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Apunte Bajtín Elaborado Por Jorgelina Chaya

Material de Cátedra para la asignatura Semiótica de las Carreras de Ciencias de la Comunicación y de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras UNT

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Cátedra de Semiótica

Carrera de Ciencias de la Comunicación


Carrera de Letras
Facultad de Filosofía y Letras – U.N.T

Mijaíl Bajtín

APUNTE DE CÁTEDRA

Realizado por la Profesora Jorgelina Chaya, Jefa de Trabajos Prácticos, Cátedra de


Semiótica, en base a los siguientes textos:

- ARÁN, Pampa (Dir. Y Coord) (2006): Nuevo diccionario de la teoría de Mijaíl Bajtín,
Ferreyra Editor, Córdoba.
- BAJTÍN, MIJAIL (1993): Problemas de la poética de Dostoievski, Fondo de Cultura
Económica, México.
- CHAYA, Jorgelina (2018): “Glosario” en Términos Fundamentales de Semiótica,
Manuales Humanitas, Facultad de Filosofía y Letras UNT, Tucumán.
- CARDOZO, Cristian (2006): “Signo” en Nuevo Diccionario de la teoría de Bajtín,
Ferreyra Editor, Córdoba.
- HUERTA CALVO, Javier (2003): “La teoría literaria de Mijaíl Bajtín. Apuntes y textos
para su introducción en España”, Cuadernos de filología hispánica, Nº 21.
http://www.ucm.es/BUCM/revistasBUC/portal/modulos.php?name=Revistas2&i
d=DICE
- PONZIO Augusto (1998) La revolución bajtiniana. El pensamiento de Bajtín y la
ideología contemporánea, Madrid, Frónesis, Cátedra, Universidad de Valencia.
- SERIOT, Patrick (2010): “Generalizar lo único: géneros, tipos y esferas en Bajtín” en
Saussure, Voloshinov y Bajtín revisitados, Miño y Dávila, Bs. As.
- VOLOSHINOV, V (1992): El Marxismo y la filosofía del lenguaje, Madrid, Alianza
Editorial.

I. Breve repaso biográfico

Mijaíl Mijáilovich Bajtín (1895-1975) nació en la ciudad de Oriol, al sur de


Moscú, de una familia aristocrática en decadencia. Vivió su infancia en Vilnius y
Odesa y tuvo una vida dura, difícil, signada por el hambre, el dolor y la prisión.
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de San Petersburgo, y se interesó por
la filosofía alemana. Junto a otros intelectuales creó el llamado Círculo de Bajtín;
fue un estudioso del pensamiento contemporáneo y de las nuevas corrientes de la
ciencia. Alrededor de su vida y de sus obras circulan una serie de circunstancias
que ponen en duda la autoría de varias publicaciones tempranas, sus búsquedas
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

filosóficas, políticas y religiosas como así también el modo en que deben


interpretarse algunas de las nociones conceptuales que plantea. Pero a pesar de
esto, su obra permite pensar lo propio escuchando al otro, estableciendo
relaciones entre campos disciplinares y producción de discursos en la cultura. A
través de sus indagaciones señaló interrogantes en diferentes campos de las
ciencias humanas como en la antropología, la lingüística, la literatura, la historia, la
semiótica, generando cruces entre sus fronteras y nuevos objetos para la
investigación.
Tras perder su trabajo por sospechas de práctica religiosa, marchó a
Leningrado, nombre de San Petersburgo en 1927. Allí conoció a las principales
figuras del Formalismo ruso y publicó Freudismo (1927) y El método formal en los
estudios literarios (1928). Detenido en 1929, fue deportado a Kazajistán, donde
permaneció siete años antes de que se le restituyera el permiso para enseñar en
Saransk (Mordovia), y luego emigró, huyendo de la gran purga stalinista de 1937.
En 1941 leyó su tesis sobre François Rabelais en el Instituto Gorki de Moscú. Tras
la Segunda Guerra Mundial regresó a Saransk, de cuya Universidad fue catedrático
hasta su jubilación en 1961.
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

II. Su legado

Conocido por sus análisis de la naturaleza dialógica y polifónica de la


producción literaria, ocupa un lugar fundamental en la Teoría de la Literatura a
partir del reconocimiento de su obra en Occidente con la reedición en 1963 del
texto Problemas de la poética de Dostoievski (1929). Bajtín superó la crítica
formalista que predominaba en la Rusia de su época y ponderaba la existencia del
arte y la literatura como entidades independientes del mundo exterior, en favor de
una concepción para la que el lenguaje, la forma y el contenido son reunidos por la
figura de un autor, dotado de una historia y un imaginario particulares, que
convierten toda obra en un modo de expresión singular.
Aunque sus obras tuvieron gran prestigio en la Rusia de los años sesenta, su
pensamiento sólo se conoció en Occidente tras su muerte en 1975. Hizo
contribuciones originales a la Semiótica, la Nueva Lingüística, la Sociolingüística, la
Narratología, la Antropología literaria, e, incluso, a los Estudios Culturales.
Frecuentemente se circunscribe el aporte de Bajtín al campo literario, pero sin
duda su legado también se manifiesta en el campo de la Semiótica, desde donde
podemos abordar la problemática del signo, del enunciado y del discurso. Así, los
estudios bajtinianos no son privativos de la Lingüística o de la Literatura, pues en
su paradigma dialógico se entienden a ambas como prácticas sociales. La
concepción bajtiniana de los procesos que se dan en la literatura es dialógica, se
funda en el diálogo y en la forma en la que el proceso de comunicación (que nunca
es unívoco y monológico) se desarrolla. El pensamiento de Bajtín constituye una
reflexión siempre cambiante y evolutiva sobre la literatura, ya que consideraba
que la idea de “sistema” o “teoría” es en sí misma contraproducente, pues limita un
fenómeno dialógico y dinámico, y se profundiza solamente en el nivel formal de la
obra.
Se ocupa, entonces, del lenguaje humano, sobre el cual Saussure había negado
la posibilidad de conocimiento. Propone una nueva forma de abordar la Lingüística
(dialógica) que se opone en todo punto de vista a la antigua por considerarla
monológica. A los estilos de la lengua corresponden los géneros de la palabra, a la
proposición (abstracta) corresponde el enunciado (concreto). (Sériot, 2010)
Con esto, Bajtín funda una nueva perspectiva de la Lingüística, o, más bien
podríamos afirmar que refunda a la Lingüística. Se propone atravesar y superar a
la Lingüística saussureana al considerar que el habla es un acto, es mientras se
produce y no en un sistema (langue) que disecciona de maneras rígidas fenómenos
que no se caracterizan por ser universales sino específicos.
Su pensamiento supone una innovación respecto del carácter discursivo
unidireccional, impositivo y dominador de la retórica clásica y alumbra una
construcción participativa, integradora, social, en la que cabe la diversidad, la
multiplicidad de voces, el escenario polifónico, en la que muchos autores ven
rasgos que anticipan las futuras derivaciones de los estudios culturales.
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

Las investigaciones de Mijaíl Bajtín se encuentran atravesadas por el tema de


los géneros discursivos, junto con el problema del texto y el enunciado como
objeto de la metalingüística, el problema del autor y las bases metodológicas de un
pensamiento humanista. El pensamiento bajtiniano se caracteriza por la
fecundidad y originalidad conceptual, estableciendo virtuosos aportes para las
ciencias humanas.

III. Signo desde la perspectiva bajtiniana

Los desarrollos teóricos acerca del concepto de signo en Bajtín se inscriben en


una filosofía materialista del lenguaje formulada tempranamente en el marco de
las discusiones del Círculo de Bajtín1 y que conciben a la filosofía del signo en tanto
producto ideológico. El Círculo reflexiona sobre el mundo de los signos y la
ideología y en este contexto Valentín Nikólaievich Voloshinov, miembro del Círculo
y autor de El Marxismo y la filosofía del lenguaje (1929) sostiene que cualquier
producto ideológico “refleja y refracta otra realidad, la que está más allá de la
materialidad.” (1992:31) Es decir, que todo producto ideológico posee una
significación en tanto representa, reproduce o sustituye algo que se encuentra
fuera de él; más aun, todo producto ideológico “aparece siempre como signo.”
(1992:32)
En este sentido, el Círculo de Bajtín planteará que “los signos son cosas
materiales y singulares (…) y cualquier objeto de la naturaleza, de la técnica o del
consumo puede convertirse en signo, pero con ello adquiere una significación que
rebasa los límites de su dación –efecto de dar- singular” (1992: 33). Cuando
usamos el lenguaje, lo hacemos para conocer y otorgar significado a la realidad que
nos rodea, pero al hacerlo, creamos además otra realidad para resignificar, para
reevaluar lo ya dado. Y en esta re-significación, se otorga una nueva atribución de
sentido con la que el signo se va reproduciendo de manera dinámica en el uso de la
vida social porque ya trae consigo las marcas de usos anteriores y convive
materialmente en relación dialógica con otros signos.
Augusto Ponzio (1998), en La revolución bajtiniana. El pensamiento de Bajtín y
la ideología contemporánea, afirma que el signo en Bajtín se caracteriza por ser
plurivocal, por poseer una indeterminación semántica, por poseer una ductilidad
expresiva y porque tiene la capacidad de adaptarse a diferentes y nuevas
situaciones. El signo bajtiniano reúne en sí mismo tanto al factor de la
autoidentidad, como al de la alteridad, entendida la autoidentidad como una
función prefijada, unidireccional y unívoca hacia un único significado. La

1
El Círculo de Bajtín inició una serie de investigaciones destinadas a formular una teoría de la
literatura que contemplara su carácter social. Con este propósito comenzaron a elaborar una
lingüística del enunciado que, más tarde, Bajtín siguió desarrollando en relación con otras nociones
medulares como las de Lingüística/ Translingüística. Entre los integrantes del Círculo se
encuentran Bajtín, Voloshinov, Medvedev, –autores plenos y no clones de Bajtín– Kagan, entre
otros.
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

autoidentidad y la alteridad se encuentran presentes en el signo en un permanente


juego dialéctico entre sus características: la variabilidad, la ambivalencia y la
acentuación valorativa. Así es entonces, que todo lo que es prefijado, unívoco y de
único significado pertenece al campo de la autoidentidad, mientras que lo que es
variable, ambivalente y exige una valoración se ubica en el campo de la alteridad.
La identidad del signo se define por ser producto de su indeterminación, de su
inestabilidad, puesto que tiene que ser otro para ser ese signo. El signo participa de
un juego de remites a otros signos, en una cadena de interpretantes que
permanece abierta en vez de concluirse en el punto de partida. La identidad del
signo es siempre diferida, en su movimiento se hace imposible que se borre o
desaparezca el efecto de su recorrido; posee una estructura dialógica basada en
que para ser tal, debe ser idéntico a sí mismo y a la vez, diferente de sí mismo. La
identidad del signo entonces, se logra gracias a su inestabilidad. (Ponzio, 1998,
161) Se encuentran en él todos los elementos que han ido enriqueciéndolo en su
intercambio con otros signos estableciéndose una relación dialógica que comporta
una toma de posición, una respuesta: el signo requiere, además de la identificación,
lo que Bajtín llama la comprensión respondente, es decir, una identificación ligada al
sentido que, a diferencia del significado, emerge de la situación comunicativa
concreta, del hic et nunc, del particular momento en que se enuncia y que es
histórico y único.
La comprensión respondente se da en situaciones comunicativas concretas, y
exige una toma de postura. De ahí emerge el sentido. Habrá que ubicarla, entonces,
del lado de la alteridad. Mientras que del lado de la identidad, lo que corresponde
es una simple identificación del significado, del código, independientemente del
aquí y ahora.
El signo se actualiza y modifica en el proceso de comunicación social, en un
proceso de comprensión dialógica y está en la base de todos los fenómenos
sociales y culturales. Sólo puede surgir en un territorio interindividual y por lo
tanto, intersubjetivo.

IV. La intersubjetividad

El término intersubjetividad proviene de la teoría de Bajtín y se desprende de


la concepción del signo como una dialéctica entre autoidentidad y alteridad. Esta
idea tiene consecuencias mucho más amplias que las definidas para el ámbito del
signo o de lo que él llamó Translingüística: se trata de una idea de amplio alcance
humanista, y hasta llega a abarcar cuestiones de ética: nadie es algo si no es en
relación con el otro. Es en nuestra interacción con el otro donde encontramos
nuestra propia identidad. Por tanto, si la idea (igual el signo) es interindividual e
intersubjetiva, la esfera de su existencia no es la conciencia individual, sostiene
Bajtín, sino la esfera de la comunicación dialógica entre conciencias. El concepto de
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

intersubjetividad se inscribe en el marco de un diálogo que no se agota en lo


literario, sino que se extiende a lo social e ideológico. La idea, la palabra, el signo,
sostiene Bajtín, carece de plenitud de sentido fuera del contexto. De ahí que
sostenga que “ser es comunicar”.

“La idea es un acontecimiento vivo que tiene lugar en el punto del


encuentro dialógico de dos o varias conciencias. La idea en este
sentido se asemeja a la palabra con la que se une a dialécticamente.
Igual que la palabra, la idea quiere ser oída, comprendida y
‘respondida´ por otras voces desde otras posiciones. Igual que la
palabra, la idea es dialógica por naturaleza, y el monólogo es
únicamente una forma convencional de su expresión, constituida con
base en el mismo monologismo ideológico de la época moderna. (…)”
(1993:126)

Bajtín dedicó un largo estudio a la novela decimonónica de Dostoievski, uno


de los grandes narradores de la literatura rusa. Sus investigaciones ocupan un lugar
fundamental en la teoría de la literatura a partir del reconocimiento de su obra en
Occidente con la reedición en 1963 del libro Problemas de la poética de Dostoievski
(1929). Decía Bajtín acerca del gran novelista que poseía el don de escuchar a su
época como un diálogo enorme a partir del cual captaba las voces aisladas como así
también las relaciones dialógicas entre voces, su interacción dialógica, también oía
las voces dominantes, resonantes de la época (oficiales y no oficiales), las ideas
implícitas y/o explícitas que nadie, aparte de él, llegaba a escuchar: “Toda la
realidad, –escribió Dostoievski–, no se agota por lo existente, porque una parte
enorme de ella consiste en la palabra todavía implícita y no expresada.” (1993:
129)
En la intersubjetividad, en esa comunicación dialógica entre conciencias,
pueden percibirse además, las resonancias de voces –ideas del pasado lejano o
cercano–, las voces del futuro, queriendo adivinarlas según el lugar que se le
asignaba en el diálogo del presente en un plano de la actualidad, discutiendo
(dialogando) entre sí.
Las ideas, al formar parte de la novela polifónica, se transforman en
imágenes artísticas de ideas, están en función de la imagen del hombre, se
dialogizan plenamente e integran el diálogo de la novela con derechos iguales junto
a otras imágenes de ideas, participando del gran diálogo de manera igualitaria. Lo
importante está en descubrir cuál es la importancia de la función de la idea del
mundo polifónico y no sólo su sustancia monológica. Cada idea corresponde a un
hombre distinto, porque no existen dos pensamientos que pertenezcan a nadie y
todo pensamiento representa un hombre. Cada una de esas ideas entra en el
mundo dialógico de la novela con igualdad de derechos, con participación
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

igualitaria en el gran diálogo. La novela polifónica no busca convencer, sino que


orquesta voces.

V. Los conceptos de polifonía y dialogismo

Mijaíl Bajtín se interesó en desarrollar investigaciones que den cuenta de las


relaciones que se establecen entre lo artístico, lo lingüístico y lo socio histórico.
Para Bajtín, de entre todos los géneros discursivos la novela es el que se destaca
porque representa un mayor grado de complejidad y de modernidad en sus ideas.
Así es como, a través de las obras de Rabelais, Dostoievski reflexiona acerca
de la orientación dialógica de la palabra entre “palabras ajenas” en la medida en
que tal orientación determina casi todos los fenómenos específicos de la palabra: la
palabra dialoga con otras palabras ajenas. Para ello, Bajtín toma algunas nociones
ya presentes en El marxismo y la filosofía del lenguaje, de Voloshinov como el del
discurso ajeno al tiempo que comienza con el desarrollo del concepto de polifonía,
vinculado a la palabra en uso artístico, especialmente con la novela.
El dialogismo será para Bajtín lo fundamental de la modernidad. El
monologismo, por su parte, es una forma de discurso en la cual no se diferencia
entre las distintas voces participantes. Las voces de un narrador, de un príncipe y
de un campesino aparecerán con un mismo estilo, una misma entonación, un
mismo léxico. Eso es porque el sujeto autor está centrado en sí mismo y no intenta
producir un acto de comunicación que signifique un encuentro real con la otredad.
Esto caracteriza la literatura de la Edad Media, donde el sujeto presenta un
monólogo, donde el autor organiza por completo el mundo narrado, responde a la
cultura oficial de la sociedad de manera ideológica, ubicándose de este modo
dentro de las fuerzas oficiales de la sociedad.
Leonor Arfuch en “Dialogismo” en Términos Críticos de Sociología de la
Cultura desarrolla, en cuanto a este concepto de Bajtín, lo siguiente:

“(…) el dialogismo –vocablo que no aparece en el léxico


bajtininano pero que fue acuñándose en el uso- se plantea como una
concepción de la existencia fundada no en la identidad de mente y
mundo sino, en la figura de la otredad. Otredad del lenguaje, que
preexiste al sujeto y lo configura, con toda su carga significante, y por
lo tanto le es ajeno; otredad de la conciencia, que no será vista como
centro de irradiación sino en diálogo con otras conciencias y con el
mundo; otredad del sí mismo, en definitiva, en tanto confrontado en el
lenguaje con las otras voces que lo habitan y también, en el discurso,
como trama configurativa de lo social, con otros –interlocutores,
destinatarios, receptores-, en una relación intersubjetiva de diferencia
y simultaneidad.
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

El dialogismo es entonces el nombre de una multiplicidad: es la


diferencia irreductible de los puntos de vista la que señala el lugar de
los sujetos en la escena emblemática de la COMUNICACIÓN. Lejos del
viejo esquema del ‘envío´ del mensaje desde el punto jerárquico del
‘emisor’ a la instancia difusa del ‘receptor’ se trata aquí de una
simultánea interacción. (…) Es esta simultaneidad –que no anula la
diferencia-, esa presencia desdoblada del destinatario (…) la que va a
marcar uno de los rasgos más definitorios del dialogismo. Pero Bajtín
va todavía más allá: ‘Toda comprensión de un discurso vivo –dirá-, de
un enunciado viviente, tiene un carácter de respuesta.’ (Bajtín, 1979)
La responsividad, (…) será entonces el otro rasgo distintivo del
dialogismo. Rasgo que se sustenta en la concepción misma del
lenguaje como un fluir incesante, donde nadie asume la palabra por
primera vez cual ‘Adán bíblico’ sino que, por el contrario, presta su voz
–aun sin saberlo- a otras voces antiguas, que expresarán sentidos,
valoraciones, opiniones, verdades que no necesitan demostración (…).
Esa palabra ‘ajena’, que hará vivir sin embargo a la palabra
‘neutra’ del diccionario, tendrá a su vez la posibilidad de devenir
propia (‘mi palabra’) por la peculiar acentuación que asuma en mi
enunciado, el género discursivo que elija para pronunciarla y, en
definitiva, por las tonalidades de mi afectividad. Lenguaje y vida, sin
ser lo mismo, estarán así también en una relación dialógica,
mutuamente influyente y configurativa.” (Arfuch, 2002, págs. 64-65)

Bajtín, toma de la música el término polifonía para explicar sus ideas con
respecto a la multiplicidad de voces, puntos de vista o cosmovisiones diversas que
posee un signo o discurso. Bajtín, al igual que Peirce, afirma que el signo posee una
estructura dialógica y dialéctica debido a que un signo o discurso para ser tal debe
ser igual a sí mismo, esto es, debe estar orientado hacia una autoidentidad, y al
mismo tiempo, ser diferente de sí mismo, es decir, dirigido hacia una alteridad. En
otras palabras, hay en el signo bajtiniano un carácter de igualdad y de diferencia en
simultáneo. La identidad de un signo no se obtiene porque sea fijo y determinado,
sino por su inestabilidad manifiesta a través de su dialogismo. Hay en él una
dinámica dialéctica que se encuentra ya en la teoría triádica de Peirce, cuyo
interpretante añade al signo un plus, un agregado que lo hace diferente de sí
mismo y lo resignifica permanentemente. El signo es una unidad dialéctica entre
autoidentidad y alteridad. En este sentido, un enunciado traspasa los límites de la
Lingüística desde un aspecto intersubjetivo porque, por un lado, adquiere pleno
sentido en el contexto del intercambio entre sujetos, y, por otro, posee como
característica la palabra bivocal. El “enunciado” bajtiniano difiere en algún sentido
de lo que entendemos por “texto” ya que pierde la inmanencia conferida por los
formalistas rusos para transformarse en un campo nocional que trasciende lo
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

lingüístico, es decir, su carácter puramente verbal. Todos los enunciados/signos


están entrecruzados por los discursos propios y los ajenos. Esta perspectiva
translingüística es la base de los textos polifónicos en el sentido de que allí se
produce la unión de voces diferentes que forman una sola unidad. Es el lugar
donde se encuentran y entrecruzan muchas y variadas voces. La polifonía es el
punto contra punto. Son varias voces que cantan diferente un mismo tema. Según
Bajtín, es precisamente la polifonía la que permite descubrir el carácter
polifacético de la vida y la complejidad de las vivencias humanas.
Bajtín establece que en la novela de Dostoievski aparecen “varias voces” que
contienen, así, una pluralidad de mundos, cada uno de los cuales se corresponde
con cada voz que se deja oír en el texto. La misión del novelista consistirá en
contraponer las voces-personajes entre sí, enfrentarlas dialécticamente, incluso
consigo mismas, a fin de ofrecer no el devenir biográfico de un solo individuo, sino
la difícil coexistencia de diferentes voluntades. El ser resulta imposible de concebir
fuera de las relaciones que lo vinculan al otro, necesario para la percepción de uno
mismo.

La esencia de la polifonía consiste precisamente en que sus voces


permanezcan independientes y como tales se combinen en una unidad de
orden superior en comparación con la homofonía. (…) En la polifonía tiene
lugar precisamente la combinación de varias voluntades individuales, se
efectúa una salida fundamental fuera de las fronteras de ésta. Se podría
decir de este modo: la voluntad artística de la polifonía es voluntad por
combinar muchas voluntades, es voluntad del acontecimiento.
(Bajtín, 1993, 38)

De este modo, afirma Bajtín que la novela polifónica es enteramente


dialógica”, hecho que se opone a las reglas de un contrapunto, dado que en lo
dialógico se manifiestan relaciones mucho más extensas y complejas que las
presentes entre las réplicas de un diálogo. Las relaciones dialógicas se ponen de
manifiesto en todas las expresiones de la vida humana y allí es donde se inicia la
conciencia, es justamente donde se inicia un diálogo. Sólo las relaciones puramente
mecánicas no son dialógicas. Así es que la polifonía es el punto contra punto; son
varias voces que cantan diferente un mismo tema. Es precisamente la polifonía la
que permite descubrir el carácter polifacético de la vida y la complejidad de las
vivencias humanas.
Dialogismo y polifonía son, pues, las nociones básicas desde las cuales se
teoriza sobre el fenómeno de la relación entre textos. Ambas nociones constituyen
el antecedente del fenómeno que tanto espacio ha ocupado en los estudios
semióticos, el fenómeno de la intertextualidad.
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Apunte de cátedra: Mijaíl Bajtín Prof. Jorgelina Chaya

VI. Intertextualidad

Expresión acuñada por Julia Kristeva, semióloga de origen búlgaro


perteneciente a la Escuela de la Semiótica Francesa (junto con Barthes, Todorov,
Greimas, etc.), y quien dio a conocer la obra de Bajtín a Occidente. La
intertextualidad es un concepto que ha guiado durante más de cuatro décadas
numerosos ámbitos de investigación. Nace de los conceptos de dialogismo,
polifonía e intersubjetividad de Bajtín, e introduce una nueva manera de abordar el
análisis de la producción del discurso. Los textos polifónicos y dialógicos están
atravesados por voces de enunciaciones de otros enunciadores. Por lo tanto, la
intertextualidad, en términos de Kristeva, es una “permutación de textos” es decir,
el lugar en donde un texto se entrecruza con otros ya sean estos contemporáneos o
anteriores, definiendo de este modo al fenómeno de la intertextualidad como un
“aparato translingüístico que redistribuye el orden de la lengua que pone en
relación una palabra comunicativa apuntando a una información directa, con
distintos tipos de enunciados anteriores o sincrónicos” (Kristeva, 1969). El texto
es, entonces, una productividad en cuanto a que “su situación con la lengua en la
que se sitúa es redistributiva (destructiva-constructiva) y por lo tanto es abordable
a través de categorías lógicas y matemáticas más que puramente lingüísticas;” y en
cuanto a que constituye una permutación de textos, una intertextualidad, ya que en
el espacio de un texto “se cruzan y se neutralizan múltiples enunciados, tomados
de otros textos.” Así concebido, el texto adquiere todas las características de la
palabra (=signo) bivocal a la que se refería Bajtín. El texto es visto como un
mosaico de textos y el discurso como un mosaico de enunciados, de réplicas y
respuestas, de citas y de alusiones a otros textos ya dichos, ya oídos, que penetran
en el propio discurso.
Ahora bien, si entendemos, con la Semiótica de la Cultura, que texto es
cualquier manifestación significante y comunicativa, no sólo lingüística sino
también extraverbal como lo son los gestos, la vestimenta, creencias, movimientos,
manifestaciones culinarias, sonidos, y cualquier otra expresión cultural, entonces
podemos decir, con Kristeva, que todo texto es un intertexto, y esto incluye las
manifestaciones discursivas de la oralidad, el intercambio comunicativo
interpersonal y toda expresión cultural.

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