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Status Epistemologico de La Administracion de Mario Bunge

Este documento discute el status epistemológico de la administración. Argumenta que aunque los estudios administrativos han alcanzado un nivel científico gracias al uso de métodos cuantitativos y el contacto con otras disciplinas, la administración es una técnica y no una ciencia. Como técnica, su objetivo es diseñar modelos óptimos de organización basados en conocimientos científicos para transformar sistemas sociales, no explicarlos. Esto tiene implicaciones para cómo se enseña la administración en las universidades.

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Status Epistemologico de La Administracion de Mario Bunge

Este documento discute el status epistemológico de la administración. Argumenta que aunque los estudios administrativos han alcanzado un nivel científico gracias al uso de métodos cuantitativos y el contacto con otras disciplinas, la administración es una técnica y no una ciencia. Como técnica, su objetivo es diseñar modelos óptimos de organización basados en conocimientos científicos para transformar sistemas sociales, no explicarlos. Esto tiene implicaciones para cómo se enseña la administración en las universidades.

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MARIO BUNGE '

Status

epistemológico de la administración

" Profesor en McGill University (Montreal), unidad Fundamentos y Filosofía de la Ciencia.

Nota. Este trabajo fue presentado a las Primeras Jornadas Nacionales de Administración, organizadas por
el Colegio de Graduados en Ciencias Económicas con el auspicio de la Facultad de Ciencias Económicas
(U.B.A.) y la adhesión de la Subsecretaría de la Función1 Pública (Secretaría General de la Presidencia de
la Nación) (Buenos Aires, octubre de 1980).

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I. EL PROBLEMA

En diversos países latinos funcionan facultades de ciencias de la administración. En cambio, los


anglosajones prefieren las denominaciones más modestas de Faculty of Management, o School of Business
and Administration, comúnmente conocida por BA School. ¿Se tratará de un ejemplo del amor latino por la
hipérbole, o de un error, o bien será que, en efecto, los estudios de administración constituyen una ciencia?

Veamos.
Todos, excepto quizá los filósofos de corte tradicional, estamos enterados de que los estudios de
administración han sufrido (o gozado) una revolución desde fines de la segunda guerra mundial, gracias a la
investigación operativa, la modelización matemática, un contacto más estrecho con la psicología, las
ciencias sociales y la informática. Esta revolución ha marcado la transición del empirismo a la etapa
científica en este campo de estudios y de actividades.

Basta hojear un texto moderno de contabilidad, planeación u organización empresarial, o un número de


Management Science, para advertirlo. Admitiremos, en suma, que los estudios administrativos han
alcanzado nivel científico.

Sin embargo, el problema propuesto no se resuelve con sólo reconocer que las cuestiones administrativas
pueden encararse y resolverse de manera científica. Subsiste la diferencia entre el adjetivo científico y el
sustantivo ciencia. La fabricación de artefactos cerámicos, de vidrio, o de acero, es hoy día un proceso
controlado por técnicas que poseen fundamento científico, o sea, se funda sobre resultados de investiga-
ciones físicas y químicas, además de emplear conocimientos obtenidos en investigaciones y ensayos
técnicos. Pero las técnicas de producción de artefactos cerámicos, de vidrio, y de acero, no son ciencias:
son ramas de la ingeniería. Se trata de averiguar si los estudios de administración, aun los más
rigurosamente científicos, constituyen una ciencia comparable con la química o la sociología, o más bien
una técnica comparable con la ingeniería nuclear, la agronomía, la medicina, el derecho, o las finanzas.

Este tema del status epistemológico de la administración es de interés filosófico, pues da al filósofo la
oportunidad de afilar sus ideas acerca de la ciencia y de la técnica, así como de aplicarlas a un campo en
pleno desarrollo, con la esperanza de ser de alguna utilidad a sus cultores. Pero ¿tiene interés práctico,
aparte de amenazar a las administraciones universitarias con un costoso cambio de rótulos?

Aparentemente, no: parecería ser uno de esos problemas académicos cuya solución tiene solamente el
mérito de aclarar algunas ideas, y por tanto no será estimado por quienes, teniendo ideas confusas o
contadas, no valoran las ideas sino como herramientas para la acción.

Si se mira más de cerca se advierte que el problema tiene también algún interés práctico, al menos tanto
como el de saber si la medicina es una ciencia o una técnica. En efecto; si la administración se considera
como una ciencia (social), entonces su objetivo central debe ser el de buscar las leyes y normas que
satisface o debiera satisfacer la actividad administrativa, desde el contador hasta el gerente de producción y
el encargado de relaciones públicas.
En cambio, si la administración es una técnica, dejará esa investigación básica a las ciencias sociales
puras, para ocuparse entonces de diseñar modelos de organización óptima (en algún respecto) sobre la
base de conocimientos adquiridos en las ciencias básicas, así como de nuevos conocimientos adquiridos en
el curso de la investigación y la experiencia administrativas. A esta división del trabajo le corresponde una
divergencia de los planes de enseñanza. Si la administración es una ciencia, entonces debiera enseñarse
como mera especialización de las ciencias sociales. En cambio, si es una técnica se justifica enseñarla en
una facultad especial donde los alumnos sean expuestos desde el comienzo a problemas de administración.
En resumen, nuestro tema tiene interés tanto teórico como práctico. Intentemos resolverlo.

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II. CIENCIA Y TÉCNICA
La técnica moderna ha alcanzado nivel tan elevado que a veces es difícil diferenciarla de la ciencia. Con
todo, las diferencias existen e importa conocerlas si se ha de impulsar (u obstaculizar) sus desarrollos
respectivos.

Empecemos por esbozar sus diferencias por debajo de sus similitudes reales y aparentes (')•

Ante todo conviene distinguir las ciencias básicas (o puras) de las aplicadas. La diferencia no es de método
sino de meta y, por tanto, de producto. La investigación básica se interesa por problemas cognoscitivos de
cualquier tipo; la aplicada, por problemas cuya solución tiene alguna posibilidad de utilización práctica, sea
económica o política.

El científico básico se esfuerza por encontrar las leyes básicas de la realidad, el aplicado por aplicarlas.
Ambos utilizan el método científico-; ambos hacen uso de cuantas ciencias sean necesarias; y ambos
proveen conocimiento nuevo. Pero, al par que el primero se propone solamente entender la realidad, el
segundo se propone entender una parte de ésta para que alguien pueda trasformarla.

Un ejemplo: mientras el sociólogo o el economista básico estudia sociosistemas (sistemas sociales), con el
fin de comprender cómo funcionan (bien o mal), el científico social aplicado los estudia con el fin de
averiguar qué favorece u obstaculiza su mantenimiento o su desarrollo en algún sentido. Y lo hace con la
esperanza (o el temor) de que los resultados de su estudio sean utilizados, por quienes ejercen poder, para
modificar dichos sistemas.

El técnico, en cambio, puede realizar investigaciones o utilizar los resultados de investigaciones (propias o
ajenas), pero en ningún caso se queda en. el conocimiento: aspira a poner el saber en acción. El centro de
la actividad cognoscitiva técnica es el diseño de dispositivos o planes de acción que permitan crear o
controlar cosas concretas. Los objetos de este control pueden ser físicos (por ejemplo: centrales eléctricas);
químicos (por ejemplo: plantas petroquímicas); bioquímicos (por ejemplo: bodegas); económicos (por
ejemplo: supermercados); culturales (por ejemplo: museos), o políticos, en sentido amplio de la palabra (por
ejemplo: prisiones).
El científico, sea básico, sea aplicado, se propone averiguar cómo son las cosas. El técnico inventa cosas
nuevas o bien la manera de controlar (manejar, administrar, mantener, mejorar o destruir) cosas ya
conocidas. Si el técnico obra científicamente, se sirve para ello de conocimientos científicos, aunque no de
los más generales y profundos, sino de los que necesite para lograr su objetivo; estos conocimientos
utilizables resultan ser casi siempre específicos (poco generales) y menos profundos que los que busca el
científico básico. En una palabra, al par que el científico, sea básico, sea aplicado, busca la verdad (para
todos), el técnico se sirve de la verdad para alcanzar la utilidad (para alguien)..

En resumidas cuentas, en tanto que la ciencia se propone explicar el mundo, la técnica se propone forjar las
herramientas necesarias para trasformarlo. (La transfor-mación propiamente dicha es obra de la acción, sea
económica, política o cultural). Esta caracterización general de la técnica, unida a cierta clasificación de las
cosas de este mundo (2), sugiere clasificar las técnicas como sigue:

• fisiotecnias: las-ingenierías clásicas;


• quimiotecnias: química industrial,.ingeniería química;
* biotecnias: medicina agronomía, farmacología, pedagogía, etcétera;
• sociotecnias: derecho, finanzas, administración, etcétera;
• técnicas genérales. informática, cibernética, etcétera.

Quedó así dicho dónde colocamos la administración. Trataremos a continuación de justificar esa ubicación.

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III OBJETO, MEDIOS Y META DE LA ADMINISTRATECNIA

Todo sociosistema humano se caracteriza por su composición (las personas que forman parte de él), su
ambiente (natural y social), y su estructura (el conjunto de las relaciones entre sus miembros y entre éstos y
objetos ambientales). Es común que una persona pertenezca a varios sociosistemas: su familia, la empresa
u organismo donde trabaja, su club, su partido político, etc. Cada uno de estos sociosistemas desempeña
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funciones qué le son propia; estas funciones o actividades forman parte de la estructura del sistema ( ).

Por distintos que sean dos sociosistemas, por ejemplo, una fábrica y una escuela, o un hospital y un
ejército, comparten diversos rasgos, y en primerísimo lugar éste: todos los sociosistemas, por sencillos que
parezcan, tienen administradores, aunque sea de tiempo parcial. Por ejemplo, normalmente los padres son
los administradores de la familia; la administración de una escuela está formada por su dirección y, en los
países anglosajones, también por sus maestros y representantes de los padres; la administración de una
empresa económica, privada, estatal o de carácter cooperativo, está en manos de su directorio y sus
ejecutivos y, en muchos casos, también de representantes de su personal.

Es una ilusión el querer prescindir de la administración y, en particular, de la burocracia, y por lo tanto es


una tontería el menospreciarla. Aun las sociedades formadas por monos y otros animales superiores tienen
líderes o administradores, permanentes o temporarios, encargados de organizar la división del trabajo y de
controlar que se cumplan las reglas. Los humanos tenemos la ventaja de poder estudiar la administración
de un sociosistema con el fin de averiguar la manera de optimizar su funcionamiento. También tenemos la
desventaja de poder ignorar tales estudios y, sin embargo, mantenernos por la fuerza o por el poder
económico a la cabeza de algunos sociosistemas. (En la naturaleza los administradores ineficientes
sucumben o son remplazados, y las formas de organización ineficientes terminan por ser eliminadas por
selección natural. Nosotros premiamos a los incompetentes, conforme al principio de PETER y protegemos a
los improductivos, según la ley de PARKINSON).

Como no es deseable prescindir de la administración, es preciso optimizarla. De esto se ocupa,


precisamente, la administratecnia. Y ya que ésta se propone controlar cosas concretas de cierto tipo
(sociosistemas), no es una ciencia sino una técnica, según. La definición propuesta en el § II.

Dado que en nuestro tiempo esta técnica no es empírica sino que se funda sobre resultados de
investigaciones científicas, se trata de una técnica científica, al igual que la ingeniería química o la fitotecnia.
De hecho, la administratecnia es mucho más científica que el derecho y aun la economía, disciplinas
todavía fuertemente influidas por la ideología.

En resumen, podemos definir la administratecnia, o el sistema de disciplinas que estudian la administración,


como la técnica científica que:

(a) estudia las actividades y relaciones administrativas que tienen Jugar dentro de y entre los
sociosistemas;

(b) emplea el método científico así como resultados de investigaciones científicas en psicología y ciencias
sociales básicas y aplicadas; y

(c) se propone optimizar en algún respecto (por ejemplo, productividad, beneficio social, o lucro) el
funcionamiento de los sociosistemas.

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Los especialistas distinguirán diversas ramas de la administratecnia, según que se ocupen de hogares,
firmas, cooperativas, organismos estatales, escuelas, sociedades privadas de bien público, organismos
internacionales, etc. Semejante división del trabajo es razonable pero no debe llevar a olvidar que todo
sociosistema es un subsistema de algún sistema más grande. (Incluso el sociosistema máximo, o sea, el
sistema mundial, es un subsistema del sistema solar).

Por lo tanto, no se podrá entender ni, con mayor razón, controlar eficazmente el funcionamiento de un
sociosistema, por simple que parezca,, si se ignoran sus interacciones con los demás sistemas. Esto no
implica que se imponga adoptar un enfoque globalista (holista) y por-lo tanto antianalítico y por ende
anticientífico. Significa tan sólo que el enfoque correcto de los problemas administrativos, como el de
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cualesquiera otros problemas sociales, debiera ser sistémico ( ). Esto no debiera extrañar, pues todo
sociosistema es un objeto muy complejo, con múltiples aspectos y modos de cambio, que ninguna disciplina
estrecha puede cubrir por entero.

IV. CONCLUSIONES

Las llamadas ciencias de la administración son científicas por el modo de estudiar su objeto, pero no
constituyen una ciencia, por cuanto lejos de proponerse alcanzar conocimientos desinteresados, persiguen
conocer la mejor manera de controlar algo, a saber: los aspectos administrativos de los sociosistemas.

El que la administración sea una técnica no impide que los administratécnicos formulen modelos
matemáticos y diseñen experimentos para poner a prueba la verdad de dichos modelos y la eficacia de los
controles involucrados. Pero dichos modelos serán específicos o parciales antes que generales. Por
ejemplo, se tratará de modelos de la administración de una empresa metalúrgica mediana o de una línea
aérea, antes que de teorías generales acerca de sociosistemas de un género dado. Y se tratará de expe-
rimentos cuya finalidad primordial será descubrir fuentes de ineficiencias o mecanismos de optimización de
sociosistemas de un tipo bien particular.

En suma, la administratecnia es científica sin constituir una ciencia. Acaso por este motivo ofrece opor-
tunidades y plantea desafíos a personas de orígenes e inclinaciones muy diversos, desde el matemático
aplicado hasta el conductor de hombres.

(1) Para análisis más detallados véanse: BUNGE, M., La investigación científica, Ed. Ariel, Barcelona;
1969; Epistemología, Ed. Ariel, Barcelona, 1980; Ciencia y desarrollo, Ed. Siglo Veinte, Buenos Aires, 1980.
(2) BUNGE, M., A woríd ofsystems, D. Reidel Publ. Co., Dordrecht, Boston, 1979.
(3) Véase BUNGE, op. cit. en nota (2).
(4) BUNGE, M., General systems andholism, en General Systems, vol. XXII, 87-90, 1977.

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