PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
Sagrada Escritura VIII
Exégesis.
N,T. III; San Juan
“La sepultura”
Profesor: Pbro. Dr. Gerardo Soding
Alumnos:
Ascurra, Juan
Bascopé, Fidel
Buenos Aires, 2020.
“La sepultura”1
Juan 19,38-42
38
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo
a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió.
Fueron, pues, y retiraron su cuerpo.
38
Μετὰ δὲ ταῦτα ἡρώτησεν τὸν Πιλᾶτον ᾿Ιωσὴφ ὁ ἀπὸ ᾿Αριμαθαίας, ὢν μαθητὴς τοῦ ᾿Ιησοῦ,
κεκρυμμένος δὲ διὰ τὸν φόβον τῶν ᾿Ιουδαίων, ἵνα ἄρῃ τὸ σῶμα τοῦ ᾿Ιησοῦ· καὶ ἐπέτρεψεν
ὁ Πιλᾶτος. ἦλθεν οὖν καὶ ἦρε τὸ σῶμα τοῦ ᾿Ιησοῦ.
39
Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle de noche - con una
mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.
39
ἦλθε δὲ καὶ Νικόδημος ὁ ἐλθὼν πρὸς τὸν ᾿Ιησοῦν νυκτὸς τὸ πρῶτον, φέρων μίγμα σμύρνης
καὶ ἀλόης ὡς λίτρας ἑκατόν.
40
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la
costumbre judía de sepultar.
40
ἔλαβον οὖν τὸ σῶμα τοῦ ᾿Ιησοῦ καὶ ἔδησαν αὐτὸ ὀθονίοις μετὰ τῶν ἀρωμάτων, καθὼς
ἔθος ἐστὶ τοῖς ᾿Ιουδαίοις ἐνταφιάζειν.
41
En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo,
en el que nadie todavía había sido depositado.
41
ἦν δὲ ἐν τῷ τόπῳ ὅπου ἐσταυρώθη κῆπος, καὶ ἐν τῷ κήπῳ μνημεῖον καινὸν, ἐν ᾧ οὐδέπω
οὐδεὶς ἐτέθη·
42
Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca,
pusieron a Jesús.
42
ἐκεῖ οὖν διὰ τὴν παρασκευὴν τῶν ᾿Ιουδαίων, ὅτι ἐγγὺς ἦν τὸ μνημεῖον, ἔθηκαν τὸν
᾿Ιησοῦν.
1
Biblia de Jerusalén, Descleé De Brouwer, Ed. 1975.
2. La perícopa comienza en el versículo 38 “después de esto” (Μετὰ δὲ ταῦτα), lo que
supone un cambio de tiempo y la introducción de nuevos personajes como es el caso de José
de Arimatea, quien se dirige junto a Pilato.
La perícopa concluye en el versículo 42, con la conclusión de los hechos contados
desde el versículo 38, ya que en el capítulo 20,1 se muestra un cambio de tiempo, de
personaje.
Esta perícopa tiene cuerpo y forma, relata un proceso de sepultura, no posee
incongruencia y sigue un orden. Presenta una trama con tres momentos: primero José de
Arimatea se presenta ante Pilato, luego, José junto con Nicodemo preparan el cuerpo de Jesús
y por último lo llevan al sepulcro.
3. Género literario narrativo, es un relato de los creyentes de la comunidad joanica
sobre el proceso de sepultura del Señor. Llaman la atención los preparativos para la
sepultura, pues tiene una gran cantidad de mirra y aloe, esto hace pensar que quieren resaltar
la imagen de rey-esposo de Jesús2, y vincularlo con la unción que recibe de la mujer en
capítulos anteriores (Cfr. Jn 12,3). Además, se resalta el lugar donde estaba el sepulcro, un
huerto, que puede hacer referencia al comienzo de la pasión, en el huerto de los olivos (Cfr.
Jn. 18,1), creando una conexión con ese escenario anterior y un cierre de escena.
Esta perícopa esta introducida en el relato de la pasión del Señor, es la conclusión de
la misma, parte del cuerpo joanico denominado la glorificación. Abre el camino a lo que
enseguida relatara el capítulo 20, la resurrección. Algunos autores afirman que esta perícopa
es una compilación de tradiciones y añadidos, como podrían ser el versículo 39-40, que
explica la sepultura. Exegetas dicen que puede ser inspirado por la misma fuente de los
sinópticos, pero no se sabe con seguridad.
Por otro lado, también posee un tinte nupcial, con la preparación del novio y la
3
alcoba . La narración está llena de simbolismos donde la comunidad se identifica con los
personajes que van apareciendo en esta perícopa, ya sean Nicodemo o José de Arimatea.
4. La comunidad, construye esta narración con un gran sentido simbólico. En ella han
representado dos formas de seguimiento a Jesús presentes en la comunidad. Algunos que se
identificaban con José de Arimatea, quien por miedo a los judíos seguía en secreto a Jesús4,
2
Cfr. MATEOS, Juan – BARRETO, Juan, El Evangelio de San Juan. Editorial Cristiandad, 2da Ed, Madrid, 1982.
Pág. 835.
3
Cfr. CASTRO SANCHEZ, Secundino, Evangelio de Juan Comprensión Exegético-Existencial. Ed. Desclée De
Bruwer, 3ra Ed. Sevilla, 2001, Pág. 465.
4
Cfr. MATEOS, Juan - BARRETO, Juan, El Evangelio de San Juan. Pág. 834.
otros con Nicodemo, quienes comparten sienten una simpatía hacia Él y sus propuestas5, pero
no están dispuestos a seguirlo, pero en ambos casos, la muerte de Jesús realiza una
transformación en ellos, quienes pasan del a anonimato (José) y la noche (Nicodemo) a la luz
del día, aceptando el vínculo que posean con Jesús.
5. Estructura6
19, 38: El cuerpo quitado de la cruz
19,39-40: La sepultura a la manera judía
19,41-42: El sepulcro en el huerto
38
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto
El cuerpo por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús.
quitado de
la cruz Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo.
39
Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle de noche - con
La sepultura
una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.
a la manera
40
judía Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme
a la costumbre judía de sepultar
41
En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro
El sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado.
en el huerto
42
Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba
cerca, pusieron a Jesús.
6. En esta estructura se puede observar tres claras divisiones en el relato. La primera
parte v. 38 José de Arimatea, un discípulo, pero en secreto por miedo a los judíos. Lo más
probable que este personaje posea una gran influencia y con poder adquisitivo, por eso pudo
acercarse a Pilato y pedirle que le entregue el cuerpo de Jesús. Es llamativo que aquí Pilato
accede a la propuesta de entregarle el cuerpo, pues anteriormente no había accedido al cambio
de frase que tenía el letrero puesto en la cruz de Jesús (Jn 19,21-22)7, algunos autores ven
aquí un proceso de simpatía de Pilato a la imagen de Jesús, pero es una hipótesis.
En el v. 38b, el verbo es plural fueron, por lo tanto, podría indicar que varios estaban
con él, o que también Pilato haya ido con José a retirar el cuerpo. Algunos exegetas afirman
5
Cfr. Ibíd. Pág. 835.
6
Cfr. Ibíd. Pág. 834.
7
Cfr. MATEOS, Juan - BARRETO, Juan, El Evangelio de San Juan. Pág. 834.
que el personaje de José representa una parte de la comunidad joanica, que seguía a Jesús en
forma sigilosa por miedo a las autoridades8, ya que en el contexto en el que se escribe el
evangelio, la comunidad se encontraba en una persecución, bajo el gobierno de Trajano9. El
autor sagrado es bastante duro con este modo de seguimiento a Jesús, ya que Él es la luz del
mundo, y donde Él está, no abra tinieblas (cfr. Jn 8,12), no hay nada oculto.
En este versículo, 38b, también llama la atención que no dice el cuerpo de Jesús, sino
que solo el cuerpo, probablemente, ya el sentido de angustia y de fracaso que sentían al ver
a quien seguían muerto, sin esperanza de alcanzar la vida eterna que les prometía en sus
discursos (cfr. Jn 6,48)
En la segunda parte, 39-40 se suma otro personaje, ya conocido por el lector,
Nicodemo, no es presentado como discípulo, como si es señalado José de Arimata. Nicodemo
ha aparecido antes, visitando a Jesús en la noche para hablar con Él, a escondidas (Jn 3,1).
Ahora aparece de nuevo, a la luz del día, con ungüentos para la sepultura, pero con una
cantidad excesiva de mirra y aloe. Generalmente estos aromas no se usan para embalsamar,
sino que esos perfumes sirven para la preparación de una alcoba real (Prov. 7,17), y para la
preparación del novio que ira junto a la novia en un sentido más nupcial (Ct. 4,14)10.
Con la expresión “costumbre judía” se podría indicar que a Jesús lo van a sepultar
como a los judíos, pues Él pertenece a esta realidad cultural, diferenciandose así de las
costumbres romanas, quienes cremaban o los egipcios, que embalsamaban a sus muertos.
Pero se deja claro que no será sepultado como un judío más, ya que la manera de sepultar a
Jesús nos remite a los ritos funerarios de los reyes (cita).
Por otro lado, este relato de la sepultura tiene un paralelo con la de Lázaro. Hay
diferencias con respecto al tipo de material que utilizan y la forma de amortajar, a Lázaro lo
atan con vendas (keiríais) (cfr. Jn 11,44), en cambio a Jesús lo envuelven con lienzo
(othoníois), esta forma de usar los lienzos, no es habitual, al parecer esta insinuando la
privación de libertad, de la misma manera que lo ataron en al detenerlo (Crf. Jn 18,12), en
esta ocasión, está atado de pies y manos por la muerte11.
La tercera y última parte 41-42, se relata el lugar don fue sepultado, un huerto cerca
de donde fue crucificado. Juan es el único evangelista que da este dato. Este jardín podría
significar varias cosas como, por ejemplo, el sentido de la realeza, ya que los reyes eran
8
Cfr. Ibíd. Pág. 834.
9
Cfr. RIVAS, Luis H. Los libros y La Historia de la Biblia. Ed. San Benito, Bs As, 2001. Pág. 176.
10
Cfr. MATEOS, Juan - BARRETO, Juan, El Evangelio de San Juan. Pág. 835.
11
Cfr. Ibíd. Pág. 836.
sepultados en jardines, también como el lecho de un enamorado que espera el encuentro con
la amada (cita)12.
Aparte de esto, resalta que el sepulcro era nuevo, y Él era el primero en ser colocado
en ese lugar. Algunas hipótesis afirman que este hecho quiere decir que, si Jesús es el primero
en ser sepultado allí, otros pueden ser sepultados en ese lugar, Él es quien inaugura y la abre
la posibilidad de participar de su realeza y nupcialidad. El huerto podría referirse al cantar de
los cantares, como se ha notado en el versículo anterior, donde los discípulos han preparado
a Jesús como al esposo, y lo colocan como en una alcoba nupcial, que es el sepulcro13.
En el último versículo, utilizan el verbo “pusieron”, que denota momentaneidad, no
es para siempre, podría aludir a que algo más pasara, que la muerte no es el final, que ahí no
termina14.
Otros hechos llaman la atención, detalles muy significativos en este versículo, que a
simple vista podrían pasar, por ejemplo que pusieron allí a Jesús, ya no es un cuerpo, o el
cuerpo de Jesús como en versículos anteriores, sino que lo llaman por el nombre, Jesús; la
justificación de haberlo colocado en ese lugar de inmediato, pues era el día de la preparación
de los judíos, la pascua de los judíos, no la pascua de la comunidad, ya desde versículos
anteriores, muestra la separación de la comunidad joanica con la de los judíos, también una
tensión entre ellos, estos celebran una nueva pascua, la de Jesús, no ya la de los judíos.15
7. Esta perícopa como bien se ha desarrollado, se ubica como conclusión del relato
de la crucifixión de Jesús. El autor aprovecha para resaltar que definitivamente Jesús es el
Señor de la vida y está por encima de la muerte, pues el capítulo siguiente ya narrará la
resurrección.
Emplea datos históricos como el sepulcro, la manera de preparar un cadáver antes de
sepultarlo, pero a la vez se sirve de la riqueza del simbolismo como la cantidad excesiva de
los aromas para tratar al cadáver, el lugar donde estaba el sepulcro, el material con que se
envuelve el cuerpo, hace mucha referencia al Antiguo Testamento con el fin de aclarar el
cumplimiento de la escritura en Jesús.
El pasaje muestra el cierre a una etapa fundamental de la narración evangélica, y da
paso a otra experiencia que es totalmente renovadora. Una continuidad y a la vez una ruptura
con el mundo judío como se puede ver en todo el evangelio joanico. La realiza y esponsalidad
12
Cfr. Ibíd. Pág. 837.
13
Cfr. CASTRO SANCHEZ, Secundino, Evangelio de Juan Comprensión Exegético-Existencial. Pág. 465.
14
Cfr. Ibíd. Pág. 466.
15
Cfr. MATEOS, Juan - BARRETO, Juan, El Evangelio de San Juan. Pág. 838.
son los símbolos fundamentales, pues abre a una realidad nueva, que hace partícipe a toda la
creación.
Bibliografía
- MATEOS, Juan – BARRETO, Juan, El Evangelio de San Juan. Editorial
Cristiandad, 2da Ed, Madrid, 1982.
- CASTRO SANCHEZ, Secundino, Evangelio de Juan Comprensión Exegético-
Existencial. Ed. Desclée De Bruwer, 3ra Ed. Sevilla, 2001.
- RIVAS, Luis H. Los libros y La Historia de la Biblia. Ed. San Benito, Bs As, 2001.