Clase 7
Proyecto Seguimiento Ema Wolf- 5° grado
Propósitos: Profundizar acerca de las diferencias entre un texto informativo y un texto
literario.
Producir un texto informativo.
Actividades:
1-Escuchar el cuento “La avicularia” del libro ¡Qué animales! de Ema Wolf
Video: https://youtu.be/EWkffa1ec3c (no tiene imágenes)
Audio: https://drive.google.com/file/d/1eFLnoKFul1P02VRCI8mVVVhYzSuf3Vu2/view?
usp=sharing
2-Espacio de intercambio.
Preguntas sugeridas:
¿Qué tipo de animal es? ¿Por qué se llama avicularia? Etc.
Sobre las características del texto: ¿Qué partes son reales y qué datos o situaciones son
imaginadas por la autora?
3- Ofrecer el texto escrito para la lectura por sí mismos
4- Ver un video informativo sobre la avicularia.
https://youtu.be/49I4kIyOn9E
5- Indagar acerca de qué nueva información se agrega y hacer notar el carácter informativo.
6- Escribir un texto informativo acerca de las características de la avicularia. Para tener una
pauta de los datos a tener en cuenta pueden recurrir a la ficha que se confeccionó en la clase 5
sobre el demonio de Tasmania (características físicas, hábitat, alimentación, etc.)
Aclaración: en esta clase se trata de redactar un texto, no llenar una ficha.
Tal vez como consigna puedan pedir a los alumnos que escriban qué aprendieron hoy sobre la
avicularia.
LA AVICULARIA
¡Atención las personas impresionables que anden por las selvas
amazónicas, especialmente en Brasil!
La avicularia avicularia –dos veces avicularia– es una araña enorme,
corpachona, negra, peluda, fiera con ocho ojos amontonados de
manera bizca y patas de gorila. Las patas terminan en una felpa color
naranja, de modo que parece calzada con escarpines.
Al ser tan grande es también más fea, por aquello de que lo feo, si grande, mucho más feo. Y
aunque es cierto que cada tanto cambia de piel y rejuvenece, eso no la vuelve más linda. A
esta altura ni un lifting podría mejorarla.
Es tal su aspecto que las mismas arañas domésticas escapan ante la avicularia como ante un
monstruo horripilante. Pero es mansa, de buen carácter, no pica a las personas –a menos que
esa persona le insista demasiado– y su mordedura no es peligrosa. Hace muchos años un
naturalista vio en Brasil a unos chicos indios que paseaban un arañón de éstos atado a una
piolita como si fuera un perro pekinés. La avicularia no teje telas aéreas para capturar las
presas sino que teje para construir su guarida. Fabrica una especie de tubo de seda vertical
entre las grietas y cortezas desprendidas de los árboles. Allí vive. Durante el día permanece
oculta. Para comenzar sus cacerías espera la llegada de la noche, lo cual es una suerte porque
así se la ve menos.
Es obvio que semejante cuerpo no se alimenta solo con mosquitas. La avicularia –de ahí su
nombre– es capaz de comerse un pájaro o un pollito. Bocados son para ella los insectos
corpulentos, las ranas crocantes, las lagartijas, los ratones y también sus parientes, las arañas
normales. Todo eso lo tritura con sus quijadas de hierro, después hace un provechito y se
derrumba en largas digestiones.
El problema con la avicularia entonces es que nadie quiere topársela cara a cara, y quien la vio
una vez no puede evitar el disgusto de recordarla el resto de su vida. Problema para los demás,
claro, no para ella que está perfectamente satisfecha con su figura aunque sabe bien del
espanto que provoca.
Algunas avicularias tratan de sacar provecho de ese espanto cobrando una especie de peaje
por no aparecer.
Si uno va caminando por la selva amazónica y ve junto a un árbol una latita con monedas, no
pregunte nada, ponga también su moneda y aléjese de inmediato, especialmente si es
cardíaco. Así evitará que la avicularia se le aparezca de pronto golpeándose el pecho y
aullando como Tarzán.
No se le podía ocurrir nada peor a la animal.