano, M.,
Ordoñez, R., 1996. Caracterización química de la lluvia y esti-
unitarios tres veces menores a los obtenidos en
mación de la recarga en el área de El Abalario, Doñana,
el Guadiamar y Agrio (en la terraza T1). El 9 % Huelva. 4™ SIAGA, Almería, 1996, pp. 99-121.
restante sale a través del Arroyo de la Dehesa,
con caudal unitario similar al de la última zona. Iglesias, M., Trick, T., Custodio, E., Manzano, M. y Giráldez,
J.V., 1998. Estado actual de conocimiento de la recarga en el
acuífero de Doñana. 1™ Asamblea Hispano-Portuguesa de
Geodesia y Geofísica. Almería, 25 pp.
Conclusiones
Iglesias, M., 1999. Características hidrogeoquímicas del flujo
del agua subterránea en El Abalario, Doñana, Huelva. Tesis
Del modelo del acuífero aluvial del Agrio se con-
Doctoral, UPC.
cluye que el flujo responde al esquema presen-
tado en la Figura 9.15. En esencia, la mayor parte ITGE, 1992. Hidrogeología del Parque Nacional de Doñana y
del agua proviene de entradas laterales. La su entorno. Publ. Instituto Tecnológico Geominero de España,
Col. Informes aguas subterráneas y geotecnia, 64 pp., 2
mayor parte de la salida tiene lugar hacia el río.
mapas.
La interacción entre río y terraza T1 es muy
activa. Es decir, el nivel en dicha terraza se man- Galarza, G., Medina, A. y Carrera, J., 1996. TRANSIN III -
tiene practicamente igual al del río. Es importante Fortran code for solving the coupled non-linear flow and
transport inverse problem. ETSICCPB, Universidad
destacar que, en las condiciones de simulación, Politécnica de Cataluña: 182 pp.
el río se ha mantenido como drenante.
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